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10 Jueves 11 de Mayo de 2006
QUILMES, VARELA Y BERAZATEGUI
LOS FUNDADORES DEL SUR
*Por Guillermo
Daniel Ñáñez
viacuco@gmail.com
La historia regional tradicional ha
puesto especial atención en el "sur-
gimiento" de los pueblos, en un in-
tento por encontrar ese hito
fundacional del comienzo de una
historia de "progreso" y "moderni-
zación". El pago de la Magdalena
era un mundo ancho y ajeno, pero
dinámico en cuanto surgen cam-
bios, las fronteras se "mueven" y
así desde su origen el "lugar" de
Quilmes, Varela y Berazategui se
forjaron de mitos que la historia se
propone revisar y hasta en algunos
casos descubrir. Nuestra identidad
está directamente vinculada con ese
pasado que se comporta como la
arena entre los dedos.
DON PEDRO
Don Pedro de Mendoza recibe
por capitulación del Rey de España
la franja correspondiente a Buenos
Aires, era un adelantado que no
implicaba gastos a la corona, era
una empresa privada que buscaba
indios para someterlos al servicio
de "encomienda". Como hacía unos
días se le había dado publicidad al
oro peruano que llevó Pizarro, se
anotaron en la aventura muchos,
incluso alemanes y holandeses,
entre los que se encontraba Ulrico
Schmidel, el cronista directo de esta
aventura. Mendoza debía fundar
fortalezas (militares) y no ciudades.
Es por esto que no trajo herramien-
tas, sino armas y una sífilis que lo
llevará a la tumba. Don Pedro creía
que nuestro árbol de "Palo Santo"
o "Guayacán" tendría la cura mila-
grosa, pero suficiente motivo para
llegar a nuestras costas. Lo hace
en la nave capitana "Magdalena"
que no sería extraño, esté vincula-
da al nombre de "Pago de la Mag-
dalena". Llegan el 2 de febrero de
1536 alza uno de los reales muy cer-
Dibujo de Ulrico Schmidel que refleja el ataque de los pampas a Mendoza.
ca del riachuelo de los Navíos, es el
real de Santa María del Buen Ayre.
Mendoza no tenía facultades para
fundar una ciudad que en el dere-
cho español exige un cuerpo de
vecinos, una milicia, un cabildo con
alcaldes para la justicia y regidores
para administrarla, debe haber un
reparto de tierras a vecinos
"feudatarios" y por sobre todo exi-
ge una fecha precisa. En este caso,
no hay fecha, no hay acta, no hay
fundación.
De todos modos se supone que
fue en Parque Lezama. El enfermo
transcurre su vida en el lecho, el
hambre lo persigue y es así que
decide que el 15 de junio mandar
unos 300 hombres de infantería y
30 de caballería conducidos por sui
hermano Diego de Mendoza a ha-
cer la guerra a los indios y robarles
la comida. Los indios estaban ca-
breros y resultaron ser más inteli-
gentes llamando a otras tribus que
se entretuvieron cociendo a
lanzazos a las huestes de los Men-
doza, este fue el combate de Luján
que determinó la unión de todas las
naciones pampas que dieron sitio
al real de Mendoza, que sufrieron
el hambre apocalíptico de los escri-
tos de Schmidel.
CIUDAD O REAL
Toda la acción de conquista con-
sistía en levantar tres ciudades.
Una metropolitana, cabecera de
gobierno y por lo menos dos "rea-
les" con fortalezas para defenderse
de los indios y colonias de
"poblamiento". Hay que aclarar que
ciertas capitulaciones como la de
Pedro de Mendoza en 1534 no es-
tablecía fundar ciudades, sino for-
talezas, esto quiere decir que Bue-
nos Aires fue fundada en 1580 por
Garay.
La "fundación" comenzaba cuan-
INFORME ESPECIAL
do el fundador tomaba reseña de la
gente, luego se realizaba la "traza"
de la planta y se hacía el "rollo de
justicia" en la "plaza de armas".
Seguía la orden de de realizar la "pa-
lizada o trinchera" como protección,
se ubicaba el lugar para el "fuerte".
