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ISSN 0716-2510 N° 73 Primer Semestre de 2013 MAPOCHO REVISTA DE HUMANIDADES EDICION CONMEMORATIVA. BICENTENARIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE Presentacién Carios Ossandén Buljevic | Pag. 7 Howantpaes Biblioteca Nacional de Chile La fundacién de 1813 Raiil Silua Castro} Pag. 11 La prensa, los libros y la lectura en las primeras décadas del siglo x1x Bernando Subercaseaux / Pag. 21 Biblioteca Nacional de Chile (Aportes a su historia) Justo Alarcin Reyes | Pig. 43 Historia minima de la Biblioteca Nacional (1813-2013) Francisca Leiva Infante y Sebastién Hernéndex Toledo / Pag. 105 EI desafio de la Biblioteca Nacional Digital de Chile Daniela Schiitte Gonzilez | Pag. 141 Lectura y escritura en Chile Grinor Rojo / Pag. 145 EI “Palacio de los Libros”: una biblioteca para nifios y obreros Manuel Loyola T. | Pag. 157 El ayer y hoy de la Biblioteca Publica Pablo Aravena Niinez | Pag. 171 EL AYER Y HOY DE LA BIBLIOTECA PUBLICA* Pablo Aravena Niiiiex** Eltinico sentido en que una biblioteca puede ser considerada auténtico patti- monio es en su pleno uso por parte de la comunidad. Mejor atin: “articulan- do” a la misma comunidad, Ser nominada “monumento” puede ayudar a la biblioteca, en el sentido de contar con ciertos beneficios administrativos para su mantencién fisica, pero es el peor destino sia causa de tal nominaci6n le Megase a ocurrir lo mismo que a la estatuaria de las plazas: que todos pasaran indiferentes por su lado. El proyecto hist6rico que acompaiié la creacién de la biblioteca publica es completamente opuesto a una biblioteca-monumento, en estricto rigor es su negaci6n. Veamos a trazos gruesos qué proyecto era ese. Aunque la creacién de Ia biblioteca como reservorio del saber universal es bastante antigua —y Alejandria (s. m) sigue siendo aqui el paradigma—, Ja creacién y fomento de la institucion “Biblioteca Pablica” es bastante mas reciente. Para nuestro caso (América Latina y Chile) esta intimamente rela- cionada con la constitucién del Estado-Nacién, al igual que otras institucio- nes “fundamentals”, como la “Escuela Pablica”, el “Archivo Nacional” y el “Museo”, ¢Fundamentales para qué? Pues para construir una comunidad a la medida de la institucionalidad republicana proyectada, que en nuestro pats se viene forjando —con notables limites y exclusiones, patentes hasta el dia de hoy— desde la primera mitad del siglo x1x.! Y, no obstante, el ideario tras la creaci6n de la biblioteca publica se puede rastrear durante todo el siglo xvut y xvi europeo. Es sin duda ilustrado. Como lo ha mostrado Roger Chartier? se trataria de que el Estado proporcione la infraestructura para que los individuos puedan instruirse, pensar por si mis- mos y hacer uso piiblico de la razén (esto es argumentar, criticar y debatir, preferentemente por escrito), y en esa medida constituirse en agentes de cualquier asomo de oscurantismo en materia de conocimiento y de todo tipo de autoritarismo en materia de politica. La verdad y la libertad dependen, * “Texto lefdo con ocasién del 139° aniversario de la Biblioteca Publica Santiago Severin, Valparaiso, el 27 de febrero del 2012. Licenciado en Historia y Magister en Filosofia por la Universidad de Valpa- raiso. Doctorando en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chile. 1 Alrespecto, ver Sergio Grez, "La ausencia de un poder constituyente democ tico en la historia de Chile”, va, Asamblea Constituyente. Nueva Constitucién, Santiago, Editorial Arin Greemos en los Suefios, 2009. Ver también, Gabriel Salazar, En el nombre del Poder Popular Constituyente (Chile, Siglo xx1), Santiago, Lows, 2011 Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita. Didlogos e intervenciones, Barcelona, Gedisa, 2000, p. 81 y ss. 171 MAPOCHO en este ideario, del proceso de ilustracién de la humanidad. ¥ esta se leva a cabo por los libros, La biblioteca pitblica se entiende de este modo como un lugar en donde se puede acceder a todos los libros publicados, sin censura, y en donde puedan acudir