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rrr. PRIMERO ; DEL ESTILO pes DIMENSIONES DEL ES LAS TRE jorman el tapiz superfic ee ee as bandon sae Sg Beans determinadas. now (ambiente y one lo oe jad (temperamento ¥ personalidad). sy estimul CAPITULO PRIMERO PRIMERA DIMENSION: SUPERFICIE + exteriores (apreciacién personal, ambiente, ee be s mano de obra del estilo en una extensién esquiva 0 favorable, sor de eapiedibn; Unite y woatiz. dant ik tiation Sagan rade as que un estilo en conereto nos interesa con un sing parece que hemos contraldo una verddera ama, Jeramos ea las capas supertciales de la Estilfstica dos cosas: los fendm inne 5 St evs sable, 1—FENOMENOS ESTETICOS i conereta—un paisaje, una sinfonfa, una estatua, un sone- impago que nos descubre la verdad de Nuestros sentimientos y sii ‘eaiza con noestra alma. La belleza es algo misterioso que pertenece al enigma’ Jniverso y una armonia viviente de Ia Naturaleza. En la belleza, silogismo. Lo que no tice. No pedemos hablar de Los artistas son los ministros abren la mina de oro en la ti tran tesoros desconocidos. E} Perdidos tras el velo de las co el alma y en et in sentir y sofiar, resplandor sagrado que ilumina ef Fencia de las ideas y las formas de erra que parece lena. Ahi arte, como la literatura, sas cotidianas. A algunos se Tes revela el undo, de una manera incompleta, A otros se descubre Io eculto de modo camino de los ‘estilos Auestra vida, Secreto que como un afin de mas perfecto, como une Y valores. Es |g transpa- ee ee Thr. 1: DIMENSIONES DEL ESTILO—cAB. 1: sUPERFICIE 363 ee Desde la impresién de un bosque de pinos, que nos obliga a exclamar: “ hermoso!”, hasta La Divina Comedia, de Dante, se extiende un camino de He andadura y una perspectiva nueva para el alma, Pero surge un flujo y reflujo difuso entre el temperamento del escritor y la naturaleza que le rodea. De este juego de acciones y reacciones recfprocas brota la relaci6n de interdependencia entre el mundo exterior y el interior. El hombre modificado por el ambiente, lo modifica a su vez. La belieza tiene para el fiterato intereses relativos. 242. a) Aprectacin personat.—El primer determinante estético de la obra es la apreciacién personal. No todos sentimos la belleza de la misma manera. Cada Persona tiene una conciencia literaria y se forja un tipo especial de belleza, La diferencia radical de apreciacién entre el campesino y el hombre de Ia ciudad se debe a la obra artistica. Un campesino se encoge de hombros ante cualquier cuadro del Greco. Seguramente le concede mis alcance y crédito al cromo que pende de la pared en su sala. Personas de més disposicién apreciativa dan preferencia a la Prosa sobre la poesia; a una funcién de cireo sobre una comedia de Shakespeare. Dentro de una misma obra mds asequible, como Don Juan Tenorio, ponen, a lo mejor, en més estima situaciones de plano secundario respecto al conjunto del drama. Mas todavia: nuestro estado de Animo influye en Ia valoracién de ta belleza. Hay momentos didfanos en los cuales nos parece que todo’ nos sonrie, ¢ instantes grises en los que la mejor lectura se nos hace insoportable. pied Oigamos el criterio de un novelista inglés: “La belleza tiene tantos significa- dos como el hombre estados de dnimo. La belleza es el simbolo de los simbolos. Lo revela todo, porque no expresa nada.” 243. 6) Aprectacién soctat.—En la esfera de la helleza hay un ambiente exterior étsee que nos envuelve y nos sustenta. En determinades paises y me- dios sociales, nuestras scnsadiones tobee le bes mitimiel ne serien seelenaest como tales, Para los negros del Africa meridional, belleza femenina s | x en Ia obesidad. Algunos salvajes se cortan los labios como signo de clegancia. Nosotros esta moda y el ridfenlo tatuaje nos ofrecen un aspecto siniestro. Existen clases sociales’ con gustos propios. Las novelas folletinescas interesan a gentes incultas. La minorfa de’ la literanura selecta forma uh grupo a gunos literatos escriben sus obras para la ismensa See ae . ua critics contemporineo: “Los Tit eS ad eae i aunque posea una iuarcion media, oo toempas te ere y r ‘moO, ensayismo, Tal vez la reaccién res i Ponde a un i temas caracteristicas. Este feng Se la generacién del 98. El angulo de visidn, €n el influjo d é ; jo de una época, presenta muchas y Sesgo personal. Con el nombre de un artista se crea Ja denominacién de oad dantesco, velazqueio, Boyesco, petrarquicmo, gongorismo. con normas.muhiformes 5 meno adopta modernamente el thule se Seneracibg a ¢ que caminamos al paso. democrético del suiragio universal, el escritor se afsla de la muchedum icar el. esti bréndolo de incisos Y artificiosos arabescos, ts El escritor, en esta divisoria de lo vulgar y- lo erudito, se