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LA VOZ DEL INTERIOR

CóRDOBA. DOmingO 13 DE sEptiEmBRE DE 2009


Temas 5 F

Por gErmán arrascaEta


DE nuEstRA REDACCión
SeñaleS

Es el
El rEguEtón

nuevo rock
Por EmanuEl rodríguEz
El género que viene de Puerto Rico aparece como una subversión de un DE nuEstRA REDACCión

ritmo que hace tiempo se viene mordiendo la propia cola. esto no me va a hacer bien

E
l reguetón nos deja afuera. Si fuiste formateado por te ref lexiones como la que sigue, revelada a La Voz del
una cultura que busca redención y credibilidad en Interior al ser consultado sobre su apoyo al candidato re-
forma permanente, no podés comulgar con otra que publicano John McCain: “La política es una herramienta
hace un culto excesivo del éxito y la instantaneidad. para producir cambios, fundamentalmente en la economía.
Si en las baladas de los conciertos celebrabas con tu encen- Y uno toma partido en función de eso, aunque no siempre
dedor en alto, te negás a aceptar que ahora se haga el “lim- quede en similar posición a la de sus seguidores, ni cumpla
piavidrios” con las pantallitas del celular, aparato que, por con las expectativas de la prensa”.
otro lado, es una extensión sensorial del cuerpo de su pro- Pero vayamos a la vida real de nuestra sencilla aldea. El
pietario. reguetón no es una cultura o una pata del entretenimiento
En su suma, si sos rockero y te caben los entretenedores que estemos observando a lo lejos, como sí pasó con el rock
aeróbicos como Jagger, los idealistas como Bono, los sensi- & roll más primal. Por aquí ya desfilaron Calle 13, Don
bles como Chris Martin o los torturados como Thom Yorke, Omar, Daddy Yankee, Wisin & Yandel. Hasta hubo un in- ¿Alguna vez supiste que no la ibas a
el reguetón te parecerá una auténtica porquería. El razo- tento de poner en escena a Chapa C, pero habían contratado pasar bien pero igual querías? Es una
namiento tiene lógica, pero también zonas flacas e incon- a un impostor que jamás llegó. Entonces, no estamos ante sensación parecida a la de hacer la fila
sistentes. un fenómeno que analicemos sin pruebas. en la montaña rusa y ver a la gente
Hay que pensar en el género boricua como una subver- Aquí mismo vimos cómo Calle 13 se erigía como la pata gritar y deformársele el rostro por el
sión de un rock que hace tiempo se vie- inteligente del asunto ante una audien- horror y la adrenalina de la bajada a
ne mordiendo la propia cola y que bus-
El reguetón reduce a cenizas al rock cia que jamás se veía en discotecas, ni toda velocidad. O mejor aún, una
ca disimular todas aquellas estrategias en conciertos ¿formales? Una subcultu- sensación parecida a la de subir por la
cínicas pensadas para tomar el mundo por sintonizar con los tiempos, y ra había explotado con desenfado, y montaña rusa: es probable que no
por asalto. porque sus artistas buscan muchos cuarentones nos desayunába- quieras que esa pendiente comience a
El reguetón subvierte por su invo-
desesperadamente lo que las mos con el asunto aunque ya teníamos bajar tan abruptamente como sabés
luntaria transparencia. Se muestra tal los discos y la data general. Histeria, que va a ocurrir, pero seguro, seguro,
cual es y de un modo tan descarnado, estrellas del rock intentan disimular; pelvis al palo, líderes carismáticos, fre- no querés que el carrito se detenga. El
