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Protocolo de Sentencias

Año: 2016 Tomo: 4 Folio: 1135-1149

SALA 1 CAMARA DEL TRABAJO -SEC. 1EXPEDIENTE: 3185276 - DURAND, FRANCISCA JACINTA C/
CORUJO, ANALIA VERONICA Y OTRO - ORDINARIO - Nº Resolución: 289 Año: 2016 Tomo: 4 Folio:
1135-1149

DESPIDO

SENTENCIA NUMERO: 289.

En la ciudad de Córdoba, a los diecinueve días del mes de diciembre de dos mil dieciséis, se
constituye el Tribunal Unipersonal de esta Sala Primera de la Cámara del Trabajo a cargo del Sr. Vocal
Ricardo Agustín Giletta a los fines de la lectura de sentencia en audiencia pública en estos autos
caratulados “DURAND FRANCISCA

JACINTA C/ CORUJO ANALIA VERÓNICA Y OTRO – ORDINARIO –


DESPDIO – EXPTE- 3185276”, de los que resulta: 1) Que a fs.1/3 comparece Francisca Jacinta Durand,
DNI 14.293.607, promoviendo demanda en contra de Analía Verónica Corujo y Javier Ariel
Ambrosioni con domicilio en calle Mauricio Yadarola 1447 de Barrio Gral. Bustos de esta ciudad,
persiguiendo el pago de la suma de $ 30.524,75 o lo que en más o en menos resulte de la prueba a
rendirse.- Relata que nació y se crió en la zona de Piquillín, Dpto. Río Primero, donde residió hasta los
15 años de edad, en que se trasladó a Córdoba, donde se casó y tuvo hijos, pero que nunca cursó
ningún tipo de estudios, no sabiendo leer ni escribir, circunstancia que no obstante nunca le impidió
valerse por sí misma.- Que las tareas de servicio doméstico fueron desde entonces su fuente de
ingresos. Manifiesta que el 5 de agosto de 2004 comenzó a trabajar para los demandados en calidad
de trabajadora de servicio doméstico, en su domicilio particular, siendo su calificación profesional la
de empleada de Cuarta Categoría con retiro en el marco del Dec. 326/56. Que tenía a su cargo tareas
propias de la actividad, como cuidado y limpieza del hogar, lavado y planchado de ropa, cocina para
la familia, cuidado de los tres hijos menores de edad, jardinería, etc, cumpliéndolas –sostiene-
siempre con esmero y dedicación. Que su

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jornada laboral era de lunes a sábados de 9:30 a 19:30 horas, siendo común que se extendiera media
hora más. Continúa manifestando que ambos demandados actuaban como empleadores y se vieron
beneficiados con su trabajo.- Relata que en el último año trabajado percibió $ 1400 mensuales, pero
que los accionados le hacían firmar todos los meses recibos de sueldo por $ 1850,00, que no
reflejaban la realidad. Que la relación fue deficientemente registrada, ya que figuraba una
remuneración que no era la percibida y una jornada de 16 horas semanales, cuando trabajaba en
realidad 10 horas diarias. Que nunca fue objeto de sanciones de ningún tipo, recibiendo en ocasiones
regalo de ropa en desuso por su empleadora, algún calzado o cartera que ya no utilizara, y que
también en ocasiones le vendían la ropa de sus hijos que ya no usaban, para sus nietos.- Que todo se
desempeñó con normalidad hasta que el 13 de agosto de 2011 la Sra. Corujo la llamó y le dijo sin más
que no vuelva a trabajar.- Que en virtud de estos acontecimientos, con fecha 28 de septiembre
formuló denuncia ante el Ministerio de trabajo, y que en la audiencia de conciliación, lejos de mediar
acuerdo los denunciados mantuvieron su postura rupturista invocando un despido con causa
notificado mediante Carta Documento el 13 de agosto de 2011.- Sostiene que dicha pieza postal
jamás le fue entregada ni tampoco el aviso de vista del cartero; que los hechos expuestos en esa
pieza postal carecen de veracidad, omitiéndose el preaviso correspondiente; que se le atribuyó
violación a los arts. 5to y 6to. Del Dec. 326/56 de servicio doméstico, lo que no reúne el requisito de
claridad exigido en el art. 243 LCT; que bajo cualquier supuesto, la causa expresada es falsa.- Se
interroga sobre cuál es la falta que se le atribuyó, no precisada en la comunicación con la sola
finalidad de evadir el pago de la indemnización.- Demanda el pago de diferencias de haberes desde
noviembre de 2009 a julio de 2011, SAC sobre dichas diferencias y proporcional del 2011,
indemnizaciones por antigüedad, omisión de preaviso e integración del mes de despido, SAC sobre
preaviso, sobre integración del mes de despido y sobre

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vacaciones proporcionales, vacaciones no gozadas 2011, indemnización del art. 2 de la ley 25.323 y
del art. 80 LC, así como la efectiva entrega de la certificación de servicios y remuneraciones.
Argumenta sobre la procedencia de la sanción del art. 80 LCT y la del art. 2 de la ley 25.323, en
cuanto se excluyen a las trabajadoras de servicio doméstico en un trato desigualitario con el resto de
los trabajadores.- A fs. 6/9 acredita el agotamiento de la vía administrativa previa.- 2) Que designada
audiencia de conciliación, al no mediar avenimiento los accionados contestan la demanda solicitando
su rechazo con costas.- Niegan en forma puntual los dichos de la demanda y sostiene que
contrataron a la demandante para realizar tareas domésticas, siendo registrada la relación desde el
primer día de trabajo, abonándosele siempre los haberes correspondientes por sus tareas. Niegan
que la actora no sepa leer y escribir; y en caso de ser así, sostienen que nunca lo manifestó Que la
actora fue contratada para tareas del hogar pero no para el cuidado de sus hijos ni que cocine ni
realice tareas de jardinería. Que la relación siempre fue cordial y amena y que la accionante nunca
les cursó reclamo durante su desempeño. Relatan que la situación que motivó el despido se generó
en los primeros días del mes de agosto de 2011, cuando la actora reaccionó en forma desconocida
ante sus órdenes, generándose una discusión en la que la Sra. Durand respondió con insultos,
violando así los deberes de respeto (art. 5 del Decreto Ley 326/56) hacia los comparecientes y hacia
el grupo familiar; lo que motivó su despido. Plantean defensa de pluspetición al encuadrarse el
reclamo dentro de los parámetros de la LCT, siendo que no era aplicable a la actividad. Que por ello
no son procedentes las indemnizaciones de los arts. 80 de la LCT art.2 de la Ley 25.323 y el art. 245
de la LCT así como la integración del mes de despido del art. 233 LCT.-Declaran haber abonado el SAC
y vacaciones proporcionales tras el distracto. Solicitan el rechazo en su totalidad de la liquidación
efectuada y la extensión de la sanción al letrado de la actora.- Niegan que haya existido vicio en la
voluntad de la

