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imaguina, una maquina en funcionamiento pu Ia trama de desenlaces vertiginosos insintia tema: fa ciudad como novela. El lugar donde tod gb: gaucho invisible y los mapas del inferno, ia suid fonsiruo, Jos nudos blanoos y la isla del lenguaje. La SSinvembargo, es una novela politica: los personajes mientos adquieren una velocidad desconcertante fenvel ndclcoide Ia inriga, accede a una galeria inaucita de vos traidoras y fieles a la literatura argentina navel pollica, La ciudad ausente es ademas un punto de fun logro esilistico. En un registro veloz, sensible a fos mi idel habla, el gran escritor argentino Ricardo Pigla, ya tam Bnei ineludible para los leciores espanoles, nos brinda una de Glas mas audaces de la narraliva contomporénea indo Piglia retrata un Buenos Aires tragicamente transform: Hputado, haciendose eco de las obras de sus predecesores (qu 1965, Roberio Arlt y el olvidado Macedonio Femadndez) y con re Boras a la brilante obra de su antecedonto mas directo: UI Piglia pudiera sor el major nseritorlatinoamericana Vas iS Marquez. La ciudad ausente es, en cualquier caso, una obra de ar 1s Review). udad. agi ci La aad RICARDO PIGLIA La ciudad ausente habia Ilegado la revolucién industrial. Solitar invisibles, habian inventado el periodismo y se dedicé a viajar. Su hija tenia et nior la extrafiaba tanto que sofiaba co noches, La queria mas de lo que h era lo que él habia sido, pero vi Para escapar diese imagen Republica; a habia vendido le 3uuenos Aires y fue a bus- guid un puesto y aterri- su cara de alucinado, y risioneros. A los dos meses era el [ director y estaba a cargo de las, es. Cuando se quisieron acordar, fis noticias de Ja maquina, Al ese can que trabajaba para Ta policta, por- antes de que los hechos se hu- da obscsiva, tipicamente inglesa, uzados en un punto perdido del a los que mandaban desde Lon- al embarque de ganado en los tre: as estancias de invernada. Viv donde terminaban las vias del F é5 estaba el desierto, el polvo de los hue- ado en el viento la matanza de lus in- era jefe de estacién y se hizo tojas igual al que tenia en In- lena que se escapé con su Barcelona. Renzi se enter 10 una prima de Junior Ta quiso recibir, La mu- Renzi se la Ilevé a un pike Yo no sé nada -Se agazapé ‘a limarse las ufas-. A mi no me o soy medio loca. Y a la pitugui Alzé la cara~. La Mudita siem- @Puiste al Museo ya? Hay una En todo eso hay algo muy raro. ida maligno. Una vez conoct bia inventado un pajaro de chapa Esto es igual. Ciencia pura, no la miquina es una mujer? las mataba con la horquilla. Asi —dijo geno de clayar ulgo en el pisu-. A las lena, vos? y Lucia. Una ver vivi en el Uru- dre, con eso te digo todo. Ahi la vi, sxhibfan en un salén, aris de un vi- y de cables. Toda blanca. Ja maquina y yo lo perdi, uc en Entre Rios no. que se perdia en =Nosoiros, que Debemos separarnos...Ne Parecta una nena, debi no enveject 4 —Cantis bien ~djo ly se sontelr. —Ginebra y si podés un poco « —Bucno ~dijo él. n, un poco de salame, cual bien, ginebra y algo para Fue hasta la puerta acompafado po rengueaba atras de él, —Bajo y vengo. Abié y salié al pasillo, que seguie por un par de lamparitas que colgaban dest echo. —Oime —dijo ella. Junior se dio vuelta, la mujer agartada de la puerta; con una m: sa en el pecho para defenderse d —Traé lo que consigas, haya. —Bueno -dijo él En Ia calle era de un testigo que contaba lo hos sucedian en el presente, en ignos del horror marcados en ¥y se conseguia en las libre: bares del Bajo. Junior puso el ca- ono del que habia emperado (ad se disolvia en la niebla del LA GRABACION dba por Leandro Alem ha- que los junté una gran inundacién, Pasaron fugiados en el recho de una iglesia, cub se Hlamaba Juan Arias y recorrié predicando la Idea hasta que Io « contra el atrio de una igles y lo mararon a cuchillac cantado era cia lo lamaban el Falso Fierro, no sabia cémo convencer a la gente y se bras empezaba a recitar el poema de 5 gauchos hablan en versos y los obreros judos. El Tarta, rodos lo conocen, flaco, ojos ‘tmirada