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JOSE ORTEGA Y GASSET LA DESHUMANIZACION DEL ARTE CiENCIAS, ‘Y HUMANIDADES [Nom era doma Bera ese Marto, vs cones Parco XI IMPOPULARIDAD DEL ARTE NUEVO Enire las muchas ideas genales, aunque mal desarollada, el genial francés Guyau, hay que Conar su intento de estudiar elarte desde el punto de vista sociol6gico, Al pronto le ocuriie ‘uno pensar que pareja tema es esti. Tomar el arte por el ado de su efectos sociales se parece mucho a tomar el rébano por las hojaso a estudiar el hombre por su sombra. Los efectos so- clales dol are son, a primera vist, cosa tn extrinseca, tan re- ‘mota dela esenciaexética, que no se ve bien cémo, pariendo de ellos se puede penctrar en I intimidad de los estos. Gyan, ‘iertamente, no extrajo desu genial intento el mejor jugo. La ‘brevedad de su vida y aquella su trgica prisa hacia la muerte ‘mpidieron que serenise sus inspiracones, , dejando aun lado todo fo que es obvioy primerzo, pues insistr en lo mis sus- tancial y ecéndito. Puede decirse que desu libro arte desde el punto de vista socoldgico solo existe el ule; el resto esté ‘ain por ese. La fecundidad de una sociologfe del arie me fue revelada inesporadamente cuando, hace unos aos, se me ocuié un die ‘eseribir algo sobre Ia aueva 6poca musical que empieza con Debussy. Yo me proponia defini con la mayor elaridad posi- 1 Vea eMusic xpctdo Ml “ sot omen roasucr ble la diferencia de estilo enre la nueva msi nal El problema era rigurosamenteestético, y, sin embarzo, me enconteé con que el camino mas corto hacia parade un fen6meno sociologico: la impopularidad de la nueva mésics Hoy quisiera hablar més en general y referirme a todas las aries que an tienen en Europe alg viger, por tanto, junto a la misica nueva, la noeva pintura, la nueva poesf, ei nuevo. teatro. Es, en verdad, sorprendente y misteriosa la compacta ‘soldaridad consigo misma que cada época histérca mantiene cen todas sus manifestaciones. Una inspracisn idéntica, un mismo estilo biolégico pulsa en las artes més diversas. Sin darse de ello cuenta, el miso joven aspiraa realizar con so- nidos exactamente los mismos valores estéticos que e pntor, poeta y el dramaturgo, sus contemporéneos. Y esta identi- ‘dad de sentido artstico habia de rendir, por fuerza idéntica consecuencia sociologia. En eect, a la impopularidad de la fnueva misica responde una impopslaridad de igual catizen las demés muss. Todo el arte joven es impopula, y no por caso y accident, sino en virtad de su destino esenca ‘Se dir que tdo estilo reciénllegado sufre una etapa de la- zateto y se recordar Ia batalla de Hernani y los demas com- bates acabcidos en el advenimiento del romantcismo. Sin em bargo, la impopularidad del arte nuevo es de muy distinta fisonoma. Conviene distinguir entre Io que no es popular y 1o {que es impopaler. El estilo que innova tarda algun tiempo en ‘conguistar la popularidad; no es popular peo tampoco impo- pula. El ejemplo dela imupeién romantica que suele aducirse fue, como fendmeno sociolégico, pesfectamenteinvers0 del {qué ahora offece el arte. El romanticismo conquist6 muy pronto al «pueblos, para el cual el viejo arte clisico no habia ido nunca cosa entrafale. El enemigo con quien el romant- ‘cismo tuvo que pelear fue precisamente una minora selecta ‘que se haba quedado anguilosada en las formas arescas del ‘antiguo régimens poétio. Las obras roménticas son las pri tmeras —desde la invencién dela imprenta— que han gozado dd grandes tiradas. El zomanicismo ha sido por exestencia el estilo popular. Primogénito de la democraca, Fue tatado con ‘21 mayor mimo por la mast. En cambio, el arte nvevo tiene a la masa en contra suya y a tendié siempre. Es impopular poresencia; més ain, es antipo- plar, Una obra cualquiera por engendrada produce en el Dblico autométicamente un eurioso efecto sociol6gico. Lo divide en dos poreiones: una, minima, formada por reducido -nimero de personas que le son favorabls; otra, mayoritaria, innumerable, que lees host. (Dejemos a un lado la fauna cequivoca de los snobs). Acta, pes, la obra de arte como un poder socal que crea dos grupos antagénicos, ue separa ys2- Jecciona en el montén informe de Ia muchedumbre des estas diferentes de hombres. {{Cual sel principio diferenciador de estas dos castas? Toda ‘obra de ate suscitadivergencias: © unos les gusta, a otros n0; ‘unos les gusta menos, a otros més. Esta disociacién no ene caricter orgnico, no obedece aun principio. El azar de nes tra indole individual nos colocaré entre los unos y entre fos ‘otros. Peo en el caso de ate nuevo la disyuncin se produce nun plano més profundo de aquel en que se mueven ls va- riedades del gusto individual. No se trata de que ala mayoria el plico no Le guste la obra joven y ala minora sk. La que sucede es que la mayoria, la masa, no la entiende. Las viejas ‘coletas que asstian a las repesentaciones de Hernan enten- ‘dian muy bien el drama de Victor Hugo y precisamente por {que lo entendian no les gustaba. icles a determinada sensibi- lidad estética, sentian repugnancia por los nuevos valores ansticas que el roméntco les proponia, ‘A:mijucio, lo caracterfstico del arte nuevo, adesde el panto {e vista sociolégico», es que divide al ptblico en estas dos clases de hombres: os que lo entienden y os qe no lo entien- en. Bso implica que los unos poscen un 6rgano de compren- sin negado, por tanto, a los tr; que son das variedades dis: tintas de la especie humana, El arte nuovo, por lo vist, no es para todo el mundo, como el roméntico, sino que va desde Juego dirigido a una minorfa especialmente dotada. De agut la inritacién que despiera en la masa, Cuando a uno no le gusta luna obra de ate, pero la ha comprendido, se siente superior a cliay noha lugar a laieitacién. Mas cuando el dspusto que la ‘obra cash nace de que no se aha entenido, queda el hombre ‘como humillado, con una oscura conciencia de su inferoridad {que necesita compensir mediante Ia indignada afiemacién de ‘i mismo frente ala obra. El arte joven, con solo presenarse, ‘obliga al buen burgués & sentrse tal y como es: Buen burgués, ‘ene ineapaz de sacramentos atisticos, ciego y sordo a toda belleza pra. Ahora bien, esto no puede hacerse impunemente después de cienafios de halago arnimod ala masa yapoteo- sis del Sin uae eager por sae Sd opto servis evans exer abut oir qu usa mayor en get oe esc nse mn cad epi dvra en nein dea ge fine sae es eS ioe uncle ajax cy lve menos ia, Senay sin comsernencias pas, Porson iia, ob Sende gue xe aes vay, o qu sede mina ast vnc con ela nse enn, el aistoqne 2 thewneria coon fia pesos boners mat ‘ic aconumo demetiog procul ees proprcona Semcon con nua eats, Det sate ue ‘Si leraé a flomas ropamen aria, Ts eater Senet elas rons Poe Sela arnay pepsi buantsTan pot coo srt uranencecic dimen wo pet