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reclamante al firmar sus recibos, y que la actora al suscribir la demanda de puño y letra sin firma de
testigos ni firma a ruego, evidencia la falacia de sus dichos.- 3) Que abierta la causa a prueba las
partes ofrecen las que hacen a sus derechos. Elevadas las actuaciones a esta Sala, recibida la prueba
propia de la audiencia oral y alegatos de las partes, queda el proceso en estado de dictar sentencia.- -
El Tribunal se planteó las siguientes cuestiones a resolver: PRIMERA CUESTION: Resultan procedentes
los rubros reclamados por la actora? – SEGUNDA CUESTION: Qué resolución corresponde dictar en
definitiva?- A LA PRIMERA CUESTION EL SR. VOCAL
RICARDO AGUSTIN GILETTA DIJO: Conforme surge de la narración de causa precedente, la existencia
de relación laboral entre las partes no se encuentra controvertida, aunque sí sus extremos en orden
a fecha de ingreso, horarios de trabajo, remuneraciones percibidas y motivo de la extinción
contractual.- En primer lugar, señalo que al contestar la demanda ambos accionados se asumen
como empleadores según consta en el memorial de fs. 18, donde manifiestan que ‘los suscriptos
contrataron a la demandante para realizar tareas domésticas’ y que (fs. 18 vta) ‘a la actora la
contratamos para que trabaje en el hogar como empleada doméstica’, situación que se reitera
cuando al presentar el pliego de posiciones para que absuelva la actora, en la número 11 mencionan
“para que jure como es cierto que el despido que realizaron los demandados fue por su exclusiva
culpa”. Esto despeja toda duda sobre el particular y desdibuja definitivamente la postura del
Ambrosioni sostenida en la audiencia de conciliación ante la Autoridad de Aplicación del Trabajo (fs.
8 de autos) donde manifestó que ninguna relación la unía con la actora; y también permite no
restringirse al contenido de los recibos de haberes incorporados como prueba por los demandados,
donde figura como empleadora la Sra. Analía Verónica Corujo.-Sabido es que el régimen de
simplificación registral para personal de Casas Particulares (antes denominado servicio doméstico) no
permite la consignación de más

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de un CUIT en el rubro ‘dador de trabajo’ o ‘empleador’’, de modo que en la práctica uno de los
integrantes del grupo familiar para quien presta servicios la trabajadora es quien asume la
registración, aunque la realidad evidencie que por lo general ambos cónyuges o conviventes (pareja,
hermanos, amigos, etc) asumen la condición de empleadores y se ven beneficiados directamente del
trabajo prestado.- En autos, reitero, la discusión sobre el particular queda de todos modos relegada
ante el reconocimiento expuesto.- Respecto de la fecha de ingreso, la actora invocó el 5 de agosto de
2004. Por su parte los accionados negaron esa fecha, indicando que fue registrada ni bien comenzó a
prestar servicios, pero no proporcionaron en su responde una fecha precisa de inicio de la relación.
En la absolución de posiciones recibida en el debate de verificó una situación contradictoria: la actora
reconoció (posición 1ª fs.

403) que comenzó a trabajar en el 2008; y Ambrosioni (posición 2ª fs. 402) que lo hizo el 5 de agosto
de 2004. Además ambos demandados respondieron afirmativamente a la posición 5ª de los pliegos
de fs. 401/402, aclarando Corujo que sí habían existido llamados de atención, pero reconociendo en
ambos casos la prestación ‘por más de siete años’. Los testigos que depusieron en la ocasión nada
aportaron sobre el particular, ya que ninguno de los declarantes dijo conocer concretamente el lugar
específico en el que prestó servicios la Sra. Durand.- Como las respectivas confesiones resultan
contradictorias sin que pueda imponerse una por sobre otra, me inclino a tener por cierta la fecha de
ingreso denunciada por la trabajadora. Es que los demandados, como dijimos, no mencionaron en su
contestación una fecha de ingreso específica, limitándose a señalar que fue registrada
simultáneamente al comienzo de su prestación. Este Tribunal tiene dicho (“Ferreyra Fidel Mercedes
c/ Galeno ART S.A. – ordinario – accidente (ley de riesgos) – Expte 3123066”, Sent. 269 del 10-11-
2016) que la contestación de la demanda no puede limitarse a una mera negativa de los hechos, ni
siquiera cuando hubiere sido realizada –como en autos- en forma

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pormenorizada y concreta. Es deber de la demandada colaborar en la formación de la ‘ cuestión


litigiosa’ y dar una versión propia de los acontecimientos. El Tribunal Superior de Justicia
(“Hernández César Alberto c/ Gordillo Pedro – ordinario – Daños y Perjuicios”, Sent del 22-9-09, Sala
Civil y Comercial) sostuvo sobre el particular que: “La negativa escueta del propietario del inmueble
de haber puesto en la vía pública las ramas y troncos que causaron el daño, tiene el efecto de
introducir a la litis la eximente de responsabilidad de que de su parte no hubo culpa, aun cuando no
mencione que el inmueble se encontraba dado en locación. Tal actitud pasiva y poco cooperativa en
el diálogo procesal resulta per se insuficiente para tener por contestada la demanda y conformar la
cuestión litigiosa”. En ese sentido, la Cámara 7ª Civil y Comercial ha dicho sobre el particular que
“ocurre aquí algo similar al supuesto previsto por el art. 222, CPC (incomparecencia del absolvente a
la audiencia confesional). (…) Sobre el demandado pesa una verdadera obligación –carga procesal–
de explicarse por la ley, de conformidad a lo prescripto por el art. 919 CC (agrego: el art. 263 del
actual Código Civil y Comercial contiene una regla análoga) Dicho dispositivo reza: “El silencio
opuesto a actos, o a una interrogación, no es considerado como una manifestación de voluntad,
conforme al acto o por las relaciones de familia, o a causa de una relación entre el silencio actual y
las declaraciones precedentes sino en los casos en que haya una obligación de explicarse por la ley o
por las relaciones de familia, o a causa de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes (…) La falta de contestación de la demanda, o su contestación defectuosa (negativa
genérica, respuestas evasivas), por parte de la accionada, la hace pasible del apercibimiento
contenido en el art. 192, CPC, ya que la alegación incontrovertida de un hecho se convierte en
fundamento de la sentencia...

.” (Sent. 77 del 25-4-06, SJ 1584, Año 2006, p. 715). Comparto esta visión. Resulta imprescindible que
el empleador brinde un ‘contra relato’ de la demanda para que el

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Tribunal, a la hora de resolver la causa, tenga volcadas dos versiones contrastables y no sólo una;
tenga en definitiva conformada la litis en términos plenos. La omisión de esta regla admite tener por
incontestada la demanda a ese respecto y con ello genera una presunción de veracidad de los dichos
contenidos en la misma, desvirtuable por prueba en sentido contrario. En el caso específico en
análisis, se ha hecho referencia a una identidad entre fecha de ingreso y registración sin mencionar
cuál era la fecha; y resulta además que la fecha de registración tampoco ha sido acreditada. En
ninguno de los recibos de haberes consta este extremo, ni siquiera en los expedidos con el nuevo
formato correspondiente a la liquidación final, donde se consigna un espacio para ‘ fecha de ingreso’
sin llenar.- La informativa de AFIP de fs. 256 da cuenta por otra parte que no se registran datos de la
actora. Ello claramente porque el informe debe estar referido al régimen general y no al simplificado
de Casas Particulares, ya que se han acompañado los volantes de pago y tickets emitidos por las
entidades de cobro que acreditan el pago efectivo de aportes y contribuciones. Recordemos que por
entonces el sistema se regía por la Resolución 2055/06 de AFIP, que imponía como obligación del
dador de trabajo completar el volante de pago formulario 102B, sin existir un ‘registro’ específico,
que sí fue implementado en el 2013 con el nuevo régimen.- De esa manera, la invocación de la
demandada de que ‘la relación se registró desde el primer día de trabajo’ (fs. 18) aparece vacía de
contenido si se considera que no existía un registro concreto y que no se menciona cuál fue ese
primer día.. La informativa de la Obra Social de fs. 138 da cuenta de un alta el 5 de julio de 2011,
pero ello es indiferente atento que la trabajadora pudo afiliarse tardíamente, no coincidiendo
además la fecha informada con la denunciada por ninguna de las partes.-Así pues, debo estar a la
fecha declarada en la demanda atento que la presunción emergente de la falta de invocación de una
fecha precisa en la contestación no ha sido desvirtuada de manera suficiente.- Desde otro costado, y
para el caso de que pudiere

