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OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA

Al término de la asignatura, el alumno: Conocerá la metodología para elaborar un plan de trabajo.


Habrá adquirido experiencia en el manejo de las fuentes de información en el desarrollo de una
investigación. Aprenderá a realizar autovaloraciones críticas de sus habilidades y resultados.

TEMAS Y SUBTEMAS

Unidad I: LA OBSERVACIÓN Y LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA

1.1 El objeto de la investigación

1.2 El delito

1.3 La regulación jurídica del delito

1.4 El delincuente

1.5 La víctima

1.6 El control social

1.7 Tipos de datos

1.8 La institucionalización de la investigación criminológica en España

1.9 Los objetos documentales

1.9.1 Leyes

1.9.2 Fuentes bibliográficas

1.9.3 Control sobre las fuentes

1.9.4 Prensa

1.9.5 Sentencias judiciales y otros expedientes oficiales

1.9.6 Datos en archivos

Unidad II: LAS ESTADÍSTICAS CRIMINALES

2.1 Los orígenes de la estadística criminal

2.2 La estadística judicial como estadística criminal

2.3 La estadística moral y el funcionalismo

2.4 Funciones actuales de la estadística


2.5 Instancias de conocimiento de las infracciones penales

2.6 La composición estadística

2.7 La estadística como indicador de la respuesta estatal a la delincuencia conocida

2.8 El esclarecimiento policial de los delitos

2.9 El trabajo y el tiempo de la justicia

2.10 La política penitenciaria

2.11 Encuestas y entrevistas

2.12 La muestra

2.13 Principales encuestas en criminología

2.14 La encuesta de victimación

2.15 El autoinforme

Unidad III: LA EXPERIMENTALIDAD

3.1 Orígenes de la observación experimental

3.2 Principales ámbitos de la experimentalidad

3.3 Investigación experimental y función del Derecho penal

3.4 Diseños de la investigación experimental

3.5 Grupo de control

3.6 Investigación longitudinal

3.7 Investigación transversal

3.8 Instituciones para la experimentalidad

3.9 La Central Penitenciaria de Observación

La Criminología APLICADA

se nutre de las aportaciones de la Criminología Científica y de las ciencias experimentales para


aplicarse a los mecanismos de reacción y de control social, incluso más allá de los propios límites
del sistema penal, pues actuará antes y después de la comisión del delito e incluso, tras la eventual
readaptación del sujeto a la sociedad. La aplicabilidad de la Criminología depende, sino en toda, en
gran medida del diseño de la Política Criminal (o Criminológica) desarrollada por el Estado.

La CRIMINOLOGÍA APLICADA, por perseguir una clara finalidad práctica, debe estar orientada hacia
la consecución de un fin o propósito concreto el tipo penal. En este nivel, la Criminología se auxilia
de los métodos propios de la Estadística y la Sociología.

La Criminología aplicada, en suma, se configura a través de las aportaciones de la Criminología


científica y del empirismo desarrollado a partir de las decisiones y prácticas de jueces, fiscales,
funcionarios y profesionales competentes integrantes todos ellos del sistema jurídico penal. Esta
aplicación criminológica puede darse en la formulación de una política criminal macroscópica
acorde con la contemporaneidad y necesidades reales de los tiempos; o en un programa o práctica
microscópicamente determinados, en cualquier ámbito específico del derecho penal; o también
en cualquier otra actividad del sistema necesitada de la criminología aplicada.

La Criminología aplicada, como parte de una política criminal específica o de un programa de


prevención-actuación concreto, requiere de una supervisión constante para ser eficaz. Son fuentes
de la Criminología aplicada, los decretos, reglamentos, circulares, órdenes y demás disposiciones
normativas de la Administración, por lo que su valor puede perder eficacia si su aplicabilidad se
convierte en un mero mecanismo necesario para la transmisión de las decisiones de la propia
Administración, por lo que su estimación es muy relativa, especialmente si tales disposiciones su
oponen o enfrentan a la incorporación de valores, científica y racionalmente convenientes para el
progreso y bienestar de la sociedad. Por otra parte, la variedad de actores de la Criminología
aplicada acredita su importancia y diversidad, pero también su debilidad y atomización, pues no
todos ellos se incorporan a la praxis profesional del mismo modo, ni tienen la misma capacidad
para aplicar programas e intervenir en el ámbito concreto de su funcionalidad. Para ser
efectivamente aplicada, la Criminología científica pasa por un proceso de aprobación e
incorporación que Policías, jueces, fiscales, psicólogos, funcionarios de instituciones penitenciarias
y judiciales y, sobre todo, criminólogos, en un sentido propio y estricto, entraña debate, discusión,
enmiendas y compromiso, a cargo de los órganos legislativos o ejecutivos. El problema surge como
consecuencia de la criba que pueden llegar a desarrollar esos mismos órganos marcadamente
políticos o ideológicos, lo que da lugar a que la Criminología aplicada pueda quedar, en cierta
medida, deformada y/o instrumentalizada de forma oportunista por el poder político, en base a
criterios apenas o en absoluto científicos. Como soporte práctico de la Política Criminal, la
Criminología aplicada suscita muchas dificultades a la hora de su convalidación práctica, pues ha
de tenerse muy en cuenta si los principios, criterios, valores o normas que se incorporan (o
pretenden incorporarse) a través de esas mismas políticas vulneran los derechos humanos
individuales o colectivos de los ciudadanos destinatarios de los mismos. En tal caso, no debería
procederse ni a su incorporación ni a su aplicación práctica. La realidad social es, por naturaleza,
cambiante, y su aprehensión por la investigación criminológica queda impregnada de esa
necesaria movilidad evolutiva, de tal modo que la realidad captada por la investigación
criminológica puede quedar obsoleta, si su incorporación a la sociedad se lleva a cabo con retraso
o de manera parcial y fragmentada, produciéndose, entonces, una discrepancia entre captación e
investigación que será mayor y más frecuente cuanto mayor sea el sesgo introducido por la
discrepancia.

