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EDGAR MORIN EL PARADIGMA PERDIDO Ensayo de bioantropologta OTROS LIBROS KAIROS: upset Sholdrake LAPRESENCIA DFL PASADO Resonancia mia y hates de i Nawwaler ‘Desifando suposiciones fundanearaes de fa iene esta hiétossrevaucianara nuptere que la Natraleza tiene rc mora, Noes una mquina y de ests manera, esa tiga de ‘sso (ete de ensue pas 0 sociales) se far maa pari d= un unico campo meric con una mcmocia foectvao asocias, y nog paride eyes iauutables une werales. Salvador Pinker ENSAYOS RETROPROGRESIY 0S ersiamos en lead a compldd y de i incetdume ‘we y ses praiso serezer "on pus de creat” para ‘ulpasey sobrevii, Pets no May eeu i segue tay deals vigencia de Io "elropogresine spe “so para geotar uo lonbe moto slave iy miss, ove por una masa thea, bers Reeves EA HORA DE EMBRIAGARSE. Tine seid ef adverse? £1 universo cogendra la curnpleidad. La complejidad cn gor Is elicuia. Pero la czeia no cngondis necesita Inente el sentido tambien puede cunducar al sinsemidc, Sega H. Reeves, recunocideasitofsicoy vulgar cen ‘ie, cutespunde alse ann dark in sti al tae ‘nda G Dates, R. Binhwhistell B, Goffran, E'. Hal, P. Wetriawich, D. kaon, A. SchefenY ns LA NUEVA COMENICACION Selecein y ext prlininar de Voes Winkie libro que sen los textos seus de fa mis medora eo frien de fas sienciay sociales, cam Ia famosa es bela Ue Palo Ato, a comente de Filadelfa, Js socilogos de la ‘da cotidiana y figuras tan renombradas como Gregory ‘Balsor 0 Pal Wateiwick. Lye Mls v Doin Sa DAN STEROS La ewolucin de ta sexwatidad humava ‘Toman como imagen mean una bali Ue sip tense as ators eecorren Fain opto: hai el Hom. ‘ssc el chimpane os epi o as baci, lea to alravesato por a seuabdad decd que paresis he les de aes. Lo gue emerge es una enorme variedad Ue ‘experiencia sexales como ue! ponte de visa rl nel seta queda fortette relive EL PARADIGMA PERDIDO ENSAYO DE BIOANTROPOLOGIA EDGAR MORIN ¢/2? 3) EL PARADIGMA PERDIDO ENSAYO DE BIOANTROPOLOGIA CENTRO OF = iNFORMACIC editorial [Xairds ATION Numancia, 117-121 08029 Barcelona oe 7? Veo a un animal mas débil que unos menos Agil que otros; pero, en conjun- fo, el mejor organizado de todos. Jeax-Tacoves Rousseau , Discurso. acerca del origen de la ‘Titulo original; LE PARADIGME PERDU: LA NATURE HUMAINE desigualdad entre los hombres. ‘Traduccién: Doménee Bergadi Disefio portada: Agustin Péniker “© Faivions du Seuil, 1973 8 de la edigi6n on castellano: 1974 by Editorial Kuirés, S.A. Primera edicién: 1974 ‘Séptima edicidn: 2005 ISBN: 84-7245-250-6 Dop. Legal: B-28.085/2005, Impresion y encuademacién: indice, Fluvia, 81-87, 08019 Barcelona ‘ono tos derechos esersaos, No std penn x tepreduccin total parciat de este ibe Jarecopilacidn en uy sister infornnco, ma tapemisiin por mdi elacrdntco, ence, ur uenpiss, per regieteso por strae mado, salva ds breveseuiseta efectos de tees, sit Tnautorzasin preva y por ncrite del editor ol priest de eons. Universo Tierra Vida Vertebrados Reptiles ‘Mamlferos Antropoides Hominidos Homo sapiens Ciudad, Estado Filosofia Ciencia del hombre PROLOGO 7.000 millones de a mnstituye, a la vez, un giro y un regreso a un 5.000 millones de ai sttida. La orientacién tedrica es nueva, pero Ja existia. En El hombre y la muerte* es- 600 millones de a ; 1950, ya busqué el punto de unin y de 300 millones de a p © biclogia y ciencia del hombre. «Nuestra antro- 200 millones de afio ‘muerte —escribi— fundamentada en la prehis- 10 millones de tnologia, la historia, 1a sociologia, la psicologia infan- 4 millones de psicologia en general, tiene que encontrar ahora su con- ‘entre 100.000 y 50.000 én bioldgica, si quiere afirmarse con autehticidad cien- 10.000 2.500 a Zn modo alguno pretendo atribuirme una perspicacia o nacién excepcionales. Creo, vimicamente, que me na de estas cuestiones ingenuas, banales, eviden- solemos plantearnos entre los siete y los die- y que luego se inhiben, se reprimen, se asfixian €n cuando entramos en las Universidades y nas. Autodidacta por complexién, es decir, no intimidar excesivamente por los decretos de la ‘por la majestad de las Autoridades espirituales, le dejar de reconsiderar el nudo gordiano que ‘oficial crefa haber zanjado perfectamente. Es ‘teorfa dominante sobre el hombre se funda, no Ja separacién, sino sobre 1a oposicién entre de hombre y de animal, de cultura y de natura- que no encaja en este paradigma viene condena- ogismo», «naturalismo», «evolucionismo». por Kairés, 1974, en esta misma coleccién. Prétogo Prélogo Pero después de haberme otorgado un satisfecit, debo ah ra censurarme por haber permitido que durante veinte afiog la pregunta fundamental dormitara en mi interior. Bien verdad que no he podido nunca considerar al hambre cor una entidad cerrada, separada, radicalmente extrafia a la turaleea, y que cuando en 1962 me pregunté de nuevo «cqué somvs? ¢que es el hombre en el mundo?» (Le vif du sujet intenté formular una «antropo-cosmologias. Pero ahora yeg claramente que faltaba, no solamente el cslabén biolégicg esencial, sino también los elementos basicos donde apoyap tal meditaciGn. Sin darme cuenta me he encontrado encerr clo en el ghetto de las ciencias humanas; por este, cuant ims me acerco al problema central, mis limitaciones y la eg trechez de mi cultura mas me alejaban del mismo. En Intra duction 2 wre politique de 'homme, escrito por las misma fechas, cl problema bioantropolégico aflora repetidas veces pero de manera rota, fragmentaria, superficial, ignorant unas veces considerando que la accién cientifica es «el pi ducto de la dindmica interna de Ia especie humana» y q «el progreso tenico, nacida de la evolucién bioldgica, inte fiere en esta evolucién para orientarla y modificarla»; ot planteando la necesidad de una «biopolitica para aspirar a una transformacida de la «naturaleza huma de Ja que naceria el «meténtropo>, De este modo mi preocupacién «biologica» se volvia ne” sa John Hunt y a Jacques Monod, Jonas Salk iia al Salle Institute for Biological Studies. La tinica ‘se me pide es exactamente la que yo pido: apren- eonvertido de nuevo en estudiante, y con qué satis “dejo que mi exploracién siga los caprichos y la 16 © mi curiosidad; las lecturas que hago (entre ellas el ito de El azar y la necesidad), 1as conversaciones con \dores del Institute que se prestan a ser is be- Smentores, precipitan, no una «conversién a la biolo- ‘vera el lector después de las primeras veinte pa- ; de este libro), sino una reconversién te6rica. Al mismo bo, Anthony Wilden, del Departamento de Comunicacio- Ja Universidad de San Diego, me hace descubrir a ‘Bateson y me incita a una prospeccién de las diver- jentes de pensamiento que se encuentran bajo la ii Systems Theory. También entonces, y por todos lados, J con la problematica ecolégica, y mientras Wilden ‘Su investigacién «ecasistemolégica», Helene Dur- ‘ta a los pioneros y militantes del nuevo pensa- ‘ecolégico en Berkeley. trayectoria me aporta los estimulos decisivos, a mi ya Francia. La Logique du vivant, de Frangois Jacob nite ver la sorprendente dialéctica del desarrollo de neeptos biolégicos. Henri Atlan me inicia en la teoria 98 autématas de John von Neumann y en él principio de from noise, el eazar organizador» de Heina von Foers- ovecho una estancia en la universidad Mac Gill, de ntreal, para sumergirme en las tres obras, que no se en- en Francia, consagradas a los Self-Organizing Sys. para coger al vuelo la suerte y el azar que se me presents en dos ocasiones. En 1968, el doctor Jacques Robin forma un grupo de inte cambios y de discusiones, constituido principalmente por, bié Jogos y cibernéticos (Groupe des Dix) al cual me invita. Alli mientras Robin, incansablemente, me orienta hacia nueva Jecturas, Jacques Sauvan y Henri Laborit me hacen descub1 que la cibernética, en vez de ser una reduccién simplista 4° esquemas mec4nicos (como yo crefa), constituye por el com trario, una introduccién a Ia complejidad. El acontecimiento decisivo sobreviene un afio mds tarde) Dbibliografia); continto olvidando todo lo aprendido y ndo a aprenderlo todo, realizando, al fin, lo que tuve la én de haber hecho en Le vif du Sujet: la revisi6n critica ase de todo mi sistema de pensamiento. ide entonces, como autodidacta incorregible que soy, ajo, manipulo a tientas, a través de errores ¢ incertidum- 5, Ya partir de materiales que encuentro en las disciplinas nas diversas, ideas claves que se encuentran todavia en las fronteras de las disciplinas tradicionales (retenidas cn la 1@ Por falta de visado); manipulo la tcoria, que si no res- i Protogo Prétogo ponde al menos corresponde a Jas preguntas que hoy conside. xo fundamentales, Este trabajo sigue elabordndose, y sin. darlo por acabado saldré un primer enfoque en una proxima, obra (La Méthode), Esta investigaci6n es inseparable del CIEBAF (Centre Ine ternational d'études bio-anthropotogiques et d’antropologie fondamentale). A mi regreso de California, sofiaba con un centro apto para consagrarse a estos problemas, y donde pur dicran, no sélo efectuarse intercambias interdisciplinariog - entre ciencias biolégicas y ciencias humanas, sino ademég favorecer y desarrollar un pensamiento verdaderamente trans- disciplinario. El proyecto fue acogido e integrado en Ia Fonda. tion Royaumont pour le progrds des sctences de l'homme. Des= de entonces, la investigacién de Ia cual ha salido este manus: crito se confunde con la actividad del CIEBAF? En 1971-72, con Massimo Piattelli-Palmarini, bidlogo mo- lecular de formacién, Hevamos a cabo una exploracién a tra. vés de lecturas, encuentros, coloquios que fue para mi de una fecundidad extraordinaria, colocandome frente a problemas insospechados, reveléndome ignorancias, empujandome siem- pre a volver a aprender, La exploracién culminé con un en. Suentro que reunié en Royaumont a una cuarentena de inves: tigadores de distintos paises y de distintas disciplinas, encuen-_ to consagrado a la Unidad del Hombre. La generosidad de Cyrus Eaton, mecenas del movimiento Pugwash, permitié que el CIEBAF invitara. Y, una vez més, fue Jacques Monod. quien se ocupé de atar todos los hilos, ya que era cl autor de El azar y Ia necesidad a quien Cyrus Eaton habia ofrecido. Ia posibilidad de hacer una reuni6n internacional. EI presente libro nacié de este coloquio. En un principio, queria hacer una comunicacién de unas quince paginas, y, n0 sé cémo, Hené setenta. Entonces comprendi que bajo la apa riencia de un borrador a la vez demasiado corto y demasiade | largo, lo que s¢ habla formado en mi interior era el embridn de un libro; un libro que pedia ser Hevado a término, Pero este | ser llevado a término fue alimentado por el propio caloquio, ¥ el lector verd, por las muchas referencias que hay, que mi tra aunglle auténomo, es complementario del que reunié fomunicaciones y las discusiones de La Unidad del Hom- jar aqui las gracias a todos aqucllos que han permiti- Bucs tsebuio viera la ur con st calborovion, Como ¥a he ide EI CIEBAE hia constituido Ja placenta del presente texto, y durante fos que ha durado esta aventura piloto ha encontrado en el, Fee ee rae eae mi toda empresa se convierte en algo vano, desolador y dificil ee nie yee, capa cite Jacques Monod, Emmanuel Le Rey Ladurie, Salvador Luria y "Salk, asi como a Claude Gregory, Corneille Castoriadis y Claude Be eee Saar See Ce Minis” interlocutores permanentes, El CIEBAP debe sa cxistencia Fondation Royaumont pour le progrés dos sciences de homme, ir, a Ja confianza de Henry Gouin, la iniciativa de Philippe Daudy mfraternizacién establecida cntre éste, Bernard de Bonnerive y el esto suscribe. Debo subrayar aqui que el auténtico organizador CIEBAF fuc John Hunt, que a lo largo de mi cxploracion he man- ee 8s oe al eaten he eet a Mae Stel y ave be tects ea he podido progresar en Ja redaccidn del presente manuserito “condiciones ecoldégicas, naturales y humanas satisfactorias, tanto fs benéficas por cuanto que Johanne no ha dcjado en ningin mo- de acompaiiarme; en Torre-Vecchia, en casa de Carlo e Isabelle m0; €n cl Palagio, en casa de Simone de San Clemente; en Copa- Yen la isla de Itamaraca, donde perianecimos gracias a la bienhechora amistad de Candido Mendes; en el Trastevere, en Bs a cn eco oe Abinto na cae oe ea oe re eee increibles momentos de paz en los Jograba trabajar sin tregua oo en perfecta armonia con Michéle y Jean, Evelyne » Mien Reger etiaccies de Andre Burguicre y Jean, Daniel me:ten perma: yesclarecer, aligerar y explicitar con’ mayor claridad el contenido Bore ca ts cat one oneness (Sido, una vez més, indispensable. Finalmente, quiero dar las gracias Hou Melber, Allix d’Aragon y Odile Nouvelot que han mecano- tfiado las pAginas de mi manuscrito. Coy perfectamente cuenta de que be citado muchos nombres, Ao significa otra cosa que nunca hasta aqui mi trabajo habia lo de tantas culaboraciones y taftas presencias. No olvido en ‘inl ha sido la Condiciog pemordial gue he poste ia de este libro: sin la libertad de la que he gazado en el Pet a jnvestigacién de estas caracteristicas jamas habria visto ato 1. Que en noviembre de 1972 se ha convertido en el Centre Royate mone pour une science, de Phomme, 12 13 PRIMERA PARTE LA SOLDADURA EPISTEMOLOGICA «Todo nos incita a abandonar de una ver Ia vision de una naturaleza no hue ‘mana y de un hombre no natural». SERGE Moscovicr 1, LA CIENCIA CERRADA La evidencia estéril muy bien que somos animales de Ia clase de los del orden de los primates, de la familia de los del género homo, de la especie sapiens; que nues- ¢5 una méquina de treinta mil millones de células, lo y procreado por un sistema genético, el cual se én el transcurso de una evolucién natural a lo ‘2millones de afios; que el cerebro con el cual la boca con la cual hablamos, la mano con la cual 8 son érganos bioldgicos. Ahora bien, este saber es ante como el que nos informa que nuestro orga- _constituido por combinaciones de carbono, de de oxigeno y de nitrégeno, Darwin admitimos que somos hijos de primates, nosotros mismos seamos