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INTRODUCCIÓN

Los años dorados de la economía argentina, entre el último tercio


del siglo XIX y el primero del XX, se sustentaron en la exportación
de productos agropecuarios. Esto se vio favorecido por la exis-
tencia de una sostenida demanda internacional de alimentos por
parte de los países industrializados y por la extraordinaria dota-
ción de recursos naturales de nuestras fértiles pampas.
Actores principales y héroes casi exclusivos de esos años han
sido para la historiografía local ios terratenientes pampeanos, a
cuyos logros productivos y habilidad para acumular tierras y pro-
ducir a bajos costos se atribuyó siempre el éxito de la inserción
del país en el mercado mundial de entonces. Largas páginas de la
historia vernácula se ocuparon de nuestros estancieros y sus fami-
lias, unas veces para destacar su rol progresista en el desarrollo
de Argentina, otras para denunciar el exagerado y nocivo acapa-
ramiento de tierras o para estudiar su conformación y prácticas
como clase oligárquica
Menos atención ha prestado la literatura histórica a la otra
mitad en la que descansó el desarrollo agropecuario. Y, sin

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embargo, la historia social y económica de ese período de oro mente pequeño, que en los primeros tiempos era mayoritariamente
de las pampas se compone tanto de terratenientes de nota inmigrante y que las más de las veces fue arrendatario, pero que
como de una multitud de anónimos agricultores. Mientras los pri- pudo ser también más pequeño propietario. Aunque diversos
trabajos monográficos se han ocupado luego de demostrar que
meros estuvieron al frente de la vertiginosa renovación de los plan-
no toda la agricultura de la región se desarrolló en pequeños
teles ganaderos -que darían justa fama a nuestras carnes en el
establecimientos, ni que éstos estaban siempre en arriendo, ni
mercado internacional-, los segundos tuvieron en sus manos la
que todos los pequeños y medianos productores fueron exclu-
responsabilidad del grueso de la producción de los granos de
sivamente agricultores, la definición del chacarero siguió
exportación. Éstos han sido tan famosos en dicho mercado como
atada hasta hoy a la idea de la explotación agrícola de modes-
las carnes y, proporcionalmente, más importantes aun en la canasta
tas dimensiones. Y c o m o esta noción en buena medida sigue
exportadora de Argentina.
estando respaldada por las estadísticas existentes, llamaremos
Este libro trata precisamente sobre esos agricultores que, a
chacareros a los agricultores pampeanos, en particular a los que
diferencia quizás de los terratenientes, tuvieron un perfil más
encarnaron el boom de la agricultura cerealera en un período de
heterogéneo: tanto su composición, origen nacional y social, como
gran expansión.
su status económico y posibilidades de prosperar vanaron signi-
ficativamente a través del tiempo. Describir a fondo esta hetero- El presente volumen recorre la historia de estos agricultores
geneidad, que incluyó tanto a pequeños agricultores propietarios en el largo plazo, desde los comienzos incipientes de la agricul-
como a medianos arrendatarios, a inmigrantes europeos de tura a fines del período colonial, pasando por los orígenes de la
primera generación junto a migrantes internos de diferentes pro- agricultura moderna en las colonias agrícolas de Santa Fe a media-
vincias, a pequeños productores familiares y a medianos empre- dos del siglo XIX, hasta su última transformación en chacareros
sarios de la agricultura, es uno de los desafíos de este trabajo. durante los años sesenta del siglo XX. Esto último ocurrió cuando
diversas leyes de transformación agraria que terminan con el largo
El apelativo chacareros con el que se engloba a esa variedad
congelamiento de los arrendamientos agrícolas inaugurado en los
de actores sociales es, como todo concepto simplificador, una
años cuarenta, marcan el ocaso definitivo del mundo chacarero
ayuda a la vez que un problema. El término se utiliza en la región
en la región.
pampeana como sinónimo de agricultor. Originalmente se apli-
caba al hombre que producía en una chacra, que era una medida En las páginas que siguen se brindará una imagen general de
de tierra del período colonial que se aplicaba a las parcelas para algunos aspectos de la cambiante historia de estos agricultores,
agricultura en las afueras de las ciudades. Pero luego se comenzó como su origen nacional y social, las transformaciones que sufrie-
a usar coloquialmente para referir a pequeñas y medianas ron conforme avanzaba la frontera productiva, su relación con
explotaciones para la producción agrícola en general, sin ninguna la producción ganadera en el mundo de las estancias, sus posi-
precisión respecto de su tamaño. bilidades de acumulación a través del tiempo, sus estrategias
En términos del uso corriente que se le ha dado en la literatura productivas, sus formas de acceso a la tierra y al crédito o la diná-
académica, chacarero refiere a un productor familiar, general- mica variable del conflicto social.

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Por la amplitud de la cuestión, este libro expondrá tanto resul- ¿Cuál es, por ejemplo, la razón por la que los historiadores del
tados de investigaciones propias como síntesis de los muchos pasado se han concentrado más en los terratenientes pampeanos
trabajos de investigación existentes sobre este tema fundamental que en los chacareros, siendo que éstos han sido tan relevantes
de la historia de nuestro desarrollo agropecuario, escritos desde desde el punto de vista social y económico como aquéllos? Algunas
la historia social y económica, pero también desde la sociología, razones son evidentes. Al igual que en buena parte de América
la economía y los estudios migratorios. Latina, la clase terrateniente no fue en Argentina sólo una élite
Es por tanto inevitable sostener a cada paso un necesario tono económica sino a su vez clase dominante u oligarquía. Del seno
historiográfico, en el que abundarán las referencias del tipo lo que de sus familias surgió buena parte de la dirigencia política y de
sabíamos hasta hace poco frente a lo que han descubierto trabajos la élite intelectual y profesional del país, mientras que sus asocia-
recientes. Esto no tiene como propósito confundir al lector o recar- ciones corporativas fueron siempre actores centrales en nuestra
garlo con información que podría juzgarse innecesaria para un vida política y económica. Atributos todos que hacían atractivo su
libro de divulgación como es éste. Por el contrario: esta forma análisis no sólo desde el punto de vista económico sino también
de escribir la historia es fruto de una convicción epistemológica desde la historia política y social. En el otro extremo, la historia de
según la cual nuestra disciplina -entendida como relato científi- la agricultura -y con ella la de nuestros chacareros- era la historia
camente elaborado sobre el pasado- es esencialmente dinámica. de hombres comunes y anónimos, en los que los historiadores sólo
Esto quiere decir que no existe una sola reconstrucción del pasado comenzaron a posar su mirada más recientemente. La historia
que tenga validez universal y eterna sino más bien visiones, inter- de los pueblos sin historia, no la de los faraones sino la de los
pretaciones de ese pasado (o mejor aun, de distintos fragmentos trabajadores que construyeron las pirámides -la de aquellos que
del mismo) que a su vez tienen una historia. no producen relatos sobre sí mismos como autobiografías, que
Este relato -el de las transformaciones del discurso histórico no escriben libros, leyes o constituciones, incluso la de aquellos
sobre determinado objeto de estudio- es lo que llamamos histo- que no escriben nada de nada por ser analfabetos- es, en efecto,
riografía. Y la historiografía es parte esencial e indisoluble de la una preocupación más reciente de los historiadores.
historia como discurso científico sobre el pasado. Suponer lo con- Otras razones que explican esta relativa indiferencia para con
trario sería afirmar, como en tiempos del positivismo, que hay una la agricultura son menos evidentes. Constituyen el resultado de
única realidad, homogénea y absoluta (una vida, una batalla, una interpretaciones historiográficas que, si ya han perdido parte de
hambruna, una crisis económica), cuyas causas y consecuencias, su vigencia, influyeron durante mucho tiempo en nuestra
también únicas, aguardan a que los historiadores las desvelen mirada del pasado agropecuario pampeano. Estas miradas soste-
con objetividad de una vez y para siempre. Lo dicho no significa nían que el elemento dinámico del desarrollo del sector rural había
renunciar a la búsqueda de la verdad histórica en cada momento sido fundamentalmente la actividad ganadera, mientras que la
sino sólo llamar la atención de que estas verdades son múltiples, agricultura fue siempre una actividad subsidiaria de aquélla que
relativas y sujetas a permanente revisión. Y que nuestro deber de había nacido y se había desarrollado gracias a las necesidades de
historiadores es darles un lugar en el relato histórico. esa actividad principal.

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Este rol secundario y dependiente de la agricultura en el desa- sí o con el entorno físico-. Las fronteras refieren a su vez a alguna
rrollo agropecuario se trasladó por lo tanto a nuestra historio- clase de borde o límite, a una división entre áreas asentadas y
grafía, que le reservó un lugar acorde en su reconstrucción del áreas desiertas, entre civilización y salvajismo. Su carácter móvil
pasado. Sólo recientemente los historiadores han reparado en la y abierto las convierte en el lugar de las oportunidades econó-
historia de los agricultores, a través de estudios de contabilidades micas, en paraísos del ascenso social que, sin embargo, en la
de estancia, archivos de la Justicia de Paz de los pueblos, o aná- mayor parte de los casos no están destinados a durar. Las fron-
lisis de casos a nivel local, lo que sirvió para discutir la tesis de la teras son, en efecto, procesos cuya ley fundamental parece ser
subsidiariedad, a la vez que para darle entidad a una historia de la su transitoriedad y en donde todos los equilibrios que se logran
agricultura como proceso con actores, estrategias productivas y -demográficos, económicos, culturales- son frágiles e inestables.
formas de organización de la producción específicas. Si bien los científicos sociales están lejos de ponerse de acuerdo
Este ensayo propone dos claves interpretativas para entender con una sola definición que pueda englobar situaciones muy
la historia de nuestros agricultores. Una de ellas es la frontera. diversas, las fronteras poseen rasgos distintos de los que carac-
La historia de la región pampeana es una historia de frontera, tanto terizan a los lugares de más antiguo asentamiento: sociedades
como lo fue la del oeste norteamericano -quizás la más famosa móviles con abundancia de hombres solteros y errantes que con-
detodas-y la de otras regiones de América Latina. Esto le imprime viven con familias pioneras de inmigrantes, pero también eco-
a esa historia y a los protagonistas que la vivieron características nomías más precarias e inestables, con actores económicos que
especiales. La conciencia de una extensión de tierras disponibles, elaboran estrategias productivas específicas para operar en esos
la idea de abundancia, la noción de conquista y de oportunidades mundos efímeros.
ilimitadas moldean decisiones de vida, estrategias productivas, La de la región pampeana es una historia de muchas fronteras
políticas de Estado, formas de relación social. que se fueron sucediendo, cuando no superponiendo, a través del
En Estados Unidos fue Frederick Jackson Turner quien esbozó tiempo: la larga historia de la conquista del desierto; la también
una famosa teoría sobre la influencia positiva de la frontera en ese larga historia del reparto de la tierra pública; la expansión hori-
país como determinante en la formación de la identidad y de las zontal de las actividades económicas en nuevas tierras (primero
instituciones nacionales. Aunque las interpretaciones turnerianas la ganadería ovina y vacuna, después la agricultura); el progresivo
no han sido muy populares en Argentina ni entre los intelectuales asentamiento de inmigrantes en esas tierras. Es en esa clave
latinoamericanos en general, no deja de ser cierto que las pampas, que debe entenderse la historia del desarrollo pampeano y en
la creación de sus pueblos, la expansión de la producción, la inser- particular la de sus agricultores.
ción de inmigrantes, sus posibilidades de prosperar, sus patrones La segunda clave interpretativa es América Latina. En ese
de asentamiento, en fin, la vida cotidiana de todos, estuvieron sentido el libro propone comprender la historia de nuestros
fuertemente marcados por la realidad de la frontera. chacareros en el contexto más amplio de las relaciones sociales
Se trata de espacios tanto físicos como simbólicos donde las y productivas que se dieron contemporáneamente en otros
culturas luchan y compiten, conviven o se interrelacionan -entre ámbitos rurales latinoamericanos. Si bien cada situación nacional

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tuvo sus especificidades, en las que la buena historia debe reparar, americanas típicas de entonces, y hablan a las claras de que las
t a m b i é n es cierto que existieron muchos elementos comunes, relaciones tradicionales eran mucho más frecuentes en nuestras
cuya consideración no puede sino iluminar y enriquecer el aná- prósperas pampas de lo que se está dispuesto a admitir.
lisis de nuestro caso. Ciertos factores detrás de las transforma- N e g a r l o , c o m o se hace a veces, en n o m b r e de! s u p u e s t o
ciones productivas de la región pampeana en la segunda mitad carácter m o d e r n o y capitalista de nuestros terratenientes y de
del siglo XIX (la demanda internacional de productos primarios, toda la sociedad rural debajo de ellos y de la racionalidad empre-
la a m p l i a c i ó n de los mercados de trabajo rurales, la puesta en sarial de t o d o s los actores sociales i n v o l u c r a d o s en nuestra
p r o d u c c i ó n de tierras públicas o privadas antes ociosas) son historia agraria, en vez de c o n f i r m a r la especificidad del caso
procesos estructurales que articulan el cambio agrario en toda la pampeano - q u e es i r r e f u t a b l e - t i e n e el defecto de empobrecer
región en la misma época. Esta aclaración -que por evidente podrá la v i s i ó n de nuestro pasado y, lo que es peor a u n , de v o l v e r a
parecer superflua al d e s p r e v e n i d o - se hace necesaria en la his- e x c l u i r a A m é r i c a Latina de n u e s t r o r e p e r t o r i o de i d e n t i d a d ,
toriografía argentina, que tradicionalmente ha sido reacia a juzgar cuando sólo una rápida lectura del periódico contiene suficientes
nuestro pasado con la vara latinoamericana. Por razones comple- evidencias de lo contrario.
jas que no analizaremos aquí, nuestros historiadores han optado
más frecuentemente por otros espejos de nuestra experiencia his-
tórica (en el caso de la historiografía pampeana, la de otros espa-
cios abiertos como Australia, Canadá o la frontera del medio-este
norteamericano) que por las más modestas trayectorias de los
países vecinos. Y si estas perspectivas tienen todavía hoy alguna
fuerza es porque alimentan una creencia m u y arraigada desde
antiguo en la mentalidad colectiva del país: la afirmación de lo
nacional c o m o excepcional y básicamente incomparable con el
resto del subcontinente.
El presente trabajo propone en cambio que la historia rural
pampeana podría beneficiarse con la observación de la experien-
cia de otras sociedades agrarias de América Latina. Situaciones
como la múltiple sujeción que tenían los chacareros de la región
pampeana a través de sus deudas con el dueño de la estancia y el
almacenero, o la incertidumbre que tenían respecto de su per-
manencia en las estancias - q u e se analizarán en los capítulos que
s i g u e n - difieren poco de los problemas que para la misma época
debían enfrentar arrendatarios o aparceros en haciendas latino-

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CAPÍTULO UNO
LOS ORÍGENES

Hasta hace pocos años los historiadores de la región pampeana


sostenían que la saga de la agricultura pampeana comenzó en la
segunda mitad del siglo XIX, cuando la demanda internacional de
alimentos valorizó las tierras de la región incentivando la activi-
dad agrícola, y la ocupación efectiva de la frontera garantizó un
ambiente más seguro para su desarrollo.
Lo que había existido hasta entonces-especialmente en la
provincia de Buenos Aires- era un escenario de frontera en el que
la única actividad productiva era la ganadería extensiva a cielo
abierto para la producción de cuero y sebo -y luego carne para
abastecer los saladeros de la ciudad-, ganadería que se desarro-
llaba en grandes estancias. En esa frontera, en la que convivían
trabajosamente el hombre blanco y el indio, se desarrolló el actor
social paradigmático de la frontera ganadera: el gaucho.
Trabajador ocasional de las estancias ganaderas, cazador fur-
tivo de ganado ajeno para su propia alimentación o para comerciar
con el indio, víctima frecuente de la leva militar, habitante de
mundos diversos -el de la actividad productiva formal y el de la
ilegalidad, el del hombre blanco y el de los indios, el de la vida civil

