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DOLSGERMAMLE MT ® Bn DOA marPimewirva, PARA GOBBRNAR RECTAMENTE LAS ACCIONES PROPIAS ¥ LAS DE OTROS, OBRA IVT wri, etpecialmente a fos (Kdivectores de fas afmas. EGCEITA EN ITALIANO POR EL PADRE JUAN BAUTISTA SCARAMELL, DE LA COMPAHIA DB IZ8T8, Y DADA A LUZ TRADUCIDA POR D. PAORO BORRT, gente ve negocios de los Veales Consejos, UN TOMO, HOP As Este tatado de Discernimiento de los eapiritus es consi- guiente 2 los Ditectorios ascético y mistico det mismo auior, que te han dado ol pablico con singular aceptacion por sa bella y delicadla doctrina; y ve venden cn la misma libreria que ate, COM LIGRNe2A. GERONA; IMPRENTA DE LA VIUDA E BWO pe FicaRd, 1853, WHOS DE CAPITULDS Pia. Introduccion 4 la obra, 3. Cop. 1. Se explica que cosa sea espiritu, y cuantas suertes de expiri- tus hay. 6. Cap, Il, Se declara cl modo con que se engendran dentro de nosotros los tres espiritus, divino, diabdlico y humane, 42, Cap, IIT. Se explica que cosa es Ja discrecion de espiritus en cuanto es gracia gralis dala. 19, Cop. IV. Se declara cual sea la diserecion de los espfritus, en cuanto es virtud adquirida con arte y con industria; y la obligacion que tienen de edquirirla los directores. 30, Cap. V. Se exponen los medios por los cuales el director puede ad- quirir la referida discrecion de los espiritus, 36. Cop. VI. Caractéres del espfritu divino acerea de los movimientos 4 actos de nuestro enlendimiento. 55, Cap. Vil. Caractéres del espiritu diabélico acerca de los movimientos 6 actos de nuestro entendimiento del todo contrarios 4 los caracté- res del dixino espiritu. 66. Cap. VIII. Carectéres del esplritu divino acerca de los movimientos y actos de la voluntad, 8, Cap. 1X. Caractéres del esplritu diabdlico acerca de los movimientos 6 actos de la yoluntad del todo opuestos é los caractéres del espiritu de Dios, 103, Cap, X. Se explican algunos instintos de espiritos dudosos é incicrtos. 4127, Cap. XL, Se exponen los diversos modoscon que obra en las almas el espirita del Setior. 445, Cap. XII, Se exponen diversss astucias con que el demonio con su perverso espfritu engefia las almas, 160, Cap. XII. Se manifiestan las ilusiones con que el demonio engana & las almas incautas, comenzando en el presente capitulo de las ila= siones que suceden en la oracion, 172, Cap. XIV. De las ilusiones diabdlices que suceden acerca de los ejer— cicios de las virtudes y de los vicios, 499, Cap. XV. Se exponen brevemente los caractéres del espiritu humano, 214, Indice de cosas notables. 230, DISTARNITRNTD DE LOS ESPIRIEWS, PASA G12SATAR RRELAMZNLZ LAS ACSIONES PROPIAS ¥ LAS DE OTROS. INTRODUCCION A LA OBRA. a eP s Oe eg L camino por donde camindmos en la peregri- = pacion de nuestra vida, dice el Sabio en los ne Proverbios, que tal vez nos parece derecho, y f a Hotes es engaiioso; parece que nos conduce al ules de la vida eterna, y en la realidad nos lleva a la muerte y a la perdicion: Est via, que videtur homini recta: & novissima cjus deducunt ad mortem. (1) Pero lo que afiade en el siguiente ca- pitulo nos debe hacer aun mas sospechosos y mas temerosos de nuestras acciones : Omnis via viri recta sibi videlur: appendit au- tem corda Dominus. (2) Por aquellas palabras :-omnis via viri, dice Cornelio 4 Lapide, qne se debe entender el hombre bue- no, el cual considerando atentamente sus acciones, nada de mal reconoce-en ellas; mas Dios que con usta vista limpisima penetra lo intima de nuestros corazones, no las reconoce por buenas por verlas manchadas con algun mal efecto 6 sinies- tra intencion: Omnis via, hos est, acto viri probi, videtur ipsi, eliam studiose perpendenti, & persct utanti, esse proba © recta: at Deus penetrat , ponderatque singulorum corda; ac sepe vie det in eo latere aliquem affectum vitiosum , qui causa est aclio- cas ctf Prov. i6,¥. ag =! a) Ibid, wa, -4- nis, illamque vitiat, & inguinat, aut cerle minus probam, sanctam efficit. (4) 2 Por eso nos inculca tanto el Apdstol, que eximjnemes todas nuestras obras, y que inquiramos si su origen y prucipie es bueno 6 defectuaso ; para que hallindolas. uenas 4 la lug de una recta discrecion, las abracemos} mas reeonociendo en ellas alguaa apariencia de mal, las ‘rechacemaos: Omnia probate, quod bonum est, tenete: ab omni specie mala abstinete vos. (2) En faltando. esta discrecion , toda virtud , dice §. Bernardo, pierde su lustre y se cambia ew vi- cio abominable: Tolle hanc, (nempe discretionem) & virtus vitium erit. (3) Porque la discrecion es la que modera los afectos, regula las buenas costumbres, dirige todas las virtu- des, y 4 todo da norma, da modo, da érden, da decoro y estabilidad: Est ergo discretio non tam virtus , quam modera- trix, & auriga virtutum , ordinatrixque affectuum, & morum doctria... Discretio quippe omni virtuli ordinem ponit , ordo mo- dum tribuit, & decorem-, etiam & perpetuitatem. De donde in- fiere el Santo ser necesario, que quien corre ce la carrera: de la cristiana perfeccion lleve en la mano-la hacha encendida de una sabia discrecion, si quiere llegar sin tropezar 4 la con- secucion de la virtud, de quien ella es madre: £rgo ne incur- rat, qui currit, illuminari necesse est lumine, discretionis, quae mater virtuum est, © consummatio perfectionis, (4) 3, Todo esto confronta maravillosamente con la célebre sentencia del. gran Padre de los monges S. Antonio Abad, abrazada con. undnime consentimiente de todos los Padres de Egipto. Habiéadose jantado éstos en una conferencia de espi- vitn para examinar a cual de las virtudes se-debia dar la pri- macia:- despues de haber expuesto varios sus pareceres dife- rentes y discordes, se levanté en pie el santo Abad: Antonio, y definié-que en el coro. de las virtudes a sola la discrecion se debia conceder la preeminencia, porque ella es. la madre, la Ate Cornel, In pred. Text. a’ Ad The g.ar. (g/ Berm erm. 49, da Cant, 14] Id. In Cireome. Domial ,.serm, gy. ake guarda y reguladora de todas las otras virtudes: ella es la que con seguridad conduce las almas 4 Dios, las hace subir a la cumbre mas alta de la perfeccion; y de la falta de ella pro- viene que trabajando algunos sin cesar, jamas lleguen 4 la al- teza de la santidad: Et wa tam 2. Antoni’, quam universorum (scilicet Patrum Egypti} sententia definitum est, discretionem esse, quae fizo gradu intrepidum Monachum perducit ad Deum; preeditasque virtules jugiler conservet illesas , cum gua ad con- summationis excelsa fastigia minore possit fatigatione conscen- di; & sine qua multi etiam propensius laborantes , per fectionis nequiverint culmen aitingere. Omnium namque virlutum gene- rairix , custos, moderatrixque discretio est. (4) 4 No puedo pues yo hacer cosa mas util para cualquiera 4 cuyas manos llegare este mi pequeiio libro, que presentarle en él un cuerpo de reglas aptas para discernir la calidad deb propio espiritu: quiero decir para entender 4 quien tenga él por guia de sus pensamientos y de sus afectos: si al demonio, si al amor propio, 6 si d Dios. Porque 6 sera él persona espi- ritual; y en tal caso con. esta discrecion de los espiritus, po- dra cautelarse de los engafios, y arreglar todas sus acciones de- tal modo, que con velocidad y seguramente corra por el ca- taino de la perfeccion conforme 4 la doctrina de los Santos; 6 sera persona del mundo: y en ese caso el conocer las astucias con que el demonio iateriormente le engaiia, servira mucho- para no-desviarse de la senda derecha de la eterna salud ,. como dice §. Lorenzo Justiniano: Jn spirituali.certamine diaboli: nom ignorare astutias., plurimum proficit ad salutem..( 2.) 5: Greo.sin embargo, que el presente libro. sera mas-a pro-- pésita para los directores de las almas, que para otro alguno;: porque si 4 otros es util,.4 los directores por causa de su ofi- cio, es necesaria la discrecion de los espiritus.. Dice S. Bernar- do,.que la virtud de la discrecion.en pocos se halla; y por eso: debemes sujetar el. propio espiritu: al parecer y obediencia de- guestros. padres espirituales, y no hacer mas ni menos de, lo (te) Casshon, collat. a. cape gL) Lac, Just, Later, Conf. cap. t1.