ear Pesta std any Mara pblico uo despa y Psa qs hace dln del excel ib 0 ct {nna ono ora acted ston bo aue p= eae qu 0 leve pusionaros ys mrveiSnznen Umeng en los Una ba que no lets esa imerven- Sion dja sin papel host len, este punto convene qe gue na pero cll Aloe os co bs devins humo: revlon grade we pow efee presenta ose muy econ i vertadr gre asic. Ms te tpn Son omano de nabs nin, ompauble con ‘Stitt nen Se watadeuneccsin dpa samen seni. Pa vec najetoenemos que acomods da cera manta ocaryapraoeculr t sn comodo sul in Scuata fo veremoy el jo oo yeremos ma gins el Ter qu ems and un jardin al eves del wri de tuna ventana. Nuestos ojos se acomodain de suerte ue el ‘ayo dela visién pent el vido sn detenerse en 9 saya brendersecn as for: y fronds. Como load a aos lj y hasta va lanza el ayo vital no yeremos to, asd mesa mirada raven pec, Caan sds puro sea el eit, menos lo vereman. eco luego, b slendo un esfuero,podemosdsentnderos de jain 1 tayend el ayo ocula, deteneco en el vin. Eatonces ar din desaparece& nestox ojos y de sco vemos unas mass Ge color onfsas que paces pegadas a esta Por ant, ‘ec el jain y vere rod a ventana son dos opeecones ‘ncompables: a una excloye ala ora requeren acomods, ciones oculares diferentes, a ves Del mismo modo, quien en a obra de ae base el conme- ‘ese con os desios de ashy Mara o Je Tita e noo & sli aomoda su pereepignespritul no verd Ia obee de ane La desgiacia Se Tat a6 stl degrcia cone uentement, slo pods conmoveren la medida os queso tome como realidad Pero exe} cao que el objeto arition 460 es atstico en le mia en qoe noes cal. Para poder for del retro ecuestre de Carlos po Tiziana, ex cond. tm neluible que no veamos alia Cares Venposona, a tc y vive, io queens iar, hemos de ver slo Us ‘ert, una image ie una fist. El eta 2 0, to son dos objets completamente dss: ono interes. ths por el uno o po loge. Enel primer eas, scones Gon Cares Ven el segundo, «coremplamos» an jess ico como tl Pues bien a mayorta de a gente es incapar de scomodar sv atenci al videoy wanparecia gc esa obra de art. o8 ‘ez de ex, pasa através de la sin use y Yaa ovlcus Apasionaamens en la realidad humana goon l ora et aludida Si sel nits solar esta presey deter a ‘gn omintcay taal Yen poco se ead Sn puny enqueeconenido imino eave ea an eseasd Salen go See yea, Emoncseremon on bee qe so 7 Pore ce el Mesa Campane sa deta iva saps mes) bs bn xrsud ‘rostqe es scomvenenls els, ewo ox ruen yo poral as tc. ‘Ar orsaowace be sare 5 Puede ser percibido por quien posea ese don peculiar de la sen sibiidad arctica. Sera un arte para artistas, no para lame 4e los hombres; seréun ane de casi, y no demético. He aqut por qué el artista nuevo divide al psblico en dos clases de individuos: los que lo entienden y los que nolo en tienden; esto es, los artistas los que nolo son, El arte nuevo sun ante anistico ‘Yo no pretendo ahora ensalzar esta manera nueva de arte y ‘menos denigrar la usada en el imo siglo. Me limito a kar. las, como hace el zologo con dos faunas antapaicas. El arte ‘nuevo es un hecho universal. Desde hace Veinteatios, os jo- venes més alerta de dos generaciones sucesivas —en Pats en Besli, en Londres, Nueva York, Roma, Madrid— se han en. contra sorprendidos por el hecho ineluctable de que el arte ‘sadicional no les interesaba; mas ain, les repugnaba. Con es. {os jévenes cabe hacer una de dos cosas: 0 fusilarios 0 esfor~ "ase en comprendetios. Yo he optado resveltamente por esta segunda operacién. Y pronto he advertido que germina en ellos un nuevo sentido de art, perfectamene claro, coherente Y racional. Lejos de ser un capricho, significa su seni lr Sultado inevitable fecundo de toda a evolucin atistica an terior Lo caprichoso, lo arbitraro y, en consecuencia, esti 8 resistirse a este nuevo estilo obstinarse en Ia reclusign dentro de formas ya areacas, exhausts ypercltadas. En ate, ‘como en moral, no depende el deber de nuestro atbitrio: hay que aceptar el imperativo de trabajo que la époce nos impone. Esta dociidad a la orden del tiempo es la nica probabiidad de acertar que el individvo tiene. Aun as, tal ver no consiga ada; pero es mucho més seguro su fracaso si se obstina en ‘componer una Gpera wagneriana més 0 una novela naturalist Bn ane es ula toda repeticién. Cada estilo que aparece en | historia puede engendrar cierto némero de formas diferen tes dentro de un tipo genérco, Pero llega un dia en que lam niffica cantera se agota. Esto ha pasado, por ejemplo, con la ‘novela y el teatro roméntico-naturalista, Es un error ingenuo ‘reer que la esterilidad actual de ambos géneros se debe ala _ausencia de talents personales. Loque acontece esque se han ‘agotado las combinaciones posbles dentro de ellos. Por esta razon, debe juzparse venturoso que coincida con este agot Iiemto Ia emergencis de una nueva Sensibilidad capaz de de- ‘nunciar nuevas cantrasinactas. ‘Si se analiza el quevo estilo se allan en él certas tenden- cias sumamente conexas entre sf. Tiende: 1, la deshumani- ‘aciGn del are; 2°, a evitar las formas vivas: 3%, a hacer que Ta obra de arte no sea sino obra de arte; 4, considerar el arte como juego, nada més; 5°, ana esencialironfa; 6°, aeludir toda falsedad,y, por tanto, a una escrupulosarealizacién. En fin, 7.9 el arte, segén los artistas jvenes, es una cosa sin tras cendencia alguna. ibujemos brevemente cada una de estas facciones del arte UNAS GOTAS DE FENOMENOLOGIA ‘Un hombre iste agoniza, Su mujer est junto al echo. Un ‘médico eventa as pulsaciones del moribundo. En el fondo de la habitaciGn hay otras dos personas: un periodista, que asiste ‘la escena obitual por razén de su oficio, yun pintor que el fzar ha conducido alli: Esposs, médico,periodista y pintor presencian un mismo hecho, Sin embargo, est tnicoy mismo hhecho —Ia agonia de un hombre—se ofrece acada uno de ellos con aspectodistnto. Tan distintos son estos aspects, {que epenas si tienen un neo comin La diferencia entre lo que fs para a mujer transida de dolor y para el pintor que, impasi- ble, mira la escena, es tanta, que casi fuera més exacto decir: laesposay el pintor presencian dos hechos completamente sistinos. ‘Resulta pues, que una misma realidad so quicbra en muchas ‘realidades divergentes cuando os mirada desde puntos de vista distintos. ¥nos ocurre preguntarns: cul de esas miltiples realidades es Ia verdadera, la auéntica? Cualquiera decision ‘que tomemos seréarbitearia, Nuestra preferencia por una u ‘otra s6lo puede fundarse en el capricho, Todas eses realids- es son equivalentes, cada una la auténtica para su congno punto de vist. Lo dnico que podemos hacer es clasificares- {os puntos de vistay elegir entee ellos el que précticamente parezca mis normal o mis esponténeo, As legaremos a una ocién nada absolua, pero, al menos, préctica y normativa ‘de realidad. EI medio mAs claro