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INFORME DE LECTURA # 1

BIBLIOGRAFÍA

García Ortiz, Fabio y F. de la Parra L. 1989. Pensemos 10, Filosofía. Bogotá,


Colombia, Editorial Voluntad S.A. 176 págs. 121 a la 137

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Juárez Paz, Rigoberto. 1997. Estudios Filosóficos. Guatemala, Editorial José de

Pineda Ibarra. 232 págs. 175 a la 179

Serrano López, Federico Guillermo; et.al. 2006. Filosofía I. Bogotá, Colombia,


Santillana. 271 págs. 37 a la 50

LÓGICA

Se iniciará el resumen presentando una serie de conceptos básicos para entender la


lógica y su uso, dichos conceptos se desarrollarán de lo simple a lo complejo.

Según el diccionario la lógica es la disciplina que estudia los razonamientos


válidos, ocupándose de su estructura formal. El contenido en sí de las premisas
no es tan relevante, sino que éstas sean lo suficientemente válidas para decir si
la conclusión es verdadera o falsa.
Fue Aristóteles quien estableció la lógica como una ciencia pues la misma se
consideró un eficiente método o una herramienta indispensable en el manejo de los
procesos mentales. Es por eso que se designa la lógica como parte del
pensamiento, pues es ésta la encargada de ordenar y asociar la información
obtenida.

El pensamiento es entonces el proceso por el cual, el individuo parte de sus


sentidos para captar la realidad, hasta llegar a percibir clara y exactamente los
fenómenos que lo rodean. En el pensamiento se pueden identificar: el sujeto que
piensa, el objeto pensado y la forma en que se expresa el pensamiento.
A través del pensamiento, el individuo es capaz de distinguir los contenidos
materiales y los formales. Siendo los contenidos materiales los conceptos en sí,
tales como; amor, sol, silla, etc. Y los contenidos formales se refieren a la
relación entre un concepto y otro.

Existen también los llamados principios lógicos, los cuales determinan ciertas
reglas a seguir, para lograr coherencia y clasificación de los pensamientos según
sus formas y contenidos, es decir, aseguran su validez. Así mismo los principios
lógicos ayudan al individuo a construir métodos de reflexión.
Cuatro principios lógicos son:

De Identidad: La igualdad del concepto con el mismo, es lo que es.


De Contradicción: Imposibilidad de admitir dos juicios contrarios y
verdaderos con relación a un mismo objeto. Es decir si un juicio es verdadero el
otro es necesariamente falso.
De Tercero Excluido: Habiendo un juicio verdadero y uno falso, se rechaza la
idea de una tercera opción.
De Razón Suficiente: Necesidad de justificar los conocimientos de forma
razonada, es decir, de manera lógica y ordenada. Se dice que sólo es verdadero
aquello que se puede probar en base a demostraciones.

Se entiende por concepto, la primera operación de nuestro entendimiento pues se


está en contacto con la realidad volviéndose capaz de absorberla adecuadamente.
Al estar en contacto con la realidad, el individuo recibe imágenes de los
fenómenos que la conforman, logrando así establecer ideas o conceptos de los
objetos.
El concepto está constituido por lo que se conoce como características esenciales,
las cuales llegan a tener validez universal, además dichas características son
invariables, de lo contrario sería otro objeto.
Sin embargo, el concepto encierra también ciertas características ignoradas
eventualmente, las cuales son aquellas que aunque varíen no cambia el objeto en
sí, sólo su clase, dichas características son conocidas como características
accidentales.

Es necesario mencionar también que un concepto puede ser determinado según su


extensión (número) y/o su comprensión (características que lo describen o
califican). Dentro de estos dos conceptos hay una regla que dice: a mayor
extensión, menor comprensión y viceversa (ej.: animal, perro, schanüzer).
Existen también categorías, las cuales son conceptos utilizados para definir otros
conceptos, según Aristóteles existen diez: sustancia, cualidad, cantidad,
relación, lugar o espacio, posición, tiempo, estado, acción y pasión.

Si el concepto es la primera operación del entendimiento, tal y como se mencionó


anteriormente, entonces el juicio sería la segunda. Se dice entonces que el
juicio es la operación por la cual el entendimiento compara, relaciona y une dos
ideas o conceptos, atribuyendo un predicado a un sujeto.

Ahora se desarrollará brevemente cómo se utiliza la lógica. Se empezará por


recordar que la lógica tiene que ver con los principios y métodos útiles para
distinguir un argumento o razonamiento correcto de uno incorrecto, su veracidad y
validez. Cabe entonces aclarar que un argumento es un conjunto de frases en el
cual se afirma que una de ellas (conclusión) es verdadera, gracias a la evidencia
que proporcionan las otras (premisas). Las frases que tienen sentido y que pueden
ser verdaderas o falsas, reciben el nombre de proposiciones. Tanto las premisas
como las conclusiones de un argumento son proposiciones. Existen dos tipos de
argumentos, los cuales son:

Argumentos deductivos, en los cuales las premisas ofrecen la información


necesaria para garantizar que la conclusión es verdadera.
Argumentos inductivos, en los cuales las premisas ofrecen la información
necesaria para afirmar la probabilidad de que la conclusión sea verdadera.

