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Reacción al articulo Mito, Memoria e Historia de M. I.

Finlay

Por: Alice M. del Toro Ruiz


Julio de 2003

En esta lectura el autor nos presenta la relación entre los conceptos mito,

memoria e historia. Para esto examina los trabajos realizados por los Padres de la

Historia. Si bien es cierto que así se les reconoce, éstos han sido objeto de críticas

negativas. Para los historiadores contemporáneos no son importantes, pero cuando

examinan los trabajos de Aristóteles no encuentran entre ellos la historia.

Aristóteles fue reconocido en diversas áreas de estudio, sin embargo, rechazó

la historia como disciplina. Para Aristóteles lo importante era la poesía. Esta

posición también fue la que mantuvieron otros filósofos de su época. No fue hasta el

año 165 d. C. que Luciano Samasota en un tratado sistemático de historiográfica

presenta: Cómo escribir la historia.

Los historiadores presentaban los acontecimientos y figuras significativas del

pasado utilizando la poesía. Era poesía épica en la que lo sobrenatural siempre

estaba presente y se informaba de lo ocurrido a través de los mitos. Además de que

la sociedad recibía información y tenía su aprendizaje social y cultural.

La épica carece de fechas precisas (tiempo) y de la recolección de datos

(documentos), lo que representa una limitación para la historia. El interés de la

historia era y es explicar las acciones humanas.

Finlay examina algunos de los historiadores entre ellos a Herodoto y a

Tucídides. Observa que en sus trabajos lo importante que eran los hechos ocurridos,

no la cronología en que habían ocurrido. Los héroes míticos que nos presentan eran

parte de la existencia humana y eran indispensables pues era la forma de narrar.

La reconstrucción de la historia de los eventos ocurridos en la Grecia primitiva

entre 1,170 y 700 a. C. no pudo hacerse por los filósofos griegos. En el siglo XXI

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tampoco nosotros podemos hacerlo, aun con las técnicas y metodología científica

que hemos desarrollado. La razón es que no hay documentos que permitan obtener

información. Independientemente de los grandes descubrimientos de artefactos y la

identificación del período de su existencia, pues los objetos solos no nos dan esa

información.

Por otro lado, nos plantea Finlay como lo que se escribió entre el 700 y 500 a.

C. no se ha recuperado. La historia después del 500 a. C. se alejó en el pasado

siendo los poetas quienes escribían de forma más personal o general. Es después de

500 a. C. que se comienza a escribir historia.

Entre las observaciones generales que se desprenden de la lectura podemos

destacar:

1. El interés del hombre por conocer el pasado es universal. El hombre

por su naturaleza tiene memoria y tiene un interés o el deseo de conocer.

Ese interés se observa en términos generales en todas las sociedades.

2. Aunque el tiempo es esencial para la historia, no lo es para la vida diaria

del hombre. El tiempo solo transcurre en un continúa.

3. Una de las formas que ha utilizado el hombre para explicar su mundo

es recurrir a la tradición oral. En ésta la información pasa de generación

en generación como mecanismo de trasmisión de información.

Finlay nos cita una frase del Time in Literature que indica:

“Las generaciones anteriores conocían el pasado mucho menos que


nosotros, pero tal vez sentían una mayor identidad y continuidad con él…”
(p. 44).

En su narrativa Finlay nos señala que en el desarrollo de la historia como

ciencia, el mito y la memoria son parte esencial. Entendemos que la verdad y la

realidad son tantas como seres humanos existieron, existen y existirán.

Todos los filósofos tenían como propósito explicar y entender su mundo. Los

historiadores en la actualidad tienen la misma función. Ciertamente su mundo está

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reflejado en cada una de las interpretaciones que hacen del pasado. Los

historiadores ven la realidad del mundo en el que están inmersos. El mundo que

pueden entender con las herramientas desarrolladas por las diferentes ciencias.

Para los griegos el mito, la memoria y la tradición oral le permitían entender

su mundo. Es así como tenemos información de eventos ocurridos hace miles de

años, no es historia.

Hace apenas un siglo, como resultado de cambios científicos y sociales

dramáticos surge la metodología científica que permite el desarrollo de diversos

campos para el estudio científico del quehacer humano (sociología, psicología,

economía, política, historia y geografía, entre otros).

Para la historia como campo de estudio, es importante conocer el lugar y el

tiempo. Sin embargo el sentido del tiempo para la época griega debió ser diferente.

La vida era sencilla, la población era más pequeña y la vida transcurría en el día a

día. El aumento poblacional, el desarrollo de las ciencias naturales, los inventos y

descubrimientos, entre otros, han generado cambios dramáticos en el mundo

contemporáneo. Surgen las ciencias sociales para atender y buscar solución a la

problemática social. Se generó entonces la búsqueda de leyes generales. Habían

transcurrido miles de años…

Al examinar nuestra sociedad vemos que es más compleja. En sólo un siglo

los cambios sociales, poblacionales, políticos, económicos, científicos y tecnológicos

de nuestra sociedad han sido dramáticos. Esto ha generado, por un lado, una vida

más complicada y, por otro, que el mundo sea más “pequeño”, como resultado de la

tecnología. No obstante, las problemáticas sociales en nuestro mundo continúan y

cada vez más estamos inmersos en el día a día.

La forma en que transcurría la vida para los griegos le hacia ver su vida desde

una perspectiva diferente a la que hoy nosotros vemos la nuestra y explicamos la de

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ellos. Tenemos la “verdad” a través de la perspectiva de nuestro momento histórico.

En el futuro la “verdad” podrá ser entendida de otra forma.

BIBLIOGRAFÍA

Finlay, M. I. Uso y Abuso de la Historia. Barcelona, Editorial Crítica, 1977.

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