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Lenguajes Visuales de los Incas

Editores

Paola González Carvajal


Tamara L. Bray

BAR International Series 1848


2008
This title published by

Archaeopress
Publishers of British Archaeological Reports
Gordon House
276 Banbury Road
Oxford OX2 7ED
England
bar@archaeopress.com
www.archaeopress.com

BAR S1848

Lenguajes Visuales de los Incas

Editores
Paola González
Tamara Bray

Comité Editorial
Carmen Arellano- Hoffmann, Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.
Mary Frame, Independent Scholar, Vancouver, British Columbia
Tristan Platt, University of St Andrews
Eleonora Mulvany, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta
Mauricio Uribe, Departamento de Antropología, Universidad de Chile
Gary Urton, Department of Anthropology, Harvard University

© the individual authors 2008

ISBN 978 1 4073 0335 2

Printed in England by Alden HenDi, Oxfordshire

All BAR titles are available from:

Hadrian Books Ltd


122 Banbury Road
Oxford
OX2 7BP
England
bar@hadrianbooks.co.uk

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Arquitectura, Arte Rupestre, y las Nociones de Exclusión e Inclusión:
El Tawantinsuyu en Aconcagua, Chile Central
Rodrigo Sánchez Romero y Andrés Troncoso Meléndez1

INTRODUCCIÓN1 I. Espacio Cultural durante el Intermedio Tardío en


Aconcagua
En este trabajo se exploran las estrategias del
Tawantinsuyu para legitimar su influencia y quizá Durante el período Intermedio Tardío en Aconcagua,
expandir su cosmovisión en una austral y periférica área además de los contextos culturales locales, encontramos
de su presencia. Con la llegada del Inca al curso superior indicadores diagnósticos de culturas de áreas vecinas,
del río Aconcagua hace aparición la arquitectura como la sureña Cultura Aconcagua (Cuenca del Maipo-
monumental representada en fortalezas, huacas, y el red Mapocho) y la Cultura Diaguita (Norte Chico), y
vial, además de un nuevo contexto cerámico. Una finalmente otras más lejanas, como la Inca, que indican
primera aproximación nos reveló que esta nueva un proceso de constante interrelación. Así, conjeturamos
materialidad se presentaba segregada de los contextos que esta área corresponde a un "espacio multicultural"
culturales autóctono. Sin embargo la profundización de dentro del cual los distintos grupos presentes, tienden a
los estudios sobre el arte rupestre del área permitió ordenarse de forma segregada. Para interpretar la
discernir la presencia de dos estilos en éste, uno propio de configuración y variabilidad cultural presente, fue
la población local preinca y otro que arriba con el sugerente explorar la idea de interdigitación planteada por
Tawantinsuyu. Lo interesante es que ambos estilos se Martínez (1998), modelo alternativo al archpielago de
encuentran algunas veces formando parte de un mismo Murra, para el mundo Andino. Este sugiere el desarrollo
contexto, lo que no sucedía con las demás expresiones de un conjunto de estrategias sociales y políticas que
materiales Incas y locales. Esto convierte al arte rupestre implican la interdigitación de distintos grupos culturales,
en un lugar privilegiado para comprender la naturaleza de gracias a las relaciones sociales y de parentesco que ellas
