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¿Sientes que tienes que esforzarte mucho para hallar en tu

mente una palabra o frase que haga sonreír? ¿No te viene nada ni
a la mente ni a la boca? ¿A veces no sabes cuándo usar un tono
agudo o suave? ¿No sabes qué temas tocar para que las otras
personas se sientan bien en tu compañía? ¿Temes que no les
agrade si les preguntas qué estudian o cómo les va en los
estudios por temor de que se aburran, ya que normalmente
cualquiera desearía hablar de un tema alegre divertido y ameno?
¿Te gustaría saber qué temas tocar?

Autoestima

Autoestima es la manera como te evalúas personalmente, y de tu


autovaloración proceden la mayoría de tus actitudes. Si tu
autovaloración es débil, tus actitudes serán débiles; pero si es
firme, tus actitudes serán firmes. ¿Cómo puedes mejorar tu
autovaloración? Con éxitos. No hay otra forma. El éxito es
motivador e incrementa el aprecio por uno mismo, porque es un
indicador de que uno está haciendo bien las cosas. El fracaso no
es malo en sí, pero cuando uno fracasa vez tras vez la tendencia
a pensar que uno es inútil pudiera desalentar a uno de seguir
esforzándose.

Otra causa de la disminución de la autovaloración resulta de una


tendencia a dejar que los demás tengan éxito, en el sentido de
abandonarnos y dejar que ellos tengan el éxito que tal vez nos
pertenecía a nosotros.Por ejemplo, estamos ganando una carrera,
pero disminuimos la velocidad para dejar que una amigo gane. Por
supuesto que esto no tendría nada malo si lo hacemos por
estimularlo; pero no nos ayuda cuando lo hacemos porque
creemos que nunca merecemos un premio.

Usualmente la baja autovaloración comienza en el hogar, cuando


nuestros padres y mayores nos protegen tanto que nos roban las
oportunidades para tomar decisiones personales y ejercer
nuestra conciencia en asuntos pequeños. Si alguien nos
preguntaba: “¿Cuál es tu nombre?”, ellos tomaron la palabra y
respondieron: “Tiene 7 años”, en vez de permitirnos ejercer
nuestra opción de responder por nosotros mismos. Y en la
primera escuela, cuando nuestros maestros nos ponen etiquetas
de "burro", o "estrellitas doradas" en el cuello de nuestros
amigos. Nos inducen a comparamos con los demás y a creer que
somos menos que ellos, de modo que quedamos condicionados.

Los animales amaestrados son controlados por condicionamiento.


Se los acostumbra a recibir una recompensa por hacer lo que
queremos, y quedan condicionados a hacer lo que queremos. Algo
parecido ocurre con nosotros cuando se nos acostumbra al
castigo o a la ausencia de gratificaciones. Nos acostumbramos y
adaptamos hasta que ni siquiera consideramos la probabilidad de
ser diferentes, mejorar y elevar nuestra autoestima. Muchos es
ese estado caen en depresión. Si le añades castigos o
recriminaciones, el daño puede ser más grave. Algunos hasta se
han quitado la vida por no soportar "un rechazo más".

Por eso, algo que fortalece la autoestima es comenzar a tomar


decisiones en asuntos en los que antes uno dejaba que otros
decidieran por uno, asuntos personales acerca de los que tenemos
la prerrogativa de tomar una decisión. Porque guardar silencio
cuando sientes que debes hablar, es un comportamiento
aprendido por condicionamiento. Comienza por decir lo que opinas
personalmente, y no dejes que otro hable por ti, es decir, en tu
reemplazo, como si fuera tu niñera, tu abogado o tu mamá.

Si fuiste condicionado a creer que no podías expresarte con


espontaneidad, imaginación e individualidad, nadie te va a ayudar,
porque la tendencia de los demás es a no meterse en los asuntos
de los demás, sino dejar que todos sean como son. Tienes que
hacerlo porque TÚ quieres mejorar. Entonces mejorarás y
elevarás tu autoestima.
Vas a meter la pata de vez en cuando, pero es el precio que
debes pagan por mejorar. Se supone que debieron dejarte meter
la pata cuando estabas en la niñez, pero te protegieron tanto que
rara vez la metiste, y por tanto, no tuviste la oportunidad de
equivocarte para mejorar el tiro. No me refiero a realizar actos
delincuenciales, sino a los errores comunes a cualquier persona.
Por lo tanto, si quieres mejorar, necesitas mejorar el tiro; y no
podrás mejorar el tiro si no disparas y fallas el blanco.

