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lecciones de sandinismo y-5234 invent ant soo ‘ Bietioreca ¢ ©, aS Anaav Shesentaciin Esta edicién viene a lenar un vacio, mds que bibliogrdfico, de interpretacién politico - cultural. Porque si es vasto el ntimero de publicaciones alre- dedor de Sandino, son pocos los que han logrado calarlo en la forma que ahora lo presentamos. Cabe, pues, a un hombre estudioso realizar es- tas primeras glosas que cubren, en cierta medida, la inmensa figura del héroe nicaragiiense, visto hoy desde diversos dngulos. Jorge Eduardo Arellano nos ha dado esta pri- micia en doce ensayos que por su cardcter peda- gdgico estén llamados a ser un estupendo libro pa- ra los investigadores nicaragiienses, un libro para los que afandndose en descubrir nuevos filones, ca- recen de una metodologia o britjula apropiada. No dudamos el bien que haré esta obra a los estudiantes de todos los niveles, sometidos a veces, a realizar investigaciones sobre lo que ha sido y sera el pensamiento vivo de Sandino en nuestro deve- nir cultural. Sin embargo, no deben tomarse estos ensayos como una fuente exhaustiva ni como un trabajo ri- 5 gurosamente acabado, pues siendo tan profundo lo que nos queda por descubrir, faltan todavia mds datos, referencias y testimonios que nos ayudardn a perfeccionar el claro perfil histérico del Primer Guerrillero de Hispanoamérica. Estudios previos a esta publicacién como “Eh Pensamiento vivo de Sandino”, del Compafiero Sergio Ramirez Mercado (1974) con siete conti- nuas ediciones, y “50 afios de lucha sandinista”, del Comandante Humberio Ortega Saavedra, que ha pasado a ser el abc de los antiguos y nuevos militantes del Frente Sandinista de Liberacién Na- cional (FSLN), constituyen junto con los 12 en- sayos de Jorge Eduardo Arellano, extraordinarios puntos de apoyo para venideros esfuerzos que ter- minardn por brindarnos un Sandino mejor anali- zado, mds vital y mds completo. El Ministerio de Educacién hace esta cuarta publicacién especifica* sobre la vida y obra de San- dino con. el objeto de hacer mds viable el camino a todos aquellos que quieren seguir —sin apartarse de sus huellas—- los pasos luminosos del General de Hombres Libres y Padre de nuestra Revolucién Po- pular y Antiimperialista. CARLOS TUNNERMANN BERNHEIM Ministro de Educacién Managua, julio de 1981. Las otras publicaciones del MED sobre Sandino son: “Biografia de Sandino”, de Sergio Ramirez Mercado; “Retratos del General Sandi- no” y “Pensamiento Pedagégico de Sandino’’. 6 “Sandino fue el promotor de una nueva sensibilidad para hacer oir y ver a los su- yos con ojos y oidos nicaragiienses. El, que decia ser sdlo un simple artesano y que proclamara como Dario ser el menos pedagdégico de su tiempo, nos vino a en- sefiar bellas lecciones de patriotismo, pd- ginas que de tan firmes no las ha podido deshacer el viento”. Carlos Tiinnermann Bernheim (“El pensamiento pedagégico de Sandino”) * gisuroreca 7 ye Sanna’ SANDINO Y SUS PRINCIPIOS UNA CAUSA TIENDE a triunfar, o su triun- fo es inevitable, cuando posee la razon. “Para que una guerra guerrillera triunfe, qué condicién primor- dial y precisa ha de tener? —pregunta el Gral. Al- berto Bayo, maestro guerrillero de Fidel y del Che, en su pequefio manual 150 preguntas a un guerrille- ro y contesta: “Poseer la razén en la lucha por la injusticia que sufre el pueblo”. Y Sandino, en su heroica lucha contra la intervencién norteamerica- na, tuvo esa razén, ese principio moral. Bayo es- pecifica que ia injusticia puede ser producida por invasi6n extranjera, por imposicién de una dicta- dura vil, etc., y agrega: “Si no se cumple esa con- dicién, la guerrilla serd deshecha. Quien se levan- ta contra la razén (...) no cosecha mds que una derrota”. Ahora bien: Sandino expresé la raz6n de su lucha en cinco principios fundamentales a los que estuvieron vinculados sus ideas. 1 HONRADEZ CIUDADANA Ante todo, partié de la honradez ciudadana que lo llevaba a defender el decoro de la patria, como afirmaria muchas veces. “Por encima de todas mis facultades —le escribia a Gustavo Aleman Bolafios el 4 de agosto de 1929— se encuentra mi honra- dez para la causa de la libertad de Nicaragua”; de ahi que le afiadiese al mismo remitente: “Si al- guna vez cometiera, porque soy humano, un error para la causa que defendemos, lo haria involunta- riamente, nunca por malicia, como lo hacen los co- trompidos politicos de oficio”. A la corrupcién pt- blica, pues, oponia su honradez y completo desin- terés. COMPLETO DESINTERES Por eso la entrega absoluta y desinteresada constituia, segin sus palabras, “Los factores esen- ciales para el hombre o los hombres que deben, en una u otra forma, afrontar la resolucién del proble- ma angustioso que a la hora presente atraviesa nues- tra nacionalidad”. De manera que carecia de am- bicién personal, de pretensiones por alcanzar pre- bendas y puestos piblicos, como le comunicaba a Froylén Turcios en otra carta el 8 de septiembre de 1929; en este sentido, su rechazo del dinero, y de recompensa alguna, era tajante. “Esta lucha —sos- tenia aludiendo a Ia que protagonizaba con digni- dad— estdé completamente desligada de todo inte- rés econdmico”. 12 DIGNIDAD PATRIOTICA Por honradez, y con desinterés, luchaba con- tra la intervencién; pero, sobre todo, por dignidad patridtica, para responder a la humillacién que en- trafiaba la presencia militar norteamericana en Ni- caragua. “Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas —escribia a las autoridades locales de los de- partamentos segovianos el 12 de mayo de 1927— porque es preferible hacernos morir como rebeldes (...) y no vivir como esclavos”. Esta dignidad sig- nificaba, para éi, un deber sagrado: “No importa que se venga el mundo, pero cumpliremos con un deber sagrado”, advertia en otra circular a las au- toridades de las Segovias, refiriéndose a su actitud de luchar contra los miembros del Cuerpo de Ma- rinos de los Estados Unidos. DERECHO DE LOS DEBILES Tal actitud la fundamentaba en el derecho de los débiles, en su caso de los nicaragitenses, ante el vasallaje de la potencia extranjera: “...el prélogo libertario del débil contra el fuerte” bautiz6 a su lucha que, de acuerdo a su propia pluma, queria “probar al mundo civilizado que el derecho de los débiles es mds sagrado que el del poderoso; y si éste, por soberbia, lo desconoce, debe sellarse con sangre tal violencia para castigar su osadia”. Por otra parte, la nacionalidad que defendia le daba el derecho, segtin su primer manifiesto, de asumir la 13 responsabilidad de sus actos en las cuestiones de su patria. Debemos insistir en este ultimo principio por- que Sandino siempre actué con un claro sentido le- galista. El concepto de constitucionalidad, razon por la que se incorporé a pelear contra los conser- vadores, quienes habian pasado sobre ella con un golpe de estado, fue un elemento determinante en todos sus documentos e inherente a su concepto de soberania nacional. Este mismo sentido se mani- festé en su preccupacién, antes de firmar los con- yenios de paz en febrero de 1933, de que el Con- greso Nacional decretase “extraer de los archivos nacionales e incendiar todos los documentos en que se califique de bandolerismo la actitud patristica de nuestro ejército” y se declarase legal, solemnemente, “la actitud que asumié el suscrito y su ejército, el 4 de mayo de 1927...” HONOR NACIONAL A la honradez ciudadana y desinterés perso- nal, dignidad patridtica y derecho de los débiles, agreguemos un quinto principio: el honor de Ni- caragua; este principio, y no el prestigio individual, asistia finalmente a su férrea actitud nacionalista: “una gran nacién se honra y prestigia respetando la soberania de las naciones débiles y pequefias en vez de oprimir a aquellos que luchan por la segu- ridad de sus derechos. Luchamos por honor y no por prestigio —puntualizé—, porque si perdemos el 14 honor también perdemos el derecho a vivir”, “La defensa del honor nacional, pues, le movié a lu- char”: ... mis actos solo se ajustan a defender, con el decoro de mi raza, la soberania de mi patria”. 15 SANDINO Y ZELEDON Es sabido que la primera resistencia armada contra los Estados Unidos en el siglo XX, protago- nizada por el Gral. Benjamin Zeledén (1879-1912), heredé su ejemplo glorioso a la lucha del Ejército Defensor de la Soberania Nacional de Nicaragua, encabezada por el Gral. Augusto César Sandino. Asi lo reconocié éste, al menos en cuatro textos. “EL DESTACE DE LOS NICARAGUENSES EN MASAYA” El unico bastante conocido fue el ultimo cro- nolégicamente hablando: redactado en marzo de 1933, pertenece a su Manifiesto a los pueblos de la tierra y en particular al de Nicaragua y consiste en este parrafo sobre /a revolucién de 1912 que habia culminado con el asesinato del General Zeled6n. “Era yo un muchacho de 17 afios y presencié el des- 19 tace de nicaragiienses en Masaya y otros lugares de la Republica, por fuerzas filibusteras norteame- ricanas. Personalmente miré el caddver de Benja- min Zeledén, quien fue sepultado en Catarina, pue- blo vecino al mio. La muerte de Zeledén me dio la clave de nuestra situacién nacional frente al fili- bustero norteamericano; por esa razon, la guerra en que hemos estado empefiados, la consideramos con- tinuacién de aquella”. Revolucién de 1912, y no guerra de Mena se- gan los historiadores conservadores, Hamaba San- dino a la coyuntura bélica de ese afio, iniciada por el Gral. Luis Mena con la fraccién vendepatria de la clase dominante, en la cual se habia dado la pa- triética resistencia armada de Zeledén; aunque tam- poco es una denominacién correcta, reflejaba una actitud distinta de la mantenida por esa fraccién. SANDINO: CONTINUADOR DE ZELEDON Mas lo importante de ese parrafo es que esta- blece un hilo conductor entre ambas gestas: la de Zeledén y la de Sandino, quien se consideraba un continuador del primero. Eso mismo lo habia ex- presado virtualmente el 4 de octubre de 1929, cuan- do redacté unas “Rectificaciones”, errores y erra- tas, al folleto de Emigdio E. Maraboto Sandino ante el coloso (Veracruz, 1929); escritas con la le- tra azul de una de sus m4quinas de escribir porté- tiles, y autenticadas con su firma y sello, las “Rec- tificaciones” concluyen evocando el “Décimo Octa- 20 vo Aniversario de la Muerte del Gran Patriota Ni- caragiiense General Benjamin Zeledén, por las ba- yonetas yanquis”. ZELEDON Y SU SACRIFICIO HEROICO Como se ve, Sandino tenia muy presente el sacrificio heroico de Zeledén: en otra oportunidad, el 15 de septiembre de 1932, esa presencia la ejem- plificaria en una cara de las cuatro de un par de hojitas sueltas impresas que contienen dos docu- mentos desconocidos como el anterior: “Nuestra Ofensiva Dignificadora del Honor Nacional” y “Mi- siva de Orientacién a los Verdaderos Patriotas”. En ésta, afirmaba Sandino: “Las fuerzas invisibles antiyanquistas de los manes de los precursores de esta gloriosa epopeya: Generales Zeledén, Lovo y Lla- nes, quienes desde las cumbres o picachos de las cinco cimas histéricas, los baluartes o atalayas autonomistas del: Coyotepe, Chi- pote, Chipotén, Chipotazo y Chipoti'lo nos ayudan y alientan en nuestra lucha desigual contra el ejército mas lujoso de la canalla rubia...” El Coyotepe de Zeledén, y los cuatro “Chipo- tes” de Sandino (sabiamos que existian “El Chi- pote” y “El Chipotén”, pero no “El Chipotazo” ni “KI Chipotillo”), figuran en esa encendida “Misi- va”, ademas de otros dos generales de la resisten- cia armada de 1912 0 guerra a Mena, como éste 21 opinaba que debia denominarse. De Llanes, no sabemos nada, y deberia investigarse su acci6n; pero de Lovo, cuyo nombre completo ignoramos, algo: que en Leén se opuso a los marinos al de- sembarcar del tren, peleancdo cara a cara con ellos desde !a Estacién del Ferrocarril hasta Subtiava, en lenta retirada. TOMAS A. BORGE: SOLDADO DE ZELEDON Finalmente, la cuarta referencia de Sandino so- bre el héroe del Coyotepe, en la que se confirma la vinculacién entre ambos, es algo conocida porque aparece en una de las obras del Ultimo que hemos preparado: Escritos literarios y documentos des- conocidos (Managua, Ministerio de Cultura, 1980, p. 68). Fechada el 23 de febrero de 1933, se titu- 16 “Constancia para don Tomds A. Borge”, padre del Comandante de In Revolucién y Ministro del Interior, y es e'ocuentemente precisa. En su par- te medular, dice: “Que conste a quienes las presentes lineas vieren, que el Sr. Don Tomds A. Borge fue uno de los soldados del General Benjamin Zeledén el afio 1912, y que la guerra que en esta época hemos sostenido contra los invasores yanquis, fue la continuacién de aquella de] afio 1912...” Bastan estos testimonios para concluir que San- dino, en cierto sentido, fue hijo de Zeledén. 