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dialektica Secretaria de Asuntos Académicos C.E.F.y L-. revista de filosofia y teorfa social Dossier sobre epistemologia: REPORTAJES: Klimovsky, Mariy Samaja / L. Althusser: Guia para leer E/ capital / D. Diaz sobre L. Althusser / N. Kohan sobre el método dialéctico / G. Fondevila: Criterios politicos en las ciencias / D. Feierstein: El aporte de Piaget M. Foucault: Dos ensayos sobre el sujeto y el poder/ 2 da. parte: La cuestién del sujeto R. Ryan: Analiticos y pluralistas en los EE.UU. / P. McCabe y H. Gutiérrez sobre Violencia y Razén de Clases e Instituciones Anthropologia y Dialéktica, por J. M. Obarrio | ANO | - NUMERO 2-BUENOS AIRES - OCTUBRE DE 1992 dialektica, Roviste de filosafia y teorls eacial COMITE EDITOR Sebastian Abad Alberto Bonnet Darfo Diaz Andrea Di Cione Gustavo Fondevila Eduardo Glavich Néstor Kohan Mario Lopez Penna Eduardo Maggiolo Patricio Me Cabe Graciela Monteagudo Ricardo Rosenberg Daniel Feierstein Jose Ferndndez Vega Herndn Gutierrez Juan Manuel O’Barrio Blas Poncho Rojas COMPOSICION Y ARMADO Andrea Di Cione Envlo de colaboraciones: Instituto de Filosofia (25 de Mayo 217, 2° piso, Buenos Aires) Los articulos deberdn estar escritos a maquina en papel tamaito carta, a doble espacio: 15 pp. como maximo, Sumario 1 “Las practicas cientificas y sus condicionamientos sociales” + Diferentes modelos en epistemologia (Klimovsky, Mart y Samaja) Guta para leer El Capital Louis Althusser Althusser y El Capital Darfo Daniel Diaz El método Dialéctico: de lo abstracto alo concreto -Néstor Kohan Ruptura y continuidad en ta construccién cognoscitiva (El aporte de Piaget) Daniet Beierstein Criterios politicos en las ciencias: La intervencién filoséfica - G. Fondevila Elementos de aucocrttica Louis Althusser La cuestion del sujeto M. Foucault Agora * Analfticos y Pluralistas: La lucha de las.ideas filoséficas en los EEUU - R. Ryan + Sobre Violencia y Razén Patricio McCabe y Hemén Gutiérrez ls Sobre La crisis de la economta sovidtica y el debate mercado-planificacién de Mandel, Nove y Elson - Néstor Kohan |Articulos Varios + Lucha de Clases e Instituciones Alberto Bonnet + Antkropotogta y Dialektica Juan Manuel Obarrio + V Centenario: 500 atios de lucha y Resistencia Blas Poncho Rojas 18 39 45 53 59 63 67 B Dp 83 87 102 108 EDITORIAL Los diversos andlisis del capitalismo contempordneo, a pesar ‘de sus diferencias, coinciden en el reconocimiento de dos fenémenos centrales. Por un fado, en el desarrollo cientifico-natural (tecnolégicamente cristalizado en un continuo perfeccionamiento de los medios de produccién) reconocen un importante factor tendiente al aumento de la productividad del trabajo. Por otro lado, en el paralelo desarrollo cientffico-social Gnstitucionalmente cristalizado en un ajuste continuo de los mecanismos de organizaci6n) reconocen un importante factor de disciplinamiento social. La influencia de ambos desarrollos, incrementada a partir de las denominadas revoluciones informatica y cibernética, acarreé como consecuencia el desarrollo aceletado de una nueva disciplina filos6fica: la epistemologfa. Atin quienes remontan — acaso demasido especulativamente— su nacimiento alas obras de Arisiételes, acuerdan en reconocer su inusitado desarrollo desde fines del siglo XIX. La epistemologfa se convirli6 asf en la rama dominante de la filosoffa —en algunos autores, es la énica filosoffa legitima. Dos grandes vertientes dei pensamiento europeo delinearon durante el siglo XX las dos directrices principales de este desarrollo de la epistemologfa. Por wn lado, ta vertiente anglosajona orient6 sus-mayores esfuerzos al andlisis inemno de las practicas cientffico- naturales y sus metodologias. Por otro lado, la vertiente europeo-continental abordé la ciencia a partir de sus condiciones cxtemas sociales € histéricas de produccién, circu- lacién y consumo. Hasta nuestros dfas, la historia de la epistemologfa esta frenéricamente signada por las huellas de estas dos vertientes, El antagonismo o atin el mutuo descono- cimiento entre ambas recorre las cétedras congresos y bibliograffas; y a menudo, repre- sentantes de la primera vertiente hegemonizan —generalmente, por cuestiones politi- cas— mbitos de discusién filosGfica, y terminan expurgando Ja epistemologfa del estu- dio de las determinaciones histéricas y sociales de la ciencia. Debido a Ia actualidad siempre renovada de esta problemética, dedicamos el dossier tematico de este mimero de DIALEKTICA 2 la epistemologia. Los reportajes a G. Kli- movsky, L, Samaja y E. E. Marf proporcionan un adecuado “estadd:de cuestién” én el Ambito local. La traduccion de la Guia para leer El Capital de Althusser y los restantes atticulos que integran el dossier abordan problemas especfficos de epistemologta. DIALEKTICA JUNIO 1992 1 P2 Los diferentes modelos en epistemologia Entrevistas a Gregorio Klimovsky, Enrique Marf y Juan Samaja 1. En términos hist6ricos, 2a qué tradicién epistemolégica adherirfa usted ? 2.+ {Cual dobe ser, segin su opinién, et ee principal de la reflexign epistemoldgica actual? 3. ;Aceptaria usted que la tarea fundamental de Ja epistemologia constituye postular un criterio de demarcacion efectivo (ciencia y no-ciencia)? 4. Como consecuencia de fo anterior, gpodrfa aceptar usted que el resultado de esa demarcacién es una definicién precisa de racionatidad cientifica? 5... Bste concepto de racionalidad que usted maneja, ztiene consecuencias précicas, es decir, éti- co-politicas? ENRIQUE EDUARDO MARI 1. . La pregunta ast tajantemente formulada oftece ciertas dificultades, porque generalmente se- habla de dos tradiciones; la tradicién anglosajona que tiene un concepto de racionalidad y de me- todologia de 1a ciencia casi siempre mas ligado con los problemas intemnos de la Hamada historia interna de la ciencia; y en oposicién a ésta, se presenta a veces una Corriente francesa que no cst muy deslindada en ese sentido. En realidad, esta corriente es mal llamada “epistemolégica” por- que més bien es un modo de argumentacién vinculado con los problemas cientfficos que no des- cuida las cuestiones externas de la ciencia. Entonces, definirse por una corriente epistemolégica implica un gran riesgo, ya que hay partidarios de una y otra posici6n en tos dos campos; por ejem- plo, en Ia tradicién anglosajona aiunque se le da mayor importancia a la metodologfa y a la 1égica de la ciencia, con-cl devenir del tiempo y Gada la evolucién que ha tenido este tema, se ha abando- nado esa posici6n tan dogmatica y fuerte qbe estaba implicada a partir del primitivo Circulo de TAA TAME YOSSIER /3 eb Viena y han aparecido otros autores como Kuhn que empiezan a reivindicar los aspectos sociales y extemnos de Jas ciencias. A su vez, en Ia epistemologfa francesa hay figuras fundamentales co- ‘mo Canguilhem y Duhem, que estuvicron muy ligadas tainbién con fos factores intermos de fa ciencia, ia ldgica y la metodologta, mientras que aparecen otros autores que por las relaciones que tuvieron con fildsofos importantes de Ia década del setenta (es el caso de Bachelard en relacién con el uso que hizo Althusser de sus ideas) dan fa sensaci6n de estar més ligados con Ia historia extema de la ciencia. Mi punto de vista basico es que no debemos ubicamos en ninguno de los dos extremos. Por ejemplo, el concepto de racionalidad desarrollado exclusivamente sobre la base l6gica y la meto- dologfa interna de Ia ciencia resulta insuficiente, pero que sea insuficiente no significa que haya que prescindir de 61; no es posible hacer ciencia sin un adecuado uso de estos instrumentos, pero es insuficiente porque mi concepto de racionalidad est4 més ligado a una visiOn de ta ciencia reto- cionada con los problemas de. psicologia de ta ciencia, de la ética, de las valores en las ciencias, ta cuestién de la sociologéa, etc.; en este sentido, me parece que el primero es incompléto. Entonces, si uno tuviera que decir en qué tradiciGn se insetta, me insertaria en una tradicin epistemol6gica cercana al pensamicnto continental europeo, pero esto tiene la desventaja de presentar un fendme- no may comptejo bajo Ia forma de su extrema simplificacién, es decir, colocarse en alguna de las dos posiciones extremas. Por esto es imposible contestar sencillamente me inclino por esta 0 aquella tendencia. Bn este punto debo aclarar que cuando me refiero al pensamiento continental ‘curopeo, incluyo en éste no solamente la tradici6n francesa sino también los trabajos de la Escuela de Frankfurt, Con respecto a la corriente francesa, cabe seftalar que difiero por completo con el desarrollo postestructuralista mAs cercano a la llamada posmodemnidad que a los problemas ciemtt- ficos. En lo referente aJa Escuela de Prankfurt también estoy pensando en Habermas y en Tugen- hat, que estudian todos Jos problemas de la ¢tica, entre ellos los problemas derivados de la produc- ci6n cientifica. 2 « Por fo que acabo de decir me parece que hay un problema, os criterios de racionalidad cien- tifica que se desarrotlan generalmente en cortientes que rondan la escuela anglosajona parten de tun modelo que yo amarfa ef modelo de un cientifico “Robinson Crusoe” . Este modelo propone Ja situacién de un cientéfico que trabaja aislado, en su propio estudio 0 faboratario, que esté libre de valores, “free value”, como dicen ellos; que produce guiado exclusivamente por el amor a la ciencia y a Jos elementos filos6ficos de la ciencia: el criterio de verdad, objetividad.ctc. Por los cambios aparecidos en las estructuras sobre todo econdmico-politicas del capitalism tardio, este modelo de cientifico ya no existe ms en la realidad. Por el contrario, lo que existe actualmente es tuna colectivizaciOn de la investigacién cientifica, no solamente en las formas cotidianas de trabajo sino también en las metas y en los métodos de la investigacidn, La seleccién del staff que va a lle- var adelante ia investigacién, las decisiones acerca de la eleccién de una determinada linea de in- vestigaciGn u otra, ta puesta a punto del producto cientifico con las necesidades de comercializa- cign del mismo, provocaron la apariciGn de auténticos “teams” de cientificos. Esto significa que lo que esta rigiendo en este momento es un sistema de produccién colectiva al que se agrega una enorme difysi6n de la ciencia como producto social. En la epistemologta esté comenzando a pre- AOA /DOSSIUR — ennbeanecsae eR RNREINE SAE NERS ONE, dominar fa idea de considerar a 1a ciencia como una tecno-ciencia, especie de fusién entre ciencia y tecnologia; entonces, estas caracteristicas que no existfan en el nacimiento de ese modelo de cientifico aislado, al igual que fos problemas de Ia ética de fa ciencia, surgen ahora como funda: meotales, Hay un autor que se Hama Niklas Hercher, que tiene al respecto una metéfora intere- sante: si en una habitacién vive una sola persona y posteriormente se va Henando de gente hasta quedar “crowded”, van apareciendo cosas que antes no hacian falta como normas de convivencia , reglas de cortesfa, sociabilidad, etc, Usando esto, si pasamos del cicatifico solitario a los trabajos actuales en equipo, donde por ejemplo, fa seleccién de las metas deben decidirse en grupo y no solamente por criterios cientifi- cos sino comerciales, entonces Ia cuestién de la ética se presenta y se vuelve importante, General- mente los autores anglosajones creen que cuando se habla de ética y ciencia, wno tiene wn concep- to de racionalidad “light” y que en cl fondo uno tiene Ja idea cercans a la isracionalidad de reto- mar los criterios roménticos de la ciencia y el mundo. Esto-est4 totalmente equivocado. No se comprende que las cuestiones de la ética han sido may importantes en esta época, y que a conse- cuencia de la transformacién del sistema de produccién cientffica esta imporiancia se potencia atin més. La necesidad de volver mas relevantes todavia los estudios concemientes a la relacién ética- ciencia, ciencia-sociedad, etc., esté determinada justamente por estos cambios que causaron la di- solucién del modelo anterior. 3 ~ Yo no aceptaria que existe un ctiterio tajante entre ciencia ¢ ideologia. Pero decir, que no acepto un criterio entre ciencia y no-ciencia es muy riesgoso sin hacer aclaraciones previas, Pri- mero hay que decir que no participo de las posiciones que sustentan que ta ciencia es similar a ta magia, a la religi6n etc., pero tampoco participo de la posiciéa de que hay un criterio casi sagrado que nos permite dividir, con facilidad, a la ciencia de fa no-ciencia. Mi punto de vista es que los problemas de la ideologia en el miltiple sentido que surgen de la insercin y de la imbricacién de ia ciencia en el fenémeno general de la sociedad hacen que debarnos tener un conceplo de racio- nalidad més amplio, y esto, lejos de ser irracional, constituye una racionalidad més aceptable, ha- ida cuenta de los cambios y de la cvoluci6n; a diferencia de Ia vieja tradicién positivista, (que fo- Gavia es mantenida por muchos autores) en ta cual Ia cuestién de la racionalidad se vinculaba ex- clusivamente con lo !égico-metodolégico y los problemas internos de ta ciencia. 4, . rm absolute. Ademés me interesa actarar algo respect del tema de la historia interna de la ciencia y de la ética de Ja ciencia, Como usted sabe me he opuesto y he salido a rivalizar con el modelo propuesto por el Prof. Klimovsky de Ja ciencia martillo, es decir, una ciencia que es como uun martilo que sirve tanto para clavar un clavo como para aplastar el erdneo de una persona. Cuando yo me opuse a ese modelo, no quise proyeciar la idea de que un producto cientifico no pueda tener miltiples usos. Por ejemplo, en e! caso de una droga: ésta puode salvar muchas vidas homanas pero también puede tener efectos contrarios y producir la muerte. Esto es innegable. Pero mi objeci6n se basa en que ese modelo plantea una distinciGn entre étiva y ciencia que es pe- ligrosa, Para este modelo, cl problema de Ia ética cientifica es solamente el problema det mat uso de los productos cientificos, En este sentido ese modelo es ersGneo y contunde los términos del RAL AT TIE | OSSIER / 5 6& 9 esde Inego que puede haber y de hecho existen permanentemente cuestiones éticas . pero también existen cuestiones vinculadas con lo que liamarfamos los aspectos internos de la ciencias, es decir, que sin salir del modo de elaborat ka ciencia, ahi mismo hay problemas éticos que los autores anglosajones en general dejan de lado. Por ejemplo, como ya dije anteriormeate, cuando se cligen las metas de las ciencias, cl staff, los eriterios:de comprobacién 0 corroboracion de la ciencia, todo esto forma parte de lo interno deta ciencia, y no de sus aplicaciones; son auténticos problemas vinculados,con la historia interna de la ciencia. Recordemos solamente algunos ejemplos hisi6ricos: Pasteur realiza sus descubrimientos pioldgicos y toda la corporacién cientifico-médica se opuso a ellos rechazando por completo sus teorfas, “Aun un quimico de fa importancia de Lievich, se opuso totalmente a la concepcién pas feuriana, que tuvo que recorrer mucho camino para ser admitida. Algo parecido le paso a Lister Con Ja teorfa de Ja asepsis; lo mismo le sucedié a Waterson con Ia teoria de ta electrodinamica, du- rante mucho ficmpo sus trabajos no fueron dados a conocer porque fa comunidad cientifica los cGiisideraba totalmente erréneos, La Royal Society de Londres bloques la difusién de esas teorias durante cuarenta afios provocando un gran retardo en la evolucidn de ta ciencia, Todas éstas son ‘uestiones internas a la ciencia similares a los problemas actuales de seleccidn de criterios de co- roboricion. Esto és_uin problema ético de gran importancia debido a dos motivos: por un lado, los cientificos atados a compromisos comerciales lanzan al mercado y al conocimiento ptiblico un producto que no ha sido convenientemente corroborado y, por otra parte, teorias completamente corfoboradas como Jas de los ejemplos anteriores quedan encajonadas y se retarda su difusién. En ambos casos hay posiciones ¢ticas imbricadas en posiciones cientificas. Pretender en Ia actualidad mantener las concepciones de las primeras etapas del neopositivismo J6gico (la ética es puramente intyitiva, los valores son siempre irracionales, etc.) es un absurdo to- tal. Los autores que siguen en esta linea de racionalidad tan esirecha estén completamente equivo- cados y causan mas errores en la captacién de un fenémeno tan complejo como Ia ciencia que fa- cilitan sir comprensi6n, a pesar de que quieren reivindicarse como los tnicos racionales. problema. vinculadas con las aplicaciones extern: 5 - creo que en las respuestas anteriores he contestado suficientemente esta pregunta. REPORTAJE A GREGORIO KLIMOVSKY. 1... Aqut hay que separar la formacién que uno ha tenido para llegar al nivel de discusién o a las actividades que uno desarrolla de lo que uno considera en este momento To que tiene que ser fa discusién epistemol6gica. Yo le aclaro que cn este momento estoy totalmente abierlo a escuchar todos los puntos de vista, a compararlos y ver qué ventajas tienen Jos unos con respecto a tos otros, Es verdad que algunas posiciones me convencea més que otras en particular, pero Io mismo ocurre con las teorfas cientificas: no tengo que adherir a una teorfa cientifica por razén de iradi- cién o de formacién; uno adhiere a las teorias cientificas si son buenas desde el punto de vista cognoscitivo y-si hay elementos que la favorecen mas que otras. Pero, en cuanto a cémo fae que 9 6 /DOSSIER —* MasamennonsemeeesamaDee sun aeOED TNA AEN TATA uno se formé y fue eligiendo ciertos temas, dirfa que en su momento para mf Bertrand Russell fue — y todavia sigue siendo— algo muy importante, ; en segundo lugar, creo que el positivismo 16- gico marcé ciertos problemas y ciertos métodos de mauera indefeble, aunque yo no crea en la ae~ iwalidad que estaban acertados — me parece que muchas de sus tesis no tienen sentido y estaban mal formuladas— me daba la impresin de que estaban en buen camino; en tercer lugar, ta posi- cién popperiana, con todas sus limitacionés, me parecié - y todavia me parece en algin sentido, desde el punto de vista metodoldgico (no desde ¢l punto de vista politico), ser todavia, quiz4, la contribuciGn més importante en este siglo. Por otra parle, tengo el prejuicio de que los aspoctos l6gicos de la epistemologia son muy importantes; son, de alguna manera, el instrumento que per- mite ,a veces, discriminar entre lo que esté bien formulado y mal formulado. Creo que hay razones epistemol6gicas, a su vex, para pensatlo ast: y eso, de alguna maneta, condiciona mi punto de vis- ta, Esto es lo que hace, por ejemplo, que me resulte més simpético Popper que Kuhn, todavia aho- ra, Pero si uno no reconociera la problemdtica kubniana, creo que uno tendeia grandes limitacio- nes. Por otra parte, la tradicién que viene de Piaget y su escuela, con la que yo no simpatizo gran- demente; pero creo que tiene mucha importancia desde el punto de vista de sefialar una conexién con la biologia, por ejemplo, y con problemas de psicologta, que es muy fuerie-y muy fecunda. ‘Tengo bastante propensién a tenerla en cuenta. Hay ottas cosas: por ejemplo, pienso que el psico- andlisis ha sefialado algunos mecanismos en los individuos humanos que uno encuentra en la his- toria de ta ciencia y en la propia epistemologfa, mecanismos como la resistencia y la denegacién, por ejemplo, como lo sefialaba Bachelard, uno Io ve, también, en la actitud de ios cicattficos fren- te a nuevas teorias, frente al error. De manera que hay muchas cosas de donde agairarse. La tradicién anglosajona parece ser la mAs interesante desde mi punto de vista, y esto inflaye on mis preferencias, 2 + No sé si hay eje principal. Es como si alguien me preguntara algo asf como “cudl es el eje principal de la ciencia”, Qué sé yo. Bs la cibemética, la biologfa, Ia fisica moderna, 1a teoria del ccaos, Ia teorfa del big-bang, las fuentes del universo, la teorfa de la relatividad, Parecerfa que hay muchos aspectos que si-no se toman en cuenta hacen muy unilateral ia investigacién de uno; en- tonces, me patece que conocer filosofia matemética, filosofia de la fisica y Igica es indispensa- ble. Creo que, también, no discutir cuestiones de ética, 0 sociolégico-politicas, serfa un grave error desde varios puntos de vista. En sociologfa, la sociologfa del conocimiento y Ia teorfa de la ideolo- gia, y en cierto modo Ia teorfa de los paradigms de Kuhn, que yo la pondrfa abt junto con las tras, ilustran cémo el comportamiento de Ja comunidad cientifica puede ser un factor de cambio © ua factor reaccionario seguin el caso. Y, entonces, éste es un punto que también bay que verlo. ‘Tercero, las relaciones que hay entre ciencia te6rica y tecnologia clinica y préctica, por ejemplo, parecen ser algo que hay que conocer: Yo me ocupo en este moitiento de un programa — que en su momento {uvo apayo del CONICET y que creo que fue tetirado por tazones ideolégicas—de filosofia de 1a tecnologta, Y también me dedico a problemas de clinica en salud mental, por ejem- pio, porque ahi se plantean problemas muy serios y muy especificos, y eso, de alguna manera, hay que verlo también. Yo tengo cierta predileccién por los temas de estructura y validez de las teorfas, cientfficas, en general; pero también pienso que hay una interaccién entre Sociologia ¢ historia de SO NANTES §— TYOSSIER (7 la ciencia y epistemologta que es innegable. Todos esos son puntos que hay que tener en cuenta fuertemente. Seguramente, me estoy olvidando de algén otro factor importante. Creo que un epis- femétogo tiene que atender a todos ellos. Sin embargo, quiero decir una cosa: siempre he aconse- jado a los que hacen epistemotogfa que tengan realmente buena informacién acerca de cémo es ka ciencia contemporénea de lo que estan haciendo. Estos episiemélogos, algunos incluso bastante prominentes en Argentina, que pontifican sobre aspectos ideolégicos y politicos de ta ciencia pero no sabén c6mo funciona y qué es lo que dicen realmente tas disciplinas cientfficas, a m{ me parece que éstén fancionando mal porque han —no quiero decir: creado estafa— ... pero hay algo de im- propio. Entonces, ése es un punto que hay que cuidar. Por eso, siempre aconsejo que el que va es- tudiar epistemologia tenga algdin.conocimiento de las ciencias duras, tanto desde el lado de las ciencias exactas como de Tas ciencias biolégicas. Y digo que eso no basta, Tiene que haber, tam- ign, algo por el lado sociolégico, por el lado psicosociol6gico o bien por él Indo de politica y economéa. Porque si algunas de esas cosas no €s conocida en su propio funcionamiento, me temo que se empiccen a decir pavadas; y si bien esto es interesante desde el punto de vista anecdético, 0 €s interesante desde el punto de vista de la legitimidad cientffica de fa propia epistemologfa. 