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Conclusiones
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| Axel Nielsen | | DE VUELTA A LA CASA. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL ESPACIO DOMÉSTICO |
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| J OSÉ M ARÍA V AQUER | | Procesos Sociales Precolombinos |
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| Axel Nielsen | | DE VUELTA A LA CASA. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL ESPACIO DOMÉSTICO |
9. Beatriz Cremonte y Verónica I. Williams Al comenzar el ritual, se establece la primera división al separarse los hombres
La construcción social del paisaje durante la dominación Inka en el de las mujeres. Los primeros ocupan el lado derecho, mientras que las segundas el
Noroeste Argentino. ..................................................................................... 207 izquierdo. Los hombres se ubican de su lado, arriba en una banqueta confeccionada
de adobe, mientras que las mujeres se ubican del lado izquierdo más abajo directamente
10. Martín Orgaz, Anabel Feely y Norma Ratto sobre el suelo. La división de actividades por género en general también adopta este
La cerámica como expresión de los aspectos socio-políticos, esquema. Los hombres ofrecen ch´allas por separado a la pared derecha y las mujeres
económicos y rituales de la ocupación Inka en la Puna de Chaschuil a la pared izquierda. Esta división se mantiene hasta el final del ritual –la construcción
y el Valle de Fiambalá (Departamento de Tinogasta, del techo– donde hombres y mujeres entrelazan sus libaciones.
Catamarca, Argentina). ................................................................................. 237 La casa es considerada parte de la Tierra Virgen y del dominio interior debajo
del suelo, ya que los elementos constructivos son extraídos de la tierra: el barro de los
11. María del Pilar Babot adobes y la paja del techo. En consecuencia, la primera ch´alla se dirige a la Tierra
Organización social de la práctica de molienda: casos actuales y Virgen, en carácter de matriz elemental de los niveles más profundos de los cimientos,
prehispánicos del Noroeste Argentino. ..................................................... 259 donde provienen y a su tiempo volverán todas las cosas. En esta etapa se realizan
también ch´allas a los cerros pequeños que según la creencia envían los elementos
12. María C. Scattolin necesarios para la construcción.
Estilos como recursos en el Noroeste Argentino. ................................... 291 El primer paso en el proceso de construcción es colocar cuatro estacas unidas
por un hilo para marcar las cuatro esquinas. Cuando se comienza la construcción, se
13. Laura Quiroga y Verónica Puente colocan varias ofrendas en los cimientos destinadas a los aspectos telúricos de la
Imagen y percepción: iconografía de las urnas Belén. Colección Tierra Virgen consistentes en cosas crudas, cosas que se sacan de las entrañas como
Schreiter. .......................................................................................................... 323 fetos de animales, grasa y resinas vegetales. A veces se coloca en los cimientos un feto
de llama junto con ofrendas de q´uwa que se entierran en el suelo de la casa. Las
14. Diego E. Rivero esquinas son un componente vital en la construcción, ya que las mismas poseen una
¿Existieron cazadores-recolectores no igualitarios en las Sierras relación con la tierra y el linaje ancestral. Estas esquinas son consideradas de género
Centrales de Argentina? Evaluación del registro arqueológico. ............ 347 femenino, en oposición a los espíritus de los cerros que son masculinos.
Luego se procede a la colocación de piedras grandes como cimientos bajo las
15. Sebastián Pastor cuatro paredes de la casa. Estas piedras son denominadas “Inka”, relacionándolas
“Juntas y cazaderos”. Las actividades grupales y la reproducción de las con la vara del Inka e invocando su poder para que las paredes de la casa se paren.
sociedades prehispánicas de las Sierras Centrales de Argentina. ................. 361 Para ello se hace referencia al pasado mítico, a la época de los chullpas cuando las
piedras andaban moviéndose a su voluntad hasta que el Inka las detuvo con su vara1.
16. Lorena R. Sanhueza y Fernanda G. Falabella Una vez construidas las paredes y antes de colocar el techo se sacrifica un cordero
Hacia una inferencia de las relaciones sociales del Complejo Llolleo y se rocían con su sangre las cuatro esquinas. En este punto, Arnold (1998: 54) asocia
durante el Período Alfarero Temprano en Chile Central. ...................... 377 el hecho de rociar las paredes con sangre con un principio general de descendencia
andina que establece que los lazos verticales consanguíneos siguen la línea materna.
17. Andrés R. Troncoso Meléndez La sangre asocia al rito de construcción con el marcado de animales enfatizando la
Arte rupestre y microespacios en el Valle de Putaendo, Chile: entre la reproducción de matrilinajes humanos y animales.
movilidad, la visibilidad y el sentido. .......................................................... 393 En este momento del proceso, la casa se encuentra construida hasta los tirantes
del techo. La casa rectangular es percibida también como un tejido desplegado sobre
el suelo con sus dos esquinas opuestas orientadas hacia arriba en dirección a los
tirantes. La asociación con el tejido y los diseños enfatiza la concepción de la casa
como una “madre-nido de envolturas concéntricas, enteramente asignada
al género femenino” (Arnold 1998: 56).
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
En particular, proponemos comprender al arte rupestre no sólo como un pro- que presenta dos caras grabadas, relacionado este hecho nuevamente con su particu-
ductor y organizador del espacio, sino también como un productor de movilidad, lar disposición en el espacio, pues el soporte se dispone en un espacio de importancia
una tecnología material que a partir de su ser-en-el-espacio incita a determinados crucial para el desplazamiento dentro del sitio, cual es la inflexión en la ruta desde una
patrones de movilidad y tránsito, por cuanto actúa como un recurso generador y orientación norte-sur a otra este-oeste. A partir de sus dos caras grabadas y su orien-
articulador de una geografía cultural. Exploramos la estrecha relación que se da entre tación, este soporte permite no sólo ser diferenciado de otros y ser visto desde la
movilidad, espacio, bloques grabados, visibilidad y figuras en la construcción de ruta de movilidad, sino que al observar sus grabados, visualmente se tiene acceso al
significados espaciales y la materialización de una cierta fenomenología del espacio y conjunto de otros bloques que se encuentran más hacia el oeste, actuando como
lo rupestre en el sector de Casa Blanca, curso medio superior del río Putaendo, V indicador del quiebre que se da en la organización de este espacio.
región, Chile central (Figura 1). Y es aquí donde la configuración del sitio adquiere aspectos particulares. Al
avanzar desde este punto hacia el oeste nos encontramos con dos hechos. Uno, que
se comienza a ascender por un sector de la ladera del cerro en el que los soportes
rocosos se aglutinan de una forma que lo diferencia con las áreas más al sur. Dos, se
ubican en este lugar representaciones antropomorfas, las cuales son posibles de ser
vistas siempre con una orientación de la mirada hacia el sur, pero desde dos sectores
de desplazamiento diferentes, como dando la posibilidad de originarse una bifurca-
ción de la ruta. No obstante esta posible bifurcación, se mantiene la orientación de
los bloques hacia la que corresponde a la ruta de desplazamiento.
