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DEL HOMBRE
AUTORES,TEXTOSY TEMAS Adriana Silvestri
Guillermo Blanck
PS I C O L O G I A
Colección dirigida por Ignasi Vila

20
BAJTÍI\IY VIGOTSKT:
LA ORGANIIZACIÓI\i
SEMIÓrTCA
DE LA COI{CIEI{CIA

Prefacio de Michael Cole

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ü.1

Bajtín y Vigotski : Ia organización semiótica de la conciencia/


Adriana Silvestriy Guillermo Blanck; prefacio de Michael Cole.-
Ban:clona : Anthropos, 1993.- 286 p. ;20 cm. - (Autores,Textosy
Tcmas.Psicología;20)
p.277-284
Bibliograffa
ISBN84-7658-409-l

l. Bajtín, Mijaf - Filosotía Z. Vigorski, Lev- Filosofia 3. Conciencia


(Psicologfa) I. Blanck, Guillermo II. Cole, Michael, pr. III' Título
lV. Colccción
159.922

- UCR
PRRRISO
BIBLIOTECR

lllillililillffilffifllllffillil
PR 1499
Hace treinta años, como estudiante avanzado de psicología,
se me requirió leer la voluminosa -y actualmente muy con-
trovertida- Historia de la Psicología de Bonng. De este libro
00ü14s9 he olüdado más que lo que recuerdo, pero puedo evocar co¡l
bastante claridad mi diversión ante la creencia de Boring, en
vn hitgeist, es decir, una tendencia reinante en el pensamien-
to o el sentimiento, característica de una determinada época
histórica, su idea o espíritu rector. Seguro en mi pragmatismo
americano de sentido común y orientación empírica, enüé al
Primera edición: octubre 1993 al basurero de mi historia personal, junto con otros
"7*itgeist"
(conceptos místicosr tales como (conciencia> o (voluntad>.
O Adriana Silvestri y Guillerrno Blanck, 1993 Pero la üda es no menos astuta que la razón (y, si r-r-ri
O Editorial Anthropos, 1993
Edita: Editorial Anthropos. Promat, S. Coop. Ltda. experiencia sirve de alguna guía, ¡bastante más astuta!). La
Vía Augusta,64. 0800ó Barcelona amable solicitud para que hiciese algunas notas introdlrctorias
ISBN: 84-7ó58-409-1 al libro de Adriana Silvestri y Guillermo Blanck sobre Bajtfn,
Depósito legal: B. 27.779-1993 Vigotski y la semiótica de la conciencia, hizo que me surgier':r
Fotocomposición:Seted,S.C.L. Sant Cugat del Vallés
con fuerza la necesidad de reconsiderar la cuestión del kit-
Impresión: lndugraf, S.C.C.L.Badajoz, 147.Barcelona
Eeist.r -
Y...- É i.

Impreso en España - Printed in Spain i,..¿9"e É$ede estar ocurriendo en el mundo para que las
* dós soviéticos, cuyas obras mái influyentes
Todos los derechos resenados. Esta publicrción no puede ser /ea3'de -tpóricos
en paúe, ni registmda en, o tmnsnritida por, un sistema de ftace más de medio siglo, alcanzaron de pront(,
ningtrna fornra ni por ningún nredio, sa mecánico,
clcctroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el pemiso
impor$ancia para los estudiosos de toda Europar, ck.

&
Anrél{cedol Norte y del de Japón (por nombrar sólo gía, que hizo de la cultura su categoría central: ésta fue la
elgutto: de los lugares significado y la mutua inter- escuela histórico-cultural, asociada con los nombres de Vigots-
énlnuelén de Vigotski y ha sido comentado reciente- ki, Leóntiev y Luria.
mÉrrteen loEcln:ttlr¡s )? Parecerfa que un verdade- Resulta crucialmente significativo que cada uno de estos
st l¡tletnncionnl
ttt TpltÉel irabajando,y que Mijafl Bajtín y hombres fuera ampliamente leído fuera de la psicología, y que
Lev Vlgobkl Fon de algunn monera sus emblemas y sus consti- dos de ellos hayan estado muy involucrados profesionalmente
ll¡ver¡ler, Ml prt4rln intetpretnción sobre el actual interés inter- en la educación desde los comienzos de sus carreras. En el
naclt¡ncl en Hallílr y Vigotski consiste en que cada uno de es- caso de Vigorki, el reconocido gufa intelechral del grupo, sus
lor ¡rdn:adornr ¡)tr)vce unn visión afliculada, que responde al más tempranos escritos perteneclan al área de la crítica cultu-
rrrlnnto llent¡ro n los dilemas existencialesde la üda moderna, ral. No era ajeno a las corrientes intelectuales en crítica litera-
exlen¡amente experimentados, y a problemas intelectuales no ria y arfística, y ala lingüística, como lo testimonia claramente
re¡ueltos que surgen del resquebrajamiento de las ciencias hu- la variada colección de trabajos en su psicologfa del Ane.
n'ronas, que ocurrió cuando las ciencias sociales se establecie- Bajtfn, o Quienquiera a través del cual él estuüese hablan-
rr¡n o sf mismas a la vuelta del siglo como disciplinas institu- do, tuvo un reclproco interés por la psicología, y es común
cionalizadas. encontrarce con la discusión acerca de si se conocían mutua-
Es importante recordar, hablando de mi disciplina nnatal", mente, o hasta qué grado. En realidad, uno de los datos más
la psicologfa, que su fundador, Wilhelm Wundt, insistió en interesantes acerca de una conexión rastreable entre Bajtín y
que la psicologfa fisiológica (experimental) representaba sólo Vigotski -además de un medio cultural parcialmente compar-
la mitad de la nueva disciplina que él propugnaba. El enfoque tide- se encuentra en una crítica de Bajtín a los intentos de
experimental era apropiado solamente para los prgcesos psf- Alexander Luria para usar al psicoaniílisis como base para an-
quicos .elementales", universales, y por lo tanto debía ser clar una psicologfa marxista. Tanto Bajfn como Vigotski criti-
complementado por una Volkerpsychologie, no experimental, caron los intentos de Luria como condenados al fracaso, debi-
históricecultural, adecuada al estudio de las funciones psíqui- do a los fundamentos indiüdualistas y biologistas de Freud.
cas superiores. Sin embargo, esa mitad histórico-cultural de la Lo que se necesitaba era una teoría cultural, para comprender
visión de Wundt desapareció (o permaneció sumergida, segtln la mutua constitución de la naturaleza específicamente huma-
Bajtín podrla sugerir) con el triunfo del positiüsmo modelado na a través de la interacción de los indiüduos en sus mundos
en las ciencias naturales. La psicologfa se convirtió entonces de üda históricamente constituidos
en el estudio de procesos interiores de los indiüduos, similares Ambos ofrecieron una alternativ4 en la que la cultura es
a conmutadores telefónicos, y más tarde se cambió la metáfo- considerada como el medio de la existencia humana, a través
ra dominante por la computadora digital. La cultura era lo de la cual y en la cual se constituye la naturaleza humana en
que los antropólogos estudiaban en pequeñas sociedades (con toda su variedad.
una historia pasada subordinada a la actual estructura); la so- En una síntesis escrita para caractertzar a Bajtfn, pero que
ciología era el estudio de las instituciones sociales, etc. se aplica igualmente bien a Vigotski y sus estudiantes, Michael
Aunque surgieron voces en América, Alemania, Francia e Holquist escribió que el punto de partida central para tal teo-
Inglaterra oponiéndose a esta diüsión del trabajo (Mead y De- rfa es el encuadre estructural, coincidente con el hecho de la
wey en los Estados Unidos, Bütrler y otros en Alemania, Binet mediación cultural:
en Francia, Rivers en Inglaterra, por ejemplo), sólo en la
Unión Soüética estas ideas fueron sumadas para constituir [...] puedo querer decir lo que digo, pero indirectamente,en
una nueva, coherente y abarcadora aproximación a la psicolo- un segundopaso, en palabras que tomo y devuelvo a la comu_

r&
nidad de acuerdo con las reglas que ella establece'Mi voz pue- PRÓLOGO
de significar,pero sólo con otras [."] [Holquist, 1933,p. 3]'

Esta es una üsión de la heteroglosia, de la pluralidad de


voces, porque, como señala Holquist, los adherentes a este
punto de vista creen que

[...] mis palabras siempre llegan ya envueltasen estratos


conte¡<tualessedimentadospor muchos interlenguajes,variados
dialectossociales,Ia suma de los cualesconstituyeel lenguaje
de mi sistemacultural fHolquist, 1983,p. 31.

De esta intuición común a Bajfn y Vigotski surgen los nu-


merosos rasgos de coincidencia que el lector encontrará en
este libro entre las ideas de estos dos grandes pensadores del
siglo >o<acerca de la condición humana: un argumentado
compromiso con el origen social de los procesos mentales es-
pecíficamente humanos, el papel del lenguaje y la cultura
como heffamienta y determinación en la construcción del sig- Este libro consta de tres partes. La primera, de la cual
nificado, el lugar central de la interacción comunicativa y el toma su título, desarrolla un aspecto poco investigado de la
contexto. obra de Bajtín: las implicaciones psicológicas y psicolingüísti-
Como alguien que trabaja con estas ideas como cimientos cas de su teorla del signo, del enunciado y de la comunicación.
cotidianos de su quehacer, obüamente las encuentro útiles en De esta investigación se desprende el vínculo ineludible con las
la actividad práctica de la investigación y la enseñanza. Con- propuestas de Vigotski en la misma área. La habitual y arbi-
sidero suficiente esta justificación para recomendárselas al traria fragmentación de los ámbitos del conocimiento llevó a
lector. que Bajtín fuera estudiado casi exclusivamente por los especia-
listas de la literatura y la lingüística, y Vigotski por los de la
MICHAELCOLE psicología. Para ambos pensadores esta diüsión artificial hu-
Laboratoty of Comparative Human Cognition biera sido inaceptable. Esta primera parte desarrolla precisa-
mente la zona de intersección que las disciplinas deben abor-
dar para esclarecer problemas oscuros del núcleo de los cam-
pos teóricos que tan celosamente delimitan. Una rectificación
heurísticamente prometedora de las limitaciones mencionadas
pería la lectura de Bajtín por parte de los psicólogos. Tanto
Bajtfn como Vigotski pertenecen a ese género de pensadores
-en el que habría que incluir a Marx, Weber, Habermas,
Toulmin, etc.- que no son fácilmente acomodables a las ac-
tuales parcelaciones del saber, no sólo, como se suele creer, en
el ámbito de las ciencias sociales, sino en su articulación con
las naturales y la filosofía.

10 tl
La segunda parte del libro está dedicada a presentar al lec- leído en forma parcial o completa el original de este libro, ha-
tor hispanoparlante la üda y la obra de Bajtín y sus círculos, ciendo valiosas sugerencias que hemos tenido en cuenta a lo
ubicados en su contexto histórico particular. La principal mo- largo de su elaboración: Sylüa Iparraguirre, Andreína Adels-
tivación para hacerlo nació de una necesidad: cubrir la ausen- tein, Ariel Bignami, Carlos Sldiar, Adrián Gorelik v René Van
cia de una introducción biográfica en castellano, ya que, según der Veer.
nuestras informaciones. sólo existen esbozos extremadamente A Douglas Kellner, quien nos envió sus ensayos críticos so-
reducidos e imprecisos. bre la categoría de ideología.
En cuanto a la obra de Bajtín en castellano, poco a poco A Michael Cole, quien con generosidad nos ha tenido al
está siendo traducida. Sin embargo, faltan aún numerosos e tanto, durante años, de toda la actiüdad de su Laboratory of
importantes trabajos. El objetivo de la tercera parte es introdu- Comparative Human Cognition.
cir tres textos difícilmente accesibles, que fueron seleccionados A Juan Azcoaga, quien amablemente compartió con noso-
por su afinidad con el eje temático anunciado por el título del tros su erudición sobre el problema del lenguaje interior.
A Alberto Marani, psicoanalista experto con quien discuti-
libro.
mos algunos pasajes del artículo de Bajtín sobre la teorfa freu-
La redacción de la primera parte pertenece a Adriana Sil-
diana.
vestri y la segunda a Guillermo Blanck. En la reüsión final del
De más está decir que en aquellas ocasiones en las que nos
volumen ambos trabajaron conjuntamente, incluyendo todos
apartamos de sus opiniones, ha sido por nuestro propio riesgo.
los aspectos ünculados con la elaboración de los textos escogi-
Los traductores Nilda Venticinque, Lia Sldiar y Ariel Bigna-
dos para la tercera parte.
mi, de francés, ruso e italiano respectivamente, no se limita-
Las referencias bibliográficas de los ensayos de Bajtín están
ron a su trabajo específico, sino que colaboraron con nos-
incluidas -respetando los originales- en los mismos textos.
otros gentilmente en la interpretación de los textos que super-
En cambio, todas las referencias de la primera y la segunda
üsamos.
parte se han unificado en una bibliografía común, al final del
Silvia Arauzo y Ricardo Cufré nos a¡rudaron a mecanogra-
libro. En ésta, excepto en el caso de Bajtln, se ha mantenido la
fiar extensas partes del original y a sobrellevar con humor el
grafía de los apellidos tal como figura en las ediciones con'es-
trabajo arduo del procesamiento del texto. Este libro fue escri-
pondientes. El criterio adoptado para la transliteración de las
to íntegramente en el ordenador que fabricó artesanalmente
palabras rusas es el de su aproximación fonética a los equiva-
nuestro hermano Carlos Blanck, quien también calmó nuestra
lentes castellanos, con la excepción de algunos nombres ya fi-
desesperación cuando la computadora padecía sus inevitables
jados sólidamente por la tradición.
cuadros neuróticos.
Adriana Silvestri, graduada en Letras en la Universidad de
Además, extendemos nuestro agradecimiento a Graciela
Buenos Aires, es profesora titular de Lingüística y Semiótica
Silvestri, Abel García Barceló, Jorge Berstein, Ignasi Vila y
en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Argentina.
Mario Goldman; en especial a Francesc Roqué Cerdá, por la
Ha investigado las implicaciones psicolingülsticas de diversos
paciencia que demostró con nosotros.
modelos lingülsticos, entre ellos los de Chomsky y Whorf.
Finalmente, queremos dedicar este libro a Emilia Sbarra v
Guillermo Blanck, graduado en Medicina en la Universidad
Liüo Silvestri.
de Buenos Aires, es profesor titular de posgrado en la Facultad
de Filosofía y Letras de la misma Universidad. Ha orientado
sus investigaciones hacia la psiquiatría y los problemas teóri- A.S.v G.B.
Noviembre de 1989
cos de la psicología.
Deseamos agradecer a las siguientes personas, quienes han

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PARTE PRIMERA

BAJTÍN Y VIGOTSKT:
LA ORGANIZACIÓN SE,MIÓTICA
DE LA CONCIENCIA

Adriana Silvestri

s
INrRopuccróN
BAJTÍNY VIGOTSKI

Mijafl Bajdn fue longevo: casi ochenta años en pleno si-


?o( Sin embargo, la peculiar circunstancia histórica en que
desarrolló su obra tuvo como resultado una maraña de ma-
éditos e inéditos, completos e incompletos, firmados
su nombre o con el de sus amigos, a solas o en colabora-
de diftcil deslinde. La publicación de sus trabajos no
menos caótica: tardía y cronológicamente desordenada,
ofreciendo imágenes parciales, fragmentos discontinuos
descubrlan a cada paso una amplitud desconcertante en
tcmas que habla reflexionado. Lingülstica, filosofía, crítica
estética, psicología y aun teología, polémicas con el
y con el psicoanálisis, estudios sobre Dostoievski y
. No hay etiqueta que pueda clasificar cómodamente
ürúlüple de sus intereses.
.8tt figura fue casi desconocida hasta llegar a sus setenta
Hacia la década de los veinte habla publicado bajo su
sólo un pequeño arrículo en un diario de proüncia, y
übro sobre Dostoievski (BajtÍn, 1986a). Llegaron entonces
dfas macabros de Stalin, y con ellos muchos años de,ais-
Lfrhnto y olüdo. El interés por su obra en su pals renació
nació- alrededordel año sesenta.En 19ó3 se publicó
-r¡lrogtrnda edición ampliada del Dostoievski, treinta y cuatro
h

17
años despuésde la primera. Dos años más tarde le seguían su Mijaíl Mijáilovich Bajtín nació en Oriol, pequeña ciudad al
libro sobre Rabelais(Bajtín, 1971), escrito veinticinco años an- sur de Moscú, el 5 de noviembre de 1895 y murió en Moscú el
tes, las traduccionesen el extranjero y su reconocimiento den- 7 de marzo de 1975. Cursó la universidad, primero en Odesa y
tro y fuera de Rusia. Pero faltaba descubrir todavía muchas después en Petrogrado, en la Facultad de Historia y Filología.
extrañas facetas en su obra. Había algo más que las sombras Durante la década de los veinte fue sólo una figura marginal
del estalinismo embrollando una biosrafía. en la escena intelectual rusa. Sufría una enfermedad invali-
A comienzos de los años setenta, el semiólogo Viacheslav Ivá- dante, osteomielitis, que lo obligaba a recluirse por largos pe-
nov afirmó públicamente que varios textos, aparecidos bajo el ríodos. Su situación económica era precaria -como la de to-
nombre del periodista literario Pavel Medvédev y del lingüsta dos en aquellos tiempos de cambios- y üvía escasamente de
ValentÍn Voloshínov entre 1925 y 1929, eran en realidad obras de dar conferencias y lecciones particulares. Mantenía poca rela-
BajtÍn. Los presuntos autores habían formado parte de un cÍrculo ción con la intelectualidad pública. No desarrolló una brillante
intelectual centrado en é1.Los nuevos -üejos-- textos abrieron carrera institucional, ni fue muy conocido en esta etapa. Pero
una perspectiva diferente para la obra bajtiniana, permitieron sl estuvo rodeado de un grupo de talentos inusuales, un círcu-
una lectu¡a distinta de los ya conocidos sobre Dostoievski y Ra- lo de amistades con las que se reunía habitualmenie para
belais, engarz¡índolosen un campo de reflexión mucho más am- compartir y debatir durante horas sus intereses en común. Es-
f plio. La polémica sobre la autoría no está clausurada, ya que no tos intereses eran de una amplitud que asombra ahora, cuan-
\ hay eüdencias conclusivas, aunque el consenso actual le atribuye do el pensamiento suele orientarse hacia los caminos de la
J los libros y artículos en cuestión a Bajtín. El enigma se r,uelve especialización; pero respondían a una versatilidad frecuente
{ interesante porque el misterio bibliográfico está contemplado en en la Rusia de su época. Era también característica la necesi-
i su reflexión teórica: BajtÍn dedicó muchas páginas a su peculiar dad de organizarse grupalmente. La reflexión no se concebía
I concepción del autor, que mrnca es uno sino varios; del texto, en aislamiento, sino en permanente diálogo con los demás.
que siempre es texto compartido. Aún vivía cuando se inició la Los grupos -institucionalizados o no- proliferaban, se orga-
discusión; no obstante frente a ella mantuvo una actitud ambi- nizaban debates, y la conversación pública o privada se soste-
g"u. Reconoció en privado -y también lo testimoniaron familia- nía como la forma priülegiada para generar ideas. -Es verosí-
I
i to y conocidos-- ser el autor de las obras en cuestión, pero nun- mil que la concepción de Bajtín sobre la esencia colectiva de la
\ ca quiso admitirlo priblicamente. creación fuese incitada por esta socialidad intrínseca al pensa-
Su biografía es también reacia a la reconstrucción inequí- miento ruso de su época. Desde esta perspectiva, resultaría ba-
voca. La historia es en parte responsable del cuadro incomple- nal discutir quién tomó el Lápiz para escribir determinado li-
to. Durante la vida de Bajtín hubo tres guerras en territorio bro. El texto nunca es de propiedad privada, es engendrado errrl
nrso, y también los documentos son afectados por las guerras. el diálogo, comunitariamente. J
Como por ejemplo los papeles personales de Voloshínov, que Bajtín prestó especial atención al ambiente ideológico en el
fueron totalmente destruidos en un bombardeo durante la Se- que vive y se desarrolla la conciencia. A la suya le correspon-
gunda Guerra Mundial. Hubo también el oscuro callejón del dió, en los inicios de su carrera intelectual ---como es también
estalinismo, que conürtió a la falsificación en el sello distinti- el caso de Vigotski- el clima de excepción de los años si-
vo de los textos oficiales, que confinó a millones de vidas en el guientes a la Revolución de Octubre.
silencio, en el ocultamiento o en la muerte anónima. Fero no Además de la cantidad y calidad extraordinarias en la pro-
sólo la historia. El mismo Bajtín era desdeñoso de documen- ducción cultural de este período, era significativa la actitud de
tos y requerimientos legales, no solía escribir cartas ni dejó compromiso de los intelectuales con la experiencia histórica
notas o diarios personales. inaugurada: la creación de la primera sociedad basada en una

