La modernidad
LA MODERNIDAD COMO PROCESO HISTORICO
La modernidad como desarrollo global
En términos generales, 1a Modernidad ha sido el resultado de
un vasto transcurrir hist6rico, que presenté tanto elementos de
continuidad como de ruptura; esto quiere decir que su forma-
cién y consolidacién se realizaron a través de un complejo
proceso que duré siglos ¢ implic6 tanto una acumulacién de
conocimientos, técnicas, riquezas, medios de accién, como la
irrupci6n de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideo-
logias € instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron
fortaieciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el
seno de la sociedad feudal.
Se trata de un proceso de cardcter global —de una reali-
dad distinta a las precedentes etapas hist6ricas— en la que lo
econémico, lo social, lo politico y lo cultural se interrela-
cionan, se interpenetran, avanzan a ritmos desiguales hasta
terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capi-
talismo y una nueva forma de organizaci6n politica, el Estado-
nacién.
La Modernidad surge en los ahora liamados “paises cen-
trales” (Europa occidental y, més tarde, Estados Unidos); luego,
con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer
con los paises llamados “periféricos” una relacién de domina-
cion, de explotacion y de intercambio desigual, en la que el
centro desempefia el papel activo, impone ef modo de produc-
ci6n capitalista (MPC), destruye o integra (pero vaci4ndolas
13de su contenido y despojandolas de su significado) las estruc-
luras precapitalistas autoctonas y tradicionales. Este proceso,
desde el punto de vista ccondmico, atravicsa por diversas eta pas.
Si bien hemos indicado que en cl seno del medioevo se
empiczan a pestar ya las fuerzas nuevas, hay que esperar a los
tres siglos que anteceden al XTX para ver el inicio del gran
despegue econdmico. Este periodo (capitalismo mercantilista)
se caractcriza por la extensién del comercio y Ja acumulacion
de riqueza (monctaria); desde entonces empieza la conquista
colonia! del mundo, En cl siglo XIX hay dos ¢etapas esenciales:
la primera se extiende de 1800 a 1880, est4 marcada por 1a
revoluciOn industrial ¢ inicia una nueva relacién (imperialista)
con la perifcria; la segunda fase va de 1880 a la primera guerra
mundial ¢ incluso puede decirse que se prolonga hasta la crisis
de 1929: se genera una relacién particular centro/periferia, que
se caracteriza por cl intercambio desigual. En la periferia pre-
dominan formas precapitalistas junto con enclaves propiamen-
te capitalistas. El intercambio desigual se caracteriza por una
asimetria en la transferencia de valores, ya sea de productos 0
trabajos gencrados por las formas no capitalistas en bencficio
del capitalismo dominante; esta rclacién de dependencia cen-
tro/periferia es necesaria para el desarrollo del sistema.’ Des-
pués de una fase de estancamiento, que acaba con la segunda
guerra mundial, viene un periodo de auge que termina en Ia
década de los sctenta; sc inicia entonces una crisis que marca
una nueva fase de su evolucion.
La modernidad como ruptura histérica
La modernidad reviste caracteristicas tales que, sin lugar a
dudas, representa una ruptura con respccto a las formas hist6-
ricas anteriores. Las formaciones precapitalistas cran socieda-
des predominantemente agrarias, en las que prevalecia el va-
1 Ver Amin, Samir, Desarrotla desigual, México, Nuestro Tiempo, 1973,
pp. 53-58; Lefetwre, De Etat 2, Paris, UGE, 1977, pp. 308-11.
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2 ARRON Beat NE mse ' “lor de uso y la economia natural; los objetos producidos eran
concretos y variados, conccbidos para durar. El hecho de que
se tratara de sociedades mas bien cerradas, aisladas y con
escasas comunicaciones, facilité la formaci6n de culturas muy
diversas. Las relaciones sociales cran personales, directas ¢
inmediatas, lo que evidentemente no excluia la explotacién y
la sujecién, inhcrentes a toda socicdad organizada jerarquica-
mente, pues se trataba de sociedades estratificadas, cuya base
de legitimidad politica y social cra religiosa y donde el poder,
sacralizado, tenia un cardcter absoluto.