primates. Estamos con- de que, una vez descendidos del arbol genealégico donde yivfan nuestros antepasados, nos hemos ale- lempre de él, y de que hemos construido, al mar- uraleza, el reino independiente de la cultura, temente, nuestro destino es excepcional en rela- los demas animales, primates incluidos, a quienes ticado, reducido, rechazado, puesto entre rejas 7 El paradigma perdido © en reserva. Nosotros hemos edificade ciudades de piedra y acero, inventado maquinas, creado poemas y sinfonias, na gado por el espacio. ¢Cémo no creer que, aunque salidos de la naturaleza, no seamos, a pesar de ello, extranaturales sobrenaturales? Desde Descartes pensamos contra nat seguros de que nuestra misién consiste en dominarla, meterla y conquistarla, El cristianismo es la religion de hombre cuya muerte sobrenatural le permite escapar destino comin reservado a las otras criaturas vivas; el manismo es la filosofia de un hombre cuya vida sobrenaty ral le permite eseapar a tal destino. El hombre es sujet en un mundo de objetos, y soberano en un mundo de sy jetos. Por oira parte, a pesar de que todos los hombres pet Tenecen a una misma especie (hama sapiens), este ra comin nunca ha dejado de setle negado al hombre por el pros pio hombre, quien no reconace a un semejante en el extran jero o insiste en acaparar para si la plena calidad de hombre Incluso el fildsofo griego vela a un barbaro en todo persa un mero objeto animado en todo esclavo. Y si en la actual dad nos sentimes compelidos a admitir que todos los ho: bres somos tales, no por ello hemos dejado de excluir d este grupo a los que denominamos «inhumanos», ‘A pesar de todo, el tema de la naturaleza humana n ha dejado de plantearscle al hombre de todas las épocas come un inguietante problema a resolver, desde Sécrates a Mot taigne y Pascal, pero siempre lo ha sido para descubric ef ella lo’ desconocide, Ia incertidumbre, Ia contradiccién, 4 error. Los intcrrogantes no alimentaban un conocimiento, Ia duda sobre cl conocimiento. Cuando finalmente, graci a JeanJacques, la naturaleza humana emergié como plenit ud, verdad y bondad, éste tavo buen cuidado en mostra nos de inmediato que nos hallibamos exiliados de ella y &f deplorar Ia irremediable pérdida de tal estado paradisia Pero pronto hemos descubierto que este paraiso era tan in ginario como el otro. Paradigma inencontrable en Pascal, parafso perdido é Rousscatt, la idea de naturafeza humana iba a terminar pél diendo su micleo, convertida en blando protoplasma, gra a la toma de conciencia de la evoluciém histérica y de diversidad de las civilizaciones. Puesto que los hombres sof 18 La soldadura epistemoldgica ites en el espacio y-en el tiempo y se transforman isociedades en las que se hallan inmersos, debe que la naturaleza humana no es mas que una ma- maleable @ la que sdlo pueden dar forma 1a cul- ‘historia. Ademds, en Ia medida en que Ia idea de humana se ha visto inmovilizada por el conserva- “con él objetivo de usarla a modo de freno frente a ios sociales, Ia ideologia del progreso ha extraido de que para que se produzcan cambios no es jue exista ninguna naturaleza humana. Asi pues, todas partes, vaciada de virtudes, riquezas y di- Ia naturaleza humana aparece como un residuo inerte, mondtono: no ya como la base sobre la que ta el hombre, sino como algo que ha sido superad ‘acaso Ta naturdleza no leva en su seno un principio d, tal como Jo testimonian los millones de especies so no alberga un principio de transformacién? Teva implicita Ia evolucién que ha conducido hasta Privaremos a Ja naturaleza humana de toda cua- 2 La casa cerrada podido esperarse que la aplicacién al estudio del ‘de los métodos cuantitativos y los modos de objet | caracteristicos de las ciencias naturales romperia la d humanista reintegrando el hombre al seno del ¥ que la filosofia del hombre sobrenatural serfa € 108 uiltimos fantasmas, uno de los iiltimos focos de » que se opondrian a la creacién de una auténtica del hombre. De hecho, la unificacién ha tenido lugar al método, pero no en cuanto a la teorfa. embargo, algunas tentativas tedricas para an- Ciencia del hombre sobre una base natural. En las ‘es paginas del manuscrito-de 1844, Marx situaba en nitro mismo de la antropologia, no al hombre cultural y Sino al hombre genérico». Lejos de oponer naturale- inbre, indicaba que ¢la naturaleza es el objeto inme- ciencia que trata del hombre», pues «el primer 19 El paradigma perdido La soldadura epistemotdgica objeto del hombre —cl hombre— es naturaleza». Formulabg a continuacién el principio capital: «las clencias naturales acabarén englobando Ja ciencia del hombre y, a un mismo tiempo, la ciencia del hombre englobard las ciencias nat les: no habré més que una sola ciencia», Engels se esforad por integrar al hombre en la «dialéctica de la naturaleza Spencer fundamentaba la explicacién sociol6gica en la a1 logia establecida entre el cucrpo social y el organismo Diolé. gico, y en base a tal esquema sc intenté desarrollar un darwh nismo social fundado en el concepto de seleccién natural, Pot Su parte Freud buscaba en el organisino humano, y lo encos traba en el sexo, el arigen de los problemas de la psique. Ahora bien, el organicismo spenceriano no podia ir m cho mas alld de triviales analogias y el darwinismo soci acabé convirtiéndose en una grosera racionalizacién del pri cipio de la libre competencia. En cuanto al primer movimien to teGrico de Marx y de Freud retrocedi6 sin mayores com secuencias al no encontrar un terreno abonado. para su ult rior desarrollo, y acabé siendo clasificade como «errores ‘eieyos mecanismos del instinto, La sociedad humana, villa de organizacién, se define por oposicién a las agru- es gregarias, a las hordas y a las manadas, “pues, el mito humanista del hombre sobrenatural es tituido én el propio seno de la antropologia y la opo- naturaleza/cultura ha tomado Ja forma de un para- ‘es decir, de modelo conceptual que dirige todo su micnto. embargo, esta dualidad antitética hombre/animal, cul- fraturaleza, tropieza con la evidencia. Es evidente que mbre no est constituida por dos estratos superpuestos, bionatural y otro psicosocial, como también lo es que lamos en su interior ninguna muralla china que separe e hurnana de su parte animal, Es evidente que cada mbre es una totalidad bio-psico-sociolégica. A la luz de es- shos, Ia antropologfa aislacionista se ve sometida a una “de paradojas que es incapaz de superar. Si el homo , dotado de todas sus potencialidades, lo misrno que ea emerge de Zeus o Adan de Elohim, pero de un Zeus ente o de un Elohim rectisado, ede dénde sale enton- el ser biolégico del hombre es concebido, no como sino como materia prima que informa Ja cultura, s, ede dénde surge la cultura? Si el hombre vive en 60 cultural sin dejar por ello de pertenecer a Ja natu- ¢e6mo puede a un mismo tiempo ser antinatural y 2Cémo es posible dar una explicacién del hombre a Pde una teorfa que tan sdlo hace referencia a su aspecto natural? antropologia sc cuida muy bien de dejar al margen problemas y, como sucede muy a menudo, rechaza lo Xplicable como insignificante hasta conseguir que Ia cues- nteada se desvanezca y se esfume definitivamente de {tO campo de percepeién. Sin enibargo, es necesario in- gue dentro de la primera mitad det presente siglo ha precido inexplicable incluso para ta biologéa Ia relacién bre(naturaleza, y que su impotencia para resolver el pro- da cuenta, 20 ciertamente de la postura de ta artro- neu @ la cuestidn, sino de su propia incapacidad de los trastos inservibles la torpe «dialéctica de la natura leza». nuestro siglo dié un viraje radical en relacién a sus inmedia tos precedentes para repudiar de forma resulta todo vinci lo con el «naturalismo». El espiritu y la sociedad humanas Unicos en la naturaleza, deben hallar su inteligibilidad no 80 Iamente en si mismos, sino por antitesis frente a un univers0 biolégico carente de espiritu y sociedad. Pese a ser objeto de estudio cientifico bajo la guia de) métodos caracteristicos de otras ciencias, el hombre es ais lado y la filiacién que le vincula a una clase y a un orden naturales —los mamiferos y los primates— en ningtin m0 mento es concebida como una afiliacién. Por el contrari antropologismo define al hombre por oposicién al animal; cultura por oposicién a la naturaleza; el reino humane, sint sis de orden y de libertad, se opone tanto a los desérdenes naturales («ley de la jungla», pulsiones incontroladas) com? 20 a El paradigma perdido En efecto, la ciencia biolégica no podia proporcionar a ciencia del hombre ni un marco de referencia adecuado nj los medios para establecer sélidos vinculos bioantropoldgico Como minimo, hasta comienzos de la década de los 50, concebia Ia vida como una cualidad original propia de organismos vivos. La biologia se negaba a vincularse dem siado s6lidamente con un universo fisico-quimico al que. husaba verse reducida; se negaba a insertarse en el mare del fenémeno social que, si bien ampliamente extendido el reino animal, ¢ incluso en el vegetal, no era consicerado, falta de conceptos y enfoques metodoldgicos adecuados, que bajo la forma de vagas simililudes. Las sociedade: abejas y hormigas, con una evidente y alambicada organi; cin, eran relegadas a Ja categoria de casos excepcionales, en modo alguno se las consideraba como signos de una socis bilidad profundamente inscrita en el universo vivo. Finak mente, la biologia se negaba a considerar todas agucllas cua Tidades 0 facultades que traspasaran el marco esirictamente 1 los tiltimos veinte afos la situacién se ha modificado fisiolégico, es decir, todo lo que en los seres vivos es com . ¥ no obstante, abundan las situaciones de las nicacién, conocimiento, inteligencia. 2 desprenderse que tal modificacién es casi impet ‘Asi pues, la biologia se habia confinado voluntariamentt Ha dejado de existir la Frontera adiabitica que scpa- en el biologismo, o lo que es lo mismo, en una concepei6t s tres dominios cle pensamiento indicados al final del de la vida cerrada sobre el organismo. De forma similar anterior. Han aparecido una serie de brechas en el antropologia se refugiaba en el antropotogismo, es decir, cada paradigma cerrado, a través de las cuales se uma concepcién insular del hombre. Cada una de estas ray nas primeras interconexioncs que actian, a un mismo del conocimiento parecia tener como objeto una sustant }, Como aperturas. hacia los otros campos, hasta aquel propia, original. La vida parecfa ignorar la materia fisico-g prohibidos, y como nuevas emergencias tedricas. mica; la sociedad, los fenémenos supariores. El hombre P recia ignorar la vida, En consecuencia, el mundo pareci estar compuesto por tres estratos superpuestos y aislades ¢7 Ta ldgica de lo vivo tre si: 2, LA «REVOLUCION BIOLOGICA» Bi SSpesnieans’tiene:Tugsr porn’ antes, 1930. Shane HombieCiliata: con Ia teoria de la informacién, y Wiener con In nética (1948), inauguran una perspectiva tedrica aplica- . a las maquinas artificiales camo a los organismos VideNaturaleca a los Fenémenos psicolégicos como a los socio- ‘Algo més tarde, en 1953, el esluerzo Htewado.a cabo en Fisica Quimica das las obras cuva fecha de apaicitn se sein ext el texto, se nen Ja bibliografia que aparcee al final de este yolumen, 2 23: El paradignta perdido el campo de Ia biologia molecular consigue abrir la breg] decisiva que permite a la biologia ramificarse hacia «abajoy: el descubrimiento de Ia estructura quimica del cédigo gen tico por parte de los bioquimicos norteamericanos Watson Crick. En general, todo el mundo admite que el primer acto la crevolucidn bioldgica» lo constituye Ja apertura de la big. logla hacia «abajo», es decir, hacia el estudio de las estruct ras fisico-quimicas. Sin embargo, rara vex se ha dicho qi tal apertura hacia «abajo» ha constituido a un mismo tiempo una apertura hacia «arriba». Por el contrario, quizi la impre, sién general producida por tal descubrimiento ha sido la de que una comprensién de la vida a nivel molecular aleja mas que nunca a Ia biologia de la realidad humana. Pareci que la biologia hubiera emprendido el camino de una reduce cién de los fendmenos vitales a un nivel fisico-quimico y que, por lo tanto, dentro de la polémica entre «vitalistas» y duccionistas» tomaba partido por estos tiltimos. Efectiva mente, se demostré que no hay materia viva sino sistemas vives, es decir, organizaciones particulares de la materia sico-quimica, Sin embargo, cuando los que respaldaban tesis triunfante insistian en los términos fisico-quimicos, nfan cierta tendencia a ocultar la significacion paradigmati de la expresién «organizacién particular», a pesar de que no eran otros sino ellos los que ponian de relieve la existenci de tal organizacién y la elucidaban de forma progresiva a largo de toda la déeada de los cincuenta. La nueva biologie no hacia otra cosa que reducir Ia vida celular a sus sustratos micleoproteicos y descubria que las combinaciones e intera ciones existentes entre los millones de moléculas que com nen el mas mintisculo de los sistemas celulares correspon dian, desde el punto de vista estadistico, a sucesos altament improbables en relacin a los pracesos digamos «normales de Jos que no cabia esperar otra cosa que la descomposiciéa) del sistema y la dispersién de sus componentes. La nueva biologia ha necesitado apoyarse en una seri de principios de organizacién desconocidos en el campo dé la quimica: nociones tales como informacién, cédigo, men saje, programa, comunicacién, inhibicién, represién, exp! sion y control, entre otras. Todas estas nociones poseen 24 La soldadura epistemotégica cibernético en tanto que identifican a la célula con ina informacionalmente autorregulada y controla- ficacién a la célula, es decir, a la unidad fundamen- ida, de la nocién de maquina ya constituye por sf tun acontecimiento de capital importancia. Sin embar- hecho no ha sido reconocido en su justo valor puesto ste una mayor sensibilidad hacia las coninotaciones del término que a sus aspectos organizativos. de