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GARCÍA BENITO

EN LAS COLECCIONES PÚBLICAS


VALLISOLETANAS
3 al 28 de marzo de 2010

Guía didáctica

I.E.S. DELICIAS (VALLADOLID)

Departamento de Geografía e Historia


Miguel Ángel Aguado
Arturo Caballero
María José Carbajo
Inés Villayandre

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Valladolid entre dos siglos 1891-1912

En este periodo la ciudad experimenta una profunda transformación ya


que la llegada en años anteriores del ferrocarril con sus posteriores conexiones,
y la instalación de los talleres generales junto con la dársena del Canal de
Castilla, la convierten en un importante centro redistribuidor de mercancías
(sobre todo cereales), embrión de un incipiente núcleo fabril, que a la vez que
proletariza la ciudad atrayendo población del campo e incrementando su
población (en 1900 supera los 70.000 habitantes), conforma una dinámica
burguesía que a tenor del desarrollo e implantación industrial articula la
transformación de la ciudad, que experimenta una profunda metamorfosis
urbana apareciendo nuevas calles y barrios, elegantes y bien trazados para la
burguesía y marginados e insanos para la mayoría de la clase obrera que trabaja
en sus fábricas.
Además de la llegada de instalaciones fabriles de cierta importancia y
de la constitución de un sector financiero local (Banco Castellano), en estos
años la ciudad conoce la electrificación del alumbrado y los tranvías, que
amplían sus líneas, la desviación de las “Esquevas”, la construcción los primeros
cines y teatros, el desarrollo de la prensa local (se llegaron a contar hasta 10
periódicos bastante politizados), la construcción de destacadas edificaciones de
eclécticos estilos como la estación del Norte, el nuevo Ayuntamiento, el pasaje
Gutiérrez, la Casa Mantilla, la casa del Príncipe, la Electra Popular, el Casino, los
mercados del el Campillo, Val y Portugalete,…y el embellecimiento de algunas
plazas con destacados monumentos como las estatuas del Conde Ansúrez,
Zorrilla o el dedicado al descubrimiento de América (cuya ubicación estaba
destinada a la Habana en Cuba), el acondicionamiento de jardines como el
Campo Grande,….
Pero al lado de esta realidad se desarrolla otra no tan próspera y
reluciente, es la que habita en los ámbitos mas populares y obreros con pagas y
salarios míseros, de mera supervivencia ( en 1900 el jornal medio era de 3,25
pts), insalubres infraviviendas carentes de los mínimos servicios (corralas, casa
molineras,…) epidemias de gran morbilidad (gripe, cólera), todo ello
acompañado de incultura y analfabetismo (50%), cuya única posibilidad pasaba
por la reivindicación de mejoras canalizadas por las primeras asociaciones
obreras como el Círculo Católico Obrero, la Agrupación socialista, el Centro
Obrero o la Federación de Sindicatos Católicos.

El Valladolid de los sesenta y setenta


A finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta la ciudad de
Valladolid comienza a sacudirse las penurias de la larga posguerra, se perciben
los primeros síntomas de recuperación económica y demográfica. Su
designación en 1960 como “Polo de desarrollo industrial” será el detonante
para que en poco tiempo se transforme en un notable centro industrial, con
una rápida implantación industrial, cuya creciente oferta de empleo unida al
inicio de la mecanización de las tareas agrarias, convertirá a la ciudad en foco de
atracción inmigratoria, que procedente sobre todo del ámbito rural, tanto
provincial como extraprovincial, hará crecer rápidamente la población
duplicándose en pocos años, pasando de unos escasos 150.000 habitantes en la
década de los sesenta a casi 300.000 a comienzos de los ochenta.
Este considerable incremento poblacional y la perentoria necesidad de
vivienda estuvo acompañado de una intensa actividad constructiva (que a su vez
atraía más población), que transformo amplios espacios de la entonces periferia
en polígonos residenciales, iniciados al principio por la iniciativa pública
(Instituto Nacional de la Vivienda, Obra Sindical del Hogar, Patronato de la
Vivienda,…) y continuados más tarde por la privada, cuya calidad urbanística y
arquitectónica dejaba, en ocasiones, bastante que desear, apareciendo extensas
barridas de carácter eminentemente obrero (Delicias, Rondilla, Pajarillos,
Portillo de Balboa,…) junto a otras mas cuidadas destinadas a una creciente
clase media (Huerta del Rey al otro lado del río), sin olvidar las viviendas de
autoconstrucción que en situación de dudosa legalidad invadieron algunos

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terrenos públicos marginales (Cañada de Puente Duero, Cuesta de la
Maruquesa, Parva de la Ría, Las Flores,,Barrio Belén, …). Tampoco se
mantuvieron al margen de esta fiebre constructiva los espacios céntricos que
ven como se destroza parte del rico patrimonio arquitectónico y su entorno en
aras de una no muy bien entendida modernidad, que sirvió a que una rampante
especulación nos privase de emblemáticos edificios y rincones, cuyo estado, si
bien es cierto que en algunos casos amenazaba ruina, aunque no siempre, bien
podrían haberse conservado para evitar su definitiva desaparición (La casa de las
Aldabas, el Palacio de los Alarcón, el Hospital del Esgueva, el Convento Sancti
Espiritus, las Iglesias de S. Lorenzo y S. Ildefonso, el Mercado de
Portugalete, ...), aunque hubo también otros que fueron objeto de una
cuidadosa rehabilitación (Palacio de Fabio Neli, Iglesia Museo la Pasión,…).
También es necesario señalar que por necesidad y presión social, la ciudad se
va a ir dotando de nuevos espacios e instalaciones socio-asistenciales como son
nuevos centros hospitalarios, educacionales y comerciales junto con nuevas
infraestructuras viarias (puentes,…), acordes y a rebufo de la expansión urbana
que en unos pocos años duplicó la población y el espacio construido.
En otro orden de cosas durante este periodo, la ciudad, al igual que
sucede en otras del ámbito nacional en los años setenta, va a experimentar
profundos cambios sociales. Por un lado se produce una fuerte proletarización
de la población, consecuencia de la implantación industrial, acompañada del
aumento del nivel de vida y por otro, cambios en la mentalidad, que junto a una
fuerte secularización, inconformismo y pérdida de valores tradicionales
cristalizarán en un creciente descontento frente al régimen político establecido.
Fueron años en los que poco a poco fue surgiendo clandestinamente un núcleo
opositor de izquierdas que consiguió movilizar al mundo estudiantil
universitario y sobre todo al laboral con frecuentes paros y protestas por parte
de obreros de la construcción y de las principales empresas de la ciudad
(FASA, RENFE, MICHELIN, NICAS,..). También se aprecia un importante
resurgir cultural que se traduce en la apertura de librerías, salas de exposiciones
y galerías de arte de nuevo cuño donde un nutrido grupo de artistas (Domingo,
Criado, Cuadrado Lomas, Gabino Gaona, Fernando Santiago,..) dan a conocer
su obra.
Tras la muerte de Franco en 1975, se abre un proceso
democratizador (legalización de los partidos políticos, la celebración de
elecciones libres,…) que a nivel local permitirá la llegada a la alcaldía de los
candidatos socialistas, con Tomás Rodríguez Bolaños a la cabeza que se
convierte en el primer alcalde elegido por sufragio universal tras la Segunda
República. Paralelamente y acorde con lo establecido en la nueva Constitución
se va desarrollando el sentimiento regionalista, del que Valladolid será pieza
clave, que finalmente conduce a la aprobación en junio de 1981, por los
representantes regionales, del Proyecto de Estatuto de Autonomía, que
posteriormente, el 22 de febrero de 1983, será aprobado con amplia mayoría
en el Congreso de Diputados.

EDUARDO GARCÍA BENITO (VALLADOLID 1891 – 1981)

Este artista es una “rara avis” en el panorama pictórico


vallisoletano tanto por su trayectoria como por la repercusión y alcance
internacional contenido en su obra. Con esta exposición, que sirve de sencillo
homenaje a su obra y figura, el IES Delicias inaugura para su público
conocimiento un espacio más al servicio de la creación artística, espacio que
hemos denominado “Espacio Creativo García Benito”. Con ella pretendemos
mostrar y esbozar una mínima pincelada de la labor de tan insigne artista que
por razones de nacimiento inicia sus primeros pasos en nuestra ciudad, a la que
nunca tuvo en el olvido, a pesar de desarrollarla fuera en casi su práctica
totalidad. Primero fue Madrid, enseguida París, mas tarde Nueva York, otra vez
de nuevo París, retornando por último a su patria chica en 1958, donde
fallecería en 1981. Su periplo neoyorquino y sobre todo el parisino le va a

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permitir entrar en contacto y conocer las corrientes y tendencias pictóricas de
cada momento y codearse con los artistas y creadores mas vanguardistas de su
época. Precisamente este es el principal objetivo de la presente muestra, donde
se pretende no solo un conocimiento meramente reseñable del autor y su obra,
sino, y sobre todo mostrar el recorrido de su labor creativa en clara referencia
a las diferentes tendencias y estilos pictóricos que se desarrollaron en su
momento en los mas exclusivos foros, círculos y escuelas pictóricas de Europa y
América, especialmente los habidos en las décadas veinte y treinta del pasado
siglo. Una vida larga como la de Eduardo García Benito, va a ser el soporte de
una dilatada trayectoria artística en la que se pueden apreciar diferentes etapas
y tendencias, que ponen de manifiesto el paso del autor por las diferentes
sensibilidades e inquietudes estéticas con las que estuvo en contacto y que
plasmo, en algunos casos, magistralmente en su obra.

