Professional Documents
Culture Documents
Páginas 209-231
Putaendo… 209
Chungara, Revista de Antropología Chilena
A partir del estudio de una serie de paneles de petroglifos existentes en el valle de Putaendo, en el río Aconcagua alto, se propone
su clasificación en tres estilos de arte rupestre para la zona de estudio. Estos estilos se asociarían a los períodos Intermedio Tardío
(900-1.400 d.C.), Tardío o Inca (1.400-1.536 d.C.) e Histórico (1.536 d.C. en adelante).
Palabras claves: Arte rupestre, estilos, Aconcagua.
This paper presents new archaeological research undertaken on the rock art of the Putaendo Valley. From the information gather-
ing, we are proposing the existence of three styles of rock art associated with the Late Intermediate (900-1.400 A.D.), Late or Inca
(1.400-1.536 A.D.) and Historical Periods (1.536 A.D. onwards).
Key words: Rock art, styles, Aconcagua.
* Laboratorio de Arqueología (LAr). Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento (CSIC–XuGa)/UA LaFC (IIT–USC).
Santiago de Compostela, España. phandres@usc.es; atroncos@entelchile.net
pal área de existencia de este arte rupestre y en la vertiente oriental de los Andes, así como ubi-
específico en el valle de Putaendo (Figura 1), han caciones cronológicas algo tardías (ca. 800 d.C.)
venido a modificar los lineamientos clásicos que (Pavlovic 2000; Pavlovic et al. 2002). Para el perío-
se proponían para esta zona. En específico, para el do incaico se reconoce que la cuenca superior del
período Intermedio Tardío se ha demostrado que río Aconcagua es una zona de fuerte influencia del
la Cultura Aconcagua no es la entidad característi- Tawantinsuyu. En particular en el valle de Putaendo
ca de la zona, sino que más bien en esta área se se identificó una fortaleza incaica desconocida y sin
darían desarrollos culturales propios, interdigitados registro etnohistórico, correspondiente al pucara de
con elementos de las culturas Aconcagua y Diagui- El Tártaro. Sugiere una importante ocupación de
ta, lo que directamente afecta el conocimiento que contingentes diaguita-incaicos en el curso medio
teníamos sobre el estilo homónimo (Sánchez del río Putaendo, así como una presencia más fuerte
2000a, 2000b), hecho que afecta directamente a del Tawantinsuyu en este valle, avalada tanto por
los postulados que se manejaban para la asocia- la arquitectura monumental del sitio como por la
ción entre arte y cultura. presencia de al menos unas ocho collcas.
Esta modificación conceptual no es sólo pro- Las modificaciones ocurridas en la concep-
pia del período Intermedio Tardío, sino que tam- tualización de la prehistoria local, unidas a la gran
bién se ha dado en el período Alfarero Temprano e heterogeneidad que se observa en el registro ru-
Incaico. En el primer caso se observa para toda la pestre de la zona, nos llevaron a reabordar el tema
cuenca superior del río Aconcagua la ausencia cla- del arte rupestre en el valle de Putaendo, pero esta
ra de un grupo homogéneo de poblaciones, priman- vez desde una perspectiva orientada a la definición
do más bien contextos múltiples y diferenciados y caracterización de estilos de arte rupestre. Para
espacialmente, contextos que en el caso del valle cumplir tal objetivo se definió un concepto de esti-
de Putaendo se caracterizan por presentar seme- lo y un conjunto de herramientas metodológicas
janzas con lo conocido para el valle del Choapa y coherentes con esta definición.
2. Panel: tipo de soporte (materia prima, caracte- personaje (ancho y alto máximo, más algunas
rísticas de la superficie, atributos métricos), orien- proporciones corporales), la presencia de otro
tación, tipo de motivos presentes, existencia de tipo de figuras en directa asociación con el in-
superposiciones y yuxtaposiciones más la disposi- dividuo (penachos, faldellines, etc.), super-
ción de los motivos al interior del soporte fueron posiciones, yuxtaposiciones y la técnica cons-
considerados atributos significativos de este regis- tructiva.
tro en este nivel de análisis. A través de ellos, un c) Figuras zoomorfas, se describieron atributos
acercamiento a las normas que regulan la construc- similares a los mencionados para las figuras
ción del panel es posible de realizar3. humanas, realizando algunas variaciones en lo
que a postura se refería y añadiendo el tipo de
3. Figuras: debido a la existencia de figuras conducta que sugería la cola más las orejas del
geométricas, antropomorfas y algunas zoomorfas cuadrúpedo (agresiva, pasiva, etc.).
al interior de la muestra de estudio, cada una de
ellas fue relevada de acuerdo a un conjunto de Para los tres conjuntos de motivos también se
parámetros exclusivos. discriminó el estado de conservación de la figura.