huidiza. En el mundo del trabajo, en no se habla asi, de golpe, de primera. La pa- fa palabra obtera es un balbuceo, én cuando, por ejemplo en una a, se le pide a la gente del mundo obreto que Habra que dejarlos entonces por lo menos js minutos mas que a los otros, porque sus pa- yentrecortadas por silencios, menos en el caso enntantes siudivales, que Luablan como los lo- su frase en cl momento. Es una expre- = yo conozco muy bien. Dect tu frase, deci tu 4, y el hombre tiene dificultades para contar y ase, su tragedia. La finada mi madre me habia ide un paisano al que lo fusilaron en una pla- tun poste, con una escopera. Nunca se pudo sbre, que era bajito y extranjero, pord ntes del pueblo seguian pasando la miisi- ‘como si nada, mientras lo mataban. que quisiera empezar de nuevo owta Eas qué pue- aban alos dos andaban con graciados les han hecho vela como en un suefo, ciendo el hoyo. Por ese ento bajando con un sefor de dey. El campo esti ubicado, e« aba Las Lomitas, al otro lado del males, hacia ciento de los no era sueldo a algunas anormalidades en ¢s gente con armas, al fondo fondo de todo, tranquera, un cuartel, un galpén més bien, joa La Calera, que estaba medio cortado por un al sur de Malagiiefio, al norte de Malagiieno, § donde yo tenia un tambo, habria unos quinien tos al pabell6n ese; estébamos limpiando los tat mi mujer y yo tengo el incidente del temero. que ahi, donde esté el maizal, ve, hay un pozo a mi se me supo caer un ternero, un poz0, cho metros justos, yo le voy a explicar por q ciocho metros justos, porque se me ‘cae pozo, asi abovedado, de mayor a menor ba de afuera nada, balaba un ternero escarbaba, afuera, asi con la peaufia, ternero, entonces voy y le pido justo salfa en camién, él, que que se me habfa caido un de molino, pensé pi peones, para traer unc falagiieno y pedi una piola de sn, justo, mas o menos jola; bueno, pusimos los tablones nos espejos empezamos a alumbrar ocalizar el ternero era, vemos, no le hombre, Maradey, no le importaba, a taba nada, Ia imagen esa, nadie se lo pue- que habfa en el pozo, esos cad: con esa piola una torre y, on los espejos, doblé la piola y etna armada en una puna y niraba por cl cspejo~ habia eerribles adentro, cuerpos, amonton incluso una mujer hecha un ov Fazos cruzados, hecha un ovillo, joven la i reiénarrerangado, para ari- persona, yo pensé que era una mujer . con el pelo para adelante, los brazos, asi no sé, un osario, la impresién pejo, la luz que daba, como un jar wodo y no decir nada, ¥ ya no w que me fui de mi casa, a vivir con el que yo no queria, ni que bailaran la la juventud, ae i radio, ba mis a gusto, pada pensar, con in sto todas, habia estado preso Nunca hubo nada igual, me dice, a visto matar a un hombre, por lo en el Puente Barracas, para escarmentar & pusieron contra la pared dellfondesia dio, el viejo Monti, cuando le conté, un homb tado, que habia trabajado en la Capital y sele la mujer y Torito, lo que se llama la loma campos naturales de piedra y p cultivo en esa parte, no se hac Todo el campo yo lo he visto pradera, zno?, la vinica de taba que les el pasto no e quema el jela mucho, se quema, o sea se ve la ex- gs euadros blancos, casi uno al lado del n cinco o sels metros, porque se ob- “que no se pueden cavar, a veces empe- "poz0 ya los sesenta centimettos daban con _ grande, asi cavaban al lado, a veces hacian ‘nas finos, un poco més grandes, habia yla tierra, ‘sobraba mucha tierra, los pozos nunca ala par del oo, habia algunos paralclos, Auniformes, los pozos, porque a veces ve- ven un lado, otra ver en otro, y la tiert de noche, incluso cuando lov ‘con los restos. Yo digo que era un ble la aproximacién de pozos, en la pr . porque posiblemente eran die- quince, dieciséis, no aprecio completamente cubierto, un ‘no se ve nada, s6lo saqué una vuelta » se cafan, a mi los a todo, se vefan las luces move armas. Y con Monti, sentados en patio que daba al Hlano, pensando hay que air uno, adénde, en aque al Chaco que tengo mi e fuera iba a ser peor, no se estaba don Monti, & pensaba yo, cuidabamos el tambo, los amos que pasara el