3 + No sé si esa es la tarea fundamental de la cpistemologia, Por las mismas razones que expresé cn la contestaci6n anterior. Me parece que es un tema interesante mientras no se maneje dogindti- camente, La historia de la ciencia, temdtica en que los dos hemos tenido oportunidad de discutir ‘an fanto més de cerea, muesira que cada vez que se ha ofrecido un criteric asi, o una definicién de ciencia 0 racionalidad, a la lazga no ha servido. Yo no conozco ninguno que no haya fallado. La idea de una fundamentacién puramente racional fall6 por razones obvias: habia que diigirse tam- bién a la préctica y a la experiencia. La fundamentacién puramente inductivista fall6, a su vez, por una falta dé estracturaci6n idgica de la ciencia asf obtenida. La visién serndntica del asunto que propuso e} Circulo de Viena, segin la cual “cientifico” comesponde a condiciones de verdad bien definidas y sino “metafisica”, creo que qued6 claro después de Popper en adelante que no se po- dia seguir sosteniendo. El propio criterio de Popper fallé de la manera mAs lamentable, porque la idea de refutabilidad 0 de contrastabilidad como definitoria, se ha visto muy bien que a veces una proposicién puede no ser cientifica y conformarse en cientifica junto a una teorfa, Entonces, si uno expulsa por no cientifica una hip6tesis y una teorfa, resulta que estarfa, a lo mejor, perjudicando a Ja historia de la ciencia, porque esa misma hipétesis podrfa ayudar, junto con una teorfa a hacer predicciones y explicaciones que de otra manera no pueden hacerse, Pero si uno acepta, entonces, que cientilica es cualquier teorfa que puede aumentar la contrastabilidad de alguna otra con la que se junte, es fécil demostrar que cualquier proposicién-es cientifica. Una serie de ejemplos obvios: si yo digo “A no-cientifico”, y tengo a teorfa “A implica B” no-cientifica, las dos cosas juntas (“A” y “A implica B") permiten por modus ponens deducit B, que puede ser, por ejemplo, un enunciado empirico. Ast que lo de Popper no trabaja muy bien. Lo de Kuhn, o sea, que haya con- senso y paradigma para que yo considere que estemos haciendo ciencia normal, é1 mismo lo tivo que abandonar (cuando tavo que reconocer que Ia idea de paradigma es més bien de una peculiar comunidad o grupo parcial, pero no de toda Ja comunidad), Lo de Lakatos, segs el cual lo que hace cientffica a una tcoria es que sea adopiada como programa para una comunidad, se puede G08 /DOSSIER SRR INSTI ARREARS IONS ESE STOTT aplicar también a ta filosoffa, Entonces, no sé realmente si tanta insistencia cn un criterio de de- marcacidn esti pidiendo de hecho algo imposible. Yo creo realmente que, como alguna ver, lo he~ ‘mos discutido en nuestras clases, método cientifico no hay: hay muchos métodos cientificos, Es cierto que hay algunas esirategias principales, pero no alcanzan a explicarto todo, Y ademds, si uno empieza a contar todas las que son metodol6gicas ... alguna vez ya relaté en clase que encon- iré 64 métodos cientificos. Entonces, me parece efectivamente que el uso de la légica, ser cuida- doso en Ia formulacién de las teorfas, en ver qué implican las teorfas, si se pueden asociar o com- plementar, 0 bien si engendran juntas consistencia, son problemas centrales muy importantes so- bre los que hay mucho que decir: explican la permanencia, cambio y sustitucién de las teorfas cientificas. Por ahi hay algo importante ligado a la racionafidad cientifica. Pero no hay que ir tath- poco demasiado en esta direccién Igica, porque sabemos que hay otro tipo de racionalidad, Por cjemplo, hay racionalidad que no se pede expresar con métodos légicos. A. veces, uno compren- de gestélticamente una situaciGn, y al situarse comprensivamente cu ella, como para poder de al- guna manera actuar de manera apropiada, desde cl punto de vista I6gico eso realmente no puede hacerse; por lo cual, yo dirfa que hay dos tipos de racionalidad: la que est ligada a la l6gica y la que est ligada a un fendmeno, que posiblemente tiene que ver con adaptabilidad biotégica y con el progreso del género humano desde el punto de vista sociolégico y también como especie, que le pronto percibir en ciertas circunstancias qué peligro hay 0 qué es to que encierra una situa- cién y proceder en accién en consecuencia. Esto es lo que se lama a veces “una intuicién racional acerca del contesto”. Peso esto no es lgica en el sentido de Ia tradicién aristotélica-tusselliana. Entonces, yo puedo entender que a veces pueda haber lo que podriamos Hamar un cierto tipo de acto racional de este tipo que pueda Hevar al acto cteativo y a proceder racionalmente construir o hasta rechazar una teorfa. Aunque es verdad que en ur segundo paso fos que emplean Ia l6gica como instrumento debieran dar una fundamentacién de la creatividad y el rechazo. Ast que me pa- rece que no pasa enteramente por ahi en particular, Todas estas cosas ayudan en la discusién como instrumentos de esclarecimiento, Yo mismo hago el ejercicio a veces de decir : “jtal teorfa serta cientifica desde el punto de vista popperiano?”, y empezar a decir por qué sf 0 por qué no. Pero si yo transformara esto en Ja clave de la nocién de cientificidad racional me parece que me quedarta en una cosa muy estrecha y muy ingenua en particularEn fas primeras comtestaciones yo le dije que hay en realidad muchos temas epistemolégicos, y hay que verlos un tanto con cuidado. Un ejemplo es cl de los Hamados factores externos ¢€ internos del desarrollo de una ciencia. Usted sa- be que lo que para Popper serfa externo, que serian, ‘por ejemplo, las reacciones sociolégicas de una comunidad a una determinada teoria, para los marxistas seria interno. De alguna manera, si s¢ cepa que la sociedad tiene esa facultad que decfamos recién de juzgar una situacién, y conocerka y comprenderla, es muy posibic que un factor sociolégico pueda incidir a favor o en contra del de- sarrollo de la ciencia 0 pata ello como factor interno; por ejemplo, y dénde establece unc ka dife- encia, Acé lo tinico que se puede decit— que sf me parece que serfa racional, y no hay por qué forzar la situacién en otro aspecto — es que cuando yo tengo que discutir sobre cuestiones de ra- cionalidad actararta: desde et punto de vista égico, esto es factor externo, y nada mas Lione wn va- lor histéricamente coyuntural; pero desde un punto de vista politico ¢ historico, yo dirfa: cémo po- dria verse esto. ¥ por abi, a lo mejor, hay cosas que decir que son muy interesantes también. Si yo ASA TTS | ISSIER/D 9 36 c6mo gravita'un factor desde ef punto de vista hist6rico-potitico, por ejemplo, y sé también 6: mo gravita un factor-desde el punto de vista égico, tengo dos informaciones may interesantes (ca. da una de éllas tiene su valor y su modo de uso). Me parece que no es racional el cientifico que no guicre ver los factores sociolégicos presentes; de alguna manera, el cientifico asépticamente l6gi- co (que no quiere tener una discusién acerca de los beneficios 0 perjuicios que produce una teorta © una tecnologia a la'sociedad), me parece que el tipo es irracional, a pesar de que utilice los me- jores instrumentos logicos para ver lo que ocurre. Es irracional en un cierto sentido, no se sitiia en su contexto, Para. mi, el que hace un andlisis sociolégico y politico y no atiende a cuestiones de prueba I6gica también, seria irracional en el sentido que Popper te da a irracional. Me parece que cn una discusi6n entre los dos puntos de vista y sopesar la fuerza de cada una de éstas. des- de el lugar que cada una fiene , me parece que ésta sf es una tarea que efectivamente deba hacerse y sopesar la fuerza de cada una de estas posiciones en el lugar que tiene es quizd lo que efectiva- mente'deba hacerse, 4 ~ Por to que hemos dicho no , esté contestado. Parece muy dificil un acuerdo sobre esto. Se ha sefalado que para poder definir una racionalidad cicntifica, hay que definir algo como lo objetivo de fa ciencia Si el objetivo cs mantener o explicar el conocisiento empitico me voy a ir para un lado, si et objetivo es tener eficacia practica, voy a ir para otro lado, Hay muchos modelos de ob- jetivos cientificos que pueden definir algtin tipo de racionalidad. No creo, como dije antes, que tiinguno de eftos pueda dar cuenta de a cuestion; tengo ka impresién que es imitil y hasta podria ser dogmético pretender un tipo de racionalidad por esta partc. Yo creo que hay aspectos de racio- nalidad en ef conocimiento cientifico, que hay racionalidad instrumental en ka ciencia.,. pero decit que cada una de estas cosas es la racionalidad, no me veo muy propenso en fa actualidad, Ya hemos discutido de alguna manera por qué. DIALEKTICA: Me salgo un poquito de programa; y hablando de la racionaiidad, el libro de New- ton Smith propone lo que tendrfa que ser la racionalidad de la ciencia segiin él.. Toma cada uno de Jos autores desde Popper en adelante y va diciendo qué le parece. KLIMOVSKY: Pero é1 , sin embargo, aunque por ahi no pone el acento en ta racionatidad en cuanto instramento det conocimiento; actara un poco, y ¢so es lo que relativiza toda su discusiéa, En realidad, modelos de objetivos de la ciencia hay varios. Pero no da ninguna demosiracion de por qué uno y no otro. Ocurre lo que yo digo: que hay varios tipos de objetivos de racionalidad. En Io que sf tiene razdn es que si tales autoses que pretenden tener racionalidad no fa tienen (en La filosofia y el espejo de ta naturaleza Rorty hace una critica de este tipo), se toma cierto tipo dle creencia y se es racional, pero s6lo con este tipo de objetivos. Y como ese objetivo para 1 no e, entonces la racionalidad termina siendo otra cosa y termina tomando como arquetipo de la tacionalidad a algunos que uno ve para nada que son Dewey, Heidegger y el segundo Wittgens- fein.Eso muestra que segiin como ponga uno ef objetivo, en realidad le va salir de una manera un tanto extrana, Yo confieso tener alguna propensién a favor de alguna tradicién racionalista gue esté un poco ligada a los puntos de vista tanto de Leibniz, como de Kant y de Bertrand Russel . ¥ 02 10/DOSSIER eR RR RT ETT esto lo coloca a uno en una posicidn especial. La discusidn fil6sofica no es de ninguna manera al- go que para ser racional tiene que seguir un método fijo, porque nadie sabe si existe semejante co- sa, Yo nunca fa he visto: ni siquiera la légica a la cual yo adscribo. Creo que es un instrumento muy claro de clasificacién racional de actividades. Pero lo que es en la actualidad la fundamenta- cidn de ta W6gica , esto también est leno de dificultades, practicamente no hay dificultad que. ten- ga el método cientifico y no Ja tenga la fundamentacién de la K6gica. Y en cuanto a la metalisica, Ja ontologia ¢ incluso la teoria del conocimiento, realmente el estado actual de Ia discusidn es més © menos terrible. Porque al lado de la tradiciGn de visos racionalistas y las tradiciones de visos pragmatistas , uno se encuentra con Rorty que dice que directamente todo cso no existe, que no hay ni fundamentacién de la {6gica ni de Ja teorfa det conocimiento. También, entonces, en et campo de la filosofia uno tiene que tener cuidado, Lo que me parece que ¢s itracional y_es lo que me parece que me Heva a pelearme con alguna gente, es que colocéndose en algunas de las otras posiciones a las cuales yo no me dedico se trans- forman en dogindticos y creen haber obtenido el conocimiento y la solucidn de sus problemas. Y paradgjicamente son fos que sostiencn que no hay solucién a los problenas.Asumen dogmatica- mente esta posicidn y caen en fa paradoja del escéptico, El escéptico que sabe que su tesis es se- gura se contzadice. Yo no creo que existe, en este momento, ef dogma que da el método raciona- lista seguro para fundamentac ia i6gica y de ahi cl resto del conocimiento cientifico. Entonces, me parece que debemos ser tolerantes, pluralistamente tolerantes para admitir que lo que sf podemos hacer es discutir tranguilamente y ver de cada uno de las posiciones si es que uno quiere ser co- herente ver hasta donde puede ir y abt separar.Desde nuestras posibilidades constmuir algo que sca el método cientifico o el método filoséfico. 5 + Son tas que acabo de decir, exactamente. Son las que me llevan a defender ef phuralismo, ka tolerancia, la inguietud por cl conocimiento de las posiciones de todos los sectores de ta intelec- tualidad y de Ia humanidad y a ver realmente al doginatisimo — del tipo que sea: teoldgico, politi- 00 filoséfico - como el peor enemigo. En esta pregunta dice “esa concepcién de racionatidad que usted maneja”. Creo que al hacerme esa pregunta pensaron que yo habfa contestado seguin una de- terminada tradicidn, pero no es ése en general mi concepto de racionalidad; en esto, sin embargo, uti poco simpatizo con Popper, porque creo que éI también ha visto al método cientifico, sobre to- do To que él lama el método critico, el método de la disputa y puesta a prueba de las distintas po: siciones, como un método para evitar cualquier tipo de fascismo intelectual de derecha o izquierda que se pueda presentar, Por otra parte, quiero aclarar también que no pienso que to tinico que hay que hacer es discutir, porque evidentemente hay sitnaciones politicas en las que a veces lo que hay que hacer es defenders y tomar armas para vindicar la libertad y defenderla: de eso no cabe la menor duda. Si no, se Hega un poco, me parece, a lo que es un tanto un trato burlescamente en fa posicién de Rorty: como él Hega a la conclusién de que 40 Gnico que cabe realmente es discutir y ratar de aclarar ef significado de la posicién de otro, me parece que esto plantea algo ast como una filosofia “five o’clock tea”, en que la gente a las cinco de la tarde viene a tomar el 1é y, enton- ces, disente y actara Ja posicién, Para mf, 1a filosofia se puede defender como actividad intelec- tual, es muy importante, Creo que debemos estar orgullosos como seres humanos por fo que en OREN SRSA AENEAN (OSSIER / 11 cuanto a nuestra pokémica intelectual muestra a la ciencia y a la filosofia que no puede ser sol mente eso la filosoffa y el aclarar fo sacional, ei pensamiento; el conocimiento es algo que tiene importancia ética y social, y ésta es un poco la razén por la cual muchas veces los dogmaticos que {enfan el poder en la mano se manticnen con fa Facultad de Filosofia entre las primeras, porque sa- ben que ahi hay fuentes politicas: Ja justicia social, la libertad, la tolerancia y la democracia son ideas que salen de determinadas posiciones filos6ficas y de la sensacidn de que hay de alguna ma- nera que esclarecer ese tipo de problemas. Y para los que creen que esti todo solucionaddo porque 0 dijo Dios, el Papa, ef gobierno o quien fuera, evidentemente eso no es muy simpatico. JUAN SAMAJA E. - Me sesuita dificil hablar de “adhiesiones”. Preferirfa referirme a qué autores fan tenido un peso decisive en ta conformacién de los puntos de vista que sostengo actualmente. En este sentido debo mencionar, por un lado, a Kant y Husserl; pot otto lado, Hegel y Marx: y finalmente, B. Durkheim, J. Piaget_y Tran-Duc-Thao. Todos cstos autores comparten un signo comin: ninguno puede ser ericasillado en ch dispositivo clasificatorio que ha renovado en pleno siglo XX K, Popper: me refiero al dualismo “inductivismo/deductivismo”, Segiin este autor, las alternativas que tiene ta epistemologfa para dar cuer cientffico son las inferencias inductivas o las inferenicas deductivas, y puesto que las primeras no pueden fundar ldgicamente sus conclusiones y, de otro lado, no disponemos de principios universalmente validos para echar a andar a las segundas, entonces, la epistemologta no tiene otra iarea que la de estudiar y fijar los mecanismos de control empirico de teorfas hipotéticas. De esta ‘manera, el proceso constructivo de las categorias y las teorias cientificas queda irremediablemente exelnido de la epistemotogia. En el siglo XVII, J.B. Vico. construyé6 su epistemologia en abierta rebelién contra este ditema “deduccidn/induccién” en que quedaba encerrada ta ciencia de manos de cartesianos y de empiristas, Para’ Vico, ambas tendencias epistemolégicas compartian el mismo error, Ese gran error fue, segtin él, ta completa eliminaciéa del proc vo del sujeto de la ciencia, El apriorismo de los cartesianos reduce e} sujeto a un mero sujeto intelectivo; el emprirismo, a un puro sujeto observante, Ninguno incluye como objeto de interés epistemolégico al sujeto viviemte ¢ hist6rico: es decir, al sujeto pre-intelectivo y pre-observante, Al mero sujeto protagénico, Vico en su Ciencia Nueva resolvi6 el falso dilema deduccién/induccién revalorando la analogia y la historia: es decir, la vida real humana como “cantera” de metéforas 0 modelos de los cuales los hombres extraen sus hipstesis teGricas y sus patrones de observacién, De esa manera, puso cn el centro de ta bisqueda epistemoldgica el problema de la logica de ta praxis humana: ef proceso de formacién de lo Racional social como fundamento de to Racional cientifico. Kant pertencce a esta tradicién “analogista”; su tesis de la existencia de una Sintesis Originaria, a del proceso 09 12/DOSSTER — SREvEspeermar ans Us oRNEST eSATA AER CESARE ENS caya deduccién remite al Sujeto prctico, constituye una version “a ta alemana” de la converiibitidad entre el factum y el verum de Vico, Hegel, Marx y los restantes autores que antes mencioné pertenecen a esta “tadicién” que supo escapar del dilema de “el huevo y la gallina” mediante el recurso al movimiento de génesis de tas estructuras: ni mas ni menos que lo que hizo Darwin en el escenario de la biologta. 