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Primera ein en certellano, aceuBre de 1981 © ovo xx pe ESPAA coTrORES, $4 Plaza, §. Madrid 33 En coedicién oa © stove wat eorvones, © ‘heda, Certo del Apna, 248. Mésicu-99, D. F Primers ediciin en francés, 1576 © eornt0Ns cautzmaRD Tieulo erigial” Histoire de: Religivas 3. Enesclopéie de le Pl Impreso y hecho en Espefi Printed and made in Spain ISBN de ta obre completa: 8432302738 ISBN del volumen: Ra:323.0419.0 Depésito legal: M. 34.087:1981 Impreso en Closas Orcoven, S. L. Potigono Paracucloe det arsine (Madrid: HISTORIA DE LAS RELIGIONES Siglo Veintiuno Volumen 10 LAS RELIGIONES CONSTITUIDAS EN ASIA Y SUS CONTRACORRIENTES, II Bajo ja direccién de Henri-Charles Puech historia México de las Argentina J eligiones Espaita Siglo XXI stit del ‘siglo xztt el: shint® comenzé a desembarazar- ‘se de lo que-muy bien podia cousideracse como do- rinacién del budismao, Gaston RENONDEAU BIBLIOGRAFTA W. G, Aston, Nébongi, chronicler of Japan from the earliest limes to A. D. 638, Londres, 1896; reed. G. Allen and Unwin, 1956 hints. the Way of the Gods, Londres, Longmans, 1905. B_H. Crtamasatats, Koy, or rrcords of anctent matters, ‘Transactions of the Asiatic Society of Jspan, x, 1882, reed, Kobe, Thomson, 1932, MW. be Visser, Ancient buddbism in Japan, 2 vols. Lei den, Brill, 1935 G. Karo, A study of Sbint8, the religion of Jepanese nation, ‘Meili Tapan Society, Tokio; traduccion francesa: Le sDintd religion nationale di Jopon, Paris, Geuthner, 1931 2. Tsun, Nibor bukkyé sbi, en Histoire du bouddbiome japo ais, 1, Tokio, Twanamn, 1944 242 VII. El shinto de Estado Los grandes monasterios budistas habfan abusado du- ante siglos de suv poder temporal, Sus intrigas y que- rellas, causadas generelmente por un deseo de pres- tigio y posesién, y Ia vide a menudo disoluta de sus monjes habian levado a Oda Nobunaga y a Toyotomi Hideyoshi # adoptar medidas severas que provocaron ‘momenténeamente su ruins, A pesar de Ja ayuda que los primeros Tokugawa les prestaron, los monasterios jamds volverian a reco: brar su antiguo esplendor. El budismo suftié un eclip- se. Las circunstancias, pues, a comienzos del periodo Tokogewa cran favorables para que el shintd se se- cudiera la tutela que, e decir verdad, habia aceptado de buen grado durante sigls. Sin embargo, no se aproveché de ellas de manera inmediata. En el si- elo xv1, el Japon se entregé al estudio de Ja cultura china, que, por Jo demés, habia sido fomentado por Jos religiosos del zen, El confucianismo se puso en- tonces de moda en Japén, favorecido por el shogun Jemitsu, que fundé “en Edo una escuela confuciana en 1630. Este capticho momentineo cedié sin em- argo snte un movimiento poderoso que exaltaba todo lo que venta del acervo japonés y rechazaba todo lo que exe de origen extranjero: budismo, confucix nismo y cristiznismo. 243 Uno de los. precursores de das ideas que seis si- glos més tarde habsion de conducir a la institucién de un shints de Estado fue Kitabatake Chikafusa (4293 1354), que compuso una voluminosa obra, el JFinnd Sbotoki, sobre le «correcta filiacién de los em- peradores divinos», desde los origenes haste su época. Chikafusa no pretendia aadir nada a los mitos re- feridos en el Kojiki y el Nibongi, pero su libro, escrito en favor de la dinastia del Sur en la época de las Dos Cortes, anunciaba ya el espiritu que més tar- de ibe # animar a los hombres de Meiji. “ET movimiento que preconizsba el retorno a las fuentes japonesas y el alejamiento de todo lo que era cultura o religion extranjeras tuvo como promotores a Keichit (1640-1701), antiguo monje del Koye-sen, y a Keda no Azumamaro (1668-1736), sabio este blecido en Fushimi, cerca de Kioto. Ambos mostraron la via de un renacimiento nacional, dedicéndose al estudio de la antigua literatura japonesa y rechazando el estudio de los clésicas chinos, sobre todo los filé- sofos, que gozaban de gran prestigio. Pero fue sobre todo vn discipulo de Kada no