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organización socialista. No había sólo motivación intelectual ción ---en textos posteriores a la década de los veinte- de un
en el trabajo intenso y el clima entusiasta, sino también un vocabulario connotado de sectarismo. Y también su apelación
profundo sentido ético, una responsabilidad fuertemente asu- al mismo para sortear las dificultades de un ambiente editorial
mida ante el nuevo proyecto de sociedad. En el caso de Bajtín poco propicio. Pero, en todo caso, es obüo que no puede redu-
y sus amigos, emprendieron con frecuencia --€n sus sucesivas cirse la cuestión a un mero asunto de ropaje terminológico.
estancias en Nével, Vítebsk y Leningrado- actiüdades para Las diferencias entre el marxismo escolástico y ortodoxo, y el
compartir sus reflexiones: organizaban debates abiertos, series pensamiento marxiano,l no eran desconocidas para Bajtín,
de conferencias y cursos gratuitos, actividades en sindicatos, quien solía señalarlas -con la atenuada diplomacia del caso-
publicaron un periódico cultural. La mayor parte de los miem- en los textos en cuestión. Y aun sin una sola aparición del
bros del círculo de Bajtín se integraron orgánicamente a las vocabulario específico, el marxismo no deja de ser uno de los
instituciones oficiales y realizaron una calTerra pública. Para- fundamentos más sólidos en su teoría. En el pensamiento baj-
dójicamente, no fue esa la trayectoria del propio Bajtln, quien tiniano no se detecta la aplicación externa de una filosofía,
-a partir de su mudanza a Leningrado- aparece como el como un simple adorno oportunista, sino una acción interna
representante del grupo con menos actiüdad exterior, quizá de las categorías del materialismo dialéctico produciendo nue-
por la reclusión a que lo obligaba su enfermedad. En la segun- vas ideas.
da parte de este libro daremos una biografÍa más detallada de , | No eiste un Bajtín definitivo, de ideas conclusivas, que
| ' "t
Bajtín y sus clrculos, tanto del período que acabamos de es- I pueda encuadrarse en una disciplina única. La reflexión sobre
bozar, como del que va de su etapa leningradense hasta su el lenguaje lo llevó a transitar por muchos campos y abrir nu-
muene. merosas vías de investigación. Resulta difícil intentar una sín-
La relación de Bajtín con el marxismo es otro punto de tesis, no sólo por la notable profusión temática, sino también
polémica. Sin duda sus influencias teóricas fueron muy varia- por el permanente entrecruzamiento en sus líneas de reflexión.
das, incluyendo el ¡sek¿¡Jismo, la fenomenología, y aun el En la ciencia literaria -a la que consideraba una rama de
pensamiento religioso progresista. Su círculo nunca se integró la ciencia general del signo y de las ideologías- sus aportes
con los grLrpos autoconsiderados marxistas, aunque tampoco resultaron cruciales para la constitución de una teoúa de la
hubo enfrentamientos ni actitudes hostiles. La renuencia de literatura sobre bases sociológicas. En este ámbito era más ha-
algunos estudiosos actuales a aceptarlo como pensador mar- bitual la apelación al materialismo dialéctico para encarar pro-
xista llevó en los casos más extremos a evaluar el grado de blemas históricos, pero Bajtín asumió esa perspectiva también
marxismo explícito en sus textos para decidir si el autor real en el área teórica: la especificidad de la obra literaria explicada
habfa sido el mismo Bajtín. La responsabilidad de las obras bajo categorías marxistas -que desde otro enfoque también
más incómodas en su exhibición de categorías marxistas le fue desarrolló Lukács. Se enfrentó aqul tanto con sus contemporá-
otorgada a Voloshínov y a Medvédev, quienes por otra parte neos for-malistas, como con el sociologismo lrrlgar de ciertas
las habían firmado. En otras versiones, se interpretó el üraje interpretaciones pretendidamente marxistas. En sus desarro-
marxista de Bajtín en su perlodo leningradense como una sutil llos de temas de poética teórica e bistórica, BajtÍn dejó una
estrategia estilística para lidiar con la censura editorial (Clark
y Holquist, 1984). La versión canónica y oficial del marxismo
que circuló didácticamente por Rusia desde los años treinta no l. Aquf nos atenemos a la distinción que estableceAdam Schaff (1980) entre
podía menos que disgustar a Bajtín, de la misma manera que (marxiano), como todo lo que es exclusivo del propio Marx, y (marxista>, para lo
que se refiere a la interpretación de cualquier otro autor. Obliamente existe un mar-
toda doctrina nmonológicat en sus intentos de imponer una xismo no escolástico.También, extenderemosel mismo criterio a los términos <leni-
üsión clausurada y definitiva. De ahí probablemente su eüta- niano' Y uleninistan'
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serie de reflexiones que resultaron muy fecundas: el análisis ciológicos. Que reconociera que el psiquismo humano subjeti-
del discurso cotidiano, los géneros discursivos, el estilo, la di- /'vo es un hecho socioideológico, que los procesos que definen
mensión espacio-temporal, una nueva teoría sobre la novela y su contenido no están dentro sino luera del organismo. Una
sobre la multiplicidad de los puntos de üsta. psicología definida en tales términos responde aI materialismo
En su análisis de Rabelais y su contexto histórico, üncula dialéctico. Sortea los peligros del materialismo mecanicista,
el análisis literario con el folklore y la antropología, ofreciendo que explica en función de estímulos y componentes fisiológi-
una brillante teoría sobre la dinámica de las culturas popula- cos de la respuesta, y también, por supuesto, eüta las idealida-
res y una nueva interpretación del carnaval y la ruptura de las des de concebir a un ser humano,ahistóneo e inmutable.
jerarquías sociales. En la misma época en que Bajtín planteaba estas necesida-
La lingülstica y la filosofía del lenguaje fueron otras áreas des, y por el mismo luga¡ Lev Semiónovich Vigotski (Orsha,
de fecundo desarrollo. Polemizó con las propuestas alternati- 1896 - Moscú, 1934) desarrollaba una psicología que habría
vas que ofrecía el pensamiento lingüístico hasta su momento: satisfecho estos requerimientos. La coincidencia entre el pen-
concebir a la lengua como un sistema de formas inmutables o samiento de ambos ha sido advertida con frecuencia (Morson,
como un proceso incesante de creación indiüdual. El lengrraje 198ó; Vila, 1987; Wertsch, 1983). No deja de ser intrigante el
es para Bajtín una práctica social, y de esta concepción extrajo hecho de que nunca se hayan tratado personalmente. El cono-
todas las consecuencias teóricas, poniendo al material semióti- cimiento mutuo de sus respectivas obras ha sido parcialmente
co en su inevitable relación con la ideología, con la sociedad y demostrado. Algunos teóricos afirman que Vigotski conoció
con la historia. los primeros trabajos de Bajtín (Bruner, 1984a, p. 95). Bajtín
Algr-rnascategoías que cruzan todos sus textos tienen espe- (1976a,1980¿), por su parte, cita en dos oportunidades el ar-
cial importancia teórica en la reflexión bajtiniana. Entre ellas, tfculo de Vigotski .La conciencia como problema de la psico-
el diálogo, que adquiere un sentido mucho más amplio que el logía de la conductao. Es casi seguro que el contacto haya sido
inmediato de intercambio verbal entre dos personas, para vol- apenas fragmentario. Sin embargo, llegaron desde distintos
verse un mecanismo específico de incorporación de lo social campos -la reflexión sobre el lenguaje y la psicología- a con-
-en su enorrne variedad y permanente mudanza- a la con- clusiones similares. No es ésta una situación inédita en la his-
ciencia y al texto. También resulta central su concepción del toria de la ciencia. Menos aún en el caso de Vigotski y Bajtín,
enunciado. Como unidad concreta de la comunicación verbal, que compartieron estrictamente la misma situación histórica y
el enunciado sólo es tal en su relación con el contexto extra- desarrollaron su pensamiento en el mismo ambiente teórico-
verbal, que pasa a formar parte de él interviniendo ineludible- ideológico. En ocasiones, apelaron explícitamente a las mis-
mente en la determinación de su sentido y de su estructura. mas fuentes, tales como las elaboraciones de Iakubinski sobre
La semiótica, las ciencias del texto y la pragmática deben tam- el diálogo, que resultaron muy fructíferas para ambos. La
bién mucho a sus reflexiones. coincidencia proüene también de su concordancia filosófica.
De la multitud de temas abarcados por Bajtín, muchos in- En el caso de Vigotski se asumió como proyecto explícito re-
volucran ala psicología y la psicolingüística, y de ellos se ocu- plantear a la psicología desde la perspectiva del materialismo
pará esta primera parte. Para acceder a un psiquismo humano dialéctico (Blanck, 1983). En el de Bajtín, la incidencia del
que definía como de esencia social, Bajtín pedía una psicolo- marxismo es menos exclusiva, pero no de menor peso en su
gía objetiva, capaz de explicarlo en función de los factores so- teoría.
ciales que determinan la vida concreta del indiüduo en las Ambos acordaron en la concepción del individuo humano
condiciones de su entorno social. Una psicología que no estu- como el conjunto de las relaciones sociales. Pero una vez acep-
vicse basada en principios fisiológicos ni biológicos, sino so- tada esta premisa, hay que explicar por medio de qué meca-

22 23

r*
nismos los factores sociales modelan la mente y construyen el Capfruro I
psiquismo. Aquí se volvió ineludible para Bajtín y Vigotski una
perspectiva semiológica, ya que es el signo, en sí mismo un CONCIENCIA
producto social, el que cumple esa función generadora y direc-
tnz de los procesos psicológicos. Así, Vigotski centró su estu-
dio en la mediación semiótica de la üda mental. A partir de
estas premisas, son numerosas las conclusiones similares a las
que ambos arribaron/ Ia construcción de la conciencia a partir
de la interionzación dellenguájá, Ia trama semiótica de la con-
cien-ia pioporcionada por el lenguaje interior, el papel del diá-
logo en estos procesos, la intervención crucial dgl _co,4textoy,
por lo tanto, la necesidad de la distinción entre significado y
sentido para el enfoque semiótico.
Vigotski estudió -proporcionando eüdencia empírica- el
mecanismo psicológico preciso de la interiorización. Bajtín
realizó extensos estudios sobre la vasta serie de textos que
constituyen la trama semiótica de una cultura, aportando un
contexto general a una emisión y determinando, por lo tanto, Peregrinajes de la conciencia
su sentido. Anakzó también los mecanismos semióticos que
posibilitan, en un mismo enunciado, la presencia de distintas La categorta de conciencia es huidiza, como toda categoría
perspectivas ideológicas. de largo trayecto histórico. Hasta que la psicologla se desgaja-
Por todas estas coincidencias, es Vigotski el interlocutor de ra como ciencia particular, fueron los filósofos los encargados
Bajtín que con mayor frecuencia dialogara con él en este libro. de prestarle su atención. Así fue imbricándose, a lo largo de
Para una comprensión global de la üda y obra de Vigotski, la historia, con las nociones de espíritu, de mente, de pensa-
pueden consultarse las obras de Blanck (1984, 1987b,1990), miento.
Blanck y Van der Veer (e.p.), Riviére (1985), Siguán (1987), En forma muy amplia, y en vinculación con su etimología,
Van der Veer y Valsiner (1990) y Wertsch (1988). Sus produc- el término (conciencia> designa un saber: el saber sobre el
ciones teóricas se complementan y se iluminan mutuamente. hecho de saber, la intelección del saber. Desde el pensamiento
Se intersectan en la importancia que Vigotski le dio al signo, cristiano antiguo y medieval, se superpuso a este concepto la
desde la psicología, y que Bajtín le dio a las funciones psíqui- significación éttca. La conciencia moral se autoexamina y juz-
cas2desde las ciencias del lenguaje. ga, es pura o impura, aconseja o incita a actuar.
Con la filosofía moderna europea, especialmente a partir
de Descartes, esta categoría se convirtió en una noción clave.
Descartes le dio una interpretación introspectiva y gnoseo-
2. En estelibro nfuncionespsíquicasr o (funciones mentalesoy (procesospsíqui-
cosD se utilizan como sinónimos, aunque la actiüdad mental es a ln vez t^nto Lrn
lógica. La conciencia de uno mismo se presenta como base y
-d
i\- proceso como una función. También se emplearán indistintamente los téminos punto de partida de todo conocimiento verdadero. Só1o per-
(menteD, *psiquis' y <psiquismo,, todos los cuales deben comprendersecomo (acti-
manece libre de duda la intelección del hecho de que yo pien-
üdad psíquica, o nactividadmental,. Finalmente, usamos con sigrrificado equivalen-
te nintemalización', (interiorizaciónu e uintmyecciónu;lo mismo es válido para (me- so y existo como ser pensante.
diatizacióno y nmediación,. Kant recogié la temática del pensamiento en relación con

24 25

t#
la conciencia. Todo aquello que sea objeto de la intuición, de p. 23). Bajtín estaba pensando desde otra perspectiva filosófica
la imaginación, del pensamiento, depende de la autoconcien- que también le había concedido a este concepto una detenida
cia. Para el idealismo alemán, la noción de conciencia se vol- reflexión. Bajtín estaba pensando en términos marxistas.
üó ineludible. Hegel le concedió un lugar tan especial dentro
de su filosofía, que todo lo que tematizó se ünculaba con ella.
La tradición filosófica apenas aludida aquí tuvo sus conse- La conciencia en la filosofia marxista
cuencias en el abordaje psicológico de la conciencia. Apelando
a un denominador muy común, pueden señalarse algunos ras-
Marx y Engels transformaron la dialéctica pura de la con-
gos básicos en esta interpretación.
ciencia de Hegel en una dialéctica de la sociedad y de la natu-
En primer lugar, la conciencia está dirigida a sí misma. Se
raleza. En el punto de partida del pensamiento marxista se
conüerte en introspección y pasa a ser autoconciencia. Des-
encuentra la inversión de la filosofía hegeliana:
pués de cerrar a la conciencia en sí misma, se la separa de la
existencia real del hombre, de sus relaciones con el mundo
No se parte de lo que los hombres dicen, se representano
objetivo. Se entiende por sujeto no al indiüduo real, sino tan
imaginan, ni tampoco del hombre predicado,pensado,repre-
sólo a su conciencia. Todo el plano interior de la üda humana sentadoo imaginado,para llegar, arrancandode aquí, al hom-
se reduce a un conjunto de representaciones o ideas, de las bre de car-ney hueso;se parte del hombre real que realmente
cuales la conciencia es recipiente (Rubinstein, 19ó3). actúay, arrancandode su procesode üda real, se exponetam-
La conciencia aparece así como algo extrapolado, como' bién el desarollo de los reflejosideológicosy de los ecosde este
una condición del transcurrir de los procesos psíquicos. Se procesode vida [Marx y Engels,I97l' p.26].
concibe como una cualidad, la cualidad de (conscientes" de
los fenómenos del psiquismo. Y esta concepción desencadena Esta inversión tiene como consecuencia otra idéntica inver-
una serie de metáforas habituales: la conciencia es el ,.esceta- sión en las relaciones que en la filosofía alemana precedente
rio" en el que los procesos psíquicos desempeñan su actua- se habían establecido entre la conciencia, por una parte, y ia
ción, es el nhaz de luz" que ilumina lo que oculre en el inte- naturaleza, la sociedad y la historia, por otra. Ahora nno es Ia
rior de mi cabeza (Leóntiev, 1978). Gilbert Ryle encontró el conciencia del hombre la que determina su ser, sino que, por
rastro de esta zarandeada imagen lumínica en la época de Ga- el contrario, es su ser social el que determina su conciencia'
lileo y sus investigaciones ópticas: ul-a conciencia fue introdu- (Marx, 1976,p. 9).
cida para desempeñar, en el mundo mental, el papel que de- La conciencia deja de ser prioritaria y determinante con
sempeña la luz en el mundo mecánico" (Ryle, 1967, p. 142). respecto a la realidad natural y social, para convertirse en un
La psicología del siglo xrx y principios del xx desarrolló en producto de la sociedad. La génesis de Ia conciencia a partir
general un lirismo muy poco riguroso alrededor de la concien- de la sociedad le hace adquirir su moülidad, su engarce con la
cia. Conceptos ubicuos como éste llegan a adquirir todos los historia y con el cambio: nlos hombres que desarrollan su pro-
significados, o ninguno. Bajtín protestó: "En general, Ia con- ducción material y su intercambio materiai cambian también,
ciencia se ha convertido en el asylum ignorantiae para todas al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de stt
las lucubraciones filosóficas, (Bajtín, 1976b, p.23). pensamiento" (Marx y Engels, 1971,p.26).
La propuesta de Bajtín consistió en buscar una definición Engels completó la dialéctica de la sociedad con una dia-
objetiva de la conciencia, en lugar de condenarla a una carac- léctica de la naturaleza. El movimiento dialéctico no es sólo la
tenzación subjetiva e imprecisa que la convertía en "el recep- fuerza impulsora de la historia, sino propiedad de la materia,
táculo de todos los probiemas no resueltos" (Bajtín, 1976b, causa de todos los movimientos y transfor-rnaciones de la na[t-

26 27
raleza que condujeron al origen de la vida. La dialéctica objeti- diüduo ni una secreción de su cerebro. La operación por la
va de la naturaleza se reproduce, como dialéctica subjetiva, en cual se construye la conciencia es el refleio. Esta categoría,
el pensamiento humano, ya que éste .no es sino el reflejo del central para la gnoseología marxista y desarrollada fundamen-
moümiento a través de contradicciones que se manifiesta en talmente por Lenin (véase 1909), tiene connotaciones desagra-
toda la naturaleza"(Engels,1961,p. 178). dables para más de un estudioso del tema. Sugiere la imagen
A partir de la transposición de Engels, explicando al pensa- del ser humano como un charco estancado, esperando que
miento como imagen del movimiento dialéctico universal, el algo se asome por sus orillas para poder reflejarlo. El significa-
próximo paso en la reflexión sobre la conciencia fue dado por do de reflejo, sin embargo, es ajeno a la metáfora óptica que
Lenin, quien produjo una teoría materialista del conocimiento. justificadamente descalificaron Alexéi N. Leóntiev y Gilbert
Desde su punto de üsta, la evolución de la materia orgánica Ryle. Pero hay sólidas razones históricas para haber adoptado
tuvo como resultado altamente especializado y complejo al ce- esta palabra en lugar de otra con connotaciones menos enojo-
rebro, órgano de la conciencia, <producto supremo de la mate- sas (Schaff, 1973). Se adoptó en la lucha contra un adversario
na organizada de un modo especial" (Lenin, 1909, p. 59 pas- concreto, el idealismo subjetivo, para subrayar el hecho de que
sim). Así, a través de su soporte material, la conciencia queda lo que llega a la conciencia -y lo que la forma- es algo que
integrada al desarrollo general de la materia en la naturaleza. existe independiente de ella: la realidad objetiva. También se
En este aspecto, la conciencia es definida por Lenin como una adoptó para enfrentar al agnosticismo: la realidad objetiva sí
función de aquella porción de la materia de compleja arquitec- es cognoscible, podemos conocerla reflejándola. En modo al-
tura que se llama cerebro del hombre. guno debe suponerse que entre el conocimiento y el objeto
En cuanto a las sensaciones, percepciones, pensamientos, y conocido hay semejanza física, o que el reflejo consiste en una
todos aquellos procesos que integran la órbita de la conciencia mera imagen sensorial mental, algo así como una fotograffa
y permiten conocer al mundo, son para Lerttn reflSos de la del objeto en nuestro interior. La mente no es un espejo. No
realidad. Conozco al mundo cuando obtengo en mi conciencia somos reflectantes pasivos. Tal como se desprende de la pri-
un reflejo adecuado del mundo, tal como éste es. Por esta ra- mera Tesis sobre Feuerbach de Marx, la actividad y la praxis
zónla conciencia es presentada como secundaria con respecto se introducen ineludiblemente en el proceso de conocimiento.
a la realidad objetiva. Como Rubinstein lo expresó, no se trata de un reflejo en el
No sólo la naturaleza forma parte de la realidad objetiva. sujeto sino por el sujeto. El reflejo es un proceso activo y no
También las circunstancias históricas y sociales son reflejadas un acto pasivo.
por la conciencia. Y este reflejo no es necesariamente una Tampoco es el reflejo humano una operación directa. Así
imagen fiel y exacta. acfilan los animales. Éstos, ante un estímulo del medio reac-
cionan en forma directa, sin que exista mediación psíquica al-
guna. En sus cerebros, por así decirlo, no hay significados, no
La mediación del signo en el reflejo hay categorÍas ni conceptos.
Pero el hombre refleja la realidad utilizando unas herra-
Tanto en la concepción de Bajtín como en la de Vigotski mientas que le son exclusivas: los signos. En tanto herramien-
subyace la formulacién de Lenin: la conciencia es un reflejo tas, los signos funcionan como mediadores en su relación con
activo de la realidad. Esta definición ofrece muchas derivacio- la realidad. Nuestra conciencia está poblada de signos. Fero
nes en su análisis. estos signos no se incorporan a una conciencia vacla que los
En primer lugar, la conciencia aparece como aigo que se estaba aguardando. La propia conciencia es una construcción
constnrye desdn afuera: no es una emanación del alma del in- de los signos. No hay conciencia fuera de ellos.

28 29

:_*&
Esta relación entre conciencia y lenguaje registra un ante- l,¡r lfnea diüsoria entre lo consciente y lo no consciente es
cedente clásico en Marx y Engels, quienes señalaron que la i¡resl¡rble y dinámica. También hay formaciones psíquicas que
vinculación de los procesos pretendidamente <espirituales" no sc (rncuentran en un momento dado integrando la concien-
con lo material se produce a través del lenguaje: rirr; ¡ruo pueden ingresar en su órbita en otra situación.
Si bien la actividad psíquica no consiste exclusivamente en
El uespíritunnaceya tarado con la maldición de estar npre- la t'orrcicncia, Bajtín le otorga su especial atención porque es
ñadoo de materia,que aquí se manifiestabajo la forma de ca- r.lln lrr que tiene importancia social. Para la tradición marxista,
pas de aire en movimiento,de sonidos,en una palabra,bajo la el hcc:ho de que el hombre pueda construir mentalmente un
lorma del lenguaje.El lenguajees tan üejo como la conciencia: lrr)yccto antes de efectiüzarlo en la acción, es lo que lo dife-
el lenguajees la concienciapráctica, real, que existe también tttrt'iir de los animales.
para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir
lambién para mí mismo; y el lenguajenace, como la concien-
cia, de la necesidad,de los apremios del intercambio con ios Concebimosel trabajo bajo una forma en la cual pertenece
demáshombres [Marx y Engels, 197| ' p. 31]' cxclusivamenteal hombre. Una araña ejecutaoperacionesque
rccuerdanlas del tejedor,y una abejaavergonzaria,porla cons-
trucción de las celdillasde su panal, a más de un maestroal-
En esta cita se condensan todas las ideas desarrolladas por bañil. Pero lo que distingue ventajosamenteal peor maestro
Bajtín sobre el tema. Fuera de la objetivación exterior, de la albañil de la mejor abeja es que el primero ha modelado la
corporización en alguna materia semiótica, la conciencia es celdilla en su cabeza antes de conshuirla en la cera [Marx,
una ficción. Y en tanto el lenguaje es un producto social, naci- 1975, p. 216l.
do de la necesidad de comunicación social, también la con-
ciencia es un producto social (Bajtín, I976b, 1980c)'
L¿rconciencia, dice Bajtín, mientras no excede la órbita de
Io tncntal, posee un alcance limitado; pero (una vez que pasa
¡rot' lodas las etapas de la objetivación social e ingresa al siste-
Origen social de la conciencia In¡t clc poder de la ciencia, el arte, la ética o la ley, se cónüerte
ff f una flterza real, capaz incluso de ejercer a su vez influencia
La forma básica de lo psíquico reside en su existencia como ¡olrrc las baseseconómicas de la üda social" (1976b, p. 113).
proceso. Los procesos psíquicos dan origen a una formación ¡'No hay otra cosa que signos en nuestra conciencia? ¿No
psíquica. Por ejemplo, el proceso de percepción se expresa lr¡ry imágenes de formas, olores, sabores, todas ellas diferentes
como resultado en nuestra conciencia como una imagen senso- rlcl lcrnguaje?Sí, las hay. En los fenómenos de la conciencia
rial. Los resultados del proceso no existen fuera de él: dejan de existc también una trama sensorial. Pero las imágenes senso-
existir cuando éste se internrmpe. A su vez, son el punto de t ir¡les formadas en nuestra conciencia adquieren Llna nueva
partida para la ulterior actiüdad psíquica. Pero, en la concien- currlidad: su carácter significativo. Sin la mediación del lengua-
.iu, lot iesultados del proceso se presentan al margen del mis- lc, la sensorialidad no es todavía humana. También un cacho-
mo. Una imagen sensorial, un recuerdo, un sentimiento, son t'rrr tracciona ante el olor a comida, o el bebé que no tiene
registrados por la conciencia, pero no así los complejos proce- letrgrraje ante un color brillante. Pero en ellos no hay concien-
sos psíquicos que los originaron' De modo que la conciencia no rrl¡r, y en el cachorro nunca la habrá. Para que exista psiquis-
abarca la totalidad de la vida mental: el proceso psíquico mis- tlrn humano, para que exista conciencia, el organismo debe
mo por el cual adquirimos conciencia de distintos aspectos de i¡nirsc con el mundo exterior en el signo. Incluso las sensacio-
la realidad no es necesariamente consciente (Rubinstein, 1963)' ttes f isiológicas, aquellas aparentemente más .naturalesr, de-

30 31
ben incorporarse al material del lenguaje interior. Sólo así las Hertamienta y signo
necesidades naturales, que compartimos con los demás anima_
les, se volverán deseo humano. Aquellas sensaciones e imáge_ Fll animal no puede salir de los límites de la experiencia
nes, en el irombre consciente, ya no seÉn nunca puros reflejos sFnsible inmediata. Parafraseando a Wolfgang Kóhler, es un
orgánicos. El cachorro que percibe el sabor agradable de-la pdliionero de su campo perceptivo. Para resolver los proble-
carne en su boca la traga sin más, como respuesta refleja, aca_ tnns que su entorno directo le plantea, debe operar directa-
tando un mecanismo neurofisiológico de su organismo. Mar_ ¡¡lente con los objetos involucrados en ese problema; por ejem-
cel Proust registra el sabor de la célebre magdalena; y una
¡tlo, remover la maleza que obstaculiza el acceso a la comida.
compleja resonancia sígnica en su conciencia ló ileva a .rro"u. Pero el hombre puede operar no sólo en el plano inmedia-
experiencias de su niñez. La materia del psiquismo es semióti_ kt, sino también en otros más abstractos. El uso de herra-
ca. Su realidad es la realidad del signo. nrientasse lo posibilita.
La pérdida de los sistemas sensoriales fundamentales _la El acto de fabricar una herramienta supone dirigir la acti-
üsta y el oído- no destruye la conciencia. Inclusive los cieso_ vldnd hacia algo distinto del problema que llamó mi atención,
sordos de nacimiento llegan a formar (a través de una .d.rIa_ rélo para abordarlo en una segunda etapa, mejor proüsto de
ción propicia) una conciencia normal, aunque sensorialmente un medio para resolverlo.2
pobre (Meshchernyakov, 198ó). El uso de herramientas supone wa mediaciúz: mediación
En cambio, si un niño se cría al margen de la sociedad 6n tanto son medios -instrumentos- para dirigir el compor-
humana, al margen de la comunicación coli otros hombres, su lamiento hacia otra cosa, y en tanto implican una ruptura de
esfera sensomotriz se mantiene indemne, pero la conciencia la inmediatez enla relación con la realidad.
no llega a constituirse,l Los signos también son instrumentos, instrumentos objeti-
La realidad de la conciencia es la realidad del signo. y el vos de la relación entre personas. La función principal de estos
signo es social. El lenguaje no surge, en la historia áe h hu_ peculiares instrumentos es la comunicación: suponen una me-
manidad, ni es adquirido por el niño, ni se desarrolla, fuera de dlnción interpersonal. La lingtfstica conductista describió bien
la sociedad humana. El lenguaje es un producto de la actiü_ Gile carácter instrumental del lenguaje en su aspecto externo.
dad humana y es una práctica social. ia conciencia, por lo En este modelo, las emisiones de habla actúan como estímulos
tanto, sólo puede formarse en sociedad. y rcspuestas sustituyentes de los estímulos y respuestas prácti-
ee¡sdel medio, constituyéndose así como una mediación entre
cl estfmulo que afecta al hablante y la respuesta del oyente.
$rncias a la intervención del lenguaje, se quiebra la inmedia-
lez del circuito estlmulo-respuesta. Una persona puede regis-
lrar el estímulo -por ejemplo la sed- y por medio del habla
lograr que otra realice la respuesta adecuada -alcanzarle un
l. Esta situación se conoce como (fenómeno Kaspar Hauserr.
El estudio de los vnso de agua. En el marco conductista, el correlato mental,
casos.de niños criados por animales, o en otras circunstancias de
extrema privación
social, proporciona eüdencia sobre er origen sociar de ros procesos psrquicos
especffi-
camente humanos (véaseBlanck, l9g7aj. Estos casos,verdaderas-exieriencias
cru_
ciales para una-correcta comprensión de la relación naiurrnurtura
en la constitución
del psiquismo humano, fueron desestimadospor los psicólogosen los
riltimos veinte 2. La cuestión sobre si los animales fabrican o no henamientas no es demasiado
años, en franco contraste con su tratamiento privileliado d]urante
ra década de los lletlincnte aqul. En todo caso, sólo son capacesde fabricar henamientas de primer
sesenta'ouiás esta tendenciacomience a reveÍirse Á ra actua.lidad,
como lo mues- :tedo, v dentn¡ de la órbita perceptual del problema que los estimula. El hombre, en
tra un reciente tratado de psicologfa evolutiva, precisamente al plantear
el tema en eentblo, es el único que puede fabricar herramientas de segundo grado, es deci¡
su capítulo inicial (véaseCole y Cole, l9g9).
lloccl una herramienta con la awda de otra.