Una segunda hipótesis puede esbozarse, cual es que en el ingreso a este sector, se
definiría más bien un pasadizo enmarcado por arte rupestre que encierra la movili-
dad del individuo.
Figura 1. Mapa del área de estudio. Figura 6. Soporte 22, sitio Casa Blanca 13.
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
A través de este conjunto básico de rasgos visuales y de conformación de los Las posibilidades de un análisis del arte rupestre como agente activo en los
soportes de arte rupestre, sumado a las características de la visualidad disponible en procesos de construcción socio-cultural del espacio, y de su constitución como dis-
cada una de las áreas, creemos que es factible avanzar en la comprensión del arte positivo que produce e implementa ciertas estrategias de movilidad en el espacio,
rupestre desde un enfoque que combina tanto la estructura microespacial como las estrategias cargadas de sentido y significaciones, descansa en seis premisas teóricas
formas de desplazamiento y las tecnologías visuales materializadas en el sitio. básicas que constituyen los fundamentos del presente trabajo:
Desde una perspectiva de la movilidad, encontramos que los soportes por nor-
ma general se orientan hacia la quebrada, coincidentemente, este espacio correspon- 1- los sitios de arte rupestre presentan una estructuración interna lógica y cohe-
de a la ruta natural de desplazamiento para acceder hacia el interior de la rinconada y rente, relacionada con su significado y funcionalidad. Los grabados no se
distribuyen de manera aleatoria y simple por el espacio de ocupación del sitio,
a los otros soportes que se encuentran en el área, en específico, el sitio Casa Blanca sino que responden a una lógica doble, por un lado, una lógica estructural
14. La disposición de los bloques rocosos y sus caras grabadas, posibilitan que el anclada en un concepto de espacio particular a tal formación socio-cultural
individuo durante su desplazamiento en un eje sur-norte esté en todo momento (Criado 2000) y, por otro, a una lógica semántica que da cuenta del significado
siendo un observador de las producciones visuales grabadas en la roca. e intención de los bloques allí alterados por el ser humano;
Más aún, por cuanto gran parte de las rocas presentan sólo una cara grabada, 2- la distribución de los soportes en el sitio no sólo guardan relación entre ellos,
sino que también con el espacio circundante. La articulación significativa entre
podemos invertir el argumento señalando que cada roca está grabada de manera tal los bloques se da también a un segundo nivel, cual es la relación entre bloque
que pueda ser observada y aprehendida desde este espacio disponible para la movi- y espacio circundante. En cuanto expresión material anclada en un paisaje, los
lidad. Esta distribución, de una u otra manera, genera un esquema lineal de distribu- bloques rocoso se encuentran en relaciones significantes con su espacio cir-
ción de los soportes, donde ellos son observados en el recorrido, pero sin que se de cundante. En específico, se plantea que esa relación descansa sobre un dispo-
una tendencia a la construcción de lo que podríamos denominar pequeños espacios sitivo de visualidad, reproduciéndose tanto en las orientaciones de los sopor-
de múltiple observación o de captación visual de diferentes bloques rocosos. Muy tes, como en los campos visuales que ellos conllevan;
3- en cuanto producción visual, los petroglifos están hechos, entre otras cosas,
por el contrario, se da una tendencia a una baja concentración de grabados y la para ser observados por el ser humano, por lo que bajo su configuración se
disponibilidad visual de tan sólo un bloque o a lo más dos o tres, pero estos últimos definen dispositivos o estrategias de observación. En el proceso de aprehen-
casos son pocos. sión de un soporte con grabados, la observación de éste se encuentra definida
Se da, entonces, una organización lineal de baja saturación visual, linealidad por las disposiciones y orientaciones de las superficies grabadas, así como por
definidora y dependiente de la movilidad humana en tal espacio. Al estar ubicado en los tamaños de los motivos y las condiciones de luminosidad. Por lo anterior,
a través de su configuración, el arte rupestre define formas de acción especí-
la ladera de un cerro el sitio, estos dispositivos materiales de la movilidad se ajustan a ficas del ser humano, así como entrega posibles indicios o significados facti-
un determinado emplazamiento, sin sobrepasar una cota cual es la que ya requiere bles de ser aprehendidos por una persona;
una desviación de la ruta de desplazamiento para acceder a tales bloques. 4- producto de sus condiciones de observación, el arte rupestre incita a determi-
Pero en la construcción de esta linealidad estructural, se dan algunos puntos nadas estrategias de movimiento en el espacio. En su disposición en conjuntos,
clave que codifican cierta información con su complejidad. El primer punto lo cons- el arte rupestre incita de una manera u otra a ciertas estrategias de movilidad, por
tituye el soporte 8, con sus diferentes caras grabadas que apuntan en dos dirección cuanto la observación y aprehensión de los bloques grabados sólo se puede
desarrollar a través de un desplazamiento por el lugar;
básicas y que permiten incluirlo dentro del conjunto de bloques diferentes o comple- 5- la estructuración de un sitio de arte rupestre, las condiciones de observación de
jos. los soportes, así como las posibilidades de movilidad, se conjugan tanto para dar
Su particularidad estructural, pensamos, coincide con su ubicación dentro del significado al sitio como para producir una experiencia de lo rupestre definida a
sitio, cual es corresponder al punto de ingreso a este conjunto de bloques, funcionan- nivel fenomenológico. Todo lo anterior se articula para la construcción de un
do o actuando a manera de especie de umbral que define el ingreso y salida a esta significado en el que se combinan las visibilidades, figuras y movilidad de los
individuos por un espacio, situación que se expresa en el nivel fenomenológico
estación. Al respecto, debemos recordar que Casa Blanca 13 actúa dentro de una con el rol del arte rupestre como dispositivo capaz de generar ciertas experiencias
ruta posiblemente de ritualidad prehispánica que define un espacio sagrado y que se en las personas, así como en la dramatización del significado social de tal espacio;
demarca y construye por la presencia del arte rupestre. 6- en cuanto este nivel de significado del espacio descansa en los dispositivos
Un segundo punto de diferenciación lo constituye el soporte 13, otro bloque materiales, su organización y su relación con la visibilidad asociada, ella es posi-
ble de ser abordada arqueológicamente. La lógica significativa del arte rupes-
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
tre descansa sobre un conjunto de dispositivos materiales que permanecen en Tabla 2. Características bloques rocosos con petroglifos sitio Casa Blanca 13.
el registro arqueológico, por lo que el análisis detallado de ciertos atributos de
los soportes rocosos posibilita acercarse a este nivel. No obstante, se recono-
ce la imposibilidad de alcanzar el significado profundo de este espacio, ni la
reproducción de la fenomenología del momento, pero si se acepta el acerca-
miento a la lógica formal de esta organización y la posibilidad de su interpre-
tación a partir de modelos antropológicos estructurales.