invierno, sentados en ncho, don Monti que levantaba fa mano, asi, y decfa, vienen de alld y de alld, metian culata y mataban lo que traian, todo lo que nte, encapuchada, qué iban a haces in apagat la radio en el coche, un auto con miisica, con la publicidad, geh?, don Mont dos en la puerta del rancho, en el puesto. ¥ sit el viejo, peor que los animales, peor que peor tba callado, fumando el roscanito, levantaba la m mostraba el Hlano, abajo. f la certidumbre, era un mapa, quiero d desconocidas, con una parte escarchada después tierra o pasto, No se puede ala larga la escarcha, la tierra remo el mal ya esti hecho. Porque en. bian que habia un monticulo de p ‘inelaas taban uniformes, unos de IL. El Museo. El Museo quedaba en una zona apartada de Ja citi dad, cerca del parque y atrés del Congreso. Habla q subir una rampa y cruzar un corredor con paredes de acrilico para desembocar en el salén circular donde se exhibia la maquina, Se la veia al fondo, sobre una tar ma negra, En las paredes habfa diagramas, forografias, reproducciones de los textos. Junior anoté algunos tos en la libreta y dio una vuelta por el salén siguiendo la historia en las vitrinas Primero habfan intentado una maquina de tradi cir. Bl sistema era bastante sencillo, parecfa un fonds fo metido en una caja de vidrio, Meno de cables y magnetos. Una tarde le de Poe para que lo tradujera. A las tres horas en ron a salir las cintas de teletipo con la : relato se expandié y se modificé hasta ser i Se lamaba Stephen Stevensen. Fue la | Mas allé de sus imperfecciones sin oble y lo tradujo. Se las arregla que hay y lo que parece perdido lo emado en otra cosa. Asi ¢s la vida, i jos. En diosa dando explicaciones. No habla queri- patente, porque no habia nada que vender. nar el aparato (lo llamaba asi) con la de entretener a los paisanos en los pueblos. ‘un inyento mis divertido que la radio, decia, fa.es prematuro cantar victoria. Pedia di gaba a aceptar el apoyo del gobierno. Iba conferencia en la universidad para expli- ‘del invento. («Forma parte de la serie . dijo Macedonio. «Los Aquené: ;qué Jos aparatos a cuyo funcionamiento pre- ‘una expectativa incrédula.») Las cosas ha- ‘muy bien. Mejor de lo esperado. La lo que ya ha hecho y tiene hard necesariamente his- sabré las historias que mnstruirles una trama campo, de cara al viento de la mo me escribié para decirme en Espafia. La misma histor ros en Tenerife. Y sin embargo la hal sa, un paisano que se habla quedado meterse en el agua a buscar terneros gi bajaba en las estancias de los Echegoyen Quequén. Fue ast. Fl rape Burgos era un troperite que chabado en Chacabuco pata un arreo de hac Entre Rios. Salieron a la madrugada y a las se les vino encima una tormenta. Burgos de todos para que no se desparramaran los final salvé a un temero guacho que se clavado en un costado, con las patas del viento y de la Huvia, Lo levanté sin bajar Ilo y lo acomodé en 1a montura. El animal Burgos lo sujet6 con una sola mano y entre la tropa y lo dejé a salvo en el pi mostrar su destreza, casi como una guida se arrepintié porque nit pero lo fue ganando la ext otros tenian algo contra él. Sélo que darle una orden y nunca lo clones. Actuaban como jecistis afios de vida no se ha- f una situacién igual; habia sido yorado y desconocido. La prime- ‘Aaul, adonde llegaron bien en- sibado. El capataz dijo que iban a 1 pueblo y que seguirfan viaje a me: Jos animales en un campito, al que , en la entrada del que antiguamente se levantaba una ca = pero que los indios la habjan destrui- paredes vfan de tapia para el corral donde se ence- A Burgos le parecié ver la forma de los ladrillos donde crecian los yuyos. ‘en la pared, marcado por la claridad del 6 entusiasmado a los otros, pero ellos ‘pieza del fondo con las mujeres que fila cerea del mostrador. Hubiera 6, Igual imagind que ‘tenia enfrente. Era alta y pa- ocupado del hijo de Dios, Burgos le decfa eso y se movié para sacarla a bail que ella no lo iba a ver y fingié que se para pedir una ginebra. Esa noche [os h taron al alba y todos durmieron hasta bi oscuro y Burgos no vio