E] advenimiento del capitalismo significa el momento de
Tuptura y negaci6n, cn el que se privilegia cl valor de cambio
(mercantil) en detrimento del valor de uso, y la uniformizaci6n
homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con
él surge un cambio del eje de actividades, de sociedades funda-
mentalmente agrarias a sociedades urbanas; el producto ela-
borado, al transformarse en mercancia, adquiere una significa-
cién abstracta, al mismo tiempo que pierde su condicién de
objeto durable y variado,
Las relacioncs sociales muestran una nueva opacidad a
causa de la aparici6n de intermediaciones (como la mercancia
que se interpone entre el productor y el consumidor 0 el Estado
que tercia en las rclaciones entre los individuos); mediaciones
que tienden a adquirir una existencia auténoma y en conse-
cuencia a fetichizarse, generando una enajenacién econdmica
y politica. La base de legitimidad sociopolitica se fundamenta
en la racionalidad; el poder condensado en el Estado se vuelve
impersonal y est4 definido por instituciones y constituciones.
De lo concreto se pasa a lo abstracto; de lo transparente, a lo
opaco; de lo inmediato, a lo mediato; de lo diferente y variado, a
Jo homogéneo,
Dos caracteristicas de la modernidad
Para comprender c6mo se introduce la modernidad en un pais
como México es conveniente subrayar dos de los rasgos de este
15proceso: 1) su cardcter global y acumulativo: desarroflo de
técnicas, conocimientos, instrumentos, clases, ideologias, insti-
tuciones, etcétera, y 2) su cardcler expansivo: proceso que s¢
origina cn Europa occidental y luego se propaga como forma
imperialista por todo cl mundo.
Producto de un desarrollo interno
Como producto de un desarrollo interno, la nueva clasé bur-
guesa se fue constituyendo y consolidando junto con el proceso
global de acumulacién, en medio de luchas y enfrentamientos
—que se libraron cn todos los ambitos de la praxis social—
contra ta nobleza y el sistema feudal, situacién que confirid a
esta clase un papel activo y revolucionario. En este combate
fue ganando parcelas de poder (hasta terminar por conquistar-
io por compicto), a la vez que iba elaborando un pensamiento
critico (racional) y una prdctica democratica, apareciendo
nuevos proyectos de organizacion social y politica. Proyectos,
leyes € instituciones que estén intimamente vinculadas a las
actividades productivas urbanas y las relaciones sociales que
de ella surgen, y que, desde luego, no impedirdn las activida-
des coactivas y represivas del nuevo Estado en formaci6n, pero
limitardn en cierta forma lo arbitrario.
Forma expansiva imperialisia
Como forma expansiva imperialista, la modcrnizacién capita-
lista se mundializa (mediante un complejo proceso de integra~
cién/desintegracién de las culiuras a las que domina) aunque
no deja de encontrar resistencias y antagonismos. Se impone
sobre las formas precapitalistas existentes en los territorios
conquistados destruyéndolas, 0 bien subordindndolas, trans-
formdndolas y utilizdndolas. El proceso reviste en cada caso
expresiones especificas, pero los determinantes que impulsari
ala modernizacion en los paises dominados son fundamental-
mente externos ¢ impucstus a través de medios diversos —entre
fos que sé encuentran no sélo 1a coaccin y la violencia, sino
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sermnamie ”también el efecto de imitaci6n, la mimesis entendida como la
“produccién de tipos sociales que no se fundan en un conoci-
miento activo, sino en el reconocimiento pasivo y la asimila-
cién (identificacién o imitacién) de este modelo”—,? por lo
que ciertas practicas sociales, ciertos habitos culturales “impor-
lados”, se ven asumidos de manera parcial e incompleta. Por lo
que la modernizacién como resultado de la expansién del
mundo de la mercancia, cs a veces m4s aparente que real, 0
reviste un aspecto superficial y/o desigual.
LA RAZON COMO FUNDAMENTO DE LA MODERNIDAD
En el terreno de Jas ideas, la raz6n va a presidir el nacimiento
del mundo moderno y va a constituir su elemento de base. En
la efervescente sociedad del siglo XVII, una racionalidad en un
primer tiempo difusa y confusa ~-que se ha ido desprendiendo
de la practica capitalista desde sus inicios y que va a servir de
fundamento a su pensamiento— se propaga, emerge de las
urbes, de los diversos sectores de la burguesia, nace del mundo
de la mercancia que comienza a expanderse, del valor de cam-
bio que sustituye poco a poco el valor de uso, del dinero que
reemplaza con su poder a la propiedad y renta de la tierra.