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
Primero, la distribución de los bloques en el sitio es diferencial espacialmente; no donde se estudia las relaciones entre movilidad y arte rupestre a partir de la lógica del
se da una concentración exclusiva y homogénea de arte rupestre, sino que muy por el sitio Casa Blanca 13 (Figura 3).
contrario, se definen dos áreas claras, una al sur de poca densidad rupestre y otra al
norte, de alta densidad de bloques.
Segundo, dentro de la distribución espacial de los bloques se da una significativa
diferencia de éstos a partir del número de caras grabadas que presentan. Una
jerarquización inicial de los bloques puede ser desarrollada a partir de una característica
intrínseca a ellos, cual es el número de caras grabadas con petroglifos, relacionada
con la cantidad de puntos desde el que las figuras de un soporte puede ser observado.
Tan sólo los bloques 8, 13 y 22 presentan más de un cara grabada (Figura 4 y Tabla
2).
Tabla 1. Sitios de Arte Rupestre Identificados en el área de estudio (divididos por sector).
Tercero, las orientaciones de casi todos los bloques apuntan hacia el sector de la
quebrada adyacente al sitio. Las orientaciones de los bloques tienden a orientarse
hacia el sector este y norte, coherentes con la disposición de la quebrada aledaña al
sector, pero también con la ruta natural de desplazamiento por el área, tal como lo
atestiguan los senderos subactuales ahí identificados.
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
Tabla 1. Sitios de Arte Rupestre Identificados en el área de estudio (divididos por sector). Cont.
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
Tabla 1. Sitios de Arte Rupestre Identificados en el área de estudio (divididos por sector). Cont.
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
Primero, la distribución de los bloques en el sitio es diferencial espacialmente; no donde se estudia las relaciones entre movilidad y arte rupestre a partir de la lógica del
se da una concentración exclusiva y homogénea de arte rupestre, sino que muy por el sitio Casa Blanca 13 (Figura 3).
contrario, se definen dos áreas claras, una al sur de poca densidad rupestre y otra al
norte, de alta densidad de bloques.
Segundo, dentro de la distribución espacial de los bloques se da una significativa
diferencia de éstos a partir del número de caras grabadas que presentan. Una
jerarquización inicial de los bloques puede ser desarrollada a partir de una característica
intrínseca a ellos, cual es el número de caras grabadas con petroglifos, relacionada
con la cantidad de puntos desde el que las figuras de un soporte puede ser observado.
Tan sólo los bloques 8, 13 y 22 presentan más de un cara grabada (Figura 4 y Tabla
2).
Tabla 1. Sitios de Arte Rupestre Identificados en el área de estudio (divididos por sector).
Tercero, las orientaciones de casi todos los bloques apuntan hacia el sector de la
quebrada adyacente al sitio. Las orientaciones de los bloques tienden a orientarse
hacia el sector este y norte, coherentes con la disposición de la quebrada aledaña al
sector, pero también con la ruta natural de desplazamiento por el área, tal como lo
atestiguan los senderos subactuales ahí identificados.
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tre descansa sobre un conjunto de dispositivos materiales que permanecen en Tabla 2. Características bloques rocosos con petroglifos sitio Casa Blanca 13.
el registro arqueológico, por lo que el análisis detallado de ciertos atributos de
los soportes rocosos posibilita acercarse a este nivel. No obstante, se recono-
ce la imposibilidad de alcanzar el significado profundo de este espacio, ni la
reproducción de la fenomenología del momento, pero si se acepta el acerca-
miento a la lógica formal de esta organización y la posibilidad de su interpre-
tación a partir de modelos antropológicos estructurales.
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A través de este conjunto básico de rasgos visuales y de conformación de los Las posibilidades de un análisis del arte rupestre como agente activo en los
soportes de arte rupestre, sumado a las características de la visualidad disponible en procesos de construcción socio-cultural del espacio, y de su constitución como dis-
cada una de las áreas, creemos que es factible avanzar en la comprensión del arte positivo que produce e implementa ciertas estrategias de movilidad en el espacio,
rupestre desde un enfoque que combina tanto la estructura microespacial como las estrategias cargadas de sentido y significaciones, descansa en seis premisas teóricas
formas de desplazamiento y las tecnologías visuales materializadas en el sitio. básicas que constituyen los fundamentos del presente trabajo:
Desde una perspectiva de la movilidad, encontramos que los soportes por nor-
ma general se orientan hacia la quebrada, coincidentemente, este espacio correspon- 1- los sitios de arte rupestre presentan una estructuración interna lógica y cohe-
de a la ruta natural de desplazamiento para acceder hacia el interior de la rinconada y rente, relacionada con su significado y funcionalidad. Los grabados no se
distribuyen de manera aleatoria y simple por el espacio de ocupación del sitio,
a los otros soportes que se encuentran en el área, en específico, el sitio Casa Blanca sino que responden a una lógica doble, por un lado, una lógica estructural
14. La disposición de los bloques rocosos y sus caras grabadas, posibilitan que el anclada en un concepto de espacio particular a tal formación socio-cultural
individuo durante su desplazamiento en un eje sur-norte esté en todo momento (Criado 2000) y, por otro, a una lógica semántica que da cuenta del significado
siendo un observador de las producciones visuales grabadas en la roca. e intención de los bloques allí alterados por el ser humano;
Más aún, por cuanto gran parte de las rocas presentan sólo una cara grabada, 2- la distribución de los soportes en el sitio no sólo guardan relación entre ellos,
sino que también con el espacio circundante. La articulación significativa entre
podemos invertir el argumento señalando que cada roca está grabada de manera tal los bloques se da también a un segundo nivel, cual es la relación entre bloque
que pueda ser observada y aprehendida desde este espacio disponible para la movi- y espacio circundante. En cuanto expresión material anclada en un paisaje, los
lidad. Esta distribución, de una u otra manera, genera un esquema lineal de distribu- bloques rocoso se encuentran en relaciones significantes con su espacio cir-
ción de los soportes, donde ellos son observados en el recorrido, pero sin que se de cundante. En específico, se plantea que esa relación descansa sobre un dispo-