1º.- ETAPA DE FORMACIÓN 1907-1912: La comienza en la Escuela de


Bellas Artes de Valladolid y la continúa en Madrid en la Academia de Bellas
Artes de San Fernando, donde desarrolla sus ya de por si innatas aptitudes
artísticas, a través tareas de copia que le permiten adquirir los conocimientos
y prácticas básicas de la labor pictórica, completada con grabados litográficos.

2º.- PRIMERA ETAPA PARISINA 1912 – 1921: becado por el


ayuntamiento de Valladolid se traslada a Paris instalándose en Montparnasse,
donde entra contacto con la palpitante vida cultural de la capital francesa, donde
conocerá y experimentará las últimas vanguardias pictóricas, cultivando el trato
con muchos de sus mentores: Piccaso, Juan Gris, Dufy, Modigliani, Manet,… En
un primer momento y en concordancia el bagaje adquirido se interesa por la
pintura realista de tono social y en reproducir la realidad, realizando un
cuadro costumbrista titulado La bendición que envía al Ayuntamiento de
Valladolid. Este realismo tardío era ya ajeno a los gustos del momento,
triunfando otros estilos y corrientes, las llamadas “primeras vanguardias”, que
en diferentes corrientes mas o menos vigentes hasta los cuarenta, pretenden la
ruptura con los estilos y gustos anteriormente dominantes imponiendo una
nueva estética, que a partir del llamado Modernismo o “Art Nouveau”, se
continúan con el Fauvismo, el Expresionismo, el Cubismo, el Futurismo,
el Dadaísmo, el Surrealismo, la Abstracción,…. que, como si de
experimentos artísticos se tratase, se suceden en rápida y entremezclada
secuencia, donde cada artista expresa en libertad el color y la forma imaginada,
acorde con su creatividad e inquietud estética. García Benito no va a ser
insensible a estas tendencias apreciándose claras influencias fauvistas en alguna
de sus composiciones como Naturaleza Muerta o Maja donde a partir de un
gusto reminiscente por el arte clásico maneja los colores con total
independencia y arbitrariedad respecto a lo representado, en gruesas y anchas
pinceladas que rompen el contorno, alteran las formas de los objetos y eliminan
todo atisbo de profundidad. Dentro de esta tendencia y acorde con sus
directrices pinta figuras de mujeres mundanas y pintorescos paisajes de la capital
del Sena. Tampoco el Cubismo, que triunfa en la modernidad parisina en la
primera década del XX, está ausente en la expresión creativa de Garcia Benito
tanto es la vertiente del cubismo analítico como en la del cubismo sintético, e
influido por esta corriente y su cercanía a las obras de Picasso y Juan Gris y
otros autores, queda plasmada en alguna de sus obras como Mujer tocando la
guitarra y sobre todo en el Guitarrista donde escudriña la estructura de la
realidad en sus formas esenciales mediante el uso y multiplicación de planos
geométricos amplios y simples que quiebran y fracturan los objetos
desmembrando sus partes, sin ningún tipo de perspectiva, profundidad y relieve.
En 1912, y dentro de la onda cubista, algunos pintores, entre ellos artistas
italianos adscritos al Futurismo, intentan representar el movimiento, dinamizar
la estética geometrizada del cubismo, aspecto que también lo manifiesta García
Benito en alguna de sus composiciones como Los boxeadores o la Danza de
cabaret donde la quietud impuesta de las formas cubistas se rompe mediante la

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multiplicación de los planos en los que aparecen los pies y brazos de los
personajes, creando una ficción de movimiento percibido por el espectador.
A la vez que en Francia surge el Fauvismo, en Alemania, como
reacción al impresionismo surge el Expresionismo en consonancia con la
forma de ver la vida de los países nórdicos, Expresa de forma trágica y violenta
el sentir de la vida y la soledad del hombre distorsionando y deformando las
figuras, usando colores agudos con trazos violentos para expresar la angustia o
la desesperación de la cotidianidad diaria, con cierta dosis de contenido social y
destrucción, como protesta a un contexto político y social autoritario lleno de
tensiones. Pronto la deformación y distorsión figurativa y el simbolismo de los
colores conduce a un arte cada vez menos representativo y de mayor
abstracción formal, donde el artista reivindica su libertad individual para
expresar desde su realidad y sentir interior la realidad de su tiempo.
García Benito nunca fue un pintor abstracto pero muchos de los
elementos formales de la abstracción se hacen patentes en su obra, aunque solo
en elementos decorativos o en la base formal de sus composiciones. A todas
estas características de las diferentes vanguardias García Benito añade
aportaciones particulares y otras procedentes de algunos artistas que se
agrupan bajo la ambigua y heterogénea denominación de Escuela de Paris
(Brancusi, Modigliani, Picasso,…), que buscan la ruptura con la estética
tradicional, donde las figuras femeninas esquematizadas y sensualizadas son tema
recurrente con un claro amaneramiento que acentúa el alargamiento de cuellos
y rostros, confiriendo a la figura elegancia y un sentimiento de melancolía.
De estas formalidades y pintores de la escuela de Paris García
Benito se hace eco en algunas de sus obras como Desnudo femenino peinándose
o Artistas de circo, al igual que de las influencias del expresionismo en las
xilografías que con el título de Ecce Homo (Miserias de la Guerra) servirán al final
de la 1ª Guerra Mundial de ilustración al libro de Jean Cocteau Dans le ciel de la
patrie y en algunos de sus grabados como La madre y el niño o Recuerdos donde
junto a resquicios de una cierta sensibilidad simbolista, expresa con una
relativa carga poética y como si de un sueño mágico se tratase, imágenes de
sosiego e intimismo, como símbolo idealista por el anhelo de la paz perdida, en
una Europa que está desagradándose por la guerra.
Desde 1914 García Benito trabaja de ilustrador para la editorial
Draeger y para la Gazzete du Bon Ton, Finalizada la guerra, además de
participar en la exposición del Salón de Otoño, ilustra el libro Reims de Regis
Burnand con imágenes donde adopta la estética de Épinal, muy popular en
Francia por sus rasgos amables, inocentes aunque con moraleja e incluso
infantiles, y también trabaja como dibujante ilustrador de la Vida de Napoleón
donde muestra ciertas reminiscencias expresionistas.
La segunda década del XX le aupa como un artista de éxito y
predicamento popular, es admitido como societario en la Sociedad Nacional de
Bellas Artes de Paris, lo que reporta la entrada y buenos contactos en la alta
sociedad francesa, siendo requerido para alguna de sus composiciones mas
exclusivas como, retrato de Paul Poiret y esposa o Alfonso XIII jugando al polo en
Deauville. Sin embargo triunfa, más que por su calidad pictórica, por el poder
expresivo de su dibujo donde asimila y sintetiza las aportaciones de las
diferentes vanguardias, transformándose en un excepcional ilustrador y
cartelista, con antológica portadas y composiciones en revistas como Vogue y
Vanity Fair.

3º.- ETAPA NEOYORQUINA 1921- 1936: en 1921 los problemas


económicos de la Gazette du Bon Ton, permiten al americano Condé Nast
contratar a sus ilustradores para trabajar en Vogue y Vanity Fair, trasladándose
García Benito a New York. Ahora es cuando desarrolla su estilo más propio
pasando a ser uno de los creadores del Art Deco. Movimiento artístico de
difícil definición, pero dotado de una clara identidad propia, donde
eclecticamente se amalgaman, en base al servicio del gusto burgués por lo
decorativo y el diseño novedoso, las distintas estéticas de las nuevas
vanguardias de principios del XX, inundando todos los ámbitos de la vida

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cotidiana. Es un estilo opulento y exagerado que conecta con el espíritu de los
años de la “Belle epoque” (“los años locos”) como reacción evasiva a las
penalidades y miserias forzadas en los años de la primera guerra mundial. Garcia
Benito es uno de los artistas que mejor y magistralmente refleja esta realidad
con sus dibujos e ilustraciones, retratando como nadie a la mujer moderna de
clase alta, con “look” desenfadado, coqueta y perversa, pelo a lo “garcon” o con
gorros encasquetados, de frívola superficialidad y estilizada elegancia,…..
triunfando en la sociedad neoyorquina donde es requerido como artista
afamado y de moda, con retratos como el de la actriz Gloria Swanson y el de
Condé Nast, y otros.
Pero, la crisis de 1929 y la nueva realidad, muy alejada de la ficción
elitista y superficial de los “alegres veinte” van descolocando la estética de
García Benito que pierde predicamento en la alta sociedad americana y en
Condé Nast tornando a un estilo más realista y acorde a la nueva situación.