todo, no hay duda alguna de que se trata de un 0 salto epistemoldgico (Gunther, 1962) en relacién ma de la fisica clisica. La maquina se convierte en idad organizada, no reductible a sus elementos cons- que en modo alguno podrian ser correctamente des- como entes aislados a partir de sus propiedades parti La unidad superior (la maquina) no puede disolverse unidades clementales que Ja integran, antes al contra- es la que hace inteligibles las propiedades que éstas . Ms atin, las nociones procedentes de la teorfa cidn y de la cibernética no sGlo hacen referen- nas altamente organizadas sino que ademas llevan una connotacién antroposociomorfa, Realmente hecho donde reside lo asombroso de la apertura iba» anteriormente apuntada; informacién, cédigo, programa, comunicacién, inhibicién, represi6n, etc. meeptos extrafdos de la experiencia de las relaciones y hasta entonces habian sido considerados elemen- ociables de la complejidad psicosocial. No es extra- /que tales términos puedan ser aplicados a maquinas pues, a fin de cuentas, el control, Ia regulacién han sido concebidos por el hombre, integrados GI marco de sus relaciones sociales. Lo extraordinario es tan slta organizacién sc hallara en la misma fuente de * Ja célula parece una compleja sociedad de moléculas por un gobierno, adas las investigaciones a este estadio se hizo palma- tanto células como mAquinas y sociedades humanas fan obedecer a principios organizativos a los que la ciber- Precisamente apta para ser aplicada a tan diversas habia proporcionado un primer (y rudimentario) miento. Asi pues, la nueva biologia mataba tres pé- 25 El paradignia perdido jaros de un tiro. Por una parte, gracias a la intima vine cidn estructural que acababa de establecer con ta quimi consegufa una radical insercién del fenémeno de la vida La soldadura epistemotdgica jentes de haber Ievado a cabo una gran revolucién, secientes de Ja todavia mucho més prande revolucién fesbozaban los bislogos moleculares, se limitaron a Ta physis. En segundo lugar, su vinculacién con la ciberndtig era cl motor de un inaudito acercamiento a ciertas formas ' tedricoppractico para aprehender la mas profunda de organizacién consideradas hasta aquel momento como fisico-quimica de la vida, y no pensaron que, de tabioldgicas (la méquina, la sociedad, el hombre). Finalment file les coneetos traducian una realidad organizativa Jos conceptas cibernéticos como un simple ins- el principio de inteligibilidad biocibernética se alejaba la fisica chisica, Esta no sdlo era incapaz de prever la minim, nocion organizativa de cardcter cibern¢tico, sino que inch en su rama mds compleja, la termodindmica, no conseg mas que enunciar un principio de desorganizacién (segung “Eso explica también Ja escasa atencién que pres- ‘etapa metacibernética de los estudios realizados por tico yon Neumann, quien dedicé tos tiltimos afios a trabajar sobre la teorla de los autématas (von , 1966). Al margen de la evidente diferencia fenomé- principio) existe entre a mAquina artificial mAs perfecciona- En este aspecto conereto surgié un problema fundamen y ina viva ms elemental que concebirse pueda, tal puesto de relieve por Schriidinger (1945). Mientras que segundo principio nos habla de entropia siempre crecienig y otra, La maquina artificial, una vez ha sido cons- es decir, dela tendencia de la materia al desorden molecul lo. puede seguir un proceso degenerativo, mientras es decir, a la neguentropia. Quedaba abicrto, pues, el pre paradéjico de tal diferencia se nos muestra pal- ente si pensamos que una maquina artificial, que es 1enos fiable que una maquina viviente, viene, en eam- ida por elementos que en si mismos son mucho blema de la vinewlacién y Ja raptura enire los conceptos di de la paradoja de la organizacion viva, cwyo orden infon cional construido en et transcurso del tiempo, parece con decir un principio de desorden, que se difunde er: el tien} Como veremos mds adelante esta paradoja tan sdlo pu ser afrontada a partir de una concepeién tedrica que vinet estrechamente orden y desorden, es decir, que haga de il esta constituido por piczas allamente verifica- Tos riesos de averfa son iguales ala suma de los de deterioro de cada uno de sus elementos (buiias, dor, etc.). En cambio, una maquina viva, a pesar de tuida por elementos de escasa fiabilidad (molécu- degradan, células que degeneran, etc.}, dificilmente la de funcionamiento a catisa de una averla pues, Parte, es eventualmente capaz de regencrar, recons- ‘reproducir os elementos que se degradan —en otras » de autorrepararse— y, por otra, es eventualmente ionar a pesar de Ia vaverfa» local. Por el contra- tard como maximo a localizar- una vez que ha dejado de funcionar. Mas incluso, una Iégica de la complejidad, Llegados a este punto de} de lado este problema, primordial y central a un mismo ti po, para tratarlo a fondo en mi préxima obra (La méthode) Lo importante era sefialar que Ja nueva bioloria encontm Américas buscando las Indias, pues en el propio descub! miento que le abrfa el camino hacia el universo fisico-quimied topé con las principios basicos de la organizacién de la vids ¢ hizo saltar en pedazos el cerroja «de arriba» que Te imps que cl desorden interno, 0 en términos de teoria de al paso hacia las formas superiores de vida (las mds com! cién, el «ruido» o el error, degrada constantemente plejas), ‘maquina artificial, la maquina viva funciona siempre 26 7 El paradigma perdido ¢on una cierta proporcién de «ruido», y el acrecentamtent de su complejidad, lejos de disminuir su tolerancia respect, al sruido», la aumenta, Como veremos luego, puede afirma que entre ciertos umbrales de tolerancia parece existir intima relacién generativa entre el aumento de «ruido» 0 sorden y el de complejidad. Ta complejidad fue considerada por von. Neumann com una nocién clave. La complejidad no sdlo significaba que maquina natural ponfa en juego un numero de unidades ¢ sometido a una Igica de funcionamiento y de desarrollo ab: lutamente distinta; una Iégica en Ia que intervenian la ink terminacién, el desorden y el azar como factores de auto-or nizacién u organizacién a un nivel superior. Esta légica de viviente es sin duda mas compleja que la que nuestro ent dimicnto aplica a las cosas, por mas que nuestra entendimien to sea ya uno de sus productos. zCémo Hegar a comprender Ia Idgica de un sistema que auto-organiza generando sin cesar sus propios elementos co! titutivos y que se autorreproduce en su globalidad? Entre 1 y 1961 se reunieron tres simposios para tratar el tema (Yo Cameron y von Foerster). La cosa no prosperd. Los bosqueja de una teoria de la auto-organizacién —a diferencia del cibernética, que se aplica directamente a las maquinas de ls informética— no consegufan producir ninguna maquina dots da de las caracteristicas propias de la vida; tampoco cra p ble fecundar nuevas descubrimientos concretos en el ca de la biologia, cuyo objetivo primordial seguia siendo ident ficar quimicamente las diversas unidades que componfan ¢ sistema y sus interacciones. Tales intentos de teorfa eran af demasiado formales para impulsar una investigacién empiri y las subsiguientes aplicaciones practicas. La teoria del auto-organizacién permanece en estado embrionario, llas, pero el nuevo atin no nocién de vida se ha modificado radicalmente; explfcita 28 La soldadura epistemologica mente, la vida se relaciona con las ideas de auto- ion y de complejidad. La revelacién ecoidgica teorfa bioldgica, por inacabada que se encuentre ito actual, cambia la nocién de Vida. La nueva ca, por embrionario que sea su estado, cambia ‘de Naturaleza, La ecologia cs una ciencia natural ye Haeckel, en 1873, que se propone estudiar las entre los organismos y el medio en el que viven, , sea que la preocupacién ecolégica gozaba de cién secundaria en ¢l Ambito general de las ciencias sea porque el medio ambiente era esencialmente como un molde geaclimatico, unas veces forma- skiano) y otras selectivo (darwiniano), en’ cuyo ‘diferentes especies viven sometidas a un desorden glizado regido por una sola ley, la del mas fuerte o el no ha sido sino en una ¢poca reciente cuando ja ecoldgica ha legado a la conclusién de que la comu- -seres vivos (biocenosis) que ocupan un espacio o Beofisico (bidtopo) constituyen junto con él una uni © ecosistema. ¢Por qué sistenta? Porque el conjun- ones, interacciones e interdependencias que apare- seno de un nicho ecoldgico constituye, a pesar y a -aleatoriedades e incertidumbres, una auto-organiza- efecto, constantemente se establecen Jos equilibrios entre tasas de reproduccién y de y tales regulaciones, més 0 menos fluctuantes, se @ partir de estas interacciones. A partir de asocia- ibiosis o parasitismos se establecen complementa- ue también aparecen para regular las relaciones ales de rapifia y presas, comedores y comidos. se establecen jerarqufas entre las diversas especies. Jo mismo que en las sociedads humanas, en las Sdlo las jerarquias, sino tambidn los conflictos y las constituyen algunos de los fundamentos del Otganizado, cabe incluir entre las complejas bases que el ecosistema la competicién (matching) y el reajus- 29 Ft paradigna perdido te (fitting). A través de las interacciones indicadas se orjg nan una serie de ciclos fundamentales, de la planta al hervify ro y al carnivoro, del plancton al pez y al ave. Mediante | ciclo gigantesco ticne lugar Ia transformacién de Ja-cner solar para producir oxigeno y absorber anhidrido carbdni ensamblando a través de una tupida red de conexiones conjunto de seres vivos que constituyen el nicho del pla En este sentido cl ccosistema constituye una totalidad aug organizada. En consecuencia no es ningun delirio roménti considerar a la Naturaleza como un orpanismo global, ¢9 un ser maternal, siempre que no alvidemos que esta m ha sido creada por sus propios hijos y que al utilizar la de truccidn y la muerte como medios de regulacién ecolégica a deja de comportarse como una madrastra. ‘Vemos, pues, que la nueva conciencia ecoldgica debe trat formar la idea de naturaleza, tanto en el ambito de las cf cias bioldgicas (para las que Ja naturaleza no era més que u seleccién de sistemas vivos, y en modo alguno un ecosiste integrador de tales sistemas) como en el de las ciencias hum nas (para las que Ia naturaleza cra algo amorfo y desor Igualmente debe sufrir una transformacién radical la cepeién de Ia relacién ecolégica existente entre un scr y su medio ambiente. Segtin cl antiguo biologismo el ser evolucionaba en el seno de Ia naturaleza y se limitaba a traer de ella energia y materia, dependiendo de ella, tr mente, para su alimentacién y sus necesidades fisicas. Det mos a Schriidinger, uno de los pioneros de la revolucién B sivamente de cnergia, sino también de (Schrédinger, 1945), es decir, de organizacién compleja ¥ informacion. Esta proposicién ha sido desarroliada post: mente desde diferentes enfoques y puede avanzarse la clusién de que el ecosistema es co-organizador y coprog) dor del sistema vivo que engloba (Morin, 1972). Esta prov sicién implica una enorme consecuencia teérica, pues post que la relacién ecosistémica no es una relacién extern® tre dos entidades cerradas, sino una relacién integTa entre dos sistemas abierfos que, constituyendo cada un ellos un todo por sf mismos, no dejan de formar pa 30 La soldadura epistemotigica ‘otro, Cuanto mayor es la autonomia de la que goza fa vivo, mayor es su. dependencia con relacién sl eco- En efecto, ja autonomia presupone la complejidad, Ia ‘yez presume la existencia de una gran riqueza de s de todo tipo con el medio ambiente, es decir, de- ‘interrelaciones que se correspanden con gran cxacti , dependencias que son las condiciones de Ia rclativa lencia. La sociedad humana, lo mas cmancipado que ecto a la naturaleza, recibe su autonomia de multi- as. Cuanto mayor es la complejidad del orden eco- "més apto es ste para proporcionar a Ia sociedad riqueza y diversidad de objetos y productos, entar la riqueza y diversidad del orden social, es somplejidad? La individualidad humana, la quinta- e esta complejidad, es lo mas emancipado y ligado edad de todo cuanto existe. El desarrollo y manteni- su autonomia se hallan ligados 4 un gran mimero dencias ecucativas (prolongada escolaridad, proion- m), culturales y téenicas. En otras palabras, nela/independencia eeol6nica del hombre so en- 1a Social y ef del ccosistema natural. Y apenas jempezando a descubrirlo... logia, o mejor atin, la ecosistemologia (Wilden, 1972) stiencia que acaba de nacer, pero ya constituye una de capital importancia a la teoria de la auto-orga- m de lo vivo. En lo que se reficre a la untropolog: Hla nocién de Naturaleza y enraiza al hombre en ésta. za deja de ser alga desordenada, pasive v amorfo vertirse en una totalidad compleja. El hombre ya no tidad cerrada respecto a esta totalidad compleja, Jue sistema abierto que goza de una relacién de autono- dencia “organizativa en el seno de un ecosistema. La revelucién etaldgica ‘etolowia, que proyecta a la bivlogia hacia «arriba», ha €l Vuelo con pleno éxito durante Ia wltima década. Patgo, cl éxito del que goza en la actualidad no debe 31 El paradigma perdido ‘hhacernos olvidar que ha sido necesario el transcurso de my chos afios para que la obra de una serie de pioneros solit, que observaban los comportamientos animales en su m ambiente natural, y no en el marco de las condiciones plificadas de laboratorio, haya desembocado en un pi desarrollo. Mientras que la ecologia modifica la idea de raleza, la etologia. modi sida el comportamiento animal parecia hallarse regido, veces por reacciones automdticas o reflejas, y otras por siones automiticas 0 «instintoss, ciegos y éxtraordinaria te licidos a un mismo tiempo, cuya funcion era la de sa¢ Ja necesidad de salvaguarda de la supervivencia y de ° duccién del organismo. Los primeros descubrimientos ef Iégicos nos indican que el comporiamiento animal es a la: organizado y organizador. Desde los primeros pasos en investigaciones etoldgicas han emergido las