una tendencia a la construcción de lo que podríamos denominar pequeños espacios sitivo de visualidad, reproduciéndose tanto en las orientaciones de los sopor-
de múltiple observación o de captación visual de diferentes bloques rocosos. Muy tes, como en los campos visuales que ellos conllevan;
3- en cuanto producción visual, los petroglifos están hechos, entre otras cosas,
por el contrario, se da una tendencia a una baja concentración de grabados y la para ser observados por el ser humano, por lo que bajo su configuración se
disponibilidad visual de tan sólo un bloque o a lo más dos o tres, pero estos últimos definen dispositivos o estrategias de observación. En el proceso de aprehen-
casos son pocos. sión de un soporte con grabados, la observación de éste se encuentra definida
Se da, entonces, una organización lineal de baja saturación visual, linealidad por las disposiciones y orientaciones de las superficies grabadas, así como por
definidora y dependiente de la movilidad humana en tal espacio. Al estar ubicado en los tamaños de los motivos y las condiciones de luminosidad. Por lo anterior,
a través de su configuración, el arte rupestre define formas de acción especí-
la ladera de un cerro el sitio, estos dispositivos materiales de la movilidad se ajustan a ficas del ser humano, así como entrega posibles indicios o significados facti-
un determinado emplazamiento, sin sobrepasar una cota cual es la que ya requiere bles de ser aprehendidos por una persona;
una desviación de la ruta de desplazamiento para acceder a tales bloques. 4- producto de sus condiciones de observación, el arte rupestre incita a determi-
Pero en la construcción de esta linealidad estructural, se dan algunos puntos nadas estrategias de movimiento en el espacio. En su disposición en conjuntos,
clave que codifican cierta información con su complejidad. El primer punto lo cons- el arte rupestre incita de una manera u otra a ciertas estrategias de movilidad, por
tituye el soporte 8, con sus diferentes caras grabadas que apuntan en dos dirección cuanto la observación y aprehensión de los bloques grabados sólo se puede
desarrollar a través de un desplazamiento por el lugar;
básicas y que permiten incluirlo dentro del conjunto de bloques diferentes o comple- 5- la estructuración de un sitio de arte rupestre, las condiciones de observación de
jos. los soportes, así como las posibilidades de movilidad, se conjugan tanto para dar
Su particularidad estructural, pensamos, coincide con su ubicación dentro del significado al sitio como para producir una experiencia de lo rupestre definida a
sitio, cual es corresponder al punto de ingreso a este conjunto de bloques, funcionan- nivel fenomenológico. Todo lo anterior se articula para la construcción de un
do o actuando a manera de especie de umbral que define el ingreso y salida a esta significado en el que se combinan las visibilidades, figuras y movilidad de los
individuos por un espacio, situación que se expresa en el nivel fenomenológico
estación. Al respecto, debemos recordar que Casa Blanca 13 actúa dentro de una con el rol del arte rupestre como dispositivo capaz de generar ciertas experiencias
ruta posiblemente de ritualidad prehispánica que define un espacio sagrado y que se en las personas, así como en la dramatización del significado social de tal espacio;
demarca y construye por la presencia del arte rupestre. 6- en cuanto este nivel de significado del espacio descansa en los dispositivos
Un segundo punto de diferenciación lo constituye el soporte 13, otro bloque materiales, su organización y su relación con la visibilidad asociada, ella es posi-
ble de ser abordada arqueológicamente. La lógica significativa del arte rupes-
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En particular, proponemos comprender al arte rupestre no sólo como un pro- que presenta dos caras grabadas, relacionado este hecho nuevamente con su particu-
ductor y organizador del espacio, sino también como un productor de movilidad, lar disposición en el espacio, pues el soporte se dispone en un espacio de importancia
una tecnología material que a partir de su ser-en-el-espacio incita a determinados crucial para el desplazamiento dentro del sitio, cual es la inflexión en la ruta desde una
patrones de movilidad y tránsito, por cuanto actúa como un recurso generador y orientación norte-sur a otra este-oeste. A partir de sus dos caras grabadas y su orien-
articulador de una geografía cultural. Exploramos la estrecha relación que se da entre tación, este soporte permite no sólo ser diferenciado de otros y ser visto desde la
movilidad, espacio, bloques grabados, visibilidad y figuras en la construcción de ruta de movilidad, sino que al observar sus grabados, visualmente se tiene acceso al
significados espaciales y la materialización de una cierta fenomenología del espacio y conjunto de otros bloques que se encuentran más hacia el oeste, actuando como
lo rupestre en el sector de Casa Blanca, curso medio superior del río Putaendo, V indicador del quiebre que se da en la organización de este espacio.
región, Chile central (Figura 1). Y es aquí donde la configuración del sitio adquiere aspectos particulares. Al
avanzar desde este punto hacia el oeste nos encontramos con dos hechos. Uno, que
se comienza a ascender por un sector de la ladera del cerro en el que los soportes
rocosos se aglutinan de una forma que lo diferencia con las áreas más al sur. Dos, se
ubican en este lugar representaciones antropomorfas, las cuales son posibles de ser
vistas siempre con una orientación de la mirada hacia el sur, pero desde dos sectores
de desplazamiento diferentes, como dando la posibilidad de originarse una bifurca-
ción de la ruta. No obstante esta posible bifurcación, se mantiene la orientación de
los bloques hacia la que corresponde a la ruta de desplazamiento.
Una segunda hipótesis puede esbozarse, cual es que en el ingreso a este sector, se
definiría más bien un pasadizo enmarcado por arte rupestre que encierra la movili-
dad del individuo.
Figura 1. Mapa del área de estudio. Figura 6. Soporte 22, sitio Casa Blanca 13.
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
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| LORENA R. SANHUEZA Y FERNANDA G. FALABELLA | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
1997. Fundamentos Prehispánicos de la Población “Promaucae” Histórica. Informe Final marca el inicio del tramo final en el acercamiento hacia el sector central de este
Proyecto Fondecyt Nº 194-0457. Ms. espacio sagrado; de hecho, traspasada esta concentración ya no se disponen otros
Sanhueza, L. soportes hasta el sitio 33, unos 500 metros más hacia el este.