La información recolectada a partir de este úl-
a) Figuras geométricas, al entender al estilo como timo nivel de análisis es la que entrega los princi-
un constructo determinado por un sistema de pales fundamentos para la definición de un estilo,
saber-poder, va implícito el hecho que diferen- pues a través de la variación formal de los atribu-
tes formas de estar en el mundo, y por tanto de tos es posible avanzar en la discriminación de di-
entenderlo, generan expresiones rupestres ferentes elaboraciones significativas y, por ende,
disímiles en sus normas constructivas. Por ello, diferentes sistemas de saber-poder que producen
en el caso de los elementos geométricos se en su materialidad estilos de arte rupestre disímiles.
decidió describirlos en primer lugar a partir de
la unidad geométrica mínima de construcción: Resultados
círculo, cuadrado, triángulo; si ninguna de es-
tas categorías era concordante con lo observa- A partir de prospecciones sistemáticas reali-
do se añadieron los conceptos de lineal y otro. zadas en las localidades de Casa Blanca (de aquí
Definida su unidad mínima, se describió la en adelante C.B.), El Tártaro, Ramadillas y
existencia de decoración interior y su tipo (pun- Piguchén, todas ubicadas en el curso medio y su-
to central, trazos, círculos, etc.), la presencia perior del río Putaendo (Figura 1), se logró identi-
de apéndices y su tipo (lineal, circular), la exis- ficar un total de 27 estaciones de arte rupestre. De
tencia de superposiciones y yuxtaposiciones este universo, se trabajaron 18 sitios, debido bási-
con otro motivo, sus características métricas camente a que, mientras un par de estaciones pre-
(largo, ancho y grosor de su surco) y la técnica sentaba los paneles muy erosionados (C.B. 3 y 13),
de su construcción. Con el fin de no perder de en otras ocasiones no se contó con todas las herra-
vista el universo representacional a través del mientas necesarias para el fichaje de los sitios (p.
cual se expresa el estilo, se realizó también la ej. sitios de la localidad de El Tártaro). En la Ta-
descripción de la figura resultante de la suma bla 1 se resumen las características de todas las es-
de los atributos antes señalados. taciones identificadas, indicando qué tipo de tra-
b) Figuras antropomorfas, junto con describirlas bajo fue realizado en cada una de ellas. No obstante
en su totalidad, se registró el conjunto de atri- lo anterior, y debido a la importancia de las esta-
butos corporales-humanos que la figura pre- ciones de arte rupestre localizadas en El Tártaro,
sentaba (cabeza, ojos, boca, tronco, extremi- se consideran de manera general en la discusión
dades, sexo, etc.), la presencia de rasgos de los estilos presentes en el área.
dinámicos que afectasen al tronco y extremi- Del total de sitios analizados, se trabajó un to-
dades, la postura del individuo (de frente o de tal de 375 figuras, 332 (88,5%) de las cuales co-
perfil; de pie, inclinado, sentado), sus condi- rresponden a elementos geométricos, 42 (11,2%)
ciones de animación (referentes al tipo de ac- a figuras antropomorfas y una a zoomorfo (0,3%).
ción expresión representada en la imagen, A continuación se presenta una descripción de los
Gallardo et al. 1996), los atributos métricos del resultados obtenidos, centrándonos básicamente en
Proposición de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo… 213
la definición de estilos a partir de las característi- con aquellas decoradas. En cambio, el registro de
cas de las figuras, dejando de lado por este mo- presencia y ausencia de apéndice es casi idéntico
mento el análisis del panel. para esta forma decorativa (Tabla 2). El entrecru-
zamiento de ambos atributos en las figuras circu-
Las Formas del Arte lares muestra la ausencia de algún tipo de corre-
lación.
1. Figuras geométricas Con respecto a las características que asume
la decoración interior de las figuras circulares se
Se registró una gran variedad con respecto a la dio cuenta de la presencia de una alta frecuencia
geometría de su unidad mínima de construcción. de punto central (42%), seguido por el círculo con-
Aún así, hay un significativo predominio de las céntrico simple4 (24%), trazos (22%) y círculo
formas circulares (81,3%) por sobre el restante concéntrico compuesto (10%). Dentro del univer-
universo representacional compuesto por cuadra- so de los círculos concéntricos se observa la pre-
dos (9,7%), líneas (6,9%), otros (1,2%) y triángu- sencia de figuras sin decoración interior y otras con
los (0,9%) (Figura 2). decoración interior, consistentes ya sea en puntos
centrales, trazos horizontales, verticales y/o la com-
A) Círculos: La figura circular se presenta con dos binación de todos estos elementos. Todos estos dis-
modalidades constructivas básicas: decoración in- positivos decorativos se disponen en el espacio in-
terna y presencia de apéndices. Al observar el re- terior definido por el círculo concéntrico menor
gistro de estos dos atributos se aprecia una mayor (Figura 3). Las estrategias decorativas observadas
frecuencia de figuras sin decorar en comparación en la aplicación de trazos al interior de los círculos
214 Andrés Troncoso M.
275
250
225
200
175
150
125
100
75
50
25
0
Circulares Cuadrangulares Lineales Triangulares Otros
45
40
35
30
25
20
15
10
0
Punto C.C.S. C.C.C. C.C.S.+V C.C.C+V Trazos
Figura 3. Decoración interna de círculos. CCS: círculo concéntrico simple, CCC: círculo concéntrico compues-
to, CCS+V: círculo concéntrico simple más variante, CCC+V: Círculo concéntrico compuesto más variante.
