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Se escribieron la mayoría de los libros del Nuevo Testamento durante la segunda parte del
siglo 1 d.C. y en ellos se refleja el medio histórico y cultural imperante en ese momento. El
Nuevo Testamento surge entonces bajo la influencia de tres grandes culturas de la época: la
judía, la griega y la romana. Por eso sobre la cruz de Jesús aparece un letrero escrito en
hebreo, griego y latín (Jn 19.19 20).
Hay tres aspectos del ambiente judío que son importantes destacar aquí: el religioso, el
social y el literario.
Aspecto religioso
Hay una estrecha relación entre la iglesia cristiana y el pueblo judío, sobre todo en lo que a
la religión respecta. En el centro de la fe judía está la afirmación de que “Dios es el único
Señor” (Dt 6.4; Mc 12.29; DHH), que sus leyes son sabias y dignas de obediencia (Sal 78.5
8), y que él ha escogido un pueblo para sí mismo. Nada de eso está ausente en la fe
cristiana. En realidad, las Escrituras de Israel, donde los profetas dejaron registrado el
mensaje de Dios para su pueblo, siguieron siendo las Escrituras de la iglesia cristiana. Sería
mucho tiempo después que se agregaría el Nuevo Testamento. Por eso en el Nuevo
Testamento se ven registradas muchas de las costumbres religiosas judías y se mencionan a
los grupos judíos más influyentes de la época (Mt 22. 23 33; Hch 23. 6 8; 1 Co 15.12 58).
Por otra parte, la esperanza en la venida del Mesías significaba para los judíos el deseo de
ver cumplida la justicia por la mano misma de Dios. De modo que las naciones e individuos
que se oponían al pueblo judío recibirían su castigo; y el pueblo escogido y los justos
tendrían su recompensa. Pero con la muerte y resurrección de Cristo, los primeros
cristianos entendieron que la salvación prometida y el juicio mismo incluían a todos los
seres humanos de todas las épocas (Jn 3.14 18; 12.32; 1 Ti 1.15; 2.4).
Aspecto social
También se debe tener en cuenta la situación social. En la sociedad israelita de la época de
Jesús había tres clases sociales: una alta, una media y otra pobre. La clase alta se componía
de las familias de los jefes políticos y religiosos, los comerciantes solventes, los
terratenientes y los recaudadores de impuestos (publicanos). La clase media contaba con los
medianos y pequeños comerciantes, los artesanos, los sacerdotes y los maestros de la ley.
Por último, la clase pobre, la más numerosa, estaba formada por jornaleros que vivían al día
(Mt 20.1 16), y por muchos otros que vivían al margen de la sociedad: como los mendigos,
los leprosos y los paralíticos (Mc 10.46).
Según las leyes, el lugar más bajo en la escala social lo ocupaban los esclavos, aunque su
situación real dependía de la posición y carácter de sus amos. Los esclavos que no eran
judíos rara vez recuperaban su libertad. En cambio, los esclavos israelitas podían recuperar
su libertad en el año sabático. El año sabático se celebraba cada siete años y su objetivo era
que no se cultivara la tierra durante un año, para celebrar así un año en honor a Dios (Ex
23.10 11; Lv 25.1 7; 26.34,43). Como no se debía cultivar, no se podían saldar las deudas y
se perdonaban éstas. Del mismo modo, eran liberados los esclavos israelitas que habían
trabajado durante seis años.
Los principales oficios eran la agricultura, la ganadería, la pesca (en el lago de Galilea),
trabajos artesanales (alfarería, zapatería, carpintería, albañilería, etcétera) y el comercio.
También la atención del templo daba trabajo a un gran número de sacerdotes y levitas.
