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VENGANZA PRIVADA

Este periodo es conocido también como venganza de la sangre o época barbará y


es el antecedente de lo que es el derecho penal hoy en día.

Ante las agresiones físicas o al patrimonio, el hombre tuvo que buscar la manera
de hacer justicia, y los mismos particulares eran los que perseguían los delitos,
podía ser o no con ayuda material o moral de la colectividad buscando hacer
justicia por su propia mano, lo cual representaba grandes desventajas ya que en
ocasiones el castigo, excedía al daño causado.

Como se comentaba en párrafos anteriores, en ocasiones el particular ocasionaba


más daños que los que se le cometieron, se creó la ley del Talión el muy conocido
“Ojo por ojo, diente por diente” para que la venganza fuera equivalente al daño.

VENGANZA DIVINA

En este periodo se consideraba que los delitos ofendían a la divinidad y las


sanciones buscaban la búsqueda del arrepentimiento.

Se consideraba a la divinidad como eje fundamental de la constitución misma del


Estado y que el delito era una causa de descontento de los dioses, y por eso,
jueces y tribunales juzgaban en nombre de la divinidad ofendida.

Esta justicia se vio representada en la clase sacerdotal, como ejemplo citamos al


pueblo hebreo, por ser eminentemente sacerdotal.

VENGANZA PÚBLICA

En la medida que los estados adquirieron mayor solidez, se comienza a hacer la


distinción entre los delitos públicos y privados, según el hecho lesionara de
manera directa a los particulares o al orden público. Aquí nace la venganza
pública, donde el Estado participaba directamente en la persecución de los delitos
y lejos de juzgarse ante un ser divino, se juzgaba en nombre de una colectividad.

Entonces surge junto con la intimidación del soberano hacia el súbdito los
calabozos donde los delincuentes sufrían prisión perpetua en los subterráneos ; la
horca, los azotes, rompimiento de huesos a golpes, las galeras, el
descuartizamiento, la hoguera, decapitación, marca infamante por el hierro
candente, el garrote que daba muerte por estrangulación, trabajos forzados y las
cadenas.

PERIODO HUMANITARIO

A la excesiva crueldad siguió un movimiento humanitario de las penas y de los


sistemas penales. Se caracteriza al periodo humanitario por benevolencia en el
tratamiento de los delincuentes, formas as humanas en la investigación de los
delitos, castigos menos excesivos y mejores diseños de prisiones.

PERIODO CIENTIFICO

En este periodo surge la orientación científica en la prevención, investigación de


los delitos, personalidad del delincuente, peligrosidad y ocupación para su
rehabilitación.

1.2.1 DISTINGUIR LAS CARACTERISTICAS GENERALES DOCTRINALES DE


LA CORRIENTE FILOSÓFICA JURÍDICA DENOMINADA LA ESCUELA CLÁSICA
DEL DERECHO PENAL Y CITAR LOS CONCEPTOS DE LOS PENSADORES DE
LA MISMA.

Por clásico es factible entender lo digno de ser imitado, lo consagrado , lo


ilustre, lo excelso; sin embargo, los positivista dieron este mote a quienes en lo
jurídico-penal, siguieron una determinada línea del pensamiento, que a despecho
de considerarlos grandiosos, simp0lemente lo9s estimaron como caducos. Se ha
tratado de enmendar esta desconsideración hecha a todas luces sin basamento,
pero la realidad, es que la asignación la hicieron en sentido peyorativo. Muchos
pensadores considerados clásicos, realmente emitieron conceptos muy disímbolos
entre sí, sin embargo, lo que vino a colocarlos como pertenecientes a una sola
forma de pensar, fue la actitud de sus detractores que después constituyeron lo
que a la postre sería la escuela positiva, aunque el núcleo diferenciador
verdaderamente lo constituye el método que cada una de ellas utiliza .

Las directrices conceptual-básicas de la escuela clásica se pueden resumir de la


siguiente manera:

1) El punto cardinal es el delito, hecho objetivo, y no el delincuente.

2) El método es deductivo y especulativo.

3) Sólo puede ser castigado quien realice un acto previsto por la ley como
delito sancionado con una pena.

