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GUÍA PARA MADRES

Y PADRES
DE LESBIANAS Y
GAYS

Una adaptación del inglés de "Can We Understand?", una


guía preparada por los Padres y Amigos de Lesbianas y

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Gays de la Ciudad de Nueva York. © Federation of Parents
of Lesbians and Gays, Washington, D.C. (EUA).

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Primeras preguntas:
¿Por qué tuvo que decírnoslo? ¿Por qué nos hizo esto?
¿Debemos buscarle tratamiento? ¿Por qué se volvió lesbiana,
gay o bisexual? ¿Qué hicimos mal? Entonces, ¿por qué es
'así'? Pero, ¿no es la homosexualidad innatural? ¿Y por qué
me cuesta tanto aceptar la orientación sexual de mi hija o hijo?

Preocupaciones de las madres y padres por las hijas o


hijos:
¿Tendrá problemas para encontrar y mantener empleo, sufrirá
rechazo o marginación? ¿Vivirá en soledad su vejez si no
tiene su propia familia? ¿Y sobre el SIDA? ¿Está en pecado?

Preocupaciones propias de las madres y padres:


Aunque aceptemos la situación ¿por qué tienen que hacer
alarde de ella? ¿Debemos decírselo a la familia? ¿Y al
vecindario?

¿Qué hacen otras madres y padres ante esto?

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PRIMERAS PREGUNTAS

¿Por qué tuvo que decírnoslo?


Muchas madres y padres piensan que serían mucho más
felices sin enterarse. Recuerdan la época en que no lo sabían
como un pasado libre de problemas, ignorando la distancia
que les separaba de su hija o hijo. Usted debe tener en
cuenta, sin embargo, que si usted no lo supiera no conocería
realmente a su hija o hijo. Una gran parte de su vida sería un
secreto para usted, y nunca llegaría a conocer a ese ser
humano en su totalidad. Y después de todo, ¿quién debería
conocerle sino usted?

Creemos que comprendemos a nuestras hijas e hijos desde


que nacen; creemos saber lo que sienten y piensan. Por eso,
cuando nos dicen "soy lesbiana" o "soy gay", y no teníamos ni
idea (o no queríamos verlo), a menudo la reacción es de
choque y desorientación. Madres y padres tenemos un sueño,
una imagen de lo que pueden o deben ser nuestras hijas e
hijos. Son sueños que provienen de nuestro propio pasado, de
lo que hubiéramos querido ser o hacer mientras crecíamos, y
de lo que en nuestra cultura se nos ha enseñado a ser o
hacer. A pesar de que buena parte de quienes nos rodean son
lesbianas o gays, la sociedad nos prepara sólo para soñar que
nuestras hijas e hijos serán heterosexuales. Por eso, el
choque o la confusión que usted siente es una parte natural
del proceso de afrontar una pena profunda, una pérdida: usted
ha perdido la ilusión de creer que sabía lo que su hija o hijo
sentía y quería. Claro que, si se para a pensarlo, esa
desilusión también la tendrá si su hija o hijo no fuera
homosexual: a menudo las hijas e hijos nos dan sorpresas
desagradables, no se casan con el tipo de persona que
preferiríamos, no eligen el trabajo que nos gustaría, no viven
donde querríamos. Sin embargo, en nuestra sociedad
estamos mejor preparados para aceptar todas estas

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situaciones que la orientación sexual "no tradicional" de
nuestras hijas o hijos.

Si su hija o hijo le reveló su orientación sexual


voluntariamente, ya se ha avanzado mucho. Su decisión de
confiarle algo que nuestra sociedad condena demuestra
mucha valentía por su parte: su hija o hijo le tiene mucho
cariño y confianza, y espera contar con su apoyo. Ahora
puede ser el momento de que usted le demuestre la misma
valentía, apoyo, confianza y amor, y de que se conozcan y
quieran como realmente son.

Por otro lado, si su hija o hijo ha tardado mucho en decírselo,


o incluso si lo ha tenido que descubrir usted por otros medios,
quizá lo interprete usted como falta de confianza: es doloroso
descubrir que no conoce a su hija o hijo como creía, y que le
ha excluido a usted de una parte de su vida. Pero esta
situación ocurre en toda relación con hijas e hijos, sean
homosexuales o heterosexuales. En el proceso de hacerse
personas adultas, hijas e hijos pueden llegar en muchas otras
cuestiones a conclusiones distintas de las de usted sin
consultarle. Pero en este caso la situación es muy difícil,
porque la conclusión a la que ha llegado su hija o hijo es muy
importante, y seguramente totalmente inesperada para usted.
Quizá le ha mantenido al margen de lo que pensaba y sentía
durante mucho tiempo: muchas lesbianas y gays lo hacen
para tratar de comprender primero lo que les está pasando.

