Este documento discute la historia de América desde una perspectiva original. En primer lugar, señala que la historia de América comenzó con la emancipación de los europeos que vinieron a establecerse en el Nuevo Mundo para liberarse de las limitaciones de la vieja Europa. Luego, critica las visiones limitadas de Maquiavelo y Hegel al no reconocer el surgimiento de un nuevo mundo en América y su importancia en la historia universal. Finalmente, argumenta que América ha sido la solución al problema de la libertad de Europa.
Este documento discute la historia de América desde una perspectiva original. En primer lugar, señala que la historia de América comenzó con la emancipación de los europeos que vinieron a establecerse en el Nuevo Mundo para liberarse de las limitaciones de la vieja Europa. Luego, critica las visiones limitadas de Maquiavelo y Hegel al no reconocer el surgimiento de un nuevo mundo en América y su importancia en la historia universal. Finalmente, argumenta que América ha sido la solución al problema de la libertad de Europa.
Este documento discute la historia de América desde una perspectiva original. En primer lugar, señala que la historia de América comenzó con la emancipación de los europeos que vinieron a establecerse en el Nuevo Mundo para liberarse de las limitaciones de la vieja Europa. Luego, critica las visiones limitadas de Maquiavelo y Hegel al no reconocer el surgimiento de un nuevo mundo en América y su importancia en la historia universal. Finalmente, argumenta que América ha sido la solución al problema de la libertad de Europa.
M e piden ustedes unas cuartillas sobre la ls- toria y voy a contestar- le, excusndome, no en forma acadmica sino de manera muy personal. La razn de hacerlo as descansa en el hecho crudo de considerar que mi autoridad en este caso, como en casi todos, ms proviene de los aos de expe- riencia que de ninguna disciplina en arclvos y bibliotecas. Cuando yo era estudiante, em- pezaban a utilizarse nuevos ins- trumentos de trabajo para la in- vestigacin lstrica y nos sor- prendia ver la importancia de los hechos econmicos en el proceso de la disolucin colonial. Enton- ces, la novedad en nuestras inter- pretaciones lzo que se nos consi- derara peligrosamente marxistas y recuerdo que fue para mi una odisea tener que cambiar cuatro Presidente de la Academia Colombia- na de Historia. Bogot, Mayo-Junio 1989 GERMAN ARCINIEGAS* Germn Arciniegas: fechas clave para el balance 81 CULTURALES __________ ----J( veces de sala de conferencias en Medelln pasando del Teatro Bo- lvar al Paraninfo de la Universi- dad, del Paraninfo a la Sociedad de Mejoras pblicas, de la Socie- dad de Mejoras Pblicas a un tem- plo Egipcio, echado de todas par- tes como tipo peligroso. Inclusive Don Ricardo DIana pas un men- saje explicativo a los Miembros de la Sociedad de Mejoras disculpn- dose por haberme prestado el sa- ln de la Sociedad para una senci- lla exposicin sobre la vida colom- biana. Lo que entonces dije en Medelln es materia que se expli- ca hoy sin complicacin alguna, lo mismo en la Universidad Nacio- nal, que en la Javeriana o en la Sa- lle. De aquello que ocurra en los aos 20 a hoy, han pasado cosas en el mundo y hemos tenido oca- sin de ir precisando no slo lo que fueron los procesos desde la conquista a hoy, sino valorando lo que existe de original en el proce- so de la Historia Americana y en particular en la de Colombia En este momento, se ha encres- pado la opinin al influjo de algu- nas celebraciones centenarias. me alegra, pues, tener algunas de estas oportunidades para refle- xionar sobre los cambios en la Historia como cuando se cumplen 100 aos de cualquier cosa. De- plor que se hubiera desperdicia- do el segundo Centenario del na- cimiento del Libertador, y en vez de utilizarlo para hacer un balan- ce de su obra, se dedicara a echar bronce sobre bronce. Lo indicado hubiera sido hacer un estudio a fondo sobre el sentido mismo de la independencia. Ahora estamos al borde de algunas fechas que seran claves para hacer no digo el balance colombiano sino el de todo lo del mundo americano. Te- nemos el Sesquicentenario de la muerte del General Santander y el segundo Centenario de su naci- miento. Santander, simblica- mente, representa la creacin de la repblica de Colombia, y Co- lombia constituye un caso singu- larsimo. Fue el centro de la na- cin grande que complet la inde- 82 pendencia hispnica en Amrica y sobretodo en la parte sur del continente. Bogot fue el centro natural de esa repblica fundada en Ccuta y el pedestal de la glo- ria del libertador . Ese pedestal lo constituyeron las manos de un obrero de la democracia, Francis- co de