nociones de nicacion y de territorio. Los animales sé comunican, es d especificos son recibidos ¢ interpretados como mensajes ( beok, 1968). ejemplo el canto de las aves. Encontramos asimismo jes visuales (gestos, mimicas), olfativos (secrecién de subst cias quimicas, feromonas, que comunican un deter: mensaje al vecino o a la pareja). Se hubiera podido creer tales comunicaciones son extremadamente simples y que tf s6lo conciernen a las relaciones sexuales. De hecho, se visto desarrollarse, ya sea sobre una base analdgica, ya sca bre una base digital, o incluso a través de una combinacién d ambas, ciertos comportamientos simbélicos o rituales, ¥ por cierto con una exclusiva funcién de hacer Ja corte, de amistad, de juego. Es digno de mencién el que 10 5 raras las ocasiones en las que un comportamiento significa marco de tal situacién concreta para expresar un mensdl simbélico. Por ejemplo, un oca gris hembra para manifesta a un macho su dileccién simulard una demanda de prot contra un ataque imaginario de forma que venga a signifi «tti eres mi jefe (Lorenz, 1969). Son numerosas las espe 32 La soldadura epistemotdgiea 9 comportamiento de sumisidn puede expresarse fo de forma acusada el pico, lo que equivale a imitar “famiento infantil de dependencia; el comporta- a puede significar someterse u ofrecer los respetos. ~ lado, tal como ya habia subrayado Bateson (1955), Supone una comunicacién sobre la naturaleza jeacién (metacomunicacién), Mordisquear parece ‘a morder, pero significa todo lo contrario, jugar, ‘stad, ne conflicto; el pseudo-conflicto Indico se ‘en la expresién de armonia. Vernos, pues, que en parecia ser Io més evidente y lo mas simple, el Ta complejidad comunicativa que, por otra snza su pleno desarrollo en la artimafia, el fingimien- laje. ice ver que las comunicaciones animales cubren 5 ico y, desbordando con mucho el felaciGn sexual, hacen referencia a una inmensa le relaciones interindividuales: sumisién, intimida- teccidn, rechazo, elecciGn, amistad. Ademss se hallan enémenos bisicos de organizacién tales como Ia re- ‘demografica, la adecuacién o la proteccién del terri- Hinsistido acertadamente en la importancia que posee de territorio para la mayor parte de Ias especies pero ciertos investigadores han caido cn el crror al nocién, o han intentado transformarla en ta pi de la etologia (Ardrey, 1967). De hecho el terri- aplicacidn a nivel espacial (mapping) de una orga- lentacion de Ia esfera de actividades de un individuo, grupo, sino también la organization de la relacin @l animal 6 el pueblo de otro territorio. idizando en su anilisis, la etologia descubre que muy el sistema de comunteaciones une a los individu ‘Telacién social hasta el presente invisible y aquello 1a impresién de un agrupamiento informe no es 33 El paradigma perdido raro que Se nos aparezca como ‘un orden organizado. E} nero no ¢s un harén desordenado sometido al gallo, sino sociedad rigida, jerarquizada segin el pecking-order, el de prioridad en’el merodeo que establece un rank-order ciso entre las gallinas; la manada de lobos no es una h conducida por un macho que la domina, sino una soci en la que la jerarquia se establece segtin un ritual de sién y que sabe usar de la estrategia colectiva tanto eq ataque como en Ia defensa (despliegue de fuerzas para cot el camino al enemigo, maniobras de distraccién en la guardia para cubrir la retirada al grueso de la tropa), La revelacién biosociolégica Es sabido que la sociologia humana se crefa como un meno sin precedentes en el mundo vivo y que las sociedades reconocidas, las constituidas par las hormiga: termitas y las abejas, parecfan ser, no sélo excepcion traordinarias, sino monstruosos ejemplos de antisocied: fundadas exclusivamente en la obediencia a un «insti ciego». Por su lado, el Biologismo no poscia ni los conc ni la voluntad necesarios para liberarse de su paradi ganismico y concebfa las sociedades organizadas de in: como casos particulares de una especie concreta, y m0 CO desarrollos particulares de una sociologia animal Actualmente se ha podido construir una nocién de soci al interrelacionar los diferentes datos que nos han sido P de, por supuesto, su base territorial y est estructurada quicamente, pero esta jerarquia es la resultante de ticiones y conflictos que se resuelven de forma provisial través de relaciones interindividuales de sumisién/d¢ cin, Estos, concatenados, constituyen precisamente Ia i guia. A un mismo tiempo la sociedad implica solid: frente a enemigos y peligros externos y suscita actividad cooperacién, muy a menudo sutilmente organizadas y dite ciadas. La rigueza de comunicaciones a través de signos, # 34 La soldadura epistemolégica {os es precisamente funcién de la complejidad y mul- id de las relaciones sociales, La enorme diferencia que re un individuo y otro, entre las aves y extraordina- )palmaria en el caso de los mamiferos, determina y ta esta complejidad tal como veremos ms adelante. Shechos significan que la sociedad, concebida como j6n compleja de individuos diversos, fmdada a un npo sobre la competicidn y Ia solidaridad y conlle- wun rico sistema de comunicaciones, es un fendmeno jamente extendido en Ja naturaleza. Y esto es jomo fuere, la sustitucién dle las nociones de horda, slonia por Ia de sociedad se hace necesaria desde nto en que se descubre cudn compleja es la organi de estos grupos. Nuevamente nos encontramos con r del concepto de organizacién emerge una nueva plejidad biosociolégica y que alrededor del concepto de id nos muestra su faz Ia organizacién social. ues, en lo sucesivo se podra considerar que la socie- una de las formas fundamentales més ampliamente g de la auto-organizacién de los sistemas vivos, des- diversamente desarrollada. En consecuencia la socie- ma aparece como una variante prodigiosamente fa del fenémeno social natural, y la sociologia /humana— pierde su insularidad para convertirse en elevada de la sociologia general —ciencia natural wici, 1972), consecuencias de la etologia y de la Sociologia animal Mo mortales para cl paradigma cerrado del antr 19. Se nos muestra con toda claridad que ni la comu- Ai el simbolo, nj el rito son exclusivas del hombre, Todos ellos hunden sus raices en coordinadas espacio- S muy Iejanas de la evalucién de las especies. Omo cs evidente que la especie humana no ha inven Somportamientos de cortejo y sumisisn, la estructu- lerérquica del grupo, la nocidn de territorio (Cosnier, MO es menos que la sociedad no es una invencién. rau Digamos de paso que ciertos caracteres que parecen eee Me las sociedades humanas (vinculacién ambigua “ia entre conflictos y solidaridades, entre oposiciones 35 El paradignma perdido y complementaridades, combinacién de individuos diferent ‘en un mismo sistema de comunicacién-organizacién) emer ya de forma clara en una serie de sociedades animales, puede contraponerse ya por més tiempo el orden hhumano al desorden de los comportamientos animales, ni incertidumbres complejas que reinan en el seno de las socig dades humanas (el margen de varinbilidades, conflictos y te siones que presuponen)'a la supuesta coercién mecdnica qu reina en los grupos animales. En las sociedades animales, especialmente en las de los mamiferos, existe un orden oo) plejo que supone un cierto desorden 0 «ruido» como ingr diente indispensable a su propia complejidad. Todos esto aspectos que han sido simplemente esbozados en la etologs animal, se pusieron de manifiesto de forma siibita ca los m nificos trabajos de primatologia de la tiltima década. En el 3. «NUESTROS 7 : . ya no es sélo Ia idea de sociedad la que cambia, es también I HERMANOS INFERTORES» Ydea de mono y Ia idea de hombre. uidio de grupos de monos y antropoides en libertad ucionado Ja visién que se tenia de su vida social, e de su vida a secas' (Carpenter, De Vore, Wash- ni, Chance, Kawamura, Tsumori, ¢tc.). Los grupos 98, macacos y-chimpancés han dejado de ser con- ome hordas sumisas a la desenfrenada tirania de Poligamo, para sev observadas como organizaciones on diferenciacién interna, intercomunicaciones, re- y prohibiciones. : La sociedad del mono Sotiedades estiin territorializadas y autorreguladas Peat Constan de un numero medio de indi qgorten te varias docenas y poseen una distribu mente invariable en funcién del sexo y la edad. ag © éxodo de los excesentes, ya sca por dis« olitan ya sea por fundacién de nuevas colonias 32 sipania conocer con ck ‘ rover oon eierta apros ir de tas jones de Yerkes y S, Zuckerman. eeicte et ae 36 37 El paradigma perdido La soldadura épistemoldgica El tipo de sociedad varia no sdlo segin la especie, si segiin el medio ambiente. Han podido ser distinguicas sociedades de bosque (chimpancés) por oposiciin a las 50. dades de sabana (babuinos), aunque en ciertos casos se observado que animales de una misma especie se agrup; tanto en sociedades de bosque como en saciedades de sab; Las sociedades de bosque, a las que la vida arboricola su ristra una gran seguridad, son descentralizadas y el lide go parece ser que se adquicre basicamente a través del «21 nee : has visto?s exhibicionista o, tomando la expresién de Chad ysuponerse que lo que empuja hacia su consecucién es ce, de las cualidades chedénicas». Las sociedadles de cabang oscura y variable mezcla de objetivos similar a la que apa- estin centralizadas, el rango jerdrquico se adquiere de forrm sn e] caso de Ias sociedades humanas, y por cierto bien «agonistica» (Chance, 1970) y los subordinacos siempre tiene su atencién fijada cn el cabecilla macho, quien adquier su preeminencia en funeién de su agresividad o «volunta ; primer : let Be poder Ja intimidacién, la mimica de amenaza (threat En el seno de estas diversas sociedades (babuinos, macs ir), y en el segundo recurriendo a la evocacién histrid- cos, chimpancés) se delinean una scrie de scparaciones muy fea de su presencia y de su importancia. nitidas entre machos adultos, hembras y animales jévenes "Ta subordinacién es ain mucho mas compleja que la domi- que impulsan incluso 1a constitucion de castas (machos adw ion, Pues se trata para el subordinado de asumir su suerte tos), pandillas @ handas (jdvenes) y gineceos, No se ata d una simple diferenciacién jerarquica, sino que también # allan implicadas diferencias de estatuto, de funciin, de acti vidades, etc., Io cual nos indica que estamos en present de un embrién de clases biosociales. Los machos protegen & territorio, dirigen la lucha contra los depredadores, guan grupo y sosticnen la éstructura jerdrquica (manteniendo a tancia’a los jdvenes, confinindoles durante el mayor tieti posible en sis estatute de menores y privindoles a meniti del libre acceso a las hembras). Las hembras ticnen a su carg no sélo los cuidados maternales a les pequefios, sino tami la sacializacién de los nifios. Los jévencs, marginados, juceaa aprenden, exploran y, de vez en cuando, introducen innoW ciones; las hembras constituyen el miicleo de estabilidad: est cohesin sociales. Por el contrario, en la cima del poder » Sea el servilismo, sea el placer de estar al servi- inestabilidad y competencia, sca larvada o abierta, Tardes ai tn en Ie pequetia ambicién de as: temprano un’ macho aue ejerza el cargo de jefe del grupe BN se ain atta sea ees ts Cars Beiiee sicverany/ sec, feoniplieado ter un auevo ici Me ghot otto lado, se observa la ubicacin periférica de jovenes marginados gozan, por otra parte, de un estat Bie porn imente:solitarios le pequetos: grupos de jnestable entre la exclusién y la integracién. Bee es | teys)expalsados 0 marginedos-del. grucsa » ¥ No es rare ver cémo incluso cn ef exilio un indi- ; qelaciones de dominacién/sumisién regulan las relacio- quicas entre las «clases» y entre los individuos. El de dominacién es complejo y no son exclusivamen- ia sexual, tal como ha venido creyéndose durante empé, ni la fuerza fisica ni la inteligencia las que an hacia el poder y permiten obtencrlo. Puesto que la ia social da plerios poderes, sexuales y epoliticos», ‘que permite el libre y completo desarrollo personal, -oscila entre los dos polos de la agresividad y el exhibi- 0. En él primer sentido el jefe mantiene su autoridad en el camino del jefe, o por conducta de sumisién, lacenicia, de servilismo y de obscquiosidad (el inferior enta al macho dominante su trasero al modo en que a hembra esta imitando la femineidad y juega a la lidad para expresar sus mAs afectuosos y respe- ‘sentimientos), Existe una actitud ain mas digna de ida, si bien parece ser que esta bastante poco exten- Itani, Rowell, Hinde, Spencer, Both), consistente en que embra de estatuto medio sin hijos, o bien un macho ne de «clase media», se afrecen para proteger y acari- a los retofios de una hembra de estatuto social superior. losidad de estas «tias» y «tios temporales parece a 2 39 EI paradigma perdido La soldadura epistemoldgica viduo expulsado del grupo se asocia a un compafiero pat Tuchar en pro. de una futura ascensién social. Tal como acabamos de ver, no sélo existe la jerarqui eolectiva de «clase», sino que también se manifiesta Ia je quia individual de «rang», establecida en funcién de la rel cién de amenaza/evitacién o de Ia de servilismo, y en el case de las hembras, en base al rango de sus machos. A cada rang le corresponde tun estatuto, es decir, un eonjunto de derecho y deberes. A cada pareja rango-estatuto le corresponde tn Tol, es decir, un estilo de comportamiento que no sc halla ine mutablemente ligado a un individuo, pero que depende de lg posicién que ocupa cn el rango y la aclase» social. Como ha dicho Crook, independiente de los ing Jar eventualmente a través de la jerarquia, sino que no « identifican con su rol social. La sociedad de los antropoides avanzados controla a individuos mediante sus coacciones y jerarquias, pero no formiza las individualidades, y les permite desplegar has cierto punto sus diferencias. En aquellos casos en que Ia j rarquia es rigida y autoritaria tan sélo los privilegiados q estén en sui cima, entiéndase exclusivamente el jefe, puei desplegar a sus anchas Ja propia individualidad. Segitn vemos, pues, sociedad e individualidad se nos apa recen como dos realidades a la vez complementarias y ant, gOnicas, La sociedad yeja a Ja individualidad imponiénda sus marcos en que debe moverse y sus coacciones, y le of las estructura: que le permitirén expresarse, Para modelar sti variedad se vale de la diversidad individual que, de lo com trario, se diseminarfa al azar en cl seno de la natural La variedad individual, utiliza Ia variedad social para int tar expandirse. En consecuencia, no es posible considera Ia sociedad de primates como un simple bastidor y al ind viduo como una unidad encasillable, pues el bastidor es formado por las relaciones interindividuales y no existe guna casilla vacia mientras no hay un individuo para 0% parla. Dicho cn otros términos, y éste es un punto de capit importancia, sociedad e individuatidad no son dos realidad separadas que se ajustan una a la otra, pero hay wn ai sistema en que ambas se conforman y parasitan mutuamer! de forma contradictoria y commplementaria. 