Dado que vivimos en una sociedad que no comprende o que


teme a lesbianas y gays, les cuesta bastante tiempo reconocer
y aceptar su propia orientación sexual, analizar lo que sienten
y hallar la valentía para decírselo a su madre o a su padre. Por
lo tanto, aunque usted se lamente por no haber podido ayudar
a su hija o hijo durante ese periodo difícil de su vida, o aunque
crea que tal vez el resultado hubiera sido diferente si se
enteraba e intervenía antes, comprenda que probablemente

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su hija o hijo no podía habérselo dicho antes. Lo más
importante es que ahora necesitan una relación más abierta y
sincera.

¿Por qué nos hizo esto?


Muchas madres y padres sienten un amargo resentimiento
hacia el hecho de la homosexualidad de su hija o hijo. Este
sentimiento está basado en el falso entendimiento de que ser
homosexual es algo elegido, que ésta fue una decisión
deliberada, y que quizás, incluso, fue hecha para herirles. De
hecho, las personas homosexuales no eligen su orientación
sexual. Todas las personas somos simplemente lo que somos:
nuestras relaciones amorosas pueden ser heterosexuales u
homosexuales durante toda la vida o variar a lo largo de ella,
pero siempre responden a nuestra verdadera naturaleza en
ese momento: no decidimos lo que sentimos. La única
alternativa que tienen lesbianas, gays y bisexuales es
mostrarse honestamente como quienes son, o esconderlo.
Esconderlo impone una tremenda carga. Significa vivir una
mentira día tras día. ¿Qué padre o madre podría querer que
su hija o hijo tenga que vivir de esa manera?

¿Debemos buscarle tratamiento psiquiátrico o


psicológico?
Hoy en día es generalmente reconocido por la comunidad
psiquiátrica que la homosexualidad no es una enfermedad. En
diciembre de 1973 la Asociación Psiquiátrica Americana (en
los Estados Unidos) declaró que la homosexualidad en sí no
es un desorden mental o una enfermedad. La Asociación
Psicológica Americana ha tomado igualmente la posición
oficial de que no sería ético tratar de cambiar la orientación
sexual de una persona homosexual. Posteriormente, en el
resto de los países desarrollados -incluida toda la Unión
Europea-se ha ido adoptando la misma posición.

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Sin embargo hay casos para los cuales es beneficioso
consultar con personas expertas en temas familiares y
orientación sexual. Es posible que usted se de cuenta de que
su hija o hijo se siente infeliz y necesita ayuda para aceptarse
como es: a menudo las lesbianas y los gays tienen dificultad
en aceptar su identidad sexual; en tal caso el auto-rechazo
podría causar un estado emocional peligroso. Puede que
usted sienta que necesita ayuda para comunicarse mejor con
su hija o hijo durante este período, o simplemente le convenga
hablar con alguien sobre sus sentimientos y resolver sus
conflictos internos. En todos estos casos pueden serle de
ayuda apoyos, información o recursos terapéuticos. Puede
usted buscarlos por su cuenta, asegurándose de que tengan
una visión actual de la cuestión, o contactar con otras madres
o padres o grupos de defensa de los derechos de lesbianas y
gays que conocerán recursos adecuados como terapeutas o
asesores cualificados cuya "imparcialidad" puede usted
contrastar.

¿Por qué se volvió lesbiana, gay o bisexual?


Usted podría pensar que alguien indujo a su hija o hijo a ser
homosexual. Existe la falsa idea de que las personas
homosexuales "reclutan" a otras. Pero la verdad es que esto
no sucede. Nadie -persona, grupo o "malas compañías"-
puede "seducir" o "convencer" a otra persona para que tenga
relaciones homosexuales, si estos sentimientos no existen en
esa persona.
Por la misma razón nadie puede "volverle normal": esto no
depende de que encuentre (ni de que le busquen) alguien del
sexo contrario que le haga "descubrir" la heterosexualidad.
Sus sentimientos respecto a las personas de uno y otro sexo
variarán o no a lo largo de su vida, pero ni su hija o hijo
pueden "decidirlo" ni usted puede imponérselo.