4) La pena sólo puede ser impuesta a los individuos moralmente responsables


(Libre albedrío)

5) Le represión penal pertenece al Estado exclusivamente; pero en el ejercicio


de su función el Estado debe respetar los derechos del hombre y
garantizarlos procesalmente.

6) La pena debe ser estrictamente proporcional al delito (retribución) y


señalada en forma fija.

7) El Juez sólo tiene facultad para aplicar automáticamente la pena señalada


en la ley por cada delito.

Tomando como directriz al máximo exponente de esta Escuela haremos


una glosa de cada uno de los conceptos básicos enumerados con
antelación.

1) El punto cardinal es el delito, hecho objetivo, y no el delincuente.

Cuando se habla de delito como hecho objetivo, se hace abstracción del


autor (delincuente) pues los clásicos se inclinaron por considerar la
existencia de un derecho natural, congénito a la humanidad el cual implica
que el derecho debe tener vida y criterios preexistentes a los pareceres de
los legisladores humanos. Lo anterior, debido a que la razón fundamental
del derecho criminal está en la tutela jurídica o defensa del derecho y no de
los infractores del mismo.
2) El método es deductivo y especulativo.

Estableciendo como verdad incontrovertible ese criterio preexistente al


hombre, se utiliza como método la deducción que consiste en un tránsito de
lo universal a lo particular; supone principios conocidos existentes de
antemano (a priori), que son las verdades universales de las que infieren
las particulares. La deducción es de orden racional, especulativa, dando por
ciertos principios fuera de toda duda, por lo que al ser el derecho un
principio rector que existe por sí no por obra del hombre, dentro de la
corriente clásica, se analiza el derecho utilizando este método.

3) Sólo puede ser castigado quien realice un acto previsto por la ley
como delito sancionado con una pena.

La figura delictiva y su sanción deben estar previamente en la ley, es decir, no


debe ser ilegal la pena; esto es, no se irroga legítimamente, si antes la ley no la
ha conminado. Quien castiga debe ser la ley, no el hombre. Por tanto, a nadie
puede considerársele culpable de algún delito, si éste no está previsto por la
ley como sancionable con determinada pena.

4) La pena sólo puede ser impuesta a los individuos moralmente


responsables (Libre albedrío)

Los hombres tienen libre voluntad de actuar (libre albedrío) en tal virtud, la ley
dirige al hombre en cuanto es un ser moralmente libre y, por ello, a nadie se le
puede pedir cuenta de un resultado del cual ha sido causa puramente física, sin
haber sido de ningún modo causa moral. Es necesario que el individuo sea
moralmente responsable, esto es, que haya realizado el acto con voluntad
inteligente.

5) Le represión penal pertenece al Estado exclusivamente; pero en


el ejercicio de su función el Estado debe respetar los derechos del
hombre y garantizarlos procesalmente.

El Estado como complemento de la ley moral, fija los delitos y las penas, pero
también establece su propia autolimitante, para no excederse de ese marco, por
tanto, la fuerza coactiva y represiva que no tiene la ley moral, sólo se encuentra
en el brazo mismo del hombre.
Se niega la teorética del contrato social, al determinarse que de la ley se
derivan la sociedad, la autoridad y el derecho que tiene ésta para prohibir y
castigar. La necesidad de la defensa inviste a la autoridad humana de un poder
sobre el hombre, pero la justicia domina indefectiblemente el ejercicio de ese
poder como medida moderadora. El medio para lograr tal moderación es el rito
procesal, que no sólo sirve a los hombres honrados en cuanto les ayuda a
descubrir a los delincuentes, sino que les sirve en cuanto los preserva de ser
víctimas de errores judiciales. Y les sirve también, en la forma debida, a los
culpables mismos, en cuanto impide que se les imponga un castigo que exceda la
medida adecuada.

6) La pena debe ser estrictamente proporcional al delito


(retribución) y señalada en forma fija.