Los judíos no formaban un grupo religioso y político unido. Decimos religioso y político
porque ambas cosas estaban muy relacionadas. En este aspecto, los judíos se habían
dividido en muchos grupos. En el Nuevo Testamento se mencionan varios de ellos: los
fariseos, los saduceos, los herodianos y los maestros de la ley. Los fariseos eran un grupo
más que todo religioso. Defendían la estricta obediencia de la ley de Moisés, de las
tradiciones y de la piedad popular (Flp 3.5 6). Representaban el grupo con más autoridad
entre el pueblo. Eran influyentes y participaban en la dirección política. Después de la
destrucción del templo de Jerusalén (año 70 d.C.) fue el grupo que predominó entre los
judíos. Este grupo sostuvo la idea de la vida eterna, el libre albedrío y la providencia. Los
saduceos, en su mayoría, venían de familias de sacerdotes aristocráticos. El grupo se
asociaba con los sacerdotes y con el Sanedrín o tribunal judicial israelí. Negaban la vida
futura y la existencia de los ángeles y espíritus (Mt 22.23 33; Hch 23.6 8). También
desaparecieron con la caída de Jerusalén. Un grupo menor fue el de los herodianos
(partidarios de Herodes; Mt 22.16), y el de los esenios. Los esenios no se mencionan en el
Nuevo Testamento; sin embargo, los historiadores y testigos de la época (Filón alejandrino,
Flavio Josefo, Plinio) e incluso los primeros padres de la iglesia (Justino, Clemente
alejandrino, Orígenes) reconocieron su importancia. Cultivaban una vida comunitaria y
muy organizada, los bienes eran comunes y exigían el celibato, la rectitud moral, la
modestia, los vestidos blancos, las comidas comunitarias, las abluciones o ritos de
purificación con agua y separarse del resto de los judíos. Creían en las doctrinas hebreas y
en la necesidad de purificarse con persistencia. Pero también tenían muchas creencias
paganas: el determinismo universal, la adoración del sol como dios y la reencarnación. Este
grupo, como los dos anteriores, desapareció al luchar contra Roma. Precisamente se
desencadenó esta lucha en el año 66 d.C. por los celotes (“los celosos”). Ellos eran
fanáticos de la libertad y de una exagerada espera en los momentos culminantes de la vida y
de la historia.
Por último, mencionaremos a un grupo importante por su influencia literaria: los maestros
de la ley (escribas, letrados o rabinos). Ellos enseñaban la religión y las tradiciones, y
explicaban las Escrituras. En su mayoría eran laicos. Enseñaban en el templo (Lc 2.46) o en
las sinagogas (Hch 15.21). Ejercían mucha influencia por su piedad y erudición. Hacían
estrictas interpretaciones de la ley, creían en cierta libertad humana, pero limitada por la
providencia. Creían en la resurrección y en los ángeles, en la venida del Mesías y en la
reunión final de todas las tribus de Israel. Su marcado carácter separatista los volvió
presumidos y con eso disminuyeron su fuerza espiritual. Junto con los fariseos, se
opusieron fuertemente a Jesús (Mt 23). Sus enseñanzas se conservaron en la llamada
“literatura rabínica”, escrita después del Nuevo Testamento.
Aspecto literario
La literatura cristiana, ante todo el Nuevo Testamento, se inspira en el Antiguo Testamento
y en el judaísmo contemporáneo. Esto es llamativo, porque el Nuevo Testamento y los
primeros escritos cristianos se hicieron en griego. En efecto, sin importar la influencia
griega, muchas palabras, mensajes y enseñanzas corresponden al espíritu hebreo. La
enseñanza era primero oral y en arameo, luego se vertió al griego, pero conservando su
cualidad judía. Así, en el Nuevo Testamento conservamos palabras como: abbá y marana
ta.
El cristianismo primitivo se originó a partir del pueblo judío (Hch 2.46) y poco a poco fue
distinguiéndose de éste, hasta separarse del todo. La separación definitiva fue motivada por
el mismo mensaje proclamado: no es requisito ser judío para ser cristiano (Hch 15.1 35).
Así, muchas personas que no eran judías se integraron a la iglesia y contribuyeron a la
separación (Ro 11.11 12). Esa separación era de esperarse de todas formas, pues la fe en
Jesucristo, el Hijo de Dios, existe porque con su vida, muerte, resurrección, presencia y
actuación subsiguientes, se ha realizado un acontecimiento totalmente nuevo. Es la nueva
creación (Mc 1.27; 2.21 22; Jn 13.34; Gl 6.15; Ef 2.15). Además, este nuevo
acontecimiento se transmitió con formas literarias nuevas, como los evangelios, y la
transformación de formas tradicionales, como las cartas.