22 3 SANDINO Y LA GUERRA DE GUERRILLAS CON LA JUSTICIA de su parte, Sandino con- tinué la resistencia de Zeledén presentando una va- riante militar: la guerra de guerrillas, sistema que replanteé como forma de lucha y por el cual se le considera uno de sus creadores contempordneos. Precisamente a este aporte se debe que su figura haya ingresado, desde los afios cuarenta, a la lista de Forjadores del mundo moderne, titulo de una serie biogrdfica de grandes hombres (difundida por la Editorial Grijalbo de México) en cuyo tomo cuar- to se le dedican muchas pdginas precedidas por uno de sus pensamientos: “La soberania de un pueblo no se discute; se defiende con las armas en la ma- no”. LA PRINCIPAL LECCION DE SANDINO Esta fue la principal lecci6n de Sandino, su mds alta ensefianza: que a un pueblo armado, decidido a las Ultimas consecuencias, es imposible derrotar, 25 y esa es la connotacién inmediata de ese pensamien- to que expone, brillante y combativamente, la esen- cia de su accién histérica: haber derrotado en con- diciones desiguales al ejército mas poderoso de la tierra. En la consecucién de este hecho contribuyeron muchos factores, especialmente politicos; pero to- dos se sustentaron en las acciones militares desa- rrolladas por el Ejército Defensor de la Soberania Nacional de Nicaragua. Todos dependieron del planteamiento de la guerrilla como forma de lucha original, novedosa, capaz de trazar una linea de va- lidez revolucionaria, de la guerrilla elevada a cate- goria de estrategia, como lo puntualiza Francisco de Asis Fernandez en su trabajo “Introduccién a la armazén teérica de la Guerra Popular Prolonga- da”. SANDINO, BAYO Y LA REVOLUCION CUBANA Desde esta perspectiva, la concepcién y ejecu- cién de la guerra de guerrillas sandinista inspiré a otros hombres en experiencias similares, como al general espafiol republicano Alberto Bayo, quien presté sus servicios a los lideres de la Revo'ucién Cubana, conscientes de esa herencia que expresé en verso Leonel Rugama: Sandino engendré a Bayo, el esposo de Adelita del cual nacié el CHE que se llama Emesto (“El libro de la historia del “Che”) 26 Pero la herencia mas viva y directa de la gue- rrilla de Sandino fue hecha realidad en nuestro tiempo por el Frente Sandinista de Liberacién Na- cional, partiendo del estudio y andlisis iniciados por el Comandante en Jefe Carlos Fonseca Amador, enriquecida por los trabajos de otros Héroes y Mar- tires de la Revolucién Popular Sandinista y estruc- turados por el Comandante Humberto Ortega Saa- vedra en su bien conocida obra. Ahi valora la es- trategia de la guerra civil de 1926 que consistié en una guerra de movimientos dentro de la cual tuvo su desarrol'o la actividad guerrillera de Sandino que lleg6 a transformarse de pequefia unidad irregular en s6lida fuerza regular, a auxiliar al ejército libe- ral y contribuir con ello, a su victoria sobre los con- servadores. “La fuerza popular pasa, en esta gue- rra de 1926-1927 —escribe el Comandante Ortega—, por una riquisima experiencia militar, lo que permiti- ré que se cuente para la etapa de guerra posterior con un amplio fogueo general en las distintas cues- tiones de la lucha, tales como: abastecimiento, in- formacién, medidas conspirativas, guerrillas, disci- plina militar, estructuracién y jerarquia militar, etc. Ademés (...) el que se cuente con un conductor mi- litar revolucionario experimentado, surgido de la misma lucha y convertido en audaz estratega y aplastante tdctico, capaz de comandar ejércitos re- gulares en guerra de posiciones y movimientos, lo mismo que dirigir una guerra irregular, fundamen- talmente guerrillera, a nivel nacional, para enfren- 27 tarse adecuadamente a la superioridad material del enemigo yanqui, como era el caso de Sandino”. EL BAGAJE DE LA GUERRA CIVIL Este, por tanto, adopté a su guerra anti-inter- vencionista todos los elementos de su bagaje inme- diato, entre otros la columna —tanto grande como pequefia, de infanteria o caballeria— que contaba con avanzadillas, vanguardia, grueso y retaguardia, flancos-guardia, etc. “Se contaba también —agre- ga el Comandante Ortega— con columnas de re- serva formadas por voluntarios desarmados, los cuales jugaron importantes papeles de apoyo; se lego a tener columnas de caballeria hasta de 800 hombres que hicieron posible la guerra de movi- mientos y posiciones; la vanguardia de las colum- nas sandinistas llegé a elevarse a 150 hombres y se contaba, ademds, con el Estado Mayor correspon- diente, que permitié una formidable coordinacién militar operativa”. No bast6 este aporte de la gue- rra constitucionalista, sin embargo, para que la gue- rrilla se estableciera sistematica y definitivamente como base de la terca resistencia nacionalista. LA CONSOLIDACION DE LA GUERRILLA La guerrilla lleg6 a consolidarse, para ser exac- tos, entre finales de 1927 y principios de 1928, en virtud de la estrategia militar de Sandino y sus lu- gartenientes. Ellos organizaron, desde el sitio de 28 El Chipote, un bien delineado plan guerrillero, ba- sados en las experiencias de incontables encuentros, favorables y adversos, los cuales narraban y comen- taban, analizaban y resumian. En los nueve me- ses que durs ese sitio, recuperaron fuerzas, aumen- taron y reorganizaron e! Ejército hasta convertirlo en una maquina de guerra precisa y ‘mica en sus procedimientos, casi infalible en sus planes de em- boscadas y retiradas, contra-ataques y asaltos, sor- presas, sistema de comunicaciones, acarreo de muer- tos y heridos, dispersiones, etc. Esta tarea, menos personal que colectiva, tuvo su desarrollo lento pero sostenido, como lo afirma Sandino en Maldito pais, libro dictado al periodis- ta José Roman a comienzos de 1933, en el cual con- signa otros aspectos de su lucha guerrillera. Pero, de todos ellos, aqui deseamos destacar dos: la pi- cada —el mejor método de las dispersiones— y la emboscada, tactica principal del Ejército; la prime- ra de cardcter defensivo y la segunda, més peligro- sa, de cardcter ofensivo. LA PICADA Y LA EMBOSCADA Asi que las dispersiones equivalian a la picada, consistente en abrirse paso a través de la vegeta- cién, de la brefia y el laberinto selvaticos, dejando el minimo posible de huellas. “Para lograr este Propésito —detallaba el General—, una avanzadilla especializada abre el paso sin cortar ni dafiar ni una rama, ni un bejuco y, si es posible, ni una hoja. 29 El ejército en masa, junto con todo su equipo y vitualla, tiene que pasar por ese estrecho y forzo- samente sinuoso sendero que sigue las lineaciones del terreno mds propicia para el fin perseguido, en fila de indios, 0 sea uno por uno y con el mayor cuidado posible. Luego una retaguardia, también altamente especializada en su oficio, se encarga de colocar toda la vegetacién tal como estaba inicial- mente, para no dejar rastro”. Y Sandino afiadia que solamente hubo tres picadas del Ejército en masa durante toda la campafia siendo la mas tita- nica la de Tunugualén. El resto fueron picadas menores. Pasando a la emboscada, conviene transcribir los elementos, tomados siempre de Maldito pais, que Sandino consideraba fundamentales para la efectividad de la misma: Primero: el informe pre- ciso acerca del numero del enemigo, de la ruta que seguia y armamento que portaba; segundo: el que el enemigo se moviese a pie; tercero: el hallazgo en la ruta del enemigo, de un terreno adecuado pa- ra emboscar, preferentemente al final de la jornada, cuando los invasores estuviesen cansados; cuarto: el uso de la sorpresa, por ejemplo la seleccién de sitios menos defensivos para los suyos pero menos sospechosos; y quinto: la seleccién de las armas més convenientes de acuerdo al terreno y a otros factores. 30 “LA GARDENIA” Y “LA CHULA” Ademdas de ambas tacticas guerrilleras, es opor- tuno traer a colacién una de las armas creadas por la imaginacién sandinista: 1a gardenia, bomba de mano consistente en una botella con dinamita y fo- rrada de cuero crudo; media unas doce pulgadas y, sobre todo al principio, fue arma favorita de las co- lumnas al igual que “La Chula”. Esta era otra arma construida por el Ejército Defensor de la So- berania Nacional de Nicaragua que hacia las veces de cafién anti-aéreo siendo un mortero que dispa- raba proyectiles aterradores y eficaces, como el del combate “Las Cruces” el 7 de octubre de 1927. En esa ocasién se derribé el primer avién invasor y se capturaron, entre otras armas, un par de ametralla- doras y una fuerte dotacién de municiones. LA FLOTA DE GUERRA Y LOS PIPANTES Desde entonces, la adquisicién de armas del Hjército libertador procedia del enemigo. “En los campamentos de Sandino —relataba un testigo a mediados de 1928— todo es de procedencia nortea- mericana: rifles, ametralladoras, cartuchos, unifor- mes, mulas y vituallas”. Lo que si nunca tomaron de esa gratuita fuente proveedora, fueron las lan- chas de motor de los marinos, ni siquiera las més pequefias, porque resultaban imprdcticas para la guerra en el rio Bocay, encajonado entre montafias, pues “el ruido del motor ampliado por los ecos de la montafa —sefialaba Sandino—, las denunciaban 32 con gran anticipacién, Ademds, costaba mucho pa- sarlas por los répidos y raudales. En cambio los pipantes, totalmente silenciosos, al oir la tripulacién el ruido de un avin o lancha de motor, 0 simplemen- te sospechar ia proximidad del enemigo por cuales- quier razén 9 motivo, simplemente se aproximaban a la playa, se echaban al agua y se escondian en- tre la selva conjuntamente con su embarcacién. Todo desaparecia sin dejar huella”. Los pipantes pues, resultaron el medio insustituible de la flota de guerra sandinista y sumaban —como revela el General en Maldito pais— sesenta: treinta peque- fios, veinte medianos y diez grandes, “todos en per- fectas condiciones y bien dotados de palanqueros excelentes en su oficio y ademdés muy entrenados a nuestro estilo de guerrilla fluvial. Todos eran sumos, zambos o misquitos”. A lo anterior agre- gaba Sandino: “Los palanqueros, o sea la tripulacién del pipante, también actuaban como soldados guerrilleros, no solo para defenderse en ca- so necesario, sino también para poner em- boscadas al presentarse la oportunidad. Por razones estratégicas, cada vez que se efectuaba un desembarque forzado, de ser posible, las tripulaciones se dividian entre ambas mérgenes del rio pudiendo comuni- carse entre ellas por medio de cantos de pdjaros, ruidos de animales y otros medios naturales que ellos habian aprendido a imi- 32 tar a perfeccién y que correspondian a una clave especialmente elaborada para el pro- pésito. Mediante este sistema ellos po- dian comunicarse atin en presencia del ene- migo sin que éste tuviera la més minima sospecha”. ABASTECIMIENTO NORTEAMERICANO Y HONDURENO Como se ve, el abastecimiento del ejército san- dinista era inmejorable, pues ademas del aporte in- voluntario de los marinos, en Honduras, se obtenian medicinas, dinamita, provisiones, etc., incluyendo materiales de oficina e imprenta. APOYO POPULAR, CAMPESINO, INFORMATIVO Otro aspecto digno de sefialarse era el apoyo popular, campesino, que mantenia una eficaz red de informacién: reconocido por los propios nortea- mericanos, lo realizaban todos los habitantes pobres y mestizos de las Segovias que tenian la oportuni- dad de hacerlo. Este apoyo no excluia a los zam- bos —una buena cantidad de ellos peleaba con San- dino—, sumos y miskitos, radicados entre los rios Coco y Grande de Matagalpa, quienes también pres- taban servicios de inmenso valor, como el de palan- queros. 33 MORAL Y DISCIPLINA EJEMPLARES Asimismo la alta moral combativa y la discipli- na ejemplar de los oficiales y soldados resultaba interesante, ya que no habia ninguna paga y se lu- chaba por un arraigado ideal patrictico. Esto ex- plica el hecho de que en las columnas sandinistas nunca se dio ningtin conato de motin. En cam- bio, los casos de motines entre los soldados nicara- giienses de la llamada Guardia Nacional, creada y dir'gida por los marinos, fueron numerosos. LAS JUANAS, PALMAZONES Y MUCHACHAS VOLUNTARIAS Por otra parte, el ejército sandinista presenta- ba algunos elementos auxiliares propios: las jua- nas (mujeres que servian de enfermeras, lavande- ras, cocineras y barberas), los palmazones (mucha- chos menores de trece afios que servian de ayu- dantes y espias en cada columna, demostrando una singular agresividad) y un grupo de muchachas vo- luntarias, procedentes de El Salvador y Honduras, que se encargaban de trabajos de mecdnica y car- pinteria, sastreria y panaderia, creando maravillas de inconcebible ingenio. AREA DE GUERRA Con estas caracteristicas, el Ejército Defensor de la Soberania Nacional desarrollé sus combates en un 4rea que abarcaba fundamentalmente los de- 34 partamentos de las Segovias (Matagalpa, Jinotega, Madriz, Esteli y Nueva Segovia propiamente di- cho), pero sus columnas se extendian en un trecho de 400 kilémetros en linea recta: desde Cabo Gra- cias a Dios y Puerto Cabezas, en el extremo nor- oriental del pais, hasta Chichigalpa en la zona del Pacifico, Chontales en la zona central y San Fran- cisco del Carnicero, frente a Managua. Igualmen- te, intenté legar al departamento de Rivas desde Costa Rica en la desconocida expedicién jefeada por los oficiales sandinistas Enrique Somarriba y Arnoldo Fabidn Talavera. Y asi Sandino y sus hombres dieron una gran leccién de coraje y dignidad al ejército invasor de los Estados Unidos, resistiendo los bombardeos de sus aviones (entre ellos el primer bombardeo colec- tivo del mundo sobre una poblacién) y sus ataques en picada, derrotandolos a pesar de su armamento y recursos superiores, expulsdndolos con las armas en la mano del territorio patrio. 