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apreciarse la situación como dudosa (en el caso no lo es, porque se entiende incumplida una carga
procesal), debería estarse a la máxima del art. 9 LCT respecto de la decisión en favor del trabajador
en caso de duda en la valoración de pruebas. Señalo que si bien la ley de contrato de trabajo no era
aplicable a la relación mantenida entre la actora y los accionados en función de la exclusión de su art.
2 por entonces vigente (la ley 26.844 fue promulgada en abril de 2013), la regla del art. 9 es de
CONTENIDO PROCESAL y por lo tanto se aplica de manera inmediata a todos los procesos en curso.-
La ley 26.844 es claramente aplicable a las relaciones en curso a la fecha de su vigencia, que no es el
caso de autos. Esta ley sustituyó al vetusto Decreto 326/56, imponiendo un nuevo marco regulatorio
en condiciones bastante similares al del resto de los trabajadores. La nueva normativa contiene
expresas regulaciones al marco CONTRACTUAL de las trabajadoras y trabajadores de casas
particulares, desde la denominación misma del vínculo sustituyendo el antiguo concepto ‘servicio
doméstico’ hasta la aplicación de las normas de la LCT en cuanto resulten compatibles.- Claramente
las reglas relativas al CONTRATO DE TRABAJO así como a su finalización (indemnizaciones) son
aplicables como dije a las relaciones todavía en curso a la fecha de su entrada en vigencia. Pero la
regla del art. 9 LCT, ahora aplicable a este universo de trabajadoras, no es una norma relativa al
CONTRATO de trabajo sino a la actividad del Juez a la hora de la dilucidación de conflictos; y esa
norma resulta de aplicación inmediata, a todos los casos no resueltos, tal como ocurre con la manda
del art. 2 del nuevo Código Civil relativa a la interpretación de las leyes. Se trata de normas
imperativas para los intérpretes de la ley y de los hechos, y su vigencia se define por el momento en
el cual se realiza esa interpretación y no por la fecha de las situaciones y relaciones que se
interpretan. Esto me permite afirmar que el principio ‘in dubio pro operario’ en la valoración de la
prueba es aplicable al caso de autos, en cuanto no se trata de una norma regulatoria del contrato de
trabajo ya

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extinguido sino de una pauta de interpretación y valoración impuesta al juzgador al momento en que
desarrolle su valoración.- Amén de ello, conviene señalar que el principio en cuestión no sólo
descansa en el art. 9 de la LCT, que por otra parte es de relativamente reciente acuñamiento (ley
26.428 del año 2008), sino que tiene sustento en el ‘principio protectorio’ de raigambre
constitucional. Como bien señala Tosto (‘El principio de protección y las normas favorabes – Esbozo
para una perspectiva de análisis’), parece adecuado identificarlo como una regla ideal que reclama
que en las relaciones laborales debe ser que se otorgue una tutela o amparo preferente a las
personas que trabajan que, por otra parte, ha recibido consagración constitucional (Art. 14, bis, CN),
sin distinción de universos laborales. La tutela que la norma constitucional brinda al trabajo en todas
sus formas, debe tener una formulación práctica, si no en una norma concreta (como el art. 9 LCT) sí
como regla interpretativa del juzgador, para lo cual no puede prescindirse de las características del
caso que se decide.- El universo de trabajadoras de casas particulares (lo feminizo por una cuestión
de mayoría evidente) es en materia procesal el más desguarnecido. Las dificultades probatorias son
mayúsculas en orden a las características de la relación, en cuanto la prueba central que suele ser la
testimonial, le es normalmente de complicado acceso. El trabajo que se presta puertas adentro del
hogar tiene como visualizadores cotidianos solamente a los integrantes de la familia, sus amistades y
allegados, con lejanas posibilidades (cuando no nulas) de ser incorporados como testigos por la
trabajadora. Extraño es, frente a conflictos repentinos, que la trabajadora pueda contar con datos de
terceros que conozcan su desempeño en forma directa, como el jardinero, el proveedor de ciertos
productos, el diariero, etc. A veces apenas pueda obtener nombres sueltos pero no mucho más que
eso, y esto dicho desde las reglas de la experiencia tras muchos años de ejercicio profesional
conviviendo con esa realidad de manera muy próxima. Mayor y evidente cercanía tiene la
empleadora con ese medio probatorio. Por

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este motivo, dentro de este campo de trabajadores es donde el principio de referencia juega un rol
predominante, considerando que en todo caso se impone como en pocas situaciones recurrir al
criterio de las cargas dinámicas de la prueba aun cuando no existiere una inversión de la carga
probatoria especialmente regulada. En definitiva, reitero, debe estarse a la fecha de ingreso
denunciada en la demanda, esto es, el 5 de agosto de 2004.- Respecto del horario de trabajo y
categoría profesional, la actora ha invocado haber prestado servicios de 9,30 a 19,30 horas mientras
que los demandados negaron ‘que haya laborado mucho más que media jornada’, sin relatar
concretamente el horario cumplido. En este punto, advierto, se ha incurrido en la misma omisión que
respecto de la fecha de ingreso, toda vez que no se proporcionaron los elementos necesarios para
generar la litis. La sola invocación de que no es cierto que haya trabajado ‘mucho más que media
jornada’ no resulta suficiente si no se aclara a qué se refiere concretamente y cuáles eran los
horarios y días de trabajo efectivos.- Surge además de los recibos acompañados por la propia
demandada (fs. 26/64) que los haberes que se abonaron fueron cercanos o a veces superiores al
correspondiente a la Cuarta Categoría del Dec. 3922/75, aclarándose (ante alguna confusión de la
actora en su relato inicial y al formular la posición 12ª de los pliegos de posiciones) que el tilde
inserto en el formulario 102/B de AFIP sobre el espacio que indica “16 hs o más”, no implica
denunciar que la trabajadora haya prestado servicios 16 horas semanales, sino que lo hacía en más
de esa cantidad por semana. Esto porque al haberse instrumentado mediante Resolución General
2055/06 de AFIP un sistema simplificado de aportes y contribuciones con montos fijos, se
establecieron parámetros por segmentos de cantidad de horas semanales y no porcentajes de las
remuneraciones reales como régimen general.- Así, todas las trabajadoras que presten servicios más
de 16 horas semanales realizan los mismos aportes al sistema, y los empleadores tributan las mismas
contribuciones, independientemente de que la prestación sea por 20, 30 o 48

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horas a la semana, régimen que subsiste a la fecha con la adición del pago de A.R.T.-Lo expuesto,
esto es, la omisión de precisar en el responde el horario concreto de la prestación generando
incertidumbre en el tribunal sobre su postura, genera la presunción a la que antes aludimos en orden
a la veracidad del horario detallado por la actora. No habiendo existido prueba en contrario,
considerando el horario cumplido (10 horas diarias) y labores desarrolladas, la actividad debe
encuadrarse en la 4ta. Categoría del régimen por entonces vigente.- Sentada así esta plataforma
fáctica, me adentraré en los conceptos reclamados, difiriendo entonces el análisis del distracto para
cuando aborde las indemnizaciones pretendidas.- a) Diferencias salariales –

Reclama la actora diferencias de haberes desde noviembre de 2009 a julio de 2011 y aguinaldo sobre
esas diferencias salariales en base al cuadro de fs. 2.- Sustenta su pretensión en la circunstancia de
que se le hicieron firmar recibos por importes superiores a los percibidos por ‘subordinación
económica’, habiendo manifestado antes no saber leer ni escribir, aclarando que esto no fue nunca
un impedimento para valerse en su vida. Los demandados objetaron el reclamo, alegando haber
abonado íntegramente las remuneraciones a la actora. Negaron a su vez que la actora fuere
analfabeta y en su caso dijeron desconocer dicha circunstancia.- Se plantea entonces inicialmente la
necesidad de dilucidar la valía como prueba de los recibos ofrecidos por la demandada, firmados por
la actora. Digo firmados por la actora porque la propia reclamante lo reconoció en su demanda, no
asistió a la audiencia de fs. 102 vta. y formuló un reconocimiento expreso en el acto de inicio de la
Pericia Caligráfica de fs. 152, lo que derivó en que la misma no se practique finalmente. Así disputado
este punto, a mi criterio la accionante no ha podido aportar pruebas que permitan ni acreditar el
cobro de una suma inferior a la allí consignada ni invalidar la firma inserta en los documentos
referidos. Resalto que esto último en realidad no integra la litis, toda vez que si bien la reclamante
manifestó no saber leer ni escribir, en su demanda