1997. Relaciones Llano-Cordillera durante el Período Agroalfarero Temprano en
Chile Central: una Visión desde la Cerámica. Tesis de Grado, Universidad de
Chile. Ms.
2004. Estilos Tecnológicos e Identidades Sociales durante el Período Alfarero Temprano en
Chile Central: una Mirada desde la Alfarería. Tesis de Magíster en Arqueología, Universi-
dad de Chile. Ms.
Sanhueza, L. y F. Falabella.
1999-2000. Las Comunidades Alfareras Iniciales en Chile Central. Revista Chilena de Antropo-
logía 15: 29-47.
Sanhueza, L., M. Vásquez y F. Falabella.
2003. Las Sociedades Alfareras Tempranas de la Cuenca de Santiago. Chungara 35
(1): 23-50.
Silva, J.
1964. Investigaciones Arqueológicas en la Costa de la Zona Central de Chile, una
Síntesis Cronológica. En Arqueología de Chile Central y Áreas Vecinas. III Congreso Interna-
cional de Arqueología Chilena, pp. 263-273.
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1999. Social Dimensions of Technical Choice in Kalinga Ceramic Traditions. En Material de soporte 22, 6b Visibilidad cerrada desde soporte 22.
Meanings. Critical Approaches to the Interpretation of Material Culture. Editado por E.
Chilton, pp. 24-43. The University of Utah Press, Salt Lake City: El soporte 22 marca por tanto, el umbral entre dos tipos de espacio. Interesante
Tykot, R. y J. Staller es que traspasado este bloque caminando de oeste a este, y al producirse la obvia
2002. The Importance of Early Maiz Agriculture in Coastal Ecuador: New Data from inversión visual de pérdida de visibilidad de Casa Blanca y aparición del valle y los
la Emerenciana. Current Anthropology 43(4): 666-677. sitios de ocupación humana, el soporte que enmarca tal visibilidad presenta figuras
Vásquez, M. humanas, como indicando su relación con el reingreso a tal tipo de espacio de lo
2000. Contexto Lítico de Molienda en el Sitio Arqueológico el Mercurio, Período cotidiano, de lo humano y la habitación.
Alfarero Temprano de Chile Central. Ms. Siguiendo el recorrido lineal hacia el oeste, y traspasado Casa Blanca
Yaeger, J. y M.A. Canuto 13, nos encontramos con el sitio Casa Blanca 34 donde todos sus soportes
2000. Introducing an Archaeology of Communities. En The Archaeology of Communities, se distribuyen en forma lineal con una orientación hacia el este para ser
editado por M.A. Canuto. y J. Yaeger, pp.1-15. Routledge, Londres y Nueva visibles al aproximarse desde Casa Blanca 13. El único soporte que presenta
York. una peculiaridad es el bloque 4, situado en el extremo oeste del sitio y que presenta
dos caras grabadas, para ser visible tanto moviéndose hacia el sitio 14 como viniendo
Notas de vuelta de él, actuando posiblemente como un microumbral que define tanto la
1. La presencia del Complejo Llolleo en el Río Aconcagua es poco clara. Hay piezas cerámicas de instancia final previa a ingresar al sitio 14 o salir de su espacio de influencia.
estilo Llolleo en el Museo de Los Andes y algunos reportes de sitios Llolleo en el área de
Quillota (Avalos 1999; Avalos y Strange 1999) y en el sector de Panquehue (Pavlovic 2000). Sin
Traspasado el sitio 34 una modificación se ha de realizar en el recorrido, cual es
embargo no se han reportado sitios Llolleo en la costa (Berdichewsky 1964; Silva 1964) ni en atravesar la quebrada, por cuanto tan sólo desde la terraza norte de éste es totalmente
el curso superior del Aconcagua (Pavlovic 2000). visible el sitio 14. Sin querer especular, creemos que esta variación no deja de tener
2. El sitio El Mercurio no presenta en principio pastas graníticas, sin embargo esto puede importancia, por cuanto no implica solamente un quiebre en la linealidad del recorrido,
deberse a lo escaso de la muestra analizada.
sino también el tener que atravesar un rasgo natural que quiebre el relieve local. Lo
interesante es que sólo traspasada esta quebrada es factible luego continuar por una
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| ANDRÉS R. TRONCOSO MELÉNDEZ | | HACIA UNA INFERENCIA DE LAS RELACIONES SOCIALES DEL COMPLEJO LLOLLEO |
ruta medianamente apta para acercarse a los dos bloques finales. Por un lado, al sitio Falabella, F. y R. Stehberg.
32, que marca el límite de este espacio por su parte baja (a la misma altura que el sitio 1989. Los Inicios de Desarrollo Agrícola y Alfarero: Zona Central (300 A.C. A 900 D.C.).
CB 14), pero desde el cual es posible acceder y ver el sitio 33, ubicado a una cota más Prehistoria (Cap. XIV).Editado por J. Hidalgo, V. Schiappacasse, H. Niemeyer, C. Aldunate
alta y que marca el fin de esta área ritual. e I. Solimano, pp. 295-311. Editorial Andrés Bello, Santiago.
Llegado al sitio 33 la estructuración visual nuevamente se altera, por cuanto, desde Falabella, F., M.T. Planella y B. Tagle
este soporte ahora es posible volver a tener un campo de visibilidad abierta que incluye 2001. Pipe e Tradizione di Fumare nelle Societa Preispaniche de Periodo
las terrazas fluviales del valle. Pero también, desde este espacio es factible ahora observar Agroceramicolo Precoce nella Regione Centrale de Cile. Eleusis Nuova Serie 5: 137-52.
la totalidad del espacio sagrado, teniéndose una clara visión tanto del sitio CB 14, como Falabella, F., E. Aspillaga, R. Morales, M.I. Dinator y F. Llona.
del soporte 22 de CB13, generándose un dominio visual total del área. 1995-1996. Nuevos Antecedentes sobre los Sistemas Culturales en Chile Central sobre la
Se genera de esta manera un esquema organizacional de la visualidad cual es: Base de Análisis de Composición de Elementos. Revista Chilena de Antropología 13: 29-
inicios de Casa Blanca 13 visibilidad amplia, traspaso de soporte 22 visibilidad cerrada, 60.
sitio CB 33 visibilidad amplia. Gráficamente, podría expresarse como se ilustra en la Falabella, F., M.T. Planella, E. Aspillada, L. Sanhueza y R.H. Tykot
Figura 8. 2006. Dieta en las Sociedades Alfareras de Chile Central: el Aporte de los Análisis
de Isótopos Estables. Chungara. En Prensa.
