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No es secreto para nadie el hecho de que en nuestro país hablamos muy mal.
Dejando de lado rasgos propios del español chileno – el uso frecuente de diminutivos, la
aspiración de la –s, entre otros – que le caracterizan dentro de Iberoamérica, la pésima
comprensión lectora, los abundantes errores ortográficos y la banalización que sufren
las humanidades en el siglo XXI – en pos de glorificar la tecnocracia – se traducen en
un empleo pobre y burdo del lenguaje en todas las esferas sociales de comunicación.
Y bien, ¿cuál sería la importancia del buen uso del lenguaje? No es sólo el hecho
de que puede ser molesto cuando otro habla o escribe de manera deficiente, ambigua o
desestructurada – con excepción de algunos modos narrativos como la corriente de la
consciencia – sino otra dramática realidad: las bajas o nulas competencias lingüísticas
inciden directamente en la capacidad intelectual y analítica de las personas. Y el
problema va más allá de olvidar uno que otro acento gráfico en algunas palabras.
1
Esto de acuerdo al Resumen de Resultados PISA 2009 Chile, de la Unidad de Currículum y Evaluación
SIMCE, del Ministerio de Chile. Artículo Online (2010).
La PISA define la comprensión lectora como “la comprensión, el uso y la
reflexión sobre textos escritos, con el fin de alcanzar las metas personales, desarrollar
los propios conocimientos y potencialidades y participar en la sociedad”.2 De acuerdo a
esto, la comprensión de textos escritos debiera implicar mucho más que la detección de
personajes principales y la trama de los mismos, que suelen evaluarse en las pruebas
aplicadas en los controles de lectura escolares.
2
OCDE (2009) Pisa 2009 Assessment Framework Key Competencies in Reading, Mathematics and
Science.
3
MINEDUC (2008) Mapas de Progreso del Aprendizaje. Sector Lenguaje y Comunicación. Mapa de
Progreso de Lectura.
4
Resumen de Resultados PISA 2009 Chile
acuerdo a esto, en Chile, el 31% de los estudiantes evaluados alcanzó el nivel 1; el 33%
el nivel 2; el 26% llegó al nivel 3; el 9% al cuarto nivel, mientras que menos del 1%
alcanzó los niveles 5 y 6.5 Este balance – sin afán de deificar el instrumento de
estadísticas – acusa la poco prometedora realidad lectora nacional, considerando que el
grueso de los evaluados – el 70% - se encuentra en los niveles 1 y 2.
Finalmente, consideremos la idea de que los límites del lenguaje son los límites
del mundo.7 En palabras simples, los límites del conocimiento están en el lenguaje.
Entonces, el conocimiento está en proporción directa con el dominio del lenguaje. Si
seguimos con la idea de reducir los textos a estructuras, aplicaremos esto a la vida
misma y nunca no cuestionaremos las cosas. La capacidad interpretativa es, a todas
luces, una deuda de la pedagogía chilena y particularmente en el lenguaje. Es tarea de
todos el potenciar el buen uso de la lengua ya que con esto, ampliaremos los límites de
nuestro(s) mundo(s).
5
Ibid.
6
Bajtín, Mijail (1929) La poética de Dostoievsky, FCE, México, 1983.
7
Wittgenstein, Ludwig, en Reguera, Isidoro (2002) Ludwig Wittgenstein. EDAF, Madrid, p. 285.