1l 32 JJ
diante el lenguaje interior también autorregulamos nuestra cia de la función comunicativa de interacción social. Y por eso
propia conducta, por ejemplo, planificando una actividad por le da su misma forma.
anticipado en nuestra conciencia, y preüendo y resolüendo Para Piaget, el hecho de que el niño piense que está con-
<mentalmente, los problemas que dicha actividad puede pre- versando con los demás, cuando lo que en realidad hace es
sentar (Luria, 1.979). entenderse a sí mismo, es demostrativo precisamente de que
El tránsito de lo interpersonal a lo intrapersonal registra aún no hay capacidad de cooperación con los otros en el pla-
varias etapas que permiten analizar cómo se constituye el len- no cognitivo. La efectividad de la comunicación es el criterio
guaje interior. El habla egocéntrica, así llamada por Piaget, es que utiliza Piaget (1983) para determinar el grado de socializa-
el eslabón necesario en la génesis del lenguaje interior a partir ción del niño.
del habla. En cambio, para Vigotski, el criterio es evolutivo. No se
Entre los dos y siete años, el niño emite un monólogo que detiene a analizar la efectiüdad de la comunicación para con-
acompaña a la acción. Monologa mientras juega solo, mien- cluir de alll el grado de socialización del niño, sino el origen
tras resuelve una situación problemática. Piaget lo llamó habla social de la nueva herramienta psicológica que el niño está
egocéntrica, ya que desde su punto de üsta indicaba un tránsi- utilizando -el lenguaje-, y su modelamiento por la interac-
to de la fase autista hacia el pensamiento socializado. La fase ción social.
del habla egocéntrica indicaba la incapacidad del niño para Progresivamente, el habla egocéntrica va disminuyendo y
coordinar todavía la perspectiva propia con la ajena, de cam- haciéndose cada vez más amorfa e idiosincrática. A los tres
biar el marco de referencia. Sería, entonces, una etapa de so- años, la diferencia entre el habla comunicativa interpersonal y
cialización incompleta. el monólogo es nula. A los siete años, la distinción es total.
La apreciación de Vigotsh (1983) sobre este fenómeno fue Esto significa que las distintas funciones han ido diferencián-
diferente. La socialización no es progresiva. La función pri- dose. La disminución del monólogo responde al proceso de
mordial del lenguaje es la comunicación. Por lo tanto, el pri- internalización: la vocalización se ha hecho más y más innece-
mer lenguaje del niño es esencialmente social. No "se convier- saria. El habla externa fue volüéndose interna. No sólo hay
te) en social después de haber sido otra cosa. Cuando el niño abandono del sonido. También resulta un cambio de estructu-
se habla a sí mismo en el monólogo egocéntrico, reproduce ra del lenguaje interior con respecto al habla, que analizare-
pautas de interacción social. Dialoga consigo mismo de la mis- mos más adelante.
ma forma en que dialoga con otros. En su esquema de desa-
rrollo, el lenguaje es primero social, después egocéntrico, y
más adelante interiorizado. La dialogicidad del habla social no Conciencia e inconsciente
se pierde en el monólogo, ni se habrá de perder en el lenguaje
interior. Ontogenéticamente, el lenguaje es un instrumento de Bajfn fue un teórico de la conciencia. Describió su origen
comunicación. Esta es su función principal, y sobre ella se social y su estructura semiótica. Analizó su relación con la
modelan las demás. ideología. No se trata de una mera instancia psíquica más. Es
La función objetiva del habla egocéntrica es la regulación y la definitoria, la esencial para comprender la naturaleza hu-
planificación de la actiüdad. Acompañando su actiüdad con mana. Su concepción del psiquismo no incluye ninguna cate-
palabras, el niño está aprendiendo a resolver problemas me- gola que equivalga al inconsciente freudiano. Conoció bien,
diante el lenguaje. Las emisiones aumentan cuando la tarea es no obstante, la propuesta psicoanalítica, y polemizó con ella
dificultosa. Está emergiendo una nueva función, la función en su obra Freudismo. Más allá de la crítica explícita en este
cognitiva. Pero, subjetivamente, el niño todavía no la diferen- texto, la incompatibilidad de sus teorías con el psicoanálisis es

36 37

S'
interno, que acompaña al habla, es descartado por la propia le Intcri<¡rización del lenguaje
teoría, que se atiene sólo a lo observable. El significado de los
signos es ubicado fuera de ellos, en los estímulos-respues- l,n ¡lrirnera forma de funciones psÍquicas indiüduales es la
ta prácticos extralingüísticos que los motivan, o en las con- eletnerrlalaque deriva del bagaje hereditario de la especie,la
diciones que debe satisfacer un objeto para ser denotado por tnetlur'¿rc'i(rnbiológica y la experiencia individual del niño con
el signo (Bloomfield, 1964; Morris, 1946). Pero no sólo nha- cl ttturukr llsico. Todavía no hay conciencia en esta etapa tem-
cia afuera, del organismo los signos funcionan como herra-
flt'Htrn,I iste funcionamiento cambiará cualitativamente cuando
mientas.3 e¡t l¡r ¡rclividad del niño se incorpore la mediación semiótica. A
Al internalizarse, los signos se convierten en instrumentos llnvés ck: los signos, el funcionamiento mental ya no se desa-
subjetivos de la relación con uno mismo: autodirigen y regr,rian nullu tkr acuerdo con la maduración orgánica ni con princi-
la propia conducta y el pensamiento (Vigotsl<:.,1979;1987).
¡tlru biológicos generales, sino que es gobernado por la organi-
El hombre con lenguaje puede resolver un problema pri-
ñr'lCrt¡clc los sistemasde signos (Vigotski, 1987).
mero (en su cabezao, en otro tiempo y en otro espacio que en It.l nromento más significativo de este desarrollo se da
los que aquél se presente, operando no con objetos sino con Enan(l() cl habla y la actiüdad práctica -antes líneas inde-
signos que sustituyen a los objetos y sus relaciones. Su carác-
¡xtulientes de desarrollo- convergen. Este proceso sólo es pcl-
ter en tanto instrumentos es también mediacional: son medios ¡lllle en un contexto comunicativo que establezca determina-
de los que me sirvo para resolver una situación, e implican eler ¡ruutas de interacción entre el adulto y el niño.
una actividad mediadora entre el sujeto y la praxis. l{n trna primera etapa, la regulación de la conducta es ex-
No obstante, los signos tienen características que les son lelrtu, El bebé actúa orientado directamente por los estímulos
peculiares y no comparten con las herramientas. Los instru-
del nredio.
mentos de producción no tienen significado, no expresan ni lltr la segunda etapa, la regulación es interpersonal'. de-
reflejan nada. Sólo tienen una tarea, y un clre{po físico técni- perule del lenguaje de los otros. Las palabras de los adultos
camente adaptado a la misma (Bajtín, 1978). El signo es tam- ¡¡rft ¡eñ¿rlespara emitir conductas. El adulto organiza, orienta
bién un objeto material, pero -a diferencia de los demás ins- y df igc el entorno físico y social del niño por medio de pa-
trumentos- vehiculiza un significado. Y nada hay en su confi- lebt'¿rs,
guración física sonora que lo constriña a determinada tarea: la líin¡rlmente, el habla se internaliza, y la regulación se vuel-
palabra es inespecífica en cuanto a su función. Puede desem-
ve ittlrapcrsonal. El lenguaje adquirido se conüerte en organi-
peñarse en cualquier campo, científico, ético, estético, religio-
red¡rr dcl pensamiento y del comportamiento del nino. Su ac-
so, etc. llviel¡rcl se orienta a través de los signos y significados que
Todas las funciones mentales superiores, aquellas que son
trllt¡lilttye¡r el tejido de la conciencia propia, a través del ha-
específicas del hombre e integran la órbita de su conciencia, blnlne a uno mismo que es el lenguaje interior. A partir de este
son procesos mediatizados, y los signos son los medios que los
tltr¡rncnlo, podemos distinguir en el lenguaje no sólo.efectos
organizan y dirigen. Pero con ellos no se nace. Se adquieren
¡tte¡1tttáticosde incidencia en la conducta de los demás. Me-
durante el desarrollo ontogenético del hombre en sociedad,
mediante la actiüdad social.
I I l¡r ll concepciónügotskiana, las funciones psíquicasse dividen en: a) elemen-
lalcr o lrlcliorcs, que se caracterizan por ser naturales, no mediatizadas cultural-
Itlerrlel l) srrpcrioresrudimentarias; y c) superiores avanzadas.Todas las vecesqué
3. Dentro del conductismo, hubo un intento de Charles Osgood (1965) para defi-
tllFilr iott¡tnrosa las funciones psíquicas superiores, nos referimos exclusivameniea
nir el significado mental como una mediación intema de circuitos Estímulo-R.espues-
lÉr rtv¡rrr¡ul¿rs.Pam una corecta caracterización de cada una de estas tres clases,
ta (Silvestri,1983).
t€a¡e Wcrlsch (1988) o Blanck y Van der Veer (en prepamción).

34
35

Üh
inequívoca. No hay divergencias periféricas, sino en el punto viduo, sino del grupo. La emisión concreta siempre refleja la
de fartida, en Ia base misma de ambas concepciones. circunstancia comunicativa en que tiene lugar, pero también
Freud tuvo una actitud escéptica hacia la conciencia: siem- un contexto más amplio: las relaciones sociales en cuya diná-
pre opera tendenciosamente, presentando falsificaciones sobre mica se generan todos los elementos de forma y contenido del
.i *ii-u y sobre la totalidad de la vida psíquica. No hay que lenguaje, todo el repertorio de juicios de valor, puntos de üsta,
creer a lo consciente. Hay otras fuerzas más allá, censuradas, toda la ideología con que nos comunicamos a nosotros mis-
reprimidas, a las que no tenemos acceso excepto en larga y mos y a los demás nuestras acciones, deseos y sentimientos.
trabajosa situación analíf¡ca' Para Freud -según Bajtln- la conciencia equivaldría a lo
la interpretación de Baj- noficialn: la ideologfa formulada por la clase dominante, su
¿Qué es este inconsciente, según
tín? Sólo enunciados, reacciones verbales, que surgen en la ley, su moral, la cultura ya consagrada y aceptada. Aquí la
sesión psicoanalítica. En la misma medida son verbales los verbalización surge fácilmente y no hay temores ni problemas
motivos de la conciencia's No hay diferencia ontológica entre para exteriorizarla. Aunque, para el psicoanálisis, esa exteriori-
ambos: consciente e inconsciente tienen caráctet verbal' Pero zación fácil no sirve para nada, ya que presuntamente no co-
-como veremos más adelante- en tanto la enunciación está munica ninguna verdad. Usando el mismo parámetro ideológi-
modelada por la situación concreta que la acompaña (Bajtín, co, el inconsciente podría identificarse con la parte <no ofi-
I98Oe),la especificidad de la relación del paciente con el ana- cial" de la conciencia. No estamos en presencia de una mera
lista es la que orienta la aparición de determinados conteni- discrepancia terminológica, como lo pretende Neil Bruss
(1976a). La divergencia entre ambas concepciones es mucho
dos. No hay asociación nlibre". El hecho de que Freud insistie-
ra en que,el analista aislase su identidad psicológica y social, más profunda.
neutralizando los efectos de la misma en la terapia, no invali-
da la crltica. Desde el punto de üsta de Bajtín, esa operación
de neutralización es sencillamente imposible' Ni aun en un Lo oficial y lo no oficial en la cultt¡ra y en la conciencia
ámbito tan artificial como el analítico la enunciación deja de
estar orientada hacia un receptor concreto. Y menos todavía Para Bajln (1976a) el inconsciente resulta una ficción. Lo no
en nuestros días, cuando el psicoanálisis se ha reificado. Una oficial es un aspecto de la conciencia y mantiene, como tal, su
vez que se ha difundido e incorporado a la cultura (y banaliza- carácter social. Lo oficial y lo no oficial se encuentran en el .ex-
do también), el paciente tiene ya una imagen bastante acabada terioro del ser humano, en la cultura, imbricándose en distintas
del tipo de enunciados que se esperan de é1.Que la imagen sea esferas ideológicas y grupos sociales. Desde allí se incorporan a la
distorsionada o no, y que conspire contra el análisis, no es conciencia del sujeto, a tr¿vés de su práctica comunicativa.
relevante, ya que de todos modos es imposible que no funcio- El ejemplo más rico y extenso de interacción en una mis-
ne orientando la enunciación. ma sociedad entre cultura oficial y no oficial se encuentra de-
Para Bajfn sólo existe la conciencia de carácter verbal. El sarrollado en su trabajo La cultura popular en ln Edad Media y
componente verbal del comportamiento está determinado por ¿n el Renacimiento (1971,). La cultura cómica popular en la
factores sociales objetivos. Lo verbal no es propiedad del indi- Edad Media evolucionó fuera del ámbito oficial de la ideolo-
gfa. Estaba excluida de las manifestaciones oficiales de la üda
y las relaciones humanas. La cultura oficial era feudal y ecle-
5. En esta polémica sobre lo que pertenece o no a la esfera de la conciencia no se rlástica. Su ideología consagraba una seriedad excluyente, mn
encuentra¡ en juego los procesospsicológicos -que no son registrados consciente- contenido ascético, formas opresivas e intimidatorias que lla-
mente-, sino las imágenessensoriales,recuerdos,sentimientos, etc., que son el r¿-
sult ado de los procesos.
maban al miedo, a la veneración, a la docilidad.

38 39

f..
Otra cultura, una verdadera cultura de la risa, circulaba
una cultura paralela y relegada, era sin dwda consciente -val-
por otros espacios, ajenos al poder institucional: festejos calle-
ga la perogrullada- y no inconsciente. Podía exteriorizarse
jeros ---especialmente el camaval-, literatura cómica y recrea-
verbalmente y generar hechos creativos, si bien con las limita-
tiva, un lenguaje familiar y grosero. Esta cultura se constituyó
ciones y dificultades que le imponla el hecho de no pertenecer
ridiculizando e inürtiendo todos los valores y manifestaciones
a la ideología oficial. Los contenidos de la cultura cómica po-
de la cultura oficial, sus costumbres, su sabiduría, su fe.ó
pular no estaban enterrados en la profundidad de la psiquis de
Durante el Renacimiento caen las fronteras entre ambas
las clases populares, sin que éstas supieran>, conduciendo
culturas. La descomposición del régimen feudal y teocrático "lo
sus conductas y motivaciones.
contribuyó a esta reorganización de lo oficial y lo no oficial.
El dinamismo de la historia hace que no existan verdades
También la motivó la adopción en amplios sectores ideológi-
eternas en el terreno de la ideología y la conciencia. Nuevas
cos de las lenguas vulgares, bastión de los valores no oficiales,
relaciones humanas en un nuevo modo de producción generan
en lugar del latln. La cultura cómica popular y la alta cultura
nuevas relaciones entre lo oficial y lo no oficial, en la vida y en
de la época se asociaron, se impregnaron mutuamente de sus
la conciencia. Así fue posible que un clérigo médico, peftene-
contenidos y formas. Fueron posibles así grandes obras, desde
ciente a las capas ilustradas cori acceso a las altas formas del
el seno de la literatura, de la cultura (superior,, que
"alta, saber de la época, escribiese el Gargantúa, eüdenciando así en
incorporaron siglos de risa popular: el Decamerón, el Quijote,
qué medida lo oficial y lo no oficial se habían transformado.
Gargantúa y Pantagruel.
Según Bajtln, Freud no entendió la esencia social, y por
Rabelais representa una nueva forma de conciencia. Du-
ende histórica, de los procesos pslquicos. El contenido de los
rante la Edad Media, la parte no oficial de la conciencia sólo
niveles oficiales y no oficiales de la conciencia (entre ambos
poüa exteriorizarse en los restringidos espacios que la ideolo-
extremos hay una rica gradación y no un tajo) está condicio-
gía dominante le dejaba libres: la plaza pública y determina-
nado por la época histórica. El hombre es el conjunto de sus
dos días del año. Los brotes de una conciencia embrionaria y
relaciones sociales. Y no eran las mismas las relaciones socia-
espontánea se convierten en el Renacimiento en (la nueva
les de un hombre primitivo que las de un pintor italiano rena-
conciencia libre, crltica e histórica de la época, (Bajtín, 1971,
centista. ¿Qué valoración social, reflejada en el lenguaje e in-
p. 70). Laalegría popular del carnaval, su identificación con lo
corporada a la conciencia, se le daba a la homosexualidad o a
obsceno y lo corporal, se asocian al saber humanista, a la
la bastardía en la Italia del siglo xv? El hombre de Freud pier-
ciencia, a la experiencia de la alta política, antes exclusivos de
de su esencia histórica, y por eso puede suponer para Leonar-
las esferas oficiales de la ideología.
do Da Vinci los mismos motivos inconscientes que para un
La conciencia no oficial, cuva fuente era en el medioevo
cavernícola hipotético. El hombre de Freud no es de esencia
social, sino biológica:
ó. La identificación de dos cultu¡as dentro de una misma sociedad fue adelanta-
da por Lenin (1913) para el marco del capitalismo en sus Notas crlticas sobre el Hemos llegado a conocer este aparato psíquico estudiando
problema nacional. En este texto señala la existencia, en forma embrionaria, de ele- la evolución indiüdual del ser humano. A la más antigua de
mentos de cultura democrática y socialista, debida a la existencia de una masa de estasprovinciaso instanciaspsíquicasla llamamos.E//o;su con-
explotados cuyas condiciones de üda engendran una ideologfa democrática y socia- tenido es todo lo heredado, lo congénitamentedado, lo consti-
lista. También existe una cultura burguesa, no en forma de elementos sino como
cultura dominante, ya que la clase que ejerce el poder material dominante en la tucionalmente establecido;es decir, ante todo, los instintos sur-
sociedades también su poder cultural dominante. El mismo ejemplo fue tomado por gidos de la organización somática [...] Esta parte más arcaica
Bajtín en Freudismo (1976a) pan mostrar cómo contenidos no oficiales pueden del aparato psíquico seguirá siendo Ia más importante durante
abrirse paso dificultosamente, desde un pequeño medio social, hasta ganar más con- Ia vida entera lFreud, 1966,p. l2].
ciencias en un proceso revolucionario.

40
41

&-
En su crítica, Bajtín cae por momentos en el reduccionis- CepÍruro II
mo de explicar el error de Freud como tÍpico ejemplo de lo
que le ocurre a la ciencia en momentos de decadencia de la
clase dominante: el reemplazo de categorías socioeconómicas
SIGNO,SIGNIFICACIÓN,IDEOLOGÍA
objetivas por categorías biológicas o psicológicas subjetivas.
Pero más allá de esta simplificación, vio claramente la manio-
bra intelectual de Freud: su conciencia reflejó lo oficial y lo
reprimido de su propia sociedad üenesa de principios de siglo,
lo generalizó a todo hombre en toda época y lugar, y Io nbiolo-
gizó> como modelo eterno del psiquismo humano. Y con este
programa Bajfn no podfa coincidir (véase 1980¿).

El factor subjetivo en el reflejo

La definición de signo dista de encontrarse unificada en el


ámbito de las ciencias del lenguaje. Para Bajtín un signo es un
objeto que representa a otro objeto o acontecimiento distinto
de él mismo. Una piedra, por ejemplo, no es un signo. Pero si
se la utiliza como mojón, adquiere un significado que sale del
Ámbito de su existencia aislada, de su carácter de objeto natu-
ral: se transforrna en signo (Bajtín,1976b).
Las palabras son signos. Por su base acústico-fisiológica
son objetos materiales. Pero un sonido articulado resulta un
signo sólo si ref'leiaalgo distinto de sl mismo, un fenómeno de
fa realidad objetiva, ya sea natural o cultural (Bajtín, 1976b).
Para la teoría del reflejo es esencial el reconocimiento de la
cxistencia de una realidad objetiva, independiente del entendi-
miento cognoscitivo. Pero la extensión dialéctica de esta cate-
gorfa introduce el factor subjetivo en este proceso: el reflejo es
uubjetivo con respecto a la realidad, ya que es el sujeto el que
refleja. La misma realidad objetiva puede ser reflejada de ma-
neras diferentes por hombres diferentes (Schaff, 19ó7). Lucre-
cio interpretó como una de las causas del relámpago el que las
nubes almacenan en su interior partículas de fuego del sol,

42 43

É-
que luego expulsan al chocar entre sí. El saber de la humani- para designar a todo ser que vuela. Cuando los aüones ingre-
dad en tiempos de Lucrecio no había alcanzado aún, obüa- saron en el horizonte üsual de los hopi, recibieron ese mismo
mente, a la electricidad. Tampoco quienes comparten una mis- nombre. Para la experiencia y la actiüdad social de la comuni-
ma época y un mismo espacio han'tenido el mismo acceso al dad hopi, los aviones no eran objetos significativos que mere-
conocimiento que les permitiese reflejar la realidad de una cieran una discriminación lingüfstica (Whorf, 1971).
manera más adecuada. El mismo Lucrecio se refiere peyorati-
vamente a sus contemporáneos que atribuían el rayo a las in-
tenciones punitivas de los dioses. Esta variedad de reflejos de- El signo y el proceso de significación
pende, por lo tanto, de la forma de la praxis acumulada en la
filogénesis y en la ontogénesis, del bagaje de saber y de expe- Desde esta perspectiva, no existe signo sin objeto designa-
riencia. do. El objeto designado, o referente, o extensión del signo (aun
El acceso a la realidad es un proceso infinito, nunca termi- con las diferéncias conceptuales del caso) ha sido un huésped
nable, condicionado por el carácter infinito del objeto de cono. teórico incómodo en la filosoffa del lenguaje y en la semiótica.
cimiento, que se encuentra en estado de incesante dinamismo. Se ha oscilado generalmente entre negar su existencia objetiva,
En el desarrollo de este proceso tiene lugar una acumulación cmbrollar teóricamente su relación con el signo o enunciado,
de saber, de un saber objetivo, aunque no absoluto ni definiti- o excluirlo por principios metodológicos. Umberto Eco, por
vo. El sujeto lleva siempre algo al conocimiento. pero lo que cjemplo, considera que una expresión no designa objetos, sino
lleva no es indiüdual, sino característico de grypos enteros: el que transmite contenidos cr:lturales. A la teoría de los códigos
interés y la experiencia especlfica de un grupo social, y el len- le interesan dichas unidades culturales, y no los referentes
guaje, vehlculo de significados y valoraciones sociales. El fac- como presuntas entidades concretas y particulares; por lo cual
tor subjetivo, por lo tanto, resulta social, de origen y perrna- Eco propone <liberar al término "referente" de toda clase de
nente realimentación social (Schaff, 1980). hipotecas referenciales, y excluirlo ----€n su acepción hipoteca-
El signo, al reflejar la realidad, refleja junto a ella una vi- da- "como una presencia embarazosa que compromete la
sión socialmente determinada de dicha realidad: es siempre un pl.rrezateórica de la teorla" (Eco, 1977, p. 1.21).
fenómeno ideológbo. No todos los fenómenos de la naturaleza Sin embargo, desde la perspectiva de la psicolingüística o
son reflejados. En cada etapa del desarrollo de la sociedad de las ciencias del lenguaje que estudien -como Bajtln- su
existe un grupo particular de objetos, una determinada serie tclación con la conciencia, no es tan sencilla la operación de
de relaciones, que son accesibles a la atención social. Sólo és- bamer al referente, aun en el supuesto que se quisiera hacerlo.
tos reciben forma semántica y se vuelven tema del intercam- En primer lugar, si se restituye al referente su carácter de ob-
bio comunicativo. Ningún signo refleja en toda su extensión y Joto concreto (y no se lo concibe, por lo tanto, como clase, ni
profundidad a un objeto, ya que el reflejo depende siempre de t
ctalquier otro género de abstracción), la referencia objetal re-
un sujeto real, en un determinado momento histórico y situa- fulta una propiedad del enuncindo, en determinada situación
ción social. Las palabras, en tanto signos ideológicos, no se oomunicativa. El proceso de referencia es el que permite que
limitan a reflejar la realidad, sino que la interpretan en el in- un hablante logre guiar adecuadamente a su interlocutor hacia
tercambio comunicativo social (BajtÍn, 1980c). l¡ ldentificación de los objetos, cualidades, acciones o eventos
Los estudios lingrfsticos transculturales e históricos pro- ¡obre los que habla. Así, pueden distinguirse la referencia y la
porcionan numerosas eüdencias de este hecho (vé4se, por rlgnificación como dos funciones distintas -aunque estrecha-
ejemplo, Cole y Means, 198ó; Cole y Scribner, 1977). Los in- tncnte relacionadas- y aceptarse la inclusión teórica tanto del
dios hopi de Arizona, por ejemplo, utilizan una sola palabra rfinificado como del objeto designado.

