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Historia de las artes decorativas

Artículo destacado

Interior de estilo modernista de la casa Vicens (Barcelona, 1883-1888), de Antoni Gaudí

La evolución histórica de las artes decorativas transcurre en paralelo a la historia del arte en
general, especialmente la arquitectura, a la que ha estado ligada usualmente la decoración y el
interiorismo. Se denomina artes decorativas a todas aquellas actividades relacionadas con el
arte o la artesanía destinadas a producir objetos con una finalidad a la vez utilitaria y
ornamental. Son por lo general obras realizadas con una elaboración industrial o artesanal pero
persiguiendo una cierta finalidad estética. El concepto es sinónimo de las llamadas artes
aplicadas o artes industriales, también llamadas a veces artes menores en contraposición a las
artes mayores o bellas artes. En cierto sentido, las artes decorativas es un término aplicado
preferentemente a las artes industriales, así como a la pintura y la escultura, cuando su
objetivo no es el de generar una obra única y diferenciada, sino que buscan una finalidad
decorativa y ornamental, con una producción generalmente seriada.1

Las artes decorativas incluyen procedimientos y técnicas como la cerámica, el mosaico, la


ebanistería, la orfebrería, la glíptica, el esmalte, la taracea, la metalistería, el textil, la tapicería,
la corioplastia o la vidriería. También a menudo engloba las artes gráficas (grabado) y la
miniatura, así como algunas obras de arquitectura, pintura y escultura destinadas a la
ornamentación y concebidas en serie, no como obras individuales.2

Las artes decorativas han estado presentes en mayor o menor medida en todos los períodos de
la historia del arte en general, bien por solitario o bien en conjunción con otras artes,
especialmente la arquitectura. En muchos casos han marcado de forma determinante algún
período histórico, como el arte bizantino, el islámico o el gótico, de tal forma que no sería
posible valorarlo adecuadamente sin la presencia de este tipo de realizaciones. En otros casos,
especialmente el de culturas nómadas, es el único tipo de realización artística llevado a cabo
por estos pueblos, como es el caso de los escitas o de los pueblos germánicos que invadieron el
Imperio romano. En muchas culturas las artes decorativas han tenido un estatus similar al resto
de las artes, como es el caso de la cerámica griega o la laca china. Cabe también valorar la
estrecha relación entre las artes decorativas y la cultura popular, que a menudo ha tenido en
este medio su principal vía de expresión.3

Índice

1 Prehistoria

2 Arte antiguo

2.1 Mesopotamia

2.2 Egipto

2.3 Otras manifestaciones


3 Arte clásico

3.1 Grecia

3.2 Roma

4 Arte medieval

4.1 Arte paleocristiano

4.2 Arte bizantino

4.3 Arte germánico

4.4 Arte prerrománico

4.5 Arte románico

4.6 Arte gótico

5 Arte de la Edad Moderna

5.1 Renacimiento

5.2 Barroco

5.3 Rococó

5.4 Neoclasicismo

6 Arte contemporáneo

6.1 Siglo XIX

6.1.1 Romanticismo

6.1.2 Historicismo

6.1.3 Arts & Crafts

6.1.4 Modernismo

6.2 Siglo XX

6.2.1 Técnicas tradicionales

6.2.2 Art déco

6.2.3 Bauhaus

6.2.4 Diseño industrial

6.2.5 Nuevas tendencias

6.3 Siglo XXI

7 Arte no occidental

7.1 África

7.2 Oceanía
7.3 Arte precolombino

7.4 Asia

7.4.1 China

7.4.2 Japón

7.4.3 Corea

7.4.4 Sudeste asiático

7.4.5 India

7.5 Arte islámico

8 Véase también

9 Notas

10 Referencias

11 Bibliografía

12 Enlaces externos

Prehistoria

Vaso campaniforme de Ciempozuelos, de arcilla negra pulimentada con una capa de barro fino
y decorada con motivos geométricos incisos rellenos de pasta blanca, Museo Arqueológico
Nacional, Madrid

Artículo principal: Arte prehistórico

El arte prehistórico es el desarrollado por el ser humano primitivo desde la Edad de Piedra
(Paleolítico superior, Mesolítico y Neolítico) hasta la Edad de los Metales, períodos donde
surgieron las primeras manifestaciones que se pueden considerar como artísticas por parte del
ser humano. En el paleolítico (25 000-8000 a. C.), el hombre se dedicaba a la caza y vivía en
cuevas. Tras un período de transición (mesolítico, 8000-6000 a. C.), en el neolítico (6000-3000
a. C.) se volvió sedentario y se dedicó a la agricultura y la ganadería, con sociedades cada vez
más complejas (estratificación social, religión). Comienza entonces la producción de piezas de
artesanía, ya que las obras manufacturadas solían tener una incipiente decoración, si bien no
había una conciencia plena de elaboración de productos artísticos. Por último, en la llamada
Edad de los Metales (3000-1000 a. C.), surgieron las primeras civilizaciones protohistóricas.4

Las primeras manifestaciones que se podrían considerar artes decorativas proceden del
neolítico, período en el que aparecen las primeras decoraciones arquitectónicas y las primeras
obras de cerámica, así como el arte textil. Entre las primeras pueden citarse como más
relevantes el friso con decoración de espirales de Hal Tarxien (Malta) o el poste de piedra
igualmente decorado con espirales del túmulo de New Grange (Irlanda).5 En el milenio IV a. C.
apareció la llamada cerámica cardial, decorada con impresiones de conchas (cardium),
realizadas en toda la superficie a modo de horror vacui. Ha sido encontrada en diversos puntos
de Europa occidental y oriental.6

Réplica del conjunto del tesoro de El Carambolo (siglo VII a. C.-siglo V a. C.), Museo
Arqueológico de Sevilla

El neolítico dio paso a la Edad de los Metales, pues la utilización de elementos como el cobre,
el bronce y el hierro supuso una gran transformación material para estas antiguas sociedades.
La metalurgia del bronce apareció en Anatolia, desde donde pasó a Chipre y Creta y,
posteriormente, el resto de Europa. La mayoría de sus realizaciones eran de arte mobiliar,
preferentemente joyas y armas, decoradas con motivos geométricos abstractos. Surgió
entonces la orfebrería, donde se trabajaba el oro y piedras preciosas como el jade o el ámbar,
con realizaciones como el collar de jade de Poltalloch (Escocia), los vasos de oro de Rillaton
(British Museum) y Glenisheen (Irlanda), el casco de oro de Poiana (Rumanía) o la taza de oro
de Borgbjerg (Dinamarca).7 En cerámica surgieron en el calcolítico los vasos campaniformes
con motivos ornamentales inspirados en la cestería, originaria de España y con una difusión
posterior por toda Europa.8

En la Edad del Hierro destacaron las culturas de Hallstatt (Austria) y La Tène (Suiza). La primera
se dio entre el siglo VIII a. C. y el siglo V a. C., caracterizada por la cerámica polícroma, con
decoraciones geométricas y aplicaciones de adornos metálicos. La Tène se desarrolló entre el
siglo V a. C. y el siglo I a. C., ligada a la cultura celta. Destacó por sus objetos en hierro (espadas,
lanzas, escudos, fíbulas), con diversas fases de evolución (La Tène I, II y III). Al final de esta era
recibió las influencias griega, etrusca y del arte de las estepas.9 Algunas realizaciones célebres
son el caldero de plata de Gundestrup (Dinamarca), las vasijas de bronce de Basse-Yutz (Metz)
o el espejo de bronce de Birdlip (Gloucestershire).10 En España cabe mencionar en el seno de
la cultura tartéssica el tesoro de El Carambolo, compuesto por diversas piezas de oro y
cerámica de depurada factura.11

Arte antiguo

Cerámica esmaltada de la puerta de Istar, que representa un animal fantástico con cabeza de
serpiente y patas de león y águila, Museo de Pérgamo, Berlín

Artículo principal: Arte antiguo

Puede llamarse así a las creaciones artísticas de la primera etapa de la historia, iniciadas con la
invención de la escritura, en las que destacan las grandes civilizaciones del Próximo Oriente:
Egipto y Mesopotamia. También englobaría las primeras manifestaciones artísticas de la
mayoría de pueblos y civilizaciones de todos los continentes. En esta época aparecieron las
primeras grandes ciudades, principalmente en cuatro zonas delimitadas por grandes ríos: el
Nilo, el Tigris y el Éufrates, el Indo y el río Amarillo.
Mesopotamia

