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Escrito por el Rev. Padre Lic. Hernán José Díaz González (Aaron
Yosef Cohen Tapiero), Fundador de la Comunidad: MASHÍAJ, con
el Carisma Hebraico y de Tradición Hebrea.
SIMJAT TORÁH___________________________________03
A. ¿Qué es Toráh? _________________________________03-04
1
B. ¿Qué entiende la Toráh bajo “alegría”? _______________04
C. Cómo se manejan las parashop a lo largo del año hebreo?
________________________________________05-06
D. El día de Simját Toráh _______________________06-07
E. ¿Desde cuándo festejamos Simjat Toráh? ¿Dónde
encontramos la primera fuente que nos habla sobre esta
festividad? _____________________________________07-08
F. Quiénes participan en esa danza? _______________08-09
LA TORÁ EN EL NUEVO TESTAMENTO__________________10
7. BENEDICTO XVI_____________________________15
8. CATESISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA____________16
9. CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA___________16-17
10. DOCUMENTO DE APARECIDA____________________17
SAN MOISÉS (MOSHE _______________________)מֹשׁה18-22
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS___________________23-24
SIMJAT TORÁH
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Simjat Toráh significa “alegría de la
Toráh o Ley del Eterno”, alegría
fundamentada en un nuevo ciclo de
la lectura de la Toráh que es leída
cada sábado en el judaísmo y cada
domingo en el cristianismo durante
el año. En Israel Simjat Toráh se
festeja el octavo día es decir, el día
domingo (Sheminí Atzeret), tanto
en Israel como en los países de la
Diáspora, se baila con la Torá en la
noche y en la mañana. En el
cristianismo Simjat Toráh, es
conocida como el “día de la biblia”
se celebra el 30 de septiembre y en
Sheminí Atzeret en el judaísmo.
¿Qué es Toráh?
(Torá aceptado por la Real Academia Española como 1( ))תורָה. Es
una palabra hebrea que significa enseñanza, instrucción, o más
específicamente ley. En su sentido más amplio se utiliza habitualmente
para designar a la totalidad de la revelación y enseñanza divina al
pueblo de Israel. En un sentido más restringido se refiere únicamente al
texto de los cinco primeros libros de la Biblia (que para los cristianos se
llama Pentateuco). En la bibliografía cristiana suele denominársela ley
mosaica o ley de Moisés o ley escrita de Moisés. (Los Judíos lo
llaman simplemente la ley.)
Estos libros son: 1. Génesis (Bereshit 2 ,)בּרֵאשׁית. Éxodo (Shemot
3 ,)שּמות. Levítico (Vayikrá 4 ,)וַיׁקּרָא. Números (Bemidbar )בּמׁדּבַרy 5.
Deuteronomio (Devarim )דּבָרׁים.
1. Real Academia Española. Diccionario esencial de la lengua española. Ed,
Espasa. P.p 1451-1452
El conjunto de estos cinco libros se conoce como Pentateuco (del
griego πεντα, penta, ‘cinco’, y τευχος, teujós, ‘funda para libros’,
haciendo referencia a las fundas en las que se conservaban los rollos de
pergamino) o, en hebreo, Jamishá Jumshé Toráh ()חֲמׁשָה חֻמּשֵי תורָה, ‘las
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cinco partes de la Toráh o simplemente Jumashi ()חֻמָש, ‘quinto’ como
abreviación.
Los judíos también utilizan la palabra Toráh, en un sentido más
amplio, para referirse a toda la gama de enseñanzas religiosas judías a
lo largo de la historia.
