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epistemológica desarrollada por el filósofo Immanuel Kant, que pretende establecer los
límites del conocimiento cierto a través de una investigación sistemática de las condiciones
de posibilidad del pensamiento.
Criticismo trascendental El problema que había que resolver era, por lo tanto, la necesidad
de conciliar la evidencia de la existencia de leyes universales —expresadas, por ejemplo, en
los principios de la matemática, que no parecen ser el resultado de una inducción
contingente; es difícil sostener que existe algún caso en que el resultado de una operación
como 5 + 7 no vaya a ser 12— con la doctrina de que todo el conocimiento proviene de la
experiencia de los sentidos — que, por su propia naturaleza, no pueden conocer principios
generales, sino sólo hechos y objetos individuales.
El criticismo kantiano
Ya hemos visto que la filosofía kantiana entra dentro del proyecto ilustrado de una crítica a
la misma razón. Kant pretende establecer cuáles son los límites y las posibilidades de
nuestro conocimiento, único medio por el que el hombre podrá alcanzar su mayoría de
edad, librándose de todas las tutelas, oscurantismos y supersticiones.
Está autocrítica de la razón intenta resolver los antagonismos a los que habían llegado las
anteriores concepciones antropológicas y epistemológicas que, según el filósofo, pueden
unificarse en dos posturas divergentes:
En su uso teórico, la razón se dirige a aquello que puede conocer, ya sea científica como
metafísicamente. El uso teórico de la razón responde a la primera pregunta ¿Qué podemos
conocer?
La razón humana, en sus distintos usos, se estudia desde una perspectiva trascendental o
crítica. Es decir, interesan las condiciones de posibilidad de todo conocimiento, así como el
establecimiento de sus propios límites. El desarrollo del método trascendental se encuentra
en las tres críticas kantianas: Crítica de la razón pura, Crítica de la razón pura práctica y
Crítica del juicio.
Entre ellos encontramos a Immanuel Kant, sin dudas el autor fundamental no del siglo de
las luces, sino de la posterioridad y sobre todo, de nuestro día a día. Todos, sin saber o sin
darnos cuenta aplicamos su pensamiento cediéndole al autor una vigencia por demás
importante. Sus doctrinas sobre la ética y la moral se destacan y sobre todo las solemos
aprender en las aulas de Filosofía durante nuestra adolescencia.
Este criticismo, Kant lo desarrolla con la firme intención de resolver los antagonismos
que habían surgido de dos autores anteriores, Descartes y Hume. Descartes por un lado crea
el Dogmatismo racionalista, quienes procuraban obtener resultados certeros en una
experimentación basándose únicamente en sus principios innatos de la razón y sobre todo
de las ideas, sin imponerse siquiera una autocrítica. De más está decir que rechazaban de
plano el conocimiento obtenido de propias experiencias, ya que confiaban en demasía en su
razón.
Pero por otro lado, el escepticismo o empirismo radical de Hume procuraba basarse
únicamente en las experiencias pero este dogma le habían imposibilitado llegar a resultados
universales y verídicos pasando a ser meras suposiciones y probabilidades.
Kant estudiaría estas dos escuelas filosóficas e intentaría llegar a una forma que las
conjugue a las dos en una sola teoría, limando asperezas entre ambas. De esa forma nace el
criticismo kantiano, influenciado por ambos autores y logrando crear una teoría que supere
a las dos planteadas por sus antecesores.
De aquí derivan las formas a priori, que son las propiedades del intelecto que permiten
conocer, y comprender lo siguiente es, creo, lo más complejo en las doctrinas de Kant. El
filósofo cree que no existe nada en la inteligencia que no se origine en la experiencia, pero
al mismo tiempo no todo el contenido de ese conocimiento proviene de la misma forma.
La definición más clara sobre esto sería: “lo conocido es el resultado de la aplicación
de las facultades del intelecto al objeto del conocimiento“. Es decir que todo lo que se
conoce proviene en parte del objeto conocido, pero al mismo tiempo se alimenta de la
estructura de la inteligencia que conoce, relacionando así las dos corrientes de Descartes y
Hume en una sola idea, el idealismo subjetivo. De aquí que nuestro conocimiento sobre
algo es el resultado de lo que ya sabemos sobre ese objeto empleando la razón, y lo que
conocemos luego a través de la experiencia.
Una es “un animal es carnívoro“. Por una cuestión lógica con un mínimo de
conocimiento, sabremos al instante que todo aquel animal que come carne es carnívoro, por
lo que no estaremos agregando absolutamente nada nuevo al conocimiento que ya tenemos
del asunto.
¿Pero que pasa si decimos “ese animal está enfermo“? Sí sabremos que no actúa de la
misma forma que de costumbre y por ello aducir esa idea, pero si no conocemos algunas
cosas no podríamos darnos cuenta, por ejemplo, si no está cansado, por ejemplo. Esta
afirmación, no está contenida en lo que son las nociones del sujeto, por lo que la
experiencia es lo que nos servirá en este momento.
Para quienes deseen continuar estudiando el criticismo de Kant, aquí les dejo enlaces para
que descarguen los dos libros que comprenden esta doctrina, presionando encima de ellos
se les abrirá un nuevo enlace donde está contenido el texto en cuestión: el primero es
Crítica a la Razón Pura y el segundo es Crítica del Juicio.
http://www.slideshare.net/rafael.mora/el-criticismo-de-kant-y-las-paradojas-gnoseologicas-
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