35 4 SANDINO Y SU ANTI-IMPERIALISMO SANDINO NO SOLO era era un hombre de principios y acciones, sino de ideas, es decir: un pensador. Y su aporte a la historia de las ideas en Hispanoamérica es significativo. Quizds esta afirmacién, a los ojos de no pocos malinformados, podria parecer exagerada; pero no es asi. A pesar de que nunca se dedicé exclusivamente al ejercicio intelectual, Sandino Ilegaria a formular un pensa- miento coherente de su pais que ha sido una de las mayores elaboraciones tedricas del mismo. A Ni- caragua siempre la proyecté como una gran posibi- lidad. Esta reptblica ha producido pensadores, algunos sdlidos y respetables; mas nadie, hasta San- dino, habia pensado tan firmemente sobre ella como él. Por esto resulta el maximo creador intelectual de la nacionalidad nicaragiiense. 39 RESPUESTA IDEOLOGICA A LA POLITICA NORTEAMERICANA En esta creacién, su pensamiento no se ence- rr6 dentro de Ios limites patrios; todo lo contrario: al constituir una de las respuestas ideoldgicas a la politica de dominacién de los Estados Unidos, se enmarcé en un contexto internacional. Histérica- mente, su aporte se ubica tras los socialdemécra- tas argentinos y de los revolucionarios mexicanos, inscribiéndose en una notable tradicién de figuras hispanoamericanas iniciadas por Simén Bolivar. Aludimos a los hombres representativos de Hispanoamérica que, desde las primeras décadas del siglo XIX, han proyectado cinco imdgenes dis- tintas ante los Estados Unidos, constituyendo igual- mente cinco etapas definidas. Primera: la simpa- tia inicial de los precursores y préceres independen- tistas ante la poderosa nacién y el rechazo de sus agresiones en los intentos de unificacién y ponde- racién, realizados entre 1828 y 1864, de nuestras nacientes reptiblicas. Segunda: el proyecto de las ultimas —dirigidas por representantes de la bur- guesia criolla— de crear en sus respectivas socieda- des economias de tipo capitalistas progresistas, to- mando como modelo la norteamericana. Tercera: la critica a los Estados Unidos y a su civilizacion anglosajona de nuestros escritores modernistas — Marti, Dario, Rodé— que reconocian y exaltaban Ics valores de la civilizacién latina. Cuarta: el antagonismo ideolégico de la socialdemocracia ar- 40 gentina organizada en 1895 —Palacios, Ugarte, In- genieros— y de los revolucionarios mexicanos. Y quinta: la concepcién moderna que utiliza la ex- plicacién teérica del imperialismo como definitoria de la actitud norteamericana respecto de nuestros pueblos, conquistada a través del pensamiento so- cialista. LAS IDEAS DEL SINDICALISMO MEXICANO No obstante, entre la cuarta y quinta etapa, compartiendo las orientaciones de ambas, surgié una promocién intermedia, cuya principal figura politi- ca fue el Gral. Sandino. Pues bien: éste expresé durante los afios de su lucha um pensamiento que explicaba clara y sélidamente la misma, no sin re- cibir la influencia del argentino Manuel Ugarte y del mexicano José Vasconcelos, por citar otras dos figuras pertenecientes a la citada promocién. Mas atin: los escritos de estas personalidades literarias contribuyeron, con la de otros muchos, a madurar intelectualmente al guerrillero, autodidacta de vo- luntad enérgica e inclaudicable que habia absorbi- do las ideas del sindicalismo mexicano y devoraba cuanta materia social y politica legaba a sus ma- nos. Sin embargo, esa madurez la determiné el de- sarrollo vivo de su lucha cuyo objetivo no sélo fue expulsar de Nicaragua las fuerzas norteamericanas, sino implementar un proyecto que abarcaba el es- 41 tablecimiento de un gobierno popular e indepen- diente, la cooperatizacién de la tierra en beneficio del que la trabaja, la eliminacién de los tratados lesivos a la soberania nacional, el rescate de nues- tras riquezas y recursos naturales en beneficio de la mayoria y el mantenimiento del ejército del pue- blo. La propia lucha iba condicionando su pensa- miento de tal modo que, cuando ya habia expulsa- do a los norteamericanos y se empefiaba en orga- nizar cooperativas, intenté en mayo de 1933 fundar el Partido Autonomista, para poner en practica su proyecto. Los elementos de dicho proyecto —sefialados por José Benito Escobar como integradores de su herencia programdtica— no fueron los tnicos del pensamiento de Sandino, impregnado de ideas po- liticas y sociales de maycr alcance. Entre éstas se hallaban (procedentes de su absorcién sindicalista en México) las expuestas en un documento casi desconocido: “Bases del convenio que se propone al General José Maria Moncada, para que se cons- titucionalice como Presidente de Nicaragua. ..”. Nos referimos a las relativas a los obreros: las ocho horas diarias como jornada maxima de trabajo, el establecimiento de escuelas primarias en cada em- presa con més de quince operarios o familias, el re- conocimiento a las mujeres del mismo salario de los varones, el derecho de organizacién en sindicatos y el derecho de huelga. 42 LA OLIGARQUIA VENDEPATRIA, BARTOLOME MARTINEZ, ZELAYA Pasando a las ideas politicas, brotaban de su profundo anti-imperialismo. A partir de esta acti- tud de su lucha es que debemos interpretar todo su pensamiento. Como !o demostré en otro de sus documentos desconocidos, la “Carta al Congreso Anti-imperialista reunido en Frankfort”, Sandino tenia plena conciencia histérica de la dominacién norteamericana en Nicaragua: “No reconoce el pueblo nicaragiiense como gobiernos constituciona- les a ninguno de los que ha escalado el poder en nuestro pais desde 1909 hasta el presente —escribia en ese documento de 1929—, puesto que esos gobier- nos han llegado al poder apoyados por las bayone- tas del imperialismo de los Estados Unidos del Nor- te”. Pero no se dejaba llevar por la generalizacion, pues reconocia el paréntesis nacionalista de don Bartolomé Martinez, ajeno a los intereses de la oli- garquia vendepatria y legado al poder por la muer- te del Presidente Diego Manuel Chamorro; asi de- j6 escrito que Martinez respetd el sufragio libre en- tregando el poder a Ios sefiores Carlos Solérzano y doctor Juan Bautista Sacasa, Presidente y Vice- Presidente electos en 1924. Y agreg6: “por ello lo juzgamos (a Bartolomé Martinez) entre los hom- bres pundonorosos de la estimacién de sus conciu- dadanos”. La misma concienca refleja Sandino en su Manifiesto alos pueblos de la tierra y en parti- cular al de Nicaragua (1933), en el cual reconoce 43 ej nacionalismo progresista del Gral. José Santos Zelaya (“Zelaya —sefial6— fue uno de los mejores gobernantes que ha tenido Nicaragua en cuanto a progreso y patriotismo”) y el heroico del Gral. Ben- jamin F. Zeleddn, invicto y glorioso, segim sus pro- pios adjetivos. Su idea del imperialismo no era fandtica, sino sustentada en la razén y en el derecho, como lo vi- mos al hablar de sus principios morales; por eso denuncié que el imperialismo yanqui costaba “a la nacion nicaragiiense alrededor de cuarenta mil vi- das humanas de ambos sexos y mds de cien millo- nes de cérdobas”. Parte de esa denuncia, asimis- mo, la constituian el financiamiento de los banque- ros de Wall Street a Adolfo Diaz para armar Ja re- volucién de 1909, Ja imposicién de empréstitos que no necesitaba y el interés de los norteamericanos por construir el canal de Nicaragua exclusivamente para ellos. LA DOCTRINA MONROE La interpretacién que hacia Sandino del im- perialismo yanqui, por consiguiente, se basaba en hechos reales, de cardcter politico y econdémico; pe- ro también es un hecho de cardcter juridico inter- nacional: la doctrina Monroe. De ahi que pidie- ya en varias ocasiones su anulacién para los paises hispanoamericanos, a los que se extendia de facto, y que la interpretara desde su punto de vista, que 44 era el de toda América Latina: “Estamos en pleno siglo XX —aclaraba— y la época ha llegado a pro- bar al mundo entero que los yankees hasta hoy pu- dieron tener tergiversada la frase de su lema. Ha- blando de la doctrina de Monroe, dice: América para los americanos. Bueno: esté dicho. Todos los que nacemos en América somos americanos. La equivocacién que han tenido los imperialistas es que han, interpretado la doctrina de Monroe ast: Amé- rica para los yankees. Ahora bien: para que las bestias rubias no continiien engafiadas, yo reformo la frase en los términos siguientes: Los Estados Unidos de Norte América para los yankees. La América Latina para los indo-latinos”. Una de sus ideas politicas trascendentales —cu- ya posibilidad efectiva de proclamarla sdlo él la ha tenido entre los nicaragiienses— fue la integracién de una alianza latinoamericana como paso previo para una futura confederacién; otra: el indohispa- nismo, idea de la época que le ayudé a fundamen- tar teéricamente su lucha para oponerla al impe- rialismo norteamericano. 45 5 SANDINO Y SU INDOHISPANISMO EL INDOHISPANISMO LE sirvié a Sandi- no para un objetivo politico; mas esta idea, sin que- rerlo, también contribuy6 a establecer una catego- ria orientada hacia la formacién de la conciencia his- panoamericana. El! nunca pensé elaborar esta cate- goria. Pero esta claro que, surgida de la mas en- trafiable necesidad de su resistencia, logré manifes- tarla con mucha coherencia e intuicién, constitu- yendo una realidad espiritual que concilia las rai- ces hispanoamericanas caracterizando profundamen- te nuestra identidad histérica. Y a su formulacién, no a su explicita definicién, legd con claridad de- finitiva haciendo suyo y asimilando a su manera el indoamericanismo que difundia en los afios veinte el peruano Victor Ratl Haya de la Torre. Por eso puede afirmarse que en cierta medida el indohispa- nismo es creacién suya. Sandino, por consiguien- te, no tomé en cuenta el exagerado indigenismo de 49 Haya de la Torre, descartando en sus escritos el término Indoamérica y sugiriendo, en virtud de su equilibrada intuicién del mestizaje hispanoamerica- no, el concepto de indohispanidad. LA RAZA MESTIZA DE HISPANOAMERICA Efectivamente: siempre usaria el ultimo con- cepto que expuso como un elemento esencial de nuestros pueblos. Asi en su primer manifiesto, fe- chado en el mineral de San Albino el 1’ de jutio de 1927, escribié: “Quiero convencer a los nicara- giienses frios, a los centroamericanos indiferentes y a la raza indohispana que en una estribacién de la cordillera andina hay un grupo de patriotas que sabrdn luchar y morir como hombres”. 