Professional Documents
Culture Documents
Nos cerramos ante aquellas cosas que nos asustan o nos perturban
profundamente, aunque inevitablemente, en cierta medida ellas nos alcancen.
En un universo amoroso nos conectamos con el miedo cuando el miedo est
ah.
No se trata de salir a conquistar el miedo.
Jams presumo que voy a derrotar al miedo, simplemente asumo la relacin,
voy hacia el miedo, estoy alerta, siento como el miedo crece en mi cuerpo, en la
actividad de mi mente, trato de relajarme en el miedo.
A veces parece ms grande que mi centro, pero mi centro es ms grande que
el miedo, porque mi centro est en el lugar que llamo amor, ese lugar en donde el
universo es una gran inteligencia interconectada.
El miedo quiere que creamos que somos entidades psquicas privadas,
exclusivas y separadas, pero sta es solo una parte de la verdad. Porque somos
tambin, y primariamente, una expresin de esa totalidad vastsima.
Cuando tenemos miedo, nuestros miedos parecen tan concretos que creemos
que esa persona asustada es quien en verdad somos.
A la inversa, cuando tendemos la mano para tomarla del amor, el movimiento
hacia nuestro SER REAL, parece mucho menos concreto. ESE ES UN
MOVIMIENTO EN LA FE.
No hay ninguna evidencia obvia que esto ocurra, a medida que la Fe crece, el
miedo se transforma en una fuerza cada vez menos controladora de nuestras
vidas, en tanto que la dicha se va transformando en una fuerza mucho ms
natural.
Cuando te extiendes para alcanzar ese misterio profundo llamado amor,
Totalidad, o la Fuente, o El Ser, como aquella raz de donde emerge toda la
experiencia, el movimiento no puede medirse cientficamente, y solo es racional en
el sentido de que la consecuencia de no tener dicha relacin, es un vivir
continuamente como vctima del miedo, huyendo siempre del miedo hacia alguna
seguridad o felicidad imaginaria.
An cuando estemos tomados de la mano del amor, la fuerza de voluntad es
necesaria, para poder encarar al miedo.
Vi la pelcula de Stefen Spielberg Salvando al soldado Ryan y la recreacin
del ataque a las playas de Normanda. Pens en estos hombres entrenndose
durante semanas. Con bravura, construyendo gradualmente un sentido colectivo
de voluntad y decisin, dndole sentido a ese sacrificio que iban a realizar.
http://www.richardmoss.com/
Con agradecimiento y amor hacia mi maestro,
Ana Botindari