4º.- ETAPA DE RETORNO A PARÍS 1936 – 1958: donde se encuentra


con que la nueva estética imperante que no encaja con su estilo, el
Surrealismo, que busca plasmar en expresión libre, mediante composiciones
fantásticas incongruentes y metamorfoseadas, lo más íntimo y soterrado de la
mente e imaginación humana, del subconsciente y de los anhelos mas
inconfesables, con antecedentes en la Pintura Metafísica de Giorgo de Chirico
de sombras alargadas, elementos aislados y atmósfera vacia. Solo en ciertas
obras tardías de su última etapa vallisoletana aparecen ciertos ecos de estas
corrientes, con retratos como Dama del collar y Señorita de Valladolid cuyos
rasgos y composición atemporal vagamente evocan la pintura metafísica.
La guerra de España, al contrario que sucede con otros artistas
apenas aparece en estos momentos en las obras de García Benito, sólo en los
trabajos para la Iliada donde vuelve a sus viejos modelos, deja traslucir el
enfrentamiento, cosa que no se aprecia en las ilustraciones para la Odisea.
También el estallido de la segunda guerra mundial lo deja descolocado
y aunque se le nombre societario del Salón de Otoño de Paris y se le encargue
el retrato del Mariscal Petain pierde la estela de los sectores artísticos
progresistas más comprometidos con la terrible realidad europea.
En sus últimos trabajos en Francia, como las ilustraciones de la Vida del
Buscón de Quevedo, abandona la estética Decó decantándose por un
Neoexpresionismo, alejado del Expresionismo abstracto imperante, más
acorde con la situación de posguerra. Supone un retorno a la figuración
expresionista a base de formas esquemáticas con trazos amplios, temas
descarnados y fuerte carga de agresividad emocional, con predominio de la
figura humana sobre fondos a base de manchas monocromas o franjas de color
sobre el que destacan, en fuerte contraste, figuraciones de burda trazada.

5º.- ETAPA FINAL, LA VUELTA A VALLADOLID 1958 – 1981 donde


será nombrado académico de la Real Academia de las Bellas Artes de la
Purísima Concepción, recreando con nostalgia los paisajes parisinos en Pont d
´Alma y otros viejos temas de sus años triunfales y también los ásperos campos
castellanos como Castilla. Trigales de cierta evocación a los últimos óleos de Van
Gogh. Pero quizás los mejores ejemplos de esta etapa sean los cuadros de
toreros como Suerte de varas de gran luminosidad y cromatismo, y desde luego
sus retratos.
En los años 60 y 70 vive con la ilusión, no realizada, de crear en su
ciudad un museo de arte contemporáneo, muriendo en 1981, siendo
reconocido como uno de los artistas vallisoletanos de mayor proyección
internacional.

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TRABAJOS PRÁCTICOS

NATURALEZA MUERTA

- Materia: lienzo
- Técnica: óleo
- Cronología: 1916-1917
- Dimensiones: 46 x 55 cm
- Propiedad: Diputación Provincial de Valladolid

Ver la obra. Descripción


Sobre una mesa con mantel de cuadros aparecen un florero, una
tetera, una taza, dos limones, una naranja, un cuchillo y un paño de cocina o
servilleta. Al fondo dos ventanas.

Análisis e interpretación
García Benito pintó esta naturaleza muerta* probablemente unos
cuatro o cinco años después de llegar a París. En ella puede verse el recuerdo
de Cézanne*, pintor que ejerció una gran influencia sobre el cubismo. También
se observa el influjo del Fauvismo*, es decir, el gusto por la forma y la
importancia del color, de manera que el color es para él también forma, un
aspecto que los cubistas valoraron en la obra de Cézanne.
En esta tela se aprecia una serie de formas cuadradas y circulares
articuladas en una composición diagonal por el cuchillo; el volumen se
manifiesta por medio del color que aplica como mancha perfilada en negro.
Todo ello con una configuración espacial determinada, que nos ofrece una
solución perspectiva derivada del neoimpresionista* Cézanne. Es una obra
realizada por García Benito en su juventud, cuando estaba descubriendo el
mundo de las primeras vanguardias.
El bodegón como tema es muy poco frecuente en la obra de García
Benito; en cambio, el fauvismo fue practicado siempre por el pintor
vallisoletano, no sin cierto fondo de nostalgia.
Teresa Ortega Coca considera que “dentro del fauvismo se dieron dos
formas opuestas: la culta, sensual y lúcida de Matisse* y la desenfrenada,
agresiva e instintivamente arbitraria de Vlaminck”. ¿Cuál fue la posición de
García Benito? La autora ofrece una opinión matizada: “Entre ambos pero
mucho más próximo a Matisse habría que colocar el neofauvismo practicado
por Benito. Podríamos situar a Benito en la postura intermedia culta de
Marquet (1875-1947). Y es que García Benito, además de practicar un tipo de
fauvismo atenuado, coincide con aquel en el talento hacia el dibujo, lo que le
lleva a poder realizar rápidamente una visión de conjunto de las cosas
observadas en la naturaleza, de las que no reniega y a las que sintetiza en un
croquis que demuestra su formidable ojo, su gran capacidad de síntesis y de
observación” (T. Ortega Coca, Eduardo García Benito y el art-déco, pp.30-31),
Siguiendo a la misma autora, “hay también una relación entre el
neofauvismo de Benito y la filosofía artística de Matisse, y esta puede resumirse
en la frase de este artista francés, que podría hacerla suya Benito: “La exactitud
no es la verdad”. Efectivamente los cuadros de Benito a pesar de las
deformaciones o de la arbitrariedad del color pueden evocar más la verdad que
un cuadro académicamente exacto, terminado y perfecto. La verdad de una
obra no radica, para Benito, en la exactitud de una cosa, de una expresión
fisonómica, sino en la relación que mantienen todas las cosas entre sí.
E. García Benito plantea muchas veces, principalmente en sus cuadros
de tendencia neofauvista, elementos imperfectos, porque no tienen interés por
si mismos, sino que responden a una organización general. El objeto que se
propone E. García Benito es evocar una síntesis, lo que no consiste en una
simple suma de partes, sino que forma una entidad superior. El neofauvismo de

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Benito oscila entre la belleza y el mensaje. Su voluntad de hacer es diferente de
la mera imitación, cosa que para él, extraordinario dibujante, podría ser muy
fácil. García Benito podría llegar a una extremada perfección académica, si
quisiera, pero su voluntad de hacer no es esa, para eso ya está la fotografía,
como ya se dieron cuenta los impresionistas a finales del XIX. La pintura es
otra. Por encima del tema, de la anécdota o del asunto, que ni se necesita ni
estorba, la pintura, como la literatura, la música, la ciencia y todo lo demás
representa una época” (ob. cit., p.31).

Cuestionario
a) ¿Qué entiendes por naturaleza muerta? ¿Qué función tenían estos
cuadros?
b) Busca la etimología del término Fauvismo y averigua su significado.
c) ¿Qué colores destacan? ¿En qué categoría puedes incluirlos?
d) Busca información sobre Cézanne y relaciona esta obra con algún
bodegón del pintor francés, estableciendo diferencias y semejanzas.

EL GUITARRISTA

- Materia: lienzo
- Técnica: óleo
- Cronología: 1920
- Dimensiones: 65,5 x 50 cm
- Propiedad: Diputación Provincial de Valladolid

Ver la obra. Descripción


Figura de guitarrista descompuesto en bandas verticales. Se aprecian
con mayor claridad la cara, manos y guitarra. Tonos azules, violetas y naranjas.

Análisis e Interpretación
Esta obra de García Benito lleva, debajo del nombre, el lugar y la fecha
de su realización: París 1920. Se incluye por tanto entre las obras de los
primeros años parisinos, aunque ya después de haber realizado varias
exposiciones y de haber iniciado su etapa como dibujante en revistas de moda.
Su llegada a París en 1912 coincide con la exposición cubista a la que él hace
referencia, en sus escritos, por la impresión que le causó; aunque en ellos
también puede leerse que un cubista tan caracterizado como Juan Gris*, a quien
conoció en París, no influyó en absoluto en su arte. Pero el mundo pictórico en
París en estos años es tan rico y variado que García Benito va a captar su influjo
por todos sus poros.
En este mismo año de 1920 realizó también otras obras que pueden
incluirse igualmente dentro del cubismo*, estilo que continuará especialmente
hasta 1930, aunque, como él dice en sus escritos, siempre regresa a un estilo
cuando cree que este no está agotado y todavía puede obtener algo del mismo.
El cubismo de García Benito responde a la variante del cubismo
sintético que se iniciaba a finales de 1912 en la citada muestra de la Section d’Or,
opuesto al cubismo analítico casi abstracto de Picasso y de Braque. García
Benito coincide también con los pintores que expusieron en la Galería de la
rue de la Boétie con su forma anti-abstracta y constructiva de pintar, así como
con las formas tangibles y con la incorporación del color, ausente en otras
obras cubistas.
Por otra parte el cubismo de García Benito se mueve, desplazando las
formas por superposiciones de tomas sucesivas, por lo cual habría que
relacionarlo también con el futurismo* que introduce un desplazamiento lineal,
y no rotacional como el del cubismo.
El tema elegido es claro, con formas sencillas como la guitarra, un tema
muy español como también fueron españoles los máximos representantes del
cubismo, Pablo Picasso y Juan Gris.