Todo cristiano debe estar claro con las palabras del Apóstol Shaul
o San Pablo: “Toda la Toráh alcanza su plenitud en este sólo precepto:
amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Gá 5,14; cf. Lv 19,18). Es
decir, si todo cristiano vive y testifica el mandamiento de Yeshúa (Jesús)
esta cumpliendo con la Toráh, porque el mandamiento de Yeshúa es
tomado de la Toráh; es la vivencia de él que nos transmitió: “Les doy un
mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo
os he amado” (Yohanan Juan 13,34; cf. Vayikrá Levítico 19,18))
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en Simjat Torá, entre los judíos de la Diáspora, y en Sheminí Atzéret, en
el Estado de Israel.
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rollos de la Toráh en brazos. Y en otras ciudades del país, en algunas
plazas o en tribunas especialmente levantadas a tales efectos, se reúnen
también rabinos y representantes de las diversas sinagogas del lugar,
portadores de rollos de la Toráh, y allí, tanto ellos cuanto el resto del
público presente; cantan y bailan y se alegran con la Toráh hasta altas
horas de la noche. (2)
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(1:4). Nuestro ruego principal a HaShem en los días reverénciales y los
días de arrepentimiento, es llévame tras de Tí, en la festividad de Sucot,
“a Su sombra quise y habite (se refiere a la Sucá) (Misdrash Raba).
“Nos alegraremos y regocijaremos en tí” en hebreo “baj” compuesta por
dos letras “bet” y “ jaf” que juntas tienen el valor numérico de 22
refiriéndose a las 22 letras de la Toráh, preguntan los Sabios ¿Porqué
detalla, y acentúa el versículo, las 22 letras?. Para enseñarnos que cada
letra de la Toráh trae la alegría, porque no es invalorable la importancia
de la Toráh al estudiar poco o mucho, y cada información o
conocimientos adquiridos, es en sí, un precioso tesoro.
¿Desde cuándo festejamos Simjat Toráh? ¿Dónde
encontramos la primera fuente que nos habla sobre
esta festividad?
La respuesta la encontramos en el libro del
Zohar, en Pinjas y para la Iglesia católica la
fuente la encontramos en el siglo VI ya que S.
Jerónimo (3), fue quien tradujo la Toráh al
latín. Dice el libro del Zohar , en Pinjas: “Y
acostumbra Israel a fijar un día de regocijo, el
cual recibe el nombre de Simjat Toráh, cuando
se coloca el rollo de la Toráh, la corona de
HaShem”.
El Zohar nos da a entender que la alegría reina
en las alturas, y nosotros los seres humanos
participamos en la alegría de HaShem, en el
Tratado de Meguila 31, Simjat Toráh, está
mencionado en unas cuantas palabras. Y hoy
día que se festejan dos días (en la diáspora),
se leerá Zot – Haberajá en la sección final de la Toráh, en el segundo día
pero no se le llama Simjat Toráh (la alegría de la Toráh).
3. Justo González. Diccionario Ilustrado de Interpretes de la Fe. Ed. Clie, España.
(2004), p.p 259-260.
Los Geonim (Sabios), siglo IX - X e.c, y los Baalei Hatosafot (siglos
XI- XII), mencionan la festividad de Simjat Toráh. El libro de Or – Zaruá,
cita a Rabí Amram Gaón; se acostumbra a hacer un día de fiesta.
Llamado Simjat Toráh, bañándose, en Misdrash, Shir Hashirim. “Y hizo
una fiesta, dijo Rabí Eleazar”. De acá aprendemos que se fija un
banquete al finalizar la Toráh.
En Simjat Toráh completamos la lectura de los cinco libros de la
Toráh, al terminar el último versículo, comenzamos a leer nuevamente
Bereshit (el primer libro de la Toráh). Leemos la Toráh en un continuo
círculo, porque el círculo es símbolo de la eternidad, como el Uno, único
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y singular que nos entregó la Toráh, es Eterno. El círculo simboliza
eternidad, comienza en ningún lugar, y finaliza en ningún lugar.
El círculo es símbolo de igualdad. Cada punto del círculo tiene una
misma distancia al centro. Hay una antigua tradición judía de danzar por
horas alrededor de la tarima, en Simjat Toráh, día en el cual
completamos él circulo anual de la lectura de la Toráh. El baile en el
círculo simboliza la eternidad de la Toráh y su autor.
