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“Los libros son como extranjeros, están en templos lejanos, adonde muchos nunca se

atreverán a ir, porque saben que no van a estar en su lugar y que no sabrán cómo
hacer.
Y es allí donde la “promoción de la lectura”, para retomar esta expresión, recobra su
sentido”.

Petit, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México, FCE, 2001, p.
25.

La promoción y la animación van juntas


Al buscar definiciones de los términos promoción y animación nos encontramos con
que en algunos casos se los suele usar indistintamente como términos equivalentes, es
por eso que convendrá intentar dar algunas precisiones al respecto, para aclarar el
camino que se va a transitar.

Si bien la animación y la promoción deben ir juntas, leyendo las referencias a una


y otra palabra en artículos, libros y proyectos que tienen que ver con la lectura, se
encuentran afinidades y diferencias que se hace necesario explicar.
Tienen aspectos en común que se podrían sintetizar en que ambas implican
poner en movimiento algo que está detenido, dormido, en este
caso, el gusto por la lectura y un objetivo común: el de
favorecer el encuentro de las personas, niños o adultos, con los
libros y la lectura.

Otro rasgo común y muy esencial es que tanto la animación como la promoción deben
entenderse como procesos que requieren planificación y continuidad.
Y, en ambos casos, se contemplan los intereses de un individuo y a la
vez de una comunidad o de ese individuo niño o adulto en su
comunidad, de ahí que no existan recetas válidas para todos. En el momento de
planificar, es importante observar las necesidades y objetivos sociales y culturales en
cada contexto. En todo caso, se trata de un proyecto que apunta a la creación y
organización de las condiciones necesarias para que las personas encuentren y recreen
su manera de ser partícipes en la cultura, sin autoritarismo.

La animación
Según la bibliografía consultada encontramos las siguientes apreciaciones sobre la
animación:

 Según Carmen Olivares, citada por Monserrat Sarto, (pionera en el tema), el


aprendizaje y la animación a la lectura “es un acto consciente realizado para
producir un acercamiento afectivo e intelectual a un libro concreto, de forma
que este contacto produzca una estimación genérica hacia los libros”.1

 Para Jaime Trilla, el aprendizaje y “la animación es más una actitud que una
acción específica; una manera de obrar, más que el contenido de la acción”2,
haciendo referencia al concepto de animación sociocultural surgido, según este
autor, en la década del sesenta y que se diferenciaba de la cultura elitista.

1 Monserrat Sarto, María. La animación a la lectura. Madrid, SM, 1989, p. 19.


2 Trilla, Jaime. La educación fuera de la escuela. Barcelona, Planeta,1985, p.65.

En el libro Lectura, biblioteca y comunidad, (Cerlalc, 1993), se encuentra con que “un
primer paso en el proceso de animación es la sensibilización, tendiente a hacer
tomar conciencia de la realidad en la cual estamos inscritos y evidenciar la
capacidad de creación individual y colectiva mediante la relación y participación.
Puesto que la animación es un punto de referencia para la acción y no una acción
determinada, ésta se enmarca dentro de la dinámica propia del hecho cultural y la
participación, factores de singular importancia para la biblioteca pública como
centro de desarrollo cultural comunitario”.

Agudo, Álvaro y Miriam Mejía. Lectura, biblioteca y comunidad. Bogotá, Cerlalc,


1993.

Si buscamos en el origen de la palabra, animación viene del verbo latino animare y


quiere decir animar, dar alma, infundir vida.

Cuando se hace referencia al trabajo de la animación de la lectura se suele calificar la


naturaleza de esa tarea en términos afectivos o de relación, se destaca el deseo de
transformar la biblioteca en un lugar vivo y donde se pueda establecer una relación
placentera a través de prácticas innovadoras, con el objetivo de familiarizar y motivar a
la lectura. .

Y si pensamos en el espacio de la biblioteca para realizar la tarea de animación, “la


biblioteca puede tener el carácter cálido y personal de la casa, el ritmo de vida
colectiva. Cada uno está absorto en sus ocupaciones, hace lo que tiene que hacer,
pero conoce también el placer de encontrarse para ciertas ocasiones, como las
fiestas, con la combinación de edades y aún de generaciones que ellas suscitan”.

Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer… Los niños y las bibliotecas. Bogotá, CERLALC,
Procultura, Kapelusz, 1984, p. 28.

En definitiva, se habla de un proceso que ayuda a acortar la distancia entre las


personas y los libros para que se produzca una convivencia placentera entre ambos
dentro del universo de la lectura (S.Yubero Jiménez, 1996).

Si se buscan rasgos que caractericen a la animación, se podrían dar los siguientes:

 es una actuación intencional, esto es programada;


 con estrategias de carácter lúdico y creativo, que se desarrolla más allá del
ámbito escolar;
 con actividades participativas y colectivas que convoquen a compartir la
experiencia;
 con una metodología abierta y flexible, que pueda revisarse y adaptarse según
las necesidades que vayan surgiendo.
“¿Quién dijo que leer es fácil? ¿Quién dijo que leer es contentura siempre y no
riesgo y esfuerzo? Precisamente, porque no es fácil, es que no es posible convertirse
en lector sin 'la codicia del texto'. Si leer fuese sólo vivir entre almohadones, los
planes de lectura y otros afanes no tendrían el menor sentido”.

Montes, G. La frontera indómita. Bogotá, CERLALC, México, FCE, 1999, p. 84.

Así el placer de leer no es inmediato ni automático, por eso es importante el papel de la


animación para acompañar esos primeros momentos del proceso hacia la lectura
placentera, que son los más difíciles. La animación aparece como un elemento
motivador que busca despertar el interés, brindar el acompañamiento necesario y dar
ánimo en esos pasos del camino del lector. De ahí el carácter lúdico de las actividades
que se proponen y el marco colectivo, para luego ir dando lugar a un encuentro más
íntimo y privado del lector con el libro, encuentros de lectura silenciosa e individual.

Una verdadera animación a la lectura parte de lo que el libro ofrece para introducirnos
de manera profunda en su contenido (Monserrat Sarto, op.cit).

Entonces ¿qué se pretende decir cuando se habla del placer de la lectura? Una primera
respuesta puede ser lo que dice Geneviève Patte “es el placer de la fantasía, es también,
el del conocimiento y el del dominio progresivo del mundo en toda su complejidad”
(op.cit). El libro da lugar a que surja la relación entre el mundo exterior y el mundo
interno, con los sentimientos, pensamientos e imágenes que cada uno tiene y que se
movilizan con la lectura.

Podríamos decir que existen dos tipos de animación (Parmegiani, 1987): la


animación cotidiana, difundida a lo largo de todos los días, y que va desde la
colocación de carteles con las novedades, hasta una recomendación de lectura o la
sugerencia de cómo manejarse en la búsqueda en el catálogo. Y existiría un segundo
tipo de animación, que podría calificarse como institucional que son actividades
estructuradas con regularidad, como por ejemplo, la habitual hora del cuento, talleres y
clubes de lectura, exposiciones, etcétera.

Entonces, ¿qué es la promoción?


La animación, si bien plantea continuidad y es planificada, tiene que ver con actividades
puntuales y concretas de acercamiento a los libros.

Es momento de retomar la cita de Michèle Petit elegida para la


cita de apertura de la unidad. Seguramente usted haya escuchado
decir en más de una oportunidad, a gente a su alrededor, que los libros y la lectura no
son para ellos. La autora confronta estas afirmaciones al referirse a la posibilidad que da
la promoción de la lectura para que los libros lleguen a las personas y que esas personas,
que a lo mejor no han tenido la suerte de disponer de libros en su casa, puedan
establecer un vínculo con la lectura gracias a un encuentro que promueva la biblioteca.
Es probable que recuerde alguna intervención suya que haya provocado un vínculo con
la lectura que sea grato evocar. ¿En qué consistió esa intervención?
Antes de concretar la animación, se debe llevar a cabo la planificación de un programa
más amplio –y aquí entra a jugar la noción de promoción– que implique gestionar, entre
otras cuestiones, la selección y adquisición de material de lectura, para poner en práctica
estrategias de animación a la lectura en relación a un proyecto institucional (biblioteca,
centro comunitario, escuela, etc.) en función de los intereses y necesidades de una
comunidad determinada. La promoción de la lectura tiene que ver también con la
financiación y con la difusión de las actividades.

En el caso, por ejemplo, de una biblioteca, analizar las necesidades de capacitación y


estructurar un programa que les permita crecer y estar en capacidad de abordar y
realizar tareas de gran aceptación de la comunidad porque comparten intereses y
aspiraciones.

Por ejemplo, en una biblioteca, se podrá implementar la tradicional “hora del cuento”,
pero antes se debe planificar la frecuencia, la selección y secuencia de los materiales de
lectura. Pero eso estará vinculado, además, a un plan más amplio, organizado
previamente, que contemplará la presencia en esa biblioteca de libros para esa actividad,
que propiciará la formación del personal de la institución o la presencia de
profesionales, contratados o voluntarios, para ese fin; que tendrá en cuenta el trabajo en
el lugar, pero también la posible inclusión de otras instituciones a quienes prestar ese
servicio (por ejemplo, llevar la “hora del cuento” a un hospital de la zona para leerles a
los chicos internados). Todas estas tareas implican mucha gestión y planificación.

La promoción de la lectura se convierte en el ámbito de la animación a la lectura.


Entonces, se entiende por actividades y estrategias de animación a todos aquellos
estímulos que producen un acercamiento de uno o varios lectores potenciales a un
libro concreto con un marco de planificación a largo plazo que le dará la
promoción de la lectura.
Se trata de proyectar a futuro y darle un carácter de permanencia. Promover la
lectura no es quedar en organizar una fiesta, una jornada o una sola feria del libro.

Un ejemplo
Antes de cerrar el capítulo, veamos un ejemplo concreto donde se vinculan y ponen en
articulación lo que se explicaron como aproximaciones a los términos promoción y
animación.

Ejemplo de promoción de la lectura: programación de trabajo conjunto de la


biblioteca con otras instituciones de la comunidad (hospital, escuela, centro
comunitario, etc.). ¿Cómo se traduce esto en animación a la lectura, en ese encuentro
concreto con los libros?
Si se trata de un hospital, la biblioteca realizará una selección del material que posee y a
través de su personal o personas voluntarias, concurrirán a la sala donde están
internadas las personas a quienes está destinada esta actividad. Una vez allí, se pueden
hacer lecturas en voz alta de cuentos. Esa labor debe realizarse con cierta periodicidad
(semanal o quincenalmente) y es importante tener en cuenta que, cuando una actividad
de esta naturaleza se instala en el lugar, las personas –chicos y grandes– la estarán
esperando.
Como ya dijimos, tanto animar como promover implican planificación y por lo tanto
continuidad. No se debe confundir una actividad aislada como la charla de un escritor o
una exposición de libros, con animar o promover la lectura. Por supuesto, esas
convocatorias son válidas en sí mismas, pero son sólo partes de un todo. Ya que,
repetimos, una genuina promoción y animación de la lectura implican un proceso,
programado, progresivo, con gestiones previas y proyecciones que darán marco a la
realización de las acciones.

El establecimiento de proyectos de promoción de la lectura significa el intento de


desarrollar acciones culturales en un terreno ocupado ya por determinadas
prácticas culturales de los individuos. Con relación al ejercicio de la lectura, esto
significa contemplar tanto a quienes ya son lectores como a aquellas personas que
no tienen experiencia o la han tenido y perdieron el ejercicio de la lectura como
práctica fuera del ámbito escolar. Habrá que pensar en recomendar libros,
reorientar lecturas, crear necesidades nuevas.

La animación a la lectura se puede realizar en cualquier lugar. En la biblioteca pública,


en la escuela, en el hogar, en el centro comunitario. Todos ellos pueden ser centros
eficaces de animación, siempre que se deje de lado el didactismo, la obligatoriedad y el
autoritarismo.

Puede celebrarse una animación en un lugar cerrado o en un jardín, en la playa o en el


campo. Esto permite que cuando se planifique la animación a la lectura se pueda incluir
la época de vacaciones.

Es importante que se invite a participar a todos, pero la asistencia debe ser voluntaria.
Esa es la mejor manera para conquistar a los participantes de forma genuina, es hacer
las animaciones agradables y enriquecedoras. Se busca lograr que el niño o adulto sea
mejor lector por el gusto de leer y para que pueda adquirir el hábito, pero no por
imposición o competición.

Por eso, más allá de los términos, es importante reparar en cuál es la concepción y
actitud frente a la lectura. Preguntarnos si es ¿democratizadora?, ¿placentera?,
¿autoritaria?, ¿elitista? Y reflexionar sobre las respuestas que tengamos. Además, poder
reconocer el valor de la lectura, como un bien accesible a todos, pero sin caer en
fundamentalismos.

La importancia de la difusión
El término difusión suele aparecer ligado a la animación y la promoción, y a veces se lo
confunde con estas. También merece dedicarle un espacio. Una vez (o a la vez) que se
ha armado el proyecto de promoción de la lectura, con la planificación de las
actividades de animación, queda por realizar la difusión para que la tarea sea conocida y
se posibilite el acceso de la comunidad a los bienes y servicios culturales que la
biblioteca ofrece.

La difusión se podrá realizar dentro y desde la misma biblioteca a través de carteleras,


de información oral o preparación de volantes o guías de lectura, en los medios de
difusión masivos de la zona (televisión, radio y periódicos, etcétera).
Vamos a citar algunas actividades de animación que podrían
realizarse en el marco de un proyecto de promoción de la
lectura desde la biblioteca.
• La hora del cuento
• Narración de cuentos
• Charlas de autores
• Exposiciones de libros
• Visitas guiadas
• Reseñas de libros

1. ¿Qué actividad de las mencionadas considera más conveniente para realizar con
periodicidad en la sede de la biblioteca? ¿Por qué?
2. ¿Cuál considera interesante y adecuada para realizar fuera de la institución?
3. ¿Qué lugar propone? ¿Por qué?
4. En cada caso, ¿cómo realizaría la difusión?

1. Si tuviera que realizar un ciclo de charlas de autores en la


biblioteca ¿con qué autor/a lo inauguraría? Cite su nombre. ¿Hay
libros de ese autor/a en su biblioteca? ¿Cuáles?
2. Si organizara un espacio para la narración de cuentos (contados por el bibliotecario/a
o alguna persona de la comunidad) ¿con qué relato comenzaría? Cítelo y justifique su
elección.

A modo de cierre
A continuación se presenta un punteo de cuestiones fundamentales, a modo de síntesis
de la unidad, pero también como recomendaciones para tener en cuenta y trabajar en ese
sentido.

Lea atentamente cada una de ellas y amplíe con otras recomendaciones que considere
importante destacar.

 La necesidad de que exista una continuidad de las actividades: no se trata


sólo de entretener o de activar los grupos en actividades aisladas, sino de
darle integridad, coherencia, explorar posibilidades, democratizar la
lectura como hecho cultural, facilitando el acceso de la comunidad a los
bienes culturales que les pertenecen.
 La necesidad de contar con presupuestos fijos para poder llevar a cabo las
propuestas.
 Las actividades no ocurren sin libros pero no basta con dar libros, se
requiere acompañamiento.
 La búsqueda de nuevos usuarios fuera de la biblioteca.
 La colaboración con las instituciones cercanas.
 La importancia de multiplicar los espacios bibliotecarios: en plazas,
parques, clubes, escuelas (incluso en zonas rurales).
 La animación no puede ni debe encasillarse en “la hora del cuento” y “las
visitas de autores”.
 El acercamiento no es solo afectivo o intelectual, es integral.
 La utilización de los medios de comunicación.

“El espacio del lector se va construyendo de a poco, de manera desordenada por lo


general, un poco azarosa. A veces por avenidas previsibles; otras, abriéndose paso a
machete o internándose por senderos recónditos. Eso no quiere decir que haya que
optar por una forma de leer o por otra, pero sí significa que hay lecturas y lecturas, y
que los lectores se van construyendo de a poco, y que crecen, si todo anda bien, hacia
otras formas de lectura”.

Montes, Graciela. En: La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del


espacio poético. México, FCE, 1999, p. 69.

¿Para qué leer? ¿Por qué leer?


"¿Por qué leer? ¿Cómo leer? ¿Para qué leer? Y... ¿Para qué reunirnos a leer?

 Para compartir momentos con otros.


 Para estar con amigos y conocer nuevos amigos.
 Para saber cosas.
 Para investigar cuestiones.
 Para comprendernos mejor.
 Para divertirnos.
 Para reconocernos como parte de una comunidad
 Para encontrar algunas respuestas
 Para respetarnos y reconocernos en el otro
 Para sentirnos acompañados entre todos y por las historias que conozcamos".1

1. Boland, Elisa. “Creando lazos de lectura”. Proyecto de capacitación. Buenos Aires,


Conabip, 2001.

Estas frecuentes preguntas que a veces nos hacemos y las primeras respuestas que
podemos darnos, sumadas a las citadas en el párrafo anterior, nos permiten entrar de
lleno en las cuestiones de la lectura, tema que merece una importante dedicación para
comprender de qué se trata, de qué hablamos cuando hablamos de leer y esas cuestiones
que nos motivan a acercarnos a los libros, a promoverlos entre todos.

En primer lugar, es importante diferenciar lo que es estar alfabetizado de ser un lector,


para no identificar la lectura sólo con el desciframiento de los signos. Aprender a
descifrar y leer el sentido de un texto son dos actividades diferentes, y no
necesariamente quedan como compartimientos separados y sucesivos, pueden ir
ocurriendo a la vez, sobre todo si existe un interés por ese material que se está leyendo o
intentando leer. Como dice Bruno Bettelheim:

“Con independencia del bagaje familiar que el niño lleve a la escuela, una vez en
clase el factor más importante para aprender a leer es el modo en que el maestro le
presente la lectura y la literatura (su valor y significado). Si la lectura le parece
una experiencia interesante, valiosa y agradable, entonces el esfuerzo que supone el
aprender a leer se verá compensado por las inmensas ventajas que brinda el poseer
esta capacidad. Ser capaz de leer con facilidad presupone indudablemente la
adquisición de las habilidades pertinentes, tales como saber descifrar y pronunciar
las palabras que uno no conoce, y esto el pequeño lo sabe muy bien. Pero también
sabe que estas habilidades en y por sí mismas tienen poco o ningún mérito, aparte
de su valor de entrenamiento”.

Bettelheim, Bruno y Zelan, Karen. Aprender a leer. Barcelona, Crítica, 1983.


(Reedición en México, Grijalbo, 1990).

El espacio del lector se va construyendo


de a poco
Como señala Graciela Montes en el texto de apertura de la Unidad, el espacio del lector
se va construyendo de a poco, los lectores se van construyendo de a poco, y hay
personas que se olvidan, cuando crecen, lo mucho que les costó aprender a leer.

Primero las letras aparecen como extraños dibujos que nada dicen. Quizá
experimentamos en aquellos primeros aprendizajes lo mismo que hoy viviríamos ante
un texto en chino u otra lengua desconocida.

Los niños disfrutan del encuentro que ocurre cuando un adulto comparte un libro con
ellos, momento de acercamiento casi íntimo, que fortalece el vínculo afectivo con el
adulto a través de esa actividad de lectura.
Para algunas personas el regalo de un libro ha sido mágico, muchas veces el gusto por
leer y la valoración de los libros empieza por allí, por tener el libro propio.

Como decía Paul Hazard sobre cuáles son los libros que recomendaría para los niños:

"…los libros que se mantienen fieles a la esencia misma del arte […] y los libros
que despiertan en los niños no la sensiblería, sino la sensibilidad; que los hagan
partícipes de los grandes sentimientos humanos, […] los libros que comprenden
que el ejercicio de la inteligencia y de la misma razón puede y debe tener otras
finalidades que lo inmediatamente útil y práctico".

Hazard, P. A. Los libros, los niños y los hombres. Barcelona, Juventud, 1977.

Graciela Montes en el capítulo "¿Si la literatura sirve?" se responde acerca del valor que
tuvo en su infancia la lectura de literatura y dice:

"…me agradaba, además, la gratuidad de la excursión al imaginario. El hecho de


que los cuentos estuvieran vinculados con mi tiempo libre, que nadie me pidiera
cuentas ni tuviera que justificar yo el por qué del viaje. […] Otra sensación muy
intensa era la del tiempo. Como si el acontecer de la narración o de la lectura fuera
de otra categoría, tiempo más denso o más lento o más hondo".

Montes, Graciela. "¿Si la literatura sirve?". En: La frontera indómita. En torno a la


construcción y defensa del espacio poético. México, FCE, 1999.
En nuestro país, entre las décadas de los ochenta y los noventa se trabajó en función de
la democratización de la lectura. El acento estaba puesto en que cada vez más libros
llegaran a más personas. Luego, ya hacia fines de los noventa, la preocupación además
comenzó a centrarse en lo que pasaba en el interior del lector”.2 Hoy, cuando hablamos
de promoción y animación, tenemos que pensar en la existencia de libros suficientes, y
en formar lectores y, en lo que la lectura provoca en cada lector formado.

2. Boland, Elisa. Conferencia "La promoción y difusión de la lectura entre niños y


jóvenes desde la biblioteca". En: Primer Congreso Nacional "Leer, escribir y hablar
hoy". Tandil, 29 de septiembre de 2006.

La lectura puede convivir con los juegos y con la televisión. Quien descubre el gusto
por la lectura, quien tiene necesidad de leer, va a conseguir hacerse el tiempo para ello.
Y ahí es importante que estén adultos mediadores que acerquen los libros a los chicos,
también a otros adultos con ganas de leer. Por supuesto, también se debería estar
presentes antes: despertando el interés, informando, dando a conocer que esos libros los
están esperando.

Será importante conectarse con la propia experiencia de lectura para después sí,
transmitirlo a otros. “

Una conducta lectora se construye socialmente, es decir que el interés por leer y sobre
todo entre los chicos y jóvenes dependerá mucho del lugar que la lectura y los libros
ocupen en las vidas de los mayores, tanto en la casa como en la escuela. También
contribuye a esa conducta el acompañamiento de los chicos a las bibliotecas. Si son
adultos, informarles sobre las actividades y servicios que la biblioteca ofrece, hacer
recomendaciones.

Otra idea para construir la conducta lectora puede ser regalar libros interesantes,
conmovedores, por ejemplo para un cumpleaños. Es una manera de regalar
oportunidades para descubrir nuevos mundos.

Le recomendamos visitar el sitio Imaginaria, de consulta y suscripción


gratuita, donde podrá encontrar información sobre libros para niños y
jóvenes. www.imaginaria.com.ar

Graciela Montes respondía a la pregunta ¿Cómo llevar a un chico a la biblioteca, con


tantos estímulos que recibe de la televisión o internet?

“–Es difícil. Sin embargo Internet, por ejemplo, no es una cosa que te aleje de la lectura.
Creo que la computación, de alguna manera, es una vuelta al texto. El chateo de los
chicos también. Es una cosa epistolar, otra vez la palabra vuelve a ser importante. Es
cierto que hay otro estilo, los textos son muy breves y están enganchados con ruiditos
pero, si se quiere, es otra forma literaria. Me parece incluso que cuando se navega uno
busca, otra vez, ese momento; como cuando uno estaba leyendo una novela larga, ese
salirse del mundo y por un rato estar en otro lado.Por esta saturación en la que vivimos,
la literatura ya no puede tener el mismo lugar que cuando no había televisión pero
cuando a los chicos se les ofrece un material conmovedor (uso esta palabra un tanto
antigua porque es importante recordar que la literatura nos conmueve, nos mueve con
ella, nos saca de nuestras estructuras más rígidas), llegan a la literatura. La mediación
del adulto es muy importante aquí. Un arte que sigue siendo apasionante para un chico,
y para un grande también, es escuchar un cuento. Ese entrenamiento del oído de seguir
un relato atado sólo al hilo de la voz sigue siendo una cosa muy deseable. Lo que pasa
es que los adultos no lo practican, los adultos no les entregan tiempo al chico”.3

3. Gusberti, Jimena. “Entrevista a Graciela Montes”. En: Lectura sobre rieles y de a pie.
Programa Provincial de Promoción de la lectura. Resistencia, 2004.

¿Por qué leer literatura?


La lectura, y sobre todo la de literatura, nos permite un empeño, una entrega, porque nos
ofrece un placer, algo bueno en sí mismo y eso sólo ya es una recompensa.

“La lectura es un encuentro con otro, es un ir desde sí mismo hasta el pensamiento


del otro y al revés. El lector alimenta el libro con todo lo que él es y, a su vez, el
libro nutre su teatro interior”.

Patte, G. Si nos dejaran leer... Bogotá, Procultura, Cerlalc/Kapelusz, 1984.

La lectura, ese encuentro con otro, tan particular, requiere un repliegue hacia sí, un
silencio, cierta concentración, aunque también se pueda compartir.

La lectura no es comparable con ningún otro medio de aprendizaje y de comunicación,


ya que la lectura tiene su propio ritmo, que está gobernado por la voluntad del lector; “la
lectura abre espacios de interrogación, de meditación y de examen crítico, en suma de
libertad; la lectura es una relación con nosotros mismos y no únicamente con el libro,
con nuestro mundo interior a través del mundo que el libro nos abre” dice Italo
Calvino.4

4. Calvino, Italo. "Las ferias del libro y el placer de la lectura". En: Libros de México.
N.º 4, México, 1986.

Cuando hablamos de literatura, hablamos de mundos de ficción. Hacer ficción es


construir un mundo paralelo al real, un mundo de imaginación, se trata de inventar
artísticamente. El de la literatura es un universo ficcional, no es ni verdadero ni falso
respecto del mundo real, en todo caso será verosímil. Es verdadero respecto de sí
mismo, y aunque el texto se refiera a hechos reales, siempre será ficción.