En cuanto a la pena como retribución, es decir, proporcionada al daño


ocasionado, viene a ser formalmente una reacción; substancialmente un
castigo retributivo en nombre de aquella exigencia ética que quiere que al bien
siga el bien (el premio) y al mal siga el mal (el castigo). No existen cometidos
especiales que correspondan a la pena. Esta es represión del delito perpetrado
y en esta idea de la represión el Derecho Penal debe basarse. No incumben,
por tanto, al Derecho Penal, cometidos de prevención que serían cometidos de
utilidad social. La pena no debe ser excesiva, es decir no debe superar la
proporción con el mal causado por el delito.

7) El Juez sólo tiene facultad para aplicar automáticamente la pena


señalada en la ley por cada delito.

El Juez no puede tener criterio personal para fijar sanciones que éstas,
objetivamente están fijadas por el legislador sin ningún margen de variabilidad,
porque la pena es una emanación del derecho pues se justifica por la
necesidad de coacción moral mediante la amenaza de un mal a los infractores
del derecho que sirva para apartarlos de la agresión y que sea la protección del
ciudadano honrado; por tanto, síguese de esto que la pena no puede tener sus
criterios mensuradores en el arbitrio del legislador, sino en la ley misma.

1.2.2 ESTABLECER Y EXPLICAR LAS DOCTRINAS DE LAS CORRIENTES


FILOSÓFICAS DEL PERÍODO CIENTÍFICO.

ETAPA CIENTIFICA
En esta etapa, el delincuente es el objeto de la máxima preocupación
científica de la justicia. El delito es una manifestación de la personalidad del
delincuente y hay que readaptar a éste a la sociedad corrigiendo sus inclinaciones
viciosas. Tal corrección es el pivote sobre el cual gira este nuevo período. La pena
como sufrimiento carece de sentido; lo que importa es su eficacia, dado aquel fin.
Las ciencias criminológicas vinieron a iluminar el problema hasta su fondo y a
caracterizar el nuevo período en el que la personalidad compleja del sujeto es lo
que se destaca en el primer término del panorama penal.

Debemos considerar el siguiente orden de ideas:

“el primer hecho histórico es que para vivir hacen falta ante todo comida, bebida,
vivienda, ropa y algunas cosas más, por consiguiente, resulta básica la producción
de los medios indispensables para la satisfacción de tales necesidades. Esta es
una condición fundamental de toda historia, que lo mismo hoy que hace miles de
años, necesita cumplirse todos los días y a todas horas, simplemente para
asegurar la vida de los hombres.

Por otra parte, la satisfacción de las necesidades referidas requiere tomar


las acciones indispensables para satisfacerlas y adquirir los instrumentos
necesarios para ellos, lo cual conduce a nuevas necesidades de otra índole.

Otro factor que interviene desde un principio en el desarrollo histórico, es el


de que los hombres renuevan diariamente su propia vida; comienzan al mismo
tiempo a crear a otros hombres, a procrear: es la relación entre marido y mujer,
entre padres e hijos, la familia. Esta familia, que al principio constituye la única
relación social, más tarde, cuando las necesidades, al multiplicarse, crean nuevas
relaciones sociales y, a su vez, al aumentar el censo humano, brotan nuevas
necesidades.

La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena


en la procreación, se manifiesta inmediatamente como una doble relación _de una
parte, como relación natural, y de otra como una relación social-; social, en el
sentido de que por ella se entiende la cooperación de diversos individuos,
cualesquiera que sean sus condiciones, de cualquier modo y para cualquier fin.

Habiendo considerado lo anterior, se cae en la cuenta de que el hombre


tiene conciencia; sin embargo, ésta no es una conciencia pura. El espíritu nace ya
preñado de materia. La conciencia, por tanto es ya de antemano un producto
social, y lo seguirá siendo mientras, existan seres humanos. La conciencia es, en
principio, naturalmente conciencia del mundo inmediato y sensorio que nos rodea
y conciencia de los nexos limitados con otras personas y cosas. No es la
conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia.
Esta concepción, a diferencia de la idealista, no busca una categoría en
cada periodo, sino que se mantiene siempre sobre el territorio histórico real, no
explica la práctica partiendo de la idea, sino explica las formaciones ideológicas
sobre la base de la práctica material. Esta concepción revela que la historia no
termina disolviéndose en la autoconciencia, como el “el espíritu del espíritu”, sino
que encada una de sus fases se encuentra un resultado material, una suma de
fuerzas productivas, una actitud históricamente creada de los hombres hacia la
naturaleza y de los unos hacia los otros, que cada generación transfiere a la que le
sigue, una masa de fuerzas productivas, capitales y circunstancias, que aunque de
una parte sean modificados por la nueva generación, dictan a ésta de otra parte,
sus propias condiciones de vida y le imprimen un determinado desarrollo, un
carácter especial; de que, por tanto, las circunstancias hacen al hombre en la
misma medida en que éste hace a las circunstancias.