Para actuar y obtener ganancia, el comercio y la industria
necesitan de la raz6n y de la racionalidad. La racionalidad es
algo inmanente a la realidad de los nuevos tiempos, y los
fildsofos son quienes formulan y sistematizan sus principios
teGricos. En todos los dominios, ya se trate de la ciencia, de las
creencias, de la moral o de la organizacién politica y social, el
principio de la razén va a sustituir a los principios que regian
hasta ese momento, a saber, los de autoridad y tradicién
fundamentados religiosamente. El individuo quiere servirse de
la raz6n en todo, desea examinar y conocer por medio de la
razon.
2 Lefetwre, H., De I'Etat 3. Le mode de production étatique, Paris, UGE,
1977, p. 84.
v7Al referirse a Jas caracteristicas de) pensamicnto de esa
época, que abandona las preocupaciones teoldgicas para ocu-
parse de las terrenas, escribe Hegel:
FE) hombre adquiere confianza en sf mismo y en su pen-
samiento, en la naluraleza sensible fucra y dentro de él;
encuentra interés y alegrfa en hacer descubrimientos en el
campo de la naturaleza y en el de las artes. La inteligencia
despierta para lo temporal; ¢l hombre cobra conciencia de su
yoluntad y de su capacidad, mira con alcgria a la tierra, a
su suclo, a sus Ocupaciones, viendo en eilo algo justo ¢ inte-
figente. [...} lo mundano quiere ser juzgado mundanamente
y su juez es la razon pensante.>
En sus inicios, durante los siglos XVEFy XVII, el racionalis-
mo es casi tan herético, en términos politicos, como la herejia
religiosa representada por Pascal y el jansenismo. Se persigue
a ambos: Tomas Moro es decapitado en 1533; Galileo (1564-
1642) es condenado por la Inquisicién; Descartes, en busca de
més libertad, prefiere emigrar a Holanda. En esa €poca, las
matematicas y sobre tode la fisica, al impugnar las concepcio-
nes teoldgicas, ticncn también un carécter subversivo.
El siglo XVIII, heredero del pensamiento de Descartes,
marca con la Ilustracién el triunfo de la Modernidad como
reflexi6n tedrico-politica que se funda en cl racionalismo, cs
decir en la razon propagando sus luces, en la creencia en la
evolucidn y ef progreso. Los fildsofos de este siglo exponcn los
principios del nuevo orden que se esté gestando y que se en-
cuentra en abierta oposicién al ideal autoritario que habjan
impuesto la Jelesia y cl Estado en cl siglo XVI. La critica de la
religion y del régimen absolutista se hacen en nombre de la
raz6n. De igual manera, para scfalar la aulonomfia de la na-
ciente sociedad burguesa respecto a la feudal —religiosa y
dividida en estamentos---, se difunde la nociGn de Ia sociedad
civil regida por cl derecho civil. Este término sirve también
3 Hegel, GWE, Leceiones sobre ta historia de la filosofia, Wi. México,
1955, p. 24
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APM fe pee c ’para designar al tejido de relaciones que brotan alrededor de
la prdctica capitalista naciente y que tiene como base el inter-
cambio, tanto material (objetos) como espiritual (ideas). La
sociedad civil, contrapuesta a la sociedad religiosa, implica ya
la existencia de una clase burguesa que se caracteriza tanto
por la participacion activa en la reivindicacién de sus derechos
y la preservacion de sus intereses, como por la capacidad de
organizarse sin la intromisién del Estado y de Ja religion.
En el siglo XTX, de la critica politica realizada por la Tlus-
traci6n que culmina en la Declaracién de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, surgird el liberalismo que privilegia a
lo civil frente a lo estatal. Para cesta doctrina, el Estado es un
medio, no un fin, que sirve de marco al ordenamiento juridico;
en consecuencia, la esfera de la vida privada y !as libertades
individuales deben permanecer inaccesibles al Estado.