de diferenciar los puntos de vista de esas cuatro personas que asisten ala escena mortal cosise en medi una de sus dimensiones: la distancia espirtual en que cada uno se halla del hecho comin, de la agonia. En la mujer del moribundo esta distancia es mfnima, tanto que casino ‘existe Elsuceso lamentable atormenta de tal modo su coe 260, oeupa tanta porcin de su alma, que se fund con su per- ‘soma, o dicho en giro inverso: a mujer inervieneen Ia escena, es un toz0 de ella. Para que podamos ver algo, para que un hhecho se convierta en objeto que contemplamos es menester Separaro de nosotros y que deje de formar pare viva de aves tro ser La mujer, pues, no asst a la escena, sino que etd den tuo de ell; no a contempla, sino qu I vve. El médico se encuentra ya un poco mas alejdo, Para él se trata de un caso profesional. No intervene en el hecho con la spasionada y cegadora angustia que inunda el alma dela po- ‘bre mujer. Sin embargo, suoficio le obliga a interesarseseria- mente en lo que ocurre; lleva en ello alguna responsabilidad y acaso peligra su prestigo. Por tanto, aunque menos integra © Satimamente que la espose, toma también parte ea el hecho, la escena se apodera de él, le arastra a su dramético interior prendiéndole, ya que no por su corazén, por el fragmento pro- fesional de su persona. También él vive el triste aconteci- ‘mento aunque con emociones que no parten de su centro or ial, sino desu periferia profesional. ‘Al.stuarnos ahora en el punto de vista del reportero, adver- imos que nos hemos alejado enormemente de aquella dolo- rosa realidad, Tanto nos hemos alejado, que hemos perdido ej ost onan con el hecho todo contacto sentimental El periodista est af como el médico, obligado por su profesiGn, no or espontineo ¥ humano impuiso, Pero tientras la profesign del médico le ‘blige intervenieen el suceso la del peviodista le obliga pre- cisamente a no intervenir debe limtarse aver. Para él propia- mente es el hecho pura escena, mero expectéculo qu iuego ha de relatar en las columnas del periddico. No participa sent mentalmente en lo que ali acaece, se halla espiritualmente texento y fuera del stceso; no Jo vive, sino que lo eontempla. ‘Sin embargo, lo contempla con la preocupacién de tener que referilo luego a sus lectores. Quisiea interesar a ésos, com moverlos, si fuese posible, conseguir que todos los suscrp- {ores derramen lgriias, como si fuesen transitorios parentes Uncray babes neve eden ita cbs de Paso), xo con empl incase tanec D6 a ‘omamental vibra larvad una tenaz reminiscencia de ciertas formas «naturales», En segundo lugar —y éstaes la raz6n més ‘importante, el arte de que hablamos no es solo inhumano ‘porno contener cosas humanas, sino que consisteactivamente fenesa operacion de deshumanizar. En su fuga de To humano no le importa tanto el término ad quem, la fauna eterécita a ‘que llega, como el térino a quo, el aspecto humano que des ttuye. No se trata de pintar algo que sea por completo distinto ‘de un hombre, 0 cas, 0 montafa, sino de pintar un hombre {que se parezca lo menos posible a un hombre, una casa que conserve de tal lo estrictamente necesario para que asistamos ‘a sy metamorfosis, un cono que ha salido milagrosamente de To que era anes una montafia, como la serpente sale de su ca- ‘isa, El placer estético para el artista nuevo emana de ese {nungo sobre le humano; por eso es preciso concretar la vcto- riay presentar en cada caso la victim estrangulada ‘Gree el vulgo ques cose fécil hur de la realidad, cuando es 10 mis diffeit del mundo. Es fécil decir o pintar una cosa ‘que arezca por completo de sentido, que sea innteligible © ‘ula: bastaré con enfilar palabras sin nexo*, 0 trazarrayas al ‘azar. Pero lograrconstrulr algo que no sea copia de lo «natu- ral y que, sin embargo, posea alguna substentividad, implica cl don mds sublime. La atealideds scecha constantemente al antista para impedir su evasion, ;Cuéntaastuca supone Ia fuga genial! Ha de ser tin Ulises al revés, que se liberta de su Penélope cotidiana y ‘entre escllos navega hacia la brujrfa de Ciree. Cuando logra, ‘seapar un momento ala perpetua asechanza no llevemos a mal en el artista un gesto de soberbia, un breve gesto a To San ‘orge, con el dragén yugulado alos pies. © Queesloque hash ato dan Pde ie vine (ase Inpots tri) oot mi exteagseia alos ets del are vos arrancones des pcp eae, Local ees (rc afd etn eet, do ur male vl Teno ‘senso. eo ost omecav ser INVITACION A COMPRENDER En Ia obra de arte preferda pore timo siglo hay siempre un ndcleo de realidad vivida que viene a ser como sustancia (el cuerpo estéico, Sobre ella opera el arte y su operacidn se redce a pul ese nicleo hurnano, a daze bamiz, bilo, com- postuta o reverberacién. Para la mayor parte dela gent al es- tructura de la obra de arte s la mis natural, esl inca posi ble El arte es reflejo de la vida, es la naturaeza vist al través do un temperamento, es la representacin de lo humano, et, ero eel caso que con no menos conviccin los jovenes ss tienen lo conraro.;Por qué han de tener siempre hoy azn lo viejos contra los jévenes, siendo asf que el mafiana da siempre In azn a los jvenes contra los vejos? Sobre todo, ‘no conviene indignarse ni gritar: Dove si grida non 2 vera scienza, decia Leonardo de Vinci: Negue lugere neque indi har, sed inelligere,recomendata Spinoze, Nuestas convic- Clones més arraigadas, mds indubiables, son as mas sospe- chosas. Ellas constituyen nuestro limite, nuestros confines, ‘nuestra prisiGn, Poca es la vida sino pga en ella un afin for- ‘midable de ampliar su fronteras. Se vive en la proporcisn en ‘que se ansa vivir mds, Toda obstinacin en mantenemos den {to de nuestro horizonte habitual significa debiidad,decaden- cia. de las energie vitales. EI horizonte es una linea biol6gica, tun Grgano vivient de nvesto ser, mientras gozamos de pleni- tude horizonteemigra, se dilta, ondulaelistco casi alcom- ‘és de nuestra espracion. En cambio, cuando el hotizonte se Tijaes que se ha anqulosado y que nosotros ingresamos en Ja vejer. 