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PROYECTOS Y REALIZACIONES DEL REFORMISMO ILUSTRADO

En la segunda mitad del siglo XVIII, algunos reyes intentaron conciliar el absolutismo con las ideas de
progreso de la ilustración. Así surgió el Despotismo ilustrado, una forma de gobierno resumida en el
principio "todo para el pueblo, pero sin el pueblo ". En ella, el monarca siguió concentrando todos
los poderes, pero se considero el primer servidor del Estado llevando a cabo ciertas reformas para
alcanzar el progreso y la felicidad de sus súbditos.

Carlos III (1759-1788) accedió al trono español tras el fallecimiento de su hermanastro Fernando VI.
El monarca ya había gobernado en Nápoles donde había entrado en contacto con las ideas ilustradas.
Al iniciar su reinado en España, se mostró partidario de algunas de las ideas ilustradas de progreso
siempre que no atentaran contra el poder de la monarquía absoluta.

Su reinado español puede dividirse en dos etapas cuya línea divisoria fue el motín de Esquilache
(1766)

El equipo de gobierno en el que confió Carlos III llevó a cabo un programa de reformas que provocaron
no obstante un amplio descontento social. El motín de Esquilache fue motivado por el malestar de la
población por la escasez y el elevado precio de los alimentos, el rechazo al excesivo poder de los altos
cargos extranjeros (Grimaldi, Esquilache...) y el descontento de los privilegiados que veían cómo las
reformas ilustradas reducían su poder e influencia.

Carlos III, ante la gravedad de la revuelta, destituyó a Esquilache, paralizó las reformas y tomó
mediadas populares como bajar el precio de algunos productos básicos. Los motines cesaron
rápidamente y el país se pacificó.

LA LEGISLACIÓN REFORMADORA:

De las dos etapas en las que podemos diferenciar el reinado de Carlos III , en la primera cabe destacar
el intento de extensión de la educación a todos los grupos de la sociedad estableciendo centros
municipales, creando escuelas agrarias y proponiendo iniciar reformas de los estudios universitarias y
de las enseñanzas medias. Hay que destacar la importancia que se dio a las escuelas de artes y oficios
ligadas a conocimientos prácticos y al impulso de la obligatoriedad de la educación primaria. De las
innovaciones políticas sobresalen: la reforma del poder municipal y las propuestas económicas
destacando la remodelación monetaria y fiscal, los intentos de modernización de la agricultura y la
liberación de los sectores industrial y comercial.

En la segunda, Carlos III, se rodeó de una serie de ministros y colaboradores españoles para que,
desde diversos puestos del gobierno, auxiliaran al monarca, y fueron, en realidad, los responsables de
los programas de reformas. Entre ellos hay que destacar el trabajo de Campomanes, del conde de
Floridablanca y del conde de Aranda.

Este segundo período de reinado se caracteriza por una profunda renovación en la vida cultural y
política.
En el ámbito religioso, se trabajó por reformar el papel, el poder y la influencia de la Iglesia.
Los ilustrados eran regalistas, es decir, defensores de la autoridad del rey frente a la Iglesia.
Carlos III controló a la Inquisición, limitó la fundación de monasterios y combatió el intento de
laIiglesia de construir un poder dentro del Estado.
En su reinado, como hecho destacable, se produjo la expulsión de los jesuitas en 1766.

En el terreno económico se establecieron las siguientes medidas:

Fue interesante la creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País: rápidamente se fueron
creando sociedades en muchas provincias del país, con el objeto de fomentar la agricultura, el comercio
y la industria y traducir y publicar libros extranjeros e impulsar la difusión de las nuevas ideas.

Los Borbones buscaron superar el estrecho margen productivo de los gremios y aumentar la
producción, poniendo así freno a las importaciones de productos de lujo. Se crearon las Reales
Fábricas, aunque poco a poco se fue liberalizando gradualmente el proceso de fabricación y
abandonando la gestión directa de la Reales Fábricas, ofreciendo facilidades para el establecimiento de
talleres o manufacturas de carácter privado.
Los Borbones y especialmente Carlos III, se preocuparon por reorganizar el comercio con América, ya
que la incapacidad de la industria y la agricultura castellana para abastecer la demanda americana
habían dado lugar a que gran parte del comercio estuviera en manos de comerciantes extranjeros.
La Corona patrocinó la fundación de compañías comerciales, otorgándoles numerosos privilegios y el
monopolio sobre productos o territorios americanos. La Guipuzcoana de Caracas fue una de las más
importantes. Durante el reinado de Carlos III, el gobierno acabó con el monopolio del comercio
americano, y estableció la libre comunicación de los puertos españoles, primero con el Caribe y
después con las colonias. En 1778 se decretó la libertad de todos los puertos para comerciar con
América

También existió una política poblacionista. Los monarcas y especialmente los políticos ilustrados,
convencidos de que un aumento de población era indispensable para promover el desarrollo de la
agricultura y la industria, adoptaron políticas poblacionistas, ofreciendo incentivos a las familias
numerosas y acogiendo inmigrantes católicos, a los que ofrecían tierras u ocupaciones.
Pero ni la política poblacionista de los Borbones, ni el contexto general de crecimiento demográfico de
este siglo fueron acompañados de una mejora de los rendimientos y la comercialización de la
agricultura, que resultó incapaz de alimentar de forma sostenida al conjunto de la población española.

LOS LÍMITES DEL REFORMISMO BORBÓNICO:

El Despotismo Ilustrado, en España presenta en su conjunto un saldo positivo: se limitó la corrupción


en la Administración, se impulsaron reformas de tipo económico, se apoyaron proyectos y propuestas
para el progreso de la instrucción pública, para el saneamiento de las ciudades o para la mejora de la
red de carreteras.
Pero para avanzar en aspectos como la necesaria reforma agraria o la reforma fiscal suponía enfrentarse
con la nobleza, y eso significaba destruir la base de desigualdad civil, económica y política sobre la que
se asentaba la propia monarquía absoluta. Y eso en Francia provocó la Revolución.

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