Artículo principal: Arte de Mesopotamia

El arte mesopotámico se desarrolló en la zona comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates
(actuales Siria e Irak), donde desde el milenio IV a. C. se sucedieron diversas culturas como los
sumerios, acadios, amorritas, asirios, caldeos, etc. En Mesopotamia la carencia de piedra llevó
a la construcción con ladrillo y adobe, materiales pobres que requerían un revestimiento si se
quería construir un edificio más o menos estético, lo que se lograba con apliques cerámicos.12
Aquí se inventaron las primeras herramientas de alfarería, como el torno y el horno de dos
cámaras, cerca del 3400 a. C.13 Las obras de cerámica esmaltada decoraban las paredes de los
palacios y las puertas de las ciudades, como la de Istar en Babilonia, con dibujos de leones y
animales fantásticos. Un buen ejemplo es el templo de Eanna en Uruk, del que proceden las
muestras más antiguas de decoración cerámica, a través de unas piezas de colores rojo, blanco
y negro, dispuestas a modo de mosaico geométrico. Esta decoración evolucionará más
adelante a motivos como rosetas o trenzados, como en los templos de Tell Halaf y El Obeid. En
los zigurats sumerios, asirios y babilónicos era tradicional recubrir cada uno de sus pisos de un
color distinto, al tiempo que evolucionaban las ornamentaciones hacia motivos cada vez más
complejos, con representaciones mitológicas y escenas historiadas, como en el templo de
Eanna en Uruk.14

En la evolución de la cerámica decorativa se perciben por primera vez efectos estéticos y


simbólicos que denotan una voluntad creadora alejada de la realización meramente
estructural. El aspecto estético se percibe especialmente en el cromatismo, a través de la
búsqueda de entonaciones no degradadas que contrastan entre sí. El aspecto simbólico se
manifiesta en los efectos de luz y brillo conseguidos mediante la cerámica vidriada, que se
asocian en templos y palacios con los grandes seres que dominan el mundo, sean divinos o de
la realeza.15 Este rico cromatismo se aprecia asimismo en los mosaicos taraceados y en las
obras de orfebrería, donde abundan el oro y las piedras preciosas, como el nácar y el
lapislázuli.16 Los mejores exponentes son los tesoros encontrados en las tumbas reales de Ur,
con obras como el llamado mosaico del Estandarte o las joyas de la reina Shubad, conservadas
en el British Museum.17

En esta región se desarrolló notablemente la glíptica, a través de sellos de forma cilíndrica


grabados en mármol, caliza o concha, decorados con motivos geométricos, animales (reales o
fantásticos), inscripciones cuneiformes o escenas históricas, religiosas o de la vida cotidiana,
como un cilindro sumerio del 2800 a. C. grabado con un banquete nupcial.18 En las artes del
metal destacan las puertas de Balawat, en la ciudad asiria de Imgur-Bel, realizadas en bronce
entre el 860 y el 849 a.C., decoradas con escenas de las campañas militares de Salmanasar
III.19

Egipto

Máscara funeraria de Tutankamón (c. 1354-1340 a. C.), Museo Egipcio de El Cairo


Artículo principal: Arte del Antiguo Egipto

En Egipto surgió una de las primeras grandes civilizaciones, con obras de arte elaboradas y
complejas que suponen ya una especialización profesional por parte del artista/artesano. Con
un sistema político fuertemente centralizado y jerarquizado, su arte era intensamente religioso
y simbólico. Iniciado alrededor del 3000 a. C., el arte egipcio perduró hasta la conquista de
Alejandro Magno, si bien su influencia persistió en el arte copto y bizantino.20

Estatua de bronce damasquinado de la reina Karomama Merimut I, Museo del Louvre, París

El arte egipcio se caracteriza por la unidad estilística mostrada uniformemente durante toda su
historia, que se manifiesta en aspectos como el estatismo y la rigidez de sus figuras, la
minuciosidad del detalle o el sentido plano de la escena y el color, con una policromía de
colores sin degradaciones, con contornos marcados. Esto se percibe asimismo en la orfebrería
con el tabicado y embutido de distintos materiales, o en el vidrio mediante la unión de bandas
onduladas monocromas.21 Una de sus mayores manifestaciones dentro del marco
arquitectónico fue la pintura y el relieve policromado, que decoraba tanto interiores como
exteriores de edificios, como se percibe en el palacio de Tell el-Amarna (dinastía XVIII).22

Los egipcios lograron grandes avances técnicos, especialmente en orfebrería, como en el batido
del oro, el cincelado, el grabado a buril, el granulado y la incrustación.23 Algunas realizaciones
sobresalientes son: los brazaletes de la esposa del rey Djer (dinastía I), los brazaletes de
Hetepheres I (dinastía IV), el collar usej de Imthepy (dinastía VI), la cabeza de oro del dios
Horus hallada en Hieracómpolis (dinastía VI), la diadema y el cinturón de la princesa Sit-Hator
(dinastía XII), el pectoral de Sesostris II (dinastía XII) y las joyas encontradas en la tumba de
Tutankamón (dinastía XVIII), entre las que destaca su máscara funeraria, de oro batido con
incrustaciones de pasta de vidrio y lapislázuli, cuarzo y feldespato, así como el sarcófago, de
1110 kg de oro puro.24

La ebanistería era de maderas importadas (ébano, cedro y ciprés), recubiertas a menudo de


oro o marfil, como los muebles de las tumbas de Yuya y Tuyu (Museo Egipcio de El Cairo).25 En
piedra destacan las paletas de esquisto con formas de animales (Paleta de los perros, Museo
del Louvre), o los vasos de caliza, basalto o alabastro de diferentes formas (piriforme,
cordiforme, esférica, cilíndrica, de barrilete).26 La cerámica se dio en dos vertientes: alfarería y
loza fina; en la primera, realizada con torno desde el 3200 a. C., se encuentran múltiples formas
y motivos decorativos, mientras que la loza es empleada como revestimiento arquitectónico —
como se puede percibir en Saqqarah, Tell el-Amarna o Medinet Habu— y en la elaboración de
diversos objetos (collares, canopes, vasos, vasijas, copas).27 La metalurgia egipcia se centró en
el cobre y el bronce, ya que el hierro no se usó hasta época grecorromana. Los principales
objetos realizados eran vasos, espejos, fuentes y jarras, así como estatuillas de bronce a la cera
perdida, como la de la reina Karomama (dinastía XXII), damasquinada en oro.28 El tejido se
centró en el lino, tanto en el vestido como en tapices y alfombras, como en el tapiz decorado
con flores de la tumba de Tutmosis IV (Museo de El Cairo) o la alfombra de la tumba del
arquitecto Ja (Museo Egipcio de Turín). Destacan los vestidos hallados en la tumba de
Tutankamón, revestidos de cuentas de cerámica y plaquetas de oro. Los egipcios también
trabajaron el cuero, como se denota en las sandalias de Tutankamón, de cuero verde con hojas
de oro, y en la tienda fúnebre de la reina Isimjeb (dinastía XXI).29

Otras manifestaciones

Arte ibérico: arracada de la Condomina (siglo VI a. C.), Museo Arqueológico de Villena

Arte de las estepas: es el correspondiente a los pueblos nómadas que habitaban las llanuras
euroasiáticas (cimerios, escitas, hunos, sármatas, etc.), principalmente entre el II y el I milenio
a. C. Su arte era preponderantemente mobiliar, fácil de transportar, al ser un pueblo nómada.
Ligado a la metalurgia, destacan los objetos en bronce, hierro y metales preciosos (armas,
escudos, fíbulas, cinturones, joyas), así como obras en madera, hueso, cuero, telas y alfombras.
En sus obras destacan los motivos animalísticos, posiblemente de origen totémico. El arte
escita influenció al de los pueblos germánicos, vikingos y paleocristianos.30