4A cudl ra- za indohispana se referia? No a otra sino a nuestra raza mestiza de Hispanoameérica, ubicada dentro de Ja extensién geogrdfica de nuestras veintiin repi- pblicas, hijas de la vieja Espafia, como bien pudo haber dicho si parodiamos esta frase suya del “Ma- nifiesto a los hombres de nuestro departamento leo- nés”, firmado el 15 de septiembre de 1931: “Nues- tro Rubén Dario hablé de nuestros veintitin cacho- tros de (la) América Hispana, hijos del viejo ledn es- pafiol”, Mucho antes habia precisado los limites geogrdficos del indohispanismo: “La patria de la raza indohispana —afirmé el 6 de febrero de 1928— comienza desde las riberas del Rio Bravo y termina en el confin sur de la Tierra del Fuego”. Y en su Manifiesto a los pueblos de la tierra y en particu- 50 lar al de Nicaragua (1933), por recurrir solamente a tres ejemplos, volvié a emplear la categoria de indohispanidad y otra vez como adjetivo, al definir al gobierno yanqui como “enemigo de nuestros pue- blos indohispanos”. LA RETORICA OBSOLETA DE LA HISPANIDAD Mas lo indohispano, o el indohispanismo de San- dino, era sustantivo y nada tenia que ver con la retérica obsoleta de la hispanidad. Esta nunca pu- do ser concebida por el gran nicaragiiense de la for- ma que se entendié durante su época de esplendor: como la articulacién de los pueblos hispanoameri- canos en una unidad politica superior, estructura- da por el comin denominador hispdnico. Recorde- mos que Sandino no se limitaba a expresar tnica- mente lo espafiol: también comprendia lo indige- na 0 lo indio, el otro elemento fundamental de la cultura hispanoamericana, a la que 6] hubiera Ila- mado con mayor precisién indohispana. Recorde- mos igualmente que el maximo héroe de Nicaragua advirtié la lucha ideolégica que comenzaba a estre- mecer la conciencia espafiola: “una pugna entre el pasado y el porvenir, entre los que Uevan muy pro- fundos sentimientos ancestrales de dominacién y los que tienen la mente libre de prejuicios”, segin le comunicaba al periodista espafiol Luis Araquis- tain el 31 de julio de 1928. Ademés, en esa misma carta, supo detectar con amplia visién —que hoy resulta profética— una de las fuerzas en conflicto: 51 “La Espanta reaccionaria entrard en las orientacio- nes que marcan las ciencias sociales”. LA INDOHISPANIDAD En pocas palabras, Sandino desconocié la his- panidad, pero vivid la indohispanidad. Su contac- to intelectual con pensadores de la talla de Ugarte y Vasconcelos —entre otros, y la relacién directa con sus soldados de Colombia y Venezuela, Méxi- co y Reptblica Dominicana— sin contar los cen- troamericanos, lo llevaron a formular lo indohispano en sus textos, a plantearlo como la base étnica y espiritual de Hispanoamérica, en respuesta a la he- gemonia continental de los Estados Unidos; a trans- formarlo en sujeto de nuestra historia, amenazada o absorbida por el neocolonialismo econémico inhe- rente a la dominacién imperialista. “EL VIEJO LEON ESPANOL” Sin embargo, habia mds en la indohispanidad o en el indohispanismo de Sandino: una honda creen- cia inalterable en los valores espirituales encarna- dos por el pueblo espafiol. Como Rubén Dario, él tenia vasta fe en el personaje universal de Cervan- tes, cuya obra acostumbraba leer, y en lo que re- presentaba; por algo fue considerado en 1958 un Quixote on a burro. Por algo envié al mismo pueblo espafiol este mensaje, con motivo de la hazafia aérea de uno de - 52 sus hijos en 1929: “Me ha producido honda emo- cién la aparicién de (aqui el nombre del aviador) y sus compafieros. Espafia y los espafioles viven en nuestros corazones. Patria y Libertad. Sandino”. Y por algo también manifesté “a los hombres de nuestro departamento leonés”, siempre en 1931, que ellos eran “los verdaderos guardianes ante vuestro viejo Ledn espafiol que es (el) simbolo espiritual de este globo terrestre”. 53 6 SANDINO Y SU LATINOAMERICANISMO SI EL INDOHISPANISMO ya lo habian desplegado hermosamente nuestros escritores mo- dernistas, la idea de la integracién latinoamericana revivia la accién bolivariana. Por eso desde el 20 de marzo de 1929 se preocupé por la referida alian- za al redactar su “Plan de realizacién del supremo suefio de Bolivar” y al sugerir, en junio de 1929, la celebracién de una conferencia en Buenos Aires de todos los representantes de la América Indolatina Continental y Antillana. Avn en julio de 1933 se- guia con ese propésito y la consideraba doctrina e- sencial de su causa. LA CONCEPCION TEORICA DEL IMPERIALISMO En ese “Plan”, Sandino no se manifesté igno- rante de la realidad latinoamericana, sino fiel a ella y asu condicién neo-colonial experimentando la pre- 57 sencia militar 0 econémica de los Estados Unidos; presencia que el nicaragiiense interpretaba de una forma muy apropiada a la concepcién teédrica del imperialismo utilizada por el pensamiento socialista de nuestros dias. “Hondamente convencidos como estamos de que el capitalismo norteamericano ha Uegado a la tiltima etapa de su desarrollo, trans- formdndose, como consecuencia, en imperialismo y que ya no atiende a teorias de derecho y de justi- cia, pasando sin respeto alguno por sobre los incon- movibles principios de Independencia de las frac- ciones de la NACIONALIDAD LATINOAMERI- CANA, consideramos indispensable, mds ain in- célume esa independencia frente a las pretensiones de los Estados Unidos de Norte América. ..” UNA ALIANZA LATINOAMERICANA Consciente de las objetivas limitaciones que su- ponia la unificacién de los paises americanos de ha- bla espafiola, Sandino no postulé una confederacién, sino una alianza latinoamericana que comprendia la abolicién de la doctrina Monroe —instrumento ju- yidico de la dominacién imperialista norteamerica- na— y la creacién de una sola nacionalidad “deno- minada nacionalidad norteamericana”; la constitu- cién de una “Corte de Justicia latinoamericana”, Organo supranacional con presidencia rotativa, que resolviese los problemas entre los estados miembros; la creacién de un ejército de “ciudadanos pertene- cientes a la clase estudiantil” y la de un “Comité 58 de Banqueros Latinoamericanos”, encargado de can- celar contratos entre Estados de América Latina y los Estados Unidos, especialmente los relativos a la construccién de obras materiales y vias de co- municacién. EL CANAL POR NICARAGUA Entre ellas estaba la construccién del Canal in- terocednico por Nicaragua, siempre viva entre las ideas de Sandino, quien la reservaba a la naciona- lidad latinoamericana; ademas, este proyecto con- templ6 la unificacién de tarifas aduanales, el inter- cambio metédico de estudiantes de Ciencias Eco- nomicas y Sociales, el fomento del Turismo Latino- americano y la adopcién del lema, para la referida nacionalidad, de la Universidad Nacional Auténo- ma de México, sugerido por José Vasconcelos: Por mi raza hablard mi espiritu. Todo el “Plan de realizacién del Supremo Suefio de Bolivar” no era més que la culminacién de su pensamiento latinoamericanista. “Somos 90 millo- nes de hispanoamericanos y sdlo debemos pensar en nuestra unificacién y comprender que el impe- rialismo yanki es el mds brutal enemigo que nos amenaza y el unico que estd propuesto a terminar por medio de la conquista con nuestro honor racial y con la libertad de nuestro pueblo”, insistia en una carta del 4 de agosto de 1928; y en otra anterior, del 6 de febrero del mismo afio, ejemplificaba esa amenaza con los graves problemas que las bestias 59 rubias —son sus vocablos exactos— impedian su re- volucién: La cuestién de limites entre Guatemala y Honduras, y entre Honduras y Nicaragua, el a- sunto canalero entre Nicaragua y Costa Rica; la cuestién del Golfo de Fonseca entre El Salvador, Honduras y Nicaragua; la cuestién de Tacna entre Per y Chile. “Y asi por el estilo —concluia—, hay un encadenamiento de importantes asuntos en resolucién entre nosotros”. Otros temas de este aspecto del pensamiento sandinista fueron: la necesidad de celebrar perié- dicamente conferencias entre representantes de los paises de América para que Latinoamérica demos- trase solidaridad ante sus problemas, la necesidad de una confederacién sindical latinoamericana, y el decreto de la no-intervencién en “los negocios in- ternos de ninguna de las Repiiblicas Indohispanas, respetdndose su Soberania e Independencia y pro- mover un acercamiento mds fraternal que nos soli- darice con el comin vivir de los pueblos de este continente”, afirmaba en enero de 1933. Por fin, la exaltacién de los préceres y héroes latinoameri- canos. BOLIVAR, HIDALGO, SAN MARTIN... En efecto, nunca se olvidé de estas figuras en sus escritos. “Los hombres dignos de la América Latina deben imitar a Bolivar, Hidalgo y San Mar- tin, y a los nifios mexicanos que el 13 de septiem- bre de 1849 cayeron acribillados por las balas yan- 60 kis en Chapultepec, y sucumbieron en defensa de la patria y de la raza, antes de aceptar una vida Uena de oprobios y de vergiienza en que nos quie- re sumir el imperialismo yanki”, aconsejaba a unos gobernantes en carta del 4 de enero de 1928. Yen la esquela de la ofrenda floral que colocé en la tum- ba de los héroes Uribe y Azueta en Veracruz, a me- diados de 1929, anoté: “...mi homenaje de admi- racion, respeto y gloria, a los cadetes navales que sucumbieron heroicamente en la lucha contra los invasores yankis, en la épica jornada de 1914”. BENITO JUAREZ, BOLIVAR También de 1929 data su testimonio sobre Jua- rez. En carta al Presidente de México Emilio Por- tes Gil, del 30 de junio del mismo 1929, confiesa: “...en mi actitud frente a los invasores norteame- ricanos, no he hecho mds que seguir el ejemplo de los patriotas mexicanos, en cuyos hechos gloriosos mi espiritu y mi ideal han encontrado siempre una fuente de inagotables recursos y un caudal de vi- gorosa inspiracién para la lucha y hasta he legado @ pensar que el espiritu radioso de Benito Judrez, el Padre de las Américas, ha iluminado mis pasos por las montafias y riscos de las Segovias y que su voz, que América escuché un dia clamando justicia y libertad frente a los invasores, me ha dicho: Ten fe y prosigue”. Sin embargo fue Bolivar su princi- pal lider e imspirador. “Ah Napoleén —opinaba con su acostumbrada convicciin—. Fue una in- 61 mensa fuerza pero no hubo en él mds que egoismo. Muchas veces he empezado a leer su vida y he ti- rado el libro. En cambio, la vida de Bolivar siem- pre me ha emocionado y me hace llorar”. El Li- bertador, ni mas ni menos, encarnaba el grado mas alto de su ideal latinoamericanista, que tuvo una expresiOn trascendente en esta frase que prefigura a Ernesto Che Guevara: “No serd extrafio que a mi y a mi ejército se nos encuentre en cualquier pais de América Latina donde el invasor asesino fije sus plantas en actitud de conquista”. Por algo San- dino se conceptuaba continuador de Bolivar, a quien conocia en toda su dimensién. 62 7 SANDINO Y SU CENTROAMERICANISMO EL GENERAL SANDINO conocia la realidad centroamericana y su comin problema, gestado a partir de 1838 cuando se disolvié la Federacién de los Estados de Centroamérica: el Unionismo. Es- ta doctrina, el guerrillero no la concebia de manera idealista, como su maximo promotor Salvador Men- dieta, sino que la interpretaba dentro del contexto politico del imperialismo; para él, la wnidad centro- americana debia ser primero contra los Estados Uni- dos. “Todos los paises centroamericanos —decla- raba en febrero de 1928— estén obligados a ayu- darnos, en vista del mafiana que puede traer para ellos las mismas complicaciones. La América Cen- tral debe unirse contra el invasor, en lugar de apo- yar a los gobiernos que entran en alianzas con el extranjero...”. Como es obvio, aludia al especifi- co caso de Nicaragua. 65 UNIONISMO ANTI-IMPERIALISTA “Pero esa unién —detallaba un aspecto clave del problema— debe emanar de un deseo espontdneo de los pueblos y no de la tutela extranjera”. In- formado de las acciones de ésta en el pasado inme- diato, continué su aportacién escribiendo: “Los tratados de 1907 y 1932 no tienen ningun valor, porque fueron impuestos y no surgieron del siste- ma orgdnico con que nos gobernamos, sino de con- cepciones tedricas creadas por el imperialismo nor- teamericano. Su aplicacién queda determinada por los caprichos y conveniencias del gobierno de Wash- ington, que a su vez se deja guiar por la concupis- cencia de los politicos”. Asi planteado, su unio- nismo diferia del que postulaba el Partido Unio- nista Centroamericano, fundado en los afios vein- te; seguramente le resultaba falso, al igual que el proclamado en las conmemoraciones anuales cu- yo contenido retérico se contradice con las actitu- des mantenidas por cada pais ante sus problemas fronterizos. LAS “DEMARCACIONES RIDICULAS” Los tltimos fueron motivo de honda reflexién para Sandino. “Nos llamamos unionistas —critica- ba a los centroamericanos de la época— y cuando se trata de demarcaciones ridiculas de nuestros re- medos de republicas, venimos a hacer valer dere- 66 chos que no tenemos Ia entereza de alegar al intru- so con todos los medios que pone a nuestra dispo- sicién la dignidad; nos decimos hermanos y siem- pre que se trata de nuestros predios afilamos el ma- chete para mostrarlo en actitud hostil al que en ese momento consideramos excomulgado del lazo fami- liar, que solamente invocamos a manera de postre delicioso en conferencias y convenios de mentida fraternidad...”