De hecho, ef racionalismo teérico, como discurso filosdfico
de la modernidad, dio forma conceptual a una realidad ya
existente que luchaba por romper las trabas que impedian su
pleno desarroilo. Es obvio que este pensamiento tenfa sus
limites, ya que el proyecto “universal” que defendia, se reducia
en realidad al proyecto e intereses de una clase concreta, la
burguesfa. Sin embargo, las ideas aportadas por los filésofos
de la Ilustracién no pueden ser vistas simplemente como la
expresién ideolégica de las fuerzas nuevas que luchaban por
emanciparse: su actitud critica, su rechazo del absolutismo
politico y de fa intolerancia tienen un contenido que sigue
vigente.
Al impugnar el orden existente, propusieron ideas y pro-
yectos que eran el condensado de luchas sociales ¢ ideolégicas
de varios siglos y en muchos casos rebasaron e1 marco de las
demandas burguesas para volverse reivindicaciones simple-
mente humanas, como son los Derechos del Hombre, la demo-
cracia, cl cspiritu critico, mismas que deben ser defendidas y
hacerse mds extensas. En nuestros dias, frente a la enorme
concentracién del poder, esas ideas cobran un nuevo valor y se
vuelve preciso rescatarlas y reivindicarlas como proyecto so-
cial.
19LA MODERNIDAD EN EL SIGLO XX
En nuestro siglo, cl vocablo modcrnidad es empleado también
para designar a una nueva fase del capitalismo, misma que se
inicia alrededor de la década de los veinte y termina hacia la
de Jos ochenta.
Durante esie perfodo se observan multiples y répidas
transformaciones, entre las que podemos sefialar: 1) un desa-
rrollo sin precedentes de la técnica y ta ciencia; 2) una gran
capacidad de adaptacin del sistema capitalista, con un neoca-
pitalismo que sabe asimilar la racionalidad planificadora (pos-
tulada por el marxismo) y da prioridad a Ja organizacién, a la
planificaci6n, a la racionalidad técnica (fo que no quiere decir
que sc suprima la ley del desarrollo desigual, que subsiste y
marca diferencias entre, por una parte, paises, regiones, clases
y grupos hegem@nicos, ricos y desarroliados y, por 1a otra,
paises, regiones, clases, grupos subordinados, pobres y subde-
sarrollados); 3) la orgunizaciOn y sistematizacién tanto de las
actividades productivas como las de ja sociedad en general,
son realizadas mediante ja intervencién del Estado y de los
tecndcratas, y en consecucncia el Estado crece, asume nuevas y
multiples funciones, adquicre un papel preeminente, se mani-
fiesta y acta sobre todos los 4mbitos de la realidad social; 4)
todas estas transformaciones operan sobre Jo social, incluyen-
do a fa vida cotidiana, misma que pierde esponiancidad y
naturalidad para terminar por ser programada, organizada,
controlada; se manipulan las conciencias, se desvia la energia
creadora hacia ¢] espectaculo, hacia la visi6n espectacular del
mundo, es decir, se tiende al predominio de la apariencia
sobre la realidad. La explotacién organizada y programada de
Ja sociedad se Jicva a cabo no sélo en cl trabajo, sino a través
del consumo dirigido y manipulado mediante ta publicidad.
Desde 1946, Henri Lefebvre comienza a emplear el térmi
no “modernidad” para designar a la nueva realidad social que,
habiendo comenzado a gestarse en cl siglo XIX, termina por
tevelarse plenamentc y en toda su complejidad en el siglo XX.
El estudio de la vida cotidiana le sirve a este autor de hilo
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remengam seni 0 Imp ®conductor para captar y analizar la modernidad,‘ que comienza,
segin él, por lo que se puede denominar “catdstrofe silen-
ciosa” cuando, hacia 1910, se desmoronan y desaparecen en
Europa los principales referenciales (valores y normas) de la
practica social. Cobra fin lo que parecfa definitivamente esta-
ble, en particular las nociones de espacio y tiempo; el antiguo
espacio euclidiano y newtoniano ¢s reemplazado en el terreno
del conocimiento por el de la relatividad de Einstein; de igual
manera, la representaciOn del espacio sensible y la perspectiva
se descomponen, esto puede observarse en la pintura (Cezan-
ne y el cubismo); en la misica, con Ja disoluci6n del sistema
tonal se pasa a la atonalidad; en forma similar, los sistemas
(caracterizados por su organizacién y coherencia interna) se
desintegran: la filosofia, ta ciudad (como tradicional centro
hist6rico), {a familia junto con la figura del padre, e incluso la
historia misma. Se trata, segin Lefebvre, de una mutaci6n
singular que no es percibida ni vivida como tal (salvo para los
espiritus mds licidos), puesto que por ese entonces estas trans-
formaciones no afectaban a Jo cotidiano, d4mbito en el que
sobrevivia atin la antigua realidad con sus viejas represen-
taciones.