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y militar-, el gaucho fue, para la historiografía tradicional y para comercio, que amplió los canales más estrechos de comercialización
buena parte del sentido común, el actor social excluyente de nues- en los que descansaba el contrabando imperante hasta entonces.
tras pampas en este período. Fuera de él, lo que predominaba era Junto a la más conocida producción ganadera -en lo que cons-
el desierto -denominación eufemística con la que se aludía a las tituye la verdadera novedad de esta época-se habría desarro-
tierras de indios-, es decir, el mundo ancho y ajeno de las pampas llado también una importante producción de trigo que contribuyó
en donde podían vivirse vidas enteras sin necesidad de trabajar. anualmente al autoabastecimiento de pan de la ciudad de Bue-
En las últimas dos décadas los historiadores han revisado esta nos Aires. Contrariando las imágenes más tradicionales sobre
imagen de la sociedad y la economía de la región pampeana en la estructura productiva de entonces, el trigo se producía primor-
la primera mitad del siglo XIX. A diferencia de las certidumbres que dialmente en pequeñas unidades familiares. Para el desarrollo de
teníamos hasta hace no muchos años, se sabe hoy, luego del esta pequeña y mediana producción agrícola pampeana a fines
paciente trabajo monográfico de muchos estudios, que la agricul- del período colonial, contribuyeron varios fenómenos que se die-
tura estuvo presente en la región pampeana desde muy temprano. ron contemporáneamente: además de la creación virreinal y la
Esa actividad tuvo un desarrollo acelerado con el crecimiento comer- liberalización del comercie ya mencionadas, existieron impor-
cial y burocrático de la ciudad de Buenos Aires a fines del siglo XVIII, tantes migraciones internas hacia el Litoral, en particular desde
cuando se convirtió, en 1776, en la capital del nuevo Virreinato el noroeste del territorio virreinal.
del Río de la Plata y luego con la aprobación del Reglamento de Esta región del territorio del nuevo virreinato, que a diferen-
Comercio Libre (1778), que habilitó su puerto para el comercio colo- cia de Buenos Aires había sido el centro de la actividad económica
nial. Con sus casi 40 mil habitantes hacia fines del siglo, la ciudad antes de 1776, vivía por entonces una crisis económica que era
de Buenos Aires se transformó en un polo de desarrollo para la contracara de la prosperidad del Litoral: a la decadencia de las
toda la región; con su demanda de alimentos dinamizó no sólo a industrias textiles del algodón provocada por el comercio libre se
la campaña circundante-que se extendía hasta el río Salado-sino sumó la del comercio de muías con las minas de Potosí, que sufría
también la de las vecinas Entre Ríos y la Banda Oriental. los efectos disruptivos de las rebeliones indígenas de fines del
Otros dos factores decisivos se relacionan con el desarrollo siglo en los Andes. Esta desarticulación de las economías del
agropecuario del Litoral en estos años. Uno -que se convertiría noroeste fue un factor determinante para la emigración de impor-
en rasgo característico de la región por mucho tiempo- es la abun- tantes contingentes de población hacia las regiones del virreinato
dancia y disponibilidad de tierras de gran fertilidad, que ahora cobra- entonces más dinámicas. Estos migrantes contribuyeron al desa-
ban nuevo valor por los impulsos combinados del aumento de la rrollo agropecuario del Litoral de diversas formas: por un lado,
población y la ampliación del comercio. El otro es una demanda proveyendo la mano de obra necesaria para las tareas agrícolas
ampliada de productos rurales proveniente del exterior, que se -como trabajadores de las unidades familiares- y ganaderas -como
sumó a la interna de la ciudad de Buenos Aires. Esta demanda, en mano de obra asalariada y estacional en las estancias-; por el otro,
particular de cueros y sebo, creció menos por grandes cambios en a través de su creciente peso demográfico, engrosando la demanda
esos mercados externos que por el efecto de la liberalización del de alimentos de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

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INDEPENDENCIA Y FRONTERA campaña fue menos afectada por las guerras que las del resto
La revolución de la independencia y los años de guerras civiles de la región y la Banda Oriental. Fue en las primeras décadas pos-
que siguieron en la primera mitad del siglo XIX significaron teriores a la independencia que la provincia expandió enormemente
cambios aun más profundos para la economía de la región pam- su frontera productiva hacia el sur y el oeste, ganándole tierras al
peana. La independencia significó una importante desarticulación indio e incorporando miles de hectáreas a la producción.
de los mercados regionales. Regiones fundamentales como las Éstos fueron los años de la primera expansión ganadera de la
minas del Potosí-alrededor de las cuales había girado buena parte provincia de Buenos Aires. Los mecanismos subyacentes y las
de la economía regional de lo que iba a ser luego el noroeste argen- lógicas de esa expansión fueron cambiantes; pero es indudable
tino-, el Paraguay o la Banda Oriental, se perdieron para la nueva que al interés de los ganaderos en el creciente negocio de la expor-
economía nacional, con la consecuente merma en los niveles tación se sumó el del Estado provincial que utilizó sus recursos
previos de producción y exportación y el achicamiento de los mer- para acompañar y crear las bases de ese crecimiento. Uno de los
cados de consumo. mecanismos decisivos fue la ocupación militar de la frontera.
Las guerras se desplegaron con todo su poder destructivo: la Muchos años antes de la famosa campaña del desierto del general
pérdida de vidas humanas fue sólo una de sus caras, a la que hay Roca, la de Martín Rodríguez en los años veinte y la de Juan Manuel
que agregar la destrucción de establecimientos agropecuarios y de Rosas en los treinta del siglo XIX sirvieron para incorporar miles
planteles ganaderos, que se convirtieron en botines y fuente de de hectáreas que multiplicaron dos y tres veces el territorio pro-
abasto forzoso de los ejércitos, y el desvío de recursos -económicos, ductivo de la provincia.
financieros y humanos- desde la economía agraria hacia la activi- Luego de la crisis política de 1820 la expedición militar orde-
dad bélica. Junto con el crédito, la falta de brazos, siempre acuciante nada por el gobernador Martín Rodríguez había sentado las bases
en la región, se agravará considerablemente con la leva militar. de la llamada Nueva Frontera, cuyo bastión más importante fue
Crisis, desarticulación y destrucción, la independencia signi- la fundación del pueblo de Tandil en 1823. Alrededor de ese pueblo
ficó también oportunidad de desarrollo para algunas regiones. La se dibujó, en 1827, la línea de fortines que definía el nuevo límite
apertura total de los mercados que posibilitó la independencia de de la frontera. La política de Juan Manuel de Rosas combinó expe-
España hizo que la región del Río de la Plata pudiera ingresar en diciones militares -menos de conquista y progreso efectivos que
una corriente de comercio internacional que estaba creciendo en de intimidación- con el mantenimiento de una paz con el indígena
el mundo atlántico gracias al desarrollo de las economías euro- tejida mediante sobornos y acuerdos políticos con sus jefes. Si
peas. Así, las oportunidades para las exportaciones de productos bien estos avances no fueron definitivos y la línea de la frontera
ganaderos se redoblaron, al mismo tiempo que el mercado de iba a sufrir luego retrocesos y nuevos progresos hasta la expedición
Buenos Aires comenzaría a gozar de una variedad de importacio- definitiva contra el indio de 1879, es indudable que esta expansión
nes provenientes de Europa. De todo el Litoral, es la provincia de temprana sirvió para sentar las bases de la organización productiva
Buenos Aires la que mejor podrá sacar provecho de las oportu- pampeana más característica -la estancia ganadera, de generosas
nidades de expansión que trae la independencia, gracias a que su dimensiones y producción extensiva- y para ir configurando un

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patrón de apropiación de la tierra que, con matices, se reproduciría La historiografía de las últimas dos décadas ha revisado pacien-
en décadas posteriores. temente este período y ha podido discutir con contundencia
La ocupación militar de la frontera habilitó la apropiación de algunos elementos centrales de la imagen que se acaba de des-
la tierra en la región, que condujo en nuestro país a una distribución cribir. No cabe duda de que la tierra fue apropiada en grandes
muy desigual de la propiedad desde el origen. Para las visiones extensiones, ni que el origen de buena parte de las grandes estan-
historiográficas más tradicionales-también para cierto discurso cias del período del boom agroexportador se encuentra en estos
político de denuncia que en diversos momentos de nuestra años iniciales. El otro momento clave de este proceso, como es
historia concentró sus críticas en la oligarquía terrateniente-, este sabido y se verá más adelante, es el que sigue a la Campaña del
período marcó el comienzo de la conformación tanto de los gran- Desierto de 1879.
des latifundios como de las clases terratenientes pampeanas. Estos Lo que se sabe hoy, en cambio, es que no todos los mecanismos
propietarios habrían ido acumulando grandes cantidades de tierra, de apropiación de la tierra fueron extra-económicos-premios
no por mecanismos de mercado sino gracias a favores y conce- y otras concesiones gratuitas, abuso de la letra de las leyes,
siones más o menos gratuitas del Estado, consolidando, desde el ocupaciones de hecho- sino que, por un lado, el mercado estuvo
origen, un poder económico que los convertiría en los beneficia-
más presente de lo que se imaginaba en las transacciones sobre
rios exclusivos de la Argentina agroexportadora y una alianza
las tierras, y, por el otro, que los distintos mecanismos legales
estratégica con el Estado que les daría las riendas del poder político
que amparaban esas transacciones (enfiteusis, arrendamientos,
por varias décadas.
ventas, etc.) fueron ideados por el Estado provincial no siempre
Desde el punto de vista de sus estancias como empresas pro- o no solamente para beneficiar a determinados actores sociales,
ductivas, éstas conformaron latifundios, una expresión que alude sino fundamentalmente para aliviar los frecuentes cuellos de
no sólo a enormes extensiones de tierra sino a la baja produc- botella de las finanzas provinciales. Más allá de los proyectos y
tividad y a la ineficiencia, falencias que en la región pampeana de las intenciones, la tierra pública fue simplemente el recurso
pudieron disimularse gracias a la enorme fertilidad de la tierra. La más inmediato que tuvo el Estado para solucionar los crónicos
imagen que estas ideas transmitían sobre nuestra historia rural problemas fiscales provocados por las guerras de independencia
temprana, sobre la estructura social que se va conformando y en primero y las civiles luego.
particular sobre los terratenientes -imagen que pervive con fuerza En segundo lugar, se sabe también hoy que no toda la tierra
en la mentalidad colectiva hasta hoy- es la de un desarrollo rural fue acumulada bajo esa modalidad y que la producción no se desa-
más o menos espontáneo que se debió sobre todo a la enorme rrolló solamente en grandes estancias. Junto a los establecimientos
generosidad de la naturaleza y que se dio en estancias en donde de grandes dimensiones se encuentran, en esta primera mitad del
trabajaba poca gente y las vacas crecían solas, con estancieros siglo XIX, estancias más pequeñas o medianas, que se dedican
que estaban ausentes, gozando de vidas de lujo en Europa gracias
tanto a la producción ganadera como a la agrícola y que no siempre
a la renta extraordinaria que obtenían de las ventajas comparativas
son propiedades, sino algunas veces arriendos (al Estado o a pro-
de la tierra pampeana.
pietarios mayores) y otras ocupaciones de hecho.

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La propiedad y la producción se organizaron siguiendo dife- vida y de las expectativas económicas de la población. A esto se
rentes patrones regionales a medida que se expandió la fron- sumó, por otro lado, el aporte del componente migratorio que
tera. En la nueva frontera fue más frecuente encontrar el patrón ya estaba presente al final de la colonia pero que luego de la inde-
descrito de estancias más grandes dedicadas a la producción gana- pendencia se incrementó marcadamente.
dera vacuna; en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires y de Si las reformas borbónicas habían generado una reorganiza-
los pueblos rurales que fueron creciendo en la campaña circun- ción y una crisis del espacio colonial y de los circuitos productivos
dante, el patrón de tenencia, extensión de los establecimientos y y comerciales, la independencia provocó reacomodamientos aun
especialización productiva fue más variado. Junto a la producción mayores. La pérdida de las minas potosinas para el nuevo mer-
vacuna hubo zonas que se especializaron en la cría de ovejas en cado nacional que se iba a conformar de allí en más significó el fin
establecimientos de mediana extensión, preanunciando el desa- de una larga etapa en que la organización económica había girado
rrollo que iba a tener esa producción en el período siguiente. Estas en torno a ese centro económico neurálgico. Con la interrupción
explotaciones ganaderas tampoco fueron siempre propiedades, del comercio con el centro minero luego de la independencia, el
ya que figuras como el arriendo o la aparcería -que también estarán noroeste de lo que sería luego Argentina conoció entonces una
en la base del acceso a la producción en el momento del boom- profunda crisis, convirtiéndose en expulsor neto de población.
eran cada vez más frecuentes. Los pobladores del noroeste -entre los que destacan los de
En tercer lugar, y en consonancia con los descubrimientos Santiago del Estero, pero también los de Córdoba y San Luis- se
de la historiografía para el período tardío de la colonia, se sabe transformaron con esto en emigrantes que, junto a los de la Banda
hoy que, como había ocurrido en las últimas décadas del período Oriental y otros que huyeron de la destrucción de las guerras, con-
colonial, en las primeras instancias de la vida independiente la fluyen en el nuevo mundo de oportunidades que representa el
estructura productiva pampeana muestra que convivían -junto a Litoral y en particular la provincia de Buenos Aires y su frontera
la estancia ganadera- pequeños y medianos establecimientos ilimitada. Esta provincia, junto a la de Entre Ríos -que recibe buena
agrícolas destinados a abastecer tanto a la ciudad de Buenos Aires parte de los orientales-, multiplicó varias veces su población en
como a los pueblos rurales de su campaña que habían crecido pocas décadas.
mucho durante esos años. Al crecimiento de la ciudad capital se La demanda ampliada de alimentos, y en particular de produc-
sumó el de pueblos nuevos y viejos de la campaña cercana, como tos agrícolas, fue atendida por una variada producción campesina
Quilmes, Lobos, San Vicente, Ranchos, pero también San Nicolás que, según se vio, ya estaba allí a finales de la colonia. Esta pro-
o Chascomús, para generar un mercado ampliado de alimentos. ducción agrícola creció y se diversificó luego de la independencia,
Detrás del crecimiento de esos pueblos se encontraban -según para abastecer de trigo y harinas al mercado interno en expansión.
demuestran estudios recientes de demografía histórica- impor- Parte de esa producción se expandió en regiones cercanas a Buenos
tantes cambios poblacionales. Por un lado, un crecimiento vege- Aires antes dedicadas a la ganadería, mientras que el resto creció
tativo importante durante las primeras décadas independientes conviviendo con las estancias ganaderas bajo diversas formas de
que se explica por una mejora de las condiciones materiales de acceso a la producción y tenencia de la tierra. Mientras que algunos

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agricultores ocuparon de hecho tierras públicas por fuera de las CAPÍTULO DOS
estancias, otros desarrollaron arreglos de aparcería y arrendamiento
dentro de ellas, por medio de los cuales intercambiaban su trabajo
TRIGO Y LANAS
o parte de su cosecha por el acceso a la tierra.
A veces los arreglos no eran tan formales; como en otras partes
de América Latina para la misma época, los estancieros permitían
que estos migrantes ocuparan más o menos gratuitamente la tierra
de sus estancias a cambio de asegurarse la presencia de hombres
en zonas aisladas de las estancias. Por sus modalidades de inser-
ción en las propiedades, su carácter itinerante y su especialización
y modalidades productivas, estos agricultores encarnaron las
primeras versiones de los chacareros clásicos del período del boom
agropecuario pampeano, que, como se sabe, surgieron en gran
medida de la inmigración extranjera. Pero la filiación directa de La economía agraria del período comprendido entre las décadas
algunos de estos proto-chacareros de las primeras décadas del del cuarenta y del ochenta del siglo XIX estuvo marcada en la
siglo XIX con aquéllos es probable, aunque su comprobación espera región pampeana por dos escenarios productivos específicos: el
aún más trabajos empíricos. desarrollo de la ganadería ovina para la producción de lana en la
La imagen que nos brinda la literatura histórica reciente sobre provincia de Buenos Aires y el de la agricultura cerealera de las
la zona rural de Buenos Aires y el Litoral hacia fines del período colonias agrícolas en Santa Fe y otras zonas del Litoral. Las dos
colonial es muy distinta a la que estábamos acostumbrados a experiencias paralelas delinearon estructuras agrarias, organiza-
imaginar hasta hace pocos años. Ya no se trata de inmensos espa- ciones productivas, estructura de propiedad y paisajes sociales
cios despoblados en los que predominaba una ganadería ocasio- diferentes que, de alguna manera, preanuncian el desarrollo pos-
nal, a campo abierto, orientada exclusivamente a la producción terior del agro pampeano en su período de gran expansión.
de cueros, sino de un escenario productivo en el que conviven Ambos procesos estuvieron signados por un mercado mundial
unidades familiares campesinas dedicadas a la producción agrícola que crecía continuamente. La revolución industrial en Europa
de trigo para la autosubsistencia y el abastecimiento de la ciudad generó cantidades crecientes de productos manufacturados
con una ganadería que produce cueros y sebo pero también carne junto a excedentes cada vez mayores de capital que necesitaban
-para la exportación y para el mercado porteño- en estancias de colocarse en mercados internacionales ampliados. A su vez, la
diversos tamaños que llevaban adelante una producción ganadera revolución tecnológica redundó en un perfeccionamiento de las
más intensiva y económicamente más racional de lo que hasta comunicaciones. Con la aplicación de la tecnología del motor a
hace poco se suponía. vapor a la navegación transatlántica, los costos del transporte se
redujeron enormemente, aceitando un comercio internacional que