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¿Qué hicimos mal?
La mayoría de madres y padres se sienten culpables cuando
se enteran por primera vez. Creen que la forma en que criaron
a su hija o hijo es la causa de su preferencia sexual. Quizá
han oído teorías sin fundamento sobre que la homosexualidad
es causada por cierto tipo de personalidad en la madre o el
padre o por la ausencia de una u otro.

Estas teorías han sido descartadas por la siquiatría y la


sicología. Las personas homosexuales provienen de todo tipo
de familias. Algunas tienen madres dominantes, otras tienen
padres dominantes, otras no. Unas han sido educadas con
rigidez y otras no; y han recibido muy distintas orientaciones y
modelos sobre cómo debe ser o actuar una mujer o un
hombre. Algunas fueron hijas o hijos únicos, otras fueron la
hermana o hermano mayor, del medio o la hermana o
hermano menor. A veces tienen más hermanas, hermanos o
parientes homosexuales, otras veces no. Y en muchos casos
se criaron en lo que la sociedad considera "familias modelo".

Entonces, ¿por qué es 'así'?


Muchas madres y padres quieren saber si hay un componente
genético o biológico en la homosexualidad. Se han hecho
estudios sobre la relación entre la homosexualidad y la
genética, pero hasta el momento no hay ningún estudio que
determine claramente la causa de la homosexualidad ni de la
heterosexualidad. Hoy se considera que la sexualidad no tiene
sólo un fin reproductivo, sino de relación y gratificación, por lo
que todas las personas tienen, al nacer, la posibilidad de
desarrollar su sexualidad relacionándose con personas de uno
o de otro sexo, o de ambos. Pero no se pide a la gente
heterosexual que justifique su orientación sexual, simplemente
porque es la mayoritaria y está socialmente aceptada.
¿El apoyo o amor que usted siente por su hija o hijo depende
de saber exactamente la causa de su homosexualidad?¿No

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se merece siempre ese amor una hija o hijo heterosexual
aunque no sepamos por qué siente atracción hacia una
persona determinada? Aunque tengamos curiosidad, en
realidad no es tan importante saber porqué su hija o hijo es
homosexual para darle todo el apoyo que se merece.

Pero, ¿no es la homosexualidad anti-natural?


La homosexualidad no es anti-natural puesto que existe en la
naturaleza. Se conocen muchas especies animales en las que
la sexualidad cumple no sólo un papel reproductivo, sino de
relación social: a veces como refuerzo de la cohesión del
grupo, otras veces como medio para establecer las jerarquías,
otras como nexo en parejas que no pueden ya reproducirse, e
incluso existen especies que practican relaciones sexuales
entre miembros del mismo género cuando no están en la
época del celo reproductivo...Por otro lado, la especie humana
no tiene un período anual de celo reproductivo, sino que ha
adaptado históricamente su sexualidad a sus necesidades
sociales y culturales.¿Podríamos decir que hoy día las
relaciones entre hombres y mujeres son "naturales" con el uso
de píldoras anticonceptivas y preservativos ?Alguien podría
decir que no, pero los medios de control de la natalidad
(dirigidos al placer y no a la reproducción) están tan aceptados
en nuestra cultura que se admiten como parte de nuestras
necesidades, y en este sentido se ven como algo "natural". El
ser humano es un ser social y cultural, y su naturaleza incluye
lo que su sociedad y cultura acepta y desarrolla. Otra cosa son
las distintas visiones éticas y morales que en nuestras
sociedades conviven: algunas pueden o no condenar las
relaciones homosexuales, pero creemos que esto responderá
a su ideología, no a lo que es o no natural.

Es tan natural para una persona el ser heterosexual como lo


es para otra el ser homosexual. No sabemos porqué las
personas son homosexuales, pero sí sabemos que siempre

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hubo, hay y habrá homosexuales. Y de hecho existen, y han
existido, culturas como la Grecia Antigua donde las relaciones
homosexuales estaban tan "bien vistas" como las
heterosexuales.