Del hundimiento de los valores europeos (en los que se
incluye el logos occidental, la racionalidad activa, el humanis-
mo liberal, la filosofia y el arte cldsico) emergen, prosigue
Lefebvre, tres “valores” que van a presidir a la Modernidad: la
técnica, el trabajo y el lenguaje.
4 La obra de H. Lefebvre gira en torneo a la reflexién sobre la problem4-
tica moderna, a la que aborda a través de diferentes facetas. El andlisis de lo
cotidiano se completa, al lado de otros aspectas, con el estudio del papel que
ha tenido el Estado. Podemos sefialar algunas de sus obras en las que se
ocupa de la Modernidad a partir de los cambios que se operan en la vida
cotidiana: Critique de la vie quotidienne, vol. I: Iniroduction, Paris, L'Arche,
1961; Critique de la vie quotidienne, vol. I: Fondements d'une sociologie de la
quotidienneté, Paris, L'Arche, 1961, Introduction a la Modemité, Paris, Ed. de
Minuit, 1962, La vie quotidienne dans le monde modeme, Paris, coll. Idées,
Gallimard, 1968; Critique de ta vie quotidienne, vol. II]: De la modemité au
modernisme (Pour une métaphilosophic du quotidien), Paris, L’Arche, 1981.
21La técnica ira cobrando poco a poco una existencia autd-
noma —tal como sucede con el dinero y la mercancia— desa-
rroll4ndose como potencia a la vez, positiva y negativa, que
transforma lo real pero también pucdc destruirlo.
El trabajo, por su parte, rivalizar4 con la técnica pero se ird
desvalorizando en la medida en que el progreso de esta ditima
permite suplantarlo (mediante la robotizacion).
El lenguaje, a su vez, como discurso, va a aportar valores
de recmplazo y sustitucion; el discurso, sin otro referencial que
si mismo, no tendré valor por su verdad o por su nexo con una
realidad externa sino por su cohcrencia, el discurso sc fetichi-
za, mientras su sentido se pierde, transformandose cn mera
retérica.’
En los afios treinta, el papel del Estado se transforma: con
el propésito de evitar las crisis y mantener el crecimiento cco-
némico interviene en la economia mediante estrategias que
implican coordinacién, regulacidn, planificaci6n, pero esta inter-
vencion solamente se volver4 general hacia los aos cincuenta,
después de la segunda guerra mundial. El Estado adquicre
entonces un papel dominante, la intervencidn ccondémica cn
pos del crecimiento comporta una ampliacion e intensificaci6n
del control cstatal (burocrético) sobre la sociedad, que se ejer-
ce a través de instituciones y por medio de la elaboracién de
estrategias, a las que hay que subordinarse y en las que se
mezclan la represion y la tolerancia. Este control, que se ex-
tiende a la cultura y al conocimicnto, se acompafa asimismo
de politicas protectoras para los trabajadores, mediante Jas
cuales a la vez que se reconoce, se logra neutralizar su fuerza
politica, convirtiéndolos en “asistidos” (dependientes de la
asistencia y scguridades sociales que les otorga cl Estado “be-
nefactor”).®
En aqucl tiempo (mediados del siglo}, lo cotidiano co-
mienza a ser penctrado por la técnica, el saber y la accidén
5 Clr. Lefebvre. H., Critique de la vie quotidienne, 1, pp. 48-50,
6 Lefetwre, Ii, De (Etat 4, Paris, UGE, 1977, pp. 20-22.
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SIRNA AP eee tpolitica, que aspiran a dirigir la vida cotidiana mediante una
gestion racional. A causa del vertiginoso desarrollo y perfec-
cionamiento de los medios de comunicacién (radio, teléfono,
televisiGn, cine, etcétera) una nueva opacidad se interpone en
las relaciones sociales. Poco a poco se va acelerando el desliza-
miento de lo concreto (que conserva una dimensidn humana y
€s producto de una acci6n practica inmediata con un sentido
preciso) a lo abstracto (que, opuesto a lo concreto, es producto
de intermediaciones que vuelven opaco el proceso del cual
surge), operacién quc desembocar4 en un modo de existencia
social (lo abstracto/concreto) en la que lo abstracto adquiere
una realidad concreta (ejemplo de ello es el poder del dinero,
en particular de los flujos financieros: nada mds abstracto y a
la vez tcrriblemente concreto que la Bolsa, como fo pudimos
observar en octubre de 1987).