Internal circle decorations. CCS: simple concentric circle, CCC composite concentric circle, CCS+V: simple
concentric circle plus variant, CCC+V: composite concentric circle plus variant.
geométricas del arte rupestre del valle de Putaendo. interior. Excepcionales en este contexto son el cua-
De hecho, es tan fuerte su representación que in- drado concéntrico existente en C.B. 14, una figura
clusive a partir de la aplicación de estas mismas cuadrada de cuerpo relleno y un paralelogramo con
conjunciones se generan algunas figuras humanas. un círculo incluido. Finalmente, cabe decir que el
La única excepción es la existencia de dos espira- único trapezoide se encuentra registrado en el sitio
les en el sitio C.B. 8, las que se disponen en la cara C.B. 33. Presenta una decoración circular interior
frontal de un alero con restos de ocupación huma- y no posee apéndices. A lo anterior se suma el he-
na. En este mismo sitio, existe otro panel de arte cho de encontrarse bajo un borrado intencional de
rupestre dispuesto sobre la cara superior del alero algunos motivos, borrados que abarcan parte de esta
con un conjunto de motivos circulares que presen- misma figura.
tan el conjunto de características mencionadas para
la totalidad de este tipo de motivos. C) Triángulos: Registrados solamente en tres ca-
sos, uno corresponde a una clepsidra identificada
B) Cuadriláteros: Las figuras con (o de) cuatro en el sitio C.B. 14, sin decoración ni apéndice; otra
lados, cuadrangulares, se encuentran representadas figura posiblemente triangular se registra en el si-
en 32 motivos rupestres. Es importante indicar que tio C.B. 27, no presenta decoración y sí un apéndi-
la gran mayoría de estos motivos se registraron en ce lineal. La extraña construcción de esta figura
los sitios localizados en la localidad de Ramadillas hace difícil su descripción. Un tercer triángulo sin
(66%). En términos generales, del total de figuras apéndice ni decoración se encuentra en el sitio
cuadrangulares, un 59,4% presenta algún tipo de Ramadillas 6. Es importante indicar que esta figu-
decoración, consistente básicamente en la aplica- ra se asocia a otros motivos poco frecuentes como
ción de trazos lineales en su interior (Tabla 3). Con cuadrados, uno de ellos con una figura circular a
respecto a los apéndices, su distribución se resume manera de decoración interior.
en el Tabla 4.
A partir de la aplicación de trazos en la deco- D) Lineales: No obstante que este motivo se en-
ración interior se generan motivos como el signo cuentra registrado en 23 casos, su distribución al
escudo y figuras cuatripartitas o con un enrejado interior de las estaciones de arte rupestre es baja,
216 Andrés Troncoso M.
entre las diferentes secciones del cuerpo. Es recu- Al entrecruzar los atributos relevados se ob-
rrente que las piernas nunca sean más largas que el serva que todos los personajes con una clara defi-
tronco y que, al contrario, las extremidades supe- nición de su sexo masculino se encuentran de pie y
riores en repetidas ocasiones se presenten preferentemente en animación oblicua (83,4%), con
métricamente exageradas. Las representaciones del baja representación de animación flectada y verti-
cuerpo guardan también una cierta relación. La cal (8,3% en cada caso). Finalmente, dentro de este
cabeza humana se registra en todos los casos por universo se encuentran tres figuras rellenas, en un
una figura circular, a excepción de un caso en C.B. caso corresponde a un brazo y en los dos restantes
26 donde ésta adquiere una forma achatada y dos a cuerpos.
casos en C.B. 33, donde no es más que un punto.
Del total de figuras circulares 7 presentan punto B) Antropomorfos II: Representados por 19 figu-
central. Respecto a la representación de otros sec- ras registradas en los sitios C.B. 6, 14, 34 y 33: A
tores del cuerpo humano, en la Tabla 5 se indican diferencia del caso anterior, estas representaciones
qué partes del cuerpo se referencian y su frecuen- antropomorfas se caracterizan por poseer un ma-
cia. Sólo ojos, boca y oreja nunca se explicitan en yor grado de esquematización en la construcción
este arte, siendo una variable no dependiente del de la figura humana, lo que redunda en una crea-
tamaño, por cuanto existe una homogeneidad mé- ción más geométrica que los distancia con las fi-
trica en todas las representaciones humanas estu- guras anteriormente expuestas.
diadas. La geometría de la figura humana se origina
Con respecto a las posiciones que adquieren en este caso básicamente a partir de un círculo
estas figuras en su construcción, encontramos que (84,2%), con algunas excepciones constituidas por
todas están de frente, de éstas, 86,9% se encuen- líneas (10,5%) y una figura no definida (5,3%). De
tran también de pie, 8,7% sentadas y un 4,4% en los 16 círculos que originan la representación del
posición indeterminada. La animación en todos los ser humano, un 25% no presentó decoración inte-
casos es nula, con 8,7% ejemplos de animación rior; entre las figuras lineales ninguna presentó
flectada, 78,2% oblicua, 4,4% vertical y 8,7% no decoración interior obviamente. En la Tabla 6 se
definidas. Evidencias de algún tipo de gesto, es resumen las características decorativas existentes
decir movimiento, es casi inexistente, con un solo al interior de los círculos de las figuras humanas.
caso confirmado de presencia de este atributo más En este sentido, el registro de elementos asociados
dos posibles. Otro atributo que permite adentrarse a la figura humana es menos representativo que el
a las características de animación de la figura hu- caso anterior, correspondiendo solamente a un 25%
mana son los ángulos que presentan brazos y pier- de los casos la mitad de ellos un tipo lineal no
nas, constatándose en este hecho que para el pri- interpretable y en los otros a uno lineal asimilable
mer caso hay una alta presencia de figuras de este a un tocado con forma de antena y el mencionado
tipo (65,2%) y una menor representación del se- rectángulo que recuerda un gorro.
gundo caso (30,4%).