Generalmente la historia se escribe al margen de lo anterior, excluyendo de


ella la actitud de los hombres hacia la naturaleza, lo que engendra la oposición
entre la naturaleza y la historia. Por eso esta concepción sólo acierta a ver en la
historia los grandes actos políticos y las acciones del Estado, las luchas religiosas
y las luchas teóricas en general, y se ve obligada a compartir, especialmente, en
cada época histórica, las ilusiones de esta época.

1.2.3 ENUNCIAR LAS CARACTERÍSTICAS DEL POSITIVISMO COMO


CORRIENTE FILOSÓFICA DEL DERECHO PENAL CITANDO APORTACIONES
DE SUS DOCTRINISTAS.

Para captar las metas de la Escuela Positiva se deben tener presentes las
directrices trazadas para el positivismo sociológico, entendiendo por Positivismo
la dirección filosófica (en teoría del conocimiento), que reduce la posibilidad de
éste al campo de lo positivo, es decir, de lo dado en la experiencia; y que, por lo
tanto, niega que pueda haber conocimiento fundado, justificado, más allá de los
límites de los puros datos de la experiencia; con lo que rechaza toda metafísica,
así como toda indagación sobre principios del deber ser, es decir, toda teoría de
normas ideales.

Ahora bien, en el área penal, la llamada Escuela Positiva surge como una
reacción a los conceptos que anteriormente habían sido fundamentados en el
método racional, y los pensadores, lo mismo que en el clasicismo, difundieron a
veces ideas muy disímbolas; sin embargo, “así como en la escuela clásica la gran
variedad primera pudo luego alcanzar postulados comunes, por reacción contra el
positivismo , así la unidad de la tesis positivista ha sido más aparente que real y se
ha mantenido, tan sólo, porque los discrepantes han rendido siempre, aún en sus
divergencias, una fina reverencia y su delicado respeto a los fundadores de la
escuela. Ha sido ésta una de las consecuencias fundamentales del irrumpir de la
escuela positiva cuando, hacia los últimos decenios del siglo pasado, se pretendió
ampliar el método experimental-naturalista al estudio del reo y del delito,
invalidando la metodología abstracta de la orientación clásica de contenido
racionalista. Entre tanto, se había ido madurando en el terreno político una
revisión de las tradiciones ideológicas liberales. El marxismo había aparecido en la
escena política de muchos países de Europa atacando de raíz las estructuras de
una concepción tildada de formal-individualista del Estado, para atribuir al Estado
cometidos específicos, sobre todo en el sector social, a fin de que fuesen
colmados lagunas y eliminados desequilibrios propicios a favorecer el delito. El
Estado no puede limitarse a reprimir el delito entreteniéndose con un concepto
“abstracto” de delito y olvidando la realidad del delincuente, sino que debe encarar
la realidad y naturaleza de las cosas para conocer las leyes que disciplinan o
explican el fenómeno delictivo, a fin de influir sobre las causas conocidas con la
realidad del delincuente, sino que debe encarar la realidad y naturaleza de las
cosas para conocer las leyes que disciplinan o explican el fenómeno delictivo, a fin
de influir sobre las causas conocidas con la intención de eliminarlo. No se trata ya
de reprimir, sino de pre venir en nombre de una exigencia de defensa social para
que la colectividad (que es el marxismo absoluto) sea puesta a cobijo de todo acto
que se dirija contra los presupuestos de su existencia conservación y progreso.”

Las directrices conceptual-básicas de la escuela positiva se pueden resumir


de la siguiente manera:

1. El punto de mira de la justicia penal es el delincuente, pues el delito no es


otra cosa que un sistema revelador un estado peligroso.