Dado que el pueblo de Israel sufrió diversas deportaciones masivas a lo largo de la historia,
era común encontrar comunidades judías fuera de Palestina. Esas comunidades
constituyeron lo que se llama el judaísmo de la “diáspora” o dispersión. Aunque estas
comunidades siguieron fieles a sus tradiciones religiosas (por ejemplo, Hch 16.13),
adoptaron el griego como idioma propio. Hoy se acepta que después del año 70 d.C. eran
más los judíos de la diáspora que los que vivían en Israel. Fue así como en la comunidad
judía de Alejandría (Egipto) se tradujeron al griego las Escrituras israelitas. La principal de
estas traducciones es la “versión de los Setenta” o Septuaginta (LXX), la cual se convirtió
en el texto de uso común de los cristianos de habla griega.
También en Jerusalén hubo un grupo de judíos cristianos que hablaban griego (Hch 6.1).
Eso hizo posible la difusión del evangelio en las comunidades de la diáspora y entre los
paganos (Hch 11.19 20). El judío más notable entre la diáspora es, sin duda, Pablo de
Tarso. Pablo fue primero perseguidor de cristianos y luego, convertido ya al cristianismo,
fue seguidor y propagador celoso de Cristo entre los paganos (Gl 1.14). Sus viajes
misioneros abarcaron la mayoría del mundo conocido hasta entonces y sus cartas
constituyen una parte muy importante del Nuevo Testamento.
Por todas estas razones no es extraño que el Nuevo Testamento se hubiera escrito en griego,
aunque algunos manuscritos y tradiciones anteriores puedan sugerir que al inicio se
escribieron en hebreo y arameo. Sin embargo, lo cierto es que su redacción y texto
definitivos se hicieron y se conservaron en griego.
Al inicio los gobernantes judíos conservaron el título de reyes, aunque estuvieran sometidos
al poder romano. El Nuevo Testamento destaca a Herodes el Grande, quien gobernó
Palestina del 37 al 4 a.C. Fue bajo su mandato que nació Jesús (Mt 2.1 20; Lc 1.5). Cuando
Herodes murió, el reino se dividió entre sus tres hijos: Arquelao gobernó Judea y Samaria
hasta el año 6 d.C., Herodes Antipas en Galilea y Perea, hasta el 39 d.C., y Filipo en el
nordeste del Jordán, hasta el 34 d.C. (Mt 2.22; Lc 3.1). Hacia el año 6 d.C., el emperador
romano Augusto quitó del reino a Arquelao, y Judea y Samaria pasaron a ser propiedades
del Imperio Romano. Los nuevos cambios administrativos incluyeron nuevas autoridades
romanas (los prefectos y los procuradores). El más conocido de todos en la historia
cristiana es Poncio Pilato, prefecto de Judea (26 36 d.C.) que condenó a muerte a Jesús (Mt
27.1 26).
Para el año 37 d.C., el rey Herodes Agripa sustituía a Filipo, y en el 40 d.C. a Herodes
Antipas. En el año 41 d.C. extendió su dominio hacia Judea y así reconquistó un reino tan
grande como el que había tenido su abuelo Herodes el Grande (Hch 12.1 19). Herodes
Antipas murió en el año 44 d.C. (Hch 12.19 23) y con ello toda Palestina pasó a manos de
los romanos. Esto duró hasta el año 66 d.C. cuando se produjo la guerra judía (Hch 23.24;
24.27).
Entonces Roma desplegó su fuerza militar por todo Israel. Los soldados se organizaban por
“compañías”, las que tenían a su cargo velar por la adoración del emperador en todo el
imperio. Diez compañías formaban una legión (unos 6.000 hombres). Los soldados debían
facilitar las conquistas y aplacar las rebeliones. Vigilaban las fiestas judías, las prisiones y
las ejecuciones (Mt 28.11 15; Lc 23.47; Jn 19.2,23 24,34). Pese a ello, también los soldados
se acercaban a Jesús y al cristianismo (Mt 8.5 13; 27.54; Lc 23.47; Hch 10; 27.3 11). En su
carta a los efesios, Pablo compara al cristiano con un soldado romano (Ef 6.10 18).