- -_~6=— «que ellos nos prescriben: y suplir de esta manera la discrecion que nos fulla, con la que ellos deben tener: 4¢ vero quia om- tino rara ista avis est in terris, hujus discretionjs locum in no- bis, fratres, suppleat virtus obedientiae , ut nihil plus , nihil mi- nus, nihil aliter, quam imparatum sit, faciatis. (4) Afadid, que aun teniendo alguno esta rara virtud, no por eso debe va- Jerse de ella para regular su propio espiritu, sino que entes debe sujetarse a la disctecion de su director: asi porque ningu- no es buen juez en-su propia causa, como tambien porque quiere Dios segun Ja presente providencia, - el hombre no se gobierne 4 si mismo, sino que sea regnle lo y dirigido por otro hombre. Supuesto pues que 4 los directores de las almas compete singularmente el recto discernimiento de los espiritus; a ellos se endergzard con modo particular la presente obrilla. CAPITULO PRIMERO. Explicase que cosa sea espiritu y cuantas suerles de espirilus hay. $1 6 Bi Apéstol S. Juan nos advierte, que no seamos faci- les en dar crédito 4 cualquier espiritu, sino que examinemos diligentemente primero, si es de Dios, 6 trae su origen dé otra causa que no sea buena: Nolite omni spiritui credere, sed probate spiritus , si ex Deo sint. (2) S. Agustin sobre estas pa- labras introduce 4 uno hablando de este suerte: Prabare vellem, si errare non possem. Certe, si non probavero splrijus, qui ex Deo sunt, incurram necesse est in spiritus, gui ex: Deo non sunt, & in hoc seducar a |Pseudoprophetis? Quid agam? Quomodo observem? gO si Joannes, quomodo nobis dizxit: probate spiritus,qui @ Deo sunt, dignaretur, quomodo probentur spiritus, quia Deo non sunt exponere? (3) Quisiera hacer prueba de tos ta- Sa? 8. Bern. aerm,4.in Circumc. Dom. 1917 1 Joan, 41 4g) August. de Verb. Apost. seri, 32, -7=— les espiritus, si estuyiese seguro de no errar; porque si yo no hago spe y averiguacion de los espiritus que traen su origen de Dios, caeré en aquellos espiritus que nacen de otro principio y quedaré engafiado. ¢Qué haré pues para probar semejantes espiritus y no engaiarme? ;Q plugaiese 4 Dios que asi como nos encargé 5. Juan el examinar los espiritus que na- cen de Dios, se hubiera dignado de darnos las reglas para cov nocerlo y discernirlo! De esta manera hablaba aquel, y no ha= cia reflexion que si bien no nos da estas reglas el santo Apdstol, pero» nos la suministra-en otras partes-la sagrada Escritura, nos la suministran los santos Padres y nos la suministran los Santos y Doctores: y estas bastan para formar un prndente juicio de cualquier espiritu, si es bueno 6 male: en lo cuab consisite el ser uno buen. discernidor de espiritus; y esto sera lo que irémos haciendo en el progreso de este libro. §. IL 7 No es posible comprender que cosa sea esta discrecion de los espiritus y como puedan conseguirla les: directores de las almas; sin saberse primero que cosa: es espiritu. Este nom- bre se instituyé para significar muchas cosas; porque cenviene a Dios, 4 la tercera persona de la santisima Trinidad, 4 todos los angeles buenos y malos y 4 las almas-racionales. Se acomo- da tambien para significar algunas cosas materiales y corpéreas, v. g. el aire agitado y movido de los vientos: Adduait spirdum super terram, & imminule sunt aque. (1) La misma respira- cion del aire: Mon habebat ultra spiritum ; (2) como se ke de la Reina Sabba. ¥ los médicos bo toman para significar wna sustuncia ténue, aérea, lucida y muy sutil, que difandiendose por todos nuestros miembros y potencias corporales has hacem agiles para el movimiento, y prontes para sus propias funcio- nes. Todos estos se Haman’espiritus; pero no son aquellos es~ piritus dequeaqui tratamos. Aqui pues por espiritu entendemos Ap Sa) Gem Ber. f at ge Reg rg. & -—~$— n impulse, wna mocion 6 inclinacion interior de nuestro ani- mo hacia alguna cosa que en érden al entendimiento sea ver- dadera 6 falsa, y on 6rden a la yoluntad, sea buena 6 mala, De esta manera si alguno es facil en mentir, decimos que tiene el espiritu de la mentira: si se siente interiormente impelido 4 mortificat'su cuerpo, decimos que tiene espiritu de penitencia: sies inclinado a dominar 4 otros, decimos que tiene el espiritu de a soberbia: sies movido de cierta voluntad y gana de pa- -recer bien 4 los ojos de otros, decimos que tiene el espiritu de vanagloria. Ahora, este impulso interior hacia las cosas, ya*sean viciosas 6 virtuosas, ya sean fulsas 6 verdaderas, consiste en dos actos, uno de los cuales pertenece al entendimiento, con el cual nos sentimos inclinar a creer 6 descreer alguna cosa verdadora 6 fajsa: el otro pertenece 4 la yoluntad, con el cual nos sentimos movidos a abrazar 6 rechazar alguna cosa buena 6 mala. ¥ esta inclinacion del entendimiento y mocion de la vo- luntad hacia algun objeto, es lo que puntualmente se lama espiritu. Si el movimiento de la voluntad es hacia un objeto malo dicese espiritu malo; y si es hacia un objeto bueno, di- cese espiritu bueno, Lo mismo digo en érden al entendimiento: ai éste es Hevado a creer lo verdadero, se dice movido de espi- ritu recto; mas si es movido 4 creer lo falso, se dice denomi- nado del espiritu malo. 8 Por eso el Redentor reprendiendo 4 Santiago y S. Juan, cuando indignados contra la ciudad de Samaria querian hacer bajar fuego del cielo para reducirlas 4 cenizas, les dijo: Nes- citis, cujus spiritus estis. (1) Vosotros aun no sabeis que espi- ritu es el que os mueve, esto es, vosotros aun nosabeis ph deben ser las inclinaciones de vuestro corazon; cuando mis se- euaces no deben ser tan ardientes, ni tan inclinados al castigo, sind antes bien faciles a inclinarse a la mansedumbre, 4 la hu- manidad y al perdon. El Apéstol de las Gentes, hablando de #i mismo a los fieles de Corinto, dice asi: Vos auteny non spi- Fitum hujus mundi accepimus: sed spiritum qui ex Deo est. (2) Vit tegsn a0 uGnaam -9- No le recibido yo aquellos conocimientos y aficiones yanas que inspira el mundo, sino aquellas inteligencias sobrehuma- nas y sentimientos santos que infunde Dios. Y finalmente avi- sandonos el amado Discipulo, que no queramos dar crédito a cualquier espiritu: Nulite omni spiritui credere: (1) ¢ que. otra cosa aos quiere sigeificar sino que na seamos ficiles en tener por bueno todo dictamen de entendimiento, ni toda inclina- cion de voluntad, que en nosotros 6 en otro reconocemos? Quede pues cone, que espiritu no ¢s otra cosa que un impulso, mocion 6 movimiento interior 4 creer 6 desereer, a hacer.é dejar de hacer alguna cosa; y que tal es el espiritu, caal ea sn mocion buena 6 mala. §. I. 9 San Bernardo seiiala seis clases de espiritus diversos , de los cuales puede el hombre ser movido 4 sus operaciones: Sed quia spirituum. diversa Sunt genera, nevessaria est nobis coruns discretio, presertim cum ab Apostolo -didicerimus, nor omni Spiritui credendum esse.(2) Dascendiendo despues en particu- lar, demuestra con la.autoridad de la sagrada Evcritura, cwa- Jes son estos espiritus. El primero es el espiritu divin, el cual habla al corazon, conforme el dicho del santo David: 4udiem guid loquatur in me Dominus Deus. (3) El segundo es el espiri- tu.angélico, que en efecto habla dentro de nosotros, como con- fiesa de si el profeta Zicarias; Angelus qui loquehatur in me, (4) El tercero es el espiritu diabdlico 4 a permite Divs muchas sugestiones p:rversas, como testifica el real Profeta. Immissiunes per angelos malos. (5) El cuarto es el espiritu de la carne, de quien soa algunos. dominado: » como confirma el Apdstol: Spiritus carnis suc inflatos. (6) El quiato es el espi- ritu del-mundo, de quien estaba exento el Apéstol - Nos au- lem-non spiritum hujus mundi accepinus. (2) El sexto es el es- Qa ls. Foam. get. 12) Barn, Serm. Sept. apirit. 181 Pal, 77g, ¢ 61 Ad Colos, a 18, -—-10— piritu humano, de quien dico el Apéstol que el hombre es testigo para si mismo, porque lo siente dentro de siz Quis enim hominum scit, que sunt homizis, nist spiritus hominis, qui est in ipso. (A 10 El espiritu divino es una mocion interior que siempre nos inclina 4 lo verdadero y nos aparta de lo falso; nos impele al bien y nos retrae del mal; y por eso siempre es santo. Esta mocion a veces la hace Dios por si mismo, derramando con sus propias manos:obre nuestra mente aquella luz celestial que es dpta para despertarla, y tocindonos por si mismo nuestreco- razon con santos afectos. Ouras veces la hace por medio de los angeles , y entonces se lluma espiritu angélico, porque Dios ha seiialado 4 los angeles para nuestra guarda, 4 fin de que en- ciendan en nuestros corazones amor a la virtud, horror. los vicios y nos reprendan de nuestros excesos: en una palabra, para que engendren dentro de nosotrosespiritu recto: Zt reversus est Angelus, qui loquebatur in me, dice Zacarias, & swscitavit nie quasi virum, qui suscitatur & somno suo: (2) y volviendo el angel me desperté 4 la manera que un hombre se recuerda del suefio, Este recuerdo interno hecho por mano de los énge- leg, es puntualmente el espiritu angélico. El espiritu diabslico es un impulso 6 movimiento interior, que siempre nos lleva a lo falso 6 4 lo malo, y nos aleja del bien ; y por eso es siempre malo, De estos perversos movimientos es siempre autor el de- monio, porque 6 nos levanta por si solo, 6 por medio de la earne y del mundo, que son sus alguaciles con él confedera- los, como dice S. Bernardo: Sicut ergo hi duo satellites malig- ni illius Principis tenebrarum, ut dominelur spiritus neguitee spiritui carnis, & spiritui hujus mundi. (3°) El espiritu de ta carne en nosotros es una inclinacion 4 los deleites del sentido pertenecientes