Los cabalistas nos dicen, que en el mundo por venir, los justos
harán un círculo alrededor de HaShem, y bailarán alrededor de Él, como
lo hacen alrededor de la tarima en Simjat Toráh.
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Las corrientes jasídicas dicen: “Bailamos con los libros de la Toráh
cerrados y tapados con sus mejores vestiduras, para recalcar que la
Toráh le pertenece a todo judío en forma genérica por la esencia
colectiva común, de la que él es parte, incluso antes de haber sido
merecedor de profundizar en el contenido de las letras que en ella están
escritas.”
“La Toráh fue entregada con fuego, para que sepamos cumplirla con el
fuego del entusiasmo de la entrega espiritual” (Rabí Elimelej de
Lisenzak).
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¿Qué han dicho Yeshúa, los Apóstoles, los Papas y
algunos Documentos de la Iglesia referente a la Toráh?
11. YESHÚA HAMASHIAJ
“No penséis que he venido a abolir la
Toráh (Ley) y los Profetas. No he venido
a abolir, sino a dar cumplimiento. Os lo
aseguro: mientras duren el cielo y la
tierra, no dejará de estar vigente ni una
i ni una tilde de la ley sin que todo se
cumpla. Por tanto, el que traspase uno
de estos mandamientos más pequeños y
así lo enseñe a los hombres, será el más
pequeño en el Reino de los Cielos; en
cambio, el que los observe y los enseñe,
ése será grande en el Reino de los
Cielo.” (Mateo 5, 17-19).
“Amarás al Señor, tu Di-s, con todo tu corazón, con toda tu alma y con
toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo
es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos
dos mandamientos penden toda la Toráh (Ley y los Profetas” (Mateo
22, 37-40).
“Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Toráh (Ley)
de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí” (Lucas 24,
44)
“Él les dijo: “!Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que
dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para
entrar así en su gloria?” Y, empezando por Moisés y continuando por
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todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las
Escrituras” (Lucas 24, 25-26)
“Más fácil es que el cielo y la tierra pasen que deje de cumplirse una
sola letra de la Toráh (Ley).” (Lucas 16,17).
“Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros,
como yo los he amado” (Juan 13,34; cf. Levítico 19,18).
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“Entonces ¿por la fe privamos a la
Toráh (ley) de su valor? ¡De ningún
modo! Más bien, la consolidamos”
(Romanos 3,31)
“De manera que la Toráh fue nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser
justificados por la fe” (Gálatas 3,24)
“Sì, ya sabemos que la Toráh (Ley) es buena, con tal que se la tome
como ley” (1 Timoteo 1,8)
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“Aquí se requiere la paciencia de los
santos, de los que guardan los
mandamientos de Di-s y la fe en
Yeshúa” (Apocalipsis 14,12)
15. SANTIAGO
“No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un
hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Toráh (Ley) y juzgas a
la Toráh (Ley); y si juzgas a la Toráh (Ley), ya no eres un cumplidor de
la Toráh (Ley), sino un juez” (Santiago 4,11; cf. Levítico 19,16)
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“El Antiguo Testamento insiste en que la Torah es el mayor don de Dios
a Israel, y todos los años el pueblo judío sigue celebrando la solemnidad
denominada fiesta de la Torah. La Torah es un gran don porque abre al
pueblo, en todo tiempo y lugar, el camino de un Éxodo siempre nuevo.
