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reconocimientos a la

CRÍTICA y el

ENSAYO

ARTE en

COLOMBIA
Esta es una iniciativa anual abierta a todo textos enviados pueden haber sido publi-
tipo de personas que muestren interés cados o ser inéditos.
por el arte que se hace en Colombia y que La presente publicación recoge tres tex-
quieran, en la escritura de un ensayo, dar- tos que fueron seleccionados entre un total
le forma a su crítica. de cuarenta y siete escritos recibidos para
Una vez abierta la convocatoria, se concursar en la doceava versión de esta con-
espera recibir textos agudos y bien pun- vocatoria organizada por la Universidad de
tuados, afinadas cajitas de música que los Andes y el Ministerio de Cultura. Los
además de responder con vigor y preci- jurados que seleccionaron los ensayos a pu-
sión ante una obra, una historia o una blicar fueron la escritora y profesora Julia
situación, tomen partido por uno o varios Buenaventura, el editor de Laguna Libros
tonos narrativos, ironicen la corrección Felipe González y, como jurado extranjero,
política y se dirijan a un lector curioso e se invitó a la mexicana Cecilia Delgado, Di-
inquisitivo; textos que se salgan del marco rectora del MUCA-Roma de la UNAM.
predecible de un manual de estilo —pro- La categoría de texto breve fue declarada
pio de algunas agendas periodísticas y desierta. A juicio de los jurados ninguno de
académicas—, y se lancen al abismo para los diecisiete textos presentados tuvo su-
encontrar una voz propia que le sume ficientes atributos, en forma y contenido,
más actores y lectores a la crítica de arte. para merecer el reconocimiento y ser publi-
Porque el problema no es que haya o no cado. La crítica, como ejercicio de escritura,
crítica, sino que solo exista una crítica, es un extraño evento, sobreviene a la critica-
un solo tipo de crítica, una única figura dera y demanda un tiempo que pocos tienen
o institución que se perfile como árbitro o están dispuestos a darse. Y menos en una
del gusto bajo una definición canónica y época donde es claro que hacer crítica y ha-
acomodada de lo que es arte. cerla pública puede generarle al crítico un
Este reconocimiento funciona a través saldo en contra ante la banca del statu quo,
de dos plataformas: una publicación que un balance crediticio negativo que luego ex-
edita la selección de textos hecha por un presa su desacuerdo con desvinculaciones
grupo de jurados, y un portal digital que laborales y venganzas impías que pretenden
archiva todo el acontecer del evento año acallar el mensaje matando al mensajero.
tras año. Para esta edición se imprimieron siete mil
Desde el año 2010, este fomento a la crí- quinientos ejemplares que circulan de forma
tica y el ensayo cuenta con dos categorías gratuita, a manera de inserto, en el Periódico
de participación: texto largo y texto breve. Arteria. Así, con un tiraje copioso, se espera
La primera es para textos de más de diez que estos ensayos encuentren más lectores y
mil caracteres (con espacios), y la segunda que muchas más personas se animen a criti-
es para escritos de menor extensión. Los car, a escribir y a publicar lo que escriben.
primera edición, septiembre de 2017

© Alejandro Gamboa, Mónica Restrepo, Elkin Rubiano


© Universidad de los Andes
Facultad de Artes y Humanidades
Departamento de arte
Dirección: Carrera 1ª No. 19–27. Edificio S.
Teléfono: 3 394949 — 3 394999. Extensión 2626
Bogotá D.C., Colombia
https://premionalcritica.uniandes.edu.co

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Dirección: Cra. 8 No. 8–09
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issn 2145–5910

Asistencia editorial
Ana López

Diseño y diagramación
Luisa Poncas

Impreso en Panamericana Impresores.

impreso en Colombia — printed in Colombia

Esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o


transmitida en medio magnético electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u
otros sin el permiso previo de los editores. #compartirnoesundelito

Colombia. Ministerio de Cultura


Reconocimientos a la crítica y el ensayo: Arte en Colombia, versión # 12
Ministerio de Cultura, Universidad de los Andes, Facultad de Artes y
Humanidades, Departamento de Arte. Bogotá: 2017.
34 p. ; 20 x 27.305 cm.

issn 2145-5910

1. Crítica de arte — Colombia — Ensayos, conferencias, etc. 2. Arte


moderno — Colombia — Ensayos, conferencias, etc. 3. Apreciación del
arte — Colombia — Ensayos, conferencias, etc. I. Universidad de los Andes
(Colombia). Facultad de Artes y Humanidades. Departamento de Arte
II. Tít.

CDD 701.18 SBUA


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Víctimas del arte


Alejandro Gamboa

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De mala gana
Mónica Restrepo

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Lo que el arte puede (y no puede): “Réquiem NN”


Elkin Rubiano

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Alejandro Gamboa
1979. Aunque se inició en programas de Artes Plásticas, ha transitado por
departamentos de Historia del Arte y de Estudios Culturales. En 2011 publicó
el libro El Taller 4 Rojo, entre la práctica artística y la lucha social (Instituto
Distrital de las Artes, 2011), y en 2015 ganó la primera Mención de Honor en el
Premio Nacional de Crítica (Ministerio de Cultura-Universidad de los Andes).
Actualmente se dedica a la docencia (cuando le dan trabajo) y la investigación
(cuando le queda tiempo).
alejandrogamboamedina@gmail.com

Mónica Restrepo
(Bogotá, 1982) Vive y trabaja en Cali. Investiga historias banales, chismes y
documentos, que usa como argumento para fabricar imágenes ausentes y ha-
cer hablar conflictos contenidos en ellas. Ha trabajado alrededor de la idea de
documento performativo experimentando con materiales artesanales como el
barro y medios inmateriales como el performance, el video, el texto. Es docen-
te en el Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali.
fitajoe@yahoo.com

Elkin Rubiano
1974. Doctor (c) en Historia del Arte de la Universidad Nacional de Colombia,
Magister en comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana y Sociólogo de
la Universidad Nacional de Colombia. Es Profesor Asociado de la maestría en
Estética e historia del arte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano
https://utadeo.academia.edu/ElkinRubiano
ganador categoría texto largo

Víctimas del arte

por
Alejandro Gamboa

entrada que hacen de esta obra una alegoría del 2013). Se trata de planteamientos según
dolor; en la segunda parte reflexionaré los cuales Sudarios no se limita a repre-
Esta es una obra sobre mujeres que han brevemente en torno a las consecuencias sentar imágenes de las víctimas, sino que
sido testigos de masacres y de la violencia políticas de esta perspectiva alegóri- tiene la capacidad de producir un lugar
sobre sus seres queridos. Ellas han tenido ca-estereotipada. (simbólico o emocional) donde la expe-
que ver cómo matan a sus hijos, sus espo- riencia de la violencia de la guerra concu-
sos y madres. Sudarios tiene que ver con el introducción rre con la experiencia del espectador; y es
Santo Sudario y es una manera de regis- Sudarios es una instalación exhibida por precisamente en esta modificación de la
trar el último suspiro de estas personas. primera vez en mayo de 2011 en la Iglesia experiencia del espectador donde radica
(Vanguardia Liberal, 2012) Museo de Santa Clara, en Bogotá. La ins- su potencial ético-político.
talación consta de veinte fotografías en A pesar de las evidentes diferencias
Con estas palabras, citadas en el diario primer plano de mujeres en cuyos rostros entre estos puntos de vista (el primero,
Vanguardia Liberal, la artista colombiana se perciben expresiones de intenso dolor reseñas sustentadas en el “sentido co-
Erika Diettes (Cali, 1978) presenta su obra emocional. Según comenta la artista, es- mún” acerca de la función testimonial,
Sudarios. Se trata de una obra construida tas fotografías fueron producidas en me- didáctica y sanadora del arte; el segundo,
alrededor de mujeres-testigo, víctimas dio de encuentros que ella programó con acercamientos que desde la filosofía re-
de la guerra, que aportaron a la artista su mujeres víctimas de la violencia, quienes flexionan sobre los fenómenos de la ex-
testimonio de dolor y su rostro para ser eran convocadas para que narraran las periencia activados durante el encuen-
fotografiado. Sudarios es una de las obras situaciones en las que fueron obligadas tro del espectador con la obra), ambos se
de artistas colombianos contemporáneos a presenciar la tortura y asesinato de sus edifican sobre el supuesto de la existen-
que más rotación ha tenido: en poco más seres queridos. La artista disparó el obtu- cia de un continuum que va desde la ex-
de cuatro años (2011-2015) ha estado en rador en los momentos más dolorosos de periencia victimizante hasta la experien-
diez exposiciones internacionales y cua- la narración, cuando la mayor parte de las cia del espectador: la obra de arte es el
tro nacionales. Ha recibido comentarios mujeres cerraban los ojos y transfigura- vehículo para transmitir algo, nos hace
favorables de críticos nacionales e inter- ban su rostro a causa del peso del recuer- ver-sentir-experimentar una porción de
nacionales, al tiempo que ha sido amplia- do. Estas fotografías, en blanco y negro, la realidad de la guerra en Colombia. En
mente referenciada en medios de comu- fueron impresas en gran formato (1,34 x otras palabras, implícitamente se asu-
nicación y eventos académicos, donde 2,28 m), sobre sedas translúcidas que al me un modelo de eficacia del arte según
frecuentemente se la valora como una ser instaladas en el espacio de exhibición el cual es posible cierto grado de inme-
obra que nos habla de la memoria de la se dejan descolgar del techo, dando una diatez, de proximidad, entre las formas
guerra en Colombia, que dignifica el tes- evidente sensación de levedad.2 sensibles del arte y las experiencias de la
timonio de las víctimas y aporta a la com- A su alrededor se ha ido construyendo vida social.
prensión de nuestra dolorosa realidad. un cuerpo argumentativo agrupado en Mi intención en esta primera parte del
En dirección contraria al “sentido co- dos puntos de vista discernibles (aunque ensayo no es alabar las virtudes o arre-
mún” construido en torno a esta obra, interrelacionados): por un lado, los ar- meter contra las posibles falencias de los
en el presente ensayo intentaré señalar gumentos frecuentes en notas de prensa marcos teóricos desde los cuáles Sudarios
cómo Sudarios vacía los testimonios de masiva en los que Sudarios se valora como ha sido analizada, mucho menos develar
las víctimas de su potencial disruptivo, un reflejo de la realidad de la guerra, un supuesto significado “verdadero” de
y los convierte en una alegoría didácti- como testimonio y como interpelación la obra o de la intención de la artista. Mi
ca-edificante. En términos generales, moral frente a la violencia en Colombia. objetivo es cuestionar la noción de in-
este ensayo propone una reflexión acer- Por otro lado, elaboraciones teóricas, ras- mediatez y la apariencia de continuum de
ca del actual boom de prácticas artísticas treables en ponencias y textos especiali- experiencias que alrededor de esta obra
que representan la guerra en Colombia zados, en las que se analiza la capacidad se moviliza, señalando las mediaciones,
y de los argumentos que sustenta.1 En la que tiene esta obra para hacer presente la los preconceptos y decisiones a través de
primera parte señalaré las mediaciones huella del dolor (Diéguez, 2013; Duarte, los cuáles se construye su sentido.