El creciente descontento del pueblo judío hacia los romanos llegó a su punto máximo en el
año 66 d.C. En ese año, los “celotes” organizaron una rebelión contra Roma. La lucha duró
cuatro años. En el primer año de guerra, Roma decidió que los gobernadores de Palestina
debían seguir siendo generales del ejército, a quienes llamaron “legados”. El primero de
ellos fue Vespasiano, quien en el año 69 d.C. fue proclamado emperador. La rebelión judía
fue aplacada con la intervención de los ejércitos romanos que conquistaron Jerusalén y
destruyeron el templo en septiembre del año 70 d.C. (Mt 24.2; Lc 21.20). Esta derrota se
debió a la superioridad militar de los romanos y a las irreconciliables disputas internas de
los judíos.
Con la caída de Jerusalén también desaparecieron las autoridades del Sanedrín o Junta
Suprema de los judíos, las familias sacerdotales se vieron diezmadas y el grupo de los
maestros de la ley empezó a desaparecer. El cargo de sumo sacerdote resultó obsoleto, al
igual que el culto del templo. Las enseñanzas religiosas, tradicionales y culturales se
reorganizaron alrededor de los rabinos y sus escuelas.
Fuera de Palestina, la iglesia cristiana supo aprovechar bien los beneficios que ofrecía el
Imperio Romano. La unidad política y cultural facilitó la rápida propagación del evangelio
por el mundo pagano (Ro 15.19,28; 1 P 1.1). Esto se debió en parte a que en un principio
las autoridades romanas no se oponían a la práctica de la religión judía ni de la religión
cristiana. Pero cuando la fidelidad a Cristo entró en conflicto con los intereses de Roma, los
primeros cristianos empezaron a ser martirizados y perseguidos. Los cristianos se resistían
a dar culto al emperador y a sus dioses. A esto se agregó que muchas disposiciones contra
los judíos también se aplicaron a los cristianos (Hch 18.2). Esta tensa situación en que
vivieron los cristianos del siglo 1 y 2 se refleja en 1 P 4.12 16 y en el libro de Apocalipsis,
donde Roma aparece como el enemigo número uno del cristianismo.
La vida de Jesús
Su nacimiento. Según Mateo 2.1, Jesús nació cuando Herodes el Grande era rey de Judea.
Esto quiere decir que su nacimiento no pudo ocurrir después de la muerte de Herodes. El
historiador judío Josefo dice en su libro Antigüedades que antes de morir Herodes hubo un
eclipse de luna. Sabemos que entre el año 5 y 4 a.C. hubo varios eclipses. El que ocurrió
precisamente antes de la muerte de Herodes pudo ser el del 12 de marzo del 4 a.C. Josefo
mismo dice que Herodes murió antes de la Pascua del 11 de abril del 4 a.C. La fecha de la
muerte de Herodes tuvo que ser entonces a principios de abril de ese año.
En Lucas 2.1 se nos dice que Jesús nació durante el tiempo en que se hacía el censo
ordenado por el Emperador Augusto. Lucas nos informa además que el censo fue realizado
por el gobernador romano de Siria llamado Quirinio. Por las pruebas encontradas en
documentos del historiador Josefo y otros documentos antiguos, algunos fijan como fecha
probable de ese censo el año 8 a.C.
De ese modo, lo único que podríamos afirmar es que el nacimiento de Jesús tuvo lugar
entre los años 8 a.C. (censo de Quirino) y 4 a.C. (muerte de Herodes). La fecha que todos
aceptan con más probabilidad es 7 ó 6 a.C.
Su ministerio. Sabemos que Jesús comienza su ministerio después de ser bautizado por
Juan el Bautista y a su regreso del desierto (Lc 3.21-4.14), pero no tenemos datos de la
fecha exacta en que esto sucedió. Para fijar la fecha, recurrimos a la sincronización que
hace el evangelista Lucas del ministerio de Juan el Bautista (Lc 3.1).