Será importante que los mediadores tengan presente este concepto de ficción porque
permite entrar mejor a ese mundo inventado de la literatura. Ayuda a comprender qué
nos propone cada obra y a establecer “pactos con la ficción”, necesarios para entrar a
ese mundo.

El relato tiene que ver con nuestra especificidad humana, desde siempre los seres
humanos han narrado y escrito historias que se han transmitido unos a otros.
Seguramente en este frecuentar y ponerse en contacto con escritos diferentes cada
persona encontrará uno que le diga algo en particular.
La lectura de literatura se convierte en una experiencia íntima, pero también social,
donde a partir de las palabras que otro ha escrito, cada uno comenzará a elaborar las
suyas propias. Entonces, entre otras posibilidades, podrá identificarse con lo que se dice
y con lo que no se dice, con lo que se sugiere y lo que se dispara en nosotros. El texto
literario puede llevarnos más allá de nosotros –y por eso algunos hablan de la lectura
como un viaje, como un traslado– pero también nos vuelve hacia adentro, trabaja en
nuestro interior y, a veces, nos ayuda a encontrar algunas respuestas, nos da la alegría de
disfrutarlo y de comprenderlo, si encontramos justo el libro que necesitábamos en ese
momento. Por eso –como dice George Steiner... “Un texto literario, bien escrito, dice
más de lo que hay en sus páginas: su lectura produce resonancias nítidas, induce
inquietudes; es decir, nos abre las puertas del placer intelectual.”5

5. Steiner, G. Extraterritorial. Ensayos sobre literatura y la revolución lingüística.


Barcelona, Seix Barral, 1973.

Como señala Italo Calvino: "La palabra une la huella visible, con la cosa ausente,
con la cosa deseada o temida, como un frágil puente improvisado tendido sobre el
vacío". –Y agrega–, "Por eso para mí el uso justo del lenguaje es el que permite
acercarse a las cosas (presentes o ausentes) con discreción y atención y cautela, con
el respeto hacia aquello que las cosas (presentes o ausentes) comunican sin
palabras".

Calvino, I. "Exactitud". En: Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid, Siruela,
1989, p.91.

Los encuentros con la lectura son muy valiosos porque aportan a la capacidad de
relacionarse y establecer lazos afectivos con otros, ya que, aun en contextos de
adversidad, existen acabadas muestras de que la relación entre las personas, niños y
adultos, a través de la lectura permitió aflorar pensamientos, sentimientos y
percepciones de sí y de los otros que hicieron posible una transformación positiva.

Como dice Michèle Petit: “El lenguaje nos construye. Cuanto más capaces somos de
darle un nombre a lo que vivimos, a las pruebas que soportamos, más aptos somos para
vivir y tomar cierta distancia respecto de lo que vivimos, y más aptos seremos para
convertirnos en sujetos de nuestro propio destino. Pueden quebrarnos, echarnos e
insultarnos con palabras, y también con silencios. Pero otras palabras nos dan lugar, nos
acogen, nos permiten volver a las fuentes, nos devuelven el sentido de nuestra vida. Y
algunas de esas palabras que nos restauran las encontramos en los libros. En particular
en obras cuyos autores han intentado transcribir lo más profundo de la experiencia
humana, desempolvando la lengua. Tener acceso a ellas no es un lujo: es un derecho, un
derecho cultural, como lo es el acceso al saber. Porque quizá no hay peor sufrimiento
que estar privado de palabras para darle sentido a lo que vivimos.

Una biblioteca, un libro, es algo que se ofrece, una hospitalidad que se ofrece.”6

6. Petit, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México, FCE, 2001.

“El libro cerrado no es más que un objeto similar a cualquier otro. Vive realmente
cuando alguien lo abre e inicia una lectura que puede ser completa o incompleta,
enriquecedora o deficiente. No importa cómo sea sino que sea”.
Augusto Roa Bastos. En: Clarín, Buenos Aires, 3 de diciembre, 1992.

Una opinión muy parecida tuvo un escritor argentino:

“¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cuero, con


hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez”.

Borges, Jorge Luis. "El libro". En: Borges oral. Buenos Aires, Emecé, 1979.

De eso se trata de abrir el libro y entrar en lo que nos propone y aportar lo nuestro, lo
que traemos con nosotros y se recrea con el autor.

Para comprender lo que ocurre con la literatura, tal vez convenga realizar una especie de
ejercicio con una palabra. Se puede realizar el ejercicio a solas o en grupo, en este
último caso será mucho más enriquecedor porque podremos cotejar nuestra experiencia
con la de otros.

Se propone, para esta vez, la palabra “patio”. La diremos en voz alta y la dejaremos
resonando en nuestro interior. Seguramente al pronunciarla cada uno evocará su propia
imagen de “patio” ¿cómo es ese patio? ¿cómo lo describiría? ¿qué colores predominan?
¿hay fragancias en esa evocación? ¿qué sonidos había? ¿apareció un patio o varios? ¿era
un lugar placentero o desagradable? ¿solitario o concurrido? Así podríamos seguir con
muchísimas preguntas porque no hay un solo patio igual para todos, cada uno pondrá su
propia experiencia con ese espacio, su sensibilidad, sus emociones, su fantasía, su
habilidad para recrearlo en la imaginación.

Parecido a eso es lo que sucede cuando se lee literatura. Hay una información que da el
libro, pero cada uno, en su lectura, pone de sí eso que le es propio según su experiencia
literaria y de vida. Cada palabra que se lee, cada texto despierta algo distinto en cada
lector.

Veamos, después de pensar en nuestro propio patio, qué imagen de patio nos dan
algunos autores que han elaborado literariamente lo que ha sido para nosotros un primer
ejercicio con la palabra.

Hace tiempo, el poeta y cantor Atahualpa Yupanqui pintó su patio en el campo


diciendo:
“…el patio de mi rancho era la pampa”.

Y Alfonsina Storni escribió:


“No las grandes verdades yo te pregunto, que
no las contestarías; solamente investigo
si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
por los oscuros patios en flor, paseándose”.

Storni, Alfonsina. “Palabras a mi madre”. En: Alfonsina Storni; Antología poética.


Buenos Aires, CEAL, 1980, capítulo, 51.
En Jorge Luis Borges también encontramos un patio:
“…y en el patio ajedrezado
la canilla periódica gotea”.

Borges, Jorge Luis. “Adrogué”. En: Adrogué. Buenos Aires, Adrogué, 1977.

¿Qué podríamos decir de estos patios literarios? ¿Se parecen entre sí?, ¿hay algún
sentimiento que esté rondando en ellos? ¿hay algo en esos versos que nos conmueve?
Todo eso y más nos pasa cuando leemos, cuando nos animamos a abrir un libro, cuando
nos arriesgamos a explorar y a elegir uno o algunos entre los que se hayan a nuestro
alrededor. Por eso decimos que un libro cerrado es sólo un objeto como cualquier otro y
algo raro ocurre cuando lo abrimos, porque su lectura nos involucra.

A continuación reproducimos un texto de Gustavo Roldán y otro


de Michèle Petit, en ellos ambos hacen referencia a su relación
con los libros y la lectura en algún momento de sus vidas. Después de leerlos, relate
episodios que recuerde de su experiencia con la lectura, a modo de autobiografía
lectora.

“Me crié en el monte chaqueño, cerca del Bermejo, cuando la tierra era plana, la luna se
posaba en las copas de los árboles y los cuentos sólo existían alrededor del fogón del
asado o en las ruedas del mate.
Después se inventaron los libros. O tal vez antes, pero yo no lo sabía. […] Entre idas y
vueltas, siempre vuelvo a Huckleberry Finn, Sandokán, todo Jack London, Las mil y
una noches, La isla del tesoro. Porque esos libros me ayudaron a crecer, a imaginar, a
pelear contra los perversos y contra el miedo, a defender la dignidad, a resistir, a volar.
Porque me dijeron, antes de que aprendiera nada de política, que era posible cambiar el
mundo. Cualquiera que aprende a volar puede resistir”.

Roldán, Gustavo. Conferencia. 6.º Congreso Centro de Difusión e Investigación de


Literatura Infantil y Juvenil (Cedilij), Córdoba, 1999.

“Cada vez le tenía más miedo a la vida. Y a los cuentos también, contaminados todos
desde La cabra del señor Séguin o Barba Azul. Hasta tal punto que su presencia física
se me hacía insoportable. Si descubría un solo libro de cuentos de Perrault o de los
hermanos Grimm en mi cuarto, los ogros, los verdugos, las mujeres estranguladas
amenazaban con surgir de entre las páginas y atraparme […] Me fascinó la historia de
Peter Pan. Ya no estaba sola, ahora tenía a Peter, y mi revista era una ventana, una
madriguera por la que me deslizaba para pasar al otro lado. Durante meses me creí Peter
Pan; me encantaba el color verde de su traje, precisamente aquel verde. No me asustaba
para nada el Capitán Garfio, ni el cocodrilo: Peter era invencible porque era más listo.
Obviamente, a diferencia de él yo no volaba, seguía prisionera del mundo de abajo.
Obviamente era un varón y yo una niña. Me pregunto si hay una sola niña en el mundo
que haya podido identificarse con Wendy, aquella insípida hermana mayor, atareada
con el aseo mientras que sus hermanos bailan con los indios; o con Campanita, la
presumida insoportable”.

Petit, Michèle. "Del Pato Donald a Thomas Bernhard; Autobiografía de una lectora
nacida en París en los años de posguerra". En: Lecturas: del espacio íntimo al espacio
público. México, FCE, 2001.
A modo de cierre
Para terminar esta unidad, a modo de síntesis de lo tratado, detallamos algunos aspectos
para tener en cuenta.
Después de leer, elija uno de los puntos citados y vuelque su reflexión por escrito.
Remita el texto a su tutor:

 Primero despertar el interés entre quienes no conocen el gusto por leer y ayudar
a quienes lo tenían y lo han perdido, decirles que “no está lejos, sólo se ha
extraviado. Es fácil de recuperar”, como señala Pennac.7
 No hay edad para leer o comenzar con la lectura, lo importante es encontrarse
con los libros cuando querramos hacerlo.
 Quienes trabajan en la tarea de animación a la lectura deben darse tiempo para la
reflexión, para hacer un balance de cómo está funcionando la planificación y
cómo seguirán en el camino. Estar atentos, despiertos para analizar la práctica,
organizar la rutina de trabajo y fundamentar lo que se está realizando.
 Los libros, las lecturas que valen la pena son dones que se entregan con
generosidad para que otros disfruten.

7. Pennac, D. Como una novela. Buenos Aires, Norma, 1996.

El gusto por leer se transmite, se contagia.

 Nunca se debe obligar, ni imponer castigos por no leer, lo importante es crear un


ambiente donde la lectura esté presente como algo cotidiano: aconsejar,
consultar un diccionario, hacer una lectura en voz alta, leer un libro que nos
guste antes de dormir, pensar en qué libro llevarnos en las vacaciones, visitar
librerías y hacernos socios de alguna biblioteca.
 Cuando recomendamos una lectura o damos un libro no pedir nada a cambio,
ninguna tarea de tipo escolar, para que aquellos que se hayan alejado de la
lectura disocien esta de una obligación.
 El silencio y la calma son imprescindibles para la concentración cuando recién
se comienza a ser lector, tanto para escuchar leer como para leer por sí mismo.

La lectura no consiste en devorar libros, sino en disfrutar con lo que se lee.

 No se es lector por leer cantidades de libros, una única lectura puede hacernos
lectores.
 Leer mucho, poco, de manera discontinua, salteando páginas, igual la lectura
siempre produce sentido. A veces unas palabras, unas frases nos revelan algo
importante, que nos interesa o que nos conmueve.

“Seleccionar no quiere decir restringir, sino todo lo contrario.


Seleccionar significa valorizar”.

Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer... Los niños y las bibliotecas. Bogotá, Cerlalc,
Procultura, Kapelusz, 1984, p. 39.
Evaluación y selección
Elegir libros para niños, jóvenes o adultos implica tomar decisiones y esas decisiones
surgirán de la evaluación y posterior selección de libros, a partir de criterios básicos que
los mediadores podrán ir adquiriendo en su formación, por el desarrollo de la
experiencia laboral, si son bibliotecarios, y por su propio camino como lector.

Todo proyecto que incluya material de lectura, como cualquier actividad con libros,
requiere necesariamente una tarea previa: la evaluación y la selección de ellos. Gran
parte de los buenos resultados del encuentro de los niños, jóvenes y adultos con los
libros depende del material que los mediadores sepan elegir y acercar en el momento
oportuno.

La oferta del mercado es abrumadora; de lo que se publica sabemos que hay libros
excelentes, libros de mediana calidad, libros de calidad insuficiente, y la vida entera no
nos alcanzaría para leer todo lo que circula, de ahí la importancia de la selección. Como
señala la autora de la cita de la apertura, es poder acercar a los lectores los mejores
libros, teniendo en cuenta su calidad, pero también las necesidades y el gusto de los
lectores y también los objetivos de cada proyecto institucional.

Sobre el mismo tema de la selección, el escritor Ricardo Mariño hace una reflexión:

“Hay que discriminar. Las editoriales publican cientos de títulos por año y a cada
uno lo presentan como un gran libro. Sin embargo, un gran libro es una especie de
milagro. Un gran libro deja huellas profundas en las personas y frecuentemente los
gana como lectores para otros libros. Un mal libro, en cambio, es una poderosa
máquina de alejar gente de la lectura. De los cientos de títulos que se publican por
año la gran mayoría son literariamente intrascendentes. Siendo muy generoso se
podría decir que por año aparecen dos o tres libros muy buenos. El papel de
alguien que quiere promover la lectura es ubicar esos dos o tres libros. Nadie va a
hacer ese trabajo por él. Y no hay una máquina de detectar grandes libros. Para
complicar más las cosas, esos dos o tres libros no son los mismos para todo el
mundo”.

Mariño, Ricardo. Conferencia en la 15.ª Feria del Libro infantil y juvenil, Buenos Aires,
2004.

Ricardo Mariño en la cita se refiere a esos grandes libros capaces


de dejar “huellas profundas”, emociones y pensamientos que
quedan para siempre. ¿Ha leído usted algún libro difícil de olvidar? Cítelo. ¿Lo
recomendaría a otra persona? ¿Por qué?

Además del enorme caudal de libros que se publica, en ciertos casos, el mercado
editorial orienta los gustos y preferencias lectoras, por eso el bibliotecario debe tener
presente cuál es su papel profesional en las decisiones.

Para el bibliotecario, la evaluación y la selección de las lecturas y los libros constituye


una tarea esencial de su desempeño.
Seleccionar significa elegir, optar y eso implica tomar decisiones que respondan de la
mejor manera a los objetivos. Si se trata de un docente, puede ser proponer un
acercamiento a la lectura a través de buenos libros tanto para una lectura recreativa e
interesante, como para que los alumnos adquieran una formación cultural, meta propia
de la escolarización. Si se trata de un bibliotecario o un mediador, la tarea es igualmente
central y un desafío: elegir por calidad, por necesidades de los usuarios, por proyectos
de la biblioteca pero, a la vez, teniendo en cuenta el presupuesto con que cuenta, que
constituye otra variable a considerar en ese desempeño.

Podemos decir que en la tarea de evaluar y seleccionar se ponen en juego:

 La oferta del mercado: para lo cual debo conocer lo publicado, lo que circula,
los costos, qué editoriales existen y qué tipo de libros publica cada una.
 Las metas y objetivos de la institución y su proyecto: cómo formar el fondo o
desarrollar la colección de la biblioteca o la escuela o llevar adelante actividades
o proyectos de promoción de la lectura.
 La calidad de los libros: tener en cuenta aquellos libros que se destacan por su
propuesta tanto en los aspectos estético-literarios como en su formato y diseño y
porque abren nuevos mundos a la sensibilidad y el conocimiento de los lectores.
 Las necesidades de los usuarios: surgen del reconocimiento de que las
bibliotecas públicas y escolares son entidades de servicio que deben brindar a
los usuarios el material que necesiten. Ninguna biblioteca podrá tener en su
acervo todo lo publicado, aún las más solventes económicamente. Pero sí deberá
aspirar a elegir los libros que serán utilizados por la mayor cantidad de personas
de la comunidad a la que pertenece.

Se trata de un delicado equilibrio que combina la calidad de los libros con las
necesidades e intereses de los lectores de una comunidad y los objetivos y las
propuestas de la biblioteca.

Será importante destacar también que no sólo se realiza una selección para formar o
desarrollar una colección. La evaluación y selección también entran en juego en el caso
de planificar actividades de promoción y animación de la lectura y no siempre se tratará
de elegir entre las novedades de reciente publicación. Aquí entonces será útil rastrear el
fondo existente y desempolvar aquellos libros olvidados que puestos en circulación con
otros materiales adquieren nuevos sentidos. Vale también la indicación, por ejemplo,
para organizar exposiciones de libros valiosos por su temática; y la misma postura
puede surgir cuando se recibe la donación de libros, otra de las vías de ingreso de
materiales a una biblioteca.

Evaluación y selección: dos tareas que


deben ir juntas
Los libros se evalúan con una visión crítica de la oferta del mercado editorial o del
material existente en la colección para llegar a elegir por su calidad.

Entonces se seleccionan esos libros en función de los programas específicos y la


consideración de los usuarios. Se podría decir que la evaluación se centra en aspectos
intrínsecos al libro: textuales y paratextuales, como juzgar elementos literarios y
gráficos del texto. En cambio, la selección considera, además, los aspectos
extratextuales, aquellos que no tienen que ver con el libro en sí mismo, sino que son
externos a él, aspectos relacionados con intereses y necesidades de un grupo de usuarios
y, como se señaló antes, para responder a los objetivos y propósitos de la institución y
en función de acciones y proyectos específicos: desarrollo de colecciones de una
biblioteca con sus características propias (escolar, pública, rural, urbana, etc); las cajas
viajeras; los rincones de lectura; las reseñas para difusión del material; el préstamo
cotidiano con sugerencias de lecturas; etcétera.

Los bibliotecarios u otras personas, como mediadores, que tengan a su cargo la


evaluación y selección de libros tienen que ser buenos y entusiastas lectores, pero
además, para llevar a cabo la valoración del material, saber que pueden recurrir al
intercambio con otros colegas o medios especializados (revistas, folletos, promotores
editoriales, internet, etc.).

A modo de sugerencia se podría recomendar: leer y no sólo literatura; aprovechar la


experiencia adquirida; reflexionar sobre la práctica; estar abiertos a nuevas e
interesantes lecturas, tal vez, diferentes a las que conocían; estar dispuestos a modificar
esquemas de trabajo y, sobre todo, a planteos que a veces proponen las lecturas con
temas que inquietan nuestra manera de pensar y queno por eso debemos desechar. Saber
reconocer la calidad artística de los textos literarios, la buena resolución en el
tratamiento de los temas, más allá del tema en sí. Tener presente siempre que el arte,
después de todo, es transformación del lugar común.

Mirado de esta manera, elegir libros se presenta como un gran desafío y como una de
las más interesantes tareas que debe llevar adelante un bibliotecario, o la persona
encargada de hacerlo.

Debe seleccionar 10 títulos de literatura que usted podrá consultar


en librerías, bibliotecas, ferias de libros, etc. Para realizarlo tenga
en cuenta las opciones que se mencionan a continuación y elija sólo una de ellas:
1) Libros de imágenes para bebés.
2) Libros con ilustraciones y textos breves.
3) Cuentos para niños que ya saben leer solos.
4) Cuentos y/o novelas con textos más extensos y más complejos en su contenido y en
el tratamiento de los temas.
5) Leyendas, fábulas o mitos.
6) Poesía, canciones o juegos de palabras.
7) Historietas.
8) Teatro o teatro de títeres.
En el listado deberá consignarse Autor, título, editorial y colección a la que va destinado
cada libro elegido, datos básicos para ubicar los libros.

Al realizar la selección debe tener en cuenta las necesidades de la biblioteca para la cual
se realiza. Por lo tanto, para hacer esta actividad explicite brevemente las características
de la biblioteca: contexto sociocultural; ubicación; cantidad de libros para niños y
jóvenes que posee, perfil de los usuarios, etccétera.

Justifique por qué decidió hacer la compra de esos 10 títulos.


Elaboración: se puede realizar en forma individual o con un compañero, para
consultarse en la tarea.

Conociendo autores argentinos y su obra


de literatura
© Alejandra López

En la tarea de evaluar y seleccionar nos ayuda conocer a los autores y sus obras. Es
probable que un buen autor, en general, escriba buenos libros, aunque no siempre las
producciones son parejas en su totalidad. Ese manejo nos ayuda para saber por dónde
comenzar a buscar. También suele ocurrir que un lector que se ha entusiasmado con un
escritor regrese a pedir más libros de él. Asimismo, nos orienta cuando queremos libros
de un tipo de literatura en particular, saber qué autores escriben ciencia ficción,
policiales, cuentos humorísticos, novelas románticas, historias con animales, entre otras
posibilidades. También es útil conocer el lugar de origen o residencia del autor y si
aparece reflejada en sus libros.

A continuación, se presenta un listado de autores argentinos por orden alfabético.

• María Teresa Andruetto


• Adela Basch
• Marcelo Birmajer
• Liliana Bodoc
• Elsa Bornemann
• Graciela Cabal
• Pablo De Santis
• Laura Devetach
• María Granata
• Isol
• Lilia Lardone
• Ricardo Mariño
• Mario Méndez
• Graciela Montes
• Luis María Pescetti
• María Cristina Ramos
• Gustavo Roldán
• Silvia Schujer
• Ana María Shua
• Perla Suez
• Patricia Suárez
• Esteban Valentino
• Javier Villafañe
• María Elena Walsh
• Ema Wolf

Le solicitamos que cite, al lado de cada nombre y apellido, un título del autor
presentado.
Investigue y cite autores (argentinos o extranjeros) que escriban:
• Cuentos de Ciencia ficción
• Novela policial
• Novela histórica
• Cuentos de terror
Mencione en cada caso el título de una obra.

De esta amplia lista -donde se citan géneros y temáticas-


seleccione uno de los puntos (por ejemplo: Cuentos de humor) y
elabore un listado de 10 títulos, destinado a adolescentes/jóvenes usuarios de su
biblioteca. Cite los siguientes datos:
Apellido y nombre del autor, título, editorial y colección.
Trabaje con el fondo bibliográfico que posee la biblioteca. Tenga en cuenta también la
consulta de catálogos de editoriales y páginas en internet o visitas a la librería.

Teatro universal
Cuento latinoamericano
Narrativa argentina
Poetas argentinos y latinoamericanos
Narrativa de ciencia ficción
Cuento policial
Historias de terror
Literatura fantástica
Cuentos de humor
Biografías/autobiografías/memorias
Relatos costumbristas
Relatos de viajes
Poesía universal
Novela latinoamericana
Narrativa de escritoras
Arte (pintura/fotografía/dibujo)
Narrativa de amor
Literatura llevada al cine
Obras de un/a escritor/a
Divulgación científica
Teatro argentino
Leyendas
Historietas
Temas históricos

Una vez realizado el listado, puede, además, proponer un título de fantasía que sea
convocante para hacer la difusión de esos libros. Por ejemplo, si elige
Biografías/autobiografías/memorias, el título podría ser :“El camino de la vida” para el
listado de libros seleccionados.
Finalmente, vaya imaginando y tomando notas para una propuesta
de lectura en la biblioteca u otro lugar elegido, vinculada al
material seleccionado. Se trata de un primer borrador que irá corrigiendo y que le será
útil cuando llegue a la unidad referida a Elaborar programas de lectura y a la unidad
sobre Guías de lectura.

A modo de cierre
Esta unidad contiene numerosas actividades, ya que es muy complejo transmitir sólo
con la teoría los aspectos vinculados a la evaluación y selección, si no se realiza
directamente con los libros y para situaciones concretas de la práctica.

Le proponemos para ayudarse en la tarea lo que llamaremos un diario de ruta, donde ir


volcando las primeras anotaciones necesarias, un lugar al cual recurrir como consulta de
lo que cada uno ha ido pensando y descubriendo, más allá de los informes y actividades
que envíe a su tutor.

Se trata de inaugurar un lugar para escribir. Un espacio que podrá ser un cuaderno
elegido especialmente, una libreta de anotaciones o papeles sueltos, lo que más le guste
y le sirva para poner por escrito aquello que vaya elaborando, pensado a partir de su
tarea cotidiana mientras planifica el proyecto y durante su realización.

En este diario de ruta, podrá escribir una palabra que le haya llamado la atención; contar
qué piensa sobre los libros o sobre lo que leyó; qué le gustaría hacer en el trabajo con la
gente; qué cosas recuerda de su historia con los libros, qué siente ahora; qué reflexión
puede realizar sobre ello y hasta cómo le gustaría armar un proyecto y empezar a
bosquejarlo para después concretarlo.

Podrá escribir un solo renglón, hacer listas, dibujos, esquemas o llenar páginas enteras
para después compartir si así lo quiere o para leerlo cuando lo necesite.