'No es tan evidente como suponen los académicos que Ia ‘obra de arte haya de consistir, por fuerza, en un ncleo hu ‘mano que las musas peinan ¥ pulimentan. Esto es, por 10 ‘pronto, redacir el arte ala sola cosmética. Ya he indicado sn- tes que la percepcién dela realidad vivida y la peroepci6n de la forma artistica son, en principio, incompatibles por reque- rir una acomodaci6n diferente en nuestro aparato perceptor. a orswmsacrv ae ame @ Lin arte que nos proponga esa doble mirada ser un arte bize. El sigo xn ha bizqueado sobremanera: por eso sus productos atsticos, lejos de representar un tipo normal de at, som tal ver la méxima anomalfa en Ia historia del gusto. Todas las ‘rane épocas del arte han evitado qu la obra tenga en lo bu- ‘mano su centro de gravedad. Y ese imperative de exclusiva realismo que ha gobernado la Sensibilidad de la pasada centu- ‘ia significa precisemente una monstruosidad sin ejemplo en Ia evolucién esttica. De donde resulta que la nueva inspira cin, en apariencia tan extravagante, vuelve a tocar, cuando ‘menos en un punt, el camino real del arte, Porque este ca ‘ino se llama «voluntad de estilo». Ahora bien: estilzar es sdeformar lo eal, destealizat.Estilizacin implica deshumani- ‘aciGn. Y viceversa, no hay otra manera de deshumanizar que esilizar. El realismo, en cambio, invitando al artista a segvie ‘écilmente la forma de las cosas, Te invita a no tener estilo. Por eso el entusasta de Zurbarén, no sabiendo qué deci, dice (qu sus cudos denen ecariter, como tienen carter y noe flo Leas o Sorel, Dickens o Gals. En cambio, sig XVI, ‘que tiene tan poco carter, pose a satura un estilo SIGUE LA DESHUMANIZACION DEL ARTE La gente nueva ha declarado tabi toda injerencia de lo hu- ‘mang en el arte. Ahora bien: lo humano, el repertoria de cle- ‘mentos que integran nuestro mundo habitual posee una jerar- ‘guia de tes rangos. Hay primero el orden de las peronas, bay ‘ego el de los seres vivos, hay en fin, las cosas inorgénicas. ‘Pues bien el veto del arte uevo se eerce con una ener pro porcional aa altura jrdrquica del objeto. Lo personal, por ser Jos humano de o humano, es lo que més evita el arte joven. [Esto se advierte muy claramente en la masica y Ia poes, Desde Beethoven a Wagner el tema dela misica fe la ex: [resin de sentimientos personales, Elatista mélico componia ‘andes edifcis Sonoros para alojar en ellos su autobiografa. st onracycuser Mis menos rl arte confer, No aba oa manera de fox: ein qua contamina smc —det en ‘etches poser gran Ss moma Wagner yesh nel Tt tei conu Weseonk 0 ey {hea omen, qs Cplcaos nc gu ‘otenos dancin dchons gun fs el Inn nor comptngey pur gona el tnemes que toa egusiamon ertnos enna wlupide ea mdi e Bestovens gna oda mises mele rma Er esun desea naris ctl Esse vase ean nbi bia ue hay onl bone, thal ule conta del dolor lta del rin Ese Conta no ede orden expiital, etna open mee nc como la dota qu poe oe den coche ohe neil Seated lose atomic, alan Noval confi oni con el eo El ominc ca con ‘clans sovecta nonstate el Col pr pe Inrron oe prions Gees nots rt no pode Constr enconagio poise pra ese un endnene Snconchrts ye at ur a lm tnd, mela Se lec, ano y rin son entice anes El gonto do taller n pase ncn dln nlancolc toni, ¥ major an so lege. Tote male je le fod (Mallarmé), : os “creo que stants deol uci de aia joven Epler enc ene gus ser placer intl Pogue ent os place os hay ces ypericacs, L lg del omc ee ene cononds ere mands tee Atal, proce de mato. favoresdo ato eo de Lea unt se ale, perocon ana aos mye Fete slp o> algo determing, Lacuna dl bor Cho's hemato, eateneran ons misma, ose de Sbnde vee omo le eng wae andanentn El regal prema, enc, cmt precaamet co Sane aod un eco ic ome sca Serge 1s ve un objeto on mismo egoiune Es una alga centyon gue vive de su mtivacin y parece Hirde objeto facia tet odo lo que quieras espinal y no mecknico babs de gosoet ext carster perspictz intligenty motvado. Ahora Ron Is obra romance provoca un place que apenes man: tone coneion con su contenido. Qué ten qu veri blle- de mesial-—que debe ser ago stado all fuera dom, o8 Stinger donde sonido brot-—com los defretimietos at Stor gus en mi ecaso produce yen pads To cuales el Bearman se complace? No hay aun pets guid pro quo? En er de goza de objeto atticn suet gora oa mismo: a ob aso so Incas alcool dena flncor Venlo acontecett sempre qu se haga consi rad Tnlmenteelate en una exposcion de reaidadesvividas fas sn vemedo, nos sobrcogen, eos en noo wha paricipaionsenimectal que impde contemplaras ens pure objtva Nor evan acin distancia, Ycada wn de as ats mie acja un aparao proyeror que sejaa cons yas ansigu iu pase gic les ontemplamos desta, in fas dean aso iabordabeysbsolutaent jaas, Cuando fata ex desealacionse produce en nosotror wn iubeof- tal osaberos si vvias ost contemplarss. ‘An as iguas de cer todos hes seatio ua peclir dosarin.Proviene xn de equiv agente qe en lash ty nos impide adopar en presencia ua acta clay ‘Sut. Cuunfo las sentimos cono sere vos nos bln des Shvicho sucadavercoscteto de munecs. ls vemos Some cioncs psecen palit iid. No hay manera de fedcias a meton objets. Al miraran nos azo sospechar 7 Cassin y tv son, pes, dos ets completamente sino Las coast xaos de Conseco eisten pra E08 ee {iso que ncecia le wvergb. Em ambi, el tivo deus sentient ‘devon vein deus cone formal pated estos, exo cone a stomecaraaser {que son cls quienes nos estén mirando a nosotros, ¥conclui- ‘mos por sentir asco hacia aquela especie de eadaveres alg lads. La figura de cera es el melodrama puro. Me parece que la nueva sensibilidad ex dominada por un 1800 a lo humano ea el arte muy semejante al que siempre ha sentido el hombre selecto ante ls figuras de cera. En cambio, la macabra bura cerna ha entusiasmado siempre a la pebe, 'Y nos hacemos de paso algunas preguntas impertinentes; con 4nimo de no responderlas ahora: ;Qué significa ese asco a Jo humano en el ae? Es, por ventura, asco a lo humano, ala realidad, a vide y una repugnancia a vera confundia con el arte, con una cose tan subaltema como es el arte? Pero, ;gué ‘es esto de lamar al arte funcin subaltema, al dvino ate, glo- ‘ia de la eivilizacién, penacho de la cultura, ec? Yad, lector, {que se tataba de unas preguntas impertinenes, Queden, por ahora, anuladas. El melodrama llega en Wagner a la més desmesuradsexalta- in ¥ como siempre acaece, al alcanzar una forma su mximo ‘nica su conversa en la contraria. Ya en Wagner Ia voz hi mana deja de ser protagonistay se sumerge en el griterio cds mio de los dems instrumentos. Pero era inevitable una conver sin. més radical. Era forzoso extirpar de la mésica los sentimientos privados, purfiara en una ejempilar abjetvacia, Esa fue la hazaia de Debussy. Desde 61 es posible of misica serenament, sin embriaguez y sin ants. Todas las variaciones 4e propsitos queen estos uhimos decenios ha habido en el arte ‘musical pisan sobre el nuevo terreno ultraerreno genialmente ‘conquistado por Debussy. Aquella coaversin de Io subjetivo a Joobjetivoes de tal importancia que ante ela desapareoen as d- ferenciaciones ulterores'. Debussy deshumaniz6 la misica porello data dela eva era del ane sonora, La misma peripecia aconteci en el liismo. Conventaliber- ‘aria poesfa, que, cargada de materia humana, se habfa con- + Unanfissmas denn de qu signs Des ene aa sca remiss ee nnn tenn cog Eee sonst 0 A o vertido en un grave, e iba arrastrando sobre la tierra hitién- {dose contra los doles y las esquinss de os tejados, como un ‘lobo sin gas, Mallarmé fue aqufellibertador que devolvi6 al ‘oem su poder serosttico y su vitod ascendente. l mismo, tal vez, no realiz6 sv ambici6n, pero fue el capitin de las nuc- vas exploraciones etéreas que ordené la maniobra decisiva solar el laste ‘Recuérdese cul era el tema de Ia poesta en la centura ro ‘méntica. El poeta nos participabalindamente sus emociones privadas de buen burguss; sus penas grandes y chicas, ss n0%- {algins, sus preacupdcionesreligiosas o polities y, si era in- als sus ensodaciones tras do la pipa. Con unos w otros me- ios aspiraba a envolver en patetismo su existencia cotidiana EEL genio individual permitia que, en ocasiones,brotase en torn al ndcleo humano del poema una fotosferaradiante, de ‘ms sutil materia —por ejemplo, en Baudelaire—. Pero este ‘esplandor era impremeditado, El poeta queria siempre ser un Dombre —<¥ esto parece mal los j6venes? —pregunta con repri- ‘mids indignacign alguien que n0 lo es {Pues qué quieren? {Que el poeta sea un pro, un ietiosauro, un dodecaedro? 