Paula Santander, fundador de la Universidad Nacional, a quien esta Universidad haba eri- gido una estatua que estpida- mente tumbaron unos estudian- tes ignorando lo que simbolizaba para esa Institucin, y olvidamos lo que fu el hecho material, moral y poltico de montar un estado, or- ganizar una repblica, inventarle una economa a tiempo que se sostena un ejrcito fuera de sus fronteras para combatir el imperio europeo ms grande que Bolvar fue llevando hasta acorralarlo en Ayacucho. Yo he tenido la oportunidad de moverme durante unos 50 aos a todo lo largo del territorio de lo que se llama latinoamrica y no he encontrado ni en el mismo Sar- miento, una figura a quien tanto deba la educaci'on de estas rep- blicas que pueda compararse en aquellos aos con el General San- tander, ni un constructor de es- cuelas, liceos, normales, universi- dades, academias, bibliotecas, museos, expediciones cientficas que tantas cosas hubiera hecho para reemplazar la materia muer- ta dejada por el mundo colonial. Aludo fugazmente a estos he- chos anecdticos para que se vea hasta dnde el Sesquicentenario y el Bicentenario que se avecinan pueden ser objeto de un aprove- chamiento acadmico que tenga su proyeccin en las publicacio- nes universitarias y en las investi- gaciones que propicien el Depar- tamento de Historia. Mucho ms profundo y general es el significado que pueda tener la celebracin de los 500 aos de Amrica. Cuando se iniciaron los programas correspondientes en Espaa, lo primero que se tuvo en cuenta fue la glorificacin del Im- perio Espaol y la magnitud de los Imperios Coloniales, espaoles en Amrica. Era justsimo desde el punto de vista de la corona Ib- rica, semejante glorifacin, ya que durante 100 aos los Reyes Espaoles fueron los nicos que dieron toda su importancia a las conquistas en Amrica. Desde el punto de vista ameri- cano, sto es diferente. Para noso- tros lo que se inicia desde 1493, es la independencia de los europeos que vienen a establecerse en el Nuevo Mundo, es decir un Nuevo Mundo que ellos vienen a crear del otro lado del Atlntico, para emanciparse de una Europa en donde no encuentran ni las opor- tunidades ni la libertad que en vano hubieran buscado en el Vie- jo. El da en que se embarca en una nave de coln el primer espa- ol con unas gallinas, unas semi- llas y unos instrumentos de la- branza es para establecerse del otro lado del Atlntico, con la in- tencin de no volver jams a Cas- tilla. Si es el caso, buscar mujer americana y juntarse con ella. As nace con el primer americano, el primer Bolivar, que proclama su independencia y se desliga para siempre de la familia europea. Ese caso se va a repetir por los siglos de los siglos. Hoy mismo se est viendo y seguir vindose que lo que nosotros vamos a celebrar son los primeros 500 aos de los europeos que vienen a emanci- parse en el territorio de lo que con toda justicia van a llamar ellos y estamos llamando nosotros Nue- vo Mundo. Si esto es as, y es as, como yo lo veo, Amrica est sien- do la solucin al ms grande de los problemas del Viejo Mundo: el de su libertad. Amrica es la solu- cin que no encontraron en Fran- cia los que se tomaron la Bastilla, en 1789. Amrica es la otra cosa que no descubre Hegel en 1830 cuando, haciendo la filosofa de la historia universal, declar que Amrica no formaba parte de ella. Casi podra decir que toda mi experiencia de profesor desde que comenc a explicar, explicn- domelo Y':J, el problema de Amri- ca no ha sido sino un largo recorri- do en contraposicin a afirmacio- Revista Universidad Nacional nes de Hegel que considero arbi- trarias y mal fundadas. He tratado de explicarlo en un artculo re- ciente para los Cuadernos Iberoa- mricanos de Madrid, y vaya re- sumirlo en un par de cuartillas para su revista, sin descontar la posibilidad de ofrecerla para ms tarde un ms amplio desarrollo. Creo que Hegel en 1830, como Maquiavelo a comienzos del XVI, con las evidencias a la vista, no se dieron cuenta de la redondez de la tierra. Columbraron los cambios de la revolucin que comenzaba con el desgarramiento de la fami- lia europea en que los hermanos infelices que nada tenan por se- gundones, o los del ms bajo pue- blo, los sin tierra y sin herencia o sin privilegio o sin ttulo -y hasta los meros criminales- es decir: nuestros tatarabuelos- se embar- caban con la gallina, la semilla y el instrumento de labranza para ir a establecerse en una tierra de gen- tes desnudas que a lo mejor eran antropfagos y podan tener cola y hocico de perro. Mil doscientos se vineron as a las Antillas acom- paando a Coln en el segundo viaje. Su idea era una sola: eman- ciparse. Liberarse de una Europa que no les daba