. Enviada al Comité Estudiantil del Comité Pro-Sandino de Santa Ana, El Salvador, en 1928, la carta anterior fue uno de los documen- tos de Sandino que trataron el tema de los conflic- tos entre las fronteras de los paises centroamerica- nos; en concreto, al afio siguiente diserté en el ar- ticulo “Observando”, aparecido en un periédico de Mérida, Yucatan, sobre el litigio entre Honduras y Nicaragua. De nuevo en 1928 se sorprendié, en carta enviada a Froylin Turcios el 10 de junio de ese afio, de un editorial del referido periodista acer- ca de la integridad territorial de Honduras en re- lacién con los limites con Guatemala. “Tanto sus palabras, como las que reproduce El Cronista de esa ciudad (Tegucigalpa), hicieron que sintiera por un momento helada mi sangre”, le.decia con since- ridad, para advertirle: “Pronto comprendi que per- sonajes de la politica imperialista yanki, son los ati- zadores de esta hoguera centroamericana”. Y no se equivocaba: la incidencia de las com teamericanas en ambos paises sosteni: i" ey * ayeusoreca oe Awana’, 67 CONCIENCIA DE CLASE Y UNION CENTROAMERICANA Parte esencial del mismo lo constituy6, ademas, su conciencia de clase, presente en varios textos re- veladores. En uno de ellos, del 30 de mayo de 1931, consideré la posibilidad de proclamar en las Segovias la unién centroamericana, bajo el nombre de Comuneros Centroamericanos y regida por la accién de los obreros y campesinos, ante la ame- naza del gobierno hondurefio de combatir a su Ejér- cito para provecho del yanki. “Porque solamente nosotros —creia firmemente—, los obreros y cam- pesinos de Centroamérica podremos defenderla”. En este texto también aclaraba que su movi- miento unionista quedaria desligado de los elemen- tos burgueses, quienes siempre habian querido obli- gar “a que aceptemos las humillaciones del yanki, por resultarle mds favorable a sus intereses”; y en otro texto, fechado el 26 de abril del citado ajio, repite que solamente los obreros y campesinos po- drian con limpieza restaurar la Federacién, inte- yrumpida —recordaba— “desde cuando Rafael Ca- rrera desalojé de Guatemala a nuestro invicto Ge- neral Morazén”. EL EJERCITO AUTONOMISTA DE CENTROAMERICA Por las prioridades de la lucha sandinista, la unidad de Centroamérica ocupaba un segundo o tercer plano en las ideas del General; pero, en cier- 68 to momento, éste le dié una importancia superior. “En estos instantes —escribié—, me preocupan mds las graves dificultades entre ustedes, los dirigentes de Centroamérica, que la causa que yo mismo estoy defendiendo con centenares de bravos”. Claro que esta preocupacién retornaria a su sitio, pero nunca dejaria de estar ausente. Y hasta contemplé la creacién de un Ejército Autonomista de Centroamé- rica para defender la Unién Centroamericana que propiciaba y veia como eficaz solucién a la proble- mdatica de los pueblos del istmo. 69 8 SANDINO Y LA REDENCION DE LOS OPRIMIDOS DESDE EL PRINCIPIO, Sandino resumié en una sola frase todo su programa. “Juro ante la Patria y ante la historia —escribié el 1° de julio de 1927— que mi espada defenderé el decoro nacional Yy que serd redencién de los oprimidos”. Esta, pues, fue constante preocupacién de su lucha y de su pensamiento, hasta el grado que lleg6 a interpretar su existencia desde un sui generis punto de vista, cuyas raices se remontaban a la absorcién que ha- bia realizado en México de una corriente intelec- tual de moda en Hispanoamérica: el ocultismo. EL OCULTISMO Y SU FILOSOFIA POLITICA Impregnando muchas paginas del General de Hombres Libres, esa corriente no disminuy6 ni des- valoriz6 su pensamiento, sino que fue superado por él al utilizarla para formular toda una filosofia po- 73 litica, como lo ha analizado el mexicano Horacio Labastida. En el “Manifiesto de Luz y Verdad”, concretamente, Sandino esboza esa filosofia par- tiendo de que la justicia, la justicia social, es pa- trimonio comin del espiritu: pertenece al ser hu- mano y a todos por igual. Pero la justicia (“la unica hija del Amor”, fuerza superior a uno mismo y a todas las otras del Universo) no se compagina con el desarrollo de la historia, con las formas de explotacién y la lucha de clases (“el antagonismo de los hombres”, llama a ese proceso), por lo que surge la injusticia. Ahora bien: la injusticia la ve reflejada en los poderosos, especialmente en el imperialismo y su intervencién neo-colonialista, a- poyada por los grupos dominantes de su pais; hecho que no le impide plantear su destruccién. Y esta destruccién 1a realizard él, puesto que ha sido es- cogido para ello, encabezando a los débiles u opri- midos, quienes no poseen las armas, el saber y la riqueza, pero conservan 6ptimos recursos espiritua- Jes para organizarse, armarse e instaurar la justi- cia. Por algo sostenia que su mayor honra era surgir del seno de los oprimidos. “LA INJUSTICIA DE LOS OPRESORES” Apartando el cardcter mesidnico de su filosofia, Sandino realizé una apropiacion legitima de ella al detectar las causas de la opresién y de los oprimi- dos; por eso, en su mismo “Manifiesto de Luz y 74 Verdad”, al disertar a sus soldados sobre el Juicio Final, dira: “Pues bien, hermanos... No es cierto que San Vicente tenga que venir a tocar trom- peta, ni es cierto de que la tierra vaya a es- tallar...No. Lo que pasaré es lo siguien- te: Que todos los pueblos oprimidos rom- perdn las cadenas de la humillacién, con que nos han querido tener postergados los impe- rialistas de la tierra. Las trompetas que se oirdn van a ser los clarines de guerra, ento- nando los himnos de la libertad de los pue- blos oprimidos contra la injusticia de los opresores”. Sin embargo, no propicié para solucionar el pro- blema socio-econémico del pais un plan de identi- ficacién y prdctica proletarias a través de un parti- do de inspiracién marxista. El entorno histérico y la coyuntura politica en que se desarrollaba su lucha se lo impidieron; a este respecto, Edelberto Torres ha sostenido que Sandino se declaré socia- lista, no comunista, pero no por rechazar el sentido social implicito en este concepto sino por dos claros motivos: “el no querer que se tergiversara la cau- sa central de su lucha anti-imperialista, y porque su pupila visionaria veia que no podia en Nicaragua abolirse el sistema precapitalista de las relaciones de produccién”, Y asi era, realmente. 75 LAS COOPERATIVAS OBRERAS Y CAMPESINAS Una consecuencia de ello fue el que concibiera la reforma agraria, como lo ha sefialado Sergio Ra- mirez, en términos de ampliacién de la frontera agricola basado —agregamos— en un vasto régimen de cooperativas organizadas por obreros y campe- sinos destinados a explotar “nuestras propias rique- zas naturales en provecho de la familia nicaragiien- se en general”, Evidentemente, aunque proletari- zado desde su infancia y en sus etapas mexicanas, Sandino no podia materializar e! proyecto que ape- nas entreveria a partir del 1° de enero de 1933, cuan- do Nicaragua comenzaba a librarse de las tropas interventoras y su Ejército depondria en parte las armas ante el gobierno constitucional de Juan Bau- tista Sacasa. Tal proyecto proponia un frente amplio de ras- gos nacionalistas y anti-imperialistas, en el que fi- gurarian obreros y campesinos, intelectuales y es- tudiantes, para llegar en un momento dado a to- mar el poder politico y emprender claras reivindi- caciones sociales, como las que enumeré en sus “Ba- ses del Convenio” planteado a Moncada. Como lo afirmamos atrés, este proyecto, insinuado en algu- nas cartas y conversaciones —una de ellas, con obre- ros revolucionarios de Masaya, contemplé la publi- cacién de un periddico— lo iba a implementar a través del Partido Autonomista que, naturalmente, fue mal visto por Sacasa. No obstante, dicho par- tido nacia del contenido clasista de su pensamiento, 76 el cual algunos se obstinan en negar sin tomar en cuenta el espacio socio-politico en que le correspon- dié desenvolverse. RADICAL Y PROGRESISTA En ese espacio, Sandino fue todo lo radical que podria permitirle su época: él sabia que la Nica- ragua de 1927 a 1933 —de escasisima densidad de- mogrdafica, con un incipiente movimiento artesanal y un amplio minifundio agricola— no era El Salva- dor de esos mismos afios, ya en condiciones obje- tivas para una insurreccién popular que fue repri- mida répida y sangrientamente. Ademas, el nica- ragiiense conocia la extraccién pluriclasista de su movimiento integrado por pequefios propietarios y colonos de los contados latifundios del norte del pais, por obreros de las minas y plantaciones nor- teamericanas, por terratenientes, trabajadores in- telectuales y artesanos de las ciudades. Intuia que la “explosién proletaria” surgiria en un futuro re- moto. En otras palabras, sus ideas respondian ade- cuadamente a la conformacién socio-econémica de Nicaragua; asi reconocié que entre nosotros, la pro- piedad estaba muy dividida “y que el pais es de pe- quefia propiedad. Apenas hay latifundios, y éstos no son muy grandes. El agrarismo, pues no tiene campo de accién”. Sin embargo, su posicién en estos aspectos era progresista: “Por lo demds, en el terreno social, este movimiento es popular y pre- 17 conizamos un sentido de avance en las aspiracio- nes sociales”. Negar, por lo tanto, el contenido cla- sista de su lucha —-aunque ésta no representara a Ja clase obrera organizada como tal— es imposible. No olvidemos Ia leccién desprendida de su fra- se estampada en su primer manifiesto (que su es- pada defenderia el decoro nacional y seria reden- cién de los oprimidos): que lo social no era se- cundario —ni siquiera complementario— de su pro- grama, sino la misma cosa: integrada a un solo plan unitario. Ni que su causa —como también lo pro- clamaria— era la causa de su pueblo, “la causa de América, la causa de todos los pueblos oprimidos”. Tampoco olvidemos que en los campamentos san- dinistas se cantaba el himno proletario “La Inter- nacional” y que dos autores latinoamericanos, Sa- lomén de la Selva y Alfonso Alexander —ambos partidarios del Ejército Defensor de la Soberania Na- cional de Nicaragua— plasmaron en sus novelas res- pectivas, Pueblo desnudo (1934) y Sandino (1937), escenas reivindicativas protagonizadas por miem- bros del Ejército y dirigidas a trabajadores agrico- Jas. LA POSIBILIDAD POLITICA DEL PROLETARIADO En resumen, Sandino intuyé la posibilidad poli- tica del proletariado sin llegar a concretarla. (“S6- lo los obreros y campesinos irdn hasta el fin, sdlo su fuerza organizada lograré el triunfo”, diria con 78 entera conviccién en su “Proclama” del 26 de fe- brero de 1930, cuando México le habia negado apo- yo). Pero esto no impidié que estuviese abierta a ella y que sus ideas ofrezcan hoy el punto de par- tida nicaragiiense hacia la teoria revolucionaria del mismo proletariado. 79 9 SANDINO Y SU NACIONALISMO POPULAR Y ARMADO LA NUTRIDA DOCUMENTACION que nos dej6 Sandino, sumada a una media docena de en- trevistas y a sus dos escritos mayores (“el Plan de realizacién del Supremo Suefio de Bolivar” y el Ma- nifiesto a los pueblos de la tierra y en particular al de Nicaragua) lo presentan como el hombre de arraigadas ideas politicas que fue, ya demostrada en su posicién frente al imperialismo norteamerica- no. Esta se proyectaba internacionalmente y a ni- vel nacional. Ambas proyecciones eran como las caras de una misma moneda: por un lado reaccio- naba frente a una situacién de cardcter continental representando a toda la América de habla espafiola —y ala América antillana, no toda hispanohab!an- te, como él mismo anoté—; por otro, a la particular coyuntura nicaragiiense. 