28 JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 29


se organizaba en torno a una división internacional del trabajo en la Constitución y en la codificación legal-fue clave para atraer
basada en las ventajas comparativas de cada región del mundo. al capital extranjero y en general para crear un clima favorable a la
Mientras las economías industriales se especializaron en la inversión y la expansión económica. El poder militar unificado sirvió
producción de manufacturas para la exportación, países como a su vez para llevar adelante la guerra contra el indio: la campaña
Argentina encontraron su lugar en ese mercado a través de la del desierto de 1879, liderada por el general Roca, liberó definiti-
producción de productos primarios y alimentos para las acrecen- vamente a la región pampeana de las incursiones de los malones
tadas poblaciones urbanas e industriales del Viejo Mundo. Francia, indígenas, abriendo la región para la producción agropecuaria.
Bélgica y principalmente Gran Bretaña fueron los destinatarios,
primero de las lanas y luego de las carnes y los cereales de
nuestra región pampeana, a cambio de lo cual Argentina recibió LA FIEBRE DEL LANAR
importaciones industriales e inversiones de capital para la con- En la provincia de Buenos Aires la frontera oficial, sostenida por
formación de infraestructura básica como transportes, puertos y el Estado, tuvo un avance errático. Luego del período rosista, la
servicios urbanos y financieros. batalla de Caseros, que determinó la salida del Restaurador del
Pero los avances en el transporte no sólo redundaron en el poder en 1852, significó un freno al avance de la frontera. Los
comercio de bienes. Barcos y ferrocarriles también transportaron gobiernos provinciales que siguieron, contando con pocos recursos
cantidades crecientes de inmigrantes que proveyeron la mano de y amenazados por las guerras, intestinas primero, externas luego,
obra para las tareas agropecuarias. Fueron estos inmigrantes los como la Guerra del Paraguay (1865-1870), no tuvieron más remedio
principales actores de los experimentos de las colonias agrícolas que descuidar la línea de fortines. Y ésta no sólo dejó de avanzar
del Litoral y los que contribuyeron al desarrollo de la economía sino que en muchos lugares retrocedió, de la mano de nuevas
ganadera bonaerense como aparceros y, fundamentalmente, como incursiones de los indígenas.
peones para la esquila. Terminada la Guerra del Paraguay, la acción decidida del minis-
Otro elemento decisivo para la eficaz integración de Argen- tro de Guerra Alsina permitió hacia mediados de la década de 1870
tina al mercado mundial fue la organización del Estado nacional extender la frontera hacia el oeste de la provincia, crear pueblos y
luego de décadas de guerra civil. La consolidación del orden una nueva línea efectiva de fortines militares. La acción de Alsina
rosista primero y, luego de la derrota de éste en 1852, el proceso fue un antecedente directo de la ya mencionada campaña del
de organización nacional que se inauguró en 1862 con la pri- desierto, la expedición militar definitiva dirigida por el general
mera presidencia constitucional de un país unificado y culminó Roca a fines de esa década, que llegó hasta el río Negro y, previo
con la federalización de Buenos Aires en 1880, derivaron en la desalojo y sometimiento de los indígenas, pacificó definitivamente
pacificación definitiva del país y en la construcción de un orden los campos de la región y aseguró el dominio efectivo de millones
político duradero. de hectáreas.
La consolidación del orden -que incluyó la organización de las Al calor de esa frontera la economía de la provincia de Buenos
distintas esferas del Estado y de un sistema jurídico y legal basado Aires giró en esos años en torno a dos ejes: la especulación en

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tierras y la cría de ganado ovino. La primera actividad fue posible nuevas tierras donde criar sus ganados ovinos, que eran menos
por la política de tierras del Estado provincial, que en teoría debía codiciados por los indios. Estos hacendados pioneros-algunos,
funcionar coordinadamente con la ocupación militar: tras los ocupantes legales de las tierras, la mayoría probablemente no-
soldados debían seguir los productores para una ocupación efec- disputaban cotidianamente ese límite móvil y difuso entre el
tiva de la tierra. Las cosas, sin embargo, no funcionaron exacta- hombre blanco y el indígena, a riesgo de su capital y muchas veces
mente como preveía el modelo. La necesidad crónica de recursos de sus vidas. A su paso iban delineando una frontera productiva
por parte de un Estado en formación y guerra permanente hizo que, como la de la especulación inmobiliaria, no se atenía a la que
que esta política funcionara con una lógica y un ritmo propios, iba fijando la conquista militar.
generalmente más acelerados que los de los fortines. La fiebre de la lana justificaba los riesgos de la empresa. Se
El desprendimiento de tierra pública comenzó así muy rápi- trataba del crecimiento vertiginoso que iba a experimentar la gana-
damente a trascender la línea efectiva de frontera, primero en forma dería ovina durante estos años. Este crecimiento fue motivado por
de concesiones de largo plazo, luego como arrendamientos y final- una ascendente demanda internacional de lanas proveniente de
mente como venta lisa y llana, cuando no en forma de dádivas y la industria textil europea. Además de expandirse más allá de
entregas gratuitas en retribución por servicios militares o políticos. los fortines, esta fiebre motorizó cambios tecnológicos y produc-
El resultado fue una frontera de papel, hecha de actas de conce- tivos en forma acelerada y atrajo una primera oleada de inmi-
siones y escrituras de compraventa de tierras cuyos propietarios grantes masivos al país -sobre todo de origen irlandés y vasco-
en muchos casos no llegaban siquiera a conocer: si se observan que proporcionó buena parte de los productores y trabajadores
los distintos mapas catastrales de la provincia en este período -que de las estancias laneras.
reflejan la estructura de propiedad de la tierra en un año determi- El reemplazo de planteles vacunos por ovejas, la introducción
nado- se puede ver cómo los nombres de esos concesionarios se de reproductores de razas merinas apropiadas para la producción
fueron sucediendo a lo largo del tiempo en una época en que no de lana, la adopción del alambrado y de una nueva organización de
habitaba en ellas hombre blanco alguno. Esto habla de un mercado la producción en las estancias -basada en la división del trabajo en
de tierras muy concreto y activo en el que podían hacerse buenos tareas especializadas- se combinaron para generar un desarrollo
negocios inmobiliarios, especulando con la valorización acelerada espectacular en pocos años, que según un observador contem-
de la tierra. Muchos de esos nombres correspondían a hombres poráneo era similar a la fiebre del oro que vivía California en la
influyentes en la política provincial, diputados, militares o sim- misma época. Las existencias de ganado ovino pasan de quince
plemente amigos del poder, y pasaron a formar parte de la clase millones de cabezas en 1850 a 40 millones en 1865 y a 57 en 1881,
terrateniente pampeana, que terminó de consolidarse en este mientras que las exportaciones de lana pasaron de 7.500 toneladas
período con la ocupación militar de la frontera. en el primero de esos años a casi 19 mil apenas ocho años después
No sólo los especuladores trascendieron la línea de fortines. y a 90 mil toneladas en 1875. Argentina se convirtió así en un impor-
Junto a ellos otros hombres -esta vez de carne y hueso- se fueron tante actor del comercio mundial de ese producto y la lana en su
aventurando tempranamente en territorio indígena, en busca de primer producto de exportación hasta fines del siglo.

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Desde sus comienzos en la campaña cercana a la ciudad de Bue- Estos arreglos se establecían entre un trabajador que aportaba
nos Aires, la producción ovina acompañó siempre el avance de la su fuerza de trabajo -y eventualmente una parte del capital-
frontera. En estos años dorados se desarrolla en dos etapas. En la para cuidar una majada de ovejas por un período determinado y
primera -hasta la década de 1870-se expande en las tierras situa-
un terrateniente que, además de la tierra, aportaba los animales y
das al norte del río Salado. Pero a medida que el negocio crecía de
el resto del capital para la explotación. La proporción en que uno
la mano de la demanda internacional, provocaba el aumento de los
y otro aportaban a la empresa definía las distintas clases de apar-
precios de la tierra en las regiones más cercanas a la ciudad, lo
cería (mediería, tercería, etc.) y la forma en que luego se dividía el
que a su vez aumentaba la presión sobre la frontera, tanto de los
producto. Estos contratos permitieron a más de un trabajador sin
estancieros como de una población inmigrante que seguía fluyendo
capital acceder a la propiedad de una majada de ovejas, lo cual
al país. Esta presión hizo que muchos productores se aventuraran
fue conformando en toda la región a un sector creciente de ove-
más allá de la línea de fortines y fue decisiva para que el Estado nacio-
jeros sin tierra en los que descansó buena parte de la producción
nal diera pasos firmes en la consolidación definitiva de la frontera.
lanera pampeana, sobre todo en las regiones de la nueva frontera.
La segunda etapa se desarrolla entonces a partir de la década
Para los dueños de la tierra en esas regiones -ya sea que la
de 1870 en las tierras del sur de la provincia ganadas al indio
poseyeran con fines especulativos o productivos- estos contratos
hacía no mucho tiempo. El ovino se fue desplazando hacia allí,
eran una forma barata y sencilla de extraer una renta del suelo sin
dejando en su lugar a la ganadería vacuna que reemplazó a aquélla
involucrarse en los riesgos de la producción directa.
como producción dominante en el período siguiente, de gran
expansión pampeana.
En cuanto a la organización de las estancias laneras, se sabe LAS COLONIAS AGRÍCOLAS
hoy que no hubo un solo patrón; la producción se organizó en En agricultura las novedades más importantes se dan en este
torno a una variedad de empresas que incluían desde estancias período en las provincias del Litoral, en particular en Santa Fe.
basadas en trabajo asalariado hasta productores familiares, pasando Es en el contexto de la Confederación y de los conflictos políticos
por una variada gama de arrendatarios y aparceros. Una parte y militares con Buenos Aires que los gobiernos de las provincias
importante de la producción de lana -dominante en la zona de la litoraleñas van a delinear políticas de fomento de la agricultura,
nueva frontera al sur del Salado- se dio en manos de ovejeros que con el doble propósito de sostener la actividad económica con
no poseían tierras y que accedían a la tierra bajo la modalidad de independencia de Buenos Aires y poner en valor tierras públicas
la aparcería. Se trataba de pequeños y medianos productores que devastadas por décadas de guerras civiles.
usaban mano de obra familiar e ingresaban a la actividad pro-
Nacen así los proyectos de las colonias agrícolas que intentan
ductiva con otros recursos (desde ganado a herramientas de tra-
aplicar en nuestras pampas los modelos democráticos de desa-
bajo) a través de diferentes arreglos contractuales. Fue ésta la forma
rrollo productivo y de reparto de la tierra que contemporáneamente
más común por la cual los inmigrantes irlandeses -sin mayores
se estaban desarrollando en Estados Unidos con la ocupación
recursos-se iniciaron en la producción lanera.
de la frontera del medio-oeste, luego de la Guerra de Secesión.

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JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 35
La idea era promover un desarrollo agrario basado en pequeños
créditos para la adquisición inicial de habitación y alimentos pero
productores-propietarios, que tendría múltiples beneficios para la
también de semillas e implementos agrícolas. El Estado pro-
economía regional. El sistema de venta en parcelas pequeñas gene-
vincial, por su parte, además de aportar la tierra para la formación
raría un mercado que valorizaría las tierras de la región. Asimismo,
de la colonia, subsidiaba el emprendimiento eximiendo a los agri-
el desarrollo de la agricultura de granja habilitaría la aparición de
cultores de cargas impositivas.
unidades de producción intensiva, eficientes y diversificadas, que
En la segunda etapa -la más importante desde el punto de vista
redundaría en una sostenida tasa de acumulación. Esto último y
numérico- fueron ganando fuerza los emprendimientos coloniza-
el alto componente demográfico dinamizarían por fin el mercado
interno, a través de los excedentes agrícolas comercializables y dores privados, al tiempo que las unidades productivas que se otor-
de la demanda de bienes y servicios generada por la economía garon a cada familia de colonos se agrandaron a medida que se
de las colonias. impuso la producción extensiva. Los empresarios privados de la
colonización eran generalmente beneficiarios de tierras compradas
El resultado de este esquema de ¡deas fue, como se ha dicho,
al Estado provincial, que, al igual que en Buenos Aires, las había
el nacimiento de las colonias agrícolas. Éstas, con diversos
cedido para paliar sus carencias fiscales. El negocio de la empresa
grados y modalidades de apoyo estatal, se desarrollaron sobre
consistía en la venta de esas tierras fraccionadas a familias de colo-
todo en las tierras del centro y del oeste de la provincia de Santa
nos, en plazos que iban de tres a diez años, durante los cuales la
Fe. Junto a las políticas del Estado provincial, muy activas en la
propiedad quedaba hipotecada a favor de la empresa colonizadora.
transferencia de tierras del dominio público a! privado, tam-
Otra parte del negocio la constituían los adelantos de alimen-
bién allí confluyeron los factores que estaban presentes en el
tos, semillas e implementos agrícolas, que resultaban un crédito
desarrollo lanero de Buenos Aires, como la afluencia de inmi-
indispensable para los colonos en función de iniciar su empresa
grantes europeos -italianos en su gran mayoría- y desarrollos
agrícola. En esta segunda etapa también comienzan a aparecer
productivos específicos.
formas de arriendo y aparcería que conviven con los esquemas
La experiencia de las colonias reconoce dos etapas: una trans-
iniciales de acceso a la propiedad de la tierra. Muchos de estos
curre entre los años cincuenta y 1870 y la otra entre el inicio
arrendatarios son incorporados por colonos prósperos que habían
de esa década y la crisis de 1890. En la primera predominan las
logrado acumular tierras con el paso de los años y preferían
colonias estatales o mixtas, que combinaban recursos prove-
ponerlas en explotación bajo estos sistemas antes que optar por
nientes del Estado provincial y del capital privado. En ellas se
la contratación más costosa de mano de obra asalariada.
priorizó el acceso a la propiedad privada de la tierra en el mediano
Desde la creación de la primera colonia en 1856-la Colonia
plazo con predominio de las explotaciones familiares. En este
Esperanza, al oeste de la ciudad de Santa Fe- el número y las
sistema, el colonizador reclutaba familias de inmigrantes en
hectáreas comprendidas en estos emprendimientos crecieron sos-
Europa y les ofrecía parcelas de treinta hectáreas de tierras
tenidamente. Hasta 1870 se habían creado 34 colonias que com-
públicas con derecho a la propiedad luego de cultivarlas durante
prendían 360 mil hectáreas mientras que veinte años después habían
cierto número de años, facilitándoles la instalación a través de
crecido a 255 colonias que comprendían 2,4 millones de hectáreas.