4 La insercién del individuo en Ia socicdad no es estrict mente funcional desde el punto de vista de ésta, pues apa cen muchas pérdidas, «ruidos», desérdenes, etc. Si toma en consideracién Ja mas individualizada de las estruc sociales, la de los chimpancés, se observa la existencia de end mes cantidades de tiempo y agitacién aparentemente «perdi 4 La soldadura epistemolégica la sociedad, de modo similar a como nos es dado prodigioso desperdicio de actos, palabras, bro- en las sociedades humanas sin «utilidad» social. 0, esta agitacién browniana, epifenoménica (este “es al mismo tiempo un aspecto de Ja riqueza meta. “jas relaciones afectivas, mil pequefios goces indivi il cflorescencias, mil naderias. Inversamente, desde dc vista del individuo, las obligaciones sociales de ‘intervienen sin solucin de continuidad como «rui- ‘perturban su libre expresién y su pleno desarrollo. pues, aparecen en el ambisistema equivocos y «rui- e cada uno de los elementos en relacién a los otros, a iravés de estos moviimientos demasiado desordenados, Jado, y estas obligaciones demasiado rigidas por el s establecen las interferencias que constituyen la propia fanto del individuo como de {a sociedad. La comple: ece en esta combinacién individuos/sociedad acom- -de desérdenes ¢ incertidumbres y se conforma a par- permanente ambigiiedad de su’ complementariedad, npetitividad y, en cl limite, de su antagonismo. vamos aqui con toda claridad Ia manilestacion de de complejidad légica que aparecerd en las socieda- as; tanto la relacion interindividual como la que re cada individuo y el grupo estan gobernadas por principio, cooperacién-solidaridad por un lado, y Snantagonismo por el otro. La relacidn individuo a fan pronto solidaria cemo conflictiva, alimenta el ipio complementariedad.antagonismo de Ja orga- B social que en la sociedad de aniropoides se asienta or complejidad. que en Tas de los demds primates. tfo lado, se observa a nivel socioldgico este fendémeno 9 chocaba a Hegel, quien se admiraba de que el indi- que crea obrar para la consecucién de sus objetivos és se viera de hecho sometido a una «artimafia de la ‘Gus le hacia trabajar objetivamente para el interés tivo. A decir verdad, esta conjugacién de intereses no modo alguno, més armoniosa entre los primates que 8s hombres, y Ia combinacién resulta siempre bas- cierta y aleatoria, moviéndose entre el egocentrismo 45 El paradigma perdido La soldadura epistemolégica individualista y el sociocentrismo colectivo. Debemos te para expresar la sumision y el servilismo (presentar muy presente Jo que la extremadamente hermosa, pero s yo), un simbolismo de la relacién madrehijo sirve plista, Razin hegeliana camuflaba, es decir, que el juego nifestar relaciones amistosas o de apaciguamiento sociocéntrico no siempre se dilucida en provecho de Ia co] ‘espuleado, despiojado, caricias diversas). De un modo tividad. No hay momento alguno en que no nos enfrenter plio, él calor alcctive que nutre el universo mater con una relativa e incompleta integracién de las agre fiende @ propagerse durante el periodo de adole y pulsiones, una serie de conflictos en los dmbitos de Ia jer meia y, a menudo, ‘asta Cpocas algo mas avanzadas; Ta ‘quia, el rango, el estatuto y la solidaridad general. Sin en ia sexual entre machos ticade a metamorfosearse argo, este cardcter bastardo e incierto, este orden que piritu competitive que fundamenta la jerarquiza alimenta del desorden para su propia organizacién, sin con i seguir jams absorberlo ni reducirlo totalmente, es prec ‘plro lado se efectiia un juego complejo entre repro- mente el signo, el indicio, de la complejidad. n biolégica y autoperpetuacién (es decir, autoproduc- anente) de Ja sociedad. A pesar de que hay una dencia xeciproca entre ambas, ninguna de ellas puede nsiderada como jerarquicamente sometida a la otra. ggiedad protege la reproduccidn biolégica de ta especic, Debe introducirse la relacién ambigua individuo-sociedad ‘gutorreproducci6n biolégica sustenta 1a perpetuacion en el marco de la también ambigua relacién ternaria esp. edad y, en consecuencia, no pucde afirmarse que sea verdaderamente el fin o la «funcién» de la otra. La relacién compleja: especie-individuo-sociedad primates socialmente avanzados que estén encargados de pulsar el desarrollo del cerebro, las mitltiples predispos ciones intelectuales, afectivas y comunicativas, el juego que aparece entre lo innato y lo adquirido, el debilitami de la intolerancia en los machos, ete., y estos diversos caract xes les permiten organizarse socialmente y alcanzar su d gurosa conjuncién entre procreacidn y placer sexual, “posce plena posibilidad de emanciparse a través de la ion, Por otra parte, repitamosio de nuevo, el calor al de Ta mds tierna infancia acabard constituyéndose y, en el limite, antagonismo. La sociedad y el indi- €stn al servicio de la especie, Ia especie esta al servi- Ja sociedad y del individuo, pero siempre de forma Con una zona de ambiglicdad, contradicciones ¢ simbolismo derivado de Ia relacién sexual es empleado ent Scisiones. ¥ ciertamente son estas ambigtiedades, estas 46 fundamentales de reproduccién preexistentes (sexualidady afecto madre-hijo, incompatibilidad entre machos) y Ia tré 47 Et paradigma perdido contradicciones, estas indecisiones las que Ia humanidad ¢ vara a un nivel jamas conocido. Complejidad y «contradicciones» La sociedad de los primates avanzados constituye un éxite de integracién compleja de elementos notablemente diversifj cados, de los que no sélo combina las complementaricdat sino que aprovecha y supera sus antagonismos en su proces de autoproduccién permanente. Ciertamente, todo un aspecto de la complejidad social expresa a través de la relacién de competicidn/jerarquia entre machos adultos y entre stos y los machos jdvencs. Perg ‘puesto que una fuerte competicién no puede desembocar ¢ste camino la complejidad social acabaria viéndose a tada de no mediar una serie de amortiguadores adecuat Como se verd mds adelante, para progresar en complejidad a la sociedad de los hominidos no le queda otro remedio qué reducir simultdneamente la competicién y Ja jerarquia ent sus machos, es decir, desarrollar entre ellos factores de co peracién y amistad, a la vez que establecer puentes afectiv interindividuales entre adultos y jévenes. No obstante, la integracién social de los primates avar zados puede considerarse ya dotada de complejidad en sentido de que comporta antagonismos y desorden, no soli mente a modo de desechos que desprende la organizaciéi sino como elementos parcialmente constitutives de la org zacin en si misma. La cooperaci6n y la complementaricda ‘fo son nociones que se oponen de un modo absoluto (ontol gicamente) a las competiciones, conflictos y antagonisme sino que constituyen con ellos una especie de dos polos través de los cuales se conforma de manera oscilante la or} nizacién social. Esta ambigiiedad de principio se encuentra todos los niveles. Hemos visto anteriormente que las relad nes interindividuales oscilan entre el matching y el fittih conjugandose uno y otro para mantener Ja rigidez de la jerat™ quia y la movilidad social de los individuos. Ya hemos indie cado més arriba que hay a un mismo tiempo antagonisme 48 que en una jerarquia rigida o en la fatal dispersiGn, por n de ser a un mismo tiempo condiciones de la comple- La soldadura epistemolégica entariedad potenciales entre el individuo que persi- Gntereses personales y el interés de la organizacién , pero también hemos indicado que este sistema no Parmoniaso como habia sofiado Hegel, pues impone, no ides pérdidas, sino también grandes frustraciones en ‘ce allan ubicados en las capas inferiores de la escala Fi principio de jerarquia tiene dos caras, una inte. ‘y otra de explotacién del mono por el mono, y como Yoservarse nosotros hemos heredado las raices de Ja nd social, lo que hace que este problema sea no inso- Telaciones entre dominacién/cooperacién, 0 conflic: ridad, en el seno de la sociedad son sumamente va- gs segtn las especies y las condiciones ecoldgicas. En cipio, las sociedades de bosque se hallan menos centra- qenos jerarquizadas, y como consecuencia los anta- individuales y colectivos pierden violencia, De todas no deja de existir un antagonismo latente entre cl entral que ejerce el dominio y el grupo marginal cons- or los jévenes y, en ciertos casos, el antagonismo se con Ia exclusidn de éstos o 1a preseripcién del poder fuertes. pues, la sociedad formada por los primates mAs evo- sya se ve sometida a acontradicciones», que no social y obstéculos al progreso de dicha complejidad. tales Sociedades hay fuerzas de desorden que no co- ndeh a entropias individuales (senectud y muerte), sino entropias propiamente sociales debidas a Ja parte de dades individuales que la sociedad debe reabsor- 4@ los antagonismos organizativos que, por otra parte, cesarios son a su complejidad. Pero, repit4moslo, el (conductas aleatorias, competiciones, conflictos) jigu10 pues, de una parte, es uno de los componentes del ‘Social (diversidad, variedad, flexibilidad, complejidad), as que de otra sigue comportindose estrictamente desorden, es decir, como amenaza de desintegracién. fa Dor él desorden la que otorga a la sociedad su cardc- mplejo y vivo de reorganizacién permanente. El orden 49 El paradigma perdido avivor, radicalmente distinto del orden mecénico, es aqugl que renace sin cesar. En efecto, el desarden se ve consta mente absorbido por Ja organizacién, recuperado y metg morfoseado en su contrario (jerarqufa), 0 bien expulsado exterior (desviados) 0 mantenido en la periferia (bandas ginales de jévenes). Absorbido, expulsado, recuperado, m« morfoseado, ef desorden renace sin cesar y 10 mismo hao por su parte, el orden social. Aqui es donde aparece la X gica, se yefa otra cosa que uma fosa, un vacfo y un el primate y cl hombre, aparece el fértil valle acién. Donde aparecia el honio sapiens despren- ede la naturaleza mediante un salto majestuoso para su hermosa inteligencia la técnica, el Lenguaje, Ja cultura, vemos ahora, por el contrario, que Ja sociedad, la inteligencia, Ia técnica, el len- 1 cultura colaboran durante algunos millones de ‘coproduccién del hono sapiens. Las sefias de iden- hombre se enturbian y surge la confusién. ¢Faber? ET australintropo con un crinco de 600 cm’ y ¢l con su cranco de 800 cm? ya lo son. ¢Faltan atin el y la cultura? Tal como yeremos, tanto el Tenguaje Cultura debcn preceder cronolégicamente a sapiens ente, condicionar la evolucién biolégica titima que anzar los 1.500 cma su cerebro. En tales condiciones, 63 Ell paradigma perdido La hominizacién al hombre pierde incluso su fecha de nacimiento, Como | tamaiio del cerebro, una «seleccin» del bipedismo Geertz «los hombres han nacido en una determinada fe, por un medio natural adecuado (la sabana), un pero el hombre no» (Geertz, 1966). De hecho, con tal eg 19 de vida que, convirtiendo a este animal en presa sin quiere significarse que la humanidad ha nacido yq dador a la vez, desarrollara aptitudes cerebrales hasta ‘veces, antes de sapiens, durante sapiens y despucs de sapt es no- explotadas sistemdticamente por el chimpancé en y quizd se prepara un nuevo nacimiento para ella en yp tica piemano-cerebro para compelirlo a la utiliza- época futura, ‘i s defensivas y ofensivas, asi como a la construc- fugios, a iniciar su desarrollo tecnoldgico en el seno va praxis y, finalmente, a impulsar un despliegue Una morfogenests multidimensional ia complejidad social desarrollada por el nuevo ‘vida, Ja mueva praxis, la actualizacidn de las virtuali- Dado que no es posible dar una explicacién del homb, brales, y desarrolidindolas a su vez. tan s6lo en base al cerebro de sapiens, pues es el resultg ies, las miiltiples interrelaciones, interacciones ¢ in- de un proceso de homiinizacién sumamente largo y compl is existentes entre los factores genéticos, ecolégicos, nos hallamos tentados de retornar a la base, cs decir, a “05 (la caza), cerebrales, sociales y culturales los que pies del primate que descendié de los arboles para andar permititan concebir el proceso multidimensional de ho- bre el suelo. n que acarreard finalmente la aparicién sobre nues- Ante todo, el hominide se distingue del chimpancé no p de homo sapiens. el peso de su cerebro, ni probablemente por sus aptit injzacién no podrd ser concebida por mas tiempo intelectuales, sino por Ia locomocida blpeda y Ia posicién 1 ultado de una evolucién bioldgica estricta, ni tam- tical. Desde sus origenes Ja hominizacién no dejara de avam mo producto de estrictas cvoluciones espirituales o zar sobre los pics, tal como ha remarcado con énfasis Leng rales, sino como una morfogénesis compleja y Gourhan (1964), La verticalidad es el elemento decisivo q stisional que es la resultante de interferencias gené- liberaré a Ta mano de toda actividad locomotora. En este eoldgicas, cerebrales, sociales y culturales, pecto no debe olvidarse que la oposiciéa