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Inauguración de la exposición Sudarios de Érika
Diettes en la iglesia El Señor de las Misericordias,
Medellín. Fotografia: Museo de Antioquia
en https://www.flickr.com/photos/museodantio-
quia/sets/72157631753013713/

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la fotografía: Sin embargo, dentro de los estudios Además, no podemos olvidar que la
huella y dispositivo sobre la fotografía son frecuentes los maximización de la referencialidad (el
En los análisis y las notas de prensa que cuestionamientos a este supuesto carác- estatuto de “realidad” de estos rostros) se
reseñan esta obra, de manera insistente ter indicial y autentificador de la imagen produce mediante una calculada puesta
es señalada como el resultado de los tes- fotográfica: desde diferentes disciplinas y en escena, donde la artista edifica una
timonios de algunas mujeres que han enfoques teóricos se ha argumentado que escenografía (telones, luces, pantallas,
sido víctimas de la guerra en Colombia. las fotografías no operan como un llano cámaras y trípodes) en la que interac-
Recurrentemente se afirma que estas proceso físicoquímico de fijación de imá- túan personas (terapeuta, víctimas y
obras son un “documento” de la reali- genes, sino como un dispositivo visual fotógrafa) siguiendo un guion determi-
dad de la guerra en Colombia. Sudarios que es producido por (y productor de) nado (las víctimas son convocadas para
solo puede ser entendida (solo adquiere determinadas construcciones culturales. volver-a-narrar su historia, la terapeuta
sentido) en la medida que conocemos y Entender la fotografía como un dispositi- guía la narración, la fotógrafa “dispa-
aceptamos el referente de sus imágenes, vo visual implica reconocer que su recep- ra” en los momentos más intensos de la
es decir, en la medida que asumimos que ción es cultural y que su homologación narración). Una vez hechas la tomas, la
las mujeres allí fotografiadas no son ac- como “documento” es una noción cues- artista selecciona las imágenes que con-
trices interpretando un papel, sino mu- tionable, sustentada, en primer lugar, en sidera pertinentes.
jeres que tuvieron que ser testigos del una ciega confianza respecto a la veraci- Con lo anterior no pretendo desca-
asesinato de sus seres queridos. dad del dispositivo técnico (Sorlin, 2004); lificar la calidad de las fotografías ni la
La obra opera mediante la maximiza- en segundo lugar, en la invisibilización de idoneidad de la artista, mucho menos
ción de su referencialidad: al ser fotogra- la agencia del sujeto fotógrafo y del sujeto poner en duda la veracidad e intensidad
fías tomadas a víctimas reales de la guerra fotografiado (Barthes, 1989); y en tercer lu- de los relatos de las víctimas; no afirmo
en Colombia, valoramos estas imágenes gar, en un conjunto de convenciones y ri- que las fotografías que conforman Su-
como un testimonio de lo que “ha sido”, tuales que buscan la objetivación de deter- darios propongan una perspectiva falsa
parafraseando a Barthes (1989), como una minados roles sociales (Bourdieu, 2003). —lo que nos llevaría a afirmar que existe
constatación de la presencia física y do- Así, si entendemos las fotografías que una perspectiva verdadera—. Mi inten-
lida de mujeres que estuvieron allí para conforman Sudarios como dispositivos ción es mostrar cómo el punto de vista
ser testigos y, posteriormente, estuvieron visuales, y no simplemente como huellas que propone no es un reflejo (huella)
allí para ser fotografiadas. Esta forma de (del dolor de las víctimas), es más fácil en- de la realidad de las víctimas, sino una
valorar las fotografías que componen tender que existe un conjunto de decisio- manera de construir dicha realidad a
Sudarios no es sino el eco de una muy di- nes, convenciones y marcos discursivos medida que la hace ver: estas fotografías
fundida tendencia a asumir que existe a partir del cual se construye el sentido son un calculado acto performativo que
una relación ontológica entre el referente de esta obra. Erika Diettes no es un canal busca producir determinados efectos de
fotografiado y la imagen producida, es trasparente por el que estas imágenes identificación —y diferenciación— en el
decir, existe una predisposición a atri- nos llegan a los espectadores, es una me- espectador, lo que vemos es una específi-
buirle a la fotografía un estatuto de ver- diadora, un sujeto que tomó una serie de ca y planeada versión movilizada por los
dad sustentado en la especificidad de su decisiones y que actúa en medio de unos realizadores de esta exposición.
dispositivo técnico (el cual registra la luz significados socialmente compartidos.
emanada por el referente, fijándolo me- testimonio, memoria y verdad
diante procesos de naturaleza físico-quí- La puesta en escena:
mica). En palabras del teórico del cine An- referencialidad sin referencias Las historias de sufrimiento de estas mu-
dré Bazin, “la fotografía se beneficia con Como mencioné en los párrafos anterio- jeres, y sus rostros, que representan a las
una transfusión de la realidad de la cosa a res, una de las principales estrategias usa- víctimas de la violencia en Colombia, ali-
su reproducción” (Bazin, 1990, p. 28). Así, das en Sudarios es la maximización de su mentan la exposición de la artista y fotó-
la fotografía funcionaría como huella referencialidad; sin embargo, en la obra se grafa Erika Diettes. (Cervera, 2012)
incuestionable de su referente, con una produce un doble juego en el que, a la par
“esencial objetividad” que hace presente de esta maximización, se eliminan las refe- Este fragmento, tomado de un artículo
la realidad de este. rencias contextuales. La eliminación de las elaborado en 2012 para reseñar Sudarios,
La identificación de la imagen foto- referencias contextuales se hace evidente sirve como ejemplo del tipo de afirma-
gráfica como huella indicial es reforza- en la ausencia de nombres propios, locali- ciones que recorren la mayor parte de los
da por el título de la obra: un sudario es zaciones geográficas, vestimentas o loca- comentarios de prensa masiva en torno a
aquel lienzo que se coloca sobre el rostro ciones reconocibles que permitan asociar esta obra: la obra está construida a partir
de los difuntos, lienzo que a un mismo estas imágenes (el rostro de estas víctimas) de los testimonios de mujeres-testigo,
tiempo sirve para restituir la dignidad a algún hecho concreto de la guerra. Estas cuyas fotografías son en sí mismas una
al cuerpo y, dentro de la tradición canó- fotografías nos enfrentan a la descarnada representación del dolor de la guerra en
nica cristiana, como la impresión de la “realidad” de las personas fotografiadas, Colombia. En este apartado reflexionaré
imagen de cristo sepultado. En Sudarios, pero esta realidad no es entendida como acerca de las problemáticas equivalen-
la imagen de las mujeres es presentada las circunstancias que provocaron o permi- cias entre testimonio, memoria y verdad
como una huella incuestionable de su tieron el hecho violento, sino la realidad de de las víctimas.
dolor, y como una dignificación en su su inconmensurable dolor sublimado en el Desde hace algunas décadas el testigo
condición de víctimas. rostro al momento narrar su experiencia. y el testimonio han pasado a ser figuras

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centrales para las ciencias sociales y el ha soportado los hechos narrados (reco- lugar me inscribo. Pero el arte va más allá.
activismo político: al testimonio se le nocimiento a la víctima). Considero que el verdadero sentido de mi
reconoce un estatus ético y epistemoló- La “incuestionabilidad” del testimonio trabajo es el luto: hablar de la muerte y la
gico, dado que su narración en primera y la memoria ha abierto el camino para desaparición. (Celiz, 2012)
persona (de situaciones de horror vivi- formas de reconstrucción no académica,
das en carne propia) es una manera de prácticas artísticas y trabajos en comu- Sin duda alguna, los testimonios (la
dar voz pública a la experiencia de sec- nidad que, impulsados por buenas inten- narración de la experiencia de la vícti-
tores generalmente excluidos del relato ciones y una disposición política de en- ma) son parte fundamental en Sudarios,
histórico tradicional. Sin embargo, a pe- contrar la verdad a partir de las víctimas, pero no porque estos testimonios estén
sar de que en la actualidad parece darse hacen uso del testimonio y la memoria dispuestos para interpelar al especta-
por sentada la relación entre testimonio, como si fueran en sí mismos un instru- dor, sino porque son la metodología que
memoria y verdad, no existe una única mento para la restauración (sanación) de permite la obtención de fotografías: así
perspectiva para entender esta relación. sujetos que han visto vulnerada su sub- como los victimarios creaban un escena-
Por un lado, existen acercamientos que jetividad. De esta manera, estas prácticas rio para producir víctimas (como parte
desde la tradición de la historia crítica rei- reproducen los “modos [dominantes] de de sus acciones violentas), Diettes crea
vindican la memoria como una instancia percepción de lo social y no plantean con- un escenario para re-producir narracio-
constructiva del presente. Según esta tradicciones con el sentido común de sus nes de las víctimas (como parte de sus
perspectiva, el uso de la memoria y el tes- lectores, sino que lo sostienen y se sostie- acciones plásticas). Las fotografías de
timonio es la posibilidad de interpelar el nen en él” (Sarlo, 2005, p. 16). la serie Sudarios no se plantean como un
presente y actualizar el pasado (la actua- Con esta relativización de los testi- intento de reconocer o amplificar la pa-
lidad de lo inconcluso que está abierto a monios no busco poner en duda la sin- labra a las víctimas, sino como una ale-
ser continuado). La memoria y el testimo- ceridad de las víctimas ni el valor docu- gorización del dolor y el luto.
nio, más que una manera de reconstruir mental de lo que posiblemente narraron;
el pasado “tal como realmente sucedió”, intento señalar cómo en Sudarios se hace la exhibición:
son la posibilidad de cumplir una cita con uso del testimonio de las víctimas, pero intertextualidad y
lo irresuelto para producir una manera no como una manera de interpelar “los lugares comunes
renovada de asumir los conflictos del pre- modos dominantes de percepción de Sudarios siempre se exhibe en templos
sente, para desplegar una fuerza subver- lo social”, ni como un intento de hacer cristianos o antiguos templos conver-
siva. Desde esta perspectiva, la remisión perceptible (audible-visible) su reclamo; tidos en museos; sus imágenes interac-
que desde el arte se hace a la memoria se son testimonios vaciados. túan tanto con la arquitectura e ima-
constituye en una posibilidad de someter ginería de estos espacios, como con las
lo dado (el presente y sus sentidos) a la Testimonio vaciado asociaciones discursivas que estos aca-
crítica, la duda y el desacuerdo. En Sudarios no se hacen públicos los tes- rrean. Al respecto Diettes argumenta:
Por otro lado, es posible identificar timonios de las víctimas, sus palabras
una tendencia que valora a la memoria ni sus denuncias, lo único audible es la […] el espacio seguro es el templo, donde
y el testimonio como lugares privile- grabación de una exhalación emitida por se sabe que debemos estar en silencio, […]
giados para reconstruir el pasado y para una de las mujeres fotografiadas, exha- de esa forma puedes conectarte tanto con-
reconocer la agencia del sujeto. Desde lación que funciona como una especie tigo y con Dios, depende de la creencia in-
esta tendencia, conocida como “giro de onomatopeya del testimonio. Diettes dividual. El hecho de que esté en un espa-
subjetivo”, se ejerce un reordenamiento retoma testimonios de personas que han cio que está destinado para algo sagrado
ideológico y conceptual en el estudio del padecido directamente los rigores de la hace que enfrentemos estas imágenes de
pasado, donde se devuelve centralidad a guerra en Colombia, pero conserva para una manera distinta. (Diettes, 2014)
la persona que narra su vida, conserva sí la potestad de resguardar y administrar
su recuerdo y repara su identidad las- la historia detrás de cada fotografía: poco Más allá de una discusión sobre las po-
timada (Sarlo, 2005). Esta confianza en a poco, en las oportunidades que la artis- sibles creencias religiosas de la artista,
el sujeto que tiene experiencias y que ta define y mediados por su propia voz o intentar aquí un juicio histórico so-
puede comunicarlas, que constituye el comentadora, los testimonios de estas bre el papel de la Iglesia en la guerra en
sentido y se reafirma como sujeto a par- mujeres salen a la luz. Así, al despojarlos Colombia (lo cual desbordaría este en-
tir del testimonio, acarrea una serie de de cualquier señalamiento directo, se di- sayo), puede ser productivo revisar las
dificultades teóricas, la primera de ellas fiere el poder acusatorio de los testimo- implicaciones de la escogencia de este
es que restablece la continuidad entre nios. Como Diettes apunta en una nota de dispositivo exhibitivo: se busca un tipo
experiencia y relato, haciendo que la na- prensa realizada en Argentina: de recepción introspectiva y respetuo-
rración de quien estuvo próximo a los sa, donde los monumentales rostros de
hechos se considere irrefutablemente El tema de no nombrarlas [a las mujeres estas mujeres, así como su ubicación
verdadera o, en otras palabras, que todo fotografiadas], de no contar sus historias elevada, interactúan con todo el bagaje
testimonio tenga un estatuto de verdad. en específico tiene que ver con la idea de iconográfico propio de nuestras raíces
Y de la mano de este estatuto de verdad, que ellas no se representan a sí mismas. hispánico-coloniales.
el testimonio supone también un privi- Representan su dolor, el dolor del país, el La referencia al mártir católico, cuya
legio moral sostenido por el respeto que duelo, la pérdida. Trabajo desde el con- corporalidad es sometida y ofrendada para
el oyente guarda respecto al sujeto que flicto armado colombiano porque en este agradar a Dios, está presente en buena