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no funda en dicha circunstancia la invalidez de los recibos sino en que los firmó por imposición. No
alude en definitiva DESCONOCER lo que firmaba sino haber cobrado menos. La firma colocada en el
instrumento por el otorgante cumple dos funciones que, aunque tiendan al mismo fin, es decir a dar
validez al instrumento y a su contenido, son netamente diferenciables al decir de Moisset de
Espanés: a) Individualización: como un medio idóneo para individualizar al otorgante del acto,
distinguiéndolo de cualquier otra persona; b) Expresión de voluntad, ya que exterioriza el propósito
del sujeto, aspecto este último debilitado en materia laboral en cuanto sabemos que prima siempre
la verdad real por sobre la formal.- Pero ninguna prueba ha producido la actora sobre su denuncia en
torno a la discrepancia entre lo percibido y lo documentado, reconociendo el suscripto claro está las
dificultades enormes sobre el particular, máxime en un ámbito como el de su desempeño. Esta sola
dificultad justificaría en su caso un tratamiento especial de la prueba, pero es necesario algún indicio
que permita abrir las puertas al cuestionamiento por encima de la sola invocación personal de la
reclamante, que no ha existido.- La mención ya referida de que no sabía leer ni escribir no ha sido
expuesta como argumento ya que –reitero- no dijo no entender lo que firmaba sino que era falso el
importe que se hacía figurar y que lo aceptaba por ‘subordinación’ con su empleadora. De todos
modos, atento que se ha producido prueba tendiente a acreditar su analfabetismo (seguramente con
el afán de vincularlo al tema de los recibos, fuera de la litis), formularé algunas apreciaciones sobre el
particular. El Código Civil vigente a la fecha de otorgamiento de los recibos no contenía previsiones al
respecto, ya que el art. 1001 admitía que si una persona no sabía o no podía firmar una escritura
pública, podía solicitar a otra que lo haga en su lugar; es lo que se conoce como "firma a ruego". Pero
esta mecánica sólo estaba prevista para las escrituras públicas, y no era admisible en los
instrumentos privados, como lo tiene resuelto la Corte Suprema en las especies litigiosas sometidas a
su

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consideración. En cambio en materia comercial las reglas eran diferentes, ya que el artículo 208,
inciso 3, del Código de Comercio disponía que los contratos comerciales podían justificarse "por
documentos privados, firmados por los contratantes o algún testigo a su ruego y en su nombre”. Por
su parte, en el campo laboral el art. 59 LCT (no aplicable por entonces al colectivo de Servicio
Doméstico pero que genera una regla básica sobre la materia) dispone que “La firma es condición
esencial en todos los actos extendidos bajo forma privada con motivo del contrato de trabajo. Se
exceptúan aquellos casos en que se demostrara que el trabajador no sabe o no ha podido firmar, en
cuyo caso bastará la individualización mediante impresión digital, pero la validez del acto dependerá
de los restantes elementos de prueba que acrediten la efectiva realización del mismo”. De manera
que en este campo, con la salvedad del ámbito material de aplicación que hemos señalado, cuando la
persona no sabe firmar basta con la impresión digital; pero en tal supuesto la validez del acto
depende de los restantes elementos que lo acrediten. Aún cuando admitiésemos la aplicación de
esta regla al campo del Dec. 326/56 a modo de una derivación del protectorio, lo real es que el caso
de autos no encuadraría en este supuesto toda vez que la actora sabía firmar (de hecho lo hizo
además en todas las actuaciones del proceso en las que intervino) y su cuestionamiento está referido
como señalamos exclusivamente AL MONTO ABONADO, dato no menor según veremos.- Si bien
existen agregados en autos informes del Ministerio de Educación en orden a que la actora no registra
antecedentes de cursado escolar en ninguno de sus niveles en esta Provincia, esto no implica
necesariamente que no sepa leer ni escribir, ni que no pueda reconocer los números.- La
manifestación efectuada por la misma ante el Perito Siquiatra (que emitió un dictamen de
incapacidad laboral post traumática por accidente de trabajo, ajeno a la presente causa) sobre su
analfabetismo, no reconoce otro sustento que la propia declaración personal de la Sra. Durand, no
explicando el idóneo que haya

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sometido a la trabajadora a pruebas o mecanismos que le hayan permitido corroborar el extremo
referenciado. Los dichos de los testigos Mora y Martínez que depusieron en el debate nada
aportaron al tema, toda vez que si bien hicieron mención de que la actora no sabía leer, aclararon
que esto lo sabían por dichos de los hijos de ésta solamente. Las confesionales tampoco brindaron
material para el análisis sobre este tema, en cuanto las partes mantuvieron sus respectivas
posiciones en la litis. No puede soslayarse que según el informe de la empresa Claro (AMX Argentina
SA) de fs. 210/21 la actora era titular de una línea de telefonía celular, lo que permite inferir sin
mayor esfuerzo que podía manejar mínimamente los números; y que a fs. 189/202 corre agregada
informativa de Tarjeta Naranja SA (no objetada por las partes en los términos del art. 324 CPCC) de la
que surge que la accionante operó con el plástico emitido por dicha empresa entre diciembre de
2007 y octubre de 2010. Independientemente de que la actora haya conocido o podido leer el texto
del contrato de adhesión de Tarjeta Naranja, su expedición genera al menos un indicio de que la
misma fue utilizada, y para ello es imprescindible manejar los números de los precios de los
productos que se adquieren.- Esto porque responde a las máximas de experiencia que las cifras, los
precios, son de inexorable conocimiento para quien viva actualmente en una ciudad donde se
compran y venden productos. En los términos expuestos puedo concluir que no se ha demostrado la
falsedad de los recibos en cuestión ni tampoco –y esto fuera de la litis- que la actora no hubiere
entendido los importes que en números se consignaban en los recibos.- Considero por lo tanto que
los recibos en cuestión constituyen prueba del pago de las remuneraciones, correspondiendo de
todos modos verificar si existen diferencias salariales.- Para ello recurriré a los recibos aportados por
los accionados que corren en copia a fs. 26/64 de autos, que ya hemos tenido por auténticos.; y los
propuestos por la propia accionante que obran en copia a fs. 76/83, que se compadecen con los
guarismos volcados en los

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de la demandada. Cotejando los importes abonados con las escalas salariales vigentes a la época
publicadas por el MTESS e informadas por el Sindicato de Personal de Casas de Familia de fs.
176/185, se advierte –en forma mayoritariamente coincidente con lo informado por el perito
contador a fs. 206/208- que existen diferencias a favor de la trabajadora en algunos períodos
partiendo de la 4ª Categoría vigente en la época, a saber: Noviembre/09 $ 140,00, Diciembre/09 $
190,00. Respecto del SAC de este semestre, figura en el recibo de diciembre pagado $ 600,00 cuando
correspondían $ 745, por lo que subsiste una diferencia de $ 175,00. En enero/10 se verifica
diferencia de $ 190,00. Por el mes de febrero de 2010 no se agregaron recibos, por lo que
considerando que la actora reconoció en su demanda haber percibido $ 1000,00, la diferencia es de $
490,00. En marzo/10 se advierte una diferencia de $ 90,00. En mayo y abril de 2010 se pagó un
importe ligeramente superior al haber exigible ($ 1525,15 en vez de $ 1490) lo que constituyó una
liberalidad del empleador.- Por el mes de junio no corren agregados recibos, de modo que estando al
haber reconocido por la actora como percibido ($ 1000) y considerando que la demandada ya estaba
abonando $ 1525,15 mensuales sin posibilidades de disminución posterior, la diferencia es de $
525,15. El SAC fue correctamente abonado, no existiendo tampoco diferencia en julio.- No se
acompañó recibo de agosto de 2010, con lo que considerando también el monto reconocido por la
actora como cobrado en el período ($ 1000), subsiste un saldo de $ 525,15.- No hay diferencias
pendientes en septiembre de 2010, y por los meses de octubre y noviembre de 2010 tampoco se
aportaron recibos, por lo que cabe igual decisión que respecto del mes de agosto (diferencia $
525,15 por mes) Aclaro que el recibo de fs. 51 corresponde al 2009.- Por diciembre se agregó un
recibo (fs. 52) sin importe y luego otro (fs. 54) por $ 1800,00. La diferencia en este mes considerando
la nueva escala, es entonces de $ 32,00.- El SAC 2do. semestre 2010 aparece pagado en $ 900 cuando
correspondían $ 916, subsistiendo entonces un saldo de $ 16,00.- Para

