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Bolívar
Con el fin de colonizar y expandir el imperio español hacia el norte del Perú, y especialmente
por la posible invasión de Pedro de Alvarado a estos territorios, Francisco Pizarro envió a Diego
de Almagro en una expedición y en 1534 ordenó la fundación de Santiago de Quito (Guayaquil),
nombre sujeto a múltiples modificaciones durante la conquista española. Paralelamente se
inscribió a la villa de San Francisco de Quito, ubicada también en Riobamba.
La primera etapa de la constitución de Santiago tuvo algunas dificultades, debido a que tuvo que
reubicarse en varias ocasiones para cumplir con los requerimientos convenidos en La Real
Cédula del 4 de mayo de 1534. Lo mismo pasó con la villa de Quito. Por esta razón Pizarro ordenó
al capitán Sebastián de Benalcázar cambiar la ubicación de ambas localidades. El capitán mudó
a la ciudad a la costa en la región del estero de Dimas, cerca de las orillas del río Amay, conocido
hoy como Babahoyo. De esta forma se facilitó la conquista del norte quiteño, pues se acortaron
las distancias. La ciudad pasó a llamarse Santiago de Amay. Esta zona estaba gobernaba el
Cacique Guayaquile, cuya existencia histórica se establece a través de numerosos documentos
de la época de la conquista española. Los conquistadores y los nativos del lugar establecieron
una buena relación, por ello no hubo muchos enfrentamientos.
Aunque se vivía aun ambiente de armonía, la ciudad fue asaltada e incendiada por los Chonos,
un grupo indígena del lugar. Además tuvo que enfrentar una serie de epidemias por
enfermedades tropicales y la falta de alimentos. Esta vez Francisco Pizarro ordenó al capitán
Hernando de Zaédra ubicar a la ciudad en la boca del río Yaguachi en la región de Chaday en
1536. Allí la ciudad se hacía llamar como Santiago de la Culata. Después Francisco de Orellana
trasladó al poblado guayaquileño al Cerro Santa Ana, llamado por los aborígenes como
Lominchao.
En 1541 los nativos indígenas se levantaron contra los conquistadores y quemaron la ciudad. Los
documentos históricos afirman que los habitantes de la localidad tuvieron que refugiarse en
Manabí. Justo en los momentos de tensión, Orellana sale al encuentro de Gonzalo Pizarro,
hermano de Francisco Pizarro y deja la ciudad a cargo del teniente Diego de Urbina, hombre de
su confianza. Él tuvo que enfrentar los ataques de los Chonos y estabilizar la ciudad. Los
documentos históricos afirman que los habitantes de la localidad tuvieron que refugiarse en
Manabí. Cuando la ciudad estuvo deshecha y luego de largas pláticas con los nativos, Urbina
trasladó a la población a vivir con los huancavilcas, con quienes los españoles jamás tuvieron
tropiezos.
La ciudad volvió a establecerse en el Cerro Santa Ana, sector en el que permanecerá durante
toda la colonia. Tiempo después se generó una guerra civil entre los hermanos Francisco Y
Gonzalo Pizarro y Diego de Almagro. El enfrentamiento finalizó en junio de 1541 cuando
Francisco Pizarro cayó asesinado. Gonzalo, quien había sobrevivido a la guerra, decidió alzarse
en armas en contra de la corona. En diciembre de 1544 Pizarro ocupó militarmente Guayaquil y
obligó a la alcaldía de la ciudad a nombrarlo gobernador.
La población guayaquileña debía ser nuevamente trasladada debido a la guerra civil. El capitán
Olmos cambió a la ciudad al pie de una loma conocida como el Cerrito Verde, ahora llamado
cerro Santa Ana, en las orillas del río Guayas. Los vecinos leales al Rey se unieron a los
almagristas para ajusticiar a Pizarro en el año de 1547. Una vez terminado el conflicto la ciudad
fue fundada en su actual localización el 25 de julio de 1547 bajo el título de: “Muy noble y Muy
leal Ciudad de Santiago de Guayaquil.”
Una vez constituida, el pequeño poblado empieza a desarrollarse. Sin embargo la ciudad tuvo
que enfrentar incendios, las enfermedades y saqueos. Estos aspectos disminuyeron el su
crecimiento. Para inicios del siglo XVII, Guayaquil estaba recuperada y empezaba a desarrollarse.
La urbe contaba con iglesias, un hospital y un municipio más organizado.
Durante la época colonial, Guayaquil tuvo que enfrentar un gran problema: la piratería. En 1624
la ciudad fue atacada por la embarcación de Jean Claude Gubernat. Para protegerse la ciudad
tuvo que cambiar su localización hacia el norte. Además se ordenó la construcción del fuerte “La
Planchada” desde el cual se defendía al puerto principal de los asaltos. De esta forma se fueron
mermando poco a poco los ataques de los piratas.
El puerto principal permaneció bajo el dominio español hasta el 9 de octubre de 1820, día en el
que los próceres: José Joaquín de Olmedo, Vicente Rocafuerte, José de Villamil, entre otros
proclamaron la independencia de Guayaquil. La ciudad porteña fue la primera del país en
emanciparse de la corona española.