Si ves que tus amigos son más espontáneos, creativos y


desenvueltos que tú, es porque sus padres, maestros y mayores sí
se les permitieron usar sus oportunidades de equivocarse y
mejorar el tiro cuando fueron más jóvenes. Eso es todo. Si a ti no
te dieron esa oportunidad, ahora tienes que dártela tú, o nadie
más te ayudará. No esperes a la pareja ideal que asuma una
postura paternalista y reemplace a tu madre o tu padre tomando
nuevamente todas las decisiones por ti. Asume tu propia
autocrítica y date una oportunidad de condicionarte en sentido
positivo. No te digo que será fácil, pero sí que depende de tu
interés. Todo comienza con tu propio interés en mejorar.

Imaginación

La imaginación es la habilidad para ilustrar o representar algo en


la mente. Puede estimularse con el uso y la práctica, o atrofiarse
si no se ejercita. De hecho se dice que los niños pequeños que
crecen viendo televisión muchas horas al día pierden imaginación
y creatividad, porque la televisión les provee las imágenes
terminadas, sin dejar espacio a su propia creatividad. Un
ejercicio para imaginar cosas es ver una situación y decir en voz
alta: “¿Qué pasaría en caso de…?”. Procura llenar tu mente con
ideas interesantes. Mejor si puedes escribirlas.
El dìa que regresé de París por segunda vez, en 1975, comencé a
extrañar sus parques y avenidas. Entonces me dije: "¿Por qué no
comprarme un acordeón y tomar clases, para tocar 'Bajo el cielo
de París' al atardecer?". Y me lo compré y aprendí a tocar
muchas canciones hermosas.

Yo nunca he estado en París, ni sé tocar acordeón. El párrafo


anterior es para que veas cómo es posible crear cosas en la
mente y deleitar a otros con un anécdota o relato. Por supuesto,
lo anterior fue un ejercicio, dejando claro que no acostumbro
mentir acerca de mis anécdotas y experiencias. Pero te sirve
para comenzar a ejercitar la imaginación. Solo tienes que
comenzar diciendo: "¿Qué pasaría si...?" y dejar volar tus
pensamientos.

Espontaneidad

La espontaneidad es una reacción natural, sin preparación, ante


un estímulo. La persona espontánea suele dejar que su mente se
expanda y produzca nuevas ideas por extravagantes que
parezcan. La persona espontánea hace las cosas primero, es
decir, toma la iniciativa. Si quiere reír, ríe, si quiere soñar, sueña,
y no se avergüenza de sus buenos sentimientos.

Como habrás notado, he estado hablando de los niños, porque los


niños tienen una gran imaginación y son espontáneos por
naturaleza. Son tan expresivos que los mayores suelen
reprimirlos, sobre todo sus padres, si son apocados o
exageradamente exigentes. Por ejemplo, un hijo de militar
probablemente sufra las exigencias del padre o la madre hasta el
punto de tener que pedir permiso para sonreír o hablar en la
mesa. Reprimen su espontaneidad.

Esto no debe entenderse como que hay que dejar que los niños
salten y griten cuando les dé la gana, porque la falta de disciplina
también los corrompe de otras maneras. La adaptación al medio
social es una necesidad humana tan importante como la
espontaneidad misma. Para todo hay un tiempo y lugar.

Por ejemplo, a los padres tímidos les da temor que sus hijos se
manifiesten espontáneamente en el vecindario, porque pudieran
despertar la queja de los vecinos. De modo que sofocan su
espontaneidad y los condicionan a “guardar la compostura”. No
digo que esté mal educarlos de modo que adapten su
comportamiento a ciertas reglas sociales; pero no debe hacerse a
costa de su desarrollo integral. Hay momentos apropiados en que
debe dejárseles gritar, correr y saltar a sus anchas.