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Esta obra, como el resto de las obras cubistas de García Benito,
destaca por la riqueza de su colorido de gran valor decorativo –lo cual influiría
en su tarea como dibujante.
Finalmente, siguiendo a Ortega Coca, “el cubismo de Benito es
también expresivo debido a la relación que tiene con el expresionismo. Las
conexiones apuntan hacia el grupo expresionista del Jinete Azul y dentro de
este grupo con la obra de Franz Marc; también podrían tener algunas obras
suyas cubistas relación con el constructivismo ruso de Malevitch. Todo esto
pone de relieve que E. García Benito estaba al tanto de todos los movimientos
de vanguardia que acaban de tener lugar o que se estaban desarrollando en su
entorno. Entonces E. García Benito no es que estuviera copiando de nadie sino
que estaba realizando su propio arte, a la vez que estaban creándose, en la
capital francesa, todos los movimientos artísticos más importantes del siglo XX”
(ob. cit., pp. 46-47).
Como podemos comprobar en esta exposición, García Benito
experimenta con técnicas y estilos constantemente, e incluso dentro del mismo
estilo cubista se observa una evolución. Según Arias de Cossio, “El Guitarrista”
serviría de ejemplo de esta evolución, pues es en esta obra “donde la mancha
cromática ha sustituido al trazo, y donde los únicos que aparecen son los
círculos típicos de Delaunay* que marcan el movimiento en la clave de la
percepción de la luz y estimulado por los contrastes simultáneos de colores del
espectro” (Ana Mª Arias de Cossío, Eduardo García Benito. Un artista de
entreguerras, pp. 41-42).

Cuestionario
a) Si te fijas con detenimiento en el cuadro ¿Qué ves?, ¿Localizas la figura
del guitarrista? ¿Te parece que está sentado o de pie? ¿Qué partes de
la guitarra destacan?
b) Infórmate sobre el cubismo y deduce de esta obra porque pertenece a
ese estilo.
c) Busca alguna obra de Delaunay y establece alguna relación con esta de
Benito.
d) ¿Recuerdas la teoría de los colores complementarios? ¿Podrías aplicarla
aquí?

RECUERDOS

- Serie “Miserias de la guerra”


- Materia: papel
- Procedimiento: Xilografía
- Cronología: 1917
- Dimensiones: 58 x 45,5 cm.
- Propiedad: Diputación Provincial de Valladolid

● Ver la obra. Descripción


En el interior de una habitación, un soldado de pie toca un instrumento
musical. Junto a la mesa, una tenue luz ilumina la estancia y su casco de guerra.

● Análisis e interpretación
El estallido de la Primera Guerra Mundial no dejó indiferentes a los
artistas y G. Benito, que vivió la guerra en Francia, realizó una serie de doce
xilografías bajo el título de Ecce Homo que al finalizar la contienda servirán de
ilustración al álbum bélico de Jean Cocteau Dans le ciel de la patrie publicado por
la Sociedad Spad en París en 1918. El Norte de Castilla utilizaría estos grabados
en las distintas entregas de la novela Sin novedad en el frente, de E.M. Remarque,
que publicó entre el 6 de noviembre y el 28 de diciembre de 1929.

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En ellos se manifiesta la influencia expresionista, una tendencia
constante en la obra de G. Benito y que se agudiza en determinados momentos
de su trayectoria. Las calamidades de la guerra y sus naturales consecuencias: la
violencia, la enfermedad, la pobreza, la soledad y la muerte, son las
protagonistas de esta serie de grabados sobre madera realizada en 1917.
Estas motivaciones son comunes a los expresionistas del primer tercio
del siglo XX. Cuando las circunstancias bien exteriores o interiores producen
una baja en el ánimo de los artistas, la ansiedad o la angustia perturban la
existencia y se convierten en protagonistas de la obra de quienes no pueden
quedarse indiferentes ante las desgracias colectivas.
Estos grabados de Benito están dentro de la línea del expresionismo
alemán pudiendo ponerse en relación con obras de Munch, Nolde o Kirchner.
El grupo expresionista alemán Die Brücke (El Puente) fundado en 1905, dio gran
importancia a la xilografía, siendo uno de los procedimientos más utilizados por
el grupo. Esta técnica servía muy bien a la intención de los artistas de Brücke de
transmitir sentimientos. El grabado en madera es una técnica inmediata en la
que existe una relación directa entre el gesto del artista y su traducción en la
talla. La renovación de la xilografía fue una de las contribuciones más
significativas de El Puente al arte del siglo XX que además influyó decisivamente
en su forma de pintar: las superficies yuxtapuestas con pocos colores en
contraste, las formas angulosas, sumarias, la simplificación del estilo de todos
estos pintores proviene de la técnica y los resultados de la xilografía.
Todos estos aspectos se observan en las dos obras de la serie “Miserias
de la guerra” presentes en esta exposición. Como hemos indicado, dichas
xilografías tienen como tema la Primera Guerra Mundial presentando escenas
que nos remiten no a los momentos de lucha si no a la dureza de las
condiciones de vida que sufren tanto los soldados en el frente como quienes
sienten la lejanía de sus seres queridos: el entierro de un compañero, la
excavación de una trinchera, la enfermedad de los soldados heridos, la
amargura de la partida o el vacío y la soledad de los momentos de pausa tras la
batalla, son algunas de las imágenes que ilustran esta serie.
A pesar de la carga de pesimismo que este grupo de xilografías
encierra en algunas de los mismas G. Benito parece ofrecernos un atisbo de
esperanza, una pequeña salida ante el horror de la guerra. Este es el sentimiento
que se respira en los dos grabados que forman parte de nuestra exposición. En
La madre y el niño, una madre sentada y descalza, amamanta a su hijo en el
interior de una habitación. La carga emotiva del tema es evidente y ese
tratamiento casi poético, pero no por ello menos expresivo, se manifiesta
igualmente en el grabado Recuerdos que estamos comentando. Un soldado de
pie y casi de espaldas, en actitud recogida, como cerrado en sí mismo y en sus
recuerdos felices, toca un violín en la soledad de su habitación.
La composición de formato vertical, es de enorme simplicidad y viene
marcada por un primer plano en el que se disponen diagonalmente y como
recurso espacial para crear profundidad, los únicos muebles que pueblan la
estancia: una silla y una mesa sobre la que aparece una sencilla naturaleza
muerta compuesta por el casco del soldado, un plato y la lámpara. El gesto del
soldado crea una intensa tensión emotiva que nos transmite las penurias de la
guerra pero que deja abierto un espacio a la esperanza: la música que el soldado
toca evocaría sus recuerdos felices, trasladándonos con él más allá de los
campos de batalla.
Todo el dramatismo tan intimista de la escena, viene destacado por el
papel protagonista de la luz, representada a través de una tenue iluminación
proporcionada por la lámpara que descansa sobre la mesa y que ilumina el
bodegón y la espalda del soldado, proyectando en la pared la sombra agrandada
del músico, determinando así grandes contrastes que acentúan planos y
volúmenes.
El rayado nervioso marcado por el uso de la gubia al arrancar vetas de
madera determina unos trazos angulosos, rudos, casi primitivos que profundizan
en la sensación de amargura y desolación. Este recurso contribuye claramente a
la expresividad de una obra que nos acerca a las miserias y las angustias del

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conflicto bélico que estaba tambaleando la Europa del momento y del que
Benito actúa como cronista.

● Cuestionario
a) ¿Qué es el Expresionismo? Identifica los rasgos que hacen que esta
xilografía pueda relacionarse con dicha tendencia artística.
b) Busca imágenes de los pintores del grupo expresionista alemán El Puente,
puedes centrarte principalmente en Kirchner y Nolde, y analizando la
imagen que elijas encuentra elementos que pongan en relación estos dos
grabados de G.Benito con los autores de dicho grupo.
c) En el Inventario de Bienes Artísticos de la Diputación De Valladolid
podrás encontrar reproducida toda la serie a la que pertenece estas
obras. Compara la misma con otros grabados de dicha serie
especialmente con los titulados El hombre, La mujer, el niño y el soldado y
Hombre y mujer. Establece los elementos comunes y aquellos que
consideres diferentes.
d) En estos dos grabados aparece un bodegón, encuentra otra obra de la
exposición en que aparezca una naturaleza muerta y señala las
diferencias que puedan establecerse en el tratamiento de dicho tema.
e) Una forma muy sencilla de imitar la técnica del grabado en madera es
realizando el grabado sobre una pastilla de jabón plana en lugar de
utilizar la madera. Graba lo que quieras en la pastilla de jabón utilizando
punzones u otros objetos punzantes, entinta la superficie grabada con
ayuda de un rodillo sin introducir pintura en las zonas grabadas (puedes
utilizar pinturas húmedas como témperas o acrílicos). Coloca sobre la
pastilla de jabón un papel y frota toda la superficie con la parte cóncava
de una cuchara para realizar la transferencia de la pintura al papel.
f) Por desgracia la guerra sigue ocupando muchas páginas en diarios,
revistas y diferentes medios de comunicación. Busca una imagen actual
de la guerra y destaca los elementos que pueden hacer de la obra de G.
Benito algo actual y plenamente contemporáneo.
g) ¿Conoces algún pintor español que haya empleado la técnica del grabado
como vehículo expresivo? Una pista, este artista realiza una serie que
tiene como título “Los desastres de la guerra” una reflexión crítica e
innovadora sobre la Guerra de la Independencia española. Busca
información sobre estos aspectos y establece si pueden encontrarse
relaciones con la obra que estamos analizando.