la cruz en la pared de] Galoparon hacia la tormenta; las nubes bajas dian con el campo abierto, Al rato empezaré unas gotas pesadas como monedas de yeinte. cubrié con el poncho encerado y cabalgé al frente: tropa, Sabfa hacer su trabajo y ellos sabjan que é hacer su trabajo, Eve e1a el dinico orgullo que: ba, ahora que era menos que nada, La tormenta a ‘Arrimaron los animales a una hondonada y los mi vieron ahi toda la tarde, mientras duré la lluvia. Cua aclaré, los pi dos. Burgos vio que un ternero se estaba ahogand laguna que se habia formado en un bajo, Debia de rota una para, porque no alcanzaba a trepar la se volvia « huudis. Lo enlazé desde arriba y lo : acto con desesperaci cabeza del rernero boyaba en la laguna. enlazarlo, El ternero agitaba las p; ‘otros peones se habjan acercado al Esta vex Burgos lo sostuvo un bug pués lo dejé caer. El animal Los paisanos hacfan coment: cenlazé y lo levanté en el luré un rato, entre bromas y chist ido y lo le El animal fen el barro, con los ojos blancos de terror. En- } de los paisanos se largé del caballo y lo dego- -pibe le dijo a Burgos-, esta noche come- ‘pez. Todos se largaron a reir y por pri- siempre estaba recopilando historias época en que era fiscal en Misiones ha- jo un registro de relatos y de cuentos. «Una -corazén simple, igual que una mujer. ero prefiero decir igual que una onio, «porque pienso en Schchere- © después, pensé Junior, querido decir. En esos afios cerca de Tribunales, tapada con u1 era sencillo y surgié por casualidad. liam Wikon en la historia de Step! cedonio tuvo elementos para construit tual. Entonces empezé a trabajar con s Primero pens6 en los ferrocarriles ingles de novelas, El género se expandié en el si ese medio de transporte. Por eso. muchos ceden en un viaje en tren. A la gente un wen relatos sobre un tren. En la A Cambac En una nia las ventanillas abiertas. En la ota sala un viejo coche del Fertocarril Central habia viajado la mujer que huyé a la ma I imaginé dormitando en el asiento, el la oscuridad del campo con todas las didas. Esa era una de las primeras hi UNA MUJER ‘Tenfa un hijo de dos sion Jo. Lo até con una faja | Jo dejé gateando aE ‘un trimite. Eran las siete de la ‘el marido doblé la esquina con el » ella Hamd un taxi y se tomé el Targa distancia que salia de Retiro. Al dia aba en un pueblo en los limites de la pro- San Luis. En el hotel se anoté con el nom! ia Matra). Pasé la tarde durmiendo y a la jugar al casino. Vefa la ruleta como la cara Los hombres y mujeres de la sal estas y cada uno estaba en un uni pico. (Esos crupiers, pens6, funebreros. stado llevarse uno a la cama.) El casino era puna alfombra celeste y ella imaginé que asi decorado el infix da, con una moquette azul eléctrico. Los -camperas, las mujeres parecian coperas ube de insectos rodeando la réplica arti- ny de la vida. La mujer pensab: al dia o al mes en progresién y Be teste can. con la plata entre las En el Museo estaba la reprod hotel donde se habfa matado la vio la foto del hijo apoyada contra el v daba ese deralle en el relato. La serie hotel aparecia reproducida en salas suce donde un ve sentido en una sills de Cuernavaca, con i cata evils eae botella de requila. En una sala lateral est el ropero donde la mujer habfa | frasco de perfume. Lo asombraba la fidelida construccién, Parecfa un suefio. Pero los suef ria de su vida. Todo era como debia ser. Unif litares en altas vitrinas de vidrio; la Tanga daga ra sobre un almohadén de terciopelo negro; oa 0 sé que nos habiamos enamorado y aeriamos algo imposible. Algunos recuer- fe duelen. En Ia fila los otros nos miraban todavia mas colorada y yo aprendi lo que 92 en la canchita de Amenedo con tipo: ssexto que la segufan para tirarle abroj ‘ella Io Hevaba suelto hasta la cintura. Una tarde tan golpeado, que mi madre pensé que me uelto loco o que me habia agarrado una fiebre lo podia decirle a nadie lo que sentia y parecia acuerdo de que ella era seria y apa- que nunca sonreia, quiz’ porque conocia el conservo ninguna fotografia, sélo su recuer- cada mujer que he querido estaba Clara. Se