2+ No sabria decir cudl dehe ser el cj el centro de mi interés. La relaci6n entre lo que Lakatos llama la “historia externa” de la ciencia y su “historia interna”, es decir, su Idgica y metodologia. Creo que ese eje temético contiene un gran auimero de interrogantes y de consecuencias de gran valor. En particular, reinstala las cuestiones que sobre psicogénesis y sociogénesis dejé planteadas J. Piagei_en “Psicogénesis ¢ historia de la ciencia”, en el Ensayo de ligica operateria y en sus dilimos borradores sobre una “légica de la significacion”. La forma de tratar el problema de los mecanismos que constituyen fo que él y Rolando Garcia denominan “marco epistémico” posee un indudable parentesco con. el tratamiento dialéctico que L. Goldmann hizo de la nocién de “concepcién del mundo” (Weltanschauung). Ahora bien, esta noci6n replantea cl problema de la “fuente de las hipétesis” y de una légica constructiva de las “evidencias”, Ud. sabe que desde hace algunos afios el redescubrimiento de los escritos de Ch.:S. Peirce ha venido fundamentaliente de mano de Ia semiética, y no de ta l6gica. Pero, un resultado inesperado fue 1a reactualizacién de una vieja forma de inferencia que estuvo completamente marginada de tos papeles de Popper: me refiero a la inferencia abductiva, que Peirece lama también “inferencia de hipotesis”, La diferencia que existe entre la inducci6n y Ja abduccién —y que Peirce remarca— permite, como dije antes, revisar profundamente ¢} dualismo deduccién/induccién, y constituye, sin dudas, una excelente actualizacidn de la tesis de Hegel sobre la analogia. A qué me retiero? Cuando Hegel cn su Ciencia de Ja légica expone fos limites de fa deduccién y ta induccién, demuestra que es preciso agregar la analogia como un eslabon imprescindible, sin el cual todo et sistema de las inferencias racionales se vuelve un circulo vicioso, La deduccién extrae como conclusién un resultado que, si no fuera verdadero, 1a premisa mayor seria falsa... Pero ta deduccién s6lo funciona si sus premisas son verdaderas, Caso contrario, la conclusién permanece formalmente indeterminada. Se ve, entonces, que la deduccién presupone la inducci6n. Pero Ia inducci6n no puede extraer conclusién alguna sino a condicién de presuponer que mediante la observacién’ es posible sacar algo mas que meras contingencias generalizables de mancra problematica, a condici6n de ir més alld de la'noci6n de “universalidad” como mera generalidad. Dicho de modo directo: la induccién presupone ta posibilidad de extraer de lo que se observa una informacién sobre la estructura misma, una informacidn sobre to esencial.. Como Io ha enfatizado Hamelin en su libro sobre Aristételes, no se trata de pasar de “algunos a todos”, sino de percibir lo necesario en lo contingente, Acd es donde Hegel intercala la analogia, sosteniendo que ella introduce cn el sistema de tas pero puedo decirle cudles son los problemas que estén en PASAT SN ORATORIO 1S SIER/13 @® inferencias ef estab6n decisive para articular la razén que “silogiza” con la raz6n que produce conocimiento verdadero. El proceso de inferir con fa praxis. {Por qué dice esto? Porque en ta analogia, el término medio --el andlogos-— es un singular que se toma en su sentide universal, Lo que se Hama un “universo concreto”, Por ejemplo, cuando Darwin sosticne, al comenzar Et origen de las especies, que su “mejor gufa” para oricntar sus investigaciones naturales fe tomar como punto de partida el estudio de “las variaciones domésticas”, estaba sencillamente empleando una analogia: “La naturaleza es como una granja”. Salta a Ja vista que una analogfa no es una induccién, porque acd no se est efectuando ninguna generalizacién, sino que se esid exportando la regla de un todo (la regia de produccién de variedades vivientes en 1a granja) a otro todo: ta naturaleza. Claro: se puede argumentar que igual que en la induccién, ef resultado que se obtiene no es concluyente, Pero ahora estamos frente a problemas completamente diferentes: por una parte, la analogia proporciona un criterio de biisqueda (jhipstesis!) sin el cual el trabajo empsrico seria imposible, porque las direcciones. de gencralizacién serian innumerables (en la jerga de la Inteligencia Astificial se habla de una “explosin combinatoria”); pero, por otra parte, y acd queria llegar, las analogias plantean a ta Kégica y a la metodologia el problema de “el origen o ta cantera de las analogias”, Déjeme leerle este tramo del libro de Papert (1) “ILo que un individuo puede aprender, y cémo lo apreide, depende de tos modelos con que cuenta, Esto plantea a la vez. la cuestién de cémo tos aprendié, De tal modo, las leyes del aprendizaje deben referirse al modo cn que. las estructuras intelectuales se desarrollan una a partir de otra y cémo adquicren, en cl proceso, forma tanto l6gica como emocional.”. En el nifio del que nos habla Papest, el modelo de.los.“engranajes” surgid de sus actividades en Ja primera infancia, impregnadas de afecto, con esos objetos. En fa investicaién de ta que nos habla Darwin, modelo de la Granja {y otros, como cl de la ley de la Poblacién, que toma de Malthus), surgieron, como resulta evidente, de la cotidianidad de un ciudadano que vive en. una sociedad que también “impregnaba de afecios” su praxis cotiadian Quiero decir que —mal que le pese a Popper y a los empiristas— las hipstesis ni surgen de inspiraciones irracionales, ni de meras observaciones, sino que surgen de los modelos que 1a praxis social va creando en el transcurso de la histori ‘Ahora bien, que los modelos se construyen en la praxis, eso es un hecho: es preciso ademis averiguar su validez, es decir, conocer y exponer su forma légica. Es sabido que ta analogia fue frecuentemente descalificada, objevindose que ella viola la regla bisica del silogismo, Los ldgicos medievales hablaban del guaternio terminorum para referirse al hecho de que el término medio det silogismo analégico estaba tomado en dos sentidos diferentes en una y otra premiisa: en un caso como individual y en otro caso como universal, Hegel contesta que esta ebjecién que se fe dirige a la analogia en lugar de atacar a la analog alaca a esa manera de entender el andlisis formal, Mucstra que cierto tipo de andlisis formal a cotrevistado se refiere a Seymour Papert: Desafio a ta mente. £2: Galipago. pig. 13. 98 14 /DOSSIER asso easnaNRNRST EONAR ASE SEASONS incapaz de pensar to universal de otra forma que no sea como wna mera y abstracta Segiin esta tesis, no habria diferencia alguna entre un conjunto arbitrariamente formado (por ejemplo, ef de “los sujetos cuyo documento de identidad termina en el niimero 3°) y una es viviente cualquiera, por ejemplo, “el caballo”. Pero salta a la Vista que son universales completamente distintos: observando un sujeto del primer conjunto, yo no pucdo inferir nada det conjunto, Pero observando a un individuo de una especie, las probabilidades de extraer conclusiones validas para la especie son inmensamente mayores, y esto por razones de ta Kégica de esas “totatidades relacionates” que son las especies (como lo decfa Piaget), Sobre el tema del tratamiento légico de las relaciones internas, aprovecho para recomendar Ta Jectura de las obras de F. G. Asenjo. En particular, quiero mencionarles su libro El todo y las partes, que publicé Ed. Tecnos hace 30 aftos Anes de pasar a otra pregunta, quisiera recordar que para Hegel el movimiento légico de los silogismos no culmina en la analogia, sino que prosigue su desarrollo mediante el progreso a través Uc los Hamados silogismos de necesidad: a) calegérico, b) hipotético y c) disyuntivo, Bllos expresan relaciones l6gicas crecientemente complejas que se podrian comparar con los pasos metodoldgicos que Piaget describe en et libro Biologia y conocimiento: me refiero a 1) la comparacién de problemas, 2) el anilisis de las correspondencias funcionales, 3) el estudio de los isomorfismos estructurales, 4) la construccién de modelos abstractos y 5) la inclusién en totalidades jerarquicas, Este dltimo punto nos coduce de nueva al tema de la praxis: al tema de ia iégica del surgitiento de las “totalidades relacionales vivientes”, a ta légica de ta génesis de ta cultura humana en ta biosfera, y a ta légica de las totalidades relacionales en Ia historia (yen ella, la Jigica de cada modo de produccién), Yo creo advertir en a actualidad signos notorios de un resulgimiento de las tesis stemoldgicas de bidlogos como C, Waddington o G, Bateson; etélogos como K. Lorenz y F, Wuketits; cibernetas como Wiener y Ashby; socidlogos y antropélogos como Dukheim y Lévi Strauss; congnitivistas como H. Sion y M. Minsky; psicélogos como Vigostky y J. Bruner: matematicos como F. G. Asenjo y R. Thom, etc. Ojo, hablo de convergencias y no de adhesiones. ‘odos ellos concuierdan -~-como dije hace un rato— en ponerse un paso anies de fa antinomia ‘corfa/empiria”, remonténdose, en su defecto, al proceso construcivo de ta estructuras cognitiy a partir de las cuales se derivan pautas de observacién y modelos tedicos abstractos. Sobre este proceso constructive, nada puede decirnos ni el falsacionismo popperiano ni el cempirismo en niguna de sus variantes. 3 «De ninguna manera. Por dos razones: fa primera, porque proponer et criterio de demarcacién como la tarea fundamental de la epistemotogia comporta el riesgo de que esta disciptina pretenda convertirse en una instancia de consura de la creacién cientifica (yo creo que la epistcmologia debe ser, por sobre todo, una investigaci6n abierta sobre lo que realmente hace el hombre cuando conoce, y debe procurar exponer esa ldgica y no prescribir una légica). La segunda razén, porque creo qué entre las distintas formas de conciencia social hay miltipes vinculos y tansiciones. Creo que lo que se Yama “rupture epistemolégica” debiera reconceptualizarse para comprender no la TTR )OSSIER/ 15 a diferencia esencial entre cl saber cientifico y el sentido comin, sino entre el sentido comin de una sociedad de clase y el de otta. Es decir, que las rupturas se producen entre las matrices doctrinarias de ios estados y no entre el saber corriente y el epistémico, Al respecto creo, como Hogel, que én él saber popular, cn el arte, en ta religion y en fa ciencia de cada época, se desarrolla un mismo “motivo”, un mismo asunto , bajo formas diferentes. En realidad, en lo que desarrollé anteriormente sobre la praxis como furdamento de todas las formas de conciencias humanas estn las razones por las que no podria aceptar ese eje. 4 - caro que no! Debemos desconfiar sistematicamente de los que pretenden ser ministros 0 sacerdotes de la “racionalidad cientifica”, porque por esa via se transforma a la ciencia en wn mecanismo de manipulacién mucho mas insidioso que algunas de las instituciones mas oscurantistas del pasado. Y digo que es infinitamente més insidioso porque, en primer lugar, se presenta como un saber no dogmético: un saber falible, perfectible, etc, Pero detras de esa fachada se ocultan los reales mecanismos dogmdicos: por un lado, el dogmatismo de “una metodologia” que prescribe formas finas de procedimientos; y, por otro lado, los mecanismos de control institucional del saber mediante su legitimacién formal a través de concursos, publicaciones subsidios, ctc., cuyos jueces, réferis o evaluadores son cuidadosamente seleccionados 0 dliscriminados, segtin sea ef caso. (A propisito, siempre sigo leyenda con provecho el librito de O. Varsavsky: Ciencia, politica y cientificismo. Se los recomiento como amtidoto. Lo que es racional no to puede prescribir ninguna élite de cientificos: la nica instancia que puede definir lo racional es la vida concreta que tos seres humanos producimos y en la cual se pone de manifiesto hasta qué punto logramos realizar nuestras posibilidades de ser genéricos que se constituye en fa praxis productiva social, Un primer paso importante es reconocer que hay “racionalidades cientificas”, en el sentido de que las diversas propuestas son cmergentes de parcialidades de la sociedad humana (parcialidades de clase, de nacionalidad y de alianzas multinacionales). Ahora bien, si la verdad es miltiple, jes posible una adequatio intellectus et totius? En principio, la respuesta es negativa: F.G. Asenjo (2) lo dice ast: “El todo presenta una infinidad de perspectivas posibles y uno slo puede asumir un ntimero finito de ellas —las nuestras, y vicariamente, unas pocas més”. Y esto es asf porque, como dice més adelante: “La verdad nace en medio de relaciones intersubjetivas como un aspecto unilateral en la red de presencias mattiples” Pero junto a aque! reconocimiento de las verdades miiltiptes, un segundo paso es reconocer que las condiciones de posibilidad del pertinaz intento humano de establecer una verdad unifi centrando de ese modo en contradiecién con fo anterior, puede ser resuelta de unas pocas man una de ella, eliminando todas las perspectivas que no sean fas del grapo 0 proyecto propio; otras de ellas, cayendo en la desesperanza-y el nihilismo; y otras, finalmente, apostando a que las contradieciones 0 antinomicidades, como las ilama Asenjo, no constituyen un mat en sf mismo: ct mal lo constituye no advertir ef estucrzo de transformacién que elas demandan para ampliar y 2) Bl parrafo conesponde al articulo de F. G. Asenjo aparecido en la Revista Latinoameriana de Filosofia, Vol, Vill, N®1 (marzo 1982). Pagina 20. 9 16 (DOSSIER siamese roe eRe RAPE SI STATE hacer menos unilateral la racionalidad que construyamos, racionalidad es fa que han intentado desarroliar los episteméloges que podemos denominar dialécticos: desde Anaximandeo y Herdclito, hasta Pascal, Kant, Hegel, Marx, etc. Me parece valiente la tesis de 1. Goldmann, segtin la cual ta dialéctica hace también una apuesta: esa apuesta esta dirigida a la posibilidad de superar en fa historia las antinomias que contiene irremediablemente la praxis social. tillima forma de entender ta 5 «Si, sin dada, Aunque resulte dificil fundamentarlo en pocas palobras, dirta que una apuesta consecuente a la racionalidad dialéctica no puede menos que convertirse en una apuesta a tre causas muy dificites de sostener mancomunadamente, pero que debemos procurar: me refiero a Ta causa de la democracia, ta causa social y ta causa nacional. Ailf donde alguna de eltas sea sacrificada a la otra, se presentardn seguramente fracturas irremediables en el proceso hacia la atopfa humana. Guia para leer El capital (Prefacio a la edicién francesa de! libro I de El capital). Louis Althusser, Hitos biogrficos. 1818. Nacimiento de Kart Marx en Tréveris, Padre abogado, Estudios de derecho y filosofia; pri- ‘mero én Bonn, luego en Berlin, donde el joven. Marx frecuenta el cfrculo de los “Sévenes hégelianos”. 1842, Marx redactor jefe de la Gaceta renana, fundada en Colonia por los dirigentes deta bur- guesia liberal reriana, Marx da al diario un tono radical de fzquierda, Articulos resonantes sobre “los robos de madera”, “la censura’, los “debates de la Dieta renana”, etc. 1843. Prohibicidn de la Gaceta renana, Casamiento de Marx con Jenny vor Wesiphate, amiga de fa infancia, hija de aristécratas reaccionarios. Viaja a Parts, 1843. Colaboracin en los Anates franco-alemanes dirigidos por Ruge: Contribucién a la eriti- ¢a de'la filosofia del derecho hegeliana; La cuestién judia. (Perfodo fenerbachiano de Marx). 1844, “Manuscritos de 1844” (inéditos hasta 1932). Inyeccién de Hegel en Heuerbach. Marx co- munista v'6pico. 1844, ‘La Sagrada Fami 1845, Expulsi6n de Parfs, refugio en Bruselas, encuentro con Engels, Algunas frases arrojadas al papel: ias Tesis sobre Feuerbach; redaccién, con Engels y Hess, de La ideologia alema- na (estos dos textos fueron “abandonados a la crftica roedora de los ratones”). 1847. Miseria de la filosofia, 1847. El Manifiesto det Partida comunista, redactado por Marx y Engels a pedido de la Liga de Jos comunistas. 1848, Perfodo revolucionario generalizado en Europa. En Colonia, Marx funda la Nueva gaceta renaina, que desaparece después del aplastamiento de la sublevaci6u de las provincias re- ‘un texto ttulado “Cénie leer Fa enpltat”, Publicado en Althusser, Louis. Posiciones, Ed. Ana rama, Barcelona de extensién y desarrotlo menores al que sparece aqui (no incluye lo “Silos biogréficos” ni los “Rudimentos de bibliogratia critica” aunque sf las idcas fundamentaes). I] nanas (mayo de 1849). Marx se refugia en Londres, donde viviré mas de treinta allos. ‘Tr bajos encarnizsddos en Ja sala de lectura del British Museum, 1852. Bi 18 Bramario de Lais Napoieén Bonaparte. 1859. Contribucién a la critica de la economia politica. 1864, Fundacida en Londres de la primera Internacional, 1867. Libro I de Bl capital, 1871. La guerra civil en Franeia (sobre la Comuna de Paris). 1875, Critica del Programa de Gotha. 1883, Muerte de Karl Marx. Advertencia a los lectores del libre I de Ef capital. Por primera vez. en Is historia editorial francesa y accesible para un ptiblico muy amplio, el li- bro I de Ei capital, 1. Qué es EI capital ? Es la gran obra de Marx, a la que dedicé toda su vida desde 1850 ¥ por fa cual sacrificd, en pruebas crueles, lo mejor de su existencia personal y familiar. Sobre esta obra debe ser juzgado Marx, Sobre ella sola, y no sobre sus “obras de juventud” arin ideatistas (1841-~1844); no sobre obras todavia muy equivocas como La ideologia alemana (1); ni tampoco los “Grundrisse”, borradores traducidos al francés bajo él cxréneo tfinlo de “Funda- mentos de la critica de la economia politica” (2); ni siquiera sobre el célebre “Prefacio” a la Con- tribucién (3); en et que Mare define com términos muy equivos (por hegelianos) la dialéotica de la “correspondencia y no correspondencia” entre las Fuerzas productivas y las Relaciones de produc- cign. Esta obra gigantesca que es FA capital contiene, simplemente, unto de los tres mas grandes des- cubrimientos cientfficos de foda Ja historia humana: el descubrimiento del sistema de conceptos (por lo tanto, de la teorfa clentifica) que abre al conocimiento cientifico lo que podrfamos Mami el “Continente-Historia”. Antes de Marx, dos continentes de importancia comparables habfan sido “abiertos” al conocimiento cientifico: el Continente-Matemiticas, pot los griegos del siglo V, y et Continente-Fisica, por Galileo. Auin estamos muy lejos de haber captado la dimensién de este descubrimiento decisivo y de ha- ber sacado todas las consecvencias te6ricas que derivan de ¢1, En particular, todas-los especialisias que trabajan en ef dominio de las “Ciencias humanas” y (dominio mAs reducido) las Ciencias so- ciales, esto es, los economistas, los historiadotes, los socidlogos, los psicosocistogos, los psicsto- (1) 1845. Obra inédita en vida de Marx. [Bn castellano: Marx, K.