PARÍS OPENINGS (1929)

- Serie “Portada revista internacional” (VOGUE)


- Materia: papel
- Procedimiento: Reproducción litográfica de amplio tiraje
- Cronología: 1929
- Dimensiones: 32,5 x 245,5 cm.
- Propiedad: Diputación Provincial de Valladolid

● Ver la obra. Descripción


Sobre fondo azul se dibuja en primer término un busto de mujer de
rasgos exquisitos y refinados, con rostro esquemáticamente trazado y cuello
muy alargado. Tras ella se intuye la torre Eiffel.

● Análisis e interpretación
De las tendencias que pueden diferenciarse en la obra de G. Benito la
más sobresaliente y que mejor le define es el art-déco* estilo característico del
período de entreguerras, una especie de eclecticismo de la modernidad que

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proporciona el entorno visual adecuado a la década de los felices años veinte.
Este período histórico supuso, especialmente en Estados Unidos, una época de
grandes negocios y de enriquecimientos más o menos legítimos, fueron años de
aparente recuperación económica y optimismo.
La plasmación de ese estilo constituye la época dorada de G. Benito y
el reconocimiento internacional del artista y se evidencia en las ilustraciones y
portadas que crea en estos años para las revistas Vogue y Vanity Fair. En ellas se
manifiesta la revolución social que había sufrido la mujer, que en las nuevas
costumbres modernas aparecía como despreocupada, coqueta, reflejo del
ambiente elitista y artificial que definía a la década de los veinte, en la que el
mundo se lanzaba a la ansiosa búsqueda de la felicidad que hiciera olvidar la
pesadilla de los años de la guerra.
En ese contexto el art-déco contribuía, con su sentido funcional, a dar
confort y belleza decorativa a la vida. Esa era la aplicación que cumplían las
revistas de moda dirigidas especialmente a la mujer moderna de clase alta. La
obra que aquí comentamos fue la portada de la revista Vogue, como reza la
inscripción que aparece en el ángulo inferior izquierdo, el 28 de septiembre de
1929. Esta portada apareció, por tanto, apenas un mes antes de que estallara el
crack* de la bolsa de Nueva York que daría paso a la gran depresión de los años
treinta y que marcaría el inicio de un período definido por la crisis económica
mundial, la constatación de la precariedad de la paz, la caída de las democracias
y la instauración de regímenes autoritarios en numerosos países.
La experiencia de G. Benito como ilustrador se había iniciado en
Valladolid, cuando simultaneó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes con su
trabajo como dibujante y litógrafo* en la imprenta Miñón y parece que también
en esta época hizo algún que otro dibujo para El Norte de Castilla.
Ya en París y casi al mismo tiempo que compartía con sus compañeros
las estrecheces de la bohemia, fueron sus dibujos los que le van a permitir
entrar en contacto con el círculo de los salones elegantes, las revistas de moda
y la ilustración de libros.
A comienzos de los 20, la fama de G. Benito como dibujante hace que
colabore con las grandes revistas parisienses como Femina, La vie parisiense y La
Gazette du Bon Ton. Años después, por intermedio del gran modista Paul Poiret
conoció al importante hombre de negocios y editor norteamericano Condé
Nast con el que trabajó durante casi treinta años realizando dibujos y pinturas
para su cadena editorial centrada en NuevaYork, principalmente para las
revistas internacionales Vogue* y Vanity Fair.
Analizado el contexto histórico y estilístico en que se inscribe la obra
que estamos comentando podemos concretar algo más los elementos
definidores de la misma. En ella se observa el sello personal de G.Benito y que
es común a muchas de las portadas que hace para Vogue, lo que Condé Nast
denominó “la gran cabeza”. Se trata de un cuadro casi minimalista que presenta
sobre un fondo azul el rostro ovalado de una mujer de ojos rasgados, sin
pupilas, pequeña boca de labios apretados y cuello alargado. La cabeza se cubre
con un sombrero negro encajado en forma de casquete característico de la
moda de la década de los veinte. Tras ella se intuye la base de la Tour Eiffel,
símbolo arquitectónico de la modernidad.
Estos rasgos faciales esenciales, destilados en pocos elementos
descriptivos, introducidos en las formas puras y sintéticas en las que se traduce
la cabeza y el cuello sirven para retratar a una mujer exquisita y elegante acorde
con el modelo femenino del momento. También es significativa la forma lineal
de enmarcar el rostro y la longitud del cuello con un empleo de las líneas rectas
y las curvas tan característico de los ritmos decó: óvalo de la cara, sombrero,
cuello y pilares de la torre.
Durante la década de los veinte los rostros femeninos, y esto es
común a otros artistas, aparecen como máscaras que parecían ocultar el
verdadero rostro y que pueden recordar a algunas máscaras del teatro japonés
o del arte primitivo africano.
Esta cabeza femenina de G.Benito así como otras que aparecen en sus
dibujos de mujeres de los felices veinte* son descendientes directas de las obras

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del escultor Brancusi (por ejemplo la que el escultor rumano tituló “Madame
Pogany”) y especialmente del pintor Modigliani* a quien G.Benito conoció en el
París de inicios de siglo y que entre los artistas que alentaron la renovación
artística antes del estallido de la guerra fue uno de los primeros en
experimentar con la esencialidad de la línea.
Las dotes de refinado y extraordinario dibujante convirtieron a G.
Benito en uno de los mejores y más exquisitos representantes del art-déco con
sus portadas para las revistas internacionales de las que la obra que aquí hemos
comentado es un claro reflejo.

● Cuestionario
a) ¿Qué es el art-déco? Identifica los rasgos que hacen que esta portada
pueda relacionarse con dicha tendencia artística.
b) Investiga sobre las portadas de García Benito para Vogue y Vanity Fair
(puedes consultar el catálogo que se ha editado con motivo de la
exposición realizada en la Sala municipal de exposiciones de Museo de
la Pasión en el 2009 sobre este autor: “Los años en Nueva York (1921-
1940). Eduardo García Benito. Ilustraciones para Vogue y Vanity Fair”)
y establece los rasgos comunes que pueden apreciarse en ellas y que
reflejan el estilo de este artista.
c) ¿En qué consistieron los felices años veinte? ¿Qué valores perseguía la
sociedad de aquellos años? ¿Cómo crees que se refleja en esta portada
la revolución social de la mujer de esa época?
d) Consulta una edición actual de la revista VOGUE y señala las
diferencias que pueden apreciarse en relación con la portada de Benito
de 1929. ¿Ha cambiado mucho el modelo de mujer que la revista
presenta en la actualidad en relación con el que aparecía en el período
de entreguerras?
e) ¿Crees que los acontecimientos económicos que sucedieron en 1929
determinarían cambios en las formas y estilos artísticos? Explica con
ejemplos de obras u artistas tu respuesta.
f) Busca imágenes de retratos femeninos realizados por Modigliani e
tenta establecer los elementos de este autor que aparecen en la obra
de García Benito. Puedes fijarte especialmente en los que el artista
italiano hace a Jeanne Hebuterne.
g) ¿Por qué crees que aparece la Tour Eiffel como fondo de la
composición?

JOVEN CON PERLAS Y SEÑORITA DE VALLADOLID

-Técnica: óleo
-Soporte: madera
-Dimensiones: 41x33 (cada uno)
-Propiedad: Excmo. Ayuntamiento de Valladolid

. Ver la obra. Descripción


En Joven con perlas una figura femenina de medio cuerpo, desnuda de cintura
para arriba y que se lleva la mano a un collar de perlas, se destaca sobre un
fondo oscuro en el que aparecen unas arquerías de reminiscencias clásicas
pero, evidentemente, modernas y un lienzo colgando desde el ángulo superior
izquierdo. Señorita de Valladolid nos presenta a una mujer con amplio escote y
con mantilla que en un fondo de paisaje similar al anterior se sobrepone a un
paisaje urbano en el que podemos distinguir la torre de la Antigua y la de San
Martín. Ambas poseen una flor en la cabeza que destaca con su color sobre el
pelo negro.

