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LOS AGROCOMBUSTIBLES:

Los mitos del progreso y los beneficios ambientales

Mario Alejandro Valencia


20 mayo 2009

Antes de la crisis económica y financiera que aún sacude al mundo, este era el tema más
debatido en el planeta. Y no es de poca monta; lo que se discute es si el combustible
proveniente de la agricultura va a reemplazar al petróleo cuando éste deje de existir.

Frente a este debate, entonces, la pregunta que debemos hacernos para entender el
contexto mundial y nacional es ¿por qué se produce etanol en Colombia?, es decir, ¿qué
tiene que ver el país en el juego mundial de la definición de la matriz energética? Lo
primero que hay que decir es que, para desilusión de muchos, los agrocombustibles no
son un invento de Uribe Vélez. Brasil produce etanol desde la década del 70 y tiene una
industria tan desarrollada que el 75% de sus vehículos son ‘flex fuel’, así que pueden
funcionar indistintamente con gasolina o con etanol.

A su vez fue durante muchos años el mayor productor de etanol, hasta que fue
reemplazado por Estados Unidos. Y ¿por qué EE.UU. produce etanol?, porque tiene la
imperiosa necesidad de importar 410 millones de barriles de petróleo al mes, lo que le
cuesta aproximadamente 500.000 millones de dólares todos los años. Además, mucho de
ese petróleo está ubicado en países poco ‘amistosos’ a los intereses estadounidenses. El
propósito para EE.UU, entre otros, de producir etanol, es reducir esta dependencia
petrolera en un 20% para los próximos 10 años. Sin embargo enfrenta otra dificultad:
producir etanol a base de maíz es supremamente costos y poco eficiente, puesto que su
rendimiento es de tan solo 1500 litros por hectárea, mientras en la caña alcanza hasta los
9000 litros por hectárea.

Es en este punto donde entra a jugar Colombia en el concierto mundial de los


agrocombustibles. La decisión de producir este tipo de combustibles en Colombia no
corresponde a una necesidad estratégica para el país, puesto que somos autosuficientes
en petróleo, sino que responde a la leal obsecuencia de rescatar a la economía
estadounidense, fundamentalmente, y a un oligopolio local al servicio de intereses
extranjeros más que nacionales. Un concienzudo análisis de sus condiciones de
producción en el país, comprueban dicha afirmación.

Las conclusiones deben responder el interrogante de si la producción de


agrocombustibles son un buen negocio o un mal negocio para el país. No solamente para
un puñado de personas escogidas a dedo, sino para todo el país.

Y partimos entonces de cuánto le cuesta al país –hoy- producir 300 millones de litros de
etanol al año: 320.000 millones de pesos. Esto por cuenta que el etanol, a diferencia de
los productores de gasolina, está exento de pagar los impuestos de IVA, sobretasa a la
gasolina y el impuesto global.

Pero este no es el único esfuerzo que debe hacer el Estado para estimular su producción:
adicionalmente se les garantiza el mercado, al obligar –por Ley- la mezcla de la gasolina
con esta sustancia. También le fija el ingreso al productor, es decir, les garantiza la
rentabilidad. Además estableció que los ingenios donde se produce etanol son Zonas
Francas Especial, por lo que no pagan el 33% de impuesto de renta sino el 15%. Y están
exentos de aranceles en bienes de capital. Adicionalmente reciben créditos al DTF-2%, y
para completar, el Estado desmonta los subsidios a la gasolina para incentivar el mayor
uso de los agrocombustibles. ¿Y qué tiene esto de malo? Absolutamente nada, si estos
estímulos estuvieran destinados a favorecer a la mayoría de los colombianos en términos
económicos y ambientales, y no pensados exclusivamente para salvar de la quiebra a 3
grupos económicos.

Pero podríamos ir un poco más allá y hacer la siguiente pregunta: ¿por qué todas estas
gabelas para producir agrocombustibles y no maíz, por ejemplo, o arroz, o soya, o trigo, o
cualquier otro producto que, a diferencia del etanol o el agrodiesel, sí sea alimento?

Entonces el gobierno colombiano se inventó una serie de mitos para justificar el negocio:
1. Los agrocombustibles son una fuente de generación de empleo: en los primeros años
en que se produjo etanol, éste no generó ni un solo empleo nuevo, puesto que los
ingenios reemplazaron caña que antes destinaban para producir azúcar a pérdida (la de
exportación), para producir etanol. Incluso la situación que se ha venido presentando en
los últimos años, especialmente con el neoliberalismo, es que los corteros están siendo
reemplazados por máquinas sin darles una alternativa, situación que se ha profundizado
en los últimos meses a raíz del histórico paro de 2008.