Arte hitita: el Imperio hitita se desarrolló en Anatolia, Armenia y Siria entre los siglos xvii y xii
a. C. Recibió influencia mesopotámica y, a su vez, influenció al arte persa, minoico y etrusco.
Los hititas elaboraban una cerámica monocroma de aspecto brillante y pulimentado, además
de productos más elaborados como vasos teriomorfos y recipientes policromados con
decoración en relieve. De los restos hallados cabe destacar unas jarras de pico largo
encontradas en Kültepe y Alişar Hüyük, así como un vaso con forma de león procedente de
Kara Hüyük que el arqueólogo Georges Contenau definió como «el antepasado de los
aguamaniles».31 También destacaron en orfebrería, principalmente amuletos y colgantes de
oro, y unos rytha teriomorfos en plata conservados en la colección N. Schimmel.32

Arte fenicio: pueblo de tradición marinera, dedicados principalmente al comercio, navegaron


por todo el Mediterráneo y el norte de África, y fundaron la ciudad de Cartago en la actual
Tunicia. Transmitieron la influencia del arte oriental por todo el Mediterráneo. El arte fenicio se
dio también en distintas zonas del Mediterráneo, especialmente Chipre, Cerdeña e Ibiza.
Destacan especialmente en orfebrería, con notables hallazgos arqueológicos como la copa de
oro de Ras Shamra (siglo XIV a. C.) o el pectoral de oro de Byblos (Museo del Louvre).33

Arte ibérico: la cultura ibérica se desarrolló entre los siglos vi y i a. C. en la península ibérica. Se
conservan diversas piezas de orfebrería, algunas de ellas de influencia griega, como las del
tesoro de Jávea (Museo Arqueológico Nacional, Madrid). En cerámica se distinguen tres
escuelas: la andaluza, de influencia griega, con motivos ornamentales de líneas y círculos; la del
sudeste, con escenas figuradas y temas de animales; y la del Ebro, con representaciones de
pájaros y figuras humanas de gran esquematismo.34

Arte persa: situado en Persia (actual Irán), se prolonga desde el siglo VI a. C. con la dinastía
aqueménida hasta el siglo VII d. C. con la dinastía sasánida. Muchas de sus realizaciones son
herederas de las culturas mesopotámicas, lo que se denota en la arquitectura con el empleo de
azulejos, mosaicos y relieves policromados. En Persia tuvieron especial relevancia las artes
textiles, tanto en alfombras y cortinas como en tapices y bordados, que abundaban en la
decoración interior. El textil persa influyó notablemente en el bizantino e islámico, e incluso en
el chino y japonés.35
Arte clásico

Heracles en reposo, ánfora del pintor de Andócides, c. 520 a. C., Staatliche Antikensammlung
de Múnich

Artículo principal: Arte y cultura clásica

Se denomina arte clásico al arte desarrollado en las antiguas Grecia y Roma, cuyos adelantos
tanto científicos como materiales y de orden estético aportaron a la historia del arte un estilo
basado en la naturaleza y en el ser humano, donde preponderaba la armonía y el equilibrio, la
racionalidad de las formas y los volúmenes, y un sentido de imitación (mímesis) de la
naturaleza que sentaron las bases del arte occidental, de tal forma que la recurrencia a las
formas clásicas ha sido constante a lo largo de la historia en la civilización occidental.36

Grecia

Artículo principal: Arte de la Antigua Grecia

En Grecia se desarrollaron las principales manifestaciones artísticas que han marcado la


evolución del arte occidental. Tras unos inicios donde destacaron las culturas minoica y
micénica, el arte griego se desarrolló en tres periodos: arcaico, clásico y helenístico.37 Las artes
decorativas adquieren por primera vez una autonomía propia, desvinculada del marco
arquitectónico que condicionaba las realizaciones egipcias o mesopotámicas.38

Cerámica minoica de Gournia (Creta, siglo XVI a. C.)

En el arte minoico fue importante la pintura decorativa de los edificios, con escenas figuradas
de temáticas diversas —generalmente inspiradas en la naturaleza—, con una inicial influencia
egipcia de la que se desmarca radicalmente en su sentido rítmico del movimiento (frescos de la
Taurocatapsia o los Delfines del megarón de la reina de Cnosos). Cabe destacar también la
cerámica, en dos etapas: la de Kamarés (siglos xix-xviii a. C.), de colores claros sobre fondo
oscuro, con representaciones de motivos geométricos; y la «cerámica de los segundos
palacios» (c. 1500 a. C.), más naturalista, de motivos vegetales y marinos.39

En el arte micénico se produjeron obras de orfebrería de gran valor artístico, como los vasos y
las máscaras funerarias de oro hallados en los círculos de tumbas de Micenas.37 En la cerámica
aparece la figura humana, en escenas representadas en bandas horizontales.40

Del arte griego propiamente dicho destaca la cerámica decorada con imágenes pictóricas,
generalmente alusivas a la mitología griega pero también a escenas históricas o incluso de la
vida diaria, de la que hay dos variantes principales: de figuras negras sobre fondo rojo y de
figuras rojas sobre fondo negro.41 La primera surgió en Corinto en el siglo VII a. C. y, como su
nombre indica, las escenas se pintaban en negro sobre el color original de la arcilla,
generalmente de un naranja rojizo. La segunda se atribuye a un pintor conocido como pintor
de Andócides, alrededor del 530 a. C., y consiste en el método contrario, pintar el fondo de
negro y dejar la escena representada del color de la arcilla. Menos usada fue la técnica de
fondo blanco, aparecida en Atenas en el siglo VI a. C., en que a la arcilla se le aplicaba un
engobe blanco que posteriormente se pintaba.42 Los griegos idearon numerosas tipologías de
objetos cerámicos, cada uno para una función concreta, entre las que destacan: alabastrón,
ánfora, cáliz, crátera, fuente, hydria, jarra, kalathos, kantharos, kylix, kyathos, lekythos,
lutróforo, pátera, plato, psykter, pyxis, rython, skyphos, stamnos, etc.42 La cerámica fue una de
las principales realizaciones materiales de la cultura griega y su copiosa producción hace que
subsista en abundancia en la actualidad y esté presente en la mayoría de museos europeos,
entre los que destacan las colecciones de Atenas y del Louvre.43 Su equiparación con el resto
de las artes le otorgó un prestigio que se denota en la firma en muchas ocasiones de la obra
por parte del pintor; algunos ejemplo son: Amasis, Dúrides, Exequias, Eufronio, Midias, Sófilos,
Aristófanes, Nearco, Onésimo, Polignoto, etc.44

Los griegos destacaron también en orfebrería, vidrio y mosaico, con innovaciones técnicas
como el camafeo, aparecido en Alejandría en el siglo II a. C., o el vidrio soplado, que surgió en
la misma ciudad en el siglo I a. C.45 En mobiliario se encuentran diversas tipologías como
escabeles, sillas de respaldo inclinado sin brazos (klismos), camas de tablas colocadas sobre
caballetes o cajas ambivalentes que servían como contenedor de objetos o como asiento.46 En
metal se empleó preferentemente el bronce, con el que se elaboraban todo tipo de objetos,
desde cascos y escudos hasta muebles, vasos, espejos y estatuillas; destaca la crátera de Vix (c.
525 a. C., Museo de Châtillon-sur-Seine), de hojas de bronce batidas con decoración de relieves
a la cera perdida en el cuello.47

Máscara funeraria de Agamenón (siglo XVI a. C.), Museo Arqueológico Nacional de Atenas

Crátera de Vix (c. 525 a. C.), Museo de Châtillon-sur-Seine

Hipnos y Tánatos, lekythos de fondo blanco (c. 440 a. C.), British Museum
Ánfora de oro de Panagyurishte (siglo IV a. C.), Museo Nacional de Historia (Bulgaria)

La caza del ciervo, mosaico de la casa del Rapto de Helena (Pella, Macedonia), siglo IV a. C.