La traza luego la "planta" estable-
cía que: "Las calles derechas e cor-
tadas derechamente, anchas en lu-
gares fríos e angostas en los ca-
lientes", y se fijaban los edificios
públicos colocando una cruz en los
religiosos y una espada o un es-
tandarte en la fortaleza, casa comu-
nal y hospital.
Distribuye los solares de un cuar-
to o media manzana echándolos a
suerte entre los pobladores. Ya está
lista la ciudad para el acto solemne
de la fundación. No hay todavía
calles, ni casas, ni plaza, ni cerca, ni
fortaleza ni templos, que sólo viven
en la imaginación de los fundado-
res; pero la ciudad está por nacer.
En cada solar los pobladores
"asientan su toldo si lo llevan", y si
no "hagan su rancho con los mate-
riales que con facilidad puedan ha-
ber donde se puedan recoger". A
veces un navío sirve de fortaleza y
casa comunal, y la "traza" es un
campo jalonado de cruces y estan-
dartes, pero la ciudad va a nacer:
en la plaza de armas, ante el "rollo
de la justicia", en presencia de "la
gente" presidida por los alcaldes,
regidores y capitanes de la milicia,
procede el fundador a la solemne
ceremonia de la fundación. El rollo
es el madero que servirá para las
ejecuciones capitales y simboliza el
poder de hacer justicia que desde
ahora tendrán los alcaldes de la re-
pública. En nombre del rey, el fun-
dador transfiere ese poder a la ciu-
dad; desde ese momento la ciudad
existe, pues acaba de darse vida a
un derecho.
Después vendrán los edificios de
barro y paja, el reparto de los pre-
dios y dehesas rurales, y sobre todo
la encomienda de los indios que la-
borarán la tierra o las minas.
LOS ANTIGUOS
El 24 de octubre de 1580, Garay
realizó el reparto, con el procedi-
miento, de fijar el empleo que se
debe dar a las tierras -de agricultu-
ra o ganadería y la prohibición de
no alterar la función de cada región-
se hacía en cumplimiento de ciertas
Leyes de Indias y de las llamadas
Ordenanzas de Poblaciones.
Desde el Riachuelo hasta la ca-
ñada de Arregui, al norte del lugar
donde hoy se encuentra el pueblo
de Magdalena, se distribuyeron 29
suertes de estancia a otros tantos
pobladores, cada una de las cuales
medía 3000 varas de frente sobre la
barranca y una legua y media de
fondo (9000 varas) hacia e l Oeste.
A ellas se suma la estancia entrega-
da al adelantado Vera y Aragón,
contigua al Riachuelo, hoy ciudad
INFORME ESPECIAL
de Avellaneda, con dimensiones
diferentes de las anteriores.
La actual planta urbana de Quil-
mes, más las chacras .situadas de-
trás de la cañada de Gaete hasta el
deslinde con el partido de Almiran-
te Brown, forman la estancia entre-
gada en aquella fecha a Pedro de
Quirós, criollo, que resulta ser así
el primer propietario de las actua-
les, tan subdivididas tierras del cen-
tro de Quilmes; el mismo Quirós re-
cibió en donación, en esa oportuni-
dad, el solar que hace cruz ron el
edificio del Cabildo, en la esquina
H. Irigoyen y Bolívar, así romo la
manzana Rivadavia, H. Irigoyen,
Piedras y Tacuarí, que hoy atravie-
sa la Avenida de Mayo, en la ciu-
dad de Buenos Aires. Cuatro años
después, permutó el solar ya men-
cionado "por una guitarra y un ca-
ballo", y en 1585, ya en la ciudad
recién fundada de Concepción del
Bermejo, en' la actual provincia del
Chaco, ocupaba el cargo de regi-
dor de su cabildo, alejándose defi-
nitivamente del Río de la Plata.
La región que nos interesa, con
EL REPARTO
Había tres formas de enaje-
nar las tierras de la Corona:
por venta directa
por remate
por merced real
Mediante las mercedes
de tierras se graduaba la exten-
sión de las concesiones de tie-
rras de la Corona a través de
sus Gobernadores y pretendía
premiar los méritos del solici-
tante. La merced real concedía
tierras solamente a los conquis-
tadores o a sus descendientes
una vez muertos aquellos y pri-
vaba de la misma a la pobla-
ción indígena, negra o mesti-
za. La mayoría de las veces la
merced no era hereditaria por
lo que entonces podía volverse
a conceder por una nueva or-
den real. Tal vez se establecía
la ley del mayorazgo trasladan-
do la herencia al hijo mayor.