2. La sanción penal, para que derive del principio de la defensa social, debe
estar proporcionada y ajustada al “estado peligroso” y no a la gravedad
objetiva de la infracción.

3. El método es el inductivo, experimental.

4. Todo infractor de la ley penal, responsable moralmente o no, tiene


responsabilidad legal. “la creencia en el libre albedrío de la libertad humana
es una ilusión. La voluntad está determinada por influjos de orden físico,
psíquico y social”.

5. La pena tiene una eficacia muy restringida; importa más la prevención que
la represión de los delitos y, por tanto, las medidas de seguridad importan
más que las penas mismas.
6. El juez tiene facultad para determinar la naturaleza delictuosa del acto y
para establecer la sanción, imponiéndola con duración indefinida para que
pueda adecuarse a las necesidades del caso.

7. La pena, como medida de defensa, tiene por objeto la reforma de los


infractores readaptables a la vida social, y la segregación de los
incorregibles.

1) El punto de mira de la justicia penal es el delincuente, pues el delito no


es otra cosa que un sistema revelador un estado peligroso.

“Antes de estudiar el delito como hecho jurídico es necesario estudiarlo


como un fenómeno natural y social y, en su consecuencia, es preciso estudiar
antes la persona que comete el delito, y el ambiente en que lo comete, para
estudiar luego jurídicamente al delito, no como a un ente abstracto y en sí mismo,
sino como una manifestación del carácter orgánico de su autor”.

El enfoque hacia el delincuente, más que al delito, entre otros, fue el eje
motor de los pensadores de la Escuela Positiva, asegurándose que, “por relegarse
al olvido el estudio del hombre –nervio y meta de la justicia-, el fracaso de tal
sistema (Escuela Clásica) en la lucha contra el crimen “hemos imaginado al
delincuente como si viviera bajo una campana de vidrio”, olvidándose que el
hombre que delinque está sometido a influjo ardiente de las condiciones sociales
en las cuales nace, crece, actúa y se extingue. Las ideas creadoras de la
concepción biológica del mundo, que junto a las leyes del evolucionismo, la lucha
por la vida y la adaptación al medio, integran las grandes corrientes que
estructuran el positivismo penal. El análisis del delincuente inaugura el
subjetivismo en el Derecho Penal “no es el aspecto objetivo de la infracción, ni su
resultado, lo que interesa a la sociedad, es decir, al Estado, sino su aspecto
subjetivo, esto es, la temibilidad de un sujeto y su real peligrosidad”.

2) La sanción penal, para que derive del principio de la defensa social,


debe estar proporcionada y ajustada al “estado peligroso” y no a la
gravedad objetiva de la infracción.

“negado el libre albedrío, y por tanto la responsabilidad penal basada en la


imputabilidad moral, asentó las bases de aquélla sobre la “responsabilidad social”
según la cual el hombre es imputable y responsable por el hecho de vivir en
sociedad. Todo individuo que ejecuta un hecho penado por la ley, cualquiera que
sea su condición psicofísica, es responsable (responsabilidad legal) y debe ser
objeto de una reacción social (sanción) correspondiente a su peligrosidad. Esta se
determina atendiendo a la cualidad más o menos antisocial del delincuente y a la
del acto ejecutado, pero éste no tiene otra significación que la de una expresión o
manifestación de la peligrosidad de su autor. Como los delincuentes son de
diversas índole –natos, por hábito adquirido, de ocasión y por pasión-, la reacción
social defensiva habrá de actuarse de diverso modo. Así para los dos primeros
grupos tendrá una finalidad eliminatoria, y para los dos últimos finalidad represiva
y reparadora”.

3) El método es el inductivo, experimental.

“la inducción es en general, un género de argumentación por el cual, de la recta


observación o simple experiencia de los casos concisamente: es “el tránsito de lo
particular a lo universal”

Por este motivo, la inducción como recurso metódico, investiga en los


hechos las leyes de coexistencia y de sucesión, en éstas últimas, dado un
fenómeno se puede indagar su antecedente o su consecuente.