Medallón de Eros (250-200 a. C.), Museo del Louvre, París

Kline y mesa de la Illustrated History of Furniture, from the Earliest to the Present Time,
Frederick Litchfield (1893)

Roma

Mosaico de la Batalla de Isos (c. siglo I a. C.), Museo Arqueológico Nacional de Nápoles

Artículo principal: Arte de la Antigua Roma

Con un claro precedente en el arte etrusco, el arte romano recibió una gran influencia del arte
griego. Gracias a la expansión del Imperio romano, el arte clásico grecorromano llegó a casi
todos los rincones de Europa, norte de África y Próximo Oriente, y sentó la base evolutiva del
futuro arte desarrollado en estas zonas.48

Entre las artes decorativas romanas destaca el mosaico, elaborado generalmente en opus
sectile, opus vermiculatum u opus tessellatum, entre los que destacan la Batalla de Isos en
Nápoles, el Sacrificio de Ifigenia en Ampurias o Los músicos ambulantes de la villa de Cicerón
en Pompeya, firmado por Dioscórides de Samos.49 También destacó la terra sigillata, un tipo
de cerámica roja decorada con estampación o mediante relieves hechos a molde.50 Los
romanos avanzaron notablemente en el arte lapidario, como sus vasos realizados en ágata,
sardónice y pórfido, así como en la glíptica, tanto en piedras grabadas como en camafeos, con
temas que van desde la mitología y el retrato hasta la animalística y las escenas de género;
entre ellas cabe destacar el Gran Camafeo del tesoro de la Sainte-Chapelle, que representa la
glorificación de Germánico.51
Vasija de Portland (siglo i), British Museum

Gemma Augustea (c. 10-30 d. C.), camafeo de sardónice, Museo de Historia del Arte de Viena

En el seno de la arquitectura tuvo también gran importancia la pintura ornamental, como se


evidenció tras el hallazgo de los restos de Pompeya. En las villas romanas la pintura asumió una
nueva finalidad, la modificación de lo tectónico a través del carácter ilusionista de la pintura,
tanto a través de escenas figurativas como mediante la imitación de otros materiales, como el
mármol, recreado pictóricamente para tapar el uso edilicio de materiales pobres.52 También
fue corriente el uso del estuco, una técnica en la que se consiguió un alto grado de
refinamiento en el modelado de figuras y enmarques, como se percibe en la casa de Livia, en
La Farnesina y en la bóveda del Coliseo.53

En el vidrio se generalizó la técnica del soplado, con variantes como el soplado en moldes, y se
obtuvo el vidrio transparente. La decoración se hacía con hilos de vidrio de diferentes colores.
Uno de los mejores exponentes es el vaso Portland (siglo i), con dos capas de cristal, azul y
blanco, imitando un camafeo.54 La orfebrería destacó por su suntuosidad, con gusto por los
contrastes cromáticos, en piezas de gran valor y pericia técnica destinadas solo a las élites con
gran poder adquisitivo.55 Un buen exponente es el busto de oro de Marco Aurelio hallado en
Avenches (Suiza), del siglo ii.56 El trabajo del metal tuvo su máxima expresión en los vasos de
bronce, a veces con incrustaciones de oro o plata; un buen ejemplo es el vaso de Cornelia
Chelidoni procedente de Pompeya, en forma de sístula con asas de plata y trípode de
monstruos alados (Museo de Nápoles).57

En mobiliario destaca el triclinium —de origen etrusco—, lecho donde los romanos se
recostaban a comer. En época imperial se dieron muebles con decoración helenística de gran
lujo, con patas de mármol en forma de leones, grifos, esfinges y otros animales, a menudo con
adornos de bronce. Los muebles más usados eran: sillas de respaldo inclinado (cathedra),
escabeles de sección redonda con patas de tijera (sella) y armarios con estantes interiores
cerrados por dos batientes.46 En el textil destacó el uso de la seda, importada de China, que a
menudo se decoraba con dibujos de hilos de oro (aurum phrygium).58

Arte medieval

Mosaico de la Pastoral celeste (primera mitad del siglo v), Mausoleo de Gala Placidia, Rávena

Artículo principal: Arte medieval

La caída del Imperio romano de Occidente marcó el inicio en Europa de la Edad Media, etapa
de cierta decadencia política y social, pues la fragmentación del imperio en pequeños estados y
la dominación social de la nueva aristocracia militar supuso la feudalización de todos los
territorios anteriormente administrados por la burocracia imperial. Las nuevas culturas
dominantes —de origen germánico— reinterpretaron el arte clásico, mientras que la nueva
religión, el cristianismo, impregnó la mayor parte de la producción artística medieval.59
Arte paleocristiano

Cátedra de Maximiano (c. 547), Museo Arzobispal de Rávena

Artículo principal: Arte paleocristiano

Es el arte de los primeros tiempos del cristianismo, surgido en el seno del Imperio romano,
primero en la clandestinidad y posteriormente de forma oficial, tras la adopción del
cristianismo por el emperador Constantino I el año 313. Se desarrolló notablemente el
mosaico, generalmente con temas bíblicos y de los santos. Unos primeros ejemplos
destacables se dan en las basílicas de Santa Pudenciana y Santa María la Mayor en Roma, tras
los que destacan por su excelencia los de Rávena, que influirán en el arte bizantino: en el siglo v
destaca el mosaico de la Pastoral celeste en el Mausoleo de Gala Placidia, así como las escenas
evangélicas y las procesiones de santos de San Apolinar el Nuevo.60

Destacó igualmente la miniatura, de la que se distinguen dos escuelas: la helenístico-


alejandrina, de formas clásicas y cuidada ambientación (Rollo de Josué, Biblioteca Vaticana); y
la siria, que otorga gran importancia a la figura humana, generalmente sobre fondos purpúreos
(Evangeliario de Rábula, Florencia).61

Del resto de artes aplicadas destacó la eboraria, cuya iconografía, de origen helenístico-
alejandrino, influyó en el arte carolingio; uno de los mejores ejemplos es la cátedra de
Maximiano en Rávena, así como la lipsanoteca (caja de reliquias) de Brescia. Otro exponente
destacable son las ampollas con que los peregrinos traían agua del río Jordán, conservadas en
la catedral de Monza, con temas evangélicos de iconografía siria.62 El vidrio se dio
especialmente en los vasos, copas y cálices a menudo destinados a la liturgia, a veces con
fondo de oro y grabados con escenas religiosas.63 El bronce fue empleado principalmente en
lámparas, como la de Florencia con forma de barco que simboliza la Iglesia, del siglo iv.64 El
tejido se desarrolló especialmente en el arte copto, con telas de lana y trama de lino en punto
gobelino.65

Arte bizantino

Justiniano y su séquito, mosaico de San Vital de Rávena (siglo vi)

Artículo principal: Arte bizantino

Pese a la caída del Imperio romano de Occidente, en Oriente perduró —conocido como
Imperio bizantino— hasta la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos.
Heredero del arte helenístico, el arte bizantino recogió las principales tradiciones artísticas
orientales, de las que fue puerta de entrada en Europa, donde el arte bizantino influyó en el
arte prerrománico y románico.66
El arte bizantino heredó del paleocristiano sus dos tradiciones musivarias, la helenística y la
siria; esta última, caracterizada por la concepción plana de las escenas y la idealización de las
figuras, es la que acabaría imponiéndose. Destacan los mosaicos de San Demetrio de Salónica,
los de Santa Sofía de Constantinopla (Cristo Pantocrátor del mosaico de la Déesis, escena de El
emperador León VI prosternado ante Cristo) y los de San Vital de Rávena, especialmente la
escena de Cristo entrega la corona del triunfo a san Vital y las representaciones de Justiniano y
Teodora con sus séquitos. Los mosaicos de la Italia bizantina ejercieron una notable influencia
en el arte medieval europeo, especialmente los de la escuela veneciana (San Marcos de
Venecia, Torcello) y los de la siciliana (Cefalù, Monreale, capilla palatina de Palermo).67

Del resto de artes aplicadas sobresalieron las textiles, de inspiración sasánida, caracterizadas
por las escenas enmarcadas en círculos; y la orfebrería, en la que destaca el empleo del oro en
abundancia y del esmalte tabicado o alveolado, con realizaciones como la Pala de oro de San
Marcos de Venecia o el tesoro del Monte Athos.68 El mobiliario era más lujoso que en
Occidente, con incrustaciones de oro, plata y nácar, y revestimientos con paños y cojines.46

Arte germánico

Corona de Hierro de la reina Teodolinda (c. 590-600, catedral de Monza), realizada según la
tradición con el hierro de uno de los clavos de la crucifixión de Cristo

