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Poema Oda A Rubn Daro (ii) (acompaamiento De Tambores) de Jos Coronel Urtecho

He tenido una reyerta


con el ladrn de tus corbatas
(yo mismo cuando iba a la escuela)
el cual me ha roto tus ritmos
a puetazos en las orejas

Libertador, te llamara,
si esto no fuera una insolencia
contra tus manos provenzales
(y el Cancionero de Baena)
en el Clavicordio de la Abuela,
?tus manos, que beso de nuevo,
Maestro.

En nuestra casa nos reunamos


para verte partir en globo
y t partas en una galera
?despus descubrimos que la luna
era una bicicleta?
y regresabas a la gran fiesta
de la apertura de tu maleta.
La Abuela se enfureca
de tus sinfonas parisienses,
y los chicuelos nos comamos
tus peras de cera.
(Oh tus sabrosas frutas de cera!)

T comprendes.
T que estuviste en el Louvre,
entre los mrmoles de Grecia,
y ejecutaste una marcha
a la victoria de Samotracia,
t comprendes por qu te hablo
como una mquina fotogrfica
en la plaza de la Independencia
de las Cosmpolis de Amrica,
donde enseaste a criar centauros
a los ganaderos de las Pampas.

Porque buscndote en vano


entre tus cortinajes de ensueo,
he terminado por llamarte
?Maestro, maestro?,
donde tu msica suntuosa
es la armona de tu silencio
(Por qu has huido, maestro?)
(Hay unas gotas de sangre
en tus tapices).

Comprendo.
Perdn. Nada ha sido.
Vuelvo a la cuerda de mi contento,
Rubn? S. Rubn fue un mrmol
griego. (No es esto?)

?All?s right with the world?, nos dijo


con su prosasmo soberbio
nuestro querido sir Roberto
Browning. Y es cierto.

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