Tabla 5. Representación del cuerpo en figuras humanas. Tabla 6. Tipos de decoración interior figuras humanas.
Body representation in human designs. Types of decoration inside human designs.
to, un importante dato puede ser sugerido por los grueso se superpone un motivo cuadrangular de
atributos métricos de ambas superposiciones, pues lados curvos de surco más delgado, posiblemente
esta lógica gramatical de la articulación de los di- elaborado con un instrumento metálico.
seños se expresa también en el grosor de las figu-
ras, donde los motivos en superposición presentan Discusión: Los Estilos del Arte
grosores similares (1 a 1,4 cm).
Diferente es la situación en el caso del sitio El conjunto de figuras estudiadas a lo largo
C.B. 14, ya que ahí lo que encontramos es la su- del valle de Putaendo presenta cierta homogenei-
perposición de un cuadrado concéntrico compues- dad entre sí. La presencia de algunas variaciones
to sobre una figura circular (Figura 6). En este caso, en la construcción de las figuras nos hace pensar,
junto con no tener ninguna relación lógica entre sin embargo, en la posibilidad de la existencia de
las figuras, encontramos una profunda diferencia más de un estilo de arte rupestre. Esta afirmación
en el grosor del motivo, donde el motivo inferior se basa tanto en los datos aquí expuestos como
presenta un grosor de 0,8 cm, mientras que el su- en el registro inicial de los paneles de petroglifos
perior posee uno de 2,6 cm. Significativo es en este que se encuentran en asociación con el sitio
caso también el hecho que la superposición se ubi- pucara El Tártaro y que serán mencionados en
ca en el sector central del panel principal de arte su oportunidad.
rupestre del valle y en un lugar fácilmente obser- Los estilos de arte rupestre presentes en el va-
vable desde la ruta de movimiento-tránsito. lle de Putaendo serían tres y se asociarían respecti-
El último caso está presente en el sitio pucara vamente al período Intermedio Tardío, Tardío e
El Tártaro, donde sobre una figura lineal de surco Histórico; este último podría ser dividido cronoló-
220 Andrés Troncoso M.
10 cm A
Casa Blanca N° 2 10 cm B
Casa Blanca N° 6
10 cm
10 cm C D
10 cm E 20 cm F
gicamente en dos fases: una histórica temprana y y predominante, que caracteriza a este estilo, es la
otra histórica tardía. Estas definiciones de estilo figura circular. Sin embargo, esta construcción se
son iniciales y necesitan una mayor elaboración rige por unas normas de elaboración que se tradu-
en el futuro, básicamente porque algunas figuras cen en una amplia gama de motivos. La caracterís-
registradas no pudieron ser adscritas a ninguno de tica principal de la confección de la figura circular
los estilos debido a su baja representación. Asimis- es que casi nunca se representa en forma simple.
mo, el estudio de las técnicas utilizadas en la pro- Por el contrario, en sus posibilidades decorativas
ducción de los grabados rupestres muestra una gran se encuentra tanto la aplicación de apéndices y
homogeneidad en los diferentes estilos, respondien- yuxtaposiciones (Figura 7d). En algunos casos se
do todos a la técnica de piqueteado y raspado, así ha observado la aplicación de decoraciones inte-
como manejando atributos métricos similares (tanto riores, trazos diagonales y horizontales formando
de tamaño como de grosor del surco). figuras cuatripartitas, bipartitas y enrejadas, que si
bien responden a un patrón circular, su baja repre-
Estilo I (período Intermedio Tardío) sentación, su ausencia de asociación espacial con
paneles que presentan figuras del Estilo I y sus
Este estilo sería el mayormente representado normas decorativas particulares, indican cierta di-
en el área y correspondería al llamado estilo ferencia con el modelo clásico del arte rupestre del
Aconcagua. Se caracterizaría por una amplia período Intermedio Tardío.
representatividad de figuras geométricas, una me- Otra variedad decorativa del círculo es la crea-
nor frecuencia de figuras humanas y ausencia de ción de círculos concéntricos, simples o compues-
figuras zoomorfas6. El elemento figurativo básico tos. Ambas variedades pueden presentar algún tipo