2. Van a desarrollar la agricultura: lo que se promueve con la producción de


agrocombustibles son los monocultivos como única forma de hacer agricultura en
Colombia, negando los enormes beneficios sociales y ambientales de promover la
agricultura familiar y comercial en beneficio de amplios sectores de campesinos y
empresarios del campo. No se trata de oponerse a que se cultive caña o palma de aceite
en el país, pero no como única forma de hacer agricultura, puesto que son géneros que,
por su naturaleza, solamente son rentables en grandes extensiones. Para la caña es
rentable en más de 20 hectáreas y para la palma en más de 50. El resultado es una
mayor concentración de la tierra, en una nación donde la tierra ya les ha sido arrebatada a
4 millones de ciudadanos del campo que hoy engrosan los cordones de miseria y
violencia de las ciudades.

3. El etanol es más barato que gasolina: está demostrado hasta la saciedad que el
etanol es más caro que la gasolina. Así, la mezcla de la gasolina con etanol ha resultado
ser una carga adicional para los consumidores. En los primeros meses del año 2009 se
demostró que los consumidores estaban pagando 72.5% más caro el etanol, por cuenta
de los beneficios que reciben sus productores.

4. Colombia se convertirá en potencia exportadora de agrocombustibles: desde 2005


cuando se empezó a producir etanol, el país no ha exportado un solo litro por una sencilla
razón: no somos competitivos. ¿por qué? Brasil tiene 6 millones de hectáreas sembradas
en caña y Colombia algo más de 200.000. En Brasil el costo de la tierra es cercano a
cero, mientras en Colombia se produce caña en las tierras más valiosas del país y sin
mayores posibilidades de expansión. Los costos de producción del agrodiesel en
Colombia son casi el doble de países como Malasia e Indonesia, donde se destruyó la
selva para expandir el monocultivo de palma. Si Colombia quiera hacer parte del club de
las potencias productoras de agrocombustibles tendrá que competir con países donde se
espera un gigantesco desarrollo de su producción como: Burkina Faso, Cabo Verde,
Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Sierra Leona, Togo, entre otros, donde quien gane la
competencia será quien aguante más hambre, como resultado de perder la seguridad
alimentaria para producir combustible.
5. Los agrocombustibles son la solución ambiental: Paul Crutzen –ganador del Premio
Nobel en química por sus investigaciones sobre la capa de ozono–encontró que, si se
analiza el ciclo de vida de los agrocombustibles desde la etapa agrícola hasta la
combustión final, el etanol proveniente de la canola y el maíz pueden producir entre el 70
y el 50 por ciento más de gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles. En
febrero de 2008 la revista Science publicó los resultados de dos estudios independientes
que indican que los agrocombustibles “podrían ser uno de los mayores fraudes
ambientales”, pues emiten más dióxido de carbono del que puede ser absorbido por las
plantas. El estudio indica que cuando se destina tierra de biodiversidad, como la selva
amazónica, para producir agrocombustibles, emiten hasta 420 veces más carbono que el
que se ahorra al año por reemplazarlo con combustibles fósiles. El estudio concluye que
los agrocombustibles son “una alternativa peor que los combustibles fósiles”.

Se concluye de estos argumentos que la producción de agrocombustibles en Colombia no


ha beneficiados a los agricultures, ni a los trabajadores, ni a los consumidores, ni al medio
ambiente, entonces ¿quién gana? Entre 2005 y 2006, el primer año de producción de
etanol, las utilidades de los ingenos sucro-alcoholeros del Valle del Cauca pasaron de
167.216 millones de pesos a 333.022 millones. Por cuenta del etanol, los ingenios dejaron
de exportar en 2006, 254.077 toneladas de azúcar a pérdida, que les habría significado un
ingreso de 176.000 millones de pesos, mientras las ventas de etanol les significaron
ingresos por 348.000 millones. ¡Ésta es la eficiencia neoliberal! Y es la forma de hacer
empresa en Colombia.

Finalmente es importante mencionar que la producción de agrocombustibles es parte


fundamental del modelo de “libre comercio” de ‘exportar hasta morir’. Ante la peor crisis
económica de la historia de la humanidad, la salida que el gobierno de Uribe Vélez le da a
la nación es aplicar una dosis más concentrada del mismo veneno que nos está matando
hace 20 años. Los agrocombustibles, al igual que los proyectos de gran minería
transnacional, y los megaproyectos de represas para generación de energía, son el
objetivo fundamental de los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, Noruega,
Suiza, Islandia, Canadá y los 27 países de Europa. Hacen parte de la cacareada política
de la “confianza inversionista” que beneficia exclusivamente al gran capital transnacional,
violando los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de la mayoría de los
colombianos.

Frente a tamaña situación, es deber de los ciudadanos democráticos de este país


emprender acciones legítimas que conlleven a la mayor unidad de los colombianos en
torno al propósito fundamental de salvar la soberanía nacional, derrotando las políticas
neoliberales que nos condenan al mayor atraso y una situación colonial, y en cambio
promover una forma económica de relacionarnos que privilegie la producción nacional y el
empleo de calidad y bien remunerado para los ciudadanos, a través de la ampliación y
fortalecimiento del mercado interno, como lo han recomendado reconocidos expertos
mundiales frente a la crisis, pero sobre todo como lo hacen las potencias del mundo.

mariovalencia01@gmail.com
www.recalca.org.co

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