al paladar 6 ul tacto, 6 4 la vista, 6 al oido, 6 al olfato. Asi lo dice S. Bernardo: Quoties ergo importune , wt assolet ; carnalis cogitatio mentem pulset, verb: gratia, cum da (34 Bera, serm, de sept, Spie. -iW- polt, de cibo, de somno, caeterisque similibus ad carnis curam pertinentibus cogitantes, humano quodam inardescimus deside- rio, certum git nobis , spiritum carnis esse gui loquitur. El espi- ritu del mundo es una propension interna 4 la ambicion, 4 las honras, a la gloria, 4 los puestos, dignidades, a la hacienda y tiquezas. or eso prosigue diciendo el citado santo Doctor: Cum autem non de illecebris carnis, sed de ambitu saculi, de jactanlia & arrogantia, caeterisque similibus cogitatio vana ver- salur in cordibus nostris , spiritus mundi est, qui loguitur, lon- ge periculosior hostis,& mayore sollicitudine repellendus. Despues de haber dicho el melifluo Doctor que cuando nos sentimos incitados al placer, al honor, & la riqueza, obra el demonio en nosotros por medio de estos sus dos perfidos compaiieros,y carne y mundo; afiade que cuando despues nos sentimos movidos 4 ira, impaciencia, denvidia, 4 inquietudes, 4 desconfianzas, & revolucion y amargura de animo para con los prdjimos, de quie- nes nos parece ser ofendidos, obra entonces el maligno por si solo: Interdum ergo satellitibus illis terga vertentibus: Princeps, inse habens iram magnam tamquam leo rugiens insurgit adversum nos, cum videlicet non ad voluptatem carnis, aul seculi vanita- tem; sed ad iram, ad impatientiam, ad invidiam, ad amaritu- dinem_animi provocamur , importurie jagerendo, si quid minus amicabiliter, minusve discrete factum, aul dictum videtur; si qua denique aut in signo, aut in opere quolibet data videwur in- dignationis occasio, materia suspicionis. El espititu humano, finalmente, es una inclinacion de la naturaleza humana corrom- pida del pecado original a aquellas cosas que son conformes.al provecho y adelantamiento del cuerpo. Nuestra naturaleza, si es movida de Dios 6 de sus angeles se inclina al-bien: si es im- pelida del demonio 6 de sus ministros propende al mal: y si es dejada asi misma, se_va tras de las cosas agradables al cuerpo vil que de ordinario no son buenas, Ahora pues este incita- miento naturel que experimentamos en nosotros, es el espiritu humano que reina dentro de nosotros; y éste, dice 5: Bernardo, es el peor espiritu, porque lo tenemos entrafiado en nosotros, y a con él somos tentados de nosotros mismos, Por eso concluye: Ex quibus satis claret, quam sit homo precipuus impulsor sui, qui suo sine alieno impulsu cadere potest , alieno absque suo ca- dere non potest. Cuinam horum precipue resistendum? Nempe Auic, qui eo molestior , quo interior solus dejicere sufficit , cur Sine ipso alii possint facere nihil. (41) tt Se ha de advertir emp ro que estos seis espiritus se pueden comodamente, y aun se deben reducir 4 tres; porque el espiritu angelica se reduce al divino, no obrande en noso- tros los angeles, sino en nombre de Dios: el espiritu de la carne y del mundo se reduce al diabdlico; puesto que el de- monio por medio de la carne y del mundo, sus aliados, suele acometernes ; y destilar en nuestro animo su venoso espiritu. Y asi todos los e+piritus se unen en estos tres. Espiritu divino, espiritu: diabdlico -y espiritu humano. Asi concluye Cusiano: Iilud Sane prae omnibus nosse debemus, tria cogitationum nos- trarum esse principia, id est, ex Deo, ex diabolo, & ex nobis. (2) Asi hablan comunmente los ascéticos y misticos, y de esta manera hablarémos tambien nosotros en todo en el pre+ sente tratado. CAPITULO IE. Se déclara el modo con que se engendran dentro de nosotros los, tres referidos espiritus, dwino., diabélice » humano. 6 L 42. demos insiavado que las causas 6 principios de los. tras.espiritus diviso, diabdlico y humano., son Dios, el demo- nio. y nuestra naturaleza contaminada del. pecado de -Adan.,. Falta ahora que declarar el-modo con: que obran dentro de nosotros estas diversas causas, para imprimir cada una su pre- pio espiritu en nuestros énimos. Comencémos por la primera. (0) Bern io Cant. sermetos, (2) Caslan. Collat. 1. cape 1p, -13— causa que es Dios, y traigamos 4 la memoria, que para obrar’ los actos santos y virtuosos (ahora pertenezcan al entendimien- to, ahora & la voluntad) no basta el haber adquirido por medio de la gracia santificante un sér divino, y el haber reci- hido los habitos infusos de las virtudes teologales y- morales: ni tampoco el haber sido enriquecidos con Jos .preciosisimos dones del Espiritu santo; sino que fuera de eso se requieren indispensablemente-las ayudas actuales de la divina gracia: las. cuales no son otra cosa que unas ciertas luces que nos persua~ den la verdad, nos muestran la amabilidad de la virtud, y la fealdad del vicio; y ciertas mociones interiores que nos aficionan a lo bueno, y nos retraen de lo malo: porque as¥ como no basta para hacer los actos naturales, que tengamos una naturaleza humana con sus sentidos y potencias habiles para obrar; sino que son necesarios los espiritus vitales, que difundiéndose por los miembros, constituyen 4 nuestras po- tencias dispuestas y prontas para las operaciones: asi’ para hacer los actos sobrenaturales y divinos no basta. que ten- gamos participada la naturaleza divina com todas las vir- tudes, dones y potencias sobrenaturales; sino que son nex cesarios los ausilios y gracias uctuales, que a manera de- espiritus vitales den vigor a la voluntad para obrar lo bue- no. Aquellos misteriosos animales.que vid Ezequiel y que- d6 asombrado ,: tenian manos, tenian pied y tenien tam- bien alas; y sin embargo, para andar tenian necesidad de un impulso interior que los moviese hacia el término de su viager. Ubi erat impetus spiritus-, itluc gradiebantur. (1°) Asi para ha- cer los actos santos no: bastan hus virtudes. infusas y los dones,. que som como fos pies y las alas para ir @ Dios ;- sino que se requiere sobre eso, que el mismo Dios con las ayudas de sus- luces y pios afectos interiormente nos incite al bien. Con esto ya habra entendivo el lector como engendta Dios su espiritw dentro de nosutros, que es, -dandonos sus gracias actuales;. puesto que en: las luces que él infunde en nosotros ¥ en lax : ee ee oe a pias mociones qué despierta en nuestro corazon, consisten aquellos impulsos ¢ inclinaciones 4l bien, y aquel horror al mal, que se llama espiritn divino, segun- lo que hemos mos- trado en cl capitulo precedente. Y porque Dios es el que nos alumbra y mu2ve, 6 por si mismo, 6 por medio de los ange- les, se sigue que frecuentemente recibimos el espiritu divino, 6 inmediatamente de Dios, 6 de Dios por medio de los Angeles. §. IL. 43 Pasemos a ver ahora como el demonio infunde en no- sotros su espiritu diabélico, que es aquel pestifero veheno que da muerte a innumerables almas; pero antes quiero insinuar alguaas noticias, que es menester tener presentes en esta ma- teria. Se debe suponer, que cuando cayeron del cielo los . an- geles rebeldes, 6 no todos fueron precipitados 4 los sbismos, y si todos fueron precipitados, sale de alli gran parte de ellos 4 esta region del aire oscuro que circunda la tierra _y forma nuestra admésfera. Estos son en tanto numero, que si tuvie- sen cuerpo, como dice el venerable Belarmino, oscurecerian el sol en su mediodia: Plenus est aer iste terra viciaus deme- nibus sic, ul si corpora gererent , solem in meridic obscurarent. (41) Y Haimon, no ‘sin consentimiento de los PP. llega & de- cir, que no son tan espesos. los dtomos que vuelan por el: aire, como estan amontonados los demonios. que discurren por el mismo aire para daiio de.los mortales: Qui aer, ut philosophi dizerunt , & ut Doctores nostri opinantur , ita plenus est demo- nibus ,& malignis spiritibus , sicut radius solis minulissimis. ato- mis, id est, pulvisculis individuis. (2) Su empleo es teatar 4 los hombres incesantemente, ya incitandoles-al mal, ya apartan- dolos del bien, y un oficio tan perverso les. proviene de la en- vidia que tienen 4 nosotros, y de la soberbia con que se le- vantan contra Dios, como afirma santo Tomas: /mpugnatio quidem ipsa ex demonum malitia procedit, qui propter invidian Lao’ Bélarm, de Gemit, columb, exp. 12, 2) Haymon in Eplst, ad Ephes. cap. & =m 15 perfectum héminum impedire nituntur: 6 propter superdiam di- vine: potestatis similitudinem:usurpant , deputantes sibi ministros destinalos ad hominis impugnationem ; sicut € Angeli Deo mi+ nistrant in determinatis officlis-ad hominum salutem. (1) Por la-envidia no pueden suirir que nosotros hdyamos de ocupar aquellas resplandecientes sillas, de que ellos fueron justamente arrojados. Por la soberbia pretenden hacerse semejantes 4 Dios: y asi como Dios envia a los angeles 4 la puarda y cuidado de 2s ciudades, reinos y personas que viven en ellos; asi los ma- lignos diputan demonios particulares, que velen para la .per- dicion de las provincias, reinos y ciudades de la tierra, y de cada uné de sus moradores. Y -asi, como dice Alberto Magno, seguido del comun de los tedlogos, tenemos todos un demonio que vela y atiende 4 nuestra ruina. 