Actualmente se estima que el 10% de la población es


lesbiana, gay o bisexual; al menos una persona en cada
cuatro familias. Para estas personas su homosexualidad o
bisexualidad es su verdadera naturaleza. Pedirles que se
comporten de otra manera sería pedirles que se comporten
innaturalmente.

¿Y por qué me cuesta tanto aceptar la orientación sexual


de mi hija o hijo?
El miedo o recelo que usted siente es producto de nuestra
cultura. Por un lado, sentimos incomodidad al hablar de
sexualidad, más si es la de nuestras hijas o hijos. Pero
debemos recordar que cuando nos hablan de su preferencia
sexual, no intentan darnos detalles de sus prácticas sexuales,
sino de sus sentimientos hacia unas personas u otras, de la
misma forma que cuando hablamos de cómo van nuestros
matrimonios o nuestras relaciones de pareja no estamos
necesariamente hablando de lo que hacemos en la cama.

Por otro lado, la homofobia -el miedo o el odio a las personas


homosexuales- es demasiado fuerte en nuestra sociedad
como para que usted pueda eliminarla de su mente con
facilidad.

Durante muchos siglos se creyó que la misma supervivencia


de la sociedad estaba unida a un modelo de familia, de
sexualidad y de reproducción que garantizara un crecimiento
de la población y una estructura social determinada. El estado,
la religión e incluso la ciencia se ajustaron a este modelo y se
persiguió toda forma "distinta" de relación sentimental y sexual

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entre las personas creándose todo tipo de normas y castigos
para reprimirlas. Era imposible que esto cambiara los
sentimientos y los deseos de las personas homosexuales,
pero sí consiguió que los ocultaran y que se impusiera la
"familia tradicional" como la única "aceptable". De tal forma
que, incluso sin darnos cuenta, seguimos teniendo aún estas
ideas metidas en la cabeza, ya que se nos bombardea con
ellas desde que nacemos.

PREOCUPACIONES DE LAS MADRES Y PADRES


POR LAS HIJAS O HIJOS

¿Tendrá problemas para encontrar y mantener empleo,


sufrirá rechazo o marginación?
Tenemos que responder que sí, desafortunadamente, estas
cosas son posibles. Esto depende de dónde decida vivir, qué
tipo de trabajo desee y con qué apoyos cuente: cosas que
hace años eran muy difíciles -y lo siguen siendo en ciudades
pequeñas o ciertos países-son hoy día mucho más aceptadas;
nos consta que las actitudes hacia las personas
homosexuales han ido mejorando y son más positivas en
muchos lugares. También hay un creciente número de grupos
-no sólo de lesbianas y gays, sino Organizaciones pro-
Derechos Humanos, Partidos o Sindicatos que están
trabajando hacia esos cambios y que están listos para ayudar
a quienes tengan momentos difíciles. Existen todo tipo de
situaciones, pero debe saberse que la posibilidad de una vida
feliz para lesbianas y gays no es hoy día sólo una
reivindicación, una teoría o un deseo: muchas lesbianas y
gays, con o sin pareja, viven con plena integración en su
entorno social, laboral, amistoso e incluso familiar, con
parecidas dificultades y proyectos que el resto de las
personas; aunque persistan, claro está, actitudes y situaciones

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discriminatorias en nuestra sociedad -como, por otro lado,
persisten también respecto a otras minorías.

¿Vivirá en soledad su vejez si no tiene su propia familia?


No especialmente: debemos recordar que esto le sucede muy
a menudo a todo el mundo. Maridos o esposas mueren,
matrimonios se disuelven, las hijas o hijos a menudo viven
lejos y muchas parejas jóvenes no tienen descendencia.
Muchas madres y padres tenemos que adaptarnos a menudo
a la soledad de nuestra vejez. Por otro lado, muchas lesbianas
y gays desarrollan relaciones duraderas y la comunidad gay
presta un cálido apoyo a sus miembros.
Cuanto más se les facilite "salir del armario," o sea, reconocer
su orientación sexual y darla a conocer a las demás personas,
más lesbianas y gays tendrán la oportunidad de vivir por toda
su vida como parte de una comunidad. Las lesbianas y los
gays incluyen bajo su concepto de "familia" no sólo a su
familia consanguínea, sino también a sus compañeras o
compañeros de muchos años o de toda una vida. Existen, por
otro lado, organizaciones de lesbianas y gays, pero también
de simpatizantes y familiares, que se ocupan de atender estas
necesidades sociales o de reclamar al Estado las ventajas que
la Seguridad Social, las leyes o las empresas otorgan al resto
de las parejas.