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. Análisis e interpretación
Se desconoce la fecha en la que están realizadas estas obras que, por su
técnica, su estética y sus dimensiones, forman pareja. Cuando Benito decide su
retorno definitivo a Europa en los años 30, el entorno artístico había sufrido un
notable cambio tanto a nivel de la comercialización de las obras (Benito llega a
escribir sobre la tiranía de los marchantes) como a nivel conceptual con el triunfo
del último de los grandes “ismos” de la primera mitad de siglo: el Surrealismo*.
Desde un cierto punto de vista el Surrealismo era la respuesta a la
situación de crisis de la conciencia europea, después de la Primera Guerra Mundial
y del crack del 29, que había propiciado el descrédito de los sistemas
parlamentarios liberales y abocaba a una nueva barbarie. De alguna manera
significaba, también, el descrédito del Art Decó al que podemos interpretar –
siguiendo a Mª Teresa Ortega Coca- como un arte de consenso al estilo de lo que
pretendió la Conferencia de Locarno (1925).
Pero no todo lo surrealista conllevaba algún tipo de manifestación
ideológica (que parece consustancial a los literatos y los poetas); es más, uno de
los aspectos más llamativos del movimiento fue la forma de transmitir las pulsiones
de carácter sexual. Frente a los desnudos francos y desinhibidos de un Matisse o
un Modigliani, los desnudos que pueblan los lienzos de Max Ernst, Salvador Dalí o
Paul Delvaux, por citar sólo tres casos, poseen una mayor complejidad e incluso
perversión. No se sitúan en el mundo de lo real sino en el de lo onírico. Pueblan
provocativamente espacios desérticos (que ya aparecían en la "pintura metafísica"*
del italiano Giorgio de Chirico, 1888-1978) y se aparecen al espectador no como
la promesa de una gratificante relación humana sino como una amenaza, tal como
puede comprobarse enen los cuadros de Paul Delvaux (1897-1994).
Estas dos son, a nuestro entender, las referencias que debemos usar para
ubicar las tablas de Benito, aunque resulta muy complejo precisar cómo las recibe
y cuándo ubicarlas. Giorgio de Chirico había estudiado arte en Atenas, Florencia,
Munich, Milán, Turín y París y sus obras realizadas entre 1909 y 1914 (primero
ambientadas en desolados paisajes urbanos de aspecto mediterráneo y luego
pobladas por inquietantes maniquíes) fueron fundamentales para el desarrollo
posterior del arte surrealista, tal como le ocurre a Delvaux, concretamente a
partir de 1915, que llena sus cuadros de mujeres desnudas que miran fijamente
como si estuvieran hipnotizadas, con gestos misteriosos, a veces reclinadas de
manera incongruente en una estación de ferrocarril o vagando por edificios
clásicos. A veces acompañadas de esqueletos, hombres con sombreros hongos,
o científicos asombrados tomados de las historias de ciencia ficción.
En estas mujeres de Benito podemos apreciar algunos ecos de la pintura
metafísica, especialmente en cuanto a sus formas en Joven con perlas y en cuanto a
su contenido en Señorita de Valladolid.
Llama la atención, especialmente en el último, el desparpajo con el que
Benito usa una iconografía que nosotros vinculamos a grandes celebraciones, entre
ellas la Semana Santa, lo que queda remarcado por el hecho de que aparezcan a lo
lejos dos edificios religiosos: la Antigua y San Martín.

. Cuestionario
a) Si te fijas, habrás visto que los óleos están pintados sobre madera. ¿Fue en
el siglo XX habitual el uso de la madera como soporte? ¿Cuál es la época
de mayor importancia de la tabla como base para una pintura? ¿Qué
ventajas e inconvenientes presenta la tabla respecto al lienzo? Cita
algunos grandes artistas que la usasen.
b) ¿Qué elementos permiten que vinculemos estos cuadros con la Pintura
Metafísica y el Surrealismo?
c) Observa detenidamente la yuxtaposición de la figura de la mujer
vallisoletana con el fondo de su cuadro; ¿Lo consideras un mero reflejo
descriptivo para indicar que se trata de Valladolid o te parece una
provocación? ¿Por qué?

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d) ¿Desde dónde está imaginado el cuadro de Señorita de Valladolid?
e) ¿A qué estilo o estilos pertenecen esos dos edificios pintados en el
cuadro? ¿Cuándo fueron realizados?
f) La representación de los edificios del fondo de la Joven con perlas, ¿crees
que es conforme con lo que sabemos de perspectiva? ¿Qué crees que
pretende Benito con ello?
g) Lo teatral suele ser un componente de pinturas ¡y hasta de esculturas!
Del Barroco. Identifica algunas obras barrocas en las que la cortina juegue
un papel importante.

AGUADA PARA EL BUSCÓN

- Serie: ilustraciones para El Buscón


- Materia: papel
- Procedimiento: Aguada
- Cronología: 1954
- Dimensiones: 31 x 23cm.
- Propiedad: Diputación Provincial de Valladolid
. Ver la obra. Descripción.
Alrededor de una mesa se sitúan diversos personajes delante de los
que hay escudillas, incluso alguno bebe (o, mejor, lame) de una de ellas. De
entre todos destacan: una figura -arriba a la izquierda- vestida de oscuro con
barba y bonete que abre sus manos invitando al resto, muchos más jóvenes en
edad, y otra –arriba a la derecha- con aspecto macilento y resignado que lleva
una olla. La realización es muy espontánea y el pincel se ha manejado con gran
libertad de gesto.

. Análisis e interpretación
Benito fue un ilustrador excepcional. Decir esto así puede no ser nada
más que una alabanza para un paisano nuestro, pero a quienes hayan podido ver
la exposición de las portadas para las empresas de Condé Nast que se celebró
en 2009 en la Sala de la Pasión de Valladolid, esta afirmación adquiere otro tipo
de validez. Allí tuvimos la suerte de contrastar el original a témpera con el
resultado final y pudimos valorar cómo la idea de la que parte Benito se adapta
perfectamente a la que llegó a los millones de lectores de la sociedad americana
y europea de los años 20 y 30. Un buen ilustrador es capaz de concebir en su
fase previa la obra terminada que no es la que él realiza, sino la que se
imprimirá litográfica* o fotomecánicamente; para ello sus medios deben estar
orientados a su fin y eso era algo que Benito había aprendido en la imprenta
Miñón, de Valladolid.
Pero la ilustración tiene otra vertiente que es la que ahora nos ocupa y
ésta es la interpretación visual de un fragmento significativo de una obra
literaria. Se trata de hacer visible de un solo golpe de vista un material que, por
su naturaleza, debe ser –necesariamente- discursivo. A la diferencia entre los
sistemas de transmisión de la idea, es decir, a las peculiaridades y diferencias de
los medios artísticos, dedicó G. E. Lessing una obra filosófica que, a pesar de los
cambios que se han producido en nuestros medios de representación y de
transmisión literaria, sigue teniendo validez en la actualidad: El Laocoonte.
La obra que presentamos es una aguada* preparatoria para los
aguafuertes* que iban a ilustrar la propia versión al francés que Benito había
hecho de la obra de Quevedo. La semejanza del resultado final entre aguada,
aguafuerte y aguatinta*, es tan grande que en una reproducción normal apenas
hay posibilidad de distinguirlas.
En este tipo de ilustración, la elección adecuada del momento es lo que da
valor a la obra. Para ello, os proponemos que comparéis el trabajo presentado
con los siguientes párrafos de El Buscón, de Quevedo, tomados del capítulo III:

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“El refectorio era un aposento como medio celemín. Sentábanse a una mesa
hasta cinco caballeros. Yo miré lo primero por los gatos, y como no los vi, pregunté
que cómo no los había a un criado antiguo, el cual, de flaco, estaba ya con la marca
del pupilaje. Comenzó a enternecerse, y dijo:
-¿Cómo gatos? Pues ¿quién os ha dicho a vos que los gatos son amigos de ayunos
y penitencias? En lo gordo se os echa de ver que sois nuevo. ¿Qué tiene esto de
refectorio de Jerónimos para que se críen aquí?
Yo, con esto, me comencé a afligir, y más me susté cuando advertí que todos los
que vivían en el pupilaje de antes estaban como leznas, con unas caras que parecía
se afeitaban con diaquilón. Sentóse el licenciado Cabra y echó la bendición. Comieron
una comida eterna, sin principio ni fin. Trujeron caldo en unas escudillas de madera,
tan claro, que en comer una de ellas peligrara Narciso más que en la fuente. Noté
con la ansia que los macilentos dedos se echaban a nado tras un garbanzo huérfano y
solo que estaba en el suelo. Decía Cabra a cada sorbo:
-Cierto que no hay tal cosa como la olla, digan lo que dijeren; todo lo demás es
vicio y gula.
Y, sacando la lengua, la paseaba por los bigotes, lamiéndoselos, con que dejaba la
barba pavonada de caldo. Acabando de decirlo, echóse su escudilla a pechos, diciendo:
-Todo esto es salud, y otro tanto ingenio.
-¡Mal ingenio te acabe!, decía yo entre mí, cuando vi un mozo medio espíritu y
tan flaco, con un plato de carne en las manos que parecía que la había quitado de sí
mismo. Venía un nabo aventurero a vueltas de la carne (apenas), y dijo el maestro en
viéndole:
-¿Nabo hay? No hay perdiz para mí que se le iguale. Coman, que me huelgo de
verlos comer”.
Nuestro cuestionario tiene más que ver con el propio texto que con la
obra de arte en sí, pero creemos que os puede resultar de interés reflexionar
sobre los siguientes puntos.

. Cuestionario
a) ¿Crees que existe una buena relación entre el párrafo de Quevedo y la
ilustración? ¿Por qué?
b) ¿Qué aspecto concreto ha elegido Benito para su representación?
c) ¿Qué es un refectorio?
d) ¿Quiénes son los jerónimos y por qué se usa su nombre en el texto?
e) ¿Qué le pasó a Narciso en la fuente?
f) ¿Qué figuras literarias aparecen en el párrafo? Es posible que sea
necesario que lo consultes con tu profesor de Lengua.
g) Resume el contenido de la obra de Quevedo que, además de en la
biblioteca de tu centro, puedes encontrar en :
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/024261752117936
17422202/index.htm

GLOSARIO

Aguada. Técnica que consiste en mezclar en distintos grados agua con diversas tintas; Permite la
utilización de una amplia gama cromática a partir de un único color de base (normalmente negro o
sepia, en cualquier caso colores tierra-rojos o verdosos), mediante degradados. Se aplica
generalmente con pincel y guarda muchas semejanzas con la acuarela.