las interrelaciones culturales en el área y las estrategias lograban establecer. También sugiere que el control
del Inca. Como ya habíamos sugerido, en el valle de directo no era imprescindible sino solo asegurar un
Aconcagua parecen operar los principios denominados de acceso a los recursos locales, aunque se requiriera de
asociación y exclusión, como organizadores de los variadas relaciones de intermediación. Estas van desde
nuevos espacios que ocupa el Inca, especialmente en el las relaciones de parentesco, a otras de nivel político
Kollasuyu. superior, incluso entre grupos con marcadas diferencias
Nuestras investigaciones en el curso superior del río en sus grados de complejidad social, situación que
Aconcagua (Figura 1) se han interesado en explorar el creemos podría darse en el área con la llegada del
tipo de relaciones que se establecieron entre las culturas Tawantinsuyu.
locales y el Tawantinsuyu, tratando de determinar las También postulamos que juegan un rol importante las
estrategias que éste utilizó para acceder a esta área capacidades socio-técnicas de la elite Inca para manipular
periférica y sus principios ordenadores. Con base en los mecanismos ya existentes en el mundo andino y la
antecedentes arqueológicos recopilados en los últimos utilización de un discurso religioso como legitimador del
años de investigación en el área, y nuestros supuestos, poder, que permiten una mejor comprensión de las
manejamos la hipótesis de que la presencia y ocupación motivaciones, velocidad, mecanismos y formas que
incaica del curso superior del río Aconcagua, corresponde adquiere la presencia del Tawantinsuyu en nuestra área.
a una forma distinta, que tienen un sustento cultural y no Principalmente, la implementación de conductas
ecológico, en contraposición con las modalidades ceremoniales de eficacia simbólica, que justifican su
planteadas para el Norte Chico y Norte Grande de Chile presencia instaurando su arquitectura monumental y
(Llagostera 1976). Esta fórmula estaría sustentada en las santuarios (Sánchez 2003, 2004).
relaciones establecidas previamente, tanto entre Diaguitas Dentro de estás estrategias destacamos la
y los grupos culturales del período Intermedio Tardío de interpretación de Gallardo et al. (1995), quienes han
Aconcagua, como entre Diaguitas y el Inca. En esta resaltado el papel desempeñado por la arquitectura Inca
situación, pensamos que la presencia del Tawantinsuyu se como un medio de expresión simbólica de la ocupación
ceñiría a los mecanismos previamente establecidos en el de territorios en el Norte Grande de Chile. La tesis
área, que hemos caracterizado como de “interdigitación plantea que la arquitectura jugaría este cometido
cultural” (Sánchez et al. 2004, p.763; Pavlovic et al. legitimador, al replicar actos ocurridos en la fundación
2005). mítica del Cuzco—importante aspecto de la cosmovisión
Inca, lo que le otorga un carácter político-simbólico de
refundación del espacio reestructurándolo e integrándolo
al Tawantinsuyu. En un sentido similar, Acuto (1999)
1
Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, interpreta las instalaciones y organización del espacio
Universidad de Chile; e-mail: rsanchez@uchile.cl; atroncos@uchile.cl; Inca en el valle Calchaquí.
Investigación financiada por Proyecto Fondecyt N°1040153.