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JUAN MANUEL PALACIO
CHACAREROS PAMPEANOS 37
Como resultado de esta experiencia la provincia de Santa Fe nacional se abatió sobre el país afectando no sólo a la economía
se convirtió en una de las más dinámicas desde el punto de vista agropecuaria sino también a todo el sistema financiero y bancario
económico en este período. Su población pasó de 40 mil habitantes nacional. La combinación de bajos precios con la retracción del
a fines de la década de 1850 a 395 mil en 1895, la mayor parte de crédito impidió a muchos colonos sostener el pago de sus hipo-
la cual se concentró en la zona de colonias. En ellas, más de la mitad tecas y de sus deudas con los acopiadores, almaceneros y las
de la población era en este último año de origen extranjero, pro- casas comercializadoras de cereales que frecuentemente les pro-
porción similar a la de las ciudades de Santa Fe y Rosario, que porcionaban el crédito anual para la producción, provocando la
habían crecido aceleradamente de la mano del impulso demográ- quiebra de muchas empresas colonizadoras. Más importante aun,
fico. Esta última ciudad, que contaba con más de 50 mil habitantes dicha crisis marcó el fin de la economía de colonias porque coin-
en 1887, se convirtió en el centro comercial y puerto de salida de cidió con un fenómeno estructural que su estallido no hizo más
parte importante de los productos agrícolas de la región. En cuanto que acelerar: la competencia de la economía cerealera que se
a la producción, la provincia de Santa Fe se transformó en estos estaba desarrollando en las tierras nuevas de la provincia de
años en la principal productora de granos del país. La superficie Buenos Aires, con la que la economía de colonias no pudo com-
cultivada con cereales pasó de 60 mil hectáreas en 1870 a 600 mil petir en productividad.
en 1887 y llegó a más de 1,6 millones en 1895. De la mano de
De esta forma, a partir de esa década, se conforma definiti-
esta expansión de las colonias Argentina alcanzó ya a fines de la
vamente la economía agrícola pampeana que, tanto desde el
década de 1870 su autoabastecimiento de trigo. Y llegó a exportar,
punto de vista de la lógica y la organización productiva como
aunque en cantidades todavía poco significativas (muy por debajo del status de los productores que la encarnaron, tendrá bases
de los valores de las lanas y los cueros), a países vecinos y a Europa. muy distintas a la de las colonias santafesinas. Se tratará en este
Más allá de que ni el número de inmigrantes ni su impacto caso no de una agricultura intensiva de pequeños propietarios
agrícola fue muy considerable, la experiencia de las colonias sirvió sino de una producción agrícola basada en productores más
para asentar por primera vez a agricultores europeos en la tierra, grandes que mayoritariamente no poseían la propiedad de la
a la vez que para difundir el cultivo de cereales en el país. A los tierra que cultivaban.
agricultores esta etapa les permitió acceder a la propiedad de la
tierra y convertirse en productores independientes en relativamente
poco tiempo. Si bien muchos de ellos fracasaron y no lograron la
propiedad de la tierra -quedando en el camino a causa de las
malas cosechas-, también es cierto que otros pudieron prosperar
y conformar una clase media rural que pudo crecer y diversificar
sus empresas.
La economía de las colonias alcanza su apogeo en el año 1890,
justo en momentos en que una importante crisis financiera inter-

38 JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 3g


CAPÍTULO TRES
LOS AÑOS DORADOS

La estructura socioeconómica que sustentaba tanto la producción


agrícola de las colonias como la ganadería de Buenos Aires hasta
fines de la década de 1880, se transformó sustancialmente en poco
tiempo. Si se comparan los censos nacionales de 1895 y 1914 se
advierte cómo, en apenas diez años se dibujó, encima del anterior,
un paisaje social y económico radicalmente nuevo: la población
del país creció casi al doble, en gran parte por la afluencia de inmi-
grantes; las superficies sembradas con cereales y lino pasaron de
3,8 a 12,6 millones de hectáreas, mientras las exportaciones de
granos se duplicaron por seis pasando a representar casi el 60 por
ciento del valor de las exportaciones.
Estos fueron los años del boom agropecuario pampeano, que
hicieron famosos a nuestras carnes y cereales de exportación en
todo el mundo, que pusieron al país en un lugar de liderazgo del
comercio internacional de alimentos-en la primera década del siglo
XX es el segundo exportador mundial de cereales después de Rusia
y llegó a ser el primero en maíz y lino por décadas- y que dieron
a la economía argentina sus años de mayor vitalidad y crecimiento.
Fueron también los años de consolidación del mundo chacarero.

CHACAREROS PAMPEANOS 41
Protagonistas principales de la organización productiva de estos Algunos inmigrantes quedaban en las ciudades mientras que otros
años, los chacareros fueron los responsables directos de buena se dirigían directamente al campo. Se trataba de aquellos que sabían
parte de la producción de los granos de exportación y delinearon adonde iban, ya sea por referencias indirectas de otros connacio-
el paisaje social típico de la gran expansión pampeana. nales que transmitían su experiencia o por vías más directas. En
Varios factores decisivos estuvieron detrás de este crecimiento algunos casos eran parientes cercanos que convocaban desde aquí
espectacular de la producción. Algunos de ellos ya estaban allí en a sus familiares para que se sumaran a la aventura americana; en
períodos anteriores, pero adquirieron de pronto una vitalidad nunca otros, se trató de distintos personajes que habían llegado antes y
vista. Por un lado la frontera siguió activa. Buena parte del boom funcionaban muy eficazmente como agentes de esta instalación
agrícola pampeano se dio en las tierras del oeste y el sur de la pro- a través del reparto de noticias, facilitando el acceso a la produc-
vincia de Buenos Aires, que se pusieron en producción en la década ción o proveyendo trabajo en sus explotaciones. Estos personajes
de 1880 luego de la campaña del desierto. Ya definitivamente paci- fueron muchas veces el eje alrededor del cual giró la instalación de
ficada, la frontera permaneció abierta, con tierras disponibles para colonias enteras de inmigrantes en la región. El resto iba probando
la expansión productiva, hasta la década de 1920. Aunque para suerte a lo largo de la frontera hasta afincarse en algún partido y,
esta época la tierra estaba en gran medida apropiada privada- si las condiciones lo permitían, llamar a su familia o convertirse
mente, se desarrolló un activo mercado tanto para el arriendo ellos mismos en iniciadores de una nueva comunidad.
como para la propiedad. Dicho mercado permitió el gradual asen- Otro factor clave en el rápido desarrollo de la economía agro-
tamiento de productores cada vez más numerosos, que fluyeron exportadora fue la expansión del ferrocarril, que crece en este
a la frontera muchas veces directamente del exterior y poblaron período a un ritmo vertiginoso. En la década de 1880 la red
aceleradamente la campaña. ferrocarrilera argentina había pasado de 2.500 a más de 9 mil
Millares de inmigrantes ingresaron al país durante esos años kilómetros de extensión; pero con la puesta en producción de la
a un ritmo nunca antes visto. Ellos proporcionaron buena parte de provincia de Buenos Aires este crecimiento se aceleró, pasando
la mano de obra necesaria para las tareas agropecuarias de esa de esos 9 mil kilómetros a cerca de 35 mil en 1916, y superando
producción ampliada, pero también una parte significativa de con creces a otros países latinoamericanos como Brasil y
los pequeños y medianos agricultores que bajo diversas modalida- México en la misma época. Las vías del Ferrocarril del Sur, que
des ingresaron a la producción. Entre 1895 y 1914 entraron al país comunicarán el área triguera de la provincia de Buenos Aires,
casi cuatro millones de inmigrantes-de los cuales permanecieron llegan a Bahía Blanca en 1884, que se convertirá en el puerto de
más de tres millones- que dieron cuenta de más del 50 por ciento salida de la producción de toda la región, mientras que en 1886 el
del crecimiento de la población del país. Ferrocarril Central une Buenos Aires y Rosario, el otro puerto clave
Si bien muchos permanecían en las ciudades, en la región para la exportación de productos agrícolas.
pampeana contribuyeron al importante crecimiento demográfico, En la base del desarrollo agropecuario pampeano se encuentra
llegando a representar en promedio un 35 por ciento de la pobla- la exitosa articulación de agricultura y ganadería en una organi-
ción total, cifra que era más elevada en las regiones de frontera. zación productiva que, si bien reconoce antecedentes en períodos

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JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 43
anteriores, se va a convertir ahora en la empresa agropecuaria por por parte de Gran Bretaña de la importación de ganado en pie a
excelencia de la región pampeana: la estancia mixta. La ¡dea básica raíz de un brote de fiebre aftosa.
de la organización de estas estancias era mantener una produc- Para la producción de carne de primera calidad los ganaderos
ción diversificada que combinaba la actividad ganadera, a cargo necesitaban reorganizar sus establecimientos productivos en dos
de la administración de la estancia, con la agricultura, que se enco- sentidos. Por un lado debían mejorar la calidad de los planteles de
mendaba a agricultores que a tal efecto se incorporaban a la estan- vacunos eliminando el ganado criollo y especializándose en las
cia bajo modalidades diversas de arrendamiento de la tierra. Estos
razas preferidas por su carne por el frigorífico -en un principio la
agricultores usaban mayoritariamente la mano de obra familiar
raza Shorthorn-. Pero también necesitaban mejorar las pasturas
para las labores y retribuían a la estancia con un pago semestral
de sus campos sembrando forrajeras que sirvieran mejor para el
en dinero por hectárea ocupada o, con más frecuencia, con un por-
engorde de esa nueva calidad de ganado. Para obtener ese forraje
centaje de la cosecha.
-según lo proponía un ganadero en 1892 en las páginas de los
Originalmente este tipo de empresas sirvió a los terratenientes Anales de la Sociedad Rural Argentina- los terratenientes
para poner en producción, a bajo costo, las tierras de sus estancias debían dividir sus tierras en parcelas de entre 100 y 200 hectáreas
de la frontera. No es raro encontrar en las tierras nuevas -en el sur y entregarlas en arrendamiento a agricultores por el término de
y el oeste de la provincia de Buenos Aires en la década de 1890- tres años.
propiedades enteramente arrendadas a múltiples chacareros que
Estos últimos -luego de cultivarlas con trigo y lino a cambio
ponían en producción por primera vez para la agricultura tierras
de un porcentaje de la cosecha durante los primeros dos años- se
que nunca habían sido cultivadas. De esta manera los estancieros
comprometían a devolverlas al final del tercer año sembradas con
conseguían poblar sus propiedades con familias de agricultores
alfalfa o alguna otra forrajera para, eventualmente, recomenzar el
-que en los años iniciales no abundaban- a la vez que activar la
ciclo al año siguiente en otra parcela. Si bien este esquema variaba
producción agrícola que se hacía cada vez más atractiva por la
según la zona de que se tratara (la cantidad de hectáreas, el plazo,
demanda internacional de granos.
el tipo de forraje), fue en gran medida a través de los arreglos con-
La agricultura en las estancias tuvo además, en esos años ini- tractuales entre ganaderos y arrendatarios agrícolas itinerantes
ciales, una estrecha vinculación con la ganadería vacuna. La lógica que se desarrollaron los alfalfares de la región pampeana durante
de esta combinación giraba en torno al eje de la producción de este período.
carne refinada (proveniente de ganado mestizado y adecuada- Las estancias fueron entonces el escenario principal en el que
mente engordado) para su venta al frigorífico y la exportación. Esta se desarrollará la agricultura en el período de gran expansión.
actividad se había desarrollado gracias a la acelerada difusión de Fueron también la puerta de entrada a la producción para miles
la industria frigorífica en el país y a la demanda de carnes de alta de trabajadores e inmigrantes que encuentran en el arriendo la
calidad proveniente sobre todo del mercado británico. Este oportunidad de sumarse al gran movimiento expansivo del desa-
desarrollo se aceleró en los primeros años del nuevo siglo, con la rrollo pampeano. Según el Censo Nacional de 1914, el 43 por ciento
declinación del mercado internacional de lanas y la suspensión de las explotaciones agrícolas en la región pampeana estaba en

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manos de arrendatarios; pero esta cifra oculta variaciones signifi- mano de obra en la frontera, agudizada por la difusión de la agri-
cativas entre provincias (en Buenos Aires el porcentaje era del cultura, favorecía el salario. Aunque con las estadísticas disponibles
56 por ciento y del 70 por ciento en Santa Fe) y entre regiones inter- no es posible precisar el alcance del fenómeno, es éste, en efecto,
nas. En las zonas más nuevas del sur triguero las cifras del un momento muy activo del mercado de tierras en el que fue
arrendamiento agrícola se elevan a más del 80 por ciento de los posible para algunos chacareros convertirse en propietarios,
productores. Todas esas cifras se profundizaron al final del período haciendo realidad alguna de esas historias de vida típicas que
de gran expansión: según el Censo Agropecuario de 1937 las uni- celebraban las clases dirigentes de la Argentina agro-exportadora.
dades arrendadas representaron en promedio el 65 por ciento del
El mecanismo mediante el cual los ganaderos pampeanos
total. No resulta exagerado afirmar entonces que durante el período
adoptaron la novedad de la agricultura -a través de la incorporación
de apogeo productivo la agricultura pampeana fue sinónimo de
de arrendatarios para la puesta en producción de la tierra-cons-
chacarero arrendatario.
tituía en sí mismo una oportunidad para la acumulación, espe-
cialmente durante esos años. La abundancia de tierras, combinada
con la escasez de brazos en las zonas de frontera, generaba una
HACER LA AMÉRICA competencia entre los estancieros por las familias de agricultores,
Arrendar la tierra no implicaba, necesariamente, un obstáculo lo cual llevaba a ofrecerles arreglos contractuales generosos. Ya
para prosperar. Por el contrario: muchas veces el arrendamiento fuera que se acordaran para la producción de forraje o para pre-
-o antes de éste el conchabo en alguna estancia- era el primer parar tierras vírgenes con vistas a la producción agrícola, esos con-
peldaño en un camino de ascenso social. Durante las primeras tratos iniciales solían contemplar la baja productividad de la tierra
décadas del siglo XX abundaban en las pampas historias de agri- en las primeras cosechas dando en arrendamiento predios de
cultores inmigrantes que, habiendo llegado al país sin mayores generosas dimensiones y estableciendo un precio más bajo
recursos diez o quince años antes, y luego de algunos años de para los primeros años, que luego se incrementaba en los siguien-
acumulación en distintos partidos, trabajando o arrendando por- tes, cuando las tierras se hacían más productivas. Un sistema pare-
ciones de tierra cada vez mayores, se convierten en propietarios cido aplicaban para la misma época los plantadores de café de
de una fracción de tierra en la frontera sur de la provincia de
San Pablo para abrirlas tierras de sus nuevas plantaciones en la
Buenos Aires.
frontera oeste: eran los denominados contratos de formación que
Y si bien estas historias de vida -presentes, por ejemplo, en las se firmaban con inmigrantes -también italianos, como en las
publicaciones celebratorias de los aniversarios de los pueblos pam- pampas-y que trataban de compensar la baja productividad de
peanos-tienen un sesgo marcadamente optimista, su trama no la planta de café en los primeros años ofreciendo tierras aledañas
resulta inverosímil. Ésos eran tiempos de oportunidades en los que a bajísimo costo donde podían cultivar otros granos para su
se combinaba una frontera abierta con un activo mercado de tierras subsistencia o comercialización.
-cuya burbuja había explotado luego de la crisis de 1890 haciendo Como contrapartida, los contratos-en general, meros arre-
bajar sus precios- y un mercado de trabajo que, dada la escasez de glos verbales- eran por naturaleza temporarios, ya que se trataba

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de poner en producción, sucesivamente, grandes extensiones EL FIN DE LAS VACAS GORDAS
de tierra hasta entonces incultas. Los chacareros eran así trasla- Los años que van desde el estallido de la Primera Guerra Mundial
dados de un sector a otro de las estancias hasta completar una hasta la década de 1930 están marcados por dos fenómenos que
tarea que podía llevar años. Pero este forzoso nomadismo no sig- se volverán permanentes en la vida productiva. En primer lugar,
nificaba necesariamente algo perjudicial para el chacarero en los la producción agrícola llega al límite de su expansión horizontal.
primeros años. Porque si bien es cierto que conspiraba contra la La década de 1920 marca, en efecto, el ocaso de la frontera en la
estabilidad necesaria para la producción agrícola, también lo es región pampeana argentina, ya que la ocupación de la tierra
que esta movilidad geográfica en tiempos de la frontera abierta apta para el cultivo se completa. Este hecho es de suma impor-
significó en muchos casos movilidad social. tancia para una estructura productiva que se había organizado en
Tierra disponible y escasez de brazos jugaron entonces en este torno a ese dato fundamental de la disponibilidad de tierras. En
período a favor del chacarero. Éste tuvo la opción de permanecer los años que siguen la expansión de la agricultura deberá basarse
y asentarse fronteras adentro o seguir probando suerte con las con- no ya en simples agregados de tierra sino en el aumento en la pro-
diciones más generosas que ofrecía la inserción más temporaria e ductividad, lo que a su vez supondrá algún tipo de reorganización
inestable (pero también más atractiva en cuanto a sus condiciones de la producción.
económicas) que ofrecía la producción en las nuevas tierras. En segundo lugar, estos años inauguran una temporada de
Son estas circunstancias las que explican esas historias de profundas crisis de mercado -de frecuencia e intensidad desco-
éxito en las que luego de trabajar la tierra como peones y arren- nocidas hasta entonces- que será igualmente decisiva para deli-
datarios durante algunos años, los primeros inmigrantes acu- near la estructura productiva. La Primera Guerra Mundial produjo
mulaban el capital suficiente para convertirse en propietarios. Era una alteración del comercio mundial que distorsionó los precios
ese mundo de oportunidades, después de todo, el que estaba relativos y generó desabastecimientos crónicos: los precios de
haciendo famosa a la Argentina de entonces en Europa, atrayendo cereales y carnes se inflaron artificialmente mientras los insu-
a miles de inmigrantes. Y era ese mismo universo el que sirvió de mos, como las maquinarias y en especial las bolsas para el grano,
base luego para construir una imagen de país generoso destinada se volvieron escasos y caros. Al finalizar la contienda, los pre-
a durar en la memoria colectiva del país. cios de la carne se derrumbaron al acomodarse a la demanda
Pero si bien es cierto que los relatos tenían bases verdaderas, de tiempos de paz, provocando una profunda crisis ganadera
también lo es que la gran mayoría de los productores no tenía entre 1921 y 1923.
la propiedad de la tierra que trabajaba. Y si ésta estaba algo Luego de esta crítica coyuntura el agro vivió unos años de
mejor repartida que treinta años antes, estaba muy lejos de ser respiro; pero a partir de 1929 los precios agrícolas se desploma-
un paraíso de pequeños propietarios. También es rigurosamente ron sin remedio. En ese año los precios del trigo eran un 30 por
cierto que este mundo de oportunidades, tan perdurable en la ciento inferiores a los de 1925, mientras que en 1933, en el peor
memoria colectiva, perteneció a un momento muy preciso y efímero momento de la crisis, eran casi la mitad de los de 1929 y sólo la
de la historia. tercera parte de los de 1925.