Un primer problema que se
presenta es definir qué áreas
de la campaña corresponde-
rían al pago de la Magdalena a
fines del siglo XVI y principios
del XVII; ya que los territorios
costeros se extendieron hacia
el interior, fuera de la costa, y
se modificaron con el tiempo
durante todo el período colo-
iguales frentes sobre las barrancas
y mismo fondo de legua y media,
fueron entregadas a Luis Gaytán
(Don Bosco); Pedro de Gerez, el
escribano que levantó el acta de
fundación de Buenos Aires (Ber-
nal); Pedro de Quirós, ya mencio-
nado (Quilmes); Pedro de Izarra (Ez-
peleta); Antonio Roverto (Beraza-
tegui); Alonso Gómez (Villa España
hasta ei arroyo Conchitas); Juan
Fernández de Zárate (zona del arro-
yo citado); Esteban Ruiz, Cristóbal
Altamirano y Antonio Higueras de
Santana (desde la propiedad de
Fernández de Zárate hasta Villa
Elisa). Por el. suroeste y sud, la zona
de la actual estación Montaraz,
exfremo sud de Quilmes, fue estan-
cia de Mateo Sánchez Gatica; la
actual Lomas de Zamora, parte del
adelantado Vera y Aragón y parte
de Juan de Castro; Avellaneda, del
dicho Vera y Aragón; Almirante
Brown, de Francisco García Rome-
ro. Todas estas personas, excepto
Quirós y Gerez, que se ausentaron
prontamente a Concepción del Ber-
mejo y a Corrientes, dejaron des-
nial. Originariamente, Juan de
Garay no repartió tierras más allá
de las nacientes del Riachuelo de
los Navíos por razones de seguri-
dad, por la presencia de "natura-
les alterados" y, para que cada po-
blador de Buenos Aires pudiera
con facilidad regresar a la ciudad
cotidianamente.
Todo ello configuraba que solo
unos pocos podían convertirse en
propietarios. Se aseguraba tam-
bién así la indivisibilidad de los
"fundos", impidiendo la multiplica-
ción demográfica y la explotación
agrícola-ganadera más modesta,
de pequeña escala. Estas merce-
des comenzadas a operar algunos
años después de la fundación de
Buenos Aires no siguieron estricta-
mente la orientación demarcatoria,
primitiva y temerosa, de las suer-
tes de estancias encargadas por
Juan de Garay a través de la línea
de la costa. Por lo que se produce
una verdadera confusión para de-
terminar los límites de los propie-
tarios posteriores. Algunas merce-
des comenzaron a realizarse to-
mando la línea del Riachuelo (y no
del Río de La Plata) en dirección
Sudeste. De modo que los acciden-
tes físicos, o puntos posibles de
referencia para determinar su ver-
dadera ubicación en una llanura
como ésta ahora se nos dificultad.
Es de destacar que en el auto de
repartimiento de Juan de Garay se
Jueves 11 de Mayo de 2006
La provincia de Buenos Aires en distintas etapas de su historia.
cendientes en esas estancias, algu-
nos de los cuales son quilmeños
en estos días. Los campos que ha-
bían sido de Gaytán y de Gerez (Don
Bosco y Bernal), fueron comprados
por Melchor Mariel, en los prime-
resuelve que las "suertes de
chacras" deben quedar hacia el
Norte de la Ciudad y las "suertes
de estancias" hacia el Sur. Esta
disposición junto a otros facto-
res concurrentes fue determi-
nando una zona de agricultura
en el Norte y una zona de lati-
fundio ganadero en el Sur de la
Provincia de Buenos Aires. Las
estancias para cría de ganado
se fijaron en el Sudeste, con fren-
te al Río de la Plata, y por la cos-
ta, hasta Magdalena. Más tar-
de, y por Acuerdos del Cabil-
do, estas tierras eran denomi-
nadas de "pan llevar" y no se
debían mantener en ella más
animales que los precisos
para labrar. Sin embargo, esta
normativa no se cumplió.