del pulgar, acres tancio la fuerza y la precision de Ia prensién, convertitd a matio en un instrumento potivalente. De golpe, el bipedismd abre la posibilidad de evolucion que conduce hasta sapts La pasicion vertical libera a Ja mano, Ia mano libera a I mandibula, la verticalizacién y la Wheracién de Ja mandibula eximen a Ia caja cracnana de las tensiones mecdnicas en beneficio de un «inguilino» de mayor yolumen. Pero tal esquema (enderezamiento anatémico > desarroll tecnoldgico > liberacién craneana) en modo alguno pi haber sido casual ni lineal, sino el resultado de Ja interval clon de Factores de los mAs diversos érdenes intersecionitt ST | Sociedadeuteurs dose entre si, 73 - Presupone, en efecto, mutaciones genéticas que Lev! a cabo las necesarias transformaciones anatémicas y el 4 a eS Gee---s. ESQUEMA 1 64 65 El paradigina perdido ‘Tal grado de complejidad es de esperar que nos suma ¢ Ja confusién desde um principio y, no dejaria de ser tent dor buscar un hilo conductor. Pero este hilo conductor habla de ser un rasgo reductar; a pesar de las magnificas hi tesis que han surgido durante Ia ultima década para dar explicacién al proceso de homonizacién (que no sélo han q pertado, sino ambign alimentado en gran parte nuestra xidn), tienclen a reducir el conjunto de procesos que la i gran a una dircccién privilegiada, No daremos preemine ni al aspecto anatémico, que apoya la hominizacién exclus mente en los pies, ni al aspecto psicoldgico, que la apoya er cabeza, ni al aspeclo genético, que se limita a hacer al hominido de mulante ca mutante, ni al aspecto ecol que sé contenta con hacer avanzar a la sabana hacia él minido y al hominido sobre Ia sabana, ni al aspecto soti gico, que tan sdlo pone en movintiento una dindmica so a pesar de que Moscovici haya sustituide generosamente [i clasica biogénesis del hombre por una sociogénesis mas al tada a la realidad. Todos los aspectos enumerados son esq ciales, pero lo son por encima de todo en su relacién de para con otros. Ello no quiere decir que dejemos a nuest investigacién que se disperse sin rumbo fijo por un laberi de casualidades, interrelaciones e innovaciones, pues - como veremos mds adelante la cerebralizacién vincula y tina a todo el conjunto de desarrallos organizativos, Sin a bargo, repitAmoslo una vez mds, la Gllima expresion no $i nifica en modo alguno que queramos eeducir la hominizacid al desarrollo cerebral. Significa que vincularemos el desarro Ilo cerebral a todos los dems, causados por él pero a mismo tiempo causas de la apariciéa de éste. Debo hi hincapié en que el cerebro no scr considerada come «6rgano», sino como el epicentro de todo cuanto para tros es esencial dentro del praceso de hominizacién, wt P ceso de complejificacién multidimensional que se desarroll en juncién de un principio de auto-organizacién o qutopte Este principio no pretende en modo alguno ser un d ex machina, pues presupone, no sdlo en su funcionamien! sino por encima de todo en su evoluciéa, la intervencion @ sucesas alcatorios, de accidentes, de interacciones, Este PHB 66 5 La hominizacidn fa, que tiene Ia ventaja de perseguir Ia inteligibitidad er una racionalidad © una finalidad a priori, nos ‘considerar Ia homninizaci6n como una historia real y no una fuerza mistica que empuja al hombre a evolu: er cemin algdn principio ortogenético> (Washburn, 1963), 9, jamés debe olvidarse que la hominizacién es un fnterferencias que presupone la existencia de acon- jminaciones, selecciones, integraciones, migra- ' eorganizaciones. hominizacién no es tan sélo aquello que surge, sino Jo que desaparece, es asimismo la extincién de las trlunfantes en otro tiempo, australopiteco, homo addin a Sittin due Henen fas aoreate-an » extraordinariamente prolongado en el que el medio al ge modifica 2 c4mara lenta y los individuos y grupos es se multiplican de modo invariable. En eada uno de altos aparece, bien como un Adin mutante que deja ncia, como un Prometco desconocido que aporta una téeniica, © bien como una colonia que quebranta el des- que se ve sometido un determinado modelo y Io reha- e tarde en tarde surgen divergencias, disidencias; de cllas fracasan, mientras otras acaban imponién- , extendi¢ndose, y los disidentes que alcanzan el éxito fen en disidentes a aquellos que anteriormente les ha- uulsado a apartarse del grupo. “‘Feboide de los bosques y el mutante de las sabanas jas perturbaciones en el movimiento de relojerfa que Ja tierra alrededor del sol causan auténticas revolu- €n el universo vivo. Los ecosistemas se transforman, especies mueren, otras emigran, otras aparecen y se 67 El paradigma perdido retrocedor al bosque, y la sabana se expande sobre vastag tensiones. Los primeros homiinidos, cuyos fésiles aparecen las regiones afectadas por aquella sequia, som primates canos que han dejado los arboles, que se han visto priva de Jos Arboles, y que se han afincado en Ja sabana. La suerte de la hominizacién ha debido ponerse en j por primera vez entre el bosque y la sabana, alli dond presion ecolégica hacia progresar Ia sequia, alli donde presién demografica para los habitantes del bosque esireg ba el cereo constantemente y hacia retroceder hacia sus deros ala mayor parte de la poblacién, alli donde las ton nes sociales entre adultos y jévenes, asi como la curios exploradora de los adolescentes, empujaban, tanto por re sién como por atraccién, a los pequefios grupos en el desti tro a intentar sobrevivir en tierras de matorrales. As{ pues, tanto las presiones ecoldgica y demog: como los antagonismos estructurales inherentes a la soci compleja de los antropoides han concurrido para favo el exilio definitive de un grupo mutante al que el biped iba a permitir superar los problemas fundamentsles de suy vivencia que presentaba Ia sabana de una forma diversa adoptada por las bandas de babuinos (cf. p, 76). La hom zacion tiene sus origenes en la conjuncién de una des ecol6gica, una desviaciém genética y una disidencia sock gica, 0 en otros términos, a causa de una modificacién en J autorreproduccién del ecosistema (bosque convirtiéndose’ sabana), una modificacién en la’ autorreproduccién gené! de un primate evolucionado (mutacién) y una modificacié el curso de una autorreproduccién sociolégica, consistente € Ja escisién de un grupo juvenil para fundar una colonia ¢ territorial, Por consiguiente, parece ser que los anormales, rechazados, los heimatios, los aventureros, los rebeldes, los iniciadores de la revolucién representada por el proces de hominizacién, El mutante de las sabanas presupone. existencia del rebelde de los bosques, Pero éste, para dat & Ja solucién revolucionaria, necesitaba transformarse en el 1 tante de las sabanas. La sustitucin progresiva de una sabana agresiva y Por la selva protectora y abastecedora de alimentos estiattl ¥ encauza el proceso de hominizacién. La sabana crea 2 68 La hominizacion ones necesarias para que las aptitudes bipedas, bima- erebrales sean empleadas a pleno rendimiento gracias idades y peligros que entrafia. En efecto, el nuevo porta sus coacciones, sus orientaciones y pel se convicrien en estimulos para desarrollar aptitu- odo tipo que pudieran ya existir en el antepasado de jasques, quien, pariente del chimpancé, posefa ya un pierto, una mirada aguda y un apetito omnivoro a transformar una rama en garrote y un guijarro til, y para acosar colectivamente a pequefios mami desaparicidn de los arboles arroja a los peligros de un ser que ofrece su sexo y abdomen a Ia garra ps colmillos del depredador. La biisqueda de alimento ge peligrosa y, ademas, dificil si la presa es rara y hui- vigilancia, la atencién y la artimafia se hacen vitales. ‘necesario poder interpretar por sus signos los mas Wimientos, los indicios de huellas més sutiles. Es 9 estar preparado, individual y colectivamente, para y, cuando es necesario cazar, para el ataque. les condiciones se van extendiendo por la sabana grupos que, aunque probablemente salidos de un © tronco, con el paso de centenares de miles o de millo- jos se irén diferenciando genéticamente, pero que no dejardn de coexistir y practicar en un principio el tipo de vida pedestre, manual ¢ inteligente que com- ‘Ja utilizacién de bastones y piedras para Ja defensa itaque y la construccién de rudimentarios refugios. Pos- mente serén estos mismos seres los que a través de de mutaciones genéticas adquirirdn aptitudes cada complejas (oposicién entre pulgar ¢ indice, endere- total de su cuerpo, aumento del volumen y, por de Ia complejidad de su cerebro) que les per- |lanzarse a la aventura cinegética, Posible que inicialmente hayan sido los pesados y ve- hos saustralopitecos robustos» quienes, al monopoli- €scasos alimentos vegetales, hayan empujado a los lutantes omn{voros a orientar su alimentacién ha- Al mundo animal, quizé a la busqueda de carrofias, pero ima de todo, a la caza de pequefias presas. Como ‘encia, sera sobre estos seres graciles sobre los que 69 El paradigma perdido actuardn las presiones selectivas en favor de todo es decir, aquellos rasgos cada vez mAs y mas hominizados, fy pie de los mutantes se ver forzado, mucho mds que en caso de los vegetarianos, a resistir marchas cada vez n prolongadas, es decir, a explorar, a correr para perseguis para huir; por el contrario las cuadrillas de robustos veg rianos no tienen necesidad de dispersarse, galopar 0 batirse gp retirada precipitadamente. Todos los rasgos anatémicos, y cierta rapidez durante largo tiempo, sino huir arrastra una presa o perseguirla blandiendo un bastén o con una dra en la mano, se iran desarrollando cn el cazador expulsa La oposicién de pulgar e indice se acusard en homo habilis cn Man 1470, dandoles la fuerza y la precisin necesarias p Ia aprensién de objetos y, por encima de todo, para cons guir su transformacidn. A partir de este momento la no deja de actuar continuamente en los mas diversos me teres ¥ la técnica, que en el chimpancé hippie de los bosq s6lo emergia en palidos destellos y que se limitaba casi excl sivamente a funciones de defensa cn el seno de los geupe formados por los pesados veyctarianos, se convierte en caracicristica permanente del hominido gracil. En adela técnica y praxis cinegética podrén desarrollarse paralela mente. ‘Los pequeiios homfnidos, originariamente muy débiles menos uno de ellos), fueron ganando en agilidad, habilida ‘¢ inteligencia. De forma progresiva fueron mejorando, tiea, anatémica, técnica y précticamente, acabando por pat tizat una superioridad manifiesta respecto a los robui Sin duda alguna ambos tipos pudieron coexistir durante I tiempo de forma mis o menos pacifica en la medida en 4B sus alimentaciones fueran suficientes o bien diferentes. P en ¢l preciso instante en que se suscité 1a competencia, fuera bajo la presion demogréfica, ya fuera a causa del a centamiento de la sequedad, los mds hominizados acd ron suplantando a los otros, sea empujandolos hacia torios cada vez mis estériles, sea convirtiéndolas en pres sus cacerias. A continuacién, el mds desarrollado de entre 105 graciles, es decir, el poseedor de un mayor cerebro (que ON 70 La hominizacton | probabilidad debfa corresponder al de talla superior), Hien acabé dominando a los demés. ues, es el nuevo ccosistema, la sabana, el que desen- Ja dialéctica (fenoméniea y genética) pie-mano-cere- dre de Ia técnica y de todo ulterior desarrollo. Poste- todo acrecentamiento en Jas cualidades itudes del cazador expulsado y después cred Tas condi- ; competitivas entre las diversas cspecics coexistentes an conducido por fin a la victoria cn solitario del hom: i relacién cada vez més intensa y compleja se va es siendo entre ecosistema y hominido. Para el cazador ex- y que se mantiene al acechio, el ecosistema es un emisor § es coproductor y co-organizador de Ja caza, praxis pro- jzativa que hiperestimulara su desarrollo ff La cazar eivilizadora gabido desde épocas bastante pretéritas que cronolé- mente 1a caza habla marcado de forma determinante el de Ja humanidad. Sin embargo se ignoraba que su sobre el proceso de hominizaci6n no era simplemen- ronolégica sino también légica. Man the. hunter: EL titulo obra fundamental (Lee y De Vore, 1968) debe ser in- etado en el sentido de Ja formulacién de Serge Mosco- quien nos sugiere que abservemos cémo «cl cazador se id en hombre y no cémo el hombre se convirtié en ca- (Moscovici, 1972, p. 102). Lo propio de homo sapiens Pi conseguir emanciparse de Ja caza que, a su vez, le ha- \cipado en épocas pretéritas. Pero deberd esperar. La Jnicia hace algunos millones de afios, progresa lenta- ®, $8 acentiia su desarrollo, y s¢ acclera en los tiltimos 10 atios, Homo sapiens la cultiva como forma de subsis- ia y aleanza su pleno apogeo durante el periodo magdale. NSE; no desaparecers como eje del desarrollo de la huma- 7 El paradigma perdido nidad hasta éstos 8.000 tiltimos afios y sabrevive atin oy, gunas regiones desheredadlas de Africa, Australia y Asia, La eaza es el gran coniinuum en una evolucién que visto sucederse discontinuamente unas especies a olras, de el hom{nido de pequeiio créneo hasta el sapiens de gran rebro. La caza debe ser considerada como un fenémeno hum total, pues no sdlo actualizaré y exaltard las aptitudes ¢ mente tilizadas y suscitard otras nuevas, no silo se tar4 a transformar la relacién entre el hombre y su ambiente, sino que transformaré la xelacién de homb hombre, de hombre a mujer, de adulto a joven. Mas propio desarrollo, correlativamente a lag transformack operadas, acabar4 transformando al individuo, a Ta sociee a la especie. Pisamos por fin el solide terreno del trans mismo antropolégico, desdefiado, mal conocido o recha tanto por el biologismo como por el antropologismo, qi emergido a la luz del dis durante estos wltimos afios a las obras pioneras de investigadores marginales. La caza en Ja sabana da habilidad y capacita al ho: convirtiéndole en un ser capaz de interpretar un gran mi de ambiguos y tenues estfmulos sensoriales. Tales esti era capaz de reconocer ya puede conocer, Pone frente a te