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Campos de lavanda
La lavanda, símbolo de la Provenza y mundialmente conocida por sus paisajes
únicos, es una planta con un perfume incomparable y con propiedades extraordinarias.
Una multitud de colores violetas y azules tiñen los campos y las montañas de la
Provenza durante el período de floración, de junio a septiembre. Conocida como el “oro
azul” (l’or bleu), la lavanda crece de forma salvaje, pero también ha sido cultivada por
hombres que han sabido transformarla en una multitud de productos.
La-provenza.es les propone varias rutas de la lavanda en la región para descubrir los
campos de la lavanda en todas sus formas, así como los secretos de esta planta
magnífica: cosecha, destilación, productos, museos, exposiciones, gastronomía y las
célebres fiestas de la lavanda. Un territorio con un patrimonio natural y cultural
excepcional, pueblos provenzales de gran encanto en los que la lavanda es
considerada como la planta reina.

En la foto podemos ver un paisaje de lavanda en mosaico, típico de la zona de


Baronnies y de Luberon. Aquí, el pueblo de Poët Sigillat, en la región de Nyons (foto de
– OT Pays de Nyons).
Aviñón: ruta de la lavanda en el valle de Luberon
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Duración: 5 horas
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Lavanda tour en Valensole, Moustiers-Ste-Marie, Verdon
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Desde Aix en Provence: tour de la lavanda en Valensole
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Variedad de paisajes
Lavanda de las alturas
En zonas poco fértiles, de relieves marcados, valles elevados y clima riguroso, se
encontrarán estos campos de lavanda de montaña, de pronto, de forma inesperada, a
veces difíciles de localizar por el visitante. Se habla de ellos como de “jardines
alislados, situados en el corazón de una naturaleza preservada“. Este tipo de campos
de lavanda los encontrarán en el Buëch, en la región de Grasse, en el Verdon, en
el Haut-Diois y en la región de Digne.
Lavanda mosaico
Son los campos de lavanda mixtos, una combinación de los cultivos
tradicionales de la Alta Provenza: olivos, viñas, futales, plantas
aromáticas…Son fáciles de localizar, en las montañas medias y las laderas, donde
los pueblos se concentran en los valles, cercanos a las vías de circulación. Los campos
de lavanda mosaico se encuentran en el Luberon y en Baronnies.
Campos de lavanda
Los campos de lavanda propiamente dichos son grandes extensiones de campos de
lavanda y lavandín combinados con los campos de cereales (conocidos como
“lavande d’Epinal”), que ocupan un lugar central en el paisaje rural. Podemos
encontrarlos en la región de Grignan, en los plateaux d’Albion y de Valensole.
Rutas de la lavanda
Página general de las Rutas de la lavanda.
Desde la-provenza.es les invitamos al descubrimiento de los campos de lavanda, de
paisajes cubiertos de azul y violetas, entre la Provenza y los Alpes, a través de 7 rutas
diferentes en coche, a pie o en bici. También les proponemos visitas a los campos
de lavanda de productores locales, a los destiladores para observar el oficio de cerca
y descubrir después los productos derivados de la lavanda. Además de talleres,
jornadas y excursiones con conocedores que les desvelarán los secretos de la lavanda:
historia, botánica, destilación, creación de perfumes, composición de colores,… Por
otra parte, hay agradables hoteles, casas rurales, campings, bed & breakfast,
y restaurantes situados en pueblos magníficos a lo largo de las diferentes rutas de la
lavanda.
Más información sobre alojamiento en las rutas de la lavanda.
Ruta de la lavanda 1: De Vercors a Diois (220 km)
Ruta de la lavanda 2: Del Drôme provenzal al Haut-Vaucluse (130 km)
Ruta de la lavanda 3: Entre Ventoux, Lure y Luberon (200km)
Ruta de la lavanda 4: Prealpes provenzales, de Baronnies al Buëch (180 km)
Ruta de la lavanda 5: De la Alta Provenza (Haute Provence) al Verdon (168 km)
Ruta de la lavanda 6: Prealpes d’Azur y región de Grasse (70 km)
Ruta de la lavanda 7: Orange, Vaison la romaine, Sault, Forcalquier y Manosque (155
km)
La lavanda y el lavandín: de los campos de
lavanda a los perfumes
Hay muchas especies de lavanda que crecen de forma natural en la Provenza. Pero las
dos principales, que conforman extensos campos de lavanda, son cultivadas y
transformadas por los productores: la lavanda y el lavandín. La lavanda y el lavandín se
pueden confundir a menudo, pero son especies diferentes.
La lavanda fina
La lavanda fina (o “auténtica”) es una especie original que se reproduce por
semillas y por esquejes, puede encontrarse en estado salvaje o puede ser cultivada,
y cada semilla de lavanda da una planta diferentes, de ahí el aspecto heterogéneo de
los campos de lavanda. La altitud es importante también en la diferenciación de las dos
especies: la lavanda auténtica sólo crece a partir de 350-400 m., y hasta los 700 m.,
nunca a menos altitud; es robusta, resiste a las condiciones climáticas de las montañas
secas de la Provenza. Por otra parte, las flores y las hojas también son diferentes. La
lavanda tiene un tallo pequeño (30-40 cm) y una espiga más pequeña que el
lavandín, y de color “lavanda”. En cuanto al paisaje, la lavanda ofrece una silueta
menos regular, con colores más variados. La lavanda se cultiva básicamente para
obtener aceite esencial, su perfume es fresco y vivo y es muy apreciado por los
perfumistas y los fabricantes de cosméticos. También se produce para la confección
de ramos, que se venden por todo el mundo. Suele utilizarse para lanzarles a los novios
en las bodas provenzales.
El Lavandín
En cambio, el lavandín es un híbrido que resulta del cruce entre la lavanda y el
espliego; es estéril, se reproduce por esquejes y sólo se encuentra en estado
salvaje. Además, las plantas de lavandín son más grandes y en “bola” – son
rigurosamente idénticas por ser híbridas -. El lavandín es más voluminoso y
productivo que la lavanda y crece a todas las altitudes (a nivel del mar y a más de
900 m.). Se cultiva sobre todo en praderas y hasta los 600 metros de altitud.
Representa el 60% de las superficies y del volumen producido, y se destina
principalmente a la perfumería funcional: jabones y detergentes. El tallo del
lavandín es más largo que el de la lavanda (60-80 cm), la espiga más grande y
puntiaguda, y el color más violeta; además, se caracteriza por la presencia de dos
espiguillas laterales, situadas abajo. Por otra parte, el lavandín crece de forma
irregular y compone paisajes ondulados que cubren las colinas con su azul uniforme.