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Ceramios y Urnas de Contexto Funerario. Informe de Avance Proyecto Fondecyt
1040553. Ms.
Figura 8. Esquema de visibilidades.
Planella, M.T. y B. Tagle
De esta manera, el arte rupestre en este sector implementa una serie de disposi- 1998. El Sitio Agroalfarero Temprano de La Granja: un Aporte desde la Perspectiva
tivos orientados al desplazamiento del ser humano por el espacio, en el que la dispo- Arqueobotánica. Publicación Ocasional de MNHN 52.
sición de los bloques, sus orientaciones y configuraciones internas entregan un con- Planella, M.T, F. Falabella y B. Tagle
junto de significados que construyen el espacio local, pero que a su vez lo dotan de 2000. Complejo Fumatorio de Período Agroalfarero Temprano en Chile Central.
significado y ejecutan una serie de propiedades que definen la acción humana y la Contribución Arqueológica 5: 895-909. Museo Regional de Atacama.
experiencia fenomenológica. Planella, M.T., F. Falabella, B. Tagle y V. Manríquez
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| LORENA R. SANHUEZA Y FERNANDA G. FALABELLA | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
Avalos, H. y J. Strange. La construcción de este espacio, con sus modificaciones estructurales de visibi-
1999. Evidencias de Período Alfarero Temprano en el Curso Medio de Río Aconcagua: lidad abierta y cerrada puede explorarse en busca de sus significados a partir de
Sitio Calle Santa Cruz, Comuna de la Cruz, Chile Central. Boletín Valle de Chili 2: 7-11. ciertos modelos antropológicos. En específico, nos referimos a los aportes de Leach
Becker, C. (1993 [1976]) sobre la organización del ritual, los ritos de paso y los espacios sagra-
1995-1996. Los Huesos de un Patio. Informe de Fauna Proyecto Fondecyt Nº 194-0457. Ms. dos. En su ya clásico modelo, Leach (1993 [1976]) propone que en todo ritual se un
Berdichewsky, B. esquema de organización tripartita cual es: etapa I estado normal, etapa II separación
1964. Arqueología de la Desembocadura de Aconcagua y Zonas Vecinas de la Costa Central de lo cotidiano y estado anormal, etapa III vuelta al estado normal. Pues bien, si
de Chile. Actas de III Congreso Internacional de Arqueología Chilena, pp. 69-104. aplicamos tal modelo a nuestra realidad, vemos que él calza a la perfección con las
Bourdieu, P. condiciones de visibilidad de cada sector. En un primer momento de recorrido
1977. Outline of a Theory of Practice. Cambridge University Press, Cambridge. tenemos una visibilidad zonal que abarca el valle y los espacios de ocupación, es
Castro, V. y L. Adán. decir, nos encontramos en un estado social normal. Traspasada el soporte 22 (CB13),
2001. Abriendo Diálogos. Una Mirada entre la Etnohistoria y la Arqueología de Área Cen- entramos en un área de visibilidad cerrada donde no hay contacto con tal espacio
tro-Sur de Chile: Asentamientos en la Zona Mapuche. Revista Werken 2: 5-35. cotidiano de ocupación, es decir, estamos en un estado de separación social. Final-
Ciprés Consultores. mente, recorrido ese espacio, llegado y observado el sitio CB14 con su gran soporte,
2002. Informe Sitio Arqueológico La Granja. Ms. se traslada el ser al sitio CB33 donde vuelve a tener una visibilidad amplia y, por
Correa, I. tanto, es una vuelta a un estado normal, de contacto con lo cotidiano. La coherencia
2004. Comparación de Piezas Cerámicas Completas de Período Alfarero Temprano entre la Cuenca de estructural entre los dos modelos se representa en la Figura 9.
Santiago y La Cuenca de Rancagua. Práctica Profesional de Arqueología. Universidad
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2000. El Sitio Arqueológico de El Mercurio en el Contexto de la Problemática Cultu- Figura 9. Interpretación de campos de visibilidad según modelo de Leach (1993 [1976]).
ral de Período Alfarero Temprano. en Chile Central. Actas Segundo Taller de Arqueo-
logía de Chile Central (1993). http://members.tripod.cl/lcbmchap/ferfal1.htm. Siguiendo los aportes del mismo autor, este modelo puede ser traducido a otro
Falabella, F. y M.T. Planella esquema propuesto por el autor para la comprensión de los espacios sagrados y que
1979. Curso Inferior de Río Maipo: Evidencias Agroalfareras. Tesis para Optar al se expresa en la Figura 10.
Grado de Licenciado y Título de Arqueólogo, Departamento de Antropología, Como se observa en la mencionada ilustración, nos encontramos en el modelo
Universidad de Chile, Santiago. Ms. con una estructuración que propone que todos aquellos espacios transicionales, um-
1980. Secuencia Cronológico-Cultural para el Sector de Desembocadura de Río brales o que se disponen entre dos tipos de espacio particulares, no sólo se diferen-
Maipo. Revista Chilena de Antropología 3: 87-107. cian de ellos, sino que actúan también a manera de lugares sagrados producto de su
1988-1989. Alfarería Temprana en Chile Central: un Modelo de Interpretación. carácter central o transicional entre un área y otra (Leach 1993 [1976]).
Paleoetnologica 5: 41-64. Pues bien, aunque todo el espacio de Casa Blanca ha sido considerado un espa-
1991. Comparación de Ocupaciones Precerámicas y Agroalfareras en el Litoral de Chile Cen- cio sagrado, aplicando este modelo encontramos una reafirmación de un aspecto
tral. Actas XI Congreso Nacional de Arqueología Chilena. T.3, pp. 95-112. propuesto para la organización de este lugar sacro, cual es el carácter central que
Falabella, F. y L. Sanhueza presenta el sitio Casa Blanca 14. En particular, aplicando el modelo de Leach (1993
2005/2006. Interpretaciones sobre la Organización Social de los Grupos Alfareros [1976]), tenemos que esta mayor sacralidad se aplica no sólo a este soporte, sino que
Tempranos de Chile Central: Alcances y Perspectivas. Revista Chilena de Antropolo- a todo aquel espacio de visibilidad cerrada que se dispone entre el soporte 22 de CB
gía 18: 105-133. 13 y CB33, donde todo lo que es aquel sector mencionado sería, a nuestro entender,
y producto de su estructuración, relación visual con CB14 y su acercamiento a éste, el
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área de mayor sacralidad en todo el proceso ritual de movimiento que habría impli- De esta manera, y dentro de los marcos conceptuales explicitados con anterio-
cado el uso y ejecución de este espacio. ridad, podemos considerar al complejo Llolleo como una entidad conformada por
un número indeterminado de comunidades menores, las que periódicamente se re-
lacionan entre sí, permitiendo activar y reactivar una identidad grupal (incluso a nivel
regional), y que manejan activamente una cultura material en este sentido.