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enero de 2011 queda una diferencia de $ 32,00. Por el mes de febrero/11 no se aportaron recibos,
por lo que partiendo del reconocimiento de la actora de haber cobrado en el mes $ 1400 la
diferencia es de $ 432,70. Para el mes de marzo/11 se adjuntó un recibo sin constar el monto
pagado, con lo que cabe igual decisión que para febrero (diferencia $ 432,70). En abril no se verifican
diferencias conforme recibos. Respecto del mes de mayo/11 la demandada no presentó recibo de
haberes pero sí lo hizo la actora (fs. 79, pagado el 10 de junio), constando el abono de $ 1830,00,
quedando entonces una diferencia de $ 2,70.- En el recibo de junio/11 consta un haber –como en
abril y mayo- de $ 1850,00, con lo que tampoco no existe deuda. Si bien en el recibo se menciona
‘incluye 1ª cuota SAC 2011’ y la suma pagada no alcanza para cubrir ambos conceptos, se acompañó
también como prueba el recibo del SAC del 2do. semestre por $ 925,00, con lo que tampoco existe
deuda por este concepto.- En relación a los haberes de agosto hasta el distracto, SAC y vacaciones
proporcionales, serán analizados al punto siguiente.- b) El despido y rubros vinculados al mismo.-
Relata la actora en su demanda que el 13 de noviembre de 2011 al presentarse a trabajar la
demandada Corujo le informó que ya no continuaría prestando servicios, motivo por el cual radicó
denuncia ante la Autoridad de Aplicación., y que en la audiencia conciliatoria tomó conocimiento de
la invocación de un despido con causa a través de Carta Documento fechada el 13 de agosto, que
manifiesta no haber recibido.-Por su parte los demandados sostuvieron que los primeros días de
agosto la actora reaccionó en forma desconocida y les respondió con insultos a instrucciones que le
fueron formuladas, por lo que la despidieron, sin mencionar la fecha ni la invocación específica bajo
la cual se efectivizó el distracto.- Obra en autos (fs. 113/121) el expediente sustanciado ante la
Dirección de Conciliación y Arbitraje, en base a la reclamación formulada por Durand (fs. 115/116),
constando que el 18 de octubre de 2011 se llevó a cabo la audiencia conciliatoria con presencia de
todas las partes,

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oportunidad en la que se invoca el despido a través de Carta Documento CD 158852870 que se
agrega en copia a fs. 120. A fs. 359/360 se encuentra el informe del Correo Oficial de la R.A., que da
cuenta de la autenticidad de la copia referenciada (reproducida nuevamente a fs. 359) y que la pieza
no pudo ser entregada por “dirección insuficiente”, de modo que resulta veraz la afirmación de la
actora en orden a la no recepción de la comunicación. Sin embargo, en la denuncia administrativa
efectuada, la trabajadora manifiesta (fs. 115 vta) que “la relación de trabajo se desempeñó con cierta
normalidad hasta el 13 de agosto del corriente, fecha en que repentinamente mis ex empleadores
me dijeron que no fue ese más a trabajar, puesto que habían decidido prescindir de mis servicios.
Atento que al día de la fecha no se me han abonado los rubros salariales indemnizatorios en
concepto de liquidación final y derivados de un despido incausado como en este caso, vengo a
formular la presente denuncia…” Es decir que la propia actora ha otorgado virtualidad disolutoria a la
comunicación verbal de la empleadora, no negada en el responde.- De manera pues que el contrato
de trabajo habido entre las partes se considera extinguido el 13 de agosto de 2011.- A partir del
hecho se han generado pretensiones de la trabajadora que hace valer en autos. En primer lugar
reclama los haberes del mes de agosto hasta el distracto, el SAC y vacaciones proporcionales.- Las
dos partes han ofrecido como prueba recibo de pago de días trabajados de agosto por $ 925,00;
proporcional de vacaciones por $ 740,00 y SAC proporcional del segundo semestre por $ 231,00. Si
bien la actora alegó en la denuncia administrativa haber percibido $ 1400 en lugar de los $ 1836,25
netos que constan en el recibo, caben a su respecto las apreciaciones formuladas en torno a los
demás recibos de haberes, con lo que en función del haber devengado para ese período ($ 1850), los
montos pagados resultan suficientes, no pudiendo en consecuencia ser admitida la demanda por
estos conceptos.- Respecto de las indemnizaciones por antigüedad y omisión de preaviso, las mismas
resultan

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procedentes pero no en los términos reclamados.- Si bien en el caso de autos la propia actora ha
otorgado eficacia al despido verbal, las motivaciones del distracto (que en el régimen general de al
LCT, no aplicable al caso de autos, pueden ser modificadas o ampliadas hasta la demanda judicial)
han sido explicitadas en la Carta Documento del 13 de agosto de 2011 agregada en la audiencia
celebrada en la Dirección de Conciliación y Arbitraje a la que ya nos hemos referido.- Aclaremos que
ni el Dec. 326/56 ni su reglamentación exigían los formalismos de la LCT para la comunicación del
despido con causa en orden a la expresión clara de los motivos en que se funda, pero se entiende
inherente al principio de buena fe consagrado en materia contractual en el entonces vigente art.
1198 CC y en la prohibición de hacer uso abusivo de los derechos regido por el art. 1071 del anterior
ordenamiento común. En materia laboral la regla está sentada en el art. 63 LCT, que si bien resulta
inaplicable como norma al caso de autos, sí tiene vigencia como principio general derivado del
protectorio consagrado en el art. 14 bis CN.- En estos términos, debe entenderse que el actuar de
buena fe del empleador, sin abusar de su posición dominante en la relación, le imponía bajo
cualquier supuesto comunicar en forma clara a su dependiente los motivos de su decisión de ruptura
del vínculo. Es que sólo de esta manera se habilita la posibilidad de articular defensas frente a la
decisión, derecho mínimo del trabajador en conflicto (lejísimo por cierto de las garantías mínimas del
Convenio OIT 158, no ratificado por Argentina).- En autos, la demandada ha invocado como causal la
‘violación a los artículos quinto y sexto decreto ley 326/56 de servicio doméstico’, lo que –de manera
harto evidente- constituye una expresión de una vaguedad inadmisible. Pero además, ningún hecho
encuadrable en el vastísimo contenido de esa injuria ha sido demostrado. La postura en el particular
devino verdaderamente demostrativa de una conducta orientada a extinguir el vínculo bajo cualquier
motivo, toda vez que al absolver posiciones la demandada Corujo respondió negativamente a la
posición 15ª del pliego