Nuestras tierras estaban
comprendidas en el llamado
Pago de la Magdalena, nom-
bre con el cual se designó
desde el primer tercio del si-
glo XVII. Abarcaba un amplio
espacio que iba desde el Ria-
chuelo y su continuación el
Río Matanza hasta la Ense-
nada de Samborombón, y
desde el Río de la Plata has-
ta el Río Samborombón. Más
al Oeste y en una dirección
similar el río Salado marcó
durante mucho tiempo el lí-
mite con el desierto, dominio
absoluto del indio.
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ros años del siglo XVII.
Merece Maciel un comentario; se
ha dicho que en su estancia llevó a
cabo la primera vaquería, así, se lla-
maba el rodeo de ganado en campo
abierto; la primera tarea campera
que se conoce en nuestra tierra de
hombres de campo. El 21 de enero
de 1608 pidió el correspondiente
permiso para ello, que obtuvo de
inmediato, para iniciar la que sería
faena permanente en el campo ar-
gentino; allí nació el criollo de a
caballo, el hombre capaz de enfren-
tar esa hacienda cimarrona a cam-
po abierto, hacienda que nunca
había estado en contacto con nada
que se opusiera a su libertad. Este
quilmeño tenia su establecimiento
de campo extendido hasta la costa
del río de la Plata y precisamente
allí, los viñedos necesarios para ela-
borar vino, en 1625, vino de la cos-
ta. La propiedad de Quirós, que por
errores de mensuras resulta despla-
zada, pasó a ser estancia de Andrés
Giménez de Fuentes, personaje del
Buenos Aires del 1600; había llega-
do con la expedición de Ortiz de
Zárate y se hizo propietario al ale-
jarse Quirós. Fue Procurador Gene-
ral del Cabildo en 1612; los últimos
años de su vida los pasó privado
de la vista; en su estancia quilme-
ña, tenía-una casa con varias habi-
taciones y un caballo de carreras.
Sus descendientes se vincularon
por matrimonios con las de Izarra y
Gerez. Dio su nombre al arroyo Gi-
ménez, que marca el deslinde de su
propiedad en aquel la dirección.
En los años siguientes fueron
estancieros Antonio de Aspitia y
sus descendientes, que han llega-
do a nuestros días en la actual Flo-
rencio Varela ocupando casi todo
su territorio. Así como Francisco
Velázquez Meléndez del bañado
frente a la, Quilmes, Gerónimo
Benavídez, en el bañado frente a
Conchitas, Antonio Montes de Oca,
en la costa de Bernal.
Si tenemos en cuenta que el re-
parto se hace para poblar e incor-
porar territorios que se encuentran
en manos de los naturales, permitir
que dichos pobladores no "habi-
ten" las tierras asignadas da lugar
a la aparición de la categoría de
ausentista, entendiéndose por éste
a aquel al que se le han entregado
tierras y que, en lugar de habitarlas,
continúa viviendo en la ciudad de
Buenos Aires, dejando en el mejor
de los casos un capataz o un encar-
gado, visitando las mismas algunas
veces al año; con lo cual el estado
español no cuenta desde muy pri-
meros tiempos con la posibilidad de
obligar al cumplimiento de la ocu-
pación efectiva.
Nos parece importante recordar
que los frentes de suertes de es-
tancia eran de media legua (3.000
varas a 2.600 metros) cada uno y
una legua y media de fondo, medi-
das que se mantuvieron a través de
todo el período colonial y primeras
décadas independientes. A princi-
pios del siglo XVII, bajo el gobier-
no de Hernandarias de Saavedra, la
política de tierras pasa por la orga-
nización del espacio: se ordena
amojonar las chacras, se provee la
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Mapa del reparto de tierras y su fecha, sobre
las actuales ciudades
diligencia de mensura, la división
del Ejido de Buenas Aires, verifi-
cándose la existencia de tierras va-
cantes, con mención de linderas y
se clarifican los rumbos para cha-
cras y estancias.