¿Y sobre el SIDA?
El SIDA no es una enfermedad "gay". Las lesbianas, por
ejemplo, son uno de los colectivos que menos la padece en
nuestra sociedad. Esta es una enfermedad transmitida
sexualmente, la cual puede ser también transmitida por agujas
o jeringas no esterilizadas. En África la enfermedad ha
atacado a heterosexuales predominantemente; en los Estados
Unidos se tuvo inicialmente noticia de ella entre los

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homosexuales del sexo masculino. Estudios recientes han
mostrado que actualmente se está igualmente propagando
entre heterosexuales. La infección afecta fundamentalmente a
los drogadictos en los Estados Unidos y Europa, a través de
jeringas y agujas no esterilizadas, y en los países con escasos
recursos sanitarios se propaga además debido a la
esterilización inadecuada cuando se recibe atención médica.
El SIDA es difícil de adquirir. No hay nada que indique que sea
transmitido de ninguna manera sino por aquellos medios ya
indicados, por lo tanto no existe razón alguna para suponer
que una orientación sexual determinada conlleve un mayor
riesgo de contraer el SIDA. Todo el mundo está igual de
expuesto si no utilizamos las precauciones necesarias: usar
preservativos en las relaciones sexuales con personas que
puedan estar contagiadas, y evitar compartir instrumentos
cortantes (cuchillas, jeringuillas...) con personas que puedan
estar contagiadas. Toda madre y padre deben asegurarse de
que sus hijas e hijos (sea cual sea su orientación sexual)
entienden cómo se transmite el SIDA y cómo protegerse.

En cualquier caso, si su hija o hijo ha sufrido el contagio del


VIH o si tiene SIDA, necesita de su apoyo más que nunca, y
debe usted saber que muchas personas y organizaciones
locales y nacionales le pueden ayudar a obtener cuidados
médicos, sociales y sicológicos, y ponerle en contacto con
familias en las mismas circunstancias. Puede obtener los
contactos necesarios en los Servicios Sociales de su
Ayuntamiento o Comunidad, o a través de organizaciones no
gubernamentales. Recuerde que la relación con su hija o hijo
puede volverse ahora más estrecha, pero su familia tendrá
que adaptarse a las circunstancias físicas y emocionales que
los cambios de su salud produzcan.

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¿Está en pecado?
Esta es una de las preguntas más difíciles para las personas
religiosas. Es verdad que las jerarquías de muchas religiones
siguen condenando la homosexualidad, pero aún en esas
religiones hay líderes muy respetables que creen que esas
actitudes son erróneas e inaceptables. Y como ha sucedido,
por ejemplo, en la cuestión del papel de las mujeres en la
sociedad, las nuevas interpretaciones van avanzando.

En 1997 los obispos católicos de Estados Unidos publicaron


una pastoral exhortando a madres y padres a amar y apoyar a
sus hijas lesbianas o hijos gays. En 1994, los obispos
episcopales de Estados Unidos escribieron una carta pastoral
que decía: "Así como lo es para las personas heterosexuales,
la experiencia de un amor duradero entre personas
homosexuales puede ser una manera de unirse a Dios".

En ningún lugar de la Biblia hay mención de aquellas personas


cuya verdadera naturaleza es homosexual. Ni los Diez
Mandamientos ni el Evangelio mencionan la homosexualidad.
Quienes estudian la Biblia nos dicen que las prohibiciones
frecuentemente citadas -fuera de contexto -en Levítico 18:22 y
20:13, y en la Epístola de San Pablo a los Romanos 1:26'27,
se refieren a la prostitución masculina en los templos (de igual
modo que se condena la prostitución femenina), no a la
homosexualidad en sí misma.

Le pedimos a usted que escuche a sacerdotes, ministros y


rabinos que han estudiado la pregunta, y han obtenido otras
respuestas. Puede encontrar algunos ejemplos a continuación.

Católico:
Debido a las condiciones diversas de los humanos sucede que
algunos actos les son virtuosos a algunas personas, tan
apropiados y adecuados para ellas mientras que esos mismos

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actos le son inmorales a otras, tan inapropiados para ellas.
(Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae.)

