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Se cuenta la siguiente anécdota

de un viejo anacoreta o
ermitaño, es decir, una de esas
personas que por amor a Dios se
refugian en la soledad del
desierto, del bosque o de las
montañas, para dedicarse
únicamente a la oración y la
penitencia.
Muchas veces se le escuchó
quejarse de que tenía
demasiado que hacer.
Unos visitantes le preguntaron
cómo era posible tener tanto
trabajo estando en medio de la
soledad.
Héctor
Él les contestó:
- Tengo que domar a dos halcones,
entrenar a dos águilas, mantener
quietos a dos conejos, vigilar a una
serpiente, cargar a un asno y someter a
un león.
Héctor
Los visitantes miraron hacia todos lados y no divisaron
animal alguno en las cercanías.
- ¿Dónde están todos esos animales?, le preguntaron.
Entonces, el ermitaño dio una explicación que todos
comprendieron:
- Porque estos animales los tienen todos los hombres,
ustedes también.
Héctor
- Los dos halcones se lanzan sobre todo lo que se les
presenta, sea bueno o malo. Tengo que domarlos para
que sólo se lancen sobre una presa buena.
- Esos son mis ojos.

Héctor
- Las dos águilas – continuó – con sus garras
hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas
para que sólo se pongan al servicio y ayuden
sin herir.
- Esas son mis dos manos.
Héctor
- Los conejos siempre quieren ir a donde
les place, huir de los demás y esquivar lo
difícil. Tengo que enseñarles a que se
mantengan quietos, aun cuando haya
sufrimientos o problemas que les causen
disgusto.
- Esos son mis dos pies.
Héctor
- Pero lo más difícil es vigilar a la serpiente, a
pesar de que se encuentra encerrada en una
jaula de 32 varillas. Apenas se abre la jaula,
está lista por morder y envenenar a los que la
rodean; si no la vigilo de cerca, hace muchísimo
daño.
- Esa es mi lengua.
Héctor
- El burro, por su lado, es muy obstinado y casi
nunca quiere cumplir con su deber. Siempre
pretende estar cansado y nunca quiere llevar su
carga de cada día.

Héctor
- Ese es mi cuerpo.
- Finalmente, necesito domar al león, el cual
quiere ser el rey y estar siempre de primero;
además, es muy vanidoso y orgulloso.
- Ese es mi corazón.
Héctor

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