En los afios sesenta, se vive un perfodo de prosperidad y
optimismo, se considera que gracias a la gestidn racional llevada
a cabo mediante la intervencién del Estado, pueden evitarse
las crisis y el crecimiento seré ilimitado. En el mismo lapso, da
comicnzo una nueva revolucién cientifico-técnica que repercute
principalmente en el desarrollo de la informatica y la telemati-
ca, Se realizan innovaciones que se aplican a la gestion y a la
producci6n, los procesos del trabajo se modifican y el sector
terciario se incrementa.
Al mismo ticmpo asciende al poder Ja tecnecracia cuya
competencia y saber tienden a fetichizarse. Lo cotidiano es
organizado, sus necesidades sc programan, se catalogan, se
suscitan. Mediante los medios de comunicacién masiva, la pu-
Dlicidad dice a la gente cémo se debe vivir para “vivir bien”, lo
que se debe comprar y por qué, el modo de empleo del tiempo
y del espacio. Esta vasta operacién genera un empobrecimien-
to de la vida cotidiana y la alienaci6n del individuo aumenta; a
través del “consumo burocrdticamente dirigido” los “media”,
valiéndose de la imagen, lo cuantitativo, lo repetitivo, la puesta
€n espectaculo, terminan por crear necesidades artificiales que
derivan en el consumismo,
Durante e] mismo perfodo, las firmas transnacionales se
23consolidan y crecen, s¢ vuelven poderes supranacionales y em-
piezan a ejercer presiones sobre el Estado-nacién. La frontera
de la soberanfa del Estado-nacién se vuelve porosa, tiende a
disolverse on Jo mundial (que comienza a predominar).
MODERNIDAD Y MUNDIALIDAD
En la década de los sctenta el sistema capitalista alravicsa por
una aguda crisis; aumenta cl precio del petréleo y, en conse-
cuencia, hay inflacién y desemplco, asi como cstancamicnto de
las actividades productivas tradicionales. Todo esto hace que
la ideologfa del crecimiento ilimitado se vea seriamente afec-
tada.
Ahora bien, esta crisis que parccicra volverse permanente,
se acompaiia de profundas y aceleradas transformacioncs, que
pueden marcar ci inicio de una nueva época cuyos rasgos em-
piczan a precisarse en la década de los ochenta.’ Los nombres
para designarla varian: sociedad posmoderna, de consumo, del
productivismo y la tecnocracia, postindustrial, neocapitalista,
“informacional”, cibernética, nuevo orden mundial, etcétera.
Esta nueva etapa, a la vez que prolonga, modifica intcnsa-
mente lo que Lefebvre denomina modernidad, dando lugar a
to que él mismo llama /o mundial. Aunque cabe preguntarse si lo
que este autor percibid y dcnominé modernidad fue solamen-
te e] predmbulo (transcurso cn cl que se fucron acumulando
los elementos nuevos) a la nueva realidad (la modernidad
devenida mundial), que se manificsta de manera evidente desde
los ochenta en los paises centrales y que, al parccer, anuncia cl
panorama det siglo XXL
La nueva realidad se presenta como un sistema de alcance
planctario (global y totalmente interdependientc) que conlleva
una nueva divisisn del trabajo, misma que mantiene e incluso
agrava las desigualdades, y en la que se produce una rclacién
7 Letebwre, H., Critique de la vie quotidienne, TI, p. 808s.
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seem 8 peo omejerarquizada de explotacién y dominio entre paises centrales
(hegemOnicos), sede de los poderes polfticos transnacionales,
y los paises periféricos (subordinados) también llamados sub-
desarrollados o del tercer mundo. Los primeros toman las
decisiones fundamentales a través de estrategias que se ejer-
cen sobre los segundos, a corto, mediano y largo plazo; estos
Ultimos, constrefidos por fa crisis, la deuda y la forzosa de-
pendencia econdmica, deben tomarlas en cuenta para formular
y ejecutar sus planes de gobicrno.
