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ANTICIPO
HÉROE
Un
En su nuevo libro, la
periodista y escritora
Graciela Mochkofsky
revive las andanzas de EMANUEL RODRÍGUEZ
ESPECIAL
OLVIDADO
su tío abuelo Borís, un
comunista Jorge Cuello juega con Dios
revolucionario nacido Haga lo que haga –muñecos, murales, óleos,
juegos, dibujos, graffitis, logos de salas tea-
en Córdoba. trales o simplemente sentarse a contar
cualquier anécdota de Villa de las Rosas–
de la Guerra Civil Española jamás aburre. Por eso vale la pena agendar
que en junio Jorge Cuello vuelve a Córdoba.
Y lo hace por partida doble (él diría que es
porque cuando
hace algo, lo ha-
ce con todo):
E
n su adolescencia, durante los el14 de junio in-
años ’20, mi tío abuelo Borís, terviene el aljibe
hermano de mi abuelo paterno, del Centro Cultu-
abandonó a mi familia por el ral España Cór-
Partido Comunista. Muy poco, o nada, doba con “piripa-
volvió a saberse de él. Yo misma lo es- choques, petifo-
cuché nombrar por primera vez en la ques, intinaris,
tarde de Navidad de 2003, en la casa de iuc-iuc (que son
mis padres en Urca, cuando ya llevaba los que van) y
casi 30 años muerto. cui-cui (que son
Mi tío Jorge decidió revelarme el los que vienen)”:
secreto: Borís había sido comandante criaturas que vienen llegando de unas pro-
del Quinto Regimiento durante la Gue- fundidades en las que parece que el rato se
rra Civil Española y había peleado en pasa de lo más lindo. Y en el pasaje, la fa-
sus principales batallas. Un héroe. Pe- chada y la canchita de fútbol de la Funda-
ro la familia, y la historia, lo habían ción La Luciérnaga (Vélez Sársfield 1180), el
olvidado. artista de las más sonoras carcajadas pin-
Esa tarde de Navidad inicié una lar- tará una obra titulada “Los 99 nombres de
ga búsqueda: la de su memoria perdi- dios”, que promete convertirse en hito ur-
da. Tras ella, encontré una parte ines- bano. Por eso vale la pena apurar el calen-
perada de mi historia familiar, la his- dario, y que junio llegue rápido, para que
toria de una generación, la de un par- queramos otra vez ser criaturas delirantes
tido político, y la de una guerra que y perdernos para siempre en una calesita
marcó el siglo 20. En el trayecto, una y que tenga los colores de la infancia: amari-
otra vez, encontré a Córdoba. llo arena, rojo caramelo y verde Cuello.