'No sé, 0 s6; pero creo que el poeta joven, cuando poetiza, se propone simplemente ser poota. Ya veremos cémo todo el are nuevo, cociendo ea esto con la aueva cienca, con la neva politica, con la nueva Vida, en fin, epugna ante todo i confusién de fronteras. Es un sintoma de pulecitud mental, ‘queter que las fronteras entre las cosas estén bien demarca- ‘das. Vida es una cosa, poesia es otra —piensan 0, al menos, sienten-—. No las mezelemos. El poeta empieza donde el hombre acaba, El destino de éstees vivir su tinerario humano;, lamisién do aquél es inventar lo que no existe, De esta ma erase jutfica el ofcio poético. El poeta aumenta el mundo, sriadiendo a lo rea, que ya estd abf por s{ mismo, um iereal Continente. Autor viene de auctor el que aumenta, Los lati- fos llamaban a al general que ganaba par a patria un nuevo teritoro. soswomen roar Mallarmé fue el primer hombre del siglo pasado que quiso ser poeta. Como é1 mismo dice, rehs6 los materiales natu raleS» y compuso pequefios objetos lircos, diferentes dela fauna y la flora humanas. Esta poesta no necesita ser «sen- ida», porque, como no hay en ella nada humano, no hay en ella nada patético. Si se habla de una mujer es de la «mujer ninguna, y si suena una hora es «la hora ausente del eua- ‘rante>, A Tuerza de negaciones, el verso de Mallarmé ania toda resonancia vital y nos presenta figuras tan extaterres- tres que el mero contemplarias es ya sumo placer, ;Qvé puede hacer entre estas figonomias el pobre rostro del hom- bre que oficia de poeta? Solo una cosa: desaparecer, voati- arse y quedar convertido en una pura voz andnima gue sos tiene en el aire las palabras, verdaderos protagonists de la ‘empress lirica, Esa pura voz anénima, mero substrato acd tico del verso, es 1a voz del poeta, que sabe sislarse de su hombre circundante Por todas partes salimos a lo mismo: huida de la persona humana. Los procedimientos de deshuranizacié son mu- ‘hos, Tal vez hoy dominan otros muy distintos de los que em ple6 Mallarmé, y no se me oculta que alas péginas de éste Negan todavia vibraciones y estremecimientos roménticos, Peco lo mismo que Ia msica actual pertenece a un bloque historico que empieza con Debussy, toda la nueva poesta avanza en la direccin sefilada por Mallarmé. El enlace con ‘uno y otro nombre me parece esencial si, elevando la mirada sobre las indentaciones marcadas por cada inspiracién pa Ticuar, se quire buscar la nea matrz de un nuevo esti. Es muy diffcil que a un contempordneo menor de treinta aos le interese un libro donde, so pretext de ate, se le re fieran las idas y venidas de unos hombres y unas mujeres. Todo esto le sabe a sociologta, a psicologta y lo aceptaria ‘con gusto si, no confundiendo ta cose, se le hbase sociol6- gicamente 0 psicoldgicamente de ello. Pero ol arte para él es otra cosa [La pocsfa es hoy el dlgebra superior de las metfora, ELTABU Y LAMETAFORA, ‘La metéfora es probablemente la potencia més fet que el. hombre posee. Su eficiencia llega a tocar los confines dela, taumaturgia y parece un tebejo de creaciGn que Dios se dj ‘lvidado dentro de una de sus craturas al tiempo de formarla, ‘como el cryjano distrado se deja un instrumento en el vente {el operaso. “Todas las demés potencis nos mantienen insritos dentro Ge lo real de lo que ya es. Lo mis que podremos hacer es su- Inar orestar unas cosas de otras. Slo la metéfora nos facilta Inevasion y crea enre las cosas reales arrecifesimaginarios, Aorecimiento de islas ingrid. ‘Es verdaderamente extra Ia existencia en el hombre de esta actividad mental qve consiste en suplantar una cosa por ‘otra, n0 tant por afin delegara éta como por el empeio de febuir aguéla, La metéfora escamotea un objeto enmascarén- dolo con otro, y no tendfa sentido si no vigramos bajo ella un Instinto que induce al hombre a evitarrealidades» ‘Cuando recientemente se pregunt6 wn psicdlogo cul pueda sere orgen de Ia metéfora,hallésorprendido que una de sus raicesesté en el esprit dl tabs. Ha habido una época en ‘Gpe feel miedo Ia maxima inspiraci6n humana, una edad do- tminada por el terror eésmico. Ducane ella se siente la necesi- dad de evita certs reaidades que, por ora parte, son inelu Ailes. E animal mis frecuente ene pats, y de que depende sustentacion, adquiere un prestigio sagrado. Esta consagra- tin trae consigo la idea de que nose fe puede tocar con las, ‘manos. ,Qué hice entonces para comer el indio Lillooet? Se pone en euclillas y eruza las manos bajo sus nalgas. De este ‘modo puede comer, porgue las manos bajo las nalgas son me- {aforicamente unos pies. He agut un tropo de acci6n, una gpa sob amet pu ves en nay sas ds grams etry, ula en Bl esperar Ips. 20-215, oe ud Heine Weer, Dee Upringe der Metpher 1919, a ost oman oser metifora elemental previa ala imagen verbal y que se origina, cence! afin de evitar I realidad 'Y como la palabra es para el bombre primitivo un poco la cosa misma nombrada sobreviene el menester de no nombrar cl objeto tremendo sobre que a recaido «tabi». De aqui que se designe con el nombre de otra cosa, mentindolo en forma, larvada y subrepticia As, el polinesio, que no debe nombrar| nada de lo que pertenece al rey, cuando ve arde Is antorchas en su palacio-cabeta iene que deci «El rayo ade en las nu bes del cielo». He agua elusién metatrics, ‘Obtenido en esta forma tabuisa, el instramento metaforico puede luego emplearse con los fines mas diversos. Uno de é> ‘os, el que ha pregominado en la poesa, era ennoblecer el ob {eto real. Se usaba de la imagen similar con intenciGn decora- tiva, para omar y recamar la realidad amada. Serfa curioso, inquire sien la nueva inspiracién postica, al hacerse la meti- fora susancia yno ornamento, cabe notar un ato predominio 4e la imagen denigrante que, ea lugar de eanoblecer yreazar, rebaia y vei ala pobre realidad. Hace poco lefa en un poeta Joven que el ayo es un metro de carpinteroy los érboes info- lies