inclina por la espe. sialidad. Se escriben libros, revistas ¥ articulos para el obrero, para el burgués, Para el religioso, para el nifio y para la mujer. He aqui la receta: darle a cad, uno'y a su hora el libro que necesita, Medio el mis adecuado. para cumplit con una obra de caridad y de orientacién en la vida, La contradiccién entre el temperamento y la ejecucién de la obra Procede, en la mayorfa de los casos, del mismo. piiblico. Luchar con la veleidad de la plebe aad anos na dtsatuc, de imagnacn cx tn dil camo. f mundo antiguo descifrar ef enigma de la esfinge, Obras muy aplaudidas cayeron 7 en el olvido, y otras, postergadas por el llamado gran piblico, han resistido a |g accién del tiempo y vivid con inmortalidad vigorosa. El ‘clésico ejemplo.de Musset es un espejo en el camino de muchos literates ero siguidé componiendo obras de lo que él lamaba teatro imposible. Una actriz francesa, madame Allan, de paso por San Petersburgo, oyé heblar de una come. dia que obten{a éxitos no interrumpidos en los salones de la capital rusa, Miche Allan. se llevé la comedia Para estrenarla en el teatro Francés en 1847. La obra pertenecia a Musset y se titulaha Un capricho. Tomediatamente, Bran, piblico.otorgs al poeta lo que. afios atrés le habla. negado: éxito tuideay elogios. en la critica y fama de magistral comedidgrafo, Ss : El riesgo que corre el escritor de temperamento, respecto al priblico, es seni: Mamente el servilismo. Son muchos los que escriben, no lo que piensan, sino le que suponen agradar4 al See ee J reaccidn, en tales casos, suelen tradu- irse en “hablar en necio para gusto”. ; ~ El artista que adquiere conciencia justa de su trabajo ha de imponer bore digna y estoica. Por otra parte, el piblico es una materia amorfa susceptible de recibir formas, educacién y un sentido mas equitative de lo. perfecto. © U5) Unancunor Conta aide 9 . bi, BSS Sere BIETIVAS Estas formas subjetivas se reducen’a tes: expresién, limite y matig. 246. 4) Fenzs expnesiva—Para los fildsofos romdnticos y modernos, de nada sirve que una obra esté ajustada a las normas usuales si carece de fuerza expresiva. Unamuno coloca esta condicidn, en sus Ensayos, en sitio de primacta. Estilo es fuerza vital. Hay escritores que se creen en la posesién del estilo y no tienen fuerza vital, No son, por tanto, escritores. Nos dan una idea ficticia de las cosas, Nada que no sea vivo puede perdurar. La vida no se imita, y esos falsos estilos son transposiciones de otros estilos. “Hace aqui estragos... una plaga terrible cual es la del literatismo, Nuestros literatos no son, por lo comin, nada més que literatos, y en el peor sentido en que este término pueda usatse, Son gentes de oficio, despreocupadas de todo lo més hondamente humano y lo més universal, y sélo atentas a las cosas del oficio, y dl oficio de fiterato, como tal oficio, me parece una cosa muy poco digna de aprecio” (115). Examinemos algunas caracteristicas de la’ expresién: 247. Primera convIciON: LA siNcERIDAD.—Toda forma insincera ¢s inartistica. Escribe Palacio Valdés: “Si tenemos la voz aguda, io quéramos ser bajos, ¥ si grave, nos aspiremos a ser tiples” (116). El escritor sincero penetra, sin mds condiciones, en el corazén del lector. No eseribe para ser admirado. El amaneramiento, la hinchazén y el artificio se opo- nen a la sinceridad estilfstica, del mismo modo que la espontaneidad es su mejor compafifa. Para tener un estilo elocuente o gracioso es menester que Ja clocuencia la gracia residan en el alma. Oigamos a Azorin: “Y zpor qué un escritor viejo, seguro de sf mismo, ya sin ambiciones, no habrd de ser sincero? La sinceridad cuesta mucho. Creemos mu- chas veces que somos sinceros y no lo somos” (117). Se distinguen los escritores espontineos de los habiles. A los primeros se los conoce desde la primera pigina por la diafanidad. Los anima un sentimiento cor- dial para los de su oficio. Creen en un ideal. Tienden a levantar con su esfuerzo los ojos al sol, a engrandecerse, reflejando su propia alma. Los hébiles conceden atencién a las preecupaciones corrientes, comparten la opinién de moda, sin’ per- juicio de evolucionar y de recoger cosechas tardias. E} artificio nace mas del estudio que de la emocidn, més del cdleulo que de la destreza del alma. “Escribo como hablo”, decia Valdés. 248, SxocNpa coNvIcION: LA cLaniap.