Azumamaro, Kamo no Mabuchi (1697-1769), hijo de un sacerdote shintd de Kamo y de madze budiste, quien en su escuela de Agati llevé a cabo un duro combate contre los sabios partidarios de Ia cultura china. Kemo no Mabuchi se habia alejado del budismo spasionad por fos estudios japoneses, pero no ponia ningune vehemencia en esta actitud, En una obra que data de 1768 comenta los norito, algunos de los cuales constituyen las més an- tiguas oraciones shintS. Preconiz6 el estudio de la coleccién lamads de los Reglamentos de la era de Engi (Engisbiki), que contienen sl texto de &t0s y toda clase de preciosas indicaciones sobre Ja. antigua ‘244 religidn japonesa. Otros dos sabios de le misma época, Motoori Norinaga (1730-1801) ¢ Hirata-Atsutene (1776-1843), se dedicaron a los mismos estudios, pro- fundizando en el Kojiki v el Nibongi y dando un po- deroso impulso a la veneracién de las. divinidades shint® y con ello a la dinastia imperial. En cl primer volumen del Kojiki-den, en el que comenta el Kojiki (trabajé en él durante treinta afios), Motori Norina- ga declara: } Japdn fue eb pais que vio macer a Amateretsu Smikami, diosa del col, lo que prueba su superioridad sobre los demés paises [..] Le diosa, tras haber dotado a su nieto Ninigio milkoto de los tres texor08 sagrades, Ie proelamé soberano del Japén pars todos los tiempos. Sus’ descendientes continuarin fobernindolo mientras duren el ciclo y Ia tierra. Investido fe erta autoridad total, todos los dioses del cielo y todos los hhumanos se le rometieron, con excepcién de algunos misera bles, que fueron prontamente sometidos. Hasta el fin de los tiempos, todo miksdo es hijo de la diosa. Su pensamiento esté fen perfecto acuerdo con el de aguéll, No buses nuevas ior venciones, sino que gobierna segin precedentes que se te montan le era de lor dioges. y en caso de dude recurre ¢ In adivinacién, que le revele el pensamiento de le gran dio se [on] De esta manera, ia crx de los dioses y la era actual hho son dos, sino una, puesto que no sélo el mikado, sinc también sus ministros'y también su pueblo actian septin le tuadicion de la exe de los des Hirata Atsutane se convittié, como Motori Nori naga, en e1 campeon del antiguo shinto, pero el sho- gun se molesté por una de sus tesis, que exaltabe el prestigio del emperador —y podia por tanto dismi nuit el suyo—, e Hirata Aisutane tavo que marcha se de Edo en 1841, mariendo dos afios mas tarde En efecto, el movimiento de retorno a Jos primeras fuentes de la culture japonesa y al estudio de los 245 initos que ésta contenfa no tenia por nico fin la abo- licién del sincretismo de siglos pasados. Desarrolle- bba Ia doble resis de 1a soberanfa de derecho divino de los emperadores, descendientes de los dioses en linea ininterrumpida, y la superiotidad de la raza ja poness, En otras palabras, preludicbs el estableci miento del espirite ultranacionalista que ha caracteti- zado al Japén de las eras Meiji, Taisho y Showa hasta el final de la segunda guerra mundial. Gaando en 1868 los partidarios del shogunado tuvieron que declararse vencidos por los que pro- pugnaban el sestablecimiento de Ja autoridad efectiva dal emperador, uno de los primeros actos del gobier- ‘no Meiji fue abolir la legislacién del tiempo de los shogun Tokugawa, en la que se confirmaba la amal- gama de las dos religiones, adscribiendo de manera oficial el culto shintd y sus sacerdores Jos temples bbudistes. Esto significaba la supresién del Ryobu shin 1%, Pero no se encontré de inmediato una organize ci6n satisfactoria de los cultos. Hubo tantcos; se vol- vi6 incluso, mediante la creacién el 21 de abril de 1872 de un Ministerio de Jas Religiones, a una es- pecie de unién entre el budismo y el shint®, que mar caba un retoro al Ryébu shint®. En 1875, sin embargo, qucdé definitivamente abolida tods asocis- ion entre ambas religions, invirtiéndose asi Ja ten- encia ‘Ahore bien, desde hacia tiempo venfan formindose diversas sectas shint®, que se muitiplicaban