Si sofocamos su espontaneidad (“¡Cállese! Los niños no hablan en


la mesa”), podríamos perjudicar su habilidad para la conversación
espontánea. Es interesante que el único momento en que muchas
familias están unidas es a la hora de comer, y es a esa hora
cuando precisamente se dice a los niños: "En la mesa no se habla".
Pocas reglas sociales me parecen tan estúpidas. Como dicen
Peters y Waterman en si libro En Busca de la Excelencia: "El
hombre es el símbolo máximo del conflicto y la paradoja". Lo que
debe hacerse es enseñar a los niños a intervenir apropiadamente.
Por ejemplo, no hablar con la boca llena o no sorber el agua, lo
cual tiene sentido práctico. Explicar a los niños que hablar con la
boca llena pudiera salpicar la comida u ofrecer una vista
desagradable; o que sorber el agua pudiera introducirla a los
pulmones y causar una fuerte tos (o cosas por el estilo).

Los niños necesitan aprender a adaptarse, pero jamás a costa de


coartar su libertad de expresión. Obligarlos a guardar una
compostura exagerada o absurda mata su espontaneidad. La
crítica constante sobre sus aciertos y desaciertos los inducen a
abstenerse de manifestar lo que opinan, para no desacertar (su
lógica es: "Si no hago nada, nadie me dirá: '¡Por qué lo hiciste
mal?'").
Los niños tienen una gran imaginación. Se les ocurren muchas
cosas nuevas e interesantes. De hecho, muchos publicistas
expertos preguntan a los niños qué les parece tal o cual anuncio
publicitario, a fin de recabar sus opiniones y hacerles
correcciones. Pero si los criticamos constantemente, preferirán
ver televisión en vez de inventar juegos y juguetes. Se bloquerán.

De modo que en la base del problema para conversar espontánea


y crativamente está el haber sido el centro o foco de la crítica
durante los primeros años de vida. Sin embargo, es peor no hacer
nada al respecto una vez que hemos crecido. Una vez reconocido
el problema podemos comenzar a arreglarlo. El cerebro del ser
humano es reprogramable. Solo hay que formatear la parte
dañada. Lógicamente, hay daños permanentes que solo pueden
sobrellevarse. Uno tiene que analizar hasta qué punto se trata de
un condicionamiento o de un daño físico permanente.

De todos modos, la crítica es una opinión. No tiene por qué


determinar lo que eres o serás. No tienes que aceptarla si crees
que es injusta o exagerada. Debes aprender a contrarrestar la
crítica negativa por medio de “ver el lado positivo”. Cierto día
alguien me criticó duramente por algo que me había esforzado
por hacer lo mejor posible. Cuando terminó, le pregunté: “¿Y lo
bueno? ¿Qué hice bien?”, y me dio una buena crítica por lo que sí
había hecho bien.

Cuando matamos la iniciativa, espontaneidad e imaginación de los


niños, los marcamos por el resto de su vida. Si ese es nuestro
problema, la única solución es: Comenzar a tomar la iniciativa y
practicar la espontaneidad aunque nos equivoquemos algunas
veces.

Tips
Autoestima

• Escribe dos columnas en una hoja de papel: A la izquierda


tus defectos y a la derecha tus buenas cualidades. Haz la
lista lo más larga posible, y aprende a cotizar tu lado
positivo y concéntrate en este. Lo positivo es aquello en que
tienes éxito. No te evalúes sobre la base de “qué hice mal”,
sino de “qué hice bien”, y refuerza dicho aspecto positivo.
Luego tómate tu tiempo para corregir lo que hiciste mal.

• La autoestima se alimenta del éxito, y por tanto, de las


felicitaciones. Al conversar, siempre recuerda felicitar a tu
interlocutor. Busca motivos para encominarlo por algo que
dijo o hizo bien. Su reacción agradecida nutrirá tu propia
autoestima, porque significa éxito para ti que te digan
"gracias".

• Procura nunca hablar ni dar motiva para hablar de cosas que


no te gusten. Si no te nace ser como otra persona, no seas
como ella. Harías el ridículo. Siempre procura originalidad,
lo que significa no ser como los demás.