todos los “hombres letrados” para avanzar en su indefinido proceso de ilustracién, del cual depende, de paso, el progreso de la humanidad com- pleta. Baste constatar —como lo ha recordado ‘Todoroy en su reciente libro Flespiritu de la Iustracion— el ahinco que ponia Condorcet (en sus Memorias, redactadas en 1791) en la diferenciacién entre insirucci6n priblica y educacion nacional: solo la primera es afin con la actividad republicana. La segunda podra dar a todos un mismo espiritu patridtico de respeto sagrado a la ley, Pero, en cambio, la instruccién piiblica se encarga de avanzar hacia el libre examen de esas leyes y doctrinas, las lleva a juicio y, si es necesario, las co- rrige.* Es en la instruccién que se efectia el uso de la razén, en su funcién desacralizadora, y se camina hacia la autonomia del individuo y por ende al perfeccionamiento de la Reptilia: “los jueces mismos pueden ser juzgados por un piiblico instruido”, sostendra Condorcet. Si alguna vez alguien se pregunt6 el motivo de que exista una Biblioteca Nacional y ademas una Biblioteca del Congreso Nacional, tiene en lo arri- ba sefialado su respuesta. Si en el ideal ilustrado Ia ilustracion y formacién del juicio por los libros es cara al hombre coma “letrado” (el ciudadano), Jo es doblemente para aquellos a los que se les han confiado las decisiones importantes, el futuro de la Republica. Deben tener a la mano todos los elementos de instruccién y critica para formarse una opinién, y decidir en libertad de conciencia y por el bien de la Reptiblica. Aunque hoy suene raro, los principales usuarios de la Biblioteca del Congreso debieran ser los propios parlamentarios, pues su alta responsabilidad los obliga a ello.* Pero hay un punto que debemos aclarar para terminar de entender con justicia este proyecto. Los sujetos implicados son siempre “hombres letra- dos”, lo que implica al menos dos cosas: primero, que la vida de la biblioteca piiblica requiere de otra institucién: la escuela (o bien el haber nacido en el seno de una familia que disponga de un preceptor). Y en segundo lugar que, para la €poca, se trataba de un proyecto triplemente excluyente: primero, porque se trata de hombres (la mujer porta poca raz6n, es més afecta de las pasiones). Segundo, porque se aboca solo al mundo urbano. Por ejemplo, en 5 Tyyetan Todorov, Fl espiritw de la Hustracion, Barcelona, Cireulo de Lectores, 2008, pp. 72-73. +" “Al respecto, ver Roger Chartier, “El alfabeto y la imprenta”, en Pluma de gan- 50, libro de letras, ojo viajero, México, Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, 1997, p. 59. Le HUMANIDADES la Francia de fines del siglo xvi, cerca del 40 por ciento de la poblacién era analfabeta, de la cual casi la totalidad se concentraba en el campo. Tercero, porque excluye a los de siempre; un hombre letrado suele ser quien nace en un medio con recursos. Fero, incluso con estas puntualizaciones, cabria preguntarse con cierta preocupacién: équé ha sido de ese proyecto? ¥ es que esta claro que las ex- clusiones siguen presentes, pero, équé ha sido del proyecto aquel? Si muestros gobiernos quieren de verdad que sigan existiendo bibliotecas ptiblicas, cbajo qué relato se las piensa y concibe? Si tenemos hoy en nuestro sistema escolar un alto nivel de analfabetismo funcional —no se entiende lo que se lee—, équiénes podran hacer uso de la biblioteca?, écudil es el destino de la biblioteca piblica hoy, y de aqui en adelante, en tiempos de retroceso de la cultura letrada? épodra existir la biblioteca sin lectores? 