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Esta particular combinación de circunstancias influirá de caso de mantener un buen número de arrendatarios pequeños a
manera decisiva en la estructura productiva de la región y en par- los que no se les asignaba tierra fija en la estancia, a excepción de
ticular en la organización de la estancia mixta. La conciencia del la que se les ofrecía sembrar en cada ciclo agrícola y por el período
fin de la expansión horizontal de la producción y de la existencia de una cosecha. Con esto la empresa podía redefinir la exten-
de mercados internacionales tan cambiantes llevó a los estan- sión de la actividad agrícola en el corto plazo, y, en caso de que-
cieros pampeanos a reorganizar sus empresas agropecuarias, rer ampliarla, encontraba en esos agricultores residentes una
buscando la mejor manera de convivir con la nueva realidad. permanente disposición a sembrar más predios para complementar
Ésta exigía una mejor y más eficiente asignación de recursos su ingreso.
dentro de las estancias y obligaba a diseñar estrategias pro- Asimismo, estos arrendatarios y sus familias representaban
ductivas para neutralizar los efectos negativos de mercados varia- para la estancia una importante reserva de mano de obra, siem-
bles. El uso de la tierra, ahora escasa, se hará más racional y pre necesitada de complementar el magro ingreso monetario que
menos generoso, lo que va a redundar en un cambio profundo le dejaban sus reducidos predios agrícolas. Esta reserva era utili-
en las condiciones de la inserción productiva de los chacareros zada en especial para la producción de forraje, cada vez que las
en las estancias. señales del mercado favorecían el negocio del engorde de ganado
Si antes la lógica predominante era producir forraje para el por sobre otras actividades productivas. De este modo, los
ganado a bajo costo -o bien la de poner en producción tierras reacomodamientos periódicos de la actividad productiva de las
nuevas-, ahora la combinación entre ganadería y agricultura de estancias implicaban, en el caso de la agricultura, desplazamientos
arrendatarios tendrá como propósito principal sostener una de los chacareros cada vez que el mercado lo indicara.
organización productiva lo suficientemente flexible como para Esos movimientos de agricultores suponían un sistema de tenen-
reaccionar con agilidad a las frecuentes variaciones de los mer- cia de la tierra particularmente precario para hacerlos posibles.
cados. En otras palabras, de lo que se trataba era de mantener La consolidación de la estancia mixta implicó así un importante
activas simultáneamente las diferentes actividades productivas deterioro de las condiciones de producción de los agricultores en
(la agrícola, la ganadera vacuna de cría y engorde y la ovina), lo las organizaciones productivas mayores y la profundización de su
que permitía redimensionar una u otra en cada coyuntura, des- precaria relación jurídica con la tierra.
plazando a las demás según indicaran los precios de mercado. Además de hacer más inestable la tenencia para el creciente
Para los agricultores encargados de la producción agrícola la número de los que arrendaban, el fin de la frontera agrícola hizo
reorganización productiva de la estancia mixta en este período no más difícil el acceso a la propiedad de una tierra que-siendo más
fue tan buena noticia como para los estancieros. De hecho, las escasa- había aumentado su precio. En ese sentido los años veinte
condiciones en las que ingresaban a esas empresas -o las nuevas cierran un largo período más generoso en oportunidades para el
condiciones que les imponían a los chacareros que ya estaban allí- ascenso social. Los inmigrantes que llegaron al país después de
eran ahora particularmente duras, ya que ellos eran la variable de la guerra y aquellos chacareros -inmigrantes o no- que venían
ajuste de esa ecuación productiva tan elástica. Se trataba en este trabajando la tierra desde los primeros años del siglo con la espe-

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ranza de acumular capital para adquirir tierra, encontraron en elementales para un sistema de producción como éste: el crédito
los años veinte un mercado más reducido y un nivel de precios oficial y una adecuada legislación de arrendamientos. Esto
más elevado. La ocupación del espacio productivo había alcan- determinó que, más allá de los vaivenes de la coyuntura económica,
zado sus límites en la pampa húmeda y el sueño de la tierra propia las condiciones de producción agrícola en la región pampeana
debía ahora viajar más lejos para hacerse realidad. durante los años dorados de la expansión agropecuaria estuvieran
signadas por una inseguridad e inestabilidad crónicas.
Estas condiciones tenían su origen en una frágil e inestable
LA VIDA PRODUCTIVA relación jurídica de los agricultores con la tierra y en la escasez de
La producción chacarera se organizaba de manera extensiva en crédito oficial, accesible y de largo plazo, que dejaba a los chaca-
establecimientos que, en comparación con otras partes del mundo, reros en manos de terratenientes especuladores y del oneroso
tenían dimensiones generosas y un alto nivel de tecnificación. circuito de los comerciantes locales. A falta de una acción del Estado
La extensión promedio de las explotaciones se ubicaba en 1914 en favor de regulaciones efectivas del mercado inmobiliario y de
entre las 100 y las 200 hectáreas, cifras que otra vez ocultan subsidios a la producción agrícola, el crédito rural para la mayoría
grandes diferencias regionales, tanto entre provincias (Córdoba de los agricultores se edificó sobre un universo de obligaciones
tiene un promedio más cercano a la última cifra, Santa Fe a la informales que dibujaba el costoso circuito de comerciantes y
primera) como dentro de cada una (en Buenos Aires, el sur tri- prestamistas locales, mientras que los arrendamientos lo hicieron
guero exhibe explotaciones más grandes que el norte maicero). sobre la intangibilidad de contratos y entendimientos verbales que
Por otro lado, una mano de obra siempre escasa y cara había acordaban las partes.
impulsado una temprana mecanización que -para los años veinte- En cuanto al crédito, es sabido que en Argentina el crédito
era comparable a la de los países más avanzados. La incorporación agrario oficial estuvo por mucho tiempo limitado al que otorgaba
de maquinaria agrícola necesaria para la producción a esa escala el Banco Hipotecario Nacional, destinado a beneficiar a los terra-
(arados, cosechadoras, luego trilladoras) se hizo tempranamente tenientes (y muchas veces a los intereses especulativos de los más
en la región pampeana de la mano de casas importadoras que esta- grandes) manteniéndose lejos del alcance de los chacareros. Esto
blecieron aceitadas redes de comercialización a lo largo de la región. no supuso una ausencia absoluta de crédito para esos productores.
Si bien buena parte de esas maquinarias eran adquiridas por estan- Por el contrario: el crédito existía y estaba al alcance de la mano de
cias mixtas y empresarios rurales de cierta envergadura, muchas cualquier agricultor. Sólo que, ante la carencia de vías de crédito
fueron adquiridas también por los mismos chacareros, que al con- formal, barato y a largo plazo a cargo de instituciones estatales,
trario de lo que sugerían algunas visiones tradicionales (supo- el agricultor medio de la región pampeana tuvo que conformarse
niéndolos meros especuladores y reacios a la inversión en capital) con el circuito informal y más costoso -aunque perfectamente
privilegiaron como destino de sus ahorros la compra de máquinas. aceitado- que definían las personas e instituciones locales.
Pero esta agricultura de arrendatarios-extensiva y mecani- Entre los actores locales se destacaban los comerciantes rura-
zada-carecía de los instrumentos jurídicos e institucionales más les, propietarios de almacenes de ramos generales, que ofrecían

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las cuentas de crédito a los agricultores asentados en su área de a agricultores. Cumpliendo ahora el rol de mercado inmobiliario
influencia. En estas cuentas los chacareros iban anotando sus local, estos comerciantes muchas veces eran un buen camino para
deudas a lo largo del año para satisfacerlas recién luego de la acceder a la tierra para agricultores recién llegados y sin recursos.
cosecha. Allí obtenían la semilla y las herramientas básicas para Pero el precio que pagaban éstos por esas facilidades era en
la siembra (arados y rastras) y las bolsas para el grano cosechado. general muy alto en términos de las libertades para organizar la
No era raro que el almacenero, cuando no lo hacía el mismo producción, ya que los contratos que firmaban eran muy cuida-
propietario del campo, les adelantara el importe del arrendamiento, dosamente pautados, fijando cláusulas que obligaban al locatario
cuyo primer semestre se pagaba por adelantado. También les ade- a comprar los insumos en la casa de comercio del locador o a
lantaba el jornal de los peones: los pocos que contrataban para vender allí sus cosechas.
la siembra o los más numerosos e ineludibles de la cosecha. A falta de otros recursos estos comerciantes eran el alma del
Finalmente, las cuentas también se engrosaban con el fiado de crédito al agricultor en la región pampeana. Ellos recorrían año a
artículos básicos para la alimentación y el vestido con los que el año los azarosos caminos de la agricultura al lado de los chaca-
chacarero y su familia se mantenían hasta la cosecha. reros, compartiendo en más de un sentido el riesgo de financiar
Cuando ésta llegaba, el almacenero se convertía en el primer una actividad que sólo prometía una buena cosecha de cada tres.
aspirante al producto, pues a él le vendían su trigo los agriculto- Pero si aun así habían decidido correr el riesgo fue porque habían
res, cancelando con el grano las deudas contraídas durante el año encontrado los mecanismos para compensar esas pérdidas con
agrícola. De esta manera, para el agricultor medio de las pampas otras ganancias.
el almacenero representaba la viva imagen del mercado: de artícu- Además de los almaceneros, los chacareros podían recurrir a
los de consumo, de insumos agrícolas y de crédito durante todo otros múltiples agentes locales para acceder al crédito necesario
el año; el almacenero era también el mercado del grano, que no para la producción. Esto lo lograban con el simple expediente de
llegaba al agricultor sino a través de la costosa mediación de estos firmar documentos precarios -vales, pagarés, simples papeles
comerciantes que compensaban los altos riesgos de operar en escritos a mano- pagaderos al momento de la cosecha, que eran
este medio con el bajo precio que pagaban por el cereal. Ésta tan comunes a la vida productiva como las cuentas de almacén.
era la cara más visible del costo de este crédito informal. Podían recurrir a las compañías de seguro, a las cooperativas de
Pero no era la única cara. Porque cuando a esta relación -hasta productores, a los mismos dueños de campo, a otros chacareros
allí estrictamente comercial- se agregaba el hecho de que muchos o a simples particulares convertidos en improvisados prestamistas.
de estos comerciantes eran a su vez, si no los dueños, los locado- Los peones y jornaleros también trabajaban a crédito, ya que
res de las tierras que cultivaban los agricultores, éstos terminaban cuando no se les pagaba a través de los almaceneros, también
asumiendo también otros costos. No era raro, en efecto, que los aceptaban precarias obligaciones de pago.
almaceneros, con el objetivo de profundizar y ampliar las múlti- El paisaje de este sistema informal de crédito delineaba un
ples relaciones que ya tenían con tos chacareros, arrendaran cam- universo infinito de pagarés, vales y cuentas que circulaban y se
pos de generosas dimensiones, al sólo efecto de subarrendarlos negociaban en la región como si fuera dinero. Estos documentos

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tenían plazos cortos y ostentaban montos modestos, pero servían abrumadora mayoría y se celebraban por períodos cortos, aunque
para facilitar la vida productiva y daban liquidez a un sistema cró- los más comunes se pactaban sin término.
nicamente escaso de moneda. Como ocurría en tiempos del ovino Esta situación se explica en parte porque un ambiente con-
con la esquila, todos los tenedores de estos documentos esperaban tractual laxo o inexistente era funcional a la estructura agraria y en
ansiosos su realización en el momento de la cosecha. Si ésta era particular a las diversas estrategias productivas que los terrate-
buena y los precios no resultaban excesivamente bajos, alcanzaba
nientes fueron diseñando a través del tiempo. Pero además fue
para saldar todas las deudas y ahorrar algo para el próximo ciclo.
decisiva la complacencia del Estado, que durante todo este tiempo
Si por el contrario se malograba o se desplomaban los precios
no atinó a intervenir en forma eficaz en la regulación de las loca-
-circunstancias que no eran nada extrañas-, las deudas eran impa-
ciones rurales, favoreciendo así una estructura de tenencia de la
gables y, si sus acreedores no tenían la paciencia de esperar otro
tierra que se basaba en el desamparo jurídico de los chacareros.
año, terminaban en embargos y quiebras. No por nada la gran
Estas condiciones no habían nacido en tiempos del boom agro-
mayoría de las demandas judiciales que abundan en los archivos
pecuario. En los primeros tiempos de ocupación de la frontera de
de los juzgados de los pueblos se entablaban contra agricultores,
la provincia de Buenos Aires, estos arreglos contractuales eran
por falta de pago de cuentas de almacén, pagarés, salarios, primas
especialmente volátiles ya que el interés exclusivo de los especu-
de seguros o arrendamientos.
ladores era valorizar la tierra y venderla cuando se hubiera cum-
La acción oficial durante estos años no alcanzó para revertir plido ese objetivo. La meta de tener arrendatarios era meramente
este estado de cosas. El crédito hipotecario no tenía demasiada la de ocupar la propiedad para garantizar su seguridad hasta el
injerencia en una agricultura mayoritaríamente de arrendatarios, momento de la venta. Lo mismo ocurría con los contratos de
mientras que la modalidad del crédito prendario, inaugurada con aparcería para la producción de lana que no iban más allá de un
la ley de 1914, si bien aumentó en alguna medida el volumen del período de esquila. Cuando llegó la agricultura las cosas no cam-
crédito disponible, no modificó sustancialmente sus característi- biaron sustancialmente. En los primeros tiempos, cuando la inclu-
cas básicas: los bancos oficiales -en los que descansó el crédito sión de agricultores itinerantes en las estancias tenía el objetivo
prendario-, al discriminar a favor de propietarios y agricultores primordial de producir forraje para el ganado o para habilitar tierras
grandes, dejaban a la gran mayoría de los chacareros fuera del
vírgenes para la producción agrícola, los contratos eran por natu-
crédito estatal.
raleza temporarios, aunque la generosidad de sus condiciones
La otra cara de la inestabilidad del chacarero pampeano estaba -por efecto de la escasez de agricultores- ocultaba ese defecto
dada por una precaria relación jurídica con la tierra. A pesar de intrínseco: todos parecían ganar en tiempos de la frontera abierta.
la importancia de los arrendatarios en la estructura agraria del Pero con el fin de la frontera productiva el sentido y las con-
país, Argentina no tuvo su primera ley de arrendamientos hasta diciones de producción de los arrendatarios agrícolas en las
el año 1921 y las relaciones contractuales entre propietarios y estancias se transformaron. Es entonces cuando la precariedad de
arrendatarios fueron durante todo el período estudiado de una los arreglos contractuales despliega todo su potencial benéfico
extrema fragilidad. Los contratos, si existían, eran verbales en una para la estructura productiva dominante. La estancia mixta, cuya