44 ¿l)
Según Alexander Luria (19g4), el principal discÍpulo de Vi_
gotski, puede encontrarse eüdencia empíriia para Lsta opera_ Pero el proceso de significación es más complejo, ya que el
signo no debe abordarse sólo como unidad abstracta. Siempre
ción teórica. En la ontogénesis, el desarrollo de la referencia
existe una situación comunicativa concreta que lo motiva. No
objetal y el desarrollo del significado se manifiestan como pro_
puede divorciarse del intercambio social. Estos aspectos de la
cesos diferentes, con ritmos diferentes. Es decir que la relacion
significación ligados a factores extraverbales constituyen el
del signo o enunciado con el objeto, cualidad o acción efecti_
sentido del signo. El contexto en el que se hace presente un
vamente edstente, resulta una relación nrealo y distinta de su
signo incluye un horizonte espacio-temporal común a los ha-
relación con el significado. Esta circunstancia es ratificada por
blantes, un saber común a ambos, y las condiciones materiales
numerosos hechos registrados por la psicología experimenial,
de la vida de los mismos.
por ejemplo en el campo de la privación o distorsión sensorial.
En el ejemplo de nuestra flor, la significación de nrosao
Otra evidencia, más contundente y trágica,la aporta la clínica
podrá orientarse hacia sentidos diferentes en diferentes situa-
médica: es el caso de zapadores heridos de guerra, cegados
ciones: su condición de elemento decorativo en un contexto de
por completo y que habían perdido ambos brazos. La coiruni_
preparación de un arreglo floral; su ciclo de germinación, cre-
cación verbal de estos heridos con los demás no se entorpeció,
cimiento y madurez en un diálogo de floricultores; su valor en
sus procesos mentales se hallaban indemnes, y las palabras
el mercado para un comerciante.l
mantenían intactos sus significados y sus nexos lógicos y cul_
En la configuración del sentido intervienen nuevos enlaces
turales. Sin embargo, como consecuencia de las
discapácida_ y relaciones semánticas que se originan en la situación. El ras-
des que los privaban de una importante relación sensorial con
go semántico de namorD no se encuentra sin duda entre los
el mundo, los heridos fueron sufriendo paulatinamente una
semas que integran el significado lingüístico de (rosa), pero
pérdida de la referencia objeral (teOntiev, igTg).
no resultará difícil encontrar una multitud de ejemplos de la
Entonces, un signo cualquiera, por ejemplo el signo (rosaD,
más variada calidad en los que esta r.elación se establezca.
no sólo tiene como función designar en determinado enunciado
Esto implica llue un mismo signo tiene un significado, que
a un objeto, a la rosa concreta, sino que conlleva un significado,
se ha formado objetivamente a lo largo de la historia y que, en
es-decir, un reflejo generalizado de los rasgos del obfeto. Este
forma potencial, se conserva para todos los hablantes. Y tiene
reflejo no es indiüdual, sino común a todos ios hablanies, social-
además sentido, que consiste en la elección de aquellos aspec-
mente intelffil¿. consiste en un sistema estable de generalizacio-
tos y relaciones ligados a la situación dada.
nes, una abstracción de características esencialo puá que la rosa nEl significado "de diccionario" de una palabra no es más
sea rosa. Si he adquirido el significado, podÉ designar adecuada_ que una piedra en el edificio del sentido, nada más que una
mente a un objeto como (rosa> aun cuando presente diferencias potencialidad que encuentra su realización en el lenguajer,
color o grado de madurez. El significado es siempre dice Vigotski (1983, p. 189). Coincidentemente, Bajtín acentúa
9e ?mano,
igual en todos los casos en que se repite un signo. In esencia potencial del significado, al que define como (apa-
Concebido de esta manera, el significádo aparece como trrlo técnico> para Ia realización del tema, contrastando con
una entidad compleja, que involucra varios rasgos y relaciones
entre rasgos. Desde la lingüística _y más allá de las
diferen_
cias teóricas-, los intentos por rendir clrenta de la compleji_ l, La incapacidad para adecuar un sentido a su contexto es signo de patología.
dad semántica del signo llevaron a delimitar la noción thr csquizofrénico,ejemplifica Luria (1984), puede referirse a un cuademo definién-
d" ,"*o rlofo como (materia inefte que tiende por la fuena de gravedad al centro de la
como unidad significativa. El significado se constituye
como llgnur. En el contexto de una clase de física, en la que el profesor apelase a un
un haz de semas, como un conjunto de enlaces entre st¡nder¡o que üene a mano para ilustrar la fuerza de gravedad,este sentido de ncua-
semas,
que ha alcanlado estabilidad dentro de la lensua. tlprno, hubiese sido adecuado. En el contexto de utilizción del cuademo para str
frtrtciónespecífica,es obüamente incongruente.

46
47

Sr
la efectiüdad del sentido (1976b, p. 126). Es significativo que
sólo puede surgir en situación comunicativa. Su teoría se cen-
tanto Bajtln como Vigotski apelen al mismo ejemplo literario
tra en la emisión, en la
para dar cuenta del papel del contexto en la determinación del "palabra) como unidad real, concreta,
de la comunicación verbal. No distingue, como otros autores,
sentido: en el Diario de un escritor, Dostoievski relata una con_
dos instancias separables dentro de la unidad comunicativa:
versación entre borrachos compuesta por una sola palabra im_
enunciación y enunciado. La traducción del término viskaziva-
publicable, que va adquiriendo en las alternativas tel diálogo
nie, que emplea generalmente Bajtín para referirse a esta uni-
siete acepciones diferentes.
dad, oscila en distintas versiones entre (enunciacióno y (enun-
En,una perspectiva psicológica, Vigotski (19g3, p. 1g9) pro_
ciador, probablemente con el objeto de establecer analogías
pone al sentido como (un complejo dinámico y fluidor, prolro_
con otros marcos teóricos.
cado en nuestra conciencia por un signo, e integrado pár trru
I-a asimilación no siempre es sencilla, y no sólo por la dificul-
multitud de enlaces y relaciones semánticas. abunas f,e estas
tad de encontar equivalencias entre lenguas diferentes. En gene-
relaciones se actualizan en una situación concreta.2
ral se tiende a identificar a la unidad comunicativa bajtiniana con
Siguiendo con nuestro ejemplo, en la conciencia del flori_
la enunciación, ya que ésta es la que incluye las relaciones de la
cultor la significación de orosa, se configura estableciendo re_
emisión con la situación extraverbal, y en especial con el hablan-
laciones tanto entre los semas específicás que le otorgan su
te. Sin embargo, r¡na identificación estricta resultarÍa forzada. La
identidad como flor, como en el campo semántico de la actiü_
instancia de enunciación como (acto), como oaparición momen-
dad comercial, o en el de los regalos afectuosos. En determi_
tánea' del enunciado concreto (Ducrot, 1984) es inaprehensible
nado contexto, serán algunos de estos enlaces los que surjan
tanto para la lingtifstica como para las ciencias del texto y del
-<Este año, la rosa no dio buena ganancia>_, dándole su
contexto. El acto de enunciar consiste en el pasaje del pensa-
sentido a la expresión. De las varias zonas del sentido, la más
miento o del lenguaje interior a la expresión verbal, al enunciado
estable y específica, que se mantiene a través de los cambios
rual, y por lo tanto -asl definida- la enunciación es una catego-
contextuales, es el significado.
rla psicolingtÍstica. Si se la quiere estudiar desde las ciencias del
La unidad de análisis para Vigotski es la palabra, y a ella se
lcnguaje hay que buscar entonces sus huellas, sus marcas, en su
refería al analizar la distinción entre sentido y significado. En
producto, el enunciado. Pero si se despoja al enunciado de todas
cambio, Bajtín ve al sentido como patrimonio del enunciado.
h¡ marcas del acto de enunciación, se lo conüerte en una abs-
que npuede corresponder a una palabra aislada sólo en tanto
tncción, y no en una manifestación concreta. No hay nada en el
esa palabra opere como enunciado completo> (Bajfn, lg76b,
ürunciado que no sea huella de aiguna de las circunstancias co-
P. 127).3 ñunicativas que engendraron su aparición, con excepción de sus
Bajtín relaciona al sentido con el enunciado debido a que
c¡racterfsticas gramaticales abstractaS. Con lo cual el intento de
éste es la unidad del intercambio comunicativo, y el sentido
üaprar, desde esta perspectiva, enunciación y enunciado, resulta
¡¡colástica.
2. El proceso detallado de actualización, es decir, de conversión
en acto de habla,
es bastante más complejo. Las palabras no sólo contemplan relaciones
(puras), sino que también existen enlaces semánticas
léxicos, relacionados tanto lenüdo subjetivo y sentido contextual
cado. como con la disponibilidad sintáctica virtuar de la palabra. "o"ovaren"cias,
"r,igoiñ-
Estas
----enlacespotenciales- son sumamente significativas p-""ro de formación de
la expresión verbal y en la génesis de la ora-ción (Luria, "r,19g4,¡.
"i
3.
En las aproximaciones al sentido de Vigotski y sus seguido-
esta ob¡a Bajtín utiliza (temaD con la misma acepción que
_ -En el asentidor
ügotskiano. En obras posteriores, como (El problema de los géneroJdiscursivos,, ta es posible identificar dos aspectos, el subjetivo y el contex-
la
terminología se unifica en la distinción significado_sentido (utachenie_sntrrl) M, Ambos se encuentran estrechamente relacionuáor, p".o rro
q,.r" e, l"
que utilizaremos en estelibro.
lgt ldénticos y abren distintas perspectivas de investigación.

48
49
En los numerosos trabajos que dedica al tema, Bajtín se Volviendo a los ejemplos, la palabra <oro> tiene un signifi-
refiere exclusivamente al sentido contextual. Su teorla se cen- cado común a todos los hablantes del castellano, que podemos
tra en el sentido como propiedad del enunciado en una situa- ratificar abriendo el diccionario. Tiene, también, diferentes
ción comunicativa concreta. Esta situación pasa a formar par- sentidos que se adquieren según el contexto. Para un econo-
te necesariamente del contenido semántico del enunciado, mista, (oro> es un patrón de evaluación y un objeto con varia-
como sobreentendido. Desde el punto de üsta de la comunica- ble comportamiento en el mercado. Para un químico, ((oroDes
ción, lo pertinente en la configuración del sentido restilta lo un metal, un elemento con determinadas propiedades. En un
social obietivo. enunciado como oro ya no resulta una buena inversión>,
"El
Lo subjetivo -mis representaciones, pensamientos, senti- están claros los sentidos contextuales que emergen, dentro de
mientos- no puede ingresar como tal al mundo de significa- Ios cuales, en este caso, la estructura atómica del oro no es
ciones del enunciado: (Lo que yo sé, veo, quiero y amo, no pertinente. En la conciencia del economista, en su lenguaje
puede ser sobreentendido. Sólo lo que todos los hablantes sa- interior, mientras reflexiona sobre las operaciones con oro,
bemos, vemos, amamos y admitimos, aquello en lo que todos también son los enlaces semánticos pertenecientes al campo
estamos de acuerdo, puede volverse parte sobreentendida del de la economía los que operan. En otro contexto de reflexión,
enunciadoo (Bajtín, 1980b,p. 31). aun la misma persona, el mismo economista, operará con
En esta dirección debe interpretarse el contexto bajtiniano: otras conexiones de sentido.
tanto el horizonte temporal y espacial que acompaña al acto co- Es fácil deducir -y comprobar experimentalmente- que
municativo, como la comunidad de valoraciones de los interlocu- las personas que participan de una misma actividad estructu-
tores, generada en la unidad de sus condiciones reales de üda. ran sus enlaces de sentido en forma similar (Miller, 1974). La
Sin embargo, desde una perspectiva psicológica, deben te- pertenencia de los hablantes a una edad, un sexo, una familia,
nerse en cuenta también las relaciones de sentido que se confi- profesión, o cualquier otro grupo que comparta situaciones
guran en los procesos verbales de la conciencia, los sentidos objetivas de üda, genera una oculrencia de contextos simila-
subjetivos. La definición clásica de Vigotski, además de referir- res, que a su vez genera el surgimiento de relaciones semánti-
se a lo contextual, caractertza al sentido como (la suma de cas similares en sus conciencias. En situación comunicativa,
todos los sucesos psicológicos que la palabra provoca en nues- cstos sentidos compartidos, ya que forman parte de lo objetivo
tra conciencia" (1983, p. 188). social, podrán ingresar al enunciado como parte sobreentendi-
La relación entre lo contextual y lo subjetivo proüene de da. Y cuando un economista se dirija a un colega preguntán-
que un sentido subjetivo, personal, se origina en una situación dole n¿Cuánto, el oro?>, el colega no sobreentenderá segura-
objetiva. Los enlaces semánticos son siempre reflejos de cone- mente que lo interroga sobre el número de electrones que tie-
xiones objetivas. Y, por lo tanto, una conexión objetiva que se ne un átomo de oro.
produce en un contexto determinado, en determinados mo- Pero existen también enlaces que son particulares en deter-
mentos de la üda del sujeto, origina enlaces semánticos que se minado individuo, surgidos de una experiencia personal, que
conservan como relaciones mnésicas en la conciencia de ese incluyen también a sus vivencias afectivas. Entre los sentidos
sujeto (Hoffrnan, 198ó).a subjetivos, entonces, hay que incluir también a los sentidos
rpersonales". Retomando el mismo ejemplo, la significación

4' La concepciónde las relacionesmnásico-semánticasen conexión con objetos o


fenómenosreales que están conectadosobjetivamente entre sí de modos deteimina- dllertntes conducen a conexionessemánticasde diferente tipo, y cómo las relaciones
dos, no proüene solamentede asumir un encuadre filosófico materialista. La nsicolo- tém¿lnticascontienen la infomación sobre el origen de su surgimiento (véaseHoff-
gía experimental también confirma este hecho, estudiando cómo relacionesotiedvas
nr6n,198ó).

50 fl

n
de noror puede encontrarse para un sujeto estrechamente vin_
El signo ideológico
culada a la de npadre', si éste era orfebre, y ligada con afectos
positivos o negativos segrin haya sido la relación con su padre.
La significación de un enunciado concreto es aún más
La existencia y la hrcrza de este tipo de enlaces también puede
compleja, ya que además de sentido y significado, el signo po-
ser registrada experimentalmente, por medio de variados pro_
see una orientación valorativa (Bajtín, 7976b, 1980d). El juicio
cedimientos, como por ejemplo la biorretroalimentación com-
de valor incorporado al signo es de carácter social la esfera
putarizada.
valorativa de un grupo social particular es la totalidad de lo
La idea de sentido npersonal, no debe entenderse aquí en
que reviste importancia y significado para ese grupo. Y dicha
oposición a *sociab. La experiencia personal forma siempre
valoración incide en el proceso generativo de la significación
parte del territorio social. No existe, como experiencia huma_
en la lengua.
fuera de su corporización en signos, fuera de algún tipo de
1a, Sentido, significado y valoración forman parte de la com-
forma ideológica y orientación social. El elemenio vivéncial
plejidad semántica del signo. Y se encuentran vinculados en su
<interior> es organizado y forrnado desde el exterior (Bajtín,
génesis y en su movimiento con un factor esencial: su carácter
1976b)..Personal, debe entenderse como característico de de-
ideológico.
terminado individuo, y no compartido necesariamente por
En una primera acepción, un objeto ideológico es para Baj-
otros.
tfn un signo. Representa algo que está fuera de é1,y produce al
Es posible establecer una variada gradación entre las rela_
mismo tiempo un hecho de conciencia, un reflejo de lo repre-
ciones semánticas más marcadamente individuales, pasando
sentado, una idea, un significado. Todo lo ideológico posee,
por aquellas peculiares de un grupo, hasta llegar a las que son
por lo tanto, valor semiótico.
uniformes para toda una comunidad de habla, que constituyen :' En el estudio de las ideologías, el lenguaje ocupa un lugar
el significado convencional.
privilegiado. La palabra obtiene su esencia de su función de
Toda la obra de Proust está recorrida por signos _no
signo, y no hay nada en ella que no coincida con esta función.
siempre verbales- a los que las experiencias particulares de
Como todo signo, es también un objeto material, un sonido, y
üda imprimieron la más rica variedad de relaciones semánti_
designa a otros objetos de la realidad, reflejándolos a través de
cas. En el romance de Odette y Swann, por ejemplo, el jugue_
su significado. El hecho de que la misma palabra, inte-
teo con las orquídeas del escote fue el preludio de su p.i*"ru
riorizada corno lenguaje interior, constituya el material semió-
relación sexual; y desde entonces, en esa pequeña sociedad de
tico de la conciencia, motiva que acompañe a todos los actos
dos, el solo nombre de la flor continuó utilizándose y pensán_
ideológicos, aun los no lingüísticos -{omo veremos más ade-
dose con ese sentido.
lante. La comprensión y la generación de fenómenos plásticos,
Cgmo señalara Bajtín (1980b), los sentidos subjetivos indi_
- musicales, religiosos, por ejemplo, no es posible sin el concur-
üduales sólo pueden ingresar al enunciado, y r"rrritu, exitosa_
so del lenguaje. Si bien la palabra no reemplaza a los signos
mente comunicados, si son explicitados verbalmente. Si mi in_
ospecfficos de otras actividades ideológicas, siempre se en-
terlocutor desconoce que diez años de relación con un jefe
lt cuentra junto a ellos. Su ubicuidad le permite, además, desem-
déspota han establecido alrededor de la palabra njefe, las co.
ri peñar funciones ideológicas de cualquier tipo: cienfficas, es-
nexiones semánticas más abominables, no comprenderá el
téticas, éticas, etc. Esta propiedad de la palabra es para Baj-
sentido subjetivo de un enunciado como (hoy tengo que ha_
tfn indicadora de su carácter neutral, entendiéndose por (neu-
blar con mi jefe,.
H tral, inespecífico en cuanto a su función, multifuncional, y no
-por supuesto- neutral en tanto indefinido ideológicamente.
ffi
*r
l$'
52
53
Lo individual y lo social en la ideología
organismo biológico- y biográficos -las experiencias concre-
tas de una vida particular- (Bajtín, 1976b).
La aceptación de la materialidad del signo, de su objetivi-
Desde el punto de üsta ontogenético, el segundo sistema es
dad, tiene consecuencias muy importantes para la definición
deudor del primero, ya que la conciencia personal se adquiere
de la ideología.
en el proceso de asimilación de la experiencia de la comuni-
El signo y sus efectos ocun-en en el mundo exterior, surgen
dad adulta, a través de la comunicación (Luria, 1984). No exis-
en el proceso de interacción social. La realidad del signo ideo-
te signo interno en mi conciencia que no se haya nutrido, más
lógico es objetiva y puede, por lo tanto, estudiarse objetiva-
o menos mediatizadamente, de la trama ideológico-semiótica
mente. La ideología no consiste en un hecho mental, interior, de la sociedad en que üvo. El lenguaje interior nace ya con
inaccesible, sino que existe en la materia social específica de
una orientación hacia un sistema ideológico, engendrado por
los signos, abordable por un método objetivo (Bajtín, Ig76b,
los signos ideológicos exteriores que he ido absorbiendo. Una
1980e). vez más apelamos a un ejemplo de Proust, siempre fecundo en
Para la filosofla de corte idealista la ideología es un hecho sus descripciones del material semiótico de la conciencia. El
de conciencia. El lenguaje no funciona más que como un re- narrador de En busca del tiempo perdido rastrea desde su in-
vestimiento para su realización exter:ior. Con esta perspectiva, fancia el atractivo que posee para él el solo nombre de Guer-
la creatiüdad ideológica queda restringida a los alcances de lo mantes, tanto el del lugar geográfico como el de la condesa
indiüdual. La conciencia asf concebida resulta aislada de todo
-aun antes de conocerla. Alrededor del nombre fue conden-
apoyo en la realidad exterior. lándose, además de una intensa imaginería üsual y lumínica
Pero Bajtín, desde una posición marxista, propone a la proveniente de sus interacciones personales, una acentuada
conciencia indiüdual como un hecho ideológico-social, ya que valoración positiva originada en el prestigio social de la anti-
su génesis se desencadena desde la exterioridad del indiüduo,
¡ua casa aristocrática, cuyo linaje se remontaba -imbricándo-
desde la sociedad. le con lo legendario- a santa Genoveva de Brabante.
La realidad de los lenómenos ideológicos es la realidad ob-
jetiva de los signos sociales. La conciencia individual se consti-
tuye por interiorización de dichos signos.
Ir categoría de ideología en BajtÍn
La oposición entre lo indiüdual de la psiquis y lo social de
la ideologÍa es un concepto falso. El indiüduo no es un fenó-
El concepto de "ideología" ha recibido diversas interpreta-
meno natural, sino socioideológico. y la esencia del psiquismo
dones, dentro y fuera del pensamiento marxista. En Bajtín, la
indiüdual es tan social como la ideología. Entre ambos no
iloción de "ideologíaD no es demasiado rigurosa, y pueden de-
existen fronteras desde el punto de üsta del contenido.
bctarse distintas acepciones aun dentro de un mismo texto.
¿Qué diferencia hay, entonces, entre el signo incorporado En una primera aproximación, el calificativo de ideológico
al lenguaje interior, a una conciencia personal, y el signo ex-
rpllcado al signo indica, sencillamente, que el signo involucra
terno de una ideología social? El signo se encabalga en dos
ED significado, que todo objeto-signo provoca un reflejo -de
sistemas, que no son independientes entre sí. Uno es el sistema
Olden mental- de otro objeto al que representa. El mundo de
ideológico social, con su conjunto de leyes, que son las de la
lo: cignos vehiculiza ideas sobre la realidad designada. Es, por
comunicación semiótica, determinadas a su vez, en última ins-
b t¡nto, un mundo ideológico (Bajtfn, 1,976b,1980e).
tancia y a través de múltiples mediaciones, por el conjunto de
Pero esos significados no son, por supuesto, entidades in-
las leyes económicas y sociales. El segundo es el sistema psí-
dtpcndientes y supran:eales. Han nacido en la interacción co-
quico personal, refendo a factores orgánicos -la unidad de un
lllUnlcativa en una determinada situación histórico-social. Ex-