La escuela positiva aplica a la investigación de la criminalidad el método


inductivo-experimental, porque se considera que el delito es un fenómeno natural
producido por el hombre dentro del seno social, por lo que su estudio debe
hacerse en base al método propio de las ciencias causales explicativas.

4) Todo infractor de la ley penal, responsable moralmente o no, tiene


responsabilidad legal. “la creencia en el libre albedrío de la libertad humana
es una ilusión. La voluntad está determinada por influjos de orden físico,
psíquico y social”.

Todas las personas nacen en un medio social particular y están sujetas, desde su
más tierna edad, a cierto número de influencias que guían su conducta y modelan
las ideas que se forman acerca de cómo deben comportarse. Estas reacciones
condicionadas se tornan tan habituales, que parecen ser casi instintivas. Se
convierten en regulador interno de la conducta ue seguirá funcionando durante
algún tiempo, aún cuando cambien o desaparezcan de pronto las presiones
sociales que la determinaron originalmente. Este censor interno gobierna la
conducta del mismo modo que cualquier conjunto de prescripciones, el
reglamento de tránsito o el procedimiento parlamentario, regulan formas
específicas de actividad como conducir un automóvil. Esta guía interna es
prácticamente automática, salvo cuando surge alguna ocasión de obrar contra sus
dictados, momento en el cual uno se da vívidamente cuenta de ella por un
sentimiento de ansiedad, una premonición de desastre o un sentimiento de culpa.
Puesto que la conciencia es un compendio de reglas sociales incorporado en el
individuo, desafiar sus mandamientos es como representar, en cierto grado, la
vieja tragedia de quien quebranta un tabú, y se ve víctima del ostracismo impuesto
por el grupo.

5) La pena tiene una eficacia muy restringida; importa más la prevención


que la represión de los delitos y, por tanto, las medidas de seguridad
importan más que las penas mismas.

En su ejecución penas y medidas de seguridad presentan una faceta común de


carácter neutralizador y resocializador, además un inevitable efecto intimidatorio.
Pero en la fase anterior a la ejecución existen diferencias: la amenaza parte del
supuesto de que el sujeto no debe actuar de un modo determinado y, en el caso
que lo haga, le impone un mal, bien porque encuentra reprochable la actitud de
quien, pudiendo actuar de otra forma, prefirió el obrar antijurídico, bien para
introducir una motivación inhibidora de las posibles tendencias criminales latentes
en la generalidad de los sujetos. En cambio, en el campo de las medidas, los
conceptos de conminación, infracción, reproche, etc.… son totalmente
inaplicables. En ellas priva la función de prevención especial y de ella deriva su
justificación.

6) El juez tiene facultad para determinar la naturaleza delictuosa del acto


y para establecer la sanción, imponiéndola con duración indefinida para que
pueda adecuarse a las necesidades del caso.

El juez no es autómata, una máquina de inferir consecuencias y


deducciones, sino un crítico, que valora, celebra, siente y adopta resoluciones en
consecuencia. Según la escuela, hay que comprender e interpretar la ley; si ésta
es imposible, en razón de que la resolución sería en definitiva manifiestamente
injusta, si es necesario, por la gravedad del caso, puede adoptarse una resolución
en contra de la ley, entendiéndose en tal supuesto que el legislador, si hubiere
debido decidir, hubiese también proveído en contra de la ley.

7) La pena, como medida de defensa, tiene por objeto la reforma de los


infractores readaptables a la vida social, y la segregación de los
incorregibles.
Hay seres que cometen actos antijurídicos por enfermedad o por anomalía
en su constitución bio-psicológica; pero los hay también que delinquen en plena
normalidad. Respecto de los primeros podrán tomarse medidas de seguridad
intentando su curación, su educación o su normalización que tales medidas sean
penales; pero queda siempre un grupo, acaso la mayoría de los infractores del
Derecho, los verdaderos delincuentes, que no padecen “anormalidad alguna”, que
pueden tener mayores o menores impulsos biológicos o temperamentales y aún
deficiencias o irregularidades orgánicas, pero el entendimiento y la voluntad, no
tiene sentido hablar de medidas científicas de defensa social si con ello no se
hace referencia a las penas y al temor que causa su naturaleza, como medios
capaces de actuar en este campo psicológico.