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Virgen de los dolores del puente Exposición Sudarios de Érika Diettes en la iglesia El Señor
1740-1746 de las Misericordias, Medellín
Pedro Asensio de la Cerda Fotografia: Museo de Antioquia
Malaga, España en https://www.flickr.com/photos/museodantioquia/
sets/72157631753013713/

parte de las disertaciones sobre esta obra el extendido culto latinoamericano a la Benjamin reelabora la noción de alegoría
(Diéguez, 2013). Sin embargo, en algunas de Virgen María, o marianismo. El maria- para plantearla como el procedimiento
estas disertaciones parecen obviarse las re- nismo, como lo señaló Evelyn Stevens formal de mayor relevancia en ese pe-
ferencias iconográficas que esta obra tiene (1977) en un estudio pionero sobre el riodo (por su capacidad disruptiva). Esta
con la imaginería cristiana: la mujer testi- tema, excede el ámbito exclusivamente noción de alegoría se separa de la noción
go, la madre doliente, es motivo frecuente religioso de devoción a la Virgen María, clasicista, según la cual la alegoría es
en la iconografía de la Iglesia contrarrefor- y se convierte un concepto sociológico una mera ilustración de un concepto con
mada-colonial, especialmente en las re- que exalta un deber ser femenino y ma- intención moral y carácter didáctico edi-
presentaciones de advocaciones marianas ternal, la abnegación, la humildad, la ficante. La alegoría clasicista busca fijar
muy populares en España y en la mayoría pasividad, la tristeza y el sacrificio de las un precepto y difundir un dogma entre
de sus antiguas colonias, como la Virgen de mujeres como valores que les asigna un los feligreses (García, 2010). Paradójica-
la Amargura, de la Piedad, de las Angustias, estatuto moral superior. mente, este ensayo ha sido un intento
de la Soledad o “la Dolorosa”. Así, Sudarios, Así, el marianismo deviene en un este- de seguir un camino inverso al segui-
por sus referencias iconográficas y su dis- reotipo cultural simétrico al de machis- do por Benjamin: he intentado señalar
positivo exhibitivo, se inscribe dentro de mo, que establece roles fijos y diferen- cómo Sudarios vacía los testimonios de
una prolongada tradición cristiana de re- ciales a cada género; donde la condición las víctimas de su potencial disruptivo,
presentar doloridos rostros maternales. sufriente de la mujer la imbuye de una y los convierte en una alegoría didáctica
Un hecho obvio y aparentemente autoridad moral incuestionable. En el edificante.
fortuito afianza esta relación: todos los caso específico de Sudarios el marianis- En conclusión, sin descontar lo loable
retratos que componen Sudarios son de mo se entrelaza con la noción de vícti- del trabajo de Diettes o de la validez mo-
mujeres, ningún hombre es mostrado ma: la condición de mujer sufriente y ral del mensaje transmitido en su obra,
aquí como víctima3, como si el dolor fue- la condición de víctima se superponen, es importante tener presente que esta
ra potestad de las madresposas4. Lo que afianzando las representaciones sociales obra de arte opera como un dispositivo
podría ser visto como una coincidencia sobre la inocencia, la superioridad moral (relacional y contextualmente construi-
visual entre las imágenes de Sudarios y y la incuestionabilidad de las víctimas. do) y no como la huella indicial del do-
las advocaciones marianas (rostros com- lor de las víctimas. Es decir, no existe un
pungidos, miradas perdidas, bocas en- alegoría y estereotipo continuum que vaya desde la experiencia
treabiertas, lágrimas fluyendo y cuellos En una de sus obras tempranas (El origen victimizante hasta la experiencia del
contraídos) se relaciona también con del drama barroco alemán, 1925), Walter espectador al contemplar la obra; entre

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Nuestra señora de los siete dolores Exposición Sudarios de Érika Diettes en la iglesia El Señor
Autor desconocido de las Misericordias, Medellín
Parroquia Sant Bárbara de Pavas Fotografia: Museo de Antioquia
San José, Costa Rica en https://www.flickr.com/photos/museodantioquia/
sets/72157631753013713/

ellas median puestas en escena, omisio- tando así una identidad peligrosamente las políticas de reparación y, en última
nes, intertextualidades, estereotipos y sujetante. Una vez que las víctimas son instancia, se sientan las bases para una
un cúmulo de decisiones que hacen que representadas de manera fija y que se paz estable y duradera. A pesar de que
la experiencia de contemplar la obra sea anula la complejidad de la guerra (como abundan los trabajos especializados
una calculada construcción. fenómeno con orígenes e implicaciones que reconocen que los conflictos arma-
Sudarios nos enfrenta a una alegoría sociales, políticas, históricas, econó- dos y los procesos de victimización son
donde las víctimas “no se representan a micas, psicológicas, entre otros) es po- complejos, el “sentido común” sobre las
sí mismas”, sino que son el medio para sible representar, marcar y naturalizar víctimas sigue siendo una imagen este-
alegorizar el dolor y el luto universales. (estereotipar) la guerra, reduciéndola al reotipada en la que se “yuxtapone la ex-
Esta intención alegórica en sí misma no “sufrimiento de las víctimas”. Y una vez trema inocencia de la víctima con la fre-
es condenable (cualquier artista tiene de- se estereotipa la guerra, se invisibiliza cuentemente incomprensible violencia
recho a proponer públicamente su pun- nuestro lugar de enunciación: contem- y maldad de aquellos que son capaces de
to de vista), se convierte en problemática plar el horror de la guerra, manifiesto en dañar a los niños y los ancianos” (Bouris,
cuando se la equipara como un comen- el sufrimiento de las víctimas, ayuda a 2007, p. 4 [la traducción es mía]). Esta
tario sobre la violencia en Colombia, estabilizar nuestro lugar como sujetos. estabilización y sobre-simplificación en
como aporte a la memoria de la guerra. Es decir, al rechazar el horror de la gue- “víctimas ideales” se produce, en buena
En lo que sigue, reflexionaré en torno a rra nos ratificamos en nuestro carácter medida, a partir de un repertorio de des-
las posibles consecuencias políticas de civilizado, la guerra no la hacemos no- cripciones y representaciones artísticas
esta forma de abordar la representación sotros, la guerra es nuestro contrario, la que funcionan como arquetipos de victi-
de las víctimas de la guerra. guerra es lo otro, lo meramente bárbaro mización: imágenes de niños hambrien-
que hay que rechazar. tos, de escuelas acribilladas, madresposas
Las víctimas como estereotipo sufrientes, campesinos compungidos
A juzgar por las fotografías de Sudarios, El estereotipo como sosteniendo fotos de familiares ausen-
las mujeres retratadas no son sujetos, herramienta política tes, entre otras.
son mujeres-alegoría condenadas a es- Los discursos a partir de los cuales se Las representaciones reduccionistas
tar eternamente suspendidas en un ins- representa a las víctimas tienen un emi- de las víctimas presuponen y re-producen
tante de dolor: estar atadas a su pasado nente carácter instrumental, pues a par- formas de subjetivación: se asocia a las
traumático —al dolor de haber sido tir de ellos se administra la respuesta de víctimas con características de inocencia,
testigos— es lo que las define, proyec- la comunidad internacional, se diseñan falta de responsabilidad y superioridad

11
moral, al tiempo que se espera de ellas que sabilidades de manera partidista, que re- Diéguez, I. (2013). Cuerpos sin duelo. Iconografías y teatra-
actúen de una manera determinada, fi- duzca la representación de las víctimas a lidades del dolor. Córdoba: Documenta/escénicas.
jándolas a una identidad que puede negar madresposas sufrientes, estaría brindando Diettes, E. (2014). Oremos por los que no han perdido la
su agencia. El peligro de fijar la identidad pocos servicios a la tarea de la construc- esperanza. El Catolicismo: Oficina arquidiocesana de
—de estereotiparla— es discutido tam- ción de la paz duradera en Colombia. comunicaciones. Recuperado de: http://elcatolicis-
bién por los investigadores de la Comisión mo.com.co/es/noticias/490-exposicion-rio-aba-
Nacional de Reparación y Reconciliación, jo------.html
quiénes reconocen que los trabajos de me- [Fotografía de Erika Diettes]. (Madrid, España, 2015).
moria sobre la violencia contra las mujeres notas Sudarios. Recuperado de http://www.erikadiettes.
pueden estar fijando, sin proponérselo, 1 La selección de Sudarios, como caso a analizar, es com/bitcora-1/2015/2/20/sudarios-iglesia-de-san-
nuevos estereotipos en sí misma un reconocimiento a la complejidad y jos-madrid-espaa-febrero-de-2015
multiplicidad de lecturas que esta obra activa: es una Duarte, A. M. (2013). Los “silencios del dolor”: una lectura
Este estereotipo se condensa en la imagen obra inquietante que contribuye a la construcción so- del aspecto táctil de “Sudarios” de Erika Diettes. Recu-
de la víctima pasiva, sin agencia y sin ca- cial de nuestra percepción de las víctimas de la guerra. perado de http://erikadiettes.com/links/esp/resen-
pacidad creativa, ser despojado de acción 2 La serie completa, así como el récord de expo- nas/ sudarios/LosSilenciosDelDolor_ADuarte.pdf
que por esa misma razón se convierte en siciones, publicaciones y algunas notas de prensa Grupo de Memoria Histórica de la CNRR. (2011). La
un sujeto apolítico y resignado que relata pueden ser consultadas en la página de la artista: memoria histórica desde la perspectiva de género.
en primer plano los eventos relacionados http://www.erikadiettes.com/sudarios/ Conceptos y herramientas. Recuperado de https://
con la violencia sexual porque son ellos los 3 En una conversación personal con la artista, ella www.centrodememoriahistorica.gov.co/descar-
que le otorgan visibilidad en un formato plantea que para esta serie sí tomó registro fotográ- gas/informes2011/la_reconstruccion_de_la_me-
ya establecido y que, en muchos casos, le fico de un hombre, pero que al ver la imagen impre- moria_historica_desde_la_perspectiva_de_ge-
permiten acceder a alguna forma de repa- sa sintió que no existía el “clic”, es decir, la necesaria nero_final.pdf
ración redistributiva. (Grupo de Memoria conexión emocional-visual que sí se producía con Jelin, E. (2001). Los trabajos de la memoria. España: Siglo
Histórica de la CNRR, 2011, p. 57) los retratos de mujeres. Veintiuno Editores.
4 Tomo prestado el término “madresposa” del Lagarde, M. (2003). Los cautiverios de las mujeres: madres-
Las nociones más complejas de las prestigioso libro Los cautiverios de las mujeres: ma- posas, monjas, putas, presas y locas. México: Univer-
víctimas proponen una lectura no re- dresposas, monjas, putas, presas y locas, escrito por sidad Nacional Autónoma de México.
duccionista de las circunstancias de su la investigadora mexicana Marcela Lagarde (2003, Orozco, I. (2003). La postguerra colombiana: divagaciones
victimización y de su participación en México: Universidad Nacional Autónoma de Méxi- sobre la venganza, la justicia y la reconciliación. Kello-
el conflicto, así como “relativizar el ca- co). El estereotipo de la madresposa organiza y con- gg Institute. Recuperado de: http://kellogg.nd.edu/
rácter absoluto de la condición de víc- forma los modos de ser femeninos alrededor de las publications/workingpapers/WPS/306.pdf ?ifra-
timas” (Orozco, 2003, p. 45). Reconocer figuras de la madre, la esposa y la hija, mujeres cuya me=true&width=90%&height=90%
la complejidad de la representación de existencia depende más de la presencia de un varón ________ (2005). Sobre los límites de la conciencia huma-
la guerra y las víctimas implica asumir que de sí mismas. nitaria: dilemas de la paz y la justicia en América Lati-
la existencia de “zonas grises” (Orozco, na. Bogotá: Universidad de los Andes-Temis
2005) en las que las fronteras entre víc- Rodriguez, J. (30 de junio de 2012). “Sudarios” se roba
tima y victimario, culpable e inocente o las miradas de los visitantes al Festival de Cine
bueno y malo, en ocasiones son porosas bibliografía de Barichara. Vanguardia Liberal. Recuperado de
e intercambiables. La noción de zona Barthes, R. (1989). La cámara lúcida: Notas sobre fotogra- http://www.vanguardia.com/entretenimiento/
gris es productiva para pensar los retos fía. Barcelona: Paidós. cine/noticias/163384-sudarios-se-roba-las-mira-
de la representación de la guerra en Co- Bazin, A. (1990 [1958]). ¿Qué es el cine? Madrid: Edicio- das-de-los-visitantes-al-festival-de-c
lombia: por un lado, porque evidencia nes Rialp. Sarlo, B. (2005). Tiempo pasado: cultura de la memoria y
que no existe una división definitiva en- Benjamin, W. (1925). El origen del trauerspiel alemán. giro subjetivo: Una discusión. Argentina: Siglo XXI
tre víctimas y victimarios; por otro lado, https://es.scribd.com/document/110477241/El-ori- Editores.
porque hace visible nuestro lugar de gen-del-drama-barroco-aleman-Walter-Benja- Sorlin, P. (2004). El siglo de la imagen analógica: Los hijos
enunciación obligándonos a reconocer- min-Completo de Nadar. Buenos Aires: La Marca Editora.
nos como actores dentro del proceso de Bourdieu, P. (2003[1968]). Un arte medio: ensayo sobre los Stevens, E. (1977). Marianismo: la otra cara del machis-
la guerra y la paz en Colombia. usos sociales de la fotografía. Barcelona: Gustavo Gili. mo en Latinoamérica. En A. Pestatello, A. (comp.),
En este marco, es a partir de lecturas Bouris, E. (2007). Complex political victims. Bloomfield, Hembra y macho en Latinoamérica (pp. 121-134). Mé-
complejas que las víctimas pueden con- CT: Kumarian press. xico: Editorial Diana.
servar su agencia individual, usar esa Celiz, J. (3 de agosto de 2012). El arte de mirar despa- Vanguardia Liberal, junio 30 de 2012, “Sudarios se roba
agencia para desafiar su victimización cio. Página 12, recuperado de: http://www.pagina12. las miradas de los visitantes al Festival de Cine de
(a nivel personal y político) y, por ende, com.ar/diario/suplementos/las12/13-7416-2012-08- Barichara”, recuperado de: http://www.vanguardia.
proponer interpretaciones y acciones que 03.html com/entretenimiento/ cine/noticias/163384-suda-
aporten efectivamente a la construcción Cervera, A. (2012, octubre 25). Erika Diettes expone rios-se-roba-las-miradas-de-los-visitantes-al-fes-
de la paz. En sentido contrario, cualquier su obra en el templo de Manrique Central. ADN tival-de-c
representación estereotipada de la gue- Medellín. Recuperado de http://diarioadn.co/
rra, que anule su complejidad y proponga medell%C3%ADn/mi-ciudad/erika-diettes-ex-
una visión dicotómica, que invisibilice pone-su-obra-en-templo-de-manrique-cen-
las zonas grises o distribuya las respon- tral-1.29973

12
finalista categoría texto largo

De mala gana

por
Mónica Restrepo

Cuando los hombres mueren, entran en la


historia, cuando las estatuas o las cerá-
micas mueren, entran en el arte.