La homosexualidad no tiene necesariamente nada que ver con


el pecado, la enfermedad o el fracaso…Supuestamente el
pecado por el cual Dios destruyó a Sodoma fue la
homosexualidad. Ese es el gran mito. Yo descubrí a través de
mi investigación que esto no era verdad. El pecado de
Sodoma y Gomorra fue la inhospitalidad a un extraño…En
Mateo, Jesús le dice a sus discípulos: "Vayan y prediquen el
Evangelio, y si llegan a algún pueblo y ellos no los reciben
bien, si son inhospitalarios, sacúdanse la arena de las
sandalias y será peor para ese pueblo de lo que fue para
Sodoma…" Los cuatro evangelios no mencionan nada sobre
el tema de la homosexualidad.
(John J. Mitchell, S.J., en entrevista con Charles Ortleb en la
revista Christopher Street, octubre de 1976.)

Protestante:
¿Creo yo que la homosexualidad es un pecado? La
homosexualidad, al igual que la heterosexualidad, no es ni una
virtud ni un logro. La orientación homosexual se produce a
través de un conjunto extremadamente complejo de factores
químicos, biológicos, cromosomáticos, hormonales,
ambientales y de desarrollo, los cuales están totalmente fuera
del control de mis amigos homosexuales. Su homosexualidad
no es una virtud ni un pecado. Lo que ellos hagan con su
homosexualidad, sin embargo, es, sin duda alguna, su
responsabilidad personal, moral y espiritual. El
comportamiento de cualquier persona (homosexual o
heterosexual) puede ser pecaminoso -brutal, abusivo, egoísta,
promiscuo, superficial... O bello, lleno de ternura y de
consideración, leal, desinteresado y profundo. Así como cada
cual sabe que son sus hijos en el resto de las facetas de su
vida, así serán en sus relaciones amorosas.

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Con esta interpretación del misterio que debe ser atribuida a
ambas orientaciones, la heterosexual y la homosexual, yo
claramente no creo que la homosexualidad sea un pecado.
(Obispo Melvin E. Wheatley, Jr. Metodista jubilado 11/20/81)

Judío:
Ante todo, el judaísmo siempre ha enfatizado la importancia y
la santidad del individuo. Los rabinos antiguos semejaban
cada vida humana al mundo entero. "¿Por qué creó Diosa
cada ser humano distinto, no estampándonos como tantas
monedas?" se preguntaban los rabinos. "Para mostrarnos que
cada persona es única," contestaron ellos. El judaísmo
siempre ha celebrado la vida humana y siempre ha estimado
la libertad como el vehículo a través del cual cada individuo
único puede desarrollar su potencial.

Es por esta razón, y puesto que nosotros los judíos hemos


aprendido directamente cuan sofocante y destructiva es la
opresión, que el movimiento de Reforma Judaica en todas sus
gamas, ha hecho un llamado para que se proponga legislación
para los derechos de los gays. Aún cuando todas las ramas
del judaísmo no estén de acuerdo, el judaísmo liberal
reconoce que las censuras religiosas en contra de la
homosexualidad fueron un producto de su tiempo y lugar, una
época antigua durante la cual la existencia misma dependía
de que cada miembro de la sociedad tuviese hijos para poblar
las fronteras y abastecer el ejército. Eso fue ya hace mucho
tiempo, antes de que la ciencia moderna y la psiquiatría nos
trajesen a un nuevo entendimiento de la naturaleza humana.
Nosotros los judíos hemos incorporado los últimos
conocimientos a nuestro judaísmo, esa adaptabilidad es por la
cual hemos sobrevivido, y por la cual tantas prohibiciones
Bíblicas son pasadas por alto. Los judíos pensantes de hoy
día al igual que todas las personas pensantes rehusarán
invocar reglas homofóbicas de entre todas esas leyes que han

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sido olvidadas desde hace tanto tiempo. Después de todo, aún
el más ortodoxo ya no apedrea a los niños desobedientes
hasta matarlos, ni los cristianos fundamentalistas nos piden
que sigamos los rituales KOSHER, siendo estas sólo dos de
las reglas encontradas en la Biblia. ¿Si nosotros los judíos,
que siempre hemos sido víctimas por el hecho de ser
diferentes, no logramos aceptar, quien entonces en nombre de
Dios lo hará?
(Rabino Charles L. Lippman, 1985.)