Este diario será un buen recurso como guía de apuntes para apoyar el trabajo y también
una compañía para los recorridos y exploraciones que emprenda.

Ojalá esta sugerencia realmente inaugure una buena manera de enriquecer la propia
experiencia.

El texto sobre Diario de ruta, está basado en Nuestro diario a diario, redactado por la
autora del curso, en el marco del Programa Familias y Nutrición, “Leer es contagioso”.
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, 2006.

Me acuerdo de manosear mis libritos, de ordenarlos en fila, por colores, en forma de


naipes, y después elegir el que leería o me leerían.
Disfrutaba ejerciendo cierto poderío en ese terreno".

Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer... los niños y las bibliotecas. Bogotá, Cerlalc,
Procultura, Kapelusz, 1984, p. 39.
Los libros para los más chicos
Vamos a observar con detalle los libros para los más chicos, analizando las propuestas
editoriales y los criterios para evaluar y seleccionar, con alguna referencia especial a la
lectura de literatura y luego reparar también en el importante papel de los adultos, en el
encuentro de los chicos con los libros y la lectura, en el espacio de la biblioteca.

Cuando se habla de libros para los más chicos, son aquellos libros para niños hasta los
cinco años de edad, aproximadamente, y desde los que tienen apenas meses y ya pueden
"jugar" con el libro (tocarlo, observar las imágenes), como un juguete que irá
cambiando su sentido paulatinamente, con el aprendizaje de la lectura. Se trata de libros
para recorrer solos o con la ayuda de los adultos u otros niños más grandes. Por eso, se
puede incluir textos breves para leerles, ya sean cuentos, poemas o adivinanzas.

Algunas características
Dentro de este amplio espectro, haremos algunas descripciones que permitan distinguir
a cada uno de estos libros con sus particularidades. Es importante observarlos para
reconocer esas distinciones que ayudarán a la hora de la selección, abriendo esa gran
bolsa de los llamados libros infantiles, donde se mezclan títulos y propuestas.

Como primera gran división se puede clasificar, como en el caso de los libros para
adultos, de libros de Imaginación/ficción (los que construyen mundos imaginarios:
representan) y libros de divulgación/información (dicen algo sobre la realidad:
nombran).

Por otra parte, esta franja de la producción editorial de libros para niños ofrece una
interesante propuesta que reúne aspectos vinculados al diseño, a los materiales que se
emplean (tapa y hojas en cartoné, libros de tela o material plástico, tipo de papeles y
texturas, el uso del color y del blanco y negro, transparencias, calados, troquelados,
formatos diversos, uso de la fotografía, etc.) y a la marcada presencia de la ilustración,
configurando en su conjunto una estética peculiar.

La parte interior de un libro y su cubierta constituyen una unidad. Un diseño atractivo


significa también la correcta elección de la tipografía (tipo, tamaño de la letra, el
espacio entre líneas). En relación a los libros para los más chicos cabe agregar esa
particular relación entre el texto y la imagen. ¿Las imágenes son atractivas?, ¿la
interpretación de las imágenes es equívoca o compleja?, ¿son imágenes convencionales?
Estas podrían ser algunas de las preguntas a formular.

Un mediador, para decidir la compra de un libro, podrá reparar (en caso de no conocer
su contenido) en que sea manuable, resistente, bien impreso, no demasiado voluminoso
o pesado, fácil de hojear, que disponga de un margen blanco lo suficientemente amplio,
que el espacio entre las palabras no sea demasiado ancho ni estrecho, entre otros
aspectos.

Los chicos no llegan solos y directamente a los libros y la lectura. Hablemos entonces
de esos primeros libros que los adultos, como mediadores, tendrán la oportunidad de
encontrar en las librerías, ferias o bibliotecas o a través de catálogos y revistas
especializadas y habrán de evaluar y, finalmente, seleccionar para los chicos.
¿Qué aspectos se pueden observar?

 Materiales: cartoné, papel, material plástico.


 La cubierta del libro: ¿dura o rústica?, ¿la ilustración de la cubierta es única o se
repite en el interior del libro?, ¿se presenta para llamar la atención del lector o
anticipa su contenido?
 Tipo de letra: tamaño, forma.
 Páginas: encuadernadas, sueltas, anilladas.
 Ilustraciones: material empleado, técnicas, procedimientos (dibujo, pintura,
collage, pluma).
 Si pertenece a alguna colección/serie.
 Uso del color o blanco y negro.

Será importante, además, analizar, por ejemplo, cómo están representados los
personajes en las ilustraciones (figura humana, animales, objetos); el estilo (ilustración
primitiva, impresionista, cubista, realista, surrealista, hiperrealista, caricaturas); la
ambientación (nacional o extranjera, rural o de ciudad, etc.); aspectos de la
comunicación (colores vivos, suaves, sombríos; una ilustración más informativa o
imaginativa); el equilibrio entre la ilustración y el texto; si la ilustración dice cosas que
no fueron dichas en el texto.

En la franja de los libros destinados a los niños el concepto de colección cobra un papel
relevante, por lo tanto, también funciona como criterio de orientación en la selección.

Habitualmente, el nombre de cada colección encierra la temática, los objetivos de los


libros que la integran, o alude a alguna característica del diseño, a la concepción de la
propuesta o a la franja del público infantil a la que está destinada (Los libros del
chiquitín). Otras veces, se alude al personaje (Serie del Tipito) o se relaciona con
escenas de lectura en la infancia (Buenas noches).

Busque en su biblioteca libros que considere destinados para los


más chicos, ubíquelos sobre una mesa o escritorio o sobre una
alfombra. Comience a observarlos y prepárese para analizar los rasgos que los
caracterizan. Le será de utilidad tenerlos “a la mano” para cuando lea la clasificación
que se ofrece a continuación.

Una clasificación a partir de las


propuestas editoriales
En este momento, la oferta de libros para los más pequeños es muy amplia. Para
comenzar a mirar y elegir entre la vastedad de títulos y propuestas se pueden citar
aquellos libros que apelan a los primeros aprendizajes –cerca y lejos, arriba y abajo,
grande y pequeño, los colores– para que los chicos empiecen a nombrar el mundo que
los rodea. También existe la literatura: pequeñas rimas, juegos de palabras y canciones.
Después, las poesías y los cuentos.

Suele decirse que los libros para los más chicos tienen “muchas ilustraciones”. Pero,
¿todos los libros ilustrados son para los más chicos? ¿Qué ocurre con el libro álbum?
¿Hablamos de cuentos solamente o incorporamos libros de información? Estas son
algunas de las preguntas que podemos hacernos.
Teniendo en cuenta los aspectos desarrollados se propone una clasificación según la
propuesta y presentación del libro:

 Libros con imágenes, con textos breves. Estos relatos mínimos están a mitad de
camino de un texto que busca dar una enseñanza (compartir los juguetes por
ejemplo) y un texto más literario (Ejemplos: cuentan episodios de la vida
cotidiana de los chicos, también pueden ser sencillas rimas para enseñar los
números, entre otros casos).
 Libros con imágenes, con textos breves, con lenguaje más sugerente y literario,
aun en su brevedad hay una incipiente presencia literaria.
 Libro de imágenes, sin texto, con una secuencia narrativa. Un personaje o varios,
unidos por una acción lineal mínima.
 Libro de imágenes, sin texto y sin una secuencia narrativa. Sucesión de
imágenes sin contar una historia, también pueden tener un personaje o elemento
que las relaciona pero sin armar relato.
 Libro álbum: libro concebido como una unidad entre imágenes y texto, todo
libro álbum narra un cuento y no se podría quitar ni las imágenes ni el texto
porque perdería el sentido. Aquí las imágenes se convierten en la voz que
comunica algunas propiedades especiales del significado, que con frecuencia no
puede hacer el texto.
 Cuentos con pictogramas, que combinan en la narración texto e imágenes.
Escritos con letra de imprenta mayúscula, con la particularidad de que
reemplazan algunas de las palabras del relato por dibujos simples, que permiten
reconocer fácilmente los objetos que representan. Destinado a los que
comienzan a leer solos, los chicos van reemplazando las imágenes por las
palabras.
 Cuentos ilustrados o no. Lo más importante aquí es el texto. (libros para que un
adulto los lea). Se trata de cuentos populares de corta extensión o de autor, para
sumergirse de lleno en los relatos literarios. (Habrá que observar extensión y
complejidad antes de leérselos a los chicos).
 Leyendas. Narraciones basadas en la tradición oral en versiones adaptadas para
los más chicos.
 Poesías, adivinanzas, canciones, juegos de palabras. Incluye tanto el material
que forma parte de la tradición como la producción de autor y constituyen la
iniciación con el lenguaje literario.
 Libro informativos o de divulgación de temas diversos: animales, alimentos,
texturas, colores, etc. Su finalidad es didáctica. El lenguaje es informativo. Están
ilustrados con fotografías o dibujos, con o sin texto.
 Libro juego, por ejemplo: libros animados o pop-up; con agujeros; con
ventanitas; libro acordeón, abanico, puzzle; troquelados; tridimensionales;
musicales; libros en tela, material plástico, lavable o inflable; libros hechos con
tabletas de madera unidos por un cordón; y los llamados “libros de hacer”, en su
mayoría consisten en libros para dibujar, colorear o recortar, que implican una
actividad manual.
 Libros originados por influencia de los medios de comunicación. Libros que
surgen después del formato audiovisual, como transcripción o novelización, a
partir de dibujos animados con numerosas y muy coloreadas ilustraciones.
Generalmente basados en heroínas o personajes de la pantalla de TV (Los
Simpsons), cine (Pocahontas, El Rey León) o directamente personajes-juego,
como Barbie. Estas publicaciones parten del éxito comercial y coexisten con
otros formatos expresivos: figuritas, afiches, juguetes, etcétera.
 Otros: se podría agregar también aquellos libros que no fueron pensados para los
más chicos, pero se los puede utilizar en esa etapa porque despiertan el interés
de los chicos, por ejemplo: libros de arte; libros con fotografías, originalmente
pensados para adultos, pero atractivos para los más chicos por las ilustraciones.
Libros de Ciencias naturales para chicos de más edad.
 Encontrará un listado de libros para los más chicos, a
modo de ejemplo, de acuerdo con la clasificación
que acaba de leer. También, podrá ver una nómina de editoriales que se ocupan
de publicar para ese sector.

Libros a temprana edad ¿para qué?


La tarea de la evaluación y la selección van juntas: se analiza primero las propuestas
que ofrece el mercado con una visión crítica y luego se elige, se toma decisiones de
acuerdo con las funciones, las actividades o los proyectos específicos de una institución,
pero observando a la vez los intereses y las necesidades de los chicos. Se trata de una
tarea indispensable, pero compleja a la vez, porque en la actualidad el mercado editorial
pone al alcance una lista interminable de obras que aumenta cada año. Esto requiere
tiempo y serenidad para hacer la tarea de evaluación y selección. Una sola persona no
puede leer todo lo publicado, por eso se recurre a reseñas de revistas especializadas;
libros premiados; listas de recomendados; intercambio con otros bibliotecarios,
docentes, padres.
Los libros podrán ser para:

 Leer en voz alta a los chicos


 Observar las imágenes
 Observar imágenes por su calidad estética
 Contar una historia a partir de la secuencia de imágenes
 Leer a la hora de dormir
 Narrar
 Desarrollar un tema en la sala del jardín o guardería
 Jugar con palabras
 Regalo de navidad / cumpleaños
 Nombrar objetos representados de la vida cotidiana
 Distinguir texturas
 Aprender a contar
 Descubrir los colores
 Familiarizarse con el libro como objeto-juguete
 Conocer sobre animales
 Comenzar a leer con letra de imprenta
 Colorear
 Encontrarse con la literatura

Este tema se vincula estrechamente con la Unidad informativa 1: Sobre la


lectura. Por eso le sugerimos tener en cuenta los conceptos desarrollados
en ella en el momento de leer la presente unidad, ya que se tratará acerca de la
importancia del lenguaje de la literatura en los primeros años.

Además de nombrar el mundo con las palabras cotidianas será importante poner al
alcance de los chicos ese otro lenguaje que es el de la literatura. Aun en su brevedad y
sencillez, los textos literarios para los más chiquitos utilizan una estructura distinta del
habla de la vida cotidiana.

Ya a los 2 años, según algunos investigadores, los niños utilizan (en un 70%) alguna
convención literaria en su explicación de historias:

 La inclusión de varias fórmulas de inicio y final.


 El uso del imperfecto.
 El intento de establecer relaciones causales entre los acontecimientos, etcétera.

Esto supone indicios que demuestran que los niños reconocen las historias como un uso
diferenciado del lenguaje, como un uso que es distinto del habla cotidiana.

Además de la descripción sobre los primeros indicios de la competencia literaria, estos


estudios han ofrecido datos sobre otros aspectos.

 El papel de la literatura en el acceso al texto escrito: La observación demostró


que los niños adquieren muchos conocimientos a partir de los cuentos y del
folclore infantil.
 La comprensión de las narraciones: Ha quedado bien establecido que la
adquisición del esquema narrativo se produce en los cuatro o cinco primeros
años de vida.

Los niños adquieren primero la capacidad de establecer una simple estructura asociativa
y evolucionan hasta obtener el dominio de una estructura basada en “un personaje a
quien le pasan cosas”.

Esta última estructura la poseen, sobre todo, a los cinco años y pueden integrar los
acontecimientos en una línea cronológica que conducirá al establecimiento de una
estructura narrativa del tipo introducción-nudo-desenlace.

La capacidad del lector de conectar los acontecimientos narrativos entre ellos tiene
relación con su habilidad de prever lo que pasará.

Literatura desde los primeros años


Si no lo hicieron ya sus padres, corresponde a los docentes y bibliotecarios de la
educación inicial familiarizar a los chicos con los textos literarios. Porque el relato tiene
que ver con nuestra especificidad humana, pensemos que desde siempre los seres
humanos han narrado y escrito historias que se han transmitido unos a otros. Esos
primeros contactos con los libros serán el inicio para ayudarlo también a apropiarse de
los bienes culturales que les corresponden.
La lectura ofrece un espacio doble, real y metafórico, donde sentirse suficientemente
protegido para poder ir y venir libremente sin peligro y abandonarse a la fantasía.

Encontrará dos lecturas. Un fragmento del artículo de Yolanda


Reyes sobre Las bebetecas y parte de la conferencia de Michèle
Petit acerca de la importancia de la narración y la lectura en los primeros años de los
niños.

En nuestras vidas –parafraseando a Renèe Diatkine– habitualmente nos manejamos con


un lenguaje utilitario que acompaña los hechos cotidianos, pero también contamos con
el lenguaje del relato. Este se utiliza para contar eventos con un inicio, un desarrollo y
un final, con una estructura que ordena el acto de la palabra y permite la construcción de
sentidos; es el lenguaje de la literatura, que en un juego con el tiempo y el espacio, nos
da la distancia necesaria para el desarrollo de una vida cultural.1

Pensar en libros y en literatura para los más chicos, obliga a situarnos en un contexto
especial, diferente del habitual, en el lugar de quien tiene todo por descubrir. En ese
vínculo los adultos debemos ser acompañantes de la exploración y el descubrimiento. El
papel de los adultos es acompañarlos y alimentar su curiosidad.

Según el especialista Evelio Cabrejo-Parra, hoy no les leemos libros a los chicos para
que se conviertan en buenos lectores, aunque sí pensamos en su futuro. Les leemos
ahora porque esas primeras lecturas ya tienen un valor para su experiencia.2

La lectura es una experiencia cultural, es una experiencia de vida. Es importante tejer en


esta etapa esas relaciones de intimidad que pueden perdurar para siempre. En esos
momentos compartidos se encuentra el gusto de hablarnos, de conocernos y la lectura de
literatura es una buena aliada, nos da palabras para ello. Hablamos de acercamiento real
y genuino con los lectores: escucharlos, compartir, promover simples encuentros donde
juego y lectura se cruzan como un alimento necesario de palabras, gestos, sonidos y
movimientos para los primeros aprendizajes. Compartir con ellos el pasaje de las
páginas o mirar juntos las imágenes, detenerse en un dibujo para recorrerlo con el dedo,
responder a cada pregunta o leerles siempre el mismo cuento que reclaman, forma parte
de la alegría de descubrir el mundo que comienzan a recorrer. Encuentros con el afecto
y los libros dan a los chicos la posibilidad de recibir información y explorar nuevas
emociones. Escenas cargadas de ternura que en el futuro se revelarán como una
literatura vivida y jugada.

1 Diatkine, R. "La lectura, un asunto de familia". En: Patte, G. Nuevas hojas de lectura.
Bogotá, mayo-septiembre 2003, p. 14.
2 Cabrejo-Parra, E. “La lectura comienza antes de los textos escritos”. En: Nuevas hojas
de lectura. Bogotá, septiembre-diciembre 2003.

Estén atentos a esos pedidos de repetición, que los chicos solicitan una y otra vez por el
placer de imitar y repetir, ya que tiene sus bondades. A esa espera de lo que se repite y
mantiene vivo el deseo de escuchar la continuación. Y también estar atentos a los gestos
que hacen los chicos cuando empiezan a explorar los libros. Gestos a veces poco
hábiles, pero llenos de voluntad, que demuestran una intensa actividad psíquica: los
dedos y las manos relevan al pensamiento y suplen la actividad de simbolización, no
adquirida del todo hasta el momento.
A modo de cierre
Para tener en cuenta y como augurio para las propuestas de promoción y animación de
la lectura desde las bibliotecas, y pensando en los más pequeños, sería bueno traducir el
lenguaje técnico propio de los servicios bibliotecarios al lenguaje que hay que
implementar para que esos futuros espacios a la medida de los chicos cobren sentido:

 Evaluar y seleccionar libros: para darles lo más adecuado y lo de mejor calidad


estética y literaria.
 Sala de lectura: como lugar con el clima apropiado para compartir y dar rienda
suelta a la independencia, la libertad, la curiosidad y el descubrimiento.
 Lectura en voz alta: para ser donantes de literatura, de mundos amplios y
diferentes.
 Préstamo domiciliario: como gesto importante para construir una relación de
confianza con los chicos y para que comiencen a apropiarse de su derecho y
responsabilidad a la cultura.

Reúna los libros para los más chicos que se encuentren en la


biblioteca y, de acuerdo con la clasificación presentada en la
Unidad, considere qué tipo de libro puede ser destinado para cada caso que se cita a
continuación.
a. Una sala de lectura para chicos de cuatro y cinco años (por ejemplo, de un jardín de
infantes).
b. Para observar las ilustraciones por su calidad estética.
c. Como regalo de un/a abuelo/a al nieto de dos años.
d. Como narración oral a chicos de tres años.
e. Lectura en voz alta a chicos de tres años.
f. Para que los chicos hojeen solos.
g. Para leerles antes de dormir.
h. Como conocimiento sobre animales, plantas u otros temas de divulgación.
i. Para reconocer formas y texturas.
j. Para contar una historia a partir de la secuencia de imágenes.
k. Como juego con palabras.
l. Para nombrar objetos representados de la vida cotidiana.
m-Para familiarizarse con el libro como objeto-juguete.
Nota: Tenga en cuenta que un mismo libro puede ser útil para varios fines.
Elabore un cuadro para enviar a su tutor.

"Cuando nos referimos a la ´Promoción y animación de la lectura´ solemos centrar el


interés en los textos literarios y no siempre tenemos en cuenta la incorporación de los
libros de información o de divulgación del conocimiento, sin embargo, estos libros
también pueden formar parte de las propuestas que hacemos a los lectores".

Boland, E. “Aquellos otros libros para leer”. En: Creando lazos de lectura. Módulo de
capacitación. Buenos Aires, Conabip, 2001, p. 14.

El arte de la divulgación
Vamos a dedicarle un poco de atención a esos otros libros que hay en una biblioteca, se
trata de los libros de divulgación o textos informativos. Es decir, aquellos textos que son
los que ponen en circulación el conocimiento, pero que no son los manuales o los textos
escolares. Dentro de este grupo se encuentran libros sobre ecología, historia, arte,
astronomía, física, música, entre otras áreas del saber.

Una definición de divulgación dice que es el arte de informar mientras se mantiene


cautiva la atención o el arte de interesar mientras se informa. Debe quedar claro que
divulgar el conocimiento no es vulgarizarlo. La divulgación del conocimiento que nos
acercan los libros informativos es una modalidad de presentación de la información
sobre diferentes temas. Todas las áreas pueden ser objeto de divulgación y tener a un
divulgador como intermediario.

Se puede agregar también que divulgación tampoco quiere decir resumir, reducir. Se
trata de una operación que implica saber elaborar y crear un producto nuevo, diferente
del original, pero que en contenido se mantiene fiel a ese original.

Preguntas que nos hacemos


Muchas veces nos encontramos en nuestra vida cotidiana haciéndonos preguntas, tanto
si somos chicos, como también los adultos. Por ejemplo, ¿cómo se forma el granizo?
¿Quién inventó la computadora? ¿Por qué un avión puede levantar vuelo? ¿Por qué los
perros tienen un olfato tan desarrollado? ¿Por qué encienden los fósforos? ¿Qué
distancia hay entre mi país y el Japón? ¿Cómo construyen los castores las represas?
Estas y otras preguntas pueden responderse consultando algunos libros, estos son los
llamados libros informativos.

Otras veces no se comienza por una curiosidad, sino que se encuentran los libros y es a
partir de ellos empezamos a interesarnos por un tema determinado. Por ejemplo, nos
descubrimos mirando con atención cómo se construían antiguamente las pirámides en
Egipto, cómo vivían los habitantes de Tierra del Fuego hace mucho tiempo, apreciando
la vida en el fondo del mar a través de excelentes fotografías de peces y plantas en ese
medio o cómo funcionan los cilindros de las motocicletas.

Este aspecto tan particular de investigación, de curiosidad, es difícil de medir y de


explicar porque pertenece al mundo subjetivo de cada persona, niño o adulto que se
acerca a un libro informativo. Pero es un punto que también importa, aunque no se
pueda anticipar ni medir con exactitud. Sí podemos garantizar a la hora de recomendar,
que la información que ofrece el libro es exacta (a veces, tal vez, tengamos que recurrir
a una consulta con un especialista), que la información sea comprensible en su
presentación y accesible (los libros informativos son para que cada uno pueda encontrar
lo que busca con poca o ninguna ayuda y lo más rápido posible).

Le sugerimos pensar en los temas que más le interesan o le


interesaron alguna vez. ¿Encontró respuestas en libros de
información? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Fue comprensible la información que le ofrecía el
material que consultó?

Elementos que componen la divulgación


 Los destinatarios: público lector no especialista, personas con curiosidad y
deseos de conocer algo sobre un tema determinado.
 El lenguaje o distintos tipos de lenguaje (visual, verbal, etc.) con impacto
comunicativo inmediato. Una buena combinación de todos ellos.
 El divulgador: un profesional capaz de comprender las fuentes científicas y
a la vez las necesidades informativas del público al que se dirige.
 La divulgación, entonces, busca o tiene como objetivo hacer accesible y
comprensible la información a un público amplio, que sea legible y
cautivadora.

De las características dadas sobre los libros de información, se pueden desprender


también los criterios a tener en cuenta a la hora de evaluarlos para hacer una selección,
ya sea para comprar libros para la biblioteca o para recomendar los que la biblioteca
posea en ese rubro.

Como ya dijimos, la lectura es una actividad compleja. Leer no es sólo descifrar signos,
identificar palabras en un texto coordinadas en frases y párrafos. Leer es comprender los
sentidos de un texto. Esto vale tanto para la lectura de literatura (que tiene sus
particularidades específicas), como para la lectura de textos informativos.

En el campo de los libros de divulgación de conocimientos a veces se proponen libros


que, o son sólo para iniciados o caen en la banalidad y lo anecdótico, por eso, aquí
también será necesario, a la hora de tomar decisiones en la selección, detenerse a
analizar cuáles son las propuestas editoriales que se ofrecen. Observar cómo es la
transposición de los saberes, el rigor científico para tratar los temas, pero si a la vez se
combina con una atractiva presentación, por ejemplo, teniendo en cuenta la escritura, las
ilustraciones, las fotografías, o la diagramación. No dejarse engañar, porque hay
muchos libros de información falsos: en realidad son libros escolares disfrazados, donde
se intercalan anécdotas, ilustraciones, pero el plan es el del libro escolar y hay que
descubrirlos.

Aquellos otros libros para leer

Los libros de información y de divulgación del conocimiento se han convertido en


“bellos objetos” que tanto adultos como niños tienen interés de mirar y hojear. Esto
responde en gran medida a los cambios realizados en el formato de los libros. Además,
los editores han trabajado sobre los materiales: diferentes texturas de papel, páginas
transparentes, recortadas o formatos originales. También ha evolucionado la calidad y la
función de la imagen. La fotografía que en una época había desaparecido de los libros
para niños, por ejemplo, ha resurgido con fuerza y notable calidad. De todas maneras,
siempre cabe preguntarse si en la edición contemporánea, los lectores encuentran
respuestas a sus preguntas y si pueden descifrar la información que se les ofrece en los
libros y que los sorprende a diario.