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LENGUAJES VISUALES DE LOS INCAS

Figura 1. Mapa del área de estudio.

De cualquier manera, el otro aspecto interesante lo componentes en cuanto a cultura material, dando cuenta
constituyen los principios organizadores de estos nuevos de lo que denominamos incrustación de un contexto
espacios, que Gallardo et al. (1995) definen como de cerámico foráneo, correspondiente a la denominada Fase
asociación y exclusión: Diaguita-Inca. Segundo, que sus asentamientos se
presentan articulados por la red vial e interdigitados con
El pukara de Turi se presenta al observador como un los contextos locales, dando una imagen discontinua de
conglomerado de relaciones espaciales, como una su presencia. Tercero, que existe una fuerte presencia de
totalidad de funciones arquitectónicas donde lo inca arquitectura monumental dada por tambos, centros
aparece articulado bajo un principio que denominamos administrativos, fortalezas, santuarios de altura y huacas,
de asociación. El inca ejerce su dominio construyendo resaltando el carácter polifuncional de varios de estos.
sus espacios al interior de la aldea, establece una Cuarto, y especialmente importante, son la instauración
vecindad con lo local, pero al mismo tiempo despliega un de huacas, específicamente santuarios de altura, y la
conjunto de diferencias que imponen una distancia apariencia de un nuevo estilo de arte rupestre—aspectos
respecto al entorno material que lo rodea. Este principio que sugieren la idea de fundación de un nuevo espacio,
de exclusión se manifiesta tanto en las construcciones con claras connotaciones de apropiación simbólica y
mismas, como en el manejo y disposición de los espacios política. Por último, se nota una temprana presencia del
que indican una clausura respecto a los flujos de Tawantinsuyu con una estimación conservadora que la
circulación interna del sitio (Gallardo et al. 1995, p.169) sitúa circa 1400 d. C.
Se hace patente la utilización de estrategias de
Lo interesante de los principios organizadores del incorporación, donde priman las denominadas conductas
espacio en el pukara de Turi, de asociación y exclusión, ceremoniales de eficacia simbólica, la utilización del
es que son muy coherentes con la estructura discontinua discurso religioso como legitimador del poder, y las
del patrón de ocupación del espacio del Tawantinsuyu en mejores fuerzas coercitivas del Tawantinsuyu
área periférica, como la de Aconcagua. Es decir que estos (Ziólkowski 1996). Aunque solo sea una hipótesis que
principios que organizan la estructura interna de un requiere mucha más investigación, planteamos que el
asentamiento como Turi, durante la presencia incaica, Tawantinsuyu podría estar utilizando principios
podrían también estar organizando la estructura completa organizadores del espacio como los de asociación y
del sistema de asentamiento Inca en áreas periféricas, exclusión definidos por Gallardo et al. (1995, p.169). Así
como el extremo norte ecuatorial (Bray 2003; Pease es como tanto el carácter discontinuo de la presencia
1991), noroeste argentino (Williams y D´Altroy 1998) y Inca, como el carácter mono-componente de sus
el oriente boliviano (Siiriäinen y Pärssinen 2001). asentamientos, podría estar poniendo en juego principios
De nuestra caracterización, de la inscripción material organizadores similares, aunque a otra escala, de los que
del Tawantinsuyu, queremos resaltar los aspectos que estarían organizando lo Inca en Turi. La idea es sugerente
pensamos son claves. Primero, el que la totalidad de los ya que las características que asume la presencia del
asentamientos adscritos al Inca, tiendan a ser mono- Tawantinsuyu, podrían corresponder a una