14 [Esto supuesto, no es menester mas para concebir como se forma centro de nosotros el espiritu diabélico, que enten- der el modo con que se forman las. tentaciones diabélicas. Los demonios que en tanta multitud nos redean, entran-dentro de nuestro cerebro, cuya entrada no les. esta impedida; y por me- dio de la conmocion de espiritus mueven ya especies de obje- tos falsos, ya imaginaciones.de cosas ilicitas, y las combinan de tal suerte, que nos representan lo malo como muy conve- niente, y asi nos convidan 4 abrezarlo. I'uera'de eso penetran el sentido interior, en que reside el apetito sensitivo: y con la npluden de los mismos espiritus y de los humores, despiertan afectos petversos hacia los dichos objetos, y enciendan las pa- siones pecaminosas. Estos pensamientos pues unas veces fal- 408, y otras malos, y estas aficiones perversas son puntualmen- ‘te aquellas propensiones, aquellos impulsos y aquellos estimu- los para-lo malo, que nosotros Ilamambs espiritu diabélico. Mas se ha de advertir, que segun la doctrina de S. Bernardo, cuando el demonio nos asalta por si mismo, ingiere en nues- tres animos amargura do espiritu, porque excita entonces pen- “samientos turbios, afectos inquistos, agitaciones penosas , des- Cy 9G. Thom. 1. part, quate, 11%, ath - 16 — confianzas, caimientos de animo, deseaperacionts,.envidias, odios, rencores, tédios y melancolias de mucho tormento, Cuan- doempero nos embiste por medio de-sus ministros la carne y el mundo, imprime en nosotros espiritu dulce, pero falez y lison- gero; porque entdnces despierta en nuestro animo especies y deseos gustosos de placeres, de honores, de preeminencias, da fausto y riquezas, con que nos pinta delante de los ojos del entendimiento una fulsa felicidad , que despues viene a parar en una verdadera infelicidad temporal y eterna: Quis spiritus sit, gui loquitur, (dice el ya citado Santo) ipsa suggestio de- claravit ; semper-enim spiritus carnis mollia, spiritus mundi va+ na, spiritus malitia semper amara loquitur. (4 ) §. HL 45 Finalmente; para entender como produce en- noso- tros el espicitu humano nuestra naturaleza corrompida por al pecade original, es necesario acordarse de Jo que era la na- turaleza hamana antes del pecado de Adan, y de lo que es al presemle antes. que nuestro primer. Padre cayese en su tan sabida eulpa, la concupiscencia obedecia obsequiosa a la ra- zon, ni podia levantarse tumultariamente contra el imperio de Ja voluntad; porque el gran dén de la inocencia que entonces poseia, tenia las especies bien arregladas, y los humores cor- porales y pasiones bien ordenatlas, y sujelas. al imperio de la razon. Pero despues que con el pecado de Adan -fué nuestra waturaleza herida con aquel golpe mortal, perdié los dones de la gracia, y especialmente el ddn de la justicia original y de la integridad,-y quedé grandemente debilitada en sus bienes naturales. Entonces fué cuando el entendimiento quedé oscu- recido, la imaginacion instable, y da yoluntad debil y flaca: y desenfrenada la concupisceacia, comenzé asnblevarse con todas sus pasiones contra-la-valuntad y contra la razon, y a no que- rer sufrir el {reno de la,subordiaacioa. Este es el estado mi- Sa B. Berm, de sept. Spirits -i- serable en que al presente nos hallamos; y por eso nuestra na- turaleza asi desconcertada de ordinario nos impele 4 aquellas cosas, con las cuales tiene amistad la carne, el mundo y el demonio, Estos impulsos pues 6 movimientos por lo comun defectuosos ,.en cuanto provienen de nuestra naturaleza, se Ila- man espititu humano. §. IV. 16 Mas no es facil, dice'S. Bernardo, el discernir si los Movimientos internos del animo provengan 6 de la naturaleza humana, 6 del demonio, 6 de la carne, 6 del mundo, confede- rados para nuestro dufio: porque inclinandose nuestra corrupta naturaleza 4 querer las cosas que quieren aquellos sus tres grandes enemigos, no es posible conocer si ella por su sola corrupcion, 6 aquellos con sus instigaciones .sean la causa de tales movimientos defectuosos: Jam-vero non facile arbitror posse discerni, quando noster ipse’ loquitur spiritus , quandove loguentem alterum audiat quemlibet ex tribus illis. (4) De aqui prosigue diciendo, que poco importa semejante discerni- miento ; porque siendo estos impulsos de una misma cosa, y todos igualmente-peligrosos y nocivos, todos se deben recha- zar con solicitud y diligencia: Sed quid refert, quicumque: {o- quatur, dum ynum, & idem sit, quod loquuntur ? Quid refert loquentis nosse'personam,, dum_constet, periculosum esse quod foquitur? Si inimicus est, -resiste viriliter inimico: si tuus ipse spirilus est, argue eum, & miserabiliter plange, quod in tantam miseriam, € tam miserabilem devenerit servitutem. 17 Con todo eso, porque en algun caso puede ser conve- niente para la buena direccion de Jus almas el entender de donde nacen sus malos movimientos, si de dentro de la cor- ropeion de la natoraleza, 6 de fuers de la instigacion del de- monio, daré aqui aquellas congeturas que se pueden. tener. cosas que tienen sn origen de nosotros mismos, y de nues- tra naturaleza, espontdaneamente las emprendemos, y espopta~ ta) ‘Berp, sera, de wept. Fpi, = 1 — neamente las dejamos ; mas-aquellas cosas que nuestros enemi- gos nos ingieren de afuera,se imprimen en nosotros con mucha fuerza, ni podemos con facilidad impedir sus progresos ; por que es otro el que obra dentro de nosotros, 4 pesar de toda nuestra resistencia. A mas de eso los impulsos de la naturaleza suelen de ordinario tener alguna causa natural que Jos despier- ta; pero las sugestiones del demonio nacen las mas veces de improviso, 6 sin alguna causa, 6 por muy ligera ocasion. Al- “gunos aiaden otras congeturas. Si la tentacion tuva principio de malos pensamientos y perversas imaginaciones ingeridas sin motive, 6 por muy ténue causa, scra seftal que su autor fue el demonio; pues parece que en este caso falta causa natural bastante para levantar este fuego. Pero: si la tentacion comienza por la rebelion del sentido, y pasa despues 4 ejercitar en la mente pensamientos-pecaminosos, convendrd dar la culpa 4 ja natural conmocion de los humores y espiritus, y por consi~ guiente a la perversidad de la naturaleza inclinada al mal. Con esta regla descubrid S, Felipe, que ciefta tentacion im- pura que sintid, habia sido sugerida por el enemigo infernal, que con semblante de un pobre se le aparecié junto al anfi- teatro romano, Afiaden tambien , que sirecutriendo la_ persona a Dios al ‘tiempo de su tentacion, esta se desvanece luego, os seiial que venia del demonio, porque nuestros. enemigos temen ‘mucho la oracion fervorosa -y devota; y cuando nos ven con estas armas en la mano prontos 4 la defensa, se caen de dnimo y se retiran, Mas si recurriendo Ja persona con fervor a la oracion, no cesa Ja tentacion, sera indicio que nace esta de dentro de la fragilidad de la naturaleza; porque no queriende obrer Dios extraordinariamente, ayuda 4 Ja voluntad para re- sistir, y deja que ha naturaleza siga su curso, En suma observe el director el modocon que se levantan y duran: las tentaciones, y tendra lug bastante para conocer cuales sean sus autores: porque’d la verdad ciertos modos violentos, improvisos, obs~ dinados, y sin ocasion suficiente, no suelen.tener su origen de la naturaleza, de quien es propio el praceder mas sosegada- = 19 = mente, y con naturalidad.eni sus movimientos, aunque sean desareglados. Es verdad que estas reglasno son infalibles, pero con el largo. manejo de las almas Hega el director por medio de ellas 4 conocer de qué principios provienen ciertos impul- sos pecaminosos que padecen: y sirviéndose oportunamente de las tales noticias ,. puede despues aplicarles remedios acomoda= dos 4 su necesidad. : 48. Advierta el lector, que si bien he puesto yo la esencia de los espiritus en las mociones actuales interhas que solemos experimentar, y he constituido toda su diferencia segun la di- versidad de los tales movimientos; con todo eso suele aplicarse tambien el nombre de espiritu a las causas y principios de ine tales mociones. Asi no solamente se llama espiritu divino aquel impulso ganto que el hombre en si mismo experimenta; sino tambien se dice espiritu divino el mismo Dios, en cuanto produce estos santos: éstimulos en el corazon del hombre. No solo se lama espititu diabélico aquel incentivo al mal que tal vez padecemos dentro de nosotros ; siao tambien el mismo de- monio, en-cuanlo excita estos pésimos incentives en nuestros corazones. Lo mismo se dice del espiritu humano. CAPITULO III. Se explica que cosa es la discrecion de los espiritus en cuanto es gracia gratis data. GL 19 ¥. que el lector ha comprendido cuantos y cuales son [os espiritus que pueden despertarse en nuestros corazonés, y los movimientos que ellos producen dependientes de sus cau- sas; no le werd dificil el entender que cosa’ sea la diserecion de espiritus. Pero para proceder ordenadamente, es menester’ dis- tinguir dos discreciones de espiritus: una que pertenéce a las gracias gratis datas, y es la septima entre las gracias que ou- — 20 — mera el Apéstol: 4)ii per spiritum datur sermo sapientic , alii sermo scienlie secundum eumdem spiritum , alii fides in eodem spiritu, alii gratia sanitatum, alii operatio virtutum., alii pro- phetia, alii discret spirituum. (4) La otra consiste en un jui- cio prudente adquirido con arte y con industria acerca del pro- pio 6 ageno espiritu. La primera discrecion es un dén gratuito que a pocos se concede. La segunda, es un industrioso discer- nimiento que cualquier puede conseguir. De la primera habla- rémos en el presente capitulo, y de la segunda en los siguientes. 