tanto mis ‘cuanto que cada una de ellas buscaba las subvenci nes del Estado, En 1882, el gobierno dividis el 18 en dos categorias: por una parte, el shintéi de los temples (jinja zbint0), que se convertia en Ia relic 246 gidn de Estado, y en segundo lugar, el shint® de las sectas (KyOba sbintO). El primero era considetado como no teligioso (ys veremos mis adclante lo que hhay que entender por tal cosa). El shintS de las sec: tas quedabs situado al mismo nivel que las demés religiones (budismo, cristianismo, cuyo culto habta sido autorizado de nuevo en 1873, etc.). Para mar- car bien la diferencia entre ambos y disipar la com- prensible confusién entre ambas categories fucron adscritas a ministerios distintos. El shint6 de los tem- los pasé a depender del Ministerio del Interior; el oiro, al igual que las demds religiones, era competen- cia del Ministerio de Educacién, Al garantizar a todo japonés en Je constitucién pro- mulgada el 11 de febrero de 1889 el derecho a prac- ticar la religién que prefiziera, el Estado se veia en Ja imposibilidad de favorecer @ cualquier religién en conereto, pero utilizaba al mismo tiempo las creen- cias shintd en le medida en que contribuirien a afia zar la autoridad imperial. Esta fue la saz6n que con- dujo a dividir el shintS en dos: un shint que, constitucionslmente, no debia ser considerado una re- ligidn, y otro shint® practicado desde la noche de los tiempos al que habian venido a afadirse las di- versas formas modernas, marcadas por le personeli- dad de sus fundadores. El shini® llamado ede los templos» ere una institacién oficial en manos del go- bierno, que nombrabs y retribuia a sus sacerdotes, reglamentabe sus funciores, manten(s sus edificios y subvencionaba sus ceremonias. La administracién fi nanciera quedé fijada mediante un reglamento del Ministerio del Interior, fechado el 16 de enero de 1908, en el que se fijabin las fuentes de ingresos, consistentes en subvencionas estatales, explotaciones 247 de bosques y tierras, alquilersde las casas propiedad de Jos templos, ofrendas, vents de amuletos, etc El gobierno proclamaba que el shint® de los tem plos no era una religién, pero tal afirmacién no te siste al andlisis cuando se ve la lista de los anti pro- puestos, © més bien impuestos, a la veneracién de los japoneses en los templos oficiales, templos nacionales (kokubeisha) © templos gubcrnamentales (Rampeisha), cuyo nimero total en 1921 era de ciento noventa y tres, sin contar el gran templo imperial de Ise. En- contramos en primer lugar entre estos kami a doce empetadores y tres emperatrices, varios de ellos se- imilegendatios, La lista comienza con Jimmu Tennd y termina con el emperedor Meiji; compzende al em- perador Ojin, reverenciado como dios de la guerra bajo el nombre de Hachiman y a quien en conjunto hay dedicados casi tantos templos como a todos los restantes emperadores juntos. Vienen después siete u ocho emperadores, entre los que se encuentra el emperador-nifio Antoku, que pe recié abogado en la batalla de Dan-no-ura. Lueyo es tén once principes que se dedicaron por entero a la causa imperial y algunos de los cuales no eran hon- rados como kari antes de 1890-1892, Vienen a con tinuacién veintisiete patriotas, varios de los cuales fueron fieles partidarics de la dinastia del Sur en la paca de las Dos Cortes. Peto también hay entre ellos stibditos leales gue sirvieron con total devocién a los soberanos. No sorprende pues encontrar entre éstos 2 Kitabatake Ghikafusa, cuya obra Jinnd Shotokt he mos mencionado anteriormente. La lista comprende también a Kusunoki Maseshige, cuya devocién a la causa imperial del emperador Go Daigo, Uevada hasta el suicidio (1336), hizo de él el prototipo del ser 248 4 dor leal de Ja causa imperial; un templo (el Nanké- san) fue levantado en su honor en la époce Meiji en cl ugar donde se habia dado muerte por su seficr Finalmente hay que citar a los tres grandes capitanes que aseguraron la unidad del Estado tras el