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PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN

Andrés Manuel Jiménez*


marcko@prodigy.net.mx

“Se ha dicho – y sin duda con justeza-


que toda educación tiene un sesgo partidista,
aspira a que el niño se subordine al régimen
social existente, sin atender a lo valioso o
defendible que éste pueda ser en sí mismo”

Sigmund Freud, Nuevas Conferencias


de Introducción al Psicoanálisis.

En el prólogo a Aickhorn Freud habla de los tres oficios imposibles: educar,


curar y gobernar, y es muy evidente que coloca en primer lugar el educar por todo lo
que esta tarea conlleva, eso velado que está siempre detrás del acto educativo y que,
necesariamente tendrá consecuencias en la vida del sujeto.

Con todo lo polémico que esto resulta, de 1909 a 1937 en diferentes momentos
de su trabajo, Freud no deja de mencionar la posibilidad de una aplicación del
psicoanálisis a la educación, basten algunas citas pata corroborarlo.

En 1913 en el prefacio al libro de Oskar Pfister El Método Psicoanalítico, Freud


se muestra esperanzado y señala “ ¡Ojalá que la aplicación del Psicoanálisis al servicio
de la educación llene pronto las esperanzas que educadores y médicos tienen derecho a
poner en ella! Un libro como el de Pfister, destinado a familiarizar a los educadores con
el análisis, puede contar con el agradecimiento de las generaciones venideras”.

El 6 de junio de 1932 Freud le envía una carta a León Steinig que a su vez es
amigo de Albert Einstein y hablando sobre diferentes tópicos le confía que prefereriría
tratar “más bien una serie de problemas entre los cuales el más importante desde el
punto de vista práctico es la influencia del psicoanálisis en la educación”.
En 1932 también, en la Sexta Conferencia afirma que hay un tema
“importantísimo, ofrece grandísimas esperanzas para el futuro, quizás es de los más
importante de cuanto el análisis cultiva. Me refiero a la aplicación del psicoanálisis a la
pedagogía, la educación de la generación futura”

Más tarde Jacques Lacan, sin aludir exactamente a la educación también va a


establecer un nexo del psicoanálisis con ella, lo lleva a acabo a través del seminario
XVII que se titula el Reverso del Psicoanálisis en donde desarrolla lo referente al
discurso, conceptualizando a éste como lo que hace lazo social, el discurso es lo que
hace lazo social, el discurso se conforma por una serie de leyes de relaciones que en sí
mismas son inconscientes, lo innovador y que se pone en evidencia en este discurso es
que hay una relación en la que hace presencia un sujeto, un sujeto de lo inconsciente,
este sujeto se halla atado, amarrado, capturado por esas normas sin saber ni su
funcionamiento, ni sus implicaciones.

La educación necesariamente es un lazo social entre educador y educando y por


ello de alguna manera queda inscrita en alguno de los discursos.

Cuatro son los discursos que Lacan señala y cada uno de ellos tiene se
caracteriza por un modo especial del establecimiento de sus enunciados: el discurso del
amo se hace presente por medio del modo imperativo; el discurso de la universidad es el
demostrativo, el de la histérica sería el deseante y el del psicoanalista aparece como
enigmático.

Por su relación con la educación hablaré rápidamente de sólo tres y dejaré de


lado el de la histérica.

El discurso del amo. Lacan retoma aquí la propuesta de Hegel de la dialéctica


del amo y del esclavo para señalar el inicio de lo que se denomina mundo social. El amo
es la figura que hace suyo el poder, sus acciones van encaminadas a ordenar, comandar,
hacer valer su poder de amo. El esclavo en cambio va a detentar el saber, el esclavo es
exprimido de ese saber que lleva dentro de sí para beneficio del amo.
Los papeles de alguna manera se hallan ya dispuestos en lo social y entre el amo
y el esclavo se da una lucha por puro prestigio, de antemano uno arriesgó su vida y
perdió el miedo a la muerte, el otro tuvo miedo y se sometió al amo, cedió su cuerpo al
amo, éste se lo apropió y lo mismo hizo de su saber, así pues, las cartas están marcadas
y la suerte está echada, el amo manda y el siervo trabaja. El maestro dicta la clase y el
estudiante tiene que aprendersela, y lo que está en juego ahí es su permanencia dentro
del ámbito escolar, desde el nivel que sea primaria, secundaria, bachillerato,
universidad.