la inteligencia con lo mds habil y astuto que existe naturaleza, Ia lucha entre Ja presa y el depredador, con disimulos, maniobras ¥ equivocaciones mutuas, Le obli encontarse frente a y competir con lo mds peligraso que & te: el gran carnivoro. Estimula sus aptitudes estratégi atencién, tenacidad,' combatividad, audacia, astucia, sei trampa, acecho. Sin duda alguna la larga aventura tiene sus origenes en) 1, Quizd cl defecto genético de la no-metabolizacién del dcido 9 aparecido en épocd muy temprana y su sobretasa téxica para edlulas cerebrales parece desempefiar un cierto papel en 1a for de este car&cter tan extendido en Ja humanidad, Ja tenacidad hasta mites extremos (achievement). Evidentemente, est podia por mds que constituir una ventaja de orden sclectivo tet fen cuenta las condiclores y el grupo en gue alcanzd difusion (C HerLambiotte, 1971), 72 La hominizaci 1e5 menores y esporddicas realizadas por los mo- eriores omnivoros. Posteriormente, desde los prime- dos hasta Hegar a homo sapiens, la préctica de la convierte progresivamente en algo mas basico, mds io, més organizador. Pasa de Ja caza de pequefias “2 Ia caza media, de la caza furtiva y temerosa a Ta caza : imple deteccién 0 perseverante, de Ja tactica improvisada a Ia estra perimentada, de las precauciones y los ardides a la dad de la trampa y de la emboscada, de las armas 'y polivalentes a Jas armas delicadas y especializadas. intensifica y da complejidad a la dialéctica pie- broherramicnta, que a su vez intensifica y hace ala cava. Esta dialéctica entraia el desarrollo téc- afina y diversifica el arma y la herramienta, a la Introduce mejoras en cl acondicionamiento de los Entre 700 u 800.000 afios antes de nuestra era em. LUtilizarse el fuczo. El fuego no debe concebirse exclu- como una innovacién que acrecienta cl savoir-faire ‘ible Ia utilizacién técnica de materiales lefiosos, Se ‘ealidad de una adquisicién de alcance multidimen- predigestién externa de los alimentos pasados por ligera el trabajo del aparato digestivo; a diferencia mivoro que se sume en un pesado sucfio digestivo de devorar a su presa, el hominido, dueio del fuego. Posibilidad de hallarse activo y alerta después de ido; el fuego libera la vigilia y fo propio hace con Pues da sepuridad tanto a la expedicién nocturna dores como a las mujeres y niflos que han quedado io sedentario; el fuego crea el hogar, lugar de pro- ¥ Tefugio; el fuego permite al hombre dormir pro- ente, a diferencia de los demas animales que deben siempre en un estado de alerta, Quiz el fuego haya 80 favorecico el incremento y la Nbertad de los suefios... Otro lado, la coccién favorece nuevas mutaciones ho- tes que tienden a reducir la mandibula y Ia denticién, aliberar la caja craneana de parte de sus tareas me~ €on lo cual se favorece el crecimiento del volumen bro. También completa y amplifica la dialéctica 73 El paradigma perdido mano-herramienta que favorece el dessarrollo cerebral, t en el plano filogen¢tico como en el de la praxis fenomén Finalmente, el desarrollo de la caza y sus consecucngig desempefian un papel transformador de primer orden tetrene social, pues eaminan al unisono con tna soci que disocia el modelo social creado por el homi caracteriza a las sociedades de los primates mis avanzada constituye un muevo tipo de sociedad a la que a partir de ra Iamaremos paleosocicdad. 2. LA SOCIOGENESIS se acumulan los indicios anatémicos y tecnolé: permiten seguir Ia evolucién fisica de la especie y desarrollo mental que correboren los perfeccio- de utensilies no poseemos cl minimo rastro direc gue concicrne a la hominizacién, Hasta hace unos ‘tan sélo teniamos a nuestra disposicién ciertos y tardies, obtenidos a partir de las sociedades homo sapiens que han subsistido hasta nuestros rlormente, hemos visto enriquecido nuestro bagaje yal respecto con indicaciones cada vez mas numero- las saciedades mas avanzadas de primates, es decir, a imagen de aquelloe que habria podide ser Ia socie- Pre-hominidos. Entre estos dos promontorios se Jun inmenso vacio, pero entre estos dos polos socia- intentar situar conjuntamente restos anatémicos, 8, techoldgicos y cinegéticos, como indices de organi il, de modo similar a como 10 hace la paleontologia i, @ partir de fragmentos dscos, intenta reconstruir esuncion cl organismo en funcién de las reglas organiza- esquélio. En modo alguno se trata de reconstruir eta de sociedad a partir de un esqueleto de homini- bjetivo perseguido es considerar el conjunto de restos » Incluido el esqueleto del hominido, como indicios frag- de una organizacin social. Estamos plenamente 74 75 El paradigina perdido convencidos de que se abre ante la sociologia prehistériea rico pervenir en cl que serd capaz de reconstruir un. e junto de rasgos sociales a partir de una huella o un fj mento. En el momento actual Ta teorfa saciolgica se m atin en un Lerreno tan incierto y arbitrario que corremos , riesgo de vernos atrapados en la confustén o en el error. A py sar de toclo, dado que tenemos 2 nuestra dispostcién una bag compleja (la sociedad avanzada de los primates), que po podemds imaginar Jas tensiones y aperturas que dete sobre la sociedad Ta orgenizacion colectiva de la caza y qu finalmente, tal como veremos mas adelante, la aparicida una sociedad cuya comptejidad implica ta existencia de un cultura en su seno precede necesariamente a sapiens (cl, pe y ss.), podemos intentar el esbozo aproximado de Ja linea Ciolégica de formacisn y desarrollo de wna sociedad de hom nides (paleosociedad). Este esquema «ideal» comporta I nas, simplificaciones y errores, y en modo alguno nos péi te situar cn etapas cronolégicas los diferentes desarrollos I gicos que abordaremos a continuacién. Las sociedades de los chimpancés que habitan los bosque se hallan débilmente centralizadas. La sociedad de los babill nos que habitan la sabana de Kalahari (De Vore) es una ca drilla militarizada que se desplaza en masa bajo Ia dirs de un jefe sobre el que todos los miembros del grupo tie centrada su atencién: las hembras ocupan cl centro de la fo macidn y transportan a los nifios sobre sus espaldas, ma flances. La mililarizacién es tanto més acusada par cu carecen de armas ¥ la unica que poscen es la defensa ¢ tiva. El hominido no ha seseogido» este camino. Quiz fil condicionado su opeién el individualismo de un ser much mas complejo que el babuino? O, con una herencia y um dividualismo» de estas caracteristicas, gacaso habré sid necesidad de conciliar las expediciones de caza sin hembra 76 La hominizacién wodefensa colectiva del grupo social? Sea como fue- ‘estructura social de los primeros hominidos, tal como de inmediato, ha debido ser a un mismo tempo ada y descentralizada para permitir dispersién y rea- ito, praxis colectiva e iniciativa individual. ollo continuado de Ia caza implicaré una rees- gcion ain mas profunda de la sociedad de los prima- sta sociedad mantenfa-en el mismo espacio a machos s, mientras que los jévenes sélo se alejaban ligera- grupo. La sociedad del hominido separa ecolégi ica y culturalmente Jos sexos, que a partir de este a se convierten en dos cuasi-sociedades en una. La [se ver4 asegurada por la hegemonfa, no sélo social, nbién politica, técnica y cultural de la bioclase mas- por los nuevos modos de comunicacion y organiza- ‘compensaban la disposicién de los cazadores sobre no y Ia divisién de Ia sociedad en dos nticleos dife- tras que la caza empujaa los hombres cada dia més -maternidad confina a las mujeres en los refugios, a de lo que sucede en los grupos de babuinos en Jas hombras se trasladan con el grueso de Ia cua- sportando a sus hijos sobre las espaldas. Les nifios no pueden, a diferencia de los cuadramanos, calgar- espaldas de su madre, y Ia prolongacién de la infan- 4a las hembras a ocuparse, de una forma cada iS absorbente, de los cuidados maternales. Las hem- ertidas en sedentarias, se consagrarén a la bisque- forraje y a la recoleccién de frutos para satisfacer Jas des vegetales del grupo. A partir de este momento etpo una dualidad ccolégica y econémica entre hom- “mtjeres. La clase dominante Falelamente, Ia casta dominante de machos se transfor- Slase dominante de hombres. Entre Jos monos socia- ‘intolerancia entre machos sélo podia ser dominada en Ja jerarquia del rango y por una cooperacién estricta- 7 El paradigma perdido La hompnicacion mente limitada a la defensa del grupo, La hominizacién, dades entre los iguales, unas de facto, y otras casi po- rard un progreso radical al reprimir Ia intolerancia entre decir que de jure (el jefe, los ancianos). No hay chos por medio de la solidaridad masculina y proyee fpiguna de que Tas intolerancias sobreviven bajo Ia sobre la organizacin de la vida social una cooperacién de antipatias, desavenencias y disputas; los antagonis- pulsada por las necesidades de la caza, plican polémicas y las polémicas antagonismos, pero La cooperaciin cinegetica implicard un constante a ridad colcctiva esid all{ para calmar y resolver tales to de la organizacidn colectiva para la cleceién del te jaciones que no son mAs que micleos esporddicos y Ja premeditacién del ataque, la sincronizacién de los ‘m sobre un fondo socialégico dominado por Ia soli- mientos estratégicos, el desarrollo del programa de oper d de clase nes, preparado e improvisado a un mismo ticmpo, y, fir emerge a través de la aventura cinegetica de la mente, la distribucién de las piczas cobradas. El reparto zacién es una clase de hombres solidarios, mientras botin, especialmente en aquellos casos cn los que es a5 Mujeres siguen siendo una «capar social en la que la escaso, o bien esta constituide por piezas.de un consid muta se halla siempre subordinada a-la fidelidad tamafio, plantea una serie de problemas basicos que s6loj gular y esencial a los hijos y, eventualmente, al macho. dian ser resticltos mediante el establecimiento de reglas pues, una extraordinatia diferenciacién sociol6} distribueién. Pareee ser que es en este aspecto donde: se actecienta hasta convertirse en una clara diferen- triunfado Ia solidaridad entre los hombres y de donde h én cultural, entre la clase de los hombres y el grupo de nacido un modelo colectivista en el que el producto de caza, bicn comdn, es inmediatamente reparticlo entre to sculino y lo femenino desarrollardn cada uno por de forma mds o menos igvalitaria aunque, sin duda alg sti propia sociabilidad, su propia cultura y su propia con una cierta prima en favor del jefe o de aquel qui c y la diferencia psicocultural agravaré y dara una abatido la pieza. ‘complejidad a la diferencia fisioendocrina, Una mujer ‘A partir de este momento, los vinculos de la accién col sedentaria, rutinaria y pacifica se opondra al hombre tiva y las reglas de distribucién se entremezclan con Tos 1a70 , némada y explorador. Dos siluctas hacen su apart de amistad en una densa rei de solidaridad «entre los hon ‘el marco de la sociedad hominida, la del hombre que bres» (Tiger, 1971), Dos corricntes confluirén para constiti fersue empufiando las armas para enfrentarse al animal Ja nueva «confraternidad virils. De una parte, las inte Ja mujer reclinada sobre su hijo o para recolectar el relaciones de hombre a hombre en él peligro, los padect : tos y triunfos vividos solidariamente. Por otra, el progi repente se establece una nucva dominacién de clase del cardcter de juvenilizacién (cf. p. 95 ¥ ss.), que prolongs Onocicla entre los monos. Al disponer del monopolio de mis alla de 1a adolescencia las amistades de juventud que encontramos presentes entre los chimpancés no adultos. Aé establecimiento de reglas concernientes a la ibuci puede atiadirse, como causa y efecto a la vez, las homosext #8 decir, reglas referidas a mujeres y muchachas, aparecerd lidades latentes 0 pricticadas| gue conlleva 1¢ amistn Bouse ales wedae acaieds copes conte focal a2" la puss, polidaridad, cooperacion, amistad y seer abogaran | profunda fuente de tensiones entre los machos, Come se vers tre los hombres los caracteres de intolerancia y preventt Me (p. 186), la constitucion de reglas sobre el matrimonio que dominaban las sociedades de primatcs. La aviscull : ores paseo ih. de Fas, see acianet caracteristisas del jerarquia del rango, que reabsorbia y canalizaba la intolet™ fens. Asi pues, no son las reelas del parentesco, sino Tas de ‘cia entre machos en los grupos de antropoides superi Bes ee las auc Kes eecies Oe) Dane ‘ F a un desarrolla y generalizacién) lus que constituyen fa primera cede su sitio a una clase de siguales». Cicrtamente existen antropoldgica, 79 El paradigma perdido La hominizacién Jas armas y de,la técnica para trabajar Ia piedra, del pring pio de organizacién colectiva y, en suma, del poder y 5 conocimiento, la clase de hombres se hace con el goble y el control de Ja sociedad ¢ impone una dominacién pol sobre mujeres y j6venes que atin hoy en dia no ha dejg de ejercer. En las sociedades de primates los {Svenes y subordinados se identifieaban con las hembras, Negando § cluso a presentar su trasero como signa de surmision, Bp sociedad de hominidos las hembras se comvierten en meno; sociales, politicos, econémicos y culturales. Sin lugar a dudas nos enfrentamos con ¢l primer de dominacién de una clase sobre otra (Lévi-Strauss, Moscovici, 1972) y, desde un enfoque mas profundo, del mer modelo de dominacién de una clase sobre el conjunte La juvertud sin clase ello del cardcter juvenil condicionaré de forma ‘curso de la hominizacién. Fl tiempo biolégico de y la adolescencia se acrecienta. Fodria pensarse ‘proceso favorece, no sélo la autonomfa del grupo ite, tal como sucede entre Ios grupos mds evoluciona , sino también 1a aparicién de una clase juvenil. 