POLÍTICA CRIMINAL Y CRIMINOLOGÍA APLICADA

POLÍTICA CRIMINAL Y CRIMINOLOGÍA APLICADA El Consejo Nacional para la prevención del Crimen
en Suecia define “Política Criminal” como el conjunto de medidas tomadas para limitar el
comportamiento criminal, con excepto cuando se implanta con independencia por profesionales a
cargo de un servicio, programa o tratamiento referencias no sólo a la actividad de la Policía, de los
Jueces o del Sistema Penitenciario y de “probation”, sino también a la política social en lo que
atañe al mercado de trabajo, a las instituciones de enseñanza, a la planificación en materia de
vivienda y urbanismo y a la vida familiar”.

Para que la Política Criminal tenga en consideración el papel de la Criminología Aplicada, ésta (y la
Criminología en general y cada una de sus posibles manifestaciones o tipos), ha de tener un claro
carácter empírico. Ha de estar contrastada en la experiencia (“the truth is out there”). Solo así
podrá influir en la acción de los políticos en materia criminal. Como muy bien afirma Garrido
Genovés, “una tesis ideológica no tiene por qué ser científica: hay que someterla a contraste: Los
profesionales de la Criminología han de comprender que su labor se dirige hacia personas en
concreto, no “al colectivo de toda la sociedad”.

Al igual que la policía desempeña un significativo rol preventivo-comunitario (Berenguer 1989,


citado por Garrido Genovés) y su actividad se conecta directamente con la actuación de los jueces
y el propio sistema penitenciario, el rol del criminólogo necesita expandirse, tanto en su dimensión
científica como aplicada. Solo así los gobiernos y las distintas administraciones que vertebran el
Estado de Derecho mostrarán un interés real por conocer, de manera más precisa, la realidad
delictiva y por arbitrar políticas más eficaces de prevención de la conducta delincuencial. Este es el
único caldo de cultivo posible en el que el rol del criminólogo se puede desarrollar hasta hundir
sus raíces en el tejido social y hacerse así visible en el conjunto de las instituciones del Estado. El
desarrollo de la Criminología aplicada se halla directamente correlacionado con el desarrollo
socioeconómico y el régimen político del país donde emerge.

PREVENCIÓN DE LA CONDUCTA DELICTIVA

Prevenir la delincuencia implica adoptar medidas sobre la raíz de sus causas, ya sea reduciendo las
oportunidades para que los delincuentes cometan delitos o afrontando las situaciones
económicas, sociales y de cualquier orden que producen o potencian la criminalidad (Política
Criminal).
MODELOS DE PREVENCIÓN PREVENCIÓN PRIMARIA

Se realiza antes de que surja el problema y tiene por objetivo impedir la aparición de conductas
antisociales. La prevención primaria, por tanto, es abstracta y no hace referencia a casos so
supuestos concretos

Normalmente las intervenciones se realizarían en el ámbito comunitario, en población general o


en grupos amplios de personas que no presentan problemas específicos de ajuste. De este modo
se intenta cumplir un doble objetivo: o modificar los factores ambientales y personales
relacionados con la aparición de la conducta delictiva y o dotar a los individuos de habilidades
múltiples de afrontamiento para hacer frente a las situaciones difíciles o estresantes.

PREVENCIÓN SECUNDARIA

Se centra en aquellas personas que ya muestran algún signo precoz, leve o moderado de
disfunción o presentan un riesgo significativo de desarrollar una conducta antisocial.

Tienen por objeto detectar situaciones de riesgo manifiesto y tratar tempranamente a las
personas afectadas para evitar que la disfunción empeore.

Parte de la hipótesis de que cuanto más joven se inicia un individuo en el aprendizaje de


conductas delictivas, mayor es la probabilidad de que se establezcan pautas de comportamientos
delictivos relativamente estables y duraderos.

PREVENCION TERCIARIA

La prevención terciaria se lleva a cabo sobre sujetos que ya han sido objeto de tratamiento penal.

La prevención terciaria, por tanto, es la que se identifica con el tratamiento de un desorden ya


establecido, y trata de limitar su duración, reducir la aparición de futuras conductas delictivas y
evitar posibles secuelas o derivaciones.

Está dirigida, por tanto, a impedir la reincidencia a través de la reinserción/reeducación psicosocial


del sujeto afectado, evitando así posteriores complicaciones y recaídas (recidivas).

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

Manual de Criminología Aplicada. V. Garrido y S. Redondo. Ed. Jurídicas Cuyo.

Principios de Criminología. V. Garrido, P. Stangeland y S. Redondo. Tirant Lo Blanch. 2006

Introducción a la Criminología. W. Hikal. Ed. Juridica. 2010

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