del inviemo escobas para barrer el cielo, El arma lirica se revuelve contra las cosas naturales y las valnerao asesina, SUPRA E INFRARREALISMO Pero si esa metéfora el més radical instrumento de deshu- ‘manizacién, no puede decise que sea el tinieo. Hay innumera bles dealeance divers. Uno, el més simple, consist en un simple cambio dela perspectiva habitual. Desde el punto de vista humane tienen fas cosas un orden, una jerarguia determinados. Nos parecen ‘unas muy importantes, otras menos, otras por completo insig- nificantes. Para satisfacer el ansia de deshumanizar no es, Pues, forzoso alterar las formas primarias de las cosas. Basta con invertr la jerarguta y hacer un arte donde aparezcan en vecmnanascor D8 ” sme hn saan ste es el nexo latente que une las oe nuevo. eee saecken Geis Secor Secetedatenaieena: Ennaeacse irene = aeons gine tleeaeeraces tacts cca oman Satna temas iecinaanien eoctioee er Saieeeecoetean Simeon terse Shoat secoapee oe Scones oem Sipe peoranss oem LA VUELTA DELREVES {A substantivarse fa metfora se hace, més 0 menos, prota- gonista de fos destinos poeticos. Esto implica senillamente ‘Que [a intenciGn estética ha eambiado de signo, que se ha ‘uelto del revés, Antes se verti la metéfora sobre una reali dad, a manera de adoro, encajeo capa piuvial. Ahora, al re ‘és, se procuraeliminar el sostén exirapotico oral y se trata 2 Jost orsox rouse de realizar Ia metéfora, hacer de ella la res postica. Pero esta inversion del proceso estético no es exclusiva del menester ‘metafrico, sito que se veifca en todos los Srdenesy con to- dos los medios hasta converse en un cariz general —como tendencia'— de todo el arte al uso. La relacion de nuestra mente con las cosas consist en pen- sarlas, en formarse ideas de ella, En rigor, no poseemos de 10, real sino las ideas que de é! hayamos logrado formarnos. Son como el belvedere desde el cual vemos el mundo. Deefa muy bien Goethe que cada nuevo concepto es como un nuevo 6r- gano que surgiese en nosotros. Con las ideas, pues, vemos as ‘cosas, y en I atitud natural de a mente no nos dammos cuenta de aguélas, lo mismo que el ojo al mirar no seve a s{ mismo. Dicho de otro modo, pensar es el afan de captar mediante ideas a realidad; el movimiento espontineo de la mente va de los conceptos al mundo, Pero es el caso que entre I idea y Ia cosa hay siempre una absoluta distancia. Lo real rebosa siempre del concepto que intent conteneto. El objeto es siempre mas y de otra manera ‘que lo pensado en su idea. Queda éta siempre como um ‘sero exquema, como un andamiaje con que itentamos Hegar & I realidad, Sin embargo, la tendencia natural nos lleva a creer {que la realidad es lo que pensamos de ella, por tanto, a con- Tunditla con la idea, tomando ésta de buena fe por Ia cosa ‘misma. En suma, nuestro prurito vital de realismo nos hace caer en una ingenva idealizacién de loreal. Esta es la propen- sion ativa, «humana ‘Si ahora, en vez de dejamos ir en esta direcisn del props- sito, lo invetimos y, volviéndonos de espaldas a la presunta realidad, tomamos las ideas segsn son —merosesquemassub- jetivos— y las hacemos vivir como tales, con su perfil angu- oso, enteco, pero transparent y puro —en sums, si os pro- sera coon epee jo cla a de eas i,q cin ano de lorrasgn bad ar como sis sare ae ban ewenese (hel ented ropesiones dents yn boone sb, a peor De ame n ponemos dliberadamente realizar las ideas, habremos des- hhumanizado, desrealzado éstas. Porque ellas son, en efecto, ‘realidad. Tomarlas como realidad es idealizat —falsiiar i _Remuamente—. Hacerlas vivir en suirrealidad misma es, digi ‘moslo ai, eliza lo irreal en cuanto ieal. Aquino vamos de lamente al mundo, sno al revés, damos plasticidad,objetivee mos, nundificamos los esquemas, lo interno y subjetivo. Ei pintor tradicional que hace un rerato pretende haberse apoderado de la realidad de la persona cuando, en verdad y a J sumo, ha dejado en el lien2o una esquemtia seleocién ca- prichosamente decid por su mente, de la nfinitud que inte- ‘ra persona rel. .Quétal si, en lugar de querer pintar és, l pintr se resolvise a pinta su idea, su esquema de la pr sona? Entonces el evadro seria la verdad misma y no sobre ‘endef el fracaso inevitable. El cuadro,renunciando a emulat Ja eaidad, se convertiria en lo que auténticamente es: un cua ro —una iealidad. El expresionismo, el cubismo, ete, han sido en varia me ida intentos de verticar esta resolucin en la direccin radi- ‘eal de arte, De pinta lak cosas se a pasado a pintar la ideas: ‘elanista se ha cegado para el mundo exterior y ha vuelto la ‘pupila hacia ls paisajes interos y subjetivos. ‘No obstante sus tosquedades y la basteza continua de su materi, ha sido la obra de Pirandello Seis personajes en busca de autor ta vez la nica en este timo tiempo que provoca la ‘meditacion del aficionado a la esética del drama. Es ella un claro ejemplo de esa inversiOn del tema arstico que procuro Aescribie. Nos propone el teatro tradicional que en sus pers iajes vamos personas y en Ios aspavientos de aquéllos la ex: resin de un drama ehumano>. Agut, por el contra, s1o- {1 iteresaros por unos personajes como tales personajes; es ec, como ideas o puros esquemss (Cabriaafirmar que es ést el primer sdrama de ideas», rigu- rosamentehablando, que se ha compuesto, Los que antes s© amaban asf no eran tales dramas de ideas, sino dramas ene -pseodopersonas que simbolizaban ideas. En os Seis personaes, destino doloroso que ellos representan es mero pretexto y ‘queda desvirtuado;en cambio, asstimos al drama ral de unas ‘eas como tales, de nos fantasmas subjetivos que gestculan cen la mente de un autor. El intento de deshumanizacion esc tsimo y a posibilidad de lograrlo queda en este caso probada. ‘Al mismno empo se advert ejemplarment la dficutad del ‘ran pblico para acomodar la vision a esta perspectivainver tida, Va buscando el drama humano que la obra constant ‘mente desvirta,retiraeironiza, poniendo en su lugar —esto fs, en primer plano— Ia fccien teatral misma, como tal fic- ‘idn, Al gran pblico le ita que Te engaien¥ no sabe com Placerse en el deliciosofraude del arte, tanto mas exquisito ‘cuanto mejor manifest su textura fraudulent ICONOCLASIA [No parece excesivo afirmar qu las artes plistcas del nuevo estilo han revelado un verdadero asco hacia ls formas vivas 0 de los seres vvientes. EL fendmeno adquiere completa eviden- asi se compar el arte de ets tos con aqella hora en que de a dseiplina gotica emergen pintur y escultura como de ‘una pesadillay dan la gran cosecha mondanal del Renaci- Imiento,Fincel cincl se deleitan voluptuosamente en segut, la pauta que el modelo animal o vegetal presenta en sus earnes ‘mébids donde la vitalidd palpita. No importa qué seres, con tal queen ellos la vida dé su polsaciéndindmica. Y del cusdro ‘la escultura se