perfodo andrquico de los thtimos Ashikaga. Sus nombres son bien conocidos: Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieyasu, Se inclye también en esta cate- goria a Sagawara no Michizane (845-903), que bajo el nombre de Tenjin es venersdo como dios de la ciencia y la caligrafia, asi como a un personaje semi- Jegendario, Takaeuchi no Sukune a quien se recom: pensa con la veneracién por los servicios prestados a varios soberanos. En la mayor parte de los templos oficiales etan ve- nerados kami oscuros © pertenecientes al antiguo shin- 1. Ast, figuran entre los primeros los antepasados imperiales Tzanagi e Izanami, creadores miticos del Japén, lo que resulta comprensible dado que a ellos se debe ef nacimiento # Amateratsu. Luego vienen esta tikima, que es le diosa del sol, Joe dioses de la luna, el viento, Jos slimentos, las tempestades (Susano-o, hermano de Amateratsa, que se comporté mal con su herman), la diosa del Fuji, Jo diversos dioses del mar, los de Jas cosechas, el srueno, el relampago, el dios de la tierrs, ol Aamé que distribuye el agua, el de los tios y el de Ja Uuvie. Por tltimo, entre los ami del culto oficiel se encuentra el sable sagrado conservado en ¢ temalo de Atsuta, en la prefectara de Aichi, asi como diverses objetos {joyas, espejos, echarpes) guatdidor en el templo de Izushi, en la prefectura de Hydgo. Tambisn ere venerado en el templo de Inati (cerca de Kioto), que era un tem plo del gobierno (leampeisba), un dios félico. Es fé- 249, ail ver que,-jumto con los «ansepasados» impeciales, se veneraba a los kami que representaban fuerzas de la naturaleza, asi como tambicn « objetos saprados. Las ofaciones (norito) que los sacerdotes debian recitar ante los diversos kamti fueron calcadas de las contenidas en el Engi-sbiki, revisadas en 1914. Se fij6 el ritual para cada una de las ceremonias, las principales de las cuales eran la del primer dia del afio, la de In cosecha y la de! aniversatio del empe- rador. Resultaba dificil sostener que este shints de Estado no tenia carécter seligioso, con Jo que el gobierno ha- bia caido en una contradiccién de Ia que, en buena Jogica, no podia salir. Un diputedo, Tatsuguchi Ryo- shi, subrayé en un discurso pronunciado en diciem- bre de 1918 el ecror de la tesis gubernamental, Mos- 16 que Jos sacerdotes del shin oficial presidian los funerales, bacian sermones, vendian amuletos, recita- ban oraciones como los monjes budistas y recibian ofrendas. En realidad, el gobierno haba instituido tuna religién nueva sobre Jas bases de la antigua para servi a su politics. Su finalidad era establecer en tomo al emperador un culo que le asegurara la de vocién fandtice del pueblo japonés en su conjumto, Para sembrar el fermento de ests lealtad se habia es. forzado por actuar no solamente sobre los adultos, sino especialmente sobre la juventud. Los manuales de Jas escuelas recordaban que Amateratsu Semikami, como antepasada del linaje imperial, debia ser objeto de une veneracién particular, de la que se hizo una de las bases de la lealtad al soberano y del patriotis mio jeponés. Un «libro del maestro» que acompafaba 4 los manuales de historia decia 250 Amaceratsu S-mikami es el antepasade remoto de nuestro em perador. El catécicr inexpresablemente sublime y univer) de Su Majestad y de su virtud es como la tur del sol gee esde los cclos ilaming 2 todo el mundo y hace crecer tofas las cosas, Todos Jos hombres sesultan favorecidos por sus bondades. Todos ios emperadares son sus descendicates, El sugusto lingje de la gran diosa, inintecrumpido, es eteroo, ‘como lo son el cielo y la riers. El gean templo imperial de la ciudad de Uji Yamada, en el pals de Ise, co el templo donde es venerada [J Seguia una explicacién sobre el origen de los tres tesoros sagrados (el espejo, el sable, las joyas) en tregados por Amateratsu a su nieto Ninigi-no-mikoto cuando le envié a reinar sobre el Japén, «Son los simbolos del trono imperial...» Luego el mismo libro invitaba # los