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clave de funcionamiento residía en la posibilidad de cambiar perió- Los alcances de la ley llegaban así sólo a los arrendamientos de
dicamente de actividad productiva de manera rápida y flexible, predios de menos de 300 hectáreas y para ellos se establecía un
exigía un sistema de tenencia de la tierra particularmente precaria plazo mínimo de cuatro años que el arrendatario tenía derecho a
que facilitara esos desplazamientos productivos, sin los cuales hacer efectivo con sólo notificar al propietario. La ley también pre-
la estrategia diversificadora de estas empresas no hubiera sido tendía atacar la especulación inmobiliaria erradicando el mal del
todo lo exitosa y difundida que fue. En otras palabras, la estan- subarrendamiento, que prohibía explícitamente, salvo que exis-
cia mixta necesitó y promovió una precariedad estructural de la tiera expreso consentimiento del propietario.
tenencia de la tierra de los pequeños y medianos agricultores Estas provisiones no fueron sin embargo un gran obstáculo
para poder prosperar, ya que ellos eran la variable de ajuste de para quienes quisieron eludir sus efectos. La primera era fácil de
esa ecuación productiva tan exitosa. A la inestabilidad de la sortear: se trataba ahora de dar en arriendo porciones de tierra de
tenencia de la tierra se debió el éxito de la estrategia de toda la 301 hectáreas como mínimo, para quedar afuera de los alcances
empresa, que no hubiera podido desplegarse de tal modo en un de la ley. La segunda era bastante inefectiva en sí misma. En primer
ambiente contractual más regulado. lugar porque la ley no obligaba a firmar contratos por un mínimo
La precariedad se lograba de diversas maneras, a veces apro- de cuatro años sino que daba el derecho a los locatarios a optar
vechando el vacío legal existente -la falta de leyes o la falta de por ese período máximo para lo cual debía notificar por escrito
interés del Estado por aplicarlas-, otras trabajando la letra de la ley al dueño del campo. En consecuencia, los contratos siguieron
en los límites de las prácticas legales o ignorando en forma abierta firmándose por los períodos mínimos, especulando con los olvi-
las normas con prácticas ilegales, con el propósito central de hacer dos de los arrendatarios para hacer llegar las notificaciones-o la
invisibles las relaciones de locación. La forma más difundida de ignorancia de cómo hacerlo- o elaborando tácticas más sofistica-
lograrlo era celebrar los contratos verbalmente, modalidad que das para burlar ese derecho a opción. Pero además, como la ley
reunía todas las ventajas de la intangibilidad. Esto explica la nega- no obligaba en forma explícita a firmar contratos por escrito -sólo
tiva generalizada de los terratenientes pampeanos a firmar con- invitaba a hacerlo en su artículo cuatro-, la práctica del arriendo
tratos de arrendamiento por escrito, reticencia que se puso más verbal, con todas las ventajas que su ambigüedad e intangibilidad
en evidencia luego de sancionarse leyes que así lo disponían. Otra tenían para los locadores, se hizo más extensiva, convirtiendo el
forma complementaria de la anterior era celebrar los contratos sin tema de los plazos en un problema teórico.
término o concretarlos explícitamente por un año aunque exis- Para solucionar algunos de los problemas evidentes de esa
tieran luego normas que daban derecho a plazos mayores. primera l e y - y dar respuesta a un descontento creciente entre
Las leyes nacionales de arrendamiento de 1921 y 1932 no solu- los chacareros luego de la crisis de 1930-fue que se sancionó otra
cionaron estos problemas. La primera fue una ley de compromiso ley de arrendamientos en el año 1932. Ésta pretendió subsanar
cuya característica saliente fue su ineficacia. La norma pretendía principalmente los dos defectos más importantes de la ley ante-
atacar el mal de la inestabilidad de los agricultores en dos frentes: rior que eran, a juicio de los legisladores, los de la limitación de
la duración de los contratos y la protección de los más pequeños. sus alcances a los contratos de determinada superficie y la no obli-

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gatoriedad del registro de los contratos: esta vez se legislaba para mayores conflictos de intereses sino un acuerdo fundamental
todos los predios rurales arrendados, cualquiera fuera su tamaño, basado en la mutua conveniencia económica, la mejor prueba
extendiendo el plazo mínimo de arriendo a cinco años y, lo más de lo cual sería precisamente la ausencia de grandes conflictos
importante, obligando a celebrar los contratos por escrito y regis- sociales en la región.
trarlos ante un escribano o en el juzgado de paz de cada partido. Sin embargo, una conclusión semejante no puede provenir
Por lo demás la ley reafirmaba todas las disposiciones de la de sino de concebir la noción de conflicto desde una perspectiva dema-
1921, con algunos ajustes y actualizaciones. siado estrecha. En primer lugar el conflicto social abierto no estuvo
Pero si bien en este caso la letra de la ley era más sabia, el ausente de la historia pampeana. En oportunidad de la cosecha
defecto vino esta vez por el lado de la aplicación. No existiendo de maíz de 1912 y luego de una caída abrupta en los precios, los
eficaces medios de control estatal en las alejadas áreas rurales -ni chacareros del sur de Santa Fe se expresaron en un movimiento
un interés visible en crearlos-, un alto porcentaje de los contratos agrario, que se conoció como el Grito de Alcorta, para protestar
siguieron haciéndose verbalmente. Según el censo de 1937 cerca por las condiciones contractuales en las estancias y por el sistema
de la mitad de los arrendatarios de la provincia de Buenos Aires cuasi-monopólico de comercialización y transporte de las cosechas.
revista en la categoría sin contrato. Si bien este episodio cobró una fama particular -en especial por-
De esta manera, las leyes de arrendamiento que existieron en que fue el origen de la Federación Agraria Argentina, la asociación
el período ayudaron poco a subsanar los problemas fundamen- de agricultores más antigua del país-, movimientos de agricul-
tales de los agricultores y a cambiar la relación del arrendatario tores, menos notorios, existieron en cada coyuntura crítica con
con la tierra, que siguió siendo imprevisible. Sólo una decidida agendas parecidas.
intervención estatal iba a poder cambiar ese estado de cosas. Así por ejemplo, existe una relación directa entre la crisis
descripta de la primera posguerra y la agitación social que
siguió luego, que incluyó una seguidilla de huelgas de los peones
¿UN MUNDO SIN CONFLICTOS? temporarios de la cosecha en toda la región así como de los tra-
La literatura histórica sobre el desarrollo agropecuario pampeano bajadores portuarios. Entre los chacareros tomó cuerpo en esos
no ha prestado suficiente atención al tema del conflicto social. Las años el movimiento cooperativo y solidario, que si bien se había
razones de esta indiferencia residen, en parte, en la convicción de venido desarrollando desde principios de siglo, nació oficialmente
que ésa no es una variable relevante para entender a la sociedad en el año 1919 con la organización de un congreso de sociedades
rural pampeana y, también, en que se concibe al conflicto con una cooperativas en la ciudad de Buenos Aires. Es indudable también
óptica limitada. La relativamente baja conflictividad rural de la que estos movimientos mancomunados repercutieron en el nivel
región pampeana es, para algunos, el lógico correlato de una estruc- oficial y fueron decisivos para crear el ambiente en el que se
tura agraria particular que habilitó la transición al capitalismo concibe la ley de arrendamientos de 1921.
agrario a un costo social relativamente bajo. Entre los terratenientes Durante la crisis general de 1930, que supuso la quiebra y el
y los agricultores -sostienen algunos de estos trabajos- no hubo desalojo de muchos agricultores arrendatarios y la ejecución

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hipotecaria de otros, se organizaron en toda la región pampeana ni plena satisfacción de todas las partes con las condiciones de la
movimientos de chacareros en torno a las cooperativas, a la Fede- vida productiva. Sigue significando, probablemente, ausencia rela-
ración Agraria o a organizaciones ad hoc-como las comisiones tiva de grandes choques sociales. Pero también implica que los que
pro-rebajas de arrendamiento que proliferaron por esos años- que sí existen se dirimen y resuelven de algún modo en ámbitos menos
a la vez que proponían un alivio para atravesar las consecuencias públicos y notorios. En algunos casos esos conflictos cotidianos se
de la crisis, aprovecharon para denunciar los males generales del resolvían en arreglos privados, al cobijo del paternalismo de las
sistema como la tenencia de la tierra, los monopolios ferrocarri- grandes estancias; en otros se dirimían en los ámbitos de los juz-
leros o frigoríficos o los abusos de comerciantes y acopladores. gados locales que jugaron un rol decisivo en el mantenimiento
Estas acciones colectivas, combinadas con los efectos negativos de la paz social y, en buena medida, del orden económico y jurídico
de la misma crisis, fueron decisivas para la reformulación de la ley que rigió el desarrollo agropecuario durante esos años.
de arrendamientos del año 1932. La región pampeana no fue ajena a los conflictos básicos-entre
Pero incluso considerando esos momentos excepcionales, que terratenientes y arrendatarios, entre ellos y trabajadores, entre
derivaron en conflictos de nota, no estaría tan errado quien afir- aquéllos y éstos con los comerciantes y acopladores- que están
mase que la historia rural pampeana ha sido relativamente carente presentes en la historia agraria de otros países latinoamericanos.
de conflictos. Comparada con el resto de América Latina la historia Lo distintivo en todo caso fue el modo en que se desplegó el con-
rural de las pampas argentinas ha sido indudablemente pacífica. flicto en estas latitudes, que combinaba, en un repertorio variado,
Esto es especialmente cierto si se atiende a los grandes levan- formas más silenciosas y cotidianas de expresarlo con otras más
tamientos, huelgas y revueltas que llegaron a la prensa o que han organizadas y clásicas de protesta, y muchas veces encontraba
tenido trascendencia pública, en especial aquellas acciones contención y resolución en el ámbito de las instituciones y los
colectivas con base en alguna organización institucional o gremial. arreglos a nivel local.
Pero si se atiende a las manifestaciones menos espectaculares del
conflicto social, la pintura no es tan contrastante.
Consultando los archivos de los juzgados de paz de los pue-
blos rurales pampeanos se descubre que, por debajo de la apa-
rente calma, existía un universo de conflictos menudos y cotidianos
originados en la actividad productiva (desalojos, embargos, inti-
maciones de pago, etc.), que se dirimían en ámbitos menos visibles
como la privacidad de las estancias o el silencio de los juzgados
locales y que proponen otra forma de mirar las relaciones sociales
en la región.
Si se considera este tipo de manifestaciones, la paz que se
observa ya no necesariamente significa ausencia de conflictividad.

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CAPITULO CUATRO
EL INTERVENCIONISMO PERONISTA

En más de un sentido los años cuarenta marcan el fin de una época


en la región pampeana. La Segunda Guerra Mundial había vuelto
a alterar profundamente la economía y el comercio mundial,
todavía no recuperados del todo de la crisis de 1930. Pero además,
la conflagración consolida cambios estructurales en la economía
internacional que se venían anunciando en la década anterior: el
mercado mundial de la división internacional del trabajo, en el que
fluían libremente bienes y capitales, había dejado de existir. Lo que
se conformaba en cambio era un mundo más fragmentado, hecho
de acuerdos de comercio bilateral puntuales y de mercados comu-
nes subsidiados, en donde el proteccionismo y las regulaciones
alimentaban sordas guerras comerciales.
En estos años se consolida a su vez un consenso en el mundo
capitalista -que también venía construyéndose paso a paso en
la década anterior- en torno al nuevo papel que debía jugar el
Estado en la regulación de las economías nacionales. La expe-
riencia de la crisis de 1930 había enseñado el papel decisivo que
podían tener las políticas estatales, no sólo en prevenir y combatir

CHACAREROS PAMPEANOS 65
las crisis, sino en promover y dirigir el desarrollo económico y, dos de la expansión agropecuaria pampeana habían concluido. El
paralelamente, el bienestar de la población. mundo de la posguerra no representó en ese sentido ningún
Estos cambios en el mundo -que pueden parecer lejanos- alivio. Se trataba de un mundo más mezquino para países
tuvieron sin embargo incidencia directa en la economía argentina exportadores de productos de clima templado en general y en par-
y en ¡a vida productiva pampeana. El estallido de la Segunda ticular para el nuestro: ese universo estaría ahora liderado por
Guerra tuvo consecuencias marcadamente adversas para los Estados Unidos, un país que, a diferencia de nuestro socio tradi-
productos agropecuarios. Más que la caída en los precios -a cuya cional (Inglaterra), no sólo se autoabastecía sino que era exportador
volatilidad ya se había acostumbrado el productor pampeano- neto de productos agropecuarios como los pampeanos.
la crisis bélica significó una desestructuración de los mercados, Por este motivo -y por la antipatía resultante de la política
un deterioro de los sistemas de transporte y un desabastecimiento exterior neutralista sostenida por Argentina durante la guerra-
de insumos que fue particularmente dañino para la agricultura. Estados Unidos llevó adelante una política de exclusión explícita
La destrucción provocada por la guerra en Europa significó de nuestro país de los mercados mundiales. A veces lo hizo de
una merma en la capacidad importadora de esos países y una manera más indirecta y otras directamente a través de embargos
consecuente caída de la demanda internacional de productos y boicots específicos a nuestros productos agropecuarios y a la
primarios; pero también implicó un descenso en las exporta- exportación de bienes industriales hacia Argentina.
ciones industriales de esos países, que habían transformado su Esta combinación de circunstancias se tradujo en una mar-
capacidad instalada para la producción bélica. La consecuencia cada caída de la producción agrícola pampeana de trigo, maíz y
de todo esto fue una escasez aguda de productos industriales lino, que sólo en parte se vio compensada por el desarrollo de
y de bienes de capital en el mercado internacional, que afectó otros cultivos como las oleaginosas y las forrajeras. La producción
especialmente a los países cuyas industrias básicas dependían de maíz, trigo y lino cayó casi un 40 por ciento en la década de
de esas importaciones. Para la agricultura pampeana esto se tra- 1940, pero el mayor efecto vino por el lado de la limitación a las
dujo en la incapacidad de importar máquinas e implementos exportaciones de granos, que ya en 1942 habían caído a la quinta
agrícolas necesarios para la producción, que la actividad de parte de los valores anteriores a la guerra. La ganadería se vio
los talleres de reparación e industrias locales pudo suplir sólo menos afectada por los cambios en el mercado: los precios de la
en parte. También la comercialización se vio afectada por el dete- carne se mantuvieron mientras que el desabastecimiento de máqui-
rioro de los sistemas de transporte como el ferrocarril -cuyo nas y herramientas importadas no fue decisivo para una actividad
mantenimiento se vio dificultado por falta de partes- y por la que dependía menos de ellas para su buen funcionamiento.
escasez de bolsas para el grano, que eran necesarias en un país Este giro del mercado en favor de la ganadería implicó un des-
con un pobre desarrollo de infraestructura de almacenamiento plazamiento de la agricultura en los establecimientos rurales pam-
de las cosechas. peanos. La versátil estructura productiva existente permitió que
El ocaso del mercado mundial, que tanto había favorecido a este recambio se diera muy rápidamente. Mientras los titulares de
Argentina en el período anterior, implicaba que los años dora- explotaciones que producían agricultura en forma directa no