Los Gobernadores de la primer
época colonial tenían poder para
otorgar Mercedes de tierras a nom-
bre del Rey ante la petición de par-
ticulares. Pero se debe diferenciar
la situación de Buenos Aires que
permitía un acceso directo a la tie-
rra que en otras regiones del
Virreinato del Perú. El elemento sus-
tancial para poder acceder fácilmen-
te a las mismas se debía a la escasa
presencia en la región de aboríge-
nes sedentarios aptos para ser re-
partidos en encomiendas para be-
neficio personal. En el norte del
Virreynato existía una gran pobla-
ción nativa apta para ser repartida
en encomienda, complicando la de-
terminación de la propiedad de tie-
rras e indios. Esto explica la presen-
cia negra en la campaña bonaeren-
se. Los primitivos poseedores de la
tierra bonaerense hacen uso y abu-
so de la mano de obra esclava, con
la que construirán las bases de la
oligarquía terrateniente argentina.
CAPITÁN ANTONIO DE
ASPITÍA
La primera merced de que se tie-
ne noticia y nos afecta directamen-
te fue la otorgada por el Goberna-
dor Francisco de Céspedes al Capi-
tán Antonio de Aspitía en 1627, de
legua y media de frente por dos le-
guas de fondo desde el arroyo Las
Conchitas en el actual Partido de
Florencio Varela hasta muy cerca de
los limites de la Cañada de Gaete,
en nuestro territorio. El mapa que
hemos confeccionado de esta mer-
ced es copia del desarrollado por
Víctor Gabriel Gullotta. Podría ha-
ber estado corrido varios cientos
de metros hacia el Oeste o el Este,
Norte o Sur. No hay precisión al res-
pecto. No obstante ayuda a brin-
darnos una aproximación geográfi-
Jueves 11 de Mayo de 2006
ca. Hemos tratado de fijarlo entre
las dos horquetas formadas por el
arroyo Conchitas al Sur y la con-
fluencia de arroyo San Francisco
con el de Las Piedras al Norte, tra-
tando de interpretar el sentido de la
merced otorgada por el Goberna-
dor Céspedes.
Podrá verse que se trata de un
perímetro que no sigue la línea de
la costa del Río hacia el continente
sino que pretende ser paralela a ésta
y perpendicular al Riachuelo. Algu-
nos autores indican que Aspitía
fundó una estancia en este vasto
territorio.
En 1632 el Gobernador Pedro Es-
teban Dávila le hace una nueva con-
cesión de una legua de frente por
legua y media de fondo que se
anexa a la anterior. Y cuya exten-
sión va -a dar entonces a límites
cercanos al actual Partido de San
Vicente. De ello podrá deducirse
que Aspitía tenía algún interés es-
pecial en estas tierras, sobre todo
para realizar vaquerías. Volveremos
sobre este punto. Según Registros
del Cabildo de Buenos Aires las
primeras estancias en algunos pun-
tos perdidos en el Pago de la Mag-
dalena la ocupaban Melchor
Maciel, en la zona de Bernal, An-
drés Giménez en la zona de Quil-
mes-Berazategui, Antonio de
Aspitía en la zona de Solano, Almi-
rante Brown-Florencio Varela, y
Barragán en la zona de La Plata.
Las mercedes, cuyas superficies
a veces tenían dimensiones inve-
rosímiles, no podían ser vendidas.
Aunque en el caso de la propiedad
de Aspitía se registran varias
subdivisiones y ventas que van
desde 1638 hasta 1721 por lo me-
nos. Todavía en planos de mensura
de 1883 hemos observado propie-
dades -por ejemplo, lindantes a la
actual avenida Monteverde hacia
Florencio Varela-, pertenecientes a
herederos de Aspitía. Alguno de
ellos todavía vive en Quilmes.