83 UNA POSICION ANTI-OLIGARQUICA En esta coyuntura, Sandino actué mantenien- do una posicién anti-olig4rquica en nombre de los intereses populares y medios, no contaminados con el irracional entreguismo al interventor de los tra- dicionales grupos dominantes: 1a oligarquia con- servadora y la burguesia liberal, sustituta de la an- terior en la complicidad con el imperialismo norte- americano a partir del Pacto Stimson-Moncada el 4 de mayo de 1927. Presente hasta la insistencia en los escritos del General, esta posicién estaba de- terminada por el nacionalismo concebido desde las bases sociales, tnicas capaces de representar autén- ticamente a Nicaragua como nacién; por ello la per- sona de Sandino encarnaba al mismo tiempo tanto los ideales reivindicativos de cardcter social y eco- ndémico como los patridticos. Y es que la patria, para los grupos dominantes citados, no existia en su dimensién nacional, de so- berania y autodeterminacion, resultando una reali- dad ajena a sus intereses. En un reciente estudio, Sergio Ramirez explica este fenémeno particular de Nicaragua: que el valor del nacionalismo, uno de los elementos ideolégicos de las burguesias en otras sociedades, fue entre nosotros patrimonio del pue- blo que lo sostuvo con el significativo lema de “Pa- tria y Libertad”. Se trataba, entonces, de un na- cionalismo popular. LOS GRUPOS DOMINANTES LIBERO-CONSERVADORES Un partidario de ese Ejército Defensor de la Soberania Nacional de Nicaragua, Salomén de la Selva, comprendié licidamente la coyuntura de los grupos dominantes libero-conservadores, identifica- dos para agradecer y ponderar la Intervencién nor- teamericana. En efecto: poco antes de las elec- ciones de 1928, el referido intelectual advertia la significacién politica de esa coyuntura: “En Nicaragua hay dos partidos efectivos. El uno cuya divisa es rojinegra, la que on- dea en los campamentos del General Sandi- no, y cuyos principios son anti-imperialistas bien definidos. El otro partido es aquel cu- ya divisa es rojiverde, la de los politicos, cu- yos principios son de oposicién al pueblo y obediencia servil al amo extranjero. Acordémonos cuando habia partido Liberal en Nicaragua, no hace mucho, como en la heroica Leén, el partido estaba dividido en- tre argiiellistas y sacasistas. En igual for- ma, el partido rojiverde, el partido yankis- ta, el partido de Wall Street, est4 ahora di- vidido entre benardistas y moncadistas. Pero forman una sola falange que se man- tiene de rodillas ante el yanqui. Bernar- distas y moncadistas son iguales: para los dos bandos del partido rojiverde hay un so!o 85 Dios verdadero, que esta en Washington, al cual le ofrecen todo: banco, ferrocarril, aduanas, rentas internas, cuanto hay, inclu- sive el honor, la soberania y la libertad de la patria... Los dos bandos del partido rojiverde se dis- putan una sola cosa: la presidencia, la di- reccién del partido, como en 1924 los dos bandos del Liberalismo se disputaban la candidatura, la direccién del partido Libe- ral, siendo ambos, tanto argiiellistas como sacasistas, liberales en el fondo. Asi son ahora en el fondo miembros del mis- mo partido yanquista, los bernardistas y moncadistas. Contra ese partido rojiverde lucha con he- roica tenacidad el invicto campeén de Nica- ragua con su divisa rojinegra”. EL NACIONALISMO: ELEMENTO DEFINITORIO DEL SANDINISMO De ahi que el nacionalismo constituia el ele- mento definitorio del sandinismo en la perspectiva nacional. Mas también era de cardcter armado. éPor qué? Para expulsar primero a las fuerzas in- terventoras y tomar el poder después. Resuelto el primer paso a finales de 1932, Sandino comenzé a acumular fuerzas de toda clase, especialmente po- 86 liticas para lograr el segundo; pero no pudo lograr- lo: la Guardia Nacional —creada por los interven- tores— se lo impidid. Sin embargo, su linea ya estaba trazada para continuarse en el futuro constituyendo el naciona- lismo armado una de sus herencias. Ast lo advirtié José Coronel Urtecho en la misma fecha que Salo- mon de la Selva; aludiendo a los partidos liberal y conservador, afirmaba: “...atin contando con el apoyo extranjero, atin aplastando a las armas rebel- des con las armas extranjeras, el sandinismo que no es otra cosa que el nacionalismo revolucionario, no desapareceré de Nicaragua”. LA MILITARIZACION CIUDADANA Y no desaparecia porque su gestor acerté en concebir la militarizacién ciudadana, popular, pre- via a la construccién de una verdadera patria libre. “La libertad —decia— no se conquista con flores sino a balazos”. Asimismo aclaraba, refiriéndose a sus hombres: “... nosotros no somos militares. So- mos del pueblo, somos ciudadanos armados”. 87 10 SANDINO Y EL INTERNACIONALISMO DE SU LUCHA COMO ECO DE la solidaridad hispanoameri- cana que proyectaba la lucha de Sandino, surgié en 1929 el tango argentino de Guz Aguila y G. Bil- bao, titulado “Caballo criollo”: Cuando partié tu pampero en su caballo criollo con su guitarra espafiola y su manta del Pert: Tal vez ya nunca, pampera, saldré a besarte al ca- (mino, voy @ luchar por Sandino alld en Nicaragua, que (quieren libertad ... decia su primera estrofa. Ese mismo afio, en Pa- nama, se escuchaba otra composicién musical, cu- ya letra ha recordado Jorge Turner; en México y Guatemala también se ofan corridos escritos por ciudadanos de esos paises; en E] Salvador se di- vulgaba una “Marcha de Sandino”, original de Al- 91 berto Merino, y en Reptblica Dominicana, siem- pre al final de los afios veinte, el pueblo cantaba: No te pesare, mi chiquita ir a Nicaragua solita y buscarme a mi enseguidita a orillas del lago, chiquita y al pasar por Masaya, bella y sonriente, verds con suerte a Sandino de las montafias que con sus hombres vendrd a verte. “,,. MI IDEAL CAMPEA EN UN AMPLIO HORIZONTE DE INTERNACIONALISMO...” Los anteriores ejemplos de admiracién hacia la lucha de Sandino obedecian a que ésta simboli- zaba un sentimiento comin entre los hispanoame- ricanos: su deseo de liberarse, como pueblos opri- midos, de la potencia opresora e imperialista: el coloso del Norte. Sentimiento que no circunscri- bia esa lucha a los limites de Nicaragua, sino que Ja proyectaba a los demas paises de América Lati- na, cuya soberania se defendia virtualmente en aquélla. El propio Sandino advirtié esta dimen- sién de su gesta al escribir en su primer manifiesto anti-imperialista: “...mi ideal campea en un am- plio horizonte de internacionalismo ...” REPERCUSION A ESCALA PLANETARIA Y ese ideal de independencia, que encerraba un claro fondo social trascendia las fronteras latino- 92 americanas para convertirse en mundial. Es por eso que la repercusién de la lucha sandinista se dio a escala planetaria. Al respecto, es oportuno traer a colacién dos textos entre otros muchos. Pri- mero: la “Carta al Congreso Anti-imperialista reu- nido en Frankfort” que califica a Sandino como in- ternacionalista y lo vincula solidariamente a los pueblos oprimidos del mundo. Segundo: el men- saje que dirigiéd al entonces presidente de China para que en las circunstancias que vivia esa nacién, ademds de atender a los rusos en Manchuria, nun- ca buscase la mediacién de los soldados extranjeros para normalizar y hacer prevalecer sus derechos en su gran reptblica. “Debe preferir sucumbir con todos sus partidarios —se leia en un cable de 1929— antes que entregarse a Inglaterra, Japén o los Es- tados Unidos” —le pedia el rebelde nicaragiiense. Como figura mundial, éste recibi6 felicitacio- nes de Jawaharlal Nehru, Katayana Sen y Mada- me Sun Yat-sen por su gloriosa actuacién. En 1928 las tropas del Kuomintang entraban victorio- samente en Pekin llevando un enorme retrato suyo y una divisién de ese ejército se Hamaba “Divisién Sandino”. Ese mismo afio, la causa sandinista ori- ginaba el primer documento oficial consagrado a América Latina por la Internacional Comunista, cu- yo Congreso en Mosci envié “fraternarles saludos a los obreros y campesinos de Nicaragua, y al he- roico ejército de emancipacién nacional del Gene- ral Sandino”. 93 APOYO MORAL E INTELECTUAL Pero fue con motivo de la Sexta Conferencia Panamericana, celebrada en La Habana a partir del 16 de enero de 1928, que se inicié esa repercusién como noticia internacional al enviar Sandino su protesta contra la intervencién extranjera en su pa- tria a dicha Conferencia, por lo que recibiria un vasto apoyo moral e intelectual. Ese apoyo se tra- dujo en adhesiones a su causa de figuras continen- tales y europeas, en comités de solidaridad que or- ganizaban actividades para obtener ayudas y en incorporaciones a su ejército guerrillero de jévenes jatinoamericanos. ADHESIONES DE FIGURAS CONTINENTALES Y EUROPEAS Hacia la fecha indicada, la Revista Hispanoa- mericana de Ciencias, Letras y Artes, de Madrid, difundia esta verdad: “EI General Sandino es ya una figura universal...” y reproducia el cablegra- ma que la Liga Internacional contra el Imperialis- mo habia enviado a la Sexta Conferencia Paname- ricana de La Habana, en solidaridad con su pro- testa, y que firmaban nada menos que el cientifico Albert Eisntein, el Presidente de la Liga de los Derechos del Hombre Victor Basch y los escritores y politicos famosos de la época: Victor Margueri- tte, Severine, Andre Merimet, el profesor Golde- mitt, Graff Arco, Paul Louis, Felicien Challaye y Leon Werth. 94 También firmaron ese cablegrama otros dos franceses, Romain Rolland y Henri Barbusse, quie- nes dieron otras muestras de adhesién a la conduc- ta viril y noble actitud de Sandino asociados a tres grandes hispanoamericanos: el peruano Francisco Garcia Calderén, el argentino Manuel Ugarte y el mexicano Isidro Fabela. Rolland colaboré con la AGELA, asociacién de estudiantes latinoamericanos que pegaba la propaganda de Sandino en los mu- ros de Paris; y Barbusse escribié una hermosa car- ta al propio Sandino llamdndole “General de Hom- bres Libres”. A estas figuras europeas que simpatizaban con la causa nicaragiiense, deben agregarse los nom- bres de estas personalidades hispanoamericanas: Ja chilena Gabriela Mistral, el argentino Alfredo L. Palacios, el peruano Victor Ratil Haya de la Torre, el cubano Emilio Roig de Leuchsenring, el guate- malteco Miguel Angel Asturias, el mexicano José Vasconcelos y el nicaragiiense Salomén de la Sel- va, autor de una tenaz campafia anti-imperialista y sandinista, desplegada publicaciones periddi- cas de su pais, México, Costa Rica y Panamé. LOS COMITES DE SOLIDARIDAD En Estados Unidos surgié el primer comité de solidaridad con Sandino: “La Liga Anti-imperia- lista”, animada por Sécrates Sandino y el secreta- rio Manuel Gémez; promotora de mitines en Nue- 95 va York, de asambleas y marchas en Washington, de bailes y postales, esta organizacién duré casi dos afios y obtuvo ayuda en dinero y medicinas para los campamentos de las Segovias. Otro tan- to hizo el “Comité Manos fuera de Nicaragua” (Mafuenic), fundado en México; el “Comité Pro- Sandino” de San José, Costa Rica, dirigido por Joaquin Garcia Monge; el “Comité Pro-Sandino” de Santa Ana, El Salvador, entre otros. Ademas, colaboraron en la medida de sus posi- bilidades los editores de las revistas Sandino de Costa Rica y Venezuela, el hondurefio Froylan Tur- cios y su revista Ariel, el periodista nicaragiiense radicado en Venezuela Gustavo Aleman Bolafios y, por citar algunas, las siguientes organizaciones: la Liga Internacional pro luchadores perseguidos, la Comisién Extraoficial Americana de Reconciliacién, la Unidn Centro-Sudamericana y Antillana, y la Union Petrolera de Haiti. LA LEGION LATINOAMERICANA Los voluntarios de algunos paises latinoameri- canos pertenecientes a las filas de Sandino constitu- yeron lo que el propio General denominaba la Le- gién Latinoamericana. Pero esta denominacién la establecié para reconocer el valor de sus miembros —pues no consideraba extranjero en Nicaragua a ningun latinoamericano— y diferenciarla de la mer- cenaria Legién Extranjera, exenta del sacrificio y heroismo de aquella. 96 Como también Sandino lo hizo ver, la Legién Latinoameritana no integré un solo cuerpo porque sus miembros vinieron en distintas épocas y opera- ron en varias regiones; con todo; resulté la mejor condecoracién recibida por el Ejército Defensor de Ja Soberania Nacional de Nicaragua. A ella ingre- saron, por lo menos, cinco mexicanos y un anti'lano, cuatro sudamericanos y muchos centroamericanos. Entre los primeros figuraron Guillermo Lira, José de Paredes, Andrés Garcia Salgado, Jorge Chavez Tinoco y Alfredo Vega, siendo Paredes el més importante, pues sirvid de Secretario de San- dino y de enlace con el Presidente mexicano Emi- lio Portes Gil durante el viaje de su Jefe a México, el cual duré un afio: del 23 de mayo de 1929 al 16 de mayo de 1930. En ese viaje también acompafiaron al Héroe otros cuatros combatientes internacionalistas: el dominicano Gregorio Urbano Gilbert, el salvadore- fio Agustin Farabundo Marti, el colombiano Ru- bén Ardila Gémez y el peruano Esteban Pavletich, fogueados —con la excepcién del ultimo— en varias experiencias guerrilleras de las Segovias. En una de ellas fue capturado y fusilado por los marinos el unico de los latinoamericanos que tuvo grado de General: Manuel Maria Girén Rua- no, guatemalteco; los restantes fueron capitanes (Paredes, Gilbert, Marti) y tenientes (Ardila Gé- mez y otro venezolano: Carlos Aponte). Porque 97 los generales Simeén Montoya, Simén Gonzdlez y José Leén Diaz —originarios de Honduras los dos primeros y de El Salvador el tercero— eran consi- derados nicaragiienses. Esa misma calidad se le reconocia al General Juan Pablo Umanzor, nacido en el pueblo fronterizo de Las Manos, y al coronel Coronado Maradiaga, nacido en Yuscaran (Hondu- yas) y descubridor de El Chipote. Otros miembros de la Legién Latinoamericana fueron el ya citado Aponte, el colombiano Alfonso Alexander —quien se incorporé al final de la lucha— y el costarricense y sargento Marcial Salas, muerto como Girén Ruano y, por lo tanto, de venerada memoria entre sus compafieros. EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO Asimismo podria incluirse al comunista vene- zolano Gustavo Machado, integrante del Comité “Manos fuera de Nicaragua” de México, al que pertenecia otro revolucionario marxista: José An- tonio Mella, cubano; y los grandes pintores mexi- canos David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, ilus- trador del érgano de ese Comité que hacia propa- ganda a la causa nicaragiiense: El Libertador. Pues bien, Machado estuvo cuatro meses en el Cuartel General de Sandino, adonde Hevé medici- nas, dinero, apoyo moral y solidaridad, la misma que recibia el Ejército Defensor de la Soberania 98 Nacional de Nicaragua de muchas partes del mun- do. Finalmente: esta solidaridad hay que vincu- larla al internacionalismo proletario generado por ese ejército de obreros y campesinos en su afan de liberarse de la opresién imperialista. No fue ac- cidental, en ese sentido, la simpatia que recibieron tanto de intelectuales de izquierda —por ejemplo de Mella y del peruano José Carlos Maridtegui— como de organizaciones de 1a misma concepcién. Asi, cabria enumerar al Bloque de Obreros Intelec- tuales, a la Liga Campesina, al Grupo de Pintores Revolucionarios, al Partido Juventud Socialista y a la Confederacién Estudiantil, todas de México; a los Grupos de Emigrados de Sudamérica, enca- bezados por Tristan Marof; a Socorro Obrero In- ternacional y al Centro Internacional de Mujeres, al Partido Revolucionario Venezolano, a la liga Anti-imperialista de las Américas y a la Liga con- tra el Imperialismo y por la Defensa Nacional. 