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RODRIGO SÁNCHEZ ROMERO Y ANDRÉS TRONCOSO MELÉNDEZ: ARQUITECTURA, ARTE RUPESTRE

Tabla 1. Comparación entre figuras geométricas Estilo I y II.

Estilo I Estilo II
Geometría Círculo (95%) Círculo (58%)
Línea (4%) Cuadrado (19%)
Óvalo (1%) Línea (13%)
Espiral (0,1%) Óvalo (8%)
Triángulo (3%)
Decoraciones Presencia – (38%) Presencia + (58%)
Figuras Geométricas

Interiores Punto (64%) Línea (58%)


Círculo (29%) Punto (25%)
Línea (7%) Círculo (12%)
Relleno (0,3%) Relleno (5%)
Cuadrado (0,4%)
Triángulo (0,4%)
Apéndices Presencia + (32%) Presencia – (27%)
Atributos Métricos Largo Promedio: 9,66 cm Largo Promedio: 12,8 cm
Desv. Est.: 6,46 cm Desv. Est.: 7,66 cm
Técnicas utilizadas Lineal discontinuo (91%) Lineal discontinuo (61%)
Lineal continuo (8%) Lineal continuo (33%)
Areal (0,2%) Areal (4%)

sobredeterminación, tanto de principios culturales Inca dos estilos de arte rupestre (Troncoso 2005, 2006a,
como de los propios de las culturas locales dados por la 2006b). El Estilo I se ha definido básicamente por unos
interdigitación. componentes formales y una sintaxis basada en la
Con base principalmente en los últimos estudios de las presencia de unas pocas unidades mínimas (círculo, línea,
manifestaciones de arte rupestre del área, nuestra óvalo, y espiral). Hay un claro predominio del círculo en
conjetura sobre la actuación de los principios de este estilo. El sintaxis produce diseños donde son escasas
exclusión e inclusión como ordenadores de la las decoraciones al interior de la geometría y, por el
materialidad Inca encuentra nuevos elementos de contrario, son frecuentes las aplicaciones de elementos
validación. geométricos—como otros círculos y líneas—en el
exterior del motivo principal. Este procedimiento, que por
II. Arte Rupestre en Aconcagua medio de la utilización de líneas que unen diferentes
geometrías, así como de yuxtaposiciones que efectúan el
Los avances sobre la temática desde el arte rupestre se ha mismo procedimiento, lleva a una alta popularidad de lo
fundado en una aproximación teórico metodológica que hemos definido como diseños compuestos. A ello se
centrada en la semiótica y la arqueología del paisaje suma una distribución de forma diagonal sobre la roca,
(Troncoso 2003, 2005, 2006a) que ha posibilitado reproduciendo un patrón de construcción espacial
registrar en esta materialidad la acción de los dos bastante específico. Por sus similitudes estructurales con
principios previamente referenciados. Estos resultados el registro cerámico, ha sido asociado al período
son ampliamente significativos pues una de las Intermedio Tardío (ca. 1000-1430 d.C.).
materialidades más frecuentes en el registro arqueológico Por el contrario, el Estilo II se ha definido por un uso
de Aconcagua es el arte rupestre en su variedad de bastante más amplio de las unidades mínimas
petroglifos, por lo que cualquier análisis de la prehistoria representados por círculos, cuadrados, óvalos, triángulos
local y su desarrollo socio-cultural no pueden dejar de y líneas. La sintaxis de este estilo orientan la producción
obviar esta materialidad particular. Más aún, si de diseños hacia el interior de la geometría principal y no
consideramos que los principios de inclusión y exclusión hacia su exterior, originando diseños individuales. A ello
responden a principios básicos de la estructuración se suma un patrón de organización espacial sobre la roca
espacial del Tawantinsuyu, ellos deberían reproducirse en que descansa en un ordenamiento vertical y horizontal de
cierta medida en el arte rupestre, por cuanto al ser estos los diseños. Este estilo ha sido asociado al período Tardío
principios organizativos espaciales, ellos deberían o Incaico, diferenciándose del anterior tanto en sus