20 Santo Tomas dice, que la discrecion de los espiritus en cuanto es gracia gratis data, es un claro-conocimiento de los secretos de los corazones de otros: Secunda, ut possit manifes- tare ea, que solius Dei est scire: & hae sunt contingentia futu- ra, & quantum ad hoe ponitur prophetia: € etiam occulta cor- dium, & quantum ad hoc ponitur discretio spirituum, (2) ¥ si bien la discrecion de los espiritus declarada en este modo, con- viene de alguna manera con la profecia; sin embargo es muy diversa de ella, porque 4 la profecia compete generalmente el conocimiento de cualquier cosa oculta, y con mas propiedad la noticia de las cosas futuras contingentes; pero 4 la discre- cion solo pertenece el descubrimiento -de los corszones, Esta gracia la da siempre Dios para’ provecho espiritual de los pré- jimos , el cual es el fin 4 que se enderezan todas las gracias gratis datas; porque en la reatidad no hay. cosa que concilie mayor creencia 4 la doctrina de la fe, como el ver que quien la propone, conoce los sectetos del corazon 4 solo Dios mani- fiesto; ni hay cosa que mas conduazca 4 la recta direccion de las almas fieles, como el penetrar los ocultos escondrijos de. sus corazones. No hay duda que algunas veces ha repartido Dios esta gracia a sus fieles siervos, cuando vemos que algunos de estos decian acertadamente a otros los pensamientos que pasa- han por su entendimiento y los afectos que alimentaban en sus corazones: otros en el acto de la confesion sacramental descu- brian a sus penitentes los pecados que 6 por flaqueza de mo- Se ee Lip Cem 12, 10, Val 5, Thom. tm qpast vitarb ay moria, 6 por vergiienza culpable dejaban de confesar: seial clara que con la vista de la mente entraban 4 ver lo intimo dg sus conciencias: otros finalmente llegaban 4 ver hasta el estado en que se hallaban Jas almas de sus prdjimos, si en gracia 6 desgracia de Dios, lo que es un grado de discrecion mas. alto y mas estimable. 21 Mas porque el ver lo interior de las personas es gracia que se concede 4 pocds, por eso otros sagrados ‘Doctores ex- plican de otra manera la discrecion de los espiritus en cuanto es gracia gratis data, é infusa por el Espiritu santo en nues— tras mentes. Dicen estos, que una tal discrecion consiste «en un instinto 6 liz particular que comunica el- Espiritu santo pata discernir con un recto juicio 6 en si, 6 en otros de qué principio provengan los movitientos internos del dnimo, si del bueno 6 del malo.» Esta es cosa diversa de Ja que, segun la mente del: Angélico, hemos antes deslarado, porque una cosa es que una persona llegue de hecho 4 ver con los ojos de su mente los secretos de los corazones de otros: y olra muy diferente, que habiéndole manifestado otra los secretos de su corazon sepa despues con el favor de una luz muy particular decidir con: juicio recto de qué principio procedan , si de bue- no 6 de malo, Esta segunda, si bien es discrecion de los espi- ritus infusa 4 causa de la lua extraordinaria que Dies iafunde en el alma para hacerla apta para semejante discernimiento : pero es una gracia inferior 4 la primera come ven todos. En este segundo sentido anpane la discrecion de los espiritus el Apéstol. Escribiendo 4 los Corintios, les dice que aquel que sera entre ellos discernidor de los espiritus, conocerd clara- mente que los documentos que ensu carta les propone, los ha recibido de Dios: $i quis videtur Propheta esse, gut spiri- tualis , cognoscat quae scribe vobis , quia Domini sunt prozcepta. (1) Noétese que no dice el Santo que aquel.es espiritual , esto es, conocedor de les espiritus que con Te vista interior vera dentro de su corazon los documentos que Dios le ha_contuni- kip Corse -~ 22 — eado, sino que aquel sera tal, que escuchando Ja doctrina de au epistola, conoceré.con seguridad que le fué.dada de Dios. Y en este séntido entienden comunmente los santos Padres la gracia grafis data de la discrecion de los espiritus. §. IL 22 E,to supuesto, pasemos ahora a declarar la definicion que hemos dado segun todas sus partes, comenzando por la materia que tiene por objeto.Pero antes-se ha de suponer, que ta regla infalible de nuestra creencia es la sagrada Excrivora, y la tradicion Apostélica, en cuanto ambas son recibidas de la santa Iglesia catdlica; y que la regla segura de nuestras operaciones santas y sobrenaturales, es la recta razon en cuan+ to es alumbrada con la doctrina de la fe. De donde se sigue que aquellos impulsos que nos Ievan-a creer lo que esta re- velado en la-sageada Escritura, y lo que por hereditaria suce- sion se ha dimanado a nosotros de los Apdstoles, es en érden al entendimiento espiritu. recto y santo; pero si al contrario, Jos tales impulsos nos inclinan 4 creer lo opuesto, son eviden- temente espiritu falso y perverso. Asimismo respecto de la- vo- luntad todas aquellas mociones que nos hacen obrar segun la recta razon, y segun los divinos documentos, son claramente, espiritu bueho; mas aquellas que nos hacen discordar de’ la razon natural y de la ley diyina, son seguramente espiritu malo. Digo pues que la discrecion en cuanto es un dén -infun- dido de Dios en los entendimientos humanos, no tiene ‘por ob- jeto y materia de sus. discernimientos, ciertos espiritus que sin duda son buenos 6 malos, verdaderos 6-falsos, pues ‘para hacer recto juicio en una materia tan clara no son necesarias las luces especiales del Espiritu santo, sino que basta la -lug ordinaria‘de Ja fé, que 4 ningun fiel niega Dios. Por eso el. angélico Doctor earando las. palabras. del Apdstcl: Omnia probate, aiiade, scilicet que sunt dubia, manifesta enim exa- Minatione non indigent. a 25 23 Materia de la discrecion infusa son ciertos espiritus dudosos 4 inciertos, de quienes no es facil entender éi traen- su origen de principio bueno 6 malo; v. g. ciertos impulsos y mo- ciones 4 creer alguna cosa verdadera, 6 4 obrar alguna cosa buena; pero que no es claramente verdadera ni abiertamente buena: y-si es en gi misma verdadera y buena, puede endere- zarse a algun error 6. mal,d4lo menos 4 impedir mayor bien: Tales son en érden al entendimiento’'ciertas revelaciones rivadas, ciertas locuciones internas, ciertas visiones hechas 4 i sentidés interiores 6 exteriores, ciortas doctrinas nuevas, y ciertas verdades que no estan reveladas en la sagrada Escritu- ra, ni ensefiadas en los sagrados Doctores, 4 que se siente tal vez alguna persona inspirada. En érden 4 Ja voluntad, tales © son. ciertos impulsos 4 hacer cosas grandes. y santas, pero desa- costumbradas: ciertos estimulos 4 emmprender cosas superiores 4 las propias fuerzas, aunque fundados en la confianza de la divina asistencia: ciertas inspiraciones de pasar de un estado bueno.é otro tambien bueno 6 aun mejor: ciertos celos ardien- tes de la salud de los prdjimos, que puestos en ejecucion, pue- den surtir bueno 6 infeliz éxito: ciertos. encendimientos en la oracion, que parecen santos, pero na consta de su santidad: y otras mil cosas que tienen muy buena apariencia, pero que jus~ taimente se teme que pueden nacer del mal principio, 6 pue- den parar en un pésimo fin. Ahora digo, que-asi come el . for~ mar recto juicio de tales espiritus dudosos es cosa muy dificil, asi para esos es muy Oportuna la discrecion infusa; porque por medio de ella recibe-el hombre la lua especial para discernir la calidad de semejantes espiritus, y para decidir sin errar si som buenos 6 malos. ¥ por eso decia, que estos espiritus inciertos. 