no, imprevistamente, antes de fin de aio. ‘algo heroico y quebré todas las reglas y en el prohibido patio de los varones aque se la llevaban. ‘Tengo la imagen baldosas coloradas y el circulo ‘nos miran, El padre era ins- persona tenfa que poner un que sila vefa reflejada en el such la noche, cuando en casa todos : caminaba descalzo hasta el patio jo. Muchos afios después, una n faba con ella en el espejo. La veia tal c con el pelo colorado y los ojos setios. ¥ ella era la misma y venfa hacia mic El marco de madera del espejo es miuescas grises, como si alguien lo hubier que se reflejaba en el fondo. El guat siguiendo con paso sigiloso, manteniéne ahora se le acercé, con la mano en Ia esp tro de la otra en el bolsillo, mientras juzgar por la nuez de Adan. Qué es eso? ~le pregunté caja de vidrio. La ciencia no lo ha deme con una frase que sin duda habi ria, Un buitre, quizés un 1895, en los alrededores de Fontaine, cientifico fran fiald la placa de bronce. iba una serie de objeros de hueso, en hi- vitrina baja, Parecfan dados de un rosario herético, Junior se detuvo jartén japonés, probablemente donado ical de marina, Habfa visto una réplica en yza Francia, los reproducian con tanta “mejoraban el original y lograban que la mds antigua y més pura. El guardian lo décilmente por una escalera | luna galerfa'condibujos y fotos de los es y sali6 a otra sala. Era la pieza de una n fas persianas clausuradas y un velador ia muebles, pero un poco més abajo, en dl centro, como en una cuna, es- cias de la referencia». En esos tes, el paciente imagina que todo lo qi su alrededor es una proyeccién de su person cluye de su experiencia a las personas reales, | considera muchisimo més inteligente que lo mundo eta una extensién de sf misma y su « desplazaba y se reproducta, La preocupaban €0 mente las maquinarias, sobre todo las bombitas cas, Las vi n alguien emp: curidad una end pensaaniento silencioso. de de verano (a los cinco afios) se Ajé en un dor eléctrico que giraba sobre un armario. C un obj vivo, dela espe de las hh ce y levanté la mano para mostrar el Ahi, dijo, y movfa la cabeza de inquierda a det madre apagé el ventilador. En ese momento tenet dificultades con el lenguaje. Perdié la de usar correctamente los pronombres pi cuerdo las palabras fica fio cloqueo y abrfa y cerraba los oj los chicos de la hermana por PRE Gigs aie “no se o en La Plata y seguian la eror Arana, que la sometia a una cura elé ) que la nena vivia en un vacio emocio- Por eso el lenguaje de Laura poco a poco ado abstracto y despersonalizado. Al prin- -correctamente la comida, decia «man ir», «aguar, pero después empers a referirse fen grupos desconectados de su cardcter ‘Jos nombres y al abandonar los pronombres estaba creando un lenguaje que convenia a cia emocional. Lejos de no saber cémo us: le crear un lenguaje funcional a su experien- jundo verbal de su hija. Ella era una maqui- nectada a una interfase equivocada. La nifia el modelo del ventilador; un eje fijo fesquema sintictico, al hablar movia a senur el viento de sus pensamientos el coro de la iglesia luterana en’ da en una banqueta, aullaba si dame Silenzky estaba aterrorizada, porgt la chica era un monstruo. Tenia doce y bella como una madonna, pero sus ojo vidrio y cloqueaba antes de cantar. Brau nena, para Madame Silenzky, una mul pluma, una maquina humana, sin sent esperanzas. Cantaba a los gritos y desafinabay_ pers a ser capaz de seguir una linea meléd estaba tratando de incorporatle una men cién misma de sintaxis). Vi n para ella el tiempo era una sibana recién se retuerce en el centro, Se ha reservado un terti propio, decia su padre, del que quiere experiencia. Todo lo nuevo, cualquier no vivido y atin por vivir, se le aparece como 1 naza y un sufrimiento y se le transforma en presente pettificado, la monstruosa y viscosa d la nada cronolégica sdlo puede ser alterada ca. No es una experiencia, es la forma put no tiene contenido, no la puede ast y Madame Silenzky (atetrorizada) gris y relajaba sus manos sobre que la nena entrara en una s dre se enfermé y hubo que no ensefarle una lengua