Esto no significa, sin embargo, que exista necesariamente una instancia en que se
reúnan todas las comunidades o grupos Llolleo. De hecho creemos que las regulari-
dades y diferencias observadas nos hablan más bien de pequeños grupos familiares
que conforman comunidades pequeñas, que pueden tener mayor o menor relación
con algunas otras comunidades. De esta manera, las regularidades en la cultura mate-
rial que permiten identificar al Complejo Llolleo se configuran a partir de una serie
de comunidades que se relacionan entre sí, aunque no necesariamente se relacionen
todas al mismo tiempo, ni necesariamente cada una de ellas con todas las demás. Es
por esto que ningún contexto es idéntico al otro, comportándose como una unidad
arqueológica politética, y de ahí la dificultad para definir límites a los distintos niveles
de agregación social.
Recapitulación
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| LORENA R. SANHUEZA Y FERNANDA G. FALABELLA | | ARTE RUPESTRE Y MICROESPACIOS EN EL VALLE DE PUTAENDO, CHILE |
intra-areales. Si además tomamos en cuenta que son justamente los jarros los más dando origen a lo que podríamos definir como una arquitectura sin muros anclada
frecuentemente utilizados como ofrendas en los entierros, tanto en la costa como en en la alteración de la roca y basada en el imaginario materializado en la visualidad del
el interior, parece razonable sugerir que estos artefactos jugaron un rol activo en la arte rupestre, y en particular de la alteración de la roca. Si observamos atentamente
identificación del grupo social mayor. algunos soportes con grabados rupestres nos encontramos que en ellas no sólo se
La similitud en las características de los jarros Llolleo a nivel areal ha sido cons- registran formas geométricas, sino que hay una serie de piqueteados aislados, que no
tatada en los análisis de atributos métricos y de variables cualitativas entre los sitios forman figuras, ni diseños, y que sugieren que parte de la importancia de esta cons-
Llolleo LEP-C de la costa y El Mercurio del interior en la cuenca de Santiago (Falabella trucción descansa en la alteración de la roca, en una práctica de golpear el bloque, así
2000). Dicho análisis mostró que ambos conjuntos pueden ser considerados como como en la movilidad al interior de este espacio. Se implementa en este lugar, por
parte de una misma “población” de vasijas ya que no presentan diferencias tanto, una estrecha relación significativa entre espacio, movilidad, visibilidad, altera-
estadísticamente significativas. Con un enfoque similar se comparó jarros y ollas de ción de la roca y sentido que es posible recuperar desde la arqueología en busca del
sitios de la cuenca de Santiago y de Rancagua con resultados análogos (Correa 2004). drama de la vida social prehispánica.
Otra evidencia que creemos apoya la idea de que los jarros apelan a la identidad Los resultados obtenidos de los análisis de visibilidad y visibilización sugieren
grupal es el hecho que es la categoría de vasijas que presenta la mayor variabilidad en que en la construcción de este espacio sagrado, el punto central y neurálgico es aque-
las pastas, lo que sugiere que en los sitios no sólo se están utilizando jarros manufac- lla zona de visibilidad cerrada donde se encuentra el sitio Casa Blanca 14, principal
turados localmente, sino de otras áreas (Sanhueza 2004). En la comparación realiza- soporte de arte rupestre de la zona, avalando ideas entregadas previamente y que
da entre los conjuntos cerámicos de costa y de interior se constató que los jarros indicaban que este sitio por sus características intrínsecas (el soporte de mayor tama-
pulidos presentan una mayor variabilidad que las ollas alisadas en sus materias pri- ño y con mayor cantidad y variedad de figuras en el área), se constituía en el lugar
mas. En la costa esto se ve expresado por una notoria mayor frecuencia de pastas principal de este espacio sagrado (Troncoso 2004, 2005b).
con áridos de origen volcánico entre los jarros pulidos, las que alcanzan una frecuen- Dos reflexiones nacen de las proposiciones entregadas previamente. La prime-
cia cercana al 10%, en contraste con el 1-2% que representan entre las ollas alisadas. ra, referida al tema de la construcción de este espacio, donde uno podría preguntarse
En el interior los jarros pulidos presentan un mayor porcentaje de pastas graníticas sobre las etapas de creación de estos sitios, enfrentándose a dos alternativas. Una, que
que el resto de las vasijas (8-16%, en relación a un 3-12%) (Tabla 3)2. Creemos que todo fue creado al unísono en un solo evento o, dos, que por el contrario su cons-
esto es una expresión de la circulación de vasijas que se pone en juego en contextos trucción es producto de un proceso continuo de alteración de la roca por medio de
de estas relaciones intergrupales más amplias. En este sentido, los jarros pueden estar grabados. Aunque la respuesta a tal pregunta es difícil de abordar arqueológicamente,
siendo transportados de un área a otra, ya sea para cumplir funciones durante las optamos por inclinarnos a la segunda alternativa, una construcción paulatina en el
instancias de reunión o bien como regalos. tiempo a través de múltiples visitas y recorridos por este espacio sagrado por parte
Como referente arqueológico de estos lugares de “junta” se conoce el sitio La de los grupos del período Intermedio Tardío. Casa Blanca 13, y otros sitios aledaños
Granja, ubicado en la cuenca de Rancagua, el que ha sido interpretado en este sentido como Casa Blanca 14, serían fruto de una reiteratividad en las prácticas y espacios de
por la inusual cantidad de fragmentos de pipas recuperadas (más de 600), por la alteración, evidenciados en algunos bloques por las diferencias de pátinas que pre-
mayor representatividad de jarros y por el entierro de grandes bolones de río su- sentan grabados de un mismo estilo, jugando con una dialéctica entre lo imaginario y
puestamente vinculados a la ritualidad (Falabella et al. 2001; Planella et al. 2000). Las lo material, mediada por las prácticas; un imaginario que define, organiza y semantiza
prospecciones que se han realizado en la cuenca de Rancagua confirman el carácter este espacio, pero el cual se (re) produce y concreta a partir de la materialidad del arte
singular de este sitio, ya que no se han registrado otros sitios de esa envergadura, ni rupestre y su inserción en un espacio sustantivo e implementada a través de las prác-
con tal cantidad de pipas. ticas de movilidad de agentes por este espacio.