222 Andrés Troncoso M.
B
10 cm
20 cm
A
Casa Blanca N° 3
Casa Blanca N° 34
10 cm
10 cm C D
Casa Blanca N° 2
10 cm E
de decoración interior, como un punto central o tra- A partir de la combinación de las estrategias
zos lineales. Este elemento decorativo se aplica, decorativas mencionadas se genera gran parte de
sin embargo, al interior del círculo más pequeño y la representación rupestre de este estilo. A ello debe
en ningún caso entre los diferentes círculos inscri- sumarse la yuxtaposición como herramienta cons-
tos. Los apéndices lineales también forman parte tructiva de muchos motivos, originando algunas
de este universo de representación como elemen- figuras como círculos agrupados (Figura 7e). La
tos decorativos que generan figuras tipo sol y otros, cantidad de figuras posibles de ser construidas a
pero ellos no se aplican a los círculos concéntricos partir de la conjunción de todos estos elementos es
compuestos (Figuras 7a, c y e). inmensa y es ello lo que explica la gran variedad
Proposición de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo… 223
de imágenes rupestres que exhibe este estilo. Estas Figuras antropomorfas algo más esquemáticas
mismas estrategias de construcción del motivo ha- han sido incluidas dentro del segundo grupo de
cen ver este arte como una expresión ambigua, estos motivos. A diferencia del caso anterior, estas
donde la conjunción de reglas indica que un mis- representaciones humanas basan su construcción
mo elemento pueda ser en sí una figura y/o ser par- en la aplicación de círculos concéntricos simples,
te de un motivo mucho más amplio7. como unidad básica a partir de la cual se construye
La importancia del círculo en arte rupestre del la figura humana. Aunque en la gran mayoría de
valle de Putaendo se basa no tan sólo en su casi los casos los círculos se aplican en la cabeza, tam-
exclusiva representación en el ámbito geométrico, bién están presentes a nivel del tronco y pelvis. Ge-
sino también porque actúa como elemento de cons- neralmente estos círculos presentan una decoración
trucción de la figura humana. Puede objetarse que interior de puntos (Figuras 5d-f,). Como en el caso
es natural su presencia en los motivos antropo- anterior, la animación entre estas figuras es nula,
morfos por cuanto es un elemento lógico de repre- encontrándose todas de pie. La geometría de la re-
sentación de la cabeza; ello puede ser correcto o presentación de estas figuras impidió una efectiva
erróneo, pero lo que lo distingue es que el círculo aplicación de la ficha de relevamiento para figuras
representa, además de cabezas, también cuerpos y antropomorfas.
pelvis, todos ellos con algún tipo de decoración Un tercer grupo de figuras humanas se con-
interior. forma a partir de la aplicación de elementos linea-
Con respecto a la figura humana, creemos que les, que Niemeyer (1964) denominara “antropo-
en principio es posible pensar que gran parte de morfas fitomorfizadas”. Se caracterizan por
ellas corresponde a este estilo, pues a pesar de su presentar una serie de extremidades, a manera de
gran diversidad muchas comparten importantes apéndices lineales, adosados a su tronco en núme-
elementos constructivos y se asocian espacialmente ros que no necesariamente guardan relación con la
en los paneles con círculos. La diversidad presente realidad, es decir, dos pares de extremidades. Es-
en este tipo de figuras nos hace diferenciar en prin- tas características sumadas, en algunos casos, a su
cipio tres clases de representaciones antropomorfas, esquematización, hacen posible cuestionar su asig-
lo que confirma la amplia dispersión decorativa que nación como figuras realmente humanas. Es posi-
caracteriza a este estilo de arte rupestre. ble pensar también en zoomorfos esquematizados
El primer tipo de figura humana corresponde- y/o figuras del mundo ideacional (Figura 5b).
ría a aquellas de carácter poco esquemático, dibu- Encontramos por tanto, en este estilo de arte
jadas a partir del delineamiento de los diferentes rupestre, una amplia variabilidad en lo que a la ex-
sectores del cuerpo humano que guardan cierta presión de la figura humana se refiere. No obstante
proporcionalidad en sus dimensiones, a excepción esta variedad, existe coincidencia en representar al
de las extremidades superiores que, en la mayoría ser humano siempre en un estado de animación nula
de los casos, son notoriamente largas en compara- y con un gran tamaño en sus extremidades superio-
ción al cuerpo. Sus extremidades están siempre res. Gran parte de las figuras comparte un rango
presentes, y en algunos casos manos y pies se di- de tamaño en sus proporciones (largo medio = 12,8
cm; ancho medio = 11,6 cm). La tecnología para
bujan. Los detalles mínimos del cuerpo, como ojos,
la elaboración de todas las figuras ha sido el
boca, nariz, etc., no son representados (Figuras 5a,
piqueteado y raspado de la piedra por otro instru-
c-f). La representación humana siempre se realiza
mento lítico.
de frente y mayoritariamente en una posición de
Espacialmente, este arte rupestre se caracteri-
pie. Las figuras presentan una animación nula, bá-
za por no presentarse en asociación con los sitios
sicamente del tipo oblicua. No obstante este tipo
habitacionales contemporáneos. Frecuentemente
de animación, es importante la representación de
no tienen ningún tipo de material cultural en aso-
ángulos en brazos y piernas, dando la idea de al-
ciación, aunque en ocasiones se relaciona
gún tipo de acción-expresión (Figuras 5c y d). To-
espacialmente a sitios del período Histórico. Una
cados y otros atributos decorativos se presentan en
excepción la constituyen los petroglifos localiza-
estas figuras sin que de momento pueda ser posi- dos al interior de la rinconada de Piguchén (sitios
ble adentrarse mayormente en sus asociaciones sig- 2, 3, 5 y 6), donde los paneles se encuentran junto
nificativas (Figura 5c). a sitios del período Alfarero Temprano. Este hecho
224 Andrés Troncoso M.
podría hacer pensar que este arte rupestre habría (Sánchez 2000a, 2000b), principal zona de dis-
que asignarlo a este período, pero la regularidad persión de este arte rupestre. Por esta razón, la
observada nos permite sugerir que la asociación relación sugerida no puede ser sostenida y el
de Piguchén fue el resultado “aleatorio” del proce- mantenimiento del nombre estilo Aconcagua pue-
so de formación del registro arqueológico local8. de conducir a malentendidos. Consecuentemente,
La principal razón que fundamenta su asocia- sugerimos denominar a este conjunto como Estilo I
ción al período Intermedio Tardío es por el hecho de arte rupestre de Putaendo.