1.2.4COMPRENDER LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA


ESCUELA CRÍTICA Y LA DIRECCIÓN TÉCNICO JURÍDICA, ASI COMO
SEÑALAR LOS PRINCIPALES DOCTRINISTAS DE CADA UNA DE ELLAS.

LA TERCERA ESCUELA

Esta escuela realmente es una posición ecléctica entre las dos escuelas
anteriores, tomando conceptos fundamentales de los clásicos y también de los
positivistas, estimando el delito como un fenómeno individual y social,
orientándose al estudio científico del delincuente y de la criminalidad; niega el
libre albedrío si este es considerado en distinguiendo entre imputables e
inimputables; sin embargo, no se estima al delito como un acto realizado por
alguien con libertad absoluta sino que existen motivos que determinan y
coaccionan psicológicamente al infractor; se inclina más por estimar la pena como
una defensa social.

ETAPA O PERIODO DEL DERECHO PENAL SE VIVE EN LA ACTUALIDAD

Antecedentes del derecho penal en México


La trayectoria que ha seguido esta ciencia jurídica en México es similar a la de
cualquier otro país: Se inicia con el castigo más cruel hasta llegar paulatinamente
a una fase más humanizada e incluso científica.

Etapa del derecho penal en la actualidad


En la actualidad, la legislación penal mexicana conserva rasgos de la escuela
clásica en algunos preceptos y de la positiva en otros, aunque puede precisarse
que el código de 1871 manifestó una fuerte influencia de la clásica, el de 1929, de
la positiva y el de 1931 (Vigente) adopto una postura electica. (Modo de actuar,
pensar o juzgar que adopta posturas intermedias y alejadas de soluciones
extremas o muy definidas).
Jiménez Asúa: “Las escuelas penales pertenecen al pretérito…la lucha de las
escuelas ha terminado.

EVOLUCION Y REGLAMENTACION PENAL DE LOS PUEBLOS


PRECORTESIANOS

Conceptos preliminares
El surgimiento del derecho penal obedece a la necesidad de regular el
comportamiento del hombre en sociedad para controlar sus acciones y proteger al
grupo social. El crimen nace con el hombre; cuando aun no existía un orden
jurídico, ni una sociedad organizada, el delito ya se manifestaba en su forma más
rudimentaria. El hombre no articulaba palabras, pero ya desarrollaba conductas
que afectaban a los demás. De ahí la necesidad de regular tales conductas y
señalar castigos para lograr el orden y la convivencia pacifica

Derecho precortesiano
Se afirma que a la llegada de los españoles el derecho de los indígenas tenía
figuras igual o más adelantadas que la de los colonizadores.
Antes de la Conquista, debido a la religiosidad y severa educación de los
habitantes del territorio de lo que hoy es México, el crimen era un fenómeno poco
común, ya que el castigo resultaba Muy Severo.

Aztecas
En el aspecto jurídico, los aztecas conocían figuras que se encuentran vigentes en
el derecho penal mexicano. Al respecto, Castellanos Tena anota: “Los Aztecas
conocieron entre delitos dolosos y culposos, las circunstancias atenuantes y
agravantes de la pena, las excluyentes de responsabilidad, la acumulación de
sanciones, la reincidencia, el indulto y la amnistía”.
 Delitos Principales: Alcahuetería, Peculado, Cohecho de jueces, Traición
en guerra, Deserción, Adulterio, Homicidio, Espionaje, etc.
 Penas más Aplicadas: La de muerte: (ahorcadura, hoguera, degüello,
descuartizamiento, desollamiento), Esclavitud, Castigos Infamantes, Penas
Corporales, Destierro, Encarcelamiento.
 Marco Antonio Pérez de los Reyes señala que los aztecas distinguían
entre delito culposo y doloso y que se castigaba la complicidad y el
encubrimiento. Así mismo que existían las cárceles siguientes:

Mayas
En el pueblo Maya la pena también tenía características de severidad y dureza,
pero se observa una concepción más humanizada. Era una Legislación
Consuetudinaria (No escrita).
La prisión no se consideraba un castigo, sino solo el medio para retener al
delincuente a fin de aplicarle después la pena impuesta. Por su parte a los
menores se les sancionaba con penas menos severas.
 Delitos Principales: Adulterio, Violación, Estupro, Deudas, Homicidio, Incendio,
Traición a la Patria, Sodomía.
 Penas más Importantes: Muerte (por horno ardiente, estancamiento,
extracción de veceras por el ombligo, flechazos y el devoramiento por fieras,
Esclavitud, Penas Corporales, Indemnización a la Victima, Infamia, etc.