Temas científicos y técnicos


La cobertura que hacen las editoriales de los temas científicos y técnicos se observa
desigual. Es probable que un lector interesado en los dinosaurios, suele ser un tema
favorito entre los chicos, encuentre más información y con mayor rapidez sobre ese
tema, que otro interesado en el funcionamiento de la televisión, un objeto más
cotidiano.
La producción parece concentrarse en un número restringido de temas, el porcentaje
más alto lo representan: naturaleza, universo, astronomía, prehistoria, geología y
zoología. “Se suele decir –como señala Claude Guérin– que hay mucho publicado sobre
animales, pero hay que matizar esa frase porque, en realidad, hay muchos libros sobre
los mismos animales. La edición es todavía demasiado pobre en libros de divulgación
de física, química, biología, así como en libros sobre los objetos de la vida cotidiana de
los niños o la matemáticas, por ejemplo”.1

Más allá de la oferta y presentación de los temas, sería importante dar una
recomendación a quienes recomiendan este tipo de libros: en divulgación científica es
esencial la exactitud. No decir nada falso es muy importante, sobre todo si uno se dirige
a niños cada vez más pequeños, como es la tendencia actual.

1. Pérez del Real, R. "Situación y perspectivas de los libros científicos para niños". En:
Nuevas hojas de lectura. Libros informativos. Bogotá, Fundalectura, enero-abril, 2003.

Libros científicos, sus características


Será importante recordar una vez más que el rigor científico no está peleado con el
sentido lúdico de la vida. Como todos los libros, los textos científicos tienen que
provocar el deseo de sumergirse en su interior a partir de portadas atractivas y
contenidos sugerentes que no defrauden la expectativa que despertó la tapa y, además,
deben poseer un buen diseño interior que acompañe.

Los textos de ciencia y tecnología deben ser rigurosos y claros, sin errores de concepto
ni dobles interpretaciones. Cada volumen debe tener información apropiada,
equilibrada, porque si el contenido es muy dificultoso desanimará al lector. Hay temas
que por su complejidad merecen un tratamiento más extenso y simplificado, además de
una base teórica pertinente.

Respecto de las ilustraciones y fotografías, estas deben estar bien seleccionadas para
clarificar y ampliar el mensaje de los textos. Existen tres grandes tipos de ilustración en
el libro informativo que desempeñan un papel relevante: fotografías, dibujos y
esquemas. Por eso, será oportuno ayudar a reparar en esa información visual. Muchas
veces las fotografías pueden contar más o aclarar la explicación brindada en el texto y
hay que saber mirarlas cuidadosamente.

Finalmente, el libro de ciencia debe incluir bibliografía recomendada para profundizar


el tema, como modo de vitalizar la curiosidad.

Un buen libro de ciencia no solo toca la mente sino que es capaz de disparar la
imaginación y el placer que da el conocimiento. Como se ha propuesto la lectura en voz
alta para los libros de ficción, también se sugiere la lectura en voz
alta de estos libros.

Busque en la biblioteca ejemplos de libros informativos que


incluyan bibliografía recomendada para ampliar el tema. Localice en qué lugares del
texto se menciona dicha bibliografía. Elabore un breve informe para enviar a su tutor en
el que consignará:
1. Autor, título del libro elegido, lugar, editorial y fecha de edición.
2. Capítulo, unidad o tema elegido.
3. Bibliografía recomendada para ampliar el tema seleccionado. Cite los datos de esa
bibliografía de ampliación.

Se recomienda una actividad de lectura en voz alta con textos


seleccionados de libros informativos tal como se lo propondrá en el
módulo 4 para los textos de literatura. La propuesta no sólo tiene que ver con la
posibilidad que dan los textos de leerlos en voz alta, sino también, en este caso, los
fragmentos funcionan como buenos ejemplos de claridad y precisión para dar
información sobre variados temas.

Libros informativos para los más chicos


Pensando en los más pequeños, en las últimas décadas, han surgido propuestas
interesantes de libros informativos. Se trata de un área poco explorada. Son libros que
contemplan saberes de la enseñanza sistemática, pero no son manuales y, a veces, se
desconoce cómo incorporarlos a las lecturas de los chicos. Además, fuera de la escuela,
su circulación no se presenta de la misma manera que lo que se ha logrado con los libros
de literatura.

Los libros informativos para chicos son aquellos que tratan temas de interés habitual
para los pequeños: los animales, el funcionamiento de las cosas, las estaciones del año,
entre otras temáticas. Libros que han incorporado una función de aprendizaje. Los libros
informativos ayudan a hablar sobre nuevos descubrimientos, a darles sus nombres y a
divertirse ejerciendo la comparación y contraste de los conceptos a través de las
distintas propuestas. Estos libros proporcionan, cuando la propuesta está bien
formulada, información a través de ejemplos concretos y siguen un itinerario que va de
lo familiar a lo desconocido.

Sin duda los primeros pasos en el aprendizaje son muy importantes. Si la curiosidad
natural de los chicos no se malogra con impedimentos, esos primeros pasos van dando
confianza para seguir con ganas de aprender, de investigar y de seguir en ese esfuerzo
con logros interesantes que se darán como resultado de la persistencia y de la práctica.
Así es como los libros empiezan a cumplir un papel en el aprendizaje. La curiosidad de
los chicos comienza a ir más allá del mundo cotidiano y de los objetos cercanos que
pueden controlar. Van en busca de nuevos escenarios con sus exploraciones y si los
libros que encuentran y les acercamos son atrayentes le agregarán algo más a lo que la
experiencia les ofrece a diario. Primero será encontrar información, el paso siguiente,
cómo transformarla, dónde, cuándo situarla para que se transforme en conocimiento.

Los buenos libros de información plantean las cuestiones comunes y corrientes, las más
cotidianas al mundo de los lectores pequeños y les hacen preguntas para que ellos
mismos se cuestionen: por ejemplo, sobre el aire, sobre el espacio, sobre el
comportamiento de los animales, etcétera.

Una de las características de estos libros es que no se parecen a las lecciones escolares,
porque no tienen la estructura típica de los libros escolares, son distintos de los libros de
texto. Suelen presentar el contenido de una manera diferente a la habitual, con un
registro de lenguaje también distinto.
En este encuentro de chicos con libros de información se trata de sumar curiosidad
inicial natural más información presentada de manera diferente. Comprobaremos que el
aprendizaje a través de los libros funcionará como un proceso intelectual y afectivo a la
vez.

Estos libros deben estar basados en estudios serios, realizados por personas que han
investigado el tema pero que, además, sean buenos comunicadores. Tienen que informar
con precisión, con claridad. Están obligados a instalar el conocimiento de la mejor
manera, para que el aprendizaje de los niños sea digno, sin ponerse serios y formales en
exceso e innecesariamente.

Como ocurre con la lectura de libros de literatura, en este caso también se puede
plantear una propuesta de lecturas que siga una secuencia, por temáticas, por niveles de
dificultad, etcétera.

Veamos el bosque, no solo el árbol


Como se puntualizó al comienzo, es común centrar el interés en los textos literarios y no
siempre se tienen en cuenta la incorporación de los libros de información o de
divulgación del conocimiento dentro de las propuestas que se hacen a los chicos. Sin
embargo, es notable el interés que muchos de ellos tienen en este tipo de libros, ya sea
por una espontánea y bien definida curiosidad por esta clase de temas, o porque han
llegado después de transitar textos literarios, y entonces, estos textos de divulgación les
aportan una información necesaria para desentrañar mejor los sentidos que presenta la
lectura literaria. Así conocer, comprender, también son maneras de encontrarle sentido
al leer, de encontrar ese "placer" del que tanto se habla. En este interjuego que puede
darse entre las lecturas de textos informativos y literarios, es probable, por ejemplo, que
si los chicos se asoman a la concepción del mundo que tenían los mayas (a través de un
texto informativo) tengan un acercamiento más interesante a las narraciones que han
llegado de ese pueblo.
La lectura de textos de información puede ser, entonces, una meta y también, un camino
para otras lecturas. Solemos ver a los chicos demorarse en las imágenes que ilustran la
construcción de un castillo medieval, o en la fotografía del observatorio de Chichen Itzá
o en develar los misterios de Machu Picchu, o simplemente, en recorrer con el dedo la
reproducción de un códice como lo haría un arqueólogo, o a lo mejor, interiorizándose
sobre cómo despega un cohete espacial. Tal vez, sea la manera de acercarse mejor al
mundo de la fantasía, de leer mejor los cuentos de hadas, los mitos de América Latina o
los cuentos de ciencia ficción. Todas son maneras posibles de construirse como lector.
Cada uno arma su propia trayectoria, que debemos respetar. Así como ningún lector es
idéntico a otro, ningún texto es igual a otro, y cada uno pedirá una
lectura particular.

Muchos de los libros que se presentan pueden estar en las


bibliotecas, algunos están destinados a un público adulto, otros a niños o jóvenes. Le
proponemos buscar en su biblioteca algunos de ellos u otros similares y observar para
qué lector han sido preparados.

Busque libros informativos en su biblioteca y arme otros listados


bibliográficos ordenados por temas (por ejemplo: “animales”,
“deportes”, “rock”, “arte”), con recomendación por edades (no rígidas), por ejemplo: “a
partir de 6 años” o “a partir de 12 años”, “para niños”, “para jóvenes”, etcétera.
Envíe al menos tres listados a su tutor.
Recuerde: cuando nos referimos a los libros de información o de divulgación del
conocimiento no se incluyen los textos o manuales escolares.

El libro de arte también puede tener un


lugar
A partir del desarrollo de los libros científicos y técnicos en los años ’80 y ’90, ha
aparecido un nuevo campo en los libros de conocimientos para niños: el libro de arte.

El libro de arte, especialmente de pintura y de escultura, aunque también la fotografía y


la arquitectura, en su dimensión artística, tienen una presencia en este tipo de ediciones.

En general, cuando se habla de libro de arte debemos tener en cuenta que nos referimos
a reproducciones de obras únicas, que, obviamente, en el libro no se apreciarán en su
magnitud: su materia, dimensiones y colores van a ser traicionados. Sin embargo,
también sabemos que el libro es transportable y cumple una función primordial: permite
al niño observar y detenerse sobre una imagen todo el tiempo que lo desee, llevarla
adonde quiera y “contemplar” una obra que tal vez nunca pueda disfrutar de manera
directa. El libro de arte, entonces, suele ocuparse del “arte reconocido”, el arte
“colgado”, tanto sea antiguo como contemporáneo.

Según lo que ha podido observar en su trabajo cotidiano, ¿qué


temas interesan a los adultos?, ¿cuáles cree que interesan a los
niños?, ¿y a los adolescentes?
Realice un listado de esos temas. Luego seleccione uno y prepare otro listado de
materiales vinculados a la información en otros formatos y que pueda ofrecer a los
interesados (CD, videos, programas de televisión, láminas, mapas, etc.).
Envíe sus notas al tutor.

A modo de cierre
Como síntesis, se puede decir que, además de los textos literarios y otros materiales, los
libros informativos pueden formar parte de un proyecto de promoción de la lectura.

Estos libros se ocupan de la divulgación del conocimiento en distintas áreas del saber,
por ejemplo: ecología, historia, arte, astronomía, física, música, entre otras. Suelen
interesar a muchas personas, niños o adultos, aficionados ya a su lectura o también,
pueden ser motivo de atracción para quienes aún no se han interesado por ellos o no
saben qué pueden encontrar con su lectura, de ahí la importancia de incorporarlos en las
propuestas.
Se debe recordar que no se trata de manuales o textos escolares –como se ha señalado–
y que su objetivo es hacer accesible información, a veces compleja, a un público amplio
y diverso.
En sus páginas, muchas veces los lectores encuentran respuestas a diversos
interrogantes, incluso a los temas más cotidianos. Por las características de su edición,
con ilustraciones o fotografías, son atractivos y convocan tanto a los adultos como a los
chicos.

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“Ya está el proyecto haciéndonos gestos desde la lejanía.


Ahora hay que encontrar el camino para llegar a la meta...”.

Marina, José Antonio. "Las actividades de búsqueda". En: Teoría de la inteligencia


creadora. Barcelona, Anagrama, 2000, p. 173.

¿Por qué se hacen proyectos de


promoción de la lectura?
Hacemos proyectos de promoción de la lectura porque buscamos formar lectores
autónomos a largo plazo. Entonces, esos planes los concretamos realizando actividades
de animación con los potenciales lectores, los animamos al encuentro con los libros y la
lectura. ¿Cómo comienza la programación? ¿Qué es hacer un proyecto? ¿Cómo
hacerlo?

Como se puntualizó, la promoción de la lectura y la animación serán realmente efectivas


si se piensan a largo plazo, si se observan como un proceso. Por lo tanto se hace
necesaria una programación que muestre la regularidad y la continuidad de las acciones
que se van a llevar a cabo.

También es importante insistir, una vez más, en que no solo las personas que trabajan en
la biblioteca o un bibliotecario tienen que hacer todas las tareas que implique la
propuesta de lectura. Esto es, pensar el proyecto, redactarlo, gestionar fondos, realizar
las actividades específicas de animación, continuar atendiendo a los usuarios habituales,
etc., etc. Y, entonces, ¿quiénes pueden participar? Un bibliotecario/a, un/a abuelo/a con
ganas de leer a los chicos, un narrador, miembros de la comisión directiva de la
biblioteca, docentes, locutores de radio, jóvenes que les interese leer a niños o ancianos,
otros miembros de la comunidad.

Se trata de avanzar de a poco y distribuir las tareas. Siempre hay alguien que se
encuentre más cómodo planificando, seguramente, otra persona resuelve mejor las
compras o la selección de libros, por ejemplo, y otros podrán narrar o leer en voz alta a
los chicos o a los adultos. Sin duda es una tarea de equipo donde hay una consulta
permamente entre los que participan del trabajo y tareas para cumplir individualmente o
en subgrupos.

Como ya se expresó, una actividad aislada no constituye una promoción de la lectura.


Podrá sí llamar un poco la atención, ser un estallido, pero no contribuye a la verdadera
formación de lectores.

La promoción de la lectura contempla múltiples aspectos teóricos, implica tener una


concepción de la lectura, conocimiento de los materiales y ciertas herramientas para
desarrollar las actividades con las personas. Esos aspectos teóricos se resuelven en la
acción o mejor, en una serie de acciones y, para que esas acciones den un resultado
visible y transformador, como se busca, hay que programarlas. ¿Cómo comenzar a
pensar la propuesta?

El comienzo de la trama o cómo tramar


Cuando se comienza a trabajar en un proyecto se cuenta con “irrealidades pensadas”,
con el deseo de llevarlos a cabo y con preguntas. Tal como dice Marina en el texto del
comienzo de la Unidad, el proyecto hace gestos desde la lejanía y motiva el camino. El
proyecto es la meta que atrae, que se pretende alcanzar, aunque sea de forma remota.
Todo lo demás se va construyendo mediante la acción y la reflexión permanente y estará
condicionado por la realidad. “Esta vocación de realidad lo distingue de la ensoñación”
–dice Antonio Marina– aunque guarda con ella estrechos vínculos. Sería “una suma de
acciones, de ensoñación y tenacidad, con anticipaciones y memorias. Se incluyen
también las condiciones o restricciones que cada uno sufre o se impone, entonces habrá
una hábil gestión de restricciones".1

1. Marina, José Antonio. "Tratado del proyectar". En: op. cit. p.


163.

Piense y luego enumere acciones que imaginó para la promoción


y considera posibles de realizar porque están dadas las condiciones en la realidad.
¿Cuáles cree que son más difíciles de concretar y por qué?

Una cuestión muy importante al momento de empezar a pensar en el proyecto es contar


con las personas que trabajarán y saber quiénes serán los destinatarios. Verificar las
posibilidades reales con que se cuenta, las personas que se pueden convocar (observar y
registrar sus habilidades) ayuda a vislumbrar las situaciones posibles de realizar. Lo
mismo ocurre con el material para ofrecer: conocer los relatos, las temáticas, las
ilustraciones, ayuda a ir dibujando las actividades concretas.
Es importante que las personas que trabajen tengan formación y sensibilidad, una
singular combinación que da los mejores resultados. Y aquí es imposible enunciar
recetas, serían inútiles. Se trata de componer, con la mayor creatividad y originalidad
posibles una propuesta sólida pero flexible a la vez. Que parte del deseo de hacer, y de
los saberes y el conocimiento del tema, teniendo en cuenta la comunidad a la cual se
dirige. Se va tramando paso a paso, se vuelve sobre los proyectos que se hicieron antes,
se reflexiona, se crea diariamente, hasta que un día se encuentra la forma adecuada y se
comienza a gestionar para concretarla.

Y allí, aunque a veces no son tan evidentes, están todas las lecturas de un recorrido
personal. Allí están los autores transitados que ayudan a pensar y a decir las cosas; los
testimonios de las personas que escuchamos, las escenas de lectura observadas a lo
largo del tiempo. Aparecen algunos hallazgos personales, pero, en realidad, se trata de
un interjuego permanente con los otros.

Cuando el proyecto ya hace gestos desde lejos, queda encontrar el camino para
llegar a la meta: buscar el contenido.
En la elaboración, en la trama que se va armando, ocurre todo casi a la vez, pero
para exponerlo se podría ordenar así:

 z Tiene que existir una concepción de la lectura que atraviese todo el


proyecto (democratizadora, no autoritaria).
 Pensar los destinatarios y el alcance de la propuesta (niños, jóvenes,
adultos), teniendo en cuenta tanto a los lectores, como a quienes no conocen
la existencia de la biblioteca y hay que presentársela.
 Seleccionar los mediadores, es decir, todas las personas que van a colaborar
en la realización.
 Hacer una selección de textos teóricos y metodológicos con los mediadores
que se consultarán para saber cómo llevar adelante las acciones y orientar a
otras personas que continuarán con la tarea.
 Si es necesario, hay que planificar también una capacitación para las
personas que van a colaborar. A veces hay voluntad, pero se necesitan
herramientas y alguien más avezado puede ayudar a los que recién
comienzan. Por ejemplo, reunirse para leer juntos o contar experiencias.
 La selección de libros de ficción (cuentos, novelas, poesías, obras de teatro,
relatos) y libros informativos (arte, ciencia, etc.) tanto para niños, jóvenes o
adultos, según el proyecto.
 Programar jornadas de trabajo con los mediadores de supervisión y
evaluación para ver cómo se está desarrollando la tarea.
 También es importante poner un nombre al proyecto que lo identifique, que
lo distinga y sea su carta de presentación. Un nombre atractivo, que llame la
atención, que tenga que ver con lo que se ha planificado y se busca lograr,
que también permita transmitir la concepción de lectura que lo moviliza.
 Elaborar estrategias de difusión del programa que se llevará a cabo (contacto
con los medios, elaboración de guías de lectura, cartelera, ferias del libro,
exposiciones, visitas a las escuelas y las casas).
Un nombre que convoque puede ser muy útil para darlo a conocer cuando se realice la
difusión y también ayudará a exponer los rasgos que lo caracterizan, sobre todo en el
caso de que se presente ante algún organismo para obtener fondos para financiarlo.
Algunos ejemplos: “Creando lazos de lectura” (proyecto de capacitación para
bibliotecarios); “Leamos de la mano de papá y mamá” (proyecto de lectura para las
familias); “Los buhoneros de los libros” (proyecto para llevar libros a las zonas
rurales).2

2. “Creando lazos de lectura” se realizó para todas las provincias de la Argentina a


través de la Conabip (2001).
“Leamos de la mano de papá y mamá”: esta red fue creada por Cerlalc con apoyo de
Conaculta y de la Oficina del libro de la Embajada de Francia en México. Está presente
en ese país y en Nicaragua, Panamá, Venezuela y Colombia.
“Los buhoneros de los libros”: llevado a cabo por el Movimiento Cuarto Mundo de
España, a través de voluntarios que recorrían las zonas más aisladas. Toma su nombre
de la tradición que duró hasta el siglo xix en el campo francés, donde los “buhoneros”
iban de granja en granja para llevar libros baratos y divulgar la cultura popular.

Recuerden que en la elaboración de un proyecto, la información no sólo viene de la


realidad, de la experiencia, sino también de las lecturas, de la investigación. Hay autores
que han trabajado antes que ustedes, o que han estado reflexionando en el tema de la
lectura y que brindan un marco válido para poder pensar las prácticas que se vayan
concretando y permitan reflexionar sobre el tema con otras herramientas.

¿Por dónde empezar?


Tal vez sea bueno comenzar imaginando un objetivo concreto: una actividad, por
ejemplo, leer a los chicos más chicos. Esto puede funcionar como puntapié inicial. Y
ahora habrá que seguir haciéndose preguntas en torno de esa primera idea y dar
respuestas posibles, tentativas, para que el proyecto crezca:

¿Cómo se convoca a los chicos más chicos?: Invitando a los jardínes de infantes o
guarderías.
¿Quiénes pueden colaborar?: Los maestros o las madres cuidadoras de esas
instituciones. Alguna vez podemos invitar también a la familia de los chicos (padres,
abuelos, hermanos).

¿Qué tareas pueden hacer los adultos y jóvenes además de compartir el encuentro?:
Cuidar a los chicos y atender necesidades que surjan, leerles, narrarles, mirar los libros
con ellos.

¿Qué actividades se pueden realizar?: Lectura de cuentos, narraciones, observación de


libros ilustrados, entre otras.

¿Con qué libros se cuenta?: Realizar una selección a partir de lo que hay en la biblioteca
y si es posible, y necesario, hacer una compra. Se puede comenzar con los libros
disponibles e ir sumando otros a medida que el proyecto se desarrolla. Según la cantidad
de libros existentes, también es conveniente pensar en incorporar el préstamo a
domicilio para que los participantes continúen leyendo en sus casas.

¿Dónde se realizarán las actividades?: En la sede de la biblioteca, en una escuela, al aire


libre o alternando los espacios.

¿Qué periodicidad tendrán las actividades?: Podrán ser diarias, semanales, quincenales,
mensuales, etcétera.

¿Cuál será la duración de todo el proyecto?: Podrá extenderse por un cuatrimestre, un


año o más.

¿Qué objetivos o metas se desean alcanzar con este proyecto?: Un objetivo muy general
a alcanzar a largo o mediano plazo puede ser “que los chicos tengan un vínculo con los
libros”, y un objetivo más específico, que puede concretarse y observarse en el día, “que
los chicos escuchen la lectura de un cuento”.

¿Qué eventos especiales se pueden incorporar?: Por ejemplo, alguna fecha en particular
(día del libro, día del niño) y convocar a la familia para compartir un encuentro con los
libros.

¿Qué nombre tendría el proyecto?: “Mirar, tocar y leer”.

De acuerdo a las preguntas que leyó hasta aquí, ¿qué preguntas se


formularía si fuese un proyecto para adultos mayores y qué
respuestas daría?
a) Enunciarlas por escrito a modo de un primer borrador, para luego desarrollarlas más
extensamente.

Programación interna y programación


externa (los proyectos)
Si se ha podido dar un ordenamiento coherente a las actividades, a partir de la serie de
preguntas-respuestas, con una secuencia adecuada, de acuerdo a la comunidad con la
que se va a trabajar, ya se encuentra a mitad de camino entre lo que serían las acciones
con cierta programación interna para el grupo de trabajo o institución donde se
realizarán.

La elaboración de los proyectos correspondería a lo que se denomina programación


externa, lo planificado para el exterior (porque se está pensando en la presentación ante
una institución o personas que tienen que avalar la realización de la propuesta, u otras
instituciones u organismos que no solo avalan el proyecto sino también pueden
contribuir con apoyo económico). En tal caso, la redacción y estructura del proyecto
debe cumplir con ciertos requisitos formales de presentación. Conviene tener en cuenta
que estos requisitos deben responder a un contenido genuino y mostrar clara y de
manera coherente lo que se pretende hacer.3
3. La denominación programación externa y programación interna fue tomada de:
Colombres, Adolfo. Manual del promotor cultural (II) La acción práctica. Buenos
Aires: Colihue, 1997.

El proyecto: guía de algunos requisitos


Se hará un esquema que sirva como guía para armar un proyecto. Se trata de idear una
actividad que se quiere realizar y elegir los mecanismos más apropiados para alcanzar
un objetivo. Aquí entran a jugar los recursos, tanto humanos como materiales y, sobre
todo, la necesidad de racionalizarlos.

Cuando estén elaborando el proyecto debe quedar organizado hasta su término. Pero
hay que tener en cuenta que, a veces, hay que reformular objetivos, dar prioridades y
eso tal vez lleve a hacer modificaciones o suspender alguna etapa. Esto no debe ser
interpretado como señal de un fracaso, sino como una opción que se ha podido tomar
porque la programación fue flexible y permitió contar con previsiones.

Si se tiene claro lo que se vio en el ítem de las preguntas y respuestas que ayudó a
pensar la programación interna, se puede dar forma al proyecto (programación externa)
siguiendo el patrón general que se propone a continuación:

1. Nombre del proyecto (título de fantasía y conceptual, por ejemplo: “Desde


la cuna”. Programa de lectura para los más chicos).
2. Ubicación geográfica (lugar donde se concretará).
3. Responsables del proyecto (instituciones y/o personas).
4. Beneficiarios (sector de la población beneficiado y cantidad promedio de
personas).
5. Duración (tiempo de duración señalando fechas de inicio y finalización).
6. Objetivos y metas (de manera breve y clara se puntualizará lo que se va a
realizar y las metas que se pretende alcanzar con ello).
7. Antecedentes del programa (se describirán acciones anteriores realizadas
por la institución u otras, si se considera importante por los resultados, para
reforzar la nueva realización).
8. Descripción (se detallarán las acciones a realizar, paso por paso).
9. Bibliografía (es importante dejar constancia de los materiales de consulta
que se usaron para elaborar la propuesta).
10. Personal (se especificará cuántas personas van a trabajar, así como sus
perfiles y si existirán tareas de realización voluntaria o remunerada).
11. Ruta crítica (se indicará el tiempo en que se irán cumpliendo las diversas
etapas del programa, esto se puede realizar con fichas)
12. Presupuesto (se indicará el dinero que se precisa, dividido en rubros, y
agregando un 10% del total para imprevistos).
13. Administración de los fondos (indicación del momento o momentos en que
se entregará el dinero, cómo y cuándo se rendirán las cuentas, quién será el
responsable directo del manejo administrativo, y cómo se ejercerá la
supervisión).
14. Evaluación del programa (se propondrán acciones, mecanismos y criterios
para medir los resultados del programa durante su ejecución y una vez que
el mismo termine).
15. Diario de ruta (además de la ruta crítica, también puede ser útil y necesario
un cuaderno de apuntes, casi un diario íntimo que se puede compartir, como
para ir volcando espontáneamente lo que se va observando y llama la
atención, suelen ser registros muy valiosos.