Hay que sefialar que la division entre centro (hegeménico)
y periferia (subordinada) no se da solamente entre paises sino
también entre regiones, clases y grupos sociales; es asi como
en ¢l seno de los paises centrales se observan regiones periféri-
cas y marginadas; lo mismo sucede en el espacio de las grandes
ciudades, y con ciertos grupos sociales abandonados a su suer-
te, En sentido inverso, cn los paises periféricos (subordinados)
se advierten regiones centrales, dominantes y ricas; la misma
diferencia prevalcce en el interior de sus principales ciudades y
de los grupos sociales, por lo que nos topamos con islotes de
Tiqueza, poder y consumo andlogos a los que se encuentran en
los paises centrales.
Hemos dicho que el nucvo orden se define por su mundiali-
zaciOn ¢ interaccién, donde todo depende de todo, El acelerado
desarrollo técnico que fo caracteriza, genera cambios profun-
dos: el automovil deja de ser eje de las actividades productivas;
los sectores tradicionales (metalurgia, manufactura, etcétera)
pasan a un segundo término, ocupando su lugar la informatica,
la electrénica, la rob6tica, las telecomunicaciones, los materia-
ies nuevos, las biotecnologias; se crean nuevas industrias que
giran alrcdedor del emplco del tiempo dedicado al ocio (en
particular, el turismo); la cultura, por su parte, también se
vuelve una industria y como tal se ve sometida a los imperati-
vos de la mercadotecnia. Dentro de este contexto desempefian
un papel dominante las empresas multinacionales, asf como la
transnacionalizacion de los capitales a través det sistema fi-
nanciero.
El centro de las actividades de punta propende a despla-
28zarse hacia ¢l Pacifico, aunque los cambios ocurridos recicnte-
mente en los paises del este curopeo pucden allerar esta ten-
dencia. Se opta por Hevar a fa industria pesada y contaminante
alos paises perilGricos, utilizandolos asimisrao para las empre~
sas maquiladoras con cl fin de aprovechar una mano de obra
barata, cuya formacidn ¥ ohsclescencia no les cuesta nada 4.
éstas; industrias que por lo demas explotan matcrias primas,
energfa ¢ infraestructura del pais donde se instalan.
tay que agregar que lus estrategias de los sectores fi-
nancieros y de las indusirias transnacionales no son iguales y
obedecen a intereses distintos, y por ello tienen repercusiones
diferentes sobre Jos paises periféricos, tos financieros buscar
ganancias a corto plazo mientras que kas industrias uransna-
cionales, sin desdenar la gunancia inmediata, pueden plancar
inversiones a larpo plazo.
El poder que las avencias internacionales (FM], Banco
Mundial) y las firmas muitinacionales ejercen sobre el Estado-
naci6n van a modificar ia gestiGn que este ultimo venia de-
sempefando sobre lo ecandmico y lo social; su aulonomia sc
ve limilada, tendiendo cada vez mas a volverse mero adminis-
trador del territorio nacional y de las relaciones sociales de
produccion para las empresas y poderes transnacionales. Sin
embargo, mantiene Ja direcidn (y cf control) de lo social y lo
cotidiano, en forma directa (reglamentos, leyes, prohibiciones
multiples, etcetera) o indirecta (fisco, sistema de jus :
orientacidn ideoldgica a través de los medios de comunica-
cidn). Las fronteras nacionsles se quebrantan y Ja identidad
nacional se diluye. Las iansnacionales se organizan en redes
corporat (nenvork comorations), a la vez que las naciones
tienden a integrarse regionalmente cn mcreados comunes
(mercomiin Europeo, Fstados Unidos-Canada-México, Japon
y paises de] sureste asistico).
Se trata de um nuevo orden mundial, cuyos ceniros de
decisién se rodean de opacidad y scereto, de la planetarizacion
del mundo de fa miercancia que se impone aplastando yAy
recuperandy todo ko que se ie resiste a través de un esquema
organizativo de caracter peneral que ticnde a la homogenci-
26
wang +8
1 meee "zaci6n (por medio de la Icy, del derecho, del poder, de la
mercancia, de modelos impuestos), a la fragmentacién (parcela-
cin del tiempo, del espacio, del trabajo, de las especializacio-
nes), a la jerarquizacién (lo homogéneo encubre y contiene a
lo fragmentario, que ¢s organizado en una ¢stricta jerarquia).*
Lo mundial se caracteriza por su enorme complejidad, en
la que interfieren y convergen flujos y corricntes de mercados
de capitales, matcrias primas, energia, mano de obra, técnicas,
productos terminados, obras de arte, simbolos y signos. La
informacion (producto inmaterial, a la vez abstracto y concre-
to) se vuelve una mercancia privilegiada igual que los servicios.