Aguafuerte. Esta técnica de grabado, debe su nombre al nombre del ácido que se emplea durante
el proceso de realización de las planchas de grabado y que es el ácido nítrico rebajado con agua.
Consiste en recubrir una plancha pulimentada, generalmente de cobre, con un barniz impermeable a
la acción de los ácidos. Luego se dibuja sobre el barniz dejando al descubierto el metal. Finalmente,
se somete la plancha al mordido del ácido, el cual, al atacar al metal traduce en surcos aquellas
líneas trazadas en la capa del barniz. Esos huecos reciben después la tinta que pasará al papel en la
impresión. Este procedimiento no requiere tanta paciencia como el buril y es más rápido, más
agresivo, menos lineal. La técnica de grabado aguafuerte, que está limitada en su tirada por la mayor
o menor blandura de la plancha, la utilizaron con originalidad, fuerza y calidad artística Rembrandt y

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Francisco de Goya. Un resumen de la técnica lo puedes visionar en:
http://www.youtube.com/watch?v=BJQ8LdFCUyw

Aguatinta. Técnica semejante, y complementaria, al aguafuerte aunque en este caso el material


impermeabilizante se dispone sobre la plancha en polvo o en grano que se funde por medio de calor
dejando entre unos granos y otros unos intersticios que proporcionan al resultado final un aspecto
más matizado.

Art Déco. Es el arte que con sentido testimonial tuvo lugar entre las décadas de los años 20 y 30 en
Europa y Estados Unidos que empalmó con los motivos decorativos del modernismo anterior a la
Primera Guerra Mundial y en el que confluyen casi todas las tendencias vanguardistas de la época. Es
difícil definir las principales características de este estilo que atrajo una multitud de influencias
diversas, muchas de ellas provenientes de los estilos de vanguardia como el cubismo, el
constructivismo o el futurismo pero otras enlazaban con el arte de Egipto, Oriente o el África tribal.
Se trata de un arte que exalta el gusto por la decoración, a través de diseños, en muchas ocasiones
exóticos, que subliman lo geométrico, lo cúbico y lo aerodinámico, en contraposición a la delicadeza
curvilínea del Art Nouveau. Este estilo se plasmó tanto en la arquitectura, diseño interior, diseño
gráfico e industrial, moda, pintura, grabado, escultura, y cinematografía. Entre los ejemplos de Art
Déco pueden destacarse en arquitectura el Edificio Chrysler en Nueva York, los retratos femeninos
de la pintora polaca Tamara de Lempicka o la película Metrópolis filmada por Fritz Lang en 1927.

Cézanne, Paul (1839-1906). Pintor francés formado en París, se retiró después a su ciudad natal de
Aix-en-Provence, donde realizó gran parte de su obra. Se apartó del impresionismo puro y se
incluye dentro de los neoimpresionistas, intentando en sus últimas obras que el dibujo y el color
fueran inseparables en la organización del cuadro (“Los jugadores de cartas”). En varias de sus
naturalezas muertas y retratos abandonó la convención del punto de vista único y asoció los objetos
presentados según dos ángulos diferentes perfectamente integrados en la unidad de la composición.
Este descubrimiento debía conducir al cubismo. Su obra, apenas apreciada durante gran parte de su
vida y siempre rechazada por las instituciones oficiales, conoció la gloria póstuma: fue considerada
como la gran ruptura de la pintura occidental desde el Quattrocento y el punto de partida de las
investigaciones pictóricas del siglo XX.

Cocteau, Jean (1889-1963). Escritor, director de cine, diseñador, pintor y dibujante francés. Una
de las figuras más deslumbrantes de la vanguardia intelectual de su tiempo; fue amigo de destacados
artistas como Modigliani y Picasso, y en sus trabajos teatrales colaboró con compositores como
Satie o Stravinsky.

Crack de 1929. También conocido como la Crisis del 1929 o el Gran Crack, fue la más
devastadora caída del mercado de valores en la historia de la Bolsa en Estados Unidos. La caída
inicial ocurrió el Jueves Negro (24 de octubre), pero fue el catastrófico deterioro del Lunes Negro
y el Martes Negro (28 y 29 de octubre) con la venta masiva de acciones el que precipitó la
expansión del pánico y el comienzo de consecuencias sin precedentes y de largo plazo tanto para
los Estados Unidos como para la economía internacional.

Cubismo. Importante movimiento artístico del siglo XX con gran fuerza innovadora que rompe con
la representación realista. Los artistas presentan simultáneamente diferentes puntos de vista de los
objetos, utilizan las formas geométricas para descomponerlos, e introducen el collage. Este
movimiento recoge al mismo tiempo dos influencias decisivas: la de Cézanne y la del arte primitivo.

Delaunay, Robert (1885-1941) Pintor francés. Marido de Sonia Terk Delaunay, también pintora,
fue uno de los pioneros del arte abstracto a principios del siglo XX. En 1912 abandonó el cubismo,
con sus formas geométricas y tonos monocromáticos, para embarcarse en un nuevo estilo, el
orfismo, que se centró en las formas circulares y en los colores brillantes. Su serie “Ventanas”
(1912) constituyó uno de los primeros ejemplos de un arte abstracto total y una importante
referencia en el arte moderno. Su amor por el ritmo y el movimiento le llevó a realizar varias series
de cuadros basados en eventos deportivos que culminaron en impresionantes obras abstractas
centradas en el ritmo, como sus últimas series "Ritmos" y "Ritmos eternos".

Expresionismo. En un sentido amplio es una tendencia permanente en la Historia del Arte ya que
artistas de distintas épocas han deformado la realidad y subrayado sus caracteres más expresivos a
fin de alcanzar mayor hondura emocional (ejemplos de esto pueden ser las escenas demoníacas de
algunas portadas románicas o las pinturas negras de Goya). De un modo más concreto, el término
Expresionismo se refiere a una amplia tendencia del arte europeo moderno cuyos orígenes se
remontan a Van Gogh. Entre los grandes artistas que representan al Expresionismo en este sentido
figuran Ensor y Munch. En su acepción más estricta, el Expresionismo hace referencia a un
movimiento que actuó como fuerza dominante en el arte alemán entre los años 1905 y 1930. Los
grupos Die Brucke o Der Blaue Reiter representan la culminación de dicho Expresionismo germano
con autores como Kirchner, Nolde, Franz Marc o Kandinsky. Entre los caracteres comunes de este
estilo pueden enumerarse los siguientes: la expresión de ideas, sentimientos y actitudes vitales
mediante la deformación expresiva de la realidad, la honda preocupación por los problemas
humanos y la adopción de una actitud dramática, de denuncia ante los problemas humanos.

Fauvismo. Vanguardia iniciada en 1905 en París en la exposición del Salón de Otoño. Bautizado con
este nombre por el crítico Vauxcelles, aludiendo a la agresividad que mostraban aquellos artistas en
cuanto al colorido (fauve, “fiera” en francés). Defiende la libertad del color puro sin relación con la

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realidad, y prescinde de la perspectiva. Sus precedentes son los postimpresionistas, como Van
Gogh, y su principal representante artístico y teórico fue H. Matisse.

Felices años veinte. A medida que la economía y la sociedad se fueron recuperando del impacto
de la Gran Guerra, se inició un período esperanzador conocido como los “felices (también llamados
“dorados” o “locos”) años veinte, así llamados no sólo por la euforia económica sino también por el
deseo colectivo de olvidar la pesadilla de los años de la guerra. En realidad, en esta etapa
continuaron los problemas económicos en gran parte de los países europeos, por lo que esa etapa
de prosperidad fue casi exclusiva de los Estados Unidos. Sin embargo, el contraste de estos años
con los posteriores a la crisis de 1929 hizo que la mayor parte de los occidentales recordasen los
años veinte como “felices” frente a los deprimentes años treinta. En la década de 1920 se produjo
una gran liberalización de costumbres que buscaba acercar a los dos sexos, no sólo en
derechos, sino también en comportamiento y apariencia. Así, surgió la mujer deportiva, emancipada,
independiente y dueña de sí misma que contrastaba con el papel tradicional de madre y esposa. Este
tipo de mujer, por lo general perteneciente a las clases medias o altas, era minoritario, pero fue
cada vez más conocido y difundido por la literatura, el cine, la prensa y la moda. Este período fue
también el del desarrollo de la sociedad de consumo y la imposición del “american way of life”
(modo de vida americano), que hacía referencia a una prosperidad creciente a la que todos tenían
acceso a través del consumo.

Gubia. Formón delgado de media caña, de diferentes tamaños y secciones diversas, utilizado por
ebanistas, carpinteros y grabadores en madera para labrar superficies curvas.

Futurismo. Movimiento artístico que surge en Italia en el primer decenio del siglo XX en torno a la
figura de Marinetti, quien publica el manifiesto futurista en el periódico francés “Le Figaro” el 20 de
febrero de 1909. Proclama el rechazo frontal al pasado y a la tradición defendiendo un arte
orientado al futuro que respondiese al espíritu dinámico de la técnica moderna y de la sociedad
masificada de las grandes ciudades. La característica principal es la representación del movimiento y
del dinamismo. La representación del movimiento se basó en la multiplicación de las posiciones de
un mismo cuerpo. Entre los más destacados pintores y escultores de esta corriente se encuentran
Boccioni, Balla y Severini.