nada. Este desga- rramiento familiar no le hizo ver a Maquiavelo que estaba naciendo un Nuevo Mundo. Su falta de vi- sin no le permiti penetrar en los protagonistas de su comedia po- ltica para ver el papel que pudie- ran tener en el cambio grande de la historia. Alejandro VI echa un meridiano que divide en dos los reinos del mundo y el florentino no lo advierte y admira en l slo su capacidad pata elevar desde el trono pontificio a sus hijos e hijas carnales. No se da cuenta de las proporciones que toma el reino de Castilla dndole Fernando sus banderas a Coln, para que las clavara en Guanahan, y slo re- gistra sus balandro nadas en Es- paa y en Italia, quedndose sin ver cmo naca el que iba a ser el mayor imperio europeo de l;Eu- ropa que estaba renaciendo. Slo encuentro otro ciego pare- cido al florentino en Hegel. Si el Bogot, Mayo-Junio 1989 autor de El Prncipe agarraba la historia moderna en su verde co- menzar, el geno alemn iba a ha- cer tres siglos despus el balance cuando se acercaba el otoo de los patriarcas imperiales, y en la larga presentacin del mundo que dejaba a sus espaldas, ignor la redondez de la tierra. Su filoso- fa parece escrita antes de Copr- nco. Esa herramienta fabulosa, trada por l del taller griego y adornada con la maestra de las escuelas del Rhin, la dialctica, la enterr salvajemente en la creen- cia de un idealismo totmido, pen- sando que el espritu era propie- dad imperial de los de su raza y su tierra. Coloc a Amrica en ellrn- bo, y la dej clavada por el tiempo que fuera necesario hasta que lle- gar el da en que para entender la independencia, la concibiera dependiendo del espritu alemn! Se necesita ser quien fue para de- cir cosas semejantes. Yen 1830. En 1830, el imperio ingls lleva- ba 49 aos de haber arriado la bandera en Amrica. Las tropas del Rey Jorge se haban rendido definitivamente en 1781 y los Es- tados Unidos haban sido recono- cidos como estado independiente reemplazando a la corona britn- ca. En 1804 Hait derrot el impe- rio de Napolen con los negros de Tussaint L'Ouverture que pusie- ron en fuga al general Leclerec, cuado del Emperador. En 1824 el imperio espaol muri en Ayacu- cho y donde fueron Virreinatos, gobernaciones y capitanas caste- llanas slo se vieron las repbli- cas de bolvar, San Martin, Hidal- go, Morelos, Artigas y O'Higgins. En 1822 Portugal perdi su impe- rio en Brasil con slo una sonrisa ... Si un imperio se pierde y esto no lo registra la historia, n lo ve el fil- sofo, la historia no sirve y el filso- fo ha muerto. Lo cual no es raro, acadmica- mente. Bien averiguado qued lo de la tierra esfrica girando alre- dedor del sol hacia 1530, cuando Coprnico puso a circular su libro de las Revoluciones de los astros, pero hasta 1774 la tierra segua parada en Bogot, y en no pocas ciudades de Europa, y continuaba levantndose y ponindose el sol que le daba vueltas en torno para alumbrarla y traerle las noches. Lo propio con la economa y la historia. Quin pone en duda los resortes econmicos que movie- ron a las turbas que echaron por tierra la Bastilla? No haba trigo barato, y una mesa de rico o de po- bres sin pan en Francia no es mesa para sentarse a comer. El hombre ladraba de hambre. pero nadie sali a asaltar las tiendas sino a gritar muera el Rey. Lo de proletarios del mundo unos, el santo y sea para formar los sindi- catos, lo invent una mujer que vi- va en Londres. Aos, muchos aos despus, exactamente cuando all viva tambin un judo alemn, Carlos Marx. Ella era hija de francesa y sudamericano: se llamaba Flora Tristn, y yo la ten- go por hija de Simn Bolvar ... As nos ocurre con las revolu- ciones de Los Comuneros y la In- dependencia en Colombia. Se prenden como reaccin contra el impuesto y la estructura de la eco- noma colonal sin que haya en- frentamiento de unas clases que no se han organizado en fuerzas sindicales o patronales. Los cam- pesinos comuneros se movilizan buscando capitanes en los ricos, y Bolvar el rico, el padre de Flora, se hace el abanderado de los po- bres, en un movimiento de unn de clases americanas para echar a los espaoles. Mara Cano, en lo poco que tenga de Flora Tristn, vendra despus de cien aos de soledad ... Tan lento es a veces, a lo menos como lo he visto, este ordena- miento de las cosas, entre otras razones por la falta de vocabulario propio, que slo queda el consue- lo de recordar los doscientos aos que demor la sabia Europa en aceptar la esfericidad de la tierra; y todava Hegel... Hoy mismo, Garca Mrquez, nuestro adalid en la avanzada, como que se colo- ca en lnea con Caro y Laureano Gmez en lo de Santander, para reducir a Bolvar al Cesarismo De- mocrtico del Caribe. Luego ... 83