Véase la referencia al Diario de ruta propuesto en la Unidad informativa 2


del Módulo 2.

A modo de cierre
Técnicas y estrategias de animación
A modo de cierre, se citan algunas técnicas y estrategias para ayudar a cumplir con las
metas propuestas: que la gente se acerque a la biblioteca, que se encuentre con los libros
y la lectura y que el interés permanezca y se vaya profundizando. Por supuesto, todo
esto cada uno lo adaptará a las posibilidades con que cuente. Se puede hacer una
clasificación de las técnicas y estrategias.

1. Actividades de atracción
Las actividades de atracción tienen como fin atraer al público hacia la biblioteca o
actividad que organicemos, ya que si la gente no va a la biblioteca es la biblioteca la que
debe salir a su encuentro. Por ejemplo:

a) Participar en los acontecimientos locales (la Feria del libro: contar con un espacio
para difundir las actividades y servicios junto con las librerías).

b) Aprovechar la corriente que se genera en ciertas fechas relevantes en que hay


cobertura de los medios locales y nacionales (día del medio ambiente, día de San
Valentín, día dedicado a la prevención del SIDA, día de la paz); también crear un
evento que pueda repetirse cada año: por ejemplo, en primavera, la semana de la poesía.

c) Anunciar la disposición de la biblioteca para recibir visitas colectivas tanto de niños


como adultos (organizarlas con un día y horarios para poder recibirlos, aunque sea una
vez por mes);

d) Participar en los medios (solicitar un espacio breve en la radio local, por ejemplo,
para difundir las actividades, los libros nuevos que se han adquirido, las
recomendaciones de libros, hasta incluso la lectura de un cuento o poema que podrán
encontrar luego en la biblioteca. También un espacio en el periódico para difundir esa
misma información y, si alguien se anima, publicar reseñas de libros recomendados).

e) Acercar el servicio bibliotecario a los lugares donde la gente se reúne y pasa su


tiempo (suele ocurrir que las bibliotecas pierden su público durante el verano, los chicos
dejan de concurrir porque ya no necesitan consultar textos para sus tareas escolares, los
adultos ocupan su tiempo libre en otros espacios, o la misma biblioteca restringe sus
horarios). Entonces puede ser una buena idea tomar una valija o canasta y ofrecer en el
club, en el río o en los camping un libro o un rato de lecturas. Hay bibliotecas que
pertenecen a localidades cercanas a la playa y ya lo están haciendo, pero también es
viable en el campo o en las zonas de montaña.

2. Actividades de profundización:
Una vez provocado el interés hacia los servicios que ofrece la biblioteca, habrá que
trabajar para animarlos a continuar con ese acercamiento. Será la oportunidad de
profundizar la cercanía orientando a las personas en la búsqueda de libros de mayor
calidad. Por ejemplo:

a) Elaborar guías de lectura.

b) Realizar exposiciones bibliográficas.

c) Organizar presentaciones de libros (pueden estar a cargo del autor, del bibliotecario o
de lectores avezados).

d) Confeccionar una lista de libros más leídos y recomendados por otros lectores.

e) Organizar clubes de lectura. Un club de lectura es un grupo de personas, niños o


adultos, que lee al mismo tiempo una obra concreta que la biblioteca presta a cada
integrante del club. El grupo se reúne semanalmente (o cuando lo establezca) para
comentar lo que ha leído (siempre se fija un número de páginas o capítulos, según
corresponda, para poder avanzar en conjunto). Para que exista un club de lectura son
necesarios varios elementos: un grupo de lectores (entre 8 y 30 integrantes es lo usual y
razonable para trabajar bien), un coordinador que ayuda con la elección de los textos
que se van a leer, que fracciona las lecturas y coordina los análisis y comentarios sobre
la obra. La labor del coordinador puede realizarla un bibliotecario, pero también puede
ejercerla alguien que se preste voluntariamente o, si se cuenta con presupuesto, contratar
a una persona para que ejerza ese papel. En cuanto a su perfil, tendrá que ser un
profesor/a de literatura o una persona con experiencia de lectura, pero, además del
conocimiento, con disposición de compartir su experiencia y de guiar a los otros.

f) Proponer lecturas por centros de interés. Por ejemplo: “La Argentina” y a partir de allí
ofrecer literatura de autores argentinos; textos de historia de la Argentina; relatos de
viajes por el país; exposiciones de artesanía argentina; leyendas de distintas regiones del
país, etcétera.

g) En algunos países también se realizan actividades creativas para reunir a la


comunidad en ciertas celebraciones vinculadas a la lectura: Día del Libro o Día de las
Bibliotecas, o incluso para el Aniversario del pueblo. Estas actividades constituyen una
buena ocasión para recordar el origen de esas fechas, pero también la vigencia que
pueden tener.

h) Otros. Confección de álbumes de recuerdos que realizan personas de la tercera edad.


Consiste en la elaboración de un libro colectivo en donde se van reuniendo los
recuerdos del grupo que lo crea. En el álbum cabe todo: fotografías antiguas de la
ciudad, noticias publicadas por los periódicos de entonces, poemas que estaban de
moda, recetas de comidas típicas, etc. El libro queda en la biblioteca y puede circular
entre los vecinos.
Encuentros para contar relatos que circulan en la región, de tiempos pasados y mitos
actuales. Se pueden grabar o volcar por escrito y armar cuadernillos para que queden en
la biblioteca, y también puedan circular entre la gente del lugar.

Las actividades enunciadas y muchas otras que imaginen pueden desarrollarse y


utilizarse para formar parte de un proyecto.

Piense en una actividad de atracción ¿cuál cree que es posible


realizar en su comunidad y por qué?
1. Ahora sugiera una actividad de profundización de la lectura, ¿para quiénes la
destinaría, niños, jóvenes o adultos? Justifique su elección.
2. Realice un detalle pormenorizado de cómo la llevaría a cabo. Piense en cómo le
gustaría realizarla, a pesar de las dificultades que puedan existir. No se censure en la
programación, en todo caso después se adaptará a las condiciones de la realidad, pero es
bueno ir un poco más allá de los límites, a veces ayuda a correrlos.
Le recomendamos utilizar el Diario de ruta para ayudarse en la tarea.

“… Un hombre con un libro va hacia la luz, así comienza una biblioteca”.

Kahn, Louis I. Idea e imagen. Xarait ediciones, 1981, p. 61.

Entrar para quedarse


Era común, sobre todo hace tiempo, que las bibliotecas fueran lugares inhóspitos, con
ambientes fríos, lúgubres, más parecidos a un archivo o a una escenografía de situación
de terror que a un lugar que debe recibir y albergar a las personas para que se
encuentren con los libros. En algunos casos, la presencia de un bibliotecario amable
equilibraba la incomodidad del edificio, pero no era lo más frecuente.

En los últimos tiempos hubo algún avance sobre cómo pensar y diseñar los espacios.
Existe una nueva concepción de las bibliotecas, más luminosas, funcionales y abiertas.
De todas maneras, sabemos que hay realidades que muestran lo contrario, muchas veces
por dificultades de orden económico que no permiten tener un local apropiado, diseñado
o adaptado especialmente, otras es por no saber cómo tomar algunas decisiones que
beneficiarían la estadía de las personas en la biblioteca y la funcionalidad que ese
espacio debe tener. Esto vale tanto para las instituciones de ciudades grandes del país
como para las bibliotecas más pequeñas. No se explica por qué razones algunas
bibliotecas destinan el espacio más oscuro para la sala de lectura, obligando a encender
las luces, aún teniendo en el edificio habitaciones más luminosas. Había, por ejemplo,
una biblioteca en Formosa, alejada de los sitios urbanos, que consistía en una sola
habitación pequeña y modesta, sin embargo era muy cálida, luminosa y funcional para
los chicos que la visitaban. También hay ejemplos de bibliotecas que tienen una única
entrada, con escalera, lo cual dificulta el ingreso de personas mayores o con capacidades
reducidas. Y así se podría continuar citando observaciones que tienen que ver con el
empleo del espacio.

La escritora Ema Wolf, en el artículo “Lamentaciones de una usuaria de bibliotecas”,


dice con mucha sensatez y sentido del humor que “lo que sorprende es que algunos
parecen creer que las bibliotecas son así, no que están así. Son orgullosos custodios de
un espacio sagrado que se supone nunca envejece –aun la fe necesita ser renovada–,
adonde los jóvenes no concurren espontáneamente porque son dados a las herejías y
están perdidos para la causa de la cultura, no porque sean sitios desalentadores”.1

1. Wolf, Ema. "Lamentaciones de una usuaria de bibliotecas". En: La Mancha, n.º 7,


agosto 1998, Buenos Aires, p. 42.

Es cierto, no siempre se dispone de recursos para construir nuevos edificios adecuados,


ni para modificar las instalaciones con que se cuenta. De todas maneras, aun con el
espacio y los recursos con los que se tienen, se necesita pensar cuáles serían las mejores
condiciones al momento de instalar una biblioteca.

Así como no siempre se dispone de todos los libros que interesan, es bueno que el
bibliotecario conozca el material que ofrece el mercado, porque puede existir la
oportunidad de adquirirlo o la necesidad de elegirlo. Con los aspectos edilicios pasa lo
mismo: observar la circulación de las personas por la biblioteca ayuda a ver cómo se
puede mejorar el servicio. Así, cuando llegue la oportunidad, se podrán encargar las
modificaciones necesarias. Un mueble mal ubicado puede molestar el acceso a los libros
y sólo basta con cambiarlo de lugar. Muchas veces, no se está atento a la buena
iluminación natural de la sala de lectura, en algunos casos no hay solución porque no
existen ventanas que permitan entrar la luz, pero en otros, hay una estantería o un
cortinado que las cubre. Descubrirlas conlleva no sólo un ahorro de energía eléctrica,
sino también contribuye al bienestar de los lectores. Los funcionarios y arquitectos
vinculados al área de cultura deben reflexionar sobre el entorno físico, que es muy
importante, ya que sin una concepción dinámica del espacio no puede existir un
verdadero servicio público.

Suele suceder que quien más conoce sobre el funcionamiento del lugar es el
bibliotecario, por eso es importante su participación cuando se trazan planos para la
construcción y bocetos sobre la ambientación de la biblioteca. Daremos algunas pautas
sobre la construcción ideal o deseable de una biblioteca y su ambientación, según
normas generales y universales. Luego, cada uno tomará los elementos aplicables a la
realidad de su biblioteca.
No se trata de vivir de irrealidades, pero insistimos en la importancia de tomar
conciencia de cuestiones básicas de cómo debe ser diseñada una biblioteca para que la
gente tenga ganas de visitarla y permanecer en ella.

Hay numerosa bibliografía específica sobre el tema, se tomaran algunas consideraciones


de tipo general que pueden ser útiles.

Las bibliotecas públicas han sido tradicionalmente edificios sacralizados en los que el
silencio absoluto, la poca iluminación, su opacidad y el celo con que se guardaban los
libros, como si fueran documentos secretos, no contribuía a su buen funcionamiento. De
existir una apertura y democratización, tiene que estar auspiciada por las distintas
bibliotecas.

Gentileza Congreso de la Nación


Algunos aspectos sobre el espacio en las
bibliotecas
La ubicación. La biblioteca debe encontrarse en un lugar bien comunicado, céntrico o
accesible para que todos la encuentren con facilidad y puedan llegar a ella.

La imagen exterior del edificio. Desde la fachada del edificio se tiene que reflejar una
imagen hospitalaria, que invite a entrar, que atravesar la puerta no sea transponer una
fortaleza. No siempre depende de elementos de construcción, a veces se puede
contribuir con un simple cartel de bienvenida, con el mensaje que se quiere dar, con
información clara sobre los días de atención, etc.

La circulación de los usuarios y la zonificación de los espacios. Debe plantearse


cuántos metros se destinan a cada área, en qué lugares se situarán las áreas más
ruidosas. Cúal será la mejor ubicación del sector de literatura infantil; si la zona de
préstamo debe estar centralizada en un solo punto o distribuida por secciones, etcétera.

La luz. Se sabe, y debe tenerse en cuenta, que el uso de la luz natural es muy
importante. Por lo tanto, si bien no es conveniente que sea directa, la construcción debe
contemplar el pasaje de la luz natural hacia el recinto. En cuanto a la iluminación
artificial, básicamente de tipo cenital, se recomienda que debe proporcionar la suficiente
luz para facilitar la lectura en todas las zonas de la biblioteca (unos 500 lux –unidades
que miden la cantidad de luz de un lugar– de media). Por motivos de costos y de
mantenimiento, se ha optado por una iluminación de tipo fluorescente, pero de luz
cálida, apoyada en algunas zonas por focos, dicroicas u otro tipo de luces puntuales.

Otros aspectos a tener en cuenta son la climatización, el mobiliario, los sanitarios, las
instalaciones eléctricas y de agua que deben estar en condiciones para evitar
accidentes y deterioro del material. Además, deben eliminarse las barreras
arquitectónicas como, por ejemplo, desniveles, peldaños, y todos aquellos obstáculos
que impiden el acceso a minusválidos, gente mayor o madres con cochecitos de bebé.

La señalización: ¿cómo y dónde buscar?

Uno de los problemas más frecuentes planteados al usuario a la hora de adentrarse en la


biblioteca de libre acceso es ¿cómo encontrar aquello que necesita y dónde
buscarlo? Por eso, el planteamiento de un sistema de señalización eficaz en el espacio
se torna imprescindible para una buena preparación, difusión y localización de los
diferentes materiales.

La señalización es uno de los elementos que contribuyen a crear, propagar y mantener la


identidad visual de una biblioteca. Una buena señalización bibliotecaria debe crear un
sistema visible permanente que garantice el acceso directo, inmediato y personal a la
información.

En definitiva, todos los aspectos de la biblioteca deben tenerse en cuenta porque todos
están vinculados a un mejor acceso de las personas a los libros y ese es nuestro objetivo
primordial.
Para tener en cuenta

 Cuando nos planteamos una planificación del espacio en la biblioteca, nos


referimos a algo que va más allá de lo meramente decorativo. Se trata de
pensar en un ajuste a las verdaderas necesidades tanto de los adultos como
de los niños que van a utilizar ese espacio.
 Lo esencial es cómo habitar ese espacio, es decir, establecer una relación de
vida entre las personas y los espacios. No se trata de organizar espacios y
tiempos para realizar acciones, sino también, o especialmente, de proyectar
espacios que den lugar a interacciones ricas y diversas entre las personas
con los objetos, en un entorno afectivo –sobre todo si es el espacio destinado
a los chicos– estéticamente bello (sin estereotipos en la decoración) y a la
medida de quienes lo utilizan.

Organizar el espacio de la biblioteca para


los chicos
Para organizar un espacio para los chicos, hay que tener en cuenta las mismas
recomendaciones que se señalan para la planificación general. Sin embargo, hay que
hacer mayor hincapié en que los muebles y estantes, por ejemplo, estén al nivel de los
ojos de los chicos para que puedan acceder sin dificultad a los libros, para que puedan
descubrir lo que les interesa de manera autónoma.

Considerar que el espacio de la biblioteca destinado a los chicos será el lugar para:

 Mirar cuentos e imágenes


 Escuchar narraciones
 Compartir libros con los adultos que los acompañan
 Jugar a juegos de mesa
 Mirar o leer con otros chicos
 Conversar con otros chicos sobre lo que van descubriendo
 Estar sentados en las sillas o en el suelo, leyendo cómodamente apoyados en
almohadones
 Retirar libros y llevarlos a sus casas en préstamo

A partir de este listado de posibilidades, se ve cómo la biblioteca para niños debe


asumir una variedad de funciones y los espacios deben estar organizados para que ello
suceda, aun sin contar con grandes presupuestos. Esto hace pensar en cómo planificar el
espacio para que los chicos puedan realizar dichas acciones, lleva a pensar en cómo
preparar el lugar para recibirlos, para que circulen con facilidad, etcétera.

Existen variados materiales que modifican los espacios sin ocasionar grandes gastos:
una tabla con listones puede ser un exhibidor de libros; un cartón puede convertirse en
un biombo; una reja de madera o un listón de madera con hilos con objetos colgando, en
separadores de rincones o zonas; una alfombra puede confeccionarse con retazos de
telas o uniendo trapos de piso, y unos almohadones en el piso pueden crear un espacio
delimitado y confortable para ponerse a leer o mirar libros.
Cabe recordar que se está hablando de la zona de lectura recreativa, no de la zona
destinada al apoyo de la actividad escolar que requiere mesas para disponer manuales,
carpetas y otros materiales que necesitan los chicos para resolver las tareas propias de la
escuela.

La biblioteca infantil debe pensarse en el marco general de la biblioteca. Además, es


importante poner en comunicación los servicios para adultos y para niños, para permitir
en la adolescencia una transición más fácil entre la biblioteca de los niños y la de los
adultos, por medio de una familiarización progresiva con los lugares y la colección.

Hay que considerar que la biblioteca infantil, más que una transformación, es una
adaptación de las normas de la biblioteca para adultos, dado que la biblioteca infantil
además de propiciar el espacio para el hoy, debe constituir la pedagogía de los futuros
lugares de lectura. El lugar infantil debe ir enseñando cómo manejarse dentro de la
biblioteca para acceder a los libros.

Imagine que a su biblioteca concurren muchas personas mayores


¿cómo considera que debe acondicionar el espacio para recibirlos?
Detalle por escrito los aspectos esenciales que no podrían faltar.

Sobre la colección
Organizar un espacio de lectura no sólo es pensar en el lugar físico, sino también en los
libros y otros materiales de lectura, ya que el acondicionamiento de una biblioteca es tan
cultural como pensar en su colección.

Una biblioteca con suficientes libros da la oportunidad de elegir a niños y adultos según
sus propios gustos e intereses. Una biblioteca con suficientes libros permite tanto el
acercamiento espontáneo a los libros, así como también la realización de las actividades
programadas (la hora del cuento, los encuentros con autores, los talleres, las guías de
lectura, las valijas viajeras, etc.).

¿Cuántos libros son suficientes?


Un primer criterio de evaluación de cuántos libros se necesitan es el tamaño de la
colección, que está vinculado tanto con aspectos cuantitativos como cualitativos. Es
necesario establecer una relación entre la densidad poblacional y la cantidad de libros
(libros per capita). Las pautas recomiendan la instalación de bibliotecas de servicios
generales de información en comunidades mayores a los 2.500 habitantes, con una
colección mínima de 10.000 ejemplares (3 a 4 ejemplares por persona). El crecimiento
anual se estima en 250 obras cada 1.000 habitantes. Las poblaciones con menor
densidad pueden estar atendidas por servicios ambulantes o por "bibliotecas sucursales"
de entidades mayores.

Los métodos cualitativos se aplican para determinar la calidad de la colección,


evaluando aspectos tales como: desarrollo por áreas temáticas, existencias, estado,
utilización y actualización.

¿Qué es la colección?
La colección, o también llamado fondo documental o fondo bibliográfico, es el
conjunto de materiales, en distintos soportes y formas de acceso, con que cuenta la
biblioteca y que pone a disposición de sus usuarios tanto para consulta como para el
préstamo.

Se trata de un aspecto tan prioritario, que debe mantenerse tanto si los presupuestos son
abundantes como si no lo son. La formación y desarrollo de la colección es
imprescindible para ofrecer buenos servicios y diríamos que en un orden de prioridades
tiene la mayor importancia sobre otros rubros del presupuesto de la biblioteca.

Ese conjunto de materiales que la biblioteca pone a disposición de los usuarios se divide
en materiales convencionales: libros, videos, CD y no convencionales: láminas, juegos,
juguetes, partituras, etcétera.

El concepto tradicional de selección y adquisición –establecido alrededor del libro


exclusivamente– ha ido evolucionando y actualmente se prefiere utilizar el concepto de
formación y desarrollo de colecciones que tiene como base y eje a la comunidad a la
cual va a prestar servicio.

¿Selección y adquisición o desarrollo de colecciones?

Se designa con el nombre de desarrollo de la colección, a las acciones referentes al


fondo documental. Se trata de una concepción dinámica donde una colección no es un
conjunto de materiales archivados; primero implica la formación, luego un desarrollo
periódico para que no se estanque y su consecuente mantenimiento.

Desde luego, no es tarea fácil, pero se debe trabajar para llevarla a cabo con eficacia,
tanto desde la institución misma como desde los organismos responsables de su
sostenimiento.

Para el desarrollo de la colección se requiere de una política basada en pautas básicas de


decisión, declaradas y asumidas, que guíen las acciones para ese objetivo. Su revisión
periódica garantizará el equilibrio del fondo documental, permitiendo la actualización
acorde con las nuevas necesidades. Implica realizar evaluaciones periódicas para saber
qué debe poseer la biblioteca (material existente y nueva producción editorial) y qué
descartar. Ambas, entrada y descarte del material, son importantes para el
mantenimiento de un fondo equilibrado, para satisfacer cada vez mejor las necesidades
de los distintos grupos de usuarios. En el caso de la animación y promoción de la
lectura, la colección constituye un aspecto muy importante, ya que sin libros u otros
materiales apropiados es muy difícil llevar adelante las prácticas de lectura.

Si se piensa en términos de desarrollo de colecciones, hay que tener en cuenta otros


aspectos relevantes que hacen a la toma de decisiones y definen una colección. Por
ejemplo:

 Cuando crece la comunidad, el grado de diversidad de las necesidades aumenta


proporcionalmente.
 A mayor grado de diversidad en las necesidades de los lectores crece la demanda
de programas cooperativos.
 Una biblioteca no debe satisfacer las necesidades de un solo tipo de lectores en
su comunidad.
De esta manera podemos apreciar mejor la aparición real de las necesidades de la
comunidad, este es el factor que marca la diferencia con el enfoque tradicional
(que se detenía en las características propias del libro y estándares abstractos de
calidad, por ejemplo: un libro podía evaluarse y calificarse como estéticamente
muy bueno, pero no lograba atraer a un lector o, se adquiría libros de nivel muy
académico para una población rural que no asiste a la universidad).

Para que una colección de una biblioteca sea efectiva debe responder al total de las
necesidades: prestar atención al material de consulta, a los libros recreativos, al sector
de literatura, por ejemplo, más que a los manuales escolares o a la necesidad de usuarios
específicos, mucho más si se está armando un proyecto de promoción de la lectura.
Esta es una labor compleja, no es algo que se aprenda completamente en un curso o por
medio de lecturas, sino que requiere práctica efectiva (que incluye cometer errores),
para que una persona llegue a ser eficiente en este proceso de formación y desarrollo de
colecciones.

Proceso de desarrollo de colecciones

Para la implementación de los servicios que realiza una biblioteca, se debe poner
especial atención en la conformación de la comunidad (estudios sobre usuarios y
público potencial, simples relevamientos hasta complejos muestreos), el tipo de servicio
que se quiere o puede brindar (forma de acceso) y el fondo documental con que cuenta
la biblioteca.

Los análisis de la comunidad proporcionan datos a las bibliotecas, que les permiten
establecer los mecanismos de participación de ella en el proceso de desarrollo de las
colecciones.

Las políticas de la colección deben cubrir aspectos tales como las donaciones, la
selección negativa (qué libros se descartan) y la cooperación (intercambio con otras
bibliotecas). Estas políticas se basan en una toma de decisiones permanente muy
importante porque, generalmente, no se pueden adquirir todos los libros que serían
valiosos para la biblioteca y tampoco se pueden conservar aquellos que hay que
descartar, intercambiar o volver a donar. Se trata de un equilibrio que hay que mantener
en relación a las necesidades de los tipos o grupos de lectores que tiene cada
comunidad.

Texto de Leticia Galindo sobre la formación y desarrollo de la


colección, para completar el tema tratado en la presente Unidad. Se
trata de "La colección en el marco de los servicios básicos". En: La Popular (Revista de
la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares). Año II, n.o 2, marzo 2001,
Buenos Aires.