Artículo principal: Arte germánico

Los pueblos germánicos se asentaron en el antiguo Imperio romano de Occidente tras su caída
en el año 476, fecha en que se crearon numerosos reinos regidos por diversas tribus, como los
ostrogodos en Italia, los visigodos en España o los francos en Francia, cada uno con su propia
cultura y diversidad de estilos artísticos.69 Las principales realizaciones de estos pueblos eran
de arte mobiliar, generalmente de carácter suntuoso (fíbulas, armas, espuelas, broches de
cinturón) y con motivos ornamentales alejados del naturalismo, por lo general formas
geométricas y de entrelazo.70 Entre las obras realizadas por estos pueblos en el terreno de las
artes aplicadas destacan las piezas de orfebrería, en las que abunda la técnica del esmalte en
frío, unos trozos de pasta fría que se introducían en celdillas; otras técnicas eran la decoración
por entalladura y cuña, la taracea alveolar, el burilado y cincelado, la filigrana y el
damasquinado.71 Merecen destacarse en este terreno el tesoro de Childerico (Biblioteca
Nacional de París) y el tesoro de la reina Teodolinda (catedral de Monza).72

Corona de Recesvinto del tesoro de Guarrazar, Museo Arqueológico Nacional, Madrid

En la península ibérica, el arte visigodo destacó en orfebrería, sobre todo en fíbulas, coronas y
cruces, como los hallados en los tesoros de Guarrazar (Museo Arqueológico Nacional) y
Torredonjimeno (Museos Arqueológicos de Madrid, Barcelona y Córdoba), de influencia
bizantina.73
Arte prerrománico

Artículo principal: Arte prerrománico

Altar de San Ambrosio de Milán (c. 850), de Vuolvinus

Se denomina así a los múltiples estilos desarrollados en Europa desde la coronación de


Carlomagno (año 800) hasta alrededor del año 1000, donde la aparición del románico
supondrá la divulgación de un mismo estilo unitario a lo largo de todo el continente europeo.
Esta acepción es simplemente una forma de englobar una serie de estilos independientes y con
pocos o ningún factor común, con el único aglutinante de ser predecesores de la
internacionalización del románico.59

Arte carolingio: es el desarrollado en el Sacro Imperio Romano-Germánico desde la coronación


de Carlomagno el año 800. Se desarrolló notablemente la miniatura, en la que se distinguen
varias escuelas: la palatina, ligada a los scriptoria del emperador, de figuras majestuosas y
solemnes y abundante empleo de oro y plata (Evangeliario de la Coronación, Viena;
Evangeliario de Godescalco, Biblioteca Nacional de París); la de Tours, vinculada al miniaturista
Alcuino, de influencia irlandesa; la de Reims, de fuerte carácter expresivo que apunta ya al
románico (Salterio de Utrecht, Biblioteca de la Universidad de Utrecht; Evangeliario de Ebo,
Biblioteca de Épernay); y la de Saint-Denis, que recoge todos los avances de la miniatura
carolingia.74 También destacó la orfebrería, con diversas técnicas, desde el esmalte en frío
hasta la filigrana y el nielado, con cierta influencia bizantina (cáliz de Tassilo, Kremsmünster;
altar de San Ambrosio de Milán, obra de Vuolvinus; tapa del Evangeliario de Lindau, The
Morgan Library & Museum; relicario de Sainte-Foy de Conques).75

Arte otoniano: se denomina así al desarrollado en el Sacro Imperio Romano-Germánico


durante el reinado de la dinastía otoniana (siglos x-xi). La miniatura fue heredera de la
carolingia, especialmente de la escuela de Reims, de nuevo con influencia bizantina. Destacan
los scriptoria de Corvey, Echternach, Tréveris, Hildesheim, Salzburgo y, especialmente,
Reichenau, donde trabajó el miniaturista Liutardo (Evangeliario de Otón III, Biblioteca de
Múnich) y donde se realizó el Codex Egberti (Biblioteca de Tréveris). En orfebrería continuó la
tradición del esmalte, con obras como el altar de Basilea (Museo de Cluny), la cruz de la
abadesa Matilde (Essen) y la corona de Conrado II (Viena). También cabe mencionar el manto
de Enrique II (Bamberg), recamado en oro y seda y decorado con motivos religiosos y del
zodiaco.76

La cruz de los Ángeles (arriba), la cruz de la Victoria y la caja de las Ágatas, Cámara Santa de
Oviedo

Arte celta: desarrollado en las islas británicas, se desarrolló una escuela de miniatura de
influencia carolingia, con un principal centro de producción en Winchester (Pontifical de San
Aethelwold, British Museum). En orfebrería merecen destacarse la llamada joya del rey Alfredo
(Ashmolean Museum, Oxford) y el estuche de la campana de san Patricio (Museo de Dublín).77
Arte vikingo: los pueblos de Escandinavia elaboraron principalmente arte mobiliar, por lo
general armas, fíbulas y cinturones, de los que destacan las fíbulas con largas agujas y las
espadas con botón terminal y anillos en la empuñadura, decorados en damasquinado, tabicado
y filigrana.78

Arte asturiano: con la invasión musulmana de la península ibérica (711-726) los cristianos se
vieron reducidos a la región de Asturias. El arte asturiano se dio en el siglo ix, en tres etapas:
prerramirense, ramirense y posramirense, en función del reinado de Ramiro I (842-850).
Sobresale igualmente la orfebrería, donde se denota la influencia carolingia. Algunos
exponentes son: la cruz de los Ángeles (Cámara Santa de la Catedral de San Salvador de
Oviedo), donada en 808 por Alfonso II el Casto a la catedral ovetense, con labores de filigrana,
camafeos y piedras engastadas; la cruz de la Victoria (Cámara Santa de la Catedral de Oviedo),
donada por Alfonso III el Magno en 908, con piedras preciosas y placas de esmalte, símbolo
representativo del Principado de Asturias al figurar tanto en su bandera como en su escudo; la
caja de las Ágatas (Cámara Santa de la Catedral de Oviedo), donada en 910 por el infante Fruela
de Asturias, de planchas de oro recortadas en arquerías y láminas de ágata y ónice; y la arqueta
de San Genadio (Museo de la Catedral de Astorga), de plata dorada en repujado e
incrustaciones de vidrio.79

Arte mozárabe: se denomina mozárabes a los cristianos que vivían bajo la dominación islámica
y que, al pasar de nuevo a territorio reconquistado por los cristianos, practicaban un tipo de
arte de gran influencia islámica. Se desarrolló sobre todo en el siglo x, principalmente al norte
del Duero, en el alto Ebro, sur de Galicia, Cantabria y Pirineos. Cabe destacar en miniatura los
beatos, ilustraciones del Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana, con ilustraciones
expresivas y de carácter eminentemente fantástico. Su iniciador fue el miniaturista Magio
(Beato Morgan, The Morgan Library & Museum, Nueva York), al que siguieron Emeterio (Beato
de Tábara, Archivo Histórico Nacional) y la monja Ende (Beato de Gerona, catedral de Gerona,
en colaboración con Emeterio). Otras obras de artes aplicadas son: la cajita del obispo Ariano
(catedral de Oviedo), la cruz de Santiago de Peñalba (Museo Arqueológico de León), la
campana del abad Sansón (Museo de Córdoba), el ara de plata de San Pedro de Roda (Selva de
Mar) y el cáliz de Santo Domingo de Silos.80

Arte románico

Tapiz de la Creación (siglo xi), Museo Catedralicio de la Catedral de Gerona

Artículo principal: Arte románico

El arte románico representa el primer estilo de carácter internacional de la cultura europea


occidental, con una identidad plenamente consolidada tras el paso del latín a las lenguas
vernáculas. De carácter eminentemente religioso, casi todo el arte románico estaba dirigido a
la exaltación y divulgación del cristianismo. Surgido a mediados del siglo xi, se desarrolló
fundamentalmente durante el siglo xii, a finales del cual empezó a coexistir con el incipiente
gótico. En el románico culminaron los diversos estilos producidos por el prerrománico, a la vez
que se denota la influencia oriental del arte bizantino.81