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de fs. 401 y aclaró que el motivo de la decisión fue que empezaron a notar que el faltaban cosas en la
casa; que un día en la cartera de la actora –que se la mostró- había cubiertos, papel higiénico y
azúcar. Por su parte, el demandado Ambrosioni al responder a la posición 15ª del pliego de fs. 402
dijo que la despidieron porque les faltó el respeto. Se verifica así una conducta dual que evidencia
una actitud meramente evasiva del pago de las indemnizaciones, ante la total inexistencia de
causales, no invocadas claramente ni probadas en autos.- Por ello es que, repito, la actora tiene
derecho a percibir las indemnizaciones por despido y omisión de preaviso, pero no como se
reclamaran con sustento en la LCT sino en los arts. 8 y 9 del Dec. 326/56 que regía la relación.- Así, la
indemnización por despido será equivalente a medio mes de sueldo por cada año de antigüedad o
fracción de tres meses (art. 9), que conforme la remuneración devengada ya mencionada y la
antigüedad fijada precedentemente (7 años = 3,5 salarios) ascenderá a $ 6475,00.- La indemnización
sustitutiva de preaviso (10 días, art. 8) que también asciende a la suma de $ 616,66.- La integración
del mes de despido que también se pretende no es admisible. Es que el instituto no estaba previsto
en el Dec. 326/56, con lo que corresponde su desestimación.- Ha demandado también la actora
indemnizaciones especiales tarifadas en el art. 2 de la ley 25.323 y 80 LCT, así como la efectiva
entrega de las certificaciones de servicios.- Respecto de la tarifa del art. 2 de la ley 25.323, las
trabajadoras regidas por el Dec. 326/56 se encontraban claramente excluidas de su ámbito de
aplicación, en cuanto la norma hace referencia exclusivamente a las indemnizaciones de los artículos
232, 233 y 245 de la Ley 20.744 (texto ordenado en 1976) y los artículos 6° y 7° de la Ley 25.013, o las
que en el futuro las reemplacen, recordando la expresa exclusión de este colectivo de trabajadoras
del marco de la LCT en función de lo dispuesto por su art. 2.- Incluso en el actual régimen, ley 26.844,
en su art. 72 inc. d) se dispone que “No serán aplicables al presente régimen las disposiciones de las
leyes 24.013 y sus modificatorias, 25.323

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y 25.345”.- La exclusión, que subsiste entonces a la fecha, marca una decisión de política legislativa
en orden a una clara decisión de otorgar un determinado límite de protección a un colectivo de
trabajadoras/es en función de las particulares características del ámbito en el que se prestan los
servicios.- La decisión puede presentarse como injusta pero ello no necesariamente la hace
inconstitucional, si advertimos que la tarifa legal es sólo una forma reparatoria simplificada, pero no
la única.- La naturaleza de la indemnización del art. 2 de la ley 25.323 ha sido escasamente abordada,
y definir si se trata de una sanción o una indemnización tarifada es un detalle no menor. Esto porque
si es una sanción al incumplidor, no obsta a reclamar la reparación de los daños que ocasione el
incumplimiento adicionalmente; pero si es una indemnización tarifada, podría ser entendida –como
en el caso del art. 245 LCT- que subsume los daños ocasionados salvo aquellos extraordinarios.- El
texto de la ley no es claro al respecto ya que alude al incremento en un cincuenta por ciento de las
indemnizaciones ordinarias, lo que abre las puertas a cualquiera de las dos vertientes de opinión.
Pero en el caso de autos, en el que la noma no es claramente aplicable, la trabajadora afectada tenía
el derecho a reclamar los daños y perjuicios derivados del incumplimiento (falta de acceso a fondos
para la subsistencia frente a una ruptura intempestiva, daño moral, etc), y en su defecto el juez tiene
facultades para aplicar una tasa de interés que actúe con la finalidad de desalentar la litigiosidad
innecesaria en orden a prestaciones incumplidas de manera maliciosa. La situación estaba
expresamente regulada en el segundo párrafo del art. 622 del anterior Código Civil y sigue prevista
en el art. 275 LCT, a la que remite el art. 9 de la ley 25.013 respecto de los despidos incausados. Si
bien no estaba regulada en el marco del servicio doméstico de manera específica, sí le era aplicable
la regla del art. 622 CC segundo párrafo, de modo que en este tema en particular existía un trato
igualitario respecto de los trabajadores regidos por la LCT, aunque por distinta fuente legal.- El

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dictado del nuevo Código Civil y Comercial implicó un cambio en esta regla que dejó un vacío que
debe ser resuelto judicialmente.- El nuevo corpus se dictó cuando ya estaba vigente la ley 26.844,
nuevo régimen para las trabajadoras de casas particulares, a quienes les resultan por ende aplicables
desde entonces el art. 275 LCT. Pero las trabajadoras comprendidas en el anterior ordenamiento
(como el caso de autos) que no acceden al art. 275 LCT pero tenían sí derecho a los intereses del art.
622 CC 2do párrafo, parecería que ya no lo tienen a la luz de que esa autorización conferida a los
tribunales ha desaparecido del texto normativo.- Esto nos obliga a una consideración integral de la
fijación de intereses por vía judicial a la luz del nuevo régimen común. Hasta la vigencia del actual
Código Civil y Comercial la determinación de la tasa de interés moratorio en ausencia de regulación
legal o convencional, era de competencia de los jueces en función de lo reglado por el art 622 CC,
pudiendo en su caso fijar intereses agravados ante incumplimientos maliciosos. Sin embargo, el
actual Código Civil y Comercial no contempla esta posibilidad, ya que el art. 768 dispone que “A
partir de su mora el deudor debe los intereses correspondientes. La tasa se determina: a) por lo que
acuerden las partes; b) por lo que dispongan las leyes especiales; c) en subsidio, por tasas que se fijen
según las reglamentaciones del Banco Central.” Es decir que ante la falta de una disposición legal
específica la tasa debería ser establecida por una reglamentación del Banco Central, que como bien
sabemos no existe hasta el día de la fecha. Estamos ante una ‘norma abierta’, en cuanto delega a
otra entidad la fijación del interés que ‘completa’ el precepto, idea ésta que no es unánime en la
doctrina, ya que buena parte se inclina por considerar que se trata de una redacción deficiente del
precepto y que lo que se ha querido decir es que LOS JUECES remitirán a tasas financieras aplicadas
por el BCRA. No es a mi criterio lo que dice el artículo, que marca una abierta diferencia con el
Anteproyecto de 1998.- De todos modos, al no haberse dictado reglamentación alguna por el BCRA
sobre el particular, considerando

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que en todo supuesto y por encima de la fuente (legal, convencional, reglamentaria) serán los jueces
en definitiva los que impongan el pago de intereses en la sentencia, mandando aplicar la tasa que
corresponda según el caso y revisando la adecuación constitucional de las que se fijaren en
consideración a la finalidad tuitiva de preservar el valor del crédito y compensar la rentabilidad
frustrada, deberán ser los jueces quienes necesariamente la determinen mientras dure el vacío
normativo. En este sentido bien se dijo que “…ello así, pues cualquiera que fuera la posición que se
adopte en relación a la directiva contenida en el inc. c. art. 768, Código Civil y Comercial, al momento
de decidir hay dos puntos incontrastables: a) el BCRA no ha dictado ninguna reglamentación al
respecto; b) siempre se impone el control de la suficiencia y razonabilidad de la tasa y, en última
instancia, la cuestión siempre será dirimida por los jueces (argumento del art. 771, Código Civil y
Comercial, entre otros)” (Molina, Oscar Raúl vs. Solazzi, Sergio Ariel - 03/12/2015 –Cám. Apel. Civil,
Com, Laboral Sala I de Nequén -Rubinzal Online RC J 726/16). Sobre el particular también se ha
expedido el Tribunal Superior de Justicia Sala Civil y Comercial en los autos “Nasi Alberto Hugo Saúl c/
Rosli Never Alberto (Sent. del 1-11-2016), aunque con fundamentaciones diversas y que no comparto
en su totalidad, concluyendo en definitiva que la facultad se mantiene en cabeza de los tribunales,
con arreglo a las circunstancias del caso. Lo hasta aquí expuesto justifica la facultad de discernir el
interés aplicable. Ahora bien, ¿qué ocurre con la regla del segundo párrafo del 622 CC, que ya no
existe? Puede el Tribunal fijar una tasa agravada en el campo de las trabajadoras de servicio
doméstico a quienes no les resultaba aplicable el art. 275 LCT pero sí la norma derogada del CC?
Entiendo que el asunto debe resolverse desde una visión integral del nuevo ordenamiento,
interpretado en los términos que imponen los arts. 1 y 2 del CCC, teniendo en especial consideración
no sólo sus palabras sino también la finalidad de la norma en el contexto de las reglas sobre
Derechos Humanos