- Engels, F. La ideotogfe alemane, Ediciones Puchlos Unidos, Montevideo, 1968, (N. del T:)) @) Los “Grondrisse”, manascritos de Marx (1857-1859). [En castellano: Marx, K. Elementos fondamentates para Ie critica de ta econointa polities (orrador) 1857-1859, Siglo XXI, México, 1987. (N. det T.) | (3) Prefacio a la Conteibuscion a ta critken de In economia pofitica (1859), {En castellano: varias ediciones. (N. dell.) ] AIS | SSTER / 19 ob 1208, los historiadores del arte y Ja literatura, de la religiGn y de otras ideologias —c incluso los lin listas y los psicoanalistas— deben saber que no pueden producir conocimientos verdaderamente cientificos en su especialidad sin reconocer que la weoria fundada por Marx les es indispensable, Puesto que es, en principio, la teosfa que “abre” al conocimiento cientifico el “continenie” en et que trabajan, en el que slo han’ producido hasta ahora nada més que algunos primeros conoci- mientos (la lingiistica, ol psicoandtisis), nada mis que algunos elementos 0 rudimentos de conoci mmiento (la historia, 1a sociologéa y, en raros capitulos, la economia), nada més ilusiones bautizadas abusivamente conocimientos ‘Séto los militantes de Ja lucha de clase proletaria han sacado conclusiones de El capital: recono- ciendo en éf los mecanismos de la explotacién capitatisia; agrupandose en Organizaciones de lucha de clase econémica (los sindicatos) y politica (al principio los partidos socialistas,luego los comunis- tas), que aplican una “Linea” de masa de lucha para la toma del Poder de Estado: “linea” fundada so- bre “el andlisis concreto de La situaci6n concreta” (Lenin) en la que ticnen que combatir ( “andlisis” efectuado por una justa aplicacién de los conceptos cicntificos de Marx a la “situacién concreta”). Resulta paradjico que especialistas intelectuales altamente “cultivados” no hayan comprendi- jo un libro que contiene la Teoria de la que necesitan cn sus “disciplinas” y que, por el contrario, Jos militantes del Movirniento obrero hayan comprendido este mismo Libro a pesar de sus grandes dificultades. La explicacién de esta paradoja es simple, y la dan con todas sus letras Marx en Bl capital y Lenin en sus obras (4). Si los obreros han “comprendido” tan fécilmente El capital es porque habla, en téminos cien. tificos, de la realidad cotidiana com la‘cual tratan: la explotacion de la que son objeto por medio del sistema capitalista. Es por ello que EI capital se‘convirti6 tan répidamente, como decia En- gels en. 1886, en ia “Biblia” del Movimiento obrero. internacional. Por el contrario, si los especia- listas en historia, en economia politica, en sociologia, en psicologia, etc., han tenido y tienen atin tantos problemas para “comprender” Et capital, se debe a que estén sometidos a la ideologia do- minante (Ja de Ja clase dominante), que interviene directamente en sw préctica “cientifica” para talsear su objeto, su teoria y sus métodos. Salvo algunas excepciones, no se dan cuenta (no se pue: den dar cuenta) de la-extraordinaria potencia y variedad de ia empresa ideolégica a la que son so- metidos en su “prictica” misma. Salvo algunas excepciones, no se hallan en condiciones de criti- car ellos mismos las ilusiones en que viven y que contribuyen a mantener porque, literalmente, ex {dn cegados por elas. Salvo algunas excepciones, no se hallan cn condiciones de realizar la revo~ lucién ideot6gica y tebrica indispensable para reconocer en la teorfa de Marx la teoria misma de la que su practica necesita para volverse finalmente cientifica. Cuando se habla de la dificultad de El capital, es necesario realizar una distincin de suma im- portancia. En efecto, la lectura de El capital presenta dos tipos de dificultades que no tienen abso- lutamente nada que ver una con otra. La dificultad n°] —absolutamente y masivamente determinante—- es una dificultad ideolég por lo tanto, en tiltima instancia, polftica. (4) Ver, por ejemplo, el comienzo del texto de Lenin Ei Estado y 1a revolucién, [Hay varias ediciones en castellano: en las Obras completas, las Obras escogidas, o en fasciculo separado. (N. del T.) } 86-20, / DOSSIER sreRearoaremumssamee nese ANS ARES USSR OER SIDES Frente a Et capital hay dos tipos de Jectores: fos que tienen experiencia directa de ta explota- cidn capitalista (ante todo, los proletarios u obreros asalariados de fa produccidn directa y tam- bién, com matices segiin su lugar en el sistema de producci6n; los trabajadores asilariados no pro: letarios) y los que no ticnen experiencia directa de fa explotacién capitalista pero que, con todo, son dominados, en sus pricticas y su conciencia, pot In ideologia de Ia clase dominante (la ideoto gia burguesa). Los primeros no experimentan dificultad ideolégico-politica para comprender EL capital, puesto que habla a las claras de su vida concreta. 1.os segundos experimentan una extre- ma dificultad para coniprender EI capital (aunque sean muy “sabios”, yo dirfa: sobre todo si son muy “sabios"), puesto que existe una incompauibilidad politica entre el contenido te6rico de Ei capital y las ideas que tienen en ta cabeza, ideas que “reencuentran” (puesto que Jas ponen cr elias) en sus pricticas, Es por elfo que la dificultad n° de Ex capital cs, en tiltima instancia, una diticultad politica. Pero BI cxpital presenta otra dificultad que no tiene absolutamente nada que ver con ta prime- ra: la dificultad n°2 0 iificultad tedrica, Frente a esta dificultad, los mismos lectores se dividen en dos mievos grapos. Los que tienen el hébito del pensamiento tedrico (por lo tanto, tos verdaderos sabios) no experimentan dificultades, 0 no deberfan experimentarias, para leer este libro teérico que es Ei capital. Los que no tienen eb habito de practicar obras de teorfa (obreros y numerosos intelectuales que, aunque tienen “cultura”, no tienen cultura fedrica) deben experimentar grandes dificultades, o debetéin experimentarlas; para leer ana obra de feoria pura como Ei capital, Como acaban de ver, empleo condicionales (no deberian ... deberian ...). Lo hago para poner en evidencia este hecho, més paradéjico atin que el anterior: hasta inidividuos sin prdctica-de los tex- tos tedticos (como Ios obreros) han experimentado menos dificultad ante El capital qlie Tos indi- viduos doctos en la prictica de Ia teorfa pura (como los sabios 0 pseudosabyios muy “cultivados”), Esto no ha de eximimos de decir unas palabras acerca del tipo de dificultad tan particular que presenta EI capital en tanto que obra de feorfa pura, teniendo muy en cuenta el hecio fandamen- tal de gue no son las diticulades te6ricas, sino las dificuitades politicas, las que verdaderamente son determinantes en dltima instancia para toda lectura de Et capital y de su libro T, ‘Todo ef mando sabe que sin ceorfa cientifica correspondiente no puede existir practicw ciemtii- ca, es decir, practica que produzca conocimientos cientificos nuevos, Por Io tanto, toda ciencia descansa sobre su teorfa propia. El hecho de que esta teorfa cambie, se complique 0 s¢ modifique a ta par de} desarrollo de la ciencia considerada no modifica en nada el asurtio, Ahora bien, zqué es esta teoria indispensable para toda ciencia? Es un sistema de conceptos cientfficos de base, Basta con pronunciar esta simple definicion para que sobresalgan dos aspectos esenciales de toda teorfa cientifica: 1°.los conceptos de base y 2° su sistema. Los conceptos son nociones abstractas. Primera dificultad de la teorfa: habituarse a la préctica de fa abstracci6n, Este aprendizaje porque se trata de un verdadero aprendizaje (comparable al aprendizaje de una prictica cualquiera, por ejemplo: el aprendizaje de la cerrajerfa)—— se efectia ante todo, en nuestro sistema escolar. por medio de las mateméticas y ta filosofia, Desde el Prefa- cio dei Libro 1, Marx nos advierte que ta abstraccidn es no sdlo Ia existencia de Ia teoxfa sino tain ign el método de su andlisis. Las ciencias experimentales disponen del “microscopio”, la ciencia marxista no tiene “microscopio”: debe servirse de la abstracci6n, que “hace las veces de microsco- io”. SaniomanemonnacenemeninacnetsronnasennectanenimnCS DOSSIER/2) © Atcncién: la abstraccidn cientifica no es completamente “abstracta”, muy por el contrario. Hjemplo: cuando Marx habla del capital social total, nadie lo puede “tocar con las manos”; cuando ‘Marx habia del “plusvalor total”, nadie puede tocarlo con as manos ni contarlo; sin embargo, es: tos dos conceptos abstracios designan realidades efectivamente cxistentes. Lo que hace que la abs- tracci6n sea cientifica ¢s justamente que designa una realidad concreta que existe verdaderamente, pero que no se puede “tocar con fas manos” ni “ver con Tos ojos”, Por lo tanto, todo concepto abs iracto da el conocimiento de una realidad cuya existencia revela: concepto abstracto quiere decir, contonces, {Srmula aparentemente abstracta, pero en realidad terriblemenie concreta a causa del ob- jeto que designa. Este objeto es terriblemente concreto en tanto cs infinilamente mas concreto,mas ficaz, que los objetos que podemos “tocar con las manos” o “ver con los ojos”; y sin embargo, no podemos tocarlo con tas manos ni verlo con Jos ojos. Lo mismo ocurre con ef concepto de valor de cambio, el concepio de capital social total, el concepto de trabajo socialmente. necesario ete. Todo esto se puede actarar facilmente. Ot:0 punto: los conceptos de base existen bajo ta forma de un sistema, y es esto lo que constitt- ye una.teoria. En efecto, una teorfa es un sisterna riguroso de conceptos cienificos de base. En una teorfa cientifica, los conceptos de base no cxisten en cualquier orden, sino en un orden riguro- Por Io tanto, es necesario tener en cuenta esto y aprender paso a paso a prictica del rigor. Et rigor —sistematico— no es una fantasfa ni un tujo formal, sino una necesidad vital para toda cien cia, para toda préctica cientifica, Bs lo que, en su Prefacio, Marx ama el rigor del “orden de ex- posicidn” de una teoria cientifica. Dicho esto, tenemos que saber cudl es el objeto de KI capital; dicho de otra manera, cual es el objeto analizado en el libro | de El capital, Marx la dice: es “el moda de produccién capitalista y las retaciones de produccién e intercambio que le corresponden” . Ahora bien, se trata de un obje- to abstracto, Ea efecto, y a pesar de las apariencias, Marx no analiza ninguna “sociedad concreta” —~ni siquiera la Inglaterra de ta que habla todo el tiempo en el libro {— sino el MODO DE PRO- DUCCION CAPITALISTA y nada més. Este objeto es abstracto: esto quicte decir que es terrible- mente seal y que no existe en estado puro nunca, puesto que existe solamente en las sociedades ca- pitalistas, Simplemente: para analizar estas sociedades capitilistas concretas (Inglatema, Francia, Rusia, etc.) es necesario tener en cuenta que estén dominadas por esta realidad (erriblemente con- creta ¢ “invisible” (a simple vista) que es el modo de produccién capitalista. “Invisible”: por lo tanto, abstracta. Naturalmente, todo esto admite malentendidos. Hay que estar extremadamente atento para evi- tar las falsas dificultades de estos malentendidos, Por ejemplo, no hay que creer que Marx analiza fa situaci6n concreta de Inglaterra cuando habla de ela, Habla de-ella nada mAs que para “ilustrar” su teoria (abstracta) del modo de produccisn capitalista, En resumen, existe verdaderamente una dificultad en la lectura de KA capital: una dificultad te- Srica, Surge de In naturaleza abstracta y sistemitica de los conceptos de base de la tcoria o del andlisis tedrico,, Es necesatio considerar que se trata de una dificultad real, objetiva, que s6lo se puede superar por snedio del aprendizaje de Ia abstraccién y el rigor cientificos. Es necesario saber que este aprendizaje no se realiza en un solo dia. $22 DOSSIER seasteeneimsen NERA UALS IDEM DSTO A SOE Por ello, un primer consejo de lectura, Tener siempre muy presente esta idea de que Et capital es una obra de teoria que tiene por objeto los mecanismos del modo de produccién capitalista y de él solo. Por ello, un segundo consejo de lectura: no buscar en Et capital ni un libro de historia “conere- 1a” ni un libro de economfa politica “empirica” en el sentido en que los historiadores y los econo: mistas entienden estos t6rminos, sino encontrar en é1 un libro de teoria que analiza ei MODO DE PRODUCCION CAPITALISTA. La historia conereta y la economia empfrica tienen otros obje- tos. Por ello, este tercer consejo de lectura, Cuando se (copi¢za con una dificultad de Lectura de or- den tedtico, tenerlo en cuenta y tomar las medidas necesarias. No apresurarse, volver atras con cuidado (Jentamente) y avanzar sélo cuando las cosas estén claras. ‘Tener en cuenta el hecho de que part leer una obra tesrica es indispensable un aprendizaje de la teoria, Se puede aprender a caminar caminando con ta condicién de respetar cuidadosamente las condiciones seitaladas arri- ba. No se aprenderd de un solo golpe (repéntinamente y definitivamente) a caminar en la teorta, POCO a poco, pacientemente y humildemente, El Gxito tiene este precio, Pricticamente,esto quiere decir que séle se puede comprender cl libro L a condicién de releerto cuatro 0 cinco veces consecutivamente, es decir, con tiempo como para haber aprendido a caminar en la teorfa, La presente advertencia esti destinada a guiar los primeros pasos de fos lectores en la teoria. Pero antes de eso, es necesario decir unas palabras sobre el piiblico que va a leer el libro I de EL capital {Be quiénes se va a componer, fundamentalmente, este priblico? }° De proletarios, o asalariados empleados directamente en fa produccign de bienes materiales, 2° De trabajadores asalariados no proletarios (desde el simple empleado hasta los cuadsos medio y superior (el ingenicro y el investigador), el profesor, etc.). 3° De artesanos urbanos y rurales, 4° De miembros de profesiones liberales, 5° De estudiantes. Entre los proletarios © asalariados que leerdn el libro 1 de Et capital figuran, ni hombres y mujeres a quienes la préctica de la lucha de clases en sus organizaciones sindicales. y politicas les ha dado una cierta “idea” de ta teoria marxista, Esta idea puede ser mas o menos justa segiin se pase de los proletarios a los asalariados no proletarios: no esti falseada en Jo fundamen- tal. Entre las otras categorfas que leerdn el libro I de BI capital figuran, naturalmenie, hombres y mujeres que tienen en Ja cabeza, también, una cierta “idea” de fa teorfa marxista. Por ejemplo, los, universitarios y, mas precisamente, los “historiadores”, los “economistas” y numerosos idedlogos de diversas disciplinas (porque, como saberos, hoy en dfa todo ef mundo se declara “marxista” en las Ciencias humanas). Ahora bien, lo que estos intelectuales tienen en ta cabeza a propOsito de la teoria marxista son, en un 90%, ideas falsas. Estas ideas fucron expuestas sin ningin esfuerzo de imaginacion notable AA NTS | OSSIER 23 oh cuando atin vivia Marx y Inego repetidas incansablemente, Estas ideas falsas han sido fabricadas y defendidas desde hace un siglo por todos los economistas € idedlogos burgueses y pequesiobur- gueses (5) para “refutar” la teoria marxista, Estas ideas no han tenido ningtin problema en “ganar” un amplio priblico, ya que se lo habian “ganado” de antemano a causa de sus prejuicios ideol6gicos antisocialistas y antimarxistas. Este amplio pablico estaba compuesto ante todo por intelectuales y no por obreros, puesto que, como decfa Engels, aun cuando no peneiten en fas demostraciones mids abstractas de EX capital, los proletarios no “se dejan atrapar por estas ideas”. Por el contrario, hasta los intelectuales y los estudiantes mas gencrosamente “revolucionarios” se “dejan atrapar” por ellas, por un lado o por otro, puesto que estén sometidos masivamente a Jos prejui- cios de a ideologia pequefioburguesa sin la contrapartida de fa experiencia directa de la explotacion. En esta advertencia, entonces, me veo obligado a tomar en cuenta conjuntament I° los dos Ordenes de dificultades que ya he seftalado (dificultad n°1: politica; dificultad n° 2: te6rica); 2° ta distribuci6n det piblico en dos grupos esenciales: por una parie, piiblico obrero-asalaria- 0; por otra parte, piblico intelectual, Se entiende que estos dos grupos se recortan en una de sus franjas (algunos asalariados son al mismo tiempo “trabajadorcs intelectuales”), 3° Ia existencia, sobre ef camino ideolégico, de refutaciones pretendidamente “cientificas” de 4:1 capital que afectan mas o menos profundamente, scgdn su origen de clase, a tal o cual parte de este pablico. Habida cuenta de todos estos datos, mi advertencia va a adoptar la forma siguiente: Punto f: Consejos de lectura destinados a evitar provisoriamente las més aiduas.de estas difi- cultades, Este punto sera breve y claro, No dudo de que ~-aunque se dirige a todos—to lean: los proletarios, ya que esté escrito ante todo para ellos. Punto 1: Indicaciones sobre la naturaleza de Jas dificultades tedricas del libro 1 de. FY capitat ue son tomadas como pretexto para todas las refutaciones de fa teorfa marxista. Este punto serd forzosamente mas arduo a causa de Ja naturaleza de las dificultades tedricas de que se tratard y por los argumentos de las “refutaciones” de Ia teoria marsista que se apoyan sobre estas dificultades. PUNTO TL. Las mayores dificultades te6ricas y otras que obstaculizan una lectura facil del libro I de El cas pital se concentran desgraciadamente (0 felizmente) en e/ comienzo mismo del libro 1, mas preci- samente, en su seccién I, que trata de “La mercancia y el dinero”. Por lo tanto, doy el siguiente consejo: poner PROVISORIAMENTE ENTRE PARENTESIS TODA LA SECCION I y CO- MENZAR LA LECTURA POR LA SECCION II (“La transformacién del dinero en capital”). (5) Estas formulas no son polémicas: son conceptos volcados por el propio Marx en Bt capital. 9924 /DOSSER OTT Desde mi punto de vista, no es posible comenzar (y solamente comenzar) a comprender Ja sec- cién I inds que después de haber leido y relefo todo el libro La partir de la seccién H. Este consajo es més que un consejo: con todo el respeto que les debo a mis lectores, es una re- comendaci6n que me permito presentar como una recomendacién imperativa Cada uno puede hacer su experiencia préetica, Si se comienza a leer el libro I por su comienzo, es decir, por ta seccién 1, 0 bien no se com- prende y se abandona, o bien se cre comprender, cosa que resulta arin mas grave porque existen grandes probabilidades de haber comprendido algo muy distinto de lo que hay que comprender. A partir de fa seccién 11(‘La transformaciéa del dinero en capital”), tas cosas son més claras, Penctramos directamente, entonces, en el corazén mismo del libro 1. Este corazén es fa teorfa del plusvalor, que fos proletarios comprenden sin ninguna dificulta puesto que se trata simplemente de la teoria cieniffica acerca de aquello de que tienen experiencia cotidiana: fa explotacién de clase. Siguen luego dos secciones muy densas, pero muy claras y decisivas para la lucha de clases, atin hay: Ya seceién WH y la seccién LV. Tratan de fas dos formas fundamentales del plusvaior de que dispone la clase capitalista para Hevar al méximo ta explotaciéa de ta clase obrera: lo que Marx llama plusvalor absoluto (seccién III) y plusvalor retativo (seccién IV). El plusvalor absoluto (seccién IN) se bass en ta duracién de Ia jormada de trabajo. Marx explica que la clase capitatista empuja inexorablemente al aumento de la duracién de la jornada de traba jo, y que la lucha de la clase obrera, mas que centenaria, tiene por objetivo arvancar una disminu- ci6n de la duracién de la jomnada de trabajo lachando contra este aumento. Hist6ricamente, conocernos fas etapas de esta kucha: primero, jomada de 12 horas, de 10 horas; fuego, de 8 horas; y finalmente, bajo el Frente Popular, ta semana de cuarenta horas. Por experiencia, todos los proletarios saben esto que Marx demuestra en Ja secciGn TH: fa ten- dencia imresistible del sistema capitalista al acrecentamicnto maximo de la explotacién por medio de ta profongaci6n de la duraciGn de fa jomuada de trabajo (0 de ta semana de trabajo). Este resul tado se alcanza ya sea a pesar de la legislacién existente (en realidad, tas 40 horas nunca fueron aplicadas), ya sea en et medio de fa legistacién existente (por ejemplo, las “horas extraordina- rigs”), Aparentemente, las horas extriordinatias les “cuestan muy caro” a Jos capitalistas, puesto que las pagan veinticinco, cincuenta y hasta ciento por ciento por encitna de la tarifa de las horas normales. Pero en realidad, son ventajosas para ellos, porque permiten que tas “maquinas”, con la vida cada vez més breve a causa de los rapidos progresos tecnolégicos, funcionen veinticuatro ho: ras por veinticuatro. Dicho de otra manera, las horas extraordinarias les permiten a los capitalistas sacar el maximo provecho de la “productividad”. Marx ha mostrado muy bien que la clase capita- lista no paga ni pagard jamas —~en detrimento de su salud (su renta)—~ horas extraordinarias:a los obreros para complacerlos o para permitirles prosperar, sino para explotarlos por més tiempo. Et plusvalor relativo (secci6n LV), cuya existencia acabamos de percibir en filigrana en esta cuestin de las horas extraordinarias, es sin duda fa forma n° | de Ja explotacién contemporinea. Es mucho ands sutil porque es menos visible directamente que el aumento de Ia duraci6n del trabajo. Sin em: bargo, los proletarios reaccionan por instinto sino contra él, al menos, como vamos a ver, contra sus efectos, aL RIES ORIEN ODORS aRCRMORENIESN DOSSIER (25 a | oo El plusvaior relativo se basa, efectivamente, en la intensificacién de la mecanizacién de la pro- ducci6n (industrial y agricola) y, por 1o tanto, en la productividad creciente que resulta de esta in- tensificacidn, Esta tiende actualmente a la automatizacién, Producir el maximo de mercancias al precio mis bajo para sacar de ello el maximo provecho: tal ¢s la tendencia ivesistible det capita- Jismo, Naturalmente, va a fa par de wna cxplotacién acrecentada de la fuerza de trabajo. Se tiende a hablar de “mutacién” 0 “revolucién” en ta tecnologia contemporinea. En realidad, Marx habia afirmado desde el Manifiesto, y demostrado en Et capital, que cl modo de produe- cin capitalista se caracteriza por una “revolucién ininterrumpida en los medios dé produccién”, ante todo en los instrumentos de produccién (tecnologia). Algo que viene sucediondo desde hace ciento cincuenta aflos es declarado “sin precedente” en grandes proclamaciones, y es verdad que desde hace algunos. affos las cosas van mucho mds rapido que antes. Pero se trata de una simple diferencia de grado, no de naturaleza, Toda la historia del capitalismo eg la historia de un prodi- gioso desarroio de la productividad a través del desarrollo de la tecnologia, En Ja actualidad —como, por otra parte, en el pasado—, esto resuita de la introduccién de ma- quinas cada vez més perfeccionadas en el proceso de trabajo, lo que permite. producir la misma cantidad de productos que antes en tiempos dos, tres 0 cuatro veces inferiores y, por 10 tanto,.un desarrollo manifiesto dela productividad, Pero, correlativamente, esto resulta de los efectos preci- sos de ta agravacién de ta explotacién de la fuerza de trabajo (aceleracién de ios ritmos, supresiGn de los puestos y empleos), no séto entre los proletarios, sino catre los trabajadores asalariados no proletarios, comprendidos entre ellos algunos cuadros técnicos —aun de primera linea— que “ya no estén al dia” con el progreso técnico y. en consecuencia, no tienen mas valor mercantil; de ailf Ja cesantia subsiguiente, De todo esto trata. Marx, con un rigor y una precisién.exttemos, en ta seccién IV (El plusvalor relativo), Desmonta los mecanismos de la explotacién por medio del desarrollo de la productividad en sus formas concretas. Demuestra asf que nunca el desarrollo de ta productividad puede beneficiar es- ponténeamente a la clase obrera; muy por cl contrario, puesto que se realiza, precisamente, para au mentar su explotacién, Marx demuestra asi, de manera imefutable, que fa clase obtera no puede ¢s- perar beneficios del desarrollo de la productividad moderna antes de haber invertido el capitalismo y haberse apoderado det poder de Estado en una revolucién socialista, Demuesira que de agui a la to- ma revohucionaria det poder que abre la via al socialismo, la clase obrera no puede tener otro objet Vo ni, por Jo tanto, otro recurso que luchar contra los efectos de explotacién producidos por el desa- : rrollo de la productividad para limitar estos efectos (lucha contra los ritmos, contra lo arbitrario de Jas primas a la productividad, contra las horas extraordinarias, contra las supresiones de pucstos, contra “Ia cesantia de ia productividad”). Lucha esencialmente defensiva, y no ofensiva, Aconsejo ahora, al lector que ha legado al final de la seccidn LV, dejar de lado provisoriamente Ja seccién V (Investigaciones ulteriores sobre el plusvalor”) y pasar directamente a la luminosa seccién VI sobre el salario. En esta secci6n, los proletarios atin estén literalmente entre ellos, dado que Marx examina en clla, ademas de la mistificacién burguesa que declara que ¢! “twabajo” del obrero es pagado “por su valor”, las diferentes formas del salario: primero, salario por tiempo; iuego, salario por piezas. | © .26/ DOSSIER sansmnetameraentsmeneasmsnenseSSe23 es ae ERD CHEESES RS SCS $$$ arrrerrnnnnil Es devie, las diferentes rampas con que ta burguesia intenta atrapar a conciencia obzera para des- truir en cla toda voluntad de lucha de clases organizada, En esta seccién, los proletarios reconoce- rn que su fucha de clases no puede sino oponerse de manera antagdnica a la tendencia a ta eeravad ién de la explotacién capitalista. En esta seccién, reconocerdn que, en ef plano di 9, coma dicen los ministros y sus “economistas” respectivos, en el plano del “nivel de vida” o de Jas “rentas”, Ia lucha de clase econdmica de los protetario y otros aselariados no puede tener més que un sentido: una lucha defensiva contra ta tendencia objetiva del sistema capitatista al aumento de la explotaci6n en todas sus formas. Decitnos bien lucha defensiva y. por lo tanto, lucha contra la disminucién del salario. Entiénda se bien que toda lucha contra la disminuci6n del salario es at mismo tiempo y por eso una lucha por el aumento del salario existente. Pero hablar slo de lucha por ef aumento es designar cl efec- to de la lucha a riesgo de ocultar su causa y su objetivo. Dado que ef capitalismo tiende inexora- blemente a ta disminucién del safario, la lucha por el aumento det salario es, por Jo tanto, en su principio mismo, une lucha defensiva contra la tendencia del capitalismo a disminuir el salarto, Resulia perfectamente claro, entonces, como lo subraya Marx en ta seccién VI, que ct proble- ma del salario de ninguna manera pnede arreglarse “por sf solo” por medio de la “distribucién” a los obreros y demds trabajadores de los “beneficios” det desarrollo de ta productividad, aun cuando fuera espectacular, El problema del salario es un problema de lucha de clase. No se arre- gia “por si solo”, sino por la lucha de clase: ante todo, por Jas diferentes formas de hue! tarde 0 mas temprano desembocan en la huclga gener Ja doble tendencia capitalista a aumento de ta duracign det trabajo y ta disminucidn del salario), 0 tome una forma politica y, por lo tanto, ofensiva Gucha por ia conquista del poder de Estado, la revolucién socialista y la construccidn def socialismo), todos tos que conozcan las distinciones hechas por Marx, Engels y Lenin saben qué diferencia separa la lucha de clase politica de la lucha de clase econémica, La lucha de clase econémica (sindical) es defensiva porque es econémica (contra Tas dos gran- des tendencias del capitalismo). La lucha de clase politica es ofensiva porque es politica (por la to- ma del poder por laclase obrera y sus aliados). ‘Aunque en ta sealidad siempre influye una sobre ia otra (mis 0 menos, segdn la coyuntura), hay que distinguir bin estas dos luchas, Una cosa ¢s segura, y el andlisis que hace Marx de las Inchas de clase econdimicas en Inglaterra en el libro I lo muestra: una lucha de clase que quisiera confinarse deliberadamente al dominio de Ja sola lucha econdmica es y sera defensiva siempre, por Jo tanto, nunca tendrd esperanzas de in- verti e] régimen capitalista. Sc trata de la tentacién mayor de los reformista (fabianos, tradeanio- nistas) de los que habla Marx y, de manera gencral, de la tradicin socialdemdcrata de a I Tnter- nacional, $6lo una lucha politica puede “encauzar el vapor” y (raspasar estos limites, por lo tanto, dejar de ser defensiva para volverse ofensiva, Podemos leer esta conclusién mAs que entre Ifneas on El capital. Podemos Ieerla con todas las letras en los textos politicos de Marx mismo, de En- gels y de Lenin, Este es el problema n® 1 de! Movimiento obreto internacional desde que se “fu- sion” con la teorfa marxista, — Los lectores podrdn pasar luego a la secci6n VIE (“La acumutacién del capital”), que es muy clara, Marx explica que la tendencia det capitalismo consiste en reproducit y ensanchar Ja base misma del capital, en transformar en capital el plusvalor extraido a los protetarios, por lo tanto, que el capital no deje de “crecer como una bola de nieve a} rodat” para extraer sin cesar mas plustrabajo (plusvator) a los protetarios. Y Marx fo muestra en una magnifica “iusttacién” con- creta: fa Inglaterra que va de 1846 a 1866. En cuanto a la seccién VIN (“La acumulacisn primitiva”), que cierra el libro 1, contiene ef se- gundo gran descubrimiento de Marx. El primero es el descubrimiento del “plusvalor”. El segundo ¢ el descubrimiento de los medios increfbles por los que fue realizada “la acumulacién primiti va", gracias a fa cual, y también mediante la existencia de una masa de “trabajadores libres” (es decir, desprovistos de medios de trabajo) y la existencia de descubrimientos tecnol6gicos, pudo “nacer” el capitalismo y desarrollarse en las sociedades occidentales, Estos medios, constituidos por la peor violencia (el robo y las masacres), abrieron al capitalismo su camino real en ta historia humana. Este capitulo contiene riquezas prodigiosas que ain no han sido explotadas: en particu- Jar, fa tesis —- que deberemos desarrollar — segin la cual el capitatismo nunca dejé de emplear, y contintéa empleando en pleno sigio XX en los “margenes” de su exisiencia metropolitana, es decir, en los pafses coloniales y ex coloniales, los medias mds violentos Por Jo tanto, aconsejo con insistencia el método de lectura siguiente: 1° Dejar deliberadamente de lado, en una primera lectura, la seccién I (La mercancfa y et dinero). . 2° Comenzar la lectura del Hibro I por la seccién 1] (La transformacién det dinero en capi tal). 3° Leer alentamente las secciones I, III (La produccién del plusvalor absolut) y TV (La pro- duceién del plusvalor relativo). 4° Deja de lado la seccién V (Nuevas investigaciones sobre ef plusvalor).. 5° Leer atemtamente las secciones VI (EI salario), Vil (La acumulacién del capital) y VIR (La acumulacién primitiva). 6° Por tiltimo, comenzar con infinitas precauciones la seccién I (La mercancfa y ek dinero), sa- biendo que siempre serd extremadamente dificil de comprender —~ aun después de haber lefdo muchas veces fas otras secciones — sin Ja ayuda de un cierto niimero de explicaciones que pro- fundicea (6). Les aseguro a los lectores que tengan a bien observar escrupulosamente-este orden de lectuta, recordando lo que se dijo sobre las dificultades politicas y tebricas de toda lectura de El capital, que no lo lamentaran, PUNTO IL, Me ocuparé ahora de las dificultades tedricas que pueden obstaculizar una lectura répida y, en algunos puntos, hasta muy atenta del libro I de El capital. (©) Cf. Une science révolutionnaire. Presentation du livre T du Capit |, Maspéro, Paris, 1969, 92.28 /DOSSIER — seastatnmencenmaasscmenaoseteSIeC RA SLAIN SASSER Recuerdo que es apoydndose sobre estas dificultades que la ideologia burgus se — pero, {10 logra verdaderamente? — de que hace mucho tiempo que he Marx, La primera dificultad es de orden muy general, Surge del cl primer libro de una obra compuesta de cuatro, Digo bien: cuatro, Porque aunque se sabe generalmente de la existencia de los libros 1, Uy Jl, ¢ incluso aunque se los haya lefdo, generalmente st silencia el libro TV por suporier que se sospe- cha su existencia. EL “inisterioso” fibro TV es misterioso slo para aquellos que piensan que Marx es un “historia: dot” més, autor de una Historia de tas doctrinas econémicas, puesto quc bajo este titulo aberran- te Molitor ha traducido (7), por asf-decitlo, una obra profundamente te6rica y que en realidad se lama Teorias sobre el plusvalor. Sin ducas, ef libro J de BE capital es el dinico que se publicé cuando Marx vivia; los libros Il y HY fueron publicados después de su muerte (cn 1883) por Engels; y cl fibro IV por Kautsky (8). En 1886, en el prefacio a la edicidn inglesa, Engels pudo decir que el fibro I “constituye un todo en si mismo”. De hecho, cuando no se disponia de los libros siguientes, hizo bien en “considerarlo como una obra independiente”. Hoy ya no es ése ef caso, En efecto, disponemos de tos cuairo libros, en alemn (9) y en francés (40). Indico a aquellos que puedan hacerlo que se preocupen Io mas posible por remitirse cons- tantemente al texto alemén para controlar Ia traduccién no s6lo del fibro TV (dado que abunda en errores graves), sinto también de los libros II y II (algunas dificultades de terminologia no siempre estén resueltas) y, por éltimo, para el libro I, traducide por Roy en una versién que Marx mismo revisd completainente y rectificd en algunos pasajes, ¢ incluse aumenté sensiblemente, Porque Marx, que dudaba de las capacidades teGricas de los leciores franceses (11), a veces atenus peti- grosamente la nitidez de las expresiones conceptuales originales. EL conocimiento de los tres libros restantes permite resolver un cierto ntimero de dificultades teGricas muy graves del libro 1, ante todo las concentradas en la terrible seccién I (La tercancia y el dinero) alrededor de la famosa (eorfa del “valor-trabajo”. Dentro de una concepcién hegeliana de la ciencia (para Hegel hay ciencia s6lo si es filos6fica, ¥ 6s por ello que toda verdadera ciencia debe fundar su propio comienzo), Marx pensaba, entonces, que “en toda ciencia, el comienzo es arduo”. De hecho. ta seccign I de! libro I se presenta en un orden de exposicién en el que ta dificultad surge en buena medida por este prejuicio hogeliano. Por otra parte, Marx reley6 una deceria de veces este comienzo antes de darle su forma “definitiva” —- como s hubiera encontrado con uta dificultad que no era solamente de simple exposicién — y con raz6n, a trata de convences- “yefutado™ Ia teoria de simple hecho de que cl libro Tes slo () Editions Costes, Pati Aibro St en 1885, el libro Ili cn 1894, el libro TV en 1905, jones Dietz, Berlin. is sociales, Paris, para los libros I, Ul, IIL. Editions Costes para el libro IV. { Hn castellano: Siglo XXI Faitores ppara los tres primeros libros, Fiitorial Cartago para el cuarto, (Ndel T.) 1 (DVer el texto de Ia carta de Marx a La Chatre, su editor francés. (En castellano: Mars, K. Siglo XX1, México, 1991. (N, del T.)] i capital, Tf, Vol. 1, p. 21, TIED 1 YSSIER S29 we b = Doy en pocas palabras el principio de la solucién. La teoria del “valor-—trabajo” de Marx, que todos los “economistas” ¢ ideslogos burgueses le han reprochado en condenaciones itrisorias, es inteligible pero solo como un caso particular de tuna teoria que Marx y Engels denominaron la “ley det valor” o ley de reparto de fa cantidad de fuerza de trabajo disponible segiin las diversas ramas de la produccidn, reparto indispensable para la reproduccién de tas condiciones de produccién. “Hasta un nifio” fa comprenderta, dice Marx en 1868, ef términos que desmicnten, por lo tanto, el inevitable “comienzo arduo” de toda ciencia. Sobre la naturaleza de esta ley remito, entre otros textos, a las cartas de Marx a Kugelman del 6 de marzo y el 11 de julio de 1868 (12). La teoria del “valor—trabajo” no es et nico punto que trae dificultades en el libro I. Natural mente, hay que mencionar Ia teorfa del plusvator, el ogro de tos economistas ¢ idedlogos burgue- ses, quienes le reprochan que es “metafisica”, “aristotélica’, “inoperatoria”, etc. Ahora bien, esta teorfa del plusvalor es inteligibic sto como caso particular de una teoria més vasta: la teorfa del plustrabajo. El plustrabajo existe cn toda “sociedad”. En las sociedades sin clase, una vez separada la parte necesaria para la reproduccién de las condiciones de producci6n, se reparte entre los miembros de la “comunidad” (primitiva, comunista). En las sociedades de clases, una vez separada la parte ne- cesaria para la reproduccién de las condiciones de produccién, es extraido por las clases dominan- tes a las clases explotadas. En la sociedad de clases capitalista, donde, por pritnera vez en la histo ria, la fuerza de trabajo se vuelve una mercancta, el plustrabajo extraido adopta ta forma del plus valor. Hasta agut Hego: me contento con indicar e} principio de la solucién; su demostraci6n exigirfa argummentos detallados. BI libro I contiene atin otras dificultades te6ricas, ligadas a las precedentes o a otros problemas. Por ejemplo, la teoria de las distinciones por introducir entre el valor y ta forma-valor; por ejemplo, la teoria de la cantidad de trabajo.socialmente necesario; por ejemplo, la teoria del traba je-simple y el trabajo complejo; por ejemplo, ta teoria de las necesidades sociales, por ejemplo, la teotia de ta composicion organica del capital; por ejemplo, la famosa teoria del “fetichismo” de la mercanefa y su generalizacién ulterior. Todos estos problemas — y muchos otros ain — con: cuales el libro 1 da ya sea solucion ciencia? ‘Tengamos en cuenta que cuando Marx publicé et libro I de El capitat ya habia escrito el libro Iy una parte det IIT (este ltimo en forma de borradores). De todas maneras, tenéa “todo en la ca- beza” <— al menos en principio —- como to prueba la correspondencia con Engels (13). Pero, ma terialmente, no exa posible que Marx pucliera poner “todo lo proyectado” en el libro I de una obra que debia componerse de cuatro libros, Ademds, si bien Marx tenia “todo en la cabeza”, no dispo- ryen dificultades objetivas reales a las provisorias, ya sea soluciones parciales. ¢Por qué esta insufi- ((2)CF. Cantas sobre £1 capital, Fin castellano: Macs, K.-Eagels, F. Correspondencia, elt) ] (13) Cartas sobre El capital. antago, Bs. As., 1957. (N. 29:30 /DOSSTER etna eA RATA AEE SFE SESE fa. de todas las respdestas a fas preguntas que tenfa en ka cabeza; y on ciertos puntos, el libro I padece las consecuencias de clio. No se debe al azar si s6to en 1868, por lo tanto, un afio después de la aparicién del libro I, Marx escribe'que Ia inteligencia de la “ley det valor”, de cuya inteli- gencia depende Ia inteligencia de la seccidn I, esté al alcance de un “nitio”, Por fo tanto, el lector del fibro # debe convencerse de un hecho perfectamente comprensibte si consideramos que Marx se intcodujo, por primera vez en fa historia del conocimiento humano, en un Continente virgen: ef libro { contiene algunas soluciones de problemas que serdn planteados sélo en los libros II, IIT y IV, y algunos problemas cuyas soluciones sto serain demostradas en los Hibgos ILI y 1V. Esencialmente por este caricter de “suspenso” 0. si se prefiere, “de anticipacién” surge ta mayorfa de las dificultades objetivas det libro I, Por fo tanto, iengamos en cuenta este hecho y Saquemos las consecuencias que derivan de él, es decir; leer el libro I teniendo en cuenta log libros H, hy IV. Sia embargo, existe un segundo orden de dificullades que constituyen un obsticulo real para la Jectura del libro 1. Estas dificultades surgen ao ya del hecho de que El capital se componga de cuatro libros, sino de tos restos, en el lenguaje y aun en el pensamiento de Marx, de la influencia del pensamiento de Hegel. Quizé sepa el lector que hace un tiempo (14) intenté defender la idea de que el pensamiento de Marx era fundamentalmente diferente del pensamiento de Hegel, por fo tanto, de que habia eatre Marx y Hegel un verdadero corte 6 ruptura, como se quiera. Més avanzo, mds pienso que esta te- sis es justa, Sin embargo, debo reconocer que di una idea muy excesiva de esta tesis al adelantar fa idea de que podiamos situar esta ruptura en 1845 (Tesis sobre Feuerbach, La ideologia alema- na). En realidad, algo decisivo comienza efectivamente en 1845, pero debi6 de costarle a Mars un.muy largo trabajo de revoluci6n para Hegar a registrar en conceptos verdaderamente nuevos 1a ruptura lograda con el pensamiento de Hegel, El famoso Prefacio de 1859 (a la Contribucién a la critica de lu economia politica) atin es profundamente hegeliano-evolucionista. Los “Grundris- se”, que datan de los aftos 1857-1859, también estan profundamente marcados por el pensamiento de Hegel, cnya Légica Mark habfa relefdo con admiracién en 1858, Cuando aparece ef libro f de EI capital (1867) atin quedan huellas de Ja influencia hegeliana. Sélo desaparecerdn (otalmente mas tarde: la Critica det Programa de Gotha (1875) (15), ast co- mo las Notas marginales sobre Wagner (1882) (16), estén solamente y definitivamente exentas de toda huella de influencia hegeliana. Por lo tanto, para nosotros resuilia muy importante saber de dénde venta Marx: venta del neohe- gelianismo, que era un retorno de Hegel a Kant y Fichte; luego, de! feuerbachismo puro; luego, (14) CF, Pour Marx, Paitions Maspéro, Paris, 1965. [En castellano: Althusser, Louis. La revoluelén feérica de Mars, Siglo KX1, México, 1967. (9. del T) | (15) Editions sociales, Paris. [En castellano: Marx, I. Critica det Programa de Gotha, Biblioteca Proletaria-Fuiciones