derrama 18 forma orgénica sobre el oma ‘mento. Eslaépoca de los cuernos de a abundancia, manantia- les de vida torrecial que amenazainunda el espacio con sus frutosredondos y maduros. {Por qué el artista actual siente horror a seguir Ia ines mér. bida del cuerpo vivo y a suplanta pore esquema geomérica? ‘Todos los errores y aun estafas del cubismo no oscurecen el echo de que durante algin tiempo nos hayamos complacido, en un lengua de pura formas eucidianas, El fenéimeno se complics cuando recordamos que persica ‘mente aravies a historia esta fra de geometrism0 pléstico. Ya en la evolucién del arte prehistrico vemos que la seasibilidad comienza por busca la forme viva y acaba por eluirla, como sterorizada 0 asqueada,recogiéndose en signa abstracts, dl- timo resduo de figuras animadas o césmicas. La serpe se esi- liza en meando, e sol en esvitica. A veces ete a8c0 ala forma viva se enciende en odio y produce cnfictospblios. La evo Tucién contra as imsigenes de cristanismo oriental, a prohibi- ‘in semitica de reproducir animales —un insinto contrapuesto ald los hombres que decoraron la cueva de Altamira-— tiene, sin dua, junto a su sentido religioso, una raz en a sensbiidad estsica,cuyo influ posterior en e arte bizantino es evident. Serfa ms que interesante investigar con toda atencin las ‘erupciones de iconoclasia que una vez y otra surgen en Ia re- ligin y en el arte. En el arte nuevo acta evidentemente este extrafio sentimiento iconoclasta y su lema bien podia set ‘aque! mandainiento de Porfirio que, adoptado por fos mani- .quees, tanto combats San Agustin: Omne corpus fugiendum ext. Ylaro es que se refiere al Cuerpo vivo. ;Curiosa inversion de Jacultu grega, que fue en suhora culminante tan amiga de las formas vivientes! INFLUENCIA NEGATIVA DEL PASADO. [La imencidn de este ensayo se reduce, come he dicho fi liar el arte nvevo mediante algunos de sus rasgos diferencia: les. Pero, a su ver, esta inten se halla al servicio de una curisidad ms larga que estas péginas nose atreven a satista- ‘ext, dando al lector que la sient, abandonado a sv privada ‘meditacién, Me refiero alo siguiente. En otro lugar he indicado que el ate y la ciencia pura, precisamente por ser las actividades ms libres, menos este "(Wess ito toma de mete emp. 6 ost onc caer ‘chamente sometdas a las condiciones sociales de cada época, ‘son los primeros hechos donde puede vislumbrarse cualquier ‘cambio de la sensibilidad colectiva, Si el hombre modifies su ‘acttud radical ante la vida comenzard por manifesta el nvevo temperamento en la creacin atfstica y en sus emanaciones ‘deol6gicas, La sutleza de ambas matrias las hace infinita- ‘mente déciles al més ligero soplo de los alsios esprituales. (Como en la aldea, al abrir de maftana el baleén, miramos los ‘humos de los hogares para presumir el viento que va a gober- nar la jorada, podemos asomarnos al arte y'ala ciencia de las nuevas generaciones con pareja curiosidad meteorol6gica. ‘Mas para esto es ineludible comenzar por definr el nuevo ensmeno. Solo después cabe preguntarse de qué nuevo estilo general de vidaessintoma y nuncio. La respuesta exigiraave- Figuar las eausas de ese viraje extraio que el arte hace, y esto serfaempresa demasiado grave para acometertaaqu.;Por qué ese prurito de «deshumanizar», por qué ese asco alas formas vivas? Probablemente, como todo fendmeno histrico tiene ste una raigamire innumerable cuyainvestigacinrequiere 1 més fino olfato, ‘Sin embargo, cvalesquiera que sean las restantes, existe una ‘causa sumamente clara, aunque no pretende sera decisiva, 'NO es fil exagerar Ia influencia que sobre el futuro del arte tiene siempre su pasado, Dentro del artista se produce siempre un choque o reatci6n quimica entre su sensibilidad ‘xiginal y el are que se ha hecho ya. Nose encueatra solo ante el mundo, sino que, en sus relaciones con ése, interviene siempre como un truchimn la tradicin artistica.;Cual seré el ‘modo de esa reaceiGn entree sentido original y las formas bo as del pasido? Puede ser positivo o negative. Elatista se sentir afin con ef pretéito y se peribird a s{ mismo como na ciendo de, heredndoloy perfeccionsndolo —0 bien, en una ‘otra medida, hallaréen sf una espontinea, indefinible repug nanci a los artistas tradicionales,vigentes, gobemantes-—. YY asf como en el primer caso sentiré no poca voluptuosidad instalindose en el molde de las convenciones al uso y repi- tiendo algunos de sus consagrados gests, en el segundo n0 slo produciré una obra dstinta de as recibidas, sino queen ‘contra la misma voluptuosidad dando a esta obra un cardcter ‘gresivo contr las normas prestigiosas. ‘Suele olvidarse esto cuando so habla de la influencia de ayer en el hoy. Sea visto siempre, sin dificulta, en la obra de una époce la voluntad de parecerse més 0 menos ala de ‘otra paca anterior. En cambio, parece costar trabajo a casi todo el mundo advert a inluencia negativa del pasado y no- tar que tun nuevo estilo estéformado muchas veees por la ‘onsciente y complicada negacién de los radicionales. YY es el eas0 que no puedo entenderse la trayectoria del arte, desde el romanticismo hasta el da, si no se toma en cuenta como factor del placer estético ese temple negative, esa agrsividad y burla del arte antiguo. Baudelaire se com: place-en la Venus negra precisamente porque la clisica es blanea, Desde entonces, los estilos que se han ido-suce- diendo aumentaron la doss de ingredientes negativos y blas- fematorios en que se hallaba voluptuosament Ia tradici6n, hast el punto que hoy casi esté hecho el pei dl arte nuevo ‘con puras negaciones del arte viejo. ¥ se comprende que sea ssf Cuando un arte eva muctos sigios de evolucién conti- ruada, sn graves hiatos ni catistofes histrcas que la inter pan, fo producido se va hacinando y la densa tradicién gra- ‘ita progresivamente sobre Ia inspiracién del dia, O dicho de ‘otro modo: entre el arsta que nace y el mundo se interpone ‘cada vez mayor volumen de estos tradicionales intercep- ‘ando la comonicacién directa y original entre aquélos. De ‘uerte;que una de dos: la tadicién acaba de desalojar toda potencia original —fue el caso de Egipto, de Bizancio, en ‘eneral, de Oriente—, o la gravitacin del pasado sobre el presente tiene que cambiar de signo y sobrevenir una larga paca en que el arte nuevo se va curando poco a poco del ‘viejo que le ahoga. Este ha sido el caso del alma europea, en {quien predomina un instinto futurista sobre cl ieremediable Itadicionalismo y pasadismo orientales. 