—Las estatuas también mueren


Alain Resnais y Chris Marker, 1953.

rumor
Primero una voz dice que andan diciendo.
La expresión facial de quien oye la voz
cambia ligeramente como para escu-
char mejor. La voz, luego de asegurarse
con un dicen, procede a repetir lo que
se dice. Luego lo repetirá varias veces,
en los momentos en que mejor le con-
venga, ante otros oyentes. La voz dice
“dicen”, porque transmite un mensa-
je que no le pertenece, pues muchas
otras voces también lo dicen. El acto de
transmisión no implica compromiso
alguno de su parte, o eso quiere creer.
Ella no es como las otras voces, las que
comenzaron todo, o eso quiere creer.
Entonces lo sigue diciendo alto o baji-
to, a una persona o a un grupo. Evitan-
do usar formas oficiales orales de pu-
blicación: declaración, canción, nota
de televisión y mucho menos formas
escritas: comunicado de prensa, edi-
toriales, anuncios o denuncias. Todas
estas formas de publicación vendrán
después, cuando ya no quede nada:

imagen anexa #1
El País, sábado 23 de enero de 1993, primera página1

13
En un campo de caña de azúcar listo inmaterial de la tradición, existente en material resistente ataviado con objetos
para sembrar, perteneciente a una hacien- los libros, el arte, el cine, los objetos y la de oro. El Museo del Oro cumple en Co-
da de nombre Malagana, comenzó todo. arquitectura de una comunidad deter- lombia la extraña función de preservar
Dicen que hay monjas metidas en huecos minada que ha padecido un desastre. Y y difundir el patrimonio de las culturas
hondos con agua hasta las rodillas bus- aunque la cultura material de esta comu- prehispánicas. Tan pronto me acerco a
cando entre el barro. Retroexcavadoras a nidad sobreviva, se restaure o rescate, la las vitrinas, me aburro, no pienso nada,
25000 pesos la hora, carros de valores y tradición, la base sobre la que estos ob- me quedo muda. Creo que no veo ni en-
carros oficiales estacionados. Vendedores jetos y este arte han sido construidos, se tiendo nada de lo que está en exhibición.
ambulantes vendiendo agua, sandis, chi- ha retirado. Así como su posibilidad de ¿Será que esta teoría del retiro de la tra-
tos, salchipapa y huevo duro. Hace mu- representación. dición podría aplicarse a esta sensación
cho calor y por lo menos algunos traen Cuenta Toufic, en su libro The With- de aburrimiento, de incomprensión?
sombrillas o montan carpas provisiona- drawal Of Tradition Past a Surpassing Di- El fenómeno es más complejo de lo
les para descansar y comer algo antes de saster2, que un fotógrafo en Beirut, luego que parece porque, como dice Toufic,
proseguir la búsqueda. El terreno está li- de las guerras del Líbano, a comienzos los que son sensibles a percibir el retiro
teralmente compuesto de cráteres llenos de los años 90, comenzó a tomar fotos de de la tradición cuando un desastre su-
de agua. Es peligroso excavar hacia los algunos edificios ruinosos que todavía cede son los miembros de la comunidad
lados porque la tierra puede ceder y caerle se mantenían de pie, donde vivían mu- a la que le sucedió el desastre. ¿Soy yo
a uno encima. Dicen que algunas perso- chas familias de refugiados y que se ha- un miembro de esa comunidad? Aun
nas murieron así, enterradas, impruden- bían vuelto sitios casi invisibles para la sabiendo que no soy indígena, que soy
tes, por la fiebre del oro. Dicen que había ciudad. Todas las fotos le salieron borro- mestiza con alto porcentaje de “blan-
gente de todas las clases sociales, señoras sas, no se podían realmente apreciar los ca”3, es una pregunta muy difícil de
ricas con botas de equitación y sombrero, edificios con sus texturas, sus grietas, responder4. Toufic da una pista. Cuenta
vestidas como para salir al campo, emi- su polvo, sus huecos de bala, sino una que en la película Hiroshima mon amour5,
sarios de los hombres más ricos del país, superficie borrosa, desenfocada, una de Alain Resnais, el arquitecto japonés,
extranjeros que nadie sabe cómo se en- especie de figura fantasmal de cada uno. en una conversación con su amante, la
teraron tan rápido, señoras intelectuales Toufic interpreta esta imposibilidad de actriz francesa, afirma: “¡Tú no has vis-
tomando fotos y dibujando las figuras de tomar la imagen “real” de los edificios to nada en Hiroshima!”, cuando ella le
oro que luego eran cambiadas por dinero como la prueba de que la tradición se ha cuenta sus impresiones sobre las visitas
en efectivo, en dólares o pesos. Dicen que retirado y no permite “representar” los al Museo de Hiroshima, al hospital y a
era un cementerio indígena de una cultu- edificios tal cual. A pesar de que la gue- los monumentos sobre la bomba atómi-
ra desconocida. rra haya pasado, el fotógrafo no puede ca6 que existen en la ciudad.
Gente que vivía en El Bolo-San isidro, tomar la foto bien, algo en su accionar El libanés señala que esta declaración
un corregimiento muy cercano a la hacien- lo hace volver a repetir un gesto rápido puede ser interpretada en dos sentidos:
da, encontró armaduras enteras y llenó y afanoso. Como con miedo de que por por un lado, el japonés le podría estar
costales de objetos de oro o, al contrario, cualquier esquina alguien le vaya a dis- diciendo que ella, como mujer francesa
solo encontró pedazos de alguna figura, parar. Es como si las imágenes de los edi- apartada de la explosión atómica o sus
estatuas pequeñas, dijes, anillos. Dicen ficios no estuvieran disponibles para él. efectos colaterales, no debería tener la
que rompían la cerámica que encontraban Dice Toufic que cuando sucede un desas- presunción de creer que ha visto algo
para ver si por dentro tenía cosas de oro. Lo tre, lo primero que un artista, cineasta, en Hiroshima. Pero, al mismo tiempo,
que no tenía interés económico se quedaba escritor debe hacer es reconocer esta im- podría estarle diciendo que ella no ha
por ahí con los huesos y los dientes de esta posibilidad de representar de nuevo las visto nada en Hiroshima porque ahora,
gente desconocida. Un montón de vasijas cosas como son. Luego del desastre nada estando allí, ha experimentado la nada
rotas. Pedazos mudos de barro cocido. es igual, así las cosas existan físicamen- que deja el retiro de la tradición debido
Objetos útiles sin utilidad, sin tradición, te y puedan ser reconstruidas. Dice que al desastre que está pasando.
hundidos entre el barro, el agua y las pi- los historiadores carecen de esta visión Esta reflexión de Toufic hace que me
sadas de señoras y señores ricos, monjas, porque la persistencia material de los cuestione sobre mi posición delante de
banqueros, niños, profesores de colegio, documentos los ciega ante la posibili- estos objetos en el Museo del Oro de Cali.
campesinos, amas de casa, guaqueros, dad de tener que aceptar que hay algo en ¿Será que yo no he visto nada, porque, 1)
buscadores de fortunas, políticos, desem- ellos que está ausente. Por lo tanto, dice he sido apartada del genocidio y exter-
pleados. Formando una masa informe de Toufic, primero hay que encontrar una minación de los pueblos indígenas de
restos, un caos de información imposible manera de aceptar que algo no está dis- Colombia, y 2) porque al haber crecido
de leer por los arqueólogos que llegarían ponible y luego “inventar” una forma de aquí y visitado lugares como el Museo
después. Primero fue el verbo (en forma de resucitarlo. del Oro, experimento el vacío, el aburri-
rumor, modulado por las voces) y luego un ¿Qué veo cuando entro al Museo del Oro miento, la incomprensión, el retiro de la
montón de cerámicas rotas. del Banco de la República en Cali donde se tradición a causa del desastre?
supone hay objetos que fueron encontra-
el desastre que está pasando dos en el cementerio en la Hacienda Mala- visitas a museos
El retiro de la tradición después del gana? Dioramas, vitrinas, paredes, escul- Dice la actriz francesa cuando cuenta su
desastre que está pasando, escribe el turas, joyas, cerámicas, herramientas y un visita al Museo de Hiroshima: “Cuatro
teórico libanés Jalal Toufic, es el retiro hombre tamaño natural hecho en algún veces en el museo de Hiroshima he visto

14
a la gente paseando pensativa entre las
fotografías, las reconstrucciones a falta
de otra cosa, entre las fotografías, las
fotografías, las reconstrucciones a falta
de otra cosa, las explicaciones a falta de
otra cosa”.7
A falta de otra cosa, las fotografías,
las reconstrucciones, reiteradas, repe-
tidas en sus palabras. En el Museo del
Oro están las explicaciones y las re-
construcciones en forma de dioramas
en vitrinas. Las fotografías no mues-
tran la tragedia de ayer ni la de hoy,
sino clichés de indígenas colombia-
nos8, sonrientes y en paz, tejiendo o
pintándose las caras. Junto con las re-
presentaciones del buen salvaje están
las explicaciones de la técnica orfebre.
La técnica de la creación de figuras de
oro. El museo antropológico de las
culturas indígenas que sobreviven en
Colombia todavía no existe, tampoco
el del genocidio de las que han des-
aparecido. Hay, en cambio, museos
arqueológicos en casas del periodo
colonial regadas por el territorio con
objetos excavados de la tierra —en su
mayoría cerámicos— e informaciones
científicas someras.
Existen sedes del Museo del Oro en
todo el país. Y en la sede principal, en
la capital, separados del resto de los ob-
jetos encontrados debajo de la tierra,
hay 38 500 objetos de oro provenientes
de lugares diferentes, entre ellos los
encontrados en la Hacienda Malagana,
todos juntos. Acompañados por otros
objetos y otras palabras que ayudan a
contextualizar el viejo mito de El Dora-
do, ese rumor que hizo que los españoles
en sus viajes de exploración extermina-
dora estuvieran siempre buscando una
laguna donde una comunidad indígena
arrojaba figuras de oro. Una laguna que
se formó en la imaginación. Hecha del
exceso que hubieran podido imaginar
en sus cabezas los conquistadores que
comían oro.
Sin embargo, en el Museo del Oro, Guaman Poma, Nueva crónica y buen gobierno, 1615.
que administra el Banco de la República Cómo se descubrieron las Indias del Perú, p. 370.
de Colombia, ese lugar, esa promesa o Dibujo
esa fantasía de laguna llena de oro, exis- 147. El Ynga pregunta al español qué come. El español
te, se ha materializado, se llama la “Sala responde: “Este oro comemos”.
de la ofrenda” y está ubicada en el cuar- Créditos: Siglo XXI Editores, Edición crítica del
to piso de su exhibición permanente, Guaman Poma, México, 1980.
en Bogotá. Primero fue el verbo (en for-
ma de rumor, modulado por las voces),
luego un montón de cerámicas rotas y
luego una laguna fantástica llena de oro
avalada por el Estado.