Compaero, Bs. As., 1972, (N. del T.)] (16) Le Capitat, Editions sociales, Paris, Tome fil, p. 241-253. {Fn castellano: Marz, K. Notas margipales al “Pratado de ecantonata politica” de Adotph Wagner, Cundemos de Pasado y Presente, México, 1982. (N. del T) } (17) Faitions sociales, Paris, [En castellano: Manx, K, Manuseritos econmico-ttlosificos de 1844, Ed. Grijalbo, MSxi- 160, £968. (N. del) } LATTE DOSSIER (3) dol feuerbachismo con inyeccién de Hegel (los Manuscritos de 1844) (17), antes de volver a en- contrar a Hegel en 1858, ‘También nos importa saber adénde iba. La tendencia de su pensamiento lo empujaba inresisti- blemente a abandonar radicalmente, como se ve cn la Critica del Programa de Gotha de 1875 y en la Notas sobre Wagner de 1882, toda sombra de influencia hegeliana, Al abandonar sin regre: 80 toda influencia de Hegel, Marx no deja de reconocer una deuda importante con este pensador: fa de haber sido el primero que concibié la historia como un “proceso sin sujeto”. Teniendo en cuenta esta tendencia, podemos apreciar como rest llas de influencia hegetiana que subsisten en el libro I. Ya he scfialado estas hinellas en el problema, tipicamente hegeliano, del “comienzo arduo” de toda ciencia, cuya brillante manifestacidn es 1a Seccidn 1 del Libro I. Mas precisamente, esta fluencia hegeliana puede localizarse en el vocabulario del que Marx se sirve. en esta secci6n I: er el hecho de que hable, como de dos cosas fotalmente diferentes, acerca de ta utilidad social de los productos por una parte y del valor de cambio de los mismos productos por otra parte con térmi~ nos que de hecho tienen una palabra en comin, la palabra “valor”: por una parte, valor de uso, y por otra parte, valor de cambio, Si Marx clava en la picota con el vigor que sabemos al tal Wag- ner (ese vir obscurus) en tas Notas marginales de 1882, se debe a que Wagner finge creer que co- mo Marx se sitve en los dos casos de la misma palabra (valor), et valor de uso y el valor de cam- bio resultan de una escisién (hegeliana) del concepto de “valor”, Lo que sucede es que Marx no habfa tenido fa precaucién de climinar la palabra valor de ta expresién “valor de uso” y hablar simplemente, como hubiera debido, de wiilidad social de los productos. Aqui vemos por qué Marx, en 1873, en el Postfacio a la segunda edicién alemana de Et capital, pudo volver sobre si mismo y reconocer que se habia arriesgado, “en el captuto sobre la teorfa del valor” Gustamente Ja seccin 1), a “coquetear” (kokettieren) “con la terminologfa particular de Hegel”. De esto debe- mos sacar una consecuencia, que Hevada al limite supone que se re-escriba la secci6n I de BL ca- pital de manera que se vuelva un “comienzo” ya no “arduo”, sino simple y facil. La misma influencia hegeliana aparece en Ja imprudente fSrmula del capitulo XXXII de la see- cin Vill del libro T, en el que Marx, al hablar de la “expropiacién de los expropiadores”, dectara: “se drata de la negacién de la negacién”.. Imprudente: porque no ha dejado de hacer estragos; si bien Stalin, para beneficio propio, tuvo razn al suprimir “la negacién de la negaci6n” de las leyes de fa dialéctica, mantuvo otros ertores mucho més graves. Ultima hactia de fa influencia hegeliana, y esta vez flagrante y extremadamente dafiosa (ya que todos los teéricos de la “teificaci6n” y la “alienacién” han encontrado en ella con qué “fundar” sus interpretaciones idealistas del pensamiento de Marx): la teoria del fetichismo (“El carficter feti- chista de la mercanefa y su secreto”, parte LV del capitulo 1 de la seccién 1). Se comprenderé que no pueda extenderme aquf sobre estos diferentes puntos, cosa que exigiria toda una demostracién. Con todo, los sefialo porque, con el muy equivoco y (por desgracia) célebre prefacio a la Contribucién a ta critica de la economia politica (1859), el hegelianismo y el evolu- cionismo (hegelianismo pobre) det que estén cargados hati hecho estragos en ta historia del Movi- miento obrero marxista, Sefalo que ni por un insiante cedié Lenin a ta influencia de estas paginas hegeliano-evolucionistas, sin lo cual no hubiera podido combatir la traicién de la TI Internacional, 96.32 /DOSSTER — eusammaaeesmmmueen mance Aeon aI TASES SNE edificar el Partido bolchevique, conquistar a la cabeza de las masas populares rusas el poder del Es- tadlo para instaurar la dictadura del proletariade y comprometerse en la construccién del socialismo. “También seftalo que, para desgzacia del mismo Movimiento comunista internacional, Stalin hizo det prefacio de 1859 su texto de referencia, como to potlemos constatar ca cl capitulo de la Historia det Partido comanista (bolchevique) intitulado “Materialismo dialéetico y materialismo histérico” (1938), lo que explica sin duda muchos males que, con un térsnino que no tiene nada de maéxista,'s denominan “el perfodo det culto a la personalidad”. En otta parte volveremos sobre este problema, Agrego atin algo para evitar al lector del libro Tun muy grave malentendido. que esta ver. ya no tione nada que ver con las dificultades que acabo de evocar, pero que surge de la necesidad de leer muy de cerca el texto de Mars. Estc malentendido concieme al objeto del que se tata a partir de la seccién Il del libro T (La transformaciéa del dinero en capital), En efecto, Marx habla aqui de ta composiciGn organica del capital y dice que; en la produccién capitalista, existe para todo capital dado una fracetén (digamos cuaronta por ciento) que constiluye el capital constante (materia prima, edificios, miquinas, herra- mientas) y una fraccién (digamos, pues, sesenta por ciento) que constituye el capital variable (gasto de compra de la fuerza de trabajo). El capital constante se llama asf poique permanece constante en cl proceso de produccién ¢apitalista: no produce valor nuevo, por lo tanto, permanece constante, El capital variable se Hama variable porque produce valor nuevo. superior a su valor anterior, por me- dio de la extracciGn del plusvalor (que tiene lugar en ef uso de Ja fuerza de trabajo). Ahora bien, la mayorfa de tos lectores, incluidos, naturalmente, 10s “economistas” que, me aire vo a decirlo, estén condenados a este “desacierto” por su deformacidn profesional de-técnicos de Ja politica econémica’ burguesa, cree que Marx formula, respecto de la composicién or a del capital, una teorfa de la empresa 0, para emplear términos marxistas, una teoria de la unidad de produccién. Sin embargo, Mark dice todo lo contrario: habla siempre de la composicién del capi- fal social total, pero bajo la forma de un ejemplo de apariencia conereta cuando da cifras (por ejemplo, sobre cien millones: capital constante=cuarenta millones [cuarenta por ciento] y' capital variable=sesenta millones [sesenta por ciento)). En este ejemplo eifrado, por lo tanto, Marx no tia~ bla de una empresa o de otra, sino de una “fraccién del capital total”, Para comodidad del lector y para “fijarle las ideas”, razona sobre un ejemplo “concreto” (por lo tanto. cifrado); pero este ejem- plo conereto le sirve simplemente de ejemplo para habtar det capital social oval. Desde este punto de vista, seffalo que no se halla en ninguna parte de Et capital ninguna tcoria sobre la unidad de produccién ni sobre la unidad de consumo capitalistas. Sobre estos dos puntos, pues, la teoria de Marx ha de completarse. Asimismo, seftalo la importancia politica de esta confusién, que fue disipada definitivamente por Lenin en su teorfa sobre el imperialismo (18), Sabemos que Marx planeaba ‘hablar en Ei capi- tal det “mercado mundial”, es decir, de ta extensiGn tendencial al mundo entero de las relaciones de producci6n capitalistas. Esta “tendencia” ha encontrado su forma acabada en el imperiatismo Resulta muy importante medir la importancia potitica decisiva de este hecho que Marx y la prime- ta Intemacional habian percibido perfectamente. (18) Et imperiatisino, etapa superior det capitalism, {Varias ediciones en castellano. (N. del T.)} ATL NNN DOSSIER / 33. eo En efecto, si la explotacién capitalista (extraccién del plusvalor) existe en tas empresas capita- listas en las que se emplea a los obreros asalariados (y los obreros son véctimas de ella -y, por lo tanto, sus testigos directos), esta explotacién focal existe s6lo como una simple parte de un siste- ma de explotacién generatizado que se extiende progresivamente de las grandes empresas indus- triales urbanas a las empresas capitalistas agrarias y luego a las formas complejas de otros sectores {artesanado urbano y rural: explotaciones “agricolas familiares”, empleados y funcionarios, etc.) 1no sélo en un pais capitalista, sino en el conjunto de los patses capitalistas y, por sltimo, en et to del mundo entero (por medio de la explotaci6n colonial directa, apoyada por la ocupaci6n iili- tir{colonialismo] y la indirecta, sin ocupacién militar neocolonialisimo}). Existe, pues, una verdadera Internacional capitalista de hecho, convertida desde fines det siglo XIX en Internacional imperialista, a la que el Movimiento obrero y sus grandes dirigentes (Marx, Lenin) respondieron con una Internacional obrera (la primera, la segunda, la fercera), Los militan- tes obreros reconocen este hecho en su préctica del Internacionalismo proletario, Concretamente, esto significa que los militantes obreros saben muy bien: 1° que son explotados directamente en Ja empresa (unidad de produccién) capitalista donde tea: bajan; 2° que no pueden mantener la lucha vnicamente sobre el plano de ta empresa y nada més, sino que también deben llevar fa lucha al plano de su produccién nacional (Pederaciones sindicales le la Metalurgia, de ta Construccién, de Transportes, etc.), Inego al plano del conjunto nacional de las diferentes ramas de la produccidn (por ejemplo: Confederacién general de trabajadores) y, por tiltimo, al plano mundial (por ejemplo: Federaci6n sindicat mundial). Esto en cuanto a fa lucha de clase econémica, Naturalmente, sucede Io mismo — a pesat de Ta desaparicién formal de fa Taternacional — en To que respecta a la lucha de clase potitica. Hs por ello que es necesario leer el libro T-a fa fuz. no. s6lo del Manifiesto (“Proletarios de todos los patses, j unfos 1”), sino también de los estatutos de Ja primera Jnternacional, de la segunda y de la tercera, y, naturalmeate, a Ja [uz de 1a tearia leni- nista del imperialismo, Decir esto no significa de ninguna manera salir del libro I de KA capital y ponerse a “hacer po- \itica” por una obra que, al parecer, tratarfa solamente “de economéa politica”, Se trata, por el con- trario, de tomar en serio el hecho de que Marx ha abierto al conocimiento cientifico y a la practica conciente de los hombres un nuevo continente (el Continente-Historia) por modio de un descubri- miento prodigioso y de que, como el descubrimiento de toda ciencia nueva, este descubrimiento “” se ha prolongado en Ia historia de esta ciencia y en la préctica politica de los hombres que se reco- nocen ent ella. Si bien Marx no pudo escribir el capitulo de El capital que planeaba redactar bajo el titulo “Mercado mundial” como réplica a la Internacional capitalista (luego imperialista) y fun- damento del Intemacionalismo proletario, la primera Internacional (fundada por Marx en 1864, tres afios antes de 1a aparicién del libro I de EJ capital) ya habfa comenzado a escribir en los he~ chos este misino capitalo, cuya continuacién escribié Lenin no sto en su libro El imperialismo, etapa superior del capitatismo, sitio también en la fundaci6n de la tercera Internacional (1919). Naturalmente, todo esto resulta sino incomprensible, por lo menos muy dificil de comprender si se es un “economista”, o aun un “historiador”; con mayor raz6n si se es un simple “ideslogo” 934 (DOSSIER —_ smmenmneuarzanenseaenacno mucus eeneRISUR 20D SEES, de la burguesia. Por ef contratio, todo esto es muy facil de comprender si se ¢s,un proletario, es decir, un obrero asalariado “erapleado” en ta produccién capitalista (urbana 0 agraria). Por qué esta dificultad? ;Por qué esta relativa facilidad? He creido responder estas interrogan- tes siguiendo los textos mismos de Marx y las precisiones que da Lenin cuando, en los primeros tomos de sus Obras, comenta EI capital de Marx. Lo que sucede es que los intelectuales burgue- ses 0 pequefioburgueses tienen un “instinto de clase” burgués o pequefioburgués, cn tanto que los proletarios tienen un instinto de clase proletario. Los primetos, cegados por la ideologia burguesa que hace cualquier cosa por escamotear ta explotacién de clase, no pueden yer ta explotacidn ¢: pitalista. Los segundos, por el contrario, a pesar de la ideologia burguesa que pesa terriblemente sobre ellos, no pueden no ver esta explotacién ya que constituye su vida cotidiana. Para comprender El capital y, por lo tanto, sit libro 1, es necesario “tomar posiciones de clase proletazias”, es decit, situarse en el tinico punto de vista que vuelve visible la realidad de ta explo- in de la fuerza de trabajo asalariada que realiza todo el capitalismo, En comparacién, esto resulta relativamente facil para los obreros, a condicién de que Iuchen contra ta influencia dé $2 ideologia burguesa y pequefioburguesa que pesa sobre ellos. Como tie- nen “por naturaleza” un “instinto de clase” formado por la ruda escuela de la explotacién cotidia- na, les basta con una educacién suptementaria (politica y teérica) para comprender objetivamente aquelio que sienten subjetivamente (instintivamente), Ei capitat les da este suplemento de educa- ida te6riea bajo ta forma de explicaciones y demosiraciones objetivas, 1o que les ayuda a pasar del instinto de clase proletario a una posicién (objetiva) de clase proletaria Pero esto resulta extremadamente dificil para los especialistas y otros “intelectuales” burgueses ¥ pequefioburgueses (entre clos los estudiantes), porque una simple educacién de su conciencia no basta, ni siquiera la simpfe fectura de EI capital, Les hace falta lograr una verdadera ruptura (una verdadera revolucidn) en su conciencia para pasar del instinto de clase necesariamente bur- gués 0 pequefloburgués a posicidnes de clase proletarias. Resulta extremadamente dificil, pero no absolutamente imposible, La prueba: Marx misino, hijo de burgués liberal (padre abogado), y En- gels, de ta alta burguesfa capitalista y, durante veinte afios, capitalista él mismo en Manchester. ‘Toda la historia intelectual de Marx puede y debe comprenderse asf: como una larga, dificil y do: Jorosa ruptura para pasar de su instinto de clase pequefioburgués a posiciones de clase proletarias, ruptura que contribuy6 a definir de manera decisiva en El capital, Este es un ejemplo que puede y debe meditarse pensando en otros ejemplos ilustres: en primer lugar, et de Lenin, hijo de un pequefloburgués ilustrado (profesor progresista), que se conyirti6 en, el dirigente de la Revolucién de Octubre y del proletariado mundial en Ia etapa del imperialismo, etapa superior (es decir, dltima) del capitalismo. (19) Rudimentos de bibliografia critica. (20) PROPONEMOS DISTINGUIR ENTRE: I. Los textos anteriores al libro I de El capital (1867) que pueden servir a la ver. para la inteligen- cia de los trabajos de investigacién de Marx que culminaron en El capital y para ta comprensin de El eapitai mismo, LRT TTT DOSSIER /35 oe 1. El Manifiesto del Partido comunista (1847). 2. Miiseria de la filosofia (1847): critica de Proudhon, 3. Trabajo asalariado y capital (1848); conferencias ante un ptiblico obrero sobre dos conceptos clave de fa teorfa de! modo de produccién capitalista, ‘Luego de 1850, inmediatamente después del aplastamiento de las revueltas proletarias en toda Europa, Marx, reticado en Londres, decide “recomenzar por el comienzo” en economia politica, de la que no tenfa hasta entonces més que un conocimicnto indixecto y superficial. Trabajos encar- nizados en biblioteca sobre economistas, los informes de los inspectores de fabricas y toda la do- cumentacién disponible (cf. las cartas de esta época en Cartas sobre E) capital), 4, Los “Grundrisse”, suma de manuscritos preparatorios de la Contribucién a la critica de ia economia politica, que apareceré en 1859, Sdlo una parte de estos textos pasé a la Contribucién, La notable “introducci6n” a la Contribucién qued6 inédita. En numerosos pasajes de los “Gran drisse” (traducci6n en curso en Ediciones Anthrdpos, bajo el titulo desgraciado de “Fundamentos de ia critica de la economia politica”), notamos una fuerte influescia hegeliana combinada con tu- fillos de humanismo feuerbachiano. Junto con La ideologia alemans, los “Grundrisse” van a pro- porcionar todas las citas dudosas que necesitan las interpretaciones idealistas de la teoria marxista: podemos preverio sin temor a equivocamos. 5. La Contribueién a In critica de ka economia politica (1859), cuya parte esencial (Teoria det dinero) pas6 a la seccién I del libro I de El capital, £1 famoso prefacio est marcado muy profun- damente, por desgeacia, por una concepcién hegeliana evolucionista, que desaparecerd en un no- venta y nueve por ciento en EI capital y totalmente en los textos ulteriores de Marx. 6. Salario, precio y ganancia (1865). Conferencias de Marx ante un piblico obrere, Texto muy importante, en cl que ya estén precisades los conceptos de El capital, 1. La correspondencia sobre El capital, anterior a 1867, recogida bajo el tftulo Cartas sobre El ca- pital, Esta comespondencia reproduce directamente Ja manera en que Marx se instraye junto al exce- lente “capitalista” que era Engels sobre el proceso de trabajo, los instruments de trabajo (las miiqui nas), sobre la composicién orgénica del capital en una empresa, sobre Ia rotacién de las difercates fracciones del capital, etc. Vemos que Marx pone a consideracién de Engels sus hipstesis, sus resul- tados, le plantea preguntas, toma en cuenta sus respuestas. Descubrimos que, mucho antes de 1867, Marx ya tenfa en Ia cabeza lo esencial de EI capital, no solamente del libro I, sino dei libro II y del libro THE, daclo que habia extensamente sobre la teorfa de la venta de la tierra y la baja tendencial de Ja tasa de ganancia (que aparecerdin sélo en el libro Ul, publicado después de su mucrte por Engels), IH. Los textos posteriores a El capital, ya sea de Marx, ya sca de otros grandes autores (Engels. Lenin, ete.). (19) Engels publicé, on un articulo aparecido en 1868 en el Demokratisehes-Wochenblatt de Leipzig, un beillante est- men éef libro T de E! capital. Hay traduccién francesa en el tome {Il de Le Capital, Editions sociales, p. 219-225, (En castellano: Mars, K. 1 eapltal, (traduccién de Wenceslao Roces), libro I, Fondo de Culsura Econémica, México, 1966, (N. del.) } ‘contraria, las obraa existon iraducidas ex las Editiones sociales, Paris, {En castellano, en varias T)) ciones. (N. def €936 /DOSSIER — mauzaneememsnemmmenaneemnatans ese RSS SA SESE AT Textos de doble uso: para aciarar Rt capital sobre un cierto ntimero de puntos dificiles o para hacer mucho més facil su lectura; para prolongar las investigaciones de la teorfa Cundada por Marx, mostrando la fecundidad de la misma en sus aplicaciones coucretas. 8. La segunda parte det Anti-Dihring de Engels (1877), que resume muy claramente lo esencial de las tesis del libro 1 9, La Criti¢a del Programa de Gotha, de Marx (1875). Simples “Randglossea” (notas margina tes), escritas a mano por Marx, sobre ef proyecto de Programa comuin sobre el cual ef “Partido obrero socialderiécrata” (marxista) y fa “Asociacién general de los trabajadores” (lasalleana) con- cluyeron la unidad orgénica entre sus dos organizaciones en el Partido socialdemécrata alemsn. Se hizo caso omiso de las eriticas de Marx y Engels, quienes pensaron romper piblicamente con fa nueva organizacién, pero renunciaron a ello porque la burguesta “veia en cl Programa lo que no habia en éI". Las simples Notas de Marx son invalorables. Habtan de tos principios que deben guiar toda politica de unidad, de ia revolucién y el socialismo, cuatro altos después de ta Comuna de Paris, Hallamos los elementos con los que fundar una teorfa del Derecho: el Derecho es siem pre burgués, No es la “propiedad colectiva” (nocién juridica) “de los medios de produccién”, sino sus “apropiacién colectiva” lo que define al modo de produccién socialista. Tesis fundamental: no hay que confundir las relaciones juridicas con las relaciones de produccién, La historia de las desventuras de la Critéea es edificante, Prohibida su publicacién por la direc- cin det Partido socialdemécrata, no pudo aparecer sino ... dieciscis altos més tarde, gracias a En gels, quicn debié usar astucias con la direccién mista, y no logré sus fines miis quie con extrema justeza. La diteccién del Partido socialdemécrata se oponia radicaimente a la publicacién de las Notas criticas de Marx “para no daftar la unidad con nuestros camaradas Iasalleanos”.. 