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– La vida es un sacramento. Su ideal es el amor y su purificación el sacrifico.

– La vida solo tiene sentido cuando se gasta para los demás y por vivenciar en este mundo el
estilo de vida del profeta de Nazaret.
– La vida nos ha sido dada, pero sólo se merece dándola.
– El secreto de la existencia humana no consiste sólo en vivir, sino en saber para qué se vive,
– La vida no debe ser una novela que se nos impone, sino una novela que inventamos.
– Los incendios , la contaminación, las guerras, la pena de muerte, el aborto, el terrorismo, las
violencias, y la ignorancia del mensaje de Jesús, son , entre otros, los actuales enemigos de
la vida.
– El “ vivir la vida” con sentido y calidad exige sacrifico, trabajo y constante entrega.
– En nosotros está el escoger el objetivo que debe dar sentido a nuestra vida.
– Dios es la fuente de toda la vida.
– Felices los que desarrolláis en su plenitud la Vida divina recibida en el bautismo, porque
sereis llamados Santos.
– Estamos inmersos en una sociedad de vértigo, de prisas, de consumo y del imperio de las
máquinas. Por eso necesitamos festejar la vida.
– Celebrar la vida es ante todo, sentir la alegría de vivir: Es satisfacer nuestras más íntimas
exigencias y personalizantes deseos.
– Celebrar la vida es sumergirse en el mundo de lo gratuito, de lo fantástico, de lo espontáneo,
de lo ingenioso y de lo libre, haciendo de lo cotidiano, una gran aventura.
– Celebrar la vida es participar con todas nuestras fuerzas e ilusión en todo lo que nos
acontece.
– Si deseamos celebrar la vida hay que romper con la monotonía diaria, desahogar tensiones y
traumas y estar abiertos a la comunicación y disponibilidad para con los demás.
– Ser cristiano es estar de fiesta contigo Señor. Que todos nuestros días sean fiesta.
– Ser transmisores de alegría cantando la alegría de vivir, de estar en paz con vosotros , con
los otros y con Dios.(Juan Pablo II).
– Felices los que tenéis siempre un corazón en fiesta porque irradiareis alegría en vuestro
convivir diario.
– Felices los que vivís con sentido la vida, porque estáis construyendo la ciudad de la alegría,
en la cual no existirán ni la tristeza, ni las angustias.
– Felices los que no estéis esclavizados por el aburrimiento, la apatía, el desencanto y el
desánimo, porque nacerán en vuestras vidas las flores de la alegría.
– Señor concedeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje para
cambiar las que puedo y sabiduría para entender la diferencia.

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