15
visajes luminotécnicos Ahora se pueden contemplar mejor error una tumba indígena llena de oro,
A la “Sala de la ofrenda” del Museo del las figuras que decoran la escena que joyas y objetos preciosos. Dicen que
Oro en Bogotá, se entra en grupos pe- acabamos de experimentar: en la pared él se llevó lo que pudo en un costal y
queños. Me tocó entrar con un grupo de del centro se ve una especie de eclipse, nadie lo volvió a ver. La gente de El Bo-
jóvenes extranjeros. Al principio, todo donde se unen en círculo figuras antro- lo-San isidro, y Candelaria, municipios
está oscuro, negro. De repente, se escu- pomorfas y geométricas que luego se muy cercanos a Palmira, comienzan a
cha el sonido de un instrumento, tal vez van esparciendo hacia afuera y se vuel- ir y venir por la carretera que va hacia
una ocarina. Luego una voz comienza a ven paisaje. Un paisaje campestre, rural, la hacienda. Es cierto. Hay oro. Y no es
cantar. Luego se unen otras, son voces selvático, ¿sagrado? —ninguna palabra solo una tumba, sino un cementerio al
con muchos años, mayores. Voces que parece adecuada— armado con objetos parecer grande. Los dueños no viven
cantan en una lengua indígena desco- de diferentes personas, comunidades, en el país. De ahí a cuando se enteran
nocida para mí. Se escuchan instrumen- culturas y épocas. Luces de colores, vitri- ya es demasiado tarde y, por su propia
tos de viento muy leves e instrumentos nas y voces de mamos koguis mayores al seguridad, prefieren no hacer nada. Es
construidos con semillas. Las voces van servicio de la experiencia luminotécnica su terreno, pero ¿es de ellos lo que está
llenando el espacio. que alaba la fascinación del banco por el debajo? El Estado dice que no. Además
Luego unos truenos se escuchan y unas oro. La fascinación del blanco por el oro. ya está lleno de gente. ¿Podrían haber
luces centellean por aquí y por allá, ilumi- Especulo sobre las decisiones que los sido ellos los que avisaron a los otros
nando unas vitrinas que están adosadas antropólogos, arqueólogos e historia- ricos que llegaron a comprar? ¿A com-
contra las paredes, que son circulares. Son dores tomaron para hacer esta parodia, prarle a quién? Pues al primero que lle-
casi 360 grados de vitrina. Los objetos de este remedo de experiencia, con los ob- ga, al que hace un hueco y coge con sus
oro brillan bajo la luz de los rayos artificia- jetos desprovistos de tradición. Es como manos objetos valiosos.
les que vienen y van. Hay algo que sobreco- si ante el vacío de la tradición que se ha El saqueo funcionó de manera caótica
ge en el ambiente. Poco a poco, acompaña- retirado surgiera la necesidad de esce- pero siguiendo una lógica muy simple:
dos por las voces de los mamos koguis9 que nificar “otra” tradición, que es, precisa- enunciando el principio de la propiedad
cantan una canción que no puedo conocer, mente, la del tenedor (¿el vencedor?) de privada: “Este hueco es mío, todo lo que
que no está disponible para mí (la tradi- los objetos, es decir, el banco. Cambian- encuentre en él es de mi propiedad”. Hay
ción se ha retirado), se van distinguiendo do, negando, ignorando, disfrazando, la campamentos alrededor de los huecos
muchos objetos de oro organizados según tradición indígena y su desaparición por con propietario. La noticia del oro lle-
su forma, armando una especie de paisaje la del culto capitalista al oro. Es como ga a todas partes, muchas personas con
que rodea el espacio donde estoy parada. dice Toufic: así el material se haya recu- afán de volverse ricos ya sea vendiendo
Se van iluminando aves de distintas cla- perado y coleccionado, su sustento se ha lo que encuentren o coleccionándolo,
ses, murciélagos, lagartijas, sapos, ranas, retirado, no queda sino el desastre que vuelven el territorio un paraje lunar,
lunas, hombrecitos con cabezas anchas, sigue pasando. lleno de huecos y de propietarios. Dicen
hombrecitos-rana, hombrecitos-lagartija, que es tan grande el cementerio que ni
hombrecitos-jaguar, discos, palos, pali- vitrina vacía siquiera me alcanzo a imaginar lo que
tos, anillos, pectorales, zarcillos, collares, Cuando fui a Palmira a visitar el museo fue. “Hasta donde se te pierda la vista,
fragmentos de collares, platos, pulseras, arqueológico donde habían conservado hay huecos y gente como hormigas”. “Es
cascos. una pequeña cantidad de objetos en- la fiebre del oro”, dicen, “la gente está
Una luz azul, proveniente de las vi- contrados en el saqueo del cementerio dichosa”. Dichosa como las empresas y
trinas, comienza a iluminarlo todo de indígena en la Hacienda Malagana; me las multinacionales o los españoles co-
manera homogénea. Sin duda, estamos pareció curioso encontrar una vitrina meoro que extraen recursos naturales,
dentro de la laguna, la laguna llena de completamente vacía al final del reco- materias primas que no tienen dueño, o
oro que los españoles se imaginaron, rrido que decía: “Las piezas que faltan eso quieren creer. Petróleo, oro, carbón,
producto de algo que unos indígenas es- en esas vitrinas, y que reposan en colec- flores, cocaína, da igual.
pantados les contaron. Un rumor vuelto ciones privadas y museos extranjeros, En Malagana se cree que se extrae
fantasía, una fantasía vuelta escenogra- queremos que sean devueltas para que oro, es decir, capital, ni una palabra so-
fía que se materializa centenas de años las nuevas generaciones puedan apre- bre los muertos: “Es que yo le doy gra-
después o que tal vez no ha dejado de ciar algo más que el brillo engañoso de cias a dios de haber visto lo que vi”, dice
materializarse10. En el piso, en la mitad la ambición y sientan que tienen raíces una voz. “¿Es que eres tonta o qué? ¡Es
de la sala, comienza a iluminarse otra profundas en este territorio, que su iden- oro, oro! ¡Por el oro se han hecho gue-
vitrina redonda que contiene más “teso- tidad va mucho más allá de la expropia- rras!”, dice otra voz. “La cerámica es
ros”. Los gringos y yo, parados en la sala, ción y la conquista violenta”. inferior en comparación con el traba-
estamos pasando por la experiencia de Esta cita me lleva a recapitular los jo que vimos en oro”, dice otra voz. “Y
descubrir El Dorado. El sonido de las vo- hechos tal y como que me fueron con- todo eso, ¿dónde está?”, dice mi voz.
ces disminuye. Las luces van pasando de tados por un grupo de voces11. La his- “En Estados Unidos, en Europa ¡yo no
azul, a verde, a amarillo. Ahora todas las toria comienza a finales de 1992, no en sé! Luego la fiebre del oro se acabó”,
vitrinas se iluminan por completo con 1993, como miente el periódico12. Un dicen todas. En enero de 1993 llegan
una luz amarilla resplandeciente. El oro rumor se esparce por la zona aledaña los antropólogos en misión institucio-
brilla, como el sol, delante de nosotros. a la Hacienda Malagana. Unas voces nal para cercar un pedazo del terreno y
Las voces callan. dicen que un trabajador descubrió por poder hacer la investigación científica.

16
imagen anexa #2
Periódico El País, sábado 23 de enero de 1993, página interior A2.

imagen anexa #3
Aeropuerto El Dorado, Bogotá.
Periódico El Tiempo, Bogotá, Colombia.
Fotógrafos: Ana María García y Luis Lizarazo.

17
Se instalaron a 800 metros de donde la maldición clavos, luego de haber sido liberados
gente seguía guaqueando13. Dicen que Luego del saqueo en Malagana, co- tras la Independencia y nuevamente
siempre pasa lo mismo: los arqueólo- menzaron a aparecer otros rumores. esclavizados por los terratenientes a
gos nunca encuentran tanto oro como Por ejemplo, la historia de cómo un través de salarios mínimos, arriendos
los que saquean, porque siempre llegan zapatero, que luego de comprarse unos y leyes, los trabajadores hacen pactos
tarde, porque la ambición va más rápi- camiones para hacer viajes con la pla- con el diablo para ser más producti-
do que la ciencia. La ciencia se queda ta que recogió guaqueando, se murió vos en el corte de caña. La plata que se
con los restos de cerámica y la ambición cuando uno de los camiones donde consigue así, es plata maldita, es plata
individual con el oro. iba manejando se desbarrancó en la que hay que gastar rápido y derrochar
“Expropiación y conquista violen- carretera, en la primera salida. “El Bo- en lujos innecesarios. El cortero muere
ta”. ¿Qué es lo que según la vitrina del lo-San isidro no volvió a ser lo mismo joven, ya sea de cansancio o por algún
Museo pueden aprender las nuevas ge- después. Mucha gente se enriqueció accidente desafortunado. El minero
neraciones, si realmente todo lo que rápidamente. Construyeron casas, se también. Es el diablo que ha venido a
se cuenta es el gesto de expropiación y veían las motos nuevas, los carros. Fue reclamar su alma. Para Taussig este
conquista violenta? Ya sea a una escala lo peor que le pudo pasar a ese pueblo”, mito del diablo es una forma de resistir
muy pequeña, la vitrina vacía quiere dice una de las voces. “A mucha gente al capitalismo que va entrando poco a
condenar, señalar culpables. Pero lo la mataron, otros se mataron en acci- poco en estas comunidades precapita-
que no dice, o tal vez no quiere aceptar, dentes, otros cayeron en desgracia con listas.18 El acumular riquezas (capital)
es que los habitantes de El Bolo-San los años, otros se volvieron borrachos individualmente ya sea por cuenta del
isidro, Candelaria, Palmira y Cali, par- o drogadictos y todo lo derrocharon. oro o del trabajo en los campos de caña
ticiparon activamente en el saqueo de Eso era plata maldita”, dice la voz. Lo trae muerte y destrucción.
su patrimonio ancestral para venderlo mismo pasa con la cocaína y el narco- Dice Taussig que no hay que tomar-
a colecciones privadas en Bogotá y en tráfico. Se sube rápido y se muere rápi- lo literalmente, como una obsesión o
el extranjero. Un gesto que se repite a do. Se derrocha. Se muere en el exceso. como una norma “que guía ineluctable
diferentes escalas desde que llegaron Luego del saqueo, la dicha, las fiestas, y directamente las actividades de todos
los españoles a comer oro y nos lo en- vienen las muertes: “Era plata maldi- los días, sino más bien como una ima-
señaron por herencia o por diferencia a ta”, comenzaron a decir. Sobre esos ob- gen que ilumina la autoconciencia de
sangre y fuego. Un gesto que se repite jetos de oro vendidos podría haber una una cultura de la amenaza planteada
y se reitera con las voces delatoras que maldición, pensó después la gente de El contra su integridad. Una imagen de
riegan el chisme del descubrimiento Bolo-San isidro. este tipo no se puede ensamblar como
del oro y no del patrimonio, con las que En Mi museo de la cocaína14, en el ca- una rueda dentada en un “lugar” es-
negocian el precio con el mejor postor, pítulo dedicado al oro, Michael Taus- tructural-funcional de la sociedad. En
con las que callan creyendo que nada sig reflexiona sobre los mitos y le- cambio, la creencia en el contrato con
les están quitando, con las que lo ven- yendas alrededor de este mineral y su el diablo de los proletarios es un tipo de
den al banco. Un gesto asociado al de- extracción en los ríos. En Santa María, “texto” en el que está inscrito el intento
sastre del que habla Toufic, a través del ubicado en el río Timbiquí15, relata las de una sociedad por redimir su histo-
cual el desastre se extiende, sigue pa- historias de las personas que extraen ria, reconstituyendo la importancia del
sando, interiorizado: en nuestras voces oro y cómo ellas siempre están a mer- pasado en los términos de las tensiones
y nuestras reacciones. Sorprendién- ced de los tratos con el diablo, del que del presente.”19
donos una y otra vez, cada vez que se se dice, dios hizo dueño del oro, por- Se podría decir, parafraseando a
encuentra el legado de nuestros otros que la minería es una transgresión, Taussig, que la creencia en la maldición
ancestros bajo la tierra. que trae ambición y caos. Entonces “que cayó” sobre El Bolo-San isidro es
En Malagana quedaron pisadas y cuando se busca oro hay que ir con un tipo de “texto” en el que está ins-
huecos llenos de agua. Luego, cuando cuidado porque la ambición puede crito el intento del pueblo por redi-
ya habían sacado todas las figuras de matar y el diablo (al que se le conoce mirse ¿de la culpa? por haber violado
oro, cuarzo, cerámica y demás objetos también como el cuidandero del oro) la paz de los muertos encontrados en
de valor (capital); el municipio de Pal- puede salir a la vuelta de la esquina: la Hacienda Malagana. Aunque fuera
mira o los dueños de la hacienda, no “Parece que muchos hombres hacen demasiado tarde: el diablo, o en este
se sabe, mandaron a aplanar el terreno tratos con el cuidandero y están bien caso, la maldición, llegó a El Bolo des-
con unas retroexcavadoras. Otra vez preparados para darle las almas que pués de gastada la plata que dejó la
la tierra quedó plana. Otra vez parecía exige, lo que significa que usan magia venta del patrimonio en oro saquea-
un terreno más de caña listo para ser o venenos deslizados en la comida o la do. No hubo voces que advirtieran el
sembrado. Silenciado. Limpio de cual- bebida de la víctima hasta el día cuan- peligro de sacar y de vender esos ob-
quier rastro. Con todos los huesos y los do ellos, también, tienen que pagar jetos cuando se corrió el primer ru-
dientes revueltos. Un poco más ilegi- con sus propias vidas”.16 mor. Es como si las voces estuvieran
ble y menos accesible a los científicos, En su libro El diablo y el fetichismo condenadas a desconocer la tradición
a los historiadores o a los eventuales de la mercancía en Sudamérica17 pasa y que algo, luego del saqueo, luego de
rastreadores del desastre que sigue pa- algo similar con los trabajadores de la desgracia, las hiciera recordar. Ad-
sando. De mala gana alguien lo volvió a cultivos de caña en los años setenta en quiriendo una súbita consciencia del
dejar en buen estado. Puerto Tejada. Descendientes de es- desastre que está pasando.