20, el nuevo contexte social no fayorece precisa. itucién de una tal clase. Por un lado, el cordén cal afectivo mantiene durante un periodo cada vez mas gado @ los menores de la tribu bajo la orbita materna, a parte, y especialmente entre los machos jévenes, el aprendizaje del uso de las armas, de las técnicas la organizacion social, ticne lugar bajo la vigilancia y daces histéricas. Pero también nos hallames ante la apariei Jide los adultos. El aprendizaje que les culturaliza les del modelo de Ja relacién hombre-mujer que, en sus 7: Ja dependencia de la clase dominante. fundamentales, ha continuado sicndo reproducido desde 4s s€ crean una serie de vinculos personales entre a lejana época para arraigar con cnorme fuerza en Ta inf y adultos durante la caza, y quizd tales relaciones tructura de las sociedades histéricas hasta llegar a nue n de forma particular entre los hijos y el esposo de dias. : jsma mujer, hecho que bosquejaria la paternidad desde Se nos aparece, pues, una primera modificacién fun de vista psicoldgico antes de que ésta llegara a ser tal entre la sociedad primatica y paleosociedad. La @nocida sociolagica y genitalmente. socicdad est4 menos jerarquizada, mas colcctivizada, px s clerio que se forman bandas y pandillas entre los un mismo tiempo se halla mucha més dominada por su o1 n funcién de sus afinidades, pero Ia «clase» de los nizacién masculina y posee un mayor grado de comple Sho llega a cuajar en ningtin momento, atados como derivado de la diferenciacién masculinofemenine. La forma demasiado estrecha al universo materno du- dad de los hominidos conserva, aunque modificdndolo, $ primeros afios de adolescencia, y a la clase de los principio de dominacidn-jerarquia de la sociedad de los durante o en Ia titima ctapa de esta. Los j6venes, mates y aporta la novedad de un principio cooperatives ontrol de sus mayores, tan slo pueden escoger entre lista de organizacién. Engels tenfa razon al subrayar el c no la sumisién, pucs en modo alguno les est per- ter bdsico de este tiltimo, pero subestims el caracter del marginalidad institucional, Acabamos pues de principio indicado, En lo sucesivo, una vez asentados fin la clase masculina adulta extiendé su dominacién ge- mente los dos principios fundamentales, sus combinacionts ‘Su poder organizativo sobre el conjunto de la socie- sus conflictos marcardn toda la historia de Ja humatti cenando el proceso natural de Ja adolescencia para a su dmbito infantil a los mas jévenes y colocar bajo @ los restantes, scparando a machos y hembras des- Ihicio de la adolescencia y controlando a los jévenes a ¥es de los procesos de aprendizaje tecnolégica, cinegético 80 sl El paradigma perdido y sociolégico? mientras que, por su parte, las otras cate biosociales no consiguen en momento alguno auto-organ; en clases. Es una sociedad de clases en la que sdlo existe we clase biosocial que ejerce su dominio sobre las demas biosociales. La clase adolescente se ve anulada antes de nacer, pero. por ello las caracteristicas juveniles desaparecen y dejan progresar en la sociedad. Los jévenes haminidos gozan de. periodo de ticmpo notablemente mas prolongado del que dj ponen Jos antropoides jévenes para jugar, explorar y sentip se atraidos por la novedad. Asimilando los sabcres adulto las diversas formas de ponerlos en prdctica pueden ap modificaciones, perfeccionamientos ¢ innovaciones, toda probabilidad han sido cllos quienes, jugando con pi de silex y sonidos, han encendido el primer fuego ¢ i tado la palabra. Asi pues, la semisocializacién de los jévenes y sus rel nes con los adultes permiten a la sociedad bencliciarse d tamente de las innovaciones y descubrimientos. Por otro la rasgos caracteristicos de la adolescencia como son la at tad y el gusto por el juego y por todo lo nuevo, 0 en 0 términos, la aplitud para la invencién, se perpetian de w forma cada vez més acusada durante la edad adulta, cual la permanencia del caricter juvenil se convierte en fenémeno antropolégico. Los jévenes son eintegrados», cuperados», pero sus virtudes, marginales entre los antro des, impregnan ahora la nueva sociedad. De la ecologia a la economia La organizacién de la paleosociedad segtin el esquema ai acabamos de esbozar implica el surgimiento de una econd a partir de la relacién ecoldgica. Sila economia es el sistema organizador de la extract que tiene lugar entre lox 10 y 14 afias baja s total control de los adultos, y que, al introducir al joven deatro universo adulto en edad bastante temprana, consolida la dominael general de Ia clase masculina). 82 La hominizacion os, su distribucién y consumo, sin duda alguna las Hes dc primates carecen de ella: la extraccién de re- to se halla socialmente organizada, salvo en momen- Gicos de caza colectiva, ni tampaco tecnoldgica- erminada, y cl consumo se efectia al azar sin que yeglas que la prioridad del jefe y el regalo amis- joroso © servil. . “contrario, las sociedades de hominidos constituyen 4 organizando y modelando tecnolégicamente sus ecolégicas de Ja caza y 1a recoleccion hasta trans: en practicas econémicas, Aparece, pues, una pri- vsién del trabajo al hacerse efectiva la separacién y én socioecondmicas entre hombres y mujeres, fpractica de la caza ya se halla altamente organizada. colectivo de «produccién», es decir de basqueda de ‘suman una serie de reglas colectivas de distribucién hecho, afectan a los recursos basicos de toda la so- De ahi la sorprendente conjuncién de una «sociedad =» primitiva que organiza un «comunismor primitivo de sus reglas internas de solidaridad. th conomia surge con las reglas de auto-organizacién de jades vinculadas a una praxis ecolégica (es decir, a institucional del trabajo, las reglas socializantes » de la distribucién de los recursos, la repro del capital tecnoldgico a través de Ja fabricacion de 'y el aprendizaje del saber y su utilizacion por parte este modo se esboza, mediante Jas reglas apuntadas, sistema econémico sin el que se derrumbarian la én y la complejidad sociales... Tales reglas se limitan ener la complejidad organizativa adquirida, autorre- la de un modo permanente, Desde este enfoque ymfa pasa a convertirse en un simple sector particu- ado tendente a la produccién de recursos y, apenas ain nos pucde indicar con certeza si este modelo coopera: 0 Se reproduce asimismo en las tareas efectuadas por ges, es decir, las recaleceiones de granos, frutos y forrajes, el contrario éstas se hallan sometidas a la iniciativa indie embargo, ¢s posible que en un determinado momento el de organizacion masculina se aplicara al conjunte constitwide Jas actividades econémicas. 83 El paradigma perdido Sihuarpeenleettre en un sistema especializado de produccién de artefactas. creciente complejidad de la organizacidn social economia es bastante més que una organizacion de la g vivencia, puesto que, como puede comprobarse a tra: sus miembros. Jas primeras sociedades australopitecas, es perfectament jg interrelacién c interaccién entre estos dos érde- sible subsistir sin ella, y es inmediato observar que sy émenos. 2 damento original no es en modo alzuno la «produceién suponer que para los primeros homfnidos un recursos, que es preeconémico, sino Ia organizacién de constitufa un sistema de comunicacién necesario lacién ecoldgico-secial segtin un modo autoproductor de. miente, de tal modo que con su repertorio de sonidos plejidad social. Six duda alguna es un modo de organigag podian comunicarse a distancia entre los mato- produccion de alle complejidad social a partir de un ete ferirse de un modo elemental a las acciones, agen- nivel de complejidad. La organizacién cconémica se-y jdades y objetos necesarios para su practica social. aparece, por esta raz6n, como cultura en el sentido pl sJosién de Ia paleosociedad, es decir, entre 800.000 témino, concepto que no tardaremos en definir. yez mas rico y mds abierto. colectiva, la distribucién de los alimentos, el EL paleclenguaje rte de una siempre creciente variedad de objetos, son “que presionan la aparicién de una organizacién Sabemos en Ia actualidad que 1a constitueién de w fs compleja que s6lo es posible con una comunica- plio repertorio de palabras y de una sintaxis clemental lexible» que la proporcionada por un catl system lian al alcance de Ia capacidad intelectiva del cerebro d ¥ Asher, 1964). Esto ya habia sido anteriormente chimpancé lo mismo que el aprendizaje de una légica por Etkin (1954). tible de vincular agentes-accionesatributos y de comput ¢ identidad, Ja diferencia y la exclusién (Gardner, 1969 prensa; Premack, 1970 y en prensa). Lo que Ie falta al tas, animales, la sefializacién de numerosas coyun- paned es Ia complejidad social necesaria para Ia aparicién eciones, la distincidn entre multiples cualidades. La un Ienguaje mas rieo que el formado por una serie de g einegética comporta la constitucién de secuencias aimicos y Mamadas, a Ja vez que la aptitud glotica para operaciones articuladas y modificables segin los plear una vasta gama de sonidos, de la precedente, situacién que proporciona al len- La comunicacién fon¢tica se halla escasamente desartolh eadena intelectual que permite la aparicin del sin- da en los primates, donde constituye un call system limit a. Por otra parte, ¢1 desarrollo del lenguaje viene postu- al Ambito de una scmiética constituida por gestos y post por él conjunto de formas de comunicacién que apare- El hombre, desde el punto de vista vocal, se halla mucho mt seno de una sociedad cada vez mds compleja en la cerca de las aves y para poder crear el lenguaje ha prec emergiendo una serie de reglas organizativas elabo- do de: 4 Ja clase. dominante y por Ja necesidad de comuni- 1° Un conjunto de mutaciones genéticas que, quiz entre las dos cuasisociedades y los tres universos, hom- separado, quiz4 actuando a un mismo tiempo, hayan res, mujeresniiios y jdvencsadultos. Incluso es 1 tructurado la caja craneana dandole ciertas aptitudes que tanto la relacién madye-hijo como las rela- ticas, a la vez que han contribuido a desarrollar su cerebrod Ja vex ltidicas y de aprendizaje de los jdvenes cons- @ adecuar un centro especifico organizador del le ttos dos focos de lenguaje que se enriquecen mu- (chomo erectus?) te, 84 85 Et paradigma perdido Finalmente, no debe dejarse de lado lo concer desarrollo de las relaciones interpersonales de amistad interés hacia otros individuos* No es tan s6lo una més compleja que precise intracomunicaciéh mo de individuos més complejos y que necesitan comuni entre sf, que estén ereando Ia necesidad de hablar por ¢s decir, simplemente de commicarse, con lo cual, mensaje, ¢ ineluso en masaje (en el s¢ntido de que las pal ‘bras carifiosas acaban sustituyendo o complementando grooming), Asi pues, el lenguaje viene postulado por la. tiplicacién de las relactones internas y externas, cole individuales. Partiendo de este punto de vista, ¢e6mo haberse producido la aparicién de un lenguaje fon¢tico rico que el representado por el calf system y de qué fip debid ser tal lenguaje? Hockett y Asher han tenido la agudeza de imaginay Proceso en dos etapas que constituye el paso siguiente call systent, una vez éste se ha visto saturado y, por Io ineapaz de crear nuevos sonidos perfectamente disce entre s{, En un estadio inicial, la presién ejercida por la plejidad social impulsa el trénsito desde un sistema cerr otro abierto que permita elaborar una serie de combina nes de Hamadas, goxando cada una de ellas de un conjunta propicdades actisticas. Ast pues, si se supone que Jas Ik de un sistema cerrado, como e] de Tas aves (que tal vex nariamente fueran imitadas por jévene seen un conjunto de propiedades actisticas, pademos imag nar, por ¢jemplo, un proceso camo el siguiente: si una Ila da ABCD significa alimento y una Mamada EFGH sigt peligro, ABGH, CD y EF pueden significar respectiva 4, Es supestiva on este aspecto Ia exneriencia de Washoe. El je de Washoe suponia una elevada comple as{ como un sistema de signos ya dado, pero también daba par ta ln existencia de una relacién de amistad con sus interlocatores imerés de Washoe hacia su entorno 0, en otros términos, él cosas que decir a alguien S. Seria magnifico abordar el problema de la antropolog(a & canto, que sin duda tiene un oxigen vocal, pues el hecho de que $@1 ‘practicado en el seno de toda sociedad ‘equivaldrfa a una especk rotor permanente a Ins fuentes del lenguaie. 86 La hominizacién peligro, no-peligro y no-alimento, EI sistema abier- | pues, multiplicar el mimero de «premorfemas» y “qsociaciones entre ellos a fin de describir situacio- 5 nbargo, ls posibilidades de combinacidn de este sis- (0 se hallan limitadas, y euando aparece una nucva s decir, construir un nuevo metasistema en el que nas dejen de ser gestalt para convertirse en uni- ‘sonido 0 fonemas que deberan combinarse para for- yoras y ordenarse segin el principio Iégico y jerar- doble articulacion, e sistema de dable articulacién es tan extraordinario | podido decirse de él que es el lenguaje, y no et hom- ‘que ¢s tinico. Pero de hecho, por diferente que sea su sus funciones y sus rasgos especificos, el eddigo también constituye un sistema de doble articula- es decir, una jerarquia en la que todo subsistema cons- We un Tepertorio de rasgos distintives sin especificacién en si mismos mediante los cuales es posible obtener 0 infinito de enunciados por combinacién. Ello no decir que ef cerebro humano haya transferido alqui- ate al nivel del lenguaje cl sistema fundamental de Ja celular vy organismica del ser vivo. (Por otro lado, io tampoco podria ser afirmado formalmente). ilo mds exacto sea decir que el lenguaje humano, en sistema, puede reducirse a un tipo fundamental de aizacién desde el momento en que necesita Ia existencia ita de una estructura jerérquica con varios niveles (cs tuna notable riqueza de complejidad) y de una orga- discursiva, El lenguaje de doble articulacién no tic- , nada de milagroso, a no ser el milagro implicito en itucién de todo metasistema, Quedé claro que ello a que el lenguaje pierda su cardcter de extraordina- no hay duda alguna de que constituye el primer sis- i 9 allamente complejo que ha surgido al mar la propia organizacién bidtica y que con su aparicién € el camino a una prodigiosa complejidad antropolé: ‘bral, individual y social que est4 lejos de haber ada o saturada.. 87

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