Nosotros, como Israel, debemos hacer esta reflexión: hace mucho
tiempo nuestros antepasados salieron de la esclavitud de Egipto, pero
nosotros, ¿cómo podemos salir de la esclavitud que nos aflige, del
Egipto de nuestro tiempo y lugar?” (DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN
PABLO II. A LOS OBISPOS DE COLORADO, WYOMING, UTAH, ARIZONA Y
NUEVO MÉXICO EN VISITA “AD LIMINA”.Sábado 17 de octubre de 1998)
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importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la
Toráh (Ley) de Di-s, vida en la comunidad.” (Numeral 531)
“Jesús, el Mesías de Israel,… se debía sujetar a la Toráh (Ley)
cumpliéndola en su totalidad hasta en sus menores preceptos, según
sus propias palabras.” (Numeral 578)
“En Jesús la Toráh (Ley) ya no aparece grabada en tablas de piedra sino
“en el fondo del corazón” (Jr 31,33) del Siervo, quien, por “aportar
fielmente el derecho” (Is 42,3), se ha convertido en “la Alianza del
pueblo” (Is 42,6). (Numeral 580)
“La misma Palabra de Di-s, que resonó en el Sinaí para dar a Moisés la
Toráh (Ley) escrita, es la que en El se hace oír de nuevo en el Monte de
las Bienaventuranzas. Esa palabra no revoca la Toráh (Ley) sino que la
perfecciona…” (Numeral 581) “Su Toráh (ley), es el mandamiento
nuevo: amar como el mismo Cristo nos amó. Esta es la Toráh (ley)
nueva del Espíritu Santo” (Numeral 782)
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Moisés y Abraham son los dos
personajes más famosos del Antiguo
Testamento. Los dos más grandes
amigos de Di-s en la antigüedad.
Moisés fue libertador del pueblo de
Israel.
La historia de Moisés (Moshé) se
encuentra en el segundo libro de la
S. Biblia, el Libro del Éxodo
(Shemot), uno de los libros más
hermosos y emocionantes de toda la
literatura universal. Ningún buen
cristiano debería quedarse sin leer el
Éxodo (Shemot) no sólo una vez sino
muchas veces. Su lectura le hará un
gran provecho a su alma. Cuenta el
libro del Éxodo (Shemot) que
empezó a gobernar a Egipto un
faraón que no quería a los israelitas y
dio una ley mandando que todo niño
varón que naciera había que matarlo.
Y un día nació un bellísimo niño de la tribu de Leví. Sus padres lo
escondieron para que no lo fueran a matar los soldados del faraón, pero
como el niño lloraba y podían oírlo desde la calle, dispuso entonces la
madre echarlo entre un canasto, que ella había forrado con brea por
fuera, y dejarlo flotando sobre las aguas del río Nilo.
Y sucedió que fue la hija del faraón a bañarse al río Nilo y al ver el
canasto sobre el agua mandó un nadador a que lo sacara. Y allí encontró
el hermoso niño que lloraba. Se compadeció de él y en ese momento
llegó la hermanita del niño, que estaba escondido entre los matorrales
de la orilla observando, y le propuso que ella lo podía conseguir una
señora para que criara al niño. La hija del rey aceptó y fue llamada la
mamá a quien la princesa le pagó para que criara al pequeñín, al cual le
puso por nombre Moisés, que significa: salvado de las aguas.
La hija del faraón adoptó a Moisés (Moshé) como príncipe y lo hizo
educar en el palacio del rey donde se educaban los que iban a ser
gobernantes de la nación. Esta educación tan esmerada le sirvió mucho
después para saber gobernar muy bien al pueblo de Israel.
Cuando Moisés (Moshé) fue mayor, un día vio que un egipcio
atormentaba a un israelita y por defender al israelita hirió gravemente al
egipcio. Lo supo el rey y lo iba a mandar matar, y entonces Moisés salió
huyendo hacia el desierto.
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En el desierto encontró a unas pastoras que no podían dar de
beber a sus rebaños porque unos pastores muy matones se lo impedían.