En la miniatura predominaron dos escuelas: la italiana, de influencia bizantina, realizada sobre


todo en rollos de pergamino; y la inglesa, caracterizada por sus elaboradas iniciales y por sus
imágenes expresionistas, donde descuella la escuela de Winchester. En España se percibe aún
la influencia mozárabe, aunque se van introduciendo los cánones europeos, en obras como la
Biblia de San Pedro de Roda (Biblioteca Nacional de París), la Biblia de Ripoll (Biblioteca
Vaticana), el Libro de los feudos (Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona ) y el Libro de los
testamentos (catedral de Oviedo).82

Dentro del marco arquitectónico tuvo una gran relevancia la escultura ornamental,
especialmente la de los tímpanos de fachadas de iglesias y la de los capiteles de columnas,
decorados con motivos geométricos, vegetales, animales o monstruos, o bien con escenas
religiosas, con una fuerte influencia oriental.83 El mosaico continuó utilizándose especialmente
en pavimentos, como el de la Ascensión de Alejandro de la catedral de Orvieto (1163-1166) o
los signos del zodíaco de la basílica de San Miniato al Monte (Florencia, 1207).84

En esta época sobresalió la orfebrería, con empleo abundante de oro y piedras preciosas, como
en el Relicario de los Tres Reyes Magos (catedral de Colonia), obra de Nicolás de Verdún, y el
Cáliz de doña Urraca (San Isidoro de León). También destacó el esmalte, con un importante
centro productor en Limoges, donde se desarrolló la técnica del campeado, con ejemplos como
la lauda funeraria de Godofredo Plantagenet (Museo de Tessé, Le Mans) o los frontales de
Santo Domingo de Silos (Museo Provincial de Burgos), de la catedral de Orense y de San Miguel
in Excelsis (Huarte-Araquil). También tuvieron relevancia las labores textiles, especialmente los
bordados, como el Tapiz de Bayeux (siglo xi), con escenas de la conquista de Inglaterra por los
normandos, o el Tapiz de la Creación de la catedral de Gerona (siglo xi), con escenas del
Génesis.85

La vidriería se desarrolló como cerramiento de vanos entre finales del e inicios del xii, cuando
fue objeto igualmente de soporte para la plasmación de programas iconográficos relacionados
con el cristianismo. Uno de los primeros exponentes es la Cabeza de Cristo de la iglesia de San
Pedro y San Pablo de Wissembourg (Musée de l'Œuvre Notre-Dame, Estrasburgo), a la que
siguieron los vitrales de las catedrales de Le Mans, Poitiers, Angers, Bourges, Chartres, etc.86

En metalistería predominó el uso del bronce, como en las puertas de la iglesia de San Miguel
de Hildesheim, decoradas con escenas del Génesis y de la vida de Cristo,87 o de la catedral de
Verona, obra de Vigilelmus.88 Este material también se dio en lámparas, cruces, candelabros,
cálices, aguamaniles y pilas bautismales, como la de la iglesia de San Bartolomé de Lieja, obra
de Renier de Huy.89 El hierro se dio principalmente en las rejas para coros, como los de la
iglesia abacial de Sainte-Foy de Conques, la colegiata de San Isidoro de León o de las catedrales
de Angers, Durham, Winchester, Jaca y Palencia.90

En ebanistería predominó la simplicidad y la severidad, como correspondía a la religión


preponderante, el cristianismo, que propugnaba la pobreza y la austeridad. En los monasterios
nació el escritorio, mesa con puertecillas y estantes, con atriles y repisas para libros.
Proliferaron los arcones, que servían para guardar ropa y, a la vez, como asiento. Las camas
ganaron en altura y se aislaron del suelo, a menudo decoradas con baldaquinos con cortinas.
Las mesas (mensae) eran largas y apoyadas en trípodes. Las sillas eran plegables con patas
curvadas (faldistorium).91

Cáliz de doña Urraca (siglo xi), Colegiata de San Isidoro de León

La Batalla de Hastings (c. 1066-1082), escena del tapiz de Bayeux, Museo del Tapiz de Bayeux,
Bayeux

Pila bautismal de la iglesia de San Bartolomé de Lieja (1107-1108), obra de Renier de Huy

Libro de los testamentos (c. 1118), catedral de Oviedo

Relicario de los Tres Reyes Magos (c. 1180-1181), obra de Nicolás de Verdún, catedral de
Colonia

Olifante de Saint-Arnoul de Metz, tallado en marfil del siglo xii del sur de Italia

Arte gótico

Custodia de la catedral de Toledo (1517-1524), de Enrique de Arfe


Artículo principal: Arte gótico

El arte góticonota 1 se desarrolló entre los siglos xii y xvi, época de gran desarrollo económico y
cultural. El fin de la época feudal supuso el afianzamiento de los estados centralizados, con
mayor predominio de las ciudades sobre el campo, al tiempo que un sector cada vez mayor de
la sociedad tenía acceso a la cultura, que dejó de ser patrimonio exclusivo de la Iglesia. El auge
de las universidades comportó un aumento de los estudios científicos, filosóficos y literarios, y
sentó las bases de la cultura moderna. Las artes decorativas tuvieron gran relevancia durante el
gótico, favorecidas por las nuevas clases urbanas de mercaderes y artesanos.93

La miniatura gótica se desarrolló especialmente en Francia, con miniaturas caracterizadas por


encuadramientos de corte arquitectónico, influidas por las vidrieras de las catedrales, con un
rico cromatismo, empleo abundante del oro y orlas de tipo vegetal (Salterio de la reina Blanca
de Castilla, Biblioteca del Arsenal, París).94 Se pusieron de moda los libros de horas, decorados
con gran suntuosidad, como en las obras de Jean Pucelle o los hermanos Limbourg, con
escenas de gran realismo y minuciosidad que apuntan ya a la pintura renacentista.95

Una de las principales especialidades del gótico fue la vidriera, que a su función iluminadora
unió un aspecto simbólico de trascendencia divina. La arquitectura gótica tuvo una gran
evolución desde el siglo xii: ganó altura gracias a nuevos diseños y a la introducción de nuevos
elementos arquitectónicos como el arco ojival y la bóveda de crucería, junto al uso de
contrafuertes y arbotantes para sustentar el peso del edificio, lo que permitió la apertura de
amplios ventanales que colmaron de luz el interior, que ganó en transparencia y luminosidad.
Esta luz física cobró igualmente una trascendencia metafísica, dado el carácter simbólico de los
templos cristianos: para los teólogos, la iglesia era la ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén.96 Los
amplios ventanales cubiertos de cristales de colores permitían matizar la luz que entraba por
ellos, creando fantásticos juegos de luces y colores, fluctuantes en las distintas horas del día,
que se reflejaban de forma armónica en el interior de los edificios. Se realizaban sobre cristales
engarzados en madera, yeso, oro o plomo, los cuales se iban encajando con láminas de plomo.
Desde 1340 ya no se hicieron cristales de colores, sino que se coloreaba sobre cristal blanco.97
Algunos exponentes fueron los vitrales de las catedrales de Chartres, Reims, Amiens o la
Sainte-Chapelle de París, obra de Pierre de Montereau.98

La geometría (1200-1210), vitral del rosetón del transepto norte de la Catedral de Laon

En la orfebrería destacaron especialmente las custodias y los relicarios, donde sobresale el


nombre de Enrique de Arfe (custodia de la catedral de Córdoba, 1518; custodia procesional de
la catedral de Toledo, 1517-1524). También continuaron con éxito las obras en esmalte —en
particular las procedentes de Limoges—, con una variedad de esmalte traslúcido sobre plata u
oro surgida en el siglo xv (Tablas alfonsíes de la catedral de Sevilla, Ajedrez de Carlomagno de
Roncesvalles, retablo de la catedral de Gerona).99 La cerámica destacó en Faenza y Manises, y
el vidrio en Venecia y Cataluña.99
La metalistería se dio especialmente en servicios de mesa, como platos, bandejas y
aguamaniles, en los que destacó el taller de Dinant (Bélgica). También cabe citar como obra
destacada las puertas de bronce del baptisterio de Florencia, de Andrea Pisano.87 Se desarrolló
notablemente la rejería, sobre todo en España, con dos escuelas: la catalana, de un solo cuerpo
con remates de motivos florales; y la castellana, de varios cuerpos con frisos y remates de
placas recortadas, como en las obras del toledano Juan Francés.100