que al rockero promedio le choca. Y, así, o al menos, que no les afecte la nesí. Y al poco tiempo se cayó Don lugar común acerca de estas sensacio-
lo sitúa en el lugar del conservador que
sensibilidad. Omar para poner sensación de peligro nes es hablar de morbosidad, más o
dice qué está bien, qué está mal. El re- y extravagancia. Vale recordarlo, un menos la misma explicación fácil que le
guetón no pretende nada, no se jacta de Orfeo repleto esperaba por un artista damos al oscuro encanto de asomar-
nada. Sólo activa con lo que tiene a mano (hace una relec- que se demoraba porque no había podido “conectar” con los nos a ver qué pasó tras un accidente
tura personal del hip hop) un imaginario de sexo, sudor y astros y oraba, oraba. Recién subió a la hora en la que ha- de autos o al deseo de comprobar si
éxito. La corrección política no entra; la emocional, me- bitualmente los conciertos terminan. eso que huele a perro muerto es un
nos. Daddy Yankee coronó tanta fiebre en tiempos de fiebre perro muerto. más o menos así es la
En San Juan de Puerto Rico se tiene autoconciencia de porcina. Por entonces, al peligro y a la paranoia se lo desa- sensación que provoca la lectura de El
Tercer Mundo pero se entra al Primero sin visado. Y eso fiaban con barbijo. Sucedió algo surreal, la nueva estrella síndrome guastavino, una de las
alienta la posibilidad de que “el sueño americano” se reali- de la música global llegaba a la ciudad en plena paranoia historietas más impactantes de la
ce sin tantas vueltas, activa las ambiciones de los “talentos viral y bastó el primer topetazo rítmico para que ya nada década en la Argentina y una obra
de barrio”. importe demasiado (llenó dos estadios hasta el límite, 20 capaz de reclamar con suma dignidad
Revisemos. El reguetón reduce a cenizas al rock por sin- mil personas en total). un lugar en cualquier podio internacio-
tonizar con los tiempos, y porque sus artistas buscan des- No hay leyendas detrás del reguetón. No hay mitos. No nal del género. La historia escrita por
esperadamente lo que las estrellas del rock intentan disi- hay un blusero encontrándose con el diablo, no hay un Judas Carlos trillo y dibujada por Lucas
mular; o al menos, que no les afecte la sensibilidad. En los electrificando al folk, no hay pretensiones psicodélicas. En Varela (un equipo creativo perfecto,
últimos 15 años, por caso, en el rock argentino se ha eva- lo que sí conecta este ritmo con el rock es en lo más físico: atrevido) es un viaje al infierno
luado en qué medida el dinero ha afectado el mensaje de los Elvis fue un blanco que cantó como negro para extasiar a argentino con poquísimas, poquísimas
grupos independientes surgidos durante el menemato y los jóvenes del planeta; ahora, mulatos torneados y arro- concesiones. El personaje es un
como reacción a un empobrecimiento repentino. gantes se arropan en el hip hop para reafirmar su machis- hombrecito gris, hijo de un torturador
Daddy Yankee, por citar a una súper estrella del regue- mo y ambiciones desmedidas. Tan incómodo como el ver- y enamorado de una muñeca. Vive con
tón, no puede caer en esa trampa. De hecho hasta se permi- dadero rock. su madre, a quien descuida miserable-
mente para ahorrar y poder liberar a
su enamorada. El pasado reciente de la