—A’ través de la én, las ideas han de ser facilmente perceptibles. “EI estilo es claro—nos Azorin—si Neva al instante al oyente a las cosas, sin detenerle palabras. la tad: Xima fundamental: derechamente a las ; c0sas, Si | a oe €s bueno” (118) Si el estilo explica fichnemte y ¥ ribir de man j - mismo. La dificil senciller es at dee one, Mundo crea lon supremo del arte, t POdiT* Bact 1° Cualquier silenci silenc d aS 10 © monélogo prolongado se torna orgullose y 2° La risa igi ee et ablanda la rigidez. y acrecienta la discrecién, 49 wee dos palabras, la més brev 6° 7 f : rc. Nada de aislarnos, Respiramos tradicién, Aplyate en tus prejuicios para avanza No s i i r fe 22; No seas miserable ni demisiado rico. No proper demasiado de pe 88 Ne quid nimis, La exquisia sobvedal en too. oo 18° No abuses de Ia vida interior. No ete tirla, y el pecado, en cultivarla demasiado, 10. La sencillez exige ti oe illez. exige tiempo para estar de vuelta de muchas complica Acaso mis tarde descanses en ellos daiio en tenerla, sino en se: 249, Tercera connictés Tene © LA PRECISION. —Es una consecuencia del estilo clare La concisién interna lleva enajenada la exactitud del pensamiento y del ocsbl No decir ni ms ni menos de lo que uno quiere y con los modos apropiades pars el caso. El escritor tiene que aduefiarse de la frase para hacerla maleable. La pre cisién exterior vigila el lenguaje. Es insoportable la actitud del que salts por la propiedad y desdefia la pureza del vocabulario. ‘Al artista creador, en cualquier grado que sea, s le otorga el privilegio de renovar, sin violencia, una acepcién corriente, teniendo en cuenta el pensamicate de Gracidn: “Son las voces lo que las hojas en el Arbol, y los conceptos, of fata! 250. Cuarta conpicién: La onrcrnatipsp—No significa reclamo ni afectacile Es un sello de distinciin y personalidad. Si el escitor posce Gsenomia rs crnolda con arreplo a ella su cestétca: es decir, la suma de procedimionet qe juaga mis adecuados para expresar la belleza tly como la ba perce La extravagancia perturba la literatura y se opone 8 la eee A — - wo: To seteante vive aparte, y ef arte es convivenia y tain ws SRS CO foe eacttresromdntios noe hacen erste raters RASA f “oinal ve las cosas desde un ingulo di Fl espfritu verdaderamente orig) i . eat uuestro, Maaco matices diferentes y los interpreta segiin una — ~ mUestrO, SOFPr Td depende de {as ideas © de las formas expen sia | La originalidad depend Ce "Tell fo. dos veces, porque todo cambiar | Le sig 009 then i oe sal de sensbilizar of fui dee y em el que x bafia”, tuvo la intuicién g existe, Cuando Protagoras afirm: “i 6: “El hombre es la medida de las cosas’, aoa . L ce, 19 a ais) of elie ale Tae, oncuio, ohn, 102: Madrid ‘yh. 1: DIMENSONES DEL ESTILO.—CAP. [2 SUPERFICIE 367 una fvidm, retérica, sino el planteamiento y base de la filosofia relativista de todas Jas. ¢pocas (120). La idea de la muerte esté en fa conciencia y en la experiencia: cotidiana. Sin embargo, Horacio pinta su pilida sombra que lama con el pie en las. puertas doradas de los palacios y en las chozas de los humildes. Jorge Manrique parte con ia esperanza de una tercera vida—la de la fama—en medio de “los rfos que van a dar en la mar, que es ¢l morir’ En ocasiones se produce un fenémeno anormal en Jos espfritus que Ilevan fatal- mente, por predestinacién de la Naturaleza, el signo de 1a originalidad. Son ala- bados por una minor{a, No flegan al aplauso del vulgo. El Greco y Stendhal, por ejemplo, ven las cosas descentradas, con una segunda naturaleza que, sin dejar de set artistica, nos resulta extrafia. Cuanto més relieve consigue su personalidad, me nos se cuidan de coincidit con los hombres y los hechos de la época. Han nacido originales y Io son en las obras que ejecutan por imposicién temperamental. Ortega y Gasset explica las dos tablas contrapuestas de valoracién original—la dle los mejores y la de los muchos—y la tragedia de los espiritus selectos, como condicién de su propia vida: “Los espiritus selectos—dice—tienen 1a clara intui- cién de que eternamente formarin una minorfa, tolerada a veces, casi siempre aplastada pot la muchedumbre inferior, jamas comprendida y nunca amada” (121). Aunque nos parezca, a primera vista, inconcebible, lo més original en. un sen- fido diferenciado brota de las culturas primitivas y populares ode las formulas revolucionarias. Las ideas bisicas salen de la colectividad; casi nunca se deben a uma inteligencia aislada. El prurito de originalidad constituye para muchos una ilusiéa febricitante. Te- ner ingenio es poco. Necesitan que el ingenio gobierne su impuilso sobre los demds. Este error conduce l estilo agitado, caprichoso y excéntrico. El artista degenera en la manfa de rayar mis alto, deja de ser el intérprete de la belleza y se convierte ea malabarista y volatinero. Lo mas hondamente original, eo el sentido unamu- tesco, es fo otiginario, lo. comin a todos, lo humano: La verdadera originalidad reside en ¢! horizonte de nuestra percepeidm, Leibniz define este sintoma decisive del -espirita

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