Como él era un buen luchador las defendió y les permitió dar de beber a
sus ovejas. Las muchachas le contaron esto a su padre y el buen
hombre mandó llamar a Moisés (Moshé) y lo encargó de cuidar sus
rebaños en el desierto. Allí estuvo por siete años, dedicado a la
meditación y a la oración, y ese tiempo le fue muy útil porque pudo
conocer muy bien el desierto por donde más tarde iba a conducir al
pueblo de Israel.
Moisés (Moshé) se casó con Séfora, la hija del dueño de las
ovejas, y de ella tuvo dos hijos: Eliécer y Gerson.
Un día mientras cuidaba las ovejas en el desierto vio Moisés
(Moshé) que un montón de espinas ardían entre llamaradas pero no se
quemaban. Lleno de curiosidad se acercó para ver qué era lo que
pasaba y una voz le dijo: "Moshé, Moshé, quítate las sandalias porque el
sitio que estás pisando es sagrado".
Le preguntó: ¿Quién eres Tú Señor?
La voz le respondió: Yo soy el Di-s de Abraham, de Isaac y de
Jacob. He oído las lamentaciones de mi pueblo de Israel y he dispuesto
bajar a ayudarlos. He dispuesto liberarlos de la esclavitud de Egipto y
llevarlos a una tierra que mana leche y miel. Yo te enviaré al faraón para
que los deje salir en libertad.
Moshé preguntó: ¿Señor, y si me preguntan cuál es tu nombre,
qué les diré?
El Señor le respondió: Yo soy Yahvé. Yo soy el que soy. Irás a los
israelitas y les dirás: "Yahvé, que es el Di-s de Abraham, Isaac y Jacob
me envía a vosotros". Luego reunirás a los ancianos de Israel, y con
ellos irás al faraón a pedirle que deje salir libre al pueblo. El faraón se
negará pero yo haré toda clase de prodigios para que los dejen salir".
Moisés dijo al Señor: ¿Y qué demostración les voy a hacer para
que sepan que sí voy de parte de Di-s?
El Señor le respondió: Echa al suelo tu vara de pastor. Moisés
lanzó al suelo su vara o bastón que se convirtió en serpiente.
Di-s le dijo: Toma la serpiente por la cola.
La agarró y se volvió otra vez bastón.
Di-s le dijo: esta será una de las señales con las cuales yo te voy a
apoyar para que te crean.
Moshé le dijo a Nuestro Señor: "Yo tengo dificultad para hablar.
¿Por qué no mandas a otro?". El Señor le dijo: "Tu hermano Aarón, que
sí tiene facilidad para hablar, te ayudará".
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Moshé se volvió a Egipto y junto con su hermano Aarón reunió a
los ancianos de Israel y les contó lo que le había mandado el Señor Di-s.
Y convirtió el bastón en serpiente para demostrarles que sí venía de
parte de Dios.
Se fueron donde el faraón a pedirle que dejara salir en libertad al
pueblo de Israel pero el faraón no quiso acepar sino que más bien
esclavizó más a los israelitas y les puso trabajos más pesados, haciendo
ladrillos. El pueblo clamó a Di-s y Di-s los escuchó y mandó las terribles
diez plagas de Egipto.
La primera plaga consistió en que las aguas del Nilo se
convirtieron en sangre, al ser tocadas por el bastón de Moshé. La
segunda plaga fue una espantosa invasión de ranas por todas las casas.
El faraón se asustó, pero apenas Moshé obtuvo que se acabara la plaga,
ya no dejó salir al pueblo. La tercera, una nube inmensa de mosquitos
que molestaban a todo el mundo. La cuarta, unos tábanos o abejones
que picaban muy duro. La quinta plaga, una peste que mató el ganado.
La sexta, úlceras por todo el cuerpo en la gente. La séptima plaga, una
terrible granizada que destruyó los cultivos. La octava, las langostas que
llegaron por millones y arrasaron con todo. La novena, tres días de
tinieblas. Y la décima y más terrible, la muerte de todos los hijos
mayores o primogénitos de las familias de Egipto. Ante esta calamidad,
el faraón se asustó y dejó salir al pueblo de Israel.