4Es el futuro de la biblioteca publica el deyenir monumento —forma estéril del patrimonio— o el de revitalizar la cultura democrdtica? Y, si las autoridades se decidieran ahora, de verdad, por lo titimo, éeémo habria que hacer, si han inducido a la poblacion —mediante una desregulada apertura global y massmedidtica— al imperio de la imagen, el simulacro, la trivialidad y el analfabetismo funcional? Porque, en contra de lo que se nos induce a creer, el imperio de los massmedia y el retroceso del mundo letrado no es un destino inexorable hacia el que van todos los pueblos del planeta, al menos no con la misma intensidad y anarquia, Basta asomarse a otros pafses para ver que internet y el campo virtual son juzgados como herramientas de cierta utilidad, pero poco confiables, pues generan serias distorsiones y vicios no- tables si se los enfrenta “desarmados", es decir, sin herramientas cognitivas que garanticen su mediacién critica. Como ha sefialado José Bengoa en un reciente artiaulo de prensa: “la educacién en Finlandia, modelo para muchos, signe con tiza y pizarrén”$ Nuestro pais es un paradigmatico caso de entrega total a las tecnologi de la informacién, sin duda coherente con la politica de apertura total y sin resguardo en el ambito econémico que hizo de Chile, ya en el gobierno de Bachelet, el pais con mas tratados de libre comercio contraidos a nivel planetario. ENo depende el destino de la biblioteca del destino de la educacién y esta a su vez de las politicas que usualmente han adoptado “por nosotros” un grupo de expertos? No se trata de incentivar y producir lectores porque sea “en si” José Bengoa, “Reflexiones de verano sobre Ia cuestién de la educacion su- perior’, The Clinic en Internet, htip:/www.theclinic.cl/2012/02/23/reflexiones-de- yerano-sobre-la-cuestion-de-la-educacion-superior-2. Consultado el 25 de febrero de 2019, 173 MAPOCHO. bueno leer (aunque es verdad que tal capacidad esté asociada al desarrollo de ciertas operaciones cognitivas especificas), sino que hay que aclarar primero para qué se necesitan lectores: épara no equivocar las instrucciones en tanto mano de obra calificada? épara crear consumidores de la industria cultural? Zo para construir una comunidad fiundada en el uso pablico de la razén, en la critica de la falsedad, la mentira, el oscurantismo, la mera ideologia y el autoritarismo, en fin, una comunidad vigilante de su libertad? El destino de la biblioteca no es cosa de “politicas culturales” sin mas, sino de la politica a secas. Pero de la gran politica, esa que no se ve hace tiempo, esa que se preocupa del destino de “Ios hombres y mujeres de la patria” — de Jos ciudadanos—, y no de los derechos de un cuerpo de consumidores, clientes 0 usuarios. Mientras estas cosas se aclaran, la biblioteca debe seguir trabajando, asu- siendo su contexto, pero resistiéndose a su. monumentalizacién. Tal como ha sostenido el ya citado Roger Chartier, al rechazar la idea de la sustitucion, de la biblioteca por internet: “las bibliotecas pueden ensefar a la gente cémo utilizar esta nueva tecnologia, particularmente en una dimension crt tica, porque la red electrénica ¢s un vehiculo poderoso de multiplicacion de errores y falsificaciones”." Pero esto supone un modelo de biblioteca mas activa, incluso mas ruidosa de lo que hoy vemos. Requiere también de guias altamente capacitados para acompafiar a quien acuda a ella en la tarea de razonar, criticar y construir un juicio (que no es la mera “opinién’, por ho- nesta que se crea esta). La biblioteca publica, sin sacrificar su viejo objetivo, debe estar a la altura de nuestro tiempo si no quiere devenir monument y, sobre todo, si quiere servir al bien comin. 6 Roger Chartier, “La biblioteca, lugar de la eseritura impresa y digital”, en ‘http:/www.milenio.com/cdb/doc! noticias 201 1/0040b737a39de5ab49b34.5a8e | daa OF1. Consultado el 25 de febrero de 2012. 174 MAPOCHO REVISTA DE HUMANIDADES ISL EUNS TD Ub ina ree aN econ ace ie pers nero nT? mer La prensa, los libros y Ia lectura en las primeras décadas del siglo x1y Ee ee Praia cere Ce eet tae Cee ent) eae be rece PRL ea LD eee ster Gs et) Francisca Leiva Infante y Sebastidn Herndndes Taledo El desafio de la Biblioteca Nacional Digital de Chile Daniela Schitte Gonzales eet ren irre Wate ea oes Dies ao Rel een LMI ere emo Serene AY eae El ayer y hoy de la Biblioteca Pablica Pe Weems DOCUMENTOS AULT EGS TESTIMONIOS: ICONOGRAFIA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL FUNCIONARIOS (AS) DE LA BIBLIOTECA NACIONAL (2013)

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