Las mencionadas estancias, cuya
infraestructura edilicia debió ser
INFORME ESPECIAL
DE LA
MAPA
ZONA
1839
precaria, se convirtieron nada me- blado fueran las de "pan llevar", espiritual en el Norte del actual
nos que en la primera fuente de pro- destinadas a la agricultura. Los va- Florencio. Varela. El monasterio de
ducción de carnes de la Provincia cunos fueron obligados a tenerlos la Orden de Santo Domingo se
de Buenos Aires. A partir de 1603 y a campo abierto, fuera de la ciudad. instaló en la zona del Arroyo
hasta 1655 aproximadamente se ex- Este fue el origen mismo de las va- Conchitas. Aunque las
portó carne en tiras delgadas, an- querías del siglo XVII, que se ex- subdivisiones debieron continuar
gostas y secadas al sol con un poco tendió por toda esta campaña. y ser numerosas en distintas di-
de sal, a muy bajo costo, llamadas Aunque las vaquerías beneficia- recciones solo mencionaremos las
"cecinas". La exportación fue decli- ron a un grupo muy reducido de precedentes. Pero no se piense
nando a partir de esa fecha. Tam- vecinos y propietarios y no facili- que la línea así establecida haya
bién se exportaban grasas, sebos y taron el asentamiento poblacional sido tan sencilla. Estamos ante
cueros. Un dato significativo de esta y la promoción de la agricultura, una merced original que debe ha-
declinación se encuentra en la ma- base de cualquier desarrollo de una ber tenido más de 8.000 hectáreas,
tanza indiscriminada que se hizo de auténtica riqueza social. sin tener en cuenta la que se
animales, obligando a una interven- anexó después hacia el lado de
ción drástica de las autoridades es- ¿QUIÉN ERA ASPITÍA? San Vicente.
pañolas. Se promovió así indirecta- El historiador solanense Gullota Una parte de esta enorme estan-
mente, a partir del siglo XVIII, la apa- nos aclara. El Capitán Antonio de cia pasó a Agustín de Castro y
rición de la estancia más cerrada, con Aspitía probablemente era nieto de María de Aguilar Herrera en algún
animales aquerenciados al lugar. don Juanes de Azpeitía, que vino momento de la primera mitad del
con la armada de don Pedro de siglo XVIII. No hemos podido es-
CIMARRÓN Mendoza en el año 1535, hijo de don tablecer fehacientemente cómo la
La existencia del ganado cimarrón Pedro de Achara y de doña Catali- merced de Aspitía llegó a sus ma-
o salvaje.se calculaba en 80:000 ca- na de Resia, vecinos de Sevilla, o nos por subdivisiones, reventas
bezas cuando Garay fundó la Ciu- bien de Domingo Azpeitía, que arri- o mercedes previas, superpuestas.
dad por segunda vez. Garay ade- bó a estas playas con la expedición Existe en este punto un vacío di-
más facilitó a algunos de los prime- del Adelantado Cabeza de Vaca, fícil de revelar.
ros pobladores y sus descendien- natural de Azpeitía e hijo de don Este Agustín de Castro proba-
tes directos un derecho especial Domingo Urquiz. blemente sea el Capitán del mis-
sobre este ganado, que había cre- Estas mercedes de Aspitía, aun- mo nombre que poseía varios
cido por millares desde la llegada que no podían ser revendidas, en campos en la campaña bonaeren-
de Pedro de Mendoza. Resultaban la práctica sufrieron diversas se, casi todas ellas adquiridas por
alrededor de cuarenta vecinos, lla- subdivisiones. mercedes reales. Las tierras de
mados "accioneros" porque tenían Aspitía subdividió su gran es- Castro-Herrera comprendían vas-
una licencia especial otorgada por tancia. El 25-06-1638 la vendió al tas extensiones en los actuales
el Cabildo de Buenos Aires para Alferez Manuel Muñoz de San Francisco Solano, Claypole,
posesionarse sobre el mismo, así Andrada y a María Clavens. En Burzaco y Florencio. Varela.
como de las maderas, pastos y mon- noviembre de 1691 se volvió a Queda mucho por descubrir, la
tes. Maciel, Aspitía, Jiménez y Ba- vender al Capitán Baltasar Quin- lejanía en el tiempo atenta contra
rragán eran algunos de ellos. tana Godoy, y en 1721 pasaron al la memoria, pero seguiremos apor-
Capitán Juan Villoldo y a los pa-
Como dijimos, el Gobierno de tando formas del pasado que nos
dres jesuitas, quienes levantaron
Buenos Aires había determinado ayuden a entender el presente y
un importante Convento y retiro
que las tierras más cercanas al po- enfrentar el futuro.
BIBLIOGRAFÍA
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