Cuando el faraón asustado dio la orden de que los israelitas podían
salir de Egipto donde estaban como esclavos, todos ellos se apresuraron
a abandonar el país con sus animales y cuanto tenían dirigidos por
Moshé. Pero al llegar al Mar Rojo vieron que el ejército egipcio venía a
perseguirlos. Asustados clamaron a Di-s y entonces el Señor mandó a
Moshé que tocara con su bastón el mar. Inmediatamente se abrieron las
aguas en dos grandes murallas y el pueblo pasó a pie por terreno seco
hasta la otra orilla. El ejército del faraón quiso pasar también, pero por
orden de Di-s, Moshé tocó otra vez con su bastón las aguas y estas se
cerraron y ahogaron a todo el ejército perseguidor. En ese día el pueblo
aumentó su fe en Di-s y creyó en Moshé su profeta.
En el desierto faltó el agua y el pueblo se moría de sed. Moshé,
por orden del Señor, golpeó con su bastón una roca y de ella brotó una
fuente de agua en la cual bebió todo el pueblo y bebieron sus ganados.
La gente empezó a sufrir hambre y a protestar. Entonces Di-s hizo
llover del cielo un pan blanco y agradable. La gente al verlo decía:
¿Maná? (que en su idioma significa ¿Qué es esto?). Di-s le dijo a Moshé:
"Este es el pan con el cual los voy a alimentar mientras se encuentran
en el desierto". Y así durante 40 años el maná fue el alimento prodigioso
que los libró de morirse de hambre.
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Moshé subió al Monte Sinaí y allí Di-s le dio los diez
mandamientos, escritos en dos tablas de piedra. Y prometió que quien
los cumpla tendrá siempre sus bendiciones y su ayuda.
Moshé tuvo que sufrir mucho porque el pueblo era rebelde y muy
inclinado al mal, pero Di-s se le aparecía y hablaba con él como un
amigo de mucha confianza. Inspirado por Nuestro Señor dio Moshé al
pueblo unas leyes sumamente sabias que fueron después muy útiles
para conservarlos en las buenas costumbres y preservarlos en la fe.
Cuando el pueblo pecaba y Di-s se proponía castigarlo, Moshé
oraba por el pueblo pecador y Di-s los perdonaba. Cuando los enemigos
venían a atacarlos, Moshé se iba al monte a rezar. Mientras él rezaba
con las manos levantadas triunfaba el ejército de Israel. Pero cuando
Moisés dejaba de rezar, era derrotado el pueblo de Dios. Por eso entre
dos hombre le tenían los brazos levantados para que no dejara de orar
mientras duraba la batalla. Es que por ser tan amigo de Di-s, conseguía
de El cuanto le pedía en la oración. Di-s lo hizo subir a un Monte desde
donde pudo ver la Tierra Prometida. Y allí murió y lo enterraron los
ángeles. Nunca más hubo otro hombre que hablara con Di-s de tú a tú,
como Moshé y que hiciera tantos milagros y prodigios. Hasta que llegó
Nuestro Señor Jesucristo, nuevo Moshé, pero muchísimo más poderoso
y santo que él, porque Jesús es a la vez Di-s y hombre.
La Biblia dice que en la antigüedad no hubo un hombre tan
humilde y tan manso como Moshé. Que este gran amigo de Di-s nos
consiga de Nuestro Señor la gracia de ser mansos y humildes, y de
permanecer siempre amigos de Di-s hasta el último momento de
nuestra vida y después para siempre en el cielo. Amén. (8)
8. www.ewtn.com/spanish/saints/Moisés.htm
“Con nadie
tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que
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ama al prójimo, ha cumplido la Toráh (ley). La caridad
no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la
Toráh (ley) en su plenitud” (Romanos 13, 8-10).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFÍCAS
Ewtn.com/spanish/saints/Moisés.htm
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