Piense en su comunidad y luego realice una lista enumerando los


tipos o grupos de lectores que tiene esa comunidad: lectores
activos y potenciales; por ejemplo, ancianos, amas de casa, etc. Además, elabore otra
lista con el tipo de material de lectura que considera puede ser de interés a esos grupos
de lectores y deberían formar parte de la colección de la biblioteca, por ejemplo, libros
de cocina, novelas, revistas, etcétera.
A modo de cierre
Como cierre, le solicitamos que reflexione acerca de la siguiente
afirmación: “Frente a las numerosas 'animaciones' devoradoras de
tiempo y energía de nuestras sociedades de consumo, algunas bibliotecas prefieren la
simplicidad de la atención y recepción; prefieren el acto habitual de la lectura y la
calidad de las relaciones que esta pueda tejer. En este espacio comunitario –y sin que
importe su tamaño– se esfuerzan por crear, para todos, una atmósfera familiar: espacios
íntimos, donde uno pueda tomarse su tiempo para saborear con tranquilidad el placer de
una lectura compartida; un placer que lamentablemente, lo sabemos, hoy está reservado
a muy pocas familias.”7
Lea atentamente la cita. ¿Qué reflexión le merece?“Cuando se aúnan los esfuerzos,
todo resulta más sencillo y llevadero y, en todas las ocasiones, se sale enriquecido.
Trabajar en conjunto en función de la difusión del libro y la lectura hace que las
personas pierdan relevancia y tomen importancia las instituciones y el trabajo en
grupo. Esta forma de organización fortalece a los grupos de trabajo y enriquece a
quienes los forman”.

Castronovo, Adela. Nuevas propuestas en promoción de la lectura. Buenos Aires,


Colihue, 2007, p. 95.

Propiciar el encuentro
Esta unidad permitirá integrar y hacer conexiones con unidades anteriores, ya que
hablar del trabajo con otras instituciones apunta a la interrelación y a la cooperación.

Una biblioteca puede propiciar el encuentro con otras instituciones a través del propio
trabajo, en este caso, de la promoción y animación de la lectura.

Es importante pensar que tender redes entre la biblioteca y otras instituciones,


organizaciones o personas de la comunidad, aunar fuerzas y recursos para pensar
objetivos comunes, puede beneficiar en mucho la tarea de todos.

Cuando se habla de instituciones y personas de la comunidad se alude a escuelas, otras


bibliotecas, hospitales, centros comunitarios, hogares de niños o personas mayores,
medios de comunicación, etc. y cuando se dice gestionar enlaces con ellos, ya sea como
destinatarios finales o como mediadores, se apunta a: un espacio para leer en la radio o
publicar reseñas y recomendaciones en el periódico, entre otras posibilidades,
recomendado para los más grandes.

En algunos lugares del país (Chaco, La Plata) existen programas donde los abuelos
narran cuentos de manera voluntaria en las escuelas y bibliotecas. En otros sitios, la
biblioteca (Trenque Lauquen), por ejemplo, hace visitas a escuelas rurales llevando
libros con la “valija viajera”. En centros comunitarios, donde “madres cuidadoras”
trabajan con niños pequeños (El Bolsón) comparten sus libros y los de la biblioteca con
centros de salud de zonas rurales. También hay en Tres Arroyos bibliotecarios, de una
biblioteca popular, que se suman al trabajo de un proyecto comunitario, con la
organización de las actividades de lectura, en jardines de infantes o ferias de productos
artesanales.

Existen numerosos ejemplos en todo el país donde se puede observar la participación de


los bibliotecarios que, gracias a su formación, realizan un gran aporte al colaborar en la
coordinación de las actividades junto a profesionales y voluntarios.

Gracias al trabajo en red ha ocurrido que algunos grupos, con los libros y las personas
dispuestas a colaborar, pero que aún no habían conseguido un espacio para trabajar,
encontraron el ofrecimiento de alguna institución, y de esta manera comenzaron a
realizar sus proyectos. Trabajar en equipo no es tarea fácil pero, cuando se logra, la
planificación sin duda es enriquecedora.

Es importante valorar la tarea entre instituciones y, sobre todo, la elaboración de


proyectos que sostengan esas actividades conjuntas. En el caso del trabajo en conjunto
para la promoción de la lectura, no se trata de tener una actitud de militancia, donde se
sale a captar adeptos como si fuera un partido político. Es importante respetar la
voluntad de todos los que participan buscando las metas comunes, sin imposiciones y
con interés genuino por la tarea, tanto hacia dentro del equipo como hacia los
destinatarios de la comunidad.

Trabajar en promoción de la lectura es realizar con entusiasmo una tarea interesante, es


capacitarnos para hacerlo bien y brindar lo mejor de cada uno en una apuesta a futuro y
en beneficio de una comunidad, porque así lo hemos planificado.

Instituciones o personas que pueden trabajar en red

Abuelos cuentacuentos Clubes


Jóvenes que leen en voz alta Empresas de transportes
Bibliotecas Hospitales
Escuelas Hogares de niños
Jardines de infantes Comedores
Pediatras Hogares de personas mayores
Nutricionistas Librerías
Centros comunitarios Museos
Radio Universidades
Periódicos Etcétera.
Institutos terciarios

Actividades de promoción y animación de la lectura

 Lectura en voz alta


 Narración de cuentos
 Reseñas de libros
 Exposiciones de libros
 Valijas viajeras
 Ferias de libros
 Visitas guiadas
 Hora del cuento
 Visitas de autores o especialistas
 Guías de lectura
Etcétera.

¿Dónde se pueden realizar las actividades?

 Sala de la biblioteca
 Patio de la escuela
 Salita del jardín de infantes
 Club
 Plaza
 Aula
 Costanera del río
 Playa
 Campo
 Sala o patio de museo
 Comedor
 Galpón
 Jardín de una casa
Etcétera.

Imagine otras sugerencias para sumar a las listas de instituciones,


actividades y lugares donde realizar la promoción y animación a
la lectura.
Complete lo que le falta a estas posibles situaciones de trabajo en red:
1. Existe una biblioteca con libros para niños + un joven voluntario que podría ir a leer
en voz alta cada quince días ¿con qué otra institución se establecería la red? ¿En qué
lugar propone realizar las actividades?
2. Un proyecto comunitario realiza ferias para vender productos artesanales + existe un
parque público donde realizar las ferias ¿a quiénes contactaría para concretar
actividades de animación a la lectura y cuáles serían las posibles actividades?
3. Una biblioteca tiene suficientes libros para toda la comunidad y personal para realizar
tareas de extensión, pero no cuenta con transporte para trasladarse + una escuela rural
que tiene alumnos de 6 a 12 años y no tiene libros de ficción ¿qué personas o
instituciones podría convocar para hacer llegar los libros a ese destino?
4. Un grupo de narradoras retira libros de la biblioteca para narrar en la plaza de forma
semanal, pero concurre poca gente + la información de la actividad se realiza a través de
la cartelera de la escuela ¿dónde se le puede dar mayor difusión a estas presentaciones?
5. Profesores y alumnos de la carrera de museología quieren organizar una exposición
de libros antiguos + el museo local presta sus instalaciones ¿dónde pueden conseguirse
los materiales para exponer?
Envíe sus respuestas al tutor.

A modo de cierre
En el final de esta unidad, es oportuno a modo de recomendaciones, retomar con un
punteo los temas planteados desde el inicio para prestar atención a las cuestiones
esenciales que se deben tener en cuenta.
 El fin es acortar la distancia entre un libro y su potencial lector. Es necesario
insistir en que no existe una fórmula mágica o ideal, todas pueden ser válidas si
funcionan.
 No esperar resultados espectaculares o inmediatos. La animación debe ser
constante, y los resultados pueden ir produciéndose lentamente.
 Todos somos sujetos de animación en un momento determinado. La animación
no conoce edades.
 El fin es el de formar lectores y no leedores.

Bibliografía
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Aires, Ministerio de Desarrollo social, Unicef, Familias y nutrición. Plan de Seguridad
Alimentaria. 2005.

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__________. "Tramar la lectura". En: Jornada Biblioteca y ciudadanía. Organizada por


IBBY Uruguay / Liceo Francés y Escuela de Bibliotecología. Montevideo, octubre de
2002.

Cadavid Arango, C. A. . "¿Selección y adquisición, o desarrollo de colecciones?" En:


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http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/tesis/Human/medina nm/BIBLIO.PDF.

Castronovo, A. Nuevas propuestas en promoción de la lectura. Buenos Aires, Colihue,


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"Dossier I: El espacio en la biblioteca". En: Educación y biblioteca. Año 7, n.º 58,


Madrid, junio 1995.

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Galindo, L. "La colección en el marco de los servicios básicos". En: La Popular


(Revista de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares). Año II, n.º 2,
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Marina, José Antonio. "Las actividades de búsqueda". En: Teoría de la inteligencia


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Patte, G. "La lectura, un asunto de familia". En: Nuevas hojas de lectura. Fundalectura,
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"Programa de abuelas y abuelos cuentacuentos. Instructivo para coordinadores del


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Rives, C. “Una problemática del espacio: organizar, pensar, clasificar.” En: Parmegiani,
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Germán Sánchez Ruipérez, 1997.

Wolf, E. “Lamentaciones de una usuaria de bibliotecas”. En: La Mancha. nº 7, Buenos


Aires, agosto de 1998.

“El hombre que lee de viva voz se expone de manera absoluta a los ojos que lo
escuchan. Si lee de verdad, si pone en ello su saber y domina su placer, si su lectura es
un acto de simpatía con el auditorio tanto como con el texto y su autor, si logra que se
oiga la necesidad de escribir y despierta nuestra más oscura necesidad de comprender,
entonces los libros se abren de par en par, y la muchedumbre de aquellos que se creían
excluidos de la lectura se precipita tras él”.

Pennac, Daniel. Como una novela. Bogotá, Norma, 1997.

“Los chicos no leen”


"Los chicos no leen" (muchos adultos, tampoco), dice la remanida frase. ¿Qué hacer?
Leamos para ellos, leamos juntos en un encuentro de lectura.
Leer siempre convoca a muchos. Podrá existir una actitud de expectativa o negación al
comienzo, pero luego, una vez comenzada la lectura, nadie se resiste. Ocurre tal como
plantea Daniel Pennac. El escritor francés imaginó cuáles podrían ser los derechos del
lector y le dedicó un capítulo de su libro. De allí es el fragmento elegido como cita, el
derecho número 9, justamente el que el autor denomina: “Derecho a leer en voz alta”,
que ejemplifica muy bien lo que se desarrolla y se propone en esta Unidad.

Un poco de historia

Antes de entrar en el tema de la lectura en voz alta como recurso para la tarea de
promoción y animación, será interesante rastrear en la historia de la lectura y de los
lectores cuál era la función o necesidad de esta práctica.

La lectura tiene su historia y la lectura en voz alta tiene una instancia que la acerca a la
narración oral. En los primeros tiempos, algunas personas, generalmente los más viejos
de una comunidad, se encargaban de transmitir las experiencias a los miembros del
grupo, porque habían vivido los hechos que los más jóvenes aún no habían atravesado.
Pero también, porque les otorgaban a estas historias un valor necesario de ser
transmitido, y porque habían aprendido, a su vez, a narrarlas de sus mayores. Los viejos
eran la memoria de la especie. Sentados alrededor del fuego contaban lo sucedido, o se
decía que había sucedido. Los hechos contados pasaban a formar parte de la memoria
del grupo. Umberto Eco dirá que hoy los libros son "nuestros viejos", porque se ha
perdido en parte aquella costumbre de la narración oral y el libro, de alguna manera, la
estaría reemplazando.1

1. Eco, Umberto. “Por qué los libros prolongan la vida”. En: La Nación, Buenos Aires,
18 de agosto de 1991.

Con la invención de la escritura y luego de la imprenta se fijó la palabra. Poco a poco


aquellos hechos, historias, conocimientos, comenzaron a propagarse, no solo de manera
oral, sino también, por escrito.

Sin embargo, por años, la lectura fue una experiencia privada, de la minoría de las
personas instruidas. Pocos podían acceder a los libros. Por otra parte, leer un libro
siempre fue una tarea complicada: primero el desciframiento de los signos alfabéticos –
que sólo es una condición previa– y luego, el ejercicio de la lectura propiamente dicho.
Esos pocos que sabían leer pasaron a ocupar el papel de lectores. En realidad, a lo largo
de la historia, los libros han tenido más oyentes que lectores.

La lectura, entonces, la ejercía el que sabía leer, pero, además, la práctica de la lectura
en voz alta tenía que ver con la posibilidad que esta manera de leer ofrecía para la
comprensión: leyendo en voz alta era más fácil hacer la separación de las palabras que
hasta entonces estaban unidas, ya que el texto no tenía puntuación. El que puntuaba era
el lector y era necesario tener una formación especializada para saber marcar los lugares
donde terminaba una idea, donde hacía falta una pausa, un énfasis.

En la Roma clásica, los lectores se preparaban para leer en voz alta un texto, como hoy
lo haría un intérprete de música con su partitura. “La lectura considerada como tal",
señala Emilia Ferreiro, "era en voz alta. La lectura silenciosa era posible, pero no se
consideraba lectura. Leer realmente era devolverle la voz al texto de manera similar a lo
que acontece con la música; esto es, un músico puede leer una partitura sin tocarla, pero
nos resulta difícil decir que sabe leer esa partitura hasta que la ejecuta”.2

2. Ferreiro, Emilia. Cultura escrita y educación. Conversaciones con Emilia Ferreiro.


México, FCE, 1999.

El pasaje de la lectura en voz alta a la silenciosa se da en la Edad Media por dos


circunstancias. Por la separación de las palabras –que introdujeron los escribas
irlandeses y anglosajones–, factor que permitía leer con mayor rapidez; y, además, por
el cambio de soporte: el códice (cuadernillos) sustituyó al volumen (rollos).

Es muy conocida la anécdota de San Agustín que cuenta la sorpresa que tuvo al visitar a
San Ambrosio, Obispo de Milán, y encontrarlo leyendo de una manera que él nunca
antes había visto: silenciosamente, sólo con los ojos y con la mente, sin emitir sonido
alguno, sin mover siquiera los labios. San Agustín había pasado por escuelas
importantes de la época pero nunca había imaginado que se pudiera leer sin pronunciar
las palabras.

Lecturas compartidas

Entre los siglos xv y xvii, la práctica de la lectura oralizada tuvo un amplio público de
“lectores” populares (lectores en el sentido de oyentes) que incluía tanto a los
semianalfabetos como a los analfabetos. “El alto grado de analfabetismo no constituía
en principio un obstáculo para la existencia de un público muy numeroso: bastaba con
que en una familia o en una comunidad hubiese una persona que supiese leer para que,
virtualmente, cualquier texto llegara a ser disfrutado por muchos”, según señala Margit
Frenk.3

3. Chartier, Roger. "Lecturas y lectores 'populares' desde el Renacimiento hasta la época


clásica". En: Cavallo, Guglielmo y Chartier, Roger (dirs.). Historia de la lectura en el
mundo occidental. Madrid, Taurus, 1998.

La lectura era una actividad social que tenía lugar en talleres, establos y tabernas, o en el
hogar. Así, mientras los niños jugaban, las mujeres cosían y los hombres reparaban
herramientas, uno del grupo que fuera capaz de descifrar un texto leía a sus compañeros
o familiares. Otros ejemplos: en Australia, entre las familias protestantes, La Biblia se
transmitía de generación en generación por vía de la lectura femenina. Más adelante, en
el siglo xix grupos de artesanos, sobre todo cigarreros y sastres, se turnaban en la lectura
o contrataban a un lector para entretenerse mientras continuaban trabajabando. Sabemos
también de los labriegos anarquistas de Andalucía, quienes compraban un diario y el
que sabía leer lo hacía para los demás. Esto ocurría en Europa. En la Argentina,
encontramos algunas prácticas similares, por ejemplo, es bien conocida la historia de
que el Martín Fierro era leído a los paisanos en las pulperías.

La literatura ha registrado estas escenas de lectura en voz alta, de lectura compartida.


Por ejemplo, en la Primera Parte del Quijote, donde los segadores congregados en la
venta de Juan Palomeque escuchaban la lectura de tres novelas, que ni ellos ni el
ventero habían comprado, sino que las habían encontrado en una maletilla vieja
abandonada por un viajero. Se podría hacer un rastreo entre las obras de la biblioteca y
seguramente la lista sería numerosa, además de mostrar los modos de leer de otras
épocas, permitiría pensar cómo se van configurando las nuevas modalidades de lectura
y preguntarnos cómo son “los nuevos lectores”.

Actitudes, posturas, libros


A lo largo de la historia de la lectura siempre existieron maneras contrapuestas de uso
de los libros. Así, hubo prácticas rígidas, profesionales y organizadas, pero también
prácticas más libres, independientes y no reglamentadas.

Algunas reglas sobre los modos de leer provienen de las concepciones pedagógicas que
indicaban cómo debía ser el comportamiento de los lectores. Por ejemplo, se debe leer
sentado manteniendo la espalda recta, con los brazos apoyados en la mesa, con el libro
delante, y, además, con absoluta concentración, sin movimiento alguno, y en total
silencio. Se indicaba también no ocupar un espacio excesivo y leer de un modo
ordenado y pasando las páginas cuidadosamente, sin doblarlas. Sobre estos principios se
han diseñado salas de lectura de bibliotecas públicas.

Como señala Armando Petrucci, “los demás modos de leer, cuando lo hacemos a solas,
en algún lugar de nuestra casa, en total libertad, son conocidos y admitidos como modos
secundarios”4 y a veces considerados potencialmente subversivos.

4. Petrucci, Armando. “Leer por leer: un porvenir para la lectura”. En: Cavallo,
Guglielmo y Chartier, Roger. Op cit.

Los nuevos lectores, y en general los jóvenes rechazan aquellas maneras más
disciplinadas y rígidas y nos muestran un comportamiento y una disposición diferentes.

Ponerle voz a los textos


La narración oral, la lectura en voz alta y la lectura silenciosa se han sucedido a lo largo
del tiempo y también han sabido convivir. Son maneras distintas que no han perdido
vigencia. Veamos entonces, cómo recuperar estas modalidades para darles un nuevo
sentido y una valorización a la práctica de la lectura en la actualidad.

En principio, podríamos preguntarnos por qué leer a otros (niños o adultos) en voz alta.

Una posible respuesta sería que, además de ser atractivo y permitir una comunicación en
el grupo, puede ayudar a recuperar el interés por las historias y por llegar al libro por sí
solos.

Dice Ana María Pelegrín: "El libro oído, visto, tocado, olido, el desciframiento
emocional, oral, sensorial, el libro, lectura compartida con otro, le ayudará en su
contacto posterior con la letra impresa, motivando una lectura gozosa".5

5. Pelegrín, Ana. La aventura de oir. Cuentos y memorias de la tradición oral. Madrid,


Cincel, 1986.
En caso de elegir el camino de la lectura en voz alta como una herramienta interesante
para un taller, convendrá tener en cuenta algunos aspectos que se plantearán en estas
páginas.

Es conveniente hacer una prueba antes de elegir textos para leer a los chicos. Se puede,
primero, leer entre adultos (una reunión con otros bibliotecarios o animadores o con
amigos).

Tomen estos ensayos previos como un motivo para descubrir textos nuevos o retomar
aquellos que tanto les gustaron alguna vez (¿cuándo fue eso, cómo y dónde lo leyeron,
quién lo leyó?). También será un descubrirse como lectores antes de compartirlo con los
chicos.

Momentos
La selección de los textos y la lectura "a solas", sería una primera instancia y la lectura a
otros, en voz alta, la segunda. ¿Cómo transitar ese pasaje? Intenten primero "escuchar"
qué les dice el texto o los textos elegidos. Ningún texto es igual a otro, cada uno pedirá
una lectura particular. La entonación para cada género y situación que presente el texto
será un punto clave, porque los distintos tonos, volumen de voz, altura, contribuirán a
crear ese clima adecuado y requerido para cada caso. Por ejemplo, si está presentando
un personaje que encarna al malvado de la historia, generalmente usará una voz más
grave que cuando está hablando una pulga traviesa. Son sólo algunas sugerencias, no se
debe caer en rigideces. Además, cada texto reclama algo particular y es posible que se
encuentren con un ogro muy sensible y arrepentido o triste, entonces, seguramente no
tendrá la voz de ogro que se espera.

Inauguremos aquí una sección que llamaremos "Desde el comienzo", con los
fragmentos iniciales de distintos textos. Esas primeras oraciones capaces de despertar a
un oso en invierno y provocarnos para seguir leyendo y escuchando.

Ejemplos
Así, no leemos de igual modo este comienzo: "Su luna de miel fue un largo escalofrío",
de Horacio Quiroga en "El almohadón de plumas"; que la hondura y sutil pudor que
reclaman estos versos de Alfonsina Storni:
"No las grandes verdades yo te pregunto,
que no las contestarías; solamente investigo,
si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
por los oscuros patios en flor, paseándose".
Storni, Alfonsina. "Palabras a mi madre". En: Selección poética. Buenos Aires, Losada,
1996.

Y ¿cómo leeríamos este texto tan absurdo?: "A las 9 de la mañana del domingo el señor
Lanari empezó a destejerse". Wolf, Ema. Los Imposibles. Buenos Aires, Sudamericana,
1988.

Y si probamos con una carta de amor, por ejemplo, de Napoleón a Josefina: "Llegué a
Milán y me precipité en tu habitación; lo dejé todo por verte, por estrecharte en mis
brazos..."
Viola, Liliana. Amores para armar. Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1992, Libros
para nada.
¿Cómo comenzaríamos un cuento de fantasmas como éste?
“A menudo fingí creer en fantasmas y fingí creerlo festivamente, y ahora que soy uno
de ellos comprendo por qué las tradiciones los representan dolientes e insistiendo en
volver a los sitios que conocieron cuando fueron mortales”.
Marías, Javier. "Cuando fui mortal". En: Cuando fui mortal. Madrid, Punto de lectura,
2000.

Hasta aquí la literatura, pero si queremos leer un texto informativo acerca de un tema,
¿por qué no leerlo también en voz alta?

“Por varios motivos el Benteveo Común nos resulta familiar. No teme la presencia
humana y llega entonces a habitar las plazas y parques de las ciudades más concurridas.
Su tamaño y fuerte colorido, junto con su carácter confiado lo ponen en evidencia. Pero
seguramente, es su canto lo que más llama la atención. El fuerte grito 'ben-te-veo' le ha
proporcionado los más variados nombres: 'bichofeo', 'pitogüé', 'pitojuán', 'cristofué',
'diostedé', 'quintové', etc”.
"Benteveo Común". En: Canevari, Pablo y Narosky, Tito. Cien aves argentinas. Buenos
Aires, Albatros, 1995.

Otra posibilidad
"Javier Villafañe nació en Buenos Aires, en el Barrio de Almagro en 1909. Su actividad
literaria comenzó mientras cumplía el servicio militar. Allí organizó una biblioteca, y
dio clases para los conscriptos que no sabían leer...”.
Mehl, Ruth. Con este sí, con este no. Buenos Aires, Colihue, 1992.

Algunas recomendaciones
Leer en voz alta no requiere necesariamente una actuación de tipo teatral o la
composición minuciosa de personajes, dejemos eso a los actores. Nosotros somos
apenas unos entusiastas que buscamos hacerlo bien y no robarle el protagonismo al
texto elegido, ya sea por poner demasiado énfasis en nuestra presencia o, por ejemplo,
por tener dificultades con la lectura. Es importante recordar que se trata de un acto de
comunicación con los otros y debemos estar atentos a quienes nos escuchan.

Comprender y meternos en lo que estamos leyendo de alguna manera hará que nuestra
actitud corporal, nuestra voz o nuestra mirada cambien y provoquen interés en nuestros
oyentes.

Como ya se señaló, una vez que el texto ha sido seleccionado será conveniente
conocerlo muy bien, esto es, leerlo antes, comprenderlo. Incluso hacer marcas que
permitan saber dónde detenerse, hacer una pausa, un silencio distinto de otro, marcar
otra entonación.
Si no se hace una lectura comprensiva previa, se corre el riesgo de concentrarse
demasiado en la decodificación del texto, más que en su comunicación. Esa falta de
comprensión del lector traerá dificultades en la comprensión de los oyentes.

Para comenzar, será conveniente tener en cuenta la respiración. Respirar hondo y que el
aire inunde todo el cuerpo permitirá estar más relajados. Respirar en las pausas que se
marcan evitará agotarnos y mantener la voz para pronunciar las palabras con claridad.
Prestar atención a la postura y expresividad corporal: leer en voz alta es también
incorporar el lenguaje de los gestos, cada movimiento es un mensaje para los demás.
"Lo que da valor al gesto es el ritmo, un ritmo que tiene su origen en el fondo de
nosotros mismos […] es un movimiento de dentro hacia fuera..."6, y esto permitirá que
esa exteriorización sea equilibrada, genuina y que no se convierta en mera gesticulación
hueca y estereotipada.

Cuando decimos "gesticulación hueca y estereotipada"7 nos referimos a los gestos muy
exagerados donde parece que fuera necesario que cada palabra esté acompañada por un
gesto. Algo parecido a aquella representación de los versos escolares:
"En el cielo las estrellas..." estiramos y levantamos un brazo hacia arriba y seguimos
"[…] en el campo las espinas..." y ese brazo lo bajamos bruscamente hacia el suelo, "y
en el medio de mi pecho..." y llevamos los dos brazos al corazón. ¿Se acuerdan?

6. Argerich, Carmen y María, citadas en "Guía para promotores de lectura". México,


Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/FNBA/PROLECTURA, 1990.