'y mal seguros son el objeto propio de esta gracia gratis data, Lo ensefia claramente S. Bernardo: Herum quis ita vigilet dili~ gens observator molionum inlernarum suarumt, sive in 3¢ , sive ex se facarum , ul liquide ad queeque illicita sensu cordis’ sui discarnat inter morbum inentis, & morsum serpentis ? Ergo nullé hoc mortaliue: possibile puto, nisi qui illuminatus & Spirit: Sane- = 9) = to. speciale accepit donum; quod Apostolus inter catera charis- mala, a enumerat , nominat discretionem spirituum. (4 ) Lo mismo dice Gerson: Non facile est discernere sensum @ consen- su. Quanto plus habebit difficultatis probatio spiritus , dum vide- Gcet spiritus unus vel inspiratio vehemens tangit mentem, si sit a@ Deo, vel ab Angelo bono, vel malo, vel & proprio spiritu.hu- mano. Unius rursus sensus portio duplex, superior & inferior, ‘adscripta est, cujus sentire divisionem perfecte dat illud verbum Dei, quod pertingit usque ad divisionem spiritus, & anima, (2) Y veis aqui que este mistico Doctor atribuye la discrecion de los espiritus eden 4 aquella operacion divina, que no solo puede discernir la calidad de los espiritus, sino que tambien puede dividir el espiritu de la misma alma, aunque en la rea- lidad sea en sustancia una misma cosa el alma con el espiritu. §. I. 24 Dije que la discrecion de tales espiritus se hace por medio de un juicio recto regulado de una luz extraordinaria con que Dios esclarece la mente del hombre. discreto-- Mas aqui se puede preguntar, dsi este juicio discernidor @s cierto é infalible, 6 incierto y sujeto-a error? A esta.duda responde el Padre Suarez, (3) diciendo que semejante juicio po es formalmente cierto é infalible, porque una tak infalibilidad no puede provenir sino de la evidencia 6 de la fé; y ni uno ni otro compete al referido juicio. No es evidente, porque si bien decide acerca de la calidad de los espiritus, pero no los ve en si mismos claramente: no es acto de fé, porque aun- que se mueve de la luz divina, pero no se mueve de la pa- labra de Dios, y juzga de los espiritus, no porque tenga al- guna revelacion divina de su calidad, sino solameste por el meérito que en ellos reconoce. Distingue el Angélico dos espe- cies de profecia: una perfecta, con la cual conoce el Profeta Ful Bera. im Cant. verm. $3: — to” Gert. de Prob. Spir. | yf Sua, de Grat, tom. 1, part. ¢. Prov. g. cap. é, num. 4B -— 25 — las cosas futuras por revelacion expresa que recibe de Dios; y por eso forma un juicid cierto é infulible de las verdades re-. veladas. La.otra imperfecta, que mas propiamente se ,debé llamar instinto profetico, por el-cual conoce el Profeta las co- gas secretas, no por divina revelacion, sino solo por una ciertla luz que Dios le comunica. En este caso no puede él estar cier- to y seguro-de Ja verdad de'las cosas que entiende, porque no sabiendo de cierto si.la luz que le mueve provenga de Dios 6 de otra causa falaz, tampoco puede estar seguro de la verdad de aquellos objetos que con semejante luz se le manifiesta. Y en efecto, yerran tal vez los hombres santos en esta especie de profecia menos perfecta, como dice §, Gregorio y Ricardo de san Victor. (1) Aplicando pues la doctrina 4 nuestro caso, digo que la discrecion de los espiritus no es como Ja profecia perfecta, porque el hombre discreto no tiene alguna revelacion de Dios acerca de los espiritus de que forma juicio, sino que solamente tiene acerca de ellos una cierta luz y ‘un cierto, ins- tinto muy semejante al instinto profético; y por eso no puede tener una seguridad infolible sobre la rectitud 6 -maldad de los tales espiritus, y asi no puede ser formalmente cierto y seguro el juicio qne él. forma de ellos. 25 Con todo esto, aiiade el citado Doctor, que un tal juicio disceroidor de los espititus, si. fuere regulado por luz particular del Espiritu santo, es materialmente cierto’ intali-- ble; porque si bien la persona ce juzga, no puede estar segura de acertar con la‘verdad por -falta de motivo infalible pera’ jezgar; con todo eso su juicio es cierto por causa del _princi- pio que interiormente le mueve, no pudiendo el Espiritu. san- to excitarnos-a juzgar falsamente , ni movernos 4 pronuciar al- ua error: Assero (dice él) illud judicium non esse furmaluer, é propria certum ex motivo, seu ratione usserendi; quande at. tem ia re-ipsa est ex.motione Spiritus S. esse-certum n ateriuli« ter, vel potius infallibile ex material: objecto, & ex direstione Spiritus S. Este parece que sea tambien e] parecer de S$. Ber- — Kap Greg. in Ezech, hom, |. Ricar, in Cant, part. a. cap, 34. -— I nardo: Pessime matris ignorantia , pessimaitidem filie daw sunt, falsitas , & dubietas ; ilk miserior , ista miseradilior : per- nicisior illa, is'a molestior. Cum loquilur spiritus, cedit utraques & est non solum véritas , sed & certa veritas. Est quippe verita- lis ille spiritus, cué contraria falsitas est. Est & sapientie, quee cum sil tandor vite @terne , & ubique attingat propter mundt- tiam suam , obscuram ambigui non admittit. (1) Y nose ofus- que el lector por aquella palabra cum Joguitur spiritus; porque por locucion de espiritu entiende S. Bernardo, no solo la pa- labra expresa de Dios, sino tambiem cualquier mocion especial que haga Dios en lo intimo del espiritu. §. IV. 26. Dije, que pertencce 4 la gracia gratis data de la dis- crecion, no-solo formar recto juicio'de los otros espiritus, sino tambien del propio. Pero se debe notar, que es diferente el modo con que la persona discreta’ discierne los movimientos del propio espirita que los de los otros; porque dice $, Gre- gorio, qué las-almas buenas.distinguen sus operaciones santas y. divinas, de las diabélicas y humanas, por un.cierto saber de espiritu que las hace conocer y sentir la diversidad: Sancti viri inter illusiones ; atque revelationes ipsas visionum, voces, aut imagines quodam intimo sapere discernunt, ul sciant, vel quid @ boro spiritu percipiant, vel quid ab illusore patiantur, (2) Confirma lo-mismo Gerson, diciendo, que por medio de este interno sabor se deshacen las tinieblas de toda duda, y el alma se. asegura del buen espiritu :: Per inspirationem intimam , & internum saporem , ac -spirilualem duleédinem, vel illustrationem d:montibus -eternis effugantur ténebra@ om- nis dubietatis. (3) Lo cual empero se debe entender en caso que el alma -haya gustado otra vez del espiritu del Seiior; portjue siendo este tan diferente del espiritu humano y dizbé- lico, cuanto es diverso lo blanco de lo negro, y la luz de las 4 §. Bernard. germ. 17. In Cant. ay 8, Greg, Dial. lib, 4 cap. 28 ‘ Aa (a* Gers. tract, de Prob. spirit. om 27 Tinioblas; es facil 4 quiem muchas veces lo ha experimentado el discornirto de todo otro-espiritu falso y adulterado. Mas esto de ordinario: (prescindiendo de algun caso -particular que puede suceder) no seria verdadero, si la persona jamas hu- biese probado el esplritu de Dios recto y verdadero. Hablando ahora de tos espiritus de otros, digo que estos no se pueden conocer por via de sabor, porque ninguno puede experimen- tar 6 gustar de lo que se hace en lo intimo de los corazones de otras. ‘Y por eso la discrecion de estos. unicamente depen- de de aquel juicio recto de que arriba hemos hablado; y de la luz infusa que dirige semejante juicio, para acertar con la verdad. Y aqui quiero advertir a las personas espirituales, que aunque sientan tal vez, y les parezca ostar ciertas por una cierta suavidad, que-es Dios el que obra en ellaz,. no dejen por eso de aconsejarse con hombres doctos, y especialmente con sus Padres espirituales , y de guiarse en todo por su pare- cer; porque la seguridad que experimentan no ¢s tal, que no pueda estar “sujeta 4 algun engaiio.. Santa Teresa en una de sus cuentas de conciencia a su confesor, le dice: que en al- gunos dias en que se hallaba muy recogida con Dios, aunque se hubiesen unido contra ella todos los santos y subios det mundo, y Ja hubiesen- puesto en la mas horrible prueba para hacerla creer, que el demonio, y no Dios, era el autor de sus revelaciones, jamas la hubieran podido inducir 4 creer eso. (4) Y luego afiade, que-no obstante tanta certeaa, no hubiera mo- vido wna mano contra-el mandato 6 consejo de quien la diri- gia. Este es el modo verdadero de asegurarse de no errar. Por eso el yacitado padre Suarez hablando de estas mismas perso- nas devotas que pueden por un cierto sabor interno discernir da calidad del propio espiritu, advierte que deben aun esas, para proceder con seguridad, sujetarse al juicio de otros; pore que por causa del afecto que todos tenemos a nuestras’ cosas, pueden inclinarse mas 4 una parte que-a otra, y quedar en- geiiadas: Adverso tamen, affeclum ad res proprias posse aliquo TH] P Rivers vit. Ther, 1 4. cap. 26, — —- 23 — modo flectere, & inclinare intellectum-ad unam pattem; & ex hac parte regulariter securius probari spiritus per alium y quam per.se ipsum. (1) 5. V. 27 Confieso que la discrecion que hasta ahora hemos de- clarado, siendo gracia gratis duta, puede Dios repartirla a per- sonag aun manchadas con culpa grave; porque como dice el Angéelico, no repugna que esta especie de grucias se confieran tambien a almas delincuentes. Asi puede Dios por el bien espi- ritual de algunas personas sencillas dar a su director, aunque