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que imperan en el País.- El nuevo Código Civil y Comercial incorporó un nuevo régimen de
responsabilidad, introduciendo normas específicas relativas a la obligación de no dañar (art. 1710), el
deber de reparar (art. 1716), la reformulación del concepto de antijuridicidad (art. 17169, la
integralidad de la reparación (art. 1740), la prevención del daño (art, 1711), entre otros institutos
que marcan una clara orientación hacia la preservación de los derechos personales de contenido
patrimonial y extrapatrimonial, la prevención y la reparación, generando y regulando mecanismos de
cálculo y definiendo reglas de prueba dirigidas en ese sentido. En ese sentido directriz, no puede
interpretarse que el juez haya perdido una atribución que le estaba conferida tendiente a evitar y
sancionar en su caso precisamente conductas dañosas como la falta de pago injustificada de
reparaciones a las que el deudor estaba obligado.- Admitir que el accionar antijurídico del empleador
que sin motivo no abona una indemnización por despido, que podía ser pasible de una tasa de
interés agravada hoy ya no lo sea, resultaría una vuelta hacia atrás incompatible con el principio de
progresividad. Es indudable que los codificadores no tuvieron ni remotamente en cuenta la específica
situación de las trabajadoras del Dec. 326/56 que todavía tenían créditos pendientes de cobro, que
están fuera del art. 275 LCT y que ahora quedaron fuera también del art. 622 CC segundo párrafo. La
mayor desprotección así configurada permite, conforme la manda de los arts. 1 y 2 del Código Civil,
interpretar que el tribunal –en orden al principio de ‘no regresión’, conserva necesariamente esa
facultad.- El principio de progresividad o de irregresividad se incorporó a nuestro derecho interno a
través del Pacto de San José de Costa Rica, Tratado de Derechos Humanos denominado de los
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.- El concepto admite dos dimensiones: la política, en
orden a la adopción de políticas públicas que en el contexto puedan ser visualizadas como
beneficiosas o perjudiciales para sectores mayoritarios del país o los propios intereses nacionales,
cuestión en principio y salvo gravedad institucional

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ajena al control jurisdiccional; y desde el punto de vista jurídico, esto es, referido a la extensión de
los derechos concedidos por una norma (reqresividad normativa). En este sentido -no empírico sino
normativo-, para determinar que una norma es regresiva, es necesario compararla con la norma que
ésta ha modificado o sustituido, y evaluar si la norma posterior suprime, limita o restringe derechos o
beneficios concedidos por la anterior (ver “Ni un paso atrás – La prohibición de regresividad en
derechos sociales”, compilación de Christian Courtis, Biblioteca de la CIDH, Edit. Del Puerto,
Argentina). En el caso que ahora analizamos, existiría claramente un retroceso tutelar si admitimos
que los intereses de referencia (agravados) no pueden ser aplicados en favor de la trabajadora
acreedora. Si bien el viejo régimen fue desplazado por uno largamente superador, la ley 26.844,
quedaron en el camino casos no resueltos que se ven envueltos en la doble exclusión a la que
hicimos referencia.- Así, en mi opinión, considerando el marco general de mayor tutela previsto en el
nuevo ordenamiento civil y comercial, y la existencia de un nuevo régimen para estas postergadas
trabajadoras imponiendo significativas mejora en sus condiciones de trabajo y derechos
consecuentes, no puede entenderse que un cierto número de este universo de trabajadoras no
cubiertas por el nuevo régimen especial haya pasado a tener –en este punto específicamente- menos
tutela que la que tenía antes, siendo que la dirección general de la sistemática jurídica apunta en otra
dirección.- Desde esta perspectiva, considerando la operatividad de la garantía mínima de ‘no
regresión’ incorporada con jerarquía constitucional, entiendo que en el particular caso de auto se
conserva la facultad de determinar intereses que sancionen la mora injustificada frente a las
especiales obligaciones de reparar un despido arbitrario.- Las tasas respectivas se indicarán en la
segunda cuestión.- La actora ha reclamado también SAC sobre vacaciones proporcionales. El rubro es
improcedente, toda vez que el art. 10 del Dec. 326/56 disponía –en caso de distracto- el pago
proporcional sobre la cantidad de

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tiempo trabajado y no sobre otros conceptos (indemnizaciones, vacaciones no gozadas. Finalmente,
demanda la actora la entrega de la certificación de servicios y remuneraciones.- La petición debe ser
admitida atento no haberse probado ni alegado su expedición.- El formulario que deberá expedir el
empleador es el PS 6.293 de ANSeS, denominado ‘Servicio Doméstico – Certificación del Dador de
Trabajo’, implementado específicamente para este colectivo.- Atento que por las motivaciones
señaladas al inicio sólo uno de los cónyuges puede figurar como empleador o dador de trabajo, el
certificado deberá ser expedido por la demandada Corujo en función de ser la que realizó los pagos
con su CUIT de aportes y contribuciones. Para el caso de incumplimiento en la entrega material, el
art. 804 del Código Civil y Comercial autoriza a los Tribunales fijar una sanción conminatoria
graduable de acuerdo a las características del caso y considerando, entre otros extremos, el caudal
económico de quien debe satisfacerla. En autos nos encontramos frente a un grupo familar no
empresario, que justifica imponer –para la hipótesis de mora- una cuantía sancionatoria de un jus
diarios por cada día hábil de mora, por un máximo de treinta días hábiles, tras lo cual podrá emitir las
certificaciones el propio Tribunal conforme los hechos fijados en esta sentencia, a requerimiento de
la actora.- Aclaro a todo efecto, que para el análisis de los temas precedentes he analizado la
totalidad de la prueba rendida en el proceso, si bien he mencionado solamente aquella que he
considerado que tenía incidencia en la decisión.- A LA SEGUNDA CUESTION EL

SR. VOCAL RICARDO AGUSTIN GILETTA DIJO: En función de las conclusiones arribadas en la cuestión
anterior, la resolución a dictar debe rechazar la demanda en concepto de integración del mes de
despido, haberes de agosto de 2011, aguinaldo y vacaciones proporcionales 2011, SAC sobre
vacaciones no gozadas e indemnizaciones de los arts. 80 de la LCT y 2 de la ley 25.323; y hacer lugar a
la demanda en concepto de diferencias salariales de los meses de noviembre y diciembre

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de 2009, enero, febrero, marzo, junio, agosto, octubre, noviembre, diciembre y del SAC del segundo
semestre de 2010, enero, febrero, marzo y abril de 2011 (rechazándola por los demás meses), que
ascienden en concepto de capital a la suma de $ 4323,70 conforme el detalle de la cuestión anterior;
indemnización por antigüedad por la suma de $ 6475,00 e indemnización sustitutiva de preaviso por
$ 616,66 .- Los intereses sobre las diferencias salariales se fijan, siguiendo los lineamientos de
precedente ‘Hernández c/ Matricería Austral’ del Tribunal Superior de Justicia, en el 2% mensual con
más la tasa pasiva promedio del BCRA, entendiendo que esta formulación cumple la función de
preservar el crédito frente al proceso inflacionario atento la prohibición actualizatoria de los arts. 7 y
10 de la ley 23.298 que no ha sido cuestionada.- Su cuantía, empleando la planilla de cálculo del sitio
web del Poder Judicial de la Provincia, desde la mora de cada período hasta la fecha de la presente
asciende a la suma de $ 12.111,33.- Las indemnizaciones por antigüedad y omisión de preaviso,
conforme lo expuesto en la cuestión anterior, evengarán hasta su efectivo pago intereses
equivalentes al doble de la tasa activa promedio del Banco de la Nación Argentina (operaciones de
descuento a treinta días en pesos), que a todo efecto se publica en el sitio web de la SCBA
(www.scba.gov.ar), opción ‘servicios / cálculo de intereses en línea), entendiendo que la tasa
referenciada actúa con la doble finalidad de compensar el deterioro inflacionario y la rentabilidad
frustrada del dinero, así como sancionar a los accionados por la argumentación maliciosa de una
causa genérica de despido, con contradicciones en su fundamentación posterior y que no se intentó
siquiera demostrar.- Su cuantía desde el distracto del 13 de agosto de 2011 a la fecha (231,44%) es
entonces de $ 23.504,60.-. En caso de mora, la capitalización de los intereses se producirá por única
vez conforme lo dispuesto por el art. 770 inc. c) del C.C.C. y no en forma semestral como
pretorianamente se venía sosteniendo en algunos casos antes del nuevo corpus. Esto es porque a mi
criterio el art. 770 inc. c)