Capa pluvial Butler-Bowden (c. 1330-1350), bordado de opus anglicanum, Victoria & Albert
Museum, Londres

A finales del siglo xii surgió en en las regiones italianas del Lacio y Campania el llamado
mosaico cosmatesco, un tipo de taracea realizado con mármoles de colores, pastas vítreas,
pórfidos rojos, serpentinas verdes y teselas doradas. Algunas de las mejores obras en este
campo fueron los claustros de San Lorenzo Extramuros, San Juan de Letrán, Santa María in
Aracoeli y Santa María in Cosmedin, en Roma.101

También se desarrolló notablemente el tapiz, con dos principales talleres en París y Arrás. Una
de las mejores producciones es el Tapiz del Apocalipsis (castillo de Angers), elaborado entre
1375 y 1379 por Nicolas Bataille a partir de un cartón de Jean Bondol. Desde finales del siglo xv
descollaron los talleres flamencos, como los de Bruselas, Tournai, Brujas, Valenciennes, Lille y
Gante, confeccionados con mayor riqueza cromática y gran variedad de temáticas.102 El
bordado alcanzó cotas de gran calidad en Inglaterra, donde surgió una técnica llamada opus
anglicanum, así como en Florencia, cuya técnica es conocida como opus florentinum.103

En la ebanistería gótica se puso de moda una decoración inspirada en la arquitectura de las


catedrales, con ojivas, rosetas y ventanillas polilobuladas. Cabe destacar igualmente la riqueza
decorativa desarrollada en las sillerías de los coros de catedrales y monasterios.104 El mueble
más usado fue el arcón, que servía tanto de armario como de banco o mesa, confeccionados
generalmente en roble y armados con herrajes.105

De este período proceden los primeros grabados en Europa, realizados con xilografía: el
primero conservado es el San Cristóbal del Museo Germánico de Núremberg, de 1423. En la
década de 1430 apareció la calcografía. El grabado contribuyó a la popularización y
abaratamiento del arte, y permitió al artista un nuevo medio de expresión.106

Moisés en el monte Sinaí y Moisés ante el faraón (siglo xiii), catedral de Colonia
Puertas de bronce del baptisterio de Florencia (1329), de Andrea Pisano

Tapiz del Apocalipsis (1375-1379), de Nicolas Bataille, castillo de Angers

Las muy ricas horas del duque de Berry: Junio (1412-16), de los hermanos Limbourg

Arcón nupcial florentino con la Batalla de Anghiari (segunda mitad del siglo xv), Museo
Arqueológico Nacional, Madrid

Trofeo de vidrio veneciano (c. 1450-1500), Kunstgewerbemuseum, Berlín

Jarrón de mayólica de Manises (c. 1465-92), British Museum

Arte de la Edad Moderna

Salero de Francisco I de Francia (1539-1543), de Benvenuto Cellini, Kunsthistorisches Museum,


Viena

Artículo principal: Arte de la Edad Moderna

El arte de la Edad Moderna —no confundir con arte moderno, que se suele emplear como
sinónimo de arte contemporáneo—nota 2 se desarrolló entre los siglos xv y xviii. La Edad
Moderna supuso cambios radicales a nivel político, económico, social y cultural: la
consolidación de los estados centralizados supuso la instauración del absolutismo; los nuevos
descubrimientos geográficos —especialmente el continente americano— abrieron una época
de expansión territorial y comercial, y supusieron el inicio del colonialismo; la invención de la
imprenta conllevó una mayor difusión de la cultura, que se abrió a todo tipo de público; la
religión perdió la preponderancia que tenía en la época medieval, a lo que coadyuvó el
surgimiento del protestantismo; a la vez, el humanismo surgió como nueva tendencia cultural,
dando paso a una concepción más científica del hombre y del universo.108

Renacimiento

Artículo principal: Renacimiento

El Renacimiento fue un estilo surgido en Italia en el siglo xv (Quattrocento), que se expandió


por el resto de Europa desde finales de ese siglo e inicios del siglo xvi (Cinquecento). Los
artistas se inspiraron en el arte clásico grecorromano, por lo que se habló de «renacimiento»
artístico tras el oscurantismo medieval. Estilo inspirado en la naturaleza, surgieron nuevos
modelos de representación, como el uso de la perspectiva. Sin renunciar a la temática religiosa,
cobró mayor relevancia la representación del ser humano y su entorno.108

La nef Burghley (1527-1528), de Pierre Le Flamand, nautilus con montura de plata semidorada,
Victoria & Albert Museum, Londres

En esta época el artista empezó a tener conciencia de sí mismo como creador y a firmar sus
obras, fenómeno presente igualmente en las artes decorativas. Surgieron diversas escuelas y
talleres artesanales que darían nombre a sus realizaciones, como en cerámica los talleres de
Faenza, Gubbio, Urbino, Delft, Saint-Porchaire, Talavera o Manises.109 Por otro lado, surgió
una nueva conciencia de estudio, investigación y difusión de los oficios artísticos; así, por
ejemplo, el orfebre Juan de Arfe publicó los tratados Quilatador de oro y plata (1572) y De varia
conmesuración para esculptura y architectura (1587).110 Jacques Androuet du Cerceau publicó
en 1566 su Livre des grotesques, donde exponía diseños para todo tipo de oficios artísticos.111
Igualmente, Hans Vredeman de Vries publicó varias colecciones de grabados con diseños de
decoración arquitectónica y mobiliario.112 De igual manera, comenzó el estudio histórico de
las artes decorativas, como en Relación del descubrimiento y conquista de Nueva España de
Bernal Díaz del Castillo (1568), donde relata los trabajos de orfebrería realizados por los
aztecas.110 Cabe también destacar que muchos artífices de «artes mayores» realizaron obras
de las consideradas decorativas: muchos pintores hacen dibujos para grabados, como Durero,
Tiziano o Gentile Bellini; Benvenuto Cellini o Hans Holbein hacen diseños de orfebrería; Rafael
confecciona cartones para tapices.113

La dama y el unicornio, tapiz flamenco de finales del siglo xv, Museo Nacional de la Edad Media
de París

Las artes decorativas tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las nuevas clases
adineradas. La arquitectura tuvo un marcado componente ornamental, por lo que se
desarrollaron ampliamente la pintura y escultura aplicadas a la construcción. En los edificios
renacentistas abundaban las guirnaldas, los grutescos, los florones, los candelieri, los putti, los
bucráneos, las cartelas, los clípeos, los motivos heráldicos y mitológicos, y otros elementos
ornamentales. También se desarrolló ampliamente la pintura en paredes y techos, a menudo
con efectos de perspectiva y trompe-l'œil.114 En España, la arquitectura plateresca —cuyo
nombre deriva de la platería— puso una especial atención en los elementos decorativos,
principalmente candelabros, grutescos, festones y columnas abalaustradas. Un buen
exponente son los relieves de mármol del trascoro de la catedral de Barcelona, de Bartolomé
Ordóñez.115

El estuco tuvo un nuevo renacer desde la época romana, especialmente en el taller de Rafael,
donde fue magistralmente utilizado por uno de sus discípulos, Giovanni da Udine.
Posteriormente fue también utilizado asiduamente en la escuela de Fontainebleau,
especialmente por Primaticcio.116 En Florencia surgió en el siglo xvi el llamado «mosaico
florentino», un tipo de embutido de piedras duras colocadas sobre una placa mediante masilla
o cola, con una pulimentación final que le otorgaba un brillo como de espejo; las piedras más
utilizadas eran el cuarzo, la calcedonia, el granito, el pórfido, el jaspe y el ágata. Esta técnica
estuvo de moda hasta el siglo xix.117

La tapicería destacó en Flandes, con obras basadas en bocetos desarrollados por pintores como
Quentin Metsys o Bernard van Orley. En la técnica de mille-fleur (milflores) se realizó a finales
del siglo xv el ciclo de La dama y el unicornio.118 Entre 1515 y 1519 se realizó para el papa
León X la serie de tapices de Los Hechos de los Apóstoles, según cartones de Rafael.119 En
España destacó el bordado popular, con varios centros de producción, los principales en la
provincia de Toledo.120