CODIFICACIONES PENALES EN LA EPOCA COLONIAL


Época colonial

A la llegada de los españoles, las costumbres y manifestaciones de la cultura


indígena fueron abolidas y se impusieron las del Pueblo conquistador.
Las leyes de indias constituían el principal cuerpo legal de la Colonia que se aplicó
en la Nueva España. Además de la instauración del Tribunal del Santo Oficio por
la Santa Inquisición.
 Otras Legislaciones: Ordenanzas Reales de Castilla, Leyes de Toro,
Ordenanzas Reales de Bilbao, El Fuero Real, Las Partidas, Autos Acordados,
Las Nuevas y Novísima Recopilación.

Características del derecho penal en la colonia


España le dio a las Indias un derecho penal propio en que si bien se
contemplaban las reglas aplicables a los peninsulares, concernían principalmente
a los aborígenes, con un sentido marcadamente “tutelar”.
Tomando en cuenta la condición indígena donde las penas aparecen menos
severas que las de entonces para los peninsulares. Las Leyes de Indias merecen
calurosos elogios por su prudencia y por contener preceptos que hoy pueden
citarse como modelo de política social y criminal: “El mejor gobierno consiste en
impedir que se cometan delitos que en castigarlos después de cometidos”.

LEGISLACIONES PENALES MEXICANAS DESPUES DEL MEXICO


INDEPENDIENTE HASTA NUESTROS DIAS

Derecho penal en México Independiente


Al consumarse la independencia surgió la necesidad de contar con una legislación
nueva, propia del pueblo mexicano. Así empezaron a promulgarse leyes
mexicanas pero con influencia de la legislación colonial, a veces aún aplicables a
falta de leyes nuevas.
La Constitución de 1824 adoptó el sistema Federal. Por cuanto hace a la materia
penal, lo más sobresaliente fue la expedición de los códigos penales siguientes:

Cronología de la codificación
 Código Penal para el estado de Veracruz (1869)
 Código Penal de 1871, conocido como “Código de Martínez Castro” Vigente
hasta 1929 y con influencia de la escuela Clásica. Se trató de reformarlo para
mantenerlo a la vanguardia, siempre respetando su estructura original (Bis)
Juárez.
 Código Penal de 1929, conocido como “Código Almaraz, vigente hasta 1931
y con influencia de la escuela positiva. (1233 artículos, a la comisión redactora
no le importaban los actos sino el Delincuente, Se hace confuso por que tiene
el afán de incluir todo) Gobiernos Revolucionarios
 Código Penal de 1931, Vigente y aplicable en el Distrito Federal en materia
común, así como en toda la República en Materia Federal. Este código
mantiene una Postura Ecléctica. (Se critica que debería existir uno para toda la
República, porque es contradictorio con los estados) Portes Gil.

IMPORTANCIA DE TENER INFORMACION HISTORICA DEL DERECHO


PENAL MEXICANO Y LAS CODIFICACIONES EN JALISCO
Siempre es importante tener una base histórica para construir el presente, y es
que un pueblo sin memoria está condenado al fracaso.
En la actualidad es importante conocer los antecedentes históricos del derecho
penal en nuestro país para la práctica legislativa y al mismo tiempo para la
doctrina misma, pues con base en el pasado se puede evitar cometer los mismos
errores y así mismo adaptar mecanismos que han servido con anterioridad en la
legislación penal.
Además importa el estudio del derecho penal para conocer así, el motivo de la
reglamentación e instauración de las figuras e instituciones jurídicas. Comprender
mejor el porqué la actualidad del Derecho Penal.

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