7. ¿Qué es un estereotipo? Un estereotipo es una imagen esquemática, simplificada,


superficial de alguna cosas o persona. Esta imagen se nutre de generalizaciones,
opiniones de segunda mano y prejuicios; y se reproduce y multiplica irreflexivamente.
No penetra en ella la realidad compleja, rica y contradictoria. Es una imagen
prefabricada y empobrecida que existe y persiste porque sustituye la observación y
reflexión. “Quien usa estereotipos se resigna a ver con ojos ajenos”. (Doppert, Mónika.
“Dibujar para los niños venezolanos”. En: El libro-álbum: invención y evolución de un
género para niños. Venezuela, Banco del Libro, 1999.

Esto no está ni bien, ni mal, lo que queremos decir es que no necesariamente se debe
hacer gestos durante toda la lectura. No hacer gestos no significa ser inexpresivo. A
veces una mirada, o un pequeño cambio en la voz será suficiente.

Imaginen la secuencia de una fotonovela, donde hay un hombre


que le declara su amor a una mujer. Es sabido cómo en estas
fotografías de los cuadritos de las fotonovelas la expresión de los personajes
generalmente es rígida y estereotipada. Así, cuando el hombre le dice a la mujer, “te
amo", queda con la cara congelada, los ojos mirando al vacío y la boca abierta. Prueben
hacerlo. ¿Ya está? Ahora imaginen cinco caras posibles para decir: “te amo", diferentes
de la que presenta la fotonovela, menos estereotipadas, más naturales. Pueden decírselo
al espejo para observar la gesticulación, y grabarse al mismo tiempo.
Luego al escucharse, medirán los tonos y volúmenes de la voz. Lo más importante: no
se sientan ridículos.

Otro ejemplo exagerado, pero igualmente útil para percibir las


posibilidades de cambio de voces, es el de la historieta. Diga la
siguiente frase con la expresividad que corresponda a cada uno de los globos que la
encierran:
¿Qué libro?
¡Qué libro!
Que libro...
Ensaye con otras frases para reemplazar a la anterior, por ejemplo:
¿Dónde está el perro? ¡Cómo está lloviendo! ¡Hace frío! ¡Qué
película! Entre otras.
También puede ser divertido y muy útil, antes de leer los textos o en el transcurso de la
lectura, hacer algunos ejercicios que se practican en los cursos de locución, como por
ejemplo: decir los días de la semana o los meses del año u otras secuencias similares,
con distinto tono, volumen, actitud corporal, etc. Puede ayudar a dar más soltura y
practicar ya que la preocupación en este caso, no estará puesta en el contenido. No dejen
de hacer el listado por escrito: lunes, martes. miércoles... enero, febrero, etc.

¿Qué debe tener en cuenta?

 La selección del texto


 Voz, tonos, volumen
 Gestos, miradas
 Ritmos, silencios, pausas
 Climas, atmósfera
 Los oyentes

En los casos que se presentan le solicitamos que repare en las


preguntas formuladas para cada texto en particular. Anímese a
expresar con su propio tono las voces de los textos, teniendo en cuenta lo que se ha
planteado hasta aquí.
En esta y en las siguientes actividades podrá utilizar, si lo desea, el recurso del
grabador para escucharse.
1. En el cuento de Gustavo Roldán, "Como si el ruido pudiera molestar”, el narrador nos
instala en el momento previo de la muerte de un habitante del monte, que luego se sabrá
era el Tatú. ¿Qué tono de voz sería conveniente usar para ese narrador del comienzo? Y
¿cómo puede cambiar cuando comienza a hablar del Tatú?

2. ¿Qué voz tendrá el personaje de Toby, de Graciela Cabal, que a veces cree que habló,
pero no pudo? Cabal, Graciela. Toby. Buenos Aires, Norma, 1997.
3. ¿Cómo dar distintos tonos al "verde", de El hombrecíto verde de Laura Devetach que
a veces define un libro o una puerta, y otras un balanceo, un ruido o un silencio. ¿Cómo
puede ser verde un balanceo o un silencio al leer el cuento?
Como ayuda recuerde aquellos versos de Federico García Lorca: "Verde que te quiero
verde..." ¿Cómo seguía?.
Devetach, Laura. El hombrecito verde. Buenos Aires, Colihue, 1997.

4. Inés tiene un monstruo en el bolsillo (¿existe en verdad ese monstruo o qué


representa en la vida de Inés?). ¿Cómo será la voz de la protagonista de la novela de
Graciela Montes, Tengo un monstruo en el bolsillo?
Montes, Graciela. Tengo un monstruo en el bolsillo. Buenos Aires, Sudamericana,
2000.

5. Los magos tienen voz, y si son grandes magos, ¿qué voces tendrán? Qué voz le
pondría a un cuento brevísimo que describe una situación cargada de magia como "El
anciano gran mago" de Javier Villafañe.
Villafañe, Javier. "El anciano gran mago". En: Breve antología de cuentos. Buenos
Aires, Sudamericana,1999.
6. Un matrimonio se adueñó de una gallina: "La gallina de los huevos duros". ¿Cómo
hablará el hombre que la robó del gallinero? ¿Y su mujer? El cuento es de Horacio
Clemente.
Clemente, Horacio. La gallina de los huevos duros. Buenos Aires, Sudamericana, 1990.

7. "Algo que cae" es otro brevísimo cuento, de Ricardo Mariño. ¿De qué manera puedo
ponerle el vértigo de la situación que se describe?
Mariño, Ricardo. Cuentos espantosos. Buenos Aires, Sudamericana, 1991.

8. Caperucita roja es un personaje muy conocido por todos. Si se lee su versión original,
la haría, tal vez, con un tono cargado de dramatismo. Pero en la versión de Esteban
Valentino los personajes del tradicional cuento aparecen cambiados. El autor parodia la
historia. Entonces,¿cómo se mostrarán al Lobo y a Caperucita?
Valentino, Esteban. Caperucita Roja II. Buenos Aires, Colihue, 1995.

9. "Chingolo" es el personaje de un cuento de Silvina Ocampo. En realidad, su nombre


es Horacio y es amigo de un árbol. Un día el árbol le habló y le preguntó: "¿En qué
querés transformarte?" ¿Cómo se imaginan este diálogo? ¿Qué tono le pondrían a
Chingolo y a este árbol que habla?
Ocampo, Silvina. La naranja maravillosa. Buenos Aires, Orión, 1977.

10. Los bosques, la selva, siempre encierran peligros y misterios, también son
escenarios de fábulas como "Las relaciones peligrosas" “Una cierva se enamoró de un
tigre. Temía acercarse a su amado, eficaz cazador. Cierta tarde, decidida a morir
devorada antes que de amor...”. ¿Cómo leerían un diálogo tan arriesgado?
Birmajer, Marcelo. Fábulas salvajes. Buenos Aires, Sudamericana, 1996.

Con una descripción más naturalista Horacio Quiroga nos presenta a La ñandurihé:
“Hasta el día de hoy, las gentes del norte no han podido ponerse de acuerdo sobre la
ñandurihé. Esta víbora representa, sin género alguno de duda, al más venenoso ser de la
creación”. (Si recupera la voz, sería muy interesante que siguiera leyendo estas Crónicas
del bosque).
Quiroga, Horacio. Crónicas del bosque. Buenos Aires, Cántaro, 2000.

11. Perla Suez en El árbol de los flecos nos cuenta viejas historias de Oriente y
Occidente. ¿Cómo será la voz para transmitir historias lejanas?
Suez, Perla. El árbol de los flecos. Buenos Aires, Sudamericana, 1996.

12. Víctor es el protagonista elefante del cuento de Elsa Borneman "Un elefante ocupa
mucho espacio". Víctor decidió convocar a la huelga de animales en el circo donde
vivía. Piensa "en elefante" y “tiene una idea tan enorme como su cuerpo...". ¿Cómo será
su voz? Seguramente en la biblioteca donde trabaja encontrará otras historias de
animales que se revelan ante el maltrato de los hombres. Por ejemplo, Rebelión en la
granja de George Orwell.
Bornemann, Elsa. Un elefante ocupa mucho espacio. Bogotá, Norma, 1996.

13. En el borde de un barranco, de Jorge Accame, se narra una historia con mucho
misterio que deja perplejo al lector, a menos que se crea en fantasmas y aparecidos. Tal
vez, en este caso, convenga una voz neutra y pausada que acompañe el ritmo del relato.
¿Conoce historias similares que hayan ocurrido en su provincia? ¿Podría narrar alguna?
Téngalo en cuenta para algún encuentro de lectura y narraciones orales.
Accame, Jorge. Ángeles y diablos, Buenos Aires, Alfaguara, 2000.

Desafíos en el final...
14. Si ha llegado hasta aquí, podrá llevar a cabo la lectura en voz alta de dos textos tan
desafiantes como los anteriores, pero con un toque de humor sorprendente. Se trata de
"Parichempre" y "Charlando un rato", de Luis María Pescetti, dos diálogos
“complicados”.
Pescetti, Luis María. El pulpo está crudo, Buenos Aires, Alfaguara, 1999.

15. Una lectura interesante para regalar y regalarse es la de una “bendición”, como la de
Dragón, de Gustavo Roldán, pero antes, le recomendamos leer la “maldición”. Para
cada maldición, siempre habrá una bendición.
Roldán, Gustavo. Dragón, Buenos Aires, Sudamericana, 1997

Busque en la biblioteca los textos que se citan como ejemplo de


distintas maneras de leer, en la Sección que denominamos "Desde
el comienzo" y “Buscando las voces de los textos”, seguramente encontrará varios de
ellos. Luego, haga la práctica de la lectura del texto completo, primero para sí, después
para otros adultos y, finalmente, para los chicos.

A modo de cierre
Se cierra este capítulo, o esta dura, pero divertida prueba, con un fragmento de una
entrevista a Silvina Ocampo donde ella cuenta una experiencia como lectora en su
infancia.
"N.U: ¿Quiénes te leían, Silvina?
S.O.–Me leía Angélica, mi hermana, especialmente ella porque le gustaba leer. Yo le
leía a mi madre porque imitaba a Angélica leyéndome a mí, pero un día, mientras yo
leía, mi mamá se quedó dormida. Yo no me dí cuenta enseguida y le preguntaba: 'Te
gusta'; ella movió la cabeza un poco y yo decía para mí 'Sí, cómo le gusta', y seguía
leyendo, y cuando me dí cuenta de que dormía y que no había oído nada de lo que más
me gustaba, tuve una desilusión. Lloré, lloré y lloré hasta que llegó la noche. Yo me
decía 'yo no entiendo cómo mamá no me ha oído leer' y yo había leído como nunca, con
expresión, de un modo distinto...”. Ulla, Noemí. Encuentros con Silvina Ocampo.
Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982. Colección Diálogos.

Fragmentos de textos literarios recomendados para seguir haciendo


prácticas de lectura en voz alta a un público joven y/o adulto.

En www.paginassueltas.com.ar encontrará texto leídos por sus propios


autores.

“El cuento es un caballo: un medio de transporte, con su andadura propia, trote o


galope, según el itinerario que haya de seguir...”.9

Calvino, Italo. Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid, Siruela, 1994, p.53.
Leer y contar
¿Para qué contar cuentos cuando las palabras ya están en los libros? ¿Es necesario elegir
entre contar y leer? ¿Cuál es el lugar de cada uno? ¿Qué importancia tiene la presencia y
la proximidad de quien da forma a un relato?

Estos y otros interrogantes pueden servir para comenzar a hablar del espacio reservado a
la narración oral en la promoción de la lectura.

Además de las preguntas, nada mejor que ejemplificar el tema con una historia, pero
una historia elegida especialmente, que ayudará a comprender las causas y efectos del
narrar. Se trata de uno de los cuentos del Decamerón1, libro del escritor italiano
Giovanni Bocaccio y que otro escritor italiano, Italo Calvino, utiliza con el fin de
mostrar cualidades que debe tener un narrador para mantener vivo el deseo de escuchar
del auditorio.

Calvino, en su ensayo, señala que parte del secreto reside en el ritmo y, con un ejemplo
muy claro, dice: “todos conocen la sensación de incomodidad que se tiene cuando
alguien que pretende contar un chiste no sabe hacerlo y se equivoca en los efectos, es
decir, en las concatenaciones y en los ritmos, sobre todo”.2

1. Boccaccio, Giovanni. Decamerón. Madrid, Alianza, 1987. (Edición citada por


Calvino, pero hay numerosas ediciones del libro).

2. Calvino, Italo. Op. cit. p. 51.

En el cuento de Boccaccio, citado por Calvino, se narra la historia de un grupo de damas


y caballeros invitados por una señora florentina a su casa de campo. Después del
almuerzo, salen a dar un paseo a pie hasta una localidad vecina. Para hacer más
llevadero el camino, uno de los caballeros propone contar un cuento que la señora
agradece. A poco de andar, descubren los caminantes que la historia era en sí bellísima,
pero el caballero narrador la estropeaba gravemente, con repeticiones innecesarias,
equivocándose, cambiando un nombre por otro, causando molestia en los oyentes. La
señora, entonces, se dirigió al narrador ocasional diciendo: “–Señor, este caballo vuestro
tiene un trote demasiado duro, por lo que os ruego que me dejéis seguir a pie.

El caballero, más buen entendedor que narrador, comprendió el sentido de la frase, y


captando el aviso empezó otros relatos, dejando sin concluir el que había empezado y
seguido mal”.3

3. Boccaccio, Giovanni. "Jornada sexta: Narración primera". En Decameron. Barcelona,


Bruguera, 1978, pp. 317-318

Estas dificultades que tuvo el narrador en unir, enlazar unas cosas con otras y en
manejar el ritmo, como se ve, son comparadas con el mal andar de un caballo. Por eso,
retomando lo que Calvino dice en la cita de apertura de la Unidad. "Pero la velocidad de
que se habla es una velocidad mental. Los defectos del narrador torpe enumerados por
Bocaccio son, sobre todo, ofensas al ritmo, además de defectos de estilo, porque no usa
las expresiones apropiadas a los personajes y a las acciones, es decir, que, bien mirado,
aun en la propiedad estilística se trata de rapidez de adaptación, agilidad de la expresión
y del pensamiento".4

4. Calvino, Italo. Op. cit. p. 51.

Pero continuemos, porque leyendo y narrando se hace camino, es la mejor manera de


aprender, además, quedan testimonios por descubrir que van a dar un buen ritmo de
trote o galope.

Antes de seguir, y para ir acompañado, busque en la biblioteca el


Decamerón de Giovanni Boccaccio y lea el cuento de la Jornada
Sexta, Narración Primera. Observe, por la manera que tiene el autor de contar (aunque
aquí sea por escrito) si experimenta la sensación de un buen o un mal andar del caballo.

La narración oral: un camino hacia la


lectura
A todos nos gusta que nos cuenten historias, y también puede ser un recurso para
entusiasmar a los posibles lectores a que luego lean por sí mismos una historia, incluso
para volver a contarla. La narración oral es valiosa en sí misma y hay personas que la
realizan de manera profesional, pero también hay quienes gustan de contar y lo hacen
con mucha gracia, frescura y dando especial lugar a la historia que están contando, sea
de la tradición oral o tomada de un libro. Como aquí estamos trabajando con el tema de
la lectura puede ser útil empezar por relatar cualquier tipo de historia pero habrá que ir
llevando la atención hacia las historias que se encuentran en los libros.

No hay que establecer una rivalidad entre la narración oral y la lectura, ambas son
valiosas en sí mismas y también se complementan.

Como se dijo, puede ayudar, si ya se ha convocado a la gente, empezar por contar


historias de vida, o situaciones que les hayan ocurrido, recuerden y quieran transmitirlas
al grupo. Las personas mayores, sobre todo, disfrutan mucho de compartir esos relatos:
anécdotas del día, episodios de un viaje, aventuras de la infancia, tal vez simples
hechos, pero que por algo se destacan. Claro, no se trata de contar una anécdota nada
más, habrá que encontrar la manera de contarla para que quienes escuchen se sientan
atraídos, no se aburran y disfruten del relato. Cierta vez, en un pueblo de Misiones, una
mujer contó, con gracia y destreza, cómo su familia, en el campo, la llevaba a los
velorios de los vecinos. Ella era muy chica y cuando regresaba a la casa, recreaba con
sus hermanos mayores la ceremonia de llantos por el muerto, pero con ranas que
cazaban en la laguna. Ese episodio narrado fue bueno para el grupo, para comenzar a
compartir lo más cercano y familiar, antes de explorar libros y hacer lecturas. Y si el
relato narrado oralmente ha sido tomado de un libro, es bueno mencionar el título y a su
autor. Después de ese intercambio de oralidad puede caber una lectura en voz alta para
que el libro también tenga presencia en la reunión.

Formas de narrar, formas de escuchar


Existen distintas técnicas para narrar (el narrador se ubica sentado frente a los oyentes,
otros parados, algunos se desplazan, otros permanecen quietos, algunos hacen cambios
de voces, otros eligen la voz del narrador, etc.). En vuestro caso tomarán los recursos
con que cuentan y los que puedan ir aprendiendo. Es aconsejable seleccionar de cada
técnica aquello que sume a cada modo natural de narrar. Anne Sophie (81 años), una
narradora de Dinamarca, la mayor de tres generaciones de narradoras en la misma
familia, habla de su experiencia. Si bien de otro país, común a lo que puede ocurrir en
cualquier lugar de la Argentina: “cuando cuento es como si las caras que están frente a
mí se transformaran. De repente es sobre ellos sobre quienes estoy contando. Y si ocurre
algo inesperado allí entre el auditorio el contacto que se establece se nota
claramente...”.5

5. “Tradición viva. Conversación entre tres contadoras danesas escuchada por Göran
Hemberg”. En: El Urogallo. Revista literaria y cultural. N.º 106. Madrid, marzo 1995,
pp. 76-82. (Especial cultura nórdica).

En este capítulo se incluyen algunos consejos que dan quienes se dedican a la narración
oral que pueden ser muy útiles a la hora de lanzarse con este desafío

El contar cuentos es algo muy antiguo y la práctica, que hoy se continúa haciendo es un
acto muy intenso de comunicación. Por eso, cuando sucede, las personas se sientan en
círculo o semicírculo como si estuvieran alrededor del fuego, como en la antigüedad,
para estar tranquilos y a la vez muy atentos por lo que van a contarles. Un narrador se
entrega en cada relato y con la historia produce como un encantamiento que mantiene
en una actitud de sobrecogimiento y atención.
El acto de contar se puede recrear entre adultos como entre niños, ambos disfrutarán
mucho de ese regalo de palabras. Podrá ocurrir en la biblioteca o en una plaza, cualquier
lugar es propicio si se sabe crear el clima y convocar al círculo. Sentarse en sillas o en
almohadones o alrededor de una manta, todas esas opciones son válidas. Con esta
actividad, el viejo oficio de contar revive con el bibliotecario, con el maestro u otro
mediador de la comunidad.

Recuerde las sugerencias de la Unidad informativa 1 sobre la lectura en voz


alta.

¿Cómo empezar?
En Japón existe la costumbre de encender una vela antes de empezar a contar que se
apaga cuando finaliza el cuento. Se trata de una forma de enmarcar un acontecimiento
que es importante, casi un ritual. Todas las bibliotecas de ese país destinan un espacio o
rincón para realizar narraciones. Puede ser un recurso a utilizar para comenzar a crear
un clima propicio para la lectura.

Ayudará tener en cuenta algunos consejos a modo de ABC de la narración oral, a partir
de la bibliografía específica consultada.

En primer lugar, hay que elegir cuidadosamente los cuentos. Será bueno seleccionar
aquellos cuentos que los conmuevan emocional o estéticamente, en los que se sientan
implicados de alguna manera para poder transmitirlo mejor.
Una vez elegido el cuento para narrar, le recomendamos que:

1. Lea varias veces el cuento, primero en forma silenciosa para interiorizarlo, y


luego en voz alta para la autoescucha.
2. Ordene mentalmente la progresión del cuento; escriba un guión argumental,
con los núcleos de acción importantes y los personajes que intervienen. En
síntesis, elabore un esquema.
3. Visualice los personajes, es decir, otórgueles una imagen en su interior.
¿Qué características puede pensar de esos personajes?
4. Memorice fórmulas verbales que puedan ayudarlo a recordar en el momento
de contar.
5. Dé sonoridad a las onomatopeyas; articule y module las palabras, resalte la
pronunciación de algunas importantes para el relato.
6. Dé expresividad a la voz, teniendo en cuenta la entonación y el timbre, para
que no se convierta en un relato monótono.
7. Tenga presente el número de oyentes y la edad.
8. Organice el espacio ubicando a los espectadores en semicírculo, sobre
alfombras, mantas o sillas, donde todos vean y oigan bien.
9. Visualice el cuento (todas las imágenes y personajes en acción) antes de
comenzar. Recuerde las fórmulas para comenzar y terminar (Había una
vez...Colorín colorado, por ejemplo) pueden ser útiles para crear el clima y
dar por finalizado el momento. También puede utilizar conectores
temporales para dar cohesión, contener la narración, por ejemplo: pero un
día..., desde entonces..., y finalmente..., como recurso, pero sin abusar de
ellos.
10. Mire a todos los espectadores a los ojos antes de empezar para ir creando la
atmósfera necesaria, esperar a que todos estén en silencio. No se debe narrar
cuando hay ruido, desorden o falta de atención.
11. Como con la lectura en voz alta, tenga en cuenta el valor de los silencios y
no se apure.
12. Si se olvida alguna palabra o parte del texto manténgase tranquilo y esté
preparado para reemplazar lo que escapó a su memoria con otra expresión.
13. A medida que vaya ganando confianza podrá percibir el ritmo emocional de
la narración y también la resonancia que se genera entre los oyentes.
Las recomendaciones citadas en el texto destacado también están establecidas en los
testimonios de especialistas con gran trayectoria en el tema, como por ejemplo, Ana
Pelegrín sintetiza muy bien lo que ocurre en el narrador y entre el narrador y los oyentes
en el momento de contar.

"Dominio de sí mismo, serenidad en su actitud, distensión corporal y, al mismo


tiempo, vivacidad comunicativa, un momento de placer, la entrega de algo
personal, de sintonía con los oyentes.
Esta entrega a los oyentes es también encantamiento, seducción y atracción. La
sencillez y la intensidad se traslucen en los matices de la voz, en las pausas, la
mirada, las manos. Irrenunciable la alegría, el buen humor y la capacidad de
improvisación verbal".

Pelegrín, Ana. La aventura de oír. Cuentos y memorias de la tradición oral. Madrid,


Cincel, 1986.

Otro testimonio interesante y que describe muy bien la actitud del narrador y de la
situación que genera e incluso menciona la preparación del relato, es el de Anne Sophie
Seidelin, la narradora danesa:

"Lo que yo elijo contar tiene que significar realmente algo para mí y tiene que
poder ser analizado desmenuzándolo y recomponiéndolo. Yo no me preparo
pensando cómo voy a contar, sino escenificando el relato en mi mente. En realidad
una narración no es una representación teatral, pero se le parece. Por ejemplo, uno
tiene que saber en todo momento dónde está, quién sale y quién entra y por qué
puertas, como si tuvieras que dirigir aquello que quieres contar. Luego, si eres
perro viejo, notas qué pasajes pueden ser suprimidos, cuáles acortados, dónde
puedes resumir".

“Tradición viva. Conversación entre tres contadoras danesas escuchada por Göran
Hemberg”. En: El Urogallo; Revista literaria y cultural. N.º 106. Madrid, marzo 1995,
pp. 76-82. (Especial cultura nórdica).

Todo esto lleva tiempo, el propio del aprendizaje y la experiencia. Pero, en algún
momento hay que comenzar, hay que animarse.

Como en otras tareas no es obligación que todos narren o que el narrador sea el
bibliotecario/a. Sin duda, siempre hay alguien que se destaca más que otros en la
práctica de contar y que lo realiza sin presiones. Como ya dijimos, narrar debe ser un
acto placentero, tanto para los espectadores como para quien cuenta. Por eso se puede
invitar a realizarlo a gente de la comunidad que tenga el deseo de hacerlo.

Conviene recordar que hay personas que son consideradas profesionales de la narración
porque son convocadas a narrar con regularidad, son reconocidos por la gente como
tales y, además, reciben una remuneración por su tarea. Al respecto, la narradora
argentina Ana María Bovo traza la diferencia entre un narrador espontáneo y uno
profesional.

Bovo, Ana María. Narrar, oficio trémulo. Conversaciones con Jorge Dubatti. Buenos
Aires, Atuel, 2002.

Lea nuevamente los fragmentos de las narradoras Ana Pelegrín,


Anne Sofhie Seidelin y Ana María Bovo y, a partir de ellos,
realice un listado con palabras o expresiones clave, a modo de recomendaciones de
cómo debe ser un narrador, según lo que usted considera se desprende de los
testimonios citados. (Por ejemplo: entrega).

¿Dónde y qué narrar?


Invitar a un encuentro de narración al aire libre, puede ser muy convocante, incluso para
personas temerosas de acercarse a los libros o a la biblioteca. Allí, en ese espacio creado
surge una cierta confianza que les permite contar alguna historia (una anécdota, un
recuerdo de infancia, una historia que le contaron).

Al respecto, después de su experiencia de narración en las plazas, las integrantes del


Grupo Cuentoencuentro de La Plata señalan ciertas particularidades que hay que tener
en cuenta:
“En general es la gente la que se acerca a la narración, al espectáculo, en cambio en la
plaza, la situación es inversa, es el cuento a través del narrador quien busca a la gente.
Se parecen en que el narrador tiene un acercamiento cara a cara, pero se diferencian
básicamente en tres aspectos: oyentes, escenario y repertorio.