Lo social es aplastado y se ve sometido a un orden (con-
trol) interno que cjerce cl Estado y en el que pucde existir un
cierto margen de tolerancia respecto al comportamicnto indi-
vidual, a condicién de que las relaciones de fuerza esenciales
no se alteren. De igual manera, la participaci6n es tolerada e
incluso estimulada, pero solamente si no rebasa ciertos limites
sobre los cuales no se cede y que encubren la realidad profun-
da del poder, a saber: la vigilancia de la sociedad justificada
por la necesidad de scguridad interna y externa; por lo demas,
un sistema de informaci6n computarizada cada vez mas eficaz
garantiza cl control social. Sin embargo, esta vigilancia se ejer-
ce de manera suave y es poco perceptible, por lo que los
ciudadanos rara vez son conscientes de ella. La sociedad, hasta
ahora, ha reaccionado mis bien pasivamente, impotente frente a
mecanismos de control tan complejos.
EFECTOS PERVERSOS DE LA MODERNIDAD
La fuerza ideolégica de la modernidad, legitimada por el mito
del progreso indcfinido, hace que sdéio se vean los aspectos
positivos de este proceso (en particular, el desarrollo técnico)
y se olviden sus efectos negativos: el cardcter desp6tico que
8 Véase Chesnaux, Jean, De la Modemité, Paris, Maspero, 1983.
27reviste la imposicién del mercado mundial (cuyos efectos padecen
de manera dramAtica los pueblos del tercer mundo), el em-
pobrecimiento de Jas relaciones humanas donde privan el ais-
lamiento, la soledad, la sensacién de un malestar difuso, de
miedo, de inseguridad. El ser humano vive enajcnado (cl poder
de io econémico, de Io politico, de lo técnico se autonomiza, se
fetichiza y aplasta al individuo), El desarrollo se vuelve tam-
bién destructivo (armamento nuclear, devastaciOn ecoldégica).
Las estrategias que organizan, moldean (manipulan) Io social
y lo cotidiano, restringen la libertad individual y la participa-
cién democrA4tica (aut6noma y consciente).
Para terminar, podemos sefialar que a partir del siglo XVIU,
el racionalismo ha sido e] elemento basico de la Modernidad:
conocer racionalmente la realidad y modelarla conforme al
raciocinio ha servido de punto de partida a la sociedad y civili-
zacion modernas, a las conquistas cientificas y técnicas, Desde
entonces, el Logos occidental curocentrista ha propuesto al
racionalismo como fundamento universal de ja ciencia, de la
moral, del derecho, del Estado.
La racionalidad, surgida de la practica burguesa, acompafa
a ésta cn su ascenso y apogeo. Aunque constituye un pensa-
miento subversivo en los siglos XVI y XVII, a partir del sigio
XVII es aceptado y asimilado, sirve de base al desarroflo
técnico y cientifico de la civilizacién moderna y a la creencia
en el permanente ascenso del género humano (ideologias del
progreso).
Los enciclopedistas presintieron que la conexidn entre la
industria y la ciencia por medio de 1a técnica iba a fortalecer
la actividad productiva. Sin embargo, lo que no pudieron ad-
vertir es que cl hombre se iba a enajenar postcriormente a sus
productos técnicos racionales y que éstos terminarian incluso
por amenazar con destruirlo puesto que el racionalismo deveni-
do, realizado como raz6n capitalista, puede volverse irracionaL
Es asi como a partir de una racionalidad técnica, lo irracional
amaga con someter al hombre, con dominarlo: los proyectos
de direccién cibernética de Ja sociedad, las ideologfas consi-
mistas, la amenaza nuclear, la destruccién ecoldgica, e] control
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cement wee a 8 pe oeque el Estado y los poderes supranacionales ejercen sobre la
sociedad son, entre otros, productos de esa racionalidad que se
vuelve contra el hombre. La modernidad y to mundial se deba-
ten en medio de estos problemas.