PREOCUPACIONES PROPIAS DE LAS MADRES Y


PADRES

Aunque aceptemos la situación ¿por qué tienen que hacer


alarde de ella?
Muchas veces, aún quienes han aceptado la homosexualidad
de su hija o hijo se quejan del comportamiento abierto. Se
incomodan y enojan al ver demostraciones de afecto o de
atracción sexual en público entre personas del mismo sexo.
Nuestra opinión es que esto es un resultado normal de la
manera en que se nos educó y de lo que se nos ha enseñado
sobre el sexo en general, particularmente sobre la
homosexualidad. A pesar de que esto es completamente
comprensible, debemos verlo como nuestro problema, y no el
problema de las personas homosexuales. Si las personas
heterosexuales pueden demostrar afecto abiertamente en
público, no hay razón lógica por la cual las homosexuales no
puedan hacerlo también.

Cuando una hija lesbiana o un hijo gay hablan con naturalidad


de su pareja o de sus relaciones, no están alardeando de su
vida sexual, sólo están haciendo lo que todo el mundo cuando
hablamos de nuestros matrimonios o familias. Si usted siente
que la conducta sexual o las demostraciones de afecto deben
ser algo privado, entonces esto debe aplicárselo a todo el

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mundo -incluidas, cuando las hay, otras hijas o hijos no
homosexuales.

Por otro lado, para muchas lesbianas y gays, mostrar un


comportamiento abierto o símbolos (camisetas, "pins", etc)
lésbicos o gays es una manera de reivindicar públicamente
sus derechos en una sociedad donde aún queda mucho por
andar al respecto.

¿Debemos decírselo a la familia? ¿Y al vecindario?


Las madres y padres que tienen dificultad en aceptar la
homosexualidad de sus hijas o hijos se preocupan a menudo
de que la gente vaya a enterarse. Se preguntan cómo
responder a las preguntas que la familia hace con frecuencia:
"¿Tiene novio (o novia)?" "¿Cuándo se casa?".

Lleva tiempo aprender a aceptar a su hija o hijo y hasta


entonces, no debe sentirse usted en la obligación de
"defenderle" ante la gente, pero tampoco de "disimularlo". De
igual modo que no es usted "culpable" de la orientación sexual
de su hija o hijo, tampoco es responsable de la actitud de la
gente hacia ella o hacia él. Actúe como más cómodo le resulte
en sus relaciones cotidianas: al fin y al cabo es lo que su hija o
hijo ha hecho, en cierto sentido, al "salir del armario". Cuando
tenga seguridad sobre sus propios sentimientos e información
sobre la materia, entonces podrá hablar sobre la orientación
sexual de su hija o hijo con otras personas y ayudarles a
comprender que el prejuicio contra la homosexualidad está
basado en el temor y el desconocimiento.

Puede preguntarle a su hija o hijo cómo quiere que trate usted


el tema con otras personas. Si le pide a usted que no desvele
su homosexualidad a otras personas por el temor a
consecuencias negativas, debe usted valorarlas con cuidado.
Quizá tema problemas laborales o en su entorno social, o

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simplemente no esté aún en condiciones de afrontar el tema
ante personas menos cercanas que usted; en tal caso quizá
pueda usted corresponder a la confianza que le muestra con
la discreción que le pide. Pero es posible que necesite usted
compartir sus sentimientos ante la noticia con alguien de su
confianza: muy probablemente su hija o hijo lo entenderá.

Puede serle útil practicar lo que va a decir, como quien


prepara un discurso. Quizá encuentre reacciones adversas, o
le sorprendan las reacciones positivas. Recuerde que su hija o
hijo ya pasó por un proceso similar al dar a conocer su
condición: quizá pueda serle de ayuda.

¿QUÉ HACEN OTRAS MADRES Y PADRES ANTE


ESTO?

Quizás la mejor manera de contestar esta pregunta es con


algunas historias contadas por quienes las vivieron.

Historia de una madre.