66 JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 67


t u v i e r o n más que ampliar su superficie ganadera a costa de la afectará al sector rural de una manera específica c o m o conse-
agrícola, en el ámbito de la estancia mixta esto se instrumentó de cuencia de las políticas implementadas para mejorar las condi-
la manera acostumbrada: desplazando arrendatarios agrícolas ciones de producción y los ingresos de las clases medias y bajas
de su seno. Como resultado, en el censo de 1947 se ve una dis- rurales, dándoles derechos sociales y laborales y contribuyendo
m i n u c i ó n absoluta del a r r e n d a m i e n t o , que si no fue mayor se a su estabilidad.
debió al efecto de la política de congelamiento y suspensión de Entre las medidas de intervención más comentadas está sin
los desalojos que se inició en 1942. duda la creación del Instituto A r g e n t i n o para la Promoción y el
Este período se caracteriza por niveles de intervención estatal Intercambio (IAPI) en 1946, un organismo que en parte hereda las
nunca antes vistos. Si en los años treinta las voces que cuestio- funciones de otras instituciones estatales creadas en la década
naban el modelo de crecimiento hacia fuera se hacían cada vez anterior para paliar la crisis de 1930. Tal c o m o había hecho en
más fuertes y ya nadie dudaba en Argentina de que una buena los treinta la Junta Nacional de Granos, el IAPI monopolizaba el
dosis de intervencionismo estatal era necesaria para corregir los c o m e r c i o de cereales, c o m p r a n d o cada año la t o t a l i d a d de la
desequilibrios que generaba el mercado, en los cuarenta se asiste cosecha a precios sostén (fijados por el Estado) para luego ven-
a la creación de un consenso en torno al papel que debía jugar ese derla en el mercado internacional a los precios allí vigentes. Se
Estado en la transformación del modelo de desarrollo. Agotado el perseguían asi dos objetivos complementarios: generar un mercado
modelo agro-exportador, el Estado debía liderar ahora el proceso más previsible para los productores y lograr mejores condiciones
de industrialización del país, que era la garantía de un crecimiento de negociación con los compradores internacionales.
económico más independiente. La mejor expresión de este nuevo
La diferencia entre el precio que pagaba por la cosecha y el
consenso fueron las políticas del peronismo - q u e se inician con que obtenía en los mercados -y sobre todo los usos que hacía el
el golpe de 1943-, aunque muchas de ellas tienen antecedentes Estado de los recursos provenientes de esa diferencia-fue motivo
claros en otras ya adoptadas por los gobiernos conservadores de de agria disputa, primero entre los contemporáneos y luego entre
fines de los años treinta. los historiadores. Pero más allá de la controversia, el hecho es que
El giro afectará directamente al sector agropecuario -y por la diferencia no siempre jugó a favor del Estado. Durante los pri-
consiguiente a los chacareros pampeanos- en la medida en que meros años de actuación del organismo, en que los precios sostén
su papel en el nuevo modelo de desarrollo ya no va a ser el pro- estuvieron por debajo de los internacionales, el Estado utilizó los
tagónico sino, en todo caso, el de soporte del proyecto principa!. saldos favorables para financiar sus políticas industriales y sala-
Como parte importante de ese proyecto descansaba en la amplia- riales. A partir de 1949 (y hasta la caída del régimen peronista en
ción del mercado interno, esto suponía, por ejemplo, que el campo 1955) los precios que pagaba el IAPI estuvieron por encima de los
debía c o n t r i b u i r al interés n a c i o n a l p r o v e y e n d o a l i m e n t o s y del mercado internacional -que habían vuelto a caer-, representando
materias primas baratas para la población urbana e industrial. un subsidio real a la agricultura.
Pero ese mismo propósito de ampliar y consolidar el mercado Además de las actividades del IAPI, el Estado intervino acti-
interno -junto al objetivo declarado de contribuir a la justicia social- vamente en otras esferas de la producción. Por un lado reguló el

es JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 69


trabajo rural a través del conocido Estatuto del Peón (1943), que y los especuladores, favoreciendo en particular el buen funcio-
tuvo un efecto ambivalente: a la vez que pagaba una larga namiento del sistema de estancia mixta.
deuda social con este importante sector de los trabajadores La situación empezó a cambiar a principios de los años cua-
aumentó los costos de producción en todo el sector y en particular renta con la Ley 12.771, de reajuste de arrendamientos agrícolas
para los chacareros y agricultores, que hacían un uso más intensivo (1942). Por esta ley se reducía obligatoriamente el monto de los
de este recurso que los ganaderos. arrendamientos y se suspendían los desalojos, con el propósito
Las políticas estatales también promocionaron el crédito expreso de evitar éxodos masivos de la población rural hacia
agrario, ampliando el alcance de los créditos del Banco de la Nación las ciudades, disminuir la conflictividad en el campo y preser-
Argentina a productores no propietarios; promovieron la impor- var el aparato productivo agrícola frente a las contingencias
tación de implementos agrícolas e impulsaron la producción local generadas por la situación mundial. Esta ley tenía relación
de maquinarias como parte de su política más general de indus- directa con la emergencia agraria desatada por la Segunda Guerra.
trialización. También mejoraron la infraestructura básica de silos Esta había provocado un pase a la ganadería generalizado, que,
y elevadores de granos que eran un recurso clave para liberar a en las estancias mixtas, significó el desalojo liso y llano de los
los productores del sistema de comercialización tradicional de los arrendatarios o la negativa de los terratenientes a renovar ios
acopiadores. Estas medidas fueron especialmente importantes contratos existentes.
hacia el final del período peronista, cuando luego de la crisis Para combatir ambos frentes la ley daba el derecho a los arren-
económica de 1952, el Segundo Plan Quinquenal proponía una datarios a considerar prorrogado hasta por tres años los contratos
vuelta al campo que permitiera avanzar a un estadio superior de de arrendamiento vigentes. Al mismo tiempo suspendía los jui-
la industrialización sobre la base de un aumento de la producti- cios de desalojo por vencimiento de contrato que estuvieran en
vidad y el equilibrio de las cuentas externas. trámite. En segundo lugar la ley invitaba a las partes a renegociar
de común acuerdo el precio del arrendamiento y, si no había
acuerdo, a ajusfarlo según los índices de precios que a tal efecto
EL FIN DE LA INCERTIDUMBRE se confeccionarían. La ley finalmente obligaba a inscribir todos los
La regulación del mercado de los arrendamientos rurales fue qui- contratos de arrendamiento en un registro adhoc que se creaba
zás la modalidad de intervención estatal más determinante para en el ámbito del Ministerio de Agricultura.
la estructura productiva pampeana y en particular para la vida coti- Esta ley expresaba con bastante fidelidad el cambio en las
diana de los chacareros. Como quedó dicho, durante el período alianzas de poder que se venía gestando en el seno del Estado
de la gran expansión pampeana la intervención del Estado en esta nacional desde fines de la década anterior, alianzas en las cuales
materia había sido escasa e ineficiente. Las leyes de 1921 y 1932 la clase terrateniente iba a tener un papel cada vez menos rele-
fueron torpes en su letra y cortas en su implementación, dejando vante. No por nada era la primera vez que una ley en el país limitaba
las relaciones de locación libradas a los arreglos informales entre la renta por la locación del suelo y el principio jurídico de la libre
las partes, situación que jugó a favor de los grandes empresarios contratación, afectando el margen de ganancia y de libertad de los

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estancieros e imponiendo límites al derecho de propiedad a causa a través de una burocracia de aplicación de las medidas que
de un motivo social. alcanzó todos los puntos del país. De esta manera el orden pero-
Pero además, esta norma marca el prólogo de las políticas nista marca el ocaso de una época en la que había regido otro
concretas que la revolución militar de 1943 primero e inmedia- "orden", basado en la informalidad de los arreglos privados,
tamente después el peronismo, van a profundizar y convertir en los contratos verbales y los préstamos al fiado, que había definido
sistemáticas. El reajuste de arrendamientos que establecía la ley de claros ganadores y perdedores.
1942 se convertiría a través de sucesivas renovaciones-empezando La política de intervención en las relaciones de locación marca
por el Decreto 14.001 del gobierno revolucionario de 1943 que el fin de una época en la organización productiva de la región pam-
disponía una rebaja obligatoria adicional del 20 por ciento para peana en otro sentido fundamental. Al congelar la posibilidad de
los arrendamientos- en un virtual congelamiento del precio de los desplazar arrendatarios de un lugar a otro de la estancia (o de
arriendos que duraría hasta algunos años después de la caída de expulsarlos de la propiedad) minaba las bases mismas de la
Perón en 1955, y en la práctica hasta mediados de la década de estancia mixta, esa fórmula productiva tan exitosa que habían
1960. En efecto, la Ley 13.240 de 1948 extiende la duración de los diseñado los terratenientes pampeanos para producir para la
contratos en forma forzosa hasta el 31 de diciembre de 1952, y, exportación. Con los contratos congelados y los juicios de desalojo
desde entonces, la dinámica de prórrogas no se interrumpe sino suspendidos indefinidamente, dicha organización productiva
hasta la Ley 17.253 del gobierno de Onganía que les pone un fin perdía el alma de su funcionamiento: su versatilidad. De ahí en
abrupto en 1967. más el desplazamiento periódico de los arrendatarios para dedicar
Junto con el congelamiento de los arriendos, la creación de las tierras a la actividad ganadera cuando el mercado lo indicara,
la Cámara Arbitral de Arrendamientos -prevista en la ley de 1942- ya no iba a ser posible.
y de la División de Arrendamientos y Aparcerías Rurales en el La rigidez que el intervencionismo peronista le impuso a la
ámbito del Ministerio de Agricultura, sentaba las bases de una organización productiva de la región pampeana terminó con el
burocracia nacional que, con la llegada del peronismo, se iba a recurso estratégico que se encontraba en el centro de la lógica
encargar de instrumentar un efectivo intervencionismo en favor productiva de la estancia mixta y, con él, con una larga etapa
de los chacareros. La Cámara era la encargada de regular las loca- que le dio sentido al arrendamiento agrícola en los establecimientos
ciones rurales y resolver las diferencias generadas por la inter- agrarios de la región durante casi un siglo.
pretación y aplicación de los contratos. Por su parte la Secretaría
y los Tribunales de Trabajo -creados hacía poco tiempo- se cons-
tituían en ámbito natural para desplegar institucionalmente los ¿UNA REVOLUCIÓN SOCIAL Y PRODUCTIVA?
conflictos laborales. En ambos casos la verdadera novedad era Mucho se ha discutido sobre el carácter progresista, reformista e
la presencia del Estado nacional en un rol tutelar de las relaciones incluso revolucionario de las medidas adoptadas por los gobiernos
(laborales e inmobiliarias) y como mediador en los conflictos que peronistas para con el sector agropecuario. Quienes aplauden
podían generar. Esta presencia por primera vez se hacía efectiva estas medidas realzan sus componentes de justicia social para con

72 JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 73


los sectores más bajos de la sociedad -como los peones y los cha- que no habían conocido en tiempos del auge agro-exportador. Los
careros- y hablan incluso de una reforma agraria peronista que, chacareros, en efecto, tuvieron por primera vez seguridad en la
al perpetuar la permanencia de los chacareros en las estancias, tenencia de la tierra -por la renovación forzosa y sine die de los
habría significado un virtual reparto de la tierra. contratos-, lo que les dio niveles desconocidos de estabilidad.
Quienes así opinan se apoyan para esto en un hecho cono- Tuvieron también seguridad económica y previsibilidad para su
cido, cuyo verdadero alcance es sin embargo difícil de precisar con empresa, ya que el Estado les garantizaba cada año la colocación
los censos y estadísticas existentes: muchos de los chacareros de la cosecha a precios establecidos de antemano a la vez que
beneficiados con el largo congelamiento de los contratos y la reducía sus costos de producción gracias al congelamiento del
suspensión de los desalojos llegaron con el tiempo a establecer importe de los arrendamientos que, con el efecto del tiempo y la
acuerdos con los terratenientes por los cuales se quedaron con la inflación, se fue convirtiendo en algo meramente simbólico.
propiedad de las tierras que ocupaban. Pero seguridad y estabilidad no se tradujeron necesariamente
Desde el otro lado del espectro político e ideológico se ha en prosperidad. Porque esa misma racionalidad de la política
criticado con fuerza el intervencionismo estatal peronista. Se ha estatal ponía el eje de su atención ya no en el sector rural sino en
dicho que el mismo distorsionó los precios relativos provocando la economía urbana. Esto supuso un desvío de la atención de las
un marcado descenso de la productividad y una desinversión políticas estatales del mundo rural al industrial que, junto con
productiva que, para los más extremos, inaugura y explica el largo circunstancias adversas objetivas del mercado mundial, derivaron
estancamiento de la economía argentina desde entonces. Se en cierto estancamiento del sector. De esta manera, justicia social
señala también otro hecho irrefutable: durante los años cuarenta y prosperidad económica, dos pilares de la retórica del nuevo
y hasta mediados de la década siguiente toma cuerpo una brecha régimen, no fueron necesariamente de la mano en las regiones
tecnológica entre el agro pampeano y los otros grandes países rurales pampeanas. Si por un lado la vida chacarera se hizo más
exportadores de productos de clima templado que no podrá sal- previsible y estable, también se hizo más austera, dados los ingre-
varse por mucho tiempo. Aunque esa circunstancia, según se vio sos modestos que recibían por sus cosechas y las dificultades
aquí, pueda atribuirse sólo en parte a las políticas locales, para los diversas que encontraron para renovar sus equipos, acceder al
detractores del régimen peronista esa brecha es resultado de las crédito o aumentar la productividad de sus explotaciones.
desacertadas políticas de esos años y de la falta de inversiones en
el sector agrario.
Al margen de estas interpretaciones, interesa destacar que
para la vida del chacarero pampeano la etapa está cruzada por una
paradoja. Por un lado, la nueva articulación de poder en torno al
Estado nacional inclinaba el fiel de la balanza en favor de los sec-
tores rurales bajos y medios a través de medidas concretas que
daban a sus vidas cotidianas seguridades sociales y económicas

74 JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 75


CAPÍTULO CINCO
ADIÓS A LA CHACRA

A mediados de los años cincuenta, el contexto nacional e inter-


nacional para el desarrollo del agro pampeano se revierte. La
demanda y los precios del mercado internacional adquieren ahora
un signo positivo, en particular para los cereales que habían sido
castigados en la década previa. Asimismo las políticas internas,
guiadas ahora por los principios liberales de la desregulación y la
apertura de los mercados, apuntaron claramente a una revalori-
zación de la agricultura. Esto no implicaba, sin embargo, abando-
nar el modelo de industrialización sino, por el contrario, consoli-
darlo a través de un equilibrio de las cuentas externas que se
lograría fomentando las exportaciones agropecuarias.
Se sostuvo así un tipo de cambio depreciado que favoreció a
los exportadores y se llevó a cabo una amplia política de subsi-
dios a la importación de maquinaria y de créditos para su adqui-
sición por parte de los productores, que permitió una acelerada
mecanización del campo. También se invirtió en el mejoramiento
de la infraestructura de transporte y comercialización (silos y ele-
vadores de granos, vialidad rural, ferrocarriles) y se propendió a
una desregulación general de la economía, que incluía la apertura

CHACAREROS PAMPEANOS 77
El fin del sistema amenazaba con aumentar el éxodo de pobla-
de los mercados y la supresión de muchas de las regulaciones
ción rural a las ciudades, sumando chacareros a las filas de tra-
laborales impuestas por el régimen anterior.
bajadores que ya estaban siendo desplazados por la mecanización
Pero lo que más se destaca dentro de las políticas estatales de
del campo. Se optó, entonces, por una intervención gradual
este período fue el intento sistemático de estimular el crecimiento
que además reposara en la iniciativa de las partes para encontrar
de la productividad de la agricultura, con el propósito declarado
con el tiempo arreglos individuales. Fue ése el espíritu detrás
de solucionar la importante brecha tecnológica que se había abierto
de los Planes de Transformación Agraria de los años 1957 y 1958,
entre nuestra agricultura y la de los otros grandes países pro-
que combinaban indemnizaciones a los terratenientes con créditos
ductores de granos del mundo y de volver a hacer competitivas
oficiales a los arrendatarios con el propósito de facilitar el acceso
nuestras exportaciones. Detrás de este propósito estuvo la creación
a la propiedad de la tierra de los chacareros beneficiados por
del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA, en el año
las prórrogas.
1956), cuyo objetivo principal era propiciar el desembarco de la
así llamada segunda revolución agrícola en nuestras latitudes. No es posible ponderar con datos estadísticos el éxito de esta
Esas novedades incluían el uso intensivo y sistemático de pesti- solución gradual, pero alguna evidencia cualitativa indica que ésta
cidas, herbicidas y fertilizantes químicos, las técnicas de irrigación, fue una vía importante de transformación de esos arrendatarios
manejo de suelos, manipulación genética y selección de semi- en propietarios. Algunos ejercicios con mapas catastrales -que
llas que, combinados, supusieron un crecimiento exponencial deberían confirmarse con más trabajos empíricos- muestran una
de la productividad por hectárea en los otros países productores correlación directa entre los arrendatarios que quedaron atrapa-
a partir de los años cuarenta. Como ninguna de esas técnicas se dos en la lógica de congelamientos de los años cuarenta y los
aplicaba en forma extendida en Argentina hacia fines de los nuevos propietarios de los años setenta. Sin embargo, aunque
años cincuenta -excepción hecha de algunas estaciones experi- pudieran ser a veces las mismas personas, estos actores econó-
mentales que, con escaso apoyo estatal, habían predicado en el micos que se fueron conformando -tanto como la función que
desierto desde la década de 1910-, una de las principales tareas empezaban a cumplir en la nueva organización productiva-tenían
del nuevo organismo fue entonces promover la investigación y pocos puntos en común con los antiguos agricultores.
las prácticas del nuevo modelo tecnológico imperante en el mundo.
La desregulación que formaba parte del nuevo credo de la polí-
DE CHACAREROS A CONTRATISTAS
tica económica no llegaría sin embargo tan rápidamente a un área
El descongelamiento de la estructura productiva pampeana modi-
medular de la estructura agraria: la de las locaciones rurales. La
ficó de manera radical tanto la organización de la producción como
prórroga forzosa de los arrendamientos rurales seguirá vigente
el paisaje social de la región. Por un lado supuso el fin del arren-
entonces durante esta década y buena parte de la siguiente, ya que
damiento tradicional. Los datos censales de la tenencia de la tierra
los gobiernos militares y democráticos que se alternaron en el poder
reflejan claramente el fenómeno. Entre el censo de 1947 y el de
hasta fines de los años sesenta eludieron afrontar los costos socia-
1969 (levantado un año después de la ley que pone fin a los con-
les y económicos de un rápido descongelamiento de los arriendos.