Lucas nos dice que Juan comenzó su ministerio cuando el emperador Tiberio ya llevaba
reinando casi quince años. El historiador Josefo asegura que Tiberio comenzó a reinar al
morir Augusto en el año 14 d.C. Esto quiere decir que el año 15 de su reinado sería el 28 ó
29 d.C. y que esa sería la fecha probable del comienzo del ministerio de Juan el Bautista y
de Jesús mismo.
También puede confirmarse esta fecha si se toma en cuenta la cita de Juan 2.20, en la que
se dice que la construcción del templo llevaba ya 46 años. Según Josefo, Herodes comenzó
la reconstrucción del templo en el año 20 a.C. Sumando entonces 46 años, nos da la fecha
de 27 ó 28 d.C.
Según Lucas 3.23, Jesús tenía unos treinta años de edad cuando comenzó su ministerio y,
de acuerdo con el Evangelio según Juan, su ministerio pudo durar unos dos años y medio.
Llegamos a esta conclusión porque Juan menciona claramente tres Pascuas durante el
ministerio de Jesús (Jn 2.13 23; 6.4; 7.2; 10.22; 12.1).
Su muerte. Según el calendario judío, la Pascua en que murió Jesús se celebró el viernes 7
de abril del año 30 d.C.
Primero que todo mencionemos la muerte del rey Herodes Agripa I (Hch 12.23), ya que es
la fecha que con más exactitud se puede fijar. Según el historiador judío Josefo, Agripa fue
nombrado rey de Palestina poco después que el emperador Claudio tomara el poder en
Roma, en enero del año 41 d.C. Según Josefo, Agripa reinó durante tres años, por lo que la
fecha de su muerte puede ser el 44 d.C.
Aunque no se puede confiar mucho en un historiador tan tardío como Orosius (siglo 5),
cabe apuntar que él fecha el edicto del emperador Claudio expulsando a los judíos de Roma
(Hch 18.2), en el año 49 ó 50 d.C.
Por último, en Hechos 18.12 se menciona el juicio de Pablo ante el gobernador de Acaya
llamado Galión. Según una inscripción en latín encontrada en Delfi, Grecia, el gobierno de
Galión puede ubicarse entre el 51 y 53 d.C.
Libros recomendados
-Wilfrid J. Harrington. Iniciación a la Biblia. La plenitud de la promesa. Tomo II.
Santander: Editorial “SAL TERRAE”, 1967, 534 pp.
-Hans Jürgen Schultz. Jesús y su tiempo. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1968, 277 pp.
-J. I. Packer y otros. El mundo del Nuevo Testamento. Miami: Editorial Vida, 1985, 189
pp.
-André Paul. El mundo judío en tiempos de Jesús. Historia política. Madrid: Ediciones
Cristiandad, 1982, 269 pp.
-Ch. Saulnier y B. Rolland. Palestina en los tiempos de Jesús. Estella: Editorial Verbo
Divino, 1981, 63 pp.
• Salomé Alejandra (76-67 a.C.), esposa de Alejandro Janeo, se reconcilia con los
fariseos. Pero surge la lucha entre sus hijos Hircanos y Aristóbulo por el sacerdocio.
Las dos partes piden ayuda a Roma en aquel momento envuelta en la guerra civil
entre Julio César y Pompeyo.
• Pompeyo se aprovecha de su condición de pacificador y árbitro, y en el 63 a.C.
entra en Judea con sus legiones y conquista Jerusalén. Cuando entra en el Templo,
se asombra de no encontrar en él ninguna imagen sagrada.
• Los PARTOS entran en oriente con ANTÍGONO (hijo de Aristóbulo II) como
aliado.
o Hacen prisioneros a Fasael (que se suicida) y a Hircanos (a quien Antígono
corta las orejas para que no pueda seguir siendo sumo sacerdote).
o ANTIGONO, con el apoyo de los partos, es proclamado sumo sacerdote y
rey de los judíos (40 - 37 a.C.)
Política palaciega
• Se casa con Mariamne (asmonea), para emparentar con la estirpe regia, pues él era
idumeo.
• Sometido a presiones, nombra sumo sacerdote a su cuñado Aristóbulo, que es
asesinado al año siguiente por sicarios de Herodes.