54 55
presan el punto de vista particular de un grupo social, mónicas que legitiman un orden social y producen falsa con-
e indi_
can expkcita o implícitamente una orientación en la praxis. ciencia.s
¿Qué valoración impregnaba, por ejemplo, al signo nind]oo en En varios textos de Bajtín se desprende además una con-
la sociedad argentina del siglo xD(? Er ideorósi- cepción más abarcadom, que no se refiere sólo a la comuni-
co del indio a lo subalterno y lo animal "onfinañ"rrto dad de valores de una clase social, sino que también tiene en
puede rastrearse, s]n
duda, en las relaciones objetivas que se eitablecieron entre in_ cuenta la pertenencia a una misma familia, profesión, etnia,
dios y españoles desde la época de la conquista. pero una valo_ nación u otras determinaciones sociales que configuran hori-
ración similar se detecta también en la literatura gauchesca, zontes de üda similares. Incluso dentro de un mismo texto,
que se hace cargo de la palabra de un grupo también subalter_ Bajtín suele oscilar entre la acepción más amplia o más res-
no. Y continúa encontrándose en escritores del siglo )CX,como tringida de
"ideología".
Borges y Lamborghini (Ludmer, 19gg). Cuando incorporo Todo signo es ideológico y toda ideología existe en algún
a
mi conciencia un signo, lo incorporo ya empapado con ü valo- material semiótico concreto. Bajfn deriva de esta formulación
ración social, con el punto de üsta de un gmpo determinado, casi una sinonimia, por la cual los sistemas semióticos especí-
aun cuando no necesariamente pertenezca a ese grupo _para ficos -el arte, la ciencia, la literatura, la filosofla, la religión,
el caso, lo que importa es mi grupo de referenc-iu_ o yu etc.- son llamados .formas ideológicas" o
," "sistemas de la
!uyu" extinguido las circunstancias objetivas q,r. g.rr".u.on creatiüdad ideológica". Algunos de estos sistemas poseen un
dicha valoración. repertorio particular de signos no verbales igualmente ideoló-
La sociedad en que üvo no es homogénea. Laintegran gicos. Pero, como ya se ha señalado, para Bajtín la palabra es
di_
versos grupos que a veces se intersectan, y representan
clase, edad, profesión, religión, origen
distinta # el signo ideológico de mayor contundencia.
La lucha de clases es reflejada en el lenguaje. Pero no sólo
leográfico, etc. Cada d
grupo comparte un conjunto de valores y una experiencia reflejada: también hay refracción, deformación. Porque el len-
so_
cial similar. Al mismo tiempo, un indiüáuo puede pertenecer guaje no es un medio utilizable en un sentido liberal, dándole
o interactuar con varios grupos. a todos las mismas oportunidades. La clase dominante intenta
El mismo signo puede reflejar los puntos de üsta diferen_ impartir al signo un carácter supraclasista, intenta borrar los
tes de los distintos gupos sociales, relaciones diferentes acentos divergentes que conüven en su seno, reprimir el en-
con la misma realidad objetiva. piénsese,
-ortt'ut para continuar con frentamiento entre distintos juicios de valor que tienen lugar
el mismo ejemplo, en el valor de la palabra nindioo para en él (Bajtín, 7976b, 1980c).
los
grupos de reiündicación de los derechos de las No hay orden del comportamiento humano sujeto a un di-
comunidades
aborígenes, conviviendo con las valoraciones peyorativas vorcio total de la formulación verbal ideológica. Un moüvo
del
racismo subsistente hasta hoy. En una misma pJabra ideológico puede desarrollarse incluso en un pequeño medio
se cru_
zan diferentes ideologías. social, en inferioridad de condiciones frente a los motivos de
n-ajti1 utiliza aquí una acepción de .ideología> como la ideologÍa dominante.
siste_
ma de ideas socialmente determinado, como sistema En sus trabajos sobre el enunciado y el proceso comunica-
de valo_
res y puntos de üsta. Es una acepción que se refiere tivo, Bajfn delimitó la noción de ideologta coti.diana, a la que
a la for_
ma de conciencia social y política de una clase, por
ejemplo,
en la sociedad capitalista, tanto la burguesía como
el p.oletu_ 5. La acepción retomada por Bajtín, que admite tanto una ideologla burguesa
riado; y no la acepción negativa q,l" .i..rrrr"ribe como una revolucionaria, fue formulada por Lenin en Qué harcr, En Marx y Engels
la iáeología predomina la concepción de ideología como falsa conciencia, aunque se han señala-
exclusivamente a una distorsión del pensamiento que
do en sus escritos numerosos pasajes que p¿rrecenadmitir a la ideología como abar-
contradicciones sociales y procede de ellas, a las ideas "rr*ür. cadora de todas las formas de conciencia.
heee_

)o JI
definió como <todo el complejo de las sensaciones cotidianas gico se encuentra por la realidad económica de
"determinado
-aquellas que reflejan y refractan la realidad social objetiva- esta colectividad' (Bajtín, 1'978,p. 75). La üda y el mundo no
y las expresiones exteriores inmediatamente ligadas a ellaso se resumen para Bajtín en una exclusividad de signos y textos
(1980c). Ella le da significado a cada uno de nuestros estados ideológicos. Siempre existe, primariamente, la realidad mate-
conscientes y de nuestros actos diarios, en especial a la comu- rial de la naturaleza y de la sociedad, que es reflejada y refrac-
nicación cotidiana. tada por el signo.6
Los grandes sistemas de creatiüdad ideológica -el de la
ciencia, el arte, la filosofía, etc.- se nutren de la fuente de
la ideología cotidiana, y al mismo tiempo tienen una fortísima Slgniffcado y realidad
influencia sobre ella. No se trata de una relación entre siste-
mas monolíticos y definitivamente conformados, sino de un Incluso las palabras que parecen tener un contenido objetal
proceso de permanente interalimentación. Bajtín (1971) estu- fijo -como los sustantivos concretos- expresan el punto de
dió esta relación en especial en el campo de la literatura: cómo vista de un grupo social. El signo nárbol',, ejemplifica Bajtín,
los productos de la nalta, literatura se alimentan de los enun- refleja al árbol concreto con diversos sentidos: como material
ciados ideológicos cotidianos populares e inciden a su vez en de trabajo, como objeto de especulación, como ejemplar botá-
ellos. nico. Las valoraciones distintas responden a motivos ideoló-
El conjunto de signos ideológicos -tanto los cotidianos gicos.
como los artísticos, filosóficos o literarios- configuran en un Este proceso puede analizarse desde dos aspectos. El pri-
momento y en un lugar dados lo que Bajtín (1978) llam6 am- mero es el de la plasmación lingüística de un signo. Como ya
biente ideológico. É,ste constituye la conciencia social de una señalamos, la realidad no es reflejada exhaustivamente por el
comunidad, y la conciencia indiüdual puede volverse tal sólo lenguaje. En cada período histórico, la atención social se vuel-
si se realiza en las formas del ambiente ideológico. Desde que ca hacia determinados objetos y propiedades. Sólo éstos reci-
nacemos nos encontramos ya inmersos en un mundo de obje- ben forma sígnica y se conüerten en tema del intercambio
tos-signo, materiales y exteriormente expresados, que nos cir- comunicativo. Lo que determina esa elección es la praxis, es
cunda (como un anillo compacto). El ambiente ideológico se decir, la actiüdad material consciente y objetiva que modifica
encuentra en permanente cambio, en él se registran contradic- a la realidad.
ciones que se superan y dejan paso a nuevas heterogeneidades. El concepto saussuriano de valor da cuenta de las diferen-
Pero, para una sociedad determinada, presenta nla única uni- cias que existen entre uno y otro sistema lingüístico en el nre-
dad concreta, particular, que reúne en una síntesis viva e in- corte, del material semántico. También Benjamin Lee Whorf
mediata a la ciencia, al arte, a la moral y a las demás ideolo- (1971) en su trabajo comparativo registró numerosos ejemplos
gfas" (Bajfn, 1978,p. 76).
Nuestra conciencia no entra en contacto con la realidad
objetiva sino a través del ambiente ideolégico. Como instancia
ó. Enfocando particulamente al sistema ideológico litemrio, una aguda crítica a
mediadora ineludible, él es quien determina el factor subjetivo Ia lectura de Bajtín por Julia Kdsteva, quien lo despoja de su materialismo, puede
del reflejo (véase infra), interpretado por Bajtín desde el punto consultarseen Altamirano y Sarlo (1983, p. a8): .[...] subsiste [en Bajtín] una instan-
cia material que es, precisamente,aquello que los discursosideológicosreflejan y que
de üsta ideológico. La subjetividad en nuestro acceso a ia rea- cs irreductible a estos discursos:las relaciones socialesson relaciones materiales en-
lidad no resulta, por lo tanto, indiüdual, sino social, propia de trc los hombres, que éstos viven como relaciones ideológicas (religiosas, políticas,
la colectiüdad concreta en que üümos. mlticas, etc.) [...] Pero que la ideología sea la forma en que los hombres discurren
gobresu realidad material y social, no supone,por lo menos para Bajtín, la existencia
A su vez, no debe perderse de üsta que el ambiente ideoló- ngranxenteideológica(semiológica)de esasrelaciones'.

58 59
I
1l

¡&
de objetos y acontecimientos que en distintas lenguas reciben el proceso de interpretación de la realidad por la conciencia,
diferente forma léxica. Pero ambos análisis omiten un aspecto lal como lo analizara, por ejemplo, Whorf. Pero mayor impor-
que es central en Bajfn. l¿rncia tienen las formas de actos de habla, las formas genéri-
Ferdinand de Saussure adopta una perspectiva exclusiva- cas, por su ünculación con formas concretas de la praxis (véa-
mente intralingüística. Determina relaciones de significados se infra).
entre sí, dentro de un sistema cerrado, en la lógica interna del
sistema en sí mismo. La definición de la lengua como social
no tiene consecuencias teóricas en su modelo, ya que no anali- Dialecticidad del signo
za la participación social en el proceso de semantización' Al
eütar la referencia a la realidad que reflejan, los significados Los cambios en la esfera valorativa de un grupo social pro-
sólo pueden definirse por oposición, negativamente. Pero el re- vocan moümientos en la esfera del lenguaje que no se limitan
corte que impone la lengua no es un recorte sobre la (masa a la incorporación de nuevos signos. Nuevos aspectos de la
amorfa de los significados,. Es un recorte sobre la realidad. existencia que ingresan al interés social motivan una reevalua-
En la sistematización de Whorf sí se incluye la realidad, ción de otros elementos ya incorporados. Tema, significado y
pero sólo en tanto imagen subjetiva determinada por el len- valoración de un signo, se encuentran en perrnanente juego
guaje. La realidad es la percepción que yo tengo de ella gracias dialéctico.
a la forma que mi lenguaje le impone (véase Silvestri y Blanck, Desde el punto de üsta filogenético, el lenguaje surgió en el
1984). proceso del trabajo, en la empresa encarada grupalmente y la
Uno de los más famosos ejemplos de la colección de comunicación engendrada por ésta. Los primeros signos te-
Whorf, aquel de las tres palabras del esquimal para cubrir el nfan un carácter totalmente simpráxico: su significación era
mismo espectro que en las len¡¡ras indoeuropeas corresponde inseparable de la situación concreta en que se encontraban'
al signo .nieveo (diferencia de valor semántico en sistemas di- No tenían significado, en la acepción bajtiniana o ügotskiana

illi ferentes, para De Saussure) admite una interpretación diferen-


te. Para Whorf es la prueba de que vemos a la realidad segrln
hablamos de ella. Para Bajtín sería la demostración de que un
de significación fija e idéntica en todos los contextos. Luria
solía citar que Bronislaw Malinowski refería el caso del pueblo
primitivo cuyos hablantes no podían comprenderse entre sí en
grupo humano concreto -y nunca un indiüduo- dirige su la oscuridad, en tanto no veían los gestos y señales que orien-
I atención social hacia los objetos que están ligados con las pre- taban los signos hacia los referentes extralingüísticos en los
misas socio-económicas esenciales de la realidad objetiva del que adquirfan su significación. Estos primeros signos eran
grupo, y a éstos le dan forma semántica. La comunidad esqui- puro tema o sentido. En su desarrollo, el lenguaje comenzó a
mal orienta su praxis en un hábitat diferente al nuestro, en el transitar desde lo simpráxico hacia lo sinsemántico: las deter-
il cual resulta vital para sus necesidades objetivas la identifica- minaciones de la realidad que eran más frecuentes y necesa-
ción de distintos tipos de nieve. Sólo lo que adquiere valor rias para el grupo social comenzaron a estabilizarse y fijarse
social ingresa al mundo de la ideología. dentro de la aplicación temática de un signo, y surgió así ei
En el proceso histórico de ia generación de un signo, del significado (Luria, I 984).
tema y los significados que lo implementan, eS esencial tener También en la ontogénesis el lenguaje evoluciona de lo
en cuenta la valoración social: la importancia que revisten simpráfco a 1o sinsemántico. Pero ambas propiedades se con-
para el grupo ciertas determinaciones de la reaiidad, en nues- servan siempre: en la mediación semiótica de la mente partici-
tro ejemplo, las distintas consistencias de la nieve. pan tanto las significaciones contextualizadas del sentido
I Bajtín admite la importancia de la lengua y sus formas en como las descontextualizadas del significado.

ó0 61

ú¡.
Para Bajtín y Vigotski no existe un límite estricto entre sen- mántico-ideológica, el enunciado se abre hacia los enunciados
tido y significado. Bajtln los define, respectivamente, como el de otros emisores. Se manifiestan varias voces que pueden co-
límite más alto y más bajo de la significación lingüística. Un responder a distintas conciencias socioideológicas.
aumento en la ocurrencia de una significación contextual, o Esta dicotomla puede parecer contradictoria con respecto a
un cambio en el acento valorativo de la misma, pueden crista- ru afirmación acerca de la esencia dialógica del discurso y la
lizar en un nuevo significado. multiacentualidad constitutiva del signo ideológico. pero es
El origen de la misma palabra puede ilustrar nada más que una contradicción aparente. Lo monológico
"ideologfa>
este movimiento dialéctico. Este signo fue introducido por An- consiste sólo en una tendencia a suprimir del signo, del enun-
toine Destutt de Tracy, quien le dio el significado de <ciencia ciado, otros acentos ideológicos que el dominante. La diferen-
de las ideas,. Ello no implica la creación indiüdual de una cia entre ambas formas es de grado: lo monológico resulta
palabra. Como miembro del grupo iluminista, de Tracy parti- solamente el grado más bajo de dialogicidad en un enunciado.
cipaba del proyecto de liberación, a través de la razón, del El texto se encuentra siempre en vínculo dialógico con
yugo de los prejuicios y supersticiones, hacia un orden social otros textos. Se orienta en referencia a textos precedentes, ob-
racional. La atención social del grupo se orientó hacia el análi- Jetándolos, apoyándolos, imitándolos, profundizándolos. y an-
sis de los orlgenes, la naturaleza y funciones de las ideas. y ticipa a los posibles textos posteriores, calculando sus respLres-
pudo plasmarse así, en esa situación histórica concreta, ese tas, sus acuerdos o desacuerdos. Como producto social, en de-
signo. Cuando lo utilizan los primeros ideólogos iluministas, terminadas condiciones históricas, el discurso puede cristali-
"ideologíao debe leerse con ese sentido contextual, detrás del zarse en ciertos modelos que responden a una ideología domi-
cual estaba el ataque a los poderes feudales existentes. Este nante, a una cultura dominante:
"La clase dirigente se esfuer-
signo conllevaba una valoración social positiva. Un distinto za por impartir al signo ideológico un carácter eterno, supra-
contexto valorativo se dio en la etapa napoleónica, cuando la clasista, por extinguir u ocultar la lucha entre los juicios socia-
consolidación del podeío absoluto -respaldado por la reli- les de valor que aparecen en aquéI, por hacer que el signo sea
gón- y las ambiciones imperiales de Francia, entraron en uniacentual" (Bajtín, 1976b, p. 37).uEsfuerza, es la palabra
conflicto con el proyecto de ideólogos". Entonces, comen- clave. La cualidad dialéctica interna del signo, su multiacen-
"los
zaÍon a circular enunciados que incluían al signo con una tualidad, no puede ser suprimida, aunque su exteriorización
nueva valoración, ahora negativa, que arrastró consigo un abierta logre ser dificultada. La posibilidad de distanciarse de
cambio de significado: ideologfa fue entonces una metafísica Ia palabra de los otros depende de circunstancias histórico-so-
que pretendía imponer sus ideas a la sociedad (Kellner, 1978). ciales: la hrcrza de la ideología dominante, una cultura oficial
reacia a una üsión pluralista de la realidad, la capacidad de
un sistema social para enfrentar la emergencia de contradic-
Dirálogo y monólogo ciones sociales. Como observa Ponzio (1978, p. 29), nla pala-
bra es siempre palabra dialógica, producto ro"iul, y sólo en la
En sus trabajos miís específicamente literarios, BajtÍn (19g6a) interacción dialógica, en condiciones sociales determinadas,
analiza géneros, tipos de discurso, a los que caracteriza como puede aislarse, puede asumir un carácter monológico, puede
monológicos. En éstos el enunciado adquiere un sentido unívo- volverse palabra a una sola vozr.
co, estable y definitivo, orientado en una sola dirección ideoló-
gica. Corresponde a una sola voz enunciadora. En oposición a
las prácticas significantes monológicas, Bajtín ubica a las dia-
lógicas o polilógicas. Aquí la palabra exhibe su pluralidad se-

62 63
t,
Capfruro III
LENGUAJEINTERIOR

il,,ii
llil

irlr knguaje interior y di:ilogo


'rrl1l¡
Hemos üsto que para Bajtín no hay psiquismo fuera de ia
I materia de los signos. No hay hecho de conciencia fuera del
I lenguaje interior. El lenguaje interior es el que impone a ia
conciencia su trama semiótica. Ahora bien, ¿cuáles son las ca-

i racterísticas específicas de esta organización semiótica?


El lenguaje interior se forma interiorizando el habla, y de
ella retiene, aunque en diverso grado, su característica más
constitutiva: la dialogicidad. En tanto práctica social, el len-
i guaje encuentra su forma esencial en el diálogo, es decir, en
un intercambio comunicativo que tiene lugar en circunstan-
cias concretas. En el marco del diálogo, toda emisión está
l
orientada socialmente: ucada discurso es dialógico, está dirigi-
do hacia otra persona, a su comprensión y a su efectiva y po-
tencial respuesta> (Bajtín, 1980d). Bajtín asume todas las con-
secuencias teóricas de considerar a la comunicación como la
I'unción esencial del lenguaje. No se trata sólo'de Ia observa-
ción obüa de que el lenguaje sirve para comunicarse, sino que
es la actividad comunicativa misma la que modela, la que f'or-
nra al lenguaje.
Así, la forma y el sentido del enunciado varían segírn el

o)
contexto concreto en que se produce: en qué momento y en por medio de una herramienta social, que imprime toda su
qué lugar, quién es el hablante, a quién se dirige, cuál es la ¡ocialidad a mi actividad mental. La conciencia aparece, en-
relación entre ambos. Siempre el lenguaje está orientado hacia f onces, como una forma de contqcto social con uno mkmo.
otro, en una actiüdad dialógica más o menos mediata. Incluso
aquellos enunciados, como la conferencia, en los que formal-
mente no hay réplica del auditorio, se construyen teniéndolo lns procesos lingii(sticos de la conciencia
en cuenta, se organizan preüendo sus posibles dudas u obje-
ciones. La dialogicidad del lenguaje también se observa en el
En una vívida descripción introspectiva, Bajtín hablaba asÍ
proceso de su adquisición. Hay eüdencias empíricas de que
del lenguaje interior:
ya los niños de alrededor de cuatro años adaptan y simplifican
su lenguaje cuando se dirigen a niños menores (véase Cole y
Cerremoslos ojos y comencemosa reflexionar sobre este
Cole, 1989). problema. La primera cosa que captaremos en nosotros será
Pero el discurso no es dialógico sólo porque se orienta ha- una especiede flujo de palabras,por momentosligadasen fra-
cia otras personas, sino también porque se relaciona con otros ses definidas, pero la mayor parte de las vecespersiguiéndose
enunciados. El diálogo es siempre una sucesión orgánica de en una zarabandainintemrmpida de jirones de pensamientos,
enunciados a cargo de distintos sujetos. El criterio para deter- de expresioneshabituales,de impresionesgeneralesprovocadas
minar las fronteras de cada enunciado es precisamente el por objetoso por fenómenosde la vida fundidos en un único
cambio de sujeto discursivo. De modo que la emisión funciona conjunto.Esta multicolor calesitaverbal se muevetodo el tiem_
po, ya alejándose,ya acerqíndoseal propio tema fundamental,
como (un eslabón en la cadena discursiva', siempre ünculada
el problema sobre el cual tratamos de reflexionar fBajtín,
con otras anteriores y posteriores, a veces muy lejanas. Los
1980c1.
enunciados ajenos suelen incluso introducirse en el propio en
forma más o menos explícita, desde el relieve de la cita textual
Dentro de la totalidad denominada por Bajtín olenguaje in-
con sus estrictas marcas lingüísticas, hasta la implicitación
terioro, es posible entonces distinguir varios planos. Las pala-
que ingresa en la esfera de lo sobreentendido. La mínima alu-
bras
sión a un enunciado ajeno confirma la dialogicidad, siempre "ligadas en frases definidaso resultan sin duda un fenó-
meno diferente de la
supone una respuesta, una actitud del hablante hacia el enun- "zarabanda inintern¡mpida de jirones de
pensamientos".
ciado del otro: concordancia, desacuerdo, indignación, burla... La discriminación de niveles debe hacerse desde otra disci-
La dialogicidad del lenguaje resulta entonces constitutiva e
plina, ya que -a pesar de la agudeza descriptiva de Bajtín-
ineludible. Pero, ¿continúa manifestándose esta característica
el cerrar los ojos no proporciona un método demasiado con-
en el lenguaje interior, que tiene lugar obüamente dentro de
fiable.
los límites del organismo de una sola persona, en la esfera de
Una de las formas objetivas de acceder al lenguaje interior
una sola conciencia indiüdual? Ya hemos üsto que la mente es el análisis neuropsicológico del proceso de comunicación
nindiüdual, es en realidad social, en su génesis y en su funcio-
verbal en casos patológicos. Cuando existe una lesión cerebral,
namiento. El lenguaje interior se origina por introyección del o una alteración inducida experimentalmente, el proceso por
habla comuni'cativa, y de ella retiene sus propiedades. los sig- el cual se transita del pensamiento a la expresión verbal sufre
nos, en su carácter externo, son instrumentos objetivos de tra una alteración. La emisión surge sin haber alcanzado su totai
relación con otros. Al volverse interiores, se conüerten en ins- desarrollo morfosintáctico y fonético, testimoniando con sus
I ffumentos internos y subjetivos de la relación con uno mismo. distintos tipos de déficit los variados procesos psicolingüísticos
No estoy ya "dialogando" con otro, sino conmigo. Y lo hago cinteriores>.

66
67
También puede apelarse, como lo hizo Vigotski
(1983)' al clados. Estos estereotipos pueden corresponderse con estereo-
estudio del habla egocéntrica del nino, que es la precursora tipos motores verbales, los que incluyen información propio-
ontogenética del lenguaje interior. La evolución del monólogo' ceptiva acerca de la efectiva pronunciación de las palabras, y
desde su total identidad con el habla hasta su interiorización rc produce así la elocución. En cambio, el lenguaje interior
como lenguaje interior, permite inferir sus características' consiste, desde este punto de vista, en flujos de neurosemas, es
*,
Entrelos fenómenos con base lingüística que forman parte .+ decir, en trayectorias de la información semántica por la red
de la conciencia, el plano que se encuentra más próximo a la {' neuronal. Su cristalización en estereotipos verbales no es obli-
formulación verbal fue llamado por Luria (1980) "habla sin ;t tstoria, sino más bien ocasional, lo que muestra su mayor dis-
sonidoo. Esta es sólo una réplica mental del habla exterior' ry, tancia con respecto al lenguaje externo (véase Azcoaga,1.979).
¿ Entre el habla sin sonido y el lenguaje interior hay formas
Exceptuando la emisión sonora' es formalmente idéntica a
ella. Transcurre en eI mismo tiempo que se hubiera empleado transicionales. También hay en nuestra conciencia otro proce-
en hablar. Reproduce la prosodia, la entonación, las pausas' ao, que hace posible la actiüdad cognoscitiva: el pensamiento.
Históricamente, la categoría de pensamiento ha registrado
del habla exterior. Pero es ya un hecho de conciencia'
La historia de la literatura registró esta diferencia entre ha- tal cantidad de definiciones filosóficas y psicológicas, que obli-
ga a aclarar qué se entiende por ella cada vez que se la em-
bla sin sonido y lenguaje interior en las técnicas empleadas
plea. En forma muy amplia, el pensamiento fue caracterizado
para reproducii el monólogo interior, para representar los
por Vigotski (1983) como auto-orientación en el mundo, lo
p"nsumi"ntos de un personaje' Durante siglos de escritura, los
que implica una actiüdad relacionada con la resolución de
personajes generalmente pensaban como hablaban' Sus pensa-
problemas. En las primeras etapas de la historia, el pensa-
mientos más lntimos tenfan la prolijidad gramatical de una
emisión de habla. Ya en el siglo >x se adürtió que en nuestra thiento fue una acción concreta y amplia, y más tarde se con-
ürtió en un proceso interno y reducido. En esta conversión,
conciencia había otras formas de lenguaje, más veloces y difí-
que tiene lugar tanto en la filogénesis como en la ontogénesis,
ciles de registrar. Las técnicas llamadas del fluir de la concien-
cia intentaron reproducir estas formas de ritmo acelerado, cumple un papel crucial el lenguaje. El pensamiento, por lo
transgresoras de la sintaxis y abiertas a toda clase de asocia- tanto, no es un proceso de origen nespiritualo, sino un comple-
ciOn iignificativa. El lenguaje interior se asemeja más al mo- Jo proceso psíquico de procesamiento de información, de ori-
gen social.
nólogo de Molly Bloom que a los de Hamlet.
En las técnicas de lectura también puede establecerse una En su desarrollo, el pensamiento y el lenguaje proüenen de
distinción análoga' Cuando leemos todas y cada una de las distintas raíces evolutivas. Hasta cierto punto en el tiempo, los
palabras de un texto, nescuchándolo> en nuestro interior como dos siguen líneas separadas e independientes. Y en determina-
ii estuüéramos leyendo en voz alta, el resultado es semejante do momento estas líneas se encuentran, y el pensamiento se
al del habla sin sonido. Así suele leerse poesía' Pero también conüerte entonces en pensamiento verbal.
Vigotski (1983) propone representarse al pensamiento y al
podemos cabalgar sobre un texto buscando sólo la informa-
q.r" necesitamos, deteniéndonos en lo significativo y des- lenguaje como dos círculos en intersección, que en sus partes
"iOn tuperpuestas constituyen el pensamiento verbal. El área del
deñando lo redundante. Esta lectura veloz tiene resonancias
pensamiento que no tiene relación directa con el lenguaje se
de lenguaje interior.
Uná perspectiva neurolingüfstica puede también aclarar la denomina pensamiento extraverbal. Es el pensamiento prácti-
diferencia entre habla sin sonido y lenguaje interior' Las uni- co, concreto, que requiere de la presencia de los objetos para
dades fisiológicas que sustentan fenómenos del lenguaje son, operar. Es característico de los niños que aún no han adquiri-
en el caso del habla sin sonido, estereotipos verbales diferen- do el lenguaje. En los adultos normales, perdura probablemen-