Juliana rodríguEz
DE nuEstRA REDACCión

Pistas
candentes
Argentina aparece en la historieta pero
Córdoba no es una excepción. La música centroamericana que en un no tanto para denunciar su propio
desastre como para demostrar la
principio era señalada como marginal, se instaló hasta en los gimnasios. pesadilla en la que se ha convertido el
presente. En Francia, la historieta de

C
trillo y Varela fue publicada bajo el
omo el compañero nuevo de clase, al principio fue Justamente el Chateau, terreno donde la electrónica pa- título la herencia del coronel, y no
visto con desconfianza y quedó relegado a un rin- recía instalada para quedarse, se nutrió de pistas “cachen- deja de ser una traducción acertada a
cón. Demasiado caliente para las pistas electróni- gues”, donde prima más el sabor humano del meneo, que el pesar de despegarse del original: esta
cas del Chateau, aún poco radial para las hiteras punch solitario bajo la luz intermitente. Club F, Infierno o es la historia de una herencia horroro-
de Nueva Córdoba; imbailable para los amantes del suave Carreras, por nombrar algunos, tienen ciclos dedicados al sa. ¿Y por qué la leemos, si despierta
tunga tunga. reguetón en los que todo el mundo se aglomera para “sudar sensaciones tan negativas? Acaso por
Pero el reguetón se las arregló para convertirse en el el jamón”. morbo, acaso por la seducción de un
nuevo chico popular. El tema Gasolina, de Daddy Yankee, Otra vez, uno se puede quebrar la cabeza preguntándose thriller psicológico que cada vez que
invadió las radios en 2006 sin pedir permiso y consolidó la cómo se instaló esta música. Se podría hacer un tratado parece llegar al fondo de todas las
creciente ola de popularidad de los últimos años. sociológico sesudo, un análisis marketinero de las radios miserias demuestra que el hombre
Y ya en el primer recital en Córdoba de Calle 13, en 2008, de hits de moda, o un estudio semiótico de sus letras. siempre puede hundirse más. El
sorprendía ver hervir la pista con chicas que habían cam- Pero, quizá, la explicación pase más por una sencilla síndrome guastavino fue publicado
biado la ronda del cuarteto por un perreo digno de un vi- prueba: párese un ambiente serio (en medio de la cola de un por primera vez en la revista Fierro:
deoclip, hiphoperos de barrio que sacaban chispas al piso, banco, por ejemplo), póngase los auriculares, encienda un allí comenzó el fenómeno masivo en el
o chicas de flequillo de peluquería top delirando por Visi- tema de Don Omar, suba el volumen. Ahora, intente no mo- que se convirtió con el correr terrible
tante. verse. ¿Difícil? de los capítulos. Ahora, la colección
¿En qué momento pasó eso? Difícil Los que se pasaron a las filas regue- Reservoir Books de mondadori publica
precisarlo, pero el reguetón se metió en
El chateau, terreno donde la toneras (muchos, incluso, de los que lo la historieta completa en un volumen
las pistas y las caderas de las noches de desestimaron al comienzo) hablan de único capaz de dejarte con la boca
Córdoba, trascendiendo edades, ondas electrónica parecía instalada para una sensualidad enérgica, de una ca- abierta por varios días. El personaje se
y rótulos (careta, cheto, grasa y demás quedarse, se nutrió de pistas dencia pegadiza, de cierta violencia vuelve cada vez más detestable, en una
estigmatizaciones), hasta poner a prue-
“cachengues”, donde prima más el sublimada frente a la que es imposible espiral descendente que no deja de
ba la fidelidad de los bailarines autodi- quedarse quieto. exponer con crudeza las miserias, las
dactas. sabor humano del meneo, que el La cuestión es que, para seguir el torpezas y la basura de una sociedad
Así, la música centroamericana que punch solitario bajo la luz ritmo, no basta con activar un fast que tiene de víctima lo que tiene de
en un principio era señalada como vul-
intermitente. forward al pasito cumbiero, ni soltarle victimario.
gar, marginal, elemental o repetitiva la mano al compañero de cuarteto: el
(cuántos otros géneros pasaron por esas virtuosismo para quebrar la cintura y
descalificaciones), en tres pasos se instaló en el centro de mover las caderas no es tarea fácil.
la escena. Y, se sabe, el que ya está en el baile, baila. De eso tomaron nota también los gimnasios de Córdoba,
Las discos de Nueva Córdoba suenan hoy como si estu- como pasó con el hip hop en su momento, que miden el in-
vieran en el centro de Puerto Rico (o “Puelto Lico”), y el cremento de esta fiebre latina por el crecimiento de los ins-
reguetón fue ganándole terreno al swing cuartetero o al criptos en las clases de reguetón. “Transpirás como en una
siempre efectivo pop latino. clase de aerobic, te divertís como en un boliche y se te pasan
En el Abasto, donde el rock hace rato comparte escena todos los dolores del cuerpo”, sintetiza una profesora de un
con cuarteto y electrónica, la idea de “pachanga” hoy sería gimnasio del centro.
inconcebible sin un par de temas de Don Omar o Wisin & Y, si tampoco tomar clases remedia un caso de gracia
Yandel. El clásico Peekaboo, club de Djs, explotó los sábados danzable similar a la de un roble, quizá baste con seguir los
de 2008 con mash ups de cumbia electrónica, funk, reguetón pasos del nuevo personaje latino de Peter Capusotto (como
y dancehall, en las fiestas Random, que hoy continúan como siempre, la parodia es otro síntoma de popularidad): meneo,
Fiestas Switch en el Chateau. meneo, meneo y meneo.

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