Para poder establecer juicios, se hace necesario reconocer los argumentos y sus
partes, es decir, es necesario buscar la posible presencia de indicadores de
premisas y conclusiones. Algunas palabras indicadoras de premisas son: ya que,
pues, si afirmamos que, teniendo en cuenta que, puesto que, etc.
Algunos indicadores de conclusiones son: por lo tanto, en consecuencia, en
conclusión, así, podemos afirmar que, etc.
Sin embargo es necesario tener en cuenta también que dichos indicadores no siempre
aparecen.
Para establecer un juicio se hace necesario también el poder evaluar un argumento
y evitar trampas o distractores argumentativos.

Cuando las premisas de un argumento proveen información suficiente para garantizar


la verdad, tenemos un argumento deductivo válido. Esto significa que si las
premisas fueran verdaderas, la conclusión también debe de serlo. Sin embargo, el
que un argumento sea válido, no hace la conclusión necesariamente verdadera.
Cabe mencionar también, que sólo los argumentos son válidos o inválidos y sólo las
proposiciones son verdaderas o falsas.
Por consiguiente, al evaluar un argumento es necesario cuestionarse:
¿Las premisas ofrecen información suficiente para afirmar la conclusión?
¿Se puede cuestionar la verdad de las premisas?

Para evitar confusiones o malas interpretaciones, es necesario conocer algunas


trampas argumentativas, tales como:

Falacia de Atinencia: Situación en que las premisas no proveen la


información adecuada para probar la conclusión. Esto sucede cuando las premisas
proveen información para probar la conclusión A, pero en realidad se desea
comprobar la conclusión B.

Causa Falsa: Se presentan dos fenómenos distintos simultáneamente, haciendo


creer que la premisa ofrece suficiente información para probar la veracidad de la
conclusión. Sin embargo, el que dos fenómenos se presenten de manera simultánea,
no significa que uno sea precisamente la causa del otro.

Generalización Indebida: Consiste en establecer una regla en base a las


excepciones, o el aplicar una regla a sus excepciones.

Contra la Persona o ad hominem: Cuando se argumenta en contra de quien


enuncia el argumento y no en contra del argumento en sí.

Argumento de Autoridad: Consiste en validar una frase basándose


exclusivamente en la autoridad de quien la dice.

Apelación a la Ignorancia: La falta de prueba en contra de una proposición


es prueba de su verdad.

Falsa Pregunta: Lleva con ella una afirmación que comprometa a quien la
responda.

Como individuos con poca experiencia filosófica, es necesario aprender a sacar


conclusiones propias, evaluando las deducciones presentadas. Dado que muchas
veces se presentan premisas que parecen válidas, pero no lo son o cuya conclusión
establece relaciones no existentes, haciendo de este un argumento inválido.
Es necesario cuestionarse entonces ¿Cómo usar y reconocer argumentos válidos para
elaborar nuestras propias deducciones? Pues utilizando esquemas que garanticen la
conclusión, independientemente del contenido semántico de las frases que la
apoyan; es decir, que aunque se presenten argumentos válidos, la conclusión puede
ser incorrecta. A dichos esquemas se les conoce como: esquemas de inferencias.

Además de aprender a sacar deducciones propias, es necesario que un individuo


iniciándose en la filosofía, aprenda a pensar por sí mismo. Según uno de los
libros consultados, “los hombres se hacen libres cuando actúan de acuerdo a su
propio criterio y son capaces de dar razón de sus decisiones y acciones; sólo da
razón de sus decisiones quien piensa por sí mismo”. Pero… ¿cómo aprender a pensar
por sí mismo?

La lógica le da al individuo criterio para evaluar las razones con las cuales
sostiene sus opiniones, por lo que el pensar por sí mismo requiere tanto de
técnicas como de actitudes.
Para empezar, es necesario comprender para criticar. Dado que las emociones del
individuo modifican su capacidad de comprensión, haciendo que en ocasiones se
niegue a escuchar lo que no desea oír, o interpretar lo que escucha con una
intención distinta a la verdadera; se considera que la primera actitud es el
escuchar comprensivamente. Esto significa dejar que el otro hable, distinguir lo
que tiene por decir y comprender por qué lo dice, intentando dejar a un lado las
interferencias causadas por predisposiciones emocionales.

Otra actitud primordial, es el tener una mente abierta, dejando a un lado los
prejuicios que se puedan tener. El tener una mente abierta consiste en tomar en
serio una opinión ajena, atreverse a afirmarla o a cuestionarla bajo buenas
razones.
Además es necesario que el individuo tenga la capacidad de auto criticarse. Según
Sócrates es necesario agradecer sinceramente a quien señala los errores que un
individuo comete, pues esa persona lo puede estar acercando a la verdad, o, mínimo
lo está alejando de creer algo falso. Los humanos tienden a defender y justificar
sus errores, por lo que buscar la verdad y afrontar una batalla interna puede ser
difícil y complicado; sin embargo, el dudar de sí mismo lleva al individuo a
seguir pensando y en búsqueda de soluciones, lo que conlleva a comprender más y
mejor el propio pensamiento.

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