extranje- (Como ensefarle una lengua muerta Decidié empezar a contarle relatos bre aba en un sillén y storia igual que a cantando. frases encraran cn la memoria contarle istoria y variar las versiones. De ese tumento era un modelo tinico del mundo y BaP ek encillo. Br su Chronic, of ind (siglo Xit), William de Malmes- a historia de un joven y poenrado noble saba de casarse. Tras los festejos de la ce [joven y sus amigos salen a jugar a las tel jardin. Bn el transcurso del juego, el joven lo de casado, porque teme perderlo, en el abierto de una estatua de bronce que esti reo del fondo. Al volver a buscarlo, se en- el dedo de la estatua esté cerrado y que rel anillo, Sin decirle nada a nadie, vuel- yo dedo el joven coloca su anillo es Ja Virgen Marfa y no de Venus, Cuando con la recién casada, la Madre de Dios se tamente entre los cényuges, suscitando la ca del joven. Tras abandonar a su mujer, hace monje y entrega el resto de su vida Nuestra Sefiora. En un cuadro anémimo del sig vye a la Virgen Maria con el anillo en él anular y una enigmética sonrisa en los labios. “Todo los dias, al caer la tarde, el padre le con misma historia en sus malriples versiones. La nena’ cloqueaba era la anti-Scheherezade que en la noche bia, de su padre, el relato del anillo contado una veces. Al afio la nena ya sonrie, porque sabe como la historia y a vec jira la mano y mueve los como si ella fuera Ia estatua. Una tarde, Ja sienta en el sillén de la galerfa, la nena tar ella misma el relato. Mira el jardin y, mullo suave, da por primera vee n chos. «Mouvo miré la noche. Dot De pronto Mouvo Kenia en el j -construyendo un lenguaje, una se- : frases que le permitieron comu- Durante los meses siguientes fue doctor, 1497-98) estaba colgado en quierda. La pasién, simbolizada por la dra en los pies. Ese relato era la historia relato, el canto de la nena que busca una vi sica de las palabras que se cierran y se re relato, The Luafie Valeri, era el iim de -acci6n se ha trasladado a la Roma del Risor- donde una joven y rica heredera americana, 505 tipicos enlaces jamesia nun noble italiano de distinguida alcurnia, ‘a menos. Una tarde unos obreros que rea en los jardines de la Villa desentierran le Juno, el Signor Conte siente una extrana ante esa obra maestra del mejor perfodo de ss, contrac ma- que ha perdido a su mujer modela sin tregua tua y piensa en ella. Vivir solo o fabricarse la y la oculta celosamente a la vista de todos. entes transfiere gran parte de la pasién su bella mujer a la estatua de marmol y -més tiempo en el salén de vidrio. Al final liberar a su marido del hechizo, arranca el anular de la diosa y lo entierra en Entonces la felicidad vuelve a su ccala en el patio y el padre se tarde por primera ver la nena cruza una puerta salié do suefio. La Gesta Romanorum (el mas popular | de cuentos de la Edad Media) nos refiere que Virgilio, quien se tenia por mago (Cuento LVI), esculpfa esta- tuias magicas para retener el alma de sus amigo tos. La capacidad de animar lo inanimado es. tad asociada a la idea del taumarurgo y mago, Entre los egipcios, la palabra “es ba literalmente “el que mantiene la: gus ritos funerarios se crefa que el incorporaba a una estatua que una ceremonia celebraba la t estatua» Junior recordé Ia foro con el puldver de cuello alto sonrefa hacia la luz invisible, Ur _speio ee sobat ‘con la m a misma figura de Elena en la naneles de vidio vio los manus- tio. «Huir hacia los espacios indefi- uras. Lo posible es lo que iende se puede imaginar sucede y pasa la realidad.» Macedonio nc gplica del hombre, sino una m ‘réplicas. Su objetivo era anular la muci a mundo virtual, «la ciudad-campo, de 3», ley Junior, yente del horror de la. palabra sntajas que pongo en la siguiente list sez desesperante de Reduccion en mis de un 40 % de los » quedaremos ante la inmensidad de los le EE.UU., que quiere herir y anular a ‘nas facil presa de la América hispa sido ocupadas, el laboratorio debe ser afectisimo, Macedonio.» Mirs la fir- ‘einmoral, y después dio una vuelta rearse a la maquina. Bra plana y es- ¢ con una luz