ó8
69
te interactuando con las formas lingüísticas del pensamiento ¡trrt'tlchablarse de tema y rema, o de tópico y coffrento, cout()
(Azcoaga,1979). ,,rrrÍrnimosrespectivosde sujeto y predicado psicológicos.
También hay procesos lingüísticos en la conciencia que no lirr el diálogo siempre se privilegia lo remático, lo predicali-
implican pensamiento. Por ejemplo, cuando recitamos mental- vr), .ya sea destacándolo prosódica o sintácticamente, o supri-
mente un poema aprendido de memoria -haciendo uso dei rrrit'ndo el tema si al hacerlo no hay transgresión de las leyes
habla sin sonido- no está involucrado ningún proceso de re- r¡rr¡r'fbsintácticas. La forma de la enunciación cambia segirn
solución de problemas. l¡rs rrecesidadesde información que presumo para rni receptor
La relación entre el habla sin sonido, el lenguaje interior y ;r ¡rarlir de las circunstancias concretas del diálogo. Cuando el
el pensamientol es muy dinámica, ya que permanenternente se t'orrtexto compartido es débil -por ejernplo, al escribir un ar-
intercambian fenómenos de uno y otro plano en mínimos es- llt'rrlo para un diario- debo imaginar los conocimientos y ne-
pacios de tiempo durante la actiüdad mental. t'.'sidades de mi receptor ürtual para organizar el aporte de

illt
irrlormación nueva y dada. La predicatiüdad es menor en es-
l()s casos. Cuanto mayor es el contexto compartido y el cono-
Características del lenguaje interior ci¡niento del interlocutor, mayor es la predicatiüdad de los
t'¡runciados.Recurrimos a lo dado sólo para anclar informa-

,i,l1lr
El proceso que hace posible la formulación del lenguaje ciír¡r nueva. Obüamente, la situación r¡áxima de contexto
externo -y que a su vez se ha formado gracias al lengua- r'ompartido es aquella en la que el emisor y el receptor coinci-
je exterreo- no es el habla sin sonido sino el lenguaje interior. rlt'¡r en una misma persona: el diálogo con uno r¡ismo, el len-
En efecto, el habla sin sonido simplemente duplica al lenguaje ¡ittajeinterior.

i externo, es lenguaje ya formado al que le falta sólo la emisión


sonora. No tiene, entonces, ninguna función psicológica dife-
rencial.
La predicatiüdad del lenguaje interior no se fundamenta
sr'rlo en base a su carácter dialógico. Atendiendo al lenguaje
ilrtcrior como proceso que hace posible la expresión verbal ex-

il La particularidad fundamental del lenguaje interior es str


función predicativa. Vigotski (1983) definió al predicado psico-
lógico de un enunciado como la parte que incluye información
nueva. No coincide necesariamente con el predicado gramati-
l('r'na, se adüerte por qué debe ser predicativo en su función.
(irrando deseamosverbalizar una idea, partirrros del objeto, del
lcma de nuestra ftitura expresión. Éste no necesita de desig-
n¿rcionesespeciales.La designación es necesaria para lo que
cal. En la emisión predicado psicológi-
"el reloj se rompió", el (lueremos manifestar acerca de dicho tema. Por lo tanto, es el
co puede ser "el reloj" o nse rompióo segúrnla situación con- trrntenido predicativo del objeto lo que debe figurar en nuestro
creta que la motive. Si el interlocutor sólo escuchó un ruido, It'nguaje interior, para después convertirse en expresión verbal
ya sabe que algo se ha roto. La infonrración nueva que deman- rrbierta(Luria, 1980).
da es "el reloj". $i el interlocutor adüerte que el reloj ya no El lenguaje interior es altamente predicativo. Tiende a for-
está en su lugar habitual, la información nueva que puedo rrrrrlarsólo lo nuevo. Pero ¿qué es lo nuevo para Lrno mismo?
proporcionarle es nse rompié". Con diferente terminología,
¿No está ya en la conciencia el contenido de todo lo que digo?
Sicmpre existe información nueva que ingresa a la concienci¿i
¡rropia, y lo hace por las necesidadesque plantea Ia actividad.
l. Esta distinción de planos no es completamente coincidente en los alltores que l.a acción que se está llevando a cabo, la actiüdad orientada
se ocllpan del tema, aun dentro de la misma orientación. En algunos casos la dife- Iracia una meta consciente, es la que incide en la organización
rencia es sólo terminológica. Otras discrepancias suelen encontrarse alrededor de la
incómoda categoría de pensamiento y su deslinde en relación con el lenguaje in-
tlc lo nuevo y lo dado en el dominio del lenguaje interior
terior'. (Wertsch,1979).

70 71
El lenguaje interior tiene, entonces, función predicativa. Y de Innto el lenguaje interior se genera a partir del habla comuni-
esta función derivan sus características morfológicas: la abre- cntiva, retiene de ella también la propiedad del predominio del
üación y el amorfismo gramatical. scntido sobre el significado.
La abreviación deriva del diálogo. Vigotski (1983) apeló al Otra peculiaridad del lenguaje interior señalada por Vigots-
¡ll I

análisis semiótico de Lev Iakubinsh, un miembro de la escue- ki es la infusión de sentido. Consiste en la influencia que los
'iil la formalista de Petrogrado, quien había advertido en el diálo- sentidos de diferentes signos ejercen entre sí. Se produce una {
ii go la supresión de porciones del mensaje mencionadas en su saturación de sentido en una sola palabra, que proviene de
transcurso preüo. El contexto verbal compartido por los inter- haber absorbido las significaciones de otras palabras. Una si-
locutores posibilita esta abreüación. Y el económico modelo luación análoga puede encontrarse cuando, en nuestras anota-
de abreviación sintáctica que se aplica en la interacción con ciones personales, apuntamos una sola palabra, que no tiene
otro, aumenta al aplicar el mismo modelo dialógico a uno tun significado unitario, sino que engloba una cantidad de sig-
mismo. nificaciones. La palabra <cita>, por ejemplo, no evocará para
La reducción por predicatividad, en el diálogo, tiene un lí- nosotros sólo el significado de diccionario, nacuerdo entre dos
mite. La información dada no puede suprimirse totalmente. personas para encontrarse> -que es lo que lograría entender
Siempre es necesario un grado de redundancia informativa ttn extraño que accediera a nuestra agenda-, sino también rt
para ser comprendido. La gramaticalidad del enunciado tam- quién es la persona con quien nos encontraremos, cuál es el
poco admite transgresiones üolentas. De hecho, como observó lugar del encuentro, cuál el objetivo de la cita, cuál la respues-
William Labov (1983), incluso en situaciones muy informales ta afectiva que la cita despierta en nosotros. Operando en el
las normas gramaticales se respetan. Pero ya en el cuchicheo lenguaje interior, la sola palabra ocita, recubre todos estos
infantil previo a la pérdida total del habla egocéntrica se ob- sentidos, sin necesidad de hacerlos explícitos. Cuando que-
serva amorfismo gramatical, ligado a las dos características remos volcarla en el lenguaje exterior, se requieren muchas
anteriores. Los elementos morfosintácticos portadores de baja otras palabras para rendir cuenta del sentido encarnado en
o nula información pueden suprimirse en el diálogo con uno una sola.
mismo. Ejemplos muy expresivos de textos que semejan lenguaje
¿Cuáles son las características del lenguaje interior en el interior pueden encontrarse en las notas que los escritores
aspecto semántico? Hemos üsto que tanto Bajtín como Vi- npuntan para planificar una obra (véase John-Steiner, 1985).
gotski distinguieron dos tipos de significación. El significado En forma condensada y telegráfica, los autores intentan pro-
corresponde a una significación neutral, abstracta, siempre porcionarse una a¡ruda para recordar ideas, para organizar el
idéntica en todos los casos en que el signo aparece. El tema o contenido y establecer una secuencia de trabajo. El lenguaje
sentido es la significación contextualizada, determinada por en estos textos presenta una función muy similar a la del len-
factores extraverbales, que expresa la situación comunicativa guaje interior: su objetivo no es la comunicación con otro, sino
que lo engendra. la autorregulación del propio pensamiento. Así, como en el
Para Vigotski, la unidad de análisis es la palabra, y a ella se lenguaje interior, la sintaxis resulta abreviada y cada palabra
refiere al analizar la distincién entre sentido y significado. En resume un extenso campo de sentido. La predicatividad es rná-
cambio, como ya señalamos, Bajtín ve al tema como patl'imo- xima: lo nuevo es aquí la creación verbal en el inicio mismo de
nio de un enunciado, que puede corresponder a una palabra su configuración. La tarea del escritor será luego desplegar
aislada sólo si esa palabra funciona como enunciado comple- todo el sentido condensado en pocos términos, traducir el len-
to. La distinción de Bajtín resulta más operativa, ya que es el guaje interior al lenguaje efectivo de la comunicación. t
enunciado, y no la palabra, la unidad de la comunicación. En [¡
I

72
IJ
El signo no verbal sustituir, complementar, acentuar o regular al plano verbal
(Knapp, 1982). En todo caso, el sentido del enunciado ver-
Tanto Bajtín como Vigotski priülegiaron de manera eü- llal sólo puede determinarse -en los casos de comunicación
dente al signo verbal entre todas las variedades de material en presencia de los interlocutores- atendiendo al repertorio
semiótico que se incorpora a la conciencia. En el caso de Vi- n<¡verbal que lo acompaña. Además, como ya hemos visto, de
gotski, esto se debe a que su estudio se orientó principalmente los otros elementos integrantes del contexto.
hacia los procesos cognitivos, en los cuales parece indiscutible Entre las distintas clases de signos no verbales que acom-
el predominio del lenguaje verbal. El empleo de signos no ver- ¡rañan al enunciado, Bajtín (1980b) se detuvo en el análisis de
bales en operaciones mnésicas o cognitivas siempre está ligado ln entonación. El carácter paraverbal de la entonación la sitúa
a la palabra, induciendo su aparición. Por ejemplo, la utiliza- cn el límite de lo verbal y lo no verbal. Su participación en la
ción de un nudo en el pañuelo como signo que nos traerá a la situación comunicativa depende de los mismos factores que

l;l memoria, en un contexto diferente, el significado que le haya-


mos asignado (Vigotski, 1987).
En cuanto a Bajtín, el relieve que otorga en su teoía al
Ios elementos discursivos. de la relación con la comunidad de
valores del grupo social al cual el enunciado está dirigido. La
entonación es tan social como la palabra, y resulta especial-
signo verbal responde a las propiedades especlficas que le atri- mente sensible a las variaciones en el contexto. Tanto Ia ento-
buye a la palabra, dándole mayor importancia que a las demás nación como el gesto son para Bajtín activos y obietivos. No se
clases de signos. En primer lugar, recordemos, la palabra es limitan a una función expresiva del estado de ánimo de un
,rli;i un fenómeno exclusivamente semiótico, el medio más específi- hablante pasivo. El hablante asume con una entonación o un
co para la comunicación semiótico-ideológica. También es ine- gesto particular una posición social activa: resuelve una situa-
ludible su vínculo con el comportamiento humano. Toda la ción, especifica amigos, cómplices, adversarios. Esta posición
organización de la sociedad, los procesos productivos y la divi- está condicionada por las bases mismas de su realidad social
sión del trabajo, son posibles gracias a la existencia del lengua- obietiva. En el aspecto comunicativo, por lo tanto, signo verbal
je. Otra propiedad privilegiada de la palabra es su neutralidad. y no verbal tienen igual funcionamiento.
Para Bajtín, esto la diferencia de otras clases de signos, que se Puede inferirse entonces que del habla comunicativa se in-
especializan en un campo determinado de la creatiüdad hu- teriorizan no sólo los signos verbales -los que proporcionarán
mana, por ejemplo, los signos matemáticos, creados por y a la conciencia su trama semiótica- sino también los no ver-
para una función específica. La palabra, en cambio, puede bales, no menos ideológicos que los anteriores. Queda por re-
desempeñar funciones de cualquier tipo y en todo campo. Fi- solver de qué forma y en qué medida interactúan con el len-
nalmente, la palabra es el medio primordial de la conciencia, guaje interior.
lo que le da presencia obligatoria en todo acto consciente. Cuando el material semiótico no verbal se incorpora a la
El material semiótico no verbal no fue estudiado específi- conciencia, ¿lo hace en un registro propio o adhiere al signifi-
camente por Bajtín. Sin embargo, en su análisis del proceso cado verbal con el que se relaciona ineütablemente? Cuando
comunicativo alude en diversas ocasiones a la importancia de se produce una situacién comunicativa en la que no interviene
signos no verbales que acompañan al enunciado -un gesto, el lenguaje, es decir, cuando los signos no verbales no.se pre-
una mirada- para determinar su sentido. sentan integrados a un enunciado verbal, ¿qué procesos psí-
Generalmente los estudiosos de la comunicación no verbal quicos tienen lugar en la conciencia? ¿Nos apoyamos de todos
coinciden en que ésta no debería encararse en forma aislada, modos en un código de interpretación verbal? La gran varie-
sino como parte inseparable del proceso global comunicativo. dad de signos no verbales impedirá, seguramente, homogenei-
Una conducta no verbal puede servir para repetir, contradecir, z,aruna respuesta.

74 75
la
ca propia, del mismo modo que el lenguaje verbal configura
Tampoco está resuelto, en una perspectiva de desarrollo
trama lingüística de la conciencia?
ontogenético, el caráctet de algunas conductas comunicativas
Para aceptar esta analogía, debe examinarse en primer lu-
no verbales. En algunos casos, arln discutidos, como el de cier-
gar la pertinencia de hacer ingresar a este tipo de creaciones
tas expresiones faciales, parecería haber un programa cerebral
ittttti"ut al dominio de la semiótica, tema que ha resultado
heredádo que nos capacita para efectuar una secuencia gestual
sumamente conflictivo. La mrlsica, por ejemplo, es un sistema
(Knapp, tgSZ). Ett hecho señalaría una diferencia con el sig-
con organización sintáctica: sigue una serie de reglas de com-
no verbal. Éste se aprende del medio social y, a medida que se
binación -principios de tonalidad, armonía, contrapunto-
interioriza, va construyendo nuestra conciencia. Aquéllas con-
que difieren de una cultura a otra y varlan históricamente' En

iil
l{lrl
sistirían en un dispositivo innato, que ya traemos al nacer y no
necesita aprenderse.
Sin embargo, incluso estos signos presuntamente asociales
en su génesis, no lo son en su funcionamiento. Una vez que j',
este lengua¡e, además, se producen procesos de comunicación'
si bien lo que se comunica parece bastante difuso' Y, sin em-
bargo,
"urá""
de dimensión semántica' Pueden delimitarse
uniáades, que se articulan entre sí en un enunciado musical'
¡r;lllll entran en contacto con lo social, se socializan. Así, por ejem-
ollij plo, el gesto de sonrelr, que significa en forma amplia un esta-
Pero estas unidades no significan nada. Es cierto que pueden
adaptarse a la expresión convencional de significados, como
do placentero, podrla ser básicamente heredado; pero al üncu-

:;ili
ill en las danzas orientales que narran una historia a través de
larse con la compleja dinámica de la comunicación se sobrese-
gestos, o secciones de mrlsica programática, o las señales mu-
mantiza, adquiriendo una diversidad de sentidos anclados en
Ji""l"t de la diana militar. Pero también pueden no significar,
lo verbal. Surgen así sonrisas irónicas, tímidas, vanidosas o,
privilegio que le está vedado al lenguaje verbal'
aun contradiciendo al supuesto "significado biológico", sonri- '
ta situación de las artes üsuales es básicamente distinta'
sas tristes o amenazadoras. El uso concreto de esos gestos en
No presentan ---como la música- un nlenguaje" de organiza-

li
orlii
la comunicación es también francamente cultural Y, por lo
tanto, distinto en diversos grupos sociales -y no universal
como lo innato: la frecuencia con la que se acostrmbra son-
relr, las situaciones en las que se acepta o no sonreír, a quié-
ción estandarizada, pero las imágenes sí expresan en general
significados. Aunque pueden no expresarlos, como en el arte
uúrt*.to. Y estos significados, cuando existen, son difíciles de
definir: las imágenes no consisten, como el lenguaje verbal, en
nes con'esponde dirigir una sonrisa. El programa neurológico
una forma de expresión altamente convencionalizada, con
de cualquier expresión facial de emoción -o de otras conduc-
asignación de significados convencionales.
tas no verbales posiblemente innatas, como algunas proxémi-
Desde el punto de üsta de la semiótica es posible encontrar
cas- será modificado por el aprendizaje de comportamientos
varios arsenáles teóricos con los que enfrentar este problema,
sociales específicos de cada cultura (véase Hall, 1979).
que continúa --de todos modos- siendo un problema' Como
Pero no todos los signos no verbales son aquellos que per-
señala F:co (1977),la aparición de los llamados nsignos' ele-
tenecen a la órbita de la comunicación cara a cara. El panora-
mentales no es el único testimonio de la presencia de conven-
ma se complica cuando se atiende a aquellos lenguajes cuya
ción cultural. Por lo tanto, aun cuando no se encuentren uni-
relación con lo verbal es más confusa, como la música, la dan-
dades significativas claramente deslindadas, puede identificar-
za ola pintura. Cada una de estas producciones culturales tie-
se una correlación semiótica entre expresión y contenido' Para
ne características muy especlficas que hacen difícil la generali-
Bajtfn (19800, el sentido de las obras de arte no figurativas
zaci6n. Todas ellas se adquieren, como el lenguaje, en la inte- de la valo-
racción con la sociedad, en la activa inmersión en el mundo -que están privadas de significado objetal- surge
ración social diferenciada que las impregna'
de la creatividad cultural. ¿Puede considerárselos también len-
Al escuchar una pieza musical, al presenciar una danza,
guajes, que van formando al internalizarse una trama semióti-

77
/o
solemos atribuir globalmente a algunos episodios de la misma cia musical aun cuando su lenguaje se encuentre deteriorado
un sentido anímico o emocional, y también la valoramos en por un trastorno afásico, o puede mantener su lenguaje intacto
relación con nuestro horizonte artístico, comparándola con aun cuando sufra de amusia. Conclusiones semejantes se ob-
otras y estableciendo grados de continuidad o transgresión. tienen del estudio de las complejas disfunciones en el recono-
Hemos interpretado un texto, y sin embargo desconocemos cimiento üsual (Azcoaga, 1983).
-o no existe- ningrln código, ningún sistema de reglas que De todos modos, la independencia de estas funciones en el
justifique esa interpretación. El receptor, a falta de reglas pre-
nivel cerebral no implica necesariamente independencia en su
cisas, ha tomado vastas porciones de los textos como unidades funcionamiento psicológico, desde el punto de üsta de la con-
posibles, capaces de transmitir contenidos difusos pero efecti- ciencia. Por ejemplo, el lenguaje tiene una realidad psicológica
vos. Eco (1.977,p. 243) denominó hipocodificación a esta for- innegable en nuestra conciencia, se presenta en ella como una
ma de operar: nla hipocodificación avarrza desde códigos in- realidad psicológica objetiva y unitaria. Diferenciamos clara-
existentes (o desconocidos) hasta códigos potenciales o gené- mente como tareas psíquicas distintas el inventar una historia
ricos>. y el inventar una melodla, de la misma manera que diferencia-
Ahora bien, desde un punto de vista psicosemiótico -por mos un cuento de una canción cuando se nos presentan como
bautizarlo de alguna manera- la cuestión más pertinente es el objetos exteriores a la conciencia. Pero sustentando a los fenó-
vlnculo, en la conciencia, de estos enunciados no verbales con menos del lenguaje no hay uno, sino varios sistemas cerebra-
los enunciados verbales. les que trabajan conjuntamente y que aseguran este complejo
¿Existe un "lenguaje interior> musical o pictórico en la proceso, cada uno de los cuales desempeña un papel específi-
conciencia, independiente del verbal? ¿Los artistas (piensan) co en la construcción del sistema funcional que se basa en el
i

en frases musicales o secuencias de formas y colores asemán- '{


lenguaje (Luria, 1980). Algunos de estos sistemas también son
ticas? pasibles de una lesión que genere una falla
Desde el punto de üsta ontogenético, la adquisición de ha- "independiente>
sólo en uno de los parámetros del lenguaje. De más está decir
bilidades y conocimientos artísticos necesita indudablemente que este complejo trabajo cerebral no es accesible a la propia
del auxilio de la palabra. Lo mismo ocurre con algunas formas ,{
conciencia.
muy abstractas del pensamiento matemático, que puede ope- El lenguaje no es el único participante de la conciencia.
rar sin ayuda del lenguaje interior, pero que no llega a adqui- Y, aunque existan como procesos independientes psicológica o
rirse si no es a través del lenguaje. Por medio del lenguaje neuropsicológicamente hablando, el pensamiento verbal, vi-
verbal el artista se pone en contacto con el saber ya existente sual y musical se conectan en múltiples e inagotables formas.
r{
en su sociedad, con todo el patrimonio creativo acumulado a No hay una jerarqula universal en las':modalidades de pensa-
lo largo de la historia. Pero, una vez adquiridos, ¿se autonomi- miento de la especie humana. El dominio de una u otra forma
zan, funcionan al margen del lenguaje verbal? varía de persona a persona, y cambia a través de su vida. Los
Una incursión por la neuropsicologla puede indicarnos qué estudios transculturales demostraron también que hay ciertos
sistemas cerebrales subyacen a cada función psicológica, deli- patrones, históricamente conformados, que difieren de una
mitando dependencias e independencias entre ellos. cultura a otra, en los que se detecta distinto grado de predomi-
En el caso de la música, por ejemplo, determinadas lesio- nio entre lo üsual y lo verbal (John-Steiner, 1985).
nes cerebrales provocan la pérdida de la capacidad para reco- Es posible, entonces, reconocer la existencia de procesos de
nocer melodlas, para identificar sonidos. Esta patología, deno- pensamiento musical o üsual en los que no interviene el len-
minada amusia, revela independencia con respecto de las fun- guaje. Cuando enfrenta la concepción de la creación artística
ciones del lenguaje: un paciente puede conservar su competen- t
como encarnación de ideas o emocion'es en la materia, Bajtín {l
I

78 79
t,
!t,
(19800 señala qlue, en el proceso creativo, se realiza en la con-
ciencia la trasposición de uno a otro material semiótico. La CAPÍTULoIV
,d, intención del pintor se realizaría, en los primeros tramos del
desarrollo de la expresión, en la materia verbal del lenguaje PSIQUISMO Y COMUNICACIÓN
interior. Pero el músico estaría capacitado para trabajar, desde
i\, el comienzo, exclusivamente con el material musical, y efec-
tuar después trasposiciones internas al material dado. Sin em-
bargo, el lenguaje no deja de ser el principal agente de la con-
ciencia.
Mientras el artista produce su obra, siempre reflexiona so-
bre su propia creación, y esta reflexión --que se lleva a cabo
en un lenguaje- no es precisamente parásita con respecto al
proceso creativo. Como señala Schaff (1973), el artista no sólo
crea, sino que vaiora el efecto de su creación, y lo hace en
función de los valores sociales presentes en su circunstancia
histórica, ya sea para aceptarlos o para transgredirlos. Esta
reflexión corrige y dirige el trabajo creador, no se halla fuera
de é1,sino orgánicamente entretejida con é1.
4r El enfoque pragmático

La disciplina que adopta frente al lenguaje la perspectiva


sociológica que Bajtín eligió fue bautizada por é1, en sus últi_
mos escritos, como <metalingüística". Término que no ha sido
muy exitoso, ya que el uso habitual propone para la metalin-
güfstica una acepción distinta: el lenguaje objeto -la lengua
natural, la expresión literaria u otra manifestación discursi-
va- es sometido a análisis en un metalenguaje, que se sitúa
asf en un plano jerárquico diferente del primero. Esto no hu_
biera constituido un obstáculo para Bajtín, quien no percibía
llmites infranqueables entre lenguaje y metalenguaje: la emi-
sión que describe a otra emisión no deja de ser un intertexto
que entra en relación dialógica con ella. No tiene característi_
cas específicas que justifiquen su inclusión en un marco disci-
plinario aparte.
Tzvetan Tódorov (1984) traduce
"metalingüística> como
<translingüística> para evitar estas confusiones terminológicas.
Y señala agudamente que el bautismo más apropiado, más
acorde con el uso actual, hubiera sido npragmáticar, colocan_
do así a Bajtín como un legítimo fundador dL esta disciplina.
Charles Morris (1946), en una exitosa propuesta, había inclui_ t,