9g ll SANDINO Y LA COSTA ATLANTICA DE NICARAGUA EN OCTUBRE DE 1929, a veintiocho meses del inicio de su lucha en defensa de la Soberania Nacional de Nicaragua, el General Augusto César Sandino recordaba en Mérida, Yucatan, su legada a un puerto del Atlantico nicaragiiense para incor- porarse a la guerra civil de 1926: “La mafiana estaba nublada y fria. Las casas del puerto se miraban tristes por el torrencial aguacero de la noche anterior. EI barquichuelo en que viajaba con mis cin- co ayudantes, atracé en el muelle fiscal. Saltamos al muelle y entre la neblina des- cubrimos unos hombres armados con cara- binas nuevas y cartuchos en abundancia. No vestian de militares y me daban el as- pecto de los agraristas mexicanos. Aquel dia era primero de diciembre de 1926 y por 103. Ja primera vez desembarcaba en la ciudad de Puerto Cabezas, Costa Atlantica de Ni- caragua, donde tenia establecido su gabi- nete el doctor Juan Bautista Sacasa, Presi- dente Constitucional de la Reptblica de Nicaragua ... Un joven de 35 afios de edad, moreno, con ojos negros y cejas encontradas, de regular estatura, barba espesa y afeitada, vistiendo traje de montar, color kaki, sombrero de alas anchas y botas de color obscuro, con un pafiuelo rojo de ramos negros amarrado al cuello, se paseaba a pasos lentos sobre el muelle, con la vista baja y dandose golpeci- tos con un fuete sobre la bota, de vez en cuando”. LA GUERRA CIVIL DE 1926 Con esta descrfpcién, que en su parte final pu- do extenderse a si mismo, el General Sandino re- trataba a un Coronel del Ejército Constitucionalis- ta y luego subalterno suyo durante esa primera etapa de su accién histérica, comprendida desde el 1° de diciembre de 1926 al 4 de mayo de 1927. En- tre ambas fechas se desconocia documento alguno firmado por él, pero una recopilacién de Orlando Cuadra Downing revela que Sandino, después que Moncada le negé entregarle armas, fue nombrado Jefe Expedicionario de Nueva Segovia en Prinza- 104 polka, el 1° de enero de 1927, por el Ministro de Guerra por la Ley del Gobierno Constitucionalista, Dr. Arturo Baca. Ademés, los documentos inser- tos en ese trabajo indican que Sandino ya conce- bia el sistema de guerrillas y estaba autorizado pa- ra nombrar autoridades del Gobierno que represen- taba en los poblados de su drea de operaciones y para pedir a los amigos y adversarios la ayuda que necesitase. Uno de los primeros amigos de Sandino en el Atlantico fue Adolfo Cockburn, coronel del Ejérci- to Constitucionalista, quien no pudo facilitar al gue- rrillero todo lo que necesitaba para su expedicién por el Rio Coco. Para entonces, enero de 1927, Cockburn se hallaba en Saklin y le suministré ga- solina para trasladarse a Cabo Gracias. Alli San- dino obtuvo el resto de las provisiones y 15 rifles con 3.000 tiros, autorizado por el mismo Cockburn, Jefe Militar del Rio Coco segtin nombramiento del Dr. Baca. Comprendiendo 1a importancia bélica de ese suministro de armas, el tiltimo comentaba el 16 de enero del mismo afio: “...siento que no haya habido mds elementos con qué armar a San- dino, pues tengo esperanzas de que su accién seré eficaz...” Y asi fue. Con las acciones de Sandino, la ofen- siva liberal en la guerra constitucionalista acrecen- +6, acorralando al enemigo; pero no recordemos los hechos, ya conocidos. Veamos, de acuerdo a los documentos publicados por Cuadra Downing, que 105 Sandino partis en dos botes, y con suficiente nu- mero de marineros, el 15 de enero de 1927 hacia Bocay desde Los Raudales. Dirigiéndose a Baca, el Coronel Cockburn informa estos detalles en la siguiente carta fechada en Saklin el 23 de enero de 1927, y en la que se refiere al Coronel Sandino: “... Después que volvié el sefior Coronel Sandino del Cabo el diez del mes corriente, salimos nosotros el dia siguiente rio arriba. Sin ninguna novedad llegamos a Waspook en Ja gasolina. De alld fuimos en bote has- ta Sang Sang donde adjunté una buena parte de la marina para dos botes y Ile- gando hasta el pie de Los Raudales pudo completar el sefior Coronel el numero de marinos suficientes y se marché de alld sin ningun otro atraso el 15 del corriente mes...” La documentacién referida indica que el 20 del mismo mes el Coronel Sandino nombraba Coman- dante y Alcalde en Bocay, y Alcalde en la aldea de Santa Rita; que el 29 Ilegaba a Wiwili, después de nombrar las autoridades correspondientes en Wastagudés. Yacalguds, Wiwili y Quilali. Igual- mente, ofrece un resumen del viaje fluvial: “Nues- tra ascensién por el rio Coco —escribia Sandino el 29 de enero de 1927— fue larga y penosa, pero tuve la gran satisfaccién de encontrarme con sdlo gen- tes amigas, las cuales ayudaban en la forma que podian”. 106 En resumen, Sandino partié del Atlantico Nor- te para incorporarse a la guerra constitucionalista hallando entre los habitantes gran apoyo y coope- racién. SUMOS, ZAMBOS Y MISKITOS SANDINISTAS Mas ain: muchos de estos habitantes Negaron a formar parte del Ejército Defensor de la Sobera- nia Nacional de Nicaragua, desde mayo de 1927 a diciembre de 1932, cuando Sandino peleé contra los yankis y les soldados nacionales de José Maria Moncada, Presidente de la Repiblica por obra de la intervencién norteamericana. Y en esta lucha, los sumos, zambos y miskitos ocuparon un lugar importante. No conocemos casos con nombre propio, con- creto, pero si algo no menos significativo: que Sandino pensaba en ellos, en sacarlos de la margi- nacién y la explotacién, en hacerlos verdaderos hombres. En efecto, al periodista vasco Ramén de Belausteguigoitia le presenté uno de sus soldados naturales del Atldntico que, aparte de las lenguas indigenas, hablaba perfectamente espafiol e inglés. —“Pues ya ve usted si son inteligentes —le co- mentaba Sandino—. Pero han estado completa- mente abandonados. Son unos cien mil sin comu- nicaciones, sin escuelas, sin nada... Es donde yo quiero llegar con Ia colonizacion para levantarlos y hacerlos verdaderos hombres”. 107 ADOLFO COCKBURN, LIDER DE LOS ZAMBOS E INDIGENAS Para realizar este proyecto, Sandino tuvo un partidario de su causa nacionalista: Adolfo Cock- burn, el mismo que le habia ayudado con armas y provisiones a principios de 1927, Cockburn era hi- jo de miskita e inglés y, aunque nacido en la Isla del Gran Caimén, tenia muchos afios de vivir en la zona del Atléntico Norte y era considerado lider por los zambos e indigenas. Los miskitos, por e- jemp'o, le Hamaban “PADRE NUESTRO”. Alto, corpulento, ilustrado, sabia las lenguas indigenas, espafiol e inglés, proclamaba al trabajo como lema y, a partir del 1° de enero de 1929, fue escogido co- mo diputado de la Costa Atlantica en la adminis- tracién Moncada. Pero Cockburn, en el fondo, era un convencido sandinista y estaba consciente de su papel: para implementarlo, Sandino lo habia nombrado Gene- ral de Brigada. Reconociéndole ese rango, le diri- gia cartas, como las del 16 de julio de 1931, en la que le envid una comisién militar para ponerla a sus 6rdenes y unos legajos de documentos para tra- ducirlos y publicarlos “en Ia prensa inglesa y de Bluefields ...", despidiéndose: “Con mis mejores deseos de que Ud. sepa apreciar el carifio y since- ridad con que nuestro Ejército lo esté tratando a Ud., sinceramente su hermano, A. C. Sandino...”. 108 UNA MAQUINA DE ESCRIBIR Y LA MUERTE DE COCKBURN Lamentablemente, Sandino no logré implemen- tar el proyecto politico y socio-econémico en el Atléntico por la muerte de Cockburn el 3 de octu- bre de 1931, un sdbado a las dos de la tarde, en su hacienda “Piskira”, entre Saklin y Wasla. Los sandinistas habian recuperado de la guar- nicién de Kisalaya, en la ribera sur del rio Coco, una maquina de escribir; transcurrido cierto tiem- po, fue localizada en poder y servicio de Cockburn. Entonces el comandante de Kisalaya, Subteniente Edward J. Suprenant, recibié érdenes de inspec- cionar la hacienda referida para comprobar si di- cha maquina era la recuperada. Cockburn recibié cortésmente al norteamerica- no acompafiado de dos guardias nacionales; le hizo pasar a la parte baja de su propiedad, a su oficina; permitid que Suprenant utilizara la m4quina, ma- nifest6 su aparente extrafieza al oirle que la mé- quina procedia de Kisalaya, empalidecié argumen- tando que la habia comprado en Puerto Cabezas, oy6 la réplica de Suprenant, quien se le acercaba con el numero en la mano dirigiéndose a la mdqui- na, pero el lider de los zambos y misquitos abrié rapidamente una gaveta de su escritorio y empufié su pistola automatica impidiéndole tocar la mdqui- na. En eso, uno de los guardias nacionales dispa- r6 sobre Cockburn su ametralladora Thompson. 109 Asi murié el martir sandinista Adolfo Cock- burn. SANDINO Y SU CONOCIMIENTO DE LA COSTA ATLANTICA Por otra parte, Sandino conocia la realidad y la historia de la Costa Atlantica. Aqui, cerca de Bluefields, trabajo y palpé la explotacién de las compafiias extranjeras. Aqui se informé de la huelga de trabajadores de Rio Grande, brutalmen- te reprimida y encabezada por Adin Gémez, luego uno de sus generales; hecho que valoraria en su Manifiesto a los pueblos de la tierra y en particu- lar al de Nicaragua (1933). En este trabajo histd- rico de su lucha, y en general del pais, detecté el modelo de la colonizacién inglesa —producto de la expansion imperial europea— que determinaria la situacién del Atlantico, completamente distinta del Pacifico o del interior; refirié los principales he- chos e interpreté la presencia de los indigenas en la misma zona Atléntica, la de los zambos, sumos y miskitos que deseaba transformar en verdaderos hombres libres. 110 12 SANDINO Y SU GESTION DE CULTURA Cuando una gran idea se vuelve colectiva —ha escrito el mexicano Andrés Henestrosa— florece la poesia popular anénima “Y aquellos hombres que han luchado por esas ideas y aquellos hechos de armas mds notables de esa lucha son motivos de canto”, especifica en su antologia Espuma y Flor de corridos mexicanos (1977). Pues bien: una gran idea —la resistencia patridtica a la intervencién militar de los Estados Unidos— se torné colectiva en el pueblo nicaragiiense y produjo no solo una serie de corridos con musica propia o adaptada de los corridos mexicanos, sino todo un quehacer cul- tural, una forma de vivir, de ser y entender la rea- lidad nicaragiiense, de fundamentar toda nuestra identidad nacional. 