intermitente. Me capta jior. Hay otros, en otras galerias, § propios recuerdos. La sala estaba ‘ver la luz de una linterna que aldosas del pasillo. Como parecer al japonés, can ficultosamente por la ta, pens6 Junior. Usaba corbara neg seda negra en la manga del saco, por Junior pensé en la mujer encerrada_ tel Majestic. Apenas se saludaron; Fuy pasillo y Junior lo siguié. —Le tengo un material y me g analice, sefior Junior, El diario debe manter hasta que,nosorros le indiquemos el informacién se debe publicar. Me enti gunt6 después que se sentaron a una primer piso, cerca de la ventana que daba a deros-. No haga caso de lo que le hayan esas mujeres. La locura invade el coraz6n esté perdida, Yo soy un espfa, un extranjeto, volver a la tierra de mis antepasados. Aho! sepa que trabajo para el ingeniero Richt imprescindible que hable con él, conoce Ja situacién. Colabors con Macedonio nior-, dirigidos por el Ingeniero, tené tiples y pruebas. Por ejemplo, hemos con to absolutamente secreto, uno de la miquina, 0 quizés el dltimo, p de seis relatos no piiblicos y uno q y después una serie de tres y por antes de que la consideraran Hablaba en un susurro bagre clavados en la cara de aad Richter, un fisico aleman que ando de los nazis al comienzo de la -en los planos y en la programacién se dedicé a los negocios y monté strial especializado en el agro, wvincia de Buenos Aires, que lo lev a la és de Ia muerte de Macedonio, el Inge- ‘su fibrica, abandonada ¢ hipotecada, “en ese tiempor, conté el jockey, «el In- iblaba ‘con su madre, que est loca y a la nar, dedicado como esti a progr: ‘de Desarrollo Agro Industrial y a no aislados los problemas de su familia, 0 ¥ los problemas que resultaban de sus suc- jina» Este tipo es un delirante, pensd aturdir. jecesita? -Lo corté de golpe. ‘con los bigotitos alzados y la cara hablar con acento corcano piar para pasérsela a Junior con posible, una contraofensiva~. El pre criminal ~dijo Fuyita~, El Preside suis ministros son todos psicéparas, Bl cs telépata, sus servicios de inteligencia cag puede seleccionar, recibe cualquier infor masiado sensible a los pensamientos personas, lo que los viejos psicélogos Ia conscience. Ante el exceso de datos, amplfan in, La maquina ha logrado inf a no distinguen la historia cierta de la s. Existe una cierta relacién entre la pitica y la televisién ~dijo de pronto~ el miope de la cémara graba y transmite los p reprimidos y hostiles de las masas conve genes. Ver tclevisién es leer el pensamient de personas, ;Comprende usted? Era un gangster y era un fildsofo, oriental, pensé Junior, artes marciales y Lleva lute por cl emperador y deja e muchacha en un hotel como si otto lado de los vidrios, en el invern mano, =2Ha visto la rosa azul? =pre hacen en Temperley, hay tres ficiles de conservar, Hay q tode plate, Primero fue Ia amapolas. ascensor neumitico, el jockey da de un inglés que habia sido director | Central Argentino antes de las, bia jugado muy fuerte, porqu ia gitana, y en cuanto largaron el Lo- pirar con un quejido sangriente coqueto el jockey mientras Bretar donde se exhibia méquina ¥ no quiero Junior pensé que el lina gracia suave que se acentuaba con la uando se detuvicron frente a la rampa de ar el cerebro y no pensar en nada. mandé a verlo dijo después. (Ala ellas como policias i entrada del Museo. Todas la la gente hacfa cola para entrar, cuidado, —Le aleanzé un sobre sonrié y llamé a un taxi, Junior ent cerminar de acomodarse le parecié decitle algo, porque lo vio lice sefias y bios. Sacé la cabeza por la ventanilla, p hizo un gesto de resignacién, porque la judad ahogaba la vox y en ese mome coche arrancé por Ja avenida y se p el parque hacia el oeste. Junior se recosté en ef asiento, En seo eran las tres de la tarde, Abrié el sot amaba Lox nvidos blancos, Una histo: ramificaciones paranoicas de la vida en eso hay tanto control, pens6 Junior, estan borrar lo que se graba en la calle. La luz qu un flash sobre las caras lividas de los ino foto de los prontuatios policiales. Ta Clinica era siniestra, pero cuand Arana se le confirmaron las