sea de una mala conciencia, luz extraordinaria con qué dee ciern la calidad buena 6 mala de sus espiritus; para que rec- tamente las guie por el-camino de la salud y cristiana perfec cion. Digo sin embargo, que esto no sucede de ordinario; sino que casi siempre concede Dios esta gracia 4 personas espiritua- les, que sean tales, no solo en cuanto al dén de conocer, sino tambien en cuanto d la bondad de la vida, Asi S. Pablo en el © citado texto hablando de aquellos que tenian la gracia de la diss crecion de espiritus, los llama espirituales 6 profetas: y asi co- mo no.se dd de ordinario la gracia de Ja profecia 4 los que son pecadores , asi tampoco-el dén de la discrecion: Si quis videtur propheta esse, aut spiritualis, cognoscat quie scribo vobis , quia Domini sunt pracepta. (2) Esta misma verdad vuelve 4-incul- car muchas veces en la misma epistola: Spiritualis autem jus dicat omnia. (3) El espicitual es aquel 4 quien pertenece juz- gar tolas las cosas, y por consiguiente tambien aquellas que estin escondidas en los corazones cle los hombres: Spiritus enina omnia scru'atur , etiam profunda Dei. (4) El espiritu solo es ef que llega a penetrar con vista limpia todas Jus cosas, aun las mas profundas que hay en Dios: 7 pues cuanto mas habil sera ‘pata penetrar el foado de nuestros corazones? Y mas claramen- te 4 mi propisito: Animalis homo non percipit eu, que sunt “CNT Sass oe cit mang (RP We Gon tg ate TRE DDL tS aT TO a te gpiritus Dei. (4.) El hombre carnal no es capaz de ‘conocer ef espiritu diviao, y por consiguiente de diferenciarlo del diabé- lico ni del-humano..Y la razon de esto es manifiesta, porque para recibir aquella luz pura y especial que_se infunde con la gracia de la discrecion, es necesaria tranquilidad de la mente, purezi de conciencia y dominio sobre las propias pasiones :-do- tes to:los de que se vem privadas las almas pecadoras. Y esta es puntualmente [a razon que trae santo Tomas, donde hablando de la profecia, dice: que si bien se puede conceler 4 los peca- dores; pero que raras veces sucede que se les comunique. 28° Por lo demis es cosa indubitable que siempre ha habi- do en la Iglesia de Dios almas puras que han poseido por gra- cia infusa la discrecion de los espiritus propios y agenos. S. Ge- rénimo aficma, que en el pueblo Hebreo habia sacerdotes, cu- yo propio oficio era discernir cuales fuesen los profetas verda- deros y cuales. los falsos: cuales dichos y sentencias fuesen pro- feridas, por impulso divino, y.cuales por instinto humano 6 dia- bélico. (2) Y asi es muy probable que muchos de esos tuvie- sen infuso el dén do semejante discernimiento. Si_queremos hablar de la ley evangélica, son tantos los que en-ella han re- cibido de Dins este-dén, aun en el modo eminente que en timer lugar explicamos , que no es posible hallar el numero. Bruna Maria Magdalena de Pazzis veia los pensamientos que sus noyicias revolvian en su mente y los defectos en que caian: y era esto tan notorfo en todo el monasterio, que no. se atre- vian las religiosas, especialmente-las- que habian estado a su cargo, ponerse delante Veamos lo mismo en otros profetas. Habla Dios 4 Je- remias,-y en el primer discurso le hace-saber que le tiene es- cogido por su ‘profeta, y le ha destinado para llevar su emba- jada 4 los Reyes, 4 los Principes, alos sacerdotes, a los rei- nos yd los pueblos enteros. Y lo que aun es de mas monta, le manifiesta el singular privilegio que le habia concedido, de santificarlo en el seno de: su’ madre: Priusquam te forma- rem in utero, novi te, G-antequam exires de vulva, sancti- ficavi te, & Prophetam in gentibus dedi te. (3) Entre tanto éque hace Jeremias a vista cle tan gloriosos anuncios? Se le- vanta por yentura con sus pensamientos? ¢ Forma acaso- de si Gal Brod. grt pad Weg gh Jen tes - 65 = mismo algun alto concepto proporcionado a la gloria de su na- cimiento y de sus.empléos? ‘Torlo lo contrario: se viste de pensamientos bajisimos, y responde al Sejjor, que el no es apto para ser profeta, porque es wn niiio que aun no sabe hablag: Li dizi, & a & Domine Deus, eoce nescio loqui,- quia puer ego sum, Aparece Dios‘a Isatas en el trono de su gloria sobre un solio excelso y elevado, y cirenido de serafines, que con dulces canticos le tributan alabanzas. Y él esta tan lejos de reputarse semejante en la limpieza a aquellos puros espi- ritus, entre los cuales se ve admitido, que antes 4 la primera vista de aquel teatro de gloria se declara por un hombre da labios muy inmundos- y manchados:-Vir pollutus labiis ego sum, & in medio populi polluta labia habentis habito. (4) Si fuera de esto quisiera referir ea confirmacion de esta verdad otros hechos sacados de las vidas de nuestros santos, sérian in- numerables los ejemplos que podria traer. Pero baste por to - dos uno-solo que es el mas ilustre de todos. Sea este la res- puesta que dié la Virgen Maria al Arcangel son Gabriel, cuando éste la aseguré que estaba elegida entre. millares por madre del Altisimo, puesto el mas sublime a que puede llegar pura-criatura, Porque la Virgen a un tel anuncio, no solo no se ensalzé en su mente-con pensamientos iguules a aquella ex- celsa dignidad ‘4 que se veia sublimada, sino que> formando bumildisimo concepto de si_ misma, protesté que ella era sier- va y esclava del Seiior:. Love ancilla Domini. No se purde pies dudar que el espiritu de Dios al mismo tiempo que le- vanta nuestro entenilimiento a conocimientos «ivinos, le in- fande. pensamientos.humililes y de propia bajezr, y tanto mus humildes; cuanto es mas extraordinarig y eminente el’ modo con que obra..Valgase pues el director de wa caracter tan cla- ro.y seguro, para conocer 'si el entendimiento de sn discipulo, por mas levantado que se vea a visiones, éxtasis, revelaciones, ® otras contempliciones , es-movido del espiritu divino. diy taht a. 1 66 an CAPITULO VII. Caractéres del espiritu diabslice acerca de los movimientos 6 actos de nuestro entendimiento, del todo contrarios c los caracteres del divino espiritu. 1 73 B es la luz, dice el Apéstol, tan opuesta 4 las ti- nieblas, como el espiritu. de Dios es contrario al espiritn. del demonio. Que enim: participatio justitia cum iniquitate? Qua societas lucis ad tenebras? Que autem conventio Christi ad De- lial? (A) Por eso después de haber expuesto los caracteres, por los cuales se deseubre el espiritu divino en: los actos de nues~ tra mente, insinuaré en breve los caractéres, por los cuales se hace conocer el espiritu diabdlico en los mismos actes mentales. De esta suerte puestos estos diversos caracteres los unos enfren- te'de los otros, se harin mas discernibles al director, segun el dicho de los filésofos, que las cosas entonces se hacen mas claras y perceptibles, cuando se ponen 4 la frente de. sus conlrarios. . 74 San Juan Criséstomo es de pafecer que nosotros que- damos vencidos del demonio, no porque ‘no sean faciles.de co: nocerse los engaiios que urde contra nosotros; sino porque te- niendo 4 nuestro lado un enemigo ton formidable, nos esta- més profundamente dormidos , sin velar-un punto en nuestra defensa: Sed nos nimium altum. dormientes stertimus , cum ta- men hostem usque adeo improbum habeamus. (2) Mas si ta- viesemos, ‘prosigne el Santo, una serpiente venenosa en le cama, ¢ podiismos dormir? ciertamente que no, antes esteria~ mos todos muy atentos para matarla, ¥ con todo eso, teniendo dentro de nosotros un enemigo tan formidable, como es‘el des monio, vivimos sin pensar en eso, andamos muy negligentes Sad 2 Cor 6 um bat Joana, Cheysost. ad Rom, boul. 10. cire, dnem, - 6 = y dormidos para nuestro daiio: ¢ 4¢ si serpentem ad lectum nostrum latitare sciremus, hic magno admodum studio ad il- lum perimendum ferremur. Diabolum autem in nostris ipsorum animis latitare, nihil adversi: nos pati arbitramur ; sed supini, ac desides, animisque concidentes malis nostris indormimus ?.Ni sirve el decir, aiiade el Santo, que la serpiente es un enemigo que yo le veo, y por eso me deliendo;, pero al demonio no le veo, y por eso no fe tema; porque por lo mismo que es ene- migo invisible, y juntamente astuto y engaiiador, es mas-de temer y pide mas vigilante defense. Finalmente concluye: Cave igitur: te.undique spiritualibus armis sepiens ,.illius commenta, glque artes exavle perdiscite, ut cum te ille capere nequeal , tum vero non magno illum negotio capias; quando & hac quidem rationa. Paulus illo superior evasit; hae diligenter preedicens, - gquamobrem & dicebat:. neque enim illius cogitationes ignoramus, (1) Esté pues alerta y bien prevenido de armis espirituales; mire de antemano sus artes y engaiios, para que cuando él te quiera engaiiar , ta le engaiies , como lo hizo el Apéstol S. Pa- blo, que con esta prevision y con la noticia de los pensemien- tos falaces que él suele ingerir, quedé vencedor de él. Pura conocer pues estos conocimientos malignos con