18
fluidos Fluidos que dan la vida, pero a la vez es- como, por ejemplo: templos, santuarios, tumbas.
Para los koguis, el Museo del Oro de Bo- tán estrictamente controlados en la coti- Los lugares que eran wak’a (guaca) quedaban ge-
gotá, que alberga la colección de orfebre- dianidad del mundo capitalista. Aquí la neralmente en los nacimientos de los ríos y otros
ría prehispánica más grande del mundo mezcla de esperma y sangre menstrual espacios topográficos importantes. Estaban llenos
gracias a la guaquería que ha estado por del mensajero, de la señora de los tintos, de ofrendas y eran cuidados y honrados. Hoy en día,
años al servicio del coleccionismo pri- del curador, del director del banco, de la la palabra guaca se usa para referirse a un “tesoro”
vado o público; está contaminado. En administradora, participan en la concep- prehispánico encontrado, y el verbo guaquear se usa
Mi museo de la cocaína Taussig cuenta ción de un líquido de color rojo. Fluidos para referirse al acto de buscar y sacar el “tesoro” de
que en el año 2003, un mamo kogui fue de gente de todos los estratos sociales, de la tierra para luego seleccionar todos los objetos en
invitado por el Museo para preguntarle distintas partes del país que, en silencio, oro y cerámica valiosos que componen la guaca y
por la posibilidad de hacer una limpieza. los donan a un ritual indígena para hacer venderlos como mercancías.
El mamo, que nunca entra a sus instala- una mezcla que limpia. Una mezcla he- 14 Mi museo de la cocaína, ed. Universidad del Cau-
ciones, les dijo que necesitaría la sangre cha de diversidad, de participación de- ca, 2013.
menstrual y el semen de todos los traba- mocrática, incluyente. Una mezcla que 15 Municipio del departamento del Cauca.
jadores del banco, incluyendo los miem- es mestizaje sin declaraciones públicas 16 Mi museo de la cocaína, p. 9, ed. Universidad del
bros de la junta directiva. ni políticamente correctas. Mestizaje Cauca, 2013.
La única manera de limpiar todo lo líquido y silencioso, material. 17 El diablo y el fetichismo de la mercancía en Sudamé-
que hay ahí y desagraviar a los ancestros, rica, ed. Nueva Imagen, México, 1993.
es participar de un rito de limpieza do- 18 Ibíd.
nando los fluidos del propio cuerpo, de 19 Ibíd. p. 132 - 133.
los cuerpos que representan al banco. La notas 20 Es el nombre que los koguis le dan a la tierra,
propuesta fue rechazada. Hacer que todo 1 Ver otra imagen anexa #2: El País, sábado 23 de que es un ser viviente, creador de los hombres.
el cuerpo institucional del banco perfor- enero de 1993, página interior 2A.
mara este gesto, implicaba reconocer y 2 El retiro de la tradición cuando un desastre está pa-
aceptar muchas cosas. Pues además de sando. Disponible en inglés: Jalal Toufic, The With-
participar en un acto que busca devol- drawal Of Tradition Past a Surpassing Disaster, ed. Jalal
verle la dignidad a Haba20 y a las culturas Toufic, Fothcoming Books, 2009.
prehispánicas saqueadas en sus lugares 3 Decir “blanco” en ciudades como Cali no es lo mis-
de descanso, este gesto implica recono- mo que decir “blanco” en Europa. El color de mi piel es
cer otra visión (la de los koguis) de la el resultado de un racismo de generaciones y generacio-
colección de objetos como algo más que nes de hombres y mujeres que se casaron con “blancas”
mercancías y símbolos de capital. Reco- y “blancos” para “progresar”. Cf: Piel negra, máscara blan-
nocer que esos objetos llegaron a la co- ca, Frantz Fanon, primera ed. 1952, ed. Seuil, París. Tra-
lección de una forma sucia e ilegal y que ducción al español: Editorial Abraxas, 1972, Argentina.
por lo tanto hay que limpiarlos. Aceptar 4 Dice el arqueólogo Carlos Fernando Rodríguez,
la idea de que los fluidos del cuerpo po- que no hay descendientes directos de las culturas
drían limpiar objetos. Reconocer que el que habitaron el Valle del Río Cauca pues, en menos
cuerpo individual y el cuerpo institucio- de 20 años, los españoles acabaron con todos. Sin
nal son uno solo y que, por lo tanto, los contar, eso sí, los que huyeron antes del desastre.
trabajadores deben donar sus fluidos. Y 5 Película hecha en 1959, con guion de Marguerite
en última instancia, aceptar que la tradi- Duras.
ción indígena ha estado ausente del dis- 6 Lanzada por el ejército americano el lunes 6 de
curso del Museo, del discurso del Banco agosto de 1948 sobre la ciudad de Hiroshima.
desde su fundación. 7 Diálogo transcrito de la película Hiroshima mon
La potencia del gesto de donar dos amour, Alain Resnais, Marguerite Duras, 1959.
tipos de fluidos de distintas personas 8 ¿Se consideran colombianos los indígenas que
—mujeres y hombres— para reconocer habitan el territorio llamado Colombia?
esta ausencia, va mucho más allá de las 9 Es la figura de máxima autoridad en las comu-
acciones comúnmente consideradas po- nidades kogui, arsarios, kakuamo y arhuaco. Son
líticamente correctas en las que el gesto hombres escogidos y educados desde muy peque-
de desagravio está solo compuesto por ños para entablar comunicación con los seres sagra-
palabras. Aquí se trata de sentirlo con dos de la cosmología kogui.
el cuerpo, en un gesto donde el lengua- 10 Ver imagen anexa #3.
je está desplazado pues comienza con 11 Serie de entrevistas realizadas entre febrero
el acto de recoger el propio esperma o la y junio de 2015 a testigos del saqueo entre los que
propia menstruación, para que luego de hay arqueólogos, gestores culturales, habitantes del
este gesto mudo, los fluidos recogidos y sector y otros testigos presenciales.
mezclados en uno solo (esperma y sangre 12 Ver imágenes anexas del periódico El País.
juntos), revueltos en un contenedor, sean 13 Es curioso, pues la palabra “guaca”, en inca, ha-
conjurados en una lengua desconocida. cía referencia a los espacios considerados sagrados

19
finalista categoría texto largo

Lo que el arte puede (y no puede):


“Réquiem NN”1
por
Elkin Rubiano

Juan Manuel Echavarría (Medellín, 1947) se construyen discursivamente las obras (2012) y un documental (2013) de 70 mi-
ocupa un lugar privilegiado en la escena que se relacionan con la violencia y el nutos. En la serie fotográfica se hace un
del arte contemporáneo en Colombia. conflicto armado en Colombia, pues es, seguimiento de la adopción de los NN
No solo por el hecho de que sus traba- finalmente, la manera como los públi- mediante un registro tomado en dos o
jos circulan en el circuito establecido cos, la crítica (incluido el periodismo más tiempos. Entre una y otra imagen
del arte (museos y galerías) sino porque cultural), la historia del arte o el consu- se ve la intervención que las personas
además circulan por fuera de las fronte- mo cultural terminan por apropiárselas. hacen en la sepultura: las inscripciones,
ras del mundo artístico, particularmente En este ensayo nos ocuparemos de las flores, las imágenes sagradas, los fa-
en espacios que se ocupan de la justicia uno de los trabajos más reseñados de vores pedidos y las gracias por los reci-
transicional, la construcción de memo- Echavarría, en el que convergen tanto el bidos. En Novenarios en espera se utiliza el
ria o los diálogos de paz. Basta pensar tema del conflicto armado en Colombia mismo recurso, aunque con imagen en
en que ha participado en exposiciones como las interpretaciones que ven en movimiento. El documental da un paso
colectivas junto a artistas colombianos él la revelación del trauma colectivo y más, pues no se queda solo en el registro
consagrados en el circuito artístico in- los duelos negados a los sobrevivientes. de la transformación de las bóvedas, sino
ternacional (José Alejandro Restrepo, Nos referimos a Réquiem NN. Miremos que articula la práctica de la adopción de
Miguel Ángel Rojas y Óscar Muñoz)2 o rápidamente el entorno de la obra. En el los NN con el relato de sus protagonis-
que su documental Réquiem NN se estre- cementerio de Puerto Berrío (Antioquia) tas: el forense, el sepulturero, los adop-
nó en el Museo de Arte Moderno de Nue- son depositados los cuerpos rescatados tantes y solicitantes, etc. El hecho de que
va York (de octubre 8 al 14 de 2013). Del de personas asesinadas y arrojadas al río en Puerto Berrío se adopten cuerpos no
mismo modo, hay que considerar que Magdalena. En el contexto del conflicto identificados ha dado pie para que tal
Echavarría es un invitado frecuente, no armado en Colombia, el ajusticiamien- práctica se interprete como una forma
solo como artista sino como expositor, to de personas va acompañado de pro- de resistencia contra la eliminación de la
a congresos especializados sobre el con- cedimientos infames: al asesinato se le identidad de las víctimas. Esa es la opi-
flicto armado en Colombia3. Es decir, su suma la desaparición del cuerpo con la nión del propio Echavarría
obra navega tanto en los circuitos espe- intención de no dejar indicios del cri-
cializados del arte, como fuera de ellos. men. Eliminar el material probatorio y La gente de Puerto Berrío no permite,
La cuestión, desde luego, no solo tiene la identidad de la víctima posibilita que quizás inconscientemente, que los per-
que ver con la eficiente circulación de los perpetradores se escapen de los pro- petradores de la violencia desaparezcan a
sus trabajos sino, de manera paralela, cesos judiciales. Las modalidades de des- sus víctimas. Mediante este rito es como
con su positiva valoración. aparición de los cuerpos conforman un si ellos les dijeran a los victimarios: Aquí
Ahora bien, es clave tener presente repertorio dantesco difícil de imaginar: nosotros rescatamos a los NN, los enterra-
que la valoración que se hace de los tra- hornos crematorios, “casas de pique”, mos, creemos en sus almas, y nos hacen
bajos de Echavarría4 recurre, frecuente- “escuelas de la muerte”, desmembra- milagros; además los adoptamos y los vol-
mente, a criterios extrartísticos. El asun- miento con motosierra, etc. Los restos vemos nuestros. (Texto curatorial)
to no tiene que ver, desde luego, con la de las víctimas ajusticiadas, sus cuerpos
defensa de lógicas internas del campo desmembrados, se lanzan a los ríos. Los Otra interpretación recurrente sobre
artístico que indiquen qué valoraciones habitantes de Puerto Berrío “adoptan” a este fenómeno se concentra en la idea
son legítimas y cuáles no, sino que tales los NN que se recogen del río. Al escoger de duelo. La filósofa María del Rosario
valoraciones no se ocupan de las obras al NN se comprometen a cuidarlo y rezar Acosta lo entiende de ese modo cuan-
como tal o, cuando se ocupan de ellas, por su alma. A cambio de tal cuidado, los do comenta Novenarios en espera: “…al-
parece inevitable el desvío interpretativo pobladores le piden favores al alma de la guien decidió un día adoptar a uno de
hacia “la realidad” nacional: el conflicto víctima adoptada. estos cadáveres, darle uno de esos nom-
armado, el desplazamiento forzado, las Réquiem NN está conformada por tres bres que quedaron sin dueño y llorar
masacres, la desaparición forzada, etc. obras: una serie fotográfica (2006-2015), por él o por ella: alguien decidió adop-
Esto nos da pistas para entender cómo 12 videos con el título Novenarios en espera tar estos cuerpos y regalarles un duelo”

20
(Acosta 2016, p. 25). Al duelo y el dolor
compartido suele sumársele la idea de
reparación, como lo hace un periodista
al reseñar la misma obra

Este es, en cierto sentido, uno de los mo-


dos de la reparación: la memoria y la hu-
manización de los muertos. A ellos, los
habitantes de Puerto Berrío no les niegan
una vida más allá de su muerte, o por lo
menos una ceremonia de duelo. El dolor
por un desconocido, de repente, se con-
vierte en propio. (Torres, 2013)

