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CÓMO ESCRIBIR UN CUENTO

Por Angel Pilco Escobedo

Julio Cortázar nos dice que “la novela gana por puntos mientras que el cuento
debe hacerlo por K.O.”, podemos leer que Donoso concibe al cuento como
un destello, Quiroga como una flecha disparada al blanco, Cortázar como
una fotografía. El cuento es una carrera de cien metros, la novela una prueba
de fondo.
En la escritura toda excitación es necesariamente efímera. Un poema
demasiado breve podrá lograr una impresión vivida, pero jamás intensa o
duradera. No llega a impresionar profundamente. La brevedad extrema
degenera en lo epigramático el pecado de la longitud excesiva es aún más
imperdonable.
Si al iniciar a escribir tus primeras frases no tiende a la producción de dicho
efecto quiere decir que ha fracasado.
El cuento es un género antiquísimo, que a través de los siglos ha tenido y
mantenido el favor público. Su influencia en el desarrollo de la sensibilidad
general puede ser muy grande y por tal razón el cuentista debe sentirse
responsable de lo que escribe, como si fuera un maestro de mociones o ideas.
Nadie que no tenga la vocación de cuentista puede llegar a escribir buenos
cuentos. Un buen escritor de cuentos tarda años en dominar la técnica del
género y la técnica se adquiere con la práctica más que con el estudio. Pero
nunca debe olvidarse que el género tiene una técnica y que esta debe
conocerse a fondo. Cuento quiere decir llevar la cuenta de un hecho. Llevar
cuenta es ir ceñido al hecho que se computa. El que no sabe llevar con
palabras la cuenta de un suceso no es cuentista. La novela es extensa, el
cuento es intenso. El cuento tiene que ser obra exclusiva del cuentista. Es el
padre y el dictador de sus criaturas. El cuento debe comenzar interesando al
lector. Una vez cogido ese interés el lector está en manos del cuentista.
La manera natural de comenzar un cuento fue siempre había una vez o érase
una vez. Esa corta frase tenía y tiene aún en la gente de un pueblo un valor
de conjuro; ella solo bastaba para despertar el interés de los que rodeaban al
relatador de cuentos. El principio no debe hallarse a mucha distancia del
meollo mismo del cuento. Saber comenzar un cuento es tan importante como
saber terminarlo. Un cuento que comienza bien casi siempre termina bien.
Un consejo que les doy a los jóvenes es que estudien concienzudamente el
escenario de su cuento. El cuento es un género literario escueto, a los
extremos de que un cuento, no puede construirse sobre más de un hecho. El
cuentista como el aviador, no levanta vuelo para ir a todas partes y ni siquiera
a dos puntos a la vez; e igual que el aviador se halla forzado a saber con
seguridad a dónde se dirige antes de poner la mano en las palancas que
mueven su máquina.
Aprender a discernir donde hay un tema de cuento es parte esencial de la
técnica. Todas palabras que desvíen al autor un milímetro del tema, están
fuera de lugar, deben ser aniquiladas tan pronto como aparezca; toda idea
ajena al asunto escogido es yerba mala que no dejará crecer la espiga del
cuento con salud, y la yerba mala como aconseja el evangelio debe ser
arrancada de raíz.

En un párrafo anterior me referí que cuento quiere decir llevar la cuenta de


un hecho. El origen de la palabra que define al género está en el vocablo
latino computus. Hay un oculto sentido matemático en la rigurosidad del
cuento, como en las matemáticas, en el cuento no puede haber confusión de
valores.
Nada interesa al hombre más que el hombre mismo. El mejor tema para un
cuento será siempre un hecho humano. El tema requiere un peso específico
que lo haga universal en su valor intrínseco: el sufrimiento, el amor, el
sacrificio, el heroísmo, la generosidad, la crueldad, la avaricia son valores
universales. Antes de sentarse a escribir la primera palabra, el cuentista debe
tener una idea precisa de cómo va a desenvolverse su obra. Así como en la
novela la acción está determinada por los caracteres de sus protagonistas, en
el cuento el tema es el determinante de la acción. El lector y el tema tienen
un mismo corazón. El cuento no puede constituirse sobre más de un hecho.
El cuento es breve porque se halla limitado a relatar un hecho.
La forma del cuento presenta dos leyes. La primera es la fluencia constante.
La acción no puede detenerse jamás; tiene que correr con libertad. Es la
acción en dónde está la sustancia del cuento. La segunda ley se refiere a que
el cuentista debe usar solo las palabras indispensables para expresar la acción

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