maestros @ explicar a los alumnos el espiritu nacional del Japén adel que no se encuentra equivalente en el mundo entero», a infunditles Ja ve- neracién debida a la familia imperial y a inspirarles el amor al pais. Todo japonés debia proponerse, al ‘menos una vez cn la vida, hacer una peregrinacién alse. El gobierno decidié que con ocasisn de las diversas fiestas celebradas en ios templos, los alumnos de- bian ser Hevados # éstos por sus macstzos para hacer acto de reverencia, a fin, dice Komatsubara, ministro de Edueacion, «de inspirar a los alumnos el respeto hacia los entepasacos, contribuyendo asia la cons truccién de 1a moral nacional», El ministro afadia gue, durante estas visitas, Jos maestros debian dar a sus alurmnos una inscracciéa que llegara a Jo mas hon- do de su coruzén, Le poblacisa era invitada a participar en todas es His ceremonias. Pronto surgieron protestas de las 251 Tglesias cristianas (Ia Iglesia catdlice y el conjunto de las Iglesias protestantes), que estaban dispuestas a honrar a los difuntos, pero se negaban a adorat a los fam. El gobierno se quejé en 1921 de la tibieza de ciertos cindedanos, Y si bien los alumnos de ensefian za ptimaria obedectan, los estudiantes, influenciados por las ideas de lu extrema izquierda, manifestaban una indiferencia més 0 menos acusads hacia las «verda- des» del culto oficial. El gobierno recurtié « medidas cocrcitivas con respecto a aquellos que eran sospe- chosos de tener ideas radicales, Algunos estudiantes fueron detenidos y obligados a renegar de sus «ideas peligrosasy, No obstante, a partir de Ja década de 1930, una ola de ultranacionalismo invadié Japén, y durante Ja segunda guerra mundial, el todopoderoso partido militar se sirvi del culto rendido al empe- rador y a la dinastia como trampolin pare fenatizar y mejor dominar el pais. La historia del shint® de Estado se identifica asi con la del movimiento ultra. cheuvinista que conducisia al Japén a su cui. La capitulacién del Japén en 1945 trajo consigo la supresién del shits de Estado. El 4 de octubre de 41945, Mac Arthur proclamé en una primera ditectiva la libertad de culto, suprimiendo en una segunda di- rectiva, fechads el 22 de octubre de 1945, toda re- lacién entre el Estado v las religiones y despojando al shint® de su cardcter militar. Toda subvencidn es- tatal al shint® quedaba asimismo suprimida y los bi nes de é:te incautados. Teda propagacidn de la ideo- logia nacionalista y militarista relacionada con el shint quedaba igualmente prohibida. Ningiia tipo de ins- tauccién shintd debe ser impartida en las excuelas, En su declaracivin del 1 de enero de 1946, el emperador renogé de si carter divino y de la afirmacién de la 252 superioridad de los japoneses sobre Jas ottas razas Era el hundimiento del sistema As terming el shint® de Estado, verdadere religion que habia sido instituide por el Estado con fines pu. ramente politicos. Gaston RENONDEAU BIBLIOGRAFIA Général Amara, State and education in contemporary Japan, Tokio, 1938 BH. Ciiascnuain, The invention of «new religion, Lose des, 1912 H, Dawovtin, «Kamo Mabuchi, Kokuikés, Moumenta Nip- pporice, 1, 1939, =; «Kamo ‘Mabuchis Kommentar 2um Nosito des Toshigoi- omatsurie, Monuments Nipponica, 19561957. SH, Fon, The essentids of Japanese constitution lac, To io, 1940, CH, Fonsaws, Concrete universality of the Japanese way of Winking, Takin, 1958 D. G. Hotton, «The politcal philosophy af modesn shinth6, 4 study of the state religion in Japan, Transections of tbe Auatic Society of Japan, ool. Xt3x, 1922. UH. 110, Commentaries en the Constitution of the Empire of Japan, Tokio, 1889; reed, Allved Stean, Jepan by te Jo Panes, a survey by ies bighert euthorites, Londkes, Heine mann, 1904 Hi. Kistuimoto, Jepanere religions in the Meifi era, cra. IF, Howes, Obunsha, Takia, 1956 E. Sarow, «The rexival of pare shimtave, Transections of the Asiatic Society ej Japan, 1875; reed. 1927 253

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