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Colegio Hispania

Departamento de Filosofía (Historia de la Filosofía)


Ricardo López Gómez

Resumen:

En primer lugar, comenzaremos por resumir el texto propuesto, para después


pasar al ulterior análisis y exposición de las nociones y temas elegidos. Por
último, contextualizaremos el texto usando como marco de referencia la vida y
el contexto histórico del autor. Dicho lo anterior, el texto que se nos propone
pertenece al libro XI, capítulo XXVI, de La Ciudad de Dios, de San Agustín, del
cual destacaremos varios aspectos:

1. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios.

2. Pues ha sido creado por Dios, existe, conoce que existe y ama ese existir y
ese conocer.

3. El conocimiento de esas verdades, no le viene al hombre de los sentidos ni


de la imaginación, sino más bien de la propia conciencia.

4. Estas verdades de conciencia señaladas por San Agustín, evidentes por otro
lado, ofrecen una refutación firme contra los argumentos de los académicos,
quienes sostenían que como los sentidos nos engañan, el conocimiento certero
no es posible, es decir, no cabe certeza de ningún juicio. Ante esto, el
argumento de San Agustín, de modo resumido, es el siguiente: si los sentidos
me engañan es porque existo, y esto es cierto, mi existencia, porque si yo no
existiese no podría ser engañado; del mismo modo, si no existiera, no podría
conocer tal existencia, como tampoco podría amar mi propio existir y mi propio
conocer.

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