El historiador Felipe Martínez, al co-


mentar el documental estrenado en el
MOMA, señala la importancia de traba-
Montaje para exposición de fotografías lenticulares
jos como el de Echavarría para la cons-
trucción de memoria y el valor de este
tipo de arte en el escenario del conflicto
armado en Colombia

La obra de Echavarría habla de rescatar


del olvido y escuchar. Esa es la tarea que
nos queda por delante si queremos cerrar
las cicatrices que separan la familia nacio-
nal de las familias de víctimas. Ahí está
el drama que este artista toca de manera
magistral. El conflicto es aquello que nos
ha separado, pero es aquello que, una vez Nichos mortuorios en el cementerio de Puerto Berrío
cerrado, nos puede unir. (Martínez, 2013)

Como se puede apreciar, se ha cons-


truido un consenso en torno a estos problema del vacío y el silencio planteado ella”), pues el supuesto llanto del adop-
trabajos en los que arte, violencia y víc- por la antropóloga. Pero más que indicar tante sería invisible para el doliente. Y
timas van de la mano. Suele afirmarse la omisión de Uribe (no tener en cuenta es, justamente, la visibilidad del ritual
que estos trabajos contribuyen a la re- el documental estrenado dos años antes funerario la que posibilita que el dolor
paración simbólica, la elaboración del de redactar su texto), vale la pena señalar se comparta, que el duelo sea individual
duelo y la construcción de memoria his- la invalidez de algunos supuestos cons- y colectivo, lo que resulta indispensable
tórica. De hecho, son poco frecuentes los truidos por el consenso interpretativo, para su completa elaboración.
comentarios contrarios como los de la particularmente el que tiene que ver Hay, evidentemente, cierta ligere-
antropóloga María Victoria Uribe con el duelo y el dolor compartido. Dice za en las interpretaciones que ven en la
Acosta: “alguien decidió adoptar estos adopción de los NN la posibilidad de ela-
La compañía la brindan de manera con- cuerpos y regalarles un duelo” (Acosta borar un duelo, así como en Réquiem NN
movedora los habitantes de Puerto Berrío, 2016, p. 25). Aquí la cuestión no tiene que una muestra testimonial de su práctica.
por lo cual las tumbas no son nada sin sus ver tanto con la sobreinterpretación de la En efecto, hay un propósito documen-
adoptantes, son solo vacío y silencio, algo obra (ver algo que no existe), sino con no tal en Réquiem NN: construir un discur-
que, a mi juicio, no solo no aparece en la comprender la lógica del duelo: el duelo so mediante el registro temporal de la
obra de Echavarría, sino que esta misma no es algo que se le regala a un muerto, es transformación de las tumbas, de la in-
ayuda a ocultar, reproduciendo con ello, algo, más bien, que debe construir quien tervención que los adoptantes hacen en
hasta cierto punto, un problemático olvi- ha perdido a un ser amado. En ese senti- ellas. El registro es elocuente con respec-
do suplementario. (Uribe, 2016, p. 3) do los dolientes de los NN no elaboran un to a lo que ocurre con las tumbas (la serie
duelo por el hecho de que alguien ajeno fotográfica y los videos) y lo que hacen
Sin embargo, Uribe parece tener en a la víctima adopte su tumba, así como los adoptantes con ellas (el documental).
cuenta únicamente la serie fotográfica y tampoco se construye una comunidad Pero tal elocuencia, quizás, dice menos
los videos, es decir, no menciona el do- del dolor5 (“el dolor por un desconocido, sobre la integración comunitaria en un
cumental en el que, efectivamente, apa- de repente, se convierte en propio”) por ritual, y más sobre la exclusión estructu-
recen los habitantes que se involucran en el hecho de que un adoptante llore por ral de una comunidad. Veamos algunas
la práctica de adopción de muertos. Allí, un NN (“darle uno de esos nombres que investigaciones sobre la adopción de
podría pensarse, Echavarría resuelve el quedaron sin dueño y llorar por él o por muertos y santos milagrosos.

21
En Los escogidos, la periodista Patricio res simples, y recompensarla sin falla movimiento del espectador. Este procedi-
Nieto (2012) realiza una crónica sobre los porque ellas son cabronas” (Nieto, 2012, miento modifica el dato material median-
“muertos del agua” de Puerto Berrío, so- p. 50). El trato utilitario en la adopción te la formalización creada para el montaje
bre la prohibición de rescatarlos del río no es, desde luego, reprochable, y antes galerístico, renunciando de este modo al
y darles sepultura6, así como sobre su que reprochable resulta sintomático. La dato real en procura de su estilización, es
adopción y la presencia del muerto en la práctica de adopción de muertos parece decir, sustrayendo lo que perturbaría la
vida cotidiana del adoptante. Si bien es llenar simbólicamente los vacíos deja- mirada: la maleza, los vacíos, la irregula-
cierto que allí puede verse una resisten- dos por el Estado, el mercado y la Iglesia. ridad de la fachada en las que no todos los
cia por parte de quienes rescatan y adop- Desde este punto de vista no parece exa- nichos están intervenidos: la evidencia de
tan a un NN (desobedecer las prohibicio- gerada la conclusión a la que llega uno que no todos los NN han sido adoptados.
nes impuestas), también lo es que dicha de los investigadores de este fenómeno Cuando el montaje de la obra muestra
práctica está mediada principalmente en Latinoamérica una intervención regular y compacta de
por las transacciones que se hacen con los nichos, crea la ilusión de una comuni-
las almas de los NN, una suerte de in- La Santa Muerte —con mayúsculas—, y dad cohesionada por la adopción de cuer-
tercambio igualitario entre el mundo de esos otros muertos o “muertitos” —con pos sin dolientes. Pero, repitámoslo, es
los vivos y el mundo de los muertos. El minúsculas—, “escogidos” o patrocina- solo una ilusión construida visualmente.
adoptante, más que fiel o devoto, es un dos como agentes y aliados poderosos En ese sentido, la serie de videos No-
solicitante7 y la solicitud a los muertos para sus vidas, parecen ahora cobrar vida venarios en espera no crea tal ilusión, pues
evidencia una lógica de deudas mutuas como zombis, como muertos vivientes li- muestra la transformación de los nichos
terales en los paisajes del posconflicto y la de modo individual dejando ver algo del
Esa guerrillerita me cumplió. Yo le pedí vulnerabilidad social normalizada por la lugar en el que se dan dichas transfor-
trabajo y al poco tiempo me llamaron para hegemonía del estado neoliberal en estas maciones. De hecho, podría pensarse, es
una finca (…) Y cometí el error: me olvidé sociedades latinoamericanas de Moderni- una negación del montaje de las fotogra-
de la guerrillerita. Dejé un novenario a me- dad singular. (Flores Martos, 2014, p. 136) fías lenticulares: si el montaje fotográfi-
dias, embolaté la cartilla donde estaban las co elimina los elementos perturbadores
oraciones, en lugar de tenerla a ella en mi La obra de Echavarría documenta, sin del entorno, en la serie de videos apare-
boca cantaba rancheras, y cuando salía del que ese sea su propósito, la exclusión es- cen datos que enturbian lo que las foto-
pueblo bebía, montaba a caballo, gastaba tructural de los adoptantes/solicitantes grafías depuran.
en ropa, hasta me hacía peinar, pero no más que su integración en una comu- En la serie de videos las imágenes
iba al cementerio. Ahí fue que esa mujer nidad del dolor. Sin embargo, ¿por qué cambian imperceptiblemente, es ne-
se enojó de lo más lindo. Ella hizo que de la intentar interpretar una práctica antro- cesario darles tiempo para percibir la
finca me robaran un ganado y el patrón me pológica de tanta complejidad a partir eliminación o adición de pequeños de-
sacó, con los corotos y los muchachitos, de una obra de arte? Intentemos ver qué talles. La transformación del nicho fú-
hasta un cruce donde podía coger un co- dicen las obras como obras procurando nebre muestra, inscripción tras inscrip-
lectivo (…) no tuve el valor para visitarla y evitar la sobreinterpretación. ción, un palimpsesto que solo es posible
pedirle perdón. Entonces, muy descarada Como se indicaba, Réquiem NN está descifrar gracias al montaje. El reves-
yo, fui al cementerio y escogí otro ene ene. compuesto por tres obras realizadas en timiento del nicho se transforma con
Me dijo Arnulfo, el sepulturero, que era formatos diferentes: fotografía, video y el paso del tiempo, y no solo su revesti-
otra guerrillera (…) No le prometí grandes documental. En la serie fotográfica (2006- miento sino también lo que lo rodea: los
cosas porque ya me sabía faltona (…) Con 2015) Echavarría captura las transfor- nichos contiguos y la hierba que crece o
esa fui muy elegante. La guerrillerita me maciones por las que pasa una tumba a desaparece en su base. Las apariciones
consiguió trabajo y me mantuvo en ese lo largo del tiempo: desde la inscripción y desapariciones resultan espectrales y
puesto más de un año. No le falté un solo “Escogido” escrita con pincel sobre el fon- el efecto espectral se multiplica por el
lunes con la oración así yo estuviera lejos. do blanco que recubre el sellamiento del escenario mortuorio. Las transformacio-
(Nieto, 2012, pp. 54-55) nicho fúnebre, hasta las modificaciones nes de los nichos y los cambios de nom-
que se hacen sobre esa superficie: pintu- bres dejan ver, con cierta certeza, que la
En la mayoría de los casos, este es el ras de diferentes colores, instalación de adopción de tumbas no es una práctica
tipo de intercambio que se hace cuando lápidas, inscripción de oraciones o agra- consensual en Puerto Berrío, efecto que
se adopta un NN. No hay nada de extra- decimientos, presencia de flores, agua, produce el montaje de las fotografías
ño, por lo tanto, en el lenguaje utilizado objetos, etc. El montaje realizado para lenticulares para su exposición, un efec-
por la comunidad al referirse a las almas las exposiciones busca replicar la fachada to de integración comunitaria que bien
de los NN. Dice Hugo Hernán Monroy, el de las bóvedas: se recorta la fotografía de puede malinterpretarse como una re-
animero del pueblo: “Imagínese lo que cada nicho fúnebre y, posteriormente, el configuración del lazo social roto (como
pasa si no hay quien rece por esas almas conjunto de fotografías se monta en filas de hecho suele malinterpretarse). Vea-
(...) Ellas no perdonan, son cabronas las y columnas cuidadosamente ordenadas. mos cómo difieren los montajes de uno y
hijueputas” (Nieto, 2012, p. 58), o las pa- Este montaje crea la ilusión de la fachada otro trabajo teniendo en cuenta el video
labras de una señora que busca iniciar mortuoria. El efecto del transcurso del “NN Jader” (1:08 min)8 y su correspon-
a unos adoptantes/solicitantes: “… re- tiempo se logra mediante una impresión diente montaje en fotografía lenticular.
zar por el descanso de su alma, traerla lenticular de dos fotografías (el antes y En el montaje lenticular, que pue-
a la boca en cada minuto, pedirle favo- el después) que se “activa” mediante el de estar conformado por 48 nichos, se

22
Fragmento del montaje lenticular, captura de pantalla 1

Fragmento del montaje lenticular, captura de pantalla 2

Fragmento del montaje lenticular, captura de pantalla 3

23
pueden apreciar las transformaciones
por las que pasa el nicho del NN bauti-
zado como “Jader”. Este nicho muestra
pocos cambios y el más evidente es la
colocación y desaparición de una virgen
en su base. Al lado derecho se aprecia
otro nicho en el que aparecen los nom-
bres Marlon Estiben, el más claro, y en
el borde del lado izquierdo, en sentido
vertical, otro nombre menos legible,
Leonidas, que desaparece en el últi-
mo instante. Hasta el momento lo que
capturan las imágenes es lo que ya se
había señalado: la adopción, el cambio
de adoptantes, etc. Sin embargo, como
se indicaba líneas arriba, el montaje
lenticular para la exhibición galerística
crea una ilusión mediante el corte de la
Video, captura de pantalla 1
imagen de los nichos y su cuidadosa co-
locación de filas y columnas en los que
la vecindad de cada nicho es la multipli-
cidad de nichos adoptados y cuidados:
una integración colectiva y unánime de
la adopción de los NN en Puerto Berrío
que privilegia el formalismo visual so-
bre la imagen documental.
Sin embargo, lo anterior no quiere
decir que la aproximación artística del
fenómeno sea inadecuada, sino más bien
que los procedimientos pueden resultar
más apropiados en unos casos que en los
otros. En el video NN Jader, por ejemplo,
la transformación del nicho resulta elo-
cuente, no solo por lo que muestra direc-
tamente (el nicho de Jader) sino también
por aquello que no muestra o muestra de
manera marginal: los nichos colindantes.
El nicho del lado izquierdo está, en un
Video, captura de pantalla 2 primer momento, vacío. Lo que se alcan-
za a ver, y uno quisiera verlo todo, es la
profundidad del vacío y algunos despo-
jos: el material del anterior recubrimien-
to y los escombros acumulados a lo largo
del tiempo. La frontalidad del encuadre,
concentrada en la estatuilla de la virgen,
dificulta la visualización del fragmento
del lado izquierdo, pero cuando uno se
obliga a verlo sale al encuentro del ob-
servador un escorzado de esa oscuridad,
porque es la oscuridad, más que la cara
posterior del nicho, lo que la imagen trae
hacia adelante con mayor intensidad. Y
esa oscuridad, ese vacío que es un hue-
co tenebroso, revela el carácter pertur-
bador que las fotografías reprimen. De
este modo Novenarios en espera quiebra
el efecto construido en el montaje de las
fotografías lenticulares.
La ilusión de tal unidad (una comuni-
Video, captura de pantalla 3 dad cohesionada mediante la adopción