El poder llena de fatuidad, y nada da más poder dentro de la educación que


otorgar una calificación de pase para el siguiente ciclo escolar, aunque muchas veces
este poder ilusorio sea tan barato que puede ser comprado con una botella de licor o
doscientos cincuenta pesos, y con esto mismo se demuestra que finalmente su poder es
sólo imaginario y transitorio,

El discurso de la universidad. El amo moderno. ¿Qué ordena el discurso de la


universidad? Adelante, nadie se detenga, hay que seguir aprendiendo, acumulando,
estudiando y llenándose de saber, de un saber automático en el que las preguntas
reflexivas son atropelladas por las respuestas apresuradas y la crítica aparece como
obsoleta ante las necesidades de efectividad y competencia.

A los estudiantes se les impele a seguir y seguir en el tobogán del saber. Ellos
tienen que estar preparados y cubrir en tiempo y forma lo estipulado por la institución a
través de los planes y programas de estudio, aunque muchas de las veces éstos tengan
treinta o más años de haber sido elaborados y por tanto en una o varias de sus partes
sean ya caducos, ante lo cual a veces pareciera que los estudiantes se rebelan, una
rebelión que sin embargo tiene mucho de ficticio porque lo que les preocupa
principalmente en su lucha es volver a conquistar privilegios perdidos, hacerse ellos con
el poder del amo sea éste económico, político o cultural.

Así pues el discurso de la universidad como promotora del todo saber va a


chocar con un imposible, no puede ni podrá producir sujetos amos del saber, no importa
que invierta mucho dinero en nueva tecnología educativa, que exista dentro de sus
muros una férrea disciplina académica o que sus planes y programas de estudio se
hallen muy bien estructurados, no hay posibilidad alguna de gestar sujetos del todo
saber.

Y ante este panorama desalentador ¿Qué opción viable existe? A manera de


provocación esbozamos las siguientes líneas.

El discurso del psicoanálisis, reverso del discurso del amo. El discurso del amo
habla de la voluntad manifiesta de dominar, el discurso del psicoanálisis apuesta a lo
contrario. De entrada lo que va a hacer es develar, dejar en claro lo que hay detrás de los
otros discursos, la verdad del amo aparece enmascarada, es una verdad que se impone
precisamente por este ocultamiento, el amo se cree el todo, está completo, es unívoco,
no tiene falta.

El psicoanálisis lo descubre, pone en evidencia el artificio, el amo también está


tachado, y, como consecuencia deja también al descubierto al esclavo, éste también está
tachado, hay también una división en este sujeto.

Pone además en evidencia que no hay la verdad, así, como única, la verdad
siempre va a ser dicha a medias.

Y con esto se determina también la propia imposibilidad del discurso del


psicoanálisis, la cuestión del poder no se resuelve con el psicoanálisis, lo que hace es
señalarlo, tensarlo, descomponerlo, porque como señala Néstor Braunstein “… el
psicoanálisis devela la clave del proceso de sujetación. Su objetivo es hacer consciente
lo inconsciente, evidenciar a la representación de la pulsión reprimida; esclarecer las
circunstancias y los motivos para que la represión fuese practicada y mantenida, poner
la energía pulsional a disposición del yo para posibilitar la transformación de la
realidad. La teoría psicoanalítica ha puesto al desnudo la maquinaria de la represión
montada dentro de cada sujeto singular. Ha mostrado que el deseo está divorciado de la
vida y que la opción planteada es entre un placer sin realidad (la locura) y una realidad
sin placer (la neurosis, la normalidad)”.
Finalmente señalamos que lo que el psicoanálisis aporta al acto educativo tiene
que ver con lo transferencial, porque lo que en esencia transmite el maestro es
inconsciente, es en el acto educativo en donde de alguna manera se resuelven los
amores y los enconos familiares polarizados en su figura.

* Psicoanalista, miembro fundador de la Red Analítica Lacaniana, autor de los


libros El sujeto en el Síndrome de Down una lectura desde el Psicoanálisis y La
Relación Padres-hijos una mirada desde el Psicoanálisis.

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