que se ubica preferentemente en los mismos espa- Podrá objetarse como contraevidencia de esta
cios donde encontramos sitios correspondientes a asociación la presencia de este tipo de arte rupes-
ese período. Sugerente, en este sentido, es la au- tre en la precordillera y cordillera del río Maipo,
sencia de paneles de petroglifos en rinconadas ap- territorio con clara presencia de la cultura Acon-
tas para el asentamiento humano donde no se ha cagua (Madrid 1969, Miranda y Saavedra 1997).
localizado ningún sitio habitacional de este perío- Sin embargo, el registro arqueológico no avala en
do. Niemeyer (1964), y posteriormente Mostny y ninguna medida esta asociación, ya que, por un
Niemeyer (1983), asociaron este arte rupestre al lado, los desarrollos prehispánicos son bastante di-
período Intermedio Tardío debido a las caracterís- ferentes en nuestra zona de estudio y el valle del
ticas geométricas de los diseños observadas tam- Maipo, y, por otro, las frecuencias de arte rupestre
bién en la cerámica. Creemos que esta idea es aún son opuestas en ambos sectores, con una alta
válida para mantenerla como identificador de aso- representatividad en el primero y una escasa pre-
ciación cronocultural; sin embargo, las investiga- sencia en el segundo (ver comentario de Sanguinetti
ciones efectuadas en el valle de Putaendo, y otros [1969]) relativo a la semejanza del arte rupestre de
sectores del curso superior del río Aconcagua, han esta zona con su símil de Alicahue y Cabildo). Este
mostrado la existencia de un contexto arqueológi- hecho sería coherente con las características que
co muy diferente al manejado para la época en que presenta el registro arqueológico local desde a lo
formularon sus proposiciones Mostny y Niemeyer menos el período Alfarero Temprano, donde se
(1983). En tal sentido, las características de la de- observa una mayor relación con los desarrollos
coración cerámica no guardan ninguna relación con culturales de zonas más nortinas que con los de
los elementos decorativos del arte rupestre, salvo su Chile central.
énfasis en lo geométrico. Este hecho, que en princi- Finalmente, creemos conveniente afirmar que
pio podría preocupar, creemos que debe ser matiza- el signo escudo no es la figura que mejor represen-
do pues las semejanzas pueden estar en aspectos ta a este estilo, sino que, por el contrario, el motivo
de mayor profundidad (estructuras), situación que básico de este arte rupestre es el círculo, idea que
sumada a la ausencia de otros artefactos con atri- ya había sido avanzada por Sanguinetti (1968). La
butos decorativos nos impiden conocer la variedad alta frecuencia de signos escudos en otras zonas
iconográfica de este período, así como su diferen- de la cuenca superior del río Aconcagua debe en-
ciación en términos de la materialidad sobre la que tenderse inicialmente, como una consecuencia de
se aplica. Además, y aunque es siempre esperable la variabilidad espacial dentro del registro de la
una correlación entre iconografía de los diferentes zona. Esta variación puede dar cuenta de diferen-
ámbitos de la vida material de las poblaciones hu- cias dentro de la dinámica social del área, o de di-
manas, su diferente aplicación en la materialidad ferencias cronológicas entre las distintas represen-
misma es siempre una posibilidad abierta, aún más taciones rupestres del valle de Aconcagua.
cuando entendemos que “la materialidad desem-
peña en el papel un enunciado mucho más impor- Estilo II (período Tardío o Inca)
tante. Constituye el enunciado mismo” (Foucault
1997[1970]:169). El segundo estilo de arte rupestre que se pro-
Por los resultados de las investigaciones ar- pone para el valle de Putaendo, y por ende para el
queológicas, sugerimos eliminar el nombre de es- curso superior del río Aconcagua, es de tiempos
tilo Aconcagua para esta forma de arte rupestre con incaicos y se fundamenta en los datos que se han
el fin de evitar asociaciones no intencionadas en- recuperado a partir del descubrimiento del pucara
tre esta cultura y este estilo. Esta cultura no se en- El Tártaro y los atributos constructivos de ciertos
cuentra en la cuenca superior del río Aconcagua motivos registrados en nuestro estudio. Sin embar-
Proposición de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo… 225
go, este estilo se encuentra en una etapa inicial de el contrario es completamente disruptiva. Se suma,
definición, por lo que su presentación no está tan además, el carácter concéntrico en el Estilo I pro-
sistematizada como el Estilo I. pio de los círculos, rasgos ausente entre los cua-
El primer elemento que permite definir este drados, que a su vez poseen una baja representa-
estilo es la existencia de una superposición identi- ción en el total de figuras.