Nuestra interpretación de los modos de articulación dentro del complejo Llolleo La segunda reflexión nace desde una perspectiva diacrónica y se refiere
es análogo a la “organización tribal”, entendida como una condición propia de cier- específicamente a la reocupación de tiempos Tardíos o Inca en el sitio. Como hemos
tos sistemas sociales a baja escala, relacionada con la integración a nivel regional o avanzado en otros trabajos (Troncoso 2004, 2005b), los grabados del Período Tar-
supra regional de sus unidades sociales (Falabella y Sanhueza 2005/2006). Lo central dío se disponen en puntos específicos a este espacio dentro de un proceso que
en este tipo de integración es que se trata de lazos que potencian la cooperación sin hemos interpretado como de dominación y resemantización por medio de la cons-
necesidad de una unidad política estructurada. Pueden configurarse sobre la base de trucción de figuras fundados en un código semiótico diferente (Troncoso 2004,
alianzas temporales o alianzas negociadas y mantenidas simbólicamente a través del 2005b). Lo interesante es que tal reocupación se basa en la continuación de la lógica
tiempo.
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de las prácticas y contenido de este espacio; los grabados de tiempos incaicos man- Los resultados obtenidos muestran que los individuos de la costa tienen una con-
tienen la estructura básica aquí implementada, con sus organizaciones lineales, sus siderable mayor cantidad de d15N que los del interior, lo que implica que los recursos
juegos de espacio y de visibilidad, manteniendo en el tiempo la lógica de unas prác- marinos están incluidos en la dieta. Los individuos del interior, por su parte, muestran
ticas sociales particulares ancladas en la movilidad, pero reproducidas en esta ocasión niveles de d15N bastante menores, congruentes con una dieta basada principalmente en
por nuevas figuras grabadas que responden a una lógica de producción de diseños productos terrestres, y con valores de d13C que muestran que el maíz ya comienza a ser
diferente a la del período Intermedio Tardío, creando un juego de mantenimiento y incorporado como parte habitual de sus alimentos (Figura 3) (Falabella et al. 2006).
redefinición en este espacio sagrado del curso medio superior del río Putaendo (Fi-
gura 11). De esta manera, tanto el análisis cerámico como los análisis de la dieta de estas
poblaciones apuntan a la existencia de una diferenciación del territorio en al menos
dos grandes áreas: costa e interior, donde distintos grupos de personas permanecen
la mayor parte del tiempo.
Las evidencias también sugieren que podría haber un nivel de mayor cohesión
social al interior de cada una de estas áreas. Esto se ve reflejado en la existencia de
ciertas características culturales que se presentan sólo en el interior, como por ejem-
plo vasijas con modelados antropomorfos duales en el cuerpo o incisos con moti-
vos complejos en el cuello y el uso de amontonamientos de bolones de río en la
ritualidad.
No obstante lo anterior existen grandes similitudes en la cultura material de los
grupos de ambas áreas que debe ser explicada por mecanismos sociales, que serían
los que permiten las relaciones entre los individuos de estos dos espacios, de manera
recurrente, aunque no necesariamente continua.
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Otra línea de evidencia que apoya esta misma idea, son los estudios sobre dieta. 1995-96. El Poder de los Gentiles: Arte Rupestre en el Río Salado (Desierto de Atacama).
En la década del ´90 se tuvo una primera experiencia en relación al tema, mediante el Revista Chilena de Antropología 13: 79-98.
análisis de composición de elementos en restos óseos de poblaciones costeras y del Criado, F.
interior. En esa ocasión sólo se estudiaron individuos de dos sitios, uno de la costa y 2000. Walking about Lévi-Strauss: Contributions to an Archaeology of Thought. En
el otro del interior (LEP-C y El Mercurio respectivamente) (Falabella et al. 1995-96). Philosophy and Archaeological Practice, editado por C. Holtorf y H. Karlsson, pp. 277-304.
Los resultados de los análisis mostraron una concentración diferencial de los elemen- Bricoleur Press, Gotemburgo.
tos zinc (Zn) y estroncio (Sr) para las poblaciones costeras v/s interior, lo que fue Giobellina Brumana, F.
interpretado como una diferenciación sustancial en la dieta de estas dos poblaciones. 1990. Sentido y Orden: Estudios de Clasificaciones Simbólicas. CSIC, Madrid.
Los altos valores de zinc (Zn) en las poblaciones del interior podrían estar respon- Leach, E.
diendo al consumo de cultígenos (legumbres y maíz), mientras que los valores pre- 1993 [1976]. Cultura y Comunicación: la Lógica de la Conexión de los Símbolos. Editorial Siglo
ponderantes de estroncio (Sr) en la costa estarían representando una dieta basada XXI, Madrid.
fuertemente en el consumo de mariscos (Falabella et al. 1995-96: 37). Mostny, G. y H. Niemeyer.
Estos resultados, aunque limitados por la muestra analizada, permitieron pro- 1983. Arte Rupestre Chileno. Ministerio de Educación, Serie Patrimonio Cultural Chile-
poner que los grupos que habitaban la costa o el interior pasaban la mayor parte del
no, Santiago.
tiempo en sus respectivas localidades, lo que es coincidente con la información a
Niemeyer, H.
partir del análisis de la cerámica.
1964. Petroglifos en el Curso Superior del Río Aconcagua. Arqueología de Chile
Recientemente, análisis de isótopos estables de restos óseos humanos, que inclu-
Central y Áreas Vecinas, Actas del III Congreso Internacional de Arqueología Chilena, pp.
ye una muestra bastante mayor, tanto de individuos enterrados en la costa como en
133-150. Viña del Mar.
el interior han mostrado un patrón semejante. Si bien esta es una técnica especialmen-
Núñez, L.
te utilizada para pesquisar la incorporación y la importancia del maíz en la dieta,
también es muy sensible para distinguir dietas basadas en productos marinos de 1976. Geoglifos y Tráfico de Caravanas en el desierto Chileno. En Homenaje al Dr.
aquellas en la cuales estos recursos no tienen mayor importancia, a partir de los R.P. Gustavo Le Paige, editado por H. Nimeyer, pp: 147-201. Universidad Católica
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Figura 3. Valores isotópicos del carbono y nitrógeno del colágeno de individuos Lloleo
de sitios de la costa y el valle.
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