Foto de the gardechoise.


Las virtudes de la lavanda
Las propiedades de la lavanda son conocidas desde la Antigüedad, cuando las flores
perfumaban el agua de los baños. En la Edad Media, se descubre su poder
desinfectante. Y en el Renacimiento, se desarrolla el comercio del aceite esencial:
en Grasse (capital del perfume) comienzan los primeros perfumistas y las primeras
tiendas. En la Provenza, es apreciada por sus virtudes calmantes, cicatrizantes y
antisépticas. Se utiliza también en aromaterapia y mantiene todas sus propiedades
terapéuticas.
El “Oro Azul” (“l’Or bleu”): historia del éxito de la lavanda
El cultivo de la lavanda en Alta Provenza constituye una oportunidad económica que
los habitantes de la región no han querido desperdiciar. Desde la Antigüedad, para las
civilizaciones griegas y romanas la lavanda tenía ya los usos que tiene actualmente. En
la Edad Media, es planta medicinal o esencia con virtudes preciosas – fue muy eficaz
en la lucha contra la peste -. Y a principios del siglo XX se empieza a hablar del “Oro
Azul” (“l’OR bleu”). Las expansión en Grasse de las industrias de la
perfumería supone el aumento de la demanda de las plantas perfumadas, como la
lavanda. La cosecha de aspic y de lavanda fina se generaliza y se organiza.
Y a mediados del siglo XX, la mecanización y la mayor productividad de las plantas
favorecen la intensificación del cultivo de la lavanda. Muchas familias dedicadas a la
agricultura, pasan a vivir esencialmente de la lavanda. A finales del siglo XX, el número
de “lavandicultores” desciende, así como las superficies cultivadas. Y en los años
2000, surgen otros usos: el del “bienestar”, la lavanda comienza a utilizarse para la
aromaterapia, lo cual ayuda a mantener el número de productores y a mejorar la calidad
de la producción.

Las cosechas
En otros tiempos, la cosecha de la lavanda se realizaba manualmente, con hoces,
pero a partir de los años 50 empezaron a aparecer las primeras máquinas. En la
actualidad, la cosecha manual sólo se practica en pequeños campos inaccesibles o
para necesidades puntuales: por la flor o para seleccionar ciertas semillas.
Foto de SmemorGiò.
Las cosechas tienen lugar en pleno verano, entre el 15 de julio y el 15 de
agosto, dependiendo de las condiciones climáticas, las variedades y la altitud. Se
suele realizar cuando la superficie llega al 75% de la floración media.
Fiestas
Las cosechas son una ocasión para los pueblos provenzales para hacer fiestas y
homenajear a la lavanda: el Corso(desfile) de la Lavande de Valreas, a principios de
agosto; la Fiesta de la lavanda de Sault, el 15 de agosto; la Fiesta de la lavanda de
Ferrassières, el primer domingo de julio; Fiesta de la lavanda de Laborel, el tercer
domingo de agosto; “Montelimar Couleur Lavande” a mediados de julio. También hay
ferias, como la Feria de Digne-les-Bains, a finales de agosto.
La destilación
La lavanda (tallos y flores) se destila por un proceso tradicional: utilizando
un alambique, el vapor de agua libera la esencia, y el aceite se recoge. Para obtener
un kilo de una esencia amarilla dorada de lavanda, hacen falta de 100 a 120 g., mientras
que para la esencia de lavandín hacen falta 3 kg.
En la foto: los macaron, pastelitos típicos de la Provenza.
Productos derivados de la lavanda
La flor más provenzal se transforma en productos muy apreciados: esencia, lociones
cremas, infusiones, jabones, ambientadores, …De hecho, en 1981 se estableció
una denominación de origen para luchar contra la competencia: “Aceites esenciales
de lavanda de Alta Provenza” (“Huiles essentielles de lavande de Haute-Provence“)
que aparece en productos de alta calidad.
Pero la cocina contemporánea tampoco puede ignorar el poder de la lavanda. Se
utiliza más en postres como aroma: helados y sorbetes, panna cotta…,“pain
d’épices” (una especialidad provenzal),…pero también forma parte de lashierbas de
Provenza, junto al romero y el tomillo, para especiar las carnes. Y, por supuesto en miel
e infusiones.
Ver Gastronomía de Provenza.

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