ficada en un panel adyacente al sitio pucara El Tár- Se refuerza la anterior idea al revisar la icono-
taro. En esta superposición se identifica la presen- grafía plasmada por Guaman Poma (1987), en la
cia de un motivo lineal de trazo fino, posiblemente cual no sólo abundan las decoraciones cuadrangu-
elaborado con un instrumento metálico, sobre una lares en las vestimentas incaicas, sino que en espe-
figura de surco grueso asignable al Estilo I (Figura cial el cuadrado concéntrico presenta una alta fre-
8b). Un segundo elemento de juicio es el registro cuencia de representación tanto en vestimentas
de una serie de paneles en el cordón montañoso en como en escudos (Figuras 10 y 11). Si bien el gra-
el que se emplaza el pucara. Tanto la asociación bado rupestre y la ilustración del cronista están
espacial con este sitio como las características de distanciados temporalmente y las figuras men-
sus motivos sugieren una asociación contextual con cionadas se insertan en contextos representacio-
lo Inca (Figuras 8a y 9). nales diferentes, lo interesante de este hecho es que
Este estilo se caracterizaría por una importan- ambas figuras comparten un código de producción
te presencia de figuras lineales, la reformulación formal similar, cual es la aparición de un elemento
de algunos motivos del Estilo I y la posible conti- cuadrado con una decoración orientada hacia el
nuación de diseños anteriores. Para el primer caso, interior, compartiendo por ello una lógica repre-
el registro en el sitio pucara El Tártaro muestra ele- sentacional, que en este caso es significativa, ya
mentos lineales aleatoriamente distribuidos en el que como ha indicado Adorno (1981) las produc-
panel. Es posible que forme también parte de este ciones visuales del cronista peruano se ajustan a
contexto lineal la figura de una cruz inscrita. Aun- un código estético incaico antes que hispánico. Los
que este motivo se ha asociado clásicamente al elementos circulares se mantienen durante ese
Estilo I, es significativo el hecho que un diseño momento, y aunque sufren algunas modificacio-
similar está presente en cerámica del período Tar- nes, es posible que muchas figuras se mantuvieron
dío en el curso superior del río Aconcagua. Ade- en el tiempo. Una figura que recibe una clara mo-
más, un panel próximo al pucara exhibe un núme- dificación es el círculo concéntrico compuesto, el
ro importante de estas figuras, no registradas cual adquiere una decoración lineal interior, que
mayormente en el valle. Asimismo, dentro de las se ubica entre los diferentes radios de los círculos
reglas estructurantes que definen el primer estilo inscritos y no en el vacío generado por el círculo
se observa una total ausencia de figuras lineales menor (Figura 8a). Círculos concéntricos simples
inscritas (Figuras 8a y e). Coherente con lo ante- y círculos cuatripartitos están también presentes en
rior, creemos que dos figuras a manera de “I” lati- este arte del valle. Las características formales de
na mayúscula inscritas, registradas en el sitio C.B. los signos escudos, su ausencia de asociación es-
14, forman parte de este estilo. pacial en paneles con figuras propias del Estilo I y
Dentro de la geometría de este arte también el registro de estas figuras en un panel ubicado a la
encontramos la figura cuadrangular. Un cuadrilá- entrada del pucara El Tártaro siembra la duda so-
tero de lados curvos se encuentra en el pucara con bre su asociación al período Intermedio Tardío (Fi-
el mismo surco delgado ya mencionado (Figura 8b). gura 8d).
Es sugerente que el registro de un motivo muy si- La representación de la figura humana es aún
milar a este se encuentra en el sitio C.B. 33, donde poco clara en este estilo, sin embargo, creemos
junto con elementos decorativos del Estilo I tam- posible asignar un par de figuras humanas muy
bién se encuentran figuras de difícil adscripción y particulares registradas en el sitio C.B. 14. Aun-
otras de tiempos históricos (Figura 4). Otro ele- que ellas comparten algunos rasgos de otros seres
mento cuadrangular corresponde al cuadrado con- humanos, se diferencian por la existencia de ojos,
céntrico existente en C.B. 14, que se superpone a una casi total ausencia representativa de la cabeza
una figura circular (Figura 6). Esta superposición (un trazo a manera de gran ceja) y una desmesura-
no tiene ninguna lógica de reutilización del refe- da representación del tronco a partir de círculos
rente para construir un nuevo motivo, sino que por concéntricos a los que se añaden apéndices a ma-
226 Andrés Troncoso M.
El Tártaro N° 4
20 cm
A
20 cm B 10 cm C
El Tártaro N° 5
El Tártaro N° 4
10 cm D 10 cm E
nera de extremidades9. Su animación es nula y es- ferentes, por lo que este Estilo II de arte rupestre
tán de pie y de frente (Figura 8c). Figuras zoo- da cuenta de formas y contenidos diferentes a los
morfas no se registran. del primer estilo.
Todos los elementos diferenciales que se han
expuesto previamente permiten aseverar la existen- Estilo III (período Histórico)
cia de una serie de figuras rupestres que: (i) po-
seen elementos constructivos de diseño diferentes Más que corresponder a un estilo tal cual lo
al Estilo I; (ii) algunos de estos elementos figurati- hemos definido en este estudio, nos encontramos
vos estarían referenciados en la cerámica del pe- más bien ante representaciones de un estilo, pues
ríodo Incaico, y (iii) tienen una distribución espa- su baja incidencia hace imposible definirlo a partir
cial en el sitio del pucara El Tártaro, sus cercanías de su normativa constructiva. En principio, esta
y en la principal estación de arte rupestre del valle forma de arte puede ser subdividida en dos gru-
de Putaendo, C.B. 14. Por estas razones, conside- pos: uno correspondiente a tiempos históricos
ramos que estamos frente a un conjunto de figuras tempranos y otro a épocas históricas tardías.
diferenciadas del Estilo I, que de momento pue- El primer caso se ejemplifica solamente en el
den agruparse en un Estilo II asociado a tiempos sitio C.B. 33 a partir de una escena de monta re-
incaicos. Aunque el número de figuras registradas presentada por un ser humano y un cuadrúpedo.
no es muy alto, consideramos significativo el he- La construcción de los motivos es de tecnología
cho de diferenciarse de aquellas propias del Estilo similar a la de las figuras prehispánicas, es decir,
I de arte rupestre. Esto sugiere una materialización un grueso surco efectuado por piqueteado y raspa-
según reglas y lógicas de producción discursiva di- do. La figura humana carece de cuerpo y tiene unos
228 Andrés Troncoso M.
Figura 10. Cuadrados concéntricos dibujados por Guaman Poma Figura 11. Cuadrados concéntricos dibujados por Guaman Poma
en vestimentas incaicas. en escudos incaicos.
