En este su primer libro, Aréchiga nos muestra como sobre Tepito y su gente existen una serie de argumentos esteriotipados, que fuerza de repetirse se han convertido de "verdades socialmente repetidas".
Para desembarañar estas falsas "verdades" el autor se adentro en las calles del populoso y bravo barrio para mostrarnos que es inútil concebir a los barrios como espacios cerrados a la ciudad y que, por el contrario, hay que verlos "como espacios abiertos y funcionales dentro del amplio conjunto urbano. Sólo así es posible escuchar las historias de vida de los informantes para restablecer la trama y la urdidumbre de la historia barrial.
En este su primer libro, Aréchiga nos muestra como sobre Tepito y su gente existen una serie de argumentos esteriotipados, que fuerza de repetirse se han convertido de "verdades socialmente repetidas".
Para desembarañar estas falsas "verdades" el autor se adentro en las calles del populoso y bravo barrio para mostrarnos que es inútil concebir a los barrios como espacios cerrados a la ciudad y que, por el contrario, hay que verlos "como espacios abiertos y funcionales dentro del amplio conjunto urbano. Sólo así es posible escuchar las historias de vida de los informantes para restablecer la trama y la urdidumbre de la historia barrial.
En este su primer libro, Aréchiga nos muestra como sobre Tepito y su gente existen una serie de argumentos esteriotipados, que fuerza de repetirse se han convertido de "verdades socialmente repetidas".
Para desembarañar estas falsas "verdades" el autor se adentro en las calles del populoso y bravo barrio para mostrarnos que es inútil concebir a los barrios como espacios cerrados a la ciudad y que, por el contrario, hay que verlos "como espacios abiertos y funcionales dentro del amplio conjunto urbano. Sólo así es posible escuchar las historias de vida de los informantes para restablecer la trama y la urdidumbre de la historia barrial.