7” dost omc rouse Buena parte de lo que he lamado «deshumanizacién» y asco a as formas vives proviene de esta antiatia ala interpre {cig tradicional de las realidaes. El vigor del ataque est en razén directa de las distancias. Por eso, lo que més repugna a lo artistas de hoy es la manera predominant en el sigho pa- sado, a pesar de que en ella hay ya una buena dosis de oposi- ‘in a extlos més antiguos, En cambio, finge la nueva sensi lidad sospechose simpatia hacia el ate més ljano ene tiempo 4 el espacio, lo pehisérico el exotismo salvaje A decir ver- ‘ad, lo que le complace de estas obras primigenias es —mis ‘que ells mismas— su ingenuidad, esto es la ausencia de une tradicién que aa no se habia formado. ‘Si ahora echamos una mirada de reojo a Ia cvestion de qué tipo de vida se sitomatzaen este ataque al pasado arto, nos Sobrecoge una visién extra, de gigane dramatsmo, Porque, fin yal cabo, agredit al arte pasado, tan general, es revolverse ‘conita el Arte mismo, pues qué otra cosa es coneretamente el ste sno el que se a hecho hasta agu? ero esque, entonces, bajo lamscara de amoral arte puro se exconde hartargo del are, odio alate? {Como sea posible? (Odio al arte no puede suri sine donde domina también oi a clencia aio al Esado, odo, en sum a cultura toda. Es que fermenta en los pechos europeos un inconcebibe recor contra ‘4 propia esencia histrca algo asf como el adm professionis, Aue acomete al monje, ras argos aos de claustro, avers a si disepina la rela misma que hainformado su vida? "Sea dens maint ou macau plone por medio de lop cua ine opatvamente elute ayer sobre de ata Pclo Prom hy uo tn cor gh La mer epee dem soe Jean stds. Wolter en ur Cones fandom [eStore dal te per qua ipa io ana ve ae ‘moval ae, obghdele tesormas, Potent Bites {idl Spo 90 din por lone Ones y Onset Ma, 1928 Nove ‘ite, calcein Espasa Am Ma 1988) as ane ae {aus Tatil, por shblrm,e alielogupto en sigh ‘Scio Aine ue dc later sure Ean Jess ‘ov edo lo mann en isms a pesnescscev ATE ~ He aqu el instante pradente para levanar le pluma dejando alzar su vuelo de gulls a una bandada de interrogaciones. IRONICO DESTINO Més arriba se ha dicho que el nuevo estilo, tomado en su ‘ms amplia generalida, consste en climinar los ingredientes sthumanos, demasiado humanos» yreener slo la materia po ‘amenteartisica. Esto parece impiicar un gan entusismo por carte, Pero al rodear el mismo hecho y contemplario desde ‘ota vertente sorprendemos en 6 un criz opuesto de hastio 0 desdén, La contradiccién es patentee imperta mucho subra: yatla En definitiva, vende asigificar que el ate nuevo es tun fenémeno de indole equivoca, cosa, ala verdad, nada sor- prendente, porque equivocos son casi todos fos grandes he- hos de estos afios en curso. Bastaria analizar un poco 1s acontecimientos politicos de Europa para hallar en ellos la misma eatrata equvoca. ‘Sin embargo, esa contradiccién entre amor y odio a una misma cosa se suaviza un poco mirando ms de cere Ia pro- duccidn artica del da. La primera consecuencia que trae consigo ese retrimiento el arte sobre s{ mismo es quitar a éste todo patetismo. En el arte cargado de chumanidad» repercutia el cardcter grave anejo la vida. Bra una cosa muy sera el are, casi hierdtica. ‘A veces pretendfa no menos que salvar ala especie humana en Schopenhauer y en Wagner—, Ahora bien, no puede me- nos de extafar# quien para en ello mientes que la nueva ins piracin es sempre, indefectblemente, esa. Teds ella suena ‘enesa sola cuerda y ‘ono. La comicidad seré mis 0 menos vio- lentay correrd desde la franca «clowneria hast el leve guiio iniico, pero no falta nunca, Y no es que el contenido de la ‘obra sea eémico —esto serie recaer en un modo 0 categorfa el estilo «humano»—, sino que, sea cual fuere el contenido, elarie mismo se hace broma. Buscar, como antes he indicado, la ficcién como tal fccin es propésito que no puede tenerse sino en un estado de alma jovial. Se vaal arte precisamente porque se Ie reconoce como farsa. Esto es lo que perturba més Ta compeensidn de las obras jovenes por parte de las personas sevas, de sensibilidad menos actual. Piensan que Is pinturay Ta misia de ls nuevos es pura «farsa» —ea el ral sentido dela pelabre— y no admiten la posbiidad de que alguien vea jus- ‘amenteen ta frsala isin radical del are y su benéfio me- neste. Seria «farsa» —en el mal sentido de la palabra— sel artista actual pretendiese competir con el arte «serio» del pa sado y un cuadro eubistasolictase el mismo tipo de admira- in pattica, casi religiosa, que una estatua de Miguel Angel Pero el artista de ahora nos invita a que contemplemos un arte {quees una broma, que es, esencialmente, a buela des mismo. Porque en esto raicala comicidad de esta inspiracin En vee de refise de alguien o algo determinado —sin vitima no hay comedia—; ol arte nuevo rdiculiza el are, YY no se hagan, al off esto, demasindos aspavientos si se ‘quiere permanecerdisreto. Nunca demuesta 6 arte mejor su magico don como en esta butla de s{ mismo. Porque al hacer el ademén de aniquilarse a s{ propio sigue siendo arte, y por ana mareilosa lta, su negncién es su conervacia ‘Dudo mucho que a un joven de hoy le pueda interesar un verso, una pincelada un sonido que no leve dentro de sun re Ajo irénico, Después de todo no es esto completamente nuevo como idea y teorfa. A principios del siglo XIX, un grupo de romnt 0s alemanes dirigidos por los Schlegel proclams Ia icon ‘como la méxima categortaesttica y por razones que coinc- {den con la nueva intenci6n del are, steno se jusifiea ni se limita a reproducir la realidad, duplicéndola en vano, Su mi sign es suscitar un irreal horizonte, Para lograr esto no ay ‘otre medio que negar nuestra realidad, coloeéndonos por este acto encima de ella. Ser artista es no tomar en serio al hombre tan serio que somos cuando no somos artistas. a penn oe. sere cy Claro.es que este destino de inevitable ina da al arte rvevo un tinte monstono may propio para desesperar al més paciene. Peo, ala par, queda nivelada la contradiccién entre ‘mor y odio que antes he sefialado. El rencor ve al arte como Seriedad el amor, al arte victorioso como farsa, que trunfa de todo incluso de sf mismo, ala manera queen un sistema de ‘espe reflejéndose indefinidamente Ios unos en ls otros nin- ‘guna forma esl tia, todas quedan burladas y hechas pura smagen, LAINTRASCENDENCIA DEL ARTE ‘Todo ello viene a condensarse en el sintoma més agudo, ns grave, més hondo que presenta el arte joven, une faccida cextrafisima de Ia queva sensibilidad estética que reclama fatenta meditgeiéa, Es algo muy delicado de decir, entre otros ‘motives, porgue es muy df! de formular con justeza, Paral hombre dela generacin novisima, el are es unacosa sin rasoendencia. Una Ver escrita esta fase me espanto de ella al adverir su imumerableiradiacién de signiicados iteren- tes, Porque nose trata de que a cualquier hombre de hoy le pa- rezcael arte cosa sin importancia o menos importante que al omibre de ayer, sino que el artista mismo ve su arte como una labor ntascendente, Pero aun esto no expresa co rigor la ver-

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