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"El infierno es generoso", dijo una vez tu abuela. Y con la mano seal el ro.

Desde entonces no lo pude olvidar; a ella, y sus manos fras, hacindome una camisa de fuerza con los brazos. Si alguna vez te preguntaste por qu no te llev al panten a visitarla, te dir que fue el miedo. A decir verdad, tampoco yo he podido ir a verla. Uno cree que olvida, porque uno es fuerte. Todo lo contrario: uno es dbil y por eso entierra las cosas. No las quemas, no las matas; noms les echas tierra encima y juras que algn da sern tragadas por los gusanos. Pero hasta los gusanos tienen respeto por tu cobarda. Llevo semanas con tu abuela removindome las tripas. Si nunca te quise hablar de ella, ni de tu abuelo, tambin fue por miedo. S que uno tiene la obligacin de hablarle a los hijos de sus antepasados, porque dicen que as uno construye su propia identidad; a base de muertos que aunque no conociste, los sientes al lado y te obligan a agachar la cabeza.

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