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reencontrarse con el río fuera irresistible. Así que seres del mar hacían las paces, y no se atacaban
la decisión estaba tomada. los unos a los otros.
Apenas habían salido de las regiones marinas del Pero la verdad era que Turio y Neso no esperaban
mítico Nereo, les acechó el primer peligro. Un tanta agresividad del tiburón, al que habían cono-
tiburón blanco tenía la intención de convertirlos cido pacífico y tranquilo en ese reino. Ahora ya
en su principal comida del día. Con rapidez y habi- sabían que fuera del reino de su tío, los grandes
lidad, ambos esquivaron y despistaron al depre- depredadores iban a ser uno de sus potenciales
dador. enemigos.
Una criatura a la que conocían de pasearse por el Después del incidente con el tiburón, entraron en
reino de los mares en calma; lugar en el que por una zona de aguas en la que todos los seres mari-
"Mandato Marino" del pacífico dios Nereo, los nos tenía una actividad frenética, en busca de su
alimento.
para moverse se iba reduciendo, hasta estar Durante ese tiempo de adaptación, iban y venían
todos prácticamente amontonados. Al instante de un lado hacia el otro, cruzándose como en un
comprendieron que aquella cosa los tenía atrapa- baile por sevillanas. Con esta euforia penetraron
dos. en el río de sus sueños.
La situación les horrorizó. ¿Acaso ésta era una de Pero al poco de estar en sus aguas se percataron
las trampas de los hombres de las que les había que tenían unas sensaciones algo desagradable:
hablado Nereo? El pánico les hizo penetrar mar el agua se tornaba cada vez más oscura y de una
adentro, buscando una zona más segura. textura grasienta que se pegaba a la piel. Parecía
Entonces sus cabecitas de esturiones llegaron a imposible seguir río arriba con esas condiciones.
una conclusión: Que las "criaturas sin rostros" Y si nadaban en las profundidades, aún era peor,
eran más espantosas y peligrosas que el famoso por el fango negro y grasiento.
tiburón blanco. No obstante, no iban a desistir en
el empeño de ir al Guadalquivir; pues una fuerza
misteriosa les empujaba a seguir.
Las sensaciones que les producían, poco tenían Con habilidad en el nado, Neso y Turio siguieron
que ver con sus recuerdos, marcados en su biolo- río arriba para alcanzar el anhelado objetivo.
gía de esturiones. Ni siquiera, con las fantásticas
y hermosas historias que sobre el río Nereo les Un rayo de esperanza les llegó cuando sintieron
contó, y que ellos confiaban en vivenciar. Además sobre sus cuerpos una corriente de agua más lim-
se preguntaron: ¿Cómo iban a sobrevivir sus vás- pia y suave.
tagos en aguas tan sucias ?...
El agua provenía de pequeños arroyos y riachuelos
Una enorme decepción se estaba apoderando de que desembocaban al Guadalquivir. Los dos esturio-
Turio y Neso, de tal manera, que reflexionaron si nes aprendieron a encontrarse con estas salvadoras
debían continuar o regresar a las regiones de Los aguas. Neso y Turio creyeron que estos senderos
Mares en Calma, el reino de su tío Nereo. La acuáticos que favorecían su incursión, los había
voluntad de lucha por la supervivencia la tenían mandado el dios Fauno para ayudarlos. No obstan-
intacta. Pero... ¿contra quién había que combatir, te, tenían que volver de vez en cuando a tomar aire
si no conocían al enemigo? No había vuelta atrás. en la superficie, porque la contaminación del agua
Y aunque murieran, su intento por conseguir per- era una constante. Por lo tanto, el desgaste y el
petuar su especie, iba a formar parte de las leyen- sufrimiento de los dos legendarios hijos del
das míticas del río. Este sublime pensamiento les Guadalquivir continuaban. Pero seguían; aunque la
10 reconfortaba. Así que, a pesar de que la suciedad grasa producida por los combustibles de los barcos 11
del agua les quitaba energía, aún tenían mucha que hacían travesías por el río, y los desechos
vitalidad y confianza para llegar a los desovade- industriales utilizados en la agricultura se les acu-
ros, situados más allá del pueblo de Alcalá del mularan en la piel, impidiéndoles la transpiración.
Río, Sevilla; y sobre la gravilla del fondo del río
poner los huevecillos. Entonces, imploraron la Ya les faltaba poco para llegar a las inmediaciones
ayuda de los dioses y de los espíritus protectores del pueblo de Alcalá del Río, cuando se toparon
de la Naturaleza. con una nueva trampa.
-Vámonos.
-¿Qué pasa, papá ?-preguntó al verlo-. ¿A quién -Gracias; pero todo el mérito es de mi hijo
has llamado ? Agustín. Él fue el que los vió-.
Ramiro le explicó a su hijo la importancia ecológi- La felicitación la hicieron extensiva al chico; ade-
ca que tenía la pesca de los dos esturiones. más el alcalde le dijo que era el mejor pescador
del mundo, lo que puso "colorao" a Agu.
-¡Bieeen ! ¡Y lo he descubierto yooo !- gritó albo-
rozado. Su padre preguntó como se encontraban La pesca de la pareja de esturiones tuvo mucha
los esturiones, pero Agu ni se enteró de lo eufó- repercusión en los periódicos y en la tele. Los pro-
18 rico que estaba. tagonistas del hallazgo participaron en algunos 19
reportajes, y el chaval estaba la mar de contento
Los expertos de la Consejería de Medio Ambiente, porque se había hecho famoso, gracias a los
acompañados del amigo de Ramiro y del alcalde legendarios peces.
de la localidad, tardaron más de una hora en lle-
gar al embarcadero. Cuando vieron en la red a los Estos fueron llevados provisionalmente a unas
dos esturiones se sintieron entusiasmados. piscinas ubicadas junto a la presa de Alcalá de
Río.
Allí estuvieron poco tiempo, ya que las instala- Pero en sus sueños imaginaban un Guadalquivir
ciones no reunían las condiciones idóneas para hermoso y limpio, lleno de vida. El Río Grande
el proyecto de reproducción en cautiverio, que que les contó Nereo, y que hizo posible el mesti-
querían llevar a cabo los científicos. Se pretendía zaje de los pueblos que viven en su entorno.
que algún día no muy lejano, el esturión del
Guadalquivir (Acipenser sturio) fuera una espe- Querían que cuando los jóvenes esturiones fueran
cie abundante en el río. Y para ello habilitaron al mar, contaran la epopeya vivida por ellos, como
una estupenda alberca con alta tecnología, que una más de las heroicas leyendas del Guadalquivir.
hiciera posible conseguir la puesta de huevos o No les importaba estar cautivos, ni que sus vidas
freza. estuvieran en manos de los hombres. Sabían que
las intenciones de estos con su especie eran bue-
Sin embargo, sabían que el objetivo de la recupe- nas. Que querían que, algún día, sus descendien-
ración no dependía sólo de la parejaformada por tes habitaran un río sin contaminación.
Turio y Neso. Para alcanzar este logro había que
resolver un problema mayor: eliminar las trampas Por otro lado, también Agu soñaba algo parecido.
del río puesta por los hombres y mejorar la cali- Después del extraordinario acontecimiento, estu-
dad de sus aguas. vo durante largo tiempo contemplando el río
esperando ver a otros esturiones. Y un montón de
20 La tarea era harto difícil. Ya que para ello tenían veces se preguntaba : 21
que realizar una proeza ecológica de enorme
envergadura. "¿Volverán los esturiones, el río atravesar?"