Nosotros tenemos tres hijos, dos de los cuales son
homosexuales. Cuando el mayor tenía dieciocho años él nos
dijo que era gay. La respuesta de mi esposo fue sencilla:
"¿Estás seguro?" Y por mi parte tuve un gran sentimiento de
culpa y fracaso, preguntándome en qué habíamos fallado.
Nosotros hemos sido siempre una familia unida y cariñosa y
sentí temor de que nuestra relación con nuestro hijo mayor
sufriera como resultado de su homosexualidad. Me
preocupaba además su felicidad y bienestar futuros, también a
mi esposo. Al poco tiempo me di cuenta que nuestro hijo era el
mismo que siempre quise y conocí pero que a través de la
honestidad ahora lo conocía mejor; la comprensión la
logramos más tarde, después que nuestro hijo nos dirigió
hacia el grupo de "Padres de Gays". Yo dejé de sentirme sola,
nuevas ventanas de comprensión se me abrieron al hacer

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preguntas, escuchar y leer. Fue una etapa difícil pero positiva
en mi vida que tomó tiempo y paciencia. Me siento feliz de
decir que hoy nuestra familia está tan unida como siempre,
pero nuestra relación es más sincera y abierta que antes.

Historia de un padre.
¿Qué sentí yo cuando supe que mi hija era lesbiana? Es difícil
de decir. Fue una mezcla de sentimientos. Mi primer
sentimiento: la vida va a ser difícil para ella. Ella es diferente y
por lo tanto sufrirá las consecuencias de ser diferente:
sospecha, temor y rechazo a manos del mal llamado "mundo
normal". Ella llevará una etiqueta: "peligrosa y contagiosa, no
se le acerque, protéjase". Esto me hizo sentir triste al principio,
luego enojado, luego protector. ¿Cómo podría yo ayudar a mi
hija? Decidí aprender más acerca de la homosexualidad. ¿Por
qué sucede? ¿Puede ser curada? Más tarde me enteré que la
primera pregunta hasta ahora no tiene respuesta y la segunda
es ilógica, ya que no es una enfermedad.

Yo leí mucho: las opiniones expresadas por varios autores, en


algunos casos diferían drásticamente, estaban basadas en
sus experiencias y en lo que estaban tratando de probar. Fue
mi hija quien me dirigió a mí y a mi esposa a "Padres de
Gays". Fue allí donde me di cuenta que no estaba solo. Los
mismos sentimientos de culpa, de insuficiencia y de pesar,
eran compartidos con muchas personas. Había, sin embargo,
un sentimiento que no compartía. Muchas personas estaban
enojadas con sus hijos por ser homosexuales, pues sentían
que esto les había traído vergüenza. Desde que nuestra hija
nos dijo que era lesbiana, mi esposa y yo hemos aprendido
más sobre la orientación sexual, nos hemos sentido mucho
más allegados a nuestra hija. Antes de esto había veces que
ella parecía alejada, infeliz e incluso impaciente con nosotros.
Esto ha cambiado del todo. Yo podría continuar con muchos
más detalles pero creo que las palabras dichas por mi hija
recientemente lo resumen todo: "Papá, yo nunca había estado

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tan feliz y tranquila como lo estoy ahora, porque ustedes
saben y comprenden."

Historia de una madre.


Yo diría que leer y aprender más sobre la orientación sexual
es lo que más me ayudó...a abandonar algunos de los mitos
que había oído...Por eso, cuanto más me informaba, más
furiosa me sentía y más quería cambiar a la sociedad, no a mi
hijo.

CONCLUSION

Aceptar la homosexualidad de su hija o hijo y cuestionarse las


ideas preconcebidas sobre el tema lleva tiempo. Las hijas o
hijos a menudo esperan que sus madres y padres los
comprendan de inmediato, pero muchas veces no es posible.
No se impaciente: no importa cuanto tiempo le lleve, ni que
quizá no pueda llegar a imaginar cómo o porqué su hija o hijo
tiene "esos" sentimientos. Si realmente desea comprenderle,
usted lo logrará.

Una vez que la mayoría de la gente se adapta a la realidad de


la orientación sexual de su hija o su hijo, descubre que se le
abre un nuevo mundo. Primero, descubre un aspecto de su
vida que no conocía. Generalmente hay un acercamiento, y la
madre y el padre empiezan descubrir a las personas lesbianas
y gays, y a comprender que son como cualquier otra.

Pero incluso si usted no le comprende, su hija o hijo sigue


siendo la misma persona que era antes de que usted
conociera esta parte de su vida: tiene las mismas virtudes o
defectos que a usted le haya podido demostrar antes, y las
mismas necesidades. Pero es usted quien debe decidir si su
hija o hijo sigue mereciendo su afecto, aunque quizá no le sea

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fácil mostrarle su cercanía.

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