materializarse en diferentes ámbitos del registro aspectos tecnológicos, como en la distribución espacial
arqueológico incaico. (Troncoso 2005, 2006a) (Tabla 1).
El análisis de los diseños rupestres en la zona de Si bien son realmente pocos los lugares donde se ha
estudio, considerando sus atributos formales, técnicos, reconocido un arte rupestre asociado al Tawantinsuyu
iconográficos, de ordenación espacial, sumado a los (ver Gallardo y Vilches 2001; Sepúlveda 2004;
análisis de pátinas, superposiciones y asociaciones Valenzuela et al. 2004; Hernández Llosas 2006; Hosting
espaciales, han permitido segregar dos conjuntos 2006), los resultados alcanzados en nuestras
diferentes de petroglifos, que han sido definidos como investigaciones en Aconcagua avalan tal hipótesis

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LENGUAJES VISUALES DE LOS INCAS

Figura 2. Bloques de arte rupestre en el Estilo II: a) Viznagal 1, soporte 2; b) Quebrada Honda 4, soporte 4;
c) Tártaro 4, soporte 1.

(Troncoso 2005, 2006a, 2006b). Aunque la datación distribución espacial y que indican que en este contexto
absoluta de petroglifos es aún un tema bastante complejo se hacen presentes los principios de inclusión y exclusión.
e inicial, la congruencia de diferentes líneas de evidencia Al considerar las relaciones espaciales entre los soportes
nos han posibilitado proponer una asociación, a nuestro de uno y otro momento, nos percatamos de manera clara
entender, bastante significativa. Un primer criterio y explícita que, mientras por un lado, se produce una
utilizado ha sido la compatibilidad en los códigos que segregación de las representaciones del Estilo II en
estructuran la producción visual incaica en diferentes relación con las del Estilo I, por otro, se producen
ámbitos, tales como arte rupestre, cerámica, tejidos, etc., coexistencias de ambos conjuntos en ciertos casos (Figura
reconociéndose una serie de compatibilidades entre este 3)
estilo y el arte incaico (Troncoso 2005). Un segundo Es a nuestro entender a través de estas relaciones
criterio ha sido la similitud iconográfica entre diseños espaciales particulares que se articulan y definen las dos
presentes en arte rupestre y otras materialidades, como la lógicas previamente mencionadas. Una inclusión definida
cerámica, tales como el diseño de la clepsidra, la cruz por la reutilización de los mismos espacios y los mismos
inscrita o doble, y diseños fitomorfos (Figura 2). Tercero bloques usados previamente para realizar grabados, y que
ha sido la asociación espacial directa de grabados de arte es producto de una incorporación del arte rupestre previo
rupestre en los muros de sitios mono-componentes en los nuevos discursos visuales que se materializan
incaicos con arquitectura. Estos antecedentes sumados a durante el período Tardío. Sin embargo, estas prácticas de
otros aspectos, como formas de ordenación espacial sobre inclusión no son aleatorias sino que están articuladas por
el soporte material (Troncoso 2005, 2006a), dan cuenta un principio básico, cual es la priorización de su
de una clara expresión rupestre que es posible asociar al presencia en lo que hemos definido como espacios de alto
período incaico y que, específicamente, cuenta en su capital simbólico. En efecto, dentro de la totalidad del
repertorio con diseños propios al Tawantinsuyu. arte rupestre de la zona, se han podido reconocer sitios de
Sobre esta base es que se ha procedido a dar una arte rupestre centrales, los que por sus características
asignación cronológica cultural a cada diseño y cada internas y configuraciones han sido interpretados como
bloque de arte rupestre en la zona de estudio, para sitios de ejecución de rituales centrados en la movilidad
posteriormente, efectuar los análisis correspondientes de interna entre los bloques de arte rupestre y cuya