24
de cuerpos sin dolientes), se quiebra, El documental es, evidentemente, po- sobre el arte que se ocupa del conflicto
igualmente, con el documental9. Allí lifónico. Las lápidas intervenidas por los armado en Colombia hacen referencia al
hay, en efecto, un interés por obtener in- adoptantes/solicitantes —es decir, el lu- duelo, las víctimas y el trauma colectivo,
formación directa sobre la adopción de gar hacia el que se dirigen las fotografías es claro que una de las pretensiones de
muertos. En la película se da un tránsito lenticulares—, es desplazado o, más bien, este arte, o de sus intérpretes, es tener
que va desde la evidencia de la interven- ampliado, hacia la construcción de senti- algún tipo de efectividad, o bien sobre la
ción de los nichos, hasta el testimonio do de las prácticas y hacia las tensiones y situación como tal, o bien sobre la per-
de los actores sociales que realizan tal conflictos que tales prácticas movilizan. cepción que tenemos de tal situación. Si
intervención. Estos testimonios dejan Es difícil no ver Réquiem NN (el conjunto se piensa en lo primero, se opta por la
ver la complejidad del fenómeno. Hugo de las tres obras) de manera ambivalente: posición del efecto sobre lo real12; si se
Ramón Antonio Morales, el sepulture- un movimiento que va desde la estiliza- piensa en lo segundo, se opta por la posi-
ro, señala lo siguiente: “Aquí en el pue- ción de la serie fotográfica hasta el realis- ción de lo que una obra puede hacer con
blo hay una cultura que tiene muchos mo documental de la película. El mismo su presencia: una dimensión que solo
años. Y es que aquel cuerpo que haya acontecimiento se presenta de distintos puede valorarse a partir de una política
fallecido violentamente o personas que modos: entre lo evidente, lo sugestivo y de los afectos de las obras de arte.
no tengan familiares, como que la fe es lo reprimido. Lo reprimido parece subli-
que más fácil, pueden hacer favores o marse mediante las formas contempla-
milagros”. tivas del arte (el montaje fotográfico), lo
Lo anterior está en correspondencia sugestivo bordea el vacío tenebroso de los notas
con la evidencia antropológica que indi- nichos fúnebres (la serie de videos) y lo 1 Este artículo apareció originalmente en la
ca que la práctica de adopción de muer- evidente (la evidencia) toma cuerpo en los Revista MAVAE con el título “Réquiem NN de Juan
tos en Latinoamérica elige, para la peti- testimonios de los habitantes de Puerto Manuel Echavarría: entre lo evidente, lo sugestivo
ción de favores y milagros cotidianos, Berrío. Siendo así, difícilmente puede ha- y lo reprimido”, 2017, enero-junio, volumen 12(1):
a personas que hayan fallecido violen- cerse una lectura unívoca de Réquiem NN, http://cuadernosmusicayartes.javeriana.edu.co
tamente o que tengan una historia per- así como tampoco dar por sentadas las 2 La exposición Nocturnes de Colombie en el Mu-
sonal turbia, como delincuentes o pros- potencialidades de la obra con respecto al seo del Quai Branly de París (septiembre de 2013).
titutas (Flores Martos, 2014 y Lozonczy, conflicto armado en Colombia. 3 Por ejemplo, la exposición Desenterrar y hablar:
2001). Por otra parte, la práctica popular Para finalizar, detengámonos en lo si- etnografía estética de la guerra en Colombia, realizada
se encuentra con lógicas forenses y ad- guiente: los juicios que se realizan sobre en la biblioteca de la Universidad Externado de
ministrativas que ven la adopción de las obras de arte que se ocupan de he- Colombia (Bogotá, septiembre 15 - noviembre
muertos como un entorpecimiento para chos reales recurren, frecuentemente, a 30 de 2015) se realizó en el marco del XII Congreso
la justicia discursos lejanos del mundo del arte; de Iberoamericano de Derecho Constitucional: El diseño
modo más preciso, a discursos propios institucional del Estado Democrático. En 2014 la
Es cultural para el pueblo, pero es un pro- de las ciencias sociales (verificación de misma institución lo invitó al conversatorio Arte y
blema para medicina legal. Tenemos mu- los datos y fiabilidad de los resultados) y desaparición forzada: diálogo entre artistas, familiares
chos NN y tiempo después llega la familia de la administración de justicia (señalar y organización de detenidos desaparecidos.
y va uno al cementerio y ¿dónde está pues? responsables y condenar). Sin embar- 4 Y por extensión, la valoración de los trabajos
Tendría que existir un control, que el se- go, no hay que olvidar que tan solo son de artistas colombianos cuyas creaciones se ocupan
pulturero no permita que una losa marcada obras de arte y nada más10, es decir, que de la violencia y el conflicto armado en Colombia:
como NN y que tenga un código de medici- su incidencia en el mundo es más sim- Erika Diettes, José Alejandro Restrepo, Beatriz
na legal, la pinten y le coloquen un nombre. bólica que real. De hecho, en caso de que González, Doris Salcedo, Óscar Muñoz, por citar
(Juan Carlos Rivas, médico forense) tal incidencia se diera, no podría verifi- algunos casos.
carse. No hay métodos fiables para me- 5 “Si el sufrimiento, de modo general, nos induce
Además, la adopción es un problema dir los efectos del mundo del arte en el al aislamiento, cómo trascender ese estado para in-
que le da “mala imagen” al pueblo mundo “real”.11 Cuando se habla de los tentar conformar —aunque sea efímeramente— un
efectos del arte político tal vez no haya cuerpo en el que mi dolor pueda comunicarse con
En 2006 hubo mucho NN que se sacó del que tomarse la noción de “efecto” en un el dolor del otro. Veena Das retoma un argumento
río Magdalena, en 2007 cambió la situa- sentido estricto, pues todo efecto exi- de Wittgenstein, que considero esencial para estas
ción porque las personas particulares ya ge verificación. Tal vez, en estos casos, reflexiones. Se trata de comprender que “la afirma-
no podían tocar los muertos y porque estemos más cercanos a los afectos, un ción me duele no es enunciado declarativo que pre-
los cadáveres que venían por el río al ser terreno puramente subjetivo. Siendo tenda describir un estado mental, sino que es una
registrados como muertos de acá aumen- así, debería tenerse más precaución y queja, y esa acción de la queja, lejos de hacer el dolor
taban el índice de mortalidad en el mu- tal vez mesura cuando se le exige al arte “incomunicable”, propicia un lugar de encuentro a
nicipio a causa de la violencia. Ahora las algo que está más allá de su competen- partir de reconocerse en la experiencia del dolor”
estadísticas vas y las miras y el río Mag- cia, pues sus efectos están en el plano de (Diéguez, 2013, p. 24).
dalena prácticamente es un afluente nor- los afectos. Desde luego, la conmoción 6 Hay una triple prohibición: la de los perpetra-
mal. No pasa nada. Porque nadie se está afectiva no es un asunto menor, pues re- dores del homicidio, pues rescatar un cuerpo es res-
“encartando”, como dicen por ahí, de re- sulta inseparable de la ética y la política. catar las evidencias del crimen y el buen samaritano
coger los cadáveres que puso otro muni- Si, como se señalaba al comienzo de este puede pagar la solidaridad con su propia vida; la de
cipio. (Carlos Vega, capitán de bomberos) texto, las interpretaciones recurrentes la fiscalía, pues recoger un cuerpo del río rompe con

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la cadena de custodia alterando el elemento material Flores Martos, J. A. (Mayo-agosto, 2014). Iconogra-
de prueba y la evidencia física; la de la Iglesia, que fías emergentes y muertes patrimonializadas en
condena la de adopción de almas, pues tal práctica es América Latina: Santa muerte, muertos mila-
ajena a los rituales católicos. grosos y muertos adoptados. Revista de Antropo-
7 En la investigación sobre la santificación popu- logía Iberoamericana, vol. (9), N°2, mayo-agosto,
lar de los muertos en los cementerios colombianos, pp. 115-140.
la antropóloga Anne-Marie Losonczy (2001) señala Losonczy, A. M. (Enero-diciembre, 2001). Santifica-
lo siguiente: “La diferencia entre fiel y solicitante ción popular de los muertos en los cementerios
señala la separación entre una perspectiva centrada urbanos colombianos. Revista Colombiana de An-
en la salvación para el más allá, y una actitud reli- tropología, (37), pp. 6-23.
giosa de recurso hacia entidades sobrenaturales, en Martínez Pinzón, F. (14 de octubre de 2013). Del arte
torno a problemas existenciales y cotidianos. Esta y la memoria: el documental Réquiem NN de Juan
diferencia constituye la línea divisoria entre una Manuel Echavarría. razonpublica.com. Recupera-
religiosidad teológica y una más popular, en con- do de http://www.razonpublica.com/index.php/
tradicción con parte del dogma católico. Por ello, el cultura/artes-
uso de la noción de solicitante reemplaza el de las y-cultura/7121-del-arte-y-la-memoria-el-documen-
nociones de fiel y devoto” (p. 11). tal-requiem-nn-de-juan-manuel- echavarr%-
8 http://www.jmechavarria.com/requiemnn/no- C3%ADa.html
venario/nnjader_13_3x2_1080x1620_hd_480p.html Nieto, P. (2012). Los escogidos. Medellín: Sílaba Edi-
9 http://www.requiemnnfilm.com/view.html tores.
10 No hay un dejo despectivo o irónico en esta afir- Torres Duarte, J. D. (16 de abril de 2013). ‘Ré-
mación. Basta con recordar la famosa reflexión de quiem N.N.’, la obra de Juan Manuel Echa-
Heidegger sobre las botas pintadas por van Gogh: “Un varría, El Espectador. Recuperado de http://
par de botas de campesino y nada más. Y sin embar- www.elespectador.com/noticias/cultura/re-
go... En la oscura boca del gastado interior del zapato quiem-nn-obra-de-juan-manuel-echavarria-ar-
está grabada la fatiga de los pasos de la faena (...) Este ticulo-416217
utensilio pertenece a la tierra y su refugio es el mun- Uribe Alarcón, M. V. (2016). Desaparición y evanes-
do de la labradora”. El “sin embargo” de Heidegger da cencia. El arte contemporáneo y la violencia. En
la clave: hay algo más en ese nada más. No obstante, M. del R. Acosta. (coord.), Resistencias al olvido.
ese “algo más” está en el plano de la construcción de Memoria y arte en Colombia (pp. 1-23). Bogotá:
sentido, en la revelación de la verdad, en la simboliza- Universidad de los Andes.
ción del mundo… ese “algo más” no es mensurable, no
produce un efecto al que se le pueda seguir el rastro: la
verdad que sale al encuentro de Heidegger es que Van
Gogh no está representado unas botas sino haciendo
presente, mediante una representación, el mundo
de la labradora. El “efecto” de la obra de Van Gogh no
ocurre en el mundo; le ocurre a Heidegger cuando un
mundo se revela ante él por medio de una obra…
11 Salvo, claro está, los efectos mensurables del
mundo del arte, terreno fructífero en la economía
del arte: galerías ferias, subastas, etc.
12 En nuestro contexto la efectividad empieza a
llamarse “reparación simbólica” y se exige como in-
dicador de impacto en las políticas del posconflicto.
Un permanente riesgo de la instrumentalización del
arte por parte del Estado.

bibliografía
Acosta, M. del R. (2016). Las fragilidades de la me-
moria. Duelo y resistencia al olvido en el arte
colombiano (Muñoz, Salcedo, Echavarría). En
M. del R. Acosta. (coord.) Resistencias al olvido.
Memoria y arte en Colombia (pp. 23-49). Bogotá:
Universidad de los Andes.
Diéguez, I. (2013). Cuerpos sin duelo. Iconografías y
teatralidades del dolor. Córdoba: Ediciones Docu-
menta/Escénicas.

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ganador y finalistas categoría texto breve

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