• Algo que ayuda mucho es decir o hacer algo por lo cual te


admiren, pero sin hacerlo meramente por sobresalir, sino
por beneficiar a los demás. Por ejemplo, si sabes cantar o
memorizar, puedes usar tu cualidad para mostrarles lo que
puedes hacer. Nunca hagas lo que no sabes hacer bien.

Imaginación
• Sin escribir nada, encadena palabras sueltas, luego frases y
oraciones hasta armar un cuento muy largo, como el del
viaje a París. Por ejemplo:

Un perro
Un perro ladraba
Un perro ladraba todas las noches
Un perro ladraba todas las noches y no me dejaba dormir
Un perro ladraba todas las noches y no me dejaba dormir,
hasta que decidí cubrirme los...

Siguiendo el principio anterior, practica crear una cadena


de ideas a partir de una idea central cuando converses con
alguien, y solo a manera de ejercicio, no pares hasta que la
otra persona te interrumpa. Cuando vuelvas a tomar la
palabra, usa otra idea y hazlo nuevamente. No te sugiero
hacerlo más de dos veces, o caerás mal. Recuerda que es
solo un ejercicio. Te servirá cuando estés en una
conversación real.

• Las palabras tienen sentimientos. El agua es suave, la


tormenta es fuerte, la mantequilla es suave, un martillo es
fuerte. Los temas también tienen sentimientos. Un
accidente ha de tratarse suevemente, un gol ha de
considerarse con fuerza. Tienes que imaginar cómo se
sentiría la otra persona si usaras suavidad al hablar de un
gol o de un golpe de martillo, o si usas un tono fuerte
cuando hablas del agua que corre por un arroyo, o cuando
untas mantequilla en un pan. Ten en cuenta los sentimientos
tras las palabtas.

Lectura
• No leas ni oigas basura, sino material de lectura sano,
edificante, interesante y beneficioso, y acostúmbrate a
tomar apuntes de tus comentarios basándote en la lectura,
y a consultar un diccionario para asegurarte del significado
de cada palabra que no te sea familiar. Tu mente solo puede
evocar aquello que previamente has puesto en ella con
interés y atención. No puedes recordar un chiste que no
leíste ni oíste. No puedes mostrarte alegre si no le pones
pensamientos alegres. No puedes mostrarte divertido si no
te diviertes. La mente es como una fábrica. Necesita
materia prima para fabricar los productos. Es como un
tocadiscos. Para tocar música tienes que ponerle los discos.

• Memoriza frases interesantes. Tienes algunas disponibles


en Oratorianet. Haz clic aquí.

• Lee acerca de experiencias y biografías. Haz clic aquí. Por


ejemplo, la revista Selecciones del Readers Digest fue
concebida por su fundador, Dewitt Wallace, para proveer
material de valor práctico a sus lectores, principalmente
hombres de negocios. Contiene de todo, hasta temas para
hacer reír, bajo rubros tales como “La risa, remedio
infalible” o “Así es la vida”. Pero no solo Selecciones, échale
mano a cualquier revista de contenidos interesantes.

• Lee el artículo “Conversar agradablemente” de nuestra


Casilla de Respuestas de acceso gratis, archivo 3, que te
sugiere de qué conversar y de qué no conversar.

• Toma conciencia de lo que eres y mejora tu autovaloración


basándote en los éxitos, no en los fracasos. Y no vivas a la
sombra de las personas, aunque sea tu mejor amigo. Brilla
con luz propia. Haz clic aquí y examina el siguiente artículo
sobre desarrollo de la personalidad. Puede demorar varios
minutos en bajar desde Internet (y puede que necesites
bajarlo desde un equipo que tenga Windows XP).

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¿Cómo mejorar mi actitud al conversar?


©Miguel Ángel Ruiz Orbegoso

Algunos de tus amigos se acercan con facilidad a otras personas


y comienzan conversaciones fluidas, son espontáneos y
fácilmente les roban una sonrisa. En cambio, tú guardas silencio,
observando y analizando sus gestos, ademanes y temas de
conversación. Y auque no eres como ellos, quizás también te
gustaría hacer sentir bien a las personas y hacerlas reír.

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