10. Las Notas marginales sobre Wagner, de Marx (1882). El dltimo texto escrito por Mar, re ducido en muchas paginas en ta traduccién francesa de las Ediciones sociales (Le Capital, Tome UL, p. 244-253), Aqui vemos, de manera irrecusable, en qué sentido tendia ch pensamicnto te6rico de Marx; ni sombra de una huella de influencia humanista-feuerbachiana o hegeliana, 11, Los prefacios secogidos bajo el titulo Estudios sobre Ef capital, articulos de Engels. Andlisis, de primer orden, muy claros, pero — como sucede a menndo con las obras de Engels, que tenta rasgos de genio (e6rico — afectados de algunas languideces (por ejempio: la tesis segtin la cual lat “ley del valor” dejarfa de reinar después del siglo ... XIV). 12. Guiénes son tos “amigos del pueblo”, de Lenin (ediciones de Mosed), (1894; Lenin tenfa veintiouatro afios). Critica de la ideologia idealista-humanista de los populistas. Exposicién de los principios epistemolégicos dei descubrimiento cientifico de Marx. Afirmacién categérica de que la dialéctica de Marx no tiene nada que ver con la de Hegel, 13, KL desarrolta det capitatismo en Rusia, de Lenin (1899: tinica obra de sociologia cientifica que existe en el mundo, que todos los socidlogos deberian esta- diar con cuidado. Aplicacién de la teoria del modo de produceién feudal y capitalista a fa forma- cin social rusa de fines del siglo XTX, donde tas relaciones de producci6n ¢ intercambio capita- listas se apoderan del campo suptantando tas relaciones de produccién feudales. Esta obra resume Jo esencial de los numerosos estudios que Lenin habla dedicado — desde 1894 a 1899, en su criti- ca de los “economistas” populistas y “romanticos” —~ a las tesis esenciales del libro Il de Kl eapi- a in tenfa veintinueve aiios). 1 EECCA RNASE LOSSIER (37 &O fal en textos de una claridad y rigor cautivantes. Texto para relacionar con La cuestién agearia, de Kautsky (1903), que Lenin apreciaba mucho, y sobre todo con “Nuevos datos sobre las leyes del desarcollo del capitalismo en la agricultura” (1915: Tomo XXII de la edici6n francesa de las ‘Obras completas), donde Lenin traza la “paradoja” del alto desarrollo capitalista de tas: pequefias explotaciones agricolas en los KE.UU. al lado de las grandes explotaciones capitalistas. Los “espe- cialistas” franceses en “‘cuestiones agrarias” encontrarian ruy interesante Ia lectura de este texto, muy actual, y aprenderian de qué manera “tatar" las estadisticas oficiales. 14, Marxismo y revisionismo, de Lenin (1908) (21). 15, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, de Lenin (1913). 16, El destino hist6rico de la doctrina de Karl Marx, de Lenin (1913). 17, El imperialismo, etapa superior del capitalismo, de Lenin (1916). 18. El Estado y Ia revolucién, de Lenin (1917). Detenigo aqui esta pequetia bibliografia critica. Existe un mimero considerable de ensayos, en general criticos 0 muy exflicos, dedicados a la “interpretaciGn” de ta teorfa de Marx, y en particular a EL capital, Punto de sensibiidad particular: Ia secei6n I del libro 1, ante todo las teorfas del “valor-trabajo”, el “plusvalor” y la “fey del valor”. Estas obras pueden hallarse en 1a mayoria de las librerfas especializadas con s6lo pedirlas. [Traducido por Dario Daniel Diaz) (21) Las obras citadas de Lenin existen en traducciéa francesa en las Obras completas (Edicion francesa), o en fassciculos separados, [Lo mismo vale para la Bdicién castellana. (N.tel T.) ] 0838 /DOSSIER — eitammumensressssearausA RENAN A STONE Althusser y El capital (A propssito de fa publicaci6n en casteltano de su prefacio a la icidn francesa del libro I de Bi capital, publicado aqui como “Guta para leer El capital”), Darfo Daniel Diaz ‘Too much omament is a fault in every kind of production. (David Hume, OF simplicity and refinement in writing). La uaduccién de un texto que incluye una “guia” para leer El eapital puede estar'tegitimada por lo que ella misma despierta en cuanto al tema o en cuanto a si autor, El tema: consejos-gufa para comprender EI capital. Su autor: Louis Althusser. Hagamos, pues, el recorrido por estos dos puntos minimas de legitimacién, El tema. Lo que hay de decisivo en “leer” £4 capital para el procesamiento de posiciones en cualquier instancia de intervenci6n se encarga de explicarlo Alibusser en su texto, Este no es el tema, Si to es “leer”. EL ténmino va entrecomillado no para sesaltar un grado de consideraci6n superior, sino para captar en setroceso tna falla emergente desde él mismo: no hay siquiera algo asf como un leer de El capital. En esta afirmacién no se incluye (y sf) a quienes hacen por su cuenta el recorride de un leer de El capital: cursos extracuriculares en la Universidad, grupos auténomos fuera de ella, “interés personal”. La radicalidad de la falla se define como sigue: desconocitniento sistematice (1), Y to que opera sobre ella, asi: indice de eficacia tendiente a nulo. (1) Detinicién tomada de Lacan, J. Rerits 1, (capitulo “La chose freudienne”, especialmente el panto ‘Ordre de fa chose’ Ed. du Seail, Paris, 1966, donde se la describe como “iecanismo simulador del delitio, aun en sus formas de grup AA TOTO TOSSIER /39 oe No existen atin Jas bases para la problematizaci6u de un leer cuando ui siquiera se da el entrecruzamiento de lectoras. Objecidn: pero los marxistas sf teen BI capital, y entre ellos cruzan lecturas. Es verdad, to que reatirma Io sostenido, La situacién en la que s¢ encuentra fa lectura de El capital es ornamental. Dentro del campo erudito (estudiantes, estudiosos, investigadores, profesores ... ), existen recortes detimitados por las posiciones mismas, uno de los cuales es el marxista. Sobre 61 se ejerce el desconocimiento sistematico y en él se da, como efecto derivado de ello, un entrecruzamiento de lecturas que no cjerce problematicidad ni en las esferas de iniervenci6n tedrica on que se desarrolla ni en otras. De allf el cardcter omamental de la situaciOn, Podria afirmarse que a mayor radicalidad de la falla, mas ornamental ser4 ta situacién, Y asi tenemos que en cualquier instancia de produccidn, el exceso de omamentacidn se torna unit falla. Un ejemplo de disputa ornamental: sobre el “stalinismo” de Althusser, Quienes lo descartan de plano en sus estudios o quienes al consideralo tifien todas sus criticas con este prejuicio (2), lo hhacen aferrdndose de manera axial a la famosa cita 23 de la pagina 45 de Para leer El capital, Alli dice Althusser; “En una expresién célebre, que desgraciadamente no tuvo en la préctica el eco que merecfa, Stalin prohiba que se confundiese la economia politica con la politica econdmica, fa teorfa con su aplicacién técnica” (3). Pesto que casi no hay obra en Ja que Althusser no “ataque” a Stalin (4), cuando alguien reafirma esto, alli intervienen quienes por sus andlisis de prejuicio concluyen que se sobreentiende la necesidad de reposicién de un “favorable” junto a “eco” (pues sino, de qué otra cosa se tratarfa). Bien; se trata, precisamente, de “eco desfavorable”, Cierto ¢s que no “dice” ni una cosa ni la otra, Pero aqui y de manera explicita. Lo gue sf dice en toda s obra (aun cn Para leer El capital) es que en el andlisis de los mecanisos productores de problemas hay que tener presente siempre to dicho por Mao: “No olvideros nunca la lucha de clases”. Y apoydndose sobre este consejo, critica a todos aquellos (burgueses 0 no) que creen posible la existencia de terrenos (por ejemplo, los técaicos) donde no tiene nada que hacer ka lucha de clases. Asi, por ejemplo, el “problema” del “sobredimensionamiento del Estado” es s6lo iécnico: sobra gente, fas cuentas no cierran ... hay que echar gente, {A este tipo de anilisis se opone, justamente, Althusser! No hay lugar en el que, como no pretendfa Stalin en su “prohibicin”, no haya lucha de clases. No existen por un lado problemas técnicos (de economéa politica) y por otro problemas politicos (de politica econémica) donde, aqut sf, habria lucha de clases. Todo “problema” es un efecto (en el sentido metonimico) (5) de la lucha de clas qui “el problema del stalinismo de Althusser” ponue el otto, “el de su estructuralismo”, ya se encargs €1 mismo de rechazarlo {y refutario). Cf. Althusser, Louis, Eléments ’autocritique (exp. 3), Libraisic Hachette, Paris, 1974. (3) CE. Althusser, Louis-Balibar, Etienne. Para leer Ei capital, Siglo XI, Bs, As., 1969, (4) En on articulo magistral (Note sur “Ia critique du culte de Ja personnalité”, incluido en Althusser, Louis. Réponse & John Lewis, Maspéro, Paris, 1973), Althusser estudia el “problema” Stalin ubicéndolo en sus ténminos marxistas (sin temor a exagerar, podria decirse “términos marxistas absolutos"). No descuida "la persona” de Stalin, pero la pone cn su lugar: como efecto de algo mis complejo y determinante/condicionante, esto es, 1a dinfmica det desarrollo de 1a lucha de clases en ia formaciGn social sovistica (5) Esta nocién barre con los aniisis realizados sobre Ia base de la relacién eausa-efecio/interior-exterior. La escena configuada por la lucha de clases (Darstellung) resulta asf una estructura cay forma interior son sus efectos. Cf sobre el uso de “causalidad metonimica”, Althusser, Louis-Balibar, Etienne. Op. cit, pp. 208 y 208. 88 40 /DOSSILR rasrutenascmmaseee eases NES NERS EERIE Hasta aqui, un modelo de dispata ornamental: S60 entre marxisias y por un problema falscado. Falseado porque por no Hevar a resolver uno (por estar mal planteado) deriva en otro que se apoya sobre ese primero no resuelto, El desconocimiento sistemvatico opera en aquellos sobre quienes se ejerce un doble efecto: interno, cardcter ornamental de las lecturas (entrecruzamiento); exierno, indice de eficacia (endiente a nulo, Por esto ditimo, EL capital no es un libro ms que uno puede leer: es jn libro que no se “lee”. Se halla en la situacién de ser a la vez resto y residuo. Segdn las diferenciaciones hechas por Lacan, un resto puede atin crecer, germinar 0 producir. Un resid ya no: “... um residuo, una inutilidad” (Borges, J. L.“La supersticiosa ¢tica del lector”). Los marxistas cireulamos entre los cauces de este resto con cf objetivo final de procesarlo en posiciones, Para los demas, hay enfrente un residuo: 0 no lo teen por sus propias razones (es antiguo, esta refutado, no tiene nada que ver con ...), 0 no Jo feen, Llegados a este punto, es posible intervenir desde tas posiciones del traductor: se Hama mutilado al texto traducido y no difundido. Se puede trabajar como taductor; pero, ademés, se puede intervenit como traductor. Esto significa que, una yer realizado el estudio det texto a Iraducir, tambiGn se puede iniciar (las diferencias son I6gicas, no temporales) su difusién, Es éste el eslabsn decisivo por el que hay que tomar la cadena de intervencidn tedrica en las traducciones. No alcanza con decir que un texto “ya” esté traducido, como si, por otra parte, no hubiera a su ver posibilidad de proponer otras versiones: la tarea hoy, para beneficio de la lectura de El capital y de todo fo que ayude a ello, es intervenir para la difusién de estos textos ( si es que en su difusion se juega fa posicién que avanza ef traductor: un, paso para salir de la ornamentacién por Ja que cisculamos es tender a reparar la mutilaci6n de las traducciones). Obviamente, todo esto pende de una condicién: no hay Keer y tiene que haberlo. En su “Guia”, Althusser se encarga de explicar por qué tiene que haberlo; hasta aquf, un intento de explicacion de por qué no lo hay. Su autor. Confesién: fo que se promueve realizar es el “desvio” (“dStour”, ya que no “déviation”) (6) por Althusser para leer a Marx. Mejor dicho: Ia lucha por procesar posiciones de tendencia materialista en teorfa se logra siendo ya en ta fendencia materialista, Para aclarar los términos un poco mas, digamos que el materialismo logra un desarrollo clave en su prdctica tedrica por medio de la labor Hevada a cabo por los tres “maestros de la sospecha”: Marx, Nietzsche y Freud. Digamos tres y pongamos énfasis en cllo (7). Ocurrié muy frecuentemente — ocurre “entre nosotros” — que la mayoria de aquellos que se dedicaron a cuestiones dé teorfa, aun (6). ons avons fait le détovr par Spinoza pour voir un peu pis clair dans le détour de Marx par Heget” (Althusser Louis. Blements d’autocritique, p. 69) (7) Veanse al respecto de este “Eafasis”, Althusser, Louis. “Psicoterapia y represi6n: Frond y Lacan” (p.84)°en Vieisitudes de una cetacton (compilacién de Armando Bavleo), Granica Falitor, Bs. As., 1973. ¥ le magnifica “Intepduccién” que Oscar dei Barco etabord en base a la retencién de esta idea para ia edicidn de Marx, Karl. Notas taarginales at “Tratado de economia politica” de Adotph Wagner, Cuadernos de Pasado y Presente, México, DOSSIER [41 © cuando se consideraban a sf mismos materiatistas, se aline6-siguiendo los trabajos de uno de ellos y descuidando los de fos otros dos, o de dos de ellos descuidando los del tercero. Asi, nos encontramos con aquellos que siguen la linea que va de Freud a Lacan pero ni quieren oir hablai de la Iinea de Marx; 0 fa linea que va de Nietzsche a Foucault y sus continuadores y s¢ enfrentan a ia de Marx de la misma manera; por dltimo, estén los que siguen ta linca Marx Engels-Lenin y (ja pesar de lo que las otras Hineas reclaman!) (8) desoyen a las otras dos. En (érminos gencrales (generalfsimos), basta con que sélo tomemos esto de Althusser como aporie a fa tendencia materialista: fueron tres, y no uno, fos que evaron a cabo la gran tarea de descentramiento final del sujeto por medio de una l6gica capaz de subvertir todo discurso posible. Eso si, tres no significa tres nombres (ni hombres). Se trata de tres Hineas fasicas de procesamiento de posiciones que no pueden dejar de ir juntas en ef combate dado en la prdctica te6rica, Si son separadas: 1°) cada una por su lado resulta mas débil en el momento de enfrentamiento con las posiciones de tendencia idealista (9), 2°) la persistencia en esta separacién puede llevar a cstas lineas — y de hecho muy a menudo Jas Hleva — a oponerse agdnicamente, Por ejemplo, la oposicién marxistas-foucaultianos. Es seguro que ~~ tema para desarrollar ~~ los Hlamados posmodernos aprovechen mucho de los trabajos de Foucault. Pero este no es el problema més grave. Lo es que los marxistas descuidemos ~-- zpor qué? -— estos trabajos:y, por decirlo de alguna manera, les regalemos Foucault a Jos posmodemos. Lo mismo podrfa decitse sobre lo que ocurre: con los trabajos de Lacan, Creo discernir el mecanismo que sustenta estas posiciones en lectura: basicamente, se cree que materialismo e idealismo son compactos de posiciones, y.no tendencias. Al ser compacios, se obra por descarte {otal 0 aceptacidn total, Si cambiamos la épti y las consideramas como tendencias en las que, también basicamente y ademas fandamentalmente, vale el procesamiento de posiciones (que las obras provistas por estas tres lineas ayudan a realizar), entonces no hay obra, texto o situacién sobre fos que no se pueda intervenir con ef objeto de consolidar las posiciones mismas. Con todo, tres Itneas no son Biblia. Son sdlo, y nada menos que, la base tedrica sobre 1a que debemos tratar de procesar (estudiar y producit) posiciones de intervencién, (8) Lugates elasicos de estos “reclamos”: ef vso confeso que hace Foucault de “herramientas de Marx sin eitavto, en Foacault, Michel. La verdad y las formas jurtdicas, Gedisa, México, 1986, Hl tratamiento del materialismo histrico ‘que renliza Lacan en “La science et la vérité” (Lacan, J. Berits ff, Ed. dt Seu, Paris, 1966), donde estudia la frm de Lenin "E} marxismo es todopoderoso porque es verdadero” concluye que et vacio dejado por el materialismo hist6rico (teoria-de las formaciones sociales) en cuanto al problema del lenguaje puede ilenarlo el psicoanalisis (eoria de] objeto a) puesto que este tiltimo pone también el acento cn la causa material. Mas: Foucault, Michel. La arqueologia del. saber, p. 19-24, Siglo XX1, México, 1970. Lacan, J, Encore (Le Seminaire. Livre XX), scinlmeate el capitulo JI (La fonction de I’éerit), punto 2. £9) Quien quiera; émese Ia molestia de verificar lo siguiente en la Universidad: conjurados posmodemos en su elegancia, conjurados lacanianos en su secta, conjurasos marxistas en su mesa... ;y enlronizados ideaistas en su conjuraciéa | Ger 42. (DOSSIER Kemawsesmesananmousanmumassenet RATS Se SSA ERASE: Ni tema ni autor. Votvarnos al principio, Esta traduccién puede no estar legitimada (ni justificada). Lo que no puede dejar de ser es jasta, Y puede encontrar su justeza por algo mas biisico (anterior y a tiempo) (10). La justeza de esta publicacidn se basa en la necesidad de intervenir ella misma en el circuito ornamental en que puede quedar encerrada y de intervenir (insertarse y operar) para la constitucién de un “frente tedrico de masas” fundado sobre el destrabamiento de la compartimentacién académica y de kt desvinculacién con otros frentes de masas también, muy a menudo, compartimentados a manera de bloques blindados. Si definimos intervencidn por fa posicién segdn ta cual se dan, en un mismo movimiento, insercién y operacién, y si tomamos en cuenta lo dicho sobre las disputas ornamentales, podemos decir, eentonces, que el grado de justeza para el texto lo definird el seguimiento de Ia tendencia que demuestre para contribuir a la constitucida de un “frente tedrico de masas” que adquiera justeza, a su ve7, por su tendencia a intervenir combinado con otros “frentes dle masas” ya constituidos 0 por constituir. {Qué es “frente te6rico de masas’ Frente: unificacién en intercambio operative de tendencias te6ric: inanguradas por Marx, Nietzsche y Freud; tedrico: indica fa aperidad (estado de sdlido y abierto) de las posiciones de intervencién procesadas cn el frente, Indica la instancia de intervenciGn especifica (no tinica, ni siquiera fundamental de: clave de significaci6n, Seiala dobiernente ta direccidn de la determinacidn y ta instancia cespecifica; masas: instancia determinante sobre ka que se articula toda fa actividad procesador det frente, Polo de determinacién del grado de justeza, Base de entrecruzamiento de “problemas” que la instancia tedrica debe (en ello te va su justeza) procesar. Un “frente te6rico de masas” como cl de las caracteristicas detalladas ha de intervenit con eza si, de manera tendiente a igual y combinada, se desarrolla en un intercambio «i procesamientos de posiciones y entrecruzamiento de “problemas”, Por ejemplo, el “problema” del partido, que se plantea en otros frentes de masas. El frente intervendré con la elaboraciGn de teorta del partido y su promocién junto con aqueltos frentes que, al mismo tiempo, definan en un sentido similar cl de, es decir, cuya clave de intervencidn indique la direccién de la determinacién y la especificidad de su mbito de procesamiento de posicione La difusi6n de la “Guia” de Althusser es un primer intento por contribuir al ajuste reparador de Ia falla que opera en el circuito académico (si se quicre: marxista) no constituido en frente tedrico al modo detallado més arriba. insertas en las Hineas ffsicas (10) Bl término "jnsteza” se uiliza aqui siguiendo la significacién captada en el articuto de Gustavo Fondevila “Viotencia ¥ razén" (CI. el punto “Justeza o razsin de clase”), aparecido en la revista Dialéktica, Ao I, N°L, p. 3-8. Queda claro que no existe relacisn ninguna con “justia”, “Legitimacin” *justificacién”. Respecto de “a tiempo”, se refiere, sinplemente, a la calificacién de “marxista” que puede caberle a esta traduecién por su intervencién. Cf. Althusser, Louis. “El marxismo como teoria “finita’”, en Piscutle