CHACAREROS PAMPEANOS 79
78 JUAN MANUEL PALACIO
gelamientos) el número de explotaciones arrendadas pasa del 44 Para el nuevo modelo tecnológico de la agricultura predo-
al 27 por ciento, mientras que el porcentaje de aquellas explotadas minante en el mundo en los años setenta -al que Argentina entra
por sus dueños había pasado del 34 al 51 por ciento del total, lo de modo más o menos abrupto- no había lugar para la orga-
que indica el relativo éxito de la solución gradual de recupero de
nización productiva basada en la economía chacarera, tai cual
las tierras por parte de los terratenientes y la transformación en
se había conocido hasta entonces. El mundo agrario al que se
propietarios de muchos chacareros.
asoma nuestro país en el último tercio del siglo XX (luego de la
Esta tendencia se va a acelerar a partir de ese último censo: larga siesta obligada de por lo menos tres décadas) es un mundo
en el de 1988 las explotaciones en manos de arrendatarios -que en el que conviven los tradicionales propietarios de campos con
en los años del boom agropecuario eran el 65 por ciento del total sociedades anónimas propietarias de varios establecimientos
y en algunas zonas agrícolas llegaban al 80 por ciento- repre- y administradores de múltiples estancias que administran los
sentan sólo el 12 por ciento de las explotaciones agropecuarias
ahorros de pequeños inversionistas en pools de siembra y,
en la región pampeana. También desciende en esos censos el
del otro lado, contratistas poseedores de costosas maquinarias
número absoluto de explotaciones, en particular en los estratos
con los cuales las empresas contrataban las tareas agrícolas
de tamaño más pequeños (hasta 200 hectáreas) -las que se deno-
bajo modalidades diversas.
minan familiares por estar basadas en ese tipo de trabajo para las
Sobre estos contratistas descansará buena parte de la pro-
labores agrícolas-, indicando una salida neta de la actividad de
ducción agrícola de la región de ahí en más. Se trataba de pro-
muchos productores.
ductores independientes que poseían maquinaria y que eran
La estructura agraria que gráfica ese último censo refleja los contratados para realizar tareas agrícolas en las estancias -gene-
cambios producidos en este período, que terminaron delineando ralmente la cosecha- a cambio de una tarifa fija. Una variante de
un sistema productivo muy distinto al de los años dorados del esta relación la daban los contratistas tanteros, con quienes las
desarrollo agropecuario. En apenas veinte años se habían operado estancias establecían contratos temporales para encargarse de
en la región transformaciones que en otras latitudes habían todo el ciclo agrícola a cambio de un porcentaje (un tanto por
llevado más tiempo. Esto fue así, en parte, por las razones expli- ciento) de la producción. Empresarios capitalistas de diversa
cadas del contexto internacional para la producción y las expor-
envergadura, podían firmar contratos simultáneos con varios pro-
taciones agrícolas argentinas que se abre con la Segunda Guerra
pietarios, de acuerdo a la cantidad de máquinas que poseían y a
y en parte por la aversión de los propietarios a dar nuevamente
su capacidad operativa.
tierras en arrendamiento bajo la forma tradicional, luego de la trau-
El arrendamiento tradicional se había transformado así en
mática experiencia de los años previos.
estas otras modalidades de relación productiva -más ajustadas
Pero fuera de esas circunstancias particulares, la renovada a los nuevos tiempos-, que si bien tenían algunos parecidos con
política de congelamiento de los arriendos había operado pro- aquél eran de una naturaleza muy diferente. En primer lugar supo-
longando la agonía de un sistema que, de haber sido librado a nían el divorcio entre la propiedad de la tierra y la del capital,
su suerte, hubiera muerto de muerte natural mucho tiempo antes. que tradicionalmente habían ido de la mano en la región pam-

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JUAN MANUEL PALACIO CHACAREROS PAMPEANOS 81
peana: en los nuevos acuerdos el terrateniente aporta la tierra y
no necesita aportar el capital, que en la forma de máquinas y otros plicarse en número, estos nuevos tractores tenían una gran capa-
insumos corre por cuenta del contratista. Pero el contratismo cidad operativa que permitía trabajar extensiones grandes de
también suponía la separación del productor agrícola de la tierra; tierra. Esto provocó una sobremecanízación de algunos chacareros,
los nuevos empresarios agrícolas no sólo ya no viven en las estan- cuyas nuevas máquinas tenían capacidad para explotar parcelas
cias (y muchos de ellos ni siquiera en el campo) sino que su rela- más grandes que las que poseían, lo que los habría llevado a
ción no es con una estancia determinada sino con varias. Este ofrecer servicios a otras explotaciones vecinas y, con el tiempo, a
segundo divorcio supone el fin de una relación que había definido conformar verdaderas empresas agrícolas especializadas.
la organización productiva y la estructura social pampeana durante Pero no todas fueron historias exitosas. También estuvieron
décadas: la de los chacareros pampeanos con la tierra. aquellos que no supieron transformar el ambiente de seguridad que
se había abierto en los años cuarenta, ni los buenos vientos de fines
La nueva relación entre contratistas y propietarios -al no
de los años cincuenta, en progreso económico. Entre ellos se encuen-
pasar ya por la tierra- será muy diferente a aquella que sostenían
chacareros y estancieros en otro sentido fundamental. El renovado tran los que, fruto de un mal cálculo, decidieron no invertir confiando
vínculo será menos asimétrico ya que estará despojado de los en que las prórrogas de los contratos de arrendamiento y la meseta
distintos niveles de dependencia que tenían los chacareros con económica (más previsible pero con limitados horizontes) que repre-
los dueños de la tierra, y que definían cosas fundamentales como sentaba la nueva seguridad continuarían indefinidamente.
la estabilidad de sus empresas o el acceso al crédito. También están los que aprovecharon los créditos disponibles
La situación se ha igualado considerablemente. Ahora se trata sólo para comprar las parcelas de tierra que habían habitado por
de una relación empresarial, una verdadera sociedad en la que tantos años (o sólo parte de ellas), predios que ahora, en el nuevo
ambos pactan la organización de la producción en condiciones de escenario productivo, resultaban inconvenientemente pequeños.
igualdad y con un lenguaje que no es el del paternalismo sino el Éstos pasaron a conformar un sector para el que la nueva estructura
de los negocios. agraria -que requería más dotación de capital y una ascendente
Algunos análisis recientes vinculan a estos contratistas con envergadura de las empresas agrícolas- no tenía mucho lugar y
los antiguos chacareros. Se trataría de aquellos -más dinámicos continuaron llevando una vida marginal en la organización pro-
y previsores- que habiendo aprovechado la abundancia de crédi- ductiva hasta que, más tarde o más temprano, terminaron ven-
tos y el bajísimo nivel de sus arrendamientos durante tantos años diendo los predios adquiridos.
invirtieron en maquinaria agrícola en los años cincuenta y sesenta. En cualquier caso el resultado más impactante del fenó-
La política de créditos a los agricultores y de subsidios a la impor- meno contratista y la mecanización fue una despoblación del
tación de maquinaria derivó, en efecto, en una rápida tractoriza- campo; este proceso ya no contó con las familias de agricultores
ción de la agricultura pampeana que hizo que en la provincia de que caracterizaron la agricultura pampeana en los años dorados.
Buenos Aires, por ejemplo, las existencias de tractores pasaran de Los nuevos chacareros-si cabe todavía la expresión-ya no viven
10.500 unidades en 1947 a 34.500 en 1960. Además de multi- en las estancias sino en los pueblos rurales y sólo frecuentan la
vida agraria para las actividades concretas de la producción.

82
JUAN MANUEL PALACIO
CHACAREROS PAMPEANOS 83
CONCLUSIONES

Mucho se ha debatido en la historiografía local sobre los chaca-


reros pampeanos. No fueron ellos el centro de atención de nues-
tros historiadores rurales. Pero no faltaron preguntas ni polémicas
en torno a sus estrategias productivas y posibilidades de ascenso
social, sus condiciones de inserción en las estancias o sus rela-
ciones con los terratenientes. ¿Fueron las pampas ese destino
promisorio para miles y miles de europeos que, huyendo del
desempleo y los bajos ingresos en sus países de origen, encon-
traron a su llegada un mundo generoso que les permitió hacerla
América? ¿Hasta qué punto esa imagen utópica, construida por
las clases dirigentes de entonces -y bastante extendida todavía en
nuestro sentido común contemporáneo- se ajustó a la realidad?
Las visiones más tradicionales -construidas en los años sesenta
del siglo XX- criticaron ese consenso liberal sobre nuestro pasado
y elaboraron una imagen mucho más frágil y modesta de la vida cha-
carera en el mundo capitalista periférico. Según ellas -que com-
partían con las demás ciencias sociales un diagnóstico sombrío según
el cual el atraso del sector rural era la principal causa del subdesa-
rrollo- la historia de la agricultura pampeana estuvo signada desde

CHACAREROS PAMPEANOS 85
su nacimiento por una nociva dependencia de la ganadería pues En segundo lugar, la historia de los chacareros de la región
estuvo siempre en manos de arrendatarios itinerantes: la única razón pampeana no es una sino múltiple. Cualquier intento de simplifi-
de ser en las estancias era la producción de forraje para el ganado. cación de ese amplio universo no es nada más que un artificio ana-
Esa historia estaba hecha de familias de chacareros pobres lítico. Sobre la base de este postulado se ha intentado trazar
que no pudieron acceder a la propiedad de la tierra por encontrarla aquí la historia de aquellos que conformaron -en cada momento-
ya ocupada y que estuvieron condenados al monocultivo de cerea- el componente numéricamente más importante de la sociedad
les en las estancias ganaderas, sin incentivos para la inversión y pampeana y que aun con variaciones jugaron siempre un papel
sometidos a condiciones de gran explotación. determinante en la organización de su estructura productiva. Ya
Visiones posteriores elaboraron una imagen más moderna y sea en ropaje de migrantes internos durante el fin del período colo-
móvil de la región, en oposición al mundo rural semifeudal (exa- nial y las primeras décadas de la vida independiente, en el de los
geradamente opresivo y flaco en oportunidades) que proponía pequeños propietarios granjeros de la pampa gringa, en el de
la historiografía tradicional. Esos nuevos recortes generaron a los arrendatarios clásicos de los años dorados del desarrollo agro-
su vez una versión menos sombría del chacarero pampeano, en exportador o, en su última etapa, en el de contratistas tanteros,
la cual, lejos de la imagen del modesto campesino coartado en estos personajes estuvieron detrás de buena parte de la produc-
sus libertades y sujeto a condiciones penosas de producción, se ción agrícola pampeana de todos los tiempos y, por lo tanto, del
lo presentaba como un empresario rural, guiado por una estricta granero del mundo que fue Argentina durante tantos años.
racionalidad capitalista, que tomaba decisiones libres sobre la En tercer lugar, no es cierto que los chacareros hayan vivido
mejor estrategia productiva para sus empresas y hacía un uso eco- siempre una vida de escasez, como tampoco lo es que haya sido
nómicamente eficaz de los factores de la producción. Muchos de una existencia signada por la abundancia. Hubo en la región pam-
ellos habían optado por el arrendamiento en las estancias como peana momentos objetivamente más favorables para hacer la
una de esas estrategias productivas; otros habían podido conver- . América y otros menos promisorios. Tal o cual circunstancia
tirse en propietarios, un hecho también atestiguado por los dife- dependió de las historias individuales de los agricultores, de las
rentes censos de la época. condiciones iniciales en que se incorporaban a la producción, de
Como siempre, es probable que la verdad resida, fragmen- las redes sociales que los cobijaron, de los recursos materiales con
tada, en ambas versiones extremas. En primer lugar, es necesario que contaban al inicio y, por qué no, de la suerte que podía pro-
resaltar que la controversia se basa en la interpretación de datos venir de una seguidilla de buenas cosechas o de la oportuna com-
estadísticos notablemente precarios. Los censos disponibles en pra de una tierra barata que se valorizó rápidamente.
Argentina no siempre permiten establecer los fenómenos con la También hubo condiciones estructurales que determinaban
contundencia deseada; los criterios con los que fueron confec- esas posibilidades de prosperar. Dichas condiciones se inscribían
cionados los datos variaron sustancialmente de un censo a otro, en una historia mayor, que excedía la de la región pampeana. En
forzando al analista a construir alquimias numéricas que pueden efecto, en la medida en que nuestros chacareros fueron en una
favorecer una u otra interpretación. inmensa mayoría productores dentro de estancias ajenas, su his-

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Ese estado de cosas no iba a cambiar hasta que una decisiva de los ochenta- ese giro revirtió las políticas de reforma agraria
intervención del Estado a favor de los arrendatarios y aparceros emprendidas en ¡as décadas previas. En el caso de Argentina esto
no invirtiera el fiel de ¡a balanza de poder en las décadas siguien- se tradujo en el descongelamiento de la estructura productiva que
tes. En el Valle Central chileno fue la intervención estatal la que había impuesto el régimen peronista.
decidió el juego a favor de los ¡aquilinos, con los diversos pro- El panorama social y económico que descubre ese proceso es
yectos de reforma agraria aplicados a partir de la década de 1950, muy contrastante con el período previo. La gran mayoría de los
minando el sistema de hacienda vigente hasta entonces. Por otro chacareros ya no vivía en las estancias como parte de una comu-
lado, un reparto forzoso de ¡a tierra devolvió a los campesinos nidad de arrendatarios y muchos de ellos ni siquiera vivían en el
mexicanos, en la década de 1940, muchas tierras expropiadas campo. Pero por sobre todas las cosas ya no era en esos produc-
durante el período liberal de Porfirio Díaz. Asimismo, no es antes tores que se concentraba el grueso de la producción agrícola de
de la intervención populista de los gobiernos brasileños de prin- la región pampeana. Ésta iba a recaer cada vez más en los con-
cipios de los años sesenta que decae el colonato en las plantacio- tratistas, a través de los cuales comenzó a realizarse la agricultura
nes paulistas, forzando a los hacendados a negociar las relaciones en las estancias en un proceso que llega hasta el día de hoy.
contractuales con un movimiento campesino organizado con Pero si bien es cierto que estos nuevos actores sociales cons-
patrocinio estatal. tituían la metamorfosis más común de los chacareros exitosos de
En el caso argentino ese momento llegó con el advenimiento las décadas previas, también es verdad que no se parecen ya en
del peronismo en la década de 1940. Este cambio impuso un con- nada a los agricultores que se analizaron en este trabajo. Estos últi-
gelamiento de la estructura agraria que produjo resultados ambi- mos personajes habían pertenecido a un mundo muy preciso,
valentes. Por un lado hizo que la vida chacarera -que por tantos del cual tampoco quedaban ya muchos rastros en los años setenta.
años había estado signada por la inseguridad-fuera más estable
y previsible, permitiéndoles a los agricultores producir año a
año con menos incertidumbres, comprar alguna maquinaria apro-
vechando los créditos estatales y, a algunos de ellos, convertirse
en propietarios de la tierra de la que por tantos años habían gozado
casi gratuitamente.
Pero, a su vez, a muchos de los chacareros este período los
preparó mal para los años que siguieron a la caída del peronismo,
que iban a requerir una mayor inversión de capital en la empresa
agrícola, pero también una mayor escala de operaciones.
El último momento de esta historia es el del giro neoliberal de
las políticas estatales. En buena parte de América Latina -como
en el Chile de Pinochet en los años setenta o en el México de Salinas

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BIBLIOGRAFÍA

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EL AUTOR

Juan Manuel Palacio es Licenciado en Historia por la Universidad


de Buenos Aires y obtuvo su Maestría y Doctorado en Historia
Latinoamericana en la Universidad de California, Berkeley, bajo la
dirección de Tulio Halperín Donghi. Investigador del CONICET,
es también Profesor Titular de Historia Latinoamericana en la
Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Mar-
tín, donde dirige el Centro y la Maestría en Estudios Latinoameri-
canos. Ha enseñado en diversos institutos educativos del país y el
exterior, como la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
de Buenos Aires; la Universidad de California, Berkeley; la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales; el Instituto Nacional de la
Administración Pública; la Universidad Torcuato Di Tella; la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México; la Universidad de Costa
Rica, entre otros.
Ha publicado La paz del trigo. Cultura legal y sociedad local en
el desarrollo agropecuario pampeano, 1890-1945 (2004), entre
muchos otros artículos en libros y revistas especializadas del país
y del exterior sobre temas vinculados a la historia rural argen-
tina y latinoamericana, así como a la historia legal y judicial de la
región. Actualmente dirige el programa de investigación sobre
"Ley, justicia y sociedad en América Latina" en la Universidad
Nacional de San Martín.

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