que el demo- nio se insinua en nuestra mente, dare las contrasefias en. ef presente capitulo. Pertenecerd despues al lector el valerse de ellas para si mismo y al director para otros con aquella vigi- lancia y cordura que el santo Doctor tanto encomienda. §. IL 75 Primer caracter del espiriwu diabélico. El espiritu dia- bélico es espiritu de falsedad. Pero aqui es necesario que yo pouga dntes una noticia. que es menester tenor siempre delante de los ojos para conocer las tramas con que el maligno espiri- tu se introduce, asi en el entendimiento de que ahora habla- mos, como tambien en la voluatad de que hablarémos des- Als Con tit oe pues. El demonio, dice S. Agustin, a veces nos asalta deseu- biertamente, y otras veces nos ama ocultamente las asechan- zas. Cuando nos asalta al descubierto lo hace como fiero leon; cuando nos asalta escondidamente lo hace- como dragon enga- oso: Quemadmodum sit-leo, & draco, puto & hoc nosse hs rilatem vestram. Leo sevit aperte, draco occulte insidiatur. Ctramque vim €& potestatern habet diabolus. Quaado marty-res ocsidebaniur , leo erat seviens: quando herelici msidiantur , dra: co est subrepens. Vicisti leonem , vince & draconem, aon te fre- git leo, non te decipiat draco. (4) En otra parte dice lo misé mo, y solo aiiade que es mas de -temer el demonio cuando viene 4 éngagarnos con falsa apariencia, que cuando a cara descubierta nos mueve guerra: HHostis iste noster tunc leo fiit, cum aperte sceviebat: modo draco est cum ‘occulle insidiatur.... Persecutia tamen sive a leone, sive a drazone numquam cessat Ecclesia, & magis metuendus est , cum fallit, quam cum seevit: 76 El! demonio pues siendo padre de la mentiva tira siem- pre 4 ingerir alguna falsedad en nuestra mente. yPero que? Abora lo hace descubiertamente 4 manera de-leon furioso, y ahora ocultamente 4 manera de dragon engaiiador. Nos -asalta al descubierto, cuando nos mete en la cabeza especies contra la fe, 6 contra el sentir -undoime de los santos Doctores, cuan- do nos sugi¢re maximas poco conformes 4 la grandeza de la divina misericordia 6 de la divina proviteneia; por’ abatir nuestro espiritu, cuando nos excita pensamientos poco canfor- mes é la moralidad de las virtudes cristianas, 6 especies in- subsistentes contra nuestro préjimo, capaces de encender en nosotros vehementes pasiones. En tales casos,es facil que sea ef demonio cenocido, no solo deb confesor sino aun. del mismo penitente, porque aparece con su misma caras quiero decir, eon la apariencia de falsario y- mentiroso. Mas otras veces viene enmascarado insidiosamente y con apariencia de Angel, como dice $. Pablo: Jpse enim Satanas transfigu- rat sein Angelim lacis. (2) Nos dice cosas verdaderas, santas it, SAME in-Palm.go."s | fay a. COR II, 14 y conformes 4 la doctrina de la fe y del. moral cristiano; pero con fia de mezclar entre muchas verdades alguna falsedad; 6 para grangearse el crédito con lo verdadero, 6 para engafiarnos al fia con Jo falso. Y esto lo hace el malvado ahora por via de tugestion, shora por via de aparicion y clara locucion. Se de una persona religiosa, que el demonio le-dié por largo tiempo pesto de santos pensumientos y devotos afectos : la engaiid tam- bien. muchas veces-con fingidas apariciones de Jesucristo: des~ pues. comenzé a proponerle algunas maximas falsas ; y-encon- trando en ella creencia. la indujo pocod poco hreneest de la fe. 77 Otros semejantes y no menos infaustos sucesos refiere Casiano: como el de aquel monge, que iluso del demonio, le indujo a cireuncidarse a ‘Hebreo: y del otro que 4 uasion del enemigo se dis; ra matar 4 su bijo, pre- Sikeaks imitar el mio heruioy dé Abwbon em sacrificar le querido unigénito: y tambien de aquel que se precipité mi- serablemente en un pozo por una vana esperanza que el en- gaiador le habia sugerido, de que saldria ileso por mano. de Angeles; y finalmente del otro, que creyendo que cenversaba familiarmente con los Angeles, trataba eon los demonios, ¥ los adoraba bajo la mentirosa figura del Redentor.’ Confieso, que cuando el demonio viene asi encubierto con aspecto davo- to no es tan facil ek recenocerle, 6-.ya mueva interiormente los pensamientos sin dejarse ver, 6 ya los-insinte con falsas apariciones. Y- por eso debe examinar cen muchd diligencia. el director kas maximas que en semejantes casos siente la tal per- sona, ¥ sipe-las halla concordes con Jas replas ciertas y segu- vas-de la verdad que expuse en ek apes precedente, crea seguramente que hay ilusion: corrijale emtdnces, y procure apartar léjos ak enemigo, porque de otra suerte temara mayor airevimiento, y mas fuerte posesion con grave dsiio de la po- bre alma, Asi nds lo avisa S.. Anselmo: (1) Dice el santo- Doc- tor, que cuando cf demonio-engafiando nuestrés sentides con falsas epuriciones, no: aparta la mente de la justa y recta creen- ‘ph Ansel: In ia. ad Cor. c. tn, ad-tem, wip, cit, —- 70 — cia i obra, y dice cosas que no son agenas de un Angel santo, no hay error en la fe. Mas cuando despues comienza a propo- ner cosaé falsas y erréneas, es necesaria gran vigilancia, y uo cuerdo discernimiento-para no andar tras él, sino antes qui- tarlo prontamente del rededor. Y esta vigilante discrecion debe estar-en los directores, a los cuales toca examinar las maximas é pasan por la mente de sus discipulos,.6.que les sugieren z afuera para descubrir de que espirita son. dominados, y para darles justa y segura direccion. §. IL 78. Segundo caracter del espiritu diabdlico, El espiritu diabélico al contrario. del divino, sugiere cosas inutiles, lige- ras ¢ impertinentes. El] demonio cuando no halla modo de in+ sinuarse' con la falsedad y mentira, por no padecer vergonzesa fepulsa, se vale de otra arte maligna, y es que procura dar pasto al entendimiento con pensamientos inutiles, para que ecupado con estos, no se emplee en otros pensamientos santos ¥ ptovechosos. A esto se enderezan tantas distraceiones que el pérfido mete en la cabeza de los fieles en tiempo de sus ora- ciones. A esto miran ciertas visiones, de las cuales ningun buen efecto resulte. ¢Hay cosa en este mundo -mas santa ni mas devota, que. las llagas de nuestro amabilisimo Redentor? Pues yo condzco una persona 4 quien el demonio por muchos aios le estuvo representando en todas sus oraciones las Hageas de los sagrados pies; y en esta vista mental la tuvo sumergida. Se las hacia aparecer em diversas figuras, ya dilatadas, ya-mas restringidas: tal vez.le hacia ver que galia de-ellas un gusa- nillo, -y le decia que este era-simbolo de.sm alma, y olras se- qwejantes ligerezas. Todas aquellas representaciones eran del todo vacias de santos afectos: no habia una reflexion séria, uo seatimiento sélido y provechoso, ni algun jugo de verdadera devocion. Pareciam como agallas ligerus, sin peso, sin fruto ¥ sin sustancia. Por lo cual no se podia dudar, que aquella bu- a if< biese sido una continua ilusion-del-demonio, el eual la babia tenido ocupada la mente en aquellas vistas imaginarias, como en un dulce pasto, para que no se aplicase 4 la oracion. con reotitud de pensamientos y santidad de afectos. Veis ahi pues la propiedad del espiritu diabélico destilar en as. meates de los fieles, 6 cosas falsas para inducirlos al mal, 6 cosas infrac; tuosas para apartarlos del bien. §. IV. 79 Tercer caracter del espiritu diabélico; dejar en la mente tinieblas 6 falsa luz. El demonio no solo es padre de la mentira , sino tambien de las tinieblas: y por eso cuando nos embiste al descubierto, hace lo que es propio suyo, y produ- ce en nuestra mente tinieblas, oscuridad y lobreguez. Nos lo asegura S. Juan Criséstomo: Da@monis proprium est, pertur- bationem , furerem , & multam caliginem infundere, Dei autem illuminare, & prudenter docere. que opus sunt, (41) Y entonces ofusca la mente, oscurece el entendimiento, Ilena el alma de turbaciones, de ansias y angustias. En estos casos es facil de conocerle, porque produeiendo efectos propios suyos, por si mismo se maniliesta. Pero cuando el enemigo urde ocultamen- te sus tramas, entonces esparce luces en nuestro entendimien- to, mas luces falsas; porque su luz no es otra cosa que una cierta loz natural que él despierta en la imaginativa, por la cual representa con algua claridad los objetos, y excita algu- na delectacion en el apetito sensitivo. Pero no pasa aquella lua al entendimiento, ni puede hacerle apto para penetrar las ver- dades divinas, y mucho menos engendrar en lo intimo del es- piritu afectos de sincera devocion. Asi quetodo-el efecto de. es- ta luz falar se reduce a um cierto deleite em lo’ sentides inter- nos todo corporal, del todo superficial y sin algun cardcter de verdadera espiritualidad. ¥ despues 4 la fin esta misma delec- Wicion corpérea, va 4 parar en inquietud y perturbacion; ne CUA Chrysort. hom, 29. in a, Rplite #d Com

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