ef Estado, Polios Buiciones, BS, As., 1983. AMAA DOSSIER /43 2 El método dialéctico de le abstracte a le concreto —Una aproximacién— Néstor Kohan Si bien és cierto que la concepcién dialéctica de la realidad y del pensamiento se remonta a tos psimeros fildsofos griegos (Heréclito) y su herencia es desarrollada por Platén y Aristételes (1) én la antigtiedad; y por toda la filosofia clésica alemana (desde Leibniz, hasta Hegel) en la moderni- dad; en esta breve aproximaciGn nos limitaremos a (ratar algunos problemas en relaciGn al méto- do dialéctico tal como fue utilizado por Carlos Marx. Debemos aclarar que Marx nunca escribié un tratado especifico de metodologia cientitica,(2) aunque nos dej6 numerosas cartas teferidas al método; una seccién del capitulo “La metafisica de la economia politica” en su libro-polémico contra Proudhon Miseria de Ia filosofia titulada “El método”; la Introduccion (3) a fa laContribuci6n a ta critica de ta economia politica de 1857, que figura como Introducci6n a los Grandrisse (Elementos fundamentales para la critica de ta economia politica (1857-1859). (Borradores)], asf como los prefacios y eptlogos a Kt capital. En estas Iineas quedamos cettidos al tratamiento de la arquitectura general de fa obra cumbre marxiana (Bt Capital) y a partir de ella, intentaremos caructerizar genéricamente el método de Marx, Los resultados a los que Hegamos son sélo resultados provisorios y los problemas que in- {entaremos plantear constituyen problemas abiertos. Nos contentaremos, entonces, con abordar someramente algunos ndcleos problematicos en re~ Jacién al método que Marx utilizara en su elaboracién de El Capital, especificando previamente determinados presupuestos ligados a los objetivos politicos que se encuentzan estrechamente vin- culados a los procedimientos episiemolégicos. (1) Cie Juan Samaja: Totroduecién 2 ia epistemotogin dialéetica, Hi “linaje" del método aseencional. pp.135 y ss. (2) Ena carta que le enviera a Engels ct 14/1/1858, e1 autor de El Capital comentaba lo siguiente:"En el método de ela ‘oracién del tema, hay algo que me ha prestsdo un gran servicio; by mere accident [por pura castalidad} habia vuelto ahojcar la Logica de Hegel {..] Si alguna vez vwuelvo a ener tiempo para este tip de trabajo, me proporcionaré gran placer de hacer accesible, en dos o tres pliegos impresos, a fos hombres con sentido cont todo que [Hegel] ha descubierto y al mismo tiempo mistficado”.” Marx nunca lege atener ese “gran placer” (3) A esta Introductién de 1857 Althusser ta ha Yamado “el Discurso del método” de la filosofia de Marx. Ci. Para leer “Bh capital’, p. 96. EL ERAT LASTEST DOSSIER (45 ab Para ello, en primer término deberd recordarse e! interés politico que persegufa Marx al es su “critica de la economia politica’, sin el cual toda desagregacién —metodolégica u observacién acerca de la arquitectura de Ki capital, y de sus presupuestos epistemoldgicos, quedarla atrapada en un mero ejercicio seudo-cientificista Su propésito fundamental consistia en demostrar la historicidad det modo de produccién capi- talista, asi como de las relaciones sociates y dc las categosias que lo constituyen(ya que éstas wti- inas, aunque apare7can reificadas, son en rigor relaciones sociales). Entonces, si el régimen capi- Ialista es hist6rico, y no es “absoluto”, es superable desde wna perspectiva praxeolégica(4), en una dimensi6n hist6rica. En esta perspectiva, el punto de vista cientifico y metodoldgico, es al mismo tiempo un punto de vista de clase.(5) ‘A partir de esta observacién estamos en condiciones de esbozar fa linea epistemol6gica general que guia toda Ja obra.Si de lo que sc trata es de explicar en su concepto y en su esencia el Modo de Produccién Capitalista (MPC) como icansitorio, la perspectiva global implicita que gufa cl es- tudio marxiano ¢s ef historicismo radical. Historicismo que no implica suponer que el modo de exposici6n légico tiene que corresponder univocamente con el desarrollo histrico, como erréne: menic han sefialado numerosos autores.(6) Historicismo que tampoco implica postular que EI Ca- pital sea una narraciéa hist6rica del capitatismo(7), o una explicacién acabada de sus origenes, 4 uniendo el andisiscintfio at dimensi6n praxeolépica presopuesta todo el iempo dice: “{.<1Por dltimo, hemos Hlegado @ las formas de aparicién que sirven de punto de partida en la concepcidn vulgar: Ja penta proveniente de Ia tierra, Ia ganancia (interés), que surge det capital, los salayios, que provienen del trabajo. [1 Todo el movimiento tiene lugar en esta forma aparente. Finalmente, puesto que esas tes (salarios, renta del suclo,bene- tes de ingreso de las tes clases —erratenicntes, capialistas y tabaja- cha de clases, en que se resuelve el movimiento {...” (Snbrayad te Marx)Marx, Carlos: Engels, Federico. Correspondencia. Bs.As..Cartago. 1973. pp 205 (5) En este sentido el punto de vista cientifico y metodoligico marsinao es diametralmente apaesto al positivismo de Au. guste Comte y de Emile Dorkheim, quienes sostienen que las ciencias sociales deben ser “neutrales” y no deben to- ‘mar pobicin frente al objeto de estudio, pues cualquier posicién coasttuiria un “prejuicio”. De esta manera ingenua, sostiene Durkhcim, en Las reglas det método socioligico: “Asi entendida fa sociologfa.no scré ni individvalista, ni ‘comunista, ni socialista,en ef sentido que valgarmente se da a estas palabras. Por prineipio ignoraré estas teorias a las ‘cuales no podria reconocer valor cientifico, ya que tienden directamente, no a expresar Jos hechos sino a reformar- Jos" {Citado por Michel Lowy en Objetividad y punto de vista de clase en fas elenclas sociales. pl4jtista concep- cidn epistemoldgica de las ciencias sociales (qne son asimiladas, desde el positivisino, a las ciencins naturales) se hase en la vieja y discutible distincién entre” juicios de hecho” y “juicios de valor”.La ciencia social, entonces, debe: estar construida mediante “inocentes” juicios de hecho, y todo “juicio de valor” es expulsado hacia el émbito de la moralinn prescriptiva.Aun con ailos fuz de distancia tedrica frente al positivismo, Althusser cae en posiciones similares cuando distingoe entre la cicncia pura “sin intereses” y In ideotogia cnya caracteristiea (entwe otras) consiste en "ser gobema dla por ‘intereses exteriores a a tnica necesidad del conocimiento” (Cit. Para leer FX eapital.p.154) 6) Fsta tesis la suscribe ervéneamente ef marxista italiano Giuseppe Prestipino (Crt. EX pensamiento filosético de En- els Sepunda parte: E! concepto de naturaleza y los métodos de Ja ciencia, capitulo XV: “E] modo'histérico' y el mo: doTogico’ Engels malentendié a Marx? pp.273-295) quien a su ver. defiende I tesis de Engels para quien “is critica de Ta economia politica podia acometerse de dos modos: el histrico 0 el légico debe comenzar tambiEin el proceso discursivo, y el desarrollo ulterior deéste no seri m gen relleja, en forma abstracts y teGricamente consecuente, de la trayectoria historica: una imagen refleja corregida (..)"” (Federico Engels: “La contribucién a la critica de lacconomia politica’ de Kast Marx (1859)" pp.104-105, En Fextossobre pra 99.46 / DOSSIER — eemeennermenensssmaetasemeoRsms eis REARS SONORA eA Elhistoricismo de €} capital se encuentra cn un nivel mayor de determinacién légica y es aquel que nos permite entender la novedad det estudio que realiza Marx en esta obra. El objetivo global que atraviesa cada andlisis particular es la bésqueda de /a especifidad histérica o historicidad espe- cffica que caracteriza al MPC, y a tas categorfas que lo explican (8). Esta historicidad es lo que lo convierte en un raodo de produccidn transitorio y por tanto potencialmente superable.Este histori cismo es lo que otorga al método dialéetico marxiano las caracteriticas de un método citico y revo: lucionario, pues enfatiza ta negatividad y apunta a lo perecedero de toda forma actual.9) Habiendo seftalado ya el objetivo trazado por Marx, pasamos a analizar la estrategia te6rica empleada para alcanzar dicha meta, desagregando ¢! modo como Marx investiga su objeto de es- tudio, y como Jo expone, Consecuentemente,trataremos e! modo segiin el cual se articula Ya arg toctura de EI capital. Bn relacin al modo de investigacidn [o método de investigacién}, Marx sostiene que corres ponde a esta etapa Ja apropiacién pormenorizada de la materia que constituye el objeto de estudio. A través del proceso de investigacién se Hega a detimitar ias condiciones de inteligibilidad del ob- Jeto, condiciones que presiden {a eleccién del orden de exposicién més adecuado. Lejos de desva biemas de método de t& economia politica por Marx yLngels).s importante subrayar conto tod esta exréne inter- pretacién se apaya en definitiva en “Ia imagen refleba” de Ja cual nos habla Engels (aunque agreguc “refleja comregi dda”..) y que si la tomamos at pie de Ia letra, wos condce al conocimiento I6gico como copia (aunque “invertida”) de to real.Dos aitos antes de esta opinién de Engels, defendida por Prestipino y también por cl sovidtico Rosental (Las problemas de ta dialéetica en “Et Capital” cle Marx. Capitulo IX: La cormlaciin entre lo légico y lo hist6rico en el proceso del conocimiento.) Marx esgrimia ta posicién contraria en su Introduecién de 1857:"En conseeuencia seris impracticable y erténeo alinear las eategorias econdmicas en el orden en que fueron hist6ricamente delerminantes. Su cden de sucesién esti, en cambio, determinado por las relaciones que existen entre ellas en la modema sociedad bur- uesa, y que es exactamente of inverso al que parece ser sa orden natural o el que corresponderia a su orden de suce- Sin en el eprso det desarrollo hist6rico."(Grundrisse.Tomo Lpp28—29) 7 Caricatura del “historicisimo” contea Ia cual “combate” Nicos Poulantzas, quien subrepticiamente asimila hisiosicisme y empirismo. (Clr, Nicos Poulantzas: “Teosa ¢ historia en Ia interpretacidn de Ki-Capital”. pp 89-100. En Estudios sobre H2 eapitat.) (8) Althusser alaca lo que éf llama “el historiciamo radicaldiciendo que la direccionalidad de la olora marxiana no se se duce 9 “historizar las categorias” pues eso seria equivatente a “volver histirico @ Riardo” conservande su mismo ob- {eto de estudio. CY sabemos que la tesis central de Althusser y su esctcla es fa novedad del objeto de Marx). Pero lo ‘gue esta explicacida no comprende es que un “Ricardo historizado” ya no es Ricardo, asi como un Pamnénives al que se Je rompe el principio de identidad y se lo sustituye por eldevenir heracltco, ya no es Parménides...2n todo Ed capi- tal Marx enfatiza su critica ata economia politica porque ésta vuelve las eategorias, que expresan relaciones sociales capitalistas,eternas. Btemizando las categorias, mediante el empleo del método analitico, a economfa potitica obtiene deteminaciones connines a todas las formas sociales y de abi que concluya que el capitalismo sea una forma de orga- nizacin social eterna y “natural”. Bn ln base de este operncidn fe6rien que construye la econonn‘a polticn, se encuen tra la idemtificaciGn de relaciones y formas sociales, con cosas materiales. Por ejemplo, eb valor no es una relacién so: ial (para tos economists) propiedad que tienen las “casas”. EI dinero no es una relacién social, sino uns sa” gte posce “porleres" extraios. El capital no cs un relacién social de producein, sino méquinss, edificios, ete. LY como en euzalquier época historiea hari falta miquinas, edifieios, te, para producir, coneluye que el capital es ne- ‘esario en cualquier forma social y en cualquier época hist6riea.2s por eso que al historizar las categorfas, Marx no se convierte meramente en us “Ricardo historizado” 0 lo que es Jo mismo, en wn “economista politico historizado” si- ‘po en un ertica le toda economia politica y, por lo tanto, de todo fetichismo. (©) Cis. Fpilogo ala segunda edicion de BS capttal, IAA MTA DOSSIER /AT eb necerse en su resultado, cl modo de investigacién es inmanente al modo de exposicién. Este ulti- mo no es wna construcci6n “a priori”, aunque su clegancia y sistematicidad parezcan indicar lo contrario, Desde ta epistemologta tradicional se caracterizaria al modo de investigacién como el contexto de descubrimiento, previo a cualquier validacién, aunque en el método empleado por Mars, Ia investigaci6n no esté radicalmente separada de ta exposici6n, 0 dicho en otro Lenguaje: et descubrimicnto no esté tajantemente separado de la justificacién t6gica. (10) Siempre Ia investiga cidn debe preceder cualquier tipo de demostracién, validacién 0 exposicién teérica, No obstante no queda reducida a un problema psicoldgico (“;En qué estaba pensando el cientifico cuando se le ocurrié algo y comenz6 su descubrimiento?”) como sostendrfan aquellos epistemdlogos para los que sdlo cuenta el contexto de justificacién légica, (11) La exposicin debe comenzar por aquellas determinaciones mas penerales de ta totalidad que ¢ estd estudiando, en este caso cl MPC. Para captar estas determinaciones més generales,ct andli- sis de las formas econémicas, (es decir: de las formas histéricas) no cuenta con microscopios ni con reactivos guimicos, Su instrumento es la capacidad de abstraccién.(12) La abstraccin que uti liza Marx es un instrumento constructivo de su objeto de cstudio que est4 integrada, como mo: mento interno, en Ja derivacidn dialéctica; le permite estudiar sucesivamente los distintos momen- tos de la estructura interna de su objeto, aislande y separando analiticamente estos momentos de las complejas relaciones de las que forman parte, Este proceso de abstraccién es et presupuesto de cualquier reconstruccién sintética de} objeto como unidud de méltiples determinaciones que prc: viamente babfan sido separadas. Entonces, la exposicion parte de estas determinaciones mas generales (comunes a muchas épo- cas) y tiende hacia las determinaciones espectficas de la organizacién estructural del MPC, que son las que nos muestran su transitoriedad histérica. El camino de la exposicién va desde 1o abs- tracto, frato de una investigacién previa det objeto conereto de estudio (concrete real), presente en la representaci6n, hacia Ia reconstruccidn progresiva en un plano cognoscitivo de Io concreto real, mediante lo que el propio Marx llama un “concreto pensado” Ahora bien, es necesario detenemos parcialmente en esta”tendencia”, Y subrayamos la palabra tendencia pues, a diferencia de lo que (10)EL punto de partida de Ja validacién Idgica, presupone todo of tiempo ol haber deseubierto Ia articutacién del eapitalis- mo en su conjunto:” Para que Marx pudiese panir de la mereancia como totslidad de las determinaciones abstvactas y no desarroliacas det cepitatismo, debia conocer ya el capitalivmo como totaliiad de determinaciones desarrolladas La mercancfa podia ser el punto de partida de ta exposicién ciemtiica porque ya se conocia el capitalism en su con: jjnto.Kosik, Karel. Diatéetica de to conersto, Trad. Sanchez Vazque2, Adolfo. México, Grijalbo, 1989, p-198. (Chr. Katt Popper: La logiea de ta investigacidn centifica. Capitulo t: Eliminacién del psicologismo, p.30-32.(En ‘cuanto a ta epistemologia popperiana, ya al interior dsimarxismo, e] estructuralista Maurice Godelier le rinde tribute al plantear a unidad de dos méiodos en Et capital:!)et mécodo hipotético-deductivo , que él asimiia al estructural, y 2) el método diakéctice, que en su éptica sesfa cl genético. [Cir Manrice Godelier:Racionaligad e ireactonalidad ea economéa Capitulo 2:"Las estructures det método de Et Capital de Karl Marx] :y el sovistico A... Sheptutin da tun paso més en esta direccién ya que, si bien defiende Ja existencia del método dialéctico como “métogo universal det conocimiento”, cuando se refiere a las ciencias particulares sostiene que éstas se construyen segtin el método bi potético deductive. Cfr. Shepiulin: Et métode dialéetico del conocimiento (1983) Capitalo V: “Correlaciéa entre et ‘étodo universal de conocimiento y Jos métodios de las ciencias paniculares.") (12) Protogo a la primera edicidn de YD capita. $e 48/ DOSSIER easmmseawrmamneeaysmteasn et SESSA SCC, muchos comentadores opinan, Marx nunca legé a reconstruir en su totalidad el conjunto de deter minaciones que caracterizan al Modo de Produecién Capitalista, EI plan original de ta obra que Marx se habia propucsto para comprender conceptualmente kat rganizacién y el movimiento de ta sociedad capitalista, planeaba la escriturs de seis libros: a)Del pital, ) De la propiedad territorial,c) Del trabajo asalariado, d) Del Estado, ¢) Comercio inter- nacional y f) Bf mercado mundial.(13) De los seis libros, Marx sdlo escribid uno: E2 capital. Y de éste sdlo publies et tomo primero: ! proceso de produccién éet capital, Del libro Il: De la propiedad territorial, incluy6 ua capitulo en el tomo TH del fibro J que publicé pdstumamente Engels. Y det libro !11: Del trabajo asalariado, sélo escribi6 una seccién con cuatro capitulos, que incluy6 en el libro f: acerca del salatio. Entonces, nos enfrentamos a una problematizacida caya resolucién robasa tanto el estado ac- fal de nuestra investigaciGn como fos limites de estas cortas lincas. Si el movimiento del método dialéetico utilizado por Marx resulta de lo ascensidn de lo abstracto (determinaciones mas genera- Jes) a lo concreto (determinaciones nvis complojas al interior de un todo articulado: ta totalidad concveta), y Marx nunca Hegé a reconstiuir fa totalidad concreta del MPC que incialmente se ha- bia propuesto,... {Hasta qué punio la discontinuidad de El capital no deja la obra radicalnente in. conclusa y por Io tanto su nivel de abstraccidn no ¢s mucho mayor que el que supusieron répidas ecturas dvidas de encontrar una gufa inmediata para las tareas del movimiento obrero y respuestas puntuales al caprichoso devenir de la historia’ Si esto es asi, deberfamos mediatizar aun més el grado de abstraccién de la obra en su‘conjunto y tendriamos que consignar sumaciamente el hecho de que fa captacién conceptial de lo, conereto como sfntesis y unidad de multiples determinaciones, es s6lo la direccién y Ia tendencia hacia donde se dirige cl andlisis de Marx, nunca un resultado definitivo. Habrd que afadir a la vez, que Mare se ptopuso anatizar pormenorizadamente soto las rk: nes de produccidn que son esenciales al MPC, o sea aquellas que pertenezcan a su concepto, a su tipo general, a su promedio ideal, a su forma nuclear interna csencial; aunque esto no implica que en Ta sociedad capitalista no existan otto tipo de relaciones de producciGn que acomputien a las re laciones de produccién materiales y que son las relaciones de producciGn simbdlico-espirituales. De abi que para captar ta sociedad capitalista como un todo, Jos esiudios no se pueden quedar slo enelestudio de algunas relaciones de produccién que soa tas analizadas en EA capital, sino que deben ser estudiadas otras, tanto materiales como espirituales, o simbélic (3) Chr Fla Oc Marx a asalte del 22/2/1858, L aio antes, en la famosa TIntroduceisn de los Grundrisse de1857 et plan nal se detallaba atin més; fectuar claramente la divisin [de nuestros estudioside manera tal que [se triten]:1)las determinaciones abstiactas- ‘generates gue conesponden en mayor © menor medida a todas Jas formas de sociedad, pero en el sentido antes expues- {o; 2)las categoréas que constituyen Ia articalacién iniera de la sociedad hurguesa y sobre las cuales reposan las ela- sesfundamentales. Capita, t edad territorial. Sus relaciones reefprocus. Ciudad y campo, Las tos grandes elases sociales. o entre ellas, Cisculacidn. Crédito (privado). 3)Sintesis de Ia sociedad burguesa ba: Jo Is forma del Bstado. Considerado ex: relacién consige mismo. Las elases”improductivas”. Impuestor. Deuda nac nal. Crédito pabfico. La poblacion. Las colonias laciones internacionales de la produecién Divisién intemacional del trabajo.Cambio intersacionsl, x6n ¢ impontacién, Curso det cambio. 5)[I mercado mundial y las crisis”. Marx, Carlos.Blementos fundamentales para ty critica de tz economia politica (Grundrisse) 18S7- 1858, Trad. Scardn, Aric, Mamnis. MBxico, Siglo XX1, 1987, pp.29—30. aE REE NSLS NRE ILENE NTO FH)SSIER (49. ee

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