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RODRIGO SÁNCHEZ ROMERO Y ANDRÉS TRONCOSO MELÉNDEZ: ARQUITECTURA, ARTE RUPESTRE

en los atributos espaciales y de emplazamiento del arte


rupestre, constituyéndose en categorías objetivables que
15%
47%
Estilo I apelan a la naturaleza básicamente espacial de los
petroglifos. Similar estructuración y a partir de
38% Estilo II procedimientos idénticos permitieron reconocer una
estructura cuatripartita igual en la zona de Casa Blanca.
Esta organización construye y reproduce, por tanto, un
Estilo I-II
sistema de cuatripartición fundado tanto en los atributos
del relieve, como en la distribución y frecuencia de los
bloques con petroglifos, siguiendo un patrón rítmico de
Figura 3. Presencia de estilos según bloque rocoso. simetría en espejo por el que cada uno de los cuadrantes
se opone entre si. Es en estos espacios donde
organización interna descasa en un principio de recurrentemente encontramos la presencia de ocupaciones
cuatripartición (Troncoso 2006b). En particular nos de uno y otro estilo de arte rupestre apuntando a un claro
referimos a los sitios de Paidahuen (cuenca de San proceso de inclusión y resemantización de estos lugares
Felipe-Los Andes) y el sector de Casa Blanca (cuenca de centrales de la geografía de las poblaciones de
Putaendo), donde se han registrado las concentraciones Aconcagua.
más altas de bloques con grabados de petroglifos, con Pero a la vez que estos espacios principales se
211 soportes para el primer caso y 102 en el segundo, los resemantizan, así como otros, también nos encontramos
que a su vez presentan una alta complejidad en los con la situación inversa. Es decir, se encuentra la
bloques grabados (por número de caras con petroglifos y presencia de arte rupestre del Estilo II en espacios no
número de diseños), así como una gran variabilidad ocupados previamente, o su ausencia en espacios con
iconográfica. grabados previos. Tal estrategia espacial, entendemos da
Un característica de estos sitios es el hecho de tener cuenta de un proceso de exclusión, por el que las
un restringido rango de orientaciones en los bloques con producciones rupestres fundadas en este nuevo código de
arte rupestre, una tendencia a priorizar de forma producción visual se separan y especifican de las
significativa un rumbo por sobre otros y una distribución producciones previas.
extendida-lineal de los soportes. Estos rasgos nos han Este hecho no sólo queda reflejado en la Figura 3,
llevados a proponer que tales organizaciones tienen como donde vemos la alta cantidad de bloques del Estilo I que
objetivo construir y organizar un espacio particular no presentan ocupación del Estilo II, sino también en el
centrado en el desplazamiento de las personas en su cambio en el patrón de emplazamiento entre uno y otro
interior. En efecto, la linealidad de la distribución de los estilo. A través de este proceso de exclusión es que no
bloques y la prioridad de ciertas orientaciones hacen que sólo el arte rupestre produce y reproduce una nueva
la única manera de poder ver la totalidad de los configuración espacial, sino que segrega parte de las
petroglifos en el sitio es siguiendo un transecto lineal en producciones visuales efectuadas en este momento,
un eje específico (N-S en Paidahuen, N-S y luego E-O en materializando un concepto de exclusión dentro del
Casa Blanca). En caso de desplazarse según la dirección espacio de Aconcagua. Un claro ejemplo de este proceso
opuesta, simplemente no es posible reconocer y observar de exclusión es la realización de arte rupestre en altas
la gran mayoría del arte rupestre (Troncoso 2006b). cumbres de los cordones montañosos locales en el
Por otro lado, la evaluación de la distribución de los período Tardío, situación desconocida previamente y que
bloques de arte rupestre al interior de los sitios, sumado a especifica y da cuenta de este proceso de separación.
sus condiciones de visibilidad y cambios en los relieves De esta manera, en la zona de Aconcagua la lógica
en los que éstos se emplazan (por ejemplo, cumbre vs. espacial del arte rupestre muestra como ella se articula
laderas de cerro), han sugerido la presencia de un patrón por medio de juegos de continuidades y diferenciaciones
de organización cuatripartita al interior de los sitios. Esto en el uso espacial, reproduciendo los principios de
es centrado en la definición de cuatro segmentos opuestos inclusión y exclusión entre el arte rupestre de un
entre si a partir de un criterio de simetría en espejo y momento y el de otro. En particular, la aplicación de
fundado en la oposición nacida de las diferencias de estrategías de inclusión en los espacios que hemos
frecuencia en el arte rupestre (espacios con arte rupestre, definido como centrales, dan cuenta de estas
espacios sin arte rupestre) (Troncoso 2006b). continuidades y asociaciones con lo local. Pero incluso en
En efecto, en el caso de uno de estos sitios (Cerro su interior encontramos reproducido a un nivel más
Paidahuen), se ha propuesto una organización específico segregaciones entre ambas expresiones a partir
cuatripartita fundada en la oposición entre cuatro de la creación de arte rupestre en otros bloques rocosos
cuadrantes, donde se define uno noroeste caracterizado que previamente no fueron grabados.
por dos concentraciones de arte rupestre, emplazamiento Es a través de estos criterios espaciales que se
en ladera y visibilidad cerrada. Un cuadrante noreste produce un cierto parámetro que guía la inscripción
definido por una ausencia de arte rupestre; un cuadrante material Pero en el fondo son también criterios que
sureste definido por cuatro concentraciones de arte organizan los principios de construcción social del
rupestre, emplazamiento en cumbre y visibilidad abierta espacio, actuando sobre las formas sociales de cada uno
y, finalmente, un cuadrante suroeste definido por una de estos momentos y articulando en la contingencia de los
muy baja cantidad de petroglifos (Troncoso 2006b). Lo procesos sociales acaecidos en Aconcagua. En tal sentido,
interesante es que esta organización descasa radicalmente tras ser principios de organización espacial de la

