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MENTIRAS Y VERDADES

Angelino Garzón

He querido escribir este artículo, a partir de dos editoriales que salieron en el


diario El Tiempo, “Gina y Angelino” de enero 21 de 2009 y “El Tiempo estará más
orientado a defender el derecho del lector a ser informado que a invocar el derecho
de los periodistas a expresarnos libremente” del 25 de enero pasado. En el primer
editorial, se afirman mentiras como verdades, cuando se le informa al lector que
“Angelino Garzón abandona el Polo y sus eventuales aspiraciones a otro cargo de
elección popular para pasarse al Uribismo, en calidad de Embajador ante el
Sistema de Naciones Unidas, en Ginebra”.

Debo decir, una vez más y como ha sido de público conocimiento, que yo no he
sido fundador ni militante del Polo Democrático, aunque desde su existencia en sus
diferentes versiones, he sido votante del mismo por candidatos y candidatas que
han aspirado a las Corporaciones Públicas y a la Presidencia de la República. Por
otra parte, aceptar un cargo público en el plano regional, nacional o en el servicio
exterior colombiano, no necesariamente significa, que una persona tiene que
pasarse al partido político del gobernante de turno. Por ejemplo, yo fui Ministro de
Trabajo durante la Presidencia de Andrés Pastrana Arango y no por eso me volví
integrante del Partido Conservador y menos esa fue la exigencia para que aceptara
dicho cargo. Igualmente, los altos funcionarios y funcionarias que me
acompañaron durante mi gestión como Gobernador del Departamento del Valle del
Cauca, hoy están en los mismos partidos de oposición o afines al Gobierno
Nacional en que militaban antes de aceptar dichos cargos.

En el caso particular del cargo que muy generosamente me ofreció el Señor


Presidente de la República, Doctor Álvaro Uribe Vélez y el Señor Canciller Jaime
Bermúdez Merizalde, y que yo voluntariamente acepté, lo hice porque estoy
plenamente convencido que la política internacional de Colombia, como lo tiene
que ser también la política de seguridad, de justicia, de estabilidad económica, de
bienestar social y de mejoramiento y respeto de los Derechos Humanos, son, ante
todo, políticas de Estado y para el desarrollo de la democracia. En tal sentido, no
comparto los criterios de algunas personas de que la mejor manera de hacer
política en Colombia, es anhelando o procurando que a nuestros gobernantes a
nivel regional o nacional les vaya mal, que nuestra institucionalidad estatal se
debilite o que Colombia sea maltratada o sancionada en el plano internacional.
Pero además debo agregar, que tanto el Presidente como el Canciller, lo único que
me han solicitado es que haga bien la tarea que me corresponde como servidor
público y como lo mandata la Constitución Política Nacional.

Comparto, los criterios expresados en el segundo editorial y de manera especial,


cuando señala el compromiso del diario El Tiempo en “su indeclinable lucha
contra el terrorismo, la corrupción, el delito y la lucha armada como medio de
expresión de las ideas políticas”, porque estoy convencido, que en ese propósito
que es de interés nacional, es posible y necesario un acuerdo entre todos los
partidos políticos, incluyendo los de oposición, con el Gobierno Nacional, porque
la violencia y sus más crueles expresiones como el secuestro, el terrorismo, la
utilización de minas antipersonales y las ejecuciones a sangre fría entre otras, en el
caso particular de Colombia, no sólo está muy ligada a la existencia de guerrillas,
paramilitares, narcotraficantes y casos de corrupción y degradación de las
funciones de algunos servidores públicos, sino también porque es la principal
responsable de hechos tan graves como el asesinato de sindicalistas y de otras
personas en Colombia, de la violación de las normas del Derecho Internacional
Humanitario, de que no hayan más recursos para la inversión social y el mayor
obstáculo para el desarrollo político de un proyecto de centro izquierda en
Colombia.

En esa perspectiva, una buena práctica periodística que puede incrementar el diario
El Tiempo, es la de hacer seguimiento de manera especializada, a todos los
esfuerzos que en los escenarios internacionales viene haciendo el Estado
colombiano con el Gobierno y la Fiscalía a la cabeza, lo mismo que diversos
sectores de la sociedad civil colombiana, a fin de continuar logrando no solo la
comprensión sino también la colaboración positiva de la comunidad internacional
en todo lo relacionado con el mejoramiento y respeto de los Derechos Humanos y
la búsqueda de la paz en nuestro país.

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