premoni- tar ahi para hacer reales todos los deli- - Craneo de vidrio, las venas rojas al aire, ‘brillando bajo la luz interna. Elena re era un iman donde se incrustaban ierro del alma. Ya estaba pensando ila que de su. piel se desprendia un 50 iba cubierta con guantes y blu- Ta cara al aire, el cutis oxidado Le daba asco pensar en la arian gotas de accite. Para a tevisar lo que sabia so- Psiquiatra, Discipulo -en Suiza, Bl trata Psicdticos en adictos, MIT sobre «Hypochondria nancy. El una inv nna, Se sentia aislada en una sala blanca llena de tubos. No era una pesadillas era la que el hombre que la amaba la habia resea muerte y la habia incorporado a un aparato mitfa sus pensamientos, Era eterna y era (No hay una cosa sin la otra.) Por eso el juee clegido para que se infiltrara en la Clinica. Us 10 la recibié en la entrada; cuando cruné la decidié que iba a decir la verdad, Bra una loca et una mujer policia @ la que obligaban ai una clinica psiquidtrica y era una mujer poli da para fingir que estaba en tuna méquina eth sala de un Museo. (Sélo tenia que proteger el de un hombre al que ahora lamaria Mac. ¢ incluida la verdad, seria una invencidi =Por eso dice que nunca miente ~dijo doctor Arana. -No dije eso ~dijo Elena-, no sea pedido que lo investigue, doctor, px ~Muy bien =dijo=, venga El pasillo llevaba a las bras de goma impedian el. n rejas; en la pared habja un re uchos de sus pacientes eran pintores jonas y pabellones, como una circel. imera sala estin los cataténicos. Se han it, técnicamente han pasado al otro as parecian cubiertas de cuerpos embal a serie de momias blancas envuelras en cobi- s. Una mujer sentada en una silla de metal de una ventana. Elena trataba de registrar n de las alarmas y de las puertas falsas. Se bien consiguiera ver a Mac, pensaba grado en un ala al fondo del jardin. plano en la memoria y el diagrama -a medida que avanzaba. Trabaja- da de aparatos de televisi6ny sentada rio, vigilaba las pantallas que cubs tun micréfono pegado a la blusa y por vor y su respracin, En los bafos, i las mujeres casadas que buscaban aventuras, —Lo llaman el Salén de las Almas Perdidas Arana, ’ Elena encontr un sitio en I bata, quia 3 maximo por el doctor Arana; las visiones p consteuian la realidad, La Clinica era la ciudad i y cada uno vela To que queria ver. Nadie pl cn sus get a met cas, El tipo que estaba en el costad dé levantando el vaso. —Me llamo Luca Lombardo le d me dicen el Tenge ‘me encerraro alas islas y estén en los s, en las Lechiguanas, en en un tachito, se hacen mate. The Hunger en la victrola, Por la muchedumbre. Todos muy pate- ‘de placeres no sefialados en las guias hombres muy jévenes o muy viejos discontinuas y en direcciones en cambio, vistosas, con sus pré- ne6licos, permanecian quietas en las -en la barra de los bares, como Ele- as salas de juego de légica ya estaban de enfrente Elena vio a un jovenci- 05 de ocho dioptrias, resolviendo ‘elocidad supersdnica. Los cazaba en ‘puntos con la elegancia de un pajaro. era el mejor de Ia ciudad en aba tranquilo, leyendo una navegaban durante horas en los p: tro de la ciudad. ~No me interesa curarme, s6lo quiero ca alucinaciones. ;Se puede hacer? Arana se sirvié agua mineral en un vaso —Podriamos desenganchatla =dijo=, pero cha plata ‘ —No me importa la plata ~dijo ella. —Hay que actuar sobre la memoria dij Existen zonas de condensacién, nudos blan« arlos, abrirlos. Son como mitos ~« la Clinica pueden intentar la intervencién, habré qu actuar sobre el cerebro. ea Iban a operarla. Se sentfa lenta y vacfa, temié que Ii hubieran desactivado. mm Pensé en el Tano, venfa escapando de Rosario, cia que era del ERP, pero ya no existia el ERP’ imaginé entrando y saliendo de las elinicas xicacién, perdido en una realidad virtual, las pensiones clandestinas y volviendo a Jos controles, viviendo en los subtes. El era ella cra la heroina, Ja Mata-Hari, un’ confidente de los desesperados. Te a la calle; vio la pieza del Bajo el Tano. Iba a entrar en conta de organizarle la fuga, comprometer los p

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