• Siente terribles celos por los asmoneos; ordena asesinar a su mujer Mariamne y a sus
hijos Alejandro y Aristóbulo.
• Muestra crueldad contra sus enemigos.
Político étnico-religiosa
• Gobierna sobre judíos y paganos.
• Sabe mantener contentos a todos, sin la política favoritista de los
asmoneos.
o De cara a los griegos, su corte real es de tipo helenista, construye teatros,
baños, gimnasios y templos paganos (lo cual indigna a los judíos piadosos)
o De cara a los judíos, reconstruye el Templo según la Ley, y se constituye
protector de la comunidad sinagogal en la diáspora.
Política sucesoria
• Asesina a tres de sus hijos
• Divide el reino entre los que le quedan:
o Arquelao: Judea, Samaría e Idumea.
o Herodes Antipas: Galilea y Perea.
o Filipos: Transjordania norte.
• A su muerte se producen altercados, que son acallados por los romanos.
Agripa II
• Recibe la herencia de Filipo.
• Tiene derecho de visita y de control sobre el Templo. Nombra a su antojo al sumo
sacerdote.
• Mantiene una relación incestuosa con su hermana, lo que le hace ganarse el
descontento de la población.
• En su época hay movimientos antirromanos. Los zelotes animan la rebelión contra
Roma.
• Procuradores romanos nombrados en los Hechos de los Apóstoles: Félix, Porcio
Festo.
Episodios de la Guerra
1) GALILEA: Nerón envía a Vespasiano y a su hijo Tito. El ataque se dirige contra
Galilea. Flavio Josefo y su gente se refugian en Jotapata, que cae tras
47 días de asedio. Fl. Jos. se presenta a Vespasiano, y éste le deja en su
cuartel, desde donde relato la Guerra Judía. Juan de Giscala huye con
un grupo de zelotas a Jerusalén. 67 d.C., toda Galilea está en manos
romanas.
2) JERUSALEN. Juan de Giscala se atrinchera en el Templo, mientras en el resto de la
ciudad se establece Simón bar Jora. Guerra civil entre los dos. Los
cristianos huyen a Pella (Transjordania). En 69 d.C. Vespasiano es
emperador, y ordena a Tito restablecer el orden. En la Pascua del 70
d.C. Tito avanza con 4 legiones. Carga contra la ciudad por la parte
norte. Los defensores son crucificados. Los zelotas obligan a resistir.
Pero los romanos tiran los 3 muros de la ciudad. Tito entra en el
"sanctasanctorum" y se lleva como trofeos el candelabro (cfr. Arco de
Tito). Juan de Giscala y Simón bar Jora son hechos prisioneros.
3) MASADA: Los romanos rodean la fortaleza. Cuando el asedio se hizo insoportable,
los judíos se quitan la vida (73-74 d.C.).
Consecuencias
• Judea se separa de Siria y se convierte en provincia imperial (Provincia Iudaea), con
procurador en Cesarea. La Legio X se establece cerca de Jerusalén. Se acuñan
monedas con la inscripción "Iudaea Capta".
• El movimiento fariseo se adelanta en la reconstrucción de la comunidad. La sinagoga
pasa a ser el lugar principal del culto.
• Sínodo de Yamnia: se constituye un nuevo sanedrín, sin sacerdotes ni ancianos, sólo
escribas, de procedencia farisea.
• El culto sinagogal sigue protegido.
PERIODO DE ÉXODO 1250: Moisés saca al pueblo de Egipto, hacia Canaán. ÉXODO, LEVÍTICO, NÚMEROS,
Alianza en Sinaí, marcha por el desierto. 1250-1200 a.C. DEUTERONOMIO.
PERIODO HELENÍSTICO Y Lucha por la sucesión de Alejandro. Crece la "diáspora" TOBÍAS, ESTER
ROMANO Siglo II: Dominio de los Seléucidas JUDIT
Persecución de Antíoco IV. Los Macabeos ECLESIÁSTICO
63 a.C.-70 d.C. Dominio Romano. CANTAR, DANIEL
MACABEOS
SABIDURÍA