113 LA ACTIVIDAD POETICA Y MUSICAL En otra oportunidad hemos estudiado y valo- rado la actividad poética y musical de los soldados sandinistas, autores de por lo menos una docena de composiciones sobre su propia gesta, héroes y mar- tires; pero ahora lo que deseamos es sefialar que esos corridos se inscribian en el contexto de la cul- tura gestada por Sandino y su Ejército. Se trata- ba de una cultura surgida de la guerra, con una clara visién educativa que fortalecia la conciencia nacional de los segovianos en particular y de los nicaragtienses en general. El propio Sandino se ad- miraba de ella. Una vez la ejemplificéd en un arti- culo publicado en El Repertorio Americano de San José, Costa Rica, a fines de 1928, sobre el nivel alcanzado por cuatro nifios y un matrimonio cam- pesinos a causa de su relacién directa con la guerra anti-imperialista, para concluir: “Estos didlogos entre campesinos y muchachos del Ejército me ha- cen comprender que la lucha que hemos empren- dido da abundantes frutos de progreso moral o in- telectual de nuestros pueblos”. (El articulo se titu- la, significativamente, “Actual estado de cultura del campesinado segoviano”). Y esos frutos se veian en los soldados sandinis- tas al vivir constante, emotivamente, el verdadero patriotismo nicaragiiense, que les cohesionaba y mantenia con una mistica indoblegable. Asi todos se llamaban hermanos, contestaban el quién vive con Viva Nicaragua! y el santo y sefia con ;No 114 venda nunca a su Patria! Los que sabian leer y escribir encabezaban sus cartas con “Querido her- mano en la Patria” y la concluian con el lema “Pa- tria y Libertad” que les recordaba el objetivo de su lucha. Asimismo, para mantenerse unidos y levantar permanentemente la moral, inventaron refranes y expresiones que se ofan en los campamentos. “Aqui estamos encantados de la vida” —era el principal; Sécrates Sandino, a mediados de 1931, se referia a dicha frase de la siguiente manera: “Aqui estamos encantados de la vida como generalmente acostum- bra a decir Augusto, y que ha hecho de esta frase un refrén en el Ejército, algo asi como el término oficial”. Otros, segin Carleton Beals, aludian a Dios y al inevitable temor a la muerte; al respecto, afirmé el periodista norteamericano: “,..a todos los oficiales y soldados con quienes he hablado pude ver que (Sandino) ha sabido inspirar un afecto vehemente y una fidelidad ciega, inculc4ndoles un odio implacable contra el invasor. —La muerte no es mds que un mal rato, tan corto, que no vale la pena tomarlo en serio. —repite constantemente a sus soldados. También les dice con frecuencia: —-La muerte esco- ge primero al que mds le teme. Se advier- te cierto sentido religioso en su modo de ex- presarse. La palabra Dios vuelve a menu- do en sus labios: Dios es el juez supremo 5 de nuestros combates. ..0 también: Dios y nuestras montafias luchan con nosotros. Sus sentencias, muy expresivas y llenas de buen sentido, corren de boca en boca entre las huestes de su ejército, y son objeto de gran admiracién por parte de aquellos espi- ritus sencillos”. LA FE PATRIOTICA Y LA ESCUELA MAGNETICO-ESPIRITUAL Detrds de esa fe patridtica y estoica vivencia, es claro, se hallaba la personalidad carismatica de Sandino, iniciado en la Escuela Magnético-Espiri- tual que difundia en Argentina Joaquin Trincado, cuyas obras leia y asimilaba practicando sus con- tenidos que lo llevaron, mientras luchaba en las montafias, a ejercer un dominio pleno de magne- tismo y espiritualidad sobre sus hombres. De las obras de Trincado, una de ellas se conservé con anotaciones del General: Los Cinco Amores. Eti- ca y Sociologia. Suplemento a la “Filosofia Auste- ra Racional” (Buenos Aires, Talleres Graficos Preusche & Eggeling, 1922), SANDINO Y SU VOLUNTAD HEROICA, ALERTA INTELIGENCIA Y VOCACION DOCENTE A esta experiencia intelectual se debe, en gran parte uno de los elementos esenciales de Sandino que transmitia a los miembros del Ejéreito Defen- 116 sor de la Soberania Nacional de Nicaragua: su vo- luntad heroica. Como lo ha meditado Carlos Tiin- nerman Bernheim en su ensayo “El pensamiento pedagégico de Sandino”, “el temple heroico va u- nido en él a su acendrado patriotismo”, caracter 0 virtud que lo definia en las situaciones humanas y guerreras mds dificiles, lo impulsaba a reaccionar siempre con generosidad y grandeza, y lo estimu- laba a superarse con entusiasmo y constancia. A las dltimas virtudes, consecuencia de aquella heroi- ca, voluntad, atribuimos nosotros su vocacién de lectura y aprendizaje, de realizacién personal, co- mo lo revela el hecho de que nunca dejaba de con- sultar su biblioteca ambulante, integrada por obras de ciencias sociales y filosdficas, biografias, diarios, folletos, revistas y diccionarios. Uno de los ulti- mos que ha llegado a nuestras manos, era el “Dic- cionario castellano” de la Editorial Garnier. Otros de sus elementos personales, también glosados por Tiinnermann, fueron Ja inteligencia alerta para interpretar las experiencias y la voca- cién docente que, en medio de la guerra que diri- gia, desarrollé Sandino en el norte del pais. Sobre su inteligencia, forjada por una tenaz conviccién au- todidacta, hay mucho que decir. En la obra que le dicté a José Roman a principios de 1933. Mal- dito pais, se encuentran muchos ejemplos de e'la. Aqui solo vamos a transcribir uno en el que aplica profundamente la dialéctica para extraer las lec- ciones que obtuvo de su primer combate contra las 117 fuerzas invasoras norteamericanas en Ocotal, el 16 de julio de 1927: reconociendo la derrota que su- frié debido a la superioridad de los aviones enemi- gos, afirma: “En realidad mucho fue lo que aprendimos del combate de Ocotal: primero y lo mds importante de todo, siempre situarse del la- do del honor y la justicia, lo que sustenta el espiritu haciéndolo invencible; segundo, que la invencibilidad de los marinos americanos es puro mito; tercero, que la participacién de la aviacién militar en nuestra contra in- troducia un elemento de sorpresa que seria dificil esquivar; y en cuarto lugar, aprendi- mos el inmenso valor de la publicidad en cuanto a la opinén mundial y nos convenci- mos que nuestro principal objetivo deberia ser el de prolongar la lucha de protesta por el mayor tiempo posible, pues en realidad desde ese punto de vista no importa tanto el que se gane una batalla, como el librarla y publicarla”. En cuanto a la docencia que mantuvo en los campamentos y caserios de las Segovias, tenian por fin mejorar bélica y humanamente a sus hom- bres, colaboradores y simpatizantes; educarlos pa- ra concientizarlos, para liberarlos. En ese sentido, vale la pena citar la “Academia de Guerrillas” que organiz6 en “El Chipote —toda una ejemplar es- 118 cuela practica y colectiva—, las escuelas que ins- tal6 en numerosos poblados o palenques del rio Coco —San Carlos, Sang Sang, Krasa, Asang, Bo- cay, Raiti— y el “Departamento Docente” de su Ejército. Esta seccién se encargaba de ensefiar a leer a la mayor parte de los soldados, obteniendo un relativo éxito, pues hubo algunos que no sélo se alfabetizaron, sino que aprendieron a escribir a méquina, entre ellos los generales Pedro Altamira- no y Pedro Blandén. SANDINO Y SU SABIDURIA CAMPESINA También muchos de los oficiales y algunos sol- dados eran poetas. Escribian versos amorosos, co- mo el general Francisco Estrada y Narciso Soto- mayor. O recordaban las hazafias de sus compa- fieros, como J.D.P. (sdlo conocemos sus iniciales). O componian poemas festivos y patridticos, con el objeto de conservar el espiritu de lucha, como el General Miguel Angel Ortez, Pedro Cabrera y Tran- quilino Jarquin. Mas todos los miembros del Ejér- cito, sin duda, aplicaban su tradicional cultura cam- pesina, ignorada por los invasores. Beals quedé im- presionado, al dirigirse hacia San Rafael del Norte —donde se hallaba Sandino— de uno de ellos ape- llido Montoya, quien se dio cuenta que al curioso viajero le interesaba la flora y comenz6 a darle el nombre de todas las plantas y a descubrirle sus usos medicinales. “Segtin él —escribia Beals—, la 119 taiz de zorrillas quitaba el dolor de cabeza, y com- probé que en realidad, lo aliviaba; la golondrina era buena para los ojos; la malva, para el rifién; el dormilén era una curiosa planta, cuyas hojas se ce- rraban al mds leve contacto. Montoya me depa- raba todas esas noticias mezcladas con folklore y supersticiones. Me hablé del recamotillo, una plan- ta que crece en la costa del Atlantico...” Y Abelardo Cuadra, quien peleé contra los san- dinistas, igualmente ha dejado testimonio de !a sa- biduria campesina de sus adversarios: duchos para despegarse las garrapatas del cuerpo con un pedazo de cera de abejas y descubrir la presencia del ene- migo por el vuelo de los zopilotes, para dormir en el suelo sin exponerse a las mordeduras de culebras y beber suficiente agua de las ramas de los drbo- les, para pescar a la mejor hora y evitar el peligro en la caza de los chanchos de monte, para orien- tarse en las marchas de acuerdo a los Arboles pe- quefios y hierbas altas, para alumbrarse en la os- curidad con quiebraplatas y poder leer mensajes, para refrescarse del calor y disminuir la sed duran- te las caminatas bajo el sol ardiente, para atrave- sar los rios crecidos sin dificultad, cargar el rifle en las extensas jornadas largas sin correr ningin yiesgo y escoger Ja trinchera mds efectiva, entre otras experiencias guerrilleras. “Se las sabian to- das —concluye Cuadra su testimonio—, por eso a- guantaron pelear seis afios con las puras ufias”. 120 LA INTERPRETACION DE LA HISTORIA NACIONAL Y CONTINENTAL A estos aspectos de la cultura gestada por el sandinismo —canciones y anécdotas bélicas, lemas y consignas patriéticas, “Academia de guerrillas”, refranes morales y escuelas, creacién literaria y sa- biduria campesina— habria que agregar la inter- pretacién de la historia nacional y continental que se halla en los principios e ideas nacionalistas y anti-imperialistas de Sandino, en sus posiciones an- te los problemas politicos, sociales y econémicos de Hispanoamérica, Centroamérica y Nicaragua. Que estas ideas eran consecuencia de una apropiacién intelectual de la realidad, de una concepcién cul- tural que tendria amplias repercusiones a niveles internacionales. Las ideas de Sandino, en fin, no se articularon en un ensayo de redaccién impecable, mucho me- nos en un tratado con suficiente descanso mental. A ninguna de ambas disposiciones —impecabilidad expositiva y ocio creador— accedié el Héroe, a quien el fragor e intensidad de su lucha sélo le permitia elaborar cartas y circulares, manifiestos y proclamas, partes y comunicados. Conviene esta- blecer, pues, que su actitud de escritor fue casi siempre la de un cronista de guerra. A Frovlén Turcios le escribia en una carta: “Estoy% ras de un sangriento combate con log traidores de mi patria, del cual le da ‘ grauiorecn, 4naar> 121: talle oportunamente...”. Y a eso se redujo su labor escrita: a informar detalladamente, cuando tenia oportunidad del desarrollo de su lucha. Con todo, el inmenso corpus escrito que legé a jos nicaragiienses conforma una fuente para recu- itir a ella, tomar sus ensefianzas e identificarnos como pueblo libre y soberano. 122 CONTENIDO Sandino y sus principios. Honradez ciudadana, |. Complete desinterés. . Dignidad patriética, , . . Derecho de los débiles . Honor nacional Sandino y Zeledén... : “El destace de los nicaragiienses en Masaya Sandino: continuador de Zeledén Zeledén y su sacrificio heroico, Tomas A. Borge: soldado de Zel Sandino y la guerra de guerrillas.................. La principal leccién de Sandino_ |, Sandino, Bayo y la Revolucién Cubana EI bagaje de la Guerra Civil La consolidacién de fa guertitla , La picada y la emboscada “La gardenia” y “La chula’ La flota de guerra y los pipantes Abastecimiento norteamericano y hondurefio, Apoyo popular, campesino, informativo Moral y disciplina ejemplares Las Juanas, Palmazones y muchachas voluntarias Area de guerra y leccién de coraje y dignidad. __ 123 17 19 21 22 SLVBBSeRes Sandino y su anti-imperialismo.................... Respuesta ideologica a la politica norteamericana Las ideas del sindicalismo mexicano la Sandino y su indohispanismo La raza mestiza de Hispanoamérica La retérica obsoleta de la Hispanidad _ La indohispanidad, , “El viejo Leén espafiol” , Sandino y su latinoamericanismo.......... La concepcién teérica del imperialismo Una alianza_ latincamericana EI Canal por Nicaragua, , Bolivar, Hidalgo, San Martin. Benito Juarez, Bolivar Sandino y su centroamericanismo.................. Unionismo anti-imperialista , Las “demarcaciones ridicula: a Conciencia de clase y unién centroamericana EI Ejército Autonomista de Centroamérica “La injusticia de los opresores” . Las cooperativas obreras y campesinas Radical y progresista Sandino y su nacionalismo popular y armade....... Una posicién anti-cligarquica, |... |, Le Los grupos dominantes libero-conservadores . El nacionatismo: elemento definitorio det sandinismo. . La militarizacion ciudadana a7 50 51 52 52 55 57 58 59 61 63 66 68 68 71 73 74 76 77 73 RARz a7 Sandino y el internacionalisme de su Jucha......... 89 “.,mi ideal campea en un amplio horizonte de interna- cionalismo...” veceeeee 92 Repercusion a escala planetaria, 92 Apoyo moral e intelectual 94 Adhesiones de figuras continentales y europeas _ , 94 Los comités de solidaridad , 95 La Legién Latinoamericana,__. .. 96 El internacionalismo proletario,.. 6... . 2.0... e eee 98 Sandino y la Costa Atlantica de Nicaragua.......... 101 La guerra civil de 1926 . 104 ‘Sumos, Zambos y Miskitos sandinistas |. 107 Adolfo Cockburn, lider de los zambos e indigenas _ 108 Una maquina de escribir y la muerte de Cockburn, 109 Sandino y su conccimiento de la Costa Atlantica 110 Sandino y su gestién de cultura..................- 111 La actividad poética y musical , 114 La fe patriética y la Escuela Mag! 116 Sandino y su voluntad heroica, alerta inteligencia y vo- cacién docente veeeceeses HE Sandino y su sabiduria campesina, . 1g La interpretacion de ta historia nacional y continental. 12 125

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