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de los hombres del cual has odo la verdad que no aprenders de ningn otro, porque todos los hombres
valen menos que yo y son menos libres que yo".
Alejandro avanz enfurecido, y Digenes continu:
"Bien, puedes matarme; pero si haces eso, nadie ms te dir la verdad".
Din comenta: "Entonces se maravill Alejandro de la valenta y la falta de miedo de ese hombre".
El dilogo inquietante.
Como Scrates, los cnicos intentaban ayudar a sus interlocutores a abandonar sus falsas opiniones y a
que reflexionen acerca de qu es lo mejor para la vida.
En el texto de Din vemos cmo los momentos de humor se alternan con los de tensin. Comenta Din:
"Digenes se dio cuenta de que Alejandro estaba enardecido y que tena el alma muy inquieta; Digenes
se diverta con l y lo llevaba en todas direcciones para ver si poda apartarlo un poco de su orgullo y
arrancar de raz sus falsas opiniones. Adems Digenes se haba dado cuenta de que Alejandro por
momentos estaba encantado, por momentos enojado consigo mismo, y que el alma del prncipe era
presa de indecisin, como el aire en el tiempo del solsticio, cuando de una misma nube cae lluvia y
despus resplandece el sol".
El desapego
Adems de esta actitud de provocacin callejera a los poderosos, los cnicos tomaron de Scrates su
desapego por los bienes materiales y lo llevaron a un extremo. Que se trataba tanto de una eleccin
como de una exigencia se ve claramente en la ancdota en la que Crates trata de persuadir a Hiparqua
de que no era un buen partido para ella y le muestra su nica posesin: el cuerpo desnudo.
No coincidan en todo con Scrates
Una diferencia importante en relacin con Scrates se percibe en los medios para alcanzar la vida
virtuosa. Scrates era partidario de lo que luego se denominara "intelectualismo tico"; esto es, la idea
de que nadie hace el mal sabiendo que lo que hace es malo. Si una persona es ayudada a ver, a
comprender, qu est bien y qu est mal, necesariamente, segn Scrates, optar por el bien. Los
cnicos, en cambio -y en esto coincidirn los epicreos y los estoicos- advierten que el acceso a la virtud
excede a lo intelectual. Alguien puede muy bien entender que un hbito suyo es malo y no tener las
fuerzas corporales suficientes para modificar su conducta. Por ello, adems de un trabajo intelectual de
reflexin, es necesario un entrenamiento fsico que haga que el cuerpo responda al intelecto.