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LENGUAJES VISUALES DE LOS INCAS

materialidad, son ellos principios que producen y se entre Incas y locales del valle de Aconcagua. Es en la
reproducen en la formación de una arquitectura que conjunción entre materialidad, prácticas sociales y
construye y reconstruye las prácticas y relaciones sociales principios de organización espacial, desde donde
durante el período Tardío en Aconcagua. pensamos que es factible aproximarse al registro
arqueológico incaico en Aconcagua, dando cuenta tanto
III. Conclusiones de las particularidades propias a este proceso en la
localidad, así como a las generalidades que se estructuran
Como mencionamos más arriba, la situación existente nos en este proceso pan-andino de expansión del
sugería un ordenamiento espacial equivalente—aunque a Tawantinsuyu.
otra escala—del señalado por Gallardo et al. (1995) para
la arquitectura Inca en Turi. Ha sido interpretada como un Agradecimientos
proceso de refundación del orden espacial local, que
replica los mitos fundacionales Inca, y establece una Al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
hegemonía sobre los lugares considerados sagrados en su Tecnológicas que ha financiado nuestra investigación a
propia cosmogonía y los de la población local. Relevante, partir del proyecto Fondecyt 1040153, así como al Museo
en comparación con nuestra área de estudio, son los Chileno de Arte Precolombino que lo patrocina. A todos
principios ordenadores del espacio, definidos como de aquellos que han participado en las diferentes campañas
asociación y exclusión, que estructuran la presencia Inca de terreno.
en Turi. De otra forma, Nielsen y Walter (1999, p.153) ha
sugerido el mecanismo de “la conquista ritual,” en la Referencias
Quebrada Humahuaca, donde los Inca incluso
destruyieron espacios sacros anteriores a su llegada, ACUTO, F., 1999. Paisaje y dominación: la constitución
imponiendo los propios. En esta línea, es sugerente la del espacio social en el imperio Inca. En: A. ZARANKIN
propuesta de Acuto (1999), sobre el papel jugado por el Y F. ACUTO, eds. Sed Non Satiata: Teoría social en la
Tawantinsuyu al ocupar e instalar su arquitectura en arqueología latinoamericana contemporánea. Buenos
nuevos espacios, con anterioridad desocupados, en los Aires: Ediciones del Tridente, 33-75.
valles Calchaquíes, que interpreta como la fundación de
“nuevos Cuzcos,” cargados con toda su estructuración BRAY, T.L., 2003. Los Efectos del Imperialismo Incaico
simbólica: en la Frontera Norte: Una Investigacion Arqueologica en
la Sierra Septentrional del Ecuador. Quito: Ediciones
A través de la creación de lugares “Incaizados” Abya-Yala.
separados de la ocupación local previa, se buscaba
imponer la visión del mundo Inca... estas espacialidades GALLARDO, F., URIBE, M. Y AYALA, P., 1995.
están cargadas de significados y constituyen sistemas de Arquitectura Inca y poder en el Pukara de Turi, Norte de
comunicación no verbal; por lo tanto vivir esas Chile. Revista Gaceta Arqueológica Andina, 24, 151-171.
espacialidades significó también aprender de la
cosmología y la estructura simbólica Inca (Acuto 1999, GALLARDO, F. Y VILCHES, F., 2001. Arte rupestre en
p.68). la época de dominación Inca en el Norte de Chile. En:
Tras la Huella del Inca en Chile. Santiago: Museo
En síntesis, con estos antecedentes queremos sugerir que Chileno de Arte Precolombino, 34-43.
la llegada del imperio Inca al curso superior del río
Aconcagua, y su inscripción material, sobretodo su HERNÁNDEZ LLOSAS, M.I., 2006. Incas y españoles a
arquitectura monumental, patrón de asentamiento y arte la conquista simbólica del territorio Humahuaca: Sitios
rupestre, a parte de responder a sus características de motivos rupestres y apropiación cultural del paisaje.
estado temprano, la interdigitación cultural, y las Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, 11 (2),
denominadas conductas ceremoniales de eficacia 9-34.
simbólica implementadas para legitimar su presencia,
forma parte de procesos de integración Andina de larga HOSTING, R., 2006. Distribución, iconografía y
data. Estos se fundamentan en el proselitismo y funcionalidad de las pinturas rupestres de la época Inca
propagación de complejos constructos de cosmovisión, en el Departamento del Cusco, Perú. Boletín SIARB, 20,
que permean de manera diferencial a los distintos grupos 46-76.
culturales (Wallace 1980; Thomas y Massone 1994). De
esta manera, cobra sentido y se hace plausible la LLAGOSTERA, A., 1976. Hipótesis sobre la expansión
afirmación de que el Tawantinsuyu es la última incaica en la vertiente occidental de los Andes
“propuesta ideológica” andina que penetra en Chile meridionales. En: H. NIEMEYER, ed. Homenaje al Dr.
Central (Thomas y Massone 1994). Gustavo Le Paige. Antofagasta: Universidad del Norte,
Pensamos que es aquí donde nace la 203-218.
problemática que futuras investigaciones deberán
resolver. Nos referimos a cómo recepcionan y responden MARTÍNEZ, J.L., 1998. Pueblos el Chañar y el
las poblaciones locales, ante la irrupción del Algarrobo. Los Atacamas en el siglo XVII. Santiago:
Tawantinsuyu, así como a los papeles que juegan las Colección de Antropología V. Ediciones del Centro de
distintas materialidades en las relaciones establecidas Investigaciones Diego Barros Arana (DIBAM).

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RODRIGO SÁNCHEZ ROMERO Y ANDRÉS TRONCOSO MELÉNDEZ: ARQUITECTURA, ARTE RUPESTRE

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