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autoriza el anatocismo cuando “la obligación se liquide judicialmente; en este caso, la capitalización
se produce desde que el juez manda pagar la suma resultante y el deudor es moroso en hacerlo”. La
‘mora’ a la que se refiere el inc. c) es única y se produce al vencimiento del plazo fijado en la
sentencia. No existen nuevas moras en cada liquidación.- Deberá también condenarse a la
demandada Corujo a la expedición dentro de los diez días hábiles de dictada la presente del
Certificado “PS 6.293 de ANSeS”, denominado ‘Servicio Doméstico – Certificación del Dador de
Trabajo’ o el que lo sustituyere en el futuro, con constancia de los datos que surgen de la presente
sentencia en orden a fecha de ingreso, categoría y remuneraciones, aplicándose en caso de
incumplimiento una punición diaria de un jus por cada día hábil de mora (en valor móvil hasta el
momento de pago), por un plazo máximo de treinta días hábiles, vencido el cual lo cual lo podrá
emitir el Tribunal a petición de la actora.- La condena de la obligación de expedir el certificado se
impone a la demandada Corujo por las solas limitaciones formales expuestas en la cuestión anterior,
pero la sanción pecuniaria en su caso será a cargo de ambos demandados en forma conjunta.- Las
costas se impondrán a los accionados vencidos, siguiendo el criterio de vencimiento objetivo que
comparto, sustentado por el Tribunal Superior de Justicia, lo que torna abstracto el pedido de la
parte demandada en orden a las costas solidarias al letrado que patrocinó a la actora en su
demanda.- Deberán regularse los honorarios de los profesionales intervinientes.- Los honorarios de
la Perito Calígrafo se estimarán por la sola aceptación del cargo, ya que si bien la actora reconoció la
firma en el acta de inicio de la labor pericial, no dio respuesta a los puntos requeridos por la
proponente (puntos ‘a’ al ‘c’ de fs. 89 vta, que fueron los únicos admitidos por la jueza de
Conciliación en el proveído de fs. 93).- Por todo ello, se RESUELVE: I) Rechazar la demanda en
concepto de integración del mes de despido, haberes de trece días de agosto de 2011, aguinaldo y
vacaciones proporcionales 2011, SAC sobre vacaciones

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proporcionales e indemnizaciones de los arts. 80 de la LCT y 2 de la ley 25.323.- II) Hacer lugar a la
demanda en concepto de diferencias salariales de los meses de noviembre y diciembre de 2009,
enero, febrero, marzo, junio, agosto, octubre, noviembre, diciembre y del SAC del segundo semestre
de 2010, enero, febrero, marzo y abril de 2011 (rechazándola por los demás meses), que ascienden
en concepto de capital a la suma de pesos cuatro mil trescientos veintitrés con setenta ctvos ($
4323,70), con más intereses al 2% mensual y la tasa pasiva promedio que publica el BCRA hasta su
efectivo pago, que totalizan a la fecha la suma de pesos doce mil ciento once con treinta y tres ctvos
($ 12.111,33). III) Hacer lugar igualmente a la demanda en concepto de indemnizaciones por
antigüedad y omisión de preaviso por la suma de pesos siete mil noventa y uno con sesenta y seis ($
7.091,66) con más intereses hasta el efectivo pago del doble de la tasa activa para operaciones de
descuento a treinta días del Banco de la Nación Argentina, que al día de la fecha ascienden a la suma
de pesos veintitrés mil quinientos cuatro con sesenta ($ 23.504,60). IV) Condenar en consecuencia a
los demandados Analía Verónica Corujo y Javier Ariel Ambrosioni a abonar las cuantías detalladas
que totalizan pesos cuarenta y siete mil treinta y uno con veintinueve ctvos ($ 47.031,29) dentro de
los diez días de dictada la presente, produciéndose en caso de mora la capitalización de los intereses
por única vez al momento del vencimiento del plazo fijado.- V) Hacer lugar a la demanda de
certificación de servicios y en consecuencia condenar a la demandada Analía Verónica Corujo a
extender a la actora dentro de los diez días hábiles de dictada la presente del Certificado “PS 6.293
de ANSeS”, denominado ‘Servicio Doméstico – Certificación del Dador de Trabajo’ o el que lo
sustituyere en el futuro, con constancia de los datos que surgen de la presente sentencia en orden a
fecha de ingreso, categoría y remuneraciones, aplicándose a ambos demandados en caso de
incumplimiento una punición diaria de un jus por cada día hábil de mora (en valor

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móvil hasta el momento de pago), por un plazo máximo de treinta días hábiles, tras lo cual lo podrá
emitir el Tribunal a petición de la actora, que será a cargo de ambos demandados en forma
conjunta.- IV) Costas a cargo de los demandados, regulándose en forma definitiva los honorarios de
los letrados de la actora, Dres. Paola Rosa Redondo y Julián E. Carabajal Torres, en la suma de pesos
diez mil quinientos ($ 10.500) en conjunto y proporción de ley. Regular en forma definitiva, los
honorarios de la letrada de los demandados, Dra. Gloria Carolina Rodríguez Ruiz, en la suma de pesos
diez mil trescientos dieciocho con ochenta centavos ($ 10.318,80). Regular, en forma definitiva, los
honorarios de los peritos médico psiquiatra y contador oficiales, Dr. Carlos Eleazar Garzón y Cr.
Sergio Villarragut, respectivamente, en la suma de pesos cuatro mil quinientos ($ 4.500), con más la
suma de pesos novecientos cuarenta y cinco ($ 945), en concepto de IVA a favor del Dr. Garzón,
atento su condición de responsable inscripto ante AFIP, determinándose en la suma de pesos
seiscientos setenta y cinco ($ 675) los aportes previsionales del Dr. Garzón (15 % - ley 8577) y en la
suma de pesos cuatrocientos cincuenta ($ 450) los aportes previsionales del Cr. Villarragut (10 % - ley
8349). Regular, en forma definitiva, los honorarios de la perito calígrafo oficial, María Soledad
Aguilera, en la suma de pesos dos mil sesenta y tres con setenta y seis ($ 2.063,76). No regular
honorarios al perito médico de control, Dr. Juárez Larson atento no haber sido ofrecido como tal. V)
Emplazar a los demandados para que en el término de cinco días cumplimenten con los aportes de
las leyes 8577 y 8349; como así también para que en igual término efectivicen los aportes de la ley
6468 (modificada por ley 8404), bajo apercibimiento de ley; y para que en el plazo de quince días
abonen la tasa de justicia, que asciende a la suma de pesos novecientos cuarenta con sesenta y tres
centavos ($ 940,63), bajo apercibimiento de ley. VI) Protocolícese.-

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GILETTA, Ricardo Agustin

VOCAL DE CAMARA

RIUS, Guillermo Clemente

SECRETARIO LETRADO DE CAMARA


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