Los oyentes no son previsibles (edad, condición sociocultural, cantidad), los hay
habituales (los que saben del evento y van con el objetivo de escuchar, pero también hay
oyentes ocasionales, aquellos que por diversas causas están en la plaza). El escenario: es
abierto, público (de todos), con distractores (ruidos), sujeto a condiciones climáticas
(sol, lluvia, viento), no está demarcado el espacio del narrador. El repertorio: es
dinámico, corto, de tradición folclórica.

Merece ser sostenido y estimulado como una actividad sociocomunitaria, porque reedita
las fuentes originarias del cuento al nuclear personas de distintos niveles sociales, y
porque están allí, como diría Alejandro Dolina, “los mejores clientes, las parejas de
enamorados, los linyeras, los muchachos crueles, los refutadores de historias que se
hacen contar historias para no creer en ellas. Todos unidos en esas coordenadas mágicas
de tiempo y espacio que les permiten compartir el simple y sencillo hecho de escuchar
un cuento narrado”.6

6. "Cuentoencuentro. La narración oral y sus espacios: El cuento en las plazas”. En:


Cuenteros y cuentacuentos; De lo espontáneo a lo profesional. Encuentro Internacional
de Narración Oral. Buenos Aires, Feria del Libro. Fundación El
Libro/ALIJA/Fundación Salottiana, 2000.

Muchos narradores coinciden en señalar que para la narración oral y, sobre todo, para
quien comienza con esta práctica, conviene elegir entre los relatos de la tradición
porque, justamente, como se han ido transmitiendo de boca en boca, conservan la
estructura de la oralidad, más cercana a las posibilidades de recreación y por lo tanto
pueden presentar menos dificultad que un texto de autor, donde es muy importante
respetar cada palabra escrita porque guarda la impronta y el ritmo de lo escrito.
Tendrían que estar demasiado pendientes de la memoria para decir el texto y
descuidarían la actitud, la calma y la gestualidad apropiada.

Sobre los cuentos y otros textos narrativos, se han realizado


distintas clasificaciones, según la estructura, los temas o los
tratamientos. Castronovo y Martignoni han recopilado varias de ellas. En el CD
encontrará esas clasificaciones. Se presentan porque muestran la variedad del material
con que se puede trabajar y pueden ser muy útiles a la hora de elegir los cuentos a
narrar.

Un ejercicio para animarse y compartir


Algunos dichos populares, coplas, adivinanzas y hasta recetas
pueden ayudarnos a comenzar con un encuentro de narración, para romper el hielo, si el
silencio no aparece. Por ejemplo, un dicho sobre el mate: i, después se puede seguir con
una copla como quien regala un ramo de palabras:
Planta de ají,
flor de tomate,
que traiga yerba
el que quiere mate.

Roldán, Laura. Aquí hay gato encerrado. Adivinanzas, dichos, coplas y recetas. Buenos
Aires, Santillana, 2006. (Leer es genial).

Para terminar esta introducción con la receta del mate, y aquí cada uno contará su
versión de cómo prepararlo, con secretos y todo, para que salga como debe ser.
Buscar en la memoria y recolectar entre conocidos, o los espectadores mismos, y armar
otro recorrido de narración, empezando con un dicho o adivinanza para terminar con
una receta.

Ahora una tarea más compleja. Busque ejemplos de distintos tipos


de cuento de la tradición oral o de autor en la biblioteca y
seleccione alguno para narrar al aire libre, en una plaza, por ejemplo.
¿Cuál elegiría para esa ocasión?¿Por qué?

A modo de cierre
Será importante tener presente que la narración oral es valiosa y convocante en sí
misma, ya que atrae a todos que les cuenten relatos. Pero, además, es un medio para
conocer historias reales o imaginadas o para recuperar y cuidar de la memoria,
particular o de una comunidad. Asimismo, puede ser un buen recurso para entusiasmar a
los posibles lectores, deseosos de volver a encontrarse con autonomía con alguna
historia que les narraron antes.

Una recomendación en este tema es no establecer una rivalidad entre narración oral y
lectura de libros, ya que ambos son muy valiosos y se complementan.

“Es probable que en una biblioteca no veamos más que confusión y amontonamiento.
Poemas y novelas, libros de historia y de memorias, diccionarios e informes oficiales,
libros escritos en todos los idiomas por hombres y mujeres de toda laya, de razas y
épocas diferentes, se encuentran el uno al lado del otro en las estanterías. (...)
¿Por dónde comenzar?”.

Woolf, Virginia. La torre inclinada y otros ensayos. Barcelona, Lumen, 1977.

¿Qué es una guía de lectura?


El lector joven o adulto necesita estímulos exteriores que lo animen a dirigir sus ojos
hacia los libros, por eso, la confección de guías de lecturas, con cierta periodicidad en la
biblioteca, es un buen recurso para atraer la atención pero también para informar. La
efectividad de estas guías como recurso de animación se basa en que el lector descubre,
en medio de la gran cantidad de libros que lo rodean, un grupo de títulos destacados a
los que se puede dirigir, porque ya ha sido orientado sobre el contenido o temática de
esos libros.

Las guías de lectura son una manera sencilla de dar a conocer el fondo de la biblioteca
(tenga muchos o pocos libros) y, a la vez, invitar a la lectura y la consulta de
documentos diversos. “La guía no impone lecturas, sino que las propone y, por lo tanto,
implica una selección por parte del posible lector”.1 Las guías suelen consistir en una
relación de citas bibliográficas de materiales seleccionados y agrupados en función de
un tema, una efeméride, un acontecimiento de actualidad, un autor, etcétera. Ejemplos:
libros sobre la Navidad; una selección de títulos para leer en vacaciones; un homenaje a
un autor, etcétera.
1. Baró, Mónica y Mañá, Teresa. Formarse para informarse. Madrid, Celeste ediciones,
1996.

Una guía puede funcionar como orientación cuando la oferta de libros nos abruma,
como señalaba la escritora Virginia Woolf en el ensayo que se eligió para la cita de
apertura. Entonces, ante esa situación, una guía de lecturas puede ayudar a los
potenciales lectores.

En una guía podemos incluir todo tipo de materiales: libros, artículos de revista, recortes
de prensa, grabaciones sonoras, videocasetes, fotografía, mapas, trabajos
confeccionados por los alumnos y otros documentos. Hay que indicar siempre de una
manera u otra, a qué edad va dirigida la guía o cada una de las citas bibliográficas que la
componen. (No siempre es necesario explicitar la edad, a veces, como lo acompañamos
con alguna ilustración o tipo de letra, éstas nos ayudan a comunicar a qué lector está
dirigida).

¿Cómo se confecciona una guía?

Para confeccionar una guía se trabaja, básicamente, con los catálogos, cuanto más
completos sean estos, más fácil nos será.

Si trabajamos en una guía sobre un autor, el catálogo de autores nos indicará qué obras
tenemos, y el catálogo alfabético de materias nos dará referencias de los estudios hechos
sobre el autor y sus obras. En una guía de este tipo resulta interesante hacer una pequeña
presentación del autor: una fotografía y un mínimo de datos biográficos ayudarán a
acercarlo a los lectores. También podemos incluir la bibliografía completa del autor
elegido, indicando siempre cuáles son los libros citados o reseñados que se encuentran
en la biblioteca y, de alguna manera con la indicación de los niveles de lectura. Además
podemos incluir citas bibliográficas referentes a trabajos sobre el autor y su obra, así
como fragmentos de sus textos que resulten atractivos o motivadores. Hay muchas
ocasiones propicias para la elaboración de una guía de lectura, como la celebración de
aniversarios de nacimiento o de muerte de alguna figura, la entrega de un premio, la
visita de un autor o ilustrador a la escuela, a la biblioteca o a la ciudad, etcétera.

Una guía temática incorpora los materiales de los que se dispone en la biblioteca sobre
el tema propuesto. En este caso es interesante agrupar los documentos por tipos,
enfoques, etc., de manera de evitar presentar una lista de títulos ordenada sólo por orden
alfabético.2 Un ejemplo puede ser una guía de lectura sobre la paz. Se puede comenzar
con las definiciones del término que se encontrarán en enciclopedias y diccionarios y
que servirán para situar el tema. Después, se relacionarán las monografías sobre la paz,
y en apartados separados, los artículos que se hayan recogido sobre el tema o bien
canciones que hablen de la paz, por ejemplo. Otro bloque podría incluir libros de ficción
que tengan la paz como tema central. También sería posible utilizar como ilustración
dibujos sobre la paz realizados por los niños.

2. Baró, Mónica y Mañá, Teresa. Op. cit.

Tenga en cuenta que para que una guía de lectura cumpla con su
objetivo debe procurar que su presentación sea legible con
facilidad, con los epígrafes bien destacados, así como hay que evitar un exceso de
información (por ejemplo, no mezclar géneros, aunque sí se pueden sugerir: “podrá
encontrar en la biblioteca libros informativos sobre la temática...”) porque puede dar
lugar a confusión mezclar títulos de literatura con textos de información. La inclusión
de ilustraciones referentes al motivo o, simplemente, de elementos decorativos, la hará
más atractiva. Un formato original o la utilización de papel de colores puede provocar la
curiosidad; el límite está en la imaginación de cada uno y e n las posibilidades de
reproducción –mediante fotocopias o impresos– que garantizarán la difusión de la guía.
Piense cuál sería su guía ideal y envíe su informe al tutor.

Las citas bibliográficas correctas contribuirán a que se fortalezca un hábito en los


usuarios mayores; y para los bibliotecarios serán también una forma de conocer el
material. La incorporación de la signatura topográfica facilitará la búsqueda de los
materiales en la biblioteca. La elaboración de una guía de lectura puede llegar a ser un
buen trabajo para alumnos de cursos superiores de instituciones de la comunidad:
implica una investigación sobre el fondo de la biblioteca y la utilización de los
catálogos iniciando, en definitiva, a los jóvenes en la práctica de las citas bibliográficas.
(No sólo catálogos de la biblioteca, sino también catálogos de las editoriales, novedades
adquiridas, etc.)

Todo esto contribuirá, sin duda alguna a que se descubran los recursos que contiene la
biblioteca y, de paso, a potenciar el interés en cuestiones marginadas, por ejemplo, por
los programas escolares, y que pueden interesar en la comunidad.

¿Para qué realizar una guía de lectura?


En el caso de la formación, porque pone en juego los aspectos teóricos sobre la lectura y
los usuarios con la aplicación de los criterios de evaluación y selección. En el caso del
ejercicio de la profesión porque permite dar a conocer el fondo de la biblioteca, y a la
vez llamar la atención hacia los libros y convocar a la lectura y consulta. La guía no
impone lecturas, sino que propone y por lo tanto implica también una selección
por parte del lector.

Los libros-guías mantiene informado al lector sobre títulos que a veces olvida o
novedades que desconoce.

Hay que indicar, de alguna manera aunque no sea colocando la edad directamente, a qué
edad o etapa va dirigida. Esto puede ser a través del título que elijamos, de las
ilustraciones o el diseño o, como se señaló antes, del tipo de letras o de la incorporación
de ilustraciones que orienten.

En principio, para confeccionarla se debe trabajar con catálogos o, directamente, con los
materiales existentes y establecer allí la diferencia entre una guía que implica una
evaluación y selección y un catálogo editorial cuyo objetivo es difundir toda la
producción.

Elaborar los contenidos de una Guía de lecturas para la difusión


de libros de literatura para niños y/o jóvenes según autores, temas,
aniversarios o acontecimientos del año.
Por ejemplo: Libros para leer en vacaciones; la Navidad; Libros para los más chicos;
Cuentos de terror, Poesía para jóvenes; Obras de teatro; Cuentos policiales, entre otras
posibilidades. También podrá pensarse en un catálogo-homenaje a un autor.

Proponer un posible diseño: tamaño, formato, tipo de letra, color del papel,
ilustraciones. Tener presente cuál será la forma más eficaz para comunicar la
información.

Llevará un título “de fantasía”, como aliciente, y un título aclaratorio, por ejemplo:
¡Arriba el telón!: Obras de teatro para niños. O “Zapatos llenos de libros”: libros para
leer y regalar en la semana de los Reyes Magos.

Ordenar los títulos de los libros seleccionados (no menos de 10 libros), de acuerdo con
temáticas, edad de destinatarios, de modo que la información llegue de manera rápida y
eficaz al posible lector.

No olvidar colocar los datos de la institución (domicilio, teléfono, etc.) que posee los
libros que se difunden y toda información necesaria vinculada a dicha institución
(horarios, días de atención).

Objetivo: Tener en cuenta que se busca la difusión de los libros y convocar a los
lectores a la biblioteca, no se trata de un catálogo comercial.
No necesariamente debe ser un listado de novedades, también puede ser una selección
de libros a partir de lo que posee la institución en su colección y quiera poner a circular.

Elaborar guías de lecturas con las siguientes pautas:


1. Novelas policiales para un público adulto.
2. Cuentos de terror para público adolescente.
3. Novelas argentinas con marco histórico para adultos.
4. Novelas con personajes femeninos de la literatura universal.

*En el CD podrá encontrar ejemplos de guías de lecturas, algunas elaboradas por


instituciones y otras por alumnos de la carrera de Bibliotecología del ISFD y TN.0 º8 de
La Plata.

Llenaremos de libros los zapatos: libros para niños y jóvenes, en época de Reyes
Magos (Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Salamanca).
Rumbo a la aventura: sobre libros de aventura (Kirico, Club de lectores, España).
¡Boom! Historias en bocadillo: guía de historietas (Fundación Germán Sánchez
Ruipérez, Salamanca).
La imagen del miedo: lecturas para jóvenes, sobre literatura y cine de terror.
(Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Salamanca).
Aventuras del oeste: relatos del folclore norteamericano (Bibliotecas Populares,
Biblioteca de Retiro, España).
Jorge Luis Borges: libros del autor que posee la biblioteca (Bibliotecas Populares,
Biblioteca de Salamanca, España).
Voces de lucha: libros sobre el proceso militar en la Argentina. Sala Abierta de lectura,
Tandil).
¡Al abordaje! Libros para leer con un parche en el ojo: historias de piratas y
corsarios.
Cuentos con cola. Historias de personajes “coludos”... que dejan coooola! Fábulas.
(Mónica Bustos, alumna de la carrera de Bibliotecología).
Selección joven. También...guerra y literatura. (María Abásolo, alumna de la carrera
de Bibliotecología).
Sombreros y lecturas: libros para niños con sombreros como protagonistas. En:
Boland, Elisa. Hojas sueltas N.oº 5, 2000. La Plata, ISFD y TN.o º8).

A modo de cierre
Las guías son un buen recurso para la animación a la lectura en tanto permiten que el
lector o posible lector descubra, entre todos los libros de una institución, algún título
para comenzar a leer. Son orientativas y su objetivo es mostrar un listado de libros
evaluados y seleccionados según criterios diversos, lo que las diferencia de los
catálogos editoriales.

Son una manera sencilla de dar a conocer lo que la biblioteca tiene o las novedades que
adquiere en algún momento.

Al confeccionar una guía de lectura será importante pensar que la información que se
presenta debe ser clara y de fácil lectura, de esta manera logrará la eficacia que se
busca: una información atractiva y correcta, que despierte interés en los lectores, que
posibilite el acercamiento a la biblioteca y difunda hacia el exterior el material que la
institución posee. No puede faltar en una guía un título atractivo, una información de los
libros precisa y ordenada y, finalmente, los datos de la institución donde los lectores
podrán recurrir para encontrarse con los libros que desean.

“La radio es una experiencia a través de la cual los individuos producen cultura,
situación que la distingue de un simple instrumento y de los productos culturales.
Las radios son productoras y modeladoras de cultura”.

Hayes, Ricardo. La radio del siglo XXI : nuevas estéticas. Buenos Aires, Ciccus ; La
Crujía, 2000.

Ayer y hoy
Si tratamos de pensar nuestro vínculo con la radio es probable que aparezcan recuerdos
de situaciones en las que nos hemos sentido acompañados, atendidos o sorprendidos por
la magia y el misterio de sus sonidos.

Algunos, los mayores, podrán relacionarla con su infancia sin televisión y con
personajes como Tarzán, Poncho Negro y Sandokán. La radio es parte de su historia
personal. El protagonismo de la radio entonces era indiscutible, la familia se reunía
alrededor de los receptores y había programas que convocaban a todos sus integrantes:
los personajes de Niní Marshall, los radioteatros de amor con voces inolvidables, como
la de Oscar Casco e Hilda Bernard, capaces de despertar todas las fantasías.
Obras de teatro transmitidas en directo, espectáculos internacionales que tenían lugar en
los auditorios de las emisoras, dan cuenta de lo que significaba en su primera época.

De distintas maneras y, con otros contenidos, hoy seguimos “pegados” a la magia de la


radio: por la necesidad de tener la última información, para escuchar música o para dar a
conocer nuestros reclamos y opiniones. Actualmente, la radio nos propone una
participación más directa.

Hoy, satélites mediante, las emisiones con mayor potencia pueden llegar a todo el país.
Sin embargo, estos avances en las posibilidades de la comunicación tienden a hacer un
discurso homogéneo, que desdibuja las pequeñas comunidades y no siempre refleja las
necesidades informativas de la gente.

Afortunadamente, hace unos años han resurgido con mucha fuerza emprendimientos de
baja potencia que atienden y transmiten las cuestiones locales con mayor compromiso y
repercusión (reencuentros y valoración de la propia cultura).

Entonces, ¿se puede pensar en la radio dentro de un Programa de Promoción de la


lectura?

Sí, se puede dar lugar a la promoción y animación de la lectura a través de programas


específicos y, también, permitir la difusión de actividades relacionadas con las
bibliotecas de cada lugar. De esta manera se apela a la comunicación y al trabajo en red
a través de una articulación posible, y muy productiva, entre la radio y la biblioteca.
Si se habla de difusión cultural en tanto la radio permite el acceso (consumo) a los
bienes o servicios culturales como, por ejemplo, la realización de una agenda de
actividades vinculadas a la lectura en cada biblioteca. Y hablamos de promoción
cultural porque, además, se propone a través de la participación, la producción misma
de hechos culturales, tal como lo señala Ricardo Hayes en la cita de la apertura de la
unidad.

A través de la radio, los oyentes pueden compartir la escucha de un tiempo de lectura


participando de una “ceremonia” conjunta e íntima a la vez. Pero, además, terminado el
contacto radial, pueden sentirse estimulados a buscar y elegir otros textos para leer.

Por eso, se reitera, como en recursos ya presentados, no necesariamente sea el


bibliotecario quien deba llevar adelante esta actividad. En este caso, el bibliotecario
puede, por ejemplo, seleccionar material de lectura que un locutor u otra persona leerá
en un microprograma (lectura de un cuento para que los chicos se vayan a dormir a la
noche o algún otro texto para los adultos a la hora de la siesta, etc.). La radio también
puede ser un medio para recomendar las novedades o libros que hay en la biblioteca,
que algún lector común o especialista haga comentarios o reseñas de libros leídos por
ellos, etcétera.

Hasta aquí se ha aludido al doble papel de la radio (de difusión y de promoción), pero
su función no termina allí. Puede animar en los oyentes el interés por generar, a su vez,
nuevos espacios de encuentro para compartir lecturas con otros.

Radio y lectura
Reconociendo el valor del medio radial se propone, para comenzar, idear estrategias de
articulación entre la radio y la biblioteca:

 Escuchar la radio local para detectar espacios donde nuestra temática cultural
tenga posibilidades de inserción.
 Gestionar contactos con los responsables de estos espacios (director de la
emisora, conductor o productor del programa).
 Producir la información adecuada para cada formato radial (informativo,
microprograma, magazine, etc.).

El logro mayor sería un programa propio. Otra alternativa posible e igualmente válida,
sería poder insertar los contenidos que interesa promover y difundir en espacios ya
instalados. Ambos casos siempre requieren que se utilice el lenguaje radial de la mejor
manera posible.

Elementos del lenguaje radial

 Palabra
 Música
 Efectos sonoros
 Silencios

Saber mezclar sabiamente estos cuatro elementos, teniendo en cuenta sus distintas
funciones, va a permitir organizar el mensaje. Palabra y música son la base del mensaje
radiofónico.
Los efectos sonoros funcionan como un complemento para crear ambientes adecuados
que se quieran lograr o describir. Se utilizan también para cambios de escena, de tiempo
y de espacio. Por último, queda reconocer el importante valor del silencio, como
refuerzo del significado del sonido, porque contribuye a crear expectativa y propicia un
tiempo de reflexión.

Los tiempos radiales


Hay un tiempo real y presente, el de transmitir “en vivo” la noticia a través de un móvil,
o el tiempo real de una entrevista. También la radio brinda la posibilidad de sintetizar lo
mejor de una entrevista grabada, seleccionar testimonios y opiniones, editarlos
posteriormente, y enriquecerlos con efectos sonoros y música.

Hay un tiempo psicológico que tiene que ver más con lo que se pueda despertar en la
imaginación del oyente a partir de las secuencias sonoras. La música es especial para
transportarlos a otras épocas y generar climas.

Los chicos y la radio


Para poder hacer el pasaje de oyente a productores de mensajes, es necesario que se
conozcan algunos conceptos básicos de la práctica del medio radial. Hay una tendencia
en las FM que difunden música a mimetizarse con los códigos de los jóvenes, por
ejemplo, Pergolini, Petinato. De todos modos, el sector más postergado es el de los
niños. Salvo honrosas excepciones, los programas infantiles casi han desaparecido el
sistema radial.

Elementos a tener en cuenta para formular una propuesta radiofónica

 Objetivos
 Destinatarios
 Contenidos temáticos
 Género
 Formato
 Frecuencia de emisión
 Día y horario propuestos
 Duración
 Fuentes de información
 Equipo de producción
 Recursos técnicos
 Recursos económicos

Elaboración del guión tipo


Imaginen que disponen de tres minutos cada noche. Se puede armar un micro con la
propuesta: "el cuento para ir a dormir”. Hay dos posibilidades: hacerlo “en vivo” o
grabarlo previamente.

Esquema para armar el guión


En un esquema básico deben quedar claramente diferenciadas las palabras de la música
y los efectos sonoros que van a utilizarse. En tanto sea claro, cualquier diagramación es
válida. Solo a modo de ejemplo se da un modelo diseñado por Julia Bowland:1

1. Boland, Elisa y Bowland Julia. "¿Por qué la radio en la difusión y promoción de la


lectura?". En: Módulo de capacitación. Buenos Aires, Conabip, 2001.

En cualquier caso es necesario armar el guión correspondiente. Debe ser claro para el
que lee el texto (locutor) y también para el operador de sonido, encargado de mezclar,
es decir de combinar los elementos del lenguaje radial (palabra, música, efectos sonoros
y silencios).

Se puede leer “en seco” (sin ambientación musical, ni efectos sonoros).

La selección de los contenidos para el


programa
Habrá que tener en cuenta al seleccionar el texto:

 A quién está dirigido (target: edad de los oyentes, sexo, lugar de residencia,
intereses)
 Extensión acorde al tiempo asignado para la emisión.
o Horario en el que se va a emitir, por el clima que generará esa lectura.
o Selección de la música: de apertura y cierre, de fondo, efectos sonoros
que acompañan la trama.

Se recomienda no hacer uso abusivo de los recursos para que el texto que se ha elegido
leer no pierda el protagonismo que se desea dar.

Recomendaciones para evitar una lectura


inexpresiva y monótona
Se sugiere trabajar sobre las variaciones y matices durante la lectura al servicio de la
intención:

 de ritmo (velocidad más lenta o más rápida);


 de volumen (sonido fuerte a débil);
 de tono (agudo, medio, grave) de acuerdo con el contenido
que se está leyendo.

La frase Buenas noches, según el contexto y la intención con que


se dice sonará diferente por las variaciones o matices que se le dará. Haga esta prueba:
Buenas noches, como un saludo, con firmeza y simpatía.
Buenas noches, como saludo, con alusión a una tardanza.
Buenas noches, como despedida, con tristeza.
Buenas noches, como cierre inapelable de una discusión.
Estas son posibilidades, entre otras muchas, que cada uno podrá recrear.
Según el esquema presentado, elabore un posible guión sobre
“Lecturas para la tercera edad” y otro sobre “Lecturas para
hinchas de fútbol”.

A modo de cierre
Una vez planteados los lineamientos básicos de la radio, será posible pensar que el
trabajo en este medio, no solo podrá ser desempeñado por los adultos, sino también
darles la posibilidad a los niños y jóvenes que estén dispuestos a participar.

Se podrán realizar talleres donde los chicos harán el aprendizaje de los elementos
básicos para desenvolverse con soltura. Siempre hay que tener presente que no se
pretende hacer profesionales de la radio, pero sí buenos oyentes. Los chicos pueden
realizar el mismo tipo de actividades y ejercicios de lectura, tal como se plantearon en el
artículo sobre la Lectura en voz alta o La narración oral, con las variaciones que
quieran realizar.

Piensen que la articulación con la radio podrá servir como punto de encuentro y
vehículo de comunicación en la comunidad de cada lugar. Puede promover y difundir la
lectura y generar actitudes de respeto, escucha y solidaridad.

Propuesta de recursos para realizar efectos sonoros.

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Animación y promoción de la lectura desde las bibliotecas

Autora: Elisa Boland.


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Subdirección Lidia Mazzalomo.
editorial:
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y gráfica: Fotografía: Archivo Santillana, Macarena Ayestarán y Ariadna
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