El vidrio continuó con cotas de gran calidad en Venecia (Murano), decorado a veces con hilos
de oro o con filamentos de vidrios de colores. En España destacó en Andalucía y Cataluña. La
cerámica se elaboró en Italia con barnices vidriados, consiguiendo tonos brillantes de gran
efecto y rico cromatismo, como la cerámica decorada alla madreperla de Deruta, la de reflejos
rojos de Gubbio, la veneciana de color azul semejante a la porcelana o la de Urbino, de color
sobre fondo blanco con motivos frecuentemente rafaelescos. En Francia, Bernard Palissy creó
una cerámica con relieves de motivos vegetales y animales.121 En España, el italiano Francisco
Niculoso introdujo la cerámica vidriada pintada (retablo del oratorio del Alcázar de Sevilla), de
la que surgirá un importante taller en Talavera de la Reina. En Manises continuó la tradición de
cerámica de reflejos dorados al estilo morisco, y destacó también la loza catalana.122

Júpiter y Leda (c. 1530-1540), de Guido Fontana, mayólica del género istoriato, Metropolitan
Museum of Art, Nueva York

La orfebrería fue cultivada por escultores como Lorenzo Ghiberti, Andrea del Verrocchio o
Benvenuto Cellini, con piezas de gran virtuosismo y elevada calidad, como el salero de
Francisco I de Francia de Cellini, de traza escultórica. El esmalte pervivió en Limoges con la
familia Penicaud, autores de plaquetas esmaltadas que eran auténticos cuadros.123 En España,
la familia Arfe (Antonio, hijo de Enrique, y su hijo Juan) continuaron la confección de custodias,
ahora en estilo plateresco (custodias de Santiago de Compostela y Medina de Rioseco, de
Antonio, y de Ávila, Sevilla y Valladolid, de Juan).122

Arcón con escenas del Nacimiento y la Epifanía (c. 1525-1550), Museo del Diseño de Barcelona

En metalistería continuó el trabajo en bronce especialmente en puertas decoradas con relieves


escultóricos, como las segundas y terceras puertas del baptisterio de Florencia, obra de
Lorenzo Ghiberti, o las puertas de los pies de la catedral de Pisa, de Giambologna.87 La rejería
continuó en España con motivos platerescos, como en la obra de fray Francisco de Salamanca
(reja del presbiterio de la catedral de Sevilla) y Cristóbal de Andino (reja de la capilla del
Condestable de la catedral de Burgos); o puristas, como la reja del presbiterio de la catedral de
Toledo, de Francisco de Villalpando.124

La ebanistería incorporó materiales preciosos como el marfil y la madreperla, apliques en


hueso, pinturas al temple con motivos heráldicos o alegóricos, o relieves con panes dorados y
plateados. Buen ejemplo de ello eran los studioli, las estancias que los grandes magnates
renacentistas de vocación humanista dedicaban al estudio y al coleccionismo, como el del
duque Federico de Urbino, con paredes revestidas de grandes estanterías con trabajos de
taracea, realizado hacia 1450 por Baccio Pontelli según un boceto de Botticelli. Cabe remarcar
que en esta época se introdujo el uso de bocetos para el diseño del mueble, claro ejemplo del
carácter a la vez intelectual y artístico de este trabajo. Destacaron especialmente los diseños de
Francesco Salviati. Continuaron las mismas tipologías que en el periodo medieval (camas,
mesas, arcones, armarios), pero con una composición basada en paneles y molduras, y una
decoración de estilo clásico. En el Cinquecento predominó el entallado, con mesas y sillas en
forma de X, como la sella curulis romana.125

Se desarrollaron notablemente las artes gráficas, especialmente gracias a la invención de la


imprenta. Aparecieron o se perfeccionaron la mayoría de las técnicas de grabado: calcografía
(aguafuerte, aguatinta, grabado al buril, grabado a media tinta o grabado a punta seca),
linograbado, xilografía, etc. En Italia se desarrolló el grabado en metal, practicado
especialmente por los orfebres florentinos durante los siglos xv y xvi, mientras que en el
Cinquecento se perfeccionó el aguafuerte gracias a la obra del Parmigianino. En Alemania
destacó la obra de Durero, especialista en la técnica del buril, aunque también realizó
xilografías. En Francia, el grabado fue practicado por la escuela de Fontainebleau, en la que
destacó Jean Duvet, famoso por su serie del Apocalipsis (1561). En Flandes surgieron notables
grabadores en la ciudad de Amberes, como los hermanos Wierix, autores de estampas de
excelente técnica y detallismo, aunque basadas en composiciones ajenas; o Hieronymus Cock,
que reprodujo numerosas obras de Brueghel.126
Puerta del Paraíso del baptisterio de Florencia (1425-1452), de Lorenzo Ghiberti

Cáliz de plata sobredorada de Saint-Jean-du-Doigt (siglo xvi)

Melancolía I (1514), grabado de Alberto Durero, Galería Nacional de Arte de Karlsruhe

Jarra de vidrio veneciano (1520), dorado y esmalte sobre vidrio soplado, Museo del Louvre,
París

Tapiz de La batalla de Pavía (1528-1531), de Bernard van Orley, Museo de Capodimonte,


Nápoles

Ilustración del Apocalipsis (1561), de Jean Duvet

Jarra de loza vidriada de plomo con decoración aplicada (1580-1600), de Bernard Palissy,
Victoria & Albert Museum, Londres
Custodia de la catedral de Sevilla (1587), de Juan de Arfe

Barroco

La fábula de Aracne (Las hilanderas) (c. 1657), de Diego Velázquez, Museo del Prado, Madrid.
La escena representa el trabajo de unas bordadoras de la fábrica de tapices de Santa Isabel de
Madrid

Artículo principal: Barroco

El Barroconota 3 se desarrolló entre el siglo xvii y principios del xviii. Fue una época de grandes
disputas en el terreno político y religioso, en la que surgió una división entre los países
católicos contrarreformistas, donde se afianzó el estado absolutista, y los países protestantes,
de signo más parlamentario. El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de
un cierto racionalismo clasicista pero con formas más dinámicas y efectistas, con gusto por lo
sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes de efecto.128

Tal como se inició en el período anterior, el artista fue cobrando una mayor relevancia como
creador, y se fue forjando la figura del artista polifacético que intervenía en todos los aspectos
de una obra. Así, muchos arquitectos se ocuparon de la decoración interior de sus edificios,
faceta realizada incluso por pintores como Velázquez o Charles Le Brun, que dirigieron la
decoración de los palacios reales en sus respectivos países.129 En la época del absolutismo y
de la normativización de las artes a través de las academias, se produjo el fenómeno de la
intervención real en las manufacturas de muchas especialidades decorativas: en Francia se
crearon la Manufactura Real de Muebles de la Corona, la Manufactura Real de Tapices de los
Gobelinos y la Manufactura Nacional de Porcelana de Sèvres; en España, la Real Fábrica de
Cristales de La Granja, la de porcelana del Buen Retiro, la de tapices de Santa Bárbara y el Real
Laboratorio de Mosaicos y Piedras Duras del Buen Retiro; en Dos Sicilias, la Real Fábrica de
Porcelanas de Capodimonte, la Real Fábrica de Tapices de Nápoles, la Real Fábrica de Mayólicas
de Caserta y el Real Laboratorio de Piedras Duras de Nápoles; y, en Rusia, la Fábrica Imperial de
Porcelana de San Petersburgo.130

En general, las artes decorativas barrocas destacan por su recargamiento, suntuosidad y


carácter pomposo, con predominio de la línea curva frente a la recta, gusto por los contrastes
lumínicos y los efectos ilusionistas, un cierto carácter escenográfico y de apariencia,
minuciosidad del detalle, uso de materiales diversos y mixtificación de técnicas, y un gusto por
lo exótico que se pone de manifiesto en la importación de productos del Lejano Oriente y,
posteriormente, en su imitación (chinoiseries y japonesairies).131 En algunos países surgieron
variedades estilísticas concretas, como los estilos Luis XIV y Regencia en Francia o los estilos
jacobino, Restauración,

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