Concentric squares in Inca clothing drawn by Guaman Poma. Concentric squares of Inca shields drawn by Guaman Poma.
largos brazos, el cuadrúpedo por su parte está re- agoten la definición de otros estilos en el curso
presentado por una construcción lineal de extre- superior del río Aconcagua. Se presentan, sin em-
midades y orejas. Asociada a esta figura se encuen- bargo, como punto de partida acerca de las dife-
tra otra figura humana con una representación rentes formas de arte rupestre que se encuentran
lineal, donde la cabeza se muestra como un punto en la historia indígena del área.
y brazos extremadamente largos con indicación de En nuestro caso, es el Estilo I el que presenta
las manos (Figura 12). Esta expresión artística se la más clara definición, debido básicamente al ta-
asigna al período Histórico Temprano debido a que maño de la muestra estudiada, sin embargo, nue-
las características tecnológicas del petroglifo se vos datos deben ser incluidos con el fin de ampliar
asemejan a sus pares prehispánicos, por lo que el área de estudio. El Estilo II, por su parte, se en-
posiblemente fue elaborado por manos indígenas. cuentra en un estado inicial de definición y requie-
El arte Histórico Tardío abarca todos aquellos gra- re de una muestra mayor de estudio para esbozar
bados elaborados por manos no indígenas y que los elementos que delinean su contenido. En el es-
exhiben básicamente cruces cristianas. tado actual de la investigación, se define como un
conjunto de figuras que se asocia más con lo inca
Conclusiones que a un estilo propiamente tal. En el futuro se
deberá aclarar si las diferentes expresiones artísti-
Las diferentes formas de arte rupestre propues- cas de este tiempo se ciñen a un conjunto de prin-
tas deben ser entendidas como entidades abiertas a cipios estilísticos similares, y si las materialidades
modificaciones que basan su definición en los re- reflejan cambios socioculturales de este período.
sultados de investigaciones realizadas en el valle Similar hecho deberá verificarse con el arte de tiem-
de Putaendo, por lo que es esperable que éstas no pos históricos.
Proposición de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo… 229
Referencias Citadas
Notas
1 Clarke (1986 [1968]: 443) señaló que “un agregado de enti- 4 Para efectos de análisis hemos discriminado entre círculo
dades o sistema es politético si cada individuo posee un nú- concéntrico simple correspondiente a aquella figura circu-
mero sin especificar de los atributos del agregado, si cada atri- lar con sólo un círculo inscrito y círculo concéntrico com-
buto pertenece a un gran número de esos individuos y ningún puesto, consistente en una figura circular con más de un
simple atributo es a la vez necesario para el agregado”. círculo inscrito.
2 La potencialidad de este texto de Foucault (1997 [1970]:53) 5 Prospecciones realizadas en la zona de Piguchén han per-
para el análisis del arte rupestre puede deparar una gran mitido descubrir nuevos paneles de arte rupestre, repre-
rentabilidad, pues define un positivo acercamiento a una sentándose en dos de ellos posibles figuras zoomorfas de
expresión del saber y, si se desea, se puede avanzar desde cuadrúpedos. El mal estado de conservación de las imáge-
ella hasta los contornos de los sistemas de saber-poder nes impide un mayor pronunciamiento de momento.
prehispánicos. 6 La ausencia de figuras zoomorfas ha sido ampliamente re-
3 Las normas regulatorias de la construcción del panel hacen conocida para este estilo. No obstante, en algunos casos
referencia a una serie de convenciones sociales que definen una ínfima presencia de camélidos se ha registrado (Mostny
desde la forma en que los motivos se articulan al interior del y Niemeyer 1983).
panel hasta la manera en que este debe ser observado. En 7 Obviamente, esta ambigüedad parte de la incompatibili-
este último punto véase por ejemplo Santos (1998). dad cultural existente entre el indígena-autor y el arqueó-
Proposición de Estilos para el Arte Rupestre del Valle de Putaendo… 231
logo-interpretador. El reconocimiento de este hecho, por posible que esta asociación con sitios Tempranos no sea
ende, nos limita la búsqueda de significados en el registro casual, sino que por el contrario responda a una determina-
arqueológico. da estrategia de abordar el paisaje. De momento, y a falta
8 Usamos la palabra aleatorio de forma provisional y entre de investigaciones al respecto, preferimos usar el término
comillas, ya que no debe olvidarse que el emplazamiento aleatorio.
de los petroglifos responde a una cierta lógica cultural guia- 9 Recuérdese que en el Estilo I las figuras humanas se cons-
da por un concepto particular de espacio, por lo que es truyen a partir de círculos concéntricos simples.
232 Andrés Troncoso M.