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La crisis de la lengua en Chile

No es secreto para nadie el hecho de que en nuestro país hablamos muy mal.
Dejando de lado rasgos propios del español chileno – el uso frecuente de diminutivos, la
aspiración de la –s, entre otros – que le caracterizan dentro de Iberoamérica, la pésima
comprensión lectora, los abundantes errores ortográficos y la banalización que sufren
las humanidades en el siglo XXI – en pos de glorificar la tecnocracia – se traducen en
un empleo pobre y burdo del lenguaje en todas las esferas sociales de comunicación.

Si bien dentro de un marco comunicativo coloquial las formalidades suelen ser


mínimas, lo curioso es que en otros contextos, de mayor exigencia y diferencias de
simetría, suele repetirse las mismas omisiones y faltas a la norma que en una
conversación común corriente. Y es que al parecer existe poco interés, tanto por parte de
los hablantes chilenos como de las autoridades pertinentes, en mejorar las competencias
lingüísticas, ya que se prioriza la memorización de los contenidos – en pos de logros
SIMCE, PSU y otros – y no la correcta aplicación de los mismos.

Y bien, ¿cuál sería la importancia del buen uso del lenguaje? No es sólo el hecho
de que puede ser molesto cuando otro habla o escribe de manera deficiente, ambigua o
desestructurada – con excepción de algunos modos narrativos como la corriente de la
consciencia – sino otra dramática realidad: las bajas o nulas competencias lingüísticas
inciden directamente en la capacidad intelectual y analítica de las personas. Y el
problema va más allá de olvidar uno que otro acento gráfico en algunas palabras.

Durante el mes de diciembre, se publicaron los resultados preeliminares del


instrumento evaluativo internacional PISA (Programme for International Student
Assessment, Programa para la Evaluación Internacional del Estudiante) de lectura,
organizado por la OCDE – Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico. Chile figura, de acuerdo a estos resultados, en el número 44 entre 65 países
participantes, muy por debajo del promedio, situado entre los lugares 1 y 26.1

1
Esto de acuerdo al Resumen de Resultados PISA 2009 Chile, de la Unidad de Currículum y Evaluación
SIMCE, del Ministerio de Chile. Artículo Online (2010).
La PISA define la comprensión lectora como “la comprensión, el uso y la
reflexión sobre textos escritos, con el fin de alcanzar las metas personales, desarrollar
los propios conocimientos y potencialidades y participar en la sociedad”.2 De acuerdo a
esto, la comprensión de textos escritos debiera implicar mucho más que la detección de
personajes principales y la trama de los mismos, que suelen evaluarse en las pruebas
aplicadas en los controles de lectura escolares.

Con respecto a lo anterior, el Ministerio de Educación (MINEDUC), en su


programa actual (aún con el logo del gobierno anterior), tiene una concepción similar y
considera los aspectos de Construcción del Significado y de Reflexión y Evaluación.
Divide la calidad de los textos y, en este mismo sentido, las capacidades del lector, en
siete niveles, donde en el más alto, el estudiante debiera leer “comprensivamente
variados tipos de texto de carácter analítico y reflexivo. Interpreta y reinterpreta, a partir
de énfasis y matices, sentidos globales del texto o de partes significativas del mismo,
que expresan ambigüedades, contradicciones o posturas poco claras. Evalúa la calidad
del texto y la pertinencia de su estructura textual, estilo y coherencia interna”.3

En resumen, tanto la percepción internacional (OCDE), como la nacional, en


relación a la comprensión lectora, son similares. No obstante, estas similitudes se
quedan sólo en lo teórico, ya que en la praxis, los resultados y la experiencia hablan por
sí solos. Si hablamos de números, en relación a versiones anteriores de PISA (2000 y
2006), hemos mejorado, aunque levemente, en todos los estratos socio-económicos que
el instrumento considera (bajo, medio bajo, medio, medio alto y alto). Pero esta leve
mejoría sólo deja a la luz el trabajo que aún queda por hacer, en especial si
consideramos que los estudiantes del estrato social alto se encuentran muy por encima
de los cuatro quintiles que le preceden.4

La PISA califica como buen lector (lector de nivel 6) al estudiante – de 15 años


según la matriz de evaluación – cuando ha obtenido 699 o más puntos en la prueba. De

2
OCDE (2009) Pisa 2009 Assessment Framework Key Competencies in Reading, Mathematics and
Science.
3
MINEDUC (2008) Mapas de Progreso del Aprendizaje. Sector Lenguaje y Comunicación. Mapa de
Progreso de Lectura.
4
Resumen de Resultados PISA 2009 Chile
acuerdo a esto, en Chile, el 31% de los estudiantes evaluados alcanzó el nivel 1; el 33%
el nivel 2; el 26% llegó al nivel 3; el 9% al cuarto nivel, mientras que menos del 1%
alcanzó los niveles 5 y 6.5 Este balance – sin afán de deificar el instrumento de
estadísticas – acusa la poco prometedora realidad lectora nacional, considerando que el
grueso de los evaluados – el 70% - se encuentra en los niveles 1 y 2.

Consideremos nuevamente la definición PISA para la comprensión lectora. De


acuerdo a esta, quien desarrolle un buen nivel de ésta, puede desarrollar conocimientos
y potencialidades y además, participar en la sociedad. ¿Cómo pretendemos participar
activamente en la sociedad, si no sabemos comunicarnos bien? La lectura es uno de los
medios infalibles para desarrollar estas capacidades y no la estamos ejerciendo bien.
Una persona que lee mal, en este sentido, habla mal y escribe mal.

El problema de fondo no es la falta de recursos ni la cantidad de horas


pedagógicas dedicadas tanto a la lectura como a la escritura. La raíz está en los
métodos. Sí, teóricamente, los métodos propuestos por el MINEDUC, debieran dar
frutos. Sin embargo, y como ya dije antes, es en la práctica en donde yacen las
anomalías. Si se diezma la comprensión lectora a identificar el personaje principal, el
tipo de narrador u otras banalidades, sólo se reduce la pluralidad del discurso escrito y
las distintas opciones de análisis que éste ofrece. 6

Finalmente, consideremos la idea de que los límites del lenguaje son los límites
del mundo.7 En palabras simples, los límites del conocimiento están en el lenguaje.
Entonces, el conocimiento está en proporción directa con el dominio del lenguaje. Si
seguimos con la idea de reducir los textos a estructuras, aplicaremos esto a la vida
misma y nunca no cuestionaremos las cosas. La capacidad interpretativa es, a todas
luces, una deuda de la pedagogía chilena y particularmente en el lenguaje. Es tarea de
todos el potenciar el buen uso de la lengua ya que con esto, ampliaremos los límites de
nuestro(s) mundo(s).

5
Ibid.
6
Bajtín, Mijail (1929) La poética de Dostoievsky, FCE, México, 1983.
7
Wittgenstein, Ludwig, en Reguera, Isidoro (2002) Ludwig Wittgenstein. EDAF, Madrid, p. 285.

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