Gris, Juan. (1887-1927) Pintor, dibujante y grabador español, llegó a Paris en 1906. Sus primeras
obras las pintó bajo la influencia del cubismo analítico de Picasso y Braque. En 1912 participó en la
exposición de la Section d’Or y durante el verano de 1913 permaneció en compañía de Picasso. Las
obras de esta época constituyen una contribución personal al desarrollo del cubismo sintético. Se
interesó también por el grabado y la escultura, y realizó algunos decorados para los ballets rusos.
Manifestó progresivamente una tendencia a la simplificación, buscando poner en evidencia analogías
formales entre los objetos. Permaneció toda su vida fiel al cubismo, siendo considerado uno de los
principales representantes de este movimiento.

Litografía. Método de imprimir a partir de un dibujo trazado sobre una superficie de piedra u otro
material adecuado. Es el más reciente de los principales métodos de reproducción gráfica, y fue
descubierto en 1798 por Aloys Senefelder. Muchos artistas de los siglos XIX y XX se han servido de
esta técnica (comenzando por Goya en su última época), atraídos por la libertad que proporciona
(lo único que tiene que hacer el artista es dibujar sobre la piedra; el grabador se encarga de todos
los detalles técnicos).

Matisse, Henri (1869-1954). Pintor francés conocido por su uso del color y por su uso original y
fluido del dibujo. Habiendo trabajado como dibujante, grabador, escultor, pero principalmente
como pintor, Matisse es reconocido ampliamente como uno de los grandes artistas del siglo XX. Al
inicio de su carrera se le identificó con el fauvismo y para los años 20s ya se había destacado por su
maestría en el lenguaje expresivo del color y del dibujo, la cual desplegó en una inmensa producción
que se extendió por más de medio siglo, consagrando su reputación como una de las figuras
centrales del arte moderno.

Modigliani, Amadeo (1884-1920). Pintor, escultor y dibujante italiano, activo en París desde 1906.
Aunque casi toda su trayectoria transcurre en Francia, sentó las bases de su estilo en Italia con su
estudio de los maestros del Renacimiento (a menudo se le considera un heredero de Botticelli por la
gracia lineal de su obra). En París, Modigliani se sumergió en la vida nocturna de cafés del barrio de
los artistas y experimentó la influencia de los fauves y de Cézanne, entre otros. En 1909 conoció a
Brancusi y se dedicó sobre todo a la escultura hasta 1914, fecha en que la guerra le impidió
conseguir materiales. Volvió a la pintura, y sus mejores obras fueron creadas en los cinco últimos
años de su vida. Comunes a todas sus obras son las formas extremadamente alargadas y
simplificadas y un soberbio sentido de la vitalidad rítmica, pero hay una gran diferencia de carácter
entre, por ejemplo, sus cabezas esculpidas que tienen el vigor primitivo de las máscaras africanas
que las inspiraron, y sus desnudos femeninos de gran sensualidad. Su temprana muerte a causa de la
tuberculosis fue acelerada por su forma de vida disoluta. Su amante Jeanne Hébuterne, embarazada
de su segundo hijo, se suicidó el día después de morir él.

Naturaleza muerta. Obra que representa animales muertos y objetos inanimados. Se ha extendido
el término a cuadros con frutas, flores y objetos de diverso tipo identificándolo con un bodegón,
aunque el género es más amplio.

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Neoimpresionismo. Movimiento pictórico surgido como reacción contra el impresionismo (1884-
86), en el que los colores eran aplicados con toda su pureza y mezclados ópticamente según un
método racional y científico.

Pintura metafísica. Creada por Giorgio de Chirico y Carlo Carrá a comienzos de la segunda
década del XX, utilizaba un estilo realista con el que pintaron imágenes oníricas de plazas típicas de
ciudades italianas idealizadas, así como yuxtaposiciones, aparentemente casuales, de objetos. Su arte
representaba un mundo visionario que conectaba de manera casi inmediata con el mundo del
inconsciente, más allá de la realidad física, de ahí el nombre. La pintura metafísica, que proporcionó
modelos imitados posteriormente, surgió del deseo de explorar la vida interior imaginada de
objetos cotidianos cuando se los representa fuera de los contextos habituales que sirven para
explicarlos: su solidez, su ubicación en el espacio que se les da, el diálogo secreto que podía tener
lugar entre ellos.

Primera Guerra Mundial. Es el nombre con el que se conoce al conflicto bélico producido entre
junio de 1914 y noviembre de 1918 y que afectó a los cinco continentes. Sus contemporáneo, sin
embargo, no la denominaron así, sino “Gran Guerra”.El impacto que este conflicto causó en la
personas que lo vivieron fue tan grande que resultaba imposible confundirlo con ningún otro. En ella
se emplearon todos los recursos y conocimientos que la técnica había puesto a disposición del
progreso y sus consecuencias fueron demoledoras: murieron millones de personas y muchas más
quedaron marcadas para siempre. Extensos territorios de Europa quedaron asolados y el Viejo
Mundo perdió su preponderancia.

Surrealismo. En 1917 se utiliza por vez primera el término Surrealismo de la mano del poeta
Apollinaire pero será a partir de la finalización de la Gran Guerra y de la llegada de los dadaistas a París,
hacia 1919, cuando se produzca el ambiente adecuado que permitirá el surgimiento de este nuevo
"ismo" que, como muchos otros de la época, es la consecuencia de una alianza explícita entre literatos
(André Bretón, Paul Eluard, Robert Desnos, Peret, Philip Soupault, Tristán Tzara o Aragón), artistas
plásticos e incluso cineastas (Luis Buñuel que realiza, con Dalí, Un perro Andaluz y La Edad de Oro). En
1924 André Bretón da a luz el Manifiesto del Surrealismo con lo que la tendencia queda definitivamente
bautizada. El Surrealismo tenía múltiples orígenes; las manifestaciones artísticas, o antiartísticas, de Dadá
que valoraban lo casual como fuente de creación, lo que conducirá al automatismo; la poesía enigmática
y antilógica del Conde de Lautreamont que había llegado a considerar hermosa "la aparición de un
paraguas en una mesa de operaciones"; la "pintura metafísica" del italiano Giorgio de Chirico que había
poblado sus lienzos de desolados paisajes urbanos llenos de edificios con reminiscencias clásicas y
habitados por maniquíes; aspectos fundamentales son, también, las doctrinas psicoanalíticas y la
revalorización del arte de los niños, los locos y los primitivos. Se trataba, en definitiva de una mezcolanza
de aportaciones intelectuales que iban a cristalizar en dos corrientes, una que incorporaba, en mayor o
menor grado, la abstracción y que podía ser calificada como del Automatismo rítmico o absoluto
(Roberto E. Matta, Andre Masson, Yves Tanguy y Joan Miró) y otra, con presencia dominante de la
figuración, vinculable a las teorías de la Actividad intelectual paranoico crítica (Salvador Dalí, Max Ernst,
Paul Delvaux, Oscar Domínguez y René Magritte). Además de Ernst, otros escultores pueden
adscribirse a la corriente surrealista como Alberto Giacometti, Alexander Calder, Julio González e
incluso Alberto Sánchez.

Vogue. Esta publicación fue fundada en 1892 como revista de sociedad para la clase alta de Nueva
York. Condé Nast la compró en 1906 con la idea de utilizarla para tener acceso directo a los
neoyorquinos más ricos y vender ese acceso a publicistas. Fue una idea revolucionaria en el mundo
editorial del momento y una idea que tuvo mucho éxito. La fotografía y la ilustración han jugado
siempre un papel clave en la historia de VOGUE que se convirtió en una fuerza internacional y en
punto culminante de éxito para diseñadores de moda, fotógrafos y modelos. Esta revista
estadounidense continúa editándose y sigue siendo considerada como unas de las más influyentes
en el mundo de la moda y estilo de vida.

Xilografía. Procedimiento, el más sencillo y antiguo, para hacer grabados a partir de una plancha de
madera. La xilografía, inventada en el siglo XV, ligada en sus comienzos a la reproducción
económica de los manuscritos miniados y de las imágenes, conoció un momento de extraordinaria
calidad con Durero y Holbein a principios del siglo XVI. Desde finales del XIX ha habido un
importante resurgimiento de la xilografía con el Modernismo, con Gaugin, Munch o los artistas del
Brücke como Kirchner, Heckel o Nolde.

Bibliografía fundamental sobre Benito


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Valladolid y Diputación de Valladolid. Valladolid, 1999.
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Escultura en Valladolid en el siglo XX. Tom. IX-I de la Historia de Valladolid. Ateneo de
Valladolid, Valladolid, 1988.

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Cultural de la Caja de Ahorros Popular de Valladolid. Valladolid, 1982.
ORTEGA COCA, María Teresa: Eduardo García Benito. Institución cultural Simancas.
Valladolid, 1979.
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Homero Decó. Eduardo García Benito. Catálogo de la exposición. Diputación Provincial de
Valladolid. Valladolid, 2008.
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Sobre Valladolid
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Bibliografía sucinta de arte contemporáneo


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