80 I
8l
do a la pragmática como r¡no de los tres campos de la investiga- Ios actos de habla en un contexto determinado. y para ello
ción semiótica, junto a la semántica y la sintaxis. La definió aten- lrrrscan reglas convencionales, relaciones sistemáticas aplica-
diendo al origen, usos y efectos de los signos dentro de la conduc- bles a una comunidad comunicativa. El contexto resulta una
ta comunicativa en la que se hacen presentes. pero el desarrollo ¿rllstracción que sólo incluye elementos constantes y sistemati-
más frondoso de esta disciplina en nuestros días no proüene, zubles, que determinan la aceptación o el logro de los enuncia_
como en Morris, del conductismo, sino de la filosofta analítica. dos. Van Dijk (1933) propone expllcitamente -otros no lo ex_
Herederos de Wittgenstein, los filósofos del lenguaje orien- plicitan pero lo hacen- eliminar del contexto a la clase social
taron su interés hacia el lenguaje ordinario o cotidiano -no dc los interlocutores, su formación escolar, y otras caracterfsti-
reducible a la exactitud de la lógica formal- y al uso que c¡rs socio y psicológicas.2 Toda persona, independientemente
hacemos de é1.Se incluyen aquí, por ejemplo, tanto las elabo- clc estos rasgos excluidos, conoce y aplica las mismas reglas
raciones sobre los actos de habla de Austin, continuados por crrando produce y comprende enunciados.
Searle, como también la teoría pragmática del significado de A esta altura, se r,rrelven obüas las diferencias con la con_
Grice, o la propuesta más totalizadora de Van Dijk de una cepción de Bajtín, quien podría haberles dirigido las mismas
semántica y pragmática del discurso, que reconoce la inspira- erfticas que al objetiüsmo abstracto en lingüística.3 El enun_
ción ineludible de la filosofía del lenguaje y la teoría de los ciado está siempre orientado socialmente, y su forma cambia
actos de habla. Más allá de sus diferencias, hay una marcada según la situación en que se realice. El contexto extraverbal se
afinidad filosófica en todas estas elaboraciones. inLegra al enunciado como un elemento indispensable, y a su
En esta perspectiva, la propuesta de incluir a Bajtín como vez el discurso modifica la situación. El enunciado .o-pu_
pragmático puede sonar extraña. Bajtín es un teórico del len_ ¡nble a un entimema, un silogismo del cual una de ", las preli_
guaje en circunstancias comunicativas, y no se dedica -como :1 sas no está expresada. La parte sobreentendida es lo extraver-
los pragmatistas reconocidos como tales- a describir minu- I bal,-la situación. No puede borrarse del contexto -que es par_
ciosamente y a clasificar. Tampoco coincioen en sus marcos te del enunciado y no mera influencia externa- ai elemánto
filosóficos, y de aquí proüene una notable diferencia de enfo- ideológico, o añadirlo como un supuesto pragmático más del
que, la diferencia entre una teoría totalizadora, que atienda a t tso del lenguaje: la ideología es constituti,na del contenido y la
la influencia en el contexto de circunstancias de gian compleji- forma de la enunciación. No sólo la situación espacio.ternpo_
dad cultural, y un prolijo ejercicio que no encuentra límiles ml, el tema del enunciado y los conocimientos e intenciones
para la profundización de la actiüdad analítica. El reconoci- de los interlocutores son pertinentes para identificar la parte
miento de estas distinciones no implica, obviamente, que al_ extraverbal del enunciado, sino en especial todos aquelloi fu"_ ,,
guien deba ser expulsado del reino de la pragmáttca, ya que la tores sociales que determinan la evaluación de lo comunicado,
convivencia de diferentes paradigmas en una misma disciplina como por ejemplo su grado de escolarización, su profesión,
es habitual en las ciencias sociales.l sus referencias de clase social, etc.
Todos, en fin, se encargan de estudiar al discurso inmerso
en una situación comunicativa. para la tradición analítica, la
pragmática se ocupa de las condiciones para la idoneidad de 2 Nos referimos aquf a los textos de van Dijk editados durante
la décadade los
sctenta,y no a sus elaboracionesposterioresque se encuentran en
cur50 de darle un
hrgar más central a la dimensión social. objeti-voque, de todos modos, parece
dificul-
toso, en tmto Van Dijk apele a. modelos de la psicologla cognitiva, que
1. Esto no es una propuest¡ en favor del eclecticismo,sino una mera descripcién suele operar
con independenciadel nivel sociológico_cultural.
- situación científica.
de Está claro que muchos aportes importantes, incluso prove_ 3' Bajtín caracterizacomo objetiüsmo abstracto a la teoría de De
Saussurey la
nientes de marcos epistemológicoscontradictorios, pueden incorporarse u t uué.
d" Escuela Lingüística de Ginebra. su crítica es extensible al estructuralismo
s,rL.l-
,l
una asimilación crltica. gulente. .i rrI
rl
I
82
83
Lo sobreentendido en el enunciado no responde a lo indiü- la sociologla de la comunicación -a la que la ciencia del texto
dual y subjetivo, sino que pertenece a la objetividad de lo so- ¡rtrede ayudar. Las funciones pragmáticas y sociales son sepa-
cialmente determinado: *Cada enunciación cotidiana es un en- rables, y lo social no es constitutivo ni prioritario.
timema objetivo social, (Bajtín, 7980b, p. 31). Por ejemplo, la
afirmación nla lámpara se quemó> sobreentiende en determi-
nados casos una verdadera orden, aun cuando no registra nin- Contexto y sujeto de la comunicación
guna marca gramatical imperativa. Para atribuirle este senti-
do, la relación jerárquica de los interlocutores debe ser tal que, Desde la variada influencia de la filosofía analítica nos en-
según pautas socioideológicas, habilite al emisor para impar- contramos con hombres que interactúan por medio del len-
tirle órdenes a ese receptor concreto, y que pueda hacerlo ape- guaje en el marco de una circunstancia concreta. Pero estos
lando a la cortesía de una orden velada. Itombres han sido despojados de su carnadura social, son suje-
l Los teóricos del análisis filosófico, en cambio, conciben a tos que evidencian intenciones y actitudes, y presuponen in-
'll
,iit lo sobreentendido -y a los demás mecanismos de adecuación lenciones y actitudes en su interlocutor de manera homogé-
ü, pragmática- ejerciendo una reducción subjetivista que los nea, sin intervención del factor ideológico ni determinaciones
acerca a la actual psicología cognitiva. Se utiliza un nivel de Hociales.El contexto se reduce al papel de resgrte extemo, ilu-
análisis independiente del sociocultural, en el cual el sujeto minador de los aspectos del significado para los que los meca-
humano equivale a un sistema aislado de procesamiento de r nismos lógicos del enunciado no dan abasto. En esta perspec-
información (Riüére, 1987).4Aun en los casos en que se po- s liva pragmática, el contexto resulta una abstracción que in-
lemiza abiertamente con aspectos de la psicología cognitiva cluye sólo "hechos que determinan sistemáticamente la ade-
-como la analogía entre la computadora y la mente (Searle, cuación de las expresiones convencionaleso (Van Dijk, 1984,
1985)-, la conducta comunicativa se explica por entidades p.273) .
mentales, por estados, procesos y disposiciones de un sujeto Esta exigencia de volver sistematizable y formalizable al
abstracto, independiente de lo social. contexto, hace que éste se conciba en su versión más restringi-
Como lo expresa claramente Van Dijk al señalar la afinidad da, Los seguidores de esta línea catalogan como pertenecientes
con la psicología cognitiva, oel conocimiento de los procesos ál contexto a los participantes del habla (con las características
cognitivos de la elaboración de textos nos facilita una base Indicadas), a sus estructuras mentales de conocimientos.
para el análisis de los procesos sociales, (1983, p.2l). Pro- ueencias e intenciones, y a la localización espacio-temporal en
puesta que Bajtín o Vigotski claramente hubieran invertido. :entido estrecho. Como ocurría en el objetivismo abstracto en
En esta perspectiva, las distintas instituciones sociales y los lu concepción de la lengua, aquí el uso del lenguaje se presen-
individuos o grupos que manifiestan diferentes funciones y re- tn como un sistema estable de normas convencionales. Es cier-
laciones de poder dentro de la sociedad, producen sin duda to que, a diferencia del anterior, intervienen con papel relevan-
textos de contenido, estilo y operaciones retóricas diferentes. le las intenciones y móüles de los locutores. Pero es sólo una
Pero de este hecho no debe rendir cuenta la pragmática, sino welta de tuerca más en el mismo tornillo. El repertorio de
Intcnciones y móüles es idéntico en toda situación comunica-
llvn, y no corresponde a sujetos socioideológicos concretos
4. La concepcióndel zujeto en la pragmática de orientación analftica no es explí-
cita en todos los autores. Excepto en los casos aquí citados, debe deduci¡se de sus sino a hablantes abstractos.
análisis, con la salvedad de que no siempre éstos proporcionan toda la evidencia El contexto bajtiniano es, en cambio, absolutamente vasto.
necesaria para sacar conclusiones. La generalización, por lo tanto, tiene sus límites y,
como toda generalización, borra algunas diferencias individuales que no se juzgaron
Ln enorme serie de textos que forman parte de la trama sim-
pertinentes. bólica de una cultura aporta un contexto a una emisión, y

84 85
puede determinar su sentido. El contexto
abarca todo el mate_
rial semiótico-ideológico de una cultura, 6n relación, y toda la variedad concreta del horizonte ideológi-
dI
socialmente. En el contexto de un enunciado
ubicado hirtó;; y
resultan eserrcia'_
les otras emisiones y voces, cada una con su perspectiva
co en cuyo ámbito se construye el acto comunicativo. Esta
pluralidad de factores no es reductible a una prolija serie de
¡ ideo_
lógica. La extensión que da Bajtín a la noción rEglas, símbolos lógicos que representan conectores textuales o
de contexto pue_
lI de verificarse en su análisis dél contexto de
Rabelais: .orrrirr"
pragmáticos, ni algoritmos de relación texto-contexto. y tam-
nada menos que en toda la cultura popular y poco puede separárselos, hacerse abstracción de ellos y enviár-
oficial durante la
Edad Media y el Renacimiento, con.ebidas üelos a otra ciencia para que los estudie, porque se estaría se-
p.o."ro-J"
cambio y mutua relación. Un contexto de esta "r, parando precisamente lo esencial del acto comunicativo.
indole no puede
formalizarse como una gramática, ni expresarse Una pragmática muy formalizada -para lo cual es requisi_
en forma de
algoritmos de relación texto-contexto.
i
f ¡l;ll
La diferencia entre ambas posturas con respecto
al contex_
to aceptar un número discreto de variables- ofrece la ventaja
de la precisión semántica en sus conceptos básicos. La exigen-

t to no es sólo de escala. Las formulaciones


de la pragmáti.;;;
orientación analítica son operativas exclusivamente
para des_
cia de exactitud y claridad semántica, que reconoce su deuda
con la filosofla del lenguaje y el positiüsmo lógico, hace ganar
cribir situaciones comunicativas cotidianas rigor descriptivo a estos modelos. pero éste no les permite ---o
de gran ,.rr.ill"r,
? que Van Dijk (1984) llama omicro nivel por lo menos no lo ha demostrado hasta ahora- abordar
fo sociálógi"o, á"-ü
interacción cara a cara. Es dudosa la utilidad situaciones más complejas y de mayor significación cultural
l d" .á .g;;;_
tica, contextual en casos de comunicación que una conversación sobre el préstamo de una moto. En el
cultural más com_
preJa. otro extremo, a \a actitud bajtiniana se la puede acusar de
ri Pero tampoco es admisible, para Bajtín,
la escisión meto_ frecuentes caldas en la imprecisión, p".o ro de mezquindad
- _
dológica frente a la diferencia entre situáón explicativa.
comunicativa co_
tidiana y situación comunicativa compleja. Las diferentes concepciones del contexto responden tam-
No son dos objetos
cualitativamente distintos, bién a la diferencia de concepciones acerca de los sujetos de la
eue ;ustifiquen y permitan dos
aproximaciones divergentes. Tampoco puedén-regularse comunicación. En Bajfn, la misma conciencia del sujeto ha
e*_
haustivamente todas las variables'qrr" iit"*i.nen sido construida por su circunstancia historicocultural. El .orr_
en la inte_
racción comunicativa cotidiana: texto comunicativo ----en su acepción amplia_ es el que gene_
ir
ra las mentes de los sujetos y motiva sus cambios y évolucio_
Los actosde habla cotidianos[...] estanconstruidos nes. En la otra perspectiva pragmática, la concepción restrin_
de ma_ gida y restringible de un contexto de pocas variables revela
nera excepcionalmentemudable según las diversas
yiu, una definición distinta del sujeto. Lo que define el contenido
diversastareasde la comunicación"socialcotidiana."rf"ru,
$l Entre cada
una de las situacionescomunicativaspráctico_cotidianas, de esta mente no es algo que está fuera de ella. A la inversa, a
las di_
ferencias formales pueden ser direcámente través de las determinaciones subjetivas de la mente y el len_
¡ más profundas y
sustanciales que las diferenciasexistentesentre un tratado guaje --como filtros ineludibles- se accede a la realidad: nMis
cien_
tífico y una obra poetica[Bajtín, 197g,p.214]. pensamientos, y creencias, y deseos son sobre algo, o se refie_
ren a algo, o conciernen a estados de cosas del mundo; y ha_
El discurso cotidiano p-roveepara Bajfn cen esto porque sus contenidos los dirigen hacia esos estados de
Ia base, las posibi_
lidades expresivas de los-discursos d" cosasdel mundo,, (Searle, 1985, p. 4ó).
h *uyo. complejidad cul_
tural. También en el análisis del discursoiotidiano Más allá de las intenciones de algunos teóricos de integrar
t es necesa_
rio tener presentes todas las características al factor social, la reducción del contexto a un papel *r*t.._
l sociales que entran l\

nor, implica la aceptación de entidades mentales funcionai_ it



87
I
mente autónomas ante el medio, que organizan el conocimien- gua. Este consiste en un sistema de reglas, muy rico y
articula_
to y la conducta del sujeto. Si la fuente de la actividad psíquica do complejamente, que el hablante domina. El saber que
nos
no se encuentra en la actividad social, se encuentra entonces permite comprender y producir f¡ases nuevas no ha
sido indu-
en la biología, en alguna particularidad específica del funcio_ cido sólo por los datos de la experiencia. El mecanismo
de
namiento del cerebro humano: *los procesos mentales que no_ adquisición del lenguaje no depende para Chomsky (19g1)
del
sotros consideramos que constituyen una mente son causados, medio, sino que es innato. El medio resulta sóio Ia condi_
enteramente causados, por procesos que tienen lugar dentro ción para el ejercicio de una función cognitiva biológicamen_
del cerebro [...] los cerebros causan las mentes, (Seárle, 19g5, te dada.
p. 45). Esta adhesión biologista no es teóricamente obligatoria El aprendizaje queda reducido a la inserción de informa_
para todos los representantes de la pragmática de formación ción de detalle dentro de una estructura innata, característica
analítica. Pero sí hay habitualmente uná inversión en la rela_ de la especie, tanto en los aspectos que se traen al nacer
como
ción mente-sociedad, en perjuicio de la segunda. Como hemos en Ios que se alcanzan por pura maáuración biológica. La
de_
üsto en la cita de Van Dijk, para él son los procesos cognitivos terminación biológica del lenguaje es tan sólidamJnte.asumi_
los que darían una base para analizar los procesos sociales, y da, qu9 Chomsky emplea la expresión <órgano del lenguaje>,
no üceversa. en analogía con otros órganos indiscutidos como el hiladt
o
Un problema semejante se percibe actualmente en Ia psico_ el corazón:
logía, en relación con la definición de la mente y el su¡eto
de
la cognición. Como señala agudamente Riviére, nrro ,ub"*o,
[...] hemosllegadoa la conclusiónde que es bastanteapro_
bien cómo es posible relacionar esa .,imagen cromática,, piado concebir la ofacultaddel lenguaje, como
del a un <órgano
sujeto [de la psicología historicoculturat], definido por mental> [...] asumir que está genéticámentedeterminadó
una en
conciencia "semiótica" y contextuada en su origen interactivo considerablesy específicosdetallescomo un componentede
la
[...] con las formas más nítidas del sujeto de lai computacio_ mente, neuralmente representadode una manera todavía
des_
nes o de las estructurasr. El primero es un sujeto n"r"uru_ conocida[Chomsky,1983,p. 55].
mente formal, que carece de definición lógica, gramatical
o computacionalo -¡6 obstante su superioridad teórica_, Las estructuras innatas influyen para Chomslcy no
en sólo en
comparación con el segundo, propio de la actual psicología el saber de la lengua, sino en todo iaber humano, ya
cognitiva (Riüére, 1987, p. 91). En el dominio de la pragm;ti que Ia
mente proporcionaría un esquematismo general, modelaáor
ca, tampoco aparece resuelta la definición del sujeto de de
la co_ las estructuras cognitivas. El lenguaje es"un aspecto
municación. de la cog_
nición, uno de los múltiples sistemas cognitivos __entre
la ci_
pacidad para analizar la informaciOn üsual,
o las propiedades
abstractas del sistema numérico, por ejemplo_ y
toáa, ellas
I-a concepción biológica del psiquismo responden a estructuras innatas. Comó consecuencia,
habría
restricciones biológicas al tipo de saber que puede
ser obteni_
Uno de los casos más radicales __dentro del terreno cto' 'Estas limitarían las teorías que somos capaces
de la de adquirir
lingüística- en el reconocimiento explícito de la prioridad de y, desde un agnosticismo biologista, Chomsky (1g7g)
ufi*u
Io biológico sobre lo social, r, u en la teoría de Noam que quizás nos excluyan del acceso a campos
sobre los cuales
Chomsky acerca del innatismo "rr",r"rrt
de las estructuras cognitivoJin_ desearíamos saber algo, pues para logr;lo deberíamos
ser
güísticas (véase Blanck y Silvestri, l9g2). <otro organismo>. Nuestros sistemas de creencias
son aquellos
Para Chomsky, toda persona posee conocimiento de que la mente, como estructura biológica, estaría
su len_ preparada

88
89
!,i '': '
'
para elaborar: el aprendizaje social resulta así preprogramado
modelos programados de antemano para las funciones menta-
genéticamente. Aunque Chomsky fue modificando con el tiem-
les superiores. El cerebro no es la fuente ni el origen del pen-
po aspectos de su teorla lingüística, el que es objeto de este
samiento, sino sólo st órgano. Sin existencia social, el cerebro
parágrafo se ha mantenido inalterado (1988).
es incapaz de generar ninguna actiüdad pslquica específica-
mente humana. )1
La verdadera fuente del psiquismo se encuentra en las re- r:r
La concepción sociohistórica del psiquismo 1

En su forma más desarrollada, la concepción social del psi-


laciones sociales. En el hombre, a diferencia del mundo ani-
mal, el proceso de acumulación de la experiencia de la espe- '
cie es externo con respecto al sujeto: configura el patrimonio
quismo se debe a Lev Vigotski, fundador de la Escuela Psico-
histórico cultural. La apropiación, por aprendizaje social, de
lógica Histórico Cultural, también llamada Psicologfa Socio.
ese patrimonio, va a ir construyendo su psiquismo. La activi-
histórica y, a los fines de este trabajo, Teoría Psicológica de la
dad psíquica humana está determinada socialmente, y tiene,
Actividad.s La base filosófica de la psicología de Vigotski y su
por lo tanto, canicter histórico. No existen formas ni conteni-
círculo fue el marxismo como instrumento metodológico. Des-
dos universales, válidos para todo hombre en toda época y
de el punto de üsta dialéctico materialista, la concepción re-
cualquier sociedad. Todo lo que constituye el psiquismo ha
sultante de la mente es diametralmente opuesta a la que aca-
sido interiorizado por un sujeto histórico, a posteriori de su
bamos de ver. De allí la insistencia de Bajtín (1980a) en im-
conquista en el plano colectivo, a lo largo de un proceso de
pugnar la noción biologista del psiquismo humano y buscar
construcción social del conocimiento y su acumulación en la
formas objetivas de la vida social para explicarlo. Éste se en-
cultura, evolucionando en siglos de trabajo humano sobre la
cuentra más allá del alcance de la biología o la fisiología:
realidad.
Si las relaciones sociales constituyen la fuente del psiquis-
[...] los procesosque definenbásicamenteel contenidode la
psiquis no se producen dentro sino fuera del organismo indivi- mo, su proceso originador se encuentra en las formas objetivas
dual, aunque implican su participación [...] un fenómenopsl- de la actiüdad humana. Entre ellas adquiere especial impor-
quico resulta explicablesolamenteen función de los factores tancia la comunicación, ya que las funciones psíquicas supe-
sociales que determinan la üda concreta del indMduo en las riores, exclusivas del hombre, nacen en las primeras formas de
condicionesde su entorno social[Bajtín, 1976b,p. 39]. la comunicación verbal, mediatizadas por los signos, y en es-
pecial por los signos lingüísticos. La transición que permite
Los mecanismos concretos por los cuales se constituye el que procesos y objetos externos se transformen en procesos
psiquismo humano fueron estudiados por Vigotski y sus segui- que transcurren en el nivel mental por la mediación del len-
dores sobre una base teórica totalmente afín a la bajtiniana. guaje, ha sido descrita en el capítulo dedicado precisamente a
Según esta concepción, no basta con poseer un cerebro hu- la interiorización (véaseBlanck, 1984; 1990).
mano para que exista actiüdad psíquica humana. En el cere-
bro, en las zonas de la corteza propias del hombre, no huy
La asimilación crítica en las ciencias del lenguaje

5. En rigor, la Teorla de la Actiüdad en Psicología fue desarrollada por A.N.


Leóntiev, un discfpulo de Vigotski, y la Escuela de Járkov. Para muchos esta corrien-
La cuestión que subsiste es en qué.grado una determinada
te es una continuidad de la iniciada por Vigotski, mientras otros sostienen que en concepción de la mente incide en los desarrollos teóricos espe-
realidad constituye una ruptura con la misma, e incluso una oposición a las basesde cfficos de una disciplina, hasta el puntS.de invalidar rr.r, ,"rrrl-
la teorfa historicocultuml.
tados. Obviamente, no estamos bablando de la psicolggía, en

90 1%) 4
9l
b \fitr u
donde esa relación es fundante, sino de las ciencias que

i
tienen
como objeto al lenguaje. eritructuras invariantes, impermeables a la dinámica histórica
Chomsky, por ejemplo, elaboró una gramática presupo_ y social. El mismo ücio idealista que, en el caso concreto
. de la
I niendo un sujeto abstracto, el famoso habiante q.r" lingtifstica, criticó Bajtín a los objetivistas abstractos. I

.rrrrr"u ."
distrae ni se fatiga, atribuyéndole toda su competencia Negarle validez científica al método estructural, señala
lingüís_
tica a una propiedad innata de su mente. Su teoría adhiere Séve, sería un error. Marx y Engels no pretendieron jamás que
\ al Jr
supuesto clásico, que parte de De Saussure, de la existencia la lógica dialéctica anulara a la lógica .lári"u, sino que.h cán_
de
una comunidad lingrística homogénea, en la que las variacio_ cibieron como un instrumento superior, el único satisfactorio
nes atribuibles al entorno social son teóricamente insignifican- para encarar los procesos de evolución. La lógica clásica con-
tes. Sin embargo Luria (1980), desde un marco teórico serva su validez para estudiar los objetos mas acá de su proce_
antaeó_
nico a estos postulados, analizó el proceso del paso del penla_ so evolutivo, de su pasaje a otros objetos. La lógica rro dial¿.tl_
miento a la expresión velbal abierta empleando un mod.lo ca -perceptible en el estructuralismo y en las elaboraciones
ge-
nerativo-transformacional afín ar chomskiano, sin que i:l nragmáticas y textuales que hemos analizado__, operando con
uso hubiera ninguna clase de incongruencia ecléctica, "r, "it" ¡ formas constituidas y sistemas cerrados de funcionamiento es-
sino asl_ t1
milación crítica.6 El modelo generativo presenta, frente table, puede ser exitosa en las áreas cientÍficas (en las que el
modelos, la ventaja de poder describii procesos, y
a otros :i
:;' efecto dialéctico pueda ser, en una primera aprodmación, des_
no mera_ ¡
mente productos de la actiüdad lingüística. Luria pudo deñable" (Séve, 1984, p.64). Es decir, en donde se pueda
utili_ abs_
zar esta excelente herramienta teónca, sin adherir necesaria_ traer todo lo que en el seno de la estructura anuncia los cam_
mente a Ia explicación innatista. La misma posición
ha sido
&
f
bios evolutivos ineütables.
desarrollada por Azcoaga (19g\ y defendida por Séve caracteriza a esta lógica como aquella que opera (en
Blanck
(1e87b; 1990). ;* los segmentos internodales de las contradicciones dialécticasu
¿Cuáles son, entonces, de los variados problemas acerca ig
r*'
(1984, p. 64). Aquí se encuentran su campo de
acción legítimo
del lenguaje y la comunicación humana, aquellos que y sus lÍmites. Por ejemplo, dentro de la investigación lingriisti_
admiten É
tl, que se los aborde haciendo una abstraccián
los factores sociales e históricos concretos?
metodológica de
ca, es aceptable una descripción estructural del sistema fono_
lógico y fonético de una lengua. A pesar de las innegables
inci_
d
En este terreno no hay todavía respuestas. Lucien dencias de factores sociales e históricos en ra reahzáción
I Séve foné-
(1984), en su polémica con er estructurarismo, +ica concreta, y en el cambio
a{ planteó el mis- fonológico, existe sin duda un
mo problema: qué puede rescatar de las elaboraciones plano de estabilidad -dado en parte
estruc- lor h relación indirecta .t
turalistas un científico social que no acuerde con
su encuadre
y mediara de la segunda articulación con el significado_
que '/lr
filosófico, sin caer en un eclecticismo contradictorio. permite hacer abstracción de dichos factores,
1o, q.r" op.ru.,
Su propuesta puede ser útil también en este caso, ya en otraescala. Bajrín_(197ób) aceptó así la utilidad^del
que ob¡eti_ t1
entre estructuralismo y dialéctica hay una oposición vismo abstracto para la enseñanza de una lengua extranjera
de esen_ o
cia, debido al método de aquél de opára. con categoúas
fijas y
para el desciframiento de una lengr-ramuerta. y
también. en '
otros escritos, dio validez a la perspectiva lingüística nestáticao
para la descripción de los planos fonológiá,
ó. La asimilación crítica co-moactitud intelectual permite
morfolégico y
incorporar los núcleos sintáctico del lenguaje, y- para encarar al significado .oÁ
de conocimiento váridos de diferentes sistemas ,"á¡"i.,
á"."""ando las \propuestas ,ij_
que no tengan conelación verdadera con los
hechos. Se diferencia a"l
nificación potencial, de diccionario (véase dajtín, l9g6a).
en qr'repermite una integració-ncoherente, ya que
incoherente de asertos contfadictorios uujo u"
éste no es sino la ""l".iili._o
coexistencia
murco pretendidamente unificador
II Pero la duda subsiste. ¿Cuáles son, en el terreno
municación humana, aquellos aspectos en los que podemos
de la co_
(Blanck, 1987b).
hacer abstracción de los factores ideológicos, histO¡cos
v so_
92

I
{n
93
ciales? Con una perspectiva dialéctica,
¿podemos incorporar CepÍruro V
descripciones de actos de habla como sistemas cerrados de
funcionamiento uniforme? No para Bajfn, quien incluyó lo
extraverbal como constitutsvo dentro del proceso de enuncia- CONCIENCIAY DISCURSO
ción, y para quien el signo es de naturaleza ideológica y revela
una dialecticidad interna. No hay para él una <gramáticao de
la situación y el uso: .Lo que al hablante le iáporta _y al
oyente- de la forma lingüística no es su carácier de signo
estable y autoequivalente, sino su carácter de signo adapta=ble
y siempre cambianteo (Bajtín, 1976b, p. gó). El lenguaje está
abierto a la historia y al cambio social.
La percepción de la totalidad es esencial para Bajfn. Su
objetivo es rendir cuenta de todas las variedaáes comlnicati-
vas, desde la enunciación cotidiana hasta las producciones de
enorrne complejidad como la literatura. Esta exigencia de tota_
lidad hace perder sin duda precisión a algunos conceptos _in_
cluso centrales- en su teoría. RecÍprocamente, el prurito de la
filosofía analítica por la precisión la confina a un universo res-
Los géneros discursivos
tringido en una interminable actiüdad definidora. De todos
como siempre, no será el encuadre filosófico el que
1nod9s, V ¿Cómo rendir cuenta, desde una ciencia, de esta marea co_
decida la validez de una teoría, sino su adecuación a ra reali-
municativa multiforme y en perpetuo cambio?
dad, su capacidad para explicar los hechos obietivos de la rea_ ¿Cómo abordar
una situación comunicativa en la que inciden tantos factores
lidad comunicativa.
que los enunciados resultan irrepetibles? A pesar de todo, la
comunicación no es un caos. puede encontrarse en su seno un
principio de clasificación: la praxis humana. Bajtín no pierde
devista que el lenguaje es lo que es sólo por lo-que haie.y a
cada territorio de la actiüdad humana le co.responde un área
particular del uso de la lengua.
El lenguaje se utiliza en ámbitos diversos y con funciones
diversas. Los enunciados que se integran a una actiüdad de-
terminada, en una situación análoga, presentan características
comunes en su forma, en su estilo, en sus procedimientos. To_
dos ellos conforman un tipo de enunciado
iue resulta relativa_
mente estable: los géneros discursivos. nEn cada esfera de la
praxis existe todo un repertorio de géneros discursivos que
se
dif¡rencia y crece a medida q.,, ," desarrolla y complica la
esfera misma" (Bajtín, lg12b).
Los géneros son múltiples y heterogéneos, pero su estabili_ 'l
dad formal introduce cierta regularidad en Ia comunicación. rl
,
¡l

94
Bajtín distingue géneros primarios, que se constituyen en la
tud activa. Durante la emisión, el oyente no sólo decodifica un
comunicación discursiva inmediata -como el diálogo cotidia-
eignificado, sino que, simultáneamente con la comprensión,
no, la carta, o los documentos legales-; y los secundarios, que
toma una postura de respuesta: acuerda o no con el discurso,
surgen er, condiciones de comunicación cultural más comple-
ja, absorbiendo y reelaborando a los primarios -por ejemplo lo completa, se prepara para una conducta. La respuesta pue-
de ser mediata, pero <tarde o temprano lo escuchado y com-
la novela, el drama, el tratado científico.
prendido activamente resurgiÉ en los discursos posteriores o
Si bien admiten amplia variación y creatividad, los enun-
en la conducta del oyente> (Bajtín, 1982b, p.257).
ciados no son combinaciones absolutamente libres. El emisor
El hablante cuenta con esta comprensión activa, y qonstru-
debe optar por el género que se adecue a la circunstancia con-
ye su enunciado tomando en cuenta las posibles reacciones de
creta de emisión. No sólo las formas lingüísticas (el léxico y la
respuesta. A su vez el hablante eüdencia su actiüdad en varios
gramática) son obligatorias para el hablante, sino también las
planos. En primer lugar, en relación con la esfera de objetos y
formas discursivas, los géneros. Una elección incongruente o
sentidos que integranín el contenido de su enunciado, selec-
un mal dominio del género comprometen la intercomprensión
ciona los recursos lingüísticos y genéricos más adecuados. por
y sus consecuencias prácticas. En un ejemplo drástico, el Calí_
ejemplo, un género primario cotidiano e informal con elemen-
gula de Robert Graves, en su nol'ela yo, Claudio, impartía ór-
tos didácticos para transmitir personalmente una receta de co-
denes militares -género altamente estandarizado- eligiendo cina. También es activo al impartir expresiüdad a su enuncia-
santos y señas más adecuados al género erótico-lírico, costum-
do, una actitud subjetiva y evaluadora ante su contenido: la
bre que motivó un odio homicida en su propia guardia.
entonación entusiasta que anticipa con placer el resultado de
la receta. Y, finalmente, orienta su enunciado hacia un recep-
tor concreto, tomando en cuenta sus actitudes de respuesta.
Géneros y actiüdad
¿Sabe cocinar mi receptor? ¿Puedo usar un vocabulario técni-
co culinario o debo explicar cada paso con más detenimiento?
Toda la concepción de Bajtín acerca de los enunciados y La composición y el estilo del enunciado dependen de a quién
_
los-géneros en que éstos se organizan, responde a un especial está dirigido, tomando en cuenta sus opiniones, sus conoci-
énfasis dado a la relación entre lenguaje y praxis. mientos, sus creencias. Una vez más, también esto incide en la
Ya desde sus orígenes, el lenguaje nace por la necesidad de determinación del género. Cada género discursivo posee su
nuestros antepasados de comunicarse durante la empresa de propia concepción del destinatario, que se ajusta con mayor
un trabajo en común, volviéndose asl ncondición necesaria precisión en la situación comunicativa concreta.
para la organización laboral de los hombres, (Bajtfn, 19g0c).
Como en la propuesta de Engels (196l, pp. 142-154) en su
clásico escrito El papel del trabajo en el proceso de transforma-
Géner"os y aprendizaje
ción del mono en hombre, a la que BajtÍn adhiere expllcita-
mente, el lenguaje surge imbricado en forma indisoluble con
En la ontogénesis, la adquisición del lenguaje se da en el
la actividad social, él mismo como una acción que acompaña
proceso de comunicación con los adultos. Esto implica que la
y hace posible la acción colectiva. -r.r.g"
lengua se aprende a través de enunciados, cuyo
En el análisis de la comunicación, la objeción permanente ""rrtido
de la situación comunicativa. La investigación psicolingüística
de Bajtín a otros modelos se centra en la ficción del receptor
de la adquisición del lenguaje confirma la neceiidad dé anati_
pasivo, a quien sólo se le asigna el papel de comprender al
zar el contexto interactivo. Las funciones pragmáticas son las
hablante. Tanto el hablante como el oyente asumen una acti-
primeras en adquirirse, y a través de ellas se adquieren y des_

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arrollan los demás niveles del lenguaje (Bruner, l9g4b).
El
desarrollo lingüístico enriquece y transiorma la comunicación que llega hasta a deformar la estructura fonológica, y
léxico
del niño con sus interlocutores, y posibilita la formación de los reducido y adaptado. La media lengua a veces se piolonga
procesos psfquicos infantiles (véase supra). más allá de lo necesario por la insistencia de los ui rrto, J.,
En el plano semántico se advierte con claridad que la ad_ persistir con este género aun cuando el niño ya no es
el desti_ I
quisición y desarrollo dependen del contexto interacüvo. natario bebé que lo justificaba. I
Los tl
primeros signos del niño presentan carácter simpráxico: A medida que ampliamos el campo de nuestras interaccio_
cuentran estrechamente ligados con la situación práctica con-
se en-
nes sociales, tomamos contacto con otras formas genéricas co_ 1f
tl
creta en la que suelen presentarse. Una palabra en esta etapa rrespondientes a otras esferas de la actiüdad humana.
temprana es toda sentido, indisociable de la situación concreta Estas formas genéricas, interiorizadas, juegan un papel
de su realización, ya que no tiene todavía ürtualmente ningún esencial_en la interpretación de la realidad
for tu
(se puede decir que la conciencia humana posee "orr"ierr"iu,
significado estable que circunscriba sus alcances. La palabra una serie en_
(ma> para un bebé cubre un amplísimo tera de géneros interiores para ver y comprender la realidad.
campo de ientido,
motivado por las variadas circunstanciu. Del tipo de ambiente ideológico de una óonciencia dada de_
qrr" los enuncia_
dos_que la incluyen hacen su aparición: p.r"á. "r,
referirse a la
madre, a la abuela, puede ser un pedido de comida o la solici_
pende que ella sea más o menos rica en géneros> (Bajfn,
1978, p.290). La configuración de los géneros en ünculación
I
rf
tud de ser alzado. No se ha formado todavía el significado con situaciones prácticas concretas crea una dinámica rela- tl

como sistema estable de generalizaciones, igual para iodos los ción cognitiva entre praxis, realidad y formas genéricas.
hablantes. Como oyente, este bebé a los seis o siete meses
va
puede identificar el objeto al cual se refiere un signo, p".o
ráo
si se reproduce la situación compleja en que lo aprenáió, en La conciencia y la cultura como fenómenos limítrofes
la
que tuvo su contacto con el enunciado. Ante la pregunta
n¿Dónde está el perrito?>, el bebé dirigirá conectamente Para Bajtín, no existe el enunciado absolutamente propio.
su
mirada hacia el perro, pero solamente si el emisor es determi_ El enunciado se ubica en <terreno compartido, entrq
el ha_
nada persona, que acompaña su emisión con un gesto deter_ blante y el oyente (1982b). Su lugar es el iugar del límite,
de lo
minado y con determinada entonación (Luria j,gg4). extraterritorial. En primer lugar, porque el enunciado y su
, for_
La entrada al mundo del lenguaje se realiza, entonces, ma genérica ya le son dados al hablante por los notroJu,
a como
través de los enunciados. y con ellos se adquiere ra inerudible formas normativas características y dependientes de su
entor-
forma genérica: (Las formas de la lengua no histórico y social. ?ero también, y sobre todo, porque
Silas formas típicas el
de los enunciados llegan a nuestra experiencia y a nllestra enunciado es ineütablemente dialógico. El enunciádo
u;".ro
conciencia conjuntamente y en una estrecha relación mutua) siempre se integra al enunciado propio. No hay ,na
ba.r"ra
(Bajtín, 1,982b,p. 268). nítida entre ambos, y nuestro discursá está impregnado
de pa_
Aprendemos- a plasmar nuestro discurso en forma genérica labras ajenas en diferentes grados de alteridad. ivti experiencia
tanto como aprendemos el léxico y la gramática dekestra discursiva se forma y se desarroila gracias a la constante
inter-
lengua. En una primera etapa, el niño i=onoce casi excrusiva- acción con ]os enunciados del otro.
mente enunciados que responden al género primario del La condición limítrofe del enunciado tiene consecuencias
dirálo-
go cotidiano. Existe un género discursivo opara en la concepción bajtiniana de la conciencia. Esta relación
niños, _ya
que el género se orienta siempre hacia una ciase de surge en tanto es el habla comunicativa la que, internalizada,
destinaia-
rio- de entonación característica, expresiüdad muy afectiva proporciona a la conciencia su trama semiótica. y
la unidad
concreta de la interacción comunicativa es el enunciado.

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Una concepción de la mente de larga trayectoria hasta
organismo indiüdual humano y la realidad social. y, de acuer_
nuestros días, fue denominado por Ryle (1967), en su clásico
do con la concepción de Bajtín, la entidad social no es <extc_
texto, como el ndogma del Fantasma en la Máquina>. Según
rior>, no es algo distinto y ubicado .afuerao del organismo. Lo
este dogma, hay una bifurcación insalvable entre el
social penetra en el organismo indiüdual y le da,
fÍsico y el mundo mental. Las conexiones entr€ ambos -.rido f,recisamen_
son te, su cualidad de humano. La conciencia individual no es Lln
misteriosas. Los hechos físicos, las conductas corporales, son ,,lugar", una burbuja hermética que intemrmpe la
observables. Las mentales no lo son: (acaecen en ámbitos ais- continuidad
del tejido social. La conciencia indiüdual es social.
lados, las "mentes", y no existe conexión causal directa entre
Siguiendo con las metáforas espaciales, el lugar de la con_
lo que le sucede a una mente y lo que le pasa a otrao (Ryle,
ciencia no se encuentra, entonces, *adentro> de nada:
1967, p. 17). Las operaciones de mi mente son inmateriales
v
están ocultas a los demás. Nadie puede tener acceso a la priva_
cidad de mis eventos mentales. La consecuencia más radical Por su misma naturaleza existencial,la psiquis subjetiva
de esta concepción fantasmática es un solipsismo de larga debelocalizarseen algunaparte entre el organismoy el mundo
data: no existen razones contundentes para suponer que exis_ exterior,en e\ límite que separaestasdos esferasde la realidad
ten otras mentes además de la mía.1 [...] La experienciapsíquica es la expresiónsemióticadel con_
1{ tacto-entreel organismoy el ambienteexterior lBajtín, j,g76b,
.1¡ Bajtín se enfrentó decididamente a esta idea .internista>. p. 401.
Los procesos mentales no son fantasmas. Su materialidad es
l. la del material semiótico que Ie dio origen y for-rna. Si priva_
mos a la conciencia de su contenido semiótico, de la imagen, La conciencia es limítrofe, extraterritorial _imaginando
de la palabra, del gesto significativo, no queda nada: como territorio al organismG- porque su naturaleza coincide
con el signo y no existe fuera de é1. y los signos, el material
In realidndde Ia psiquis inteior es Ia ntisnta que ln del signo. semiótico, no son privados, para uso personal, sino comparti_
Fuera de la materia de los signosno hay psiquis;hay procésos dos como práctica social. por lo tanto, no hay nada inaccesible
fisiológicos,pr:ocesosen el sistema nerwioso,pero no psiquis para los demás en mi conciencia. Sus contenidos son expresa_
subjetivacor¡o una especialcualidad existencialfundamental- bles en el mismo material que la formó: los signos.
mente distinta tanto de los procesosfisiológicosque se produ_ Aquello que üümos como una experiencia <interiorn se
cen dentro del organismocomo de la realidad qr-rer-odeaal or- configura como tal solamente si se seiniotiza, es decir, si
ganismodesdeafuerafBajtín, 1976b,p. 40). se
r,rrelve expresable. En caso contrario no será una experiencia
humana, sino una mera respuesta fisiológica a un estímulo
Tampoco es el psiquistrro un fenómeno interno, aislado e del
medio, que no se diferencia cualitativamlnte de la que puede
inobservable. Las imágenes de .interno, y (exter-no, deben registrar nuestro gato. y tanto lo expresable como su obietiva_
entenderse como metáforas locativas de la relación entre el ción
"externa)) en Lln enunciado son Lln producto de las inter_
relaciones sociales.
También la personalidad indiüdual, en tanto creada por
l. El análisis clítico de Ryle lo lleva a descubrj¡ un etror
categorial en este dog_
_ las
ma, que consiste en utilizar, equivocadamente, las palabms (mente) relaciones sociales, adquiere para Bajtín un estatus rimítrofe.
y (cuerpo,
como si pertenecieran al mismo tipo lógico, debido
a una analogía g.u_nti"ol. Sin posibilidad de revelarse en el lenguaje, aunque sea
de sus propuestas es eliminar la categ;ría de conciencia,
Uru en el
e, la qre identifica uri habla interna, la personalidad no edsie ,ri pu.u mí mismo
manifiesto contenido de desatinos rógicos. Las ideas
de Bajtín, si bien totarmente ni
incompatibles con el dogma del Fantasma en la Máqtrina, para los demás. Tampoco la personalidaá reviste
tampoco son compatibles esa inte_
con las conclusiones de Ryle, ya que hace interleni; con absoluta contundáncia al rioridad de designios e intenciones subjetivas: uuna palabra
lactor social, categoría que tampoco es bienvenida por no
la filosofía analÍtica. es expresión de la personalidad interior; antes bien, la perso_

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nalidad interior es una palabra expresada, o impulsada
inter_ los géneros abre la posibiüdad de estudiar de qué manera las
namente> (BajtÍn, 1976b).
caracterlsticas específicas de una pnáctica modelan un género,
Esa palabra, generada por el intercambio social, lleva con_
y cómo a su vez las modalidades genéricas de una práctica
sigo numerosos acentos ideológicos, que cristalizarán
en la comunicativa influyen sobre dicha pníctica.
orientación ideológica de una personalidad. La personalidad
es La concepción limltrofe de la conciencia implica, como se_
ideologema, producto ideológico, que se defineln los materia_
ñala Tódorov (1984), la extensión del principio dialógico al
les semióticos, seleccionando comá propias algunas de
las vo_ campo de la antropología filosófica. El nyon existe para Bajfn
ces del discurso polifónico. Asf, lo p""rrliur, lo característico
de sólo en relación con el <túo: .El hombre no dispone de un
una personalidad, incluyendo la creatiüdad, no es sino nla
ex_ territorio soberano interno sino que está, todo él y siempre,
presión de la línea fundamental, consistente y firmemente
es_ sobre la frontera, mirando al fondo de sí mismo el hombre
tablecida, de la orientación social de una persona particular,
encuentra los oios del otro o ve con bs ojos del otro> (Bajfn,
(Bajtín, 1976b,p. 11ó).
1,982c,p. 328). El Otro, para Bajtfn, tiene muy poco de Otro.
El rnaterial semiótico cumple, sin duda, un papel funda_
Mi palabra es también la palabra de los demás. Nuestros
mental en la formación de la personalidad y h ünciencia.
enunciados se comparten, e igualmente se comparten nuestras
Pero es eüdente que existen otros factores que Bajtín _cen-
conciencias.
trado en teortzar sobre la mediación semiótica_ subestimó.
El El enunciado, la conciencia, la üda. Todo lo humano resul_
psiquismo humano resulta un producto de las relaciones
so- ta dialógico en el pensamiento de Bajtín. La conciencia es li-
ciales que establece el hombre en su actiüdad. y la comunica-
mítrofe porque también la cultura, su fuente, lo es. No se debe
ción no es la única actiüdad humana. si bien ras actividades
imaginar la cultura como un espacio con fronteras. Tampoco
no comunicativas necesitan de la mediación semiótica _va
hay <territorio interno> en la cultura, también ella se ubica en
sea verbal, gestual o de otra clase_ para adquirirr., pu.u
plu_ los límites, <vive esencialmente sobre fronteraso (Bajtín,
nificarse mentalmente, y para ejecutarse si son prácticas
colec_ 198fu, p. 31). La cultura no es un compartimiento cerrado,
tivas; no pueden reducirse a la comunicación. El lenguaje
es sino que existe en la relación con la que la precedió, con las
una práctica social, pero no todas las prácticas sociáles
son anticipaciones de la que vendni, con las distintas configuracio_
lenguaje.
nes culturales que coexisten en una época dada y que ie influ_
Esta subestimacién de Bajtín no es homogénea en
toda su yen mutuamente. Y en el cuerpo mismo de una cultura parti_
obra. Hay temas, como ya se ha üsto, en los que la
categoría cular, las diferentes formas culturales ---el arte, la ciencia, la
de actiüdad ocupa un lugar relevante. Como, por
ejemplo, en religión, etc.- a su vez se interalimentan entre si en la misma
la definición de los géneros discursivos en correlación
con di_ forma dialógica que los enunciados. Es por eso que Bajtln dice
ferentes esferas de la praxis. Este enfoque permite
estudiar un que tampoco hay territorio interno en la cultura, que ia cultu_
género determinado como mediaciOn semiOtica
en una prácti_ ra se ubica en los límites y üve sobre fronteras.
ca específica, e investigar las influencias mutuas
entre enun- La dialéctica de la relación entre el hombre y la cultura,
ciado y praxis. La concepción de los géneros de
Bajfn enri_ entre la conciencia y la realidad, recobra en Bajtín su sentido
quece a las descripciones acerca de lalncide"ciu
del"terrgua¡" etimológico, el sentido de
-como sistema- en una conducta particular. Un ejemplo "dialéctica) como <,producto abs_
dá_ tracto del diálogo" (Bajtín, 1982c).
sico de esta clase de análisis es ef estudio de
Whorf (1971) La posición omnicomunicativa de Bajtín no debe entender_
sobre la determinación que las categoías semánticas
de nlle- se, sin embargo, como supresión de toda diferencia, como ho_
no> y (vacío> ejercían sobre la conducta de los
operarios que mogeneización de la sociedad. El diálogo no es un mero ins_
trabajaban con elementos combustibles. Esta concepción
de trumento de reconciliación que elimina voces ideológicas dis_

102
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tantes entre sí. La dialogicidad se advierte en la existencia de
distintas perspectivas ideológicas en un mismo signo. En el PERTT,SEGUNDA
enunciado, lo dialógico está dado por la orientación social ha-
cia un destinatario concreto, que no necesariamente concuer-
da conmigo. Y también el enunciado es dialógico porque mi VIDA Y OBRA DE BAJTÍN
emisión incluye las emisiones de otros. La relación entre mi Y SUSCÍRCULOS
palabra y la de los demás registra una amplia gradación que
va desde el acuerdo hasta la divergencia total. Son ,rrr*"roio,
los ejemplos en la obra de Bajtín, sobre situaciones dialógicas
que implican una relación de enfrentamiento en el seno de
una cultura. Este nunca es lineal ni consiste en la oposición Guíllermo Blanck
total entre bandos monolíticos. El análisis de Bajtfn sobre Ra-
belais y su contexto histórico muestra la nqueza y variedad de
relaciones que pueden establecerse dialógicamente entre la
cultura oficial y la no oficial.
El problema central en el pensamiento de Bajtln es la rela-
ción entre la diferencia y la identidad (Clark y Holquist, 19g4).
La-significación presenta un aspecto de frjeza a través del sig-
nificado, y una enorrne plasticidad a través del sentido. Un
texto permanece igual a sí mismo y al mismo tiempo cambia
en distintos contextos. El hombre, su conciencia, la cultura
son únicos en su identidad, pero a su vez incorporan las con_
ciencias de otros, otras culturas. y la comunicación se instala
en la médula de estas relaciones.

Yo me conozco y llego a ser yo mismo sólo al manifestarme


para el otro, a través del otro y con la ayuda del otro. Los actos
más importantes que constituyen la autoconciencia se determi_
nan por relación a la otra conciencia...y todo lo interno no se
bastapor sí mismo, estáwelto hacia el exterio¡ estádialogiza-
do, cada vivencia interna llega a ubicarse sobre Ia f¡onterá, se
encuentra con el otro, y